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Bioética y economía

BIOÉTICA Y ECONOMÍA
POR
JAVIER URCELAY ALONSO
"Mientras el genio de la ciencia dilata los horizontes de lo
que podemos hacer, tenemos que enfrentarnos a las com­
pl 9 agosto 2001).
"Si no se respeta toda vida humana, se termina par no res­
petar ninguna "(IGNACIO SANCHEZ-CAMARA, ABC, 9/8/2001).
SUMARIO: INTRODUCCIÓN: El conflicto de intereses.-PATENTES: la situación en
Fstados Unidos; Panorama en Europa; Consideraciones éticas.----GENó­
MICA.-INVESTIGACióN CON Cfil.ULAS MADRE: La controversia deotífi.ca y bio­
ética; Negocio y mercado est:imados.-ALGUNAS CONSIDERACIONES DESDE LA
BIOfil1CA: El estatuto del embrión; La cuestión de fondo.
INTRODUCCIÓN
El conflicto de intereses
Durante los últimos años, la comercialización de la ciencia en
Estados Unidos y en el mundo entero se ha incrementado de
manera llamativa.
La revolución en la genética, las patentes sobre
moléculas obtenidas
por biotecnología, las leyes que han refor­
zado los derechos
de propiedad intelectual, y la ley Bayh-Dole
de 1980 autorizando las licencias y patentes de los resultados de
la investigación llevada a cabo con fondos públicos en Estados
Unidos,
han creado incentivos para que los científicos, clinicos e
instituciones académicas
unan fuerzas con el sector industrial en
Verbo, núm. 409-410 (2002), 721-763. 721
Fundaci\363n Speiro

JAVIER URCELAY ALONSO
una gama sin precedentes de iniciativas empresariales. La Bayh­
Dole y el resto de las medidas legislativas
en el mismo sentido
que la siguieron
-la Stevenson-Wydler Innovation Act de 1980 y
la Federal Technology Transfer Act de 1996-, permiten a los
investigadores de instituciones oficiales acceder a derechos de
propiedad intelectual sobre sus descubrimientos, pero a cambio
les impone la obligación de promover su utilización, alentar su
comercialización y asegurar la disponibilidad pública de estas
tecnologfas.
El impacto de esta legislación, especfficamente en la
investigación biomédica,
ha sido determinante.
Aunque muchos
han ensalzado la asociación entre la indus­
tria y la comunidad científica, está claro
que el interés económi­
co puede traer consigo conflictos de interés que pueden com­
prometer el juicio de prestigiosos profesionales, la credibilidad de
centros de investigación y revistas científicas
y, en definitiva, la
ética de la investigación científica.
El alcance actual de estos con­
flictos de intereses se extiende
en múltiples direcciones.
El Papa abordó el importante tema del conflicto de interés en
el campo de la ciencia y la medicina en su mensaje de 25 de
marzo a un Congreso Internacional que sobre este tema se cele­
bró en Varsovia el 5 y 6 de abril. El documento contiene los prin­
cipales elementos del magisterio eclesiástico sobre la cuestión,
calificada
por el Pontífice como "uno de los problemas éticos más
importantes que afronta la comunidad internacional".
En linea con la solicitud del Pontífice,
en este trabajo me cen­
traré
en algunos de los aspectos de la investigación biomédica
moderna más candentes,
donde se producen conflictos potencia­
les de interés entre los principios morales de la bioética y los inte­
reses económicos, provocados por la emergencia de nuevos mer­
cados, significativas inversiones financieras
y la consiguiente
expectativa de beneficios empresariales.
En particular, se revisarán a continuación tres temas concre­
tos de posible colisión entre la economía y la bioética: las
patentes de material biológico, algunas de las cuestiones suscita­
das
por la secuenciación del genoma humano y la investigación
con células madre.
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EIDÉTICA Y ECONOMfA
PATENfES
la situación en Estados Unidos
En 1980 la U.S. Supreme Court autorizó por primera vez en la
historia la patente sobre
un ser vivo, al aprobar la patente de una
bacteria genéticamente modificada por un cientffico de General
Electric Co, capaz de degradar vertidos oleaginosos. Hasta enton­
ces las formas
de vida se consideraban un producto de la natu­
raleza, y
no eran patentables. La decisión dio lugar a un debate
internacional sobre los aspectos éticos, legales y económicos
involucrados
en la patente de animales genéticamente modifica­
dos, líneas celulares humanas y sus productos, y materiales que
incorporaran genes humanos.
Se ha señalado que patentar las formas de vida supone en la
práctica una concepción reduccionista
de la vida, que diluye las
fronteras entre el mundo animado y el de las cosas. Juristas y
expertos legales
han visto en este tipo de patentes un riesgo de
establecer barreras
al libre progreso de la ciencia. Los moralistas
han llamado la atención sobre el que los seres vivos no pueden
privatizarse, sino que deben formar parte del patrimonio de toda
la humanidad. Finalmente, se ha señalado el impedimento
que
las patentes podrian representar a la accesibilidad de todos a las
nuevas tecnologías.
En contraste, las industrias biotecnológicas y farmacéuticas, así
como partes de la comunidad científica y grupos activistas de pa­
cientes,
han apoyado rotundamente la patentabilidad de este tipo
de materiales, alegando
la necesidad de protección a la rentabilidad
de sus inversiones, y enfatizando que los productos para los que
solicitan patentes
no se producen espontáneamente en la naturale­
za, sino que son formas aisladas o modificadas en formas que su­
ponen importantes avances tecnológicos. Aducen, además, que sólo
un amplio sistema de patentes ha hecho posible el indiscutible lide­
razgo científico y tecnológico ostentado
por los Estados Unidos.
El dictamen de la Supreme Court de 1980 se basó en la no
distinción entre materia viva o inanimada en cuanto a sú paten-
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JAVIER /JRCELAY ALONSO
tabilidad, si bien mantuvo la distinción tradicional, a efectos de
patentabilidad, entre productos de la naturaleza e invenciones
humanas. A raiz
· de esta decisión, se consideraron patentables
microorganismos modificados
por el hombre, si bien no se sentó
ninguna doctrina respecto a la patentabilidad de formas de vida
superiores, tales como plantas o animales multicelulares.
Asi per­
manecieron las cosas hasta
que en 1987 el Board of Patent
Appeals estableció que, a la vista del mencionado precedente,
habla que considerar como patentables a los organismos vivos
multicelulares no humanos, incluidos animales, que no eran de
aparición espontánea en la naturaleza (non-naturally ocurrin¡j).
A la vista de ello, la US Patent and Trademark Office (PTO) decla­
ró estar dispuesta a considerar solicitudes de patentes para este
tipo de organismos, manteniendo la restricción a los que se pro­
ducen espontáneamente
en la naturaleza. La declaración excluia
expresamente cualquier invención que incluyera en su alcance
un ser humano, dado que la 13 Enmienda a la Constitución pro­
híbe otorgar cualquier tipo de derecho de propiedad sobre un ser
humano. Desde entonces distintos grupos trataron de introducir
una
moratoria de mayor o menor duración sobre la patentabilidad de
animales vivos, temerosos de
que las grandes empresas agroquí­
micas y farmacéuticas se hicieran dueñas de las patentes de las
variedades animales más productivas, sin
que estos esfuerzos
hayan tenido
éxito, entre otras cosas por la oposición de un
poderoso lobby industrial y científico.
A pesar de la controversia generada,
en 1988 la PTO conce­
dió una patente a la Universidad
de Harvard sobre un ratón
modificado portador de copias múltiples de
un gen responsable
por si mismo de la aparición de cáncer, el gen c-myc. A partir de
entonces, la PTO ha concedido patentes sobre
un número cre­
ciente de animales transgénicos, incluyendo ratones, conejos, e
incluso tres patentes que abarcaban cualquier animal transgénico
no humano.
El debate sobre la patentabilidad de los organismos vivos se
ha extendido más allá de la cuestión de la patentabilidad de los
animales modificados, para concentrarse
en la patentabilidad de
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B/OÉTICA Y ECONOMIA
lineas celulares humanas modificadas y materiales sintéticos que
incorporan genes humanos.
El intento del senador Mark Hartfield de imponer una mora­
toria a las patentes sobre tejidos humanos, fluidos corporales,
células, genes o secuencias genéticas y animales,
no ha pros­
perado, así como
tampoco los de la plataforma impulsada
por Jeremy Rifkin, Presidente de la Foundation on Economic
Trends, de Washington,
que se oponía a la patentabilidad de
"la Creación de Dios", y específicamente de animales genética­
mente modificados y genes, células y órganos humanos,
por
considerarlo un paso más hacia "el tratamiento de los seres
humanos como un simple conjunto de moléculas y reacciones
químicas".
En el extremo contrario se sitúa la poderosa industria farma­
céutica y biotecnológica
-a través de sus patronales americanas
Phrma y
BIO-, que invoca el potencial médico y los beneficios
para
la humanidad que pueden derivarse de unas investigacio­
nes
que implican inversiones para las que sólo puede haber
incentivo si los resultados alcanzados están protegidos
por
patentes que permitan una adecuada explotación comercial
durante el tiempo de su vigencia. Para ello consideran indispen­
sable y moralmente exigible,
en nombre del progreso, qué genes
y sus productos, líneas celulares y animales modificados
pueden
patentarse. Sin inversión multibillonaria, que comporta riesgo,
no hay progreso tecnológico, y sin patentes ese riesgo no es asu­
mible. Y la biotecnología, dicen, encierra la promesa de una
Edad de Oro de la Medicina, de la que y;1 hay algunos primeros
medicamentos biotecnológicos
que han supuesto importantes
avances médicos.
Phrma y BIO insisten en que la patente no comporta dere­
chos
de propiedad sobre la vida, sino simplemente un período
de exclusividad en la explotación comercial, que se limita a
impedir
que otros lo hagan durante el tiempo de su vigencia.
A cambio, el detentador
de la patente ofrece la información
pública sobre el contenido de su descubrimiento, una alternati­
va mucho más eficaz para el progreso tecnológico que la op­
ción, cuando la patente no existe, de mantener secretas frente
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JAVIER URCELAY ALONSO
a posibles competidores las claves de la investigación llevada a
cabo (1).
El debate en Estados Unidos sobre la patentabilidad de
secuencias del genoma humano se centra en si fragmentos de
cDNA cuya función es desconocida pueden patentarse o, por el
contrario, es exigible una investigación adicional que caracterice
suficientemente la codificación llevada a cabo
por ese particular
gen antes de
que la patente cumpla los requisitos exigibles para
ser aceptada. Y consecuentemente el debate sobre si el tipo de
patentes
que se están concediendo acelerarán el progreso cientí­
fico al incentivar la inversión, o por el contrario lo encarecerán1
retardarán y dificultarán.
En el caso
de la investigación biomédica muchas veces no es
la existencia de las patentes como tal la que produce inquietud
entre los científicos, sino
que los detentadores de las mismas
opten por una política de licencias que pone en la práctica tra­
bas al desarrollo científico.
La patronal biotecnológica BIO reconoce la importancia de
que las patentes no bloqueen la investigación académica que
hace avanzar los conocimientos -nonnalmente para . beneficio
del detentador de
la patente-y que no compite en el mercado.
Por ello aceptan
y defienden la research exemptlon por la cual
los centros públicos
de investigación podrian lltilizar los produc­
tos
y tecnologías sometidos a patente sin necesidad de obtener
permiso de su detentador.
Panorama en Europa
En la actualidad hay una patente europea que se gestiona a
través de la oficina
de patentes ·europeas de Munich, pero no
existe llna Corte europea para armonizar la jurisprudencia. Su
creación es llna de las principales provisiones del borrador de la
nueva legislación
de patente comunitaria (2).
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(1) GERAW J MossINGHOFF, Prestdent of Phrma, Scrip Magazine february 1996.
(2) El Global, 17 Junio 2002.
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BIOETICA Y ECONOMIA
La Directiva Europea sobre protección de invenciones bio­
tecnológicas (98/44) incluye consideraciones éticas sobre aspec­
tos
que causan especial preocupación, y difiere de los criterios
de la legislación americana sobre patentes. Al igual que en
Estados Unidos, la novedad, no obviedad y aplicación industrial
son requisitos para que una patente pueda ser otorgada. Pero,
a diferencia de USA, se excluyen invenciones que atenten con­
tra la moral y/o el "orden público", entendiendo fundamen­
talmente está limitación a aquello
que se oponga a la dignidad
humana, fundamento de la Declaración de los Derechos Funda­
mentales.
La Directiva europea de Biotecnología · lista específicamente
dentro
de éste capitulo:
Los procesos de clonación de seres humanos.
Procesos que modifiquen la identidad genética
de la línea
germinal de seres humanos.
Uso de embriones humanos para usos industriales o co­
merciales.
Procesos de ingenieria genética en animales que les cau­
sen sufrimiento sin beneficios sustanciales para el hom­
bre o los animales,
asi como los animales resultado de
tales procesos.
La cuestión que plantea la Directiva europea es si pueden o
no concederse patentes sobre células madre humanas, como ya
se hace
en Estados Unidos. El dilema sigue sin resolverse G).
Consideraciones éticas
La patente de invenciones biotecnológicas, especialmente en
el sector de la salud humana -aunque no sólo-, tiene dimen­
siones éticas especiales.
(3) EGE Report N." 16.
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JAVIER URCELAY ALONSO
Tanto los científicos como los médicos expresan su inquietud
creciente ante la
carrera por las patentes. Les preocupa espe­
cialmente
que la concesión de patentes sobre partes del genoma,
cuando el grado de su conocimiento es
aún muy preliminar,
pueda ser demasiado amplia, incrementando de forma innecesa­
ria los gastos
de la asistencia médica y poniendo trabas al traba­
jo de investigación
de otros científicos.
Muchas de las solicitudes
de patentes sobre genes que se
están presentando
se solicitan con un conocimiento muy limita­
do
del papel biológico de los genes en cuestión.
En el caso especifico de las patentes que involucran células
madre humanas se plantean otras consideraciones, y
en particular
cuando éstas se refieren a células madre de origen embrionario,
puesto que implican necesariamente un pronunciamiento sobre
cuándo comienza la vida humana y si el principio de protección
de la misma debe ser absoluto o relativo a sus diferentes estadios.
La Directiva europea claramente excluye la explotación co­
mercial e industrial
de embriones humanos en su artículo 6, pero
deja abierta la puerta a patentes de células madre obtenidas de
embriones donados, y tampoco precisa exactamente
qué embrio­
nes
son los que tienen esa prohibición de explotación comercial.
De este modo, algunos consideran
que los embriones no viables
obtenidos
por partenogénesis o por clonación por transferencia
nuclear estarían excluidos de
esa prohibición.
Christopher Ten, experto genético de Greenpeace,
ha adver­
tido
que la Directiva europea no sería suficiente, tal cual está,
para impedir
que en el futuro se patenten embriones humanos,
agregando que la Unión Europea debería "prohibir expresamen­
te y de
un modo que no dejara margen al malentendido, las
patentes sobre embriones, órganos y miembros humanos, seres
vivos y genes", afirmando
que de lo contrario "las cuestiones éti­
cas quedarán en manos de la arbitrariedad de los técnicos exa­
minadores de cada
una de las patentes" (4).
En esta cuestión, como
en otras en las que no hay unanimi­
dades, la tendencia actual
es a aceptar una doble moral. Por
C 4) ABC, 25/7 /2002.
728
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BIOÉTICA Y ECONOMIA.
ejemplo, seña esperable que si un país prolube la investigación
con embriones humanos por no considerarla ética, prohibiera
también la importación de células madre embrionarias, así como
el uso de potenciales aplicaciones terapéuticas procedentes de
estas investigaciones. Sin embargo, éste no siempre es el caso.
De hecho a veces las posiciones al respecto no son sólo una
cuestión de doble moral, sino que llegan a afirmar en un párrafo
lo
que se niega en otro. Es el caso de la propia Directiva euro­
pea sobre patentes biotecnológicas, que respecto a las secuencias
de
ADN viene a afirmar algo así como que no son ni patentables
ni
no patentables, sino todo lo contrario. Vease sino un extracto
de su artículo
5:
l. El cuerpo humano, en los varios estadios de su formación
y desarrollo, y el simple descubrimiento de alguno de sus
elementos, incluida la secuencia o parte de la secuencia de
un gen, no pueden considerarse invenciones patentables.
2. Un elemento aislado del cuerpo humano o
de otro modo
producido por medio de un proceso técnico, incluido la
secuencia o parte de la secuencia de un gen, puede cons­
tituir
una invención patentable, incluso si la estructura de
ese elemento es idéntica a la de un elemento natural.
El Report 16 del European Group on Ethics que asesora a la
Unión Europea se ha pronunciado
en contra de la no patentabi­
lidad de células madre o líneas de células madre,
por considerar
que iría en contra del interés general y de las opciones implícitas
en la Directiva europea de patentes de Biotecnología.
Las tomas de posición del EGE en su Reporte N.º 6 -tibias
en relación a la investigación con células embrionarias huma­
nas-, tuvieron la discrepancia de uno de sus miembros. El pro­
fesor Günter Virt manifestó
en su voto particular su oposición a
permitir patentes de proceso
y producto que utilicen material
resultante de la destrucción de e1nbriones humanos: "Las células
madre embrionarias y también las líneas de células madre em­
brionarias están excluidas
de patentabilidad porque no pueden
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JAVIER URCELAY ALONSO
obtenerse células madre embrionarias sin destruir un embrión y
ello implica sin usar embriones. Este
uso como material contra­
dice la dignidad del embrión como
un ser humano con el consi­
guiente derecho a la vida.
Si la condición de patentabilidad es la
aplicación industrial
y comercial y si la utilización de embriones
humanos para fines industriales
y comerciales no es patentable,
entonces cualquier excepción,
que no puede excluir fines indus­
triales
y comerciales, va en contra del sentido ético de la Direc­
tiva. Patentar
es un incentivo. La patentabilidad de las células
madre humanas embrionarias y las líneas celulares de células
troncales
empujarla a la investigación hacia las células madre
embrionarias
y erosionarla la prioridad de la investigación con
células madre no embrionarias. A pesar de las relativamente cla­
ras regulaciones de la Directiva este incentivo a la investigación
llevarla a formas de sortearlas, lo que hace imposible garantizar
una situación éticamente aceptable
en el campo de la patenta­
bilidad" (5).
La posición del profesor Virt es compartida por la sección ale­
mana de Greenpeace, que mantiene la campaña "Ninguna pa­
tente sobre la vida", al igual que por el partido Verde, la.Iglesia
y el propio gobierno germano, cuya ministra de Justicia, Herta
Daubler-Gmelin, declaró
que su departamento propugnaba la
proscripción de patentes sobre tejidos vivos: "todo lo humano
debe quedar excluido de patentes" (6).
Es curioso y digno de resaltarse el papel jugado por los eco­
logistas
en su oposición a las patentes sobre organismos vivos y,
específicamente, sobre células madre embrionarias. Los grupos
ecologistas y otros grupos tradicionalmente considerados progre­
sistas muestran de manera creciente su preocupación sobre la
cuestión bioética involucrada en la clonación de embriones.
Curiosamente se encuentran
en ello hombro con hombro con los
sectores más religiosos
y conservadores que han liderado tradi­
cionalmente la campaña contra
la investigación con embriones
humanos. Cuanto más avanza el debate y más se
ponen de mani-
730
(5) EGE Report N.0 16.
(6) ABC, 25/7/2002.
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BIOÉTICA Y ECONOMÍA
fiesta sus implicaciones, menos sentido tienen algunas etiquetas
políticas estereotipadas.
El comentarista del Washington Post Rick
Weiss lo ponla de manifiesto: "No puedo pensar sobre un mo­
mento o una cuestión que haya alterado más las fronteras divi­
sorias políticas habituales". La última sorpresa es esta alianza
entre ecologistas
-Friends of the Earth, Greenpeace, Rainforest
Action Network,
etc.-y movimientos pro-vida.
La postura de los ecologistas ha tratado de explicarse por su
posición de retomo a la naturaleza y de cierta alergia al progre­
so técnico. También por su anticapitalismo contrario a las com­
pañías biotecnológicas que prometen un nuevo "milagro del día",
al tiempo que ponen más atención a la siguiente Oferta Pública
de Acciones (OPV) que
en el desarrollo de sus productos. En un
primer momento los grupos verdes parecían favorables a estas
líneas de investigación de una manera instintiva: si los católicos
y los conservadores están en contra, nosotros debemos estar lógi­
camente a favor. Con el paso del tiempo parecen haber entrado
en una reflexión diferente, que les ha llevado a progresivamente
ir virando su postura hacia un antagonismo cada día más activo.
Sin embargo, su posición
no es tanto por una preocupación por
la vida del embrión o su carácter sagrado, sino por lo que puede
llegar después: la tentación eugenésica de modificar la especie
humana, con
una pretensión similar a la que, salvando las dis­
tancias,
ha llevado a desarrollar el maíz transgénico. De esta
manera, los ecologistas se dan cuenta de que es necesario opo­
nerse a un camino cuyo punto de término puede ser un "futuro
post-humano",
en el que la gente sea víctima de una especie de
1'contaminación genética" y en el se establezca una grieta sin
precedentes entre los genéticamente-ricos y los genéticamente­
pobres.
Es verdad que la clonación y la ingeniería genética son cosas
diferentes y
que podría aprobarse una y prohibirse la otra. Pero
muchos activistas se han
dado cuenta de que lo que hoy está en
cuestión es la dirección que tome la ciencia. Y para ello aceptan
hacer las paces con sus compañeros de cama conservadores, con
tal que quede clara una diferencia: mientras los primeros son par­
tidarios de la prohibición
de lo que consideran un atentado con-
731
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JAVIER URCELAY ALONSO
tra la vida humana, los segundos piden -en su mejor tradición­
una moratoria hasta que se puedan introducir los necesarios con­
troles. Igual
que en el caso nuclear o en el vertido de gases con­
taminantes a la atmósfera
a).
GENÓMICA
La secuenciación del genoma humano en el año 2000 y la
tecnología que lo ha he.cho posible ha abierto un extraordinario
horizonte, tanto desde el
punto de vista médico como económi­
co, que
no ha pasado desapercibido.
Durante el 2001 se
han identificado nuevos genes del geno­
ma humano, y ya se conocen completamente los genomas de
6o
especies de seres vivos (8).
Desde la secuenciación del genoma humano
en el 2000, las
empresas biotecnológicas y farmacéuticas se
han lanzado a la
identificación de la relación entre las enfermedades y los 30.000
genes descubiertos del genoma humano. Scott Morrison, director
de
Life Sciences de Ernst & Young asegura que la información
genética será la
base de nuevos negocios que no pueden vis­
lumbrarse todavía
(9).
La genómica consiste en la aplicación de una serie de nuevas
técnicas -proteinómica, genómica estructural, transmictómica,
etc.-para conocer la implicación genética en las enfermedades.
Los primeros objetivos se centran en las enfermedades heredita­
rias,
que son relativamente pocas, y después en las enfermeda­
des comunes que tienen un cierto componente hereditario, como
la diabetes, cardiovasculares, neuropsiquiátricas, etc.
El diagnóstico genético para conocer el riesgo de padecer
ciertas enfermedades de base hereditaria, o aplicaciones como el
diagnóstico pre-implantatorio (D.P.I) o el diagnóstico pre-natal,
representan mercados potencialmente muy lucrativos.
732
(j) Rick Weiss, corresponsal de Ciencia del Washington Post, feb. 10/2002.
(8) Dinero, feb. 2002.
(9) Dinero, feb. 2002.
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BIOETICA Y ECONOMÍA
Pero las patentes del genoma tienen si cabe aún mayor
importancia
para la industria farmacéutica biotecnológica, que
han registrado patentes sobre aspectos del genoma humano
para salvaguardar la exclusividad de sus hipotéticos futuros pro­
ductos.
Según BIO, 250 millones de personas ya
han utilizado los 120
medicamentos biotecnológicos desarrollados, y otros 350 están
en fase de desarrollo clínico. El banco de inversiones Margan
Stanley estima que estos medicamentos supondrán el
30% del
mercado farmacéutico mundial
en el 2020. Para poner esta cifra
en perspectiva hay que tener en cuenta que el gasto médico en
Estados Unidos absorbe el 14% del PIB.
Se estima que aproximadamente el 20% de los actuales pro­
gramas de investigación farmacéutica están basados
en la genó­
mica, y el porcentaje irá creciendo de año
en año. Este hecho
supone a su vez el desarrollo del mercado de la bioinformática,
con empresas que venden software para analizar y procesar las
montañas de información genética
que se están produciendo.
Los avances recientes en la biología molecular han awnenta­
do el conocimiento de la base genética de algunas enfermedades.
La secuenciación del genoma humano supondrá en este aspecto
un avance gigantesco, a medida que se vaya conociendo la fun­
cionalidad de cada gen. Con todo ello se abren posibilidades
extraordinarias a la terapia génica, consistente en la inserción de
material genético en las células de un paciente para prevenir,
controlar o curar enfermedades de base hereditaria.
Conviene recordar,
no obstante, que las enfermedades mo­
nogénicas
-que son las que claramente se podrán beneficiar
de estas
técnicas---afectan

tan sólo al 1
% de la población, mien­
tras
que las enfermedades más comunes que tienen alguna base
hereditaria --como hipertensión esencial, diabetes, esquizofre­
nia, etc.-tienen etiología multifactorial concretado en varios
genes.
Una de las aplicaciones a las
que el mayor conocimiento del
genoma humano está
dando lugar es el diagnóstico pre-implan­
tatorio,
en el caso de la FN, y el diagnóstico pre-natal, que plan­
tean importantes consideraciones éticas.
El DPI está autorizado
733
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JAVIER URCELAY ALONSO
en Francia desde 1994, pero únicamente para parejas con "nna
gran
probabilidad de alumbrar a nn niño con una enfermedad
genética de cierta gravedad".
Es el caso, por ejemplo, de los llamados bebés-medicamen­
to, planteado a
rafz del de la pequeña americana Molly, que en
el año 2000 salvó su vida de una anemia de Fanconi gracias a un
injerto de células madre procedentes del cordón umbilical de su
hermano pequeño Adam, concebido
in vitro al efecto y seleccio­
nado
en base a su bistocompatibilidad.
El Comité Consultivo Nacional de Ética (CCNE) francés en su
dictamen de 8 de julio del
2002 titulado Reflexiones sobre la exten­
sión del
DPI, considera que el problema principal es el del riesgo
de instrumentalización del niño. Para el Comité, "el deseo del niño
debe quedar
en primer lugar. La selección de un embrión y la
conoepción de
nn niño con el único fin de ser donante potencial
y
no por él mismo no es pensable". En cambio, "permitir que nn
niño deseado se convierta, además, en una esperanza de curación
para su hermano es un objetivo aceptable, si es el secnndario".
El problema que se plantea, como señala Didier Sicard,
Presidente del
CCNE, es cuando el DPI no se lleva a cabo sola­
mente en interés del niño que va a nacer, sino en el de otra per­
sona. En este caso se plantean varios problemas. El primero, que
el
CCNE soslaya, es el de la moralidad de la FN per se, en cuan­
to comporta la destrucción o congelación de los embriones que
no salen finalmente adelante. Otra cuestión es la posibilidad de
que ninguno de los embriones producidos por la FIV reúna las
caracteristicas inmunológicas requeridas (hay
que recordar que
la tasa de éxito de la FN es sólo de un 20%). ¿Hay que destruir
-o congelar-todos los embriones y hacer un segundo intento,
o imponer a los padres una implantación? Esta cuestión dividió a
los miembros del
CCNE, pues una parte de ellos consideró que
descartar a los embriones sanos por el único motivo de su incom­
patibilidad inmunológica comporta una instrumentalización ina­
ceptable del embrión.
El CCNE, salomónicamente, dejó la cues­
tión planteada sin resolver, apelando a la importancia esencial de
que los padres "sean informados
de la dimensión profunda del
acto médico solicitado".
734
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B/OÉTICA Y ECONOMIA
Como señaló el genetista Axe! Kahn, miembro del CCNE, en
estas situaciones se plantea un conflicto con distintos actores:
El niño enfermo, que tiene derecho a pedir a la sociedad
los medios lícitos para superar su enfermedad.
Los padres, que tienen el deber de pedir la curación de
su hijo.
El médico, que no puede ignorar las posibilidades tera­
péuticas existentes,
pero que tiene una responsabilidad
fundamental hacia el
bebé que va a nacer.
El niño que va a nacer, "cuyo derecho absoluto es ser el
sujeto de su propia vida".
Didierd Siscard ha llamado la atención sobre el riesgo
de que
el DPI se extienda al diagnóstico de enfermedades menos graves
y
pueda ser utilizado en la perspectiva de una medicina de repa­
ración. O incluso que se use, cabe también pensar, pata una mera
eugenesia basada
en preferencias o expectativas parentales o
sociales (10).
En muchos palses, como
en Australia, el feto, en ciertos
casos,
es sometido a análisis de forma casi automática para detec­
tar la existencia de anomalías congénitas, como
slndrome de
Down.
El diagnóstico preimplantatorio se está también convir­
tiendo
en frecuente. En tales casos los padres reciben consejo
quei en muchos casos, acaba en rechazo del embrión o termina­
ción del embarazo mediante aborto. Por supuesto que ni el
rechazo
ni el aborto son obligados. Pero las decisiones de poner
fin al embarazo son frecuentes y consentidas por la ley en
muchos sitios, y desde luego por la práctica médica.
Entre las cuestiones
que suscita el conocimiento del genoma
humano y casos como los descritos está la pregunta de
qué tan
lejos la sociedad llegará con estas prácticas de eliminación de
(10) SANDRINB BLANCHARD, en Le Monde, reproducido en Diario Médico de
19n12002.
735
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JAVIER URCELAY ALONSO
embriones o fetos. Es concebible que en un plazo no lejano un
feto sea abortado sólo porque presenta el gen de la Enfermedad
de Huntington. O
una forma congénita de anemia. O porque
tiene un gen que se asocie con el riesgo de padecer esquizofre­
nia. O porque presenta riesgo genético de tener calvicie precoz.
O, suponiendo
que tuviera una base genética, predisposición a la
homosexualidad.
¿Bajo qué criterio será la elinúnación autoriza­
da o prohibida
por la ley?
La ausencia de ley supondría dejar, en la práctica, la decisión
en manos de los padres y de los médicos que los asisten. Las
presiones sociales, la opinión pública o incluso consideraciones
econónúcas pueden entonces acabar siendo deternúnantes de
dónde se traza la
linea o la frontera entre Jo aceptable y lo con­
siderado inadecuado. Quizás nosotros pensemos que
es intolera­
ble
que un feto se elimine en razón a su riesgo de ser calvo. Pero
si los padres desean elinúnar la tendencia hereditaria fanúliar
hacia padecer calvicie, ¿puede prohibírseles elegir un embrión sin
ese gen en contraposición a otro que lo presente? ¿Existe el ries­
go de que se establezca una especie de lista de condiciones
genéticas
no deseadas, y que se lleve a cabo una screening sis­
temático para asegurar
que los embriones in vitro o los fetos en
el útero materno no· 1as presentan, para asegurar a los padres el
bebé de sus sueños?
Si la ley no impide estas prácticas, podemos dar como un
hecho que alguien en el mercado, en alguna parte, las ofrecerá.
Quien tenga dudas
puede meditar sobre la desproporción
existente
en India y China entre bebés de uno y otro sexo. Si esto
ocurre
-y hay clínicas de reproducción que ofrecen ya este ser­
vicio---con relación a un rasgo genético como es el sexo, y a
menudo sin tecnología médica sofisticada, antes o después se
aplicará igualmente a
una multitud de otras características gené­
ticas
no deseadas por los padres para sus hijos. ¿Qué destino ten­
dría en estas circunstancias el feto de Beethoven con su sordera
genética,
el de Milton con su ceguera, o el de Mahler con su car­
diopatía congénita?
El avance del conocinúento del genoma humano brinda cada
día nuevas paradojas. Recientemente hemos
leido en la prensa
736
Fundaci\363n Speiro

BIOfTICA Y ECONOM!A
que padres con minusvalías reivindican el "derecho" a que sus
hijos las tengan igualmente,
con la ayuda del diagnóstico prena­
tal cada vez más común.
Una pareja de lesbianas sordomudas
de Washington han teni­
do un hijo merced a un tratamiento de FN. Su objetivo es que su
hijo fuera también sordomudo,
por lo que, tras comprobar que
los bancos de esperma descartan donaciones con incapacidades
evidentes,
han logrado esperma de un amigo sordo congénito,
procedente de
una familia con cinco generaciones de discapaci­
tados auditivos.
El resultado ha sido el nacimiento de un bebé
que presenta una profunda sordera en el oído izquierdo, y algo
de capacidad auditiva en el derecho. Con este caso se riza el rizo
de la capacidad
de producir bebés de diseño al gusto del consu­
midor.
La pareja de lesbianas, que es reincidente en esta práctica
pues ya tuvieron un primer hijo sordomudo hace algunos años,
consideran que su condición no es una incapacidad1 sino una
"seña de identidad cultural".
En opinión del Dr. Richard Nicholson, editor del Bulletin of
Medica! Ethics, una vez que a las parejas se les permite tener
opción sobre cómo quieren sus hijos, es muy dificil criticar sus
decisiones y sus deseos
de normalidad. Él mismo ha oído sobre
parejas de sordomudos
que han preferido abortar antes que tener
un hijo normal (11). ·
Según la prensa inglesa, los asesores del gobierno inglés
están considerando la posibilidad de permitir a los padres sor­
domudos
que decidan tener hijos sordomudos, sobre la base de
que puede ser bueno para el hijo de sordomudos serlo también
como sus padres para llevar a cabo
una vida similar. La cuestión
se planteó
por la British Human Fertilisation and Embriology
Authority, que estudia las implicaciones éticas
de una técnica que
permite distinguir entre embriones sanos o con anomalías en el
tubo de ensayo. Algunos temen que estos planteamientos po­
drían conducir a
que ciertos colectivos eligieran deliberadamen­
te tener descendencia con sus mismas minusvalías. Según el
Grupo de Trabajo sobre Diagnóstico Genético Preimplantatorio,
(11) ABC, 14/4/2002.
737
Fundaci\363n Speiro

JAVIER URCELAY ALONSO
la cuestión ha sido formalmente planteada por colectivos de pa­
cientes,
por ejemplo de ciertos tipos de enanismo. Estos grupos
han solicitado su supuesto derecho a elegir hijos más parecidos a
ellos mismos.
La cuestión ha generado división de opiniones entre
los ginecólogos y obstetras
que asesoran al comité de la BHF &
EA. Algunos han considerado que atender a los deseos de los
padres
en lugar de al mejor interés del hijo es inadecuado. Pero,
¿quién determina cuál es ese "mejor interés del hijo"? ¿Llevarla ese
supuesto "mejor interés", sensu contrario, a eliminar a aquellos
embriones o fetos con riesgo de padecer sordera congénita, y a la
larga a la desaparición de los sordos de la familia humana? ¿Es este
un avance legítimo de la ciencia? Y, en ese caso, ¿es la eliminación
de una condición de minusvalia como ésta una prerrogativa de los
padres, o de los Estados, o
de los organismos sanitarios a nivel
internacional?
¿O es una manipulación de la ciencia para practicar
la eugenesia y el viejo sueño de la raza perfecta? E incluso, pues­
tos a aceptarlo, que sea
un bebé perfecto puede ser objeto de
manipulación por los poderes políticos, económicos o mediáticos.
O si el criterio es el deseo de los padres o sus propias señas de
identidad, ¿dónde se
trazarian los lúnites?
Como ha señalado Michael Kirby, juez del Tribunal Supremo
australiano, ninguno de nosotros
puede dejar de dar una res­
puesta a los desafios
que a la sociedad y a cada hombre plantea
el conocimiento del genoma humano. Nadie tiene
esa posibili­
dad, porque abstenerse es de
hecho decidir en una determinada
dirección (12).
INVESTIGACIÓN CON CÉLULAS MADRE
Las células madre se conocen desde hace décadas. Su utili­
zación terapéutica se realiza desde hace años, identificándolas y
aislándolas
en la medula ósea y utilizándolas en el transplante
(12) Michael Kirby, juez del Tribunal Supremo Australiano y miembro del
Comité Internacional de Bioética
de la Unesco, Conferencia en la Queensland
Academy
of Arts and Science, 24 junio 2001.
738
Fundaci\363n Speiro

B/OÉTICA Y ECONOM!A
de médula a pacientes afectos de distinto tipo de leucemias y
linfomas.
Sin embargo, el aislamiento y cultivo de células madre
embrionarias se produjo
por primera vez en 1998 por el Dr.
James Toomsom, de la Universidad de Wisconsin, que desarro­
lló la técnica para mantener durante largo tiempo los cultivos
celulares a lo largo de cientos de divisiones. En paralelo se lle­
varon a cabo los trabajos del
Dr. John D. Gearhart, de la
Universidad
John Hopkins, de Baltimore, usando una técnica
diferente.
Su trabajo contó con financiación privada, pues en
USA estaban prohibidas las subvenciones públicas a trabajos
con embriones (13).
La posibilidad de cultivar células madre in vitro subsecuente
a los trabajos
de Toomsom y Gearhart proporciona una oportu­
nidad sin precedentes para estudiar
y entender la embriología
humana.
En adelante, los científicos pueden estudiar los proce­
sos
de diferenciación celular y de generación de los distintos teji­
dos y órganos. Aunque
no pueden predecirse los resultados, los
científicos están de acuerdo
en que ello supondrá un gran poten­
cial para el mejor entendimiento
y eventual curación de muchas
enfermedades.
El interés científico y el potencial terapéutico futuro de las
células madre se vislumbra
en cinco vertientes fundamentalmen­
te: su idoneidad para estudiar la biología celular y los procesos
de
diferenciación celular¡ su utilización para estudiar in vttro cier­
tas enfermedades de las que hasta ahora sólo podían estudiarse
modelos
en animales de experimentación; transplantes celulares
regenerativos;
y terapia génica (14).
La idea central es que las células madre pueden resultar una
fuente completamente nueva de nuevos genes o nuevas proteí­
nas, dado que durante el desarrollo embrionario tenemos más
genes activados
que durante ninguna otra fase de la: vida, con lo
que podrían identificarse genes interesantes, tanto mirando a las
células naive como a las tratadas en distintas formas. Por ejem­
plo, añadiendo sustancias para que se diferencien seria posible
(13) Scrip Magazine, september 2001.
(14)
AAAS Report.
739
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JAVIER URCELAY ALONSO
identificar los genes involucrados en la maduración desde célu­
las madre a células diferenciadas (15).
El trasplante celular regenerativo es otra de las aplicaciones
terapéuticas
que ha despertado inmensas expectativas. En los
últimos tres o cuatro años se
ha comprobado el potencial de las
células madre para regenerar tejidos dañados.
La llamada "medi­
cina regenerativa" consiste
en la potencial utilización de células
totipotentes, pluripotentes o multipotentes humanas para reem­
plazar células dañadas o enfermas
de los tejidos de un paciente
y recuperar la funcionalidad del tejido u órgano de
que se trate.
La terapia de reemplazamiento celular o medicina regenerativa ha
sido llamada el Santo Grial de la medicina del siglo
XXI (16).
En la actualidad, el
uso de células troncales plantea aún
muchos problemas, que incluyen la tendencia de estas células a
la diferenciación plurilineal (inaceptable para su uso en trans­
plantes), la falta de diferenciación de algunas de ellas (que man­
tienen así su capacidad tumorigénica)
y, por supuesto, en tanto
se utilicen células embrionarias, los problemas de rechazo inmu­
nológico (17). Quedarían
unos ocho o diez años antes de que la
tecnología de terapia celular regenerativa
pueda llegar al merca­
do.
La excepción son las células madre hematopoyéticas, células
madre de la sangre,
donde ya hay algunos tipos de productos dis­
ponibles y el trasplante de células madre
sangufueas es ya una
práctica (18). "Lo más grave es que se están creando expectativas
falsas que acabarán defraudando las esperanzas de enfermos y
familiares angustiados",
según el Dr. Fernando Reinoso, Catedrá­
tico Emérito de Neurociencia y Anatomía.
Las células madre pueden proceder del embrión en su etapa
de blastocisto de cinco o seis días de desarrollo, de
un embrión
partenogenético u obtenido
por clonación, del tejido gonadal de
un feto de entre cinco y ocho semanas de desarrollo, del cordón
umbilical del recién nacido o de las células troncales de los teji-
(15) Dr. Martin Edwards, ReNeuron, julio 2002.
(16)
Dr. Martin Edwards, CEO de ReNeuron.
(17) ]. Egozcue, Opto.
de Biología Celular, Fisiología e Inmunologfa, Univ.
Autónoma
de Barcelona. Formación Médica Continuada 9 (5): 309-310; 2002.
(18) 3 julio 2002.
740
Fundaci\363n Speiro

BIOÉTICA Y ECONOMÍA
dos adultos. Cada una de estos tipos de células madre presentan
características propias que las hacen
a priori más o menos apro­
piadas para los distintos fines
que se persiguen.
En principio, las células madre embrionarias parecen tener
una mayor versatilidad que las procedentes de tejidos adultos
como la médula ósea.
Su gran inconveniente proviene de la obje­
ción ética
que plantea el que para su obtención el embrión tenga
que ser destruido.
Una de las ventajas de las células madre embrionarias es su
capacidad de proliferación ilimitada, permitiendo su manteni­
miento sin
límite en cultivos de laboratorio y su producción a
gran escala.
Las células madre embrionarias pueden extraerse de embrio­
nes congelados excedentes
de programas de FN o de embriones
producidos
ex profeso por FN o mediante técnicas de transfe­
rencia nuclear.
Para extraer células madre de embriones congelados con las
técnicas actuales se necesitan embriones desarrollados hasta
cinco o seis días,
de los cuales sólo una pequeña cantidad pro­
porciona células madre. Y éstos, en su mayoría procedentes de
mujeres de edad avanzada, no conservan todo su potencial (19).
Las células madre adultas, por su parte, son poco abundan­
tes, difíciles
de identificar, aislar y purificar (20). Una de sus difi­
cultades es que no se ha conseguido mantenerlas en cultivo inde­
finido.
La mayoría de las células madre de tejidos adultos están
determinadas para producir nuevas células de
un tejido específi­
co y han iniciado algunos pasos en su diferenciación en una de­
terminada dirección, aunque
puedan desdiferenciarse de nuevo
en las condiciones de cultivo adecuadas.
Las células madre adultas, sin embargo, han demostrado ser
mucho más efectivas para tratamientos médicos que las células
embrionarias y están más cerca
de producir avances terapéuticos
reales que las células madre embrionarias. Son mejor conocidas
que las embrionarias y son las únicas que pueden diferenciarse
(19) ABC, 27 /8/2001.
(20) Scrtp, 30/11/2001.
741
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JAVIER URCELAY ALONSO
hacia determinados tejidos con suficientes garantías. Al ser las
células generadas a partir del propio paciente, se evitarian los
problemas de histocompatibilidad y riesgo de rechazo
que supo­
ne
un transplante de células o tejidos (21). La prueba es que hasta
la fecha varias terapias celulares a partir de células madre de teji­
dos adultos están
en investigación clínica, mientras que no se ha
comenzado ningún ensayo clínico con células embrionarias.
Los inversores están votando con sus dólares a favor de la
investigación con células madre adultas. La razón es que miran­
do a algunas de las indicaciones clínicas y científicas, las célu­
las madre adultas
están mucho más cerca de las aplicaciones
terapéuticas potenciales. Las células madre embrionarias tienen
aún muchos obstáculos que superar. Aún más, las células
embrionarias
pueden ser un poco demasiado versátiles, dife­
renciándose
en toda clase de tejidos, tanto deseables como no.
Cuando se inyectan bajo la piel de ratones,
por ejemplo, desa­
rrollan teratomas, tumores que consisten en numerosos tipos
tisulares, de intestino a piel o diente. Las células madre adultas
inyectadas se comportan tnejor, diferenciándose hacia. otros
tejidos sólo tras la aplicación de factores de crecimiento espe­
áficos u otras sustancias promotoras externas, lo que es muy
conveniente para poder controlar estrechamente su desarrollo.
Además, las células madre adultas
pueden proceder del mismo
organismo del paciente,
con lo que no producen problemas de
rechazo.
La prueba de las afirmaciones anteriores está en el compor­
tamiento de los inversores.
Los inversores de Capital Riesgo son típicamente más finos
evaluando el potencial de las nuevas tecnologías que los buró­
cratas gubernamentales. Cuando se postulan dos temologías
similares, este tipo de desproporción en. las inversiones es nor­
malmente una pista sobre el potencial científico y comercial inmi­
nente de cada
una de ellas.
Las células madre adultas están mucho niás cerca de una
posible aplicación comercial, lo que es crucial para los inverso-
(21) Diario Médico, 5/9/2001.
742
Fundaci\363n Speiro

BIOETICA Y ECONOMIA
res. Dados los plazos para aprobación de nuevos tratamientos, si
una compafiía no puede alcanzar resultados significativos en el
plazo
de cuatro a seis años, queda normalmente fuera del interés
de los inversores de Capital Riesgo.
Por otra parte, los inversores normahnente buscan platafor­
mas tecnológicas amplias,
de tal forma que si falla una aplicación,
puedan aún desarrollarse otras. En este sentido, aunque se afirme
que las células madre embrionarias tienen un amplio potencial,
hasta la fecha sólo las adultas han mostrado
una gama amplia de
aplicaciones posibles en distintos tipos de tejidos y órganos.
Finalmente, también los inversores tienen en cuenta el entor­
no político. Los inversores apuestan por las células madre adul­
tas porque, conscientes del problema ético
que plantean las
embrionarias, saben que el retorno de su inversión será 1nenor y
expuesto a que el rechazo social o una legislación restrictiva den
al traste con sus proyectos (22).
Los científicos están trabajando en aumentar el rendimiento
en células madre de otra fuente no conflictiva: el cordón umbili­
cal
de recién nacidos. Comparadas con las células embrionarias,
las células madre procedente del cordón umbilical tienen mucha
menor supervivencia y son menos versátiles. Pero pueden cons­
tituir fuente para el tratamiento de muchas enfermedades y
muchas empresas están trabajando con ellas.
Otra posible fuente
de células madre es el tejido germinal
fetal. Se extraen del tejido gonadal de fetos de 5 a 8 semanas. Son
células pluripotentes, si
bien se ha demostrafio su capacidad para
dar lugar a
un individuo completo. Aún están poco estudiadas y
son mal conocidas, con lo que resulta difícil de controlar su pro­
liferación y diferenciación, dando con frecuencia lugar a terato­
mas
en el lugar de su implantación.
Es difícil extraerlas de abortos espontáneos, porque tienen
que ser de fetos de 5 a 8 semanas -los abortos de ese tiempo
raramente ocurren
en las clínicas-, porque hay un tiempo breve
para
poder realizar su extracción, y porque muchos de esos abor­
tos espontáneos revelan deficiencias genéticas (20%) o fetales
(22) Gilderbiotech.com, 2002.
743
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JAVIER URCELAY ALONSO
(60%) que comprometen algunos de los usos posibles de estas
células.
La tecnología de esta extracción es todavía además, más
un arte que una ciencia, y la cantidad de células que pueden ob­
tenerse es bastante limitada, incluso
en las mejores condiciones.
En su caso la cuestión ética
no se plantea sobre el estatuto
del feto del
que se extraen, sino de la licitud de usarlas si proce­
den de abortos inducidos (23).
Finalmente, hay investigadores trabajando
en la extracción de
células madre de ovocitos partenogenéticos, obtenidos a partir de
ovocitos
que fueron tratados químicamente para evitar que su­
frieran meiosis, y para
que después empezaran a dividirse como
un embrión normal. Cuatro de los 28 ovocitos usados alcanzaron
la fase de blastocisto, cuando los embriones
son ya una bola de
unas cincuenta a doscientas células y
de cuya masa interna es
posible aislar ya células madre. En
uno de los cuatro casos se
pudo aislar las células madre y crear una línea estable.
En principio, esta técnica
no presentarla objeciones éticas, al
no poder dar lugar esos embriones a fetos viables en ninguna
especie de mamífero.
Es preciso cautela, por el bajo rendimiento
que tiene la técnica, porque
aún hay que confirmar la posibilidad
de llegar a crear blastocitos
por este sistema y tercero, porque la
utilidad
de estas células para transplante sin rechazo estaña res­
tringida al sexo femenino (24).
La controversia científica y bioética
La invéstigación con células madre, y en particular con céln-­
las madre embrionarias, ha sido objeto de una de las más encen0
elidas controversias científicas y bioéticas de la historia de la
ciencia y la medicina.
Su interés científico y potencial terapéuti­
co se
ha ensalzado hasta el punto de considerarse la llave de la
medicina del siglo recién comenzado y la promesa de curación
de muchas enfermedades hasta
hoy sin solución, hasta el extre-
744
(23) AAS Report.
(24) ABC, 1/2/200.
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BJOETICA Y ECONOM!A
mo de que muchos, llevados por este entusiasmo, parecen pen­
sar que la muerte biológica podrá finalmente ser vencida por la
ciencia.
Por otro lado, la capacidad de la humanidad de "intervenir en
las fuentes mismas de la vida", en expresión utilizada por Juan
Pablo
II, y la destrucción de embriones humanos en holocausto
a
un invocado progreso científico-médico, ha despertado la com­
prensible reacción de todos los que
ven en ello un atentado a la
dignidad de la persona de incalculables consecuencias.
Desde 1995 el Congreso americano prohibió la financiación
pública de investigaciones
en que resultasen destruidos embrio­
nes humanos.
La administración Clinton sorteó esta prohibición del Con­
greso autorizando el empleo de fondos públicos
en la investiga­
ción con células madre embrionarias, siempre
y cuando la des­
trucción
de los embriones para la extracción de las células madre
se hubiera hecho con fondos privados,
es decir, procedieran de
embriones descartados
que permanecen congelados en clínicas
privadas (25).
En su campaña electoral, Bush afirmó
que se opondria a la
financiación pública de investigaciones con embriones humanos
o células madre _embrionarias. Sin embargo, la presión política y
de los
Jobbies científico-empresariales le llevó a suavizar su pos­
tura e iniciar
una ronda de consultas, que acabó con la histórica
decisión de 9
de agosto de 2001 de que sólo se destinarian fon­
dos públicos a la investigación
con una serie de líneas celulares
embrionarias
ya existentes en algunos laboratorios y universida­
des,
con lo que no se financiarla el desarrollo de nuevas líneas
celulares que supusieran la creación de embriones con fines
investigacionales. A su juicio
"los avances en nueva biotecnolo­
gía no deben nunca producirse a costa de la conciencia humana.
Mientras buscamos lo que
es posible, nos debemos preguntar lo
que es correcto y no debemos olvidar que incluso los fines más
nobles
no justifican cualquier medio" (26).
(25) ABC, Bn/2001.
(26) ABC, 11/4/2002.
745
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JAVIER URCELAY ALONSO
La decisión un tanto salomónica no ha acabado de agradar a
ninguna de las partes
(].7).
La Iglesia Católica americana ha mostrado a través de algunas
voces autorizadas su oposición a la autorización a la producción
de embriones para experimentación. Richard Doerflinger,
de la
Conferencia Episcopal estadounidense, manifestó
al Comité Ase­
sor de Bush ción para producir
un embrión para extraer de él células madre,
pero no para insertarlo en el útero de una mujer, serla una espe­
cie de "prohibición a la supervivencia final", o un gobierno orde­
nando matar a esos embriones.
La decisión de los gobiernos y los legisladores y la opinión
pública de los países se
han visto convulsionados por las presio­
nes ejercidas
por poderosos intereses económicos, que tratan de
influenciar
el entorno a su favor. Bien estructuradas campafias
mediáticas
han tratado y tratan de crear un clima de opinión favo­
rable mediante firmas aparentemente independientes, expertos
que hacen de resonancia, etc.
Un ejemplo de
una actuación de lobby sobre los medios de
comunicación se produjo
en los meses de julio y agosto de
2001,
en torno a la decisión de Bush sobre la financiación pú­
blica de la investigación con células madre embrionarias. Antes
de la decisión, con multiplicidad de noticias exagerando las
expectativas terapéuticas. Después,
con ataque indirecto desde
múltiples frentes a la decisión: la contaminación de las cepas
aprobadas;
la insuficiencia para cubrir la demanda; las ventajas
de las células embrionarias
sobre las adultas; los supuestos éxi­
tos
en tal o cual patología. Lo característico de una campaña de
lobby es la concentración temporal de las noticias en el
momento estratégicamente elegido, la utilización de distintas
"perchas informativas" para generarlas, la coincidencia
en los
mensajes
de fondo, la movilización de una amplia variedad
de medios de comunicación y, característicamente, la desapari­
ción
de noticias cuando finaliza la campaña artificialmente
alentada.
(Z7) Diario Médico, 5/9/2001.
746
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BIOETICA Y ECONOMÍA
Naturalmente todo ello se hace en nombre de un potencial
cientffico
y terapéutico futuro que se estima de gran transcen­
dencia para el progreso
de la ciencia y la curación de las enfer­
medades.
Las células madre, independientemente de su dimensión bio­
ética, conllevan la oportunidad de constituirse
en un negocio de
dimensiones lo suficientemente significativas como para
que nin­
guna decisión ni posicionamiento ante esta cuestión
pueda ser
adoptada sin tener
en cuenta este factor.
La decisión del Presidente Bush de no financiar con fondos
públicos la producción
de células madre embrionarias, ha dejado
en manos de empresas privadas su suministro. De dónde proce­
derán los embriones para su extracción
y que límites se observa­
rán
en su manipulación y suministro determinarán lo cerca que
estaremos de que pueda hablarse de un auténtico mercado de
embriones humanos.
El Jones Institute, y las empresas ACT y
Geron están compitiendo para desarrollar gran cantidad de célu­
las madre embrionarias
y abastecer a lo que consideran será un
lucrativo mercado. Según Paul Elias, colaborador de biotecnolo­
gía de Associated Press, "Geron compra embriones excedentes
de cliriicas de fertilidad para cascarlos abriéndolos y obtener de
ellos células madre".
Un mercado de embriones humanos
no es una posibilidad
futura, sino
una realidad ya presente. Lo que Advanced Cell
Tecnology, el Instituto Jones o Geron están haciendo sólo
puede
calificarse de human embryo farming: producción de embriones
humanos para
una cosecha de investigación biotecnológica. Sólo
que en vez de farming habría que llamarlo en este caso phar­
ming, dado que lo que pretenden es ser los primeros en anun­
ciar
un tratamiento farmacéutico que generará grandes benefi­
cios. Esta es la realidad
aunque el pudor haga taparla con los
eufemismos de
una terminología apta para la sensibilidad de los
espectadores.
En vez de hablarse a las claras de mercado de
embriones, el Comité Ético de
ACT sugerirá que no se hable de
embriones, sino de "ovocitos activados" o de "ovosomas". Es una
importante decisión del marketing de sus futuros productos, que
no pueden producir rechazo o molestar. "Ovosoma" suena a un
747
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JAVmR URCELAY ALONSO
preparado lácteo para el desayuno. No es desgraciadamente una
cuestión para tomarse en broma. Seres humanos y partes de sus
cuerpos están siendo comprados y vendidos, creados y destrui­
dos, plantados y cosechados, a cambio de beneficios actuales o
futuros. Seres humanos se
han cosificado, como si fueran granos
de soja o de maíz. Dori Andrews y Dorothy Nelkin
en su libro El
bazar del cuerpo: el mercado de los tejidos humanos en la era
biotecnológica
exponen cómo el valor de los tejidos humanos en
esta era biotech -y de las rentables patentes asociadas--- hacen
que los investigadores y científicos piensen en las personas en
términos diferentes... los órganos o tejidos del organismo son
extraídos como un mineral o recolectados como una cosecha. ¿Es
así como queremos considerar a los embriones humanos, como
farms (granjas) o como pharms, especialmente cuando la cose­
cha requiere la destrucción del embrión? Una cosa
es extraer
células del cordón umbilical después .del nacimiento de
un bebé,
y otra extraer los tejidos vitales de
un recién nacido para inves­
tigación para obtener fármacos rentables. A pesar de ello, los
pharmers de Geron, ACT y el J ones Institute nos animan a cosi­
ficar a diminutos seres humanos, amenazados por nuestra propia
codicia biotecnológica.
Debemos repudiar la cosificación de la vida humana
en cual­
quiera
de sus fases o grados de desarrollo. Después de todo, y
aunque cueste creerlo, todos nosotros fuimos alguna vez también
células huevo y diminutos embriones. Y teníamos el derecho a
no ser comprados y vendidos en el pharmers market (28).
Aunque existan miles de embriones congelados "excedentes"
de programas de
FIV, siempre podrán invocarse razones para
producir nuevos embriones
= profeso, por ejemplo inmuno­
compatibles con el receptor en un hipotético transplante. En
algunos de estos casos puede plantearse incluso como ideal teó­
rico la producción
de un embrión por clonación del propio hipo­
tético receptor, con lo que
existitfa una compatibilidad inmuno­
lógica casi completa.
(28) C. BEN MITCHELL, Center for Bioethics and Human, Dignidad, 23
julio 2001.
748
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BIOIJTICA Y ECDNOM!A
Otro de los aspectos -quizás el central-que ilustran el con­
glomerado
de intereses financieros tejido en tomo a la expectati­
va cienlifica representada por las células madre, lo constituyen
las inversiones en investigación.
En la actualidad el número de compuestos biotecnológicos
en fase de desarrollo es de 300 en fase III en EEUU, 110 en fases
II y III
en Europa y más de 400 en todas las fases de desarrollo
en Canadá. El sector biotecnológico ha invertido alrededor de
16.400 MM $ en I + D en el 2001. La industria biotecnológica invir­
tió
en su conjunto cerca de 24.000 MM de euros en investigación,
de los que 16.400 corresponde a empresas estadounidenses y
7.864
MM a empresas europeas (29).
Negocio y mercado estimados
La oportunidad comercial que muchos vislumbran no es para
menos.
La estimación de los analistas es que el mercado potencial
para la industria biotecnológica y farmacéutica derivado de las
células madre
puede ser de billones de dólares (30). El CEO de
ACT, Michael West, estima que podrá sobrepasar claramente los
10.000
MM $ anuales. A corto plazo los ingresos se derivarán
principal y casi exclusivamente
de la venta de células madre
para investigación, pero a largo plazo donde está la expectativa
es
en el desarrollo de nuevos fármacos a partir de estas tec­
nologías.
El potencial de mercado del transplante celular regenerativo
es grande, por ejemplo en su aplicación a patologías del Sistema
Nervioso.
El mercado mundial del Parkinson solo sobrepasa con
creces los 10.000
MM $. Sólo en los Estados Unidos se calcula
en 6 millones de americanos con enfermedades del SNC como
Alzheimer, ictus, enfermedad
de Parkinson, etc., que podrían
beneficiarse
de tratamientos de terapia celular y génica.
(29) El Global, 24 junio 2002.
(30) The
Publid, 30 agosto 2001.
749
Fundaci\363n Speiro

JAVIEK UKCELAY ALONSO
Tan sólo en Estados Unidos hay más de 75.000 personas
esperando órganos para trasplantes, y cada día
mueren 16 pa­
cientes
en listas de espera. Algunos analistas de mercado creen
que el negocio de xenotrasplantes llegarla a unos 5.000 MM $
anuales, a los que se sumarian 6.000 MM en las terapias celu­
lares
que usen tejidos de cerdos producidos por ingenierfa
genética (31).
El diagnóstico in vltro, por su parte, está llamado a conver­
tirse
en un mercado que moverá más de 29 millones de dólares
en el 2007 (32). Varios proyectos están intentando promover el
desarrollo del mercado del diagnóstico perinatal,
as! como el
diagnóstico predictivo
en términos de riesgo (33).
La cotización de las empresas biotecnológicas y su capacidad
para atraer capital riesgo o inversiones es directamente propor­
cional a la expectativa generada por sus anuncios y líneas de
investigación.
Su cotización depende de la fe en su capacidad
para desarrollar fármacos
en el futuro. Ello hace que se exageren
a veces las expectativas terapéuticas o se presenten como alcan­
zables objetivos terapéuticos para los que aún es preciso recorrer
un gran trecho, con el consiguiente factor de riesgo de éxito téc­
nico.
Dado el rápido desarrollo experimentado por la industria
biotecnológica
en estos últimos años y su relativa infancia, los
análisis de los inversores se centran
en su potencial futuro más
que en su precaria realidad económica actual. El 12,7% de la
capitalización del Nasdaq procede de empresas de biotecnología.
ALGUNAS CONSIDERACIONES DESDE LA BIO~TICA
El negocio potencial que se esconde tras la investigación con
células madre se ha convertido en el impulso para establecer
coaliciones
que van más allá de las diferencias políticas. El capi­
talismo de libre mercado y los inversores se
han unido con las
750
(31) Scrlp, 2002.
(32) DM 27 mayo 2002.
(33) F. ROYo, Asebio.
Fundaci\363n Speiro

BIOÉTICA Y ECONOM!A
asociaciones de defensa de los pacientes y los científicos para
favorecer
un futuro biotecnológico sin restricciones. Muchos
mencionan el riesgo
de quedarse atrás en la revolución biotec­
nológica,
pero la tendencia a convertir a la economía en el prin­
cipal criterio
de ética social mina las estructuras mismas que apo­
yan ese núsmo sistema social y económico.
Un riesgo del predominio de los criterios de mercado y la
mera consideración de la rentabilidad futura de las inversiones
empresariales sobre la reflexión ética
es que el progreso biomé­
dico quede subordinado a la economía,
en lugar de orientarse al
bien común o a las necesidades sociales más prioritarias. Por
ejemplo, poniendo el foco en enfermedades potencialmente muy
rentables
en lugar de en otras menos comunes pero más graves.
También
existe el riesgo de que las células madre se convier­
tan
en un producto más en el mercado de partes del cuerpo huma­
no.
En tiempos en que el mercado de genes humanos, o incluso
_ de partes de ellos, promete atractivos beneficios, resulta inevitable
mirar con recelo la apropiación, por parte de iniciativas empresa­
riales guiadas
por el exclusivo afán de lucro, de tecnologías con el
potencial de revolucionar la medicina.
Si las células madre produ­
cen terapias sofisticadas y de elevados precios, los sistemas sanita­
rios públicos o privados podrían verse obligados a resistirse a
cu­
brirlas, con lo que amplias capas de la población quedarian al mar­
gen de los beneficios del progreso médico que tanto se cacareó.
Como
ha subrayado recientemente un ilustre médico espa­
ñol,
es ciertamente vergonzoso para la condición humana que los
espectaculares avances de la actual investigación biomédica, vin­
culados tan claramente al
poder económico, puedan determinar
un distanciamiento aún mayor y la marginación de los países
pobres del Tercer Mundo. Aunque se hable mucho de globaliza­
ción,
es evidente que los numerosos recursos económicos que se
destinan a todas estas inversiones, no son, ni de lejos, de alcan­
ce universal. En un informe de la OMS del 2000 puede compro­
barse
que mientras la esperanza de vida para un español es de
72,8 años y para un japonés de 74,5, para un habitante de Sierra
Leona es tan sólo de 25,9 años, y que
aún hay trece países dopde
es de menos de 35 años, 32 donde es inferior a 40 años y 51 con
751
Fundaci\363n Speiro

JAVIER URCELAY ALONSO
una esperanza de vida menor de 50 años, similar a la que se regis­
traba
en EEUU hace un siglo, sin contar con las minorías margina­
les
en los pa!ses industrializados, cuyo estado de salud es a veces
similar al de habitantes del Tercer Mundo. Más de 44 millones de
estadounidenses
--<:on un sistema sanitario que no postula la co­
bertura sanitaria
universal-carecen de seguro sanitario y no tie­
nen, por tanto, acceso ni siquiera a una atención sanitaria básica.
Sen y Bonica han denunciado recientemente en Lancet que
la inversión en la investigación y el desarrollo de la salud conti­
núa centrada
en los problemas de salud de sólo un 10% de todos
los habitantes del mundo, y
que únicamente el 10% de los recur­
sos económicos globales está destinado al
90% restante de la
población mundial (34).
La moral del capitalismo actual y los valores del utilitarismo
dominante
no permiten grandes esperanzas al respecto. La fun­
damentación bioética imperante de la mayor parte de los centros
de investigación americanos está basada en una serie de valores
de consenso social: promoción del bienestar del paciente y la
salud pública, libertad y responsabilidad científica,
autonomía
personal, promoción del debate público, responsabilidad social
de los científicos y centros de investigación, y respeto
-entendi­
do como mera equidistancia-a los diversos sistemas de creen­
cias religiosas, filosóficas y seculares de los ciudadanos (35).
Se trata, pues, de un sistema moral relativista, en que lo ver­
dadero o lo falso, lo
bueno o lo malo, es simplemente función
del consenso social existente
en cada momento y del marco legal
consecuente en que se expresa, sin ninguna referencia ontológi­
ca a la naturaleza de las cosas.
El estatuto del embrión
En la base de toda la discusión bioética actual se encuentra
la cuestión sobre
qué es un embrión y qué grado de protección
merezca.
'34) ]. SANS-SABRAFEN, Medidna C/fnica, 119 (3} 99-102, 2002.
(35) Report del American Association far Advancement of Science.
752
Fundaci\363n Speiro

BIOETICA Y ECONOMÍA
Como consecuencia de las polémicas sobre el aborto y sobre
la investigación
con embriones, se han propuesto una serie de
criterios para determinar el estatuto moral del embrión humano
preimplantatorio. Entre ellos están la posesión del genoma huma­
no completo; su potencial de . desarrollarse como un ser humano
completo; la capacidad sentiente; y la presencia de capacidad
cognoscitiva, tal como la conciencia de
si mismo o la capacidad
de razonar.
Por curiosos que parezcan estos últimos planteamientos, que
alejañan de la condición humana a los enfermos en coma o a los
que padecen demencia senil, fueron asumidos públicamente en
un reciente editorial de El Mundo, al escribir que "existe consen­
so entre
la comunidad científica internacional de que en sus pri­
meros catorce días de vida,
un embrión no es más que una amal­
gama microscópica de células indiferenciadas, muy alejada de
quien •siente el deseo, padece el dolor y necesita a los amigos•,
como definió Shakespeare a los seres humanos" (36).
La otra cuestión ética en discusión es si las células madre
embrionarias, o las células germinales embrionarias proceden­
tes de un feto abortado, o incluso las células resultantes de una
clonación por transferencia del núcleo de una célula adulta, son
equivalentes a embriones en términos del estatuto moral que
quepa asignarles. Si bien es cierto que las células madre em­
brionarias germinales pueden considerarse en ciertas condicio­
nes más pluripotentes que totipotentes, lo es también que se ha
demostrado su capacidad para producir un individuo completo
en animales de experimentación. En el caso de la clonación, la
oveja Dolly es la demostración de esta misma capacidad poten­
cial, si
bien es cierto que las fronteras se hacen más difusas en
situaciones, resultado de la manipulación científica, donde la
viabilidad natural para producir
un nuevo individuo es me­
nos clara.
Para los
que defienden para el embrión un estatuto moral
pleno de persona desde su concepción, similar a la de un recién
nacido o un adulto, los dos primeros criterios enunciados ante-
(36) Editorial de El Mundo, 2 agosto 2001.
753
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JAVIER URCELAY ALONSO
riormente son la clave: poses10n de una dotación genómica
completa y capacidad natural para desarrollar
un individuo
completo.
As! se afirma en el manifiesto "Hay alternativas", reciente­
mente dado a la luz
por un grupo de cientificos españoles opues­
to a la experimentación con embriones:
"Los embriones humanos
son seres humanos vivos en constante desarrollo, sujetos distin­
tos de la madre y de sus progenitores, poseedores desde su con­
cepción
de identidad genética propia y permanente. Por tanto, al
igual
que los nacidos, son dignos de un sincero respeto, inde­
pendientemente de su etapa
de desarrollo, forma o tamaño, me­
recedores
de que no se les use como materia prima en procesos
industriales o de investigación".
Destruir
un embrión para "cosechar" sus células madre es
sólo diferente en tamaño a destruir un feto para cosechar sus
órganos o matar a
un ser humano para trasplantar sus órganos a
otra persona (37).
Producir
una vida humana con un fin utilitario que haga que
su valor se derive de su utilidad en lugar de su dignidad intrín­
seca es ser favorable a los sacrificios humanos.
Otros, sin embargo,
adoptan una actitud de progresividad,
en el sentido de considerar que el embrión o el feto sólo gra­
dualmente alcanza la plena condición de persona, y consi­
guientemente
no merece la misma protección en sus diferentes
etapas.
Es el caso de Marcelo Palacios, Presidente de la Sociedad
Internacional de Bioética y redactor
de la Ley de Reproducción
Asistida
que afirma: "Desde mi punto de vista, la individualidad
se establece a partir del
dfa 14 de la fecundación (la gemelación
espontánea aparece
en el embrión preimplantatorio de menos de
catorce dfas en un 2 por 1000 casos y es la causa de gemelos
homocigotos con el mismo genotipo). Hasta ese moménto,
pue­
den producirse muchas variables que no permiten hablar de indi­
viduo humano. ¿Hay vida humana? Cualquiera de las células
de
la piel que se desprenden tienen vida porque poseen material
genético, pero
no son una vida humana?".
(37) REv. MARK MII.LER, Redemptoris Btoethlcs Consultancy, 1317 ;2902.
754
Fundaci\363n Speiro

EIDÉTICA Y ECONOM!A
Javier Sádaba, catedrático de Ética de la U. Autónoma de
Madrid es
aún más contundente: "Dar a los blastocistos categorfa
de ser humano es
pura superstición. Ahí hay una cascada de vida
indeterminada que tiene
una potencia muy lejana, muy remota,
para convertirse
en individuo. No encuentro, por tanto, ningún
argumento moral en contra de la clonación terapéutica. Si hemos
aceptado, con limitaciones, la interrupción del embarazo
en algu­
nos casos, ¿por
qué se rechaza una técnica que puede traer
muchos bienes y
no daña a nadie?" (38).
Aunque hay
que reconocer que en su última pregunta no le
falta razón
al profesor madrileño, porque, como bien dice Ramón
Pi, "las sociedades desarrolladas están desarmadas para oponer­
se para cualquier batalla ética contra la clonación humana. Su
degradación moral se produjo cuando aceptaron las leyes permi­
sivas del aborto provocado
en fetos de tres, cuatro o más meses.
Esas leyes
no tienen más remedio que aceptar la condición de
individuos humanos de las víctimas de los abortos, pero se escu­
dan en el artificio de negarles la consideración juridica de -per­
sona» para tolerar su matanza. ¿Cómo podemos esperar de estas
sociedades la menor musculatura ética?" (39).
Otros van, sin embargo, más lejos, y afirman
que si bien el
embrión es vida humana, es legitimo sacrificarla
por el bien
mayor
que para salvar muchas otras vidas humanas puede deri­
varse
en el futuro.
Asi, por ejemplo, en el ya mencionado editorial del diario El
Mundo leemos: "El proceso de clonación -----<¡ue se realiza a los
cinco o seis días-conlleva la destrucción .del embrión pero, a
cambio, permite obtener células madre extremadamente versáti­
les de las
que se podria obtener algo asi como la panacea bus­
cada
en la antigüedad para curar todos los males. Planteado en
sus justos términos, el dilema estriba en salvar esa amalgama
microscópica o contribuir a paliar el sufrimiento de centenares de
miles de seres humanos comptetos" (40).
(38) ABC, Salud, 23/2/2002.
(39)
RM!óN PI, ABC, 9/8/2001.
(40) Editorial de El Mundo, 2 agosto 2001.
755
Fundaci\363n Speiro

JAVIER URCE/AY ALONSO
En contra de estos planteamientos, el magisterio de la Iglesia
ha levantado reiteradamente su
voz para afirmar que "hoy día
surge
una nueva tentación: la de arrogarse el derecho de fijar,
de determinar el umbral de humanidad de una existencia sin­
gular" (41) y
que "el inicio de la vida humana no puede ser
fijado
por convención en un cierto estadio del desarrollo del
embrión; se sitúa, en realidad, en el primer instante de la exis­
tencia del embrión mismo". Pues lo contrario "sanciona una
auténtica discriminación entre los seres humanos, en virtud de
su tiempo de desarrollo. De este modo, un embrión vale menos
que un feto, un feto menos que un niño, un niño menos que
un adulto". Se trastoca así "el imperativo moral que impone, por
el contrario, la máxima tutela y respeto precisamente de quie­
nes no están en condiciones de defender y manifestar su digni­
dad intrínseca" (42).
Los científicos saben que toda frontera que quiera estable­
cerse
en el desarrollo embrionario para fijar la diferencia entre lo
admisible y lo prohibido será arbitraria, porque el proceso empie­
za en la fertilización y termina, sin solución de continuidad, en
un individuo adulto} que no "proviene" de un embrión, sino que
él mismo "fue" antes un embrión; diferencia ontológica crucial en
todo debate bioético solvente (43).
El Papa lo había afirmado categóricamente poco después del
anuncio de la clonación del primer embrión humano,
en noviem­
bre del
2001: "Desde el momento en que el óvulo es fecundado,
se inaugura
una nueva vida que no es la del padre ni la de la
madre, sino la de
un nuevo ser humano que se desarrolla por
sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde
entonces".
Se trata de un "ser que no puede ser considerado como un
objeto o material de experimentación. Del mismo modo, es nece­
sario
tratar con respeto las células germinales humanas, en virtud
del patrimonio humano del
que son portadoras".
756
(41) Alocución papal en noviembre 2001.
(42) Comunicado
de la Santa Sede de 26 de noviembre 2002.
(43) RAMóN Pr, ABC, 9/8/2001.
Fundaci\363n Speiro

BIOÉTICA Y ECONOMÍA
"Las hipotéticas ventajas para la humanidad o para el progre­
so de la investigación
no pueden de ningún modo constituir un
criterio decisivo de bondad moral".
"El desarrollo con objetivos selectivos .del diagnóstico prena­
tal, el diagnóstico de pre-implantación, así como la utilización, la
producción y la destrucción de embriones humanos con el sim­
ple objetivo de experimentación y obtención de células esta­
rninales, constituyen graves atentados contra el respeto absoluto
de toda vida y contra la grandeza de todo ser humano,
que no
depende de su aspecto exterior o de los lazos que mantiene con
otros miembros de la sociedad".
La cuestión de fondo
Todos estos principios morales fundamentales con los que
abordar los modernos problemas planteados por el avance de la
biología y la medicina fueron enunciados, ha hecho ahora
50
años, en el transcendental discurso que el Papa Pío XII pro­
nunció el
14 de septiembre de 1952 ante los participantes en el
I Congreso Internacional de Histopatologfa del Sistema Nervioso
exponiendo:
l. Que el investigador no puede abdicar de su responsabili­
dad ética. Dentro del investigador hay un hombre con res­
ponsabilidad moral de sus actos.
2.
Que los intereses de la ciencia, del investigador y de la
sociedad
no tienen valor absoluto. Los derechos persona­
les del ser humano a la vida física y espiritual, al respec­
to a su integridad humana, son valores que sobrepujan
éticamente al interés de la ciencia. Hay una sacralidad
individual, superior e intangible, más valiosa que los inte­
reses de la comunidad.
El Papa recordaba cómo en los
regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo,
en
nombre y para beneficio de la sociedad y el Estado, el
hombre sufrió experiencias atroces.
757
Fundaci\363n Speiro

JAVIER URCELAY ALONSO
3. El médico no tiene más poder y derechos sobre su pacien­
te
que los que éste le conceda. Como tampoco ningún
hombre
es dueño absoluto de si mismo: como adminis­
trador de su cuerpo y de la vida
que ha recibido de Dios,
goza de
un derecho limitado, aunque exclusivo, de dis­
poner de sí mismo con prudencia y justicia. La autonomía
personal tiene
un límite.
4.
Los límites éticos no pueden considerarse un freno al pro­
greso} sino un cauce para canalizar su avance, evitando
que se desborde, anegue y destruya. La ética, afirmaba el
Papa, ha contribuido a todo lo mejor y más hermoso que
el hombre ha producido ( 44).
Recordemos también las palabras de
Juan Pablo !I: "La inves­
tigación biomédica es
uno de los campos más dinámicos de inno­
vación y progreso,
que atrae inversiones públicas y privadas,
muchas veces de carácter multinacional... ocurre con frecuencia
que los intereses financieros dan lugar a decisiones y productos
que se
oponen a los verdaderos valores humanos".
La investigación de la embriología humana y del genoma,
"que
ha penetrado en las fuentes misma de la vida", requieren
que
"la ética esté en primer plano", porque "someter todo. al
negocio --o al mero utilitarismo como único criterio, podriamos
añadir-supone una verdadera pérdida de libertad para el cien­
tífico. Esos que claman
por la libertad de una ciencia sin restric­
ciones impuestas por los valores, preparan de hecho su someti­
miento a los intereses económicos".
Podría ser éste el caso del científico brasileño Riccardo
Baschetti, quien recientemente rechazaba
en la prestigiosa revis­
ta Lancet las objeciones morales a la investigación
con células
madre, que a su entender
se derivan de la filosoffa o la religión,
y
no de la ciencia. En su opinión, la moral religiosa ha quedado
superada
por la "ética biológica objetiva", que se orienta a aliviar
el dolor y el sufrimiento.
(44) GONZALO HERRANZ, Diario M~di.co, 13 sept. 2002.
758
Fundaci\363n Speiro

B/OÉTICA Y ECONOM!A
Baschetti tuvo adecuada respuesta en la carta con la que
David C. Reardon, del Elliot Institute de Springfield, Illinois, le
contestó
en la misma revista ( 45): Es absurdo que un científico
pretenda definir una nueva ética, y presentarla como cientffica,
ya que la ciencia o la biología, por su propia naturaleza, no pue­
den descubrir, demostrar o inventar la moral. Si la regla de
Baschetti fuera la norma, por otra parte, lo mejor seria eliminar a
los seres humanos,
con lo que acabarla el dolor y el sufrimiento.
Hay otras consideraciones, incluso dentro
de la perspectiva de
esa supuesta
"ética biológica", como por ejemplo el deseo de
reproducir nuestra especie y de proteger su descendencia. Desde
ese punto de vista, los que se oponen a la destrucción de embrio­
nes
podrian estar simple y legítimamente queriendo defender los
embriones humanos. Y eso, dejando al margen
el fundamental y
evidente olvido
de los elementos metaffsicos, inmateriales o espi­
rituales, ajenos al
método cientffico, en que Baschetti incurre.
Si no somos más que reacciones físico-qufmicas, argumenta
Reardon,
la ética de Baschetti, no es en pura lógica a su vez una
ética producto
de la razón, como pretende, sino del puro deter­
minismo fisico-químico
de las reacciones cerebrales, consecuen­
cia a
su vez del estado de las moléculas y átomos en el ri10men­
to inmediatamente precedente.
Si no hay realidad metafísica, todo es esencialmente carente
de sentido. En ese caso, las cuestiones morales son simplemente
otra ilusión
de las reacciones físico-qufmicas, y los que pugnan a
favor o
en contra de la investigación con embriones, que lo
mismo
darla, están actuando con la misma carencia de compo­
nente raciona_! que una culebra que muda de piel en respuesta a
un picor.
Reardon invita a Baschetti y a todos los
científicos a no des­
preciar las reflexiones metafísicas,
que si bien están fuera del
alcance
de la ciencia, deben verdaderamente gobernar la con­
ducta
de los científicos.
Los argumentos de Baschetti y muchos como él, son funda­
mentalmente absurdistas, y
pretenden simplemente esgrimirse
(45) Lancet, 359 (9322), 2036-2037, 2002.
759
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JAVIER URCELAY ALONSO
como excusa para que los científicos tengan bula para hacer lo
que les apetezca.
La polémica sobre la investigación con células
madre embrionarias es
un acertado recordatorio de que los cien­
tíficos
pueden y deben ser responsables ante las realidades socia­
les y
metaf'tsicas que transcienden y definen tanto nuestra ciencia
como nuestra condición humana.
En el mismo número de
Lancet, se inserta la contestación de
un Baschetti, ya sin máscara, a su impugnador, profundizando en
la perspectiva de la bioética materialista. Cita al científico Frans
de Waal para afinnar
que "parece que hemos llegado a un punto
donde
la ciencia puede arrancar la moral de las manos de los filó­
sofos". La prueba de su moral científica la mostraría un grupo de
chimpancés que, sin ayuda
de la filosofia, han desarrollado una
conducta de admirable ética social, basada en la selección natu­
ral de comportamientos útiles para el grupo. Dado
que el hom­
bre y el chimpancé comparten el 98% de su genoma, la razón
sugiere que también la moral humana ha sido moldeada genéti­
camente
por factores meramente biológicos y evolutivos para
reducir el dolor y el sufrimiento de la especie, es decir, para su
supervivencia. Es decir, existe una ética meramente biológica, sin
necesidad de valores.
Según Baschetti, la oposición de Reardon a la investigación
que destruye embriones humanos se basa
en el dogma religioso
de
que un embrión humano es una vida humana, porque tiene
el potencial para nacer
al cabo de los nueve meses. "El hecho de
que tenga ese potencial no cambia, sin embargo, su status actual
de embrión, que es simplemente el de
un conglomerado micros­
cópico amorfo de células insensibles. Similarmente, el hecho de
que
una pila de ladrillos tenga el potencial de convertirse en una
casa
no cambia su status actual de mero montón de ladrillos. Lo
que diferencia a una pila de ladrillos de una casa es la inversión
humana,
en forma de trabajo, sudor y cuidado. De la misma
manera, lo
que diferencia un embrión humano de un ser huma­
no es la inversión parental, que es un factor evolutivo crucial".
En el caso del embrión, esta inversión parental y de la sociedad,
en estadios en que su existencia pasa prácticamente desapercibi­
da, es nula. Por esta razón, la ética biológica sugiere que salvar
760
Fundaci\363n Speiro

BIOÉTICA Y ECONOMíA
a una serie de embriones microscópicos e insensibles sin inver­
sión parental, a costa de varios dolientes seres humanos
que
representan una gran inversión parental, es además de un sin
sentido evolutivo, un acto inmoral, porque deliberadamente obs­
taculiza la reducción del sufrimiento humano, poniendo
en ries­
go consiguientemente la supervivencia del género humano. Asf
pues, la oposición a la investigación con embriones humanos es
una "inmoralidad intrínsecamente suicida" (46).
Sin comentarios.
Baschetti representa, mejor que otros que no se atreven a ser
tan explicitas o consecuentes, el fondo
de la cuestión que se
debate. Por eso quizás tenga razón el
polémico filósofo Jeremy
Riftein, autor de
El siglo biotech, cuando afirmaba que el mayor
beneficio de las sobrecogedoras posibilidades técnicas que nos
depara el avance biotecnológico, es
que obligarán a volver a
poner encima de la mesa las grandes preguntas sobre el hombre
y
el sentido de la vida humana, soslayadas sistemáticamente
durante las últimas décadas de pensamiento
débil.
Aunque a veces las respuestas reflejen los desvarfos del sueño
de la Razón, como en la corriente de pensamiento que se cono­
ce como "investigación imperativa" y que defiende, en expresión
del Dr. Callahan -en el interesante artículo "Death and the
research
imperative"-(47), "el sagrado deber de combatir todas
las causas de muerte".
Se considera que el progreso no tiene final, que la tecnolo­
gía lo ha de poder todo y que la muerte no es inevitable. La
muerte sería, en definición de William Haseltine, el CEO de
Human Genome Sciences, "un conjunto de enfermedades previ­
sibles". Por tanto, la actitud de los investigadores
debe ser como
la
de francotiradores, para ir eliminando uno a uno todos los ene­
migos: primero el cáncer, después la cardiopatía coronaria, luego
la diabetes, el Alzheimer, etc. El genoma contribuirá radicalmen­
te, según esta visión, a mejorar la diana de estos francotiradores.
(46) e-mail; baschetti@baydenet.com.br.
(47) Publicado en el New England ]ournal of Medfdne de 2 de marzo
del 2000.
761
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JAVIER URCELAY ALONSO
La muerte se convierte asf en una contingencia, en un aconteci­
miento acciclental atribuible a una falta en el cuidado personal de
la salud, o a
que se posee un patrimonio genético de poca cali­
dad, o porque
no se reciben los cuidados médicos que se nece­
sitan, o porque la tecnología en ese campo aún no es suficiente­
mente eficaz para conseguir ciertas curaciones que tardarán aún
algún tiempo más en lograrse. La investigación imperativa no
cree, por tanto, que la muerte sea un hecho biológico fatal e ine­
vitable, y cree
que las leyes biológicas pueden llegar a ser domi­
nadas. En cualquier caso, se intenta postponer la muerte sea
como sea. Y por ello se llega a juzgar inmoral poner barreras al
progreso médico y
cientifico, sea para investigar con células
embrionarias, xenotrasplantes o cualquier otra técnica
que encie­
rre
una promesa terapéutica más o menos real.
Este deseo prometeico
de inmortalizar la vida humana puede
llevar a una progresiva deshumanización de la muerte, interfi­
riendo
el derecho natural de la persona a morir de una forma
natural, digna y tranquila, e ignorando
que las leyes de la natu­
raleza
son lo suficientemente sabias para contemplar como nece­
saria la renovación más tarde o más pronto,
pero inexorable, de
todos los seres vivos que pueblan nuestro maravilloso planeta.
Decía Donoso Cortés que detrás de toda cuestión política hay
una cuestión religiosa.
Hoy es frecuente entre los defensores de la dignidad de la
persona desde su concepción, querer soslayar esta cuestión reli­
giosa, presentándolo todo como de razón natural, para que sus
posturas
no puedan ser tildadas de confesionales. Pero si bien es
cierto
que existe una naturaleza de las cosas y, consecuentemen­
te,
una ley y una moral natural, que puede conocerse por la inte­
ligencia y el discurso de la razón, es necesario reconocer, en línea
con la lúcida aseveración de Donoso, que detrás de todo el deba­
te bioético actual hay
una cuestión antropológica insoslayable y,
en el fondo, una cuestión teológica.
La legalización del aborto ha causado por sí misma muchos
problemas, pero esos problemas
son muy diferentes y pálidos
en su significación comparados al riesgo que asume la sociedad
cuando los seres humanos
se convierten en objeto mercantil y
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BIOÉTIGA Y ECONOMÍA
nuestra fundamentación ética queda reducida a un producto suje­
to a las fuerzas del mercado.
La dignidad del hombre y el respeto debido a toda vida
humana se fundamenta
en ser irrepetible, y estar dotado de
entendimiento y voluntad, capaz de conocer su fin y
de determi­
narse libremente a él
y, por tanto, de ser responsable.
Pero su carácter sagrado radica
en su condición de criatura,
creada
a imagen y semejanza de Dios.
Al final, es un problema de Credo, porque, como deáa
Dostoyevski, "si Dios no existe, todo está permitido".
Por eso
Juan Pablo II denunciaba proféticamente que "el
siglo XXI será cristiano o no será", y que "el porvenir del hombre
y de la humanidad está
en parte ligado a su capacidad para exa­
minar rigurosamente las diferentes cuestiones bioéticas a nivel
ético, sin tener miedo
de poner en tela de juicio comportamien­
tos que se
han hecho corrientes" ( 48).
Y
por eso Daniel McConchie, del americano Center for
Bioethics
and Human Dignity, señalaba que el debate actual
deberla centrarse en cómo sacar al mundo de esta ciénaga de
depravación, más que en unirse y agarrarse a los beneficios
económicos.
Porque, al contrario de la idea dominante, hay cosas que no
se pueden comprar con dinero.
(48) Juan Pablo II.
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