Índice de contenidos
Número 545-546
- Presentación
- Estudios y notas
- Cuaderno
- Crónicas
-
Información bibliográfica
-
Estanislao Cantero, Auguste Comte, revolucionario a su pesar. El control social entre la libertad y el derecho
-
Gérard Guyon, Le catholicisme en France
-
Dom Henri, O.S.B., André Charlier. Le prix d’une œuvre
-
Giacinto de’ Sivo, I napolitani al cospetto delle nazioni civili
-
José Díaz Nieva, Patria y Libertad. El Nacionalismo frente a la Unidad Popular
-
Ángel Sánchez de la Torre y Cristina Fuertes-Planas Aleix (eds.), Principios jurídicos en la definición del derecho. Principios del Derecho (II)
-
Joël Hautebert (dir.), Le droit à l’épreuve du genre
-
Gérard Guyon, Le catholicisme en France
Gérard Guyon, Le catholicisme en France, Poitiers, DMM, 2015, 308 págs.
El autor es un reputado profesor emérito de la Universidad de Burdeos, donde ha enseñado en la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas, que también ha dictado cursos en Gotinga, Berlin y Roma. Historiador de las instituciones y de las ideas políticas, sus trabajos se han centrado principalmente en el papel del cristianismo en los cimientos de Europa. En alguna ocasión anterior su nombre y su obra ha comparecido ya en esta sección.
En esta por el momento su última obra trata del cristianismo en Francia y constituye un ensayo –como reza el subtítulo– sobre «un estado de los lugares». Y es que, a través de temas concretos, destaca las principales etapas que han conducido a la situación actual en la que los católicos no son sino una comunidad marginal en el seno de una sociedad indiferente a la fe que la constituyó en la historia. Mientras que una secularización y un laicismo agresivos dificultan crecientemente su vida espiritual y la práctica de su culto, salvo en el interior de sus conciencias y quizá sus familias. Obligando así a la Iglesia a meterse en el molde uniforme de la tolerancia, de la pluralidad de las verdades, de la celebración de la autonomía de la libertad individual, surgidas de los derechos del hombre, y a entablar nuevas relaciones de colaboración con las demás religiones y frente a un islam inmóvil en sus dogmas y en sus leyes civiles divinizadas.
Repasa a través de breves capítulos desprovistos de erudición, pero que se refieren a algunas decenas de obras en buena medida contemporáneas, temas como «el viejo fondo cristiano», «la superación del análisis sociológico de la crisis», «la revolución de mayo en la Iglesia», «el Concilio y su apertura al mundo», «el día del Señor», «la Iglesia que está en Francia», «el regreso a la Iglesia primitiva», «la religión de la libertad», «el prójimo y el extranjero», «el pequeño resto», «la impotencia del mensaje», «el repudio de la herencia», «la opción del catolicismo: ¿fe o religión?», «la cuestión del latín», «los hijos de Freud y el abandono de la confesión», «el secuestro de las mujeres», «la Iglesia y la escuela», «la Iglesia, experta en humanidad», «la cultura católica y sus élites», «los ritos difuminados», «¿Iglesia galicana o romana?», «el matrimonio católico impugnado» y «el catolicismo y la muerte». Un índice de materias, muy útil, permite advertir de un simple golpe de vista la riqueza de la obra.
Son muchas las consideraciones interesantes que se hallan en sus páginas como tantos los matices que el lector quisiera introducir en diálogo abierto con el autor. Que, quede claro, no procede del mundo que podríamos calificar para entendernos de «integrista», lo que no obsta para que asuma posiciones lúcidamente críticas de la démarche de la Iglesia contemporánea. Algo está cambiando, pues, en los ambientes católicos conscientes de Francia. Aunque con frecuencia no termine de cerrarse el círculo de la crítica.
Al final de la introducción apela el autor a Lamennais y su Ensayo sobre la indiferencia, en el que el futuro heresiarca llamaba la atención de los católicos de su tiempo acerca de tres problemas cruciales de los que a su juicio dependía su libertad de creyentes, su capacidad de ser ciudadanos y su salvación terrenal y celestial. A saber: no puede negarse la dimensión espiritual de la historia, de modo que las relaciones entre las fuerzas religiosas existentes en la nación exigen la colaboración entre la Iglesia y el Estado para su bien, incluido el respeto a la autoridad moral del papado; hay un riesgo en hacer de la democracia una religión, porque entraña la deificación del Estado; y hay que denunciar el positivismo jurídico, pues constituye la versión moderna de la barbarie, para hacer prevalecer en la ley el respeto a la justicia.
Manuel ANAUT