Índice de contenidos

Número 547-548

Serie LIV

Volver
  • Índice

John Senior, La restauración de la cultura cristiana

John Senior, La restauración de la cultura cristiana, Buenos Aires, Vórtice, 2016, 212 págs.

La editorial bonaerense Vórtice nos ofrece la versión castellana de La restauración de la cultura cristiana, publicada originalmente en inglés en 1983. Su autor, el escritor estadounidense John Senior (1923-1999), que fue profesor de la Universidad de Kansas, había publicado antes, en 1978, La muerte de la cultura católica. Autor de algunas otras obras es conocido sobre todo por haber impulsado en los años setenta del siglo pasado, junto con Dennis Quinn y Frank Nelick, el Programa Integrado de Humanidades Pearson, que tenía como objetivo algo que ya en esa época sonaba a disparate: enseñar que la verdad existe y que podemos conocerla. Tal misión iba a tener como vehículo fundamental la difusión de los clásicos y el reconocimiento de la cultura occidental. En este sentido, «los jóvenes recibieron una sólida dieta de clásicos, poesía, música y mitos y, lentamente su vigor educativo comenzó a revivir» (pág. 15). El lema que animaba el programa era Nascantur in admiratione (que nazcan en el asombro), pues como el mismo Senior recuerda al referirse a aquellos jóvenes: «No era solamente que habían perdido su fe sino que habían perdido la razón. La fe necesita tener algo en la naturaleza del hombre sobre la cual trabajar. Y nuestra tarea fue restaurar esa naturaleza» (pág. 15).

Lo más sorprendente, tal como se señala en la introducción, es que dicho programa de estudios –que por lo demás se dictaba en una universidad estatal– contaba con centenares de asistentes aun ofreciendo una visión crítica del mundo, del relativismo cultural y del humanismo ateo imperante. Muchos de sus alumnos terminaron incluso convertidos al catolicismo –treinta y uno de ellos se hicieron monjes en la abadía francesa de Notre Dame de Fontgombault– y algunos influyeron notablemente en la sociedad civil.

La traducción ha estado a cargo del catedrático Rubén Peretó Rivas, titular de Historia de la Filosofía Medieval en la Universidad Nacional de Cuyo e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Argentina). Peretó, buen conocedor de la vida y obra de diversos escritores cristianos, sobre todo anglófonos, nos puede ofrecer por lo mismo una cuidada versión española.

El libro está dividido en siete capítulos. Cuenta además con un prefacio del hijo de Senior, Andrew Senior; con un prólogo de Dom Philip Anderson, alumno converso de Senior y monje benedictino; con una introducción del traductor y con la presentación de Natalia Sanmartín Fenollera, autora del best-seller internacional El despertar de la señorita Prim (2013).

Desde el mismo título de la obra, La restauración de la cultura cristiana, pareciera que estamos frente a un texto de carácter general, impreciso y hasta pretencioso. Decimos esto pues no deja de resultar extraño que alguien en poco más de doscientas páginas pueda ocuparse de tamaña empresa, si es que incluso puede afirmarse que alguna vez hubo algo llamado cultura cristiana. Es decir que el libro, para que merezca la pena su lectura, a lo menos debería ser capaz de cumplir con algunos requisitos mínimos: explicar con precisión si en estos dos mil años de cristianismo hubo una cultura cristiana, qué características distintivas posee dicha cultura y qué implica restaurarla. Como estamos frente a un académico, podríamos esperar que en las páginas abunden citas eruditas o que haya remisiones permanentemente a las fuentes de las que se sirve el autor. Empero no es este el caso y tampoco parece que fuera tan necesario tal recurso científico, ya que Senior se nutre fundamentalmente de la enseñanza bimilenaria de la Iglesia Católica. Su fuente es la tradición y la autoridad de los clásicos paganos y cristianos a los que recurre con la soltura del que se asombra, conoce y ama apasionadamente aquello de lo que habla.

A las aparentes dificultades recién mencionadas podría sumarse que el autor es capaz de hablarnos de los más variados asuntos con un estilo que por momentos puede parecernos desordenado, lo cual daría la impresión de estar frente a un mero centón; pero ciertamente ésta no es una dificultad sino una consecuencia de la temática abordada que así lo requiere: hablar de la cultura cristiana es hablar de todo lo que habla Senior y de mucho más, porque dicha cultura no es una simple enumeración de prácticas o ejercicios, ni es pasible sin más de ordenación en esquemas mentales o de clasificación en taxonomías racionales, aunque no por ello es irracional. Todo lo contrario. Al decir de Senior «la cultura cristiana es el medio natural de la verdad, asistida por el arte, ordenada intrínsecamente –es decir, desde dentro– a la alabanza, la reverencia y al servicio del Señor nuestro Dios» (pág. 29).

En virtud de lo anterior, una mirada atenta podrá descubrir que la anarquía del libro no es tal, sino que el autor posee una pluma sabia, capaz de ir engarzando en un sólido eje, de modo sutil y mediante finas intuiciones, los más diversos tópicos que tocan a la esencia del cristianismo. En este sentido, es menester advertir que, detrás de ese estilo tan particular de Senior y de la aparente generalidad del libro, hay un argumento fuerte en cada parte capaz de interpelar al lector, y un hilo conductor en toda la obra que si bien muchos captarán inmediatamente, quizás a otros más distraídos se les escapará en una única y/o rápida lectura, propia de los tiempos que nos tocan vivir y al que muchas veces nos vemos sometidos.

Ciertamente hay afirmaciones que pueden escandalizar a algunos (el mismo autor así lo reconoce), pero tales aseveraciones simplemente pueden pasarse por alto o bien comprenderse benignamente en el contexto del mensaje global de Senior y de las razones más profundas allí aducidas. Asimismo, el libro no abunda en mayores novedades más sí en originalidades, pues –como se ha dicho– su fuente son los autores clásicos y la tradición de la Iglesia, y de eso trata precisamente la originalidad en su significado pleno: de volver al origen. En este sentido, el libro logra poner a disposición del lector contemporáneo dos elementos clave, que sin perder su riqueza propia se ven amalgamados y sublimados en una misma cosmovisión: por un lado el vigor de los clásicos, que constantemente tendrán algo para decirnos –dado que son atemporales y siempre genuinos– y por otro la vivacidad de esa tradición cristiana que se actualiza en cada época de la humanidad, porque al decir de Senior «la tradición occidental, que asimiló todo lo mejor del mundo greco-romano, nos ha dado una cultura en la cual la fe se desarrolla sanamente» (pág. 43).

En resumidas cuentas, la obra se presenta como uno de esos escritos que al terminar su lectura uno ya no es el mismo. Nuestro autor nos ha dicho algo que quizás ya conocíamos o presentíamos, o que incluso añorábamos como recuerdo ancestral; aun así sus palabras conmueven de tal forma que ya no podemos poner en sordina el mensaje allí expresado.

Ceferino MUÑOZ