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Número 55

Serie VI

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El orden natural y la vida campesina

PARTICIPACION ESPA~OLA EN LAUSANNE III
La participación española al Congreso fue de una veintena de
asistentes que procedían de Cádiz, Sevilla, Santiago
de Compos­
tela, Oviedo, Madrid, Tarragona, Barcelona, Gerona, más un
joven mallorquín de Soller residente en L:ron.
En el forum para juristas que presidió el Vicerrector de la
Universidad Católica de Sao Paulo (Brasil), Profesor José Pedro
Galvao de Sousa, Catedrático de teoría del Estado, intervinieron
además del Profesor
de Teoría General del Derecho de la Uni­
versidad de
Mar de Plata, Bernardino Montejano, los catedrá­
ticos españoles
de Filosofía del Derecho Francisco Elías de Teja­
da, Nicolás López Calera y Francisco Puy, de las Universidades
de Sevilla,
Oviedo y Santiago de Compostela, respectivamente,
así como
Juan Valle! de Goytisolo, que presentó una comunica­
dón acerca de "el Orden natural y el Derecho".
José María Gil Moreno de Mora, Presidente de la Cámara
Agraria de Tarragona, presidió
la sesión de la tarde del día 31
de marzo, pronunciando las palabras que a continuación tra­
ducimos:
EL ORDEN NATURAL Y LA VIDA CAMPESINA
El haberse centrado este Congreso en torno de la Ley natu­
ral me ha conmovido personalmente y profundamente porque soy
agricultor y presidente de la Cámara Agraria de mi provincía,
en T·arragona, en España; así, pues, me hallo de lleno ahí donde
·esta Ley natural es más directamente perceptible. Los que tra­
bajamos
en el campo, junto a los que trabajan en los bosques y
los que trabajan en el mar, formamos esta parte, antaño mayori­
taria, de. la población mundial, cuya vida está profundamente
sumergida en la naturaleza. Tenemos, pues, un contacto cotidia­
no con esta infinidad de leyes cuyo todo se llama Ley natural.
Es un contacto que nos sumerge y es parte integral y percep­
tible de nuestra vida aun a pesar nuestro. Por ello, aunque no
seamos unos intelectuales ni con mucha frecuencia muy "leídos",
sabernos con
certidumbre ciertas cosas. Aquí quiero dar testi­
monio de ellas.
En lo material, la Ley natural impregna nuestra vida mu­
cho más fuertemente y mucho más directamente que
. la del ciu­
dadano que está aislado de tal contacto por
los artificios de los
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grandes centros urbanos. Nuestra vida material empieza por de­
pender directamente
de esta Ley, conocemos bien su poder y
especialmente algunas
de sus características.
Para empezar, sabemos que esta Ley es anterior a .nosotros,
que existía antes de toda memoria de viejo
y sabemos también
con certidumbre que nos sobrevivirá. Además sabernos que es
independiente de nuestra voluntad, que no la dictó hombre algu­
no y que con mucho trabajo podemos estudiarla para intentar
conocer algunos de sus secretos. Sabemos que el hecho de estar
dotados de inteligencia nos permite, nna vez conocida, utilizarla
en provecho nuestro, obteniendo libertades. Pero como alguien
dijo muy bien, frente a
la Ley natural la libertad se obtiene obe­
deciéndola, paralelamente a
lo que decía el P. Metrailler esta
mañana : obedecer a Cristo es reinar.
Efectivamente, sabemos por experiencia, a menudo doloro­
sa, que no podemos alterarla, y por ende, que si por desprecio
o ignorancia transgredimos _una. de estas leyes naturales, en se­
guida nos encontramos
·con consecuencias, a veces terribles, ya
que otra de las características fundamentales de esta Ley es la
de contener en sí misma el i::astigo a la transgresión. Para ha­
blar a lo campesino, eso viene a ser como si alguien colocándose
detrás de un buen pura sangre se obstinase a pincharle la grupa
con un aguijón; sabemos
coIJ certidnmbre que obtendrá inme­
diatamente una coz.
Porque estas Leyes, que los ateos atribuyen a una vaga abs­
tracción de 1'Naturaleza'', con mayúscula, abstractamente perso­
nificada, nos.otros creyentes
las_ sabemos directa y exclusivamen­
te dictadas por Dios, autor de la naturaleza, sin mayúscula y
muy concreta. Sabemos, pues, que las leyes naturales son leyes
divinas, sabemos incluso que ellas son el modo habitual y fami­
liar que tiene Dios de manifestarse) pues la zarza ardiente es un
modo extraordinario de manifestación,
y, como toda Ley Divina, la
Ley natural donde estas diversas leyes están reunidas posee el
carácter de permanencia y de indepenáencw de la voluntad hu­
mana, así c'omo el Poder de contener en sí mismas el castigo a
1~ transgresión; muy diferentemente de las leyes simplemente
Q.umanas, que sólo castigan mediante policías y terceros. La
Ley natt,tral, como toda Ley Divina,. actúa pronto contra la trans­
gr_es_iót1 :. es la coz.
, >. • Es. cosa. inteligente y. razonable conocerla, utilizarla obede­
cié11:dqla, pero_ nunca tn;iqsgredirla, porque sobrevendrá_ una coz.
; ,Pqdría -cansarles. ~rgamente -citando :é!-us-t~des -centenares de
ca_sos, ar.chiconoc;:idos ,_en nuestros me.dios agrícolas -de tales Jerri-
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bles coces qUe sobrevinieron tras la transgresión de una u , otra
de tales leyes, coces que convirtieron en desiertos millares,· de
hectáreas fértiles en U. S. A., o que anonadaron ,enormes cose­
chas en China y Rusia; pero para que ustedes no se crean, que
esto sólo se produce en el plano técnico, les recomiendo la lec­
tura del libro de nuestros amigos Alain Thorances y Pierre
Bevillard ''Vida campesina y progreso en el mundo moderno'',.
donde está expuesto lo que la transgresión de las Leyes natura­
les en los planos económicos y sociales ha llegado a ocasionar
en la U. R. S. S. y países satélites. Efectivamente, la Ley natural
obra con las mismas características en el plano moral, familiar,.
social, económico y político, así como en todo plano de la activi­
dad humana, ya que los actos humanos, por causa .de la consti­
tución misma del hombre, compuesto de alma
y cuerpo estre­
chamente unidos, son actos obligatoriamente vinculados por el
cuerpo y los medios naturales y automáticamente sometidos a las
Leyes naturales y a sus constantes.
Y en todos los planos de la actividad humana, tras la trans­
gresión de la
Ley natural hay inevitable coz. Ciertamente el
hombre testarudo puede obstinarse a permanecer tras el caballo
y eh pincharle la grupa, pero una de dos: o cesa en su juegueci­
to estúpido vistas
sus heridas, o acabará muriendo, y así el jue­
guecito estúpido cesará a pesar de su voluntad, y así al cabo la
Ley natural se hará infaliblemente con el hombre rebelde.
Pensemos en las continuas transgresiones de la vida mo­
derna, demasiado a menudo obstinada
en utopías que por esencia
sólo son desconocimiento o despreció de la
Ley natural. Contem­
plemos esos niños de las
grandes urbes, sin espacio para correr,
sumergidos en una -atmósfera viciada, ahogados en casas de pi­
sos en promiscuidad, sin contacto -alguno con la Naturaleza, que
dan espantosas estadísticas de criminalidad infantil, abortos, se­
xualidad precozmente exacerbada, desequilibrios psíquicos, enfer­
medades de corazón, cáncer, nervios, etc. Y cuyas proporciones
muchísimo mayores que
en los medios rurales es resaltada en to­
dos los congresos médicos.
En mi país, España, podemos in.terrogarnos en el momento
presente
qué Leyes naturales de la Economía han debido ser
violadas para contemplar nuestra balanza de pagos exclusiva­
mente agrícola, que era clásicamente excedentaria
hasta hace
unos seis años
en provecho nuestro en una media de 2 a 3.00)
millones de pesetas, caer, y subrayo que estoy citando la balanza
de
pagos exclusivamente agrícola, caer pues en 1965 a 14.000 ·
millones de pesetas de déficit y en 1966 a 19.()()() millones de
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pesetas de déficit; lo cual equivale a decir en 'lenguaje ;vulgar
que España, tradicionalmente agrícola, no p0dsá ya saciar toda
su hambre
si llegasen a faltar las importaciones... Creo saber,
por lo demás, que España no es la única que sigue este camino.
Las más bellas abstracciones en este terreno no valen lo con­
creto.
Lo mismo que la verdadera libertad humana no es una
abstracción sino una suma
de libertades muy concretas para cada
hombre,-la Ley natural es una suma de leyes -muy concretas.
En lo· moral es lo mismo: su mayor parte son leyes natura­
les muy concretas. Si se han de defender es porque atañen a
hechos muy concretos y producen consecuencias muy concretas.
He oído por ahí que en Francia el Alto Comité ,Consultivo de
la Familia y de la Población, solicitado por
el Gobierno para un
estudio sobre
el tema de la contracepción y del aborto llamado
"terapéutico", ha incluido en sus cónclusiortes una solicitud de
legalización de tales métodos. Esto me toca el corazón porque
tengo seis niños y España desde hace tiempo marca una cierta
predilección para copiar de Francia las menos brillantes ideas.
He atj_uí cómo se deriva en lo abstracto, pero vayamos a lo con­
creto.
¿ Por qué si tal cosa es admisible en parejas casadas, ne
lo sería para los jóvenes antes del matrimonio, cuando todos
nosotros sabemos las dificultades de ese período por· experiencia
personal? Y, tendré que añadir, que habría que autorizarlo desde
la edad de los diez o doce años, con todas las secuelas que habría
que afrontar.
¿ En nombre de qué clase de justicia un egoísmo
de los padres podría prohibir
el egoísmo de los hijos? ¿ Cuáles
serán las "coces" sobre el plano psíquico, moral, de salud so­
cial para una humanidad que se revuelque sobre millones de
pequeños cadáveres humanos despachados en
el cubt> de la ba­
sura?
Búsquense los porqués de que los jóYenes de hoy ·se alzan
contra sus padres.
¿ Por qué los hijos de divorciados o de padres
desconocidos o sin casar, dan con una espantosa frecuencia lu­
gar a anormales, atrasados mentales, delincuentes?
¿ Por qué
tras el uso prolongado de la famosa "píldora" las mujeres dan
a luz esos septillizos que no pueden sobrevivir?
Y en el dominio de
la Economía y de la Política, pese a mi
pobre cultura y mi ruralidad: ¿ Por qué se despueblan los cam­
pos?
¿ Por qué en esta Era llamada del Progreso conocemos inau­
ditas cifras de hambrientos?
¿ Por qué el Canadá, con una ex­
tensión superior a la de los Estados Unidos, que-·contiene una
población muy inferior a
la de España, cierra con obstinación
su inmigración ? ¿ Por qué el 15 por 100 de la población posee
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el 85 por 100 de la riqueza mundial? ¿ Po,: qué los 2/3 de la
población mundial pueden
ser aniquilados en menos de veinte
minutos por cualquiera dé
las_ dos grandes potencias atómicas?
¿ Y por qué debemos vivir bajo esta angustiosa espada de Da­
mocles contra nuestra voluntad ?
Muchos se vuelven con ello amargamente pesimistas. Pues
yo, campesino,- quiero gritar· aquí un grati optimismo. No un op­
timismo ciego ni inmediato, sino un optimismo sereno de largo
alcance sobre las bases ciertas de estas características de
la Ley
natural, sobre todo cuya infalibilidad y cuyo castigo automático
a la transgresión, mediante sus lecciones nos tiende una mano
para que volvamos a andar en el buen sentido y nos asegura su
victoria final sobre las locuras de las utopías que quieren igno­
rarla, ya que esto constituy~ el aspecto natural de la victoria
final siempre infalible de Dios. La Ley natural, se quiera o no,
triunfará como terrible enemiga del transgresor y poderosa alia­
da del obediente.
Todo esto no es sino simple lógica, y añadiré que no es sino
simple sentido común de campesino. En ese mismo simple sentido
común de las parábolas muy campesinas del Evangelio, sentido
común de
"Para que Él reine" y de las obras del Office Interna­
tionall accesible a todos con tal de quererlo. Sentido común tan
natural -como la misma Ley natural.
Y termino con_ esta invitación a un optimismo sereno, porque
para ser agricultor ya he hablado demasiado. Voy a presentarles,
pues,
al verdadero orador de esta información, Mr. Geoffrey
Lawmann.
Ya saben ustedes que el Profesor Lawmann es el
traductor del "Marxismo-Leninismo" a la lengua inglesa.
En
Sion presidió una de las sesiones del Congreso de 1964, donde
mostró
la importancia de estas traducciones, tarea ardua cierta­
mente, sin aparentes resultados, pero indispensable
para los con­
tactos
hwnanos y pata el desarrollo -de una acción concebida
según las normas del
Office lnternational. Y es gracias al traba­
jo de
Mr. uiwmann, asociado a Mr. Hamish Fraser, que espera­
mos extender -nuestra acción a los países anglófonos. Mr.
G.
Lawmann es también el director de la revista "Approaches", lazo
de los amigos de lengua inglesa que desean aplicar nuestros
métodos
y pesada carga para él. Así, pues, le agradecemos que
haya aceptado el hablarnos. Verdaderamente, Mr. Lawmann co­
noce bien .el marxismo y puede señalarnos perfectamente dónde
los regímenes totalitarios hieren a la Ley naturaL
JosÉ
MARÍA Grr, MoRiiNo DE MoRA.
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