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Número 55

Serie VI

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La encíclica Populorum progressio. I. Su significado y sus directrices generales

LA ENCICLICA "POPULORUM PROGRESSIO"
J. Su SIGNIFICADO Y SUS DIRECTRICES GENERALES.
por
]UAN VALLET DE GoYTISOLO.
S. S. Paulo VI, en el año del trientenario de la Encíclica
Dimni Redemptoris, ha publicado, en el día de la fiesta de Pascua
(27 de marzo de 1%7), su Encíclica Populorum proqressio,, Apenas publicada ésta, las erróneas interpretaciones han inun­dado la opinión. El mismo Papa, el domingo 2 de abril a la hora
del Angelus, pidió a quienes escuchaban sus palabras: "Os in­
vitam1os hoy a orar can el fin de que este documento sea com­
prendido en lo que quiere ser: un mensaje a la Iglesia y al mtundo en fOJIJOr de la justicia y de la paz, con el fin de que lleve espe­ranzas buenas y legf,tntl'as a las naciones necesítadas y en vías de desarrolla y al mrisnw tiempo infunda -lo que es más difícü­nuevos sentimiientos y nuevos pro¡J'ósitas de generosidad 'Y de solidmridad ... ''.
Es decir, esta Encíclica no pretende ser un tratado de doc­
trina moral social, como lo fueron las Encíclicas Rerum., N OVW'Uffl~ Quadragesimo anno y Mater et Magistra (!). Es una llamada
(I) Es de notar, sin embargp, que el magisterio pontificio de León XIII y Pío XI no quiso establecer algo semejante a un código social, pues no pretendió dictar normas de carácter puramente práctico propiamente téc­nicas, sino sólo señalar las bases del orden social que tocan al orden moral que deben ser tenidas en cuenta por todo ordenamiento jurídico que no quiera apartarse del orden inmutable que Dios estableció por medio del Derecho na­tural y la revelación, como Pío XII explicó en su Discurso de 1 de junio de 1941 conmemoraivo del cinctlentenario de 1a Encíclica Rerum N ovarum, en los párrafos 3 y 4 que a continuación transcribimos : "3. León XIII dirigió al mundo su mensaje movido por la profunda convicción de que a la Iglesia le corresponde no sólo el dereoho sino tam­bién el deber de pronunciar una autorizada palabra sobre las cuestiones
sociales. No fue su intención el establecer normas tocantes al aspecto pu,­ramente práctico, casi diríamos técnico~ de 1a. constitución social ; pues bien sabía y le era evidente -lo ha declarado Nuestro Predecesor, de s. m., Pío XI, hace ahora· diez años, en su Encíclica conmemorativa .Qua-
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de un padre dolorido al ver la situación de muchísimos de sus
hijos.
Es un grito angustiado del Pastor que quiere mover los
sentimientos de generosidad de los pueblos ricos ante la extensión
cada vez mayor del hambre en los pueblos pobres. Como los
Padres de-la Iglesia, más que precisar normas jurídicas quiere
mover los sentimientos para lograr propósitos de amor, genero­
sidad y solidaridad.
Sólo así puede entenderse
la nueva Encíclica, completándola
y matizándola con la doctrina tj_ue el magister.io ordinario de los
Papas ha ido precisando y que, en ésta, se trata de proyectar a
una dimensión mundial, frente a la "crisis de angustio/' que hace
sufrir a la Iglesia "wte el acento dramático con que los pU<3blru
hambrientüs interpelan a los pueblos opulentos" (núm. 3,). Se ha
querido subrayar también, en cuanto a la caridad universal (II
Parte, epígrafe 3), el deber moral en virtud del cual: "Nadie
&ragesimo aqm,o........., quie la Iglesia no se atribUJye tal m1S1on. En el ámbito
general
del trabajo, en el desarrollo sano y responsable de todas las ener­
gías
físicas y es,prirituales de-los in.dividuos y en sus libres organizaciones,
se ab-re un vastísimo campo de acción multiforme en que el poder público
interviene con
U111a actwción suya integrante y ordenadora, pcime,o por
niedio -de cor"poraciones locales y profesionales, y en último término con la
fuerza
del mismo Estado, cuya autoridad social, que ha de ser superior y
moderadora, tiene el im¡portante deber de. prevenir las perturbaciones del
equilib~io económico qt11e pudieran surgir de la plu-ralidad y de lá oposición
de los encontrados egoísmos, individuales y colectivos."
"4. Es, por lo contrp.!'io, competencia indiscutible de la Iglesia, en
aquella
parte del orden social en que éste se acerca y aun llega a toe.ar el
campo moral,
juzgar si las bases de un determinado ordenamiento social
están de acuerdo con el orden inmutable que Dios Creador y Redentor ha
manifestado por medio del derecho natural y de la_ revelación.: doble· ma­
nifestación a que León
XIII se refiere en su Encíclica. Y con ra,zón;
p9rque las enseñanzas del derecho natural y las verdades de la revelación
se derivan,
por diversos caminos, como ·dos arroyos de aguas no contrarias
sino acordes de la misma fuente divina, y porque
la Iglesia, que custodia
el
orden sobrenatural cristiano, en el que convergen la naturaleza y la
gr_acia, es la que ha de formar las conciencias, aun las de quienes están
11.imados a encontrar soluciones para los problemas y los deberes impues­
tOs Por lá. vida social. De la forma que se dé a la sociedad, conforme o no
a las leyes divinas) depende y se insinúa a su vez el bien o. el mal en laS
almas ; es decir, el que los hombres, llamados · todos a ser vivificados por
la gr,1cia. de Cristo en las terrenas contingencias del curso de la vida, res­
piren él sano y vivificante hálito· de la verdad y de la virtud moral o el
bacilo morboso
Y _a. veces mortífero del error y de la depravación. Ante tal
c0l1Sideración y previsión, ¿ cómo podría la Iglesia, Madre tan amorosa y
solícit_a del bien de sus hijos, permanecer cual indiferente espectadora de
sus peligros, callar o fingir que no ve ni aprecia las condiciones sociales
que,
qué.rielas o no, hacen difícil y práctimamente imposible una conducta de
vida cristiana ajustada a los preceptos del Sumo Legislador?"
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puede permanecer indiferente ante /,a suerte de sus hermanos que
toda'VÍa yacen-en la miseria, presa de la ignorGJncia, víctim'ais de
/,a inseguridad. Con110 el Corazón de Cristo, el corazón del cris­
tiano debe sentir comipasión de tant(J miseria: «SrtNTO ·coMPASTÓN
POR ESTA" MUCHEDUMBRE»" (núm. 74). "Que los individuos, los
grupos sociales y las naciones se den fraternalmiente: el fuerte ayu­
dando al débil a
levantarse, poniendo en ello toda su competen­
cia,
su entusiasmo y su amior desinteresado. Más que nadie, elque
está animado de una verdadera caridad es ingeniosa pa:.ra des­
culn'ir las_ causas de la miseria, para encontrar los medias de
combatirla, para vencerla con intrepidez" (núm. 75, § 2.°).
* * *
El "mundo" muestra la actual explosión demográfica y la
extensión creciente del hambre en los países subdesarrollados para
pedir al
Papa que proclame la licitud del uso de anticonceptivos,
de la
píldora.
Sin embargo, Paulo VI, er, su discurso de '29 de octubre de
1966 al
LII Congreso nacional de la Sociedad Italiana de Obs­
tetricia y Ginecología, recordó que 1'el. ¡,ensamiriento y la norma
· de 'la, Iglesia no han cam:biado; son los vigentes en la· enseñanza
tradicional de la Iglesia/'. Y que "El Concilio Ecwmiénica, hace
paco
celebrado, ha apo,rtado algunos elementos de juicio miuy úti­
les para integra~ la do"Clrina de /,a Iglesia en este tem'/1 tan i,n.c
portante, P'ero no suficientes p·ara cambiar sus término•s sustan­
ciales,
apropiados miáS bien ¡,ara ilustr:1,rla, y demostrar, con ar­
gumientos autorizado,, el SWIJW interés que la Igleria pone en los
problemas concernientes al amtor, al m"trim familia".
Y en la Encíclica que ahora comentamos, como remedio del
hambre, ante la presión demográfica, propone
el progreso, (núme­
ros
S y 76). Remedio positivo y no negativo. Y se ve obligado
a recordar a los. poderes públicos
el respeto jurídicamente debido
a la
libertad civil de los esposos, ya expresado en la Constitución
Gaudium et Sp,es (núm. 78, § 2); y a los cónyuges que su concien­
cia debe adecuarse a la
Ley de Dios auténticamente interpretada
(núm. 39,
§ 2.°). La llamada que este número hace a los números
SO, 51 y nota 14 ~que a su vez cita la Encíclica ·casti connubii de
Pío XI-, y núm. 87, §§ 2 y 3 de la Constitución Ga,udvum, et
Spes aclara sus palabras, "No es lícito a los _hijos de la Iglesia:'
-mncluye el § 2 del núm. SI de Gaudium, et Spes-"ir j,or ca--
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JUAN VALLET DE GOYTISOLO
minos que el Magisterio, el explicar la Ley divina, reprueba, so­
bre
la regulación de la natalidad" (2).
* * *
Se ha dicho, también precipitadamente, que así como la En­
cíclica Divini Redem.1ptoris condenó para su tiempo el comunismo,
hoy la Enciclica
Populorum progressio, para nuestro tiempo -y
por primera vez-condena al capitalismo y nada dice contra el
comunismo. Así rubricaría una evolución de la Iglesia insertada
en el curso de la Historia.
Esta es una de las más tendenciosas interpretaciones de la
nueva Encíclica
que han debido ser denunciadas. En el Docu­
mento pontificio
-dice la editorial de Ecclesia, núm. 1.335, del 15
de abril___, "se repudian, por igualmente inhumanos, un capitalis­
mo liberal sin freno
--que considera el provecho como motor
esencial del progreso
económico, la concurrencia cümo ley supre­
ma de la economía y la propiedad privada de los medios de pro­
ducción como
un derecho absoluto-y el marxismo como sistema
social
--que su¡xme una filosofía materialista y atea que no res­
peta ni la orientación
de la vida hacia su fin último, ni la libertad
ni dignidad humanas".
La Constitución conciliar Gaudium, et S p,es, refiriéndose al
desarrollo económico, ha expresado como síntesis del magisterio
pontificio desde León XIII a Juan XXIII la misma doble re­
pudiación,
al decir (núm. 65, § 2.°) que: "No se puede dejtW este
deswrrollo ni aJ juego casi m~cánica de la acción económica de
/o,s individuos ni a lOJ sola decisión de la autoridad pública: de ahí
que no estén
exentOJS de error tanto las doctrinas que por una
apariencia de falsa libertad se oponen a las necesarias reformtzs,
con,,o lOJS que sacrifican los derechos fundamentales de /a, p,ersona
y de los grupos er, aras de la organización colectiva de la produc­
ción
(Cf. León XIII, Ene. Libertas praestantissimru,m, 20 de junio
de
1888: AAS 20 -1887-88--, 597 ss.; Pío XI, Ene. Quadra­
gesimo anno, AAS 23 -1931-, 191 ss.; Id. Divini Redem,p,toris,
(2) L'Osservatore Romano del día 18 de abril, aclarando este tema y
al resumir
en seis puntos la doctrina pontificia sobre el tema de la nata­
lidad, seíiala en el número
5.0 del resumen que "Es deber de los cónyuges
conseguir el dominio
de sí mismo.;·, de su dignidad, por lo que respecta a
la
transmisión de la vida. Confiarse a medios contrarios a esta dignidad
significa -aceptM una
filosofía materialista del hombre y de la vida, con
la PMadoja de que, mientras domi'.na la naturaleza, el hombre renuuia a
poseerse a sí mismo y dominar sus instintos".
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AAS 29 -1937-, 65 ss.; Pío XII, Mensaje de Navidad, 1941;
AAS 34 -1942-----, 10 ss.; Juan XXIII, Ene. M ater et mO!/]'istra,
AAS 53 -1961-, 401-464)".
No es cierto que el capitalismo liberal no hubiese . sido· antes
condenado. Lo fue ya por la Rerum, novarwmi en su introducción,
y, muy detenidamente, en la Encíclica Quadragesimo Anno (véan­
se especialmente los núms. 109 y 110), en cuanto
la ley económi­
ca de la concurrencia (que paradójicamente lleva a la dictadura
económica) no se somieta al bien comtún y se encuadre en un
urden recto y sano.
Si la Encíclica Populorum progressio se ocupa más del capi­
talismo liberal que del comunismo es porque hoy, a escala mundial,
se observan más los males que produce aquél (núms. 9
y 57), y
porque incluso los países comunistas al actuar comercialmente a
escala internacional se mueven con criterios capitalistas.
Pero al
advertir contra los peligros que, como consecuencia, acechan, de los
mesianismos~ forjadores de ilusiones y del deslizamiento hacia, las
ideologías totalitarias, señala claramente el peligro comunista (nú­
mero 11); así como al invitar a que se evite "el riesgo de una
colectivización integrar• (núm. 33).
Se ha dicho que las profecías de Carlos
Marx han fallado es­
truendosamente en las naciones industrializadas, pero que se
coqe
el peligro de que se cumplan a escala internacional.
Notemos que
la Encíclica Rerum no'lJlW'um comenzó expre­
sando la honda preocupación
por la situación de los obreros en
los países industrializados. Hoy, en cambio, el nivel de éstos en
los países capitalistas más desarrollados puede, en general, situar­
se entre el diez por ciento de la poblacíón mundial mejor dotada;
pero, tal vez,
el peso de esta elevación (3) lo sufren las poblado-
(3) El economista Manuel Funes Robert (Mar.xismo y comercio inter­
nacional. Teoría del subdesarrollo económico, Madrid, 1962) ha hecho notar
que el sindicalismo obrero, superada la fase histórica del rescate de los plus
valías que en justicia correspondían
al trabajador, está absorbiendo plus va­
lías que no le pertenecen, con lo que expolia a los grupos sociales no sindi­
cados, al campesinado, y, en especial,
para los obreros de los países más ricos,
a las clases humildes de los países pobres,
al determinar con las reivindica­
ciones de aquéllos
una elevación del nivel de precios en las áreas industria­
lizadas, que
sufren sin contrapartida los otros pueblos.
La acción absorbente por parte del capitalismo, a través del comercio
exterior, existió siempre y se mantiene,
pero en su primera fase histórica
se compensaba o
atenuaba con las exportaciones masivas de capital a Ios
países subdesarrollados, mientras que
hoy se acentúa por las consecuciones
de las presiones sindicales excesivas sobre los precios de exportación de
los países industrializados, Así los obreros de los países opulentos se con-
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JUAN VALLET DE GOYTISOLO
nes de los países con economía casi exclusivamente agraria (Po­
pulorúm1 progressio, húm. 9). Por esto la nneva Encíclica se
preocnpa,
especialmente, del desnivel entre "los pueblos ham,,­
/Jrientos" y "los pueblos opulentos'' (núm. 3).
El posible deslizamiento a través de los males del capitalismo
liberal hacia el
comunismo (aparte de las frecuentes alianzas del
gran capital errabundo y anónimo, cuando cree convenir a sus in­
tereses económicos, con la subversión
y los regímenes socialistas,
como nos recuerda en varias de sus obras Henri Coston) ya fue
advertido pcr Pío Xt en la Encíclica Divini Redemptoris, donde
proclamó que
"El liberalismo ha preparado el cam,Íno del com,u­
nism10", en d epígrafe del núm.ero 16, en cuyo texto dice:
"Para
e:cplicar mejor c6m10 el com,uni'srn,o ha conseguido·· de
· las masas obreras _la aceptación, sin1 examen, de sus errores, con­
viene recordar
que estas masas obreras estaban ya preparadas pr,ra
ello por el misera/Jle abandono religioso y moral a que las habia
reducido en la teoria y en la práctica la economiía, liberal ... Se
recogen, p·or tooto, ahora los frutos wmargos de errores denuncia­
dos tantas veces
par nuestros predecesores-y por Nos mismo.
Por esto, ¿puede resultwr extraño que en un mundo twn honda­
mien,te descristiooizado se desborde el o-leaje del terror comtunista?"
La Encíclica PopulorumfJ progressio, además de señalar (en
el
núm. 11) la_ amenaza de "arrastrar hacia los mesianismos prome­
tedores, pero forjadores de ilusivnes" y de "deslizamientos hacia
las ideologiía,s totalitarias", advierte (en el núm. 34, § 2) que:
''La teC1Wcraéia de mañana ·puede engendrar males na mienos te­
mibles que el liberalismo de ayer."
Por otra parte, Paulo VI reitera el principio de subsidiarie­
dad
(núm. 33). Cuando al hablar de los programas dice que "son
necesarios para «ani.mar, estitnular, caordinar y sup,li'r e integrar>>
la acción de las individuos y los cuerp,os intermedios". Refiriendo
estos verbos, que pone
entre comillas, a la Encíclica M a.ter et M a­
[fistra, la cual; en su núm~ 152, declaró: "Es, pues, necesario
toot,bién que
la iniciativa privada contribuya con todas sus fuerzas
a
la equitativa ordenación de la econom,/a nacional. Más tod(])lJÍa:
«los gobernantes, ateniéndose al principio de subsidkzriedad, deben
favorecer y
ayudar a la iniciatwa privada, de tal modo que, en la
vierten en explotadores de sus camaradas de los países subdesarrollados,
quienes, a través de 1a relación -que les es cada vez más desfavorable-­
de precios
de exportación y de importación, les transfieren parte de su
mísera renta.
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m,edida de lo posible, sean las propios ciudadanos quienes lleven
a feliz término la obra par ellos iniciada»."
~os cuerpos intermedios son clave en la preocupación --que
" expresa esta nueva Et1cíclica-de que, .como reacción contra el
liberalismo capitalista, se pueda caer en "el riesgo de una colec­
ti:vización integral o de· una planificación arbitraria qUe aJ negar
la libertad excluiría el ejercicio de los derechos fundmnentales de
la persona humana" _(núm. 33).
JJ. ¿HA VARIADO LA RECIENTE ENCÍCLICA
"POPULORUM PROGRESSIO" LA DOCTRINA TRADICIONAL
DEL MAGISTERIO PONTIFICIO ORDINARIO SOBRE .EL -DERECHO
DE PROPIEDAD?
por
JUAN V ALLET DE GoYTISOLO,
En el epígrafe 3 de la parte primera de la reciente Encíclica
(núm. 23) se hallan los textos qne más dudas han planteado.
Vamos a examinarlos al lado de los de encíclicas anteriores, que
se han sefialado como aparentemente más contrapuestos.
Paulo
VI: Populorwm pro­
gressio,
núm. 23.
"Si alguno tiene bienestar
en este mrundo, y viendo a su
hermano
en necesidad le cie­
rra sus
entrañas) ¿ cómo es
posible que resida en
él el
a,mor de Dios? SalYido es con
i¡ué firmeza los Padres de la
Iglesia han precisado cuál debe
ser
la actitud de los que po­
seen,
respecto a los que se en­
cuentran en necesidad_; «No
es parte de tus bienes -dice
San Ambrosio---lo que tú des
al
po!Yre; fo que le das le per­
tenece. Porque
lo_ que ha sido León
XIII : Rerum novarunt,
en el núm. 16.
"Es cierto
que a nadie se
ordena que socorra a otros con
lo que está destinado ·a cubrir
las necesidades propias
y de
los suyos;
ni siqwiera que se
dé a otros lo que uno ha me­
nester para conservar la digni­
dad
y el decoro de la persona,
puesto
que ninguno está obli­
gado a vivir de modo incon­
veniente a su estado.
Pero.,
rnando
se ha atendido sufi-­
ciente1111ente a la necesidad y
al decoro, es o'{Jligatorio soco­
rrer a los
indig,entes con aque-
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