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Número 55

Serie VI

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¿Ha variado la opinión de la Iglesia respecto de los principios marxistas?

¿HA VARIADO LA OPINION DE LA IGLESIA
RESPECTO DE
LOS PRINCIPIOS MARXISTAS?
Tentación de la primacía de la vida económica del pan ma­
terial.
"Pero, atended, Cristo no dijo que no sirviera el pan material,
nel salario, todo cuanto es indispensable para nuestra vida física
"y corporal. Prockrmó u,na verdad más grande. No dijo: «No
"sir-ve»; dijo: «No !Jasta». No es suficiente, hay otr·a cosa mús
"necesaria. Si nos cantentam,os sol,o:rntente con el prun mWerial, en
,,lugar de aniimlM nuestra vida la reducirem1os al ni'vel de la ezis­
''tencia an-imal. El Señor ha querido rechazar este programa im1-
"perfecto de vida afirmundo que el hom1bre tiene, si, e:xi;gencias
"te,n,p·orales, pero que debe tender, 1Mpirar a. un programu ideal
"y sup·erior.
"Ha,y que recordar que la, tentación de la primacía de la mda
"económlÍca del pan¡ material, más aún, de la exclusividad de este
,, -pan, es precisan-tiente el convencimiento y el emij}eño especial del
"mundo de hoy. Se trata del materialismo. Nos dice: mira, si
"quieres vivir, acwm'r'Ula dinero; goza del día,, trata de satisfacer
n todas las ansiOJs de tu naturaleza instinti,va,, no-pienses en lo de­
"más, pues toda es un conjunto de sueños inútiles. Trata de comer
"de formiG1 refinada, de clorm,ir tranquilo, dé ser rico y ajo.-tunado;
"en esto está la gran soluc-ión. Por tanto, todos los que opinen
"de form "Dios, te ofrecen solatmente palabras vacías, inútiles, que te en­
" cantan y nada m,ís. «Opio del pueblo» se ha definido, w /,a re­
nzigión.
"Pero, en cambio, el Vicwrio de Cristo os repite: mrilrad y
"recordad que /,a Iglesia, predicando estas palabrlM del Redentor,
"que aseguran que
no es suficiente el pan m "se debe e.xigw' un pan espiritual superior, no niegoo la legitimi­
"dad, la necesidad, ni tam1poco, se puede decir, la sacralidad del
"pan
muterial. ¿ e óm,o no recordar el m,i/agro obrado por e risto
"en la multiplicación de fos panes pa,ra saciar el hamlbre de la mul­
"titud que lo seguía? ¿ Y no dijo Él que siem,pre que diéram,J's de
"comer a un pobre hambriento considera,ria, este acto-de caridad
"cüm10 hecho con Él mism.10?
,,y en la últim'l& Cena tom1ó el pan, nacido en nuestros cOYm!pos,
"fruto de las fatigas del hombre, y lo transformó en Su Cuerpo,
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"es decitr, de aquel aiimento material que hizo el símbolo y el
"vehícuJo del alimento- soln-enatural de su presencia sacrarnrenJtal.n
PAULO VI en la Homilía de la Primera Do­
minica de Cuaresma, en la Basílica de San
Hipólito
(12 de febrero de 1967; texto italia­
no en L'Osservatore Romano del 13-14; tex­
to en castellano: Ecclesia, núm. 1.330, 25 de
febrero).
Tentación de trastrocar el sentido de la verdad del Dios viviente
y de desacralizar la Iglesia. Si perdemos la fe y la gracia de
la Paternidad Divina perdemos la razón principal de llamar
hermanos a los hombres.
"Se sabe que Cristo no es sok>mente el Revelador de sí mismo
"
( el problema capital del Ewmgelio. ¿ Qwién es el Hijo del hom­
"bre? ;Tú quién eres?), sino twrbién Revelador de Dios; pero
))lo que hoy 1/nteresa a lo-s estudiosos es observar que Cristo revela
"a Dios en Cristo mismo; quien ve a E.l (lo dice Cristo mismo)
"ve al Padre; Él, afirma do-s veces San Pablo, es la im'a{len de
"Dios (2 Cor. 4,
4; Col. 1, 15; cfr. Feuillet: Le Christ Sagesse
"de
D;eu, pág. 113 y sigs.), ¿es q'Ue debemos dejar de ir a más
"en el co-nocimiriento de Dios y que debemos renunciar al propó­
,, sito, a la trascendencia de Dios, con todo lo-que de sagrado, de
"teológico, de mlÍStico, de inefable lleva consigo, para detenernos
"en la, visión del rostro hwmano de Cristo y en el conocimriento
nde
nuestro común destino con Él! Es una de las nu·evas tenta­
" i:óones, que puede hacer bajar la je, co-ntra;decir la palabra pro­
" gramática de Cristo (cfr. 10, 1, 18; 16, 2'5, etc.) trastrocar el sen­
"tido de la verdad del Dios ,rimiente, desacralizar la Iglesio y, a
'1!,a postre, desvi,rtuor la vida cristiana,
negar su secreto, su fuerza,,
"que es el encuentro de Dios-Amior con el hom1b?'e necesitado de
"salvación. En la paternidad de Dios está el principio• suprem "la fraternidad humwna; si para buscar la humanidad perdemos
"la fe y la wacia de la paternidad diwina, perderem "timpa
la razón principal de llamar hermanos a los hombres."
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Alocución de PAULO VI en la Audiencia Ge­
neral del l.° de febrero. (Texto italiano en
L'-Osservatore Romano del 2 de febrero de
1967 i texto en castellano: Ecclesia, número
1.328, 11 de febrero de 1967).
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Caridad cristiana y fraternidad revqiucionaria.
"Notad aquí, una vez más, la diferencia esencial entre la ver­
,, dadera caridad y la aparente fraternidad que quisíera unir a los "elem¡en.tos de una misma clase sociv,l y juntatYlos, p·ara nrefor con­,, centrarlos en la lucha contre, otra clase de hom1bres, que} sin .,,emib(JJ}"go, san, ellos también, sus hermanos.
"La caridad que (Cflimr, a los hijos de la Iglesia inspira sentó­n máentos muy diferentes} ensancha el corazón con las dim1ens'Wnes "del ,nq;,ndo, creando de esta forma kls condiciones para el en­" cuentro de !,os ltom1l>res con sus hermanos a laJ escala más mm­,, pli,a que se puede concebir. Les ayuda a superar las di¡ferencias "de intereses entre las c'tases} entre las naciones, entre las razas/'
Alocución del PAPA al Movimiento Obrero
Cristiano de Bélgica.
(21 de julio de 1966; texto francés en L'Osservatore Romano· del 22; texto español en Ecclesia, sábado 6 de agosto. Madrid, 1966, afio XXVI, semanario
número 1.303).
El marxismo, el ateísmo y la lucha de clases.
"Aziomu,, et m "erigida en sistema, vulnera e im:pide la, paz social y desemboca
"fatalmente en l,a violencw y en el atrop'ello, Uewndo a la aboli­
,, ción de ta libertad y conduciendo después a la instauración de ,,un sistema pesada-miente autoritario y tendencialmente totali;tario, "Con esto la Iglesia no deja caer ninguna de Úls instancias refe­"rentes a ta justicia y al progreso de la, clase obrera, y quede nafirmado otra vez que la Iglesia, rectificando estos errores y ,, estas deSl/1,aciones, no excluye su atmor a. ningún hombre ni a n ningún obrero.
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"
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"Se trata de cosas conocidas precisa411,ente por una experiencia
"históriica en
curso, que no consiente ilusione's; pero cosas dolo­
"rosas por la presión ideológica y j>ráctica que ellas ejercen en
"el niundo del tmbajo, del que j>retenden interpretar las aspira­
" ciones y prc,,n,:'lJver reivindicaciones, generando así grandes difi­
,, cultades y grandes divisiones. No quereffl;(Js discutir ahora sobre
"esto si no es
para recordM que esa m.i.sma palabrra, a la que vos­
"
otros, trabajadores cristi~rnos, rendís hoy testini·onio de amor y
"de reconocimiento, es la que nos amonesta a no poner nuestra
"confianza en ideologías erradas o peligrosas y la que nos invita
"sobre
todo a otra consideración que colocawnos al final de estas
n sintéticas observaciones."
PAULO VI, en una Alocución a los Traba­
jadores en el 75 Aniversario de la "Rerum
Novarum" (22 de mayo de 1966; texto ita­
liano
en L'Obsservatore Romano del 23-24;
texto en ·castellano: Ecclesia, núm. 1.294, del
4 de juuio).
Peligros de la socialización en la sociedad· contemporánea.
"La encíclica «Mater et miag-istra», por o-tra parte, no oculta
"los peligros de la socialización, La1 sociedad contem.poránea tiende
"a desp,ersonalizar al hmn1bre, desvirtuado y camio atomii,zado en
"mrua en la cual de suyo no obedece sino-a las presiones ejercita­
" das desde·

fuera."
"En m1edio de los gra,ndes con:lplejos urbanos, de las concen­
"traciones en los lugaires de trabajo y de recreo o en los medios
"de transporte~ con frecuencia el individuo, aislado-y perdido, no
"hace sino, cmn.,o vulgarmente se dice, seguir la corriente. Una
"seguridad social perfectan:1ente organizada desde la cuna al se­
" pulcro lo puede transformar en puro beneficiario de un sistema
"de cuya suerte él mismo se habrá desentendido. Los miedios de co­
"m.unicáción social: prensa, radio, televisión y cine, le imponen, sin
"darse cuenta él, '11'0Cl,tteras de p-ensar que cree ser suyas. La psi­
" e

o
logia de masas al servicio de la publicidad puede llegar aún
"a crewr necesiáa.des artificiales, y con la consabida «P-ersuasión
"oculta», ha,sta
op'i-niones políticas."
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PAULO VI, de una carta de la Secretar~
de Estado de Su Santidad a la Semana Siocial
Española
(Ciudad del Vaticano, 18 de marzo
de 1967); texto en castellano: Ecclesia, nú­
mero 1.335, 15 de abril.
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