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Número 85-86

Serie IX

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Neomarxismo y libertad

:NEOMARXISMO Y LIBERTAD
POR
]OSÉ AN'l'ONIO GARCÍA DE °CORTÁZAR Y SAGARMÍNAGA.
l. INTRODUCCION
A. Indicaciones previas.
Antes de entrar en materia quiero exponer, lo más brevemen­
te posible, el alcance de este trabajo. Es, ante todo, meramente
informativo y de muy modestas ambiciones: una especie de es­
caparate intelectual en el que se exhiben muy someramente y, sólo
en líneas generales, las principales direcciones del pensamiento neo·­
marxista de nuestro tiempo en su relación con el te~a de la li­
bertad. Es decir, no es un estudio doctrinal completo y tampoco
una obra elaborada sobre un terreno firme, ya que éste cambia
constantemente de forma. Quiere ser, especialmente, un panorama
general, ligero
y liviano, de ese mundo tan interesante y tan des­
conocido que es. el neomarxismo -moderno. · Pero tampoco
-y ésta es una 1nás de sus limitaciones- abar­
ca a todo
él. Por ejemplo, no hablo de Marcuse -más que d~
pasada-

porque en la última Reunión de los Amigos de la
Ciu­
dad

Católica, celebrada en Madrid en diciembre pasado
y para
donde
fue escrita

esta exposición dentro del tema general de
la libertad, dedicó brillantísimas páginas
a Marcuse, a este cu­
rioso
"romántico incorregible" --como él

mismo se llama-
J or­
ge
U scatescu. Tampoco se estudian -a no ser en lo que pueden
tener un fundamento doctrinal dentro del alcance de nuestro
tema- los movimientos políticos concretos, porque sólo deseo
moverme -dentro de las líneas fundamentales del trabajo-- en
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]OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
el terreno de la teoría, mucho menos frágil y, sobre todo, más
permanente y consistente que en el de la práctica política, tan sujeto
a los condiciorramientos y circunstancias históricas. Los aconteci­
mientos políticos suelen estar muy cerca de nosotros para cono­
cerlos en todas sus dimensiones y examinarlos con la debida
perspectiva. Por ello sólo excepcionalmente hablaremos de los
mismos en la tercera parte de este análisis. Tampoco me refiero a los que pudiéramos denominar neo­
marxismos de tipo atrozmente totalitario y reaccionario dentro
de las doctrinas marxistas
y que constituyen, por lo general, un
endurecimiento de la línea stalinista, como los de Albania, o el
que representan los italianos del "Manifiesto", o la "Izquierda
proletaria" de Francia. (Sí, en cambio, dedico algunas líneas al
maoísmo, porque no han faltado autores que lo han considerado,
con ignorancia rayana en el cinismo, como un marxismo de li­
bertad.)
En síntesis, por tanto, quiero examinar el interesante tema del
neomarxismo moderno -muy reciente todavía~ en su relación
con el apasionante mundo de la libertad. Y por ello he dedicado un
gran número de páginas al más curioso de los fenómenos actua­
les, que es, a mi modo de ver, el llamado humanismo socialista,
humanismo del que diremos, siguiendo a Jaspers, o 'l"" no es
verdader(Jl!nente wwrxista o que no

es
realm,ente un hrwmanismo.
Las
palabras

del
viejo ma,,stro -filósofo y científioo---resumen
en
realidad el contenido de este tema. Sólo agregaré otra sintéti­
ca afirmación por mi parte: si hay libertad --como quie~en los
neomarxistas--- no hay marxismo; si hay marxismo, no hay liber­
tad. En este último caso, no
la experiencia histórica conocida de
todos, sino el propio sistema creado por Marx
y Engels y lle­
vado a. sus últimas consecuencias por Lenin, nos demostrará trá­
gicamente que al afirmar las posibilidad del marxismo y libertad
hemos caído en la más candorosa de las ilusiones
y en la más
-palabra terrible para los marxistas de todos los tiempos-- ino­
cente de las utopías.
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NEOMARXISMO Y LIBERTAD
B. Ideas generales.
El neomarxismo actual -al que puede considerarse como
uno de los escasísimos movímientos que han intentado la evolución
de la férrea armadura. del marxismo hacia situaciones más o me­
nos liberales----, en muchas de sus facetas, afirma rotundamente la posibilidad de la existencia de la libertad individual
y del reco­
nocimiento
de la

personalidad humana dentro de un régimen au­
ténticamente marxista. Por lo general, tiende a reconocer la apa­ rición de un pluralismo en el sistema
y que éste abarca amplia­
mente a todos los hombres
y no sólo a los del Partido o de la
clase, hasta
conver,tirse, como
dicen
muchos de
sus corifeos
"'en
el

humanismo del siglo xx". Varias direcciones del neomarx:ismo -fenómeno
-de mil ca­
bezas, por otra parte- opinan que así como el cómunismo ruso
surgió de una modificación de la tesis de Marx, ya que Lenin
lo acomodó a sus propias circunstancias, es necesario
que el

ver­
dadero marxismo se adecúe ahora al momento actual. Afirman
que las teorías de Marx
y Engels están teñidas de un formida­
bles historicismo. Primero ellos -siguen en su argumentación-, después
Lenin y Stalin adaptan el sistema a las circunstancias de
tiempo
y lugar. Y, pese al fatal determinismo de las leyes his­
tóricas y económicas inspiradoras de las conclusiones de Marx
y sus sucesores, sostienen los partidarios de 1a tendencia que no
puede reconocerse en el marxismo valores permanentes
y univer­
sales.
(¿ Es que el determinismo marxista ha sido destrozado por
la ganzúa oculta de una interpretación más libre de la dialéctica,
pieza capital del sistema?
¿ Acaso, a través d.e las explosiones de
la dialéctica, explosiones en chorro, salta roto en mil pedazos el
viejo
y rígido determinismo de Marx y sus huestes? Con una
interpretación amplia del materialismo dialéctico, de1 diamat, pue­
de llegarse a muchos caminos, porque en él descansan las princi­
pales leyes de evolución. Pero
¿ es posible -en la rígida oonoep­
ción de Marx y Engels que una de las piezas del "puzzle" se en··
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]OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
frente con otras tan capitales como ella y la barrene y la desfon­
de? Nosotros seguimos creyendo que el marxismo es radicalmente
deterniinista, a

pesar de las posibles evoluciones de
la dialéctica
actual

o futura. Pero
para los tOCllicos de

la Revolución siempre
conviene tener a mano un argumento para presentar al dogmático
e infalible marxismo ortodoxo o heterodoxo con una nueva cara
o una nueva dirección. Así, muchas veces se nos ofrece como un
redivivo Dios
J ano con dos caras, que miran a direcciones total­
mente contradictorias.)
¿ Cuáles son las pdncipales vertientes del neomarx.ismo? La
mayor parte de los autores preconizan, para entender el nuevo
sistema, la sustancial vuelta a Marx ( algo así como el retorno a
las fuentes),
pero no

al Marx maduro, al Marx conocido (al que
ellos creen casi embalsamado), sino a lo que llaman el
jown M/JJf'.>'
que ha dejado la huella de sus primeros años como pensador en
manuscritos, esbozos, fragmentos de obras, en los que estos au­
tores creen
ver1e corno

un partidario de la libertad personal.
"Hay
que

volver
al joven
Marx" es el lema del grupo. El yugoeslavo
Korak dice gráficamente: "Es preciso abrevar en las propias obras
de Marx -agrego
yo, en las prímeras~ y no en los "escritos de
Stalin o en las ideas stalinistas." Fueron principalmente Lukács
y Korsch los que iniciaron la actual delineación del otro M arz, del
joven MMz. (Uscatescu nos ha dicho que hace setenta años Gio­
vanni Gentile
---,,1 filósofo italiano-vio
la
¡x,sibilidad de
un neo­
marxismo. Y también él volvía
los ojos

al joven Marx.) Frente
a ellos la reacción oficial marxista ha sido unánime y se ha pro­
clamado como único auténtico "al verdadero Marx", al "Marx
de
la madurez". Los escritos del joven Marx fueron minimizados
¡x,r la
propaganda de la máquina del partido
y se les negó su va­
lor
filosófico y 1político. Lukács escribe a este respecto: "En esto
llegan incluso tan lejos que
la nueva edición completa de Marx y
Engels -se entiende, aclaro, la oficial soviética-no contiene,
· o sólo contiene en antología parcial, importantísimos escritos de
este período." En nombre de los teóricos soviéticos, Kochelava
se ha alzado con violencia contra 1a tesis de Lukács y Korsch.
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NEOMARXISMO Y UBERT AD
Así en su libro El mito de ios dos Marx se pueden leer estas lí­
neas: "El mito de los dos Marx constituye uno de los últimos ar-·

mediante los cuales
la socialdemocracia de la derecha, con­
servando aún la fidelidad a Marx en la apariencia, intenta defor­
mar la obra efectiva del socialismo como si fuera éste una contra­
dicc'ón auténtica del marxismo." Y añade: "El mito de los
dns
Marx

es precisamente
el resultado dictado por el afán de des­
membrar el marxismo
y de oponer una parte a la otra." Con ex­
celente criterio, en este caso, a mi modo de
ver, sostiene
que no es
lícito dar la importancia decisiva que quieren otros a los
esbows
o manuscritos del joven Marx cuando éste en su obra· madura,
de la que se sintió solidario
y responsa ble, no vuelve a tocar las
ideas de libertad y de reconocimiento de la personalidad de sus
primeros años.
Otro de los puntos
en los

que descansa el neomarxismo ( corno
siempre, nos referimos a
la principal dirección de éste, porque
ya he dicho que sus posiciones doctrinales son muy variadas) es
su crítica
a la realidad marxista y su proclamación del fracaso de
los países socialistas, especialmente en los inspirados directamente
por Stalin. Así Korak,
~n nombre del "humanismo marxista",
ataca "las prácticas
stalip.istas, las
cuales
ho se
extinguieron cuan­
do fue retirado del mausoleo de Len in en la Plaza Roja el cuerpo
desmembrado
de Stalin". Añade más adelante: "La situación
que
impera en la China contemporánea constituye el mayor ejem­
plo de ]a tendencia a restaurar
el estatismo stalinista ... Este es el
modelo

que pretende imponerse despiadadamente a la humanidad
contemporánea
como el ideal del socialismo."
Selucky
ha definido, en nombre de todos, el método sta!inista
o la concepción stalinista del Estado marxista. Para él es un Es­
tado conducido en forma dirigista, con una administración brutal,
totalmente centralizada, con un poder monopolizado por el partido
comunista
y una burocratización sin resquicios de fa sociedad pri­
vada de la libertad en la que se desenvuelve un hombre sin dere­ chos
,humanos.
La crítica ~de la falta de visión de los organi~mos políticos mar-
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/OSE ANTONIO GARCIA DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
xistas constituye otro .de los soportes del neomarxismo, opinión
· en
la que pueden considerarse a todos contestes. Dicen que la má­
quina
del Partido cree todavía que se enfrenta con una sociedad
capitalista como la existente en tiempos de ~arx cuando no sólo
ha evolucionado en fmma muy diferente a la prevista por el gran
patriarca de Treveris, sino que algunos puntos no lejanos del ideal
marxista ( como la socialización o la nacionalización industriales)
han sido aceptados por los países capitalistas. (La misma crítica,
pero de signo contrario, creo podría hacerse de los países capi­
talistas que atacan al marxismo con bombardeos intelectuales so­
bre
las bases marxistas de hace más de un siglo.)
Uno de los juicios más acerbos
y amargos del neornarxismo
en su oposición
al marxismo oficial consiste en la afirmación de
que éste niega los derechos de
la sociedad
frente al Estado. Esto
va unido a la proclamación de unos principios de libertad~ mu­
chas veces condicionada o limitada, y del reconocimiento de la
personalidad humana, aunque muchos de los autores del movi­ miento reducen esos derechos primarios a los representantes de la
clase proletaria o del ,partido comunista; es decir, se defiende im­
plícitamente

la instalación de un racismo espiritual más brutal
que el simple biológico o el político concreto. Por lo general, Fromrn, Kamenka, Schaff, Kosik, Pejovic,
Bloch creen que el marxismo
huinanista es

la única respuesta
po­
sible a la amenaza del aplastamiento del hombre moderno frente
al despotismo de la economía
y de las circunstancias que le ace­
chan y que socavan su libertad. Schumpeter, voz interesante en el
coro de estos autores, no sabe si el socialismo futuro puede ase­
gurar la libertad del hombre. Pero sí admite la existencia de una
serie de socialismos cíclicos y progresivos gracias a los -cuales,
con una política descentralizadora, el hombre puede lograr la má­ xima libertad posible frente al Estado. Corno muy bien ha visto González
Estd,mi, "al

admitir (Schumpeter) el papel de la vo­
luntad humana abre la posibilidad de un socialismo humanista.". Claro está apostillo, dentro de un régimen
político-muy sui ge.:.
neris basado en un verdadero tremedal intelectual. ·
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NEOMARXISMO Y LlBERT AD
C. Unas palahras de Heidegger.
El tema que voy a desarrollar, pues, es un tema vivo, actual,
palpitante, porque si por un lado, y de rechazo, examinaré algu­
nas de las doctrinas de Marx, por otro me voy a enfrentar con
una doctrina heterodoxa dentro del marxismo legal que ha gana­
do mucha popularidad y extensión. Tiene también un especial in­
terés, ya que muchos de los neomarxistas --como nos lo recuerda
U scatescu- influyen en la nueva filosofía cristiana, es decir, en
la frlosofía ¡m-ogresista o filomarxista, y otros -J.)'lrtidarios deli­
rantes de una libertad dentro de un orden anárquico- se separan
tnmultnosamente de la obediencia comunista. Y es que el mar­
xismo -no podemos olvidarlo- está ahí, en la calle, a
la vuel­
ta de la esquina. Se vive un ambiente marxista y estamos respi­
rando un aire enrarecido
y letal. Lo único que no puede hacerse
es desconocerlo, ignorarlo. Con palabras de serena claridad, Hei­
degger ha escrito: "Se pueden adoptar diversas posturas frente
a las doctrinas comunistas y su fundamentación, -pero lo cierto
es que, desde el punto de vista de la historia del ser, en él se ma­
nifiesta

una experiencia fundamental de algo que pertenece a la
historia del mundo. Quien tome al comunismo sólo como "parti­
do"

o como "ideología" piensa con tanta cortedad como aquellos
que, con el título de "americanismo", sólo designan -y, además.
con desdén- un determinado estilo de vida."
2. LOS TEORICOS DEL NEOMARXISMO
Voy a estudiar ahora diversas gamas del pensamiento neo­
marxista desde diferentes cam]XJ,S y de varias nacionalidades (lo
que, como es lógico, nos hará forzosamente breves y escuetos).
El común denominador de todos los neomarxismos -lo he dicho
y lo repito-- es su posición crítica ante el marxismo ortodoxo.
Defienden la mayor parte de ellos un anhelo de libertad y de in-
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/OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
dependencia respecto a la doctrina consagrada y un amplio espí­
ritu de
rebeldía frente

a la máquina dogmática
y policíaca del
Partido. Suelen, por lo común, centrar sus ataques contra el sta­
linismo y algunos de ellos contra el propio Lenin. Casi todos
creen en la existencia de dos Marx: el joven Marx, partidario
de la libertad y del hombre total, y el viejo, o el ho;nbre férreo,
totalitario,
el hombre de la dictadura del proletariado.
A continuación examino sus principales direcciones.
A. La Escuela dialéctica.
La llamada Escuela dialéctica del marxismo europeo consti­
tuye una de las más sólidas creaciones
del neomarxismo
inte­
lectual. Entre sus representantes se encuentran las más varias
posiciones e incluso profundas contradicciones, pero, por lo ge­
neral, todos -incluso los que fueron stalinistas en su tiempo­
chocan con el stalinismo
y atacan ferozmente -la burocratización
del marxismo. Sus principales figuras son Lukács, Marcuse,
Korsch, Adorno
y Gorz. El primero, flexible y diplomático, pese
a su actual postura neomarxista, puede ser considerado como el
más tolerante hacia el stalinismo; Korsch se inclina más a las
nuevas tendencias neornarxistas
por su aguda beligerancia contra
los métodos de la política soviética; Marcuse camina por otras
sendas basado en la imposibilidad de conciliar la libertad con
el
marxismo ruso y reputa a éste y a los demás marxismos nacio-·
nales
situados en
su órbita dentro del esquema de la sociedad re­
presiva. Cree Klofer que Lukacs y sus
compañeros de

fila se distin­
guen del stalinismo al igual
de como se separan en la realidad
intelectual el socialismo liberal
y el oficial o legal. Entre ellos no
existe puente alguno. (Y entonces, ¿ a qué viene esa misma pro­
clamación de fe marxista?) En
la postura d,· Lukacs, el marxismo ~frente al dogmatismo
predicado-no

tiene una
línea general
fatal
y aplastante. Muchas
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NEOMARXISMO Y UBERTAD
veces sólo ofrece posibilidades de tanteo. "El marxismo -escri­
be-no es un Baedecker de la Historia: sólo indica la línea prin­
cipal seguida por
1a evolución histórica. La certe2:a postrera que
da es que la evolución de la Humanidad; en última instancia, no
se resolverá, no podrá resolverse en la nada. (Volveré sobre Lukacs
en el curso del tema.)
Interés especial ofrece el pensamiento de Adorno y de Bloch,
que, aunque
conform~.s con nnos principios

marxistas básicos, se
separan en cuestiones de interpretación. (Cuando nos referimos
en este capítulo a los pensadores citados
y a los demás, _quiero
recordar que todos, pese a sus críticas,
siguefi sie~do ideológica­
mente

marxistas.)
Adorno -recientemente fallecido- zarpa de aguas absoluta­
mente marxistas; hasta el lenguaje es marxista: esbozo, condi­
cionamiento, cambio, circunstancia. A causa de ello considera que en filosofía la totalidad es lo falso. Lo que vale, según él, con una
concepción fragmentaria del universo de las ideas, es el segmento,
el
esbozo, la

parte. Como muy bien ha dicho Pérez Corral, Adorno
se dedica al "cultivo de
la miniatura".
Partidario como los demás miembros de la Escuela dialéctica,
Adorno, lo mismo que Lukacks y los demás del grupo, se de­
clara defensor de la proclamación de una libertad claramente de­
finida en
el marxismo. Para él toda educación debe ser "una edu­
cación
para la resistencia",
para luchar
contra el triunfalismo de la
ideología ambiente (la ideología oficial marxista). Así manifiesta
que siente "una creciente antipatía contra la praxis
en contra­
dicción con
mis propias

posiciones teóricas".
Y esto es lo que
en realidad

resume la postura
de Adorno,

lo que se ha llamado
su tragedia: su aspiración -resume Pérez Corral- como artista
a la libertad; su certeza como filósofo de la utopía de la libertad''.
Una simple apostilla: no niega con estas palabras la existencia
de una

libertad que flota en el paraíso de los conceptos marxistas.
Bloch, a partir de 1961, se acerca claramente a las bases neo­
marxistas con una vuelta sinceramente proclamada al derecho na­
tural, lo que en realidad, pese a sus declaraciones de fidelidad al
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JOSE ANTONIO GAR.CIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
marxismo teórico, representa una importante ruptura con lo que
pudiéramos denominar el pensamiento tradicional marxista. Siguiendo
s1,.1 argumentación,
considera que es asombroso que
el marxismo rechace el derecho natural, ,en el que él basa la pro­
pia dignidad humana. Por otra parte, proclama, frente a la ince­ sante evolución del mundo y de las ideas inscritas en el frontis­
picio del Partenón marxista -con excepción de las consideradas
como inamovibles por Marx y Engels-, que las normas del de-­
recho natural son eternas.
Lo más curioso de todo es que Bloch
sigue siendo marxista, aunque podamos considerarle, y con toda
razón, un marxista muy especial.
La crítica realizada por esta Escuela dialéctica del marxismo
tradicional,
y que ha dado lugar a la aparición en bloque de un
neornarxismo o marxismo humanista,
ha suscitado, como era na­
tural, la réplica de los elemeotos fieles a la obediencia
d.e Moscú
o

de otros pensadores marxistas. Así se ha dicho que este
grupo
de intelectuales "ha embalsamado a Marx". Lefebre, el ideólogo
oficial del marxismo francés, afirma que
la· mayor
parte de estas
críticas doctrinales han tenido un bien: demostrar su utopía; han
cumplido una función utópica. Abundan, por otro lado, los críticos de Lukács, Adorno, Mar­
cuse, etc., que consideran que su obra última al menos (salvan
al
joven Lukács, al joven Marcuse, al joven Adorno, como va sien­
do ya tradicional en estos temas} no es más que una literatura seu­
domarxista fuertemente teñida de tradición reaccionaria o de re­
acción capitalista. Así destacan el notorio influjo de Dilthey eo
Lukács o de Heidegger en Marcuse. Para Sacristán, las reac­
ciones
de la mayoría de estos autores obedecen a que en el fondo
fueron unos burgueses y
sufrieron la erupción de un sarampión
seudomarxista.
Para terminar este capítulo -y corno posición provisional y
perentoria- nos basta decir que en mi opinión las ideas de li­
bertad y marxismo son contradictorias; que la postura actual de
los seguidores de la llamada dialéctica del marxismo es una for-
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NEOMARXISMO Y LIBERTAD
midahle utopía, una más de las "ilusiones heroicas" de las que
habla Marx al estudiar a los jacobino)<.
B. Sooaff y el pensamiento neomarxista polaco.
Schaff es, hoy por hoy, la principal figura de la filosofía neo­
marxista de Polonia y uno de los causantes de la divulgación de
las ideas polacas en el panorama del marxismo mundial. Así se
le puede considerar como el elemento más representativo de los
que defienden a la persona y a la libertad en el mundo comunista
polaco, junto a Kolalwwski, Lange
y Hocbfeld.
Para Schaff sólo los errores marxistas, "incapaces de despla­
zarse de la imagen del capitalismo del siglo x1x a las presentes
circunstancias", han sido culpables de la afirmación capitalista de que el marxismo niega en forma radical
y terminante la liber­
tad del hombre, su libre decisión
y su responsabilidad plena.
"Los hombres -------escribe-conceden hoy una importancia gran­
de a los problemas de la libertad, especialmente en el caso de las
jóvenes naciones de Asia y Africa; esto puede aplicarse tanto
a la libertad nacional como a la libertad del individuo."
En 1965 el llamado "príncipe del marxismo polaco" publica
su libro sobre El m.arzisnw y el ser hu,niano indi,znduail} en el que
defiende la libertad y personalidad en el hombre -dentro de los
condicionamientos fatales de las circunstancias-- en el seno de
la máquina marxista. Para Schaff uno de los principales objetivos
de la filosofía marxista debe ser conocer las condiciones de feli­
cidad del ser humano particular, del· hombre concreto, del "hom­
bre total", de ese hombre que se encuentra posiblemente alienado.
Ante tales declaraciones, el Sanedrín oficial del partido comu­
nista polaco puso
el grito en el cielo, porque la afirmación de
Schaff derribaba una de las piezas maestras de la dogmática mar­
xista: la de que en la sociedad socialista pudieran existir gentes
alienadas.
La reacción oficial -como digo--fue vehemente: el rnarxis-
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mo, como ideología, es monolítico en todos los órdenes del pen­
samiento. No hay que olyidar que en la
propia Polonia
se ha
gritado que todos los filósofos han
de ser marxistas o han de ser
liquidados
.. La mayor parte de los discípulos de Schaff perdieron
sus cargos públicos
y tuvieron que abandonar sus cátedras. Uno
de ellos, Skolimowsky, después de considerar que
hay una clara
afirmación de la libertad en Marx -supongo que se referiría a los
llamados
papeles del

joven Marx-, asevera que el
principal ob­
jetivo

de la
filosofía marxista debe ser el hombre concreto indi­
vidual, el hombre en su individualidad,
y no, como hasta ahora
había sido exclusivo de las doctrinas surgidas cort la aparición
de Marx y sus sucesores, "el "hombre e·staáístico" concebido "como
una resultz.nte ahstracta de la interpolación de fuerzas econó~
micas y sociales".
Desde varios rumbos se ha criticado la postura de Schaff.
Para él con una visión
rudlinentaria y parcial del universo de
los conceptos sólo es posible
un humanismo: el humanismo mar­
xista. Así
-y pese a sus fervientes declaraciones de libertad~
se

nos muestra legitimario de Lenin
y sujeto a la dogmática mar­
xista con una fidelidad asombrosa. Por otra parte, Schaff no se
separa
del partido comunista, sino que sigue colaborando con él,
como siempre lo ha hecho, y ha aceptado "las más abiertas formas
de rendición", como se ha dicho, frente al aparato del Partido.
Saturado del dogmatismo, el ideólogo polaco considera al
mate­
.
rialismo

como la exclusiva estructura lógica científica para al­
canzar la felicidad del hombre, y afirma que toda obra, filosófica o no, ha de hacerse dentro del Partido. (Recuérdese aquello, tan
caduco y monstruoso, de nada contra el
Partido, nada

sin el Par­
tido, nada fuera del Partido.)
Escasos rastros de libertad encuentro, pues, en la obra de
Schaff. En definitiva, queda sintetizada por el reconocimiento de
la alienación de algunos hombres en el seno de la sociedad
socia­
lista.

Por otrá
parte, esta

pretendida libertad sólo es una fuente
de salud y de juventud para ellos,
para los

comunistas,
para los
del

Partido. No hay libertad fuera de las almenas del
partido co-
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NEOMARXISMO YUBERTAD
munista. Porque, siguiendo el viejo dicho marinero, "todo es ene­
migo más allá de la línea".
Pese a todo, pese a estas declaraciones de amor al Partido
y de fidelidad a la línea oficial, el partido comunista polaco le acusó, en sesión especial de su Comité central, de ligereza, de
abandono
de posiciones del Partido y de la más crasa y vergon­
te irresponsabilidad política.
C. La inteligentsia neomarxista italiana.
Dentro del pensamiento neomarxista italiano figura el nom­
bre de un -escritor al que pudiéramos denominar no, como creen
sus colegas, "el mayor filósofo marxista de la época", sino como
uno de los más adelantados en el tiempo. Porque hace ya vein­
ticuatro años,
Galvano Delle Volpe publicó un libro titulado
La libertad comurnista, en el que basándose, como después han
hecho otros autores, en el joven Marx, sobre todo en los manus­
critos económico-filosóficos
del año 1844, mantuvo la tesis de
una factible libertad en el marxismo
y, como consecuencia, de la
existencia de un fenómeno de liberación. Las ideas de Dtlle Volpe
han sido recogidas aumentadas y ex­
tendidas a
diversos campos

del pensamiento por un grupo de neo­
marxistas de su propio país.
Así, Di Marco cree que, pese a las
apariencias exteriores
y por encima del férreo monolitismo so­
viético, "la sociedad
socialista está basada en
la plena
r~aliza­
ción
de

la lihertad". Di Marco
separa la
teoría de la libertad del
hombre
y la de su práctica a todos los niveles, y aquí ve el desequi­
librio entre lo que él sustenta, que es el puro ideal marxista
(y
yo' creo que es el de un marxismo extrañísimo al que le queda
· poco

más que el nombre),
y la actual estructura de la sociedad
soviética.
La eliminación de toda forma de alienación -principio
capital de la filosofía marxista- implica, según Di Marco, la plena
li"qertad, que

no puede darse en una sociedad basada en for­
mas de explotación del hombre
por el

hombre.
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JOSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
Quizá la figura principal del neomarxismo italiano dentro
del esquema que nos ocupa es la de
Lombardo-Radice,
que pro­
pugna teorías de tolerancia
y pluralismo -y, claro, en definitiva
de libertad- y afirma que esto implica modificaciones en
el mar­
xismo clásico.
Para Lombardo-Radice
el pluralismo es "una necesidad inter­
na del marxismoH. Y agrega : ". . . los marxistas italianos están
convencidos de que el pluralismo es una exigencia interna de la
revolución socialista en su país. Creen que en la nueva socie­
dad no sólo debe ser consentida la libertad de opinión, sino que
toda libertad es indispensable para evitar errores para avanzar
más rápidamente. Cree firmemente· que en una sociedad socialista
no

es lícito
al Estado hacer ninguna discriminación entre ciuda­
danos sobre una base ideológica; creen muy fecunda una
reci,pe­
ración marxista del concepto liberal del estado confesional laico".
Tanto Lombardo~ Radice como Di Marco se levantan, dicen, "con­
tra ·una visión fósil totémica d.el marxismo". Por su parte, Ghiodi
afirma que partiendo de bases exclusivamente marxistas se puede
recuperar, en
lo más profundo y real del marxismo, el concepto
de libertad. No hay
que olvidar

una cosa muy importante en las opinio­
nes de los autores italianos que hemos citado:
la mayor parte de
los textos citados fueron pronunciados en los diálogos marxista­ cristianos entre intelectuales
y en los que, como es natural, pre­
domina
por ambas partes un irenismo platónico.
Sin perjuicio
de volver sobre el tema, nos basta por ahora
flanquear todas estas posturas
con simples interrogaciones: ¿ qué
tiene
de común todo esto con el materialismo científico y dialéc­
tico de Marx y Engels ?,
¿ y con el bárbaro estatismo de Lenin
o el

feroz monolitismo de la línea general del partido? ¿No
hay
más que, por encima de todo, ilusión, utopía, fantasía y ciencia
ficción?
366
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y UBERT AD
D. Los teóricos de la experiencia yugoslava.
Se ha considerado por muchos que los pensadores yugoolavos
de

los últimos años
han aportado ideas de libertad al pensamiento
marxista que ha influido prácticamente en la llamada autogestión
de la empresa. Pero, en realidad, el pensamiento neomarxista de
Yugoeslavia no ha ido muy lejos en su camino intelectual, sobre
todo si vemos las posiciones adoptadas por dos de sus principales
teóricos, Marcovik y Petrovic. El primero, cree que ,para volver
a
unas ideas de independencia dentro del marxismo hay que
des
truir la autoridad de Stalin (por lo que no se .sabe bien a las cla­
ras si la postura de Marcovik no es en el fondo, pese a sus afir­
maciones . teóricas, más que una apasionada defensa práctica de
Tito) y. recurrir a otra autoridad más firme, indiscutida y su­
perior: Marx. A consecuencia del olvido de las ideas de Marx
(claro es del joven Marx, eterno
ritornello de los neomarxistas)
se han causado dolorosas heridas en el cuerpo doctrinal marxista
y se
ha estado a punto de extirpar todas las posibilidades de un
humanismo marxista.
Durante mucho tiempo -mantiene Marcovik- esta prete­
rición de los derechos de
la personalidad y de la libertad en gene­
ral sólo fue cancelada y, con muchas limitaciones, en provecho
de una sola clase: el proletariado. Ahora hay que acudir con el
nuevo marxismo no al hombre de la clase social, sino al hombre­
general. Y a ese hombre-general --<:asi el hombre-total del joven
Marx-la nueva revelación marxísta concede libertad y persona­
lidad. (Eliminación del principio de una clase social únicamente
apta para recibir el mesianismo marxista, reconocimiento del hom­
bre como a tal hombre y no como encuadrado en la categoría pri­
vilegiada del proletariado, afirmación de la libertad y personalidad
en general dentro de una sociedad marxista: ¿ Qué tiene que ver
esta catarata de nuevas proposiciones con las que representan
realmente la tradición marxista en su grado puro? ¿ No estarnos
jugando una partida que se desarrolla en campos totahnente di-
367
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGAR/11/NAGA
ferentes y opuestos? ¿ Puede considerarse realmente básicamente
marxista este pensamiento?)
Por su
parte, otro

yugoslavo, Petrovic, partiendo de las
clá­
sicas ideas marxistas de la necesidad y de la libertad, se lanza
por un camino equidistan_te,
por una senda media. "La teoría -es­
cribe-según la cual la conciencia de la necesidad es una condi­
ción previa para la actividad libre es, en el mejor de los casos,
incompleta. Si todo fuera necesario, la actividad humana tampoco sería libre.
La conciencia de la necesidad implica sólo una admi­
sión de los límites de la libertad. Una condición positiva de la
libertad consiste en la conciencia de los límites de la necesidad." Petrovic, de cuyo marxismo auténtico no podemos certificar,
al menos en su
tralnjo El hombre y la libertad, termina el libro
con una frase lapidaria:
"La falta de libertad no es simplemente
el peligro mortal
para el

hombre, es la muerte del hombre."
Frente· a todos estos ideólogos, que se creen neomarxistas y,
que al menos en el punto que estudiamos, "Neomarxismo y Li­
bertad", son, sin saberlo, antimarxistas, se levanta la posición de
Djilas,
él rebelde

yugoslavo, que escribe: "Ayer el comunismo
era una utopía que se combatía, una utopía que
buscaba. con la
fuerza

su propia realización. Hoy el comunismo es
la petrificación
del dogma que se mantiene con la violencia." Y agrega: "El fu­
turo no es de las utopías",
y una de ellas es ese comunismo con
libertad, agrego yo.
E. La
utopía checoslovaca.
En esta parte del trabajo no nos vamos a referir a la trágica
experiencia de la primavera de Praga que, como un fantasma ar­
mado de una guadaña, se levanta sobre los ponientes de la His­
toria
univers3J. Sino

solamente, y de pasada, a dos de sus prin­
cipales ideólogos , inspiradores ,en su mayor parte de la acción
material de Dubcek y sus colaboradores. Nos referimos a dos an-
368
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y UBERTAD
tiguos comunistas, Karel Kosik y Ota Sik. El primero, en su
obra
DWléctica de lo concreto, abrió algunos caminos de espe­
ranza de liberalización intelectual y proclamó tímidamente la nece­
sidad de una cierta libertad y de reconocimiento de la persona­
lidad en el hombre y no sólo dentro de las fronteras de la clase
o el partido. Kosik se encuentra en la línea de Adorno, Bloch,
Lukács, Korsch y Marcuse. Se ha llamado a su obra
,la de

un
pensador rigurosamente anticonformista. Y pese a que se en­
cuentra en una
situaClón intelectual

infinitamente
más cerca del
marxismo

férreo que del neomarxismo italiano, fue considerado
como un enemigo mortal de la interpretación soviética de las esen­
cias de Marx y Engels y, en su consecuencia, expulsado como
hereje del partido cuando se apagaron las luces quiméricas de
aquel triste sueño de Praga.
También ha sido expulsado
del partido

comunista Ota Sik, el
gran economista checo. Ota Sik defendió de igual modo la posi­
bilidad de la coexistencia del marxismo y libertad. Hoy ha sen­
tido en carne viva la respuesta a su delirio. Refugiado en Suiza,
en la reciente Convención sobre
la manipulación del hombre, cele­
brada en Zurich, ha Contestado tristemente
~como símbolo
del
fracaso de sus teorías-, a la pregunta
"¿ qné le queda al hombre
de su personalidad en los regímenes marxistas?": "Nada. Estos regímenes no tienen ningún interés en favorecer el desarrollo de
la personalidad humana." A pesar de todo, Ota Sik no rompe
con el pensamiento mar­
xista. Porque a
la pregunta ¿ es admisible la convivencia entre
libertad
y sistema marxista?, responde, radicalmente: ¡No! Aun­
que agrega que esa libertad era posible en el pensamiento de
Marx y Engels. (En una palabra, se vnelve a la misma me­
lodía del

joven Marx y del joven Engels, basada sobre manuscri­
tos, esbozos, fragmentos, desconectada abso1utamente de sus au­
ténticos volúmenes doctrinales.)
369
'4
Fundaci\363n Speiro

JOSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
F. Algunos pensadores de los países socialistas.
Uno de los países que en los actuales momentos intenta rom­
per

al
máximo con
las ligaduras soviéticas es, indudablemente,
Rumania. Entre
los principales

teóricos del nuevo marxismo ru­
mano, inspirado en las ideas de la Escuela dialéctica alemana y
en las experi,encias
yugoslavas, se encuentra Goldmann. Par.tiendo
de las dos principales tesis de Marx sobre las sociedades capi­
talistas, es decir, de sus teorías sobre el fetichismo de las mer­
cancías (o, con la nueva palabra de Lukacs, su reificación) y de
la teoría del empobrecimiento progresivo del proletariado, que
conducirá a éste al hambre y a la muerte, Goldmann sostiene que
si esta segunda tesis ha fallado en forma rotunda (porque el fe­
nómeno que se advierte en todo el mundo es totalmente contra­
rio) la primera, o sea la del fetichismo de las mercancías muestr d
validez, porque, a través de él, se han creado nuevos valores, como
son los de la libertad y tolerancia, bases del actual humanismo
marxista. (O sea
-subrayo---que,

en
,el fondo, Goldmano apun­
ta· esta nueva dirección de la libertad y de la tolerancia en un
mundo marxista no porque haya surgido del seno del pensamiento
marxista-leninista, sino como una consecuencia impuesta desde
fuera y que se encuentra en la realidad procedente, en su mayor
parte, de la fabulosa técnica capitalista.)
Para Goldmann, el nuevo humanismo marxista, en el que es
posible la libertad, la tolerancia y el respeto a la personalidad
se basa en la situación yugoslava. Reconoce, por otra parte, que
la autogestión por los trabajadores de las empresas permiten ase­
gurar una democracia efectiva, aunque ésta no sea absolutamente
una democracia marxista.
(¿ Dónde, pues, el tema de marxismo y
libertad?)
En Hungría surgió hace unos años una extraña mezcla de un
hombre teórico y práctico a la vez, de un pensador y de un
¡,o­
Iítico, de un escritor y de un policía al mismo tiempo. Hablamos
de Imre Nagy. Por un lado fue un comunist.a idealista; por otro,
370
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y I,IBERI'AD
primer. ministro de un regimen comunista. Su libro Contradic­
ciones del comunismo revela por ello las discrepancias entre el
dogma y la práctica. Lo malo es que N agy sólo critica la práctica
del comunismo
y no sus dogmas. Pero al menos la crítica de la
práctica y el hecho de su fusilamiento por los marxistas ortodoxos
le dan una cierta aureola de pensador neomarxista.
Mientras estuvo en el poder combatió, en al medida que le
era posible, el terror soviético, la opresión policíaca o las per­
secuciones del Partido. Atacó el "culto a la personalidad,, y, dentro
siempre de su actuación práctica, aunque, como repetimos, no de
su actuación en el orden de las ideas, hizo severa crítica del mar­
xismo.
Nagy denunció en cierta ocasión "que la mayoría de los
obreros han llegado a creer que se encuentran a merced de todas
las ilegalidades
y de todos los abusos y que no existen leyes que
protejan sus derechos como seres, humanos
y como ciudadanos".
(Advertimos que sólo habla de obreros.) No dice nada, en cam­
bio, sobre las crueldades practicadas sobre los no comunistas.
Se
ha dicho en su honor, como un epitafio sangriento, que se portó
con dignidad en la revolución húngara de octubre de 1956, por
la que fue ejecutado. No se puede hablar de pensadores neomarxistas en forma
clara y directa
en la Rusia de nuestros días. Como no tienen me­
dios de expresión o, al menos, no llegan hasta nosotros, ignoramos
su contenido propiamente filosófico o político. Pero lo que es in­
dudable es que, por encima de toda
la opresión policíaca, la idea
de libertad y
·de reconocimiento

de
la personalidad humaua se va
abriendo trabajosamente camino a través del filtro de la literatura
y del arte. Así tenemos cómo Antcharov habla incluso de expe­ riencias religiosas; Morit escribe de "algo que está en lo más
alto del firmamento; otros hablan de una fe nueva; Korotik del "eterno misterio" ; Tendríakov cree descubrir en
la realidad su
misterio espiritual; Dolmatoski

expresa
en su lírica "algo que
nunca
ha sido encontrado, pero que se debe encontrar, encontrar
necesariamente".
Los poemas de Onanian están dedicados a una
"inteligencia

superior"; como ha dicho, con ingenio, un crítico
li-
371
Fundaci\363n Speiro

JOSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
0
terario de nuestros días, al estilo de un viejo tomista A1tov es­
cribe sobre una "inteligencia que se manifiesta en la sorprendente
organización del universo",
Pero todo esto ~subrayémoslo de manera terminante- no
nos habla de libertad en el marxismo, sino de libertad contra el
marxismo.
F. Garaudy, el gran heterodoxo.
Pnr la repercusión de sus relaciones borrascosas con el Comité
central del partido comunista, primero,
y por su expulsión ful­
minante del Comité
y, posterionnente. del Partido, un!' de las figu­
ras más
jnteresantes del
nu_evo marxismo es el francés Roger
Garaudy, al que algunos han llamado el gran heterodoxo del co­
munismo,
y otros, por sus encuentros con pensadores cristianos,
en famosos diálogos, le han dado
el nombre
del "Obispo Rojo
del Kremlim".
Más adelante, al estudiar el capitulo marxismo-cristianismo,
volveremos sobre el autor que examinamos en estas líneas. Pro­
cedente del cristianismo (del protestantismo), Garaudy ingresó
joven en el partido comunista y no
ha dejado de conservar en lo
más profundo de su ser ciertos principios
de libertad y de digni­
dad humanas que ha creído hacer compatibles con
sus ideas
mar­
xistas. Garaudy cree que
lo que

tiene de negativo el marxismo
---es decir,

la aplastante máquina burocrática, la opresión férrea
del partido, la deificación de la dictadura, la falta de libertad
y el
olvido de la dignidad del hombre-- sólo obedece a razones pura­
mente históricas, porque
el marxismo en su .concreción terrena,
y no en el mundo de los conceptos de Marx
y Engels, surge en
países -como Rusia
y China, por ejemplo----no acostumbrados
a la libertad.
La libertad
-y examino sólo este punto por ser el tema del
trabajo-- no es incompatible, según Garaudy, con el auténtico
marxismo.
La primera prueba de ello, nos dice el teórico francés,
372
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y UBER.TAD
nos la ha dado la autogestión yugoslava, aunque los yugoslavos
tienen todavía sobre sí "una pesada herencia de subdesarrollo".
Para e1 teórico francés, el segundo intento de establecer la
libertad dentro de un régimen marxista fue la primavera de Pra­
ga. Y esto fue posible porque en Checoslovaquia,
al revés
de Rusia
y China, existía una antigua tradición de libertad. Luego, en su
opinión, unas constantes
históric.as admiten
o no -la libertad en e]
marxismo, que, rectamente interpretado al margen de las circuns­ tancias, posibilita las libertades esenciales del hombre.
A las optimistas palabras de Garaudy se le pueden oponer
como primera lanza de controversia las .terribles realidades: desde
la revolución húngara hasta su expulsión del Partido, pasando
por la esperanza -pero una esperanza sin alas- de Checoslova­
quia. Quiera o no, el pensador francés es uno más de los que for­
man el batallón sagrado de los ilusos y de los utópicos. No es de ex­ trañar
la reacción

oficial contra Garaudy.
La francesa, dentro del
Partido: exclusión
y expulsión; la universal-oficial, representada
por la línea general soviética, de absoluta condenación de todas
sus ideas, especialmente, claro es, de las más liberales. Reciente­
mente, en la revista intelectual rusa
Octubre, Mitine, m=embro
de

la Academia de Ciencias de la URSS,
acaba de
publicar una
severa sentencia de la posición de Garaudy, no de la de última
hora, en
la que se puede ver una crítica práctica de Garaudy res­
pecto a la actuación
soviética en
Praga, sino de
las intelectuales
expresadas

en su obra
Le grand tournant du social_;sme. Como
es lógico, desata contra él
los más terribles epítetos, tan manidos
en la
intelligentsia soviética que igualan., en su lenguaje monótono,
al último miembro del partido y al miembro de una Academia de Ciencias, como Mitine. Alistado
~dice Mitine. hablando

de Garáu­
dy-en los grupos de los_ anticomunistas burgueses y revisionis­
tas, de pensamiento "pequeño
burgués", es

un
¡ trotskysta ! (Las
admiraciones son
nuestras-.) Como

vemos, la jerga de las
purgas
de

1937 no cambia; las ideas, tampoco. El principal ataque de
Mitine contra Garaudy consiste que éste "ha hecho
conces:ones
en

sus diálogos con los teólogos católicos", Por último, Mitine,
373
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARCIA DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
"voz del marxismo soviético", afirma que Garauly ha caído en un
antimarxismo abierto.
G. Un marxismo literario.
Aunque, en general, no es necesario al objeto de este estudio
examinar
el mundo literario y artístico en sus relaciones con el
marxismo -no hay que olvidar las tesis sobre literatura y arte
de Marx, Engels,
Lenin, Stalin
y Zdanov que condujeron al
es­
pantoso realismo socialista, verdadero desafío a todos los prin­
cipios de la belleza
y crimen de lesa estética-, voy a estudiar,
muy levemente, las posturas de algunos marxistas humanistas ins­
piradas en radicales posturas artístico-literarias. Merleau-Ponty
planteó un problema interesante hace ya muchos años: ¿ Cabe
la existencia de un marxismo humanista no terrorista? La pre­
gunta abrió ancho campe a dos partidos beligerantes que se nega­
ron

el pan y la sal. Pero sigue siendo una esfinge para muchos,
pese a los denonados esfuerzos de Sartre y de Simone de
Beau­
voir, yue sostienen la posibilidad de una existencia de un mar­
xismo no terrorista en el paisaje del .espíritu _puro.
La postura de Marcuse -y la traemos muy de refilón aquí
porque ya semos dicho que Marcuse no es objeto de mi trabajo-­
más que una auténtica estructura política, más que un verdadero
arsenal doctrinal, más que un pensamiento coherente, es, en el fondo,
una postura

literaria, postura que quiere desembocar en
ese hipotético humanismo marxista. Fromm
ha visto clara la
actitud rocambolesca de Marcuse,
y más _que un auténtico neomar­
xismo ha descubierto en ella un nihilismo disfrazado de radi­
calismo. Pero de _tcx:las maneras, no hay que olvidar que Marcuse
une, como pocos, bajo su nombre beligerante las ideas de revolu­
ción y de literatura. (Esto recuerda la anécdota de aquel famoso bohemio francés apellidado Cornuty, del que nos habla Pío
Ba­
raja,

quien, al terminar un
famoso mitin
anarquista en el Madrid
de los primeros años del siglo xx, se puso en pie para gritar, como
374
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBERTAD
un loco y con genial acierto : "¡ Viva la anarquía! ¡ Viva la lite­
ratura!.") Aunque Sartre, siempre en vedette, critica a muchos de los
miembros intelectuales del partido comunista francés por su teórica
adhesión a los principios antisoviéticos, rechaza
-y en este sen­
tido nos interesa en el curso de estas páginas-- al marxismo ac­
tual por su desconocimiento de la libertad personal. En pro de
ésta -lo qtie no le impide, por otra parte, ser gran admirador
de Mao Tse Tung- defiende lo más íntimo del hombre, lo radi­
calmente personal, "frente. al siniestro anonimato de los poderes
e instituciones".
Una postura absolutamente personal
y humana respecto del tema
marxismo y literatura nos la ofrece últimamente Ignazio Silone
coo su magnífico libro Saldda de urgencia. Antiguo militante mar­
xista, rompe precisamente con el partido por la inexistencia de
li­
bertad

en
el mundo de la creación artística, para pasar después
a la ruptura por la eliminación de libertad personal
y de la dig­
nidad humana· en todos los sectores de la existencia. SU crítica
es feroz
y despiadada con "ese sistema que anula la libertad"; des­
pués se inclina nostálgicamente por un
vago y romántico libe­
ralismo.
H. Otras corrientes.
Aquí
agrupamos, .en una especie de cajón de sastre, los nom­
bres de varios pensadores neomarxistas, muchos de los cuales
han sido expulsados por los respectivos partidos comunistas de
sus países de las filas de la organización.
Horkheimer, que pertenece al grupo de Adorno, se nos pre­
senta, en las últimas bordadas de su vida, como un· acerbo crí­
tico del marxismo, que profesó toda su vida. Sólo nas interesa
para nuestro trabajo aquella faceta de su espíritu que se enfrenta
con el marxismo como consecuencia del terror stalinista. Pero
lo curioso de Horkheimer es que, al revés de muchos de
fos otros
pensadores

neomarxistas o del humanismo marxista, no critica
Fundaci\363n Speiro

]OSE ANTONIO GARCIA DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
al terror s_talinista como si fuera una floración cancerosa del mar­
xi~mo, sino que lo considera como el hijo legítimo del leninismo.
Partidario de la proclamación y del reconocimiento de la li­
bertad personal, acusa
a1 leninismo de no admitirla, porque, aun­
que cree que la
falta del liberalismo en
Rusia en el siglo
,xrx es
culpable en algo de esta monstruosidad, afirma que en las tesis
más profundas de Marx y Lenin no cabe la libertad.
"El con­
cepto de Marx y de sus sucesores -escribe--- de qtie la revolu­
ción proletaria, gracias al dominio absoluto de la naturaleza y a
la satisfacción de las necesidades materiales de cada uno relacio­
nadas con
ese dominio,

conducirá al desarrollo de la personalidad,
a la unificación de la libertad con la justicia, es puro optimismo
materialista, simple utopía equivocada."
Ernst Fischer, austríaco, acaba de ser expulsado del partido
comunista de su país. Después de servir
al marxismo-leninismo y a
los ejércitos de ocupación rusos, íue uno de los dirigentes del
partido comunista austríaco. Es uno de los nuevos traidores
uofi­
ciales",
con

Bloch, Lukács
y :~.l!arcuse, al movimiento marxista.
(¡ Ya pueden descansar tranquilas las cenizas de Trotsky !)
De una posición monolíticamente dogmática al servicio ra­
bioso del peor dogmatismo soviético, Fischer pasó ·primero a un
marxismo templado y hoy figura en las avanzadas del neomar­
xismo liberal. Empezó defendiendo actitudes absolutamente li­
bres sobre las direcciones ,estéticas del marxismo oficial, para
desencadenar después un ataque
a· fondo
contra los principales si­
llares del comunismo:
"La opinión de una clase -ha escrito-,
de un partido, de un movimiento militante.- no puede constituir
nunca la última instancia inapelable, sino
hay que comprobar en
cada caso concreto si esta opinión coincide con la humanización
del hombre con su rea
1ización." En su última obra, pieza capital
del movimiento llamado "Reform Kommunismus", puede leerse:
"Es absolutamente necesario que abandonemos la idea de la infa­
bilidad de un partido, la idea de que el Partido siempre tiene ra­
zón ... ; podemos considerarnos dichosos si entre todos juntos
logramos acercarnos a la verdad, pues no existe una verdad cla-
376
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBER:I' AD
sista, no existe la verdad de un partido, sino que existe solamente
la verdad." (Creo que todos podemos aceptar estas magníficas
afirmaciones de un hombre que, a pesar de sus concepciones mar­
xistas, sabe encontrar el camino de la verdad radical.)
Fischer, al contrario de Horkheimer, sigue siendo
marxista,
pese

a su expulsión del partido. Aunque, junto a ello, afirma que
la
libertad no existe en las naciones socialistas. Para él, la URSS
y sus 5atélites han roto con Marx y Lenin, y también llega a
creer que Marx
-la constante afirmación de la mayoría de los
neomarxistas--, en sus papeles de juventud, era partidario de un
libre y personal desarrollo del individuo. Considera envejecidas
las concepciones ideológicas y las estructuras organizativas del
partido comunista. "Estoy -escribe-por la libertad del pen­
samiento y por un .pluralismo de ideas", e incluso llega a admitir
que en los países marxistas se destaca cada vez más el plano de
lo individual y la iniciativa y la responsabilidad individuales. (No
niego que esto pueda ocurrir, pero todo acontecerá dentro de la
más afilada clandestinidad, de la más tremenda oscuridad en las cuevas de una oposición arrojada al margen de
la ley y de la vida.
Nos basta recordar las tremendas penas infligidas a los jóvenes
poetas
y artistas, que, en definitiva, ofrecen mucho menor peli­
gro
para las
instituciones marxistas que el de los pensadores ideo­
lógicos.)
Kolakowky se declara también neomarxista doctrinal y con­
sidera que el comunismo típico de Marx no fue más que un
co­
munismo concebido éomo una verdadera y seráfica fraternidad,
en donde se superaría
-la oposición
entre individuo
y sociedad. Por
su parte, el alemán Kamenka igualmente se alinea en la nueva
ola de pensadores que, basándose en Marx, se enfrentan con los
hombres del sistema: Partido, Estado, Ideología.
Pero tanto uno como otro se inclinan sobre el futuro en sus es­
peculaciones y no sobre el pasado y el presente. Crean así una
verdadera utopía al mirar sólo la existencia de un paraíso terre­
nal en
la tierra con esa fantástica fraternidad, con esa imaginaria
sociedad del futuro en
el último estadio de la evolución marxista.
377
Fundaci\363n Speiro

JOSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
El marxismo oficial ha reaccionado duramente, por último, con­
tra Robert Ha\'emann, que con su libro Dialéctica sin dogma, y
principalmente desde el ángulo de la ciencia, se levanta ante las
formulaciones dogmáticas del marxismo, aunque él se considere
marxista. Ateniéndonos al objeto de nuestras investigaciones, es
decir,
al tema del marxismo y libertad, escribe: "Lo único de­
seable

no es la libertad de los individuos sueltos, sino la libertad
de todos, libertad
para cada hombre,

libertad que deja a cada
hom­
bre la posibilidad de decidir según su voluntad, Eso es libertad."
Havemann, después de padecer en los campos de concentración
nazis, ha sido -expulsado, a causa de
estas ideas, de su cátedra en
la Alemania del Este. (No se puede chocar impunemente con ía
pared impenetrable del frontón marxista, elevado a categoría in­
mortal, sin apelación posible.
3. · LIBERT&D Y COMUNISMOS NACIONALES
Como muy bien ha visto Ferrater Mora, y sobre todo, desde
el punto
de vista filosófico en el que él principalmente se mueve,
existen dos
principales filosofías
marxistas:
la primera es la del
marxismo ortodoxo o "materialismo dialéctico", única filosofía
científica, según sus propugnadores,
y aplicable a todos los rum­
bos del pensamiento, aunque
principalmente a la economía, a la
ciencia
y a la política. Esta filosofía, que pudiéramos denominar
oficial, abarca, como un universo de
la cultura, todos los conoci­
mientos del hombre,
y en todos, incluso en los más concretos o
abstractamente
científicos, impone la impronta de
su mensaje.
La otra filosofía marxista se distribuye entre una gama varia­
da de marxismos, más
o menos heterodoxos, según se encuentren,
más cerca
o más lejos, de la rígida doctrina oficial.
La filosofía marxista ortodoxa, o sea "la auténtica filosofía
científica", parte de los postulados del materialismo
dialéctico, res­
tringidamente interpretados, surgidos de Marx y Engels y here­
dados después, con modificaciones, rpor Lenin y, en algunos pun-
378
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBERTAD
tos, por Stalin. La falta absoluta de libertad dentro del sistema
no sólo abarca a lo que pudiéramos denominar principios
polí­
tico-económicos del marxismo, sino también a las demás esfera:;
de la cultura. Como se recuerda por un distinguido filósofo, hasta
la ciencia soviética se ha encontrado encerrada en sus propias
redes, y a causa de preceptos rígidamente impuestos por la filo­
sofía marxista
y sus intérpretes, hasta hace pocos años no se ha­
bían
aceptado en la

URSS la cibernética, el principio de incer­
tidumbre de Heisernberg, la teoría de la relatividad de Einstein
y otras conquistas decisivas del espíritu científico.
Los
marxistas heterodoxoo y
la mayor parte del
neomarxismo
afirman,

por lo general y como principal bandera, la de una cierta
libertad espiritual frente a la opresión del anillo de hierro co­
munista.. Tienen de común lo que se ha denominado como el
retomo a las fuentes, basándose,
ya lo hemos dicho en otras oca­
siones, en un Marx -principalmente el joven Marx, no dog­
mático--. Para ellos existen varios marxismos: el del joven
Marx
y el del otro Marx; el de los marxistas titoístas, maoístas,
libertarios o humanistas; el de los marxistas personalistas o es­
tructuralistas.
El fuerte impacto en
· 1os marxismos

heterodoxos de la idea
de libertad recibe su primer impulso de una poderosa corriente
nacionalista.
Existe, por

lo general, en los países marxistas
y en
los partidos comunistas de los otros un fuerte contenido naciona­
lista que, al separar el partido o los partidos de las tutelas clási­
cas (por ejemplo, la doctrina oficial Marx-Engels-Lenin) o de la
dependencia
absofota de

la obediencia de Moscú, abren, solamente
con ello, un primer
paso a esa libertad presentida.
A causa de todo ello, surgen estos marxismos más o menos
heterodoxos, como los denomina Ferrater, que se encuentran fue­
ra
da la línea general, unos más que otros, del Partido.
Las principales influencias
que han
desarrollado
esta serie
de

marxismos pueden ser clasificadas en las siguientes direc­
ciones: 1)
La oposición rotunda -siguiendo a Lukacs- a la lla­
mada mecanización de la dialéctica. (En una palabra, la fosiliza-
379
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
ción de la sagrada diatléctica, a la que se ha puesto un corsé me­
tálico que impide su evolución.) 2) El ata.que llevado desde las
fronteras del estructuralismo -sobre todo poi Althusser-, con su
tremendo ataque a la Historia, base de
las concepciones
de Carlos
Marx. (Así, Levi Strauss niega el determinismo histórico como
ley

fatal de la evolución de los pueblos.) 3)
La distinción, con Kn­
lakowski y Kosik, seguida por la mayor parte de los teóricos,
entre marxismo institucional y marxismo intelectual. 4) La repulsa
del dogmatismo marxista interpretado anquilosadamente por el
pensamiento de Lenin y Stalin. 5) La posibilidad de un plura­
lismo político defendido por los más abiertos sostenedores del neo­
marxismo, encabezados por Lombardo-Radice y Garaudy. 6) La
aparición de unos fuertes resortes de nacionalismo en los pueblos
ocupados por la URSS o en las nuevas naciones -como Africa-,
a

las que
no se puede

aplicar las férulas conocidas hasta
el mo­
mento.
Pero, a pesar de que hay varios marxismos de todos los tipos y
de todas las tendencias
-y en
esto es uno de los pocos puntos
en que sigo a Aranguren-, hay que reconocer que el marxismo
constituye un sistema unitario que en lo esencial tiene por sus
profetas a Marx, Engels y Lenin. Sampedro, y creo que ha visto
acertadamente todas las dimensiones del problema, considera que
el neomarxismo no es más que .el reflujo de las superestructuras,
es decir, la vuelta de las mareas al primitivo mar de la Tranqui­
lidad. (Traduzcamos la. bella metáfora: al marxismo.)
A. Los neomarxismos llamados democráticos.
En un trabajo muy interesante -aunque discrepemos, como
es natural, en muchos de sus puntos
y apreciaciones--, Tierno
examina
los neomarxismos o, mejor dicho, marxiSmos democrá­
ticos.
Para empezar, separa la denominación de países socialistas
de países marxistas. Para él, país socialista es el país no capita­
lista. (Desde el orden puro del pensamiento, no creo exacta esta
380
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBERTAD
afirmación, a no ser que quiera ser una declaración de principio,
un método para su trabajo.) En estos
países no
capitalistas, Marx
es el punto de partida de la crítica a las ,estructuras capitalistas.
"Los países socialistas representan una versión diferente del mar­
xismo en cuanto concepción del mundo, pero su punto de partid1.
son las teorías de Marx. La democracia en los países socialistas
(y entendemos aquí la palabra democracia dentro del contexto de
nuestro tema como sinónima de libertad política, aunqtie
opim1-
mos que la verdadera libertad y la democracia pueden ser dife­
rentes y hasta antagónicas) .es, en opinión de Tierno, esencial­
mente diversa de la democracia en los países no socialistas. Y si
en los países capitalistas la libertad está condicionada por los gru­
pos de presión, en los países socialistas lo está por las necesida­ des revolucionarias.
La libertad y la democracia --<:ontinúa Tier­
no- no descansa ya en una tabla de derechos, sino en un con­
junto de obligaciones.
(¿ No suena esto a las más reaccionarias
campanas totalitarias?) Para Tierno este condicionamiento de la
democracia por las necesidades revolucionarias, y siguiendo con
ello
a Marx, se debe, en definitiva, a que la idea socialista se está
haciendo. (En una palabra, estamos en ese Estado y estadio an­
tecedente al del verdadero Estado comunista.)
Reconoce
Tierno, por otro lado, que los derechos individuales
son hoy en las democracias socialistas "algo semejante a un lujo
cuando no
~ vicio". S.e vuelve así a los viejos concerptos de ne­
cesidad
y de libertad. Muchos neo-marxistas piensan que el pe­
ríodo de subordinación a la necesidad está
pasando y que las
obligaciones ( en las que descansa,
según Tierno, la

llamada de­
mocracia socialista, en vez de en unos derechos) están también
pasando y que pueden convertirse en derechos. Lo que no veo
claro, rotundamente

lo afirmo, es
cómo Tierno puede pensar que
este nuevo sentido
del marxismo se señala ya en Mao. Creo que
hemos vuelto a
caer en las cenagosas aguas de los planes más
o
menos halagüeños pero totalmente irrealizables.
381
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARC!A DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
B. EJ comunismo ruso.
Por lo general, aunque no pueden señalarse concretamente di­
rocciones ciertas, se advierte en Rusia -los batidores del desfile
han sido, como siempre, los
poetas y artistas- una rebelión de
muchos comunistas que reaccionan contra el marxismo impuesto
desde
uri poder monolítico. Tal situación -nos lo recuerda Carlos
Valverde-se ha reflejado en la conferencia comnnista de Vie­
na de 1968, en la que estaban representados casi todos los países
europeos. El tema era la actual situación del comunismo. Pues
bien, en dicha conferencia sólo se hallaban presentes los elemen­
tos viejos, es
decir, los

clásicos,
los que
son permanentes, los que
siguen los cánones : faltó en absoluto, en cambio, la nueva gene­
ración rusa.
V al verde reconoce que existen minorías en Rusia al margen
de la máquina del partido, y que son perseguidas ferozmente por
el aparato policíaco, que se enfrentan contra el comunismo de
Marx y contra el de Lenin. Para muchos elementos de la nueva
generación se ha olvidado por los miembros antiguos del Partido
el profundo historicismo de la obra de Marx. Para ellos,
ideülogía
y praxis surgen en nn momento del tiempo, en un lugar del es­
pacio.
Con clarividencia ha examinado Valverde el presente y el
futuro
del comunismo ruso. En apretada s'íntesis escribimos si­
guiendo las directrices de este autor: Tiende a desaparecer en
Rusia y en otros países socialistas: 1)
La dialéctica rígida como
movimiento necesario de la materia y de .la historia. (¿ Qué que­
da, pues, de este principio trascendental de la obra de Marx?)
2)
La lucha de clases, que no es más que un caso concreto de la
dialéctica general de la materia. (Lo mismo podría decirse que
en nuestra acotación anterior.) 3) La unificación de una cultura.
4) El reconocimiento de
nna sola

patria comunista.
(Es decir,
volver en parte a las tesis trotskystas.)
382
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y L[BERT AD
C. El comunismo chino.
Nada más lejos del deseo de libertad proclamado por la mayor
parte de los marxismos nuevos que-el programa de Mao. Porque si
hay algo brutalmente dogmático es el comunismo chino y, sobre
todo, su revolución cttltural. "Deben.10s seguir decididamente --es­
cribe La Revista Culti una

de las consignas dadas por el presidente Mao."
Mao se presenta en 1956, en medio del estruendoso
pano­
rama del proceso al stalinismo, como un defensor de la memo­
ria de Stalin. Y después ha endurecido su conducta con la per­
secució~
despiadada
de todos los revisionismos. Pero la otra cara
de Mao -no hay que olvidar la frase de Kipling que el Oriente
y el Occidente no se encontrarán jamas-- al:i:enta los comunismos
nacionales en absoluta disconformidad con las tesis llevadas a
sangre y fuego por el sucesor de Lenin. Sus-famosos "Cinco prin­
cipios" arrastrarían a actuaciones nacionalistas a comunistas tan
empedernidos como Gomulka y Nagy.
Como se ha advertido, ante este problema casi impenetrable
que es la esfinge maoista, y
pese a

su defensa del stalinismo, Mao
se inspira preferentemente en las ideas d Lnin. Para llo inten­
ta salvar la etapa de industrialización proclamada por Lenin y
pasa. del antiguo régimen chino a la revolución por medio de unos
revolucionarios profesionales que Subleven
y catequicen a los
campesinos, la más inmensa reserva de mano de _obra de la China
continental.
Y si es verdad que se inspira, por otra parte, en los princi­
pios férreos de Staliu y en su aplastante pragmatismo -hasta
hace unos años el maoísmo es un campo de prueba de las técni­
cas de
Stalin-, no olvida nunca el fermento nacionalista, que
eleva a elemento esencial del sistema.
Sólo existe un cierto período de liberación en la historia de
Mao: los llamados "cien días" de libertad.
En ellos, y por orden
de Mao, se incitó a una campaña casi democrática para que se
383
Fundaci\363n Speiro

,!OSE AN_TONIO GAR.CIA DE COR.TAZAR. Y SAGAR.MINAGA
expusieran los puntos de vista sobre la nación y los defectos acer­
ca de la evolución del partido. Para Mao, los "cien días" era
una demostración de la solidez del régimen comunista, suficiente
para desafiar a la crítica. Para la oposición fue un ardid propa­
gandístico con el fin de
hacer:-posible

la denuncia del enemigo.
Los "cien días" terminaron
y con ellos esa débil primavera de
libertad. Y empezó la purga en masa. La libertad se había demos­
trado imposible e impotente.
¿ Qué clase de libertad política es posible en un régimen en el
que no se pone solamente a Mao como el primer político de la historia, como el más grande hombre de gobierno conocido, como
héroe de la patria
y· del

partido, como única esperanza de salva­
ción colectiva, sino que se le llega prácticamente a divinizar? Hoy
existe un culto ilimitado al dios Mao.
Los únicos textos admisi­
bles son

los de Mao. Mao es
el superhombre "sol de los corazo­
nes de todos los pueblos del mundo". Hace milagros. Existe una
verdadera maolatría que ha hecho extinguirse hasta el último
atisbo de libertad, hasta el último aliento heterodoxo. Junto a las
trompetas horrísonas de Mao hay un estremecedor silencio en
toda
China.
R. Marxismo africano y cubano.
En general, estos marxismos, profundamente influidos por
ideas

nacionalist_as, ostentan, al menos en este punto -respec­
to
de las tesis oficiales soviéticas y muchas veces de los textos
fundamentales del propio marxismo---, una esfera de libertad. Por otra parte hay que ver en
la mayoría de ellos un simple so­
cialismo más

o menos avanzado
y no un comunismo. Los princi­
pios esenciales marxistas han sufrido en estos países --quizá
con
excepción

de Cuba- trascendentales modificaciones. Pero si va­
mos a ver el fondo
del. p~oblema, en

casi todos ellos se advierte
más que un socialismo claramente definido un nacionalismo a ul­
tranza.
384
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBER.T AD
No se suelen· plantear en el mundo del socialismo africano
problemas teóricos, sino, empeñados en el nacimiento de sus na­
ciones, se enfrentan, sobre todo, con temas rabiosamente ~cb.­
cos. Hay ideas marxistas, sí, pero me.zcladas con un nacionalismo
y un tradicionalismo ancestral.
Con respecto al marxismo cubano, el problema es diferente.
Castro se declara absolutamente marxista-leninista, aunque Mar­
cuse, que considera
al marxismo soviético y a los satélites dentro
de los que él llama la sociedad represiva, no cree que Castro esté
incluido en esta sociedad. Y así este "romántico absolutamente
incorregible y sentimental", escribe cosas como ésta: "Veo en
Cuba una enorme posibilidad de hacer una revolución no con­
trolada por los burócratas o impuesta coactivamente."
(Y agrega
este disparate: "También lo Un caso de hombre realmente utópico es en Cuba
el de Gue­
vara. Como un
"fraticelld', considera

que es muy
fácil transfor­
mar al hombre para que deje de moverse por incentivos materia­
les y hacerlo por estímulos morales. Para ello se
requiere ---- Guevara-una nueva conciencia basada en la ·alfabetización ma­
siva y la libertad de expresión creadora. (No olvidemos que ha­
bla de Cuba.) Ahora bien, esta libertad, como
es natural y pese a
lo cándido de sus expresiones, "está limitada en lo que se refiere
a cualquier propaganda frente
al régimen".
Por otra parte,
aun­
que en Cuba existe una cierta libertad de expresión artística (se
puede ver en
las· librerías autores prohibidos en otros países mar­
xistas, por ejemplo, Kafka, Joyce, Proust) se cae en la tradición
marxista más pura respecto al artista: el artista no puede ser li­
bre porque ha de asumir un compromiso político revolucionario.
F. El marxismo de la primavera de Praga. Se ha puesto siempre como ejemplo de un neomarxismo prác­
tico y posible
el llamado de la primavera de Praga. Se le consideró
como la síntesis más perfecta de las posibilidades neomarxistas.
385
,5
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
Al final, por olvido de las mismas leyes internas que encadenan el pensamiento y la acción marxista, ha estallado brutal como
una granada ( sobre todo para los esperanzados
y no para los avi­
sados) la tragedia.
El
intento de sintetizar al marxismo con la libertad, la· in­
dependencia
económica y
la personalidad

individual, basado todo
en las líneas generales del neomarxismo teórico,
al que nos hemos
referido en la primera parte de este trabajo, condujo a
la acción
a los dirigentes checos. Así, Selucky habla de los "sueños checos"
de la comunidad humana
de individuos

libres e iguales derechos.
Y
eso es lo que ha sido: un sueño, pero un terrorífico sueño.
Lo más importante de la primavera de Praga es la afirmación
de un principio de libertad política, de una independencia respecto
a Rusia, de
la eliminación de la lucha de clases: "No existen ya
-escribía
el Gobierno de Dubcek- clases antagónicas y la carac­
terística principal de
la evolución interna está dada por el pro­
ceso de aproximación de todos los grupos sociales de nuestra so­
ciedad."
En
la investigación que a nosotros nos interesa, examinemos
las principales características

de la revolución checa:
l.ª Se quiso
reconocer un pluralismo de fuerzas poHticas.
2.ª Se

pretendió ga­
rantizar los derechos fundamentales de la persona. 3.ª Se quiso
renovar y revitalizar las funciones
y órganos del Estado (parla­
mento,

gobierno, ministerios).
4.ª Se
pretendió implantar un
es­
tado

de derecho.
Dubcek, su
principal inspirador,

afirmaba:
l. La democracia
(pero lo que él llama democracia socialista, o sea una democracia
profundamente lastrada por los totalitarismos marxistas). 2.
La
creencia de que la clase obrera es el verdadero fermento del
socialismo
y del progreso, pero que la democracia es patrimonio
de

todos los ciudadanos
y no, como hasta entonces, exclusiva­
mente de una clase. 3.
La libertad de palabra, crítica y autocrítica.
4. El reconocimiento del partido comunista
"como fuerza
orga­
nizadora
y progresiva, decisiva en nuestra sociedad". 5. La crea­
ción de un nuevo humanismo socialista.
386
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y UBER.T AD
Si en realidad contemplamos el panorama de Praga atisbamos
que la verdadera bomba de relojería que puso las manillas en mo­
vimiento fue la explosión popular ante la tiranía, la sensación de
libertad de las masas populares ante
el Partido y la afirmación de
un profundo y arrollador nacionalismo.
La política de los dirigentes neomarxistas de Praga respon­
día ante todo a una incitación popular que se captaba en el am­
biente oprimido por el marxismo-radical
y a un verdadero idea­
lismo sin posibilidades racionales de imponerse partiendo de las
concepciones marxistas. Ilusoria, utópica, la primavera de Praga
no podía fructificar. Fue un tímido ensayo de vía media aplastado
por el realismo soviético. Se quiso la superación de las tejas mar­
xistas para llegar a un mundo feliz. En una palabra, querían los
sublevados, como lo manifestaron estentóreamente y con olvido de
la verdadera objetividad marxista, "la voluntad de edificar el so­
cialismo de un modo que corresponda a nuestras condiciones y
tradiciones". Agosto de, 1968 fue la respuesta.
G.
Otros marxismos.
Desde las más extremas posiciones de la izquierda marxista
y en la floración de un nuevo marxismo, aunque de signo contra­
rio
a los hasta ahora estudiados, se encuentran los marxismos lla­
mados libertarios. (No me refiero
al marcusisrno y sus reper­
cusiones en los
campus univerSitarios, porque, como ya hemos
advertido al principio, ha sido examinado en el núm.
81-82 de
esta misma revista ¡x>r U scatescu.)
En
el fondo, el marxismo libertario actual hace su aparición
multitudinaria
y a la vista de todo el mundo - tido prácticamente desde la misma aparición del marxismo-- con
los sucesos de la revolución de mayo- de París. Uno de sus jefes, Collinet, lanza un ataque total contra la "infalibilidad comunista"
que no sólo refiere a
Stalin y sus sucesores, sino también -y esto
es lo más interesante
destacar-al propio Lenin. (Tanto Collinet
387
Fundaci\363n Speiro

JOSE ANTONIO GARCIA DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
corno Djilas establecen una íntima relación entre el leninismo y
el stalinismo.)
Collinet, desde sus posiciones marxistas y libertarias, consi­
dera que la sociedad rusa, aun después de Stalin, "realiza la más
períecta absorción de la sociedad por el Estado que jamás ha
visto la historia". Por su
parte, Guerin

proclama como
la única forma del mar­
xismo en el futuro la idea del marxismo libertario. Para él, sus
principales afirmaciones son, partiendo de Marx y Bakunin: l. Re­
chazar el determinismo y el fatalismo histórico. 2. Reconocer la
voluntad individual, la imaginación
y la intuición en la marcha
del Estado. 3. Recusar el fetichismo del partido único monolítico
y totalitario. 4. Reconocer esencialmente la internacionalidad del
marxismo, aunque es necesario distinguir diversas formas mar­
xista según los diversos países. (¿ Y esto es marxismo?)
· 4. NEOMARXISMO Y RELIGION
Desde los orígenes más remotos de la doctrina marxista se ha
proclamado en forma unánime la total incompatibilidad del mar­
xismo con la religión. Se puede afirmar, sin temor alguno de duda,
que no hay un solo autor marxista hasta nuestro tiempo que no
haya chocado violentamente
con la religión por considerarla una
de las más decisivas
causas de

lo que se denomina la "alienación"
del hombre. La tesis de la alienación religiosa fue lanzada por
primera vez a los campos de la teoría por F euerbach; poco des­
pués,

Marx
· acepta

la
idea y sostiene que la religión es el opio
del pueblo. (Aunque no puede asegurarse realmente por quién
fue acuñada la frase, Marx y la ·doctrina marxista se apoderaron
de
,ella y le dieron resonancias universales.)
Desde la aparición de las primeras doctrinas neomarxistas,
y
dentro de su contenido de libertad, se ha empezado a sostener por
muchos de sus representantes la teoría de que una de las liberta­ des que pueden
y deben ser respetadas en un marxismo futuro es
precisamente la de
la libertad religiosa. Se basa esta postura en
388
Fundaci\363n Speiro

NBOMARXISMO Y UBBRT AD
la afirmación de que Marx no se enfrenta objetivamente con la
religión, sino que su lucha religiosa es sólo expresión de su ¡,ra.xis.
Por otra parte, no han faltado quienes creen (lo que rotunda­
mente me parece totalmente contrario al verdadero pensamiento
de Marx) que su fanático ateísmo no era más que una cuestión
táctica; que al atacar la religión no hacía más que descargar gol­
pes sobre uno de los escudos de la clase burguesa.
Pese a
todo
-afirmémoslo una vez más-, Marx es espectacular, sentimental
e intelectualmente, absolutamente ateo
y enemigo mortal no sólo
la religión cristiana, sino de todas las religiones positivas.
Los neomarxistas consideran, como ya hemos dicho, que en
el
marxismo puede existir una parcela del alma humana vertida so­
bre el fenómeno religioso. El cineasta italiano Pasolini no cesa
de
afirmar que una filosofía atea no es la sola posible filosofía
del marxismo. Por su lado, el francés
Maine escribe: "No se
puede identificar el materialismo filosófico con el -ateísmo. N ues­
tra doctrina no tiene nada de predeterminado.·" (Esta afirmación
niega una de las teorías esenciales de la doctrina de Marx, al recha­
zar su_ clásico determinismu.)
Kolakowski se acerca también~ aunque éste quizá más. peli­
grosamente, porque no parece clara una actitud teórica simple,
sino quizá un envolvimiento estratégico, a algunas de estas tesis.
Porque, aunque declara su tendencia liberal, se muestra también
decidido partidario de una "inteligente propaganda atea" para
la construcción de la sociedad socialista "depurada de la aliena­
ción religiosa".
Kolakowski distingue: cultura marxista y estado socialista.
La primera debe ser totalmente fiel a los principios tradiciona­
les del marxismo
y, por tanto, ha de imponerse con un mono1i­
tismo cultural. El estado socialista,
en cambio, debe verse libre
de toda discriminación
religiosa. La distinción es muy sutil, hay
que reconocerlo, pero creo que lleva una formidable carga de
dinamita.
Otro partidario de la tesis liberal, con respecto a la religión.
es Libertini. "Hay que repudiar -----escribe-, no por razones de
389
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARCIA DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
oportunismo, sino por convicción profunda, cualquier tipo de mé­
todo inútil
y dañoso contra la religión y, al mismo tiempo, res­
petar y tolerar la conciencia no como concesión dictada por las
circunstancias, sino como elemento esencial de la sociedad que
queremos construir.''
Después de estas declaraciones, que podríamos conSiderar im­
pregnadas por una .posición "aperturista"
-y esto es lo que nos
asombra
y por ello nos hace tan temerosos acerca de la auténtica
verdad de las afirmaciones neomarxistas respecto de la religión-,
nieg--a. la

validez del pensamiento
y del sentimiento religioso. Por­
que para Libertini la religión -en lo cual sigue literalmente a Marx- es la expresión ideológica y cultural de la sociedad del
pasado.
Más adelante, el autor afirma la necesidad de que el pensa­
miento marxista debe hacer frente en forma terminante a las ideo­
logías religiosas y culturales de la actual sociedad. Por todo lo
cual, pese a algunas palabras, más o menos aceptables, creemos que Libertini tiene una visión negativa total del hecho religioso,
y
el propio autor nos dice en otra patte . que las ideas de religión
y de marxismo son incomunicables. Pero la incoherencia conti­
núa: "Las tendencias religiosas -escribe-- son
dignas de
res­
peto y de análisis." Con muy buen criterio, Fabbri ,pregunta:
"¿ Dónde está el respeto si el hálito principal que impulsa a los
creyentes es explícitamente considerado corno un obstáculo en el
camino del

progreso?" Y nada más cierto, porque el propio
Libertini
toma a

la religión como un producto de la sociedad de
unos
siglos que

ya han desaparecido en las esquinas de la Histo­
ria o que está a punto de hacerlo.
En uno de esos innumerables diálogos cristiano-marxista a los
que ya nos
hemos referido
anteriormente y sobre los que hemos
mantenido nuestra posición,
J eanette Colombe1, bastante liberal
por otra parte, refiriéndose a la etapa última del comunismo, o sea ya al socialismo establecido, al paraíso terrenal que intuyó
en su delirio Marx, se pregunta:
'1¿ Habrá entonces resistencias
religiosas?
¿ No las habrá?" Nosotros optamos por la segunda
390
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y UBERT AD
hipótesis. La religión es una necesidad en la medida en que las
relaciones del hombre con su projimo comportan represiones e
insuficiencias, una opacidad
y una alineación tal que no puede
desarrollarse

plenamente en la praxis. Cuando este obtáculo sea
superado, no
experimentaréis (

dice
la oradora en su diálogo di­
rigiéndose a los participantes cristianos) la necesidad
de-oponeros
al materialismo dialéctico.''
También se encuentra en la línea liberal, pero sin abando­
nar las viejas posiciones clásicas aunque sí suavizándolas, el fran­
cés Verret. En lo anecdótico, en la praxis, no se muestra contra­
rio radical a algunas limitadas
colaOOraciones con
los homhres
religiosos para alcanzar la paz
y participar en la construcción de
la sociedad futura. Incluso no deja de reconocer la existencia
de ciertos

valores en los cristianos, que considera positivos
y, hasta
cierto punto, válidos. Sin embargo,
V erret considera que los cre­
yentes son ser.es alienados e
ilusos y el marxismo debe oponerse
a todas las supervivencias religiosas. Los que únicamente han cono­
cido de Verret sns escasas frases admitiendo la posible pluralidad en
la sociedad marxista de creyentes y no creyentes deberían leer
con estremecimiento estas palabras: "La ideología religiosa --es­cribe V -erret- es errónea y el progreso de la conciencia nos per­
mite hoy condenarla irremediablemente y sin compromiso al­
guno
en nombre de la ciei:icia y de la revolución socialista."
Bastante más abierto que los también franceses Colomhel y Verret, y en la línea de Garaudy, se encuentra Mury. Reconoce
"que ~n la esencia de cualquier religión no-existe indiferencia
frente
a la vida social". Los creyentes pueden contribuir a la
construcción
del socialismo, pese a su alienación religiosa,
que desaparecerá sólo cuando
se logre

el pleno domlnio de las
fuerzas naturales, cuando
se edifique

la compieta y total organi­
zación comunista,
cuando el Estado desaparezca. Según Mury,
al
fin desaparecerá toda ilusión religiosa.
Garaudy, que era considerado como
el "ideólogo o-fu;ial" del comunismo francés hasta su reciente expulsión por sus ideas si­
tuadas fuera de 1a línea general del partido, es el
más abierto
391
Fundaci\363n Speiro

/OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
entre los autores franceses al hecho religioso. En síntesis defiende que el cristianismo
ha descubierto el valor de la persona humana
y
ha representado una decisiva contribución para la humaniza­
ción del hombre. Junto .a ello, Roger Garaudy sostiene, sin em­
bargo, que la religión cristiana es causa de una peligrosa aliena­
ción de la existencia humana.
El heterodoxo Roger Garaudy ha mantenido siempre la po­
sibilidad de la existencia de un cierto entendimiento entre mar­
xismo y religión; entendimiento ----- ligeramente esbozado.
El mismo.

nos lo cuenta hablando de su
juventud, cuando era cristiano: ''Los domingos vendía el
perió­
dico del Partido y después me iba a la iglesia evangélica."
Para Garaudy el comunismo no se opone a la familia, la
pro­
piedad

privada rectamente entendida (bienes de consumo)
y a la
educación plenamente humana de la juventud. (Es decir, todo
lo contrario de Marx
y la doctrina oficial, para quienes religión
y comunismo se encuentran en absoluta contradicción.) Por otra
parte, para
el escritor francés el marxismo no es un materialismo
ateo, sino
un humanismo "para salvar el honor del hombre". Pero
este humanismo
no se levanta directamente contra Dios, sino que
nos ofrece solamente una alternativa ante la posibilidad de la
humanidad sin Dios. (Claro es que para Garaudy, Dios no existe.)
De todo ello deduce la posibilidad de llegar a un diálogo con
el cristianismo, ya que
a la sociedad socialista le interesa la par­
ticipación de

todos, creyentes
o no, en la construcción del comu­
nismo, que puede e_dificarse no contra Dios, sino simplemente sin
Dios. Girardi
-el salesiano

italiano qne tanto ha participado en los
diálogos cristiano-marxistas-, a pesar de su optimismo respecto
a la eficacia de los mismos, considera que "los marxistas continúan
habitualmente declarando que la religión es una alienación". Para
el Padre Girardi hay que distinguir entre marxismo integrista y
marxismo aperturista, y cree que
este último

puede llegar a tener
resultados realmente
positivos. (Pero ¿ será un auténtico y real
marxismo?
¿ No estaremos cayendo en las arenas movedizas de
392
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXIS. O Y LIBERTAD
una logomaquia infaotil ?) En conclusión -escribe el Padre Gi­
rardi-hay

un marxismo abierto al diálogo, el
de los hombres
(yo le diría al ilustre salesiano, de algunos muy pocos hombres
y ¿ realmente marxistas ... ?), y un marxismo cerrado al diálogo,
el de las instituciones.
En las mismas riberas de Garaudy actúa otro marxista ita­
liano de los que pudiéramos denominar la escuela liberal y que
no sólo tieue una clara posición pluralista respecto de la política
general marxista
----corno ya

hemos visto anteriormente-, sino
también muestra un talante respetuoso hacia la religión. Habla­
mos de
Lombardo-Radice. Considera

éste injusta, desde un pun­
to de vista concreto e histórico, la persecución de los creyentes
en la URSS y cree que es necesaria -sguimos a Fabbri eu esta
exposición- "una corrección
del tumbo legislativo y político".
Para Lombardo-Radice, dentro del estado socialista es necesaria
la libertad religiosa, la libertad de opinión, la libertad de
pala­
bra, la 1,ibertad de asociadón. Con estas afirmaciones y con estos
principios, que harían estremecer en sus tumbas los huesos de
todos los teóricos marxistas
y desatar el torrente de su ira a ·1os
representantes

oficiales del Partido, expone sus tesis dentro de la
vida del Partido y de la sociedad marxista, tesis realmeute
libe­
rales y totalmente incompatibles con la ortodoxia comunista : res­
peto a las religiones, afirmación del principio
de: "Tiayorías, plura­
lismo

político, existencia de minorías con capacidad de acción,
autonomía de diversas organizaciones no políticas dentro de la
sociedad, libertad de expresión del pensamiento ...
Lo más

curioso y original de la tesis de
Lombardo-Radice
es que quiere

aplicar sus principios a la sociedad actual, al Es­
tado engendrado por nuestro tiempo, y no como otros que se re­
fieren siempre a ese utópico estado
final del comunismo a este
estado de justicia o estado social del marxismo total
y perfecto.
(Indudablemente hay que reconocer que el pensador
italiano es
el

más abierto de todos los neomarxistas en orden a la
libertad
religiosa. Aunque repitamos una y otra vez nuestro pensamiento
sobre la materia, no vemos que nada de esto tenga relación con
el
393

Fundaci\363n Speiro

JOSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
auténtico marxismo, y se nos ocurre una vez más pensar si Lom­
bardo-Radice
y otros llevan un marchamo, un cuño oficial, un
título impuesto a fuego, mientras que los razonamientos que or­
denan su actividad intelectual discurren
por caminos
diferentes e
incluso contradictorios.
En algunas de estas tendencias que abrigan un cierto
recono­
cimiento

de la religión, de la libertad religiosa auténtica dentro
de un sistema doctrinal marxista, hay que temer -desde los már­
genes cristianos----, indudablemente y en algunos ya lo hemos
comprobado -Colombel, Verret y
otro&--, un

juego puramente
dialéctico, una táctica encaminada a hacer abatir las almenas de
los principios religiosos para la introducción en nuestras forta­
lezas espirituales de un caballo de Troya materialista y ateo.
No
falta
tampoco

quien lo úuico que concede a la libertad religiosa
es un simple
y débil reconocimiento de un ideario anacrónico, an­
ticuado, fuera del curso de la
vida y que, forzosamente, se ha de
extinguir ante el filo implacable de la Historia. Pero también
existen autores que propugnan un acercamiento a los hombres
de su tiempo, aunque sean religiosos, para ·que todos colaboren
en la construcción de la
SOciedad futura,

que naturalmente será
marxista. Sinceramente considero que lo más válido del pensa­
miento neomarxista en lo que
se refiere

a la
religión --es deci_r,

lo
más abierto
y positivo- no responde más que a una utopía más,
a un ideal candoroso totalmente situado de espaldas a la realidad.
5. MARXISMO Y ESTRUCTURALISMO
Una de las corrientes más interesantes del neomarxismo es ia
proveniente del campo del estructuralismo. Siguiendo a Vladimir
J
Lamsdorff, en su libro Estructuralismo en la Filosof/a del De­
recho (Parto y Cía., Santiago de Compostela, 1%9), haremos unas
breves
indicaciones sobre esta doctrina para después ligarla con el
objeto de
nuestro estudio.

El estructuralismo se presenta como mé­
todo científico y
nó como

un sistema orgánico, ya que
-a través del
394
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y UBERT AD
mecanismo metódico se puede llegar a muchas y diversas posicio­
nes doctrinales. Hasta hace poco tiempo se aplicó, sobre todo, a
disdpli.nas científicas --matemáticas, física, .biología-. Como nos
recuerda· Lamsdorff, no se ha aplicado seriamente a la doctrina
filosófica. El estructuralismo viene del concepto de estructura,
que puede definirse como la organización estable de las partes
que forman un todo o como el todo mismo como una unidad or­
ganizada. La idea de la estructura se basa- en las de relación, fun­
ción, finalidad, organismo, y con los conceptos de todo y parte.
Estructuralismo

es el mero -estudio de las estructuras así
enten­
didas. Las nociones que integran el estructuralisrno son funda­
mentalmente la de totalidad, la de autorregulación, la de transfor­
mación.
¿ Qué es la estrustura para un estructuralista? Hay que bus­
carla -dice Lamsdorff- en la complementación de la definición
formal de Boudon ("la descripción estructural de un objeto es
el conjunto de los teoremas que surgen corno. resultado de la apli­
cación de una axiomática
a este objeto, constituyendo dicha axio­
mática y dichos teoremas una teoría del objeto en cuanto
a siste­
ma"), con la definición natural de Piaget ("estructura es un sis­
ttma de transformación, provisto de sus leyes propias en cuanto
a sistema
.. :---por oposición

a las propiedades de sus elementos­
que se conserva o se enriquecen por el juego
mismo de

sus trans­
formaciones sin que éstas trasciendan su_s fronteras").
El estructuralismo ha nacido como consecuencia de una pro­
fundización de la ling,üística. Esta ha partido de un hecho: lo im­
portante no es tanto el contenido de las palabras, sino el sistema
de relaciones de cada palabra con las otras; Pero esto no es cons­
ciente, sino un resultado de la actuación inconsciente
de la colec­
tividad.

Así
al estructuralismo no le interesa la· Historia .. la gé­
nesis de los conceptos, sino las relaciones de las palabras. De ahí
la
primera definición

de estructura : entidad autónoma de depen­
dencias internas. Partiendo de la lingüística, se aplica después
el sistema a ,fas ciencias.
Si concatenamos estos principios a
nuestro tema --es decir,
a
395
Fundaci\363n Speiro

]OSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
hombre, a su libertad y personalidad-, el hombre, según el es­tructuralisrno, está inmerso en
las estructuras biológicas, psi­
cológicas, sociales, que se l_e imponen con una presión irresistible.
A
consecuencia de ello, el hombre es hecho por una conciencia
colectiva superior, y no por su propia capacidad, en el ejercicio
de una auténtica libertad. Una importante escuela de estructura­
listas ....:......aunque, en g;eneral, el estructuralismo rechaza la concep­
ción de la Historia y el determinismo de Marx- es la integrada
por los elementos marxistas que constituyen, en realidad, otra
faceta más del neomarxismo. D:e todas maneras, el estructuralismo
---<>. quien se ha definido como un fantasma de mil cabezas--es
materialista.
"Sólo conocemos una ciencia: la ciencia de
la Historia"; ]as
palabras de Marx y Engels en La ideologio, alemana, y que re­
presentan nno de los pontos de partida básicos del sistema mar­
xista, son contradichas de manera absoluta por muchos
de los
estructuralistas marxistas. Por ejemplo, Althusser rompe con la
Historia, con el materialísmo histórico de Marx, pero no por­
que no
sea materialista,

sino en nombre de un estruturalismo que
niega el corte espacial o temporal de las cosas para verlas hoy y
actualmente en sus propias, íntimas y fatales relaciones Althusser
une el estructuralismo con el marxismo· -salvando siglos de
distancia eon un espectacular salto polémico- nada menos que
a través de Spinoza, al que llama gráficamente padrino de Marx.
Después de despreciar a Engels y Hegel, no le importa -por en­
cima de sus afirmaciones marxistas-rechazar la originalidad
de Marx. Y categóricamente escribe: "Debemos tener_
a Spinoza,
desde el punto de vista filosófico, como el único antecedente de Marx."
Garaudy sostiene que el estructuralisrno se opone al verdadero
pensamiento marxista,
porque afirma que la i_nterpretación estru«;­
turalista ve en Marx sólo un descubrimiento de las estructuras
económicas y sociales.
Para Althusser,

dice Garaudy, todo lo
demás es
utopía. Y

como Althusser olvida las formas históricas
396
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBERTAD
de la individualidad y de la personalidad y se despreocupa del
hombre, hay que eliminarle del humanismo marxista.
Hay que reconocer que en el marxismo estructuralista el in­
dividuo queda absorbido por un. materialismo opresor. El error
fundamental es basarlo todo en las ciencias positivas. Por eso
a este tipo de estructuralismo se le ha llamado,
y creo que con ra­
zón, la última encarnación del positivismo materialista.
Para Levi Strauss, pese a todo lo que estan!os diciendo, en.
parte por boca de Althusser y en parte extraído del pensamiento
de otros autores de su contorno, el
estrllcturalismo no
contradice
en forma terminante el determinismo histórico marxista, aun­
que personalmente cree
-y esto es lo que nos interesa para el
curso de
nuestro trabajo-

que el hombre puede alcanzar
una
cierta liberación y continuar una no muy larga carrera hacia la
libertad al liberarse del mayor núme~o posible de constricciones.
Pero es en el
~ondo pesimista,
aunque al menos reaccione contra
el marxismo ortodoxo negador de toda libertad individual.
Al­
gunos

estructuralistas, como
Sebag, creen
que el estructuralismo
es el único tipo de marxismo posible y el único capaz de
inyec­
tarle

sangre
y vida; el estructuralismo, sintetiza, es la única al­
ternativa

del pensamiento marxista.
A consecuencia de que en su única obra,
Mar.zisrno y estruc­
luralm-no, defendió Sebag, antes de suicidarse, basándose en las
ideas estructuralistas, ciertas ideas de libertad, fue
expulsado del
partido

comunista. En cambio, Sartre considera que el estructu­
ralismo
trata de

construir "una
ideología nueva,
la última barrera
que la burguesía puede
·aún levantar

contra Marx", y define a esta
doctrina como un ataque directo a
la libertad. Hay que reconocer
que el marxismo ortodoxo ataca al estructuralismo; pero a
mi
modo

de ver, tanto uno como otro, pese a las declaraciones ro­
mánticas de algunos estructura.listas, tienen escasas diferencias
ante el problema de la libertad: de una manera o de
otra la re­
chazan.
397
Fundaci\363n Speiro

JOSB ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
6. CRITICA GENERAL DEL NEOMARXISMO
Aun a riesgo de repetirnos -y creo que el trabajo está pla­
gado de repeticiones, en parte · obligadas por tratarse de temas
mtiy concatenados entre sí e íntimamente relacionados~, vamos
a efectuar una crítica general no muy
extensa,. por
las condi­
ciones de nuestro estudio, del neomarxismo ante el problema de
la libertad. En muchas ocasiones -en estas duras singladuras
de nuestra travesía-, en forma
ráipida, con
una pincelada
mu­
chas veces indecisa,
_hemos ido

forjando la crítica, una crítica de
urgencia y de avanzadilla de las opiniones sustentadas por los
principales autores objeto de nuestro estudio. Ahora nos enfren­
taremos, en forma general, con las doctrinas neomarxista.s
y pro­
curaremos dar un juicio más elaborado,
y forzosamente sintético,
sobre las mismas,
pero de

todas maneras no muy delineado y
se­
guro

ante las tan variadas formas en que se presentan y ante los
muy poco definidos perfiles con que han llegado hasta nosotros.
Habrá repeticiones, vaguedades y, muchas veces, advertidas o
inadvertidas indecisiones: es
el tributo que hay que pagar ante
los
problemas muy cercanos a nosotros y que llegan a nuestras
manos muchas veces
¡x>r vehículos

indirectos y a través de
in­
formaciones

polémicas o circunstancias dialécticas con su
.formi­
dable

carga de violencia y pasión.
Una vez más pedimos perdón por todo ello. Hemos trabajado
sobre
terreno pantanoso,

movedizo, frágil
y oscuro. Muchas ve­
ces

nos hemos sentido desorientados porque nos hallamos lejos
del pensamiento coherente, lúcido, familiar de la casa paterna. Pero era preciso
salir de

los
límites de

nuestro periplo intelec­
tual
y del círculo de nuestras ideas, creencias y sentimientos y
adentrarse, para cumplir un servicio de vanguardia, en tierra
de nadie o, peor aún, en campo afiladamente hostil.
398
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LlBERT AD
A. Las líneas principales.
Si hacemos caso a las afirmaciones de los principales autores
neornarxistas -muchas de las cuales hemos examinado en el
curso de nuestro tema- el neomarxismo en su última etapa pro­
clama el
reco~ocimiento de

una libertad, aunque casi
siempre li­
mitada o afirmada respecto de algunas clases o grupos sociales.
Y esto lo aceptan incluso respecto de la etapa socialista anterior
a la llamada propiamente comunista. Corno es sabido,
según las
tesis marxistas sólo después de
la dictadura del proletariado po­
drá alcanzarse el momento pleno de ese ilusorio paraíso comu­
nista en la que el hombre, libre
de todas las alienaciones, encon­
trará una inagotable fuente de libertad. Para algunos de los
neo-­
marxistas,

esta libertad, aunque no plena, debe ser ya desde
ahora reconocida por el sistema. Ya hemos dicho muchas veces
-y no nos molesta volver a manifestarlo- que consideramos
dentro del pensamiento marxista esta libertad del hombre y del
reconocimiento de su personalidad como una utopía bien inten­
cionada, pero al fin y al cabo una auténtica y radical utopía. In­
cluso junto a la
utopía podríamos

ver en la mayor parte de las
posiciones neomarxistas una verdadera ucronía.
¿ Qué quec;la de
la libertad marxista hoy? Para Fieltre, a pesar de sus ideas libe­
rales, en el neomarxisrno existe una clara y tajante enajenación
técnica y por encima de sus declarg.ciones de individualismo y de
libertad, con su fatal lastre marxista enajena el hombre a la téc­
nica
y mucho más brutalmente que en las Sociedades capitalistas.
El neomarxismo no libera al hombre de la sujeción de los me­
canismos económicos.
¿ Cómo es posible una libertad de pensa­
miento, de expresión
y de acción? Si se quiere hacer tabla rasa de
toda la huella de Marx y Engels y de todos los marxismos que
en el mundo han sido, sólo así será posible
fa unión de las ideas
de marxismo
y libertad. Piettre escribe: "Hoy el marxismo ...
ocupa el puesto exacto de las religiones de combate. Tiene la fe
de una religión: sus afirmaciones son dogmas que se prestan in-
399
Fundaci\363n Speiro

JOSE ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
útilmente a una sutil exégesis. Tiene la esperanza de una reli­
gión: no
por ser
terrestre es más exultante su mecanismo
(fa~
cela agudamente observada por Elías de Tejada en "El mito del
mazismo"). Y hasta cierta concepción de la caridad humana, la
que se manifiesta por su patemalismo del Estado y la búsqueda
administrativa de una felicidad catastrada ... , pero queriendo
lo­
grar la "totalidad del hombre" ( ese hombre total, al que ya nos
hemos referido
y que sólo aparece muy escuetamente dibujado en
la obra de Marx) termina por hacer de
la enajenación espiritual
lo que ha hecho de la economía y de la política: rompe sus anti­
guas formas, pero, lejos de suprimirlas, grava pesadamente su contenido. . . Por último, sólo exalta al hombre para limitarlo.
Y de aquí que su humanismD truncado haya
CDnfluido finahnente
con

el inhumanismo que
denunciaba y

al que acusaba. Por de­
cido así,

su mística se ha hundido en el materialismo." Creo que
todas estas
ideas son

aplicables a los llamados neornarxistas, au­
ténticamente
marxistas en

los que no dice nada su actitud libe­
ral ni su talante
propagandístico de

reconocimiento de la per­
sonalidad del hombre. No, en cambio, a los que llamándose mar­
xistas en realidad no lo son:
su situación

-espiritual, que les lleva
a un humanismo creador
y a un pluralismo político, social, cultu­
ral, en definitiva espiritual, les hacen formar fuera del puente le­
vadizo de
la ciudadela marxista.
Refiriéndonos a los primeros, que se proclaman humanistas
marxistas en pleno sentido por la tímida afirmación de ciertas
libertades observamos que esta libertad es una libertad disminuida,
y raquítica, condicionada -según sus mismas tesis- por el pro-­
ceso social histórico, por el determinismo de la historia, por el
devenir de
la existencia

humana
y por una opresión generaí,
aunque no excesivamente aguda, del espíritu y de
la vida.
El propio Lukács, al menos en su anterior etapa, pero que re­
sume perfectamente

el puro ideario marxista, reconoce que no
hay libertad individual, sino social, en el marxismo.
"No existe
-escribe---una

ética individual, sino una ética social que se
aglutina en la praxis y en
la conciencia de clase." Más tarde acla-
400
Fundaci\363n Speiro

.
NEOMARXISMO Y UBERTAD
ra: "La conciencia de clase es la ética del proletariado." Y o no
digo que Lukács mantenga
hoy las mismás ideas, al menos en
forma
tan radical. Pero lo que sí estoy convencido es que, en tér­
minos generales - y
pese a
sus protestas de libertad y de reco­
nocimiento de
la lotaJidad del hombre-, no se halla muy separa­
do de las mismas. No h~y que olvidar que Lukács es marxista
en el fondo de su ser. Mucho más clara nos parece la última posición de Adorno,
quee melancólicamente confiesa que en el marxismo no es posi­ ble la libertad. Y esta impresión le ha acompañado hasta su
muerte.
B. El determinismo marxista.
El determinismo marxista es otra de las causas que
sirven
en

realidad para negar la existencia de un pensamiento neomar­
xista en orden al tema de la libertad. Lefebre ha escrito a este
respecto las

siguientes estremecedoras palabras: "El comunismo
científico se determina
por el

movimiento entero de la Historia ...
El Partido es la encamación de la idea revolucionaria en la His­
toria.
La Historia no conoce escrúpulos ni indecisiones. Inerte e
infalible corre hacia su
fin. En cada curva de su curso deposita el
barro que arrastra y los cadáveres de los ahogados. La Historia co•
ncce su camino. No comete errores. Quien no posea fe absoluta en
la Historia no tiene lugar en las filas del Partido." Las palabras
del
teórico del comunismo francés creo que son la mejor respues­
ta a las declaraciones de libertad de los neomarxisqI.s verdadera­
mente
marxistas.
Como ya hemos dicho al principio de estas páginas, se quiere
negar por
algunos la existencia de un implacable determinismo
en el materialismo dialéctico. Para ello se conjuga el determi­
nismo
con la dialéctica -empresa intelectual constante y nunca
acabada- que se desarrolla mediante
reacciones en cadena. Pero
ello no
es óbice para afirmar que la dialéctica no lo abarca todo,
401
,,
Fundaci\363n Speiro

JOSB ANTONIO GARCIA DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
porque por encima de su método existen -según el propio Marx
y sus adláter,es- afirmaciones terminantes y fatales no sometidas
a discusión.
Hasta en el mundo de la ciencia la libertad neomarxista nos
parece un mito, un sueño de la razón que ha engendrado ya un
monstruo. Siguiendo las tesis de Marx -como recuerda Pa­
paioanav- la ciencia fue definida como un patrimonio del Parti­
do, cuyos intereses tenía que servir. Así la doctrina del Partido
se opuso -como ya
hel11.os dicho-

a principios científicos, como
la teoría de los
qua,nta, las de la Relatividad y la cibernética. Se
alzaban contra todas ellas la más terrible de las acusaciones
mar­
xistas:

idealismo.
Por entonces, el antiguo Lukács o, siguiendo la costumbre
marxista, el joven Lukács, que entre otras obras escribió una con
el título tan significativo de La destrucción de la razón, atacó a
Freud, Bergson, Weber y otros. Es verdad que él mismo re­
conoció hace poco su "utopismo mesiánico", "su sectarismo de los
años veinte". Pero pese a todo, como recuerda U scatescu, "Lu­
ka.cs no reniega en absoluto, en líneas generales, de la ortodoxia
de

su marxismo de
1922''. No

hay que olvidar que fue uno de los
dirigentes de la sangrienta revolución comunista de Bela
Kun en
Hungría. Ahora
se. declara partidario de considerar al marxismo
corno
una ideología abierta.
C. Arte y marxismo.
Con
resp~cto al
arte -auténtica expresión
de la última liber­
tad del hombre junto a la religiosa-, rígidamente encorsetado
por las ideas marxistas,

ya que en ellas se sobreestima
el fac­
tor ideológico sobre la forma,
la especulación política sobre su
coherencia y el valor propagandístic.o sobre el estético, es difícil
entender en qué sentido puede haber
l'bertad en el arte dentro
del sector neomarxista si sobreponemos las declaraciones de los
autores neomarxistas sobre la auténtica doctrina. La concepción
402
Fundaci\363n Speiro

NEOMARXISMO Y LIBERTAD
del arte como forma de conocimiento -con la que sólo se hace
rebajar el arte-es la verdadera fórmula marxista. La libertad
del artista no existe dentro del llamado realismo socialista, tan
obtuso, fotográfico, elemental
y burdo de la doctrina oficial. Por­
que, como muy bien ha dicho Sánchez Vázquez, en Las id-eas
estéticas de Mairx, "el artista convierte el arte en medio de cono­
cimiento no copiando una realidad, sino creando otra nueva". Los
que hemos sufrido las exposiciones de arte soviético, si hemos
encontrado un aglutinante para todas ellas, éste ha sido el de 1'falta
de

libertad". A consecuencia de ello, y a pesar de los principios
estéticos defendidos por
el propio Lukács, se cae en todos los mar­
xismos, incluso en muchas direcciones del neomarxismo auténtico,
en una estética cerrada y prisionera, enemiga de toda posición de
vanguardia, de cambio de apertura de nuevos
catninos al
espíritu.
En una palabra, se modifica el arte. Porque la verdadera misión
del arte, como
dice Sánchez V ázquez, es crear una nueva realidad
y no vivir de
una ideología o sociología. A causa de todo, no es de
extrañar la actitud del
poeta palaco Slonimski: "'El realismo

socia­
list.a no es más que un instrumento de precisión destinado a ani­
quilar el
arte." Y

este realismo socialista
estético es
defendido por
una gran parte de los pensadores neomarxistas
actuales. Y

no
creo que Lukács se halle tampoco muy distante de él. Para terminar,
¿ qué decir, pues, en síntesis, del neomarxismo
y de su afirmación más o menos condicionada de la libertad y de
la personalidad del hombre dentro de un sistema socialista? Nues­
tra respuesta es : si admitimos
la existencia de esa libertad y
de esa personalidad, la tesis se halla fuera del marxismo; si
sus defensores son marxistas
y la creen posible y deseable, viven
en
las nubes

de la
utopía.
403
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