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Número 119-120

Serie XII

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El nuevo socialismo

EL NUEVO SOCIALISMO (*)
POR
Lorns SALLERON.
El sábado 5 de mayo de 1973 el Sr. Valery Giscard d'Estaing
abrió su corazón ante los jóvenes republicanos independientes.
En la radio escuché algunas de sus
prop~siciones, demasiado be­
llas según me pareció para ser exactamente informadas. Pero había
oído bien. «Le Monde» del día 8 de mayo me lo confirmó.
«UNA SOCIEDAD HOMOGENEA, declaró el Ministro, debe
tener un IMPUESTO UNICO,
y debe comenzar a realizarse, a la
vez, por las altas rentas y las rentas bajas. Los presupuestos de 1974
y 1975 .marcarán ooa etapa significativa>>.
Por otra parte -añadía--, débe ponerse en marcha un «régimen
de protección social de base UNICA para todos los franceses», por­
que «no hay razón alguna para que, en una SOCIEDAD HOMO­
GENEA, el nivel de protección social básico varíe en función de la
naturaleza de la actividad profesional. Esto conduce a la desigualdad
y a la rigidez».
Tal es la profesión de fe ministerial, que es considerada como ex­
presión de un «PROGRESISMO LIBERAL», frente a la «SOCIEDAD
COLECTIVISTA». Uno se pregunta cómo concebirá él la sociedad
COLECTIVISTA.
Sin duda, el Sr.
Vruery Giscard

d'Estaing intentó desarticular el
socialismo de la oposición, demostrando que el -de la mayoría le sir­
ve. Posición táctica, en consecuencia. Pero, al hacer esto, confiesa,
por una parte, que el socialismo es la verdad ( sin lo cual lo comba-
(*) Nos honramos en reproducir de ITINERAIRES, núm. 175 de julio­
agosto de 1973, este importante y actualísimo artículo de nuestro amigo Loulr
Salieron.
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tiria expresamente); y, por otra parte, se advierte que este es efecti­
vamente su pensamiento.
¿Por qué? Porque el socialismo es, ante todo lo RACIONAL, y
lo racional seduce al tipo de hombre que él es. Impuesto UNICO, protección social UNICA, SOCIEDAD
HO­
MOGENEA, los epítetos traicionan la concepción profunda. La JUS­
TICIA es la IGUALDAD. La igualdad es una noción matemática y no aparece claramente en la sociedad, salvo en el plano FINAN­
CIERO.
Se trata, por lo tanto, para el Estado, de hacer una sociedad
financiera HOMOGENEA,

a fin de que cada INDIVIDUO pueda
DAR (fiscalidad)
y RECIBIR (protección social), conforme un ré­
gimen UNICO que asegure la igualdad, es decir -según esa con­
cepción-, la JUSTICIA.
El problema que
debe ser

resuelto, por el momento, es el de
hacer a la sociedad HOMOGENEA, ya que no
lo es por natoraleza.
¿Qué homogeneidad existe entre las
actividades del
campesino, del
obrero, del comerciante, del soldado, del
sacerdote, del

profesor,
del sabio,

del artista, de la madre
,de familia,

del enfermero, del
diputado, del ministro, etc.? El cuerpo social es, en cierto sentido,
como el cuerpo del individuo. Es difícil hacer homogéneo lo que es
de
la cabeza, de los miembros y del estómago, de los músculos, de los
nervios y de la piel.
Aceptamos, sin embargo, tomar la palabra «homogéneo» en un
senti-do que permita concebir una «sooiedad homogénea». La-homo­
geneidad social sería, entonces, simplemente, la unidad de la socie­
dad realizada por la existencia de un elemento común, en la diver­
sidad de elementos que la componen. Este elemento común es, forzo­
samente, la vida. Todo el cuerpo viviente está unificado por
la vida
misma. Pero
la vida va desde los vértices del espírihl a los bajos
fondos de la materia. La sociedad homogénea, con la que sueña el
Sr. Giscard d'Estaing, no lo será más que: por la potencia de
la vida
espiritoal, o bien por la potencia de
la vida

material ; por
el ESPI­
RITU o por la
MATERIA.
Una
religión
común,
uni mística común, una inspiración común,
hacen una sociedad homogénea, una sociedad donde el espíritu ase­
gura la unidad y la diversidad de los elementos componentes. Cuanto
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más elevado sea el PRINCIPIO ESPIRITUAL, más grande y más
profunda será la unidad, como mayor y más fecunda será la DIVER­
SIDAD. ¿Qué sociedad fue
nuna,. más

homogénea, más integrada en
la unidad, más
viva, que

la sociedad medieval? ¿ Y qué sociedad fue
jamás más diferente, más variada, más libre? Y -es que el cristia­
nismo la animaba. El más alto principio espkitual influía sin pena
y ordenaba, en la civilización, la pesada pasta de la · materia social.
Hoy es en ,fo. materia misma donde· se trata de encontrar el prin­
cipio homogeneizante de

la sociedad. Empresa absurda. La materia
nada es ; no existe
más que

en espera de una forma que es,
necesa­
riamente, de naturaleza espiritual. De aquí esas formas ilusorias a las
que se liga: El progreso,
el porvenir,
la igualdad, etc., a las
cuales
se

impone encontrar un denominador común de organización, tam­
bién de
naturaleza material,

que, finalmente, es siempre la MATE­
RIA misma, o el DINERO.
La sociedad collectivista es la «sociedad homogénea» por la or-
ganización directa de la materia.
El
progresismo liberal es la .«sociedad homogénea» por el dinero.
Son las dos formas modernas. del socialismo.
En los dos casos, la SOCIEDAD cede ante la NACION, y la
NACION ante el ESTADO.
En ]os dos casos,
el FISCO,

es decir,
el instrumento de contabi­
lidad y presión del Estado, es rey.
En los
do~ casos,

el
medio privilegiado

de sometimiento del in­
dividuo
"1 Estado es el régimen del ASALARIADO, que es el único
que permite controlar las rentas de trabajo.
Existe una diferencia entre el socialismo de la sociedad colecti­
vista y
el del progresismo liberal, y es que el segundo resulta per­
turbado por los valores espirituales, heredados del cristianismo, que
asegura todavía ciertas zonas de protección a las · libertades persona­
les. La diferencia es
apreciable, pero

está en vías de desaparición. El
régimen de organización
de la materia por el dinero es superior al
de
la organización directa de la materia, y no debe excluirse que el
progresismo liberal desemboque,
un día, en una sociedad colectivista
más acabada que la del comunismo.
En un 80 por 100, la población activa francesa está constiruída
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por asalariados. Cuando el régimen de asalariados esté fiscadmente a
punto, el Estado
· podrá · hacer
la corta de la propiedad privada o
·mantenerla en una sumisión
tan estrecha que ya no será más que una
añagaza ( con:io sucede_ ya en tantos casos).
Es, por otra pa:rte,-divertido, por así decirlo, constatar que nues­
tro sistema
fiscal está

construido sobre un principio que cada día
es más absurdo.
Para establecer la igualdad; se pretende, en efecto, utilizar el im­
puesto sobre la renta. FJI impuesto· indirecto es ciego, y carga su peso
sobre los pobres. Es· preciso, por lo tanto, realizar una imposición
progresiva sobre las rentas personales. Pero estas. rentas no son iden­
tificables
má,s que
en el asalariado. Pero el salario, al ser determinado
y constituyendo un coste de la empresa, no ofrece diferencias entre
un salario de cien francos, sin impuestos, y un salario de ciento
veinte francos, amputado por veinte francos de impuesto.
Si el im­
puesto percibido· en
la fuente es idéntico a un impuesto sobre la em­
presa, no es ya un
impµesto sobre la renta,

el cual implica
la propie­
dad de un bien, o de una actividad. Por razones de comodidad,
el
Sr. Giscard d'Estaing pretende extender, para comenzar, la mefisua­
Iización
de la ·renta fiscal, con

el proyecto de hacer una deducción
mensua!l en

la fuente, es decir, en la empresa. El impuesto personal
directo sobre la renta, se convertiría entonces, lógicamente, en un
impuesto indirecto sobre
la actividad de la empresa.
Vamos en todos
105: países -hacia esta forma. En la URSS el im­
puesto sobre
la renta es solamente secundario, y Khruschef llegó a
tomar en consideración su supresión para la masa trabajadora ( con­
tinúa habiendo

escritores, en
Rusia, y algunos

trabajadores indepen­
dientes). En Gran
Bretaña se

pretende, en serio, dotar a cada ciu­
dadano de un
estahlto financiero

que, según su actividad
y su situa­
ción de famllia, o

en función de la edad, lo haría deudor de ciertas
sumas, determinados impuestos, y acreed.ar de otra suma,
la protec­
ción social. Se cobraría o se pagaría la diferencia. Nos escaminamos hacia sistemas de este tipo. Por
el momento, en Francia, el Sr.-G{scar d'Estaing, en su dis­
curso del 24 de mayo, ante
la Asamblea Nacional, sólo ha dejado
entrever
la marcha en· esta ·dirección. Lo cual significa simplemente
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una vuelta de tornillo fiscal, para las clases medias, pertenecientes
al asalariado o a oficios estables e identificables.
Este es el nuevo socialisn:io, el que _ somete la sustancia de la
nación al Estado, y no deja libertad más que al capitalismo salvaje.
El
proceso de socialización
----esta gracia-
es fatal. Sólo será
interrumpido por
la catástrofe o por la asfixia. Sólo podrá ser re­
emplazado por un sistema, surgido de la doctrina política,
inspirado
por un principio en que la materia ya no sea_ la reina. ··
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