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Número 119-120

Serie XII

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La marxistización de la teología

MIGUEL PORADOWSKI
General Sanjur¡o, 38, hasta que marchó a Chile después de nombrado
Allende Presidente de la
República), Gonzalo
Ibáñez Santamaría:
«EMANCIPACIÓN, LIBERALISMO Y COMUNISMO EN HISPANO AMÉRICA»
(págs. 807 y sigs.).
En el
pre.sente número
rendimos
homena¡e al valiente grupo de
TIZONA y deseamos para su patria, nuestra hermana Chile, lo me¡or.
Al
hacerlo nos
honramos
t1n reproducir a continuación
reunidos sendos
estudios aparecidos
en sus números 44 y 45i. «La marxistización de la
Teología>> y «Teología

de la violencia», firmados por Teófilo,
pseu­
dónimo que
hoy

podemos sustituir por el nombre del
autor, Miguel
Poradowski.
LA MARXIST.IZACION DE LA TEOLOGIA
POR
MIGUEL PORADOWSKl.
Siguiendo con el tema de la penetración de pensamiento marxista
en
la Teología, y después de comprobar que esta influencia es deter­
minante en una de las corrientes de la «Tología de la Liberación»,
hasta tal punto que conviene llamarla «teología ( ?) marxista de la
liberación» (
1), vamos a ocuparnos en el presente artículo de la < logía de
la Revolución», primero, y de la «Teología de la Violencia»
después. Ambas teologías pertenecen a lo que generalmente se llama
la «Teología de la Política.>>. Así, al menos, las clasifican los teólogos
europeos, especialmente los alemanes, como E. Feil, J. B. Matz, H:
(1) Ver TIZONA, núm. 43, págs. 26-31.
(2) E. Feil/R. Weth, Von der «politchen Theologie» zur «Theologie
der Revolution»,

en
el_ libro: Diskussion

zur «Theologíe
der Revolution»,
Muenche / Llru: 1969.
H. Peukert, -Diskussion zu.r «Politischen Theologie», München, 1970.
T. Rendort/H. E, Toedt, «Theologie der revolution» Frankfurt / M., 1968.
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LA lWARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
Peukert, T: Rendtorff, H. E. Toedt, para mencionar algunos, 2),
con excepción de Karl Rohner, quien las coloca dentro de la «Teología
Pastoral» ( 3).
A) TEOLOGÍA DE LA REVOLUCIÓN.
Hasta ahora, a pesar de que se hari publicado ya muchos estudios
serios bajo este título, una verdadera «Teología de la Revolución»
no existe,
al menos como estudio realmente teológico ( en el estricto
sentido de la palabra)
del fenómeno
«revolución cristiana». Hay, eso
sí, muchos
estudios sociológicos,

tanto del fenómeno
«revolución»
en

general ( como un fenómeno sociológico),
Como también
de
lo
que llamamos una «revolución cristiana», es decir, la de Cristo y del
Cristianismo. Estos estudios -sociológicos empiezan con la famosa obra del mismo
fundador de la Sociología moderna, con August Comte, quien --de
una
manera entusiasta (
4)-destaca la transformación de la antigua
sociedad humana por la
enseñan.za de

Cristo
y del Cristianismo, es­
pecialmente respecto a la supresión de la antigua institución de la
esclavitud (por la enseñanza sobre la dignidad de cada persona
hu­
maua)

; por
iguaJar en

la sociedad a la mujer con el varón (
especial­
mente

gracias al culto de la Virgen Madre de Dios) y por la lucha
por eliminar de las relaciones humanas el egoísmo (proclamando el
«nuevo mandamiento» : el Amor).
Cristo es un verdadero revolucionario
y su enseñanza es una ver­
dadera revolución,
la «Revolución del Amor>>, pero ni Cristo mismo,
ni su «Revolución del Amor», hasta ahora, ·que yo sepa, constituyen
el objeto de un estudio
seriamente teológico
(5).
( 3) K. Rahner, Theses quaedam de <- comissioni cuidam Pontificale Commissionis Theologicae proponit Carolus
Rah­
ner (citado según Hugo Assmann, Opresion-Liberación, Montevideo, 1971). ( 4) Cours de la Philosophie Positive.
(5) El

estudio de Marcel dement,
Christ et RevoJution, París, 1971 (*),
por muy bueno y recomendable que sea, no puede- ser clasificado como un
estudio teológico.
("') Cfr. su versión en castellano, «Crirto y la Revolución», Madrid, 1972,
Uni6n Editorial.
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Lo que. aparece bajo los títulos de la «teología de la revolución»
son -al menos hasta
·ahora-los
ensayos
religioso-políticos sobre la
revolrición en general y sobre la revolución marxista.
Los ensayos dedicados a la revolución en general, pertenecen en
su mayoría a los teólogos progresistas,
y en muchos casos justifícase
en ellos el uso del
título·· «Teología»,

pues aplican algún método
teológico (por muy discutible que sea este método). Pero los trabajos
que se refieren a la re:volución marxista abusan del nombre «Teo_logfa»,
pues lo que hacen ni siquiera merece el nombre de seudoteología, ya
que
exclusiv~ente usan
lo que
ellq~ mismos llan:ian un «método
marxista>> que, en realidad, está muy lejos de ser cualquier «método».
Dejando de lado (en este artículo) los trabajos de los teólogos
progresistas europeos, ya que son desdeñados por los teólogos ( ?)
marxistas latinoamericanos, veamos cuál es el contenido de
WIO de
estos estudios del cual más se habla, a saber, del grueso volumen de
la «Teología de la Revolución» de Giuseppe Vaccari (6), quien
--co­
mo él mismo lo dice- recogió lo mejor del pensamiento teológico ( ?)
latinoamericano al respecto.
Vaccan empieza
su antología de textos de los teólogos (
?) mar­
xistas ( de los cuales habla siempre con gran entusiasmo
y respeto),
con los de Miguel MasciaHno, uno de los redactores de la revista
marxista
«Cristianismo y Revolución», que parece ser el órgano oficial
de los grupos armados revolucionarios que se hacen llamar «Ejército
de la Liberación Nacional». En el caso de Mascialino, Vaccari no
cita
los

textos completos, sino
más bien da una síntesis elaborada por él
mismo
y ni siquiera menciona de dónde, o a base de qué, construyó
lo que él llama la «doctrina .teológica de Mascialino». Parece que
Vaccari da mucha importancia a esta «doctrina»; en realidad es
la
única de todo su libro que tiene alguna vinru.Iación con la Teología,
en cuanto pretende corregir la tradicional visión teológica de Cris­
to y del Cristianismo.
( 6) Teología della Rivoluzione, Feltrinelli Editore, 1969; es un libro
publicado por la conocida editorial comunista italiana; estoy aquí aprove­
chando su edición francesa, que salió bajo un tirulo más modesto: «Théologie
et Revolutión», UniOn Générale d'Editions, París, 1971.
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LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
Según Mascialino (7), Cristo no solamente no era Dios. ·encar­
nado, pero ni siquiera como hombre pretendía furidar una nueva re­
ligión; era sencillamente un rebelde, un sicario, un guerriller? de
la época y, como tal, un predecesor de Camilo Torres y de Che Gue­
vara, y por eso, por ser un guer:1:1illero, fue crucificado. También los
Apóstoles eran unos terroristas. Como única prueba cita las palabras
de Cristo, dirigidas a San Pedro: «Simón, hijo de Jonas» (S. Mat. 16,
17), las cuales interpreta como «Simón terrorista», pues -según
Mascialino--la palabra «barjona» no significa «hijo de Jonás», sino
«terrorista». Esa no -es
Ja única necedad en la «doctrina teológica de
Mascialino». Veamos otras, todavía más < interesante es que la «teología de la revolución» de Mascialino no
está dirigida solamente a combatir las estructuras
socio-económico­
políticas que considera injustas ( como es el caso de otros teólogos ( ?)
marxistas), sino ante todo contra
lo que él llama el «cristianismo
institucionalizado», es decir, contra la misma Iglesia como institución. Según Mascialino,
la Iglesia ha falsificado el verdadero cristianismo,
cambiando un movimiento
revoluciona~o y
una ideología laica -que
luchaba por
la jnsticia social, contra el imperialismo (romano) y la
opreiión- en
tina religión y, lo peor de todo, lo ha < zado». Por eso hace un llamado a los cristianos
p~a que
combatan a
la Iglesia como institución,
lo que pueden hacer -eficazmente sólo apo­
yando
la revolución marxista. Sólo 1a presencia de· los marxistas. en
la
Iglesia
puede rejuvenecer

al cristianismo (págs. 24, 25).
Vemos, pues, en
1a «doctrina_ de Mascialino» no · se trata sólo de
«desacralización» del cristianismo, ni de quitarle el carácter de reli­
gión y de fe; se trata de concebir el cristianismo exclusivamente como
un fenómeno humano, laico y profano, como una ideología revolu­
cionaria de carácter anarquista
y com~ -basado sobre esta ideología­
un movimiento político. Mascialino lamenta que la «teología de
la
revolución» no esté_ todavía plenamente desarrollada; hay que elabo­
rarla, pero

con la participación de los ,marxistas (
« ...
les chrétiens et
(7) Las opiniones de Masdalino no son originales; son tomadas de
Quinzio, de Cullmarn, etc., y ante todo de las publicaciones de
la propa­
ganda soviética del ateísmo.
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MIGUEL PORADOWSKI
les marxistes doivent s'unir pour élaborer, daos une humilité et una
fratern:ité completes, une théologia de la révolution»). Parece que
este deseo de· Mascialino ya se está cumpliendo ... De los otros textos
recogidos en la obra de Vaccari se aprecia que
la «doctrina de Mas­
cialino» tiene gran aceptación entre los teólogos ( ?) marxistas lati­
noamericanos-.
Con esta «teología de Mascialino» ( así se titula el respectivo ca­
pítulo)
-<¡ue ocupa apenas las

doce primeras páginas del abultado
volumen de la
Teología· della rivoluzione-empieza y termin.a en el
libro de V
accari el

material que tiene que ver con
la· temática teo­
lógica, pues las. restantes 420 páginas contienen solamente los textos
políticos sacados de los discursos de Fidel Castro, de las proclamas
revolucionarias del colombiano
Camilo Torres,

de los artículos de los
cubanos Raúl
Gómez García

( muerto durante el asalto al cuartel de
Moneada)
y de José Antonio Echeverría ( muerto durante el atentado
de asesinato frustrado contra Batista) ; de un d.emente
cura guerrillero,
Alejandro

Mayal,
más .conocido-
por sus eanciones revolucionarias de
protesta que por su contribución a ]a
<> --que

consiste en la
reducción de la cristología a
fa sexología-, de una entrevista de· pretlsa
con

un
ex-demócratacris.tiano chileno,
Patricio Hurtado,
y otros. En
todos estos textos no se puede encontrar nada, absolutamente nada,
que tenga alguna, por
muy remota

que sea, relación con
el título del
libro.
¿ Los TEÓLOGOS o LOS POLÍTICOS?
Cuando se leen estos textos del libro de Vaccari (y de otros auto­
res) uno se pregunta:
¿son Sus autores

teólogos o simplemente polí­
tiuos? El tema principal de
todOS estos

dicursos, entrevistas, proclamas
y «testamentos· político» es el problema· de cómo Conquistar el poder,
tema político por excelencia, pues no se trata del problema del «po­
der>>, que

podría constituir un terna del estudio teológico, sino de
cómo. conquistarlo. ¿Y qué puede tener esto de relación con la teo­
logía? Lo único, tal vez, es que las peisonas que lo tratan son, casi
todos, sacerdotes. Pero
si estos

sacerdotes están poseídos por el «libido
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LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
dominandi» y, a cualquier precio quieren llegar al poder, o al menos
conquistado para un grupo
políúico con
el
cual se identifican ¿por
qué, estando equivocados en su vocación, no i,iden a las auto­
ridades eclesiásticas que los reduzcan «ad statum laicalem>>? Parece
que la más verosímil explicación sería la suposición de que -en
muchos de estos casos, pero no en todo_s-se trata simplemente de
unos «revolucionarios profesionales», marxistas-leninistas por crinvtic­
ción, bien adiestrados en las respectivas «escuelas» revolucionarias,
infiltrados en el clero con el único propósito de comprometer a
la
Iglesia en las actividades revolucionarias marxistas y de llevarla, pnr
este

camino, a la colaboración
con la

revolución marxista. Es para tran­
quilizar sus conciencias que pretenden elaborar una «teología ( ?)
marxista de
la revolución», para justificar su actitud frente a la ac -
tividad revolucionaria en
la cual están comprometidos.
Todas estas opiniones no son nuevas;
lo nuevo es que se las repita
y se las propague actualmente bajo el nombre de «teología», y que lo
hagan los que, siendo sacerdotes, deberían combatirlas.
Las necesidades de Masáalino y sus seguidores no son originales;
hay una

sospechosa coincidencia entre el concepto del «cristianismo
ateo» de Mascialino
y otros teólogos ( ?) y el bien conocido concepto
marxista leninista del cristianismo, sostenido por
los marxistas desde
hace muchos años
y recientemente recordado en las conferencias y
libros de Roger Garaudy, uno de los más destacados intelectuales del
partido comunista francés.
B) TEOLOGÍA DE LA VIOLENCiA.
Es en esta rama de la Teología donde más se nota la influencia
del marxismo. Parece que
las obras no marxistas y no influidas
por el marxismo son muy escasas, si es que las hay
(persoflalmente
no conozco ninguna); por eso vamos a hablar aqllí solamente de la
"'teología
(?) marxista de la violencia".
Ella nace cómo consecuencia de la aceptación, pOr parte de a}.
gunos teólogos (?), de la posici6n marxista respecto ·a la revolución.
Para ellos la revolución marxista se presenta como el 'Único camino
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para llegar al poder .rotal, es decir, para conquistarlo, para participar
en el
y para mantenerse en el. Por eso ace)?tan la oferta de los· revo­
lucionarios marxistas para junto con ellos hacer la revolución mar­
xista. Se habla tanto de una
"alianza táctica", Como de

una "alianza
estratégica".
La primera, como una colaboración· a corto p_lazo y más
bien oportunista,
la proponían los -comunistas a los cristianos hace
mU:cho tiempo atrás, en la .forma que ellos llamaban de "la mano
tendida" (son interesantes al respecro
las declaraciones del jefe del
partido comunisra chileno
Luis Corvalán en el libro de Eduardo La­
barca, CORVALAN 27 HORAS, Quimantú, 1972). La segunda, es
decir
una· ''alianza es'tratégica", es

una proposición más bien reciente.
La ha hecho Fidel Casrro en su discurso de despedida al final de su
visita a Chile
y, con mayor claridad e insistencia, se habla de esta
alianza en el documento final del Primer Encuenrro Latinoamericano
de "Cristianos por el Socialismo", que tuvo lugar en Santiago el año
pasado. De todos modos, para los comunisras se rrata solamente de servirse de los cristianos, esto es de los "tontos útiles" como ellos los
llaman, para después -una vez conquistado
el poder- deshacerse
de ellos (para eso tienen el paredón). No es así para los cristiano­
marxistas, pues ellos frecuentemente subrayan que consideran esta
alianza como un compromiso serio
y para siempre. Más todavía, an­
helan que la "alianza" se transforme en una completa unificación de
todas las fuerzas revolucionarias y es precisamente este deseo que los
lleva a elaborar una síntesis
del pensamiento
cristiano
(?) y marxista,
para que el movimiento revolucionario quede cimentado por una
sola ideología. Por eso se esfuerzan en elaborar una doctrina
y una
ideología en forma de "cristianismo-marxista" una de cuyas ex­
posiciones es la "teología de
la violencia".
Así vemos que esta "teología" no se presenta· como el e_fecto de
una inquietud
intelectual, de una búsqueda desinteresada, de una
reflexión teológica abstracta, desconectada de
la realidad. y de la ac­
tividad política, sino como una necesidad. política
el momento; hay
actualmente una situación política en la cual los comunistas necesitan
de
la colaboración de las mas~ que son cristianas y por eso quieren
presentar a estas masas la fe cristiana de tal manera que
ellas no
sola­
mente no

vean en su fe cristiana un obstáculo para colaborar con el
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LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
comunismo, -sino al contrario, un aliciente (el slogan: "somos mar­
xistas porque somos cristianos").
Pero también nace esta seudo "telogía de la violencia" como con­
secuencia del hecho de que estos "teólogos"(i) que la hacen (o más
bien pretenden hacerla) -siendo por convicdón marxistas-leninistas
es decir, ateos
y materialistas- integran en su pensamiento teoló­
gico
(?), a sabiendas y a propósito, el "materialismo histórico" y, al­
gunos, hasta el "materialismo dialéctico". Es decir, no sólo incorporan
la metodología marxista como instrumento científico (según ellos)
para el análisis social, sino que también la incorporan como instru­
mento para el análisis teológico.
Algunos van todavía más lejos, pues pretenden incorporar en el
reflexionar teológico hasta el "materialismo dialéctico", es decir, la
misma ideología filosófica del matxismo, el ateísmo. Como ejemplos
pueden servir dos trabajos, a saber:
el ensayo de Jordán Bishop, Cris­
tianismo Radica/,
y mMxismo (México, 1970), y el estudio del jesuita
mejicano Porfirio Miranda,
MMX y la Biblia (México, 1971). Ambos
autores pretenden
hacer una

teología
(?) del "ateísmo cristiano", para
"llenar el vacío ideológico que ha ido quedando en aquellos cristia­
nos que han ido comprometiéndose con la revolución, especialmente
en aquellos- que hoy día sienten ser marxistas y cristianos", como ano­
ta con entusiasmo Satnuel Silva Gotay, en su ensayo "El desarrollo
de la ideo/o gía de los gtupos cristiano-marxistas en América Latina"
(pág.

18).
¡ Qué lástima dan estos "cristianos"' que sienten "un vacío
ideológico"
y pata llenatlo tienen que recurrir al "materialismo dia­
léctico", más todavía si se
trata de los padres jesuítas!
Para
la gran mayoría de los ·"cristiano-marxistas" partidarios de
una estrecha
colaboración con los marxistas ·en
la lucha revoluciona­
ria,
y entusiastas de la "teología (?) marxista de la revolución", la
"teología
(?) de la violencia" se presenta como una necesidad para
justificat la aplicación de la lucha de clases y de todo tipo de violen­
cias, incluído

el paredón. El hecho-
que ellos
sientan esta necesidad
es una prueba elocuente, que -a pesar que se declaran marxistas­
algo queda en ellos del cristianismo y este ,, algo" les provoca una
intranquilidad de conciencia
y para tranquilizarla buscan en la Bi­
blia la justificación de
la violencia y del odio, tergiversando los tex-
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tos, interpretándoios a su gusto, en un vano esfuerzo por sacar ar­
gwnentos en favor
del marxismo. Como en el Mensaje de Cristo,
que es un mensaje de Amor, no pueden encontrar nada que se preste
para justificar el odio, recurren hasta la deshonestidad de hablar de
los_ presuntos "elementos materialistas" del cristianismo "que han
sido" espirirualizados en él por la filosofía moral del "helenismo" y
postulan hasta "la posibilidad de reescribir la teología cristiana en el
lenguaje marxista, de la misma manera que en una época se reescri­
bió en el lenguaje helénico, luego aristotélico y últimamente exis­
rencialista", como con aplausos lo_ anuncia uno de ellos (Samuel Silva
G., en el opúsculo arriba citado, pág. 18).
Dentro de esta "teología
(?) marxista de la violencia" hay tam­
bién una corriente ·que tiene un claro carácter satanista, pues predica
y pretende justificar teológicamente (?) una rebelión total; quiere
decir una rebelión ya no solamente contra las estructuras sociales y
contra el orden establecido ( como una contestación contra lo que
ellos llaman
la "violencia institucionalizada"), sino también contra
roda autoridad
y hasta contra el mismo Dios. En esa corriente se ex­
presa el satánico "non
serviam.". Algunos
de estos teólogos
(?) mar­
xistas llegan hasta un culto de la rebelión; pretenden presentar al
cristianismo -como una religión de la rebelión, e incluso hablan de
Cristo como un Rebelde, o como un Rebelado contra ... Dios, iden­
tificándolo con Satanás.
Es el caso del famoso sacerdote _dominico francés, Jean Cardonnel,
uno de los principales teólogos (?) marxistas de la "teología de la
violencia''. Después de publicar su libro "Dieu est mort en J ésus­
Christ", en el cual públicamente está apostatando (pero sigue perte­
neciendo a
la Orden Dominicana), escribió innumerables artículos
(y hay que reconocer que todos son profundamente teológicos) prin­
cipalmente en el periódico de los Padres J eso.itas marxistas, "T emoig­
nage
Chrétien", y se dedicó a .dar conferencias, en las cuales subrayó
cada vez más el carácter satánico de su "teología
(?) de la violencia",
hasta tal punto que parece justificado considerarlo como el fnndadot
de una verdadera anriteología. Cardonnel niega, entre otros dogmas,
especialmente los de la divinidad de Cristo
y de su resurrección per­
sonal tal como la presenta la teología tradicional Pero sí habla de
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LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
la resurrecc10n "social". Según su "teología de la violencia" (?),
Cristo, como un Gran Rebelde, resucita a lo largo de los siglos en todas las revoluciones, eo todas las rebeliones. Cada vez que ocurre
alguna rebelión, alguna revuelta, alguna revolución, es el Cristo mis­
mo quien en ellas resucita. De ahí la justificación, según Cardonnel,
del culto religioso de la rebelión como
tal. Quien sabe si no es eso
precisamente lo que quería decir el otro teólogo francés, Paul Blan­
quarr, profesor de teología en la Universidad Católica de París (Ins­
citut Catholique) -cuando hablaba que "para el revolucionario, es
decir, para quien la revolución significa la manera verdadera de ejer­
cer
el amor, la fe es concretamente inseparable de su acción política:
fe y revolución no existen separadas una de otra. Dado que la revo­
lución es la manera que este hombre tiene de vivir en el ~or, es,
pues,
el lugar de su vida con Dios, en él vive su fe" (citado según
"Los cristianos y la revolución", Quimantú, 1972, pág. 5).
Cardonnel, siendo un consecuente feligrés de su propia religión
de
la violencia, no se limita a escribir y a hablar; él es un revolu­
cionario, un rebelde
y hace la revolución, a ella sacrifica su vida.
Pero lo curioso es que -en vez de
hacer su
propia revolución- se
identifica con la revolución marxista hasta el punto de ser miembro
activo de
Secou-rs Rouge (que en Francia corresponde a lo que en
Chile son las Brigadas Ramona Parra), e incluso integra el Comité
Central de esta entidad del partido comunista francés
y en su, carác­
ter
de dirigente de
Secours Rouge organizó en el año 1971 la vejación
y la profanación de muchas iglesias y capillas en Francia, incluso
la quema (frustrada por la policía y bomberos) de la famosa basílica
Saeté Coeur de Montm.artre en París, para --como declaró a la pren­
sa- de esta manera conmemorar el centenario de
la comuna de París.
Sobre Cardonnel y su "teología" hay un libro muy interesante de
Pierre Debray
("A has la calotte rouge", París, 1968). Debray dice
de Cardonnel ... s'il n'est pas un possédé, il ne peut étre qu'un salaud"
(pág. 72), (si no es un poseso, es un chancho cochino). Parece que lo
mismo convendría decir de los demás sacerdotes-marxistas.
El hecho de que Cardonnel, siendo sacerdote y religioso, al mismo
tiempo sea miembro activo del partido comunista francés, no es,
desgraciadamente, un caso único
y excepcional. Desde hace algunos
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años, no solamente en Francia, sino también en_ otros países, muchos
sacerdotes, gracias a una inexplicable tolerancia de la Jerarquía, sin
dejar el ministerio y sin estar suspendidos en sus funciones sacerdo­
tales por las respectivas autoridades eclesiásticas, pertenecen a los
distinros partidos comunistas (soviético, chino, trotskista, etc.) u otros
partidos marxistas. Años atrás ocurrían casos, que los marxistas se
infiltraban clandestinamente en
las filas del clero. Basta recordar que
Pío XII declaró en una ocasión, en el año 1948, que le constaba que
los infiltrados comunistas en
el-clero llegan hasta un mil (según datos
del artículo de Anne-Maríe Gastowtt, "La trahison des cleres", en la
revista
EXIL ET LIBERTE, Juin-Juiliet 1972; la autora lo dice
a base del material informativo que encontró en los libros: André
Laforge, "Convulsions marxistes dans l'Eglise", y el iibro "Le Tre­
tre)".
Pero éstos actuaban clandestinamente como agentes del comu­
nismo internacional. Actualmente la situación es distinta, pues estos
, sac~dotes-marxistas actúan

abiertamente
y con el permiso, o al me­
nos con la tolerancia, de parte de sus obispos, los que de esta manera
se hacen cómplices de estas atrocidades. Tal vez también, en algunos
casos, muchos cambios en la liturgia -especialmente los contrarios
a las disposiciones de
la Santa Sede- podrían explicarse por este
hecho.
Quien sabe si la presencia de tantos marxistas en el clero no es
una de las explicaciones de la aparición en la Iglesia de estas "teo­
logías
(?) marxistas", que pretenden ttansformar la tradicional "Teo­
logía
(?) del Odio". La tradicional "Teología del Amor·· era y sigue
estando al servicio de Dios, mientras que la seudo "Teología del
O~ici" está

al seivicio de Satanás
y de su revolución. Y a es el tiempo
que cada sacerdote
y cada cristiano se defina con quién está, pues
-como
lo dijo Cristo- "no se priede servir a dos señores" y los
que lo hacen son como CardonneL los "salauds", los Judas.
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