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Número 119-120

Serie XII

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V Congreso de la Asociación «Sanctus Benedictus Patronus Europae»

V CONGRESO DE LA ASOCIACION
"SANCTUS BENEDICTUS PATRONUS EUROPAE"
"Contemplación y sociedad industrial" fue el tema del V Con­
greso de la Asociación "San Benito Patrón de Europa", que se ce­
lebró en Madrid los días 5, 6 y 7 de octubre.
La finalidad de la Asociación es "promover el desarrollo de la
civilización cristiana en una Europa espiritualmente unida".
Para ello, se consideran como objetivos principales: La preoru­
pación

primordial por la integridad de la fe, la fidelidad a la Santa
Sede, la defensa de la tradición católica, el sostenimiento y desarrollo
de las escuelas católicas, la cristianización de las instituciones, la pro­
moción de la vida profesional, un ecumenismo auténtico y el incre­
mento del espíritu misionero.
Tras el discurso de apertura, pronunciado por el Reverendísimo
Padre Dom Sighard Kleiner, Abad General de la Orden del Císter,
que sustiruyó a Monseñor Bentivoglio, Arzobispo de Catania, que
no pudo asistir, Marcel Oement hizo la presentación del tema del
Congreso.
Señaló el director de "L'Homm.e nouveau", cómo por primera
vez en la historia es en la moderna sociedad industrial donde prac­
ticamerite se
ha institucionalizado la oposición a la contemplación.
Hoy en día
la contemplación es "perder" el tiempo.
Y ello porque
la sociedad industrial se caracteriza-por la "alegría"
de una· eficacia plena.mente controlada por
el hombre; por una efi­
cacia mecánica que controla
el hombre en todos sus momentos. Es el _
orgullo del hombre que no admite nada extraño y superior a su
misma voluntad
y que pretende realizar un "nuevo orden" perfecta­
mente dirigido
y controlado en todas y cada una de sus etapas, del
mismo modo que controla
la técnica.
Pero esta eficacia mecánica, visible, por carecer de finalidad tras­
cendente, lleva a la autodestrucción; y así, es en esta misma sociedad
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donde hace falta proteger de la "eficacia" humana a la naturaleza,
puesto que cada día se
la destruye más y más.
La contemplación, ese "perder" el tiempo, que en su grado más
elevado es
la que se refiere a Dios, la contemplación sobrenatural, es
necesario que vuelva de nuevo a la sociedad, porque sólo de ese modo
se logrará que la sociedad industrial no se destruya a sí misma y que
la eficacia mecánica se armonice con la eficacia orgánica del orden
narural.
A medida-que se observa el desarrollo sin medida, sin armonía, de
la sociedad industrial, señaló Marcel Clement, se observa también la
necesidad imperiosa de la contemplación. Es necesaria la contempla­
ción,
qlle requiere

una disposición receptiva por parte del que con­
rempla, de modo que se armonice con la sociedad indusrrial. A pesar
del desartollo "eficaz", el hombre ha de reconocer y conocer leyes
superiores a él, un orden natural que no puede transgredir y conforme
al que ha de actuar, porque también él está sujeto a aquél.
El sábado por la mañana, Paul Vankerkhoven, pronunció su con­
ferencia en torno al tema "la dimensión vertical del hombre".
Señaló el conferenciante cómo los males de la sociedad industrial
tienen sus orígenes en siglos pasados, haciendo especial referencia
al
siglo de las "luces", que desrruyó todo lo que uo fuera la voluntad del
hombre, rechazando la
voluntad de
Dios y el orden social narural,
con la destrucción jerárquica y orgánica de la sociedad, terminando
con la Ley Le Chapelier de 1971 con los cuerpos intermedios pro­
fesionales.
Tanto el liberalismo como el socialismo, señaló, tenían en co­
mún el afirmar la absoluta autonomía del hombre respecto de toda
ley moral narural y de todo orden divino. Se destruyeron las jerar­
quías naturales, se negó la ley natural y se vio cómo cada vez más
se iba concenrrando el poder.
De tal modo que a la verticalidad del orden narural se le opuso
la horizontalidad. Frente a la dimensión vertical del hombre, conna­
tural al mismo, la sociedad indusrrial, fruto del liberalismo y del so­
cialismo, nacidas del racionalismo, se colocó una dimensión horizon­
tal del hombre.
Pero la realidad es precisamente la dimensión vertical y a ello
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hay que tender procurando que la sociedad industrial vuelva a ello.
Dimensión vertical consecuencia de la misma naturaleza que es po­
sible advertir en dos aspectOs. El primero del hombre hacia Dios.
El segundo en el orden social con la organización de cuerpos inter­
medios con sus jerarquías naturales. Hoy se habla mucho de liberación, señaló el orador, perola libe­
ración o será cristiana o no existirá. Porque en caso contrario, será el totalitarismo. Por ello la necesidad de la vuelta
al· derecho

natural
reconociéndolo por encima de la voluntad del hombre. conforme al
cual ha de actuar. La vuelta a Dios y a la verdad que en El se funda.
La vuelta en definitiva al orden moral, a la ley natural, al orden so­
cial natural Por la tarde el R. P. Dom Jean Roy, Abad de Fontgombault, pro­
nunció su conferencia sobre el tema "Relaciones entre contemplación
y acción en San Benito".
Con especial agrado esrucharnos esta conferencia en la que a
través de sendas citas de Donoso Cortés y Balmes queda puesto de
relieve una vez más
la importancia de ambos fuera de las fronteras
españolas donde siguen siendo objero de estudio. "De manera general
-señaló-----.:., contemplar

es considerar aten­
tamente con
la mirada del cuerpo o con la del alma . . . puede haber
una contemplación sensorial
y una contemplación intelectual, pu­
diendo y hasta debiendo ser la primera cauce para la segunda. Es
así como un alma bien formada se eleva del espectáculo de la na­
turaleza
al pensamiento de Dios ... Aunque no sea espiritual, siempre
tiene algo de espiritual e interior".
Señaló que hay dos tipos de contemplación, una filosófica o natural
y btta sobrenatural, existiendÓ entre ellas relaciones análogas a las que ·
unen la naturaleza y la gracia, la razón y la fe. Señaló igualmente que
del mismo modo que todos los cristianos están llamados a la santidad,
así también a la contemplación, sin que ello suponga que todos
ten·
gan
que

llevar una vida contemplativa.
Más adelante señaló la primacía de la contemplación sobre la
acción, tanto desde un punto de vista cronológico como ontológico.
Cronológicamente, porque "un minimum de contemplación es nece-
10s,
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sario como condición para una acción bien regulada", porque "pensar
es lo primero".
En el orden ontológico, porque "poniendo en práctica las facul­
tades más altas del hombre las aplica al objeto más alto: la verdad,
la belleza
y, en definitiva, Dios". El hombre por sí mismo, dejado a
sus solas fuerzas nada puede hacer que
·no sea
mezquino, "una acti­
tividad exterior puramente humana no podría engrandecerle mucho";
pór el

contrario,
"ruando se nne a
Dios en la contemplación, se
eleva por encima de sí mismo, o más bien, Dios le eleva
· hasta

El
y le confiere su perfección".
Tras unas reflexiones sobre la primacía de la contemplación según
San Benito, señaló la importancia de las mismas para la vida fuera
del

claustro.
Y ello
porque todo cristiano -recordó- tiene obliga­
ción de dar a Dios el primer puesto en su vida, "todo cristiano, para
realizar su vocación a la santidad, debe usar de este mundo como si no usara de
él, según la expresión de San Pablo, y tender a la con­
templación
sobreflatural. A

más -ruido en el mundo, más necesidad
en nosotros de envolvernos en silencio.
A más fiebre. de activismo,
más
cautela en

nuestra actividad al ritmo de la oración".
Pronunció la conferencia del domingo por la mañana S.
A. l. y
R. el Archiduque Otto de Habsburgo, sobre el tema: "Contemplación
y vida social".
Tras referirse a la contemplación en la Edad
Antigua, destacó la
importancia de -la contemplación en la Cristiandad medieval, no sólo
en los monasterios sino en la sociedad toda, donde por estar -·empa­
pada de la doctrina cristiana
y practicarla, la contemplación era con­
natural a ella.
Lo que se plasma . en realizaciones prácticas, como las
imágenes, las esculturas o las iglesias, que
"no son
ante todo obras
de arte, ni el súnbolo de la superstición o de la idolatría, como fre­
cuentemente han pretendido los sectarios,
Sino simplemente

una fuen­
te de inspiración para el creyente".
Señaló cómo, en cambio, la sociedad moderna no deja ya tiempo
para meditar, dejándose llevar el hombre por su actividad. No tiene
tiempo más que para preocuparse de sus necesidades materiales más inmediatas. Y consecuencia de este
cambio de

vida en el
·modo de
vivir
"no es

la liberación -del hombre del miedo, ni siquiera la me-
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jora de la calidad de la vida" sino que el aumento de enfermedades
psíquicas señala una evolución en sentido diferente. Así, señaló, el
aumento del número de suicidios, consecuencia de la decadencia re­
ligiosa, de la pérdida de la fe; la angustia espiritual, . la desespera­
ción ...
Para volver a la contemplación en esta sociedad, señaló, ademáf de
los monasterios, la posibilidad de acudir a ellos los laioos; los ejer­
cicios espirituales en su forma clásica; el concepto del arte al servicio
de la contemplación. Pero, sobre todo, indicó, "no habrá . que olvidar
que el restablecimiento de la familia es una oondición preliminar para
una renovación .del espíritu". Por la tarde, Braulio Alfagerne del Busto; pronunció una
oonfe­
rencia sobre "la organiz.ación social de la civilización industrial".
Señaló el . oonferenciante que la doctrina social de la Iglesia des­
cansa en
la libertad del hombre y en su responsabilidad, sin lo cual
no puede haber · organización social natural, humana, y en el bien
común sin el que la sociedad o será anarquía o será totalitarismo. Por
ello, como indicó el orador,
la necesidad de la iniciativa privada en
la eoonomía, en todo aquello que pueda realizar y le corresponda el
hacerlo.
Señaló la importancia de la profesión para la resolución de nume­
rosos problemas que hoy se plantean_ y que en la empresa no tienen
con frecuencia su oportuna solución.
Señaló también la importancia del papel de los cuerpos interme­
dios, sociedades menores situadas entre el hombre y el Estado y en
las que aquel desarrolla su vida, absolutamente necesarias, por natu­
rales, en toda sociedad. Recordó el principio de subsidiariedad, se­
ñalado por Pío XI en "Quadragessimo anno", principio fundamental
de
toda organización de la sociedad, que más tarde recogería con las
mismas palabras Juan XXIII en "Mater et Magistra". Por ello, la
importancia de la pequeña
y mediana empresa en la sociedad.
Finalmente, el Arzobispo de Toledo, Cardenal González Martín, _
puso término al Congreso: "La contemplación, alma de la civiliza­
ción de
mañana".
Señaló el Arzobispo de Toledo la ambivalencia del progreso y de
la t.écnica, que frente a lo que hoy se dice casi unánimemente, puede
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estar dirigido hacia el bieo o hacia el mal, consecuencia de la libertad
del hombre. De
ahí que con la contemplación pueda dirigirse al bien,
usando el hombre rectamente de su libertad.
La masifiéación, señaló, es contraria a la contemplación. Y 'con
palabras de Merton. indicó que la contemplación, la espiritualidad
vuelve a ser redescubierta como una necesidad.
Y con palabras del Cardenal Koenig, señaló que hay que presentar
el cristianismo con todas sus exigencias y sacrificios como lo indica
la experiencia.
Lo que le pasa al hombre de hoy, señaló, es que no quiere admitir
el Misterio de la Encarnación, con sus consecuencias en el orden
práctico. Que no quiere reconocer las limitaciones -que le impone la
adoración a Dios. Que no quiere reconocer nada más por encima de
él, que quiere dominarlo tado, que quiere depender sólo de él.
En la actualidad, domina el mundo material,
y así, señaló, la civi­
lización se ha identificado con el progreso material, con la técnica;
de ese modo, continuó diciendo el Arzobispo de Toledo, los valores
trascendentes, los valores morales, no cuentan en esta civilización del
"progreso"; sólo inter'esa la técnica, como consecuencia de que todo
se ha ligado al engranaje de la civilización técnica.
Como obstáculos de esta civilización a
la religión, recogió los as·
pectas que el Cardenal Danielou señala en su libro "Le scandale de
la vérité:
En primer lugar, el hombre de la civilización técnica vive rodea­
do de máquinas por las que transforma
tOdo, reflejando
su imagen ...
en el mundo de la técnica el hombre se contempla a sí mismo. No
está Dios ahí. En segundo lugar, el sentimiento de su poder por el
que tiene que "liberarse" de toda fuerza externa, de ahí que pretenda
hacer el mundo del mañana dependiendo sólo de
él. En tercer lugar,
la eficacia que se sustituye a la b6squeda de la verdad. En
cuarta lugar,
el acostumbrarse a considerar la realidad como sólo material, de ahí
que elimine la religión, lo sobrenatural.
Y sin embargo, el hombre de hoy ha de ser cristiano. Hoy se
habla, dijo, de que hay que ser comprometido y valiente, de que hay
que ser "testigos de Cristo". Pero el ser testigos de Cristo supone
un sentido receptivo y un sentido activo. Sentido receptivo que debe
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privar y preceder sobre el segundo, como dijeran San Pablo, San
Pedro, Santo Tomás . . . Para ser testigos, señaló, hay que ver, hay
que contemplar. Hay que meditar la palabra de Dios para poder
predicarla, para poder anunciarla. Por ello, como los apóstoles, todos
los cristianos han de ser (en mayor o menor medida) contemplativos,
en cuanto testigos de Cristo.
La contemplación, indicó más adelante, es para todos los cnst1a­
nos, pues, vocación universal a la contemplación sobrenatural, con
ayuda de la gracia, unida a la función sacramental de la confirmación.
Tras referirse a San Benito, a San Alberto Magno, a Santo To­
más, y recordar la condena del modernismo por San Pío X, recalcó
que la Iglesia recibe su fuerza de la contemplación, cuyo impulso es el Espíritu Santo.
La contemplación ha de ser el contrapeso al
perfeccionamiento imposible de
la civilización que es puramente ma­
terial. El hombre necesita alimentarse constantemente con la oración
y la contemplación. Y, en definitiva, como dijera Urs Von Balthasar, "el que no escucha a Dios, nada tiene que _decir al mundo".
EsTANISLAO CANTERO.
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