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Amor y familia en la filosofía tomista

AMOR Y FAMILIA EN LA FILOSOFIA TOMISTA
POR
PABLO J. BADILL0 O'FABRELL.
Prof .. Adjunto de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla. '
«¡Amor! Para hablar de
ti sería
muy breve la eternidad».
FllossAm>.
La pretensión del pres.ente trabajo desea ser, sencillamente, la
fijación de puntos
y a su vez la defensa de dos. aspeaos nobles y
grandiosos de la vida humana, que en nuestra époc¡i o están o se
les está intentando encenagar, quizás por
la única razón de . que los
agentes de semejante
acción ignoran

la
excelsitud de semejan~es
sentimientos,

o bien no
han calculado el alcance que pueden tener
las, consecnencias de su ataque, como veremos con posterioridad.
m afrontar ambos temas en el pensamiento de Santo Tomás, nos
llevaría
a realizar un examen conciso de los mismos debido a la
ex­
tensión, que forzosamente ha de ser reducida por las circunstancias
para las que el presente trabajo ha sido realizado.
Hablamos

de dejar una notable posibilidad de enfoques
sin con­
cederle

el tratamiento debido, por
fo que a interés y extensión pu­
diera

concedérsele,
y así cabría hacerse mención, en primer lugar,
de las
posibles relaciones entre llI!lOr y simpatía.
Lo antedicho podría tener como punto de arranque la distinción
entre simpatía

pasiva
y activa, siendo totalmente diferente el punto
de contacto de ambas con. la idea de amor.
Es .así por la sencilla
razón de

que la primera no constituye un instinto especial, sino
que
se encuentra unida a cada una de las emociones específicas de los
instintos fundamentales, es decir, es una propiedad común a los di­
ferentes instintos (1).
(1) Jolivet, Regis: Traité Je Philosophie, P1ythologie1 -¡e edition, Em­
manuel Vitte, Lyon, S. A., 4 tomos. Cita al II, págs. 341 y 342.
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Por contra a ésta cabe la consideración de la simpatía activa
como una
meula de
actitudes de
afecro encaminadas
a proteger,
ayudar o
socorrer al prójimo (2). En este sencido puede afirmarse
que este tipo de simpatía se encuentra bastante próximo a la idea
de
amistad.
Sobre la simpatía activa cabría asimismo la consideración de
ella en el sentido llevado a cabo por Max Scheler en su "W esen
und Formen der Sympathie" de estimar que este tipo de simpatía
puede considerarse como el fundamento por excelencia del sentido
social. En este sentido cabe hablatse de la proximidad relativa entre
amor
y simpatía activa, ya que esta última no puede reducirse a
una imitación que no implique la comprensión del otro
y la parti­
cipación en sus sentimientos.
Serla, pues,

la simpatía concebida, en
la terminología de Ribot ("Psychologie des Sentiments"), en un
sentido psicológico en cuanto
ha de ser acompañado de conciencia
y de este modo crea en dos o más individuos disposiciones afectivas
análogas. Así, pues, este es ya un primer paso de concebir a la sim­
patía como escalón previo al amor,
y de este modo se puede con­
templar cómo, en cierto sentido, la simpatía es considerada "como
atracción instintiva que una persona siente por otra, aun antes de
haber podido conocerla bien" (3).
Pero todos estos esbozos y enfoques quedan
fuera de nuestro
campo de interés al igual que lo es la consideración de la familia
como cuerpo intermedio desde el punto de vista social, y vamos a
resumirnos a determinar las ideas del
Aquinatense en

lo referente
a los dos
temas centrales que dan título al presente trabajo, como
muestra de la vigencia
y la fuerza que siguen manteniendo las cons­
trucciones elaboradas por el máximo discípulo de San Alberto Mag­
no hace siete· siglos, frente a
todas las tendencias y modas vigentes,
que o bien pretenden asesinar toda idea de amor
y de familia, o
bien se convierten por si, al pretender arrancar y
ensalzar sobre
todo
el primer concepto, en un puro suicidio.
(2) Jolivet, Regís: Op. cit., t. 11, pág. 342.
( 3) Lalande, André: V ocahNlario tlcnko y critico Je la Filosofia, Li­
brería-Editorial «El Ateneo». Buenos Aires, 1966, 2.ª edic., pág. 944 a.
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Por todo ello creemos oportuna ya la rontemplación del concep­
to de amor en el conjunto de la filosofía tomista, ais1adamPnte con­
siderado y como base previa de la familia, y-además en contraposi­
ción a los enfoques actuales a los que acabamos de mencionar.
Como en casi todos, por no decir en todos, los
punros que

pue­
dan
tocarse desde

un punto de vista filosófico o teológico,
claro
es que con un enfoque católico, las elaboraciones llevadas a cabo
por Santo Tomás permanecen como definitivas e inmutables a
pe­
.sor de los siglos transcurridos, y es que el catolicismo entendido de
un modo íntegro, poco o
nada ha variado a pesar de los intereses por
producit
cambios que aromoden
las docrrinas tradicionales de la
Iglesia con los
gusros y deseos de los que ansían seguir frenética­
mente
las modas e imposiciones de cada époCO:
El examinar el
amor en Santo Tomás nos conduce, en primer
lugar, a una distinción o bifurcación en dos tipos diferentes de
amor,
beneficiantiae y concupiscenliae, los cuales, hablando en equi­
valencia con
las diversas concepciones que sobre la idea del amor
se han elevado, podría decirse que el primero viene a ser romo
aquella tendencia que es opuesta a
todo tipo de egoísmo, mientras
el

segundo tipo sería aquel que encerraría la idea de tendencia
atrac­
tiva

o inclinación
sexual (4).
Esto que acabamos de
esbo:zar sería
lo que podríamos
llamar
tabla de equivalencias, puesto que Santo Tomás la distinción que
realiza es sencillamente entre am,or sensitivo y amor racional, va~
riación simple puesto que radica sencillamente en la fuente de la
que mana este sentimiento, v_ariando según sea: un sentido o la
nuón, pudiéndose considerar como amor en sentido puro y estric­
to

el segundo. Por
otra parte,

en estos puntos referentes
al origen y base del
amor es donde puede afirmarse que
será la razón la

que
ponderará y
llevará a cabo la elección del bien amado, punto este en el que se
verá el

predominio de la
razón sobre
la voluntad,
y asimismo, que
(4) Santo Tomás de Aquino: S11ma Teologica, 1-2, qu. 26, art. 4.
Edic. B. A. C., Madrid, 1954, t IV, págs. 693 y 694.
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nos mostrará bien a las claras el grado al que llega la libertad hu­
mana en este campo de la elección del ser al que se
arna (5).
Ya

en estos
dos últimos puntos queda puesto bien de manifiesto,
bien a las
claras, cómo la filosofía de Santo Tomás supone un en­
frentamiento con todas las tendencias reinantes en la actualidad,
puesto que supone, en
primer lugar,

una primacía de la
razón sobre
la
mera pasión,

anteposición del
amor beneficiantiae al amor concu­
piscenüae, y esto choca radicalmente con nuestro mundo actual en
el que estamos bajo el reinado del sexo y las pasiones, y sobre todo,
en el que se ha olvidado por completo la defensa de la amistad, que
supone la coronación toral del amor al concebirse el amor de amis­
tad como el amor puro
y simple en sí.
Asimismo, la consmicción del
Aquinate sobre
la anteposición
de la
razón a la voluntad, nos muestra bien a las claras cómo él con­
cibe
la existencia de una
libertad de

base, llamémosla así, por estar
la
libertad en

el punto de
arranque, en

cuanto no puede decirse que
el amor suponga una atadura
ni que se realice de un modo pura­
mente pasional e instintivo.
O,n ésto,

pues,
Santo Tomás

lo que hace es
dejar bien
sentado
que el llegar al amor,
considerado striclo sens11, es pues toda una
operación intelectnal en

la
cual el hombre libremente considera to­
dos
los puntos, precisa
y valora todos aquellos extremos dignos de
serlo. Por ello es por lo que puede hablarse con
toda firmeza de
la existencia de
libertad en

el proceso de formación del amor, sin
que sea éste, como ahora se pretende, un entorpecimiento u obstácu­ lo a
la libertad humana, abogándose por un amor libre y no por la
defensa de esa libertad en el amor.
Hemos

reseñado hasra ahora cómo cabe
la distinción entre el
amor en el plano sensitivo y en el plano racional, lo cual no sig­
nifica que haya que
considerar que
en la base del mismo no
exista
un

comienzo de pasión en el plano
sensitivo, puesto
que en ral
caso se
haría al amor huérfano

de esa porción que tiene de pasión
y de atracción sexual, que es precisamente para que pueda perpetuar-
(5) Santo Tomás de Aquino: Suma Teologica, 1-2, qu. 27, art. 2.
Edic. B. A. C., Madrid, 1954, t. IV, págs. 702 y 703.
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se la especie humana, dentro justamente de la institución familiar
de la que nos ocuparemos
más adelante

( 6).
Del amor, hasta el momento presente,
podemos decir

que
he­
mos

contemplado su
origen y su desarrollo hasta llegar a convertirse
en
tal, pero queda por examinar el efecto inmediato que produce
y que consiste en la unión del amante y del amado, hasta producir­
se un cambio, intercambio o mejor identificación de personalidades
en los dos sujetos del amor.
Sobre este aspecto concreto de la unión como efecto del aroor,
Saoto Tomás con su habitual precisión distingue
y puntualiza sobre
la existencia de tres clases de unión, pudiendo considerarse que la
primera es situable en el momento aoterior al comie111.0 del aroor
en
d, mientras que las otras dos que son las que más nos interesan,
por el fin que perseguimos, hay que
localizarlas en períodos que
son

el amor mismo, y la
última, que es el efecto o consecuencia
del mismo. De
la segunda podemos reflejar las palabras de Saoto Tomás
en

el sentido de que "vero unio
est essentialiter ipse aroor. Et haec
est unio secundum coaptationem afféctus. Quae quidem assimilatur
unioni substantiali inquaotum amaos se habet ad amatum, in arnore
quiclem amicitiae, ut ad seipsum; in amore autem concupiscentiae,
ut ad aliquid sui", mientras que sobre los efectos producidos por el amor sus conclusiones son en el sentido de que "vero unio est effec­
tus amoris. Et haec
est unio realis quam amaos quaerit de re amata.
Et haec quidem unio est secundum convenientiam amoris: ut
enim
Philosophus refert, II Poli tic. "Aristophanes dixit quod amantes de­
siderarent
ex ambobus fieri unum". Sed quia "ex hoc accideret aut
ambos aut altemm corrumpi", quaerunt unionem qua.e convenir et
decet; ut scilicet simul conversentur, et simul c:olloquantur, et in
aliis huiusmodi coniungaotur" (7).
Así, pues, queda de maoifiesto cómo en este plano primero del
(6) Santo Tomás ·de Aquino: Suma tonlra GentileJ, 3,121. Edic. B. A.
C., Madrid, 1968, 2 tomos. Cita al 11, pág. 463.
(7) Santo Tomás de Aquino: Suma Teologica, 1-2, qu. 28, art. l.
Edic. B. A. C., Madrid, 19,4, t. IV, pág. 720.
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amor, en cuanto no alcanza la excelsitud del más grande amor, o
sea el divino, se produce el mismo resultado de una
íntima unión
entre los amantes, aunque no sea en esa almra mística, tan extraor­
dinaria y únicamente cantada por nuestros místicos hispanos de los
siglos
XVI y XVII.
Este, el amor humano, viene a ser en principio y en cierto sen­
tido, como un paso inicial e imperfecto en
el camino para alcanzar
una más alta meta, "la unidad del ideal de la vida cristiana, ideal que consiste, según él, en el amor de Dios" (8).
Pero lo que acabamos de plantear setía
ya introducirnos en el
problema de
toda la elaboración de su teoría ética y de su teología
moral; puntos que quedan por completo fuera de nuestras intencio­
nes,
ya que al ocuparnos del amor lo que desearnos es examinarlo
como base y precedente de su concepto de familía.
El punto que acabarnos de enunciar de acuerdo con Santo Tomás
sobre la identificación del amante
y el amado, en esta época que
atravesamos de tremenda crisis del auténtico amor, puede recibir
una
perfecta · aclaración

en las palabras pronunciadas por el autor
de la "Suma Teológica" hace setecientos
años_
La terrible tragedia del hurulimiento moral y personal de mu­
chos que han sentido auténtico
y verdadero amor, cabe encontrarla,
por lo que a explicación lógica se refiere, en las palabras del Aquinate,
en cuanto que al hallarse una identificación total entre los dos su­
jetos del amor, llamémosle agente
y paciente, si éste se rompe por
los motivos hoy
tan habituales, puede decirse que también se da una
especie de rompimiento de sí mismo, un autoaniquilam.iento.
Hasta aquí lo referente al asunto del amor, y en especial en
cuanto cabe considerársele como el origen natural
y lógico del ma­
trimonio y la familia cristianos.
El matrimnnio es la
ndroinación total

del amor entre dos per­
sonas que en él llegan a identificarse perfectamente la una en la
otra, siendo este punto de vista el de mayor conexión con el asunto
(8) Grabmann, Martín: Santo Tomás de Aquino, Labor, Barcelona,
1953, pág. 133,
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del amor que hasta ahora hemos examinado; pero aparre de ello, el
matrimonio supone
otras muchas rosas.
Supone que

la
unión de dos personas movidas por ese alto sen­
timiento que es el amor, sea además santificada por un· sacramento.
Pero el problema primero, y que en la actualidad cobra un vi­
gor inusitado, es el de los fines, o mejor el fin primero del matri­
monio, sobre el
cual se han planteado opiniones controvertidas y
algunas de las cuales, a pesar de haber sido emitidas por autores in­
cluibles dentro del campo católiro, están totalmente alejadas
del
enfoque auténticamente tradicional y católiro, del cual es maestro
indiscutible
Santo Tomás.
Este

enfrentamiento de opiniones procede casi siempre del cam­
po
de los juristas especializados

en el Derecho Canónico,
pero es
asimismo de una aplicación notable a este intento de un enfoque
únicamente moral que estamos pretendiendo proporcionar al tema.
· Existe una

primera tendencia mantenedora de la idea que el
fin básico y primero del matrimonio consiste en que los cónyuges
por el mismo logran el perfeccionamiento. personal, ~reponiéndose
ésto a la idea de que lo primordial es la procreación. En esta orien­
tación se incluyen nombres como los de Viglino, Cornaggia
Medid,
Jemolo y Doms.
Pero semejantes elaboraciones
han sido condenadas por la Igle­
sia, especialmente en el pontificado de Pío XII
y en diversas oca,
siones (9), pero volviendo al campo y autor que nos interesa, Santo
Tomás deja más que bien sentados todas las antedichas
elaboraciones.
Queda por el Aquinate más que demostrado que el matrimonio
es una institución de Derecho
Natural, en
cuanto que a él se tien­
de por
la naturaleza humana acompañada ésta por el libre albedrío.
Asimismo, dentro de esta roosideradón del matrimonio como
sector del Derecho
Natural, Santo
Tomás deja más que claros
los
fines del mismo y el orden de prelación en que hay que conside-
(9) Alocución al Tribunal de fa Rota Romana de. 3-X-1941 y Decreto
del Santo Oficio de 1-IV-1944.
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rarlos; y así, sin dejar lugar a dudas, afirma que "primo, quanrum
ad

principalem eius finem, qui
est bonum prolis" (10).
En este punto afirmado por Santo Tomás se aprecia, de modo
claro y meridiano, que el fin no es la prole, sino el bien de la misma, lo que se entiende en el sentido
que
es en el hijo en el que se culminarán todos los posibles aspec­
tos

de
la realización de los cónyuges.
Y es que en realidad, en el hijo es en el que es posible que se
compaginen todos los modos
y formas, tanto paternos como ma­
ternos, sin olvidar
la esencia de cada uno de ellos. En realidad, es
que el hijo, utilizando palabras
y métodos hegelianos, viene ·• re­
presentar la síntesis de padre y madre, a los que puede equipararse
a tesis y antítesis.
Aquí y de este modo es en el que cabe considerarse el matri­
monio como el punto culminante en el que se lleva a cabo
la rea­
lización del

hombre
y de la mujer en el aspecto emocional y del
amor,
ya que, como afirma Gilson "enfin, la mariage n' est pas seu­
lement un

lieu,
e' est

une amitié, e'
est m&ne la plus intime de toutes,
puisqu'elle ajeute
a J'union charnelle qui seule, suffit a rendre douce
la vie commuue des animaux, cette union de tous les jours et de
toutes les heures qu'implique
la vie familiare des étres humains. Or
plus J'amitié est
grande, plus

aussi elle est solide et
durable. La plus
grande de toutes doit done
ette la plus solide et la plus durable de
toutes"
(11).
Queda pues más que demostrado que todos los intentos actuales
de
desttOzar en
su base tanto el amor como el matrimonio, en el
fondo es un intento ciego, desordenado e inconsciente que a Jo que
conduce en realidad es a
la anulación de los más elevados sentimien­
tos del hombre, de los cuales quizás el más sea el amor,
y también
la plasmación del mismo en un nivel sacramental como es el matri­
monio, cuando en realidad todo el ataque se hace con la finalidad
(10) Santo Tomás de Aquino: Suma Teologka, supl. qu. 41, art. 1,
ad resp. Edic. B. A. C., Madrid, 1156, t. XV, pág. 176. (11) Gilson, Etienne:
Le ThomiJme. lnlrodaction a la phi/oJophie de
Saint Thoma.r d' Atjflin. SixiCme edition, Librairie philosophique J. Vrin,
París, 1965, pág. 347.
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AMOR Y PAMIUA EN LA PIWSOPIA TOMISTA
de liberar al hombre de las ataduras que suponen para su libertad
tanto el amor como el matrimonio.
Lo único que logran es hacer un hombre inacabado, que no
alcanzará jamás su plenitud en ninguno de los sentidos, pues como
dijo un gran español, D. Miguel de Unamuno, "cabe
decir que el
verdadero hombre, el hombre acabado, cabalmente humano, es
la
pareja, compuesta de padre y madre" (12).
Pero lo que queda mostrado más que a las elatas, es que
la
auténtica teoría sobre el amor y la familia en cuanto bases para la
plena
realización del

hombre, fueron elaboradas por Santo Tomás
hace siete siglos,
y hoy a pesar de todos los embates de todas las
procedencias que ha de resistir, permanece con la
fuerza de la pie­
dra berroqueña, pero lo que es más admirable e importante, es que
hoy mantiene la misma frescura y lo%allía que si hubiera sido con­
feccionada hace pocos años. La
única fuerza y

verdad es que aparte
de encontrarnos ante el más grande teólogo que ha sido, y estamos
también ante la auténtica y verdadera
doctrina católica,

que muy
difícilmente pasa
y es rebatible.
(12) Unamuno, Miguel de: El hermano /uan, Prólogo, M.adrid, 1934.
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