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Número 191-192

Serie XX

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Tradicionalismo y carlismo. Respuesta de Gonzalo Fernández de la Mora a Rafael Gambra y a Manuel de Santa Cruz

'11RADIGIONALISMO Y CARLISMO
RESPUESTA. DE GONZALO FERNANDEZ DE LA MORA A RAFAEL GAiMBRA.
Y MANUEL DE

SANTA CRUZ
En mi estudio Españ" y el F de Verbo, se decía: «El Estado nacido el. 18 de julio de 1936 y reem­
plazado

en 1978, no se explica ni como un fascismo, ni desde el fas­
cismo, se explica desde el tradicionalismo
español; que

en la edad
contemporánea representan Balmes,
Donooo Cortés, Menénáez Pe.
layo,

Mella y
Maeztu, con
su grupo de
Acción Espdiiol número 189 de la citada revista, Rafael Gambra y Manuel de Santa
Cruz, en sendas colaboraciones, señalan algunas de las críticas que
desde la Comunión Tradicionalista se expresaron contra el Estado del
18 de julio.
No entro en la cuestión de si esas críticas responden al ideario
oficial de la Comunión, ya en la primera generación de sus doctrina­
rios, ya en la de los contemporáneos de Franco, que fueron sus mi­
nístrós, como Rodezno, Bilbao o Iturmendi. Y nada tengo que opo­
ner

a la posibilidad de que
quienes legítimamente
representen a la
Comunión Tradicionalista, a Falange
Española, a

la CEDA, o a
cual­
quiera de los partidos políticos españoles existentes en 1936, objeten que ellos habrían configurado el Estado de otra manera, lo cual no
me sorprendería lo más mfu..imo, puesto .que en la Historia nadie
realiza de modo pleoario su modelo ideal. Esos aspectos coyunturales
estaban

completamente al margen de mi análisis.
Pero sí
he de

manifestar que tales
críticas y
objeciones
· apenas
tienen relación con mi tesis, porque yo no me he referido al carlismo,
sino a la tradición política española. No he afirmado que el Estado
del 18 de julio corresponda a un proyecto de la Comunión Tradicio­
nalista, que ignoro si se presentó entonces como ·alternativa articula­
da. Nada más lejos de mi ánimo que expedir a los gobernantes o a
las
instituciones

certificados de ortodoxia o de
herejía ·pol!tica. Tarn"
poco

me he ocupado de precisar
en qué
medida la Comunión
Tradi"
cionalista

colaboró con el Estado del 18 de julio.
Lo que sí sostengo
es que los
· rasgos

definitorios de ese Estado
--<:onfesionalidad, mo­
narquía,

representación orgánica, régimen polisinodial, unidad fami­
liar, unidad sindical, derecho foral, asunción de los valores
históri-
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TRADICIONALISMO Y CARLISMO
cos, etc.---:-no se explican desde el fascismo, sino desde la tradición
española. Es una tesis general, no un proceso de partido.
Nadie puede afirmar seriamente que tradicionalismo· sea sinóni­
mo de carlismo, entre otras razones porque la tradición española es
milenaria,
y el carlismo nace a la muerte de Fernando VII, y porque,
incluso desde este· último acontecimiento,
es mutho

mayor el número
de pensadores tradicionalistas no carlistas que el
de. los

_militantes en
alguna de las fracciones de la Comunión. Y en el contexto de mi
frase citada es todavía más inconcebible la unificación de tradiona­
lismo y ta'.rlismo, porque nominalmente enumeré como tradicionalis­
tas contemporáneos a Balmes, Donoso, Menéndez-Pelayo y Maeztu,
ninguno_ dC: los cuales fue carlista. Aludí, además, a los colaboradores
de Acción Espaiic,/a que, en su gran mayoría, tampoco fueron car­
listas. Y me remití, en fin, a nuestros juristas del siglo XVI y a los
tratadistas medievales qlle, obviamente, no pudieron ser carlistas. Y
a, todos 105 tengo,

sin embargo, como
piezas mayores
o menores de
nuestra tradición intelectual.
, -No creo que sea la intención de mis objetores, sino un lapsus
m.etodológfr:o o una exégesis apresurada; pero entiendo que sería
una mutilación cultural
o una expropi~ón semántica identificar car­
lismo con tradición.
Gmzdfo Fernández de !,, Mora
NOTA DE LA REDACCION
Nuestro querido amigo Gonzalo Fernández de la Morá nos envía
r.ná /nmtuálización a los lrabáios publicados en el número
189-190
de
VERBO, de nuestros támbién queridos ""1igos Rafael G""1brd y
M,muel de Santa Cruz que, a su vez, puntuálizaban d de Gonzálo
Fernández
de la Mora publicado en el número 188.
Los

tres
<1rtlc11/os, escritos desde la cordialidad y desde profundo,
conocimiento'S hislórlco'S y. políticos, ·abrieron una polémfra entre los
susN"iptores
-que reb;:,s6 nuestrdf previsiones.
NumerosáS cdrtas y llamada, telefónicáS en favor de una u otr"
tesis
nos hacen comprender que la proximidad de ciertos hechos no,
hacen i11zg<1r/os td
vez con un a¡,a,ionamienlo que "estaba muy lejo,s
del talante y el contenido de lo, <1rticulos de nuestro, ilu,tre, cola­
boradores.
Como VERBO no desea proseguir una ,polémica que posiblemente
dentro de unos año,, si Dio, le da vida a la rei/JiJta, podrá tener en
ella
Ju cámpo ideál para desarrollarse, la damo, por te1'1Tlinada.
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