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Número 211-212

Serie XXII

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Europa, su identidad cristiana y su actual crisis

EUROPA, SU IDENTIDAD CRISTIANA Y SU ACTUAL CRISIS
La tradición de Roma.
«Roma ha con.stituido durante siglos y sigue ofreciendo hoy
"estimulo potente
y punto seguro de
refef'encia y
orientación
"para el hombre contemporáneo, que se siente en su casa en
"esta ciudad maravillosa· y extraordinaria,

pues nadie es
extran­
"¡ero en Roma; no lo era en la antigüedad clásica quien llegaba
"de confines
le¡anos y admiraba sus monumentos
y su sabia le­
"gislación íuridica fundamentalmente respetuo1a de las diferen­
"tes diversidades étnicas;
ni

lo es el turista de hoy, que respira
"en ella

una atmósfera de apertura y
universalidad que
son como
''la caracteristica especifica

de la Urbe.
»El africano San Agustín, obispo de
Hipona, vibraba de en­
"tusiasmo

por Roma
"caput gentium"; y cuando los soldados
"de A/arico

la invadieron y saquearon en el 410, meditando
"él sobre el plan providencial de
Dio,¡, afirmaba

que estaba
a
"punto
de desapaf'ecer la

Roma pagana para
dar lugar
a la Roma
"cristiana; y lleno de admiración por las vie;as virtudes éticas
"de los romanos que hablan conseguido crear un imperio glo­
,,rioS07 invitaba a los cristianos a seguir su e;emplo: ···... non
"solum ut talis merces talibus hominibus f'edderetur, Romano­
"rµm imperium ad humanam glorian dilatatum .est; verum etiam
"ut cives

aeternae
illius civitatis, quandiu hic peregrinantur,

di­
"ligenter et sobrie illa intueantur ·exem'pltA) et videant quanta
"dilectio debeatur supernae patriae propter vitam aeternam, si
"tantum a suis civibus te"ena dilecta est porpter hominum glo­
"riam" (De Civitate Dei, V, 16: PL 41, 160).»
JuAN PABLO II: Alocución a los_ miembros
del Círculo de Roma, el 7 de febrero de 1981.
L'Osservatore Romano, edici6n semanal en len­
gua española, año XIII, núm. 14 (640), do­
mingo 5 de abril de 1981.
San Benito y la herencia de la antigüedad para Europa,
«¿de qué habla San Benito de Norcia? Habla del comienzo
"de .ese trabajo gigantesco, del que nació Europa.
Efectivamen-
3
Fundaci\363n Speiro

"te, en cierto sentido, Europa nació después del periodo del
"gran imperio romano. Al nacer de sus estructuras culturales,
"ha sacado de nuevo, gracias al espíritu benedictino, de ese pa­
"trimonio
y ha encarnado en la herencia de /a cultura europea
"y universal todo lo que de otro modo ,e hubiera perdido. El
"espíritu benedictino está en antítesis con cualquier programa
"de destrucción. Es un espiritu de t'ecuperación y de promoción,
"nacido de la conciencia del plan divino de salvación
y educado
"en la unión cotidiana de oración y trabajo.
»De este modo San Benito, que .vivió al fin de la antigüe­
"dad, hace

de
salvaguardia de

esa herencia que la antigüedad
"ha transmitido al hombre

europeo
y a la humanidad. Simultá­
"neamente está en el umbral de los tiempos nuevos, en los
al­
"bores

de esa Europa que nacía entonces, del
crisol de
las mi­
"graciones de nuevos pueblos. El
abraza con su espíritu también
"a la Europa dd futuro. No sólo en el silencio de las bibliote­
"cas benedictinas y en los •·tscriptoria" nacen· y se con¡ervan las
"obras de la cultura espiritual,_,, sino en torno a las abadías se
"forman también

los centros activos del trabaio,
en especial
el
"de los campos; así se
deso"ollan el ingenio y la capacidad hu­
"mana, que

constituyen la levadura del gran proceso de la
civi­
"lizaci6n.»
JUAN PABLO II: Homilía en la solemnidad
de la Santa Madre de Dios, en la Jornada mun­
dful de la Paz, el 1 de enero de 1980. L'Os­
servatore Romano, edición en lengua española,
año XII, núm. 1 (575), domingo 6 de enero
de 1980.
San Benito y Santos Cirilo y Metodio aportantes de la tradi­
ción de una cultura en un momento de crisis de
civili ..
zación

semejante a la que hoy
se sufre.
«Partiendo de tal afirmación de las exigencias superiores del
"hombre,
San
Benito, mediante la obra silenciosa y eficaz
de
"sus mon¡es, llenó de sentido cristiano la vida y la cultura de
"los pueblos europeos.
Tambfén la civilización contemporánea
"vive una

crisis de identidad y de ideales, que presenta muchas
"analogías con la de aquel
le¡ano último

período del siglo V
"de la era cristiana, y es necesario, por tanto~ como ent[Jnces,
"recuperar

una visi6n transdente-, revitali_zar la conciencia
a la
"luz de los valores perennes.
»Empu¡ados por los mismos ideales y animados por las idén­
"ficas finalidades

del Patriarca de Occidente, actuaron en la his­
"toria y en la cultura de los pueblos eslavos, hacia mediados del
'4
Fundaci\363n Speiro

"siglo IX, los dos grandes hermanos Cirilo y Metodio, proce­
"dentes de Oriente.
Ello~ formados

en Constantinopla, apor­
" taran

la contrihuci6n de la
ant,gua cultura

griega
y de
la tra­
" dici6n

de
la Iglesia oriental, la cual de esa manera se introduio
"profundamente en la formaci6n. religiosa
y civil de pueblos que
"han colaborado

de manera relevante en la construcci6n de la
Europa moderna. »Cirilo
y Metodio,

como
BenitQ,

testigos de diferentes cul­
"turas que en ellos idealmente se encuentran e integran, /un­
" daron

su
obra civilizadora

sobre el anuncio del Evangelio
y
"de los valores que emanan de él. Este idén#co anuncio ha sido
"instrumento de recíproco conocimiento y de unión entre los
"diferentes pueblos de Europa, asegurándole un patrimonio es­
"piritual y cultural

común.»
JuAN PABLO II: Alocuci6n a dos peregri­
naciones de Croacia y Eslovenia, el 21 de mar­
zo de 1981. L'Osservatore Romano, edición se­
manal en lengua española, año XIII, núm. 20
(646),
domiogo 17 de mayo de 1981.
La historia de la formación de las naciones europeas va a
la par de su evangelización y lo que de unidad el alma
de Europa es, con su origen común, sus idénticos valores
cristianos y humanos.
«La historia de la formación de las naciones europeas va a
"la par con su
evangelización; hasta
el punto de que las fron­
"teras europeas coinciden con las de
la penetración del Evan­
" gelio.

Después de veinte siglos de historia, no obstante los
"conflictos sangrientos que han enfrentado
a los

pueblos de
"Europa,
y a pesar de las crisis espirituales que bah marcado
"la vida del continente -hasta poner a la conciencia de nues­
"tro tiempo

graves interrogantes
sobre su
suerte futura- se
"debe afirmar que la identidad europea es incomprensible sin
"el cristianismo.,
y que precisamente en él se hallan aquellas
"ralees comunes, de las que ha madurado la
civilización del
con­
"tinente, su cultura, su dinamismo, su actividad, su capacidad.
"de expansión

constructiva también en los demás continentes;
"en una palabra, todo lo que constituye su gloria.
»Y todavla

en
nlll!stros días,, el

alma de Europa permanece
nunida porque, además de su origen común, tiene idénticos va~
"lores cristianos y humanos, como son los de la dignidad de la
"per
del profundo sentimiento de iusticia
y liber-
Fundaci\363n Speiro

ntad, de laboriosidad, de espíritu de iniciativa, de amor a la
"familia, de respeto a la vida, de tolera1'cia y de deseo de coope­
"raci61' y

de
paz, que

son notas que la
caracterizan.»
JuAN PABLO II: Discurso de Juan Pablo II
en el acto europeísta celebrado en la catedral
de Santiago de Compostela, el martes 9 de no­
viembre.
L'Osservatore Romano, edición sema­
nal en lengua espafíola, alío XIV, núm. 47
(725), domingo 21
de noviembre de 1982.
San Benito y el alma de Europa.
«Escuchando a San Benito, que fue definido por Pio XII
""Padre de
Europa" y
a quien Pablo VI declaró el celeste Pa­
"trono de la misma, los tiempos impulsan hacia una cada vez
"má
intensa
compresión recíproca,
i:¡ue venza y supere las des­
"igualdades sociales, la indiferencia ego/sta, la prepotencia, la in­
''tolerancia.
»¿Y no e.s éste el mensaje de la fe cristiana? Esta fe cris­
"tiana que es el alma y el esplritu de Europa y que nos invita
"a ser

bondadosos, pacientes, misericordiosos,
obradores de paz,
"limipios

de corazón, pobres de
espíritu, hambrientos
y sedien­
"tos de justicia (cf.
Mt. 5, 1-12).
»La voz de San Benito se une as/ a la voz de los tiempos.
"¡Sean las
bienaventuranza, el

programa de vida para Europa
"y para todos! ,,
»Pedimos que la búsqueda de una Europa más unida se base
"sobre el fundamento espiritual de la tradición benedictina,
·de
"la tradición cristiana, católica, que quiere decir universal.
»Solamente en el nombre de esta tradición es posible que
"ahora, a

este lugar, hoy, venga como Obispo de Roma el hijo
"de un puebln diverso

en lengua y en historia, pero arraigado
"en el mismo fundamento, en la misma tradición espiritual, en
nza misma CristitJtidad con
un pasado tan
Cf'istiano., que
él puede
"estar entre

Vosotros no
sólo ·como uno

de
Casa, sino
como
"vuestro Pastor.»
6
· JuAN PABLO II: ~cución en la Abadía de
Montecassino, el 18 de mayo de 1979. L'Os­
servatore Romano, edición semanal en lengua
espafíola, afio XI, núm. 21 (543), domingo 27
de mayo de 1979.
Fundaci\363n Speiro

El cristianismo y la unidad espiritual hase de Europa,
«El patronazgo del orden moral que atribuimos a San Es­
"tanislao está

vinculado,
sobre todo,
al reconocimiento universal
"de la

autoridad de la ley, es
decir, de
la ley de
Dios. Esta
ley
"obliga a todos,,

tanto súbditos como gobernantes. Constituye la
11norma moral y es un criterio esencial válido ,para el hombre.
"S6lo cuando partimos de esta ley, es decir, de la moral, puede
"ser respetada y reconocida universalmente
la dignidad de la per­
"sona humana. Así, pues, la moral y la ley son las condiciones
"fundamentales para el orden social. Sobre la ley se conftruyen
"los

Estados y las naciones, que sin ella perecen.
,,
»Es difícil considerar nuestro gran ¡ubileo del 900 aniver­
"sario de la muerte de San Estanislao,
prescindiendo del
con­
"texto europeo. As! como es dificil considerar y vivir el milenio
"del bautismo de Polonia sin referirse
a ese

contexto. Hoy
dia,
"dicho

contexto
~e ha
extendido más allá de Europa, sobre todo
"porque los hiios y las
hi¡as de

tantas naciones europeas -en­
,, tre

ellos también los polacos- han poblado y formado la vida
"social de otros continentes. Sin embargo, el contexto europeo
"está aqu! indudablemente en las mismas bases. Ya las mencio­
"nadas analog!as de la causa de San Estanislao con las de otras
"naciones y

Estados del mismo período híst6rico, demuestran
"claramente que la Polonia del siglo XI formaba parte de Euro­
"pa y

participaba en sus problemas,
tanto en

la vida de la Igle­
"sia como

en la de las comunidades politicas de aquel tiempo.
"
»Hemos rendido homena;e a San Benito, pensando en el ya
"cercano 1.500 aniversario de--su nacimiento; a ese San Benito
"que f1c1e proclamado por Pablo VI Patrono de Europa.
>>Si me perinito esta referencia en la presente circunstancia
"lo hago en relación al contexto europeo de San Estanislao y
"también de su ;ubileo que estamos celebrando. Europa, que
"durante _su hMtoria ha estado dividida Vf:Zrias veces; Europal
"que hacia la mitad de nuestro siglo estuvo trágicamente divi­
" dida

por la horrible guerra mundial;_ Europa
qu~, a
pesar de
"su actuales

y duraderas divisones de
los reg!menes,
de las ideo­
"logías y de los sistemas económico-políticos, no puede cesar
"de buscar su unidad fundamental, debe mirar al cristianismo.
"A_ pesar de las distintas tradiciones que existen en el territorio
"europeo, en_ su parte

Oriental y Occidental, encontramos
alU
"el mismo cristianismo que tiene su origen en el mismo y único
"Cristo, que acepta la misma
Palabra de· Dios~ que

conecta· con
7
Fundaci\363n Speiro

"los mismos doce Ap6stoles. Precisamente esto e$1á en las rai­
,,
ces
de la historia de Europa. Esto forma su genealogía espi­
"ritual.
"
»El cristianismo debe comprometerse nuevamente en la for­
"maci6n de la. unidad espir'Ítual de

Europa. Las solas razones
"econ6micas y
pol!ticas no

son capaces de hacerlo. Debemos
ir
"más al fondo: á las razones éticas.»
JUAN PABLO II: Alocución a la Conferencia
Episcopal Polaca con motivo de celebrarse su
169 asamblea plenaria, el martes 5 de junio
en el Santuario de Ja.sna Góra. L'Osservatore
Romano, edici6n semanal en lengua española,
año XI. núm. 24 (546 ), domingo 17 de junio
de.1979.
Las instituciones creadoras de cultura en Europ~.
«La historia de Europa muestra cómo, en diversos momentos,
"hubo instituciones Creadoras de cultura y de civilizitción, en una
"síntesis fecunda de cristianismo y humanismo. Baste pensar en
"el papel

de los monasterios benedictinos y en las universidades
"que surgieron

por toda
Europa, desde Par!s a
Oxford, desde
"Bolonia a Cmcovia,
drude Praga

a Salamanca. La institución
fa­
nmiliar,
ya que está

llamada en el proyecto salvlfico de Dios a
"ser la institución educativa original y
primera, debe reforzar 11siempre su presencia en estas instituciones creadof'ds de verda­
"dera cultura».
JUAN PABLO II: Discurso a los participantes
en un simposio sobre _la Pastoral familiar en
Europa, el 26 de noviembre de 1982. L'Osser­
vatore Romano, edici6n semanal en lengua es~
pañola, año XV, núm. 4 (734), domingo 23 de
enero de 1983.
El patrimonio de Europa en sus grandes personalidades que
le han dado
espllllldor y gloria y en sus santos que han
fortalecido a su espíritu.
«En estos instantes viene
a mi
mente los nombres de gran­
" des personalidades: hombres y muieres que han dado esplendor
"y
gloria
a este continente por
su talento,
capacidad y
vi,tudes.
"La lista es· tan numerosa entre los pensadores~ científicos, ar­
"tistas, exploradores, inventores, ¡efes de estada,, ap6stoles y san-
Fundaci\363n Speiro

"tos, que no permite abreviaciones. Estas constituyen un esti­
"mulante
patrimonio
de eiemplo
y confianza. Europa tiene to­
"
dav/a

en reserva energlas humanas
incomparable~, capaces
de
"sostenerla en
!!Sta histórica labor

de renacimiento
oontinenta!
"y

de servicio a la humanidad.
"
»Me es grato recordar ahora con sencillez la fuerza de es­
"plritu
de
Teresa de Jesús, cuya memoria he querido especial­
"mente honrar durante este
via¡e, y la generosidad de Maximi­
"liano Kolbe mártir de la caridad en el campo de
concentmci6n
"de

Auschwitz
al que

recientemente he proclamado santo.
»Pero merecen particular menci6n los Santos Benito de Nur­
"sia y Cirilo
y Metodio, Patronos de Europa. Desde los primeros
"d/as de mi pontificado, no he dejado de subrayar mi solicitud "por la vida de Europa, y de indicar cuáles son las enseñanzas
"que provienen del espíritu y acci6n del
"patriarca de Occiden­
"te" y de los "dos hermanos griegos", ap6stoles de los pueblos
"eslavos.
»Benito supo aunar la romanidad con el Evangelio, el sentido
"de la universalidad y del derecho con el valor de Dios y de "la persona humana. Con su conocida frase:
"ora te labora"
"-reza

y
traba¡a-, nos
ha
dejado una regja vfdida aun

hoy
"para el equilibrio de la
persona y

de la sociedad, amenazadas
"por el prevalecer del
tener sobre el ser.
»Los Santos Cirilo y Metodio supieron anticipar algunas
"conquistas. que han sido asumidas plenamente por la Iglesia
"en el Concilio Vaticano II, sobre la inculturaci6n del mensa¡e
"evangélico en las respectivas
civilizaciones, tomando

la lengua,
"las costumbres y el esp/ritu de la estirpe con toda la plenitud
"de su valor. Y esto lo realizaron en el siglo noveno, con la
"aprobaci6n y el apoyo de la Sede Apost6lica, dando lugar
as/
"a

aquella presencia del cristianismo entre los pueblos eslavos,
"que permanece todavía hoy insuprimible, a pesar de las
ac­
"tuales

vicisitudes contingentes. A los tres Patronos de Europa
"he dedicado perigrinaciones, discursos, documentos pontificios
"y culto público, implorando sobre el continente su protecci6n,
"y mostrando a la vez su pensamiento y su eiemplo a las nue-
11vas gener-aciones.»
JuAN PABLO II: Discurso de Juan Pablo II
en
el acto europelsta celebrado en la catedral
de Santiago de Compostela, el martes 9 de no­
viembre, afio XIV, núm. 47 (725), domingo
21 de noviembre de 1982.
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Fundaci\363n Speiro

San Benito y la Europa de hoy.
«El es Patrono de Europa en esta época nuestra. Lo es no
"sólo por sus méritos particulares hacia este continente,
hacia "su ,.historia y su civilización. Lo es, además¡, por la nueva ac­
'.'málidad de su figura en relación con la Europa contemporánea.
»El traba¡o se puede separar de la oración y hacer de él _la "única dimensión de la existencia humana. La época contem­"poránea lleva consigo este tendencia. Esta época se diferencia
"de los

tiempos de Benito de
Nursia, porque
entonces
Occiden­"te miraba

hacia atrás,
impirándose en la gran tradición de Roma
"y del

mundo antiguo. Hoy Europa tiene a sus espaldas la
te­
"rrible segunda

guerra mundial
y los
consiguientes cambios
im­"portantes

en el mapa del globo, que han limitado la
domina­"ci6n de Occidente· sobre otros continentes. Europa, en- cierto
sentido, ha retornado dentro de sus propias fronteras.
« Y, sin embargo, lo que está a nuestras espaldas no es el
"ob¡eto principal de la atención y de la inquietud de los hom­
"bres y

de
lo, pueblos.
El obieto no cesa de ser
lo que está ante nnosotros.
»¿ Hacia dónde camina toda la humanidad, ligada con los
"múltiples vínculos de los problemas
y de
las reciprocas depen­
"dencias, que

se extienden a todos los pueblas y continentes?
¿Hacía dónde camina nuestro continente
y, apoyados

en
él, to­,, dos

esos pueblas y tradiciones que deciden de la vida
y de
la
"historia de tantos países y de tantas naciones?
»¿Hacia dónde camina el hombre?
»Las sociedades
y los hombres, en el curso de estos quince
"siglos que nos
~eparan del

nacimiento de San Benito de
Nursia, "han

llegado a ser los herederos de una gran civilización, los
"herederos de sus victoriasJ pero también de sus derrotas, de sus
,,luces, pero

también de sus
-sombras.
»Se tiene la impresión de que prevalece la economía sobre
"moral,, de que prevalece la temporalidad sobre la espiritualidad.
»Por · una parte, la orientación casi exclusiva hacia el con­
,, sumo

de los bienes materiales, quita
a la ·vida humana su

sen­
"tido más profundo. Por otra parte, el traba¡o está volviéndose "en muchos casos casi una -eoacci6n aUenante para el hombre,
"sometido al colectivismo,
y se separa, casi a cualquier precio,
"de la oración, quitando a la vida humana su dimensión ultra­"tetnporal.
· ·
»Entre

las consecuencias negativas
ti{! una semejante actitud
n¿e cerrarse a los valores trancendentes, hay una de ellas que
"hoy preocupa de modo especial: consiste en el clima cada vez
10
Fundaci\363n Speiro

"más difundido de tensión social, que degenera tan frecuente­
"mente en episodios absurdos de
feroz violencia
terrorista.
La
"opinión pública está profundamente impresionada y turbada "por ella. Sólo la conciencia recuperada de la dimensión trans­"cendente del destino humano puede conciliar
el compromiso
"por su justicia y el respeto de la sacralidad de cada una de las
"vidas humanas inocentes. Por esto la Iglesia italiana se recoge
,,hoy particularmente en apremiante oración.
»No se puede vivir para el futuro sin intuir que el sentido
"de la

vida es mayor que la temporalidad, que está sobre ella.
"Si la sociedad y los hombres de nuestro continente han perdido
"d interés por este sentido. deben encontrarlo de nuevo. Con
'"esta finalidad,

¿pueden volver quince siglo atrás, al tiempo en
"que nació San Benito de Nursia?
»No, no

pueden volver atrás. Deben encontrar de nuevo el
"sentido de la vida en el contexto de nuestro tiempo. De otro
"modo no

es posible. Ni deben ni pueden volver atrás, a los
"tiempos de Benito, pero deben volver a encontrar el sentido
"de la

existencia humana según la
medida "tonces vivirán para el futuro. Y trabajarán para el futuro. Y
"morirán en la perspectiva de la eternidad.
»Si mi predecesor Pablo VI ha proclamado a San Benito
"de Nursia

el Patrono de
Europa, es

porque él podrá ayudar
"en esto

a la Iglesia y a las naciones de Europa. Deseo de co­
"razón que

esta peregrinación de hoy al lugar de su nacimiento
"puede constitur un servicio a esta causa.»
JuAN PABLO 11: Homilía con ocasi6n del
XV centenario del nacimiento de San Benito,
Patr6n de

Europa,
el 23 de marzo en la ciu­
dad natal del Santo la antigua Nursia (hoy
Norcia). L'Oservatore Romano, edición semanal
en lengua española, año XII. núm. 13 (587),
domingo 30

de
marzo de
1980.
A la profunda solidaridad de Europa ha contribuido enorme­
mente el tener la misma fe cristiana.
«Las partes unidas de este modo evidentemente no olvida­
"rán que no constituyen ellas solas Europa entera; seguirán sien­
" do conscientes de su responsabilidad común respecto del por­
,, venir de todo el continente, un continente que por encima de
"sus divisiones históricas, su's tensiones·· y conflictos-, pdsee pro-
11
Fundaci\363n Speiro

"funda solidaridad, a la que ha contribuido enormemente al te­
" ner la misma fe cristiana.»
JuAN PABLO II: Alocución en la audiencia a la Oficina de la Presidencia del Parlamento
Europeo, el jueves 5 de abril de 1979. L'Os­servatore Romano, edición semanal en lengua española,
año XI, núm. 20 (542),
domingo 20
de mayo de 1979.
La Iglesia y Europa en los siglos recorridos y en su destino.
«La Iglesia y Europa. Son dos realidades íntimamente unidas
"en su ser y en su destino. Han realizado ;untas un recorrrido
"de siglos y permanecen marcadas por la misma historia. Euro­
"pa fue bdutizada por el cristianismo; y las naciones europeas,
"en su diversidad, han dado cuerpo a la existencia cristiana. En
"su encuentro se han enriquecido mutuamente con valores que
"no s6lo han venido a ser el alma de la civilizaci6n europea,
"sino también

patrimonio de toda la humanidad. Si en el curso
"de crisis sucesivas la cultura europea ha intentado ·tomar sus
"distancias de la fe y de la Iglesia, eso que entonces fue pro­
JJclamado como un deseo de emancipaci6n y de autonomia, era
nen realidad

una crisis
interioti én la

misma conciencia europea,
"puesta a prueba y tentada en su identidad profundo., en sus
"opciones fundamentales y en su destino hist6rico.»
JUAN PABLO II: Discurso a los participan­tes en el V Simposio del Consejo de las Con­ferencias Episcopales Europeas, el 5 de octu­bre. UOsservatore Romano, edición semanal en
lengua espafiola, año XIV, núm. 48 (726),
do­mingo 28 de noviembre de 1982.
Europa como familia de pueblos que debe integrarse en la
civilización del amor inspirada por el Evangelio.
«Hay que desear a toda Europa que baga realidad en ella
"aquella
civilizaci6n del
amor que está inspirada por el E van­
,, gelio

y que al mismo tiempo es profundamente humana. Ella
"corresponde a los más profundos deseos y necesidades del hom­
"bre, también

en la
dimensi6n social de

su existencia. En este
"aspecto la
civilizaci6n del

amor se refiere a aquella forma de
-"coexistencia y de convivencia entre los pueblos en la que Euro­
"pa formarla una efectiva familia de pueblos. Asi como en cual-
12
Fundaci\363n Speiro

"quier familia cada una de sus miembros encuentra una com­
"pleta atención y respecto, del mismo modo en esta familia de
"pueblos todas
las naciones -grandes, medianas y pequeñas­
" deberían

ser respetadas. Estas
naciones tienen
ya su propia lar­
"la historia, su plena
idet1tidad y

su propia cultura. A esta pro­
"pia
madurez histórica

corresponde el derecho a la propia auto­
"nomla, dentro

de la
cual, naturalmente,
también deberían ser
"cuidadosamente respetados los derechos de las otras naciones. »En el periodo histórico que estamos
comenzando hay

que
"pensar en el futuro de Europa no desde una posición
de fuer­
"za y

de prepotencia, ni desde una posición de predominio eco­
"nómico o de interés personal, sino desde la perspectiva de
la
"civilización del amor, que es la que puede hacer posible a cada
"nación ser plenamente ella misma~ permitiendo a la vez al con­
"iunto de las naciones librarse de la amenaza de una nueva gue­
" rra

y de la recíproca destrucción. El amor permite a todos
"considerarse efectivamente libres e iguales en dignidad. A este
"ob¡etivo debe

contribuir
también la
política con un
esplritu
"de

solidaridad que haga imposible el que cada uno se sirva
"del otro en su propio
interés. ¡Lo

cual excluye también cual­
" quier

forma de explotación o de opresión!»
JUAN PABLO II: Palabras de despedida en
el aeropuerto de Riem, miércoles 19 de no­
viembre de 1980. L'Osseroatore Romano, edi­
ción semanal _en lengua españ.ola, año XII, nú­
mero 48 (622), domingo 30 de noviembre de
1980.
La crisis en que ee encuentra Europa.
«Diri¡o mi mirada a Europa como al continente que más ha
"contribuido al desarrollo del
mundo, tanto
en el terreno
de
"las ideas como en el del traba¡o, en el de las ciencias y las
"artes. Y

mientras bendigo al Señor por haberlo iluminado con
"su luz evangélica

desde los orlgenes de la predicación apostó­
"lica, no

puedo silenciar el estado de crisis en el que se
encuen­
ntra, al asomarse al tercer milenio de la era cristiana.
;Hablo a representantes de Organizaciones nacidas para la
"cooperación europea,
y a hermanos en el Episcopado de las
"distintas Iglesias locales de Europa.
La crisis alcanza la vida
"civü
como

la religiosa. En el plano
civz1, Europa
se encuentra
"dividida. Unas fracturas innaturales privan a sus pueblos del
"derecho de encontrarse todos recíprocamente en un
· clima de
"amistad;

y de aunar libremente
sus esfuerzos y creatividad al
13
Fundaci\363n Speiro

nservicio de. una convivencia pacific"t o de una contribución
"solidaria a la soluci6n de problemas que afectan a otros con­
"tinentes. La vida civü se encuentra-marcada ·por las cansecuen­
"cias de ideolog/as secularizadas, que van desde la negaci6n de
"Dios o la
limitaci6n de
la libertad religiosa, a la preponderante
"importancia atribuida al éxito econ6mico respecto a los va/o­
" res

humanos del trabajo
y de la producci6n; desde el materia­
"lismo
y el hedonismo., que atacan los val.ores de la familia pro­
"llfica y unidad, los
de la vida recién concebida y la tutela moral
"de la

juventud, a un "nihilismo" que desarma la voluntad de
"afrontar problemas cruciales como los de los nuevos pobres,
"emigrantes, minorías étnicas ·y religiosas, recto uso de los me­
,, dios de informaci6~. mientras arma las manos del terrorismo.
»Europa está además
dividida en
el aspecto religioso: No
"tanto ni principalmente por razón de las divisiones sucedidas
" a través de los siglos, cuanto por la defecci6n de bautizados
"y creyentes

de las razones profundas de su fe y del vigor doc­
"trinal y moral de esa visión cristiana de la vida; que grirantiza "equilibrio a las personas y comunidades.»
JuA~ PABLO II: Discurso de Juan Pablo II en el acto europdsta celebrado en la catedral
de Santiago de Compostela, el martes 9 de no­viembre. L'Osservatore Romano, edición sema­nal en_ lengua española, año XIV, núm. 47
(725),
domingo 21
de noviembre de 1982.
Las trágicas vicisitudes de Europa en este siglo, epílogo fa• tal

de las corrientes filosófico-culturales
y de los movi_ ..
mientas

de liberación cerrados a la trascendencia,
y el actual escepticismo y relativismo, e incluso nihilismo, a
la vista de
la teología
de la historia.
«Las trágicas vicisitudes de,. este siglo,, que han ensangren­
"tado el

suelo de Europa
con espantosos
conflictos fratricidas;
"la implantación de regímenes autoritarios y totalitarios que han
"negado y niegan la libertad y los derechos fundamentales del
>}hombre; las dudas y réservas que gravitan sobre un progreso
"que, mientras manipula los bienes
del universo
para incremen­
"tar la apulencia y el bienestar, no sólo menoscaba el hábitat
,, del hombre,,, -sino ·que incluso construye tremendos mecanismos
"de destrucci6n; el epilogo fatal de las corriéntes filosófico-éul­"turaléi y de los movimientos de liberaci6n cerrados a la· tras­,, cende"itcia; todo esta·· ha terminado por desencantar· al hombre
"europeo, impulrándoló hacia el escepticismo, el relativism6, si
14
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"es que no le ha hecho incluso precipitarse en el nihilismo, en
"la insignificancia
y en la angustia existencial.
»Esta contradicción y este desemboque dramático e impre­
"visto parecen paradójicos y dificiles de explicar. Algunos dirán
"que se

trata de una crisis de crecimiento, ligada a la
naturaleza
"del

hombre, esencialmente
caracterizada por
la finitud y la his­
"toricidad de su condición. Pero el drama parace encerrar un
"significado más recóndito, que os corresponde desvelar plena­
"mente a vosotros, dando su interpretación espiritual a la luz
"de una teología de la historia que contempla al hombre en
"diálogo de libertad con Dios y con su proyecto salvlfico.»
JuAN PABLO II: Discurso a los participan­
ies en el V Simposio del Consejo de las Con­
ferencias Episcopales Europeas, el 5 de ocru­
bre. VOsservatore Romano, edición semanal en
lengua· española, año XIV, núm. 48 (726), do­
mingo 28 de noviembre de 1982.
El ateísmo europeo, rebeldía e infidelidad hacia Dios por la
volnntad pueblo bajo el signo de la alianza con Dios.
«A esta luz el cristianismo puede descubrir en la aventura
"del espíritu europeo las tentaciones, las infidelidades y los ries­
"gos que son propios del hombre en su relación esencial con
"Dios en Cristo.
»Aún más profundamente podemos afirmar que estas prue­
"bas, estas tentaciones y este resultado del drama europeo no
, "sólo interpelan al cristianismo y a la Iglesia desde fuer11, como
"una dificultad o un obstáculo externo que debe superar en la
"tarea de evangelización, · sino que_ en Un sentido verdadero son
"internos al cristianismo y a la Iglesia. El ateísmo europeo es
"un desafío que está comprendido en el
horizante de
una con­
" ciencia cristiana; se trata más · de_ una rebelión contra Dios y
"de una infidelidad a Dios, que de una ;rimple negación de Dios.
"El secularismo., que Europa ha difundido por el mundo con
"peligro de agotar lozanas culturas
·Je los

pueblos de otros con­
"tinentes, se ha alimentado y se alimenta en la cóncepci6n b!blica
"de la creación
y de la relación hombre-cosmas.
»La empresa

cientlfico-técnica
de. someter el mundo, ¿acaso
"no está en la linea
bíblica de

la
itizsión que

Dios ha
confiaefo
"al

hombre? Y la voluntad de poder y de
poseer, ¿nó es

la
ten­
ntación
del

hombre
y del pueblo ba¡o el signo de la alianza con
"Dios? · · ·
15
Fundaci\363n Speiro

»Podríamos continuar en tiuestro ánálisis. Y descubriríamos,
"acaso con admiraci6n, que la crisis
y la tentaci6n del hombre
"europ(!o y de Europa son crisis y tentaciones del cristianismo
"y de la Iglesia en Europa.»
Ju.AN PABLO · II: Discusro a los participan~ tes en el V Simposio del Consejo de las Con­ferencias Episcopales Europeas, el 5 de octu~ bre. L'Osser.vatore Romano, edición semanal en leogua española, año XIV, núm. 48 (726 ), do­mingo 28 de noviembre de 1982.
La tentación del ateísmo en Europa y la necesidad de que
ésta vuelva a su raíz cristiana.
«Nos encontramos en una Europa en la que se hace cada
"vez más

fuerte la tentaci6n del ate!smo
y del escepticismo; en
"la que

arraiga una penosa incertidumbre moral,
·con la
disgre­
"gaci6n de

la familia
y la degenaraci6n de las costumbres; en
"la que domina un peligroso conflicto de
ideas y de movimien­
"tos.
La crisis de la civilizaci6n (Huizinga) y el ocaso de Occi­
"dente (Spengler) s6lo significan la extrema actualidad
y necesi­
"di.td de

Cristo
y del Evangelio. El sentido cristiano del hombre,
"imagen de
Dios, según
la teologla griega tan amada por Cirilo
"y Metodio y profundizada por San Agustín, es la ra/z de los
"pueblos de

Europa
y es necesario remitirse a ello con amor
"y buena

voluntad para dar paz y serenidad
a nuestra
época:
"s6lo as/ se

descubre el sentido humano de
la historia, que en "realidad es "Historia de la salvaci6n".»
JuAN PABLO II: Alocución en el Colegio internacional sobre «las rafees cristianas comu~ nes de los pueblos europeos. L10sservatore Ro­
mano, edición semanal en lengua española
año XIII, núm. 46 (672), domingo 15 de no­viembre de 1981.
Europa no puede abandonar el cristianismo como compañero
de

viaje, sin caer en una crisis dramática.
«Europa no podría abandonar el cristianismo como compa­
"ñero de
viaje que se le ha hecho extraño,,
lo mismo que un "hombre no puede abandonar sus '1a:t:ones de vivir y de esperar,
"sin caer

en una crisis
dramática-.·
»Por

esto, las transformaciones de la conciencia europea,
im-
16
Fundaci\363n Speiro

"pulsadas hasta la más radicales negaciones de la heredad cris­
"tiana, sólo
siguen siendo comprensibles con referencia esencial
"al cristianismo.

Las crisis del hombre europeo son las crisis
"del hombre cristiano. Las crisis de la cultura euro pea son las
"crisis de la cultura cristiana.
»Resulta sumamente significativo examinar la metamorfosis
"sufrida por el espiritu europeo en este último siglo. Europa
"está hoy cruzada por corrientes,, ideologlas, ambiciones que se
"querria fuesen extrañas a 1a fe, cuando no incluso directamente
''opuestas al cristianismo. Pero es interesante
poner de
relieve
"cómo, partiendo de sistemas y de opciones que pretendían ab­
"solutizar al hombre y sus conquistas terrenas, se ha llegado
,, hoy á poner en discusión precisamente al hombre mismo, su
"dignidad
y sus valores intrínsecos, sus certeZas eternas y su sed
"de absoluto. ¿Dónde quedan hoy las solemnes proclamas de
"cierto cientificismo que prometla abrir al hombre espacios in­
" definidos

de progreso y bienestar? ¿ Dónde están las esperan­
"zas de

que el hombre, una vez proclamada la muerte de Dios,
''se colocarla finalmente en el lugar de Dios en el mundo y en
"la historia, comenzando una era nueva en la que vencería por
"sí solo todos los males propios?»
JuAN PABLO II: Discurso a los participan­
tes en el V Simposio del Consejo de las Con­
ferencias Episcopales Europeas, el 5 de octu­
bre. VOsservatore Romano, edición semanal en
lengua española, año XIV, núm. 48 (726), do­
mingo 28 de noviembre de 1982.
La necesidad de que Europa reencuentre su identidad espi­
ritual, incomprensible
sin el cristianiS'lllo.
«Hoy más que nunca Europa tiene necesidad de reencontrar
."su identidad espiritual, que es incomprensible sin el cristianis­
"mo. El cristianismo no es algo que viene como suplemento,, algo
n extraño a la conciencia europea, a esta conciencia que constitu­
"ye el te¡ido unitivo profundo y verdadero del vie¡o continente,
"subyacente en la legitima diversidad de pueblos, de culturas y "de historias. El cristianismo, el anuncio del Evangelio está en
"la fuente de esta conciencia, de esta ullidad espiritual., comO lo
"demuestran ya los orlgenes de su historia a través de Benito, Pa­
"triarca del

Occidente, y de Cirilo y Metodio,
los hermanos es­
"lavos. La reconstrucción de Europa exige, ante todo,,. este es­
"fuerzo para hacerla de nuevo consciente de su identidad total,
"de su alma.
17
Fundaci\363n Speiro

»Esta renovación1 que pone en juego todas las fuerzas de la
"Iglesia, halla en la familia uno de los su;etos más importantes».
JUAN PABLO 11: Discurso a los participantes
en un simposio sobre la Pastoral familiar en
Europa, el 26 de noviembre de 1982. L'Osser­
vatore Romano, edición semanal en lengua es­
pañola, alío XV, núm. 4 (734), domingo 23 de
enero de 1983.
El continente europeo, ¿ tierra de misión?
«Europa es1 incluso ahora, la cuna del pensamiento creativo, 11de las iniciativas pastorales, de las estructuras organizativas,
"cuyo influjo sobrepasa sus fronteras. A la vez, Europa, con su
"grandioso pasado misionero, se inte"oga a si misma en los di­
"versos puntos de su actual "geograf!a eclesial", y· se pregunta
"si no se está convirtiendo en un continente de misión.
"
»Para Europa existe el problema que en la Evangelii mm­
"tiandi
se ha definido como "autoevangelizaci6n". La Iglesia
u debe evangelizarse siempre a si misma. La Europa católica y
"cristiana tiene necesidad de esta evangelización. Debe evange­
"lit.arse a si misma.
Quizá en ningún otro lugar como en nuestro
"continente se delinean con tanta limpidez las corrientes de la "negación de la religión, las
co"ientes de

la
"muerte de Dios",
"de la secularizaci6n programada, del ateísmo mlitante organizado.
"
»Nuestra misi6n se dirige al futuro siempre y en todas par­
"tes. Ya sea hacia el futuro del que tenemos certeza por la fe:
"el futuro escatol6gico; ya sea hacia el futuro del que podemos
"estar humanamente inciertos. Pensemos en los primeros que
"vinieron al continente europeo como heraldos de la Buena Nue­
"va, como Pedro y Pablo. Pensemos en los que, a lo largo de
"la historia de
Euro¡,4; ...
han allanado los caminos hacia pueblos
"nuevos, como
Agusi!n o l5onifacio, o

los hermanos de Tesa­
"l6nica: Cirilo y Metodio. Tampoco ellos ten!an certeza del
fu­
"turo humano de su misión e incluso de -su propia suerte. La
"fe y la esperanza fueron más poderosas que esta incertidumbre
"humana. Fue más poderoso el amor de Cristo que los
"apre­
"miaba"

(cf.
2 Cor 5, 14). En esta fe, esperanza y caridad se
"manifestó el Espíritu operante. Es necesario que también nos~
18
Fundaci\363n Speiro

"otros nos convirtamos en instrumentos dóciles y eficaces de
nsu acción

en nuestra época.»
JuAN PABLO II: Homilía en la concelebra­
ci6n eucarística. L'Osservatore Romano, edición
semanal en lengua españ.ola, año XI, núm. 26
(548), domingo 1 de julio de 1979.
La Iglesia deberá autoevangelizarse para volver a evangeli­
zar a Europa.
«Si es verdad que las dificultades y los obstáculos a la evan­
"gelización en

Europa encuentran pábulo en
la misma Iglesia
"y en el mismo cristianismo, habrá que buscar los remedios y
"las soluciones en el interior de la Iglesia y del cristianismo,
"es decir, en

la verdad y en la gracia de
Cristo, Redentor
del
"hombre, centro del cosmos y de la historia.
»La Iglesia misma debe, pues, autoevangelizarse para res­
"ponder a los desaf!os del hombre de hoy. »Si el
ateísmo es

una tentación de la fe, será vencido con
"la profundizaci6n

y la
purificaci6n de

la fe.
»Si el secularismo interpela la concepci6n del hombre en el
"mundo y la utilización del universo, la evangelización deberá
"proponer de nuevo la teología y la espiritualidad c6smica que,
"fundamentada b!blicamente y presente en la
liturgia, ha reci­
"bido

perspectivas iluminadoras del Concilio Vaticano II (cf.
"Gaudium et spes, 37).
»Si la revolución industrial, nacida en Europa., ha dado ori­
n gen a un tipo de economia, a reldciones sociales y a movimien­
"tos que parecen oponerse a la Iglesia y obstaculizar la evange­
"lización, restituiremos al mundo del trabaio un mundo humano
"y cristiano, viviendo, anunciando y encdrnando el Evangelio
"de la iusticia, de la fraternidad y del traba¡o.»
JuAN PABLO II: Discurso a los participan­
tes en el V Simposio del Consejo de las Con­
ferencias Episcopales Europeas, el 5 de octu­
bre. L'Osservatore Romano, edición semanal en
lengua espafiola, afio XIV, núm. 48 (726), do­
mingo 28 de noviembre de 1982.
Necesidad de comunicar a la Europa divida o contrapuesta
de hoy, y la esperanza de recuperar su alma
y su iden­
tidad.
«El viejo continente lleva todavía hoy abiertas en su carne
"las heridas de un pasado, remoto y pr6ximo, marcado por gue-
19
Fundaci\363n Speiro

nrrasJ por contraposzczones ideológicas, políticas,,,, militares,, eco­
"nómicas. AJ.guno se

preguntará si hoy Europa no es un mito,
"o mostrará que en realidad existen diversas Europas: desde la
"económica y politica, a .la cultural y militar. A pesar del im­
"pulso hacia la restauración de las fracturas históricas y las fuer­
"zas convergentes

hacia la unidad, lineas divisorias
atraviesan el
"continente

entre Este y Oeste, Norte y Sur. Nuestra asamblea
11no ignora estas divisones y estas contraposicones, pero cierta­
"mente no

asume tales contornos.
»La realidad colegial de nuestro encuentro y de nuestra mi­
"si6n,, le¡os de ser una sacralización de las divisiones actuales, es1 11 en cambio1 un acto creativo y regenerador de una Europa unida.
"Efectivamente, nuestro Simposio atestigua la vocación de Euro­
,, pa

a la fraternidad y a la
solidarida de

todos los pueblos que
"la componen,

desde el Atlántico a los Urales. En
el Simposio
"representáis, en fecto, a pueblos étnicamente distintos y traéis
"con vosotros una gran variedad de culturas. Vuestra asamblea
"no nivela ni anula las riquezas de cada una de las civüizacio­
" nes nacionales; las pone en comunicaci611i, abriéndolas a un en­
"riquecimiento mutuo. Como ya hizo el cristianismo en el primer
"milenio de Europa, integrando la heredad grecoramana, la cul­
"tura de
los pueblos germánicos y la de las poblaciones eslavas,
"dando vida, por la
va,iedada étnica

y cultural, a
un común
"espíritu europeo.., asi vosotros, sin nostalgias por el pasado1 sino
"con plena convicción de la fuerza intr/nseca unificante del cris­
"tianismo y de su papel histórico, os comprometéis colegialmente
"a hacer nacer de la variedad de las experiencias locales y na­
" cionales una nueva y común civilización euro pea.
»Deliéis comunicar a la Europa de hoy esta esperanza que
n hay en vosotros. CiertamenteJ no queréis construir una Europa 11par,alela a la existente, sino que lo que hacéis es revelar Europa
"a si misma. Mostráis a Europa su alma y su identidad, ofrecéis
"a Europa

la clave de interpretación de su vocación.»
JuAN PABLO II: Discurso a los participan­
tes en
el V Simposio del Consejo de las Con­
ferencias Episcopales
Europeas,
el 5 de octu­
bre. L'Osservatore Romano, edición semanal en
lengua española, año XIV, núm. 48 (726). do­
mingo 28 de noviembre de 1982.
Necesidad de que Europa tome nuevamente Conciencia de su
fundamento cristiano y de su identidad.
«Somos conscientes de que Europa, de la que surgió la cul-
20
Fundaci\363n Speiro

"tura occidental, también ha contribuido ella misma a esta pe­
"ligrosa situación actual.
"
»Desde Europa se han expandido po~ toda la tierra ideo/o­
"
glas

que en muchas partes ahora causan estragos como enfer­
medades importadas.
"
»La historia de Europa y la de cada uno de sus pueblos está
"marcada por la fe
cristiana y el respeto a la dignidad del hom­
"bre, creado a imagen de Dios
y redimido por

la sangre de
"Cristo.
La responsabilidad personal, el respeto de la libertad,
"la veneración
a la
vida, la máxima estima
del matrimonio
y de
"la familia

eran así los principios normativos.
"
»El mundo necesita una Europa que tome nuevamente con­
" ciencia

de su fundamento cristiano
y de su identidad y que,
"a la

vez, esté dispuesta a configurar su propio presente
y fu­
"turo

a partir de ahí. Europa fue el primer continente con el
"que el cristianismo se
familiarizó profundamente y el que, a
"partir de

ello, experimentó un empuie espiritual
y material in­
"conmensurable.

¿No es posible crear también hoy nuevos
im­
"pulsos y fuerzas para una amplia renovación espiritual-moral
"y política de Europa a partir del mismo fundamento ideal, me­
,, diante una seria toma de cqnciencia,, de manera que Europa
"pueda llevar a cabo, responsable y efectivamente, en el marco
"de la

actual comunidad de
pueblos, la
misión espiritual que le
"corresponde?
,,
»Oialá los cristianos, en especial los politicos cristianos, se
"den cuenta nuevamente
y de forma total de su responsabilidad 11y tarea que les incumbe en nuestro tiempo,., tanto en Europa
,,como en todo el

mundo,
y sean, de acuerdo con su vocación
"cristiana, verdadera levadura que preserve a la humanidad de
"corromperse y la renueve desde dentro.»
JUAN PABLO II: Alocución a los participan·
tes en el Congreso sobre la crisis de Occidente
y la misión espiritual de Europa, 12 de no­
viembre de 1981.
L'Osservatore Romano, edi·
ción semanal en lengua española, año XIII,
núm. 49 "( 675), domingo 6 de diciembre de
1981.
21
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Europa ¡vuelve a encontrarte, aviva tus raíces reconstruye tu
unidad espiritual!
«Por esto, yo, Juan Pablo II, hijo de la nación polaca que 11se ha considerado siempre europea) por sus orígenes} tradicio­
nnes}
cultura y relaciones vitales; eslava entre los latinos y la­"tina entre los eslavos; Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de
"R9ma, una
Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que
"ama por

su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo
"el mundo. Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia univer­
"sal, desde

Santiago, te
lanzo, vieja Europa,

un grito lleno de
}}amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orige­
nnes.
Aviva

tus raíces. Revive aquellos valores auténticos que
"hicieron gloriosa tu historia y benéfica tu presencia en los demás n continentes. Reconstruye tu unidad espiritual} en un clima de
"pleno respeto a las otras religiones y a las genuinas libertades.
"Da al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
"No te

enorgullezcas por tu conquistas hasta alvidar
sus posi­"bles consecuencias

negativas. No te deprimas por la pérdida
"cuantitativa de tu grandeza en el mundo o por las crisis socia­
"les y culturales que te afectan ahora. Tú puedes ser todavia
"faro de

civilización
y estimulo de progreso para el mundo. Los
1J demás continentes te miran y esperan también de ti la misma
}}respuesta

que Santiago
dio a

Cristo:
"lo pu.edon.»
22
JuAN PABLO II: Discurso de Juan Pablo II
en el acto ·europefsta celebrado en la catedral
de Santiago de Compostela, en martes 9 de
noviembre, afio XIV, núm. 47 (725), domingo
21 de noviembre de 1892.
Fundaci\363n Speiro