Índice de contenidos
Número 289-290
Serie XXIX
- Textos Pontificios
-
Actas
-
Crónica de la XXIX Reunión de amigos de la Ciudad Católica: La praxis democrática
-
Homilía del Rvdo. P. Agustín Arredondo, S. J., de la Misa celebrada en el Monasterio de Poblet el viernes 12 de octubre de 1990 durante la XXIX Reunión de amigos de la Ciudad Católica
-
Acción de gracias y suplica. Acto litúrgico final de la XXIX Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
-
-
Estudios
-
Algunas consideraciones sobre la nueva situación en Europa central
-
El liberalismo y la Iglesia católica. Historia de una persecución. El reinado de Fernando VII
-
Juicio de Juan Ginés de Sepúlveda sobre fray Bartolomé de las Casas
-
Antecedentes intelectuales de la Revolución Francesa
-
La Revolución Francesa y la revolución marxista comunista
-
La libertad religiosa según la «Declaración de derechos del hombre» de 1789
-
Lewis Mumford y Jean Gottmann, megalópolis: dos concepciones contrapuestas
-
San Bernardo y De Gaulle, dos centenarios
-
Carl Schmitt, filósofo católico y confesor
-
La filosofía de lo absoluto en la escuela tomista de Barcelona
-
Las cartas de Evelyn Waugh
-
La marcha carlista sobre Roma. (Octubre de 1876)
-
- Información bibliográfica
- Verbo
Autores
1990
María Concepción García Gainza: Las esculturas de la Iglesia de San Fermín de los Navarros en Madrid
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
María Concepción García Gainza: LAS ESCULTURAS DE
LA IGLESIA DE SAN FERMIN DE
LOS NAVARROS
EN MADRID (*)
Luis Salvador Carmona, castellano, de Nava del Rey (Valla
dolid), es el mayor escultor español del siglo
XVIII, aunque Sal
cillo sea más popular. Carmona no ha teitldo una monografía
hasta este año 1990, obra de la catedrático de la Universidad de
Navarra, doña María Concepción García
Gainza. La explicación
del olvido, nos dice la autora,
puede estar en Sánchez Cantón,
que escribió que
la obra de Carmona desapareció incendiada en
la guerra de 1936.
En Carmona se mezclaban el arte oficial del xvm, europeizan
te, exquisito,
y el trabajo de imaginero castellano. La mezcla de
los dos planos hace
de él un escultor completo, porque sus imá
genes atraen al pueblo culto y a la gente sencilla.
Utilizaba elementos ajenos a
la escultura propiamente dicha:
cuerdas para )os cíngulos, botones de piedra, pestañas postizas,
lágrimas de cristal, que daban una sensación de realidad,
de figu
ra viva. Pero, además, lograba mediante los pliegues de las ves-'
tiduras dar movimiento a las figuras, que dan la impresión de
que andan, de que se mueven.
Así, el
San Francisco Javier que hubo en la Iglesia de
San Fermín de los Navarros en Madrid. El San Miguel, también
destruido, parecía que con
su· espada iba a herir en cualquier
momento al monstruo a sus pies.
El San Miguel de Madrid era, sin duda, superior al conserva
do en Idiazábal y en Rascafría.
El conjunto realizado por el escultor Carmona para la Iglesia
de San Fermín de los Navarros se contaba entre lo más com
pleto de su producción, 15 obras de primerísima calidad. Perdidas,
(*) MAR.iA CONCEPCIÓN GARCÍA GAINZA, Luis Salvador Carmona en
San Fermín de los Navarros, edici6n de la Real Congregación de San Fer
mín de los Navarros, e/ Eduardo Dato, 10 -28010 MADRID. PVP: 900
pesetas. ,
1471
Fundaci\363n Speiro
JNFORMACION BIBLIOGRAFJCA
como decimos, en la guerra civil, conservamos, sin embargo, fo
tografías muy buenas del archivo de Moreno.
Puede resultar
difícil de entender por qué un escultor caste
llano, importante en la Corte de la capital, dedicase tanto arte
y trabajo a
la Iglesia navarra en Madrid. La explicación está en
el libro de Julio· Caro Baroja, La hora navarra del sigla XVIII,
en aquella fabulosa generación de navarros, que, a finales del si
glo XVII y principios del XVIII, habían dejado Navarra, la Mon
taña, muchos el valle de Baztán, para venir a
la Corte, donde
triunfan, ganan el favor de reyes y reinas, son sus tesoreros, for~
man compañías, levantan pueblos, como Nuevo Baztán, en la
provincia de Madrid. Ellos fueron los mecenas, los que protegie
ron a Carmona.
Le hicieron encargos para la Iglesia de San Fer
mín de los Navarros primero, adonde fue lo mejor de su obra
escultórica. Pero aquellos mismos navarros hicieron encargos para
las iglesias de
sus pueblos de origen de Navarra, como Azpilcue
ta, Santesteban,
Arizcun, Sesma, O!ite, Falces, y aunque la obra
de Madrid quedó destruida durante la guerra, en que los milicia-.
nos rojos hicieron de la Iglesia almacén y no tuvieron mejor cosa
que hacer que destruir las 15 esculturas; puesto que Carmona re
petía sus modelos, podemos hoy hacernos idea cabal de lo que fue
el tesoro de la Iglesia navarra de Madrid.
La más hermosa, sin duda, de sus obras que quedan, es la
Inmaculada
Conrepción, gue se conserva en el pueblo navarro de
Lesaca, legado de Juan de Barreneche, un indiano.
Con ocasión de
relebrarse este año el primer centenario de
la Iglesia de San Fermin de los Navarros en Madrid, la Real Con
gregación, que es. trirentenaria, ha ),echo una edición .conmemo
rativa del último trabajo de la catedrático María Conrepción
García
Gainza, Luis Salvador Carmona en San Fermin de los
Nava"os.
FRANCI~CO JAVIER DE LIZARZA.
1472
Fundaci\363n Speiro
María Concepción García Gainza: LAS ESCULTURAS DE
LA IGLESIA DE SAN FERMIN DE
LOS NAVARROS
EN MADRID (*)
Luis Salvador Carmona, castellano, de Nava del Rey (Valla
dolid), es el mayor escultor español del siglo
XVIII, aunque Sal
cillo sea más popular. Carmona no ha teitldo una monografía
hasta este año 1990, obra de la catedrático de la Universidad de
Navarra, doña María Concepción García
Gainza. La explicación
del olvido, nos dice la autora,
puede estar en Sánchez Cantón,
que escribió que
la obra de Carmona desapareció incendiada en
la guerra de 1936.
En Carmona se mezclaban el arte oficial del xvm, europeizan
te, exquisito,
y el trabajo de imaginero castellano. La mezcla de
los dos planos hace
de él un escultor completo, porque sus imá
genes atraen al pueblo culto y a la gente sencilla.
Utilizaba elementos ajenos a
la escultura propiamente dicha:
cuerdas para )os cíngulos, botones de piedra, pestañas postizas,
lágrimas de cristal, que daban una sensación de realidad,
de figu
ra viva. Pero, además, lograba mediante los pliegues de las ves-'
tiduras dar movimiento a las figuras, que dan la impresión de
que andan, de que se mueven.
Así, el
San Francisco Javier que hubo en la Iglesia de
San Fermín de los Navarros en Madrid. El San Miguel, también
destruido, parecía que con
su· espada iba a herir en cualquier
momento al monstruo a sus pies.
El San Miguel de Madrid era, sin duda, superior al conserva
do en Idiazábal y en Rascafría.
El conjunto realizado por el escultor Carmona para la Iglesia
de San Fermín de los Navarros se contaba entre lo más com
pleto de su producción, 15 obras de primerísima calidad. Perdidas,
(*) MAR.iA CONCEPCIÓN GARCÍA GAINZA, Luis Salvador Carmona en
San Fermín de los Navarros, edici6n de la Real Congregación de San Fer
mín de los Navarros, e/ Eduardo Dato, 10 -28010 MADRID. PVP: 900
pesetas. ,
1471
Fundaci\363n Speiro
JNFORMACION BIBLIOGRAFJCA
como decimos, en la guerra civil, conservamos, sin embargo, fo
tografías muy buenas del archivo de Moreno.
Puede resultar
difícil de entender por qué un escultor caste
llano, importante en la Corte de la capital, dedicase tanto arte
y trabajo a
la Iglesia navarra en Madrid. La explicación está en
el libro de Julio· Caro Baroja, La hora navarra del sigla XVIII,
en aquella fabulosa generación de navarros, que, a finales del si
glo XVII y principios del XVIII, habían dejado Navarra, la Mon
taña, muchos el valle de Baztán, para venir a
la Corte, donde
triunfan, ganan el favor de reyes y reinas, son sus tesoreros, for~
man compañías, levantan pueblos, como Nuevo Baztán, en la
provincia de Madrid. Ellos fueron los mecenas, los que protegie
ron a Carmona.
Le hicieron encargos para la Iglesia de San Fer
mín de los Navarros primero, adonde fue lo mejor de su obra
escultórica. Pero aquellos mismos navarros hicieron encargos para
las iglesias de
sus pueblos de origen de Navarra, como Azpilcue
ta, Santesteban,
Arizcun, Sesma, O!ite, Falces, y aunque la obra
de Madrid quedó destruida durante la guerra, en que los milicia-.
nos rojos hicieron de la Iglesia almacén y no tuvieron mejor cosa
que hacer que destruir las 15 esculturas; puesto que Carmona re
petía sus modelos, podemos hoy hacernos idea cabal de lo que fue
el tesoro de la Iglesia navarra de Madrid.
La más hermosa, sin duda, de sus obras que quedan, es la
Inmaculada
Conrepción, gue se conserva en el pueblo navarro de
Lesaca, legado de Juan de Barreneche, un indiano.
Con ocasión de
relebrarse este año el primer centenario de
la Iglesia de San Fermin de los Navarros en Madrid, la Real Con
gregación, que es. trirentenaria, ha ),echo una edición .conmemo
rativa del último trabajo de la catedrático María Conrepción
García
Gainza, Luis Salvador Carmona en San Fermin de los
Nava"os.
FRANCI~CO JAVIER DE LIZARZA.
1472
Fundaci\363n Speiro