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Número 425-426

Serie XLII

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Disolución y restauración de la familia

DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN
DE LA FAMILIA
POR
ALBERTO CATURELU
SUMARIO, l. Perspectiva metafísica sobre la disolución de la fam.illa, a) El
inmanentismo como progresivo "qscwectmiento" del orden natural; b) El in­
manentismo, inevitable proceso de Jncomunicacidn,' e) Imposibilidad de
explicar el amor hwnano y el matrimonio en el relativismo contemporáneo.
El hedonismo como prisión perpetua: d) Ambigüedad histórica de la simul­
taneidad de familia ºtradicional" y concepcJdn relativista de la vida huma­
na; e) El matrimonio y .fa famJUa carecen de expli.cadón en el naturalismo
reíaUvista y en el puro fJdefsmo: l. LA. N.ATIJIWJ!ZA SE .ARRUINA SIN LA GRACIA¡ 2. LA
GRACIA NO EXISTE SIN LA NA'l'UP.ALBZA..-ll. Perspectiva sobrenatural sobre la
dlsolución del misterio nupdaL Mlsterio de lnlquldad, a) El influjo del
Gran negador contra el misterio nupcial; b) El misterio nupcial y el gran
Separador: l. LA GRAN BATALLA CONTRA EL MATRIMONIO; 2. EL GRAN SEPARADOR
INTENTA V!!LAR EL MISTERIO DE INIQlITD!-0; e) El príncipe de este mundo, contra el
misterio
nupdal: l. lDOLATRfA, HOMICIDIO Y D!!ICIDIO: DESOLACIÓN; 2. LA FAMILIA
CRISTIANA, EL GRAN OBJETIVO; 3. LA BATALL. CONTRA U.S FECUNDIDAD Y EL "DIOS DEL
ABORTO";
4. EL ANTI-CUERPO Mfrnco, CONTRA u PEQlJEAA IGLESIA.-m: La red
del odio teológico cubre el mundo: a) No es fantáYtico ni irreal hablar de
satanismo en relación eón la batalla contra la familia: 1. LA REAUDAD DEL MIS­
TERIO
DE INIQUIDAD; 2. EN LUGAR DE LA IGLESIA DOWTICA, EL HOMICIDIO, LOS SACRI­
FICIOS
HUMANOS, LA ANTROPOFAGIA (EL RETORNO TOTAL AL "HOMBRE VIEJO"); 3, LA
HOMOSEXUALIDAD. UN RITUAL TENEBROSO Y LA PROFANACIÓN DE LO SAGRADO; b) La
"in-habitación" de la "trinidad" d.iabálica.-l.V. La restauración de la
familia: a) El espíritu "pervertido y perve[fidor" motor del nihilismo actval;
b) Necesidad de un exo'rcismo perpetuo; e) La familia cristiana, centro de la
"'pequeña grey". , ,
Verbo, núm. 425-426 (2004), 395-432. 395
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ALBERTO CATURELLI
I
Perspectiva metafísica sobre la disolución
de la familia
a) El inmanentismo como progresivo "oscurecimiento" del orden
natural.
La extensa e intensa reflexión metafisica, teológica y mística
sobre el matrimonio y la familia, no significa que ignore su pro­
gresiva disolución, hoy al
borde de la aniquilación. Esta realidad
dramática y lacerante
es el motor y la inspiración de mi reflexión.
El estudio de este problema que se manifiesta tanto en el
orden natural como
en el sobrenatural, requiere, primero, la
reflexión metafísica y después retomar el
tema a la luz de la fe
sobrenatural.
Un médico ilustre,
al escucharme hablar de problemas meta­
físicos relacionados
con la libertad moral y el matrimonio, me
dijo: "El orden natural no existe". Discutí ardorosamente; dado el
lugar y la categoría
del interlocutor, quedé anonadado. Me hizo
recordar la
tesis de Hume: "el deber" no sé puede inferir del "ser"
(falacia naturalista). Todo
debe ser explicado en la inmanencia
del fenómeno empírico, pues, como sostenía Moritz Schlick,
hoy
más actual que nunca, -"no se trata de que el empirista afirme o
niegue el mundo trascendente sino de que tanto su negación
éo1no su afirmación carecen de sentid9"; el e1npirista \en este
caso _un empirista it;ivoluntario como_ .lo era mi interloCUtor). dice
al metafísico: "lo que tú afirmas no dice nada en absoluto" sim­
plemente "no te entiendo"
(1). No puede decirse "X existe" porque
la realidad
no es predicado; si tengo Wlª moneda en mi bolsillo
la realidad de la moneda se verifica por "ciertas sensaciones tác­
tiles o visuales", nada más. Es decir, nuestro pensamiento formal
no puede captar realidad alguna porque sólo se refiere al modo
(1) "Positivismo", pág. 114, en AA.VV., comp. A. J. AYER, El Positivismo Jdgi­
co, f.c.e.m., México, 1965.
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según el cual hablamos del mundo; no existe un conocimiento
"que vaya más allá de
lo que hemos observado". Por eso, el
mis1no Schlick sostenía, al .referirse a las consecuencias éticas,
que los problemas morales, lejos de fundarse en un orden meta­
ffsico (o natural)
deben considerarse como problemas psicoló­
gicos
(2), o tienen más que un valor emotivo. Esta referencia a un
auto.r ya bastante alejado en el tiempo es intencionada, porque
no se ha avanzado casi nada en la negación del orden natural;
sólo se han sacado consecuencias desastrosas.
Este no-sentido se sigue de la indistinción entre conocimien­
to sensorial y pensamiento, porque el dato primero
es la intui­
ción (sensible) necesariamente anclada
al singular; por eso, en el
orden lógico sólo podemos fabricar símbolos lógicos que supo­
nen un término por otro, como dice Occam (3). No se capta
entonces
la esencia metaffsica del singular sino sólo su aparecer
fenoménico: lo dado es sólo un haz de apariencias o "puros
hechos atómicos" (Russell y primer Wittgenstein) que sólo per­
miten o un puro "cientificismo" o un "juego lingüístico" en el cual
desaparecen los problemas filosóficos. Carece de todo sentido
preguntarse
por un ardo fundamental y fundante; el mismo sin­
gular sensible se evapora o se
sumerge en lo que llamo "plero­
ma de la Experiencia". No
es posible plantearse e1 sin-sentido de
un orden natural, lo. que equivale a. sostener de hecho que el
orden natural no existe.
Sin embargo, si el '"orden natural" no existe, no existe "lo
natural"; si no existe "lo natural", sólo hay nada, aunque sea con­
tradictorio decirlo, puesto
que puedo decirlo. Los representantes
actuales
Oos autos-llamados "postmodernos") de la hermenéutica
de la nada, sonreiñan ante tniS afirmaciones, pese a que -una her­
menéutica sin ser debería dejar de existir como hermenéutica.
Las consecuencias son decisivas: con estos supuestos (que
vienen de muy lejos en el pensamiento occidental) al prescindir
del orden natural (declarado sin-sentido) se vuelve irrelevante
(2) "¿Qué pretende la ética?", ibídem, pág. 267.
(3) Summa Logicae, 1, c. 65, ed. de Ph. Boehner, New York, 1977; reimpre­
sión de la ed. de 1951.
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todo intento de fundamentación metafisica del matrimonio y la
familia. Habrá que acudir a razones físico-fisiológicas, a ciertas
"afinidades" electivas, a motivos
hedonlsticos, a condicionamien­
tos "culturales", convivencias económicas y así sucesivamente:
motivos puramente extrínsecos no perdurables que, desde el
principio, permitirán una inevitable disolución del estado exis­
tencial nuevo (el matrimonio) porque ningún estado existencial
tiene sentido:
es inexplicable.
b) El inmanentismo, inevitable proceso de incomunicación.
En el inmanentismo empirista, materialista, corporeista, prag­
matista,
no sólo nos será imposible una explicación última del
matrimonio,. sino del hombre mismo: pasaremos de "describirlo"
como un complejo de órg3.1:1os, .a señalarlo como "lo que come", o
el ser "auto-creador" de las relaciones de producción, o mentarlo
comb una "estructura" de asimilación, o el ser que "mira hacia nin­
gún lado". Podremos describirlo como el vado del mismo hombre
desaparecido (como dice
un estructuralista) o como la "pasión
absurda". Pero
no podremos explicar positivamente quién es el
hombre y su estado de comunicación
consigo y con el otro.
Mientras este inmanentismo clauso y atroz concluye maldi­
ciendo el instante en que comencé a existir, como hizo Ciaran,
en el otro extremo (en el fondo el del buen sentido cotidiano)
San Agustin sostiene
que "nadie eKiste que no quiera existir" (4);
aun si me engañara a mí -mismo (como creería Schlick) seguiría
siendo evidente que "soy yo el que se engaña"; por eso, no sólo
"conozco que me conozco", sino que soy yo mismo comunica­
ción conmigo. Precisamente aquello que permite conocerme a mí
mismo
nos es común (5) y descubrir la in elimina ble presencia del
tú, el otro sujeto como yo. Y como "nadie existe que no quiera
existir", el hombre no sólo es comunicación cognoscitiva consi­
go y contigo, sino originario amor de sí y del tú. Desde este ele-
398
(4) De cfv. Dei, XI, 26 in fine.
(5) De lib. arb., II, 7 y 8.
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mental punto de partida he desarrollado la doctrina del amor de sí
mismo, del amor del tú (projimidad) y
de su último fundamento
que
es el amor delTú infinito (deidad) (Parte 1, cap. III). Este es
un lenguaje inaceptable y "fantástico" para el relativismo contem­
poráneo que condena al hombre a la incomunicación más radical.
Si fuese imposible (como.lo es en un fenomenismo puro) el
inicial conocimiento y amor
de sí por la presencia del ser intui­
do (subjetividad) y trascendente (objetividad), el hombre estarla
destinado a un solipsismo ontológico impensable. El solipsismo
es contradictorio en sí mismo; pero en el orden práctico genera
el más radical ego-ismo, también contradictorio. No más transpa­
rencia
de sí a sí mismo (al menos en el plano existencial) y, por
lo tanto, imposibilidad constitutiva de la apertura al tú; el tú-pró­
jitno, cuanto más, se degrada como otro; es decir, un otro puro
que; en cuanto tal, será siempre ajeno, impenetrable, otro total.
La pura otreidad, por así decir, condena a la soledad-discorde. Mi
relación con el otro, en el fondo no existe porque se trata sólo
de "contacto" corpóreo-sensible, próximo o lejano Oa tecnología
hace "milagros"): red de "contactos" (pragmáticos, informativos,
eróticos, "sociales", etc.) que no logran otra cosa que acentuar
atrozmente la soledad discorde del egoísmo inicial.
Para semejante "contacto" in-comunicativo
nada hay allende
este sujeto sin alma ni potencias
ni' interioridad; si el hombre y su
razón
son sólo "un producto de la organización biológica" como
dice Piaget,
nada existe allende este límiie; por eso, este inmanen­
tismo contradictorio es ateo porque cierra de antemano la posibili­
dad
de un Tú absoluto. El hombre, ese sujeto que "mira a ninguna
parte", es egoísmo inicial, soledad disCOrde, desolación radical.
c) Imposibilidad de explicar el amor humano y el matrimonio
en el relativismo contemporáneo.
El hedonismo como prisión
perpetua.
La pura inmanencia impide explicar el amor humano como
don de sí en el tú y se degrada en eros; es lógico porque mi rela­
ción
con el tú se desvanece al no trascender jamás las "estructu-
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ras perceptivas"; como dice Merleau-Ponty: cada uno de nosotros
debe ser "un anónimo
en el sentido de la individualidad absolu­
ta, y un anónimo en el sentido de generalidad absoluta. Nuestro
ser
en el mundo es el portador concreto de este doble anonima­
to"
(6). Resulta dificil, por eso, sostener al mismo tiempo que el
hombre sea una estructura de "relaciones". También es inevitable
el intento de explicar el amor humano fuera del
lúnite orgánico­
sensible.
El amor se identifica con el eros y el eros es sólo placer
sensorial del singular "anónimo".
La actividad sexual se identifica
con la actividad genital y se separa la relación
sexual (mero ayun­
tamiento)
de la fecundidad. Hoy es más actual que nunca la con­
clusión
de Sartre: el infierno es el prójimo, porque, aunque
hablemos del "nosotros" {cuidando
no caer en un "paralelismo"
entre gramática y pensamiento)
no es ni puede ser una "concien­
cia inter-subjetiva"; cuando digo e.n mi mundo "infectado" .por.mi
prójimo: "me miran", quiero expresar que "me experimento-c~mo
objeto para el prójimo, como Yo alienado"(]). El ámor matrimo­
nial carece
de sentido -salvo como "rapiña" de uno sobre el
otro, como "rapiña"
recfprnca nadificante; hablar de la familia es
un contrasentido. De análogo modo, los a si mismos llamados
"posttnodemos 11 no dicen fl:3,da n1..1evo ni siquiera diferente, aun­
qt¡e alguno, como Vattimo, lo diga con lenguaje "teológico": un
"valor sagrado" (como el amor matrimonial y la familia) no.tiene
sentido ya
que es visto como lo ve "un anarquista no violento,
como
un desconstructor irónico" (8). En este "debilitamiento"
total
(relativismo extremo) se corrompe la sentencia.de San
Agustin,
dilige, et quod vis fac que aparece ahora como expresión
de
la "secularización" y la incomunicación anárquica (9). Nada de
amor como don, nada de matrimonio, nada de la familia. Las rela­
ciones humanas jamás trascienden
una yuxtaposición o una con­
tigüidad de soledades "juntas".
¿S<;e puede ir má,s lejos? En realidad, sesenta años antes ya se
habia ido más lejos. Émile Ciaran -que parece sacar las canse-
400
(6) Fenomenolqgfa, delapercepcidn, pág. 490, trad. E .. Uranga, f.c.e.m.,-1957.
(J) l 'étre et le nt!ant, págs. 591 y sigs., G_allimard, Paris, 1943.
(8) Creer que se cree, pág. 116, trad. de C. Revilla, Paidós, Bs. AB., 1996.
(9) Op. cit. págs. 75-76.
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cuendas extremas pero lógica~ sostuvo que la realidad es "apa­
riencia solidificada"
(10); nada antes, nada durante, nada des­
pués,
"el ser és un jamás absoluto" (11), y el mundo "1m Ninguna­
parte universal" (12). Lo único "sólido" es que "estoy solo, pero
con toda la soledad' (13). En cuanto al amor, con terrible dureza
el desesperado rumano cree
que "en esa cuasi identidad hori­
zontal" (cuando dos se "aman")
no pueden estar más lejos el uno
del otro (14); "con el matrimonio vendemos porciones de sole­
dad" (15), "desarraigo erótico" besando la muerte
en cada abra­
zo,
pues el erotismo "lo abruma y lo derriba" (16) cual "un vam­
piro
que me chupa la última gota de sangre" (17) en la dulzura
de
la desintegración". El lector dolorido, 'captado por la infelici­
dad de Ciaran, cree encontrar un respiro en algún texto como
aquel
en el cual dice que "en un mundo donde ya no tengo a
nadie solamente me queda Dios". (18). Pero Dios
no está; quizá
por eso estalla: "¡Estoy borracho de odio y de mi!" (19).
Con cierto temor se leen sus páginas:
.el amor propio es fácil,
"lo
que ya es más dificil, y en lo cual sólo sobresale el hombre,
es en odiarse a si 1nismo"; por eso, es.tremece leer: "Me odio; soy
un hombre; me odio absolutamente" (20).
En la sima de la desesperación, de la soledad y del vacío, es
imposible
pensar en el amor como don de si y menos aún en el
matrimonio,
puro "vampirismo". Sin ,llegar a esta profundidad
tenebrosa,
en la superficialidad del mundo cotidiano. sólo nos
(10) Breviario de los venddos, pág. 22, trad. cte.]. Garrigós, Tusquets, Bari::;e­
lona, 1998.
(11) Op. dt, pág. 50.
(12) El ocaso del pensamiento, pág. 15, trad. de J. Garrigós, Tusquets, Barce-
lona, 19%; la l.ª ed. francesa es de 1940.
(13) Op. dt, pág. 25.
(14) Op. di., pág. 54.
(15) Op. di., pág. 92.
(16)
Op. dt., págs. 112-113.
(17) Op. cit. pág. 128.
(18) Op. dt, pág. '1:15.
(19) Op. dt., P•B· 303.
(20) La tentación de existir, pág. 173, trad. de F. Savater, Taurus, Madrid,
2000; el libro de Ciaran ·es de 1956:
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queda el relativismo absoluto (que es una contradicción) y el
mero erotismo condenado a 1norir en cada instante. Nada de
amor, nada de matrimonio, nada de familia, nada de nada.
d) Ambigüedad histórica de la simultaneidad de familia "tradi­
cional" y concepción relativista de la vida humana.
Hasta aquí he desarrollado los supuestos doctrinales que, con
todo rigor, conducen a la disolución del amor matrimonial y la
familia. Este rigor, sin embargo,
no existe respecto de una ancha
franja
de personas que han vivido, de hecho, en una situación
ambigua. Particularmente
en los siglos XVIII, XIX y comienzos del
xx, ya. sea por .una suerte de impulso histórico, ya sea por un
influjo mucho mayor de la Iglesia Católica en la sociedad, han
convivido en el 1nismo matrimonio, en la misma familia, la idea
de
la familia "tradicional" y la concepción de la autosuficiencia
del hombre y
de su mundo. Podemos seguir sin dificultad (ya lo
he hecho en otros escritos) el desarrollo de la idea fundamental
de la
autosuficiencia (no de autononúa en su orden) del hombre
y st1 inundo. Se trata de la ·raíz de la conciencia "burguesa" para
la .cual -rota la relación.real ontológica con Dios en el no1nina­
lis1no---Dios se queda uqttleto_" en la eternidad y no "molesta''., o
simplemente-no existe .. Las consecuencias son inmediatas: la
valoración positiva de la mundanidad del mundo (verdadero
hogar del hombre) regulada
por la razón, puso la médula de la
secularización de la idea de progreso (idea de origen bíblico),
luego, autosuficiencia y progreso a la "luz" de la razón. Esto tiene
dos consecuencias: por un lado, no es posible conocer cuanto
trasciende el limite somático del hombre (naturalismo más o
menos "corporefsta")
y, por otro, relativismo moral qu¡e se sigue
de la anulación o incognoscibilidad del fin último. Por tanto la
mundanidad del mundo dominada
por la idea de progreso, pone
el poder secular y la economía como factores esenciales de la
vida del hombre
en la historia; la utilidad se identifica con el bien
(el bien útil) el que debe ser perseguido por la más rigurosa com­
petencia
individual. Digo individual porque la sociedad como
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comunión con-carde (diría San Agustín) es pensada de hecho
como yuxtaposición de singulares dis-cordes (soledades juntas).
Creo
que esto es lo esencial del "espíritu" burgués liberal que
tiene, hoy, el dominio del mundo. Estos caracteres esenciales
supondrían, en buena lógica, la reducción del amor al eros, la
no "racionalidad" de la unión matrimonial indisoluble y la con­
cepción de la
"familia" como mera yuxtaposición de singulares
extrínsecos mediante un "contrato" positivo y aun sin él .. No exis­
te ningún motivo para evitar la lógica desintegración de la fami­
lia "tradicional".
Sin embargo,
en la sociedad "liberal-burguesa", estos factores
disociadores convivieron
simultáneamente con la familia tradi­
cional durante mucho tiempo; quiero decir que
en la misma fami­
lia,
el varón "cabeza" de ella estaba completamente impregnado
del "iluminismo" progresista, relativista y practicista
Oa autosu­
ficiencia en el mundo); al mismo tiempo, sosterúa (por mera "tra­
dición" y sin lógica alguna), la indisolubilidad, la fidelidad con­
yugal (de la mujer) y
la adecuada educación de los hijos. Se trata
de aquel señor "muy respetable", profesional, industrial, empre­
sario o comerciante, cuya "vida privada" era inviolable y se per­
mitía infidelidades, "aventuras"
que le "prestigiaban" ante sus ami­
gotes (¡cosas de hombres!);
en cambio exigía a su mujer llegar
virgen al matrimonio y mantener la
más estricta fidelidad. Seme­
jante contradicción se hacia extensiva a los hijos: las niñas a cole­
gios religiosos; los muchachos también .

. . hasta
que llegara el
momento de "entregarles las llaves" de
la casa: en realidad, te­
man que "hacerse hombres".
Lo más grave es que en el "mundo femenino" se aceptaba
esta situación fatal. Los varones no pueden vivir -sin dar expan­
sión a su libido. Las mujeres, sí. Más aún: en Occidente, por el
influjo (que creo indirecto
pero muy real) del jansenismo, se
daba
por sentada la negatividad de la materia y la consiguiente
"pecarninosidad" del placer sexual. Yo mismo, siendo muy joven,
he escuchado a honestas y santas señoras, decir que el matrimo­
nio es "un
pecado permitido". Creo que esta ambigüedad y terri­
ble contradictoriedad sobrevivieron aproximadamente hasta
la
década del cincuenta. Resumo: convivencia de factores contra-
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dietarios (que creo opuestos. tanto al orden natural como a la
revelación cristiana) encapsulados en una estructura familiar tra­
dicional. A pesar de las muchas virtudes (naturales y sobrenatu­
rales)
que en aquella contradictoriedad existían de hecho, la
familia "burguesa" era
una bomba de tiempo. Esta bomba podía
ir desintegrándose poco a poco, o estallar súbitamente.
Las dos
cosas ocurrieron.
La autosuficiencia del orden temporal (y de la vida privada),
el progresismo
"iluminista" naturalista, el relativismo y la "com­
petencia", habían
reducido a la familia al resultado de un "con­
trato" positivo; en tal caso no existe ninguna razón para sostener
la autoridad ( que ,es ministerial, delegada) en la familia; después
de
.. todo, quien delega o no existe o no se ocupa de los proble­
mas privados del ho1nbre autosuficiente.
La rebelión de los jóve­
nes contra la
autoridad (contra toda autoridad) estalló y así tam­
bién estalló la bomba de tiempo de la familia estructuralmente
ambigua y contradictoria.
El "feminismo" es como una alienación
de aquella estructura.
La sociedad es "represora" como sostiene
Marcuse, el eros anula el amor ... ¿qué amor? Nada de amor}
nada de matrimonio, nada de familia. Hay que buscar otras "al­
ternativasR.
Al mismo resultado. se llega por la desintegración progresiva
de aquella bomba de tiempo.
Las mismas causas (autosuficiencia,
relativismo moral, ,naturalismo, separación entre vida privada y
pública, debilitamiento extenuante de la
fe cristiana) han pro­
ducido la desintegración de la familia. Todas esas causas cuyo
desarrollo podemos seguir durante siglos,
han tenido idénticos
efectos
(en sí mismos contradictorios) para el matrimonio y la
fantllia: egoísmo "social", relativismo "absoluto':, a.mor co1no eros
autocompasivo (jamás don de si), evanescencia del tú (transfor­
mado
en "otro" hostil, infidelidad habitual, carencia de sentido
del sacrificio, "limitación" contra-natura
de la natalidad, divorcio
como fracaso existencial, destrucción progresiva de la sexuali­
dad.:.
Y, por fin, el homicidio habitual porque el proceso se
hunde en la ciénaga del aborto. Émile Cioran (más actual que
Niet>sche o que Foucault) fue una suerte de "profeta" cuando
escribía: "Parece
que miles y miles de vidas desconocidas se sui-
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ciclaran en mi -interior y que con sus suspiros se formara un éxta­
sis final, que yo no fuera sino una bóveda sobre infinitos fina­
les" (21). Nada de don, nada de amor, nada de nada. ·
e) El matrimonio y la familia carecen de explicación en el natu­
ralismo relativista y en.el puro fldefsmo.
En los parágrafos anteriores he intentado mostrar. la lógica
interna del inmanentismo
occidental que no sólo hace imposible
una explicación satisfactoria de la comutúcación1 el a1nor hu1na­
no y el matrimonio, sino .que conduce a su desintegración. Bajo
la denominación general de relativismo naturalista se incluye el
proceso
de secularización del espíritu de Occidente que identifi­
có como un deterioro. de la naturaleza de tal profundidad, que
concluye
en la negación de la naturaleza en cuanto naturaleza.
De ningún modo seria adecuado sino trágicamente erróneo refu­
giarse
en la sola fe; el fideísmo (error que no es nuevo) se carac­
teriza, precisamente,
por abrir un abismo infranqueable entre la
naturaleza y la
fe; conduce, indefectiblemente, al deterioro y
negación tanto
de la fe como de la naturaleza.
Se plantea así, nuevamente, un problema filosófico-teológico:
el deterioro de la naturaleza (y del orden natural) conlleva la dra­
mática evidencia
de que no puede ser ni explicada ni "curada"
desde y
por la naturaleza; pero .el teólogo sabe también que la
gracia no existe . sin la naturaleza. Por tanto, es necesaria una
breve reflexión sobre este tema .
. l. LA NATURALEZA SE ARRUINA SIN LA GRACIA.-En realidad, esta­
mos hablando
de la naturaleza caída. Pero aún la naturaleza ínte­
gra, que fue constituida con la gracia de la santidad original, nada
podía obrar sin la moción divina. Perdida la integridad por el
pecado original, en realidad toda la cultura antigua que tan elo­
cuentemente penetra
en el. enigma del hombre (recuérdense, por
ejemplo, las tragedias de Sófocles) se referia sólo a la naturaleza
(21) El ocaso del pensamiento, pág. 109.
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caída y hasta podría pensarse en una oscura nostalgia de un esta­
do feliz perdido. Ahora hablamos de esta naturaleza no anulada
sino arruinada, profundamente dañada; "enferma",
no firme ya
en su ser (Jn-firmitas inicial) en que consiste la pérdida de su
integridad;
es decir, caída, desprendida (como las hojas de un
árbol en otoño o separada de su estado original).
Santo Tomás, sigUiendo a San Agustín y resumiendo a los
Padres, enseña que la naturaleza caída es
deflciente no sólo res­
pecto de lo
que la excede, sino también como naturaleza: "en el
estado de naturaleza caída es deficiente el hombre también
en lo
que
puede según su naturaleza, de modo que no le es posible
obrar el bien en su totalidad con las solas fuerzas naturales" (22);
aunque
pod!a el hombre, sin el auxilio de la gracia, conocer la
verdad (aunque trabajosamente y con errores), su naturaleza
"quedó más corrompida
en cuanto al apetito del bien" (23).
Quiere decir el Santo Doctor
que el pecado perturbó la naturale­
za sólo en el orden operativo. Pero fue una caida terrible. La gra­
cia (que es presencia intimísima de Cristo
que asumió en la
Encarnación
la totalidad de la naturaleza humana) cura, restaura,
devuelve la firmeza de la
salud; sin la gracia, la naturaleza se
arruina co1no naturaleza; por eso, hoy, cuando frente a los ata­
ques insidiosos y sistemáticos contra la nupcialidad y la familia,
solamente se insiste en "remedios" puramente seculares o no se
habla de la gracia de Cristo quizá por temor a "ofender" a los
demás, se cae
en una grave complicidad con la obra de la desin­
tegración familiar y
en la cobardía más condenable.
San
AgUstín, de vivir en nuestro tiempo, reeditarla sus obras
contra los pelagianos que creían que el hombre, sin la gracia,
puede cumplir los mandamientos divinos; ante la desacralización
y destrucción
de la nupcialidad y la disolución de la familia,
habña sostenido: ved ahí cómo se arruina la naturaleza, cómo
se aproxima al auto-aniquilamiento
por creerse auto-suficiente.
Habña repetido con San Pablo: "El salario del pecado es la muer­
te" (Rom. 6, 23). Y Santo Tomás habña agregado que la natura-
406
(22) S. Th., I, 11, 109, 2; el subrayado es mío.
(23)
lb., 109, 2 ad 3.
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leza humana "no puede restablecer por si misma ni (siquiera) el
bien connatural" (24). Cuando Pedro y Luisa se dan mutuamente
en el matrimonio, deben saber que la naturaleza de ambos -aun­
que haya sido restaurada por la gracia-,--conserva cierta infección
y corrupción, cierta "oscuridad e ignorancia
en el entendimien­
to" (25),
que les compromete en la obligación de perfeccionarse,
de ascender en las moradas de la vida interior, so pena de volver
a arruinar la naturaleza y descender a
una degradación mayor.
2. LA GRACIA NO EXISTE SIN LA NATI.JRALEZA.-Hay un instante en
el cual s.e unen naturaleza y gracia. Dice Matías Scheeben al refe­
rirse a la elevación
y glorificación . de la naturaleza creada por la
naturaleza divina: "El misterio de su desarrollo consiste, pues, ·en
la introducción de la naturaleza en lo sobrenatural o en la .gra­
cia. Esta introducción se efectúa por la unión de la gracia con la
naturaleza.
En consecuencia .la unión de la naturaleza con la gra­
cia
es el misterio luminoso de la economía cristiana de la .salud y
asi de todo el
orden superior" (26). Esta unión es "palpable" en
el misterio nupcial y en la Iglesia doméstica. En virtud de la
Encamación del Verbo cuya imagen
son, Pero y Luisa aventajan
a los ángeles, como decía San León Magno: aunque los ángeles
participan de
la naturaleza divina, el hombre le aventaja doble­
mente, porque Dios adoptó
su naturaleza: "si pudieran estar celo­
sos estos
espfritus santos y ·puros lo estarian. Dios rto · asumió ni
a los ángeles
ni a los arcángeles, sino a la posteridad de Abrahan";
nosotros tenemos a Dios como
hennano (27).
Así como no puede sostenerse que la naturaleza se baste a sí
misn1a y mucho menos que exija la gracia, del mismo modo nie
atreveria a decir que no hay gracia redentora sin naturaleza, pues
es la naturaleza la
que es restaurada, curada y elevada. De parte
de la naturaleza, antes de su elevación, sólo
puedo hablár de
(24) S. lh .. !, 11, 109, 7 ad 3.
(25)
s. lh., ], 11, 109, 9.
(26) Nature et grace, pág. 291, Intr., trad. et notes par B. Fraigneau-Julien,
Desclée de Bro_uwer, Paris, 1957.
(27) Tomo el texto de Mattas Scheeben, Las maravillas de las gracias divi-
nas,
pág. 81, Ediciones Palabra, Madrid, 1978. ·
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ALBERTO CATURELLI
potencia obediencia] en cuanto abierta y dispuesta a la autoco­
nrunicación de Dios; aptitud o capacidad receptiva respecto de la
cual la gracia es siempre indebida y lo era aún.antes de la culpa.
Pero, como dije antes, cuando el hombre rechaza la gracia
no
sólo deja a su naturaleza en des-gracia, sino que la corrompe aún
más como naturaleza. El hombre no puede sin la gracia alcanzar
ningún bien -pensando, qU.eriendo, amando u operando­
como dice Santo Tomás (28). Dios ama al hombre infinitamente
y quiere que todos sean salvos (! Tim. 2, 4); nosotros frecuente­
mente
Le somos infieles, pero "Él permanece fiel, pues no puede
negarse a sí mismo" (JI Tim. 2, 12). La gracia, su amistad, "quie­
re"
la naturaleza; por ·eso digo al modo humano, que la misma
gracia
no es sin la naturaleza.
Si pasamos ahora al orden estrictamente sobrenatural, desde
la perspectiva de la uníón de gracia y naturaleza, podemos ilu­
minar mejor este tenebroso y misterioso tema de la disolución del
misterio nupcial
y la Iglesia doméstica.
11
Perspectiva sobrenatural
sobre
la disolución del misterio nupcial.
Misterio de iniquidad
a) El influjo ·del Gran negador contra el misterio nupcial.
La antigüedad; al considerar la naturaleza humana, no podía
menos
que descubrir un enigma, cierta deficiencia inexplicable,
"muchos
son los misterios, decía Sófocles en Antlgona, nada más
misterioso que el hombre (29). No
sólo señalaba la insondabi­
lidad de
la conciencia humana, sino que "tocaba", sin saberlo, el
misterio del estado lapsario
de la humanidad, la naturaleza caída,
408
(28) S. Th., I, 11, 109, 2.
(29) Antigona, 332-333.
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deficiente. Conocer el misterio de la caída original (aunque quizá
"sospechado" oscuramente) sólo era
po'sible por la Revelación.
No podemos saber, porque
la Escritura no lo dice, en qué con­
sistió la prueba de los ángeles. Pero
sí sabemos que el acto libre
es en su esencia nlis1na, elección y, por tanto, prueba; en este caso
elección inicial. Nosotros, que discurrimos en y desde el tiempo,
podemos hablar
de una libe1tad originaria y de las elecciones suce­
sivas. No los espíritus puros. Por eso San Agustín sostiene que el
demonio cayó "desde el principio de su creación es decir, "desde
el mismo principio del tiempo" y "no permaneció en la verdad
tiempo alguno" (30); lo que equivale a creer
que "una vez creado
se apartó inmediatamente
de la luz de la Verdad" (31).
El odio a Dios, expresado en las palabras "no serviré" coincide
con el
odio al hombre a quien mató, dice San Agustín, "antes de
existir algún otro hombre" que es lo que se quiere significar en la
Escritura:
"es homicida desde el principio (]n. 18. 44): no perma­
neció
en la verdad y fue homicida" (32). El demonio odió (y odia)
a Dios
en el hombre porque es imagen del Verbo y, desde el prin­
cipio odia
al hombre. Si como dijimos antes, el hombre es varón­
varona,
y la sexualidad pertenece a la imagen; si la uní-dualidad
logra su plenitud
en la unión conyugal, el demonio quiere, desde
el principio, la desunión
y la muerte del amor conyugal. Después
de la Redención, odiará inconmensurablemente más el misterio
nupcial
por ser la copia de la unión esponsal del Verbo Encarnado
y la Iglesia. Desde el principio, el demonio odia la unión conyugal:
él será el
gran Negador, el gran Homicida y el gran Separador.
b) El misteiio nupcial y el gran Separador.
l. LA GRAN BATAllA CONTRA EL MATRIMONIO.-Serla teológica­
mente ingenuo negar
el influjo que el demonio tiene en la histo­
ria
y en la vida del hombre: por él entró la muerte (Ed. 25, 25);
(_~O) De Gen., ad Jitteram, XI, 29, 26.
(31) De Gen., ad lltteram. XI, 23, 30.
(32) De Gen., ad lltteram, XI, 16, 21.
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la semejanza del hombre con el Verbo llenó de envidia a Satán
"desde el principio"
y, por él, "entró la muerte en el mundo" (Sab.
2, 24). En el Protoevangelio el Señor le dijo: "acecharás el calca­
ñar"
no sólo de la Vrrgen sino de todos (Gn. 3, 15); San Pablo
nos exhorta a ·permanecer firmes "contra 1as acechanzas del
demonio" (Et. 6, 11). Él quiere, pues, la muerte del hombre y,
sobre todo, sú muerte segunda: es homicida y, como en el hom­
bre odia la Imagen de Quien es Imagen del Padre, es deicida. Es
lo opuesto de toda unión de amor, de todo don de si. No sólo
podemos sino
que debemos sostener que todos los pecados
desde el primero
al último del último día son cometidos bajo el
influjo o
la instigación del demonio. De ningún modo estoy
diciendo
que todos los pecados sean elresultado de la instiga­
ción directa del demonio;
pero sf digo que todo pecado me colo­
ca
en el "dominio", en el ámbito suyo. Siempre el hombre es
libre: libre para desalojar (des-inhabitar) a Cristo del alma; libre
para el arrepentimiento y
la penitencia por la cual vuelve el divi­
no huésped a inhabitar
en él. Libre, pues, al principio y libre al
fin. Pero cuando el hombre peca, libremente se coloca bajo el
"imperium" del "dios de este mundo".
Creo
que se puede sostener que el objetivo primero del
Tentador, siendo el hombre uni-dual, ha sido siempre el matri­
monio
en el cual aquella naturaleza alcanza cierta plenitud. En las
páginas siguientes analizaremos las múltiples acechanzas
que han
conducido a la sociedad contemporánea a pensar si
no ha llega­
do la hora del aniquilamiento
de la unión conyugal. Un perio­
dista "investigador", resumie~do en cierto modo, la multiplicidad
de las "acechanzas" contra
el matrimonio, se pregunta si no ha
comenzado la "gran batalla" (33). Lo que está en juego es el sig­
nificado mismo
de la unión conyugal; él piensa el matrimonio
sólo como un "contrato"-de derecho positivo; y siendo hombre y
1nujer "socios igualitarios", la diferencia "Sextlal. habría sido for­
malmente excluida ... y se puede sancionar "la legitimidad de las
relaciones sexuales entre personas del mismo sexo".
Al entender
(33) M.Aruo DIAMENT, "El matririlonio, la próxima gran batalla", La Nadón,
5-VIl-2003, l.ª sec., pág. 5, col. 3-6, Buenos Aires ..
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
así la "igualdad" ante la ley, el matrimonio podría ser declarado
como "sexualmente neutro". He alú la "gran batalla"
que comen­
zó "desde el principio". La "desexualización" de la unión conyu­
gal
no sólo la nadificarla, sino que intentarla destruir la "imagen
y semejanza"
y, con ello, al hombre y, con él, al gran Odiado que
creó al hombre "a imagen nuestra (de los Tres) según nuestra
semejanza"
(Gen. 1, 26).
2. EL GRAN SEPARADOR. INTENTA VELAR EL MISTERIO DE INIQUIDAD.­
El misterio esponsal es prototípico de la unión de naturaleza y gra­
cia. Naturaltnente y como estado existencial, el don de sí, si es ver­
dadero, es total; es decir, de todo mi pasado (y tu pasado), de todo
mi presente (y tu presente) y de todo mi futuro (y tu futuro); por
eso es naturalmente indisoluble; sobrenaturalmente es indisoluble
como lo es
la unión esponsal de Cristo ,Esposo y la Iglesia Esposa.
Y es
fiel, con fidelidad natural y con fidelidad sobrenatural.
No es necesario repetir los argwnentos que en la historia se
han esgritnido contra la indisolubilidad, todos los cuales intentan
"velar" tanto la hermosa realidad natural del matrimonio como su
misterio de santidad. Apena el corazón comprobar que hombres
de la Iglesia sigan el influjo del gran Separador: alguno trae a
colación el célebre texto de San Mateo:
19, 3-9 al que podriamos
agregar los otros textos paralelos (Me. 10, 2-12, Mt . .5, 31-32; Le.
16, 18). Dejo el relato de la instigación de los fariseos; en el ver­
sículo
6, el Señor declara_ lo que es verdad "desde el principio",
diciendo: "lo
que Dios unió no lo separe el hombre". Ante la pre­
gunta
de los fariseos de cómo es que Moisés ordenó dar libelo
de divorcio, el Señor· respondió: "porque Moisés, en razón de
vuestra dureza de corazón, os consintió repudiar a vuestras muje-:
res; mas desde un principio no fue así: Y os digo que quien repu­
diare a
su mujer, no interviniendo porneia (es el término griego)
y
se casare con otra, adultera, y quien se casare con la repudia­
da, adultera". Según Bonsirven
en Le divorce dans Je Nouveau
Testament
(Paris, 1948) y cuyas investigaciones sigue y transcri­
be el P. Manuel de Tuya, O. P. (34), el término porneia significa
(34) Biblia Comentada, vol. V, 1.0
, págs. 280 y sigs., B.AC., Madrid, 1971.
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ALBERTO CATUREUI
"tod;t unión matrimonial ilegítima o inválida"; es lo mismo que
declararlo ilícito o nulo. Por tanto, el Señor no sólo no legitima
una forma de divorcio, sino que señala un caso en el cual no
puede haberlo porque no existe matrimonio. Como ocurre en los
casos
de "nulidad" porque na hay matrimonio. Nadie "suprime"
este texto ni con buena ni con mala fe. La teología católica no ha
hecho un mito de la "indisolubilidad" del matrimonio verdade­
ro como pretende aquel articulista (35): sostiene la indisolubili­
dad según el orden natural y según el mandato del Señor de la
Escritura. El gran Separador
no solamente odia al matrimonio porque
es copia de la unión de Cristo y la Iglesia y a la familia cristiana
porque es la
pequeña Iglesia, sino que odia al matrimonio natu­
ral
en cuanta natural porque odia la creación. Cuando circula
por el mundo contra la indisolubilidad y santidad de la unión
conyugal, es también un enorme esfuerzo por "velar" el 1nisterio
de iniquidad. Tal es la "táctica" del gran Separador y así será hasta
el fin
de los tiempos.
c) El príncipe de este mundo, contra el misterio nupcial.
l. lDOLAT:RÍA, HOMICIDIO y DEICIDIO: DESOLACIÓN.-El gran Se­
parador es también el fundador de la idolatña y el primer Idó­
latra: remedo
de Dios, es el iniciador y es el fin. La idolatría es
la sustitución de Dios Altísimo y Único por una creatura. Esta
creatura sustituye a Dios por si tnismo. Las personas divinas se
distinguen por las relaciones de origen (procesiones) de térmi­
nos subsistentes:
son comunicación inefable.por identidad real
de la única naturaleza divina; las tres son ca-eternas, co-iguales:
el Padre no procede (es Ingénito), genera al Hijo y el Espíritu
procede del Padre y del Hijo por espiración (volitiva), Amar
subsistente: luz inefable de la recirculación mutua de las Per­
sonas.
(35) "Carta de un sacerdote a los católicos divorciados", La Voz del Interior,
16-VII-2000, pág. 17 A, Córdoba.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
El demonio, creatura excelentísima (fue ángel de luz) carece
de "procesiones",
en in-comunicación. tenebrosa, odia al Hijo
(imagen
que se grabará en la naturaleza humana), odia al Espíritu
porque es amor subsistente. No le queda otro camino .que imitar
grotescamente a Dios Trino y Uno y odiar todo lo
que Dios ama;
sustituyéndose a
Él qniere ser adorado como Él (tercera tentación
de Cristo).
Por
una suerte de analogía fldet inveltida es imposible, en
él, el buen amor sui y, por tanto, no existe ningún tú cálido y
amado sino un odiado otro~ en este caso, ante _todo el-hombr~
porque es el único ser creado que participa realmente de la ima­
gen del Verbo: Satán es, pues, homicida desde el principio y, a
través del hombre es
deicida. Lo será concretamente "entrando
en Judas" y moviendo a quienes dieron la muerte a!Verbo En­
carnado. Idólatra, homicida y deicida es ontológica y misteriosa
in-comWJicación; no es amor sino odio; no es libertad sino
· opción pervertida; no es sino siempre des-unión; no es alegria
sino tristeza absoluta, insondable para nosotros
por su misma
profundidad casi-infinita. De
alú que tenga una "lógica" misterio­
sa
que el objetivo de su odio desolado sea el misterio nupcial y
la familia,
en la cual quienes participan por la gracia· del amor de
Cristo se aman en Cristo.
2. LA FAMILIA CRISTIANA, EL GRAN OBJE'ffi.'."0.-Así como Cristo
guarda fidelidad absoluta a la Iglesia y ésta es absolutamente fiel
a
su Cabeza, los miembros del Cuerpo místico participan por la
gracia de la fidelidad de ambos;
en Ja familia cristiana, esposo y
esposa repiten
en el amor mutuo · la fidelidad de Cristo y la
Iglesia. Por eso la familia cristiana es un gran misterio en el cual
esposa y esposo
son canal de gracia de una y de otro. Este mis­
terio es odiado por el gran Infiel. Pocas cosas detesta más que la
fidelidad conyugal e interrumpe con sus sugerencias el largo ejer­
cicio
de la fidelidad; es., por eso, el gran Separador que intenta
día· a día inyectar el veneno letal para la vida conyugal y la fami­
lia:
et egoísmo. He dicho que el amor conyugal es ablativo, es
desasimiento y
don de sf; el "espfritu del mundo" y su arconte
disfrazan el egoísmo de
mil formas:· desde la apariencia de "gene-
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rosidad" a las más sutiles formas de insidia, de "comodidad", de
"todo para nú", de abandono y olvido. Así va logrando que Pedro
y Luisa se degraden en soledades-juntas y transformen su vida en
el desierto desde el cual actúa el gran Tentador.
El egoísmo, el desamor, la infidelidad habitual, el convenci­
miento de que lás pasiones son irresistibles, la ceguera interior,
envenenan el matrimonio y disuelven la familia. El hedonismo
como "el fundamento de toda moral" (sic) permite a cierto escri­
tor francés proponer la "insumisión" como actitud fundamental.
La inte_rioridad vaciada y convertida en puro activismo exte­
riorista, divide y disuelve; no son pocos los que proponen una
realidad social distinta sin familia. Es el gran "velo" que encubre
la iniquidad.
Uno de estos "velos" es el fenómeno de las 1'familias ensam­
bladas", ese "grupo" resultante de "una nueva unión de divorcia­
dos o
separados con hijos" en un "complejo calidoscopio de rela­
ciones".
No se trata de un nuevo tipo de familia sino de la diso­
lución
de la familia (36). Debido al hedonismo relativista aumen­
ta el número de niños habidos fuera del matrimonio; los euro­
peos, según not-a reciente, en su-mayoría simplemente prefieren
no casarse (37), Las mujeres postergan la maternidad (cuando no
la anulan) no por motivos biológicos sino hedonísticos y "cultu­
rales" y controlan
la posibilidad de embarazo con anticoncepti­
vos (38). No debe extrañarnos, entonces que e_ste egoísmo inicial
produzca en las embarazadas «un alto «estrés» emocional" ... y
una "depresión post-parto" (39).
La misma sociedad que impide los nacimientos, que destru­
ye
la unión conyugal y disuelve la familia, se alarma (farisaica­
mente) por el "envejecimiento progre·sivo", por esa suerte de sui-
(36) "Familias ensambladas, un hogar diferente", La Naddn, 27-IV-2002, l.ª
sec., pag. 12, col. 1-5,-Buenos Aires.
(37). "Cada.vez-son más los europeos que eligen·no casarse"; La Nadón, 25-
111-2002, l.ª sec., Bu~os Aires.
(38)
"La,s mujer·es "postergan su mat~niQatj.", _ La Nadón, 23-IX-2001, l.ª se_c"
pag. 16, col. 1-6, Buenos Ai~. _
-(39) "EI ei:nbarazo produce alto estrés emocional", La Nadón, 22-XI-2003, l.ª
sec., pag. 23, col. 1--6.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
cidio colectivo. Pero lejos de contemplarlo como un profundo
problema moral, calcula
que a Europa le harian falta 159 millo­
nes
de nuevos trabajadores para el 2025 ... que hay que com­
pensar las pérdidas
de 35 millones de habitantes en las próximas
tres décadas; los países más afectados
son los ex-católicos Italia,
España, Austria, Portugal. ..
¿se analizan las causas profundas? No.
¿Se vislumbra solución? (40). No. En Italia hasta se ha ofrecido un
bono de 1000 euros a los que tengan más de un hijo, ofreci­
miento que, como_ es lógico} parece no tener resultado_ alguno,
aunque ''perjudica a la economía" (sic) (41).
Se ha instalado en el mundo un inmenso fariseísmo pues
mientras se proclama en todas partes en "defens.a" de la familia,
la "salud reproductiva" (que
no es saludable ni reproductiva) se
reconocen "todas las formas
de unión", como la de homosexua­
les, equiparables a la familia. Aunque
no logró aceptación plena
en la ONU (por ahora) la "Cumbre de la tierra" (1992), adelantó
su programa de "contracepción de urgencia o post-coita!", la
"identidad
de género" que es sólo "la convicción personal",
borrando la bisexualidad como constitutivo del hombre: reco-
1nendó
"la elaboración de una nueva ética" para "un nuevo
mundo" y aceptó la proposición de Gorbachov de reemplazar los
Diez Mandamientos
por otros dieciocho nuevos "contenidos en
esta Carta o Constitución de la Tierra". Naturalmente es necesa­
rio "contrarrestar la influencia
de. la Iglesia Católica" y establecer
un "nuevo orden mundial" (globalización). Será también necesa­
rio revisar
la Declaración de 1948 y declarar el aborto como "un
derecho humano. básico"
(42}. El gran objetivo a eliminar es el
1natrimonio y la familia: en el plano natural como estadio exis­
tencial nuevo y como institución fundamental y primera de la
sociedad;
en el plano sobrenatural como misterio nupcial en el
(40) "Europa, un continente que envejece", La Voz del Interior, 19-VI-2000,
pag. 3 A, coL 2-6, Córdoba.
(41) Cfr. La Nadón, 2-XII-2003, l.ª sec., pag. 4, col. 1-2, cfr. también _La
Nadón, 15-XIl-2002, l.ª sec., pág. 1 y pág. 4, col. 4-S.
(42) Cumbre de la Tierra, en AICA-Doc. 402, pags. 318-324, del 30-IV-1997,
Buenos Aires;
puede verse también SALVADOR ARGUEDAS, Resultadds de la cumbre
de
la tierra, AICA-Doc. 416, págs. 354-356, del 27-VIII-1997, Buenos Aire.<;.
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cual emerge la Iglesia doméstica. El "arconte de este mundo"
quiere eliminar naturaleza y sobrenaturaleza, orden ontológico y
misterio.
3. LA BATALLA CONTRA LA FECUNDIDAD Y EL "DIOS DEL ABORTO".­
Se ha escrito mucho sobre la separación y hasta la oposición
entre
unión sexual conyugal y fecundidad. No agregaré casi
nada. Quizá
no esté de más recordar que semejante separación
-terminante en sectas gnósticas antiguas-supone la negativi­
dad de la materia
por un lado y, por otro, lesiona gravemente el
sentido mismo del acto de amor. Esta separación se relaciona
también con la práctica del aborto, sobre la
que se ha publicado
mucho.
Me limitaré a repetir las concluciones del Primer Congre­
so Internacional Pro Vida realizado entre el 6 y el 8 de noviem­
bre
de 2003 en Madrid: en el mismo se denunció que "la cili;a de
abonos practicados
en el siglo xx. supera el número de víctilnas
de todas las guerras
que actualmente se realizan en el mundo":
más
de 60 millones de abortos quirúrgicos provocados cada año
según datos de
la ONU, sin incluir los provocados por las píldo­
ras.
El profesor Pablo López mostró que desde la década de los
70, cuando el aborto empezaba a ser despenalizado en todo el
mundo, el número acumulado de abortos, es decir, de niños ase­
sinados "legalmente" hasta hoy, es de 2.000 millones (43).
Puede pensarse, desde la
fe, que "el dios de este siglo" (o
theos tau aiónos) como le llama San Pablo (Il Cor. 4, 4) no sólo
promueve el pecado de
la infecundidad voluntaria, sino la con­
creta
muene del hombre no nacido, porque, en él, odia la vida
que es
el Verbo y porque, desde el principio, tiene "el señorío de
la muene" (Hebr. 2, 24). El ejercer este terrible "imperio de la
muene" quiere, por añadidura, poner una barrera a la salvación
de tantos millones de almas
de r¡iños no bautizados. Esto reabre
el problema teológico del número de los que se salvan en rela­
ción con
la misericordia infinita de Dios. Por ahora, lo dejamos
abierto.
(43) Bolet!n de AICA, XLVII, núm. 2451 dd 10-XII-2003, págs. 457-458,
Buenos Aires.
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4. EL ANTI-Cl.rnRPO M!sTico, CONTRA LA PEQUEl mensa guerra contra el matrimonio y Ja Iglesia doméstica encu­
bre un insondable misterio de iniquidad: misterio de confusión,
mentira, negación, idolatría, sufrimiento, división, separación,
odio, homicidio y deicidio. San Pablo enseña que cuantos hemos
sido bautizados "hemos muerto al pecado" (Rom. 6, 2); fuimos
sepultados con
Él para re-nacer con vida nueva, "injertados" en
Él (v. 5); el hombre viejo (recordemos que estaba bajo el impe­
rio del demonio) fue crucificado
en Cristo "para que el Cuerpo
del pecado
fuera destruido" (v. 6). Es decir, todos los que no son
"injertados" en Él (o que Le rechazan explícitamente) constituyen
un corpus peccati (soma tes amartlas); reaparece aquí el parale­
lismo entre el "viejo"
y el nuevo· Adán; en el primero sigue
actuante el Cuerpo
de el Pecado porque se trata de un ente mis­
terioso
y personal. Así lo entiende San Agustín cuando dice:
"muchas
de esas cosas (tantos males de los que viene hablando)
convienen
al cuerpo místico de él (del demonio), que está cons­
tituido
por los hombres congregados por él"; es decir, de todos
los
que van apostatando de Cristo (44). Así como el Cuerpo de
Cristo, que es la Iglesia, se llama Cristo (el Cristo-total} del mismo
modo existe un anti-Cuerpo que es de Satán: en el mismo lugar
dtado, el Hiponense agrega: ''el cuerpo del diablo (corpus dia­
bolf)
cuya cabeza es el diablo" (es) "la multitud de impíos y prin­
cipalmente la
de aquellos que se apartan de Cristo y de la Igle­
sia ...
"; sus miembros han perdido la luz que tenían· y se han
"convertido en tinieblas".
La actividad misteriosa continúa y continuará hasta el fin de
la historia; en relación con el 1nisterio nupcial y la familia, la ini­
quidad
parece encaminarse a una victoria total. Así como el
Cuerpo Místico transmite la gracia a sus miembros, este tenebro­
so anti-Cuerpo (que en el fondo no es cuerpo sino adición de
soledades) transmite la confusión insidiosa, "re-establece" negati­
vamente la naturaleza caída (el "viejo" Adári); por eso, co1no bien
lo deduce Frank-Duquesne, convierte a los hombres en "instru­
mentos de iniquidad" en cuanto miembros (muertos) del Corpus
(44) De Gen. ad lltteram, XI, 24, 31.
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peccati (45). Al matrimonio le transmite el veneno de la división,
de la separación, del sufrimiento sin sentido y, al cabo, el odio
que ocupa el.lugar del amor como don de si; él es la fuente y el
origen de la anti-concepción, del homicidio (del aborto) y del
deicidio,
pues quiere "crucificar" de nuevo al Verbo Encamado
en cada embrión humano.
Porque el objetivo es siempre Cristo y la Iglesia ("acecha su
calcañar"
hasta el fin) el objetivo inmediato y en cierto modo
final,· es la pequeña Iglesia. Él odia a la familia y quiere que sus
miembros "le adoren"; se trata,
como advertía Pablo VI (de cuyo
discurso
.me ocuparé enseguida), de una presencia efectiva que
provoca en lo posible la separación, el divorcio, la contra-natura,
el homicidio. Frank-DuqU:esne, en su magnífica investigación, lo
muestra "desbordante de iniciativa", un "parásito dominante y
,s;uccionante,,". La esclavitud del hombre a Satán "caricaturiza la
unión hipostática", y concluye el gran escriturista belga: "que­
riendo igualarse al Verbo ...
no ha logrado más que la caricatura
deformante, la simiesca pseudo-efigie del Logos. A la Palabra de
Dios, no ha podido oponer más que la Mentira, detrás. de la cual
no hay nada" (46).
m
La red del odio teológico cubre el mundo
a) No es fantástico ni irreal hablar de satanismo en relación con
la
batalJá contra la familia.
1. LA REALIDAD DEL MISTERIO DE INIQillDAD.-Cuando el Papa
Pablo VI contempló y sufrió tantas apostasías, abandonos, distor­
siones de
la doctrina y traiciones, creyó conveniente recordar la
recta doctrina sobre la existencia y caracteres del "dios de este
(45) Rfflexions·sui-Satan en mat'ge de la trádldonjudéo-chrétiénrie, págs.
257-258,
en el vol. Sati:J.n, ":Études Camiélitaines", Desclée de Brouwer, París, 1948.
(46) Op. cit., pág. 302.
418
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
mundo". Comenzó diciendo: "¿Cuáles son las mayores necesidaa
des
de la Iglesia? No les asombre como simplista o aún más,
como_ supefsticiosa e irreal nuestra respuesta:. una de las· mayores
necesidades de la Iglesia es la defensa de aquel maL que llama­
mos demonio" (47).
Pablo
VI sabía lo que decla y por qué lo decia: precisamente
bajo
su pontificado comenzó a difundirse (en editoriales "católi­
cas" como es
de rigor) la opinión de teólogos "relevantes" opues­
tos a la "creencia ingenuo-mágica del demonio" cuyos "fenóme­
nos"
pueden explicarse por factores "psicológicos, sociológicos,
parapsicológicos y antropológicos" (me refiero a Haag, Wenisch
y otros); para ellos, los exorcismos del propio Señor
hay que
situarlos en las "categorias de la época" insertas "en el modo de
pensar y de actuar de la época". Vistas así las cosas (y descar­
tando
de hecho tantos textos que cita expresamente Pablo VI)
quienes creen en el influjo efectivo del demonio, caemos (Pa­
blo
VI también, es claro) bajo el dominio del "pensamiento mági­
co";
el "carisma, pastoral" debe ser encontrado en la psiquiatria o
en la ayuda de los psicoterapeutas. Yo prefiero seguir adherido a
la doctrina tradicional sobre
el demonio y sostener exactamente
las palabras
de Pablo VI: la ''intervención en nosotros y en nues­
tro mundo de un agente oscuro y enemigo: el demonio. El mal
no es ya sólo una deficiencia, afirma.el Papa, sino una eli.cien­
cia, un ser vivo, espiritual, pervertido y pervertidor. Terrible .rea­
lidad, 1nisteriosa y pavorosa: quien· rehúsa·reconocer su -existen­
cia, se sale del marco de la enseñanza bíblica y eciesiástica" ( 48).
Basta, pues.
Así como Cristo quiere que creamos en Él (para eso nos dona
la fe), el demonio quiere
que no se crea en él: que se lo declare
un "mito", mera presencia "ingenuo-mágica". El misterio de Cris­
to actualmente actuante en el tiempo para la salvación de los
hombres, combate
día a día con el misterio del corpus ,diaboli;
porque "el misterio de la itúquidad" está presente (JI Tes. 2, 7).
(47) "Líbranos del mal", Hom. de la catequesis de los miércoles, l'Osserva­
tore Romano, 19-XI-197.Z; Vaticano.
( 48) Locus cltatum.
419
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ALBERTO CATURELLJ
Pablo VI le llama "la realidad invadente de esta nefasta presen­
cia"; no sólo la de un ser único sino la de esa "terrible plurali­
dad suya"; el Papa no hada más que citar los textos sagrados
(Et. 6, 11-12; Le. 11, 21; Me. 5, 9) y sacar las consecuencias sobre
la "potestad
de las tinieblas" (le. 22, 53; Col. 1, 13): "sabemos así
que este ser oscuro y turbador existe realmente,
y que actúa
todavía con traicionera astucia;
es el enemigo oculto que siembra
errores y desventuras en la historia humana" ( 49).
Este "encantador pérfido y astuto" (así le llama Pablo VI)
penetra en todos lós ámbitos de la realidad; en especial "allí
donde el amor queda apagado por un egoísmo frío y cruel". Por
eso sostengo
que quiere penetrar y destruir aquel ámbito (el
matrimonio y la familia)
donde el amor pueda ser apagado o
reemplazado
por el egoísmo frío y cruel. Él es el enemigo per­
turbador del amor nupcial
y de la familia. Allí donde la gracia
debe crecer por grados hasta la unión perfecta con Dios Uno y
Trino,
allí es donde quiere lograr (y lo consigue muchas veces)
una de-gradación abismal.
2. EN LUGAR DE LA IGLESIA DOM:éSTICA, EL HOMICIDIO, LOS SACRIFI­
CIOS HUMANOS, LA ANTROPOFAGIA (EL RETORNO TOTAL AL "HOMBRE VIE­
JO").-Por segunda vez debo advertir que de ningún modo sos­
tengo que
todo pecado se deba directamente a la acción del
demonio; aunque sí debemos decir, ri.uevamente con Pablo VI,
que nos expone al influjo del "misterio de iniquidad" y arriesga
nuestra salvación. También
me veo obligado a recordar que el
demonio es homicida y deicida. Puedo dar ahora
un paso más,
no ya en el plano teórico doctrinal -en el cual me han ilumina­
do San Agustín, los Padres, Frank-Duquesne y el Magisterio­
sino en el plano práctico moral desde el · cual puede compren­
derse mejor el misterio del satanismo.
La inhabitación de Dios Uno y Trino por la gracia, vuelve al
hombre inmune a las insidias del demonio. Puede decirse que el
de1nonio, además del odio, siente gran temor o terror ante un
( 49) Op. dt; he subrayado las expresiones nefasta presencia y pluralidad;
las tres últimas líneas las ha subrayado Pablo VI.
420
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
ahna en gracia. Sin embargo, una vez desalojada la gracia por el
pecado ( que es la más grande catástrofe que
puede ocurrir al
hombre) comienza y se desarrolla la acción del "principe de este
mundo".
Los demonólogos tienen aquí su campo de estudio: es
decir,
en ese conjunto de hombres que han cedido a la tentación
de re-instalar el "hombre viejo"; esto equivale al rechazo explíci­
to de la Redención
por el Verbo. Por eso el satanismo ha sido
siempre homicida.
Los satanólogos, como Amorth, Balducci,
Allegri, lntrovigne, La Vey, narran cómo en las orgías rituales van
de la mano la depravación sexual y los sacrificios humanos (50);
esto tiene cierta "lógica" demoniaca, porque se manifiesta el odio
al hombre sexuado pues, como he dicho antes, la sexualidad
(varón-varona) está inscripta
en la imago Dei. No se trata sola­
mente de que el demonio quiera
(y lo logre) que algunos caigan
en actos repugnantes, sino que lo quiere porque así denigra la
imago Dei hasta lograr una tenebrosa imago diaboli. Mons. Bal­
ducci informa que las víctitnas sacrificiales son preferentemente
niños Oos predilectos de Cristo); transcribe esta irúormación ho­
rripilante de Alfio Bernabei
en articulo enviado a L 'Unitá del 9 de
agosto de
1990: "Carne de niños y de fetos humanos ha sido
comida
por hombres y mujeres que han tomado parte en. ritos
caníbales
en Inglaterra en estos últimos años, dentro de una
siniestra revivificación _de las ceremonias satánicas: Algurio~ niñOs
fueron sacrificados sobre altares luego de haber sufrido torturas
y abusos sexuales, mientras que las mujeres adherentes a tales
cultos han proveído la carne
de los fetos o de niños recién naci­
dos,
no registrados todavía y por lo tanto imposible de recono­
cer" (51).
Se unen aquí homicidio, sacrificios humanos y antro­
pofagia, lo que
no es nuevo. He considerado el tema en mi obra
El Nueva Mundo cuando narro los testimonios de los grandes
evangelizadores de América, como Bernardino de Sahagún, Tori­
bio de Benavente, Berna! Díaz del Castillo, José de Acosta; todos
(50) Mons. CoRRADO BALDucc1, Adoradores del diablo y rock satánico, págs.
33-45, trad. de F. Frediano, Lumen, Buenos Aires, 2003.
(51) Op. cit., pág. 94.
421
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ALBERTO CATURELLJ
narran el horror del homicidio ritual, los sacrificios humanos y la
antropofagia
que consideraron satánicos (52).
No debe, por tanto, sorprendernos, que el "arconte de este
mundo", "homicida" desde
el principio sea el gran promotor del
aborto; me animarla a agregar a sus "títulos" el de "rey del abor­
to y
de los abortistas", que es sólo una explicitación de su anti­
guo "imperio
de la muerte" de que habla San Pablo (Hebr. 2, 14-15).
Me parece percibir
en las descripciones de la "misa negra"
(desde aquella narración espantosa
de Joris Huysman .en su no­
vela
Lá-bas) un simbolismo invertido anti-nupcial; es lógico que
siga el ritual de la Santa Misa invertido. No quiero describir seme­
jante cosa: sólo recordaré que se requiere, preferentemente, que
el celebrante sea un sacerdote apóstata, que se parodia la Con­
sagración invocando
una "trinidad" diabólica. Para que el rito sea
"valioso", es menester una-Hostia consagrada a la cual se Profa­
nará horriblemente. Esto explica los robos de Hosti_as de los tem­
plos; ahora se les
han facilitado las cosas a los satanistas, al per­
mitir la comunión
en la mano. Dice Mons. Balducci: "Además de
los caso_s que pueden ser noticias para la prensa, bastaría que nos
acercáran:;ios a-algún obispo para damos cuenta de los nu1nero­
sos robos de hostias consagradas. Hoy en día, de todos modos,
el problema
.de conseguirlas se ha vuelto más fácil y mucho
menos peligroso con motivo del decreto de la conferencia Epis­
copal Italiana sobre la distribución
de la comunión en la mano,
entrando
en vigencia el 2 ele diciembre de 1989" (53) .
. ¿Por qué digo que se percibe
U!l simbolismo anti-nupcial? Por­
que se
propone la destrucción del sexo que, como lo he dicho
tantas veces, integra al hombre imagen del Verbo; al
final del
anti-rito, hay sólo
un acoplamiento anti-nupcial; se exalta el odio
hasta lo "absoluto", si esto fuese posible;
porque no hay alegria
ni gozo
sino una desoladora desesperación. Además, porque en
el amor riupcial (cuando ambos son "una sola carne") hay un
Tercero que los santifica; en ca1nbio, en este espari.toso "ritual",
forman un "cuerpo de muerte" con la presencia de un "tercero"
422 (52)
Cfr. El Nuevo
Mundo, págs. 120-122, Edamex, Upaep., México, 1991.
(53) Op. cit., pág. 83.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
("nuestro padre que estás en el Infierno") que no une sino que
separa y da curso al odio suicida y deicida. Es lo más espanto­
samente opuesto a Ja
'pequeña Iglesia" en cuyo lugar quiere eri­
girse la
anarquía de la ''sinagoga de Satanás". Tales el abismo de
horror
con el cual se tienta al emundo contemporáneo.
3. LA HOMOSEXUAIJDAD. UN RITUAL TENEBROSO Y LA PROFANAQÓN
DE LO SAGRADO.-El .simbolismo anti-nupcial y la profanación del
sexo
alcanzan su culminación en la homosexualidad; pero aquen­
de la agresión al misterio, pre-existe una agresión a la naturaleza,
al acto de ser, a la realidad en cuanto tal. No es necesario que
ensaye aqtú una descripción de los órganos genitales del hombre
( varón-varona):
cualquiera sabe que se corresponden. perfecta­
mente tanto en su anatomía cuanto en sus funciones-, que alcan­
zan su culminación natural en la finalización del acto de amor;
conoce tanto la función
procreativa como la función unitiva del
acto sexual. Por eso dije antes que es uno, único, alegre-, sacro,
ablativo, cultual, fiel y fecundo: c,on fecundidad 'camal", cuando
co-incide con el acto eterno del
amor. divino que es creador y
conservador
.. El placer sexual · natural manifiesta y satisface, en
cada acto y progresivamente, el deseo de donación y unión de
los esposos.
Los acoplamientos homosexuales .en todas sus -formas no· son
ni pueden ser jamás "uniones": constituyen una agresión gravísi­
ma al orden natural y
una profanación nefanda del cuerpo huma­
no como tal y del misterio nupcial. Como dice Bruto Bruti en un
reciente. ensayo, "el afecto hbmosexual no es verdadero amor,
sitio una forma de regresión al narcisismo primario .pre-edípic.o:
,homofilia· quiere .decir esencialmente "ego filia.''; agrega: "falta
una verdadera relación interpersonal y, por tanto, el breve. placer
ligado al orden físico
no puede implicar ni satisfacer a la perso­
na en su totalidad" (54). Se trata, por tanto, de una caricatura,
de t1n remedo de la unión sexual verd3:~ra; es un acto esencial­
mente anti-sexual y, por eso, agresivo contra el amor esponsal.
(54) "Domande.a risposte sul problema dell'ornosessualit.a", Cristianlta, XXX,
núm. 314, págs. 11-12, Piacenza,. 2002.
423
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ALBERTO CATURELLI
Se trata de un vicio nefando (hábito operativo contra el orden
natural) cuyos actos son in-comunicantes, esclavizantes, tristes,
egoistas, infieles (cada homosexual "pasivo" suele tener muchos
partners), infecundos, desoladores. Cierto escritor iberoamerica­
no se burla del tufillo "sulfúrico" o diabólico que la Iglesia arri­
buye a este vicio; sin embargo, es lo único verdadero de su artí­
culo porque, en efecto, sólo "este ser oscuro y turbador" como le
llama Pablo VI, puede llevar. al hombre (al que odia sin límites)
a
una desgradación semejante. Lamanifestación de sodomitas del
día viernes
l.º de agosto de 2003 en la Plaza de San Pedro con­
tra
el documento de la Santa Sede del 30 de junio de 2003, publi­
cado el
31 de julio, ostentaba. carteles con las inscripciones: No
God. Ateísmo
e liberta: "No Dios. Ateismo es libertad", pueden
verse en los diarios de ese día (55).
Pero "el humo de Satanás"
ha entrado por una gri~ta, como
advertía Pablo
VI; después de él, Juan Pablo II da testimonio sin
descanso: desde expulsar
de la Iglesia a un Obispo francés, por
promover los preservativos y apoyar a los homosexuales (56),
hasta soportar la insolencia del
XX° Congreso Mundial de la
Asociación Internacional de Gays y Lesbianas (llga)
en Roma (57),
expresamente defendido
por el ex-Primer Ministro Massimo D'Ale­
mana (58); el Vicario de Cristo es acusado de "homofobia"
(¡!) (59).
Lo que pasa es que Pedro ha puesto el dedo en la llaga. En
el Documento firmado
por el Cardenal Ratzinger y aprobado por
el Papa (magisterio ordinario) expresamente se dice: "No existe
ningún fundamento para-asimilar o establecer analogías, ni
siquiera -remotas, entre las uniones homosexuales y el designio
de Dios sobre el marrimonio y la familia. El matrimonio es santo,
mientras
· que las relaciones homosexuales contrastan con la ley
moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, cierran el acto
sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera com-
424
(55) Cfr. La Nad6n, 1-VIII~2003, l.ª sec., pág. 12; la fotograf'ta, en col. 5-6.
(56)
La Voz del Interior, 4-VII-2000, pág. 3 A, Córdoba.
(57) La Voz del Interior, 7-VII-2000, pág. 2 A, col. 4-5, Córdoba.
(58)
La NadrJn, 11-VII-2000, l.ª sec., pág. 3, col. 1-3, Buenos Aires.
(59) La Nación, 10-VII-2000, 1.• sec., pág. 4, col. 1-3.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
plementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación
en ningún caso" (60). Son pecados mortales contra la castidad,
enérgicamente rechazados
por el Apóstol como graves deprava­
dones (Rom. 1, 24-77; l Cor. 6, 10; I Tim. 1, 10).
Más grave es, si cabe, que el poder. público reconozca legal­
mente Oegalidad positiva) semejantes "uniones";
tal legislación es
contraria a
la recta razón pretendiendo "legitimar" situaciones en
las que está "completamente ausente la dimensión conyugal" y
son nocivas para "el recto desarrollo de la sociedad humana".
Este es el contenido esencial del documento de la Santa Sede.
Agreguemos
que una nonna contraria a la ley natural no es ley
aunque tenga su apariencia~ como ,decía Santo-Tomás, no es ley
sino iniquidad.
Quienes promueven y realizan estas nefandas "uniones" no
cesan de imitar grotescamente el matrimonio y la familia, lo que
implica un no-querido reconocimiento Jmplfdto del matrimonio
y
la familia, como el único. orden legitimo natural; son payasos
del misterio nupcial y de la
pequeña Iglesia, monos del orden
natural y sagrado como el diablo es "mono de Dios", según
decia
Tertuliano.
Esta imitación simiesca se apoya entre nosotros en una nor­
ma inicua,
el 1'registro de uniones civiles" de· la dudad de Buenos
Aires; con ocasión de aquella nortna, dos mujeres coordinadoras
de un Centro que se auto-designa "La Fulana", han formalizado
su "unión civil" y proyectan "tener
un bebé" (61). Esta "ley" entró
en vigencia el 20 de mayo de 2003 y el 18 de julio "formalizaron"
su "unión
civil" el presidente de la llamada "Comunidad Homo­
sexual Argentina" y otro
señor que estamparon su firma por pri­
mera vez
en el Registro de Uniones Civiles de la Ciudad. Los
"unientes" gozarán de los "derechos" y beneficios que corres­
pondan (62).
(60) Consideradones acerca de· Jos proyectas de reconodmiento legal de las
uniones entre personas homosexuales, pág. 103, en AICA, Doc. 608, supl. del Bol.,
núm. 2433, del 6-VIII-2003, Buenos Aires.
(61) La Voz del Interior, 22-VIII-2003, pág. 13 A, col. 1-3.
(62) La Nación, 18-VII-2003, 1.• sec., pág. 17, col. Hi,
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ALBERTO CATURELLI
Profunda pena nos causan estas perversiones "legalizadas".
Más aún si pensamos en los niños adoptados. Vuelvo al excelente
artículo del profesor Bruti, quien asume datos muy dolorosos: los
niños adoptados son privados
_del ejemplo de la relación normal
varón-mujer; más
de la mitad de los que declaran (en los Estados
Unidos) haber sido educados
por un "progenitor" homosexual, son
ellos también homosexuales".
El porcentual de suicidios es mucho
mayor que lo corriente y se
pueden comprobar estrechas relacio­
nes con las asociaciones
de pedofilia (63). ¿Para qué seguir?
No es necesaria una especulación complicada para percatar­
nos de que el sexo no es una -"opción", un "género" que nadie
define, ni cosa semejante. La bisexualidad del hombre es consti­
tutiva
de la humanidad. En el fondo, este vicio nefando y otros
que no es necesario detallar aqui, intentan bórrar, suprimir la
bisexualidad del hombre que es varón-varona. Suprimiéndola,·
borrarían (si fuese posible)
la imagen del Verbo que todo hom­
bre es.
Se trata, en realidad, del ataque más alevoso y total con­
tra la imago Dei. De alú esa especie de ritual tenebroso que
implica una misteriosa "profanación" de lo sagrado.
b) La "in-habitación" de la "trinidad" diabólica.
Estoy completamente convencido de que el intento actual de
eliminación del misterio nupcial y la familia sólo puede ser expli­
cado desde
una filosofía realista y, sobre todo, pues la filosofia
es insuficiente, desde la luz
de la fe cristiano-católica. Si obser­
va1nós con atención hechos cotno la homosexualidad, el traves­
tismo
y otros1 so~re todo la corrupción de lo_s niños, compren­
deremos
que no _se trata sólo de una evidente violación del orden
natural (todo pecado lo es) sino de un ataque mortal a lo sagra­
do écristiano); se nos presentan estas perversiones co1no una
ascética invertida y hasta como una rnistica al revés.
El cristiano sabe que Dios tiene preparado a cada hombre,
su "domicilio", su "1norada" o su "estado". También sabe --como
(63) Op. cit.. pág. 17.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
egregiamente lo enseñó Santa Teresa-que en este tiempo del
peregrinaje lo vamos logrando gracias a Cristo a Quien
no tene­
mos más
que "mirar" (64): No debo hacer ahora una descripción
de la vida nústica, salvo señalar sus grados (o moradas) desde la
renuncia al
pecado (l.' y 2.' moradas) hasta la tercera (quietud)
y desde ésta a la oración
de unión, al éxtasis y, por fin, al matri­
monio espiritual o
unión indecible con Dios.
¿Es posible un camino irtverso? Desgraciadamente, sí. Por la
violación del orden natural por el pecado, se inicia el descenso
de una "ascética" invertida que sigue la senda de los pecados
capitales. Estas "tinieblas"
(en las que se arroja el hombre por sus
perversiones) inaugura
una idolatría de principiantes (desierto
interior)
que es el pecado habitual (vía de la impenitencia); la
de-gradación (si
no hay penitencia) cae en la sordera de la auto­
suficiencia y pasa a lo que llamo
.la 4.' tiniebla que es el egoís­
mo pleno y el rechazo de la intervención de. Dios (vía de la obs­
tinación) que se caracteriza
por la pertinaz "dureza de corazón"
(sklérokardía,
Mt. 16, 14); la 5.' tiniebla es la discordia, .una
"muerte amarga" que pone al hombre casi en el pleno dominio
del Tentador para hundirle
aún más en una contranaturaleza que
llamo la in-stasis (una oposición al éxtasis de los santos) que es
desolación interior: el fondo, la
silna de este proceso atroz sim­
bolizado
en los ritos satánicos es la 7.' tiniebla del adulterio y
odio a Dios, que coincide
con el adulterio con el Maligno (vía del
aborrecimiento)
(65).
La batalla contra el misterio nupcial y la familia se lleva a
cabo
en el proceso de de-gradación de la naturaleza (regresó al
viejo Adán) como "obra
de las tinieblas" (Rom. 13, 12); el mismo
Apóstol enseña que "los espíritus malos son el
poder de las tinie­
blas"
(Ef. 6, 12). El nihilismo actual en su batalla contra la imago
Dei y su exaltación de las perversiones es aborrecimiento de Dios
(No God) y adulterio con el "dios
de este mundo". Existe verda­
deramente
una "ascética" demorúaca y, sobre todo, una mística
(64) Camino de perfeccJón, XXVI, 3.
(65) He desarrollado el tema en m¡' ensayo "La mística cristiana y la desgra­
cia del hombre actuál'', Glaudius; XXII, núm. 60, Buenos Aires, 2004.
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ALBERTO CATURELLI
invertida que quiere dar muerte al Verbo en el centro mismo del
misterio nupcial.
Asf como en .la pequeña Iglesia, el amor entre Pedro y Luisa
es analogfa, con distancia infinita, de la vida interior
de las Per­
sonas divinas, en las perversiones_ contra natura, por oposición
inicua, se adivina una suerte de remedo de una "trinidad" malig­
na. La in-habitación de Dios Uno y Trino en los esposos que se
aman y en los hijos habidos en el Hijo, es reemplazada por un
"Vacio infinito Oa des-habitación "absoluta"). Son las "tinieblas
exteriores" anticipadas
en eltiempo. El aborto y el odio a los
niños Oos preferidos del amor de Cristo) es signo inequívoco de
la actual anti-morada del aborrecimiento.
IV
La restauración de la familia
a) EJ espíritu "pervertido y pervertidor" motor del nihilismo actual.
En su dramático discurso sobre el demopio, Pablo VI se for"
mula dos preguntas: cúales son los medios de su acción en el
mundo
y cúal es el remedi,o. Pero ahora me referiré a la primera:
"podemos suponer, dice el
Papa; su siniestra acción allí donde la
negación de Dios
es radical, sutil y absurda, allí donde la menti­
ra se afirma, hipócrita y potente, contra
la verdad evidente, allí
donde el amor queda apagado
por un egoísmo fño y crueL .. " (66).
Hoy se afirma, tras las huellas de Feuerbach,
que no ,es verdad
que el hombre
sea imagen de Dios, sino Dios "imagen del hom­
bre". El Vacio corresponde a la ausencia de fundamento ontoló­
gico del conocimiento objetivo (relativismo gnoseológico) y
la
ausencia ,de conocimiento, objetivo corresponde a la total impo­
sibilidad de
una norma objetiva del obrar libre (relativismo
moral). Nada al principio (si
puede hablarse de principio) y nada
al final; nada antes y nada después: nihilismo absoluto.
(66) "Libranos del mal", L'Osservatore Romano,: 19-Xl-1972, Vaticano.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA .
Advierte Nicolás Corté que ante esta negación radical •emi­
nentemente satánica", no es posible neutralidad alguna; el Señor
de la historia lo
ha dicho: "quien no está conmigo está contra Mi"
(Mt. 12, 30) (67). Esta "intervención cotidiana, absurda, secreta,
silenciosa,
en la vida interior" seguirá hasta el fin del tiempo y
procurará una estructura social
sin Dios. El objetivo principal es
el misterioi nupcial y
la disolución de la familia. Cuando hayan
desaparecido, el "reino" del principe de este mundo "habrá alcan­
zado su plenitud".
Pablo
VI afirma que esta iniquidad teológica buscará "expli­
cación"
en los estudios psicoanalíticos y psiquiátricos, en la resu"
rrección de teorias dualistas o en la atribución de estos males a
supersticiones o a ideas mágicas;
pero éstas son "fisuras ... a tra'
vés
de las cuales el Maligno puede fácilmente penetrar y alterar
la mentalidad humana". Por eso el Discurso
que he citado con­
cluye
con las últimas palabras del Padrenuestro: "¡líbranos. del
mal!" que literalmente traducido es: "¡líbranos del Maligno!".
b) Necesidad de W1 exorcismo perpetuo
La segunda pregunta de Pablo VI que quedó pendiente se
refiere a los medios de
defensa contra tan insidioso peligro. La
respuesta es "más fácil de formular, aunque sea difícil poner en
práctica", dice el Papa. Y responde: "todo lo que .nos defiende
del pecado nos separa,
por ello mismo, del enemigo invisible.
La gracia es la defensa decisiva". El acto de "inmersión" en el
agua simboliza
que el catecúmeno participa de la muerte de
Cristo y renace en Él como "nueva Cfeatura"; contiene expresa­
mente un exorcismo o unos exorcismos pata significar la libera­
ción del pecado y del dominio. La familia cristiana, en realidad,
éomienza
con el bautismo y la gracia sacramental es la mejor y
más. efectiva defensa contra el "príncipe de. este mundo". Quien
ha sido fiel a la gracia sacramental goza de un casi infalible exor-
(67) Satán, el adversaria, pág. 106, trad. de F. Condomines, Ed. Casal, I vol.,
Andorra, 1958.
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cismo petpetuo: puede leerse en el Ritual o en el Catecismo de
la Iglesia que el catecúmeno "es ungido con el óleo. . . o bien el
celebrante le impone la mano y el candidato renuncia explícita­
mente a Satanás" (68).
La gracia que implica el misterio nupcial es como transferida
a los hijos que,
en el bautismo, renacen en el Hijo. Los hijos no
son "nuestros"i existen _in Christo y todos juntos constituimos el
Cueipo Místico en pequeño. Nada más eficaz contra las ace­
chanzas del Divididor. Santa Teresa se reía del demonio y mani­
festaba no temerle en absoluto. La gracia nos constituye en imba­
tibles; "nosotros, dice San Pablo, somos del día"; "vistiendo la
coraza de fe y caridad y como yelmo la esperanza de salvación"
(l Tes. 5, 8). Esposo, esposa e hijos, por la gracia están vestidos
con "la armadura de Dios"
(Ef 6, 11; 13) y enfrentan con éxito
seguro al enemigo del hombre.
A cuantos
han caído en las más abominables aberraciones,
Cristo les abre sus brazos y su corazón:
por el arrepentimiento
y
la penitencia, aun el hombre más abyecto y depravado po­
drá "revestirse de Cristo" y liberarse del influjo y dominio del
Enemigo; dejando las "tinieblas" de la homosexualidad o de
otras perversiones podrá comenzar a habi_tar las "moradas"
interiores.
La progresiva disolución del matrimonio, de la familia y de
la sociedad contemporánea
no tiene otro camino. O habrá que
pensar en la proximidad del fin de los fines. Más, no podemos
saber.
c) La familia cristiana, centro de la "pequeña grey".
Algo podemos saber como previo al fin, íntimamente rela­
cionado
con el misterio nupcial y la familia. A partir de una
pequeña brasa es posible que se produzca un incendio. La gra­
cia,_ como_ enseña Pablo VI, es el único remedio que, aqu_i y
ahora, tiene dos posibilidades: desde el pequeño rescoldo (como
(68) Catecismo de la Iglesia Católica, núm. 1237.
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DISOLUCIÓN Y RESTAURACIÓN DE LA FAMILIA
los cristianos en tiempos de Tiberio) puede restaurarse la peque­
ña Iglesia e impregnar la sociedad como un todo; o bien ya no
es posible y entonces tiene la palabra (sobre todo la última) el
Señor
de la historia.
La familia cristiana, copia de la unión de Cristo y la Iglesia,
representa la
pequeña grey, anticipada por el tipo del "resto de
Israel". Cierto es que la Teología Católica no identifica al pusillus
grex con la familia cristiana; tampoco lo hago yo, pero creo que
sf debemos sostener que la Iglesia doméstica está en el centro de
la pequeña grey de los últimos tiempos. Equivale a decir que el
"resto"
-que es la Iglesia-conlleva hasta el fin a la Iglesia en
pequeño.
En el tiempo presente y para siempre "ha quedado
un resto
según elección gratuita
(Rom. 11, 5); "los demás fueron endure­
cidos"
(v. 7): tienen ojos y no ven y oídos que no oyen. En medio
de este mar ten_ebroso, la disolución de la familia no alcanza
nunca a ser absoluta, pues, dentro del pueblo de Dios ha que­
dado
un resto fiel". El conocido tema del "resto de Israel" del
Antiguo Testamento, prefigura el resto
fiel; desde Noé por quien
"se conservó
un resto en la tierra" (Edo. 44, 48) podemos seguir
su azarosa historia hasta que quede reducido a Uno, el Mesías,
que viene a redimir a todos. Después de Él, el "resto fiel" tiene
un sentido predominantemente escatológiCo¡ en su segunda veni­
da, El Salvador no encontrará fe sobre la tierra y cada familia cris­
tiana será como un pequeño cirio encendido, no visible para el
mundo. Ni siquiera en esos (quizá deberla decir estos) momentos
el gran Divididor tendrá
poder sobre la "pequeña Iglesia". Ella
tendrá que dar testimonio en medio de la "gran tribulación" y ese
testi1nonio será, es, su escudo.
También para la "Iglesia doméstica" han sido dichas las pa­
labras
de Cristo en su discurso escatológico: "os entregarán a la
tribulación y os matarán y seréis odiados de todos los pueblos
por causa de 1ni nombre. Entonces se escandalizarán muchos, y
mutuamente se traicionarán· y se odiarán. Surgirán numerosos
falsos profetas, que arrastrarán a muchos al error; y por efecto
de los excesos de la iniquidad, la caridad de los más se enfria­
rá:
Mas el que perseverare hasta el fin, ése será salvo" (Mt. 24,
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ALBERTO CATUKELLI
9-13). Mis amigos, los esposos Pedro y Luisa, darán testimonio
desde el misterio nupcial
y porque han sido odiados por dar
testimonio del Verbo Encarnado
ni un cabello de sus cabezas se
perderá y serán glorificados gracias a su santa perseverancia
(Le; 21, 18-19).
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