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Número 473-474

Serie XLVII

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Dalmacio Negro: La situación de las sociedades europeas

Dalmacio Negro, La situación de las sociedades europeas, Unión Editorial, Madrid 2008.

El profesor Dalmacio Negro Pavón, colaborador de estas páginas, es uno de los pensadores más originales y auténticos del panorama español y aun hispano. Historiador de las ideas políticas, su obra supera la perspectiva historicista para instalarse en otra filosófica en ocasiones y problemática siempre. Entre sus desarrollos más fructíferos se halla el estudio del Estado como artefacto, ajeno pues a las formas políticas naturales, y personificación de todos los errores (y horrores) de la modernidad política. Si su obra de mayor aliento en este campo es su discurso de ingreso en la Academia, La tradición liberal y el Estado (1995), resulta probablemente más neto y preciso el pequeño volumen Gobierno y Estado (2002), prolongado en el de características semejantes titulado Sobre el Estado en España (2008).

El también breve libro que ahora reseñamos tiene un punto de partida igualmente claro: “En las sociedades europeas actuales, si no prevalece absolutamente el desorden en modo alguno impera el orden. En la Europa estatista del Estado del bienestar, aunque los regímenes políticos parezcan estables, no hay propiamente regímenes (régimen significa orden) sino situaciones políticas”. Esas situaciones transitorias, desorientadas, no pueden terminar sino por generar incertidumbre, política en primer término, y a la larga –lo que es incluso más grave– también social. Hoy no nos hallamos, sin embargo, sólo ante una situación política o socio-política, sino propiamente ante una situación histórico-política dominada por la incertidumbre en el porvenir, en que una política en que el Estado despolitiza y neutraliza termina destruyendo el ethos y la confianza en los pueblos europeos. De ahí el subtítulo que la rúbrica: “La desintegración del ethos y el Estado”.

Tras un desarrollo lleno de fogonazos valientes tanto como –en ocasiones– de juicios discutibles, en todo caso siempre lúcidos y sugestivos, se pregunta por la solución. Y responde: “A mi entender, lo único que pueden hacer las sociedades europeas para sobrevivir es, por una parte, reconocer que el orden natural de las cosas ha sido suplantado por el orden artificial del Estado (…). Por otra, recuperar el sentido común lentamente destruido desde la revolución francesa y el romanticismo y, con él, la tradición de la nación histórica. De ello depende el destino de la cultura, que da su forma justa a las sociedades, y, en este caso, el de la civilización europea”. Conclusión que, de tejas abajo, compartimos plenamente. En apéndice nos ofrece una teoría del orden, con su respectiva taxonomía, y donde echamos de menos la consideración de la obra del padre Santiago Ramírez, de la Orden de Predicadores, probablemente cimera de entre las del siglo XX.

M. ANAUT