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Número 477-478

Serie XLVII

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Francisco de Campo Real: Martirio en el corazón de la Mancha. Siervo de Dios Antonio Martínez Jiménez y compañeros Mártires de Ciudad Real

Francisco del Campo Real: MARTIRIO EN EL CORAZÓN DE LA MANCHA. SIERVO DE DIOS ANTONIO MARTÍNEZ JIMÉNEZ Y COMPAÑEROS MÁRTIRES DE CIUDAD REAL, Edibesa, Madrid, 2009, 207 págs.

Sencillo libro que relata el holocausto católico manchego ocurrido en 1936. Centrado en la figura del sacerdote Antonio Martínez Jiménez pero ampliado a lo que fueron aquellos días trágicos en Alcázar de San Juan. Don Antonio Martínez fue un virtuoso sacerdote, de muy humilde familia en la que estaba muy arraigada la fe. Fueron muy numerosas las vocaciones religiosas en ella. Nacido en Terrinches (Ciudad Real) en 1895, los testimonios que nos quedan de su vida nos presentan a un presbítero verdaderamente ejemplar. Piadoso, activo, entregado, las izquierdas desataron en 1931 una feroz campaña contra él sin duda por considerarle, pese a sus pocos años, el sacerdote más influyente en aquella ciudad. No es de extrañar que con aquel precalientamiento de los ánimos fuera don Antonio el primer sacerdote asesinado, el 22 de julio de 1936. Estaba convencido de que le esperaba el martirio y lo había asumido desde hacía algún tiempo. E inmediatamente fue sentimiento unánime en la población manchega que su párroco era un mártir de Jesucristo. “Un tiro en el corazón y a tomar posesión del cielo”. Esas palabras de don Antonio resumen perfectamente cual era su disposición sobre naturalmente aceptada.

La fecunda vida y la gloriosa muerte del Siervo de Dios ocupan las primeras 145 páginas del libro. Que continúa (págs. 152-190) con brevísimas semblanzas de otras personas, sacerdotes, religiosos y seglares, asesinados aquel año y con vinculación a Alcázar. Bien por haber nacido en aquella localidad o por haber partido desde ella al cielo. Son seis sacerdotes, dos grupos de franciscanos y trinitarios y siete seglares. Asesinados todos por odio a Cristo y a su Iglesia.

Después incluye un listado de nombres de mártires (págs. 191-205) que comprende a 85 clérigos, 23 laicos y una religiosa. Una verdadera masacre. Por la que parece que tenemos que pedir perdón. Nosotros. No los que se reclaman herederos de los asesinos.

Concluye el libro con una relación de títulos de Edibesa que c reo vale la pena reproducir y que espero leer y daros cuenta de los mismos:

El hábito y la cruz. Todas las religiosas asesinadas en la persecución religiosa.

Mártires españoles beatificados y canonizados.

Mártires dominicos españoles, 92 mártires de 1936.

Mártires franciscanos de Castilla (1936-1938).

Toledo 1936, ciudad mártir.

El arcipreste mártir de Talavera. Vida, obra y martirio del Beato Saturnino Ortega.

Mártires de Motril. La persecución religiosa en la archidiócesis de Granada y martirio de los agustinos recoletos de Motril.

Y ello es una mínima parte de aquel horro r. Gracias a Dios la Iglesia española ha perdido su complejo y comienza a sentirse orgullosa de una de las gestas más gloriosas del cristianismo. Me parece imprescindible que todos los católicos de hoy nos sintamos solidarios con aquel martirio general que se sufrió en la España republicana. Es obligación moral conocerlo, admirarlo y encomendarnos a todos esos compatriotas nuestros que en muy pocos meses llenaron el cielo de santos.

Este pequeño libro puede servir para introducirnos en ello.

FRANCISCO JOSÉ FERNÁNDEZ DE LA CIGOÑA