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Número 533-534

Serie LIII

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AA. VV., Lucidez y coraje. Homenaje al padre Alfredo Sáenz en sus bodas de oro sacerdotales

AA.VV., Lucidez y coraje. Homenaje al padre Alfredo Sáenz en sus bodas de oro sacerdotales, Buenos Aires, Gladius, 2013, 400 págs.

El padre Alfredo Sáenz, de la Compañía de Jesús, porteño de 1932, ordenado sacerdote en 1962, ha celebrado por tanto sus bodas de oro sacerdotales en 2012. Algunos de sus amigos y discí- pulos han querido unirse ofreciéndole un volumen de estudios en su honor. Que ha aparecido con un cierto retraso entrado 2013. Nosotros, que nos hemos enterado más tarde aún, nos sumamos al homenaje con esta modesta nota.

El padre Sáenz, doctor en Teología por la Universidad Pontificia de San Anselmo, en Roma, ha enseñado muchos años Teología Dogmática y Patrística en la Facultad de Teología de S a n Miguel, de la Universidad del Salvador, de Buenos Aires, y fue durante trece años prefecto de estudios del Seminario de la archidiócesis de Paraná. Secretario de redacción de la revista Mikael, ha tenido parte no pequeña en la vida de Gladius, de algún modo su sucesora, dirigida por el doctor Rafael Breide. Es también autor de una abundante obra que supera los treinta libros y los quinientos artículos y ha recibido dos doctorados honoris causa (de la Universidad Autónoma de Guadalajara, en Méjico, y la Universidad Católica de La Plata, en su Argentina natal).

Reúne el volumen diecisiete contribuciones. Algunas se centran en la obra del homenajeado (es singularmente el caso de los sacerdotes González Guerrico y Coll, el de Mario Descotte, así como el de los profesores Montejano y Caponnetto), mientras que otros abordan temas de su interés (el padre Bojorge las parábolas evangélicas en la Patrística, Patricio Randle la Iglesia como templo, Federico Mihura el cuerpo místico, Alberto Caturelli la filosofía cristiana y la gnosis, Héctor Hernández el maritenismo, Juan Antonio Widow la usura, etc.).

El libro es interesante y refleja acertadamente los temas y aun los acentos que el autor ha cultivado. También, claro está, la orientación que ha impreso a los primeros y ha marcado a los segundos. Se trata, pues, de un verdadero liber amicorum. Que merece quien, al modo de la vieja Compañía, con discreción y hasta un punto de timidez, ha consagrado su vida al ejercicio del sacerdocio católico, en tiempos nada fáciles.

Miguel AYUSO