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Número 533-534

Serie LIII

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Juan Manuel Prada, Dinero, demogresca y otros podemonios

Juan Manuel de Prada, Dinero, demogresca y otros podemonios, Barcelona, Temas de Hoy, 2015, 266 págs.

Juan Manuel de Prada (Baracaldo, 1970), que en los años noventa fue presentado por la revista The New Yorker como uno de los seis escritores más prometedores de Europa, no ha dilapidado ni su genio ni su ingenio, y así el año pasado la crítica saludaba su última entrega (Morir bajo tu cielo, Madrid, Espasa) como «la mejor –la gran– novela» de su autor. Nadie duda, pues, ni aun sus enemigos, que sea un novelista consumado, con un prodigioso dominio del lenguaje y una extraordinaria capacidad de creación de personajes y tramas.

Pero Prada tiene también una segunda faceta como escritor, la de articulista, que desarrolla igualmente con gran éxito (y también con grandes reticencias por parte de quienes no comparten la recia musculatura de su pensamiento) en las páginas de ABC y XL Semanal. Algunos de esos artículos, referidos a cuestiones económico-sociales, han sido agavillados generosamente por el autor en dos ocasiones para nuestras páginas. Y otros, que cubren un radio más amplio, ahora en once capítulos que llevan por título «Demogresca», «Corrupción», «Miré los muros de la patria mía», «La marca España», «Los podemonios», «La idolatría plutónica», «Nuevo Orden Mundial», «La abolición del hombre», «La muerte de Dios», «El fin de la palabra», «Nosotros mismos…y nuestras circunstancias».

Desbroza en el prólogo algunas de las claves de lectura del rico material que magnánimamente difunde y compendia. Singularmente la que opone tiranía y tradición: «Todos los tiranos que en el mundo han sido, para imponer sus designios, han tratado de destruir los lazos de la tradición, pues saben que las personas desvinculadas se convierten en carne de ingeniería social; de ahí que siempre hayan combatido los vínculos vivos que mantienen a los hombres unidos en su origen y orientados hacia su fin, empezando por los lazos familiares, siguiendo por los políticos y terminando por los religiosos». El dolor más propio y exclusivo del hombre nace precisamente «de la falta de lazos, de esa conciencia de desarraigo que vacía la vida de sentido, de objetivos y de esperanza», mientras «la tradición alberga al hombre en el tiempo, como su casa lo alberga en el espacio, y le otorga su bien más preciado: un sentido hondo de pertenencia que le permite no extraviar su vida en la incoherencia y el hastío, la incertidumbre y la dispersión». El lector atento de Verbo, al meditar estas palabras lúcidas y profundas, recordará textos aquí mismo publicados de Rafael Gambra o Francisco Elías de Tejada.

Los nuevos tiranos –continúa– nos venden la ruptura con la tradición como una suerte de liberación mesiánica: «Absolutizando el presente los hombres llegan a creerse dioses; y olvidan que las ideas nuevas que les rondan la cabeza (ideas, por supuesto, inducidas por el tirano de turno, que ha moldeado a placer sus conciencias) son repetición de los viejos errores de antaño, esos errores que sólo a la luz de la tradición se delatan […]. Es verdad que los hombres han deseado siempre cambiar: pero los hombres con tradición desean ese cambio para acercarse a aquello que no cambia; los que carecen de tradición, en cambio, quieren cambiar para adaptarse a lo que de continuo cambia, y no hacen sino perecer en su torbellino». Es la sociedad imaginada por Tocqueville de una multitud innumerable de personas sin vínculos, que «viven como extraño el destino de los demás» y llenan su alma «con placeres ruines y vulgares», sobre la que se alza «un poder inmenso y tutelar», tantas veces evocada también en estas páginas por Juan Vallet de Goytisolo. Igualmente entiende Prada que aquella estremecedora visión profética «se ha hecho realidad en nuestro tiempo», pues es el «destino natural de los pueblos sin tradición», que «ni siquiera pueden rebelarse contra ese poder que ha moldeado sus conciencias».

del presente, comprendidas no sólo desde las alturas del pensamiento sino también hábilmente presentadas en los más pequeños detalles que las atan a la coyuntura. Desde el derrumbe institucional hasta el separatismo, desde la plaga de la corrupción hasta el ascenso fulgurante de Podemos, desde las raíces de la crisis económica (que considera alentada por el Nuevo Orden Mundial sin otro dios que el Dinero) hasta la crisis de civilización (que, a la vez que promueve el laicismo en Occidente, convierte el mundo mahometano en un polvorín), desde la justicia social hasta la abolición del hombre…

Juan CAYÓN