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Cristianismo y socialismo

CRISTIANISMO Y SOCIALISMO (*)
por
LOUIS SALI.ERON.
Doble evolución en Europa.
Europa es en sí misma diversa; pero ha estado afectada,
después de la
guerra en todos los países, por una doble evolu­
ción. Si, de una parte,
el catolicismo ha adoptado, desde la misma
Roma,
una actitud cada vez más favorable al socialismo, el so­
cialismo
por otra parte ha echado mucha agua en su masa.
Es en Alemania donde el fenómeno ha sido más espectacu­
lar.
El miedo al comunismo junto a la constatación de un ende­
rezamiento económico fulgurante
por las vías del "capitalismo"
ha impresionado profundamente a los dirigentes socialistas. En el
congreso de Bas-Godesberg en noviembre de 1959, el S. P. D.
(Partido Social-Demócrata) declaró solemnemente que
"la pro­
piedad privada de los medios de
prnducción merece protección y
estímulo, en la medida en que ella no entorpece la institución de
un orden social equitativo".
Esta declaración no constituía solamente un categórico re­
chazo
del comunismo, sino que era la repudiación del principio
más importante del socialismo tradicional.
Se puede decir que a
partir de este momento no ha habido entre la C. E. U. y la
S. P. D. más que matices de diferencias doctrinales en el plano
social.
Más bien grados de concepción religiosa y de vinculacio­
nes históricas que son las que diferencian a los electores del uno
y del otro partido.
Cristianismo
y socialismo en Francia.
En Francia la situación es extremadamente confusa. Puede
caracterizarse por cuatro trazos: l.0 una progresión general de
(*) Reproducimos este artículo de Le Monde et la Vie, núm. 165 de fe­brero 1967.
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la idea socialista; 2.0 un desmantelamiento de la coes10n socia­
lista; 3.º un tránsito global del catolicismo sociológico al socia­
lismo; 4.'° una inestabilidad política que hace imprevisible la evo­
lución del país. Repasemos. estos cuatro trazos.
l.0 El progreso de la idea socialista es general. Queremos
decir con esto que la "intelligentzia"
por todas partes es totalmen­
te .socialista.
En los congresos, los coloquios, las convenciones y
reuniones de todo género, cada uno proclama muy alto su so­
cialismo
y no ve la solución de todos los problemas sino en el
triunfo del socialismo.
2.!0 Pero el socialismO -no tiene ya coesión. No tiene coesión
doctrinal ni coesión práctica. El partido comunista, si bien se
mantiene
muy fuerte en el plano electoral, sufre cismas interio­
res profundos como consecuencia de la rivalidad entre rusos y
chinos; y sns intelectuales están divididos en escuelas rivales .. El
partido socialista está viejo y decrépito. Y en cuanto a la mul­
titud de los peqneños partidos, de los clubs y de los grupos en
los cuales los trabajos superficiales o serios sustituyen a los pe­
riódicos, el esfuerzo de renovación al cual se dedican, les con­
duce a las posiciones más diversas. El club J ean Moulin, cuya
autoridad es de izquierda, profesa un socialismo europeo en el
que las virtudes de la propiedad y de la economía del mercado
son proclamadas sin equívocos.
3. tendemos por catolicismo sociológico aquél que se manifiesta en
la plaza pública. Si bien numéric:imente representa poca cosa en
relación a la masa católica, constituye en tanto que minoría di­
námica
lo esencial de las fuerzas católicas que disponen de la
prensa, de la radio, de las
organizacionr~s -en resumen de la
opinión pública-. Este catolicismo se ha pasado prácticamente
al. socialismo, no solamente se le encuentra en el P. S. U. sino que
está dé hecho con el comunismo. En el seno de las organizaciones
católicas, es
muy poderoso o todopoderoso; en las ramas obreras
de la acción católica, ha roto la vieja C. F.· T. C., inspira los me­
dios de la juventud,
etc. Para esquematizar las cosas podríamos
decir que
si el 80 por 100 de los católicos son antisocialistas, el
80 por 100 del catolicismo sociológico es por el contrario socialista
y frecuentemente con una ligazón revolucionaria al comunismo
ruso o al comunismo chino.
4.'º La -situación política es inestable. Se trata de una cues­
tión importante y generalmente mal percibida. La inestabilidad de
la que hablamos aquí no es la de los gobiernos o del régimen; es
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la de las ideas y de las tendencias con respecto al socialismo. Como
la "oposición" es socialismo, la "mayoría" podría ser reputada
como antisocialista. Pero de hecho el socialismo concreto existe
tanto o más del lado de la mayoría que del lado de la oposición.
Si
el gran público no se da cuenta, hay sin embargo una importante
fracción de la opinión que
lo percibe claramente. Es por eso que el
porvenir es imprevisible. Decimos, para ser claros y fuera de toda
preocupación electoral, que los equipos del estilo Mitterand, Men­
des, Mollet, club J ean Moulin no son, en sí mismos, más socia­
listas que los equipos Pompidou, Debré, Vallon, Bloch-1.,ainé. Ya
que
el socialismo está en los hechos más que estar en las palabras.
Y cuando el ahorro y el crédito estám estatizados, todos los ins­
trumentos de un socialism,o integral se hallan reunidos (I).
¿El socialismo debe llegar fatalmente?
Todo esto no es muy tranquilizante y esta pregunta llega na­
turalmente a la mente: ¿ el socialismo debe llegar fatalmellte?
A esta pregunta se puede contestar de seguido: no, la venida
del socialismo no es un hecho que deba ocurrir fatalmente. De una
parte, porque nada es fatal,
de otra parte, porque los problemas de
la sociedad de mañana piden soluciones nuevas que las imágenes
del socialismo no cubren mejor que las del viejo capitalismo li­
beral. Ciertan1ente el socialismo impregna ya de tal modo nues­
tras instituciones que uno está tentado a pensar que en realidad
hay muy pocas cosas que añadir para que llegue a ser integral.
Pero si el viéjo socialismo ha llegado casi a· su meta, nuevas fuer­
zas brotan que se le escapan invisiblemente.
Notemos ante todo que la creencia en el inmediato adveni­
miento del socialismo ha existido siempre.
Se le halla en los me­
jores autores del liberalismo a todo lo largo del siglo XIX como
se
lé vuelve a encontrar a todo lo largo del siglo XX. Por lo
demás, el acontecimiento frustra regularmente las previsiones. En especial, el acontecimiento es el progreso técnico bajo todas las
formas. El socialismo no es la juventud, es la vejez. Es por ello
que se aplica a lo que es viejo. Lo que es joven se le escapa por
naturaleza.
Fuera de esta consideración general, tres hechos se oponen
al socialismo. El primero, es la superioridad aplastante de los
(1) Nota del traductor: Subrayamos nosotros la frase del autor-.
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Estados Unidos, snperioridad que es debida principalmente al jue­
go del capitalismo, lo cual impresiona las inteligencias. El segundo
es el crecimiento de la economía europea que crea condiciones
de concurrencia en las cuales desplaza el socialismo de los Esta­
dos. El tercero es la conversión lenta pero continua de los países
del Este, la U. R. S. S. comprendida, a la idea de que, técnica­
mente, el comunismo es retrógrado
y que el provecho de la pro­
piedad y la propiedad contractual son necesarios al progreso eco­
nómico.
En resumen, hay una especie de constatación general de quie­
bra del socialismo. Se conserva la palabra, pero se trata de colo­
carla a
otra cosa. ¿ A qué? No se sabe demasiado.
Es una pena que los católiCos que se creen "avanzados" se
pongan a apostar
por el socialismo, el marxismo y el comunismo
en
el mismo momento en que todas estas ideologías están en plena
crisis doctrinal y endureciendo sus posiciones políticas para en­
mascarar su fracaso económico. Si releyesen el Evangelio y las
encíclicas
no les sería difícil volver a encontrar verdades eternas
capaces de
nutrir ideas nuevas a la medida de las realidades nue­
vas. Marx data de la economía manchesteriana; no tiene nada más
que suministrar al siglo de la automación.
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