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Número 117-118

Serie XII

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La marxistización de la teología. De la «Teología de la Salvación» a la «Teología de la Liberación»

LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
De la «Teología de la Salvación>> a la «Teología de la
Liberación» (*).
POR
TEÓFILO.
La Teología de la Salvación. El resultado de dos
mil años
del pensamiento, investigaciones
y estudios teológicos católicos es lo que se conoce con el nombre
de «Teología de la Salvación». Enraizada profundamente en el An­
tiguo Testamento, comienza con la enseñanza de Cristo. Sus apósto­
les y los Padres de la Iglesia la profundizan y los teólogos, desde la
Edad Media hasta nuestros tiempos, la sistematizan y desarrollan.
Cada siglo
·1a enriquece

con nuevos estudios
y aportes, frutos del
inagotable misterio de Dios, imposible de penetrar hasta el fondo
por la inteligencia humana. Porque esta «Teología de Salvación»
tiene por objeto la investigación científica de Dios mismo: Díos­
Creador, Dios-Salvador y _Dios-Santificador; a Dios-Padre, a Dios­
Hijo, y a Dios-Espíritu Santo. La creación es. una etapa que precede a
la salvación y a la santificación. Dios no es sólo el principio y gé­
nesis (Alfa),. sino también el fin (Omega). La salvación es una
nueva creación que, por la acción santificadora del Espíritu Santo,
tiende a la· plenitud de la perfección en su consumación escatológica.
La Teología de la Liberación.
Después del Concilio Vaticano Segundo, algunos teólogos, lle­
vados por «el afán de las cosas "nuevas», como diría León XIII,
( *) Reproducimos, por su interés y actualidad, este. artículo aparecido
en TIZONA, de Chile, de 3-de junio de 1973.
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TEOFILO
pretenden crear una «nueva teología.» momento éste que es aprove­
chado por algunas corrientes latentes en la Iglesia desde los tiempos
del modernismo, para salir - a la superficie.
Si la tradicional «Teología de la Salvación» siempre estaba y
sigue estando centrada sobre Dios como el Creador, el Salvador y
el Santificador, ahora la «nueva teología» pretende centralizar todo
el pensamiento teológico sobre el hombre, concebido como el objeto
del amor divino. Así, la tradicional teología teocéntrica se transforma
en una teología ( ?) antropocéntrica.
Una de las corrientes de esta nueva teología antropocéntrica su­
braya de manera especial el carácter liberador del cristianismo y,
concentrándose sobre éste, referido al hombre, deja de lado todo
lo
demás. Ahora
bien,
tal preocupación
por el hombre
y sus pro­
blemas
y,. especialmente,

la centralización de todo el pensamiento
teológico sobre la cuestión de la
<~liberación» ha

creado un ambiente
propicio
p""a que

se filtrasen en ella las influencias
dd pensa­
miento marxista. Mientras la teología era teocéntrica, el marxismo
no tenía ninguna posibilidad de infiltrarla; tenía que limitarse sólo
a combatirla. Pero la «nueva
teología.», tolerando

muchas corrientes
neo-modernistas, que pretenden reducir el estudio teológico a la
antropología, o a
la sociología, o incluso a la política, proporciona
estas posibilidades y especialmente la «Teología de la Liberación»
que se está desarrollando hoy en América_ Latina, pues esta corriente
va tomando cada
dfa más
el -carácter de una ideología política
y
profana.
En realidad, existen ac_tualmente en América Latina dos princi­
pales corrientes de la «Teología de la Liberación». Una, que es pa­
trocinada por el CELAM (Conferencia Episcopal Latinoamericana).
al menos hasta ha.ce poco, según consta de sus publicaciones oficia­
les
y cuya obra más representativa es el .trab.l.jo de_ Mon,señor Eduar­
do Pironio, su actual presidente. Este estudio, publicado hace ya
al~nos años, está libre de toda ·influencia dei pensanúento marxista,
pero, al mismo tiempo, se concentra sobre un concepto temporal de
la
«Iiberacjóni> y usa muchas expresiones que son típiqlS para la
prensa marxista, tales como la_ ( 83i
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LA MARXISTIZACION DE LA TBOLOGIA
«estructuras injustas», la «violencia institucionalizada», etc. Basta
que citemos un párrafo ilustrativo. Dice el texto:
«Este anhelo de liberación surge de la conciencia, cada vez más
clara y dolorosa, de un estado de dependencia y opresión interna y
externa. Dominio del hombre por el hombre, de un pueblo por
otro pueblo. Esta visión,
más profunda y trágica, completa y ahonda
la simple comprobación inmediata de un estado de subdesarrollo
o
marginación.

Llega hasta las raíces mismas del problema
y señala
sus causas.
»Paralelamente despierta la conciencia, en los hombres y los pue­
blos, de ser ellos mismos, por voluntad de Dios, los artífices de su
propio destino. Pero se sienten amarrados por condiciones vitales --sis­
temas y estructuras- que les impiden ser los auténtic~ realizado­
res de su vocación, los activos constructores de la historia.
»Sieoten por eso la necesidad urgente de cambios estructurales
profundos que les permitan
la creación de un hombre nuevo en el
advenimiento de una sociedad más justa
y fraterna.
»Por un lado, la liberación importa el sacudimiento de todo tipo
de servidumbre. Por otro, es fa proyección hacia el futuro de una
sociedad nueva donde el hombre pueda, libre de presiones que lo
paralicen, ser el sujeto activo de sus propias decisiones. Es decir,
por un lado
la liberación es concebida como superación de toda es­
clavitud;

por otro, como vocación a ser hombres nuevos, creadores
de un mundo nuevo.
»No se trata simplemente de desarrollar ciertas posibilidades ( eco­
nómico-sociales) para que los hombres "tengan más". Se trata de
cambiar radicalmente aquellas estructuras in justas que · impiden que
los hombres "sean más".» «Teología de la Liberación», p. 10, ed.
Oficina Nacional
de Catequesis, Chile, sin. fecha).
No es nuestro propósito, por ahora, polemizar con este texto.
Lo que nos interesa en este momento es demostrar que esta nueva
manera de hacer
la «teología» crea una situación propicia para la
intervención de los marxistas. Lo confirman los hechos. El trabajo de
Monseñor Pironio fue muy aplaudido por los «cristianos ( ?) mar­
xistas», para ser luego olvidado, porque les servía solamente· como
uoa etapa preparatoria, digamos educa.tiva, hoy ya superada. Ahora,
"
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TEOFILO
la «Teología de la Liberación» entra en otra etapa, la segunda, que
ya es abiertamente marxista. Es una corriente muy prolífica, que, en
pocos años produjo más de
doscientos trabajos,

aunque en su ma­
yoría, folletos y artículos de revistas, casi todos tan profundamente
penetrados por
el pensamiento marxista que espantaron, incluso, al
fundador de la «Teología de la Liberación» latinoamericana, al mis­ mo Monseñor Pironio. Y esta es la corriente que nosotros llamamos
la «teología ( ?) marxista de
la liberación ( ?)».
Teología (?) marxista de la liberación:
Una verdadera «Teología de 1a Liberación» todavía no existe;
es una tarea por hacer. Existen sólo algunos intentos serios por ha­
cerla, que podemos considerar como una discusión previa sobre
éste tema.

Pero el hecho es que se introdujo una
«nueva manera»
de

hacer
la teología, una manera que --311 menos ea muchísimos
casos-
ni siquiera es teológica,
y que ha permitido a muchos autO'tes
hacer

sencillamente política, lo cu.al proporcionó a Jos
marxistas una
estupenda

ocasión no solamente para infiltrarse en la teología, sino
. hasta

para
presenta~se como

maestros de ella. Así empezó a elabo­
rarse una «teología ( ?) marxista de liberación», que no tiene nada
que ver ni con la Teología, ni con la Liberación.
No tiene nada que ver con la Teología, pues se trata de elucu­
braciones a nivel de ensayos de la propaganda política, que ni si­
quiera merecen el nombre de < la realidad, los hechos,. sino que operan con los conceptos, ideas,
teorías, doctrinas. Para Pablo Richard, por ejemplo, uno de los más
representativos teólogos ( ?) marxistas chilenos,
actual profesor

en
la Facultad de Teología de la U.
C. de Chile, quien se declara ser
marxista, en la teología de
la liberación se reflexiona no ya a partir
de las «verdades eternas, sino a partir de la praxis liberadora1 de la
lucha diaritf'>> ( en la introducción al libro Los cristianos y la revolu­
ción, Quimantú, 1972, p. 10). Pero para cualquier cristiano que no
lleva adjetivo «marxista», eso no es ninguna teología, pues sólo a
medida que un estudio parte de las «verdades eternas» es
teológico.
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LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
Sin embargo, estos autores aceptan como método únicamente un
método marxista, lo que
U.man «la
praxis
liberadora», vale
decir, la
lucha revolucionaria y eso es simplemente renunciar a hacer Teolo­
gía. Más todavía: esos autores ni siquiera respetan sus propios prin­
cipios, es decir, su método marxista, pues en vez de referirse a la
realidad, a lo concreto, a
ío existente, a lo histórico y de ahí sacar
los argumentos, lo único que
usan son

las citas de
Jas autoridades
marxistas

de
3-ª clase,

como por
ejemplo los fragmentos de los dis­
cursos de Fidel Castro, de Ché Guevara, de
Camilo Torres, etc.
Tal método no se puede considerar ni teológico, ni siquiera marxis­ ta, es simplemente el estilo
y la forma de una pura propaganda po­
lítica.
No tiene ---esta «teología ( ?) marxista de liberación»-- nada
que ver
tampoco con
la Liberación, a pesar del uso
y abuso de tal
palabra. Llama la atención el hecho de que hablan casi exclusiva­
mente de una «liberación» en
el sentido

puramente temporal
y no
de una
«liberación>> espiritua!l. En

un estudio verdaderamente teoló­
gico sólo se puede hablar de la liberación en el sentido espiritual
y sobrenatural, es decir, la liberación del pecado, de 1a miseria es­
piritual humana (
«La verdad

os hará libres»)
y sólo como conse­
cuencia de esta liberación espiritual, viene también la liberación tem­
poral, social, cultural, económica y política, como nos
ensep.a Cristo:
«Buscad

primero el reino de Dios
y todo "lo demás lo recibiréis por
añadidura».
Pero, ¿tienen acaso los marxistas
el derecho a hablar de libera­
ción? ¿No son
ellos los que llevan a los pueblos a la tiranía, la es­
clavitud y el totalitarismo ? . Y a casi medio mundo sabe bien qué
significa la palabra «liberación»
en la boca de los marxistas, sabe
cómo ellos «liberaron>> a Polonia, Hungría, Checoslovaquia, Ruma­
nia, Bulga-ria, Litvania, Latvia, Estonia y otros tantos países y na­
ciones anteriormente libres
y soberanos, transformándolos en las co­
lonias de la Unión Soviética; ya saben cómo «liberan» a los obreros
del yugo del patrón capitalista para que caigan en la esclavitud del
patrón-Estado; saben cómo «liberan» a millares de personas del bien­
estar
y felicidad para mantenerlos en la miseria y explotación por
una
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TEOFILÓ
Hay que tener una: desfachatez verdaderamente comunista para
atreverse a titular estos ensayos de propaganda marxista como «teo­
logías». Es un caso típico de los «Jobos con la piel de oveja». Para
engañar a los ingenuos, para poder penetrar con su propaganda has­
ta el interior del ·pensamiento cristiano, ponen como título de sus
publicaciones la palabra que -hasta hace poco-- tenía gran presti­
gio: «teología».
Lo que extraña es que tantos auténticos teólogos cayeran en la
trampa y seriamente lean, mediten, comenten, critiquen esta propa­
ganda engañosa. Si
los trabajos de

esta seudoteología marxista no
llegan a varias decenas, los serios artículos que los comentan en las
revistas especia:lizadas, ya pasan de un centenar.
Como una muestra ilustrativa, por falta de espacio, nos vamos a
limitar a mencionar aquí solamente algunos de estos trabajos, los
más representativos.
En primer lugar merece ser mencionada como una obra seria,
medio progresista
y medio marxista, algo como eslabón entre la pro­
gresista «teología
de la liberación» y la «teología ( ?) marxista de
la liberación», el estudio del sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez
(Teología de la Libe-ración, Perspectivas, Lima, Perú, 1971, 383
páginas), que tiene
ya su edición hecha también en España y del
cual se anuncian ediciones en el inglés, francés e italiano. No
pre­
ten4emos
analizarlo

aquí; ya lo hicieron otros: muy superficialmente
y con simpatías para el libro. Fernando Montes, en
Mensaje! N.º 208, y seriamente, desde el
punto de vista teológico, Maximiliano Arias Reyero, en
Teología y
Vida (Vol. XIIl-1972, N.º 3). A nosotros nos interesa mencionar
este estudio como un caso típico de
la influencia del pensamiento
marxista sobre la
teología católica.

En este estudio veremos cómo
ya no de contrabando, ya no de una manera solapada, sino en una
fomia clara y abierta se aceptan posiciones marxistas tanto en el
método, como también en el objeto. El libro del teólogo Gutiérrez
hay que _ considerarlo como un testimonio de una
dolo-rosa realidad

:
de la penetración del marxismo en el corazón mismo de la Iglesia,
en su pensar teológico. Respecto al
método, el

autor pretende hacer una síntesis del mé-
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LA MARXISTIZACION DE LA TEOLOGIA
todo teológico y marxista: < partir del Evangelio
y de las experiencias de hombres comprom~ti­
dos»
(p.

9),
y agrega: «En adelante, sabiduría y saber racional ten­
drán, más
explícitament~ como punto

de partida
y como contexto,
la práxis histórica» (p. 32); «Reflexionar a partir de la praxis his­
tórica libertadora, es refilexionar a
Ja luz de un futuro en que se cree
y se espera ... Nuestro punto de partida estará dado por las cuestiones
que
plantea la práxis social
... Todos los recursos a
la Palabra del
Señor estaráo hechos en función de
esa praxis»

(p. 177)
y, a lo
!.-argo del

libro
se ve

cómo predomina en él el método marxista,
la
«praxis». Lo mismo vemos respecto al objeto del estudio. El autor
quiere tomar
la palabra «liberación» en pleno sentido, tanto teoló­
gico como sociológico, antropológico
y político; per~ es lo socio-eco­
nómico-político
lo que ocupa
al autor casi exclusivamente. Por" ew
el libro de Gutiérrez es un verdadero «caballo de Troya» introdu­
cido por el enemigo en
la Ciudad de Dios. Da pena ver a· un sacer­
dote, tan bien preparado y de tanto celo, al servicio del Mal: de­
dicarse a la marxistización de la Teología.
Otro autor,
el Uruguayo Hugo Assmann, ya no se hace ilusio­
nes, ya no pretende guardar ambas posiciones,
1a teológica y la mar­
xista.

Pues, al darse cuenta de que no puede servir al mismo tiem­
po a dos señores,
e:-cogió sólo

a uno de ellos, al
marxismo. Es más
sincero, o tal vez menos ingenuo que Gutiérrez;
yo diría, que es
más honesto, porque no trata de pasar «gato por Jiebre», esto
es, su
propaganda

en favor del marxismo, por una teología. Esta sinceri­
dad salta a la vista ya del título de su libro: Opresión Desafio a los
cris#anos. (Montevideo,

1971, 212 pp.). Pero, a
fesar
de

un título esta vez (pues anteriormente publicó un folleto bajo el
título: Teología de la Liberación, 1970, 55 pp.) más
modesto y sin­
cero, en
el contenido de su libro dedícase todavía, tal vez por cos­
tumbre, a los
temas teológicos.
Dispone de un material serio, abun­
dante;
conoc~ la materia. Desgraciadamente, se pasa al Jado de!
Enemigo; sigue a_ Marx y a !os
marxü:tas y seudo marxistas y no a
Cristo
y su Evangelio. Es un estudio. «ad usuro Delphini>>, salvo que
esta vez el Delfín es
Ja revolución marxista latinoamericana. Parece
ser una obra escrita para conquistar a los
cristianos, especialmente
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TEOF/LO
al clero, para dicha revolución. No sirve entonces a la Iglesia, sino
que quiere servirse de la Iglesia. De este trabajo aún
más que de los otros (por ejemplo del mar­
xista francés Jeao Guichard, el autor
del libro: Eglise, luttes de
classes et .rtratégies po!itiques, París, 1972) se aprecia cómo los mar­
xistas se dan cuenta de la importancia de la Iglesia en el mundo
de hoy y de
la imposibilidad de hacer una revolución sin su previa
conquista; ya no pretenden destruirla (por el momento), sino
servirse de ella; quieren que la Iglesia misma cave su propia tumba.
Hugo Assmann y sus seguidores (los tiene muchos entre los teólo­
gos catedráticos en las Pontificias Universidades Católica-s) parecen
ser los encargados de este siniestro trabajo.
En Chile lo
sigue y,
en muchos casos, hasta lo adelantan, el grupo
de sacerdotes y laicos que representan la «Fundación Manuel Larraín».
Esta Fundación -abusando del nombre del difunto prelado chileno,
que no compartió nunca la posición marxista-- se dedica a la mar­
xistización
del pensamiento cristiano, haciéndose, en sus publica­
ciones, eco de Jo editado en esta materia fuera de Chile, especial­
mente en Europa.
Pero el grupo que ya es completamente marxista es el de la fa­
mosa revista Pastoral Popular. Es en esta revista chilena donde se pu­
blica descaradamente la propaganda marxista, bajo el título de «teo­
logía». Como muestra citamos unos párrafos del artículo «Hacia una
teologla

de la
liberación» de. Sergio

Arce Martínez (Pastor
Popular,
N.2 133): << ... Se trata de una Revolución en contra de la tra.nscul­
turación» europea,
occidental, cristiana.

Se trata de una liberación de
las dos liberaciones deshumanizantes de esa cultura «extraña». Luego,
se nos impone como teólogos cristianos, librar a
la humanidad del
Cristianismo tergiversado que
se le ha impuesto, de _la Iglesia Cons­
tantinisada a que
s~ Je

ha llevado, del Evangelio adulterado que se
le ha predicado, del Cristo deteriorado de quien se le ha testificado»
(p. 59). En
otras palabras, para

el autor la «liberación» significa
deseuropeización y descristianización. Es para este trabajo que quiere
conquistar a los cristianos con su
«teología>>. Lo
que -según el pro­
grama elaborado todavía personalmente por Lenin para la América
Latina- tenía en su tiempo que hacer Apra ( cuando Haya de la
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LA MARXISTlZACION DE LA TEOLOGIA
Torre era todavía marxista-leninista) y fracasó, -ahora se encarga a
los ... cristianos. Y para que nadie tenga dudas de qu"é se trat~ el
autor nos dice claro: «Se trata de una liberación "a lo cubano" que
haga posible iniciar el camino del desarrollo» (p. 61), y los que
no aceptan tal "teología de la liberación" son unos "con.tl'arrevolu­
cionarios"» (p. 62), termina el autor su artículo. Y la Redacción de
la revista Pastoral Popular agrega por su parte: «Estos capítulos de
un artículo del rector del Seminario Evangélico de Matanzas, Cuba,
nos presenta la inquietud de la nueva generación de teólogos en
América Latina, que ha madurado en Jas obras de Gustavo Gutiérrez,
Rugo Assmann, Lucía Gera y muchos otros más» (p. 5 7).
Pero es en la «teología de la revolución» y en la < violencia» donde se manifiesta más claramente la influencia marxista
en el pensamiento teoMgico ( ?) de los muchos profesores de las
Facultades de Teología de las Pontificias Universidades Católicas.
Eso será materia de próximos análisis.
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