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Número 117-118

Serie XII

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Las causas profundas

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
"LAS CAUSAS PROFUNDAS
El hombre moderno parece empeñado en hurtar el fuego a la divini­
dad, como Prometeo, y en remont8Jt'se hacia un cielo en la tierra con
sus alas die cera,
como

!caro.
¿Sufriría su pretensión el mismo castigo que
éstos,
o los suplicios de Tántalo, viendó alejarse de su mano los frutos
que parecen a

su
al.canee; de Sí.sifo, a1 escurrírsele la pesada piedca., por
él subida a hombros, y rodarle ladera abajo cada vez que con ella aJ. ..
canza la cima?
Estas preguntas empiezan

hoy
a resultar angustiosas. Mientras el des,.,
arrolló
técnico y el· bienestar alcanzan. niveles asombrosos, los científicos
observan cómo
se contHmina el ambiente. se-emponzoñan las aguas, se
destruyen
las reservas naturales

y se
rompe el
equilibrio ecológico
de la
naturaleza, y los moralistas y sociólogos toman nota de · za destrucción
de la
familia, de la rebeldía contra cualquier autoridad social o religiosa,
que impone
para compensarla un terrible fortalecimiento del 1)(XÍ.er coer ....
dtivo, de la escalada del erotismo. la droga, la delincuencia juvenil, el
terrorismo.
Mientras en

el
facere, pese a las destrucciones enu11ciadas, el hombre
al.canza y supera cada día nuevas plusmarcas, es doloroso comprobar que
su agere se degrada. ¿Será éste un desequilibr:o patológico, como el de
aqtJJéllos árboles que en el momento álgido dé su fructificación empiezan
a sufrir la pérdida de sus -raíces?
Y ... ¿cuáles son nuestras raíces?
La formulación de

esta
pregunta de por sí es inquietante: ¿es que
necesitB111os plantearla porque no las sentimos, pues ya no circula en nos..,
of:.ros
la

savia
que nos comunicaba

con ellas?
El hombre, animal ractonal dotado _ de conciencia moral con ansias
de eternidad, que muestran la inmortalidad de nuestra alma y la llamada
del

más allá,
ha perdido hay ,-,como destaca M arcel de Corte.-el sen ....
tido

de su
situación, de

sus
t"elaciones con

el Principia del
ser, con sus
semejantes y con el mundo que nos rcxlea. Es tremendamente expresiva
la
imagen
del gigante
ciego en
constante movimiento, que hace algo más
de
un añ.o 1rec9Tdaba Paulo VI.
Los errores más que los vicios son la causa de la decadencia de los
pueblos. Esta fraJSe de Le Plaiy nos la ha recordado muchas veces en su
859
Fundaci\363n Speiro

constante magisterio Eugenio V eyas Latapie. Lo que la frase ex'ptesa
de los pueblos, puede decirse de . las civilizaciones.
En el número anterior de VERBO habíamos hecho girar estas ilus,..
traciones
en tamo a los recorte:s que nos mostraban el caos¡ mental que
significan las ideas que hoy se hallan en el ambiente, difundidas poc los
medios de comunicación
de masa.. ·que han penetrado en tantísimas men-­
tes,
sin

que escapen las de
bastantes encat:gados de guiarnos, incluso es-­
piritualmente. Y, en ese caos, no pueden falt8t' las contradicciones y las
incongruencias.
TRAS EL LABERINTO, EL MONSTRUO. Este-es el título del articuló del
académico José Camón AzDa.T aparecido en tercera plana de ABC del
29 de junio de 1973.
¿Estamos notando ya

el aliento del monstruo,
per,..
didos en el fondo del lttberinto? ¡Nos es precisa la luz! He ahi los recortes,
en que recogemos los
principales párrafos de este importante artículo:
860
«Al final de todos los laberintos: el monstruo: Es decir, el
disparate, formado por
.seres de
morfología
diversa_.
»No,
el toro_-hombre, el monstruo, no podria vencer sobre
la tierra clara, sobre los espacios anchos, bajo los soles
rítmicos.
El

Minotauro devora a
sus víctimas
tras el recorrido laberíntico.
CU.ando la

razón ha sido devorada antes por la revuelta ilógica,
por una arquitéctura que
cárcel es

de la mirada
y del intelecto.
Las patas de araña del
faberinto son

las que sujetan a las víc­
timas en la red de la confusión. El héroe del Atica, Teseo, lo
vence
poi-que llega

hasta la presencia del monstruo guiado por
el amor. Por la pasión
de Ariadna y por Atenea, la diosa de la
inteligencia. Y frente al monstruo
¡ qué fácil es vencerlo! El
hombre-toro de la confusión
está ya
muerto sin la coraza de
un _laberinto que extenúe antes a sus víctimas. Sólo en Grecia el
laberinto podía

ser mítico, el símbolo
del--mal. Frente a la
diosa del claro bronce
y de los pensamientos solares. el enemigo
tenía que
&er el trazado irracional,
la arquitectura contrahecha,
los caminos del desaliento para las almas entre las sombras in­
esperadas. Muere el espíritu antes

que el cuerpo, entre los bra­
zos
conges,tionades del Minotauro.
»Y Do es

ajena la estupidez a los entramados laberínticos.
Nada es más imprevisible que
la tontería. Caemos en la trampa
de la memez siempre que
el tonto se lo proponga. ¡ Cuán_tos
triunfadores deben su fortuna
precisai:n,ente al

OlÍsterio de
su
inepcia!
»Aquí está

la
equh"lllencia moderna

del laberinto: la confu­
sión
y al final el encuentro con- el peor monstruo: la nada, el
Fundaci\363n Speiro

vacío consciente, el hueco inerte de una desesperanza -ni si­
quiera la desesperación- sin cielo
y sin infierno. Esta tierra_
de nadie de la
confusión que

puede ocuparla cualquier mons­
truo. Este es el ·susto que ahora nos sobrecoge.
Ese enlace de
los conceptos contrapuestos,
ese trenzado de

las
antítesis~ y ello
con ardides no demasiado sutiles. Aquí están en vueltas
y con•
travueltas el sí y el ~o, Crieto y el mundo, Dios y sus verdugos.
Se han blandeado las fronteras,
se encharcan
las que
antes eran
líneas

de hierro
y entre el hombre y el animal puede tener vi­
gencia su mezcla: alto, erguido, con énfasis autoritario, -el Mi­
no tauro de la confusión.
Es esa tierra pantanosa, entre el bien
y el mal donde pueden crecer los juncos que se doblan.»
«Ya el hombre ha entrado en el ámbito penoso del laberinto.
Y.a
los ·zigzags, los

quiebros de expresiones consuetas, las
palabras
tras

de las que pueden correr los
ángeles o
los demonios, for­
man la cola de las verdades iniciales. Y
tras este

laberinto de
sutiles serpenteos, de resbaladas verdades asomadas a los
abis­
mos,

nos espera
el Minotauro devorador: la angustia, el cabeceo
en una niebla de contradicciones, la desesperación -la
peor-:­
de

no poder
liher.arse de esas dudas depositadas en

el corazón
de la Verdad.
»¿ Y cuál es la técnica de esta manipulación que enfrían
----sin apagarlos,

eso sí- todos los fuegos
del alma?
No se opo­
nen limpiamente teorías ni se enfrentan con clara evidencia la
verdad
y el error. No luchan fas ideas con el claro sonar de
las espadas.
Se prefiere acudir, como pórtico del laberinto, á
algo tan inexorable, pero a la vez tan nebuloso y propicio a
las interpretaciones
más incontroladas, como el tiempo. Y a la
Verdad se relativiza al correr por su cauce. Cada
siglo hunde
su

pulgar en la carne blanda del idioma. Las
palabras muestran
cada

época una fisonomía diferente. Y con las palabras, su sig­
nificado. Entramos así en el laberinto de las· acepciones duhita­
tivas, de las interrogaciones con que cada siglo puntúa las ver­
dades heredadas. Flotante sobre

los tiempos, así
se nos
apa­
recen las que creíamos
rocas inmutables.

Todo ya mediatizado
por ese tiempo-monstruo con la hoca voraz frente a
los futuros.
»Nuestro

pesimismo es
pOr eso
insuperable.
La Verdad se·-há
fragmentado

en
esas pequeñas

o medio-verdades adaptables a
los traspiés
y sinuosidades de los ·días. Ya lás almas entran en
ese laberinto
don.de se
niega toda posibilidad de verdades eter­
nas. Nada
hay ya

eterno más que
el cambio. El monstruo ha
triunfado. Y sin Teseos que nos libren de la servidumbre mons-
861
Fundaci\363n Speiro

truosa, porque nosotros mismos nos sentimos formados de sus­
tancia
temporal. Ahora
ya no es necesario el Minotauro
final
porque el laberinto 4e los tiempos nos apresa y devora dentro
de la misma condición humana. Genial y definitiva
subversión
a

la que la razón nada puede oponer.»
Hemo:;i pensado dedicar esta vez las ilustraciones a buscar el hilo de
Ariadna que nos
guie hada la luz, para salir-de este caos mental, de ese
desquiciamiento
m~al que percibimos, como aliento de la bestia, cada
vez más cercano de año en año y casi ya de mes en mes.
l.
LA SOCIEDAD PERMISIVA.
La escalada del terrorismo y del crimen ha movido la p!uma de S,e ..
bastián Juan A'l'OO, que muestra su angustia a (os lectores de ABC. Te ..
nemos a la

vista
los artículos publicados los días 3

y 29 de mayo y 16
de junio de 1973, titulados "LA-CARRERA FATAL", "L/ LEY DE u SELVA"
y "Los CAMINOS DEL HOMBRE ...
El primero de los tres narra el espeluznante episodio del incendio
prendido -por unos jóvenes de la vivienda del fraít'endero municipal ro ...
mano, Mario M

attei,
mientras la familia dormía, en

el
que perecieron
quemados dos hijos del matrimonio. El comentario final del artículo apun ..
ta el diagnóstico:
862
«En la adorable Italia, en la propia Roma, está pasando lo
que pasa en la modernísima América, lo que pasa en todo el
mundo, y_ en el drama de esta
familia, harháramente

sacrificada,
hemos de ver un
hecho más -y uno en verdad de los más
horrorosos-- de esta crónica negra de violencias, atracos.
ase­
sinatos,

con
lo cual nos estamos familiarizando, y en todos, una
prueba del extremo a
que -se

ha llegado e-n la dureza y
la im­
piedad; de que
no existe

ya nada capaz de poner freno a la
audacia, al
desprecio de

toda norma de ética, de toda ley divina
y humana. Es., en verdad, el «to-do está permitido>> de que ha­
bl"aha con

espanto el personaje de
Dostoiewski. La

hora tan
temida qu-e parece ir llegando a su cumplimiento y de la cual
hablaremos aún en el próximo
artíeulo.»
En el segundo articulo prosigue, ahondando:
«El último atentado grave -que tampOco es el último, que
ya no es el último--, lo hemos
v'isto, era

el desenlace de la aven­
tura. de Kartu~ de

la
«proeza» llevada

a cabo por el llamado
Fundaci\363n Speiro

«Septiembre Negro», con el bárbaro final: el asesinato del em­
bajador
americano
y de los dos diplomáticos, americano el uno
y belga el otro, que no tenían :0.ada que ver con las ideas ni los
propósitos de los asesinos.
»Cometida
la «heroicidad» --·para ellos no cabe duda que
lo era-, los autores
se asomaban a

la terraza del edificio, donde
tenían aún dos rehenes, ante el público
y los soldádos y hacía~
el

signo de
la victoria, la famosa V del señor Churchill cuando
creía que
habían ganado
la
guerra.»
«Examinemos

los
hechos, o
evoquémoslos, en visión retros­
pectiva; a los sucesos de que venimos
hablando añadamos

los
producidos en estos últimos días: el brutal exterminio de toda
esta familia

de 11.linois, Estados Unidos; los incendios de co­
legios,
en Francia,

llevados
·a cabo
por niños;
el bárbaro aten­
tado de Italia, con el
exterminio asimismo,

de casi toda una
familia; esta serie de atentados que va desde Munich,
· en un~
cadena

ininterrumpida,
hasta los

recientes de la Argentina y
este último

en Méjico con
el rapto del cónsul de Estados Uni­
dos~
y no contemos los que pueden producirse entre este mo­
mento y la aparición de
este artículo,· ya

que cada día, como
los
afanes, trae

su rapto, su atraco, su
asesinato.
»Añadamos

esto y tendremos un cuadro completo
de los
males

de la época
y de las amenazas que se ciernen sobre el
futuro de la Humanidad Ante todo ello uno se -pregunta
qué
se

puede hacer, qué solución se ofrece, qué medidas pueden
tomarse para atajar el mal. Uno se pregunta, aterrado, cómo se
podrá vivir en un mundo sin
ley y,

sobre todo, sin amor; en
la ruina,
asimismo, de

la
fe que era el sostén primero y prin­
cipal.
Lo dijo Huiz-inga y lo volvemos il repetir: «El hombre,
al
perder a Dios, se ha
perdido a

sí mismo»;
y el Staretz Sos­
sima, en la colosal polémica
--en la

obra colosal-
·dostoie!Ws­
kia.na: «Ellos
creen

organizar el mundo sobre la
equidad. pero
habiendo

negado a Cristo acabarán por inundar en sangre el
mundo.»
»El remedio

estaría
en volver al hombre a los caminos de
Dios,

pero ¿cómo conseguirlo?
«La fe, una vez perdida -ha
escrito
Goethe-~ no

se· recupera.» Y esta
es una
cuestión
de
fe a la que va ligada --de la que depende- la conducta de los
hombres.
»Uno no

puede imaginar a
una sociedad
en que cada indi­
viduo
vaya, en

sus
movimientos, acompafíado
de un policía o,
cuando menos, con el arma preparada; una sociedad en que
863
Fundaci\363n Speiro

864
los aviones vuelen con una escolta nutrida y preparadas las
ametralladoras; una· soci_edad siempre en guardia, en que los
direetores de

fábricas tengan que trasladarse en
tanques de
la
fábrica a
. .su domicilio; en

que
los niños
de los ricos, _o de las
gentes importantes -viene a ser lo mismo--
estén encerrados
en

sus
casas o
guardados
por policías en sus juegos, y en que
los
jefes de Estado hayan de trasladarse escoltados por verda­
deros ejércitos cuando
v~yan de

un lugar a otro; la verdad es
que casi
se hace

así, y a pesar de
ello, en

los
países donde
reina
la libertad
--en este

caso la libertad de matar, raptar
y asesi­
nar- no se
puede impedir

que sean raptados
y asesinados, por
ejemplo,
el presidente Kennedy y su hermano, el
doctor Lutero
King,
eol JJenador Wallace

... ;
y todos en la progresiva y próspera
América,
en la primera nación
de nuestro mundo.»
«En todas
partes, todos

los
días, se
nos habla
------'5e nos ador­
mece con
el cuento -de los grandes progresos realizados por
e,l hombre,

de los avances científicos, de los portentosos des­
cubrimientos; de los
viajes-a la Luna., las exploraciones en el
espacio, los inventos
fabulosos ...

La verdad
es que
en el mun­
do reinan la violencia
y la impiedad, la ausencia de fraternidad
y de
respetó a la ley, favorecidas por un lado por la pérdida
de la fe y favorecidas, asimismo, por los medios modernos. Así,
el progreso no sólo ha ayudado para el bien, sino también para
el mal

y sobre todo para el mal, y uno
se pregunta
dónde
está
el

pretendido progreso, en qué hemos marchado adelante, ya
que no

lo hemos hecho en los dominios
del espíritu,
en lo mo­
ral, en la piedad y en el amor, en la hermandad tantas
veces
soñada;

en la felicidad, · en una palabra, de los hombres, que
es al fin
y al cabo lo que importa. En lo material, en la tec­
nología, el avance ha sido espectacular, fabuloso; en
lo moral
estamos en las fábulas de
Esopo~ y aún .más allá, es decir, en
la
selva, en

la ley
de la selva, a

la que nos vamos
acercando
de

nuevo inexorablemente; y en ella a la vieja y aterradora sen­
tencia:
%El hombre

es un lobo para el hombre», que, asimismo,
va cobrando actualidad.»
Y, en el tercera, continúa:
« ... el presidente Nixon, ante los hechos de Jartum, ante la
brutalidad
y la barbarie progresiva, hablaba de restablecer la
pena
de muerte: «Cuando· los asesinos la supriman -venía a
decir-podremos

hablar de suprimirla nosotros»; también en
Fundaci\363n Speiro

"
Inglaterra, por los mismos días, y a raíz de llllOS atentados
parecidos -ningún país se ve libre de
ellos-- se reclamó

la
instauración de la pena de muerte por algunos diputados.
»Se explíca mny

bien la actitud
del presidente

de los
Es­
tados Unidos, como se explica la de este grupo de diputados,
aterrados todos
e indignados
ante la violencia, ante la ola
cre­
ciente

de barbarie. La cosa, en
el caso de Nixon, no era para
menos, recordémoslo; se trataba del rapto
y asesinato suhsi­
guientf;
por un comando
árabe, del

embajador americano y de
los diplomáticos,
americano, el

uno ; belga, el otro, y que, como
dijimos, nada tenían que ver con las
idellS ni

con las intencio­
nes de

los
asesinos; a

ello se añadían otros hechos igualmente
graves de atropellos a
la ley, a la dignidad y a la vida del hom­
bre,
crímenes y horrores como los de Roma, en Italia; los de
Buffalo, en Estados
Unidos, ocurridos
por los mismos
días, con
los

sucesos de la Argentina, raptos y
asesinatos de
generales;
faltaba la última, que
acabarito¿¡ de

leer en
el periódico: la de
esta familia

-toda· una familia-- exterminada en Georgia,
tam­
bién,

pues, en los Estados Unidos; cinco· de los miembros fue­
ron encontrados muertos a tiros en
el interior de un remolque,
y la esposa de uno de .ellos, a tres kilómetros del lugar, en un
bosque, completamente desn~da y
con señales de haber .sido
forzada antes de darle
muerte, a lo cual hay que añadir este
nuevo atentado
·de Italia,

que conforma un cuadro verdadera­
mente
aterrador, el

horroroso
de Roma.»
«...

El mal tiene raíces muy hondas, como dijimos, y
los
medios

coercitivos
externos resultarían ínútiles cuando
no con­
traproducentes. Es

una cuestión
de fe, de creencias, de una fe
a la cual estaba ligado todo un
sistema social
de convivencia
entre los hombres: había un
orden, un

principio de ética
supe­
rior,

con
respecto a

la vida y a
la dignidad del hombre, que
se
han perdido con aquella fe, y una
vez~ aún,
podemos recor­
dar aquí las palabras citadas. «Ellos
tiern~n razón ---'Se decía,
recordémos-lo,

en la polémica
do'Sltoievskiallll-, porque
Si Dios
no
existe, ¿ dónde está el crimen?»
»Hoy
hemos
llegado a este punto; una de las características
de las

últimas matanzas, de los atropellos
más recientes,
es creer
que están
justificados y esto en casi todos, «El criminal --decía
d staretz, el santo, en la misma gran polémica- se arrepiente
lnuy raramente,

ya que las doctrinas más modernas le confirman
l'.n la

idea
de que su. crimen
no
e3 tal crimen: es una .simplr.
protesta

contra la fuerza que le oprime injustamente.»
865
Fundaci\363n Speiro

»Es cierto y es este el punto crucial de la cueslión,. el hecho
más grave, pues todo nace de aquí. Los atro-pellos, los atenta­
dos, los crímenes,

pretenden, sí, adornarse con hermosas pala­
bras; se trata, en boca de ellos, y según aquellas doctrinas, de
una
protesta noble contra una

injusticia,
y en defensa de un
ideal
superior de

justicia social y de amor, que tales son las
mentiras y

los sarcasmos -la confusión- de
esta sociedad nues­
tra

y de
las doctrinas puestas de moda.»
En todos estos hechos l.ate, de una parte, un individualismo extrema..­
do, exasperadamente an·árquíco y, de atro, un concepto idealista equivo,,
cado
de

la
justicia social, centrado en un cambio de estructur"as que lle,.,
varía
a una nueva socicllad justa en la cual el hambre nuevo no tendría
necesidad
de esforzarse para ser justo, pues la bondad de las institudo,,
nes impedirá toda injusticia. Ambas actitudes .se complementan en cuanto
una
y otra tienden a destruic la sociedad que las sufre, que al final., des-­
hecha, tendrá que ser sustituida por formas coactivas, que mecánicamente
articulen
a

los
indiv!duos masificados.
La primera acti.tr.td ha dado lugar a la que ha sido denominada LA
SOCIBDAD PERMISIVA, título tambvén del a.ná.lisis del teólogo profesor en
Roma
de la Pontifi.cia Univer:S!dad Gregoriana-, M. Zafüa, publicado en
FOLIA

HUMANISTICA
de m&t'zo de 1973. En él comienza por bus-­
car su definición o, por lo menos, su descripción:
866
«No he -encontrado en ningún manual de sociología una de­
ficinión de

la sociedad permisiva. A falta de otra más autoriza­
da, daré la descripción que
:se hace

de ella en la conversación
corriente. Brevemente, es la
sociedad en

la que cada cual hace
lo que mejor le parece; en la que se permite todo ; en la que
pueden tener lugar, sin protesta de nadie, aquellas mismas cosas que,
al parecer, todos reprobamos: secuestro de personas, co­
rrupción de menores, propaganda
del vicio~ facilidades

para una
vida inmoral,
represión de las clases humildes, abuso de su in­
cultura
y de su impotencia para resistir al despotismo, etc. Y
en
nn orden
de manifestaciones menos impresionante, porque
no se traduce inmediatamente en actitudes sensibles y concre­
tas, es

el
respeto a
la conciencia individual que puede hacer
de cada cual una persona creyente o atea; consecuente con sus
creencias religiosas traduciéndolos en correspondientes prácticas de
piedad o inconsecuente, pero

igualmente acreedora al respeto
y a la no desestima. Nadie, en efecto, debe juzgar los senti­
mientos íntimos de los demás. Y todos debieran considerar
como señal de sinceridad, como superación
laudaMe de

la
hi-
Fundaci\363n Speiro

pocresía, como muestra de personalidad la actitud· laicista ma­
dura, en
quien haya
perdido el sentido de lo sacro; la
ausen­
cia

de la misa dominical. en
quien iha a

estar en ella tan sólo
corporalmenrte presente; el abandono de la fe católica
exclu­
sivista,

en
quien haya
entendido a su modo el
pluralismo reH­
gioso

como indiferentismo
cristiano.
»E14
por

consiguiente, la
situación en
la que
se ha
puesto
!a
humanidad, socialmente organizada,

haciendo posible que cada
persona o
grupo de

personas se sienta obligada a respetar a las
demás en la disposición de sí mismas, por arbitraria, perjudicial
o
escl!lldalosa que
pueda parecer, mientras no se convierta en
directo
agresor de

los propios
intereses .. Pueden

seguir adelante
los negocios abusivos, si no
tocan a

mi bolsillo; el
comercio
clandestino

de
drogas, con tal de que no abuse de la incons­
ciencia de nuestro hijo; la venta de publicaciones pornográficas,
mientras no toquen ignominiosamente a la propia familia; las
posibilidades ofrecidas a
la vida licenciosa, cada vez con me­
nores

precauciones y
resenras en
la limitación de horas y lu­
gares.»
«Y,

quterase o no, con este respeto a las conciencias corre
pareja la tolerancia de la ilegalidad, del prescindir de las
dis­
posiciones de la autoridad cuando resultan g>avosas o contrarias
a las convicciones personales.
Se alzará
la voz indignada contra
la teoría deletérea de
leyes perudes, al menos en abstracto, hasta
que una de ellas interese como tal determinadamente; y, en
todo caso cuando hubiese
que pagar honradamente al fisco todo
lo que corresponde, o que disminuir la velocidad según las in­
dicaciones dadas al tráfico en
detenninados parajes, se invocará
la
epikeya, como correctivo a las exigencias demasiado absolu­
tas o inconsideradas de la ley. No sólo se tiene que suprimir
la
represión, porque-1a sociedad

ha llegado a una edad adulta,
en la que todo
eao es

asunto particular, sino que
se ha de d·ejar
la aplicación de las normas a la conciencia y responsabilidad
de
cada uno,
sin condenarle temerariamente. Hay
por

ejemplo, los
secuestros, que tienen

su razón de ser como
medio de

presión contra las situaciones
injustas, a
no
ser (jue
el

secuestrado haya de ser uno mismo;
hay que permitir la con·
testación por

irresponsable que parezca, porque disminuye la
exaa.peración, y

por lo mismo los actos de sabotaje, que serían
más perjudiciales; pero
también, un

poco más tarde, habrá que
tener cierta comprensión con los actos de
sabotaje., porque

de
867
Fundaci\363n Speiro

lo contrario se agudizarán las guerrillas que son peor mal. He
aquí algunas manifestaciones de la sociedad permisiva.»
II. Sus RAÍCES ROUSSEAUNIANAS-.
Esta sociedad "Permisiva", en buena parte, es fruto de las ideas des­
lizadas, a veces, por po!Jticos demagogos y reiteradamente en los medios
de
comunicación de masas, contra las que

debemos
reaccionar.
Pero esta sociedad. permisiva tiene sus raíces inmediatas en la idea
de
Rousseaa recogida en la Declaración de los Derechos humanos de
1789: "Los HOMBRES NACEN LIBRES E IGUALES EN DERECHO ..... Error, fe­
cundo
en consecuencias que

no pueden
terminac felizmente,

que,
una
vez más., nos es explicado ahora por Hu.ges Keraly, glosando a ÜJ.arles
Maurras,

en
JTINERAIRES 174, de junio de 1973, en su nota crítica
DB LA POLITIQUE NATURELLE AU NATIONALISME INTÉGRAL:
« .•. el niño no nace en modo alg1mo del todo formado para
la vida; ni libre, ni igual, sino inuy _dependiente y diferente.
Dependiente, durante muchos años, por las exigencias naturales
de la conservación de la vida, las necesidades de su crecimiento
físico y moral,
y su mismo despertar a las cosas del espíritu
(desigualda~ pero

«protectora»
y «bienhechora», por tanto); di­
ferente, y para siempre, en orden a sus aptitudes, a sus aspira­
ciones personales, en casi todos los
aspectos ....
No,
la Ciudad
no nos aisla en esa absurda superposición de igualdades, no nos
rebaja
al rango de las termitas ni de las hormigas; la Ciudad
humana, por el contrario, nos enriquece- constantemente por
wia interacción de diferencias. Basta detenernos breves momeo,
tos
observando el mundo de
los primeros
año.s de
la niñez
-sus necesidades vitales de
preserv9ción y subordinación, así
como
sus juegos, s:u comportamiento,

en los que muy pronto se
dibujan definidamente profundas divergencias
psico-fisiológica&­
para

llegar a convencernos plenamente de
cuán reales son

tanto
las unas como las otras.»
Sin embargo,, estas ideas rousseaunianas, rechazadas por el más ele­
mental

sentido
común,. se

han adueñado
hoy de muchas mentes, incluso
han penetrado

en
medios eclesiásticos

que,
hasta ahora, habían distin­
guido claramente nuestra igualdad esencial. y nuestra desigualdad en to­
do lo demás. Vallet de Goytisolo, en VERBO 91-92 y en "ALGO SCBRE
TEMAS
DE HOY". nos ha hablado de la.s INTOXICACIONES ROUSSEAUNIANAS
EN i.As CREENCIAS RELIGIOSAS. Como contrapunto, el profesor Marcel de
Corte acaba de explicar que en estos medios se ha realizado una trans­
posición de la única verdadera sociedad de personas constitutivas del
868
Fundaci\363n Speiro

cuerpo místico de Cristo~ trasladando su concepto a las sociedades po-­
líticas temporales que no pueden ser sino sociedades de sociedades. De
no.
serlo se
desintegra. en

la
disociedad de individuos ,-....,de la que tantas
veces
nos han hablado,-...., englobados en un Estado; que deja de serlo
realmente, en

cuanto
imfJC?fle un gigantesco interés colectivo que

sus&
tuye
al bien común del que el verdadero Estado es el primer custodio y
que
no es sino la armonía de los intereses partfr:ulares. Pero leemos los
párrafos mtís destacados de la exposición de este tema que efectúa en
su estudio "DE Ll JUSTICE" (II) publicado en ITINERAIRES 171 de
marzo de 1973:
« ... la Iglesia, llena y animada por la presencia divina, es
una

sociedad
de personas,

al
c~mtrario ,de las_

sociedades políticas
humanas
todas las cuales están contituídaB por otras sociedades
de

orden vital inferior, agrupadas
en~re sí

a fin de vivir mejor ...
»
A su juicio: «
... una sociedad de personas (lue sustituyera en lo tempo­
ral a la sociedad
de sociedades,

y, asimismo
a: una sociedad de
sociedades que en lo espiritual
suatituya a la sociedad de per­
sonas, se destruirán
mutuamente ... »
Pero la primera trasposición la ha intentado la democracia 'moderna.
[?e COTte lo explica:
« ... es rigurosamente exácto estimar que ella [la democracia
moderna] ha nacido por una lenta y constante degradación del
concepto de la Iglesia, sociedad sobrenatural de personas orien­
tadas a su
salvación personal en el

otro
mundo, al· trasponerla
en

sociedad
temPoral de

personas ágrupadas entre sí
PARA su
SALVACIÓN EN ESTE MUNDO.
»La democracia moderna es la Iglesia, pero integralmente
laidsada» .. . «religión completamente antropocéntrica.»
En ella se tergirversan los conceptos cristianos

de
LIBERTAD, IGUALDAD
y FRATERNIDAD.

«Proyectada en lo temporal, esa libertad [cristiana «que li­
. bera al hombre del pecado ... »] no es sino liberación del in­
dividuo respecto
de todos · los bienes comunes naturale~ que
entorpecen
su
expa.Q.s-ión, llevándo_la
más
· allá de lo
que la jus­
ticia general le intima a
respetar. La

libertad se co,nvierte así
en
Wl agente de disolución social de una potencia inédita, por-
869
Fundaci\363n Speiro

870
que el hombre que ea su sede ae considera siempre .secretamen·
te como si estuviese
en relación con 1a divinidad que en ade­
lante no puede ser
sino su

propia persona. Todas las llamadas
a la
libéració~ que oímos repetir como ·un eco por los cuatro
pnntos cardinales
del planeta,

lo prueban; pues están impreg•
nadas de" miSUca, inclusive las exhortaciones para la liberación
sexual y para la libertad de abortar: decir «nuestros vientres
nos
pertenecen», como
proclamaba
una pancarta llevada en un
desfile · Oe abortadas por las calles de París, es entender que la
persona de la mujer
es causa sui, causa de sí misma, contraria­
mente
a las palahras de San Pahlo; «No sois de vosotras mis­
mas». Los ejemplos podrían multiplicarse hasta el infinito en
otros
órdenes, o desórdenes.»
La noción de IGUALDAD sufre igual suerte:
«Lanzada

en lo temporal, esta igualdad pulveriza todas las
libertades propias de los municipios,
las regiones,

los cuerpos
constituidos» ..

. «que constituían
nn obstáculo
para el absolu­
tismo
. siempre posible

del poder central» ... «El principio
de
igualdad, válido para una sociedad sobrenatural, de personas
unidas entre sí por un vínculo más
fuerte que

toda necesidad
natural~ ·es el

factor más eficaz para la destrucción de la justi­
cia social que implica (. .. ), una jerarquía de las partes con
relación
al todo» .. . «se llega así a una pulverización de la
sociedad en_ átomOs rigurosamente iguales

que, para mantener­
los juntos,
deben ser

sujetados por una mano de hierro, por
un poder central que ocupe en la vida temporal el lugar
ocu­
pado

por Dios en la vida sobrenatural de
los cristianos:
el
Estadó
se convierte

en dueño en el lugar de Dios
y segrega
una ideología pseudo-religiosa
que aglutina unos ciudadanos con
los otros.»
Y paralelamente degrada /a FRATERNIDAD:
«La fraternidad cristiana está fundada exclusivamente en el
amor del
prójimo en carne y huesos~ con el cual la fe común,
las
necesidades de

la vida compartida, por voluntad
de la
Pro­
videncia, nos
ponen en

relación efectiva
Y directa, remediando
la gracia sobrenatural la enfermedad de la persona (siempre in­
clinada a replegarse sobre sí
misma) e
interponiendo entre el
yo y el prójimo
la presencia de Dios.
»La fraternidad «democrática» o

el «humanitarismo», vacía
Fundaci\363n Speiro

este amor de sustancia sobrenatural que es la única capaz de
hacer posible la comunicación de la pers,ona a persona, lo secu­
lariza y lo proyecta sobre la persona que no puede ya ser
aprehendida

como
tal, y resulta absorbida por la representa­
ción

abstracta, por su
«idea», que

se confunde con
el pro-pio
sujeto

que se la representa de modo tal que
éste en

lugar de
amar al otro, en tanto otro,
es asimismo e,l sujeto que ama.
El amor
al prójimo concreto se devalúa así en amor del abs­
tracto lejano, lo cual es el modo más hipócrita y odioso de
amarse a sí mismo. De
ahí que en nomhre de la humanidad
se hayan perpetrado los crímenes
más inexplicables; quien­
quiera

que no sea miembro de esta humanidad abstracta
es un
infra
hombre, no es_ digno

del nomhre
de homhre
y
·debe ser
liquidado

sobre el terreno.»
También la JUSTICIA SOCIAL, tan invocada y exaltada por los hambres
de hoy, deja
de practicarse verdaderamente al

set
tergiversado su cortcepto:
«... la justicia social se ha convertido para ellos en lo que
su carencia ha producido: una eterna reivindicación que obliga
al Estado
sin sociedad,

o
al Estado que corona una disociedad,
a repartir sus
dones gratuitos, sustitutivos de

la gracia divina,
entre una

masa creciente de peticionarios cuyo
yo individual
o colectivo se exaspera.
Pero nad?, cuesta -

más caro que la gra­
tuidad.
Así puede preguntarse con BainviHe si la «sociedad»
moderna

(si
es que
aún puede
emplear.se este nombre) acaso
no

perecerá por costar demasiado cara. Los espantosos despil­
farros de los Estados, en
todoo los campos, tanto

en tiempo de
paz como en tiempo de guerra, son los signos
precursores, sin
contar

la succión agotadora que sobre ellos ejercen, según su
situación, de una y otra parte -de los
telones de

hierro y de
bambú, los-
grupos de presión y

los miembros
del appara:1,cluk
(apartado del partido) que desvían en su provecho y en el de
sus clientelas su poder y sus recursos. La inflación es la enfer­
medad

de
todos.»
Así de la "sociedad pennisiva" se pasa a la "masa dirigida" ...
III. DEL Dms "DE LO ALTO" CREADOR y ORDENADOR, AL DIOS DE "EN ADE­
LANTE·" DE LA "RELIGIÓN DE LA HUMANIOAJJ'' EN "PROGRESO INDEFINIDO".
El origen más hondo de la situación actual lo hal.lamos precisamente
en
la
deificación del hombre abstracto, convertido en

medida de
tcxlas
las cos~, que n?s ha_ llevado a una antítes.·s inevitable entre individuo
871
Fundaci\363n Speiro

y sociedad, creando una antítesis sin síntesis posible -en lugar de lo que
debé ser
una armónica interacción.
Precisamente, en' su número· 505 de' marzo de 1973, nuestra revista
hR.rmána, CRISTI.AlyDAD, de Barcelona, ·ha
buceado

con
todo rigor en
los orígenes más inmediatos de· esta situación, que pretendiendo llevarnos
por la senda del .progreso y el bienestar, al divinizBt' ta humanidad, ha
destruido sus bases naturales esenciales.
Su editorial apunta al influjo

de
los franceses Saint--Simon y Comte
y del americano Dewey en la moderna sociedad occidental en los siguien~
tés
y precisos párrafOs:
872
«La situación política .actual de Occidente es todavía hoy
deudora
de aquella .«organización soci~l», filantt'Ópica, progre­
siva,
técnica
e industrializada en la Q.ue pusieron sus esperan­
zas redentoras y su
entusiasmo iluminista
los
prohombres de
la aristocracia y de la .burguesía del siglo XIX. A diferencia del
espíritu volteriano
o «filosó:fico» del siglo xvm,-lo que anima
este desarrollo económico-industrial
es la

«asimilación» de la
idea cristiana reduciéndola a la consecución de la paz univer­
sal por medio del·
mejoramiento: material de las clases pobres.
»Esta organización·

político-social tiene el carácter de un «par­
tido de
orden» que

se
opone a la vez a la anarquía - y a lo re­
trógrado

y que
Se refleja

en el
lema· tópico

de Comte:
«Orden
y Progreso»~ Es, pues, una· ..::revolución desd~ arriba», que debe
ser realizada por los poderosos y debe
ser usufructuada
por
los ricos.
»La identificación
de la
moral con
la política confiere a
ésta el
carácte·r ·de-verdadera Religión de la Humanidad, lo que
expresa Saint-Simon diciendo que el verdadero primer manda­
miento es el segundo, idea madre cuya divulgación está enco­
mendada al clero del nuevo cristianismo, en
su papel

de direc­
tor de la
.s0ciedad sin Dios.
»En
nuestra

época la educación
«positiva» sigue

siendo, más
que nunca, el instruinento estatal indispensable para esta vasta
organización social que sustituye a la religión verdadera,
pues,
como escribe Dewey:

«En lo que respecta a la educación,
los
que creen en

la religión como
expresión natural, de la experi~
cia humana. deben consagrarse al desarrollo de las ideas de la
vida que
están implícitas

en nuestra ciencia todavía
nueva~ y
en
nuestra democracia aún
más nueva. ·nehen interesarse en

la
transformación de aquel1as instituciones
que llevan

todavía el
sello dogmático y feudal, hasta que estén de acuerdo con estas
ideas».»
Fundaci\363n Speiro

"SAINT--SIMOR y_ LA SECUJ..!\RIZACIÓ~ TECNOCRÁTICA DE LA IGLESIA". es
el
título del

estudio de
José Manuel Zud::dicoa-en dicha· revista, donde ve.­
mas explicado cómo el Conde de Sain,t..Simonr en su obra NoUVEAu
CHRISTIANISME,
«... formula lo vigente hoy», lo formula sistematizando de
modo que permite apreciar que la crisis
~ctual de Occidente
no es un conjunto -de fenómenos aislados coincidentes por ca­
sualidad, sino

relacionados, concatenados a partir de sus prin­
cipios.»
«Saint-Simon

dice que la verdadera
hase del

cristianismo es
«el sentimiento filantrópico» (147), que es
una religión «emi­
nentemente
filantrópica» y que él quiere «rejuvenecerla», desem­
-harazándola

«de todas
las creencias y de todas las prácticas
supersticiosas e inútiles.»
«Esta transformación, que parle
de· la

separación
del amor
al prójimo
del amor de Dios, centra la religión _en la sociedad;
la religión es la móral y la moral es «la ciencia que constiiuye
la sociedad,
es la que le sirve de hase» (187). Reduce pues la
religión a
ciencia de

la organización de la sociedad
y del tra­
bajo y le da como fin el desarrollo económico y social en vez
del gozo de Dios.
Los hombres «deben organizar su sociedad de la ma­
nera que
pueda ser más ventajosa al, mayor número; de­
ben

proponerse
por meta en todos sus trabajos, en todas
sus acciones, Tnejoror lo más

pronta y
lo más
Completa­
mente posible
l,a existencia moral, y física de la clase m6s
numerosa.
-Y o digo que en esto y sólo en esto consiste
la
parte divina de

la
réligión cristiana» (109).
Principio del cristianismo primitivo: «los hombres de­
ben conducirse como hermanos los unos plll'a con los
otros».
Su transfiguración en el, Nuevo Cris~ismo: «La re­
ligión debe ·dirigir la sociedad hac~a el, gran fin de la
mejora más Tápid!i posible de la clase ,más pobre» (117).
«Es igualmente cierto que. e,i el origen del. cristia­
nismo este pri~cipio ha

debido ser
.expresado bajo
la
pri,
mera._ fórmula. y que hoy la seg_iuul,a fórmul,a debe ser
empleada» (173).
ij73
Fundaci\363n Speiro

Este cambio lo justifica Saint-Simon apelando implícitamente
a la ley del progreso social, que aparece
constantemente a
lo
largo de todo su escrito de una manera más o menos explícita. El culto
y el dogma quedan reducidos a instrumentos pro­
pagandísticos de la política de desarrollo a implantar con obli­ gatoriedad religiosa. Son instrumentos útiles a este fin; Lutero
hizo
mal en minimizar el aparato externo de estos «instru­
mentos».»
«Notemos
de

paso que, en realidad, no se
busca -
el amor
al
Prójimo, ·a
las· personas con·cretas que· Dios

nos da como pró,
jimos, sino
que se

inculca
.el amor al «bien público», a la
«especie humana», cuyos «intereses generales» nos
definirán,
naturalmente,

los planificadores
·del desarrollo.
El
trabajo es

lo único que
· redime al hombre;
Saint-Simon
falsifica el Evangelio:
«Cier.tamente todos los cristianos aspiran a la vida
eterna. pero e/, único medio de obtenerla consiste en
tra.bajar en esta vida en el, acrecentmniento del. bienestar
de

la especie
hurruuur», «Jesucristo. ha prometido la vida
eterna a los que más hayan contribuido a

la mejora de
la
existencia de la clase más pobre en el aspecto moral. y en
el aspecto físico» (120).
«J esuaisto ha prcmietido la vida eterna a los que 'tra­
bajen con más cefo en el crecimiento del bienestcir de la
clase mási numerosa:» (121-2).
«El clero caWlico, lo mismo que todos los otros cle­
r'os, tiene pues por misión excitar el ardor de wdos los
miembros
de la
sociedad hacia

los trabajos de
utilidad
general.»
(122).
Proponer otros medios, especialmente sobrenaturales, para
alcanzar la vida eterna
es impiedad,
herejía.»
En consecuencia, se llega a un MESIANISMO ANTICRISTIANO:
874 «Esta
religión
humanista de Saint-Simon es tamhién un me­
sianismo secularizado. La
esperanza que
la Iglesia de Dios tiene
de la paz en la tierra cuando venga a nosotros
e-1 Reino de
Dios que pertenece a
Cristo
cOmo Rey de la
sociedad, esta
iglesia del hombre la pone en el reinado de los tecnócratas, en
su doctrina humanista
que se impondrá comO única
religión.»
Fundaci\363n Speiro

E impone LA REVOLUCIÓN l.JESDE ARRIBA:,
Saint-Simon propugna la subversión total del orden político
y espiritual, pero se trata de una revolución impuesta desde
arriba;
son los
poderosos los llamados a realizarla, son los
ricos
los

llamados a usufructuarla;
se:rá una rev~-lución jerarquizada;
el

clero secularizado, en· nombre del bienestar de los
pobres,
se

colocará a la cabeza en virtud de su .superior capacidad pla­
nificadora
y se servirá de los hombres más capaces, más efica­
ces,

en la realización de los planes de desarrollo económico y
social; ellos dirigirán
la opinión pública. Se trata de una revo­
lución

conservadora, no
se trata

de
lanzar a
los pobres contra
los
gobiei:nos y contra los ricos, sino que son éstos los que
dirigirán
y realizarán la reVolución evitando cuidadosamente que
se
vuelva contra

ellos, evitando la
violencia; es
el· clásico sueño
conservador de implantar
la revolución con orden . , .»
El camino estaba ya abierto para llegar, con la füruofía positiva de
Augusto Comte, á lo que en el siguiente artículo enuncia José María
Peti.t, con su título: "LA RELIGIÓN DE LA HUMANIDAD", SegÜ.n Comte:
« ... en la etapa primera la humanidad adora a Dios (teolo­
gía), en la segunda adora la
Naturaleza (metafísica)
y en la
tercera
y última de las etapas de su desarrollo intelectual y
moral, la humanidad adora a la Humanidad (positivismo). Aquí
se consuma la plenitud
de cuantos esfuerzos han desplegado los
hombres durante toda su historia. No se trata de negar ninguno de lo·s momentos históricamente pujantes:
fetichismo, politeísmo,
monoteísmé en

cualquiera de sus religiones o herejías, ni tam­
poco el momento cientifista en cualquiera de las ramas de la
ciencia, sino de asumirlas todas
para predisponerse

a la más
grande
organización social.
»El lema de Comte es el de «Orden y Progreso» que signi­
fica asumir la concepción teológica con la filosófica en la
or­
g~ización
científica-industrial-económica.

El llama a sus filas
a los conservadores y revolucionarios, para superar la antítesis
de
los partidos

políticos, Siente horror a la «oposición» (parla­
mentarismo británico)
y admira a la «dictadura» (Napoleón 111
y el zar Nicolás 1). Aspira a la unión de Europa, como la unión
de la
República Occidental.
»Comte
representa, en

definitiva, el ideal hoy tan extendido
en Occidente
de una sociedad opulenta, industriosa, ordenada,
875
Fundaci\363n Speiro

que se enfrenta, a la vez; a «lo retrógrado y a lo anárquico» y
que desprecia tanto a los deístas cqmo a los ateos, porque no
han sabido superar toda inclinación· reverencial hacia Dios o
se
empeñan en

combatir
lo que sólo ha sido un momento ne­
cesario en la evolución de la humanidad.»
¡Claro que el indi'Viduo "liberado" de sus sociedades naturales acaba
inmerso
en la
hirmanidad dioinizada que lo absorbe!, y

así
concluye
Petit su artículo:
« .... como advertía Donoso Cortés, contemporáneo de Comte,
detrás de todo problema político hay un problema teológico que
lo justifica
y alienta. El fundamento del ideal - único y exclu­
sivo de «mejorar» la colectividad hwnana, es una ·religión que
adora
a ~a :Humanidad como única totalidad existente. Qué que•
da del hombre individual y conoreto, de suS derechos, de su
libertad, de su aspiración a algo verdaderamente superior,
es
lo que puede comprobarse en estos textos escogidos de Comte.»
Ún párrafo de Comte, en su. DISCURSO SOBRE EL F.SPÍRITU POSITIVO
(cap. 111, págs. {38~143, ed. París, 1852), que escogemos entre· los varios
que
en el estudia se transC'l'iben, lo expresa claramente:
«El espíritu positivo, por el contrario, es directam~nte social,
en cuanto es posihle,
y sin ningún e~fuerzo, como consecuencia
de su misma realidad característica. Para
él, el hombre propia­
,mente dicho

no
existe, no

puede existir más que la Humanidad,
puesto que

todo nuestro desarrollo se ·debe a la sociedad, desde
cualquier punto. de vista que se lo mire.
Sl la idea i;le sociedad
parece t:odavía una_ abst.racción de nuestra inteligepcia, es, sobre
todo,
en virtud
del antiguo régimen filosófico; pues, a decir
verda~ es a· la idea de individuo a quien pertenece tal carác­
ter, al

menos en
nuestra espe(!ie.»
y llegamos, al tercer estudio, LA EDUCACIÓN COMO RELIGIÓN, firmado
por José Maria Mundet, que analiza el pensamiento del norteamericano
Dewey, que tanto ha influida e influye en las ideas domina:ntes en ma-­
teria educativa:
876
« ... el positivista se refiere a la ciencia, a la sociología, al
trabajo como a una nueva metafísica y a una nueva religión.
La filosofía positivista se transforma en la religión de la hu­
manidad.
Fundaci\363n Speiro

»Algl) semejante ocurre con el pragmatista para quien, no
obstante, la verdad de una cosa
está en su -utilidad

y es bueno
aquello que es útil. Al igual que para el positivista, la ciencia,
la sociología, el
trabajo son «verdaderos»

porque pueden
ser
útiles.

En esta linea se coloca
el pensamiento de John Dewey
(1859-1952) padre de
la pedagogía moderna, para quien la filo­
sofía se identifica con
1~ teoría
general de la educación en
cuanto ética de la libertad democrática. Como norteamericano
que
es, recibió el influjo de un liberalismo materialista que ha­
llaría su primera
íigura en
el individualismo dt:;.
Rousse_a~ pero
que.

él transforma en pragmatismo. social ... »
«Dewey está convencido

de que
los ideales del

humanismo
democrático sólo _pueden
realizarse, a

través de una educación_
que creará hombres nuevos
y fundamentahnente prácticos, cct
paces

de insertarse en el
mecanismo del progreso

social, ean..­
biante en cada momento. No estamos ante un evolucionismc
burdo. Dewey rechaza la
evolución mecá11ica

y fatalista
con­
ducida

por
_una providencia ~terial. No
hay un
progresismQ
desligado

del hombre,
Es precisamente el hombre quien con
una
actividad ininterrunipida, dentro de
una gran
unidad
cós,
mica

en continuo desequilibrio, encamina a la
humanidad haci&
su

«punto omega». PrÉ-icisamente en esto radica la esencia
de:i
hombre,

que
lo es cuanto se inserta en la tensión general hacia
el progreso y e·s capaz de
det~·rmina~ su
propio
destino, indivi
dual

y social.
»l Qué es lo útil para el pragmatis-ino? Sólo cabe. una ret,
puesta: el hombre es la medida de la autoridad.
Lo verdadero,
lo bueno, es aquello que es útil al homhre y a la colectividad
para mantener el progreso
exclusivame;ie terreno: La utilidad
viene medida por el éxito, palabra·· que el mundo occidental va
tomando cada día más como su razón de ser. Por tanto, sólo
se concibe una educación que
esté af .servicio del éxito, para
el
desarrollo, para el progreso, sin
-ninguna
norma moral. Dewey
dice en Democracia y Educación: «todá educación que desarro­
lla

la facultad de participar
efectivamente en
la vida social es
moral.
la cualidad

moral_
y social de la conducta son, en último
análisis,
idénticas entre sÍ». -
·
»La Pedagogía de De~ey se rCsume en

el «activismo»
según
el

cual
«el pensamiento no

se
ejercita fuera
de la acción sino
experimentaimentC en

la
acción misma».»
En este positivismo dinámfco -acción· sin "pararse a ver"·, sin con,.
tem"plación~ puede derivarse hacia· f)Dlos opuestos.
877
Fundaci\363n Speiro

No es de extrañar que ·cada hombre, sintiéndose oprimido por esa
misma sociedad en la que cree que -él mismo y todos los demás debieran
sentirse
como dioses, se rebele contra ella rescatando su pretendida indi,.,
viduaUdad, liberándose,
o que la qu-iera transformar, rehaciendo sus es ..
Vl'ucturas con,fornie
al modelo ideal que su mente ha imaginado, e, incluso,
que pretenda realizar, a la vez, ambas cosas jLa música positivista le ha
penetrado y
pretemle poner-le la letra que más le agrada! Aquella le ha
convencido de que no tiene límites objetivos, divinos ni naturales, para
hacerlo ...
Ni tampoco es de extrañar que los gobernantes se crean llamado.s a
constmU, cada uno según sus propias ideas, esa

nueva sociedad
feliz,
socialista .o_ tecnocrática .•.
Como la razón humana se juzga capaz de esa obra, todos disputan
por imponer su propia voluntad para edificarla a su guisa. Los módulos
objetivos, desechados
primero, se han perdido y~ son desconocidos para
los rectores actuales de la humanidad.
IV. LA RBUGlÓN COMUNISTA Y SU FE BN UNA LIBERACIÓN, ·QUE RESULTA
OPRESORA, EN POS DE UN COMUNISMO
QUE NO
EXISTE NI PUEDE
EXISTIR,
El virus de las ideas fals8,S clJl'cula cada vez en mayor dosi.s sin prír
ducir apenas reacción
en

el
cuerpo social, debilitado por los errores di ..
fundidos
en él y que ya ha aceptado como verdades indiscutidas.
Pensamos esto al
leer

en la
tercera plana· de

ABC de 8 de junio de
1973, el artículo de Ricardo de la Cierva, MARxlsMo EN EsPAÑA, HOY, y,
en especial, al acotar los párrafos que a continuación transcribimos:
878
«El comunismo no era en España antes del 16 de febrero de
1936 más que una
roja y chillona versión del cuento del «coco»;
y todo el mundo se preocupaba por el riesgo. Ahora la amena­
za parece y
es mucho
más real; pero airearla puede
acarrea!'
sospechas

de extremismo cuando no de fascismo. Falsas; pero
mejores son que las justas acusaciones de connivencia con el suicidio. »Uno de los
más tajantes

sigrios de evolución entre el ho­
rizonte comunista
es¡paíiol de

1936
y el de a~ora es precisamente
el
de las publicaciones. Las publicaciones marxistas interesantes
de
entonces eran, además de excepcionales, anticomunistas;

la
nueva, aunque discreta, riada de publicaciones marxistas en la
España ·de hoy es
mucho más importante

en calidad; y nace
a · la
sombra apenas disimulada

del comunismo. No había en·
tonces un pensamiento ni una literatura marxista española; hoy
Fundaci\363n Speiro

sí. Cuatro o cinco ensayistas de categoría, aunque no ~e pri­
mera línea, publican en
España con
lenguaje
y confesión mar~
xis't;a, con ahínco y resonancia notorios; no les daré, en este
retoque de atención, el beneficio de
la propaganda. Sus libros,
estimables,
cuhren los

campos de la antropología, del. ensayo
social, de la crítica (no
precisamente leal)

en
la política, la
. economía y el arte; ocasionalmente se asoman, con audacia cre­
ciente, a la Historia contemporánea, al comentario institucional
y hasta constitucional. Los cuatro o cinco cuentan con un se­
lecto grupo de segundos (no inferiores a los maestros) y un
dilatado coro universitario que les sigue con más fe y entu­
siasmo que

rigor
y discernimiento ; pero que inunda de mani­
festaciones poco creíbles hasta hace unos
meses tribunas
pro­
pias -misterio·sa y
generosamente financiadas----y hasta tribu­
nas ajenas

hasta ahora inmunes. La penetración
es inteligente
y mesurada; a veces se pasa, como cuando hace unos días he­
mos podido leer que la publicación simultánea de una obra
d·e Carlos

Marx por dos
editoriales espafiolas es «el aconteci­
miento

cultural de la
época». En
estas
y otras ocasiones la
discreción se hace impudicia ante
el culpable ·silencio de quie­
nes nos resistimos demasiadas veces al puñetazo sobre la mesa
por no perder fama
de moderados. O en esas campañas, tan ri­
dículas como obsesivas, en que los bienes de la sociedad de
consumo, logrados
por
el pueblo español tras
un hambre de
siglos, quieren cubrirse al

convertirse en insulto
y vergüenza la
propia expresión de esa sociedad; tras generaciones enteras de
clamar por despensa
y escuela ahora se nos quiere convencer
de que
despensa y escuela son simples alienaciones y se nos
incita
a desmontar, con palanca marxista, la losa del Cid.
»No veo
remed!io po)" otra torpe via de rep-resión y de cen­
sura. La solución no puede ser
más abierta, positiva, creadora,
aunque
perfectamente informad·a. No c11er de nuevo en el es­
candaloso
y sectario error de confiar la defensa intelectual de
España a

un enjamhre de
arbitris-tas, como sé ha _hecho un

par
de veces desde
1936 hasta hoy, mientras se ahogaba a quienes
sabían, quizá entre sus fracasos, el camino. Tal vez resucitar,
si no la letra, aquel admirable espíritu que se llamó Acción Es­
pañola, tan desconocida como trascendente.»
Cier-tamente1 ACCIÓN EsPA~OLA, que resistió a la segunda República,
no

pudo
continuar después. Para que se pueda cambant' doctrina/mente
al comunismo es preciso que al ¡xxler público le preocupe Thás la de~
fensa de los principios que · ta · de Sus IJo;nbt-es de gobierno. Es preciso
879
Fundaci\363n Speiro

que se puedan denunciar por doquier. las intoxicar:.iones de ideas marxistas
sufridas también (XX gobernantes-. que sinceramente se pregonan antimar ... -
xistas, las infiltradas aun con

.la
mayor buena
fe
en los proye<;fus que de
ellos · mismos dimanan y en las leyes resultantes. De lo .contrario, la
labor no podrá_ ser sino muy TfUnor-itaria · y carente de eco.
Pero, volviendo a · tomar el hilo de nuestro recorrido, veamos cómo
los viejos errores que hemos venido -examinando preparan. la mentalidad
adecuada parra que penetren en la opinión las ideas pseudorreligiosas del
comunismo.
Volvemos
a ITINERAIRES 171 y al artículo de Marcel de Corte,
DE _LA JUSTICIA, del que antes hemos efectuado abundantes extractos,· para
repasar ahora su epígrafe LA "RE-LIGióN" COMMUNISTE. del que tomamos
los 'Siguientes extractos:
«El «dopage» de la conciencia por inoculación de estimulan•
tes
artificiales y de · psicotónicos de alta graduación socialista
no puede dejar

de desemhocar en el proselitismo
y el fanatis­
mo
religioso. El fenómeno de la desacralización de la vida
pÚ•
hlica y de la deposición de . la trascendencia, que hemos visto
realizar
en la democracia moderna, va acompañado aquí~ como
en ella, pero con una intensidad acrecentada, por el fenómeno
compensatorio de

la sacralización de la nueva «sociedad» en
génesis
y la entronización. de la inmanencia propia de toda
quimera. ·
El instinto religioso desnudado por la negación de
su objeto

se interioriza
radicalmente y exige su satisfacción .. »
«El

Dios
de la f-e no es verificable, en el pleno sentido de
la palabra, ni reconocible por al experiencia sino en la eter­
nidad. El ámbito de

la religión es
el de lo «incontrolable». El
comuniemo es· una

religión por
eso, y no solamente por ser
una
derivación herética y totalmente desohrenaturalizada del
judaísmo
y del c.ristianismo, sino, sobr~ todo, porque, por ello,
escapa a toda verificación. No solamente
es-. un. mito, un pro­
ducto de la imaginación, ,
es una mitología, un discurrir que
tiende
a hacer creíble el mito y que concluye en un acto de
, fe. En efecto, n-o 8-e prest& adhesión al comunismo por una
-razón demostrativa.
ni en virtud d-e una evidencia. Es preciso
un
acto de
voluntad. La

prueba la ofrece
él mismo,
al diferir en
el
devenir, dimensión «incontrolable» por excelencia del tiem­
po,_ su
propia realización y la del hombre nuevo» ... (*) «Todas
(*) Cfr. acerca del aspecto "religioso" del marxismo de ·su fe en
el devenir, "BL MITO DEL MARXISMO" de Francisco Elias de. Te-
880
Fundaci\363n Speiro

las certezas del marxismo se basan en un acto de fe en el de­
venir»

. . .
«el hombre

liberado- de todas sus alienaciones está
más allá
del comunismo, que es él mismo para -mañana. Toda
la
sustancia del comunismo
pertenec~ al
devenir que se carac­
teriza por no existir actualmente.
El comunismo es una religión
en la cual el devenir ocupa el lugar de la eternidad en el
cris­
tianisnio,

con do-s diferencias: De una parte,. la fe crist_iana recae
en un
objeto que

n.o
ea intrínsecamente contradic.torio, mien­
tras
que la
fe co~unista reposa en la re"alizacióll futura de nn
hombre que será simultáneamente
y bajo una · misma relación
individuo
y ser social, separado del · otro por la supresión de
las
alienaciones y coincidiendo con la especie humana entera
para
siempre pues
- la historia

desde
_efltonces ~e· bahrli. concluido.
))e otra parte, las ·razones poSitivas para creer que el cristia­
nismo
no ha cesado de Illvocar desde su nitcimiento son de
otra contextura sólida diferente
de las del Comunismo antici­
pado cuando exhibe sus obras. Es preciso estar
·efectivamente
ciego

para no comprobar que los países Jlamadós comunistas
son precisamente aquellos
en los que el comunismo no existe
ni ha existido nunca.»
Al llegar aquí se nas cruza oVJ:a recorte. Este es del Ya de 31 de
mayo último de
su crónica

del
"New York Timés" pára YA, por David
Binder, y se titula .CoTTBUS:
«Este hombre, uno cualquiera, ha sido durante décadas miem­
bro deil partido comunista de Alemania oriental y comenzó su
vida como un
trabajador empobrecido.

Es uno de los
mil mi­
lloi:tarios o

más de este
país, Esta posición la ha conseguido de­
bido, en parte, a
su propio talento y también, en parte, es de­
bida al poder de su ·propio partido.
»Se sigue

considerando todavía miembro
de la «clase tra­
bajadora»,
pero su relación con el proletariado es tan lejana
como la que pueda tener Henry Ford
11. Posee un piso o apar­
tamento, una casa de campo, preferentemente a orilla de
un
lago y, al menos. un automóvil deportivo fabricado en Occi­
dente. Fenómenos
simifares empiezan

a
registrarse -en Yugos­
lavia
y Hungría, también países socialistas ...
Son otros hechos más que cO!tltinúan confirmando lo que Marce! de
Corte no cesa de repetí;,. '"Et COMUNISMO NO EXISTE":
, jada. en VERBO 75.76. págs. 403 y sigs. y en "Los mitos actuales".
Speiio 1969, págs. 175 y sigs. -
'881
Fundaci\363n Speiro

«Esto se muestra _y se demuestra ... »
«... pruebas en mano, el comunismo en parte al'~una ha sido
oh jeto
del má!S mínimo

comienzo de ejecución ...
»
«La filos.o.fía marxista

puesta en obra por
Lenin ha engen­
drado automáticamente un sistema que Isaac Deutseher ha de­
nominado
el susticionismo y que determina la estructura per­
manente, incamhiada e incambiable, del régimen según el eje
de cuatro equivalencias arbitrarias y
perfeetaroente adecuadas
al

desprecio en que
el marxismo
tiene por el principio de iden­
tidad. La

primera confunde pueblo y proletariado; la
segunda,
proletariado
y partido; la tercera, partido y aparato del partidó;
la cuarta, aparato del partido y jefe del aparato. Tanto que la ecuación «multitud igual a unidad» o «todos equivalen a uno
sólo» es
a,ceptada como verdad instituida

y
jamás ha
sido
pues­
ta
en

duda en
«ila mayor
democracia política, económica y so­
cial que la historia ha ·conocido» ... ».
Y subraya:
«Es importante afirmarlo una vez más: no es sino por la
violencia revolucionaria que_ esto
aleanza ...
»
Esto último es algo que los marxistas no cesan de negar con palabras
pero que, con.trariamente, confirman sín e..-i::cepción con sus hechos. Ante
las pasadas últímas elecciones francesas, L'HOMMB NOUVEAU, n. 593, del
4 de marzo de 1973 publicó un artículo de FraTY;ois Graincourt, A MEOI~
TER PouR LE 4: MARS: L'EXEMPLE CHILIEN, del que recortamos los párrafos
que siguen:
882
«Para inaugurar su propaganda electoral oficial en l'O.R.T.F.,
el
partido comunista
delegó, naturalmente, en Georges ·Marchais.
«Interrogado» por Max-Paul Fouchet, que no disimulaba sus
simpatías
marxistas, el

neo-secretario general del P. C., con su
bien collocido· aplomo; acumuló

las más
~ínicas contra-verdades.,
No

acabaríamos de eímmerarlas:
«Nosotros, los comunistas~ nos
dedaramos a

favor
de la libertad de creación y en contra de
toda censura». ¡ Soljenitsym, Boukousky, Daniel Moroz~ etc., en
la
U.R.S:S., 'los intelectuales de la pri~avera de

Praga, en Che­
coeslovaquia,
sin duda

constituyen una calumnia imperialista!
En cuanto a las lágrimas de cocodrilo por
«los CfQnpesinos lan­
zados
de su tierra:» y «los comerciantes echados de su comercio»,
desearíanios saber lo que piensan los campesinos y 'loe éomer-
Fundaci\363n Speiro

ciantes (?) de la U.R.S.S. y de las democracias denominadas
populares ...
»
»No

obstante, hay que
estar de
acuerdo con
Marchais cuando
afirma

que
«no pued,e existir soberanía del pueblo si no hay
libertad».
¡Qué confesión! ¿Dónde está la soberanía del pueblo
en los

países
comunistas? En manos sólo del secretario g'eneral
del

Partido,
Brezneff, en la U.R.S.S., de Husak en Checoeslo­
vaquia, de Kadar
en Hungría, de Gierek en Polonia, etc. Allí
no
hay controver,sias acérca de la interpretación de la consti­
tución.»
El Bl'tículo pasa. de Europa a. América. para. -poner el ejemplo de
Chile. Ahí Allende fue Presúlente .sólo con el 36 % de los votos del pals.
«En dos años, la Unidad popular de Salvador Allende que
había prometido a los chilenos una era de prosperidad sin pre­
cedentes, no les ha traido sino la penuria
y la inRaciórt~»
A continuación siguen los datos ya conocidos de la. hecatombe eco ..
nómica. sufrida. Pero, en este punto, preferimos remitirnos a otros dos
artículos.
Uno de Jean Maxc Dufour, LE CHILI REVAGÉ PAR LA GESTION SOCIA~
LISTA> aparecido en ITINER.AIRES, n. 171, . del que 'l'ec(!rtamos las si-­
guientes observaciones:
«a) principios de enero de 1960, Fidel Castro tomó el poder
en

la Habana;
»principios de marzo de 1962, el gobierno socialista cuhano
instaura el racionamiento.
Habían transcurrido veintisiete meses.
»b)
principios de octubre de 1970, Salvador Allende toma
el poder en Santiago de Chile:
»principios de enero de 1973, el gobierno socialista chileno
instaura el racionamiento.
Han transcurrido exactamente vein­
tisiete

meses.
»No es una coincidencia fortuita; esto resume perfectamente
la doctrina económica socia-lista:
»e'l primer año se comen las
reservas:
»el segundo año

se rebañan los
fondos del
cajón.
»el
tercer año se ciena la

tienda ... »
Otro de Jesús Prados ArrBll'.te, cuyas .ideas económicas socialista:. son
bien conocidas, en la "Tribuna Política" de BLANCO Y NEGRO, 3178,
del
31 de marzo de 1973, titulado Los PRINCIPIOS DEL SOCIALISMO DEMOCRÁ,..
:883
Fundaci\363n Speiro

rico, que, refiriéndose al régimen de Allende, dice entre otras cosas lo
que podemos leer en

los
siguientes páivafos:
B84
«Los revolucionarios _ polítj.cos han destruido por igual la
industria, en muchas
ele Sus ramas.

Las
estatalizaciones, se
han
reRlizado, a veces, mediante la adC{uiSición de las acciones de
una empresa por la CORFO (Corporación de Fomento), enti­
dad estatal. En ciertos casos se ha
hecho uso

de
Wl Decreto
de

1932, promulgado durante los ciento cuarenta días de la
República Socialista,
que autorizaba la requisa de

una fábrica
cuya
actividad cesara

a causa
de disturbios (los revolucionarios
provocan previamente los
di~turhios necesarios,
para que
·cese
la

actividad en la
empresa). La

inflación galopante sumada a
los precios máximos
ea otro

sistema de nacionalización de em­
presas: al no modificar a tiempo 10s preéios, la empresa se ve
arrastrada a
1a qriiebrá..
»El

afán nacionaliza·dor
ha influido grandemente sobre la
inflación, ya que
el Gobierno ha financiado sm adquisiciones
de
empresas mediante la emisión de billetes. La
s-ituación in­
fracionaria

es de tal
naturaleza que
el escudo
se paga
en
el
mercado negro a más de diez veces su precio oficial, hallándose
aquél en tomo a
400 po~ d-ólar. La economía del país no se h_a
hundido totalmente a
causa de
inflación tan
de~nfrena4a, gra­
cias a

la medida impuesta por
el anterior presidente, Frey, de
reajustar el valor exterior
del escudo
cada
quince días.
»Este

cúmulo de males que sufre la economía chilena no
afecta mucho a los
revolucionarios, que ocupan

los puestos de
las empresas nacionalizadas, cuyos costes han crecido grande­
mente, a

valores
constantes. La

dirección estatal de
los negocios
no

ha dado, tampoco, buenos resultados. La
pro,ducción de
cobre,
tan fundamental para el balance de pagos -de
Chile~ no

se ha
reajustado según las tendencias del mercado mundial, habiendo
bajado sus precios internacionales. _

La falta de previsión de la
Administración chilena queda patente si
se advierte

que Chile
se
o,puso a

la limitación de las ventas de cobre al
merca-do in­
ternacional

en una reunión celebrada en 1971 por .cuatro grandes
países
exJ)ortadores, {Chile, Zambia, Perú y Zaire).
»Lo
más P.Xtraordinario es

que tamaño
dr.sajuste ocW're pese
a

la dirección de
la economía del país por un grupo de expertos,
antiguos· funcionarios de la C.
E. P. A. L. (Comisión _Económica
para
América
Latina de

las Naciones Unidas), colegas en otros
tiempos del autor de estas líneas. Todo hace suponer que
Pedro
Vuscovich

ha sido _hasta el -presente el hombre de
m1;1yor in•
Fundaci\363n Speiro

fluencia en .la política económica y parece haber dimitido no
hace mucho el mini&ro de Economía, Carlos Matus; ambos
y
otros muchos del equipo gobernante provienen de la C. E.
P. A. L.
»Los resultados tan desfavorables obtenidos por verdaderos
expertos

no
son, sin
embargo, extrafios, ya. que se ha supeditado
la
buena· administración

del
país a la conquista «estilo sala­
me» (1) de las posiciones estratégicas de su economía; es decir,
se ha supeditado la economía
y el bienestar del país a la re­
volución.»
Fraru;ois Graincourt, en su citado artículo en L'HOMME NOUVEAU
advertía, acerca del mismo tema~ que:
«Esta aprehensión y este engaíío traen naturalmente conse­
cuencias

para las
libertades 'democráticas.
Allende
nwtca ha
es­
condido sus intenciones de
transformar las

instituciones aún
«burguesas» en sistema «socialista» ... »
Para ello necesita recurrir a la fuerza, principalmente a la presión
económica, que su intervención en este campo le permite, y, si necesario
fuere, ,.a
cualquier fuerza .coercitiva de .la que pueda valerse. Sigamos le­
yendo noticias llega.das de Chile.
En ABC
de.l 19 de mayo de 1973, la crónica de VERIT AS nos ad~
vierte que Allende clama con-tira una eventual "dictadura del Congreso".
«... la controversia jurídica suscitada entre el presidente
Allende y el Parlamento no tiene una solución clara en la Cons­ titución,
lo que está provocando, en este aspecto, una verda­
dera
(!risis del
sistema institucional ... »
«. Más
aún, Allende,

en una reciente exposición radiodi­
fundida, atacó
decididameilte la

posición del Parlamento, que
caHficó como

una actitud anticonstitucional que
Situaría a
un
poder del Es-tado por

encima de cualquier limitación jurídica,
dejando
abierta la brecha para la arbitrariedad en forma que
podría desembocar en una eventual dictadura del Congreso. La
mayoría parlamentaria, por su parte,
ha sostenido y reiterado
que el Tribunal Constitucional carece de facultades para inter­
venir en este asunto y que
el Jefe del Estado no

tiene otra al­
ternativa que la de promulgar íntegramente la reforma o llamar
(1)
Conquista .. gradual o

por
etapas.
;885
Fundaci\363n Speiro

a plebiscito para que el país entero se pronuncie, lo que el
Gobierno, manifiestamente, no desea hacer.»
En ABC del 27~ también de may~ la crónica de VER.ITAS sigue
enterándonos de que la violencia ha sido empleada por el gobierno contra
los mineros de

la mina "El
Teniente":
« .. . Chile continua viviendo en un clima de 'gran eferves­
cencia

política
y social, ·agudizado por diversos acontecimientos
derivados
del prolongado cOnfl.icto de

los trabajadores
de la
nacionalizada mina del cobre de
«El Tenientel-. La

huelga, que
se mantiene
desde hace

más
de wi mes, afecta al más importante
renglón de- la
economía nacio~ ocasionando ingentes

pérdidas
al país.
La situación -es particularmente grave en la provincia
de
O'Higgins, donde
se e_ncuentra
el yacimiento, la que está
declarada
zona

de emergencia, bajo control militar, desde hace
varias semanas. El
miércoles, la

capital provincial,. Rancagua,
fue escenario de
graves incidentes, cu.ando

un· grupo de estu­
diantes y -mineros, que habían participado en
wia manifestación
en favor

de
los huelguista~ fueron heridos, algunos

a bala, por
ele~entos socialistas.»
. .
«. .. Ayer, Rancagua fue. nuevamente sacudida por la violen•
cia.
La eiudad estuvo prácticamente paralizada por manifesta­
ciones públicas

de apoyo a los mineros, en
las que
participaban
estudiantes y

representantes de unos 30 gremios.
»La sede del partido comunista fue apedreada. El comercio
se mantuvo cerrado. »Fuerzas de carabineros entraron en acción para disolver a
los
manifestantes, lanzando más de

cien homhas lacrimógenas.
En los choques con la Policía, a los que se sumaron
escaramu­
zas _con partidarios

de la «Unidad
Popular», quedaron
varios
heridos. También

se registraron daños en algunas propiedades
y locales comerciales. Al promediar la tarde, efectivos del Ejér­ cito lograron restablecer el orden, poniendo término a una si­
tuación, que había convertido
al centro de la ciudad en un
verdadero campo de
Agramante.»
En la mina "El Teniente":
886
« ... No deja de ser irónica la circunstancia de que los des­
ilusionados

huelguistas
dd cobre, que antes daban un fuerte
respaldo
aJ marxismo, ahora han sido calificados por el Gobier-
Fundaci\363n Speiro

no como conspiradores, por insistir en su moVImiento de rei­
vindiCaciones económicas. Almeyda dijo, en efecto, en su de­
claración por cadena nacional de radio-emisoras, que
un sector
de estos trabajadores

constituía
«la punta de lanza de un pro­
grama conspirativo de ilegítimas
proyecciones.» ... »
El antes aludido sistema del "susticionismo" es, pues, aplicado vio­
lentamente,
IL GIOIINALE D'ITALIA del 10 de ¡unio de 1973, en la crónica de
Su enviado etl Santiago de Chile Gia'Il!Carlo Zangrognini, llegaba a for-­
mulBt' esta pregunta:
«Allende, para salvarse, ¿recurrirá a los generales?»
Pero volvamos al estudio que antes dejamos, para recoger los recortes
que acabamos de leer.
Se ha hablado mucho de la nueva clase dirigente de los palses co-­
mumstas. De Corte ahonda en el tema, de su trabajo segaimos recortando,
«Está claro el fenómeno de explótación de un& clase por
otra, denunciado por
la· doctrina
marxista con el vigor que co•
nocemos, se ha acentuado en la U.
R S. S. de modo fantástico.
Según el economista polaco
Oskartange la
plusvalía obtenida
por el trabajo que
ol régimen impone a la masa de sus vasallos
ha

tomado proporciones enormes. De ese
modo, en
1935 el
Estado Soviético compraba el
quintal de

centeno a los campe­
sinos a ocho
rublos el quintal y lo revendía a noventa y tres
rublos a

las panaderías que pedían una suma aún más elevada
a sus consumidores.

Lo mismo ocurría en los otros sectores de
./
la economía. Nada

ha
cambiado después.

La
plus-valía obtenida
es siempre

para el Estado.
Pero una

nueva clase social, la de
los
apparatchiki, a la vez burocrática, policíaca y sacerdotal se
ha adueñado del Estado, y, conforme Gilles Martinet muestra
en su
libro LES CINQ COMMUNIS.MES, actúa como si fuera propie­
taria

de los medios de producción. Sin
duda esta
propiedad no
es jurídica,

pero resulta efectiva si nos atenemos a los
hechos
y

a la inter,pretación marxista de estos
mismos h~hos.
»Ya
se

trate
de Rusia soviética, de Yugoeslavia; de China,
de Checoeelovaquia o de Cuba,
la misma. comprobación se im­
pone:
«La historia del movimiento comunista

está enteramente
dominada por la aparición de una nueva clase dirigente que
debería ser,
pero que no lo es, el proletariado.»
887
Fundaci\363n Speiro

«Haciendo una trasposición de una fórmula de Bergson, po­
demos
decir que la
mecánica ·ha sustituido

a lo vital en las
relaciones sociales. La dialéctica de la lucha de
clases, en

lugar
de suscitar más allá del enfrentamiento
d.e la

tesis y la antítesis
una síntesis
salvadora, ha

desembocado en
la mayor inmovilidad
de las prótesis, pues de
quitarlas se produciría la
caída del
sistema y el retorno al caos. Mientras todas las sociedades hu­
manas se desarrollan
de un

modo regular
·y continuo sin gran~
des
sobresaltos,

si la prudencia política de los gobernantes vela
sin des·cuido por la concordia de sus elementos, la sociedad co­
munista
está condenada

al inmovilismo: el puntal de la
clase
dirigente

no puede desertar sin poner en peligro la existencia
de sus miembros
Y. la

del sistema.
¿ Cómo relajar la opresión
que
la propiedad c
medios de producción y la
planificación total hacen pesar
sobre el

conjunto
de los ciuda­
danos, sin quitar a

sus detentadores las palancas de mando,
a cada nivel de la máquina piramidal, los privilegios que
de~
tentan, la presión que ejercen? La pregonada «liberalización»
del régimen

puede constituir una astuciu temporal y «contro­
lada», como
«la campaña efe ]as

cien flores» en
China,, pero
nunca

se traducirá en ]os hechos. Un «socialismo con rostro
humano» es una quimera .. »
V. LA REPERCUSIÓN DE LA RELJGIÓN HORIZONTAL DEL "PROGRESO DE LA
HUMANIDAD" EN

EL SOCIALISMO Y EN LA TECNOCRACIA DE LOS PAÍSES
OCCIDENTALES,
Nuestro amigo LouiS Salle-ron ha publicado en ITINER.AIRES, 174,
de

junio
de 1973 un esclarecedor artículo titulado L'ETAT MODERNE ET LA
LIBERTÉ
del que comenzaremos por recortat sus dos primeros párrafos:
888
«Francia, y en términos generales todos los Estados occiden­
tales, evolucionan

con una regularidad cronométrica hacia un
socialismo estatal

cada vez más restrictivo de las libertades fun­
damentales. »Dimana
de la idea común de

que es fatal la marcha hacia
este
sodaHsmo estatal

y que éf;,ta, además de fatal, constituye
el progreso social. Especialmente los católicos, que durante mu­
cho tiempo estuvieron

protegidos de
esa loca
idea por la doc­
trina
social de

la Iglesia, actualmente la abrazan con
entusi,as­
mo.

Para ellos (como para
otros) el
socialismo se
ident:11ica
con

la justicia
social.»
Fundaci\363n Speiro

Conviene aquí hacer un inciso volviendo de nuevo al estudio DE LA
JusTICE (II) de Marcel de Corte, mante-niemio en la mente las referencias
que antes hemos recogido del sansimonismo y del positivismo. Pero lea~
mos al. Profesor _ de Líeja:
«~a . m cuya

finalidad
es siempre

privada puesto que gira en torno al
conswnidor en carne y
hueso, Unico capaz

de utilizar
los hie­
nes

materiales producidos, provoca una· verdadera
mutación del
sentido de la vida humana ... »
«Resulta ·que el Estado dirige el consumo directa o indirec­
tamente,
según los

regímenes, y que el consumidor_ no es
ya
apenas la finalidad de la economía. El dirigi!liJD.o, el planismo,
el

socialismo, han reducido por todas partes el liberalismo eco­
nómico a una congrua porción. En los países denominados libres,
el Estado colonizado por todos los niveles de productores in­
vierte la finalidad de la economía
y la ordena únicamente al bien
particular de los productores o de la minoría que los dirige, como en los países totalitarios, en los que la poteucia del
Es­
tado, del cual

el proletariado es el dictador nominal y los
miembros del aparato son los
autór.ratas efectivos" constituyen
el

fin de toda actividad laboriosa.
El Es-tado se

convierte en
una inmensa fábrica cuya única función es la de aumentar in­
definidamente el producto nacional bruto.»
Sin embargo, como nota Salle,,.on, a cuyo artículo volvemos:
«Es verdad que por sí misma la socialización-complexificación
conduce al socialismo
(estatal) pero
desembocando en la pará­
lisis de la muerte. Es la historia de la evolución tan bien con­
tada por

Lecomte de Nouy. Los
granaes diplodocos
y
otros ple­
siosauros

se habían
-·perm.Ítasenos decido----socializado se-gún
la

inclinación natural de la facilidad y su propio volumen ter­
minó por
extinguirlos,. A

la inversa, la oomplexificación del sis­
tema nervioso
ba permitido

a los animales menos espectaculares
perpetuarse y adaptarse.
De ahí

el mundo actual.»
«Cuanto más crece la complejidad
social, tanto

más
nec:e­
sita

la sociedad desarrollar
SU sistema
nervioso para
impedir
que

su osamenta paralice la
vida. El socialismo· e-s el envejeci­
miento y el comunismo es
«la viellesse du monde», como muy
justamente
la ha calificado Miadiran. EJ

comunismo
realiza el
sociali.emo concentrando en

la cúspide todas las energías vitales
889
Fundaci\363n Speiro

890
de la sociedad, segrega un caparazón enorme, por lo duro y lo
pes,ado, de progreso técnico sorbiendo toda la savia de la vida
social.
Es 1Jll coloso c-on los pies de barro.
»Socialismo y comunismo no son, pues, el progreso ni el
porvenir. Son el camino de la muerte social.»
«La vida

social exige para durar que se salven constante­
mente
sus raíces y radicículos. Lo que quiere decir, traducido
en términos de sociedad, que
es preciso velar cuidadosamente
para salvar las condiciones de la vida en las células elementa­
les de la
socieda~ la persona, las

familias,
1-es asociaciones libres,
los campos, los municipfos, las regiones, las empresas, etc,, y
para todas estas células, la posibilidad de nacer, de crecer, de
desarrollarse
y de regirse.
» Vemos ahí la doctrina de la Iglesia que ésta denomina PRIN·
CIPIO DE SUBSIDIARIEDAD:
no confiar en un órgano superior de
la
sociedad lo

que
pueda hacer
un órgano inferior.
»E&a doctrina

es
fundamental~ No
es en modo
alguno abs­
tracta,

ni teórica
o ide;d. Su aplicación es fácil en todos los
terrenos.
»Los tecnócratas

no
acreen en
ella porque se ilusionan por
los resultados que la contradicen. Es evidente, ciertamente, que
cada
vez que la sociedad alumbra reservas ignoradas obtiene
brillantes resultados.
»Francia, que después de la Revolución agotó políticamente
su capaddad de acción por causa de la centralización, ignoraba
sus
reservas econQmicas. Las

descubrió
después de
la liberación
y se maravilló de convertirse en una potencia industrial. Pero
lo consiguió devorando su campesinado. Italia y Éspaña han
seguido esta
vía, con igual éxito.»
¿Qué ocuri-iria si esto lo hicieran todos los países del globo?:
«Estos caminos de socialización materialista son fondos de
saco. No
es agotando las

fuentes de la vida familiar
y espiritual
como, ahora,
po.drá recobrarse

la salud.
Materia contra
materia,
el átomo
y la demografía nos condenan a muerte, en rápido
fracaso, si

pretendemos librar el combate en este terreno por
todo el planeta.
»Por el contrario, es
necesario volver

a hallar las
condicio­
nas social,es
de una vida humana, para volver a encontrar, al
mismo
tiempo, las fuentes espiritua/,es de la vida personal y
sooicil. y contrapuestas a fa socialización.
Fundaci\363n Speiro

»A este respecto, nos hallamos con retraso con respecto de
la
mayor
parte de
los países ocidentales. Nuestra
tradición-[habla
de

Francia] jacobina
y tecnocrática nos ha osificado hasta un grado al que no han llegado los países· pequefios como Bélgica,
Holanda
y Suiza, ni los grandes como Italia, Alemania, Estados Unidos (Gran Bretaña, que tiene grandes reservas de libertados
regionales y corporativas, no
es 'seguro que

pueda escaparse
del socialismo del cual

es victima
desde que finalizó la guerra
mundial).
»¿Podemos e-n

Francia salir de nuestro jacobinismo tecno­
crático y socialista? No es del todo
imposible. Oculto

por
la pendiente mortal que

nos lleva a la centralización
y al igua. litarismo,
tenemos un gusto por

la
liherta,I que

podría orien­
tarse hacia una reforma
pOlítica. En innumerables trabajos

de
pequeños círculos de
izquierda se

observa un deseo confuso de
escapar del totalitarismo ...
»
El quid fundamental radica en la confusión creciente del poder ,po­lítico y el poder económico, con la pretensión de que "un cerebro bast.a.
para mil brazos", de que las mentes de los elegidos deben peruar de atn ... temano desde el núcleo del Estado pOr todos los responsables en todos
y
cada uno de los .niveles y en tocio SU'PlJ.esto.
Es

·entonces
cuando se Corre el riesgo de caer en progresión ereciénte en

la
socialización--complexdfi"cación. peligro que hemos visto advertido por Salieron. de que el Estado pierda su fufl!Ción fundamental de árbitro del
bien común, como armonía de los bienes particular:es, y de guardador de la justicia general o social, cOOlo ordenación de lo particular a lo ge.­neraJ.., sin que éste absorba a aquél, para convertirse en único guardador de un interés colectivo, que inevitablemente concluye parasitado por los
mismos grupos o personas que detentan el poder, que terminan pOll' con .. fundir estos bienes y su conservación del poder con el bien del pais. Se
ha
dicho que quien conozca el
porvenir tiene

en sus manos la
"t'Íqueza1 pues bien, en esa confusión del poder político y el poder económico, el
futu"t'o económico inmediato es fah"t'icado por quienes di"t'igen esa amat-­
gama y

por eso
inevitablemente la riqueza es abso"t'bida por los gro()OS económicos aliados a los detentadores del poder pol.ítk:o. He ahí la ame,., naza mayor que

la
tecnocracia significa para la
justicia
gene"t'al.
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