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Número 137-138

Serie XIV

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¿Catolicismo marxista?

¿CATOLICISMO M.AllXISTA? (*)
POII
JUAN VALLBT DB __ GoY'r.ISOLO
SUMARIO: l. Fe, esperan2a y caridad. cristianas y su «desalienación» mar­
xista.-2. El hombre en la concepción cristiana y en la. ma.rxista.-3. Pro­
legómenos: De la intoxicación rousseauniana al modernismo y al mito del
Punto Omega.-4. La Vtldlta a la «cavetna» del inmanentismo historicis­
ta.-5. La encrucijada del
historicismo,, ¿Wl eterno retorno?.-6. El «Rei­
no de
Dios» y el mito del triunfo final en la «Historia.».-7. La escalo­
nada marxistización de la teología.-8. La «praxis» para cambiar las bases
de la sociedad y la. colaboración en ella de cristianos y marxistas: 1.2
El «sueño de cambiar las bases naturales y; tradicionales de la sociedad y
edificar sobre otros principios la ciudad futura» -de Le Si/ion; 2.Q L'affron­
tement Chrétien de Mounier; 3,Q Prende le main tendue por el P. C.,
del progresismo social-religioso; 4.2. El movimiento·· Cristianos para el
socialismo y sus afines.-9. Las transposiciones de fe a praxis y de p:raxis
a fe de los Cristianos para el socialismo.-10. Crítica del «análisis» mar~
xista y de los resultados de la «liberación» pretendida.--11. La acción
subversiva resultante de esa colaboración, y sus frutos amargos.
l. Fe, esperanza y caridad cristianas y su ''desalienación"
marxista.
Ciertamente --Chesterton afirmó- que la libertad, la igualdad
y la fraternidad, prodamaclas por la revoluci6n francesa, eran ideas
cristianas que

se
habían vuelto locas.
¿Podrá
decirse otro tanto de los principios marxistas? Parece
que ni siquiera eso •.. si, verdaderamente, como dijo Pío XI, en la
B. Dwini Redemplom, el comunismo es intrínsecamente perverso.
(*) Conferencia leída en el salón de actos de los Institutos de la Dipu­
tación
de Navarra, organizada' por el Orculo Familiar Virgen del Camino,
el día 7 de mai,,o de 1975.
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JUAN VALLEI' DB GOYTISOLO
¿Cómo, entonces, puede darse un pretendido cristianismo mar­
xista? Las raíces del marxismo están en la antítesis de las que ali­
mentan al cristianismo, que es religión de fe y de esperanza sobre­
naturales

y
de amor verdadero, es decir, de caridad en su auténtico
sentido. a)
Nues1"a fe está enunciada eo el Credo: eo un sólo Dios,
personal, creador del cielo
y de la tierra; en Jesucristo verdadero Dios
y verdadero hombre, engendrado en María Virgen, muerto para re­
dimir nuestros pecados y resucitado; en el Espíritu Santo, amor del
Padre y del Hijo;
en la resurrección de la carne y en la vida perdu­
rable.
En cambio, Feuerbach y tras él Marx afirmaron que no fue Dios
quien creó al hombre, sino el hombre, con su imaginación, quieo in­
ventó a

Dios. El hombre,
para ellos, no es cuerpo y alma, sino cuer­
po consciente, en cuanto la conciencia no es sino una manifestación
del cuerpo vivo, que sieote un con,tmto de necesidades que quiere
satisfacer; Y, que, eo
tanto no puede liberarse de ellas, siente la as­
piración a

liberarse de
la necesidad de sentir necesidades; lo que le
lleva a imaginarse el ser sin necesidades, al que
llama Dios. Así, para
ellos, Dios no es sino la proyección de lo que el hombre querría ser,
y de ahí viene lo que deoominan su alienaci6n religiosa, eo la que
el hombre aliena su poder.
Esta alineación -como observó nuestro
llorado
amigo el Profesor Michele Federico Sciacca- debiera cesar
al
llegar a la perfección de la humanidad. Una vez lograda una hu­
manidad eo
la que todos los hombres fueran hermanos en el trabajo
sin explotación,
debería cancelarse de sus meotes ese "ser imaginario
y tiránico", al que en la sociedad "aún no evolucionada y emanci­
pada" llamaroos Dios. Y de ese modo la fe en Dios se evaporaría
dando

paso a
la fe en el hombre: "el hombre es el ser absoluto para
el hombre'", según Marx.
Así
resulta
-como también
había comentado
Sciacca- que
para
el marxismo, la

teología
viene a
ser una parte de
la antropología.
b)
Nues1"a esperanza nos sobrepasa. Así Jo recordábamos re­
cientemente con ocasión de la muerte, en manos revolucionarias, de
nuestro amigo Carlos Alberto Sacheri, al releer el discurso que pro­
nunció como Presidente de una de las sesiones del Congteso de Lau-
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,CATOUCISMO MARXiSTA?
sanne de 1968. Nos sobrepasa, pues se apoya en nuestta fe, · que es
la
de un homo vialOf", itinerante, siempre en espera de nuestro fin,
en un
más allá en el cual el objeto es Dios mismo, "captado, en el
reflejo de nuestro
acto de fe, como soberano nuestro y nuestra eterna
beatitud". La
esperanza rruwtista, en cambio,. no se dirige al bien inmutable;
sino al bien futuro en este mundo, en la autópica sociedad fraternal,
sin clases, obra del bombre en su evolución final, en lo que Feuerbach
calificó de
"anttopoteisino". No

hay
esperanza más a1la de la muerte
en esta concepción materialista. c)
Nue1wa caridad -la que debemos alcaru:ar a tener-, es de­
cir, nuestro amor puro, se funda en Dios, tiene un orden de · amor,
que coincide con el orden del Ser: el
Creador que
es por
sí mismo y
está situado
por encima del universo finito en su totalidad y · de
cualquiera de
sus partes, incluido el prójimo, y éste por encima de
las cosas. Pero
-como nos
advertía Sciacca- no puede amarse a
Dios directamente en este mundo fuera de
casos excepcionales

de
visión mística;
"en este mundo

he de amar a Dios a través del mun­
do en todos los seres de la creación, en el orden
de la naturaleza";
el

bien infinito a través del bien finito.
Ahí radican los dos mandamientos en los que se resume toda la
ley de Dios, que en realidad es uno sólo con dos partes inescindi­ bles: "no es posible amar a Dios sin amar
al prójimo: pero tampoco
es posible amar al prójimo sin amar a Dios". A Dios, con amor
ab,oluto; al prójimo con amor total pero no ab1oluto.
En el misterio de la Santísima Trinidad, el Padre, en eterno don
de su Verbo, expresa al Hijo, y el Hijo, en eterna acción de gratitud
y amor, al Padre; efusión de amor mutuo que es el Espíritu Santo,
Espíritu de

consolación,
Espíritu de gow.
Nuestro Dios es un Dios de amor, su Orden es un orden de in­
teracción, en el cual los
·desórdenes son
fruto de la desobediencia a
ese orden, y los males fruto de esos desórdenes.
En cambio, para el marxismo el progreso no es fruto del amor,
ni
de la interacción de seres que se completan o se complementan,
sino de la dialéctica, de la
lucha entre
contrarios; es el efecto del es­
tallido entre las contradicciones del
· que

surge una
sfutesis, frente·
la
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/[JAN V ALLEI' DB GOYTISOLO
cual una nueva antítesis aviv.uii el avance hacia el devenir inseparable
del progreso
dialéctico. De ahí, la lucha de clases considerada como
motor del progreso de
la humanidad, que avanza a través de la evo­
lución dialéctica de las clases.
Como ha escrito
Marce! Oément, la c/aJe tesis viene a ser el re­
medo

diabólico del
Padre, la concepci6n dialéclica del PtJMe; la cla­
se antítesis, el remedo diabólico del Hijo,
la concepci6n dialéctica del
Hi¡c,; y sigue preguntando: • ¿Qué es esa lucha de clases? ¿Qué es
este movimiento diabólico que, a través de la historia, opone
a los
que engendran
y a los que son engendrados? ¿No es la expresión del
odio del propio
Satanás hacia el Divino Espíritu de Amor, la sus­
titución de la eterna concordia por el eternO conflicto, el odio plan·
teado en el pleno corazón de las relaciones humanas en el lugar y_
sitio del amor? ¿No es acaso la concepci6n dialéctica de la Trinidad?".
2. El hombre en la concepción cristiana y en la marxieta.
Ni siquiera el hombre es lo mismo para el marxismo que en
nuestra concepción
cristiana. Para nosotros, los hombres no somos
seres absolutos, pues dependemos
· y venimos del único Ser absoluto
al que tenernos por
fin, es decir, de Dios; estamos integrados por
materia
y espíritu, cuerpo y alma. Y así debemos considerarnos, sin
olvidar ninguna de estas tres
características esenciales
nuestras; para
no caer en el inmanentismo, ni alternativamente en el materialismo
o en el angelismo.
En cambio, para el marxismo, el hombre:
- Es inmanente,
cnpaz de . construir por

sus solas
fuerzas el pa­
raíso en este mundo; por eso, toda religión trascendente es eru,m;.
ga suya, en cuanto niega la autosuficiencil del hombre y Je hace
dependiente de Dios,
único principio trascendente y absoluto.
- Es materia pensante, cuerpo consciente, porción de la materia
en evolución dialéctica, determinado por
sus necesidades, entre las
cuales las económicas ocupan el lugar. fundamental.
El hombre, que
seg6n el

concepto marxista es materia consciente
y pensante individualinda, al no depender de un Ser trascendente,
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¿CATOUCISMO MARXISTA?
no puede recibir -ni por eso mismo la necesita-lo que para los
cristianos es
la gracia san#ficante; y, por ser prpduao de una evolu­
ción, no tiene tampoco
flaltnaleza, en el sentido metafísico de la
palabra. El evolucionismo radical del marxismo niega· la sustllDCia
como entidad ontológica, reduciendo al hombre a ser un produao,
en constante mutación,

de
la dialéctica del materialismo histórico, de
tal modo que cada estructura económico-social comporta
un nuevo
tipo de hombre. Para
la civilli:ación cristiana el hombre es animal racional y
poU#co:
- como animal racional, puede con su razón -herida pero no
tarada por el pecado original-
alcanzar el

conocimiento, aunque
nunca absoluto
y definitivo, pero sí suficiente, de la existencia de
Dios, de
la inmortalidad de su alma, y del orden ,-,-incluso moral­
ínsito en
la obra de la creación;
- como
animal político, su naturaleza le impulsa a la vida social
con unas .necesidades
y tendencias que no pueden ser desconocidas
cuando
se trata de ordenar inteligentemente la vida económica, so­
cial y política.
El hombre debe educar, en este
a>ntexto, sus facultades físicas
morales e
intelectuales y cultivar sus· virtudes teologales y . cardinales,
desarrollando
sus aptitudes para contemplar ("pararse a ver", con la
inteligencia),
para actuar y para fabricar;
- La educación intelectual en. el saber, para conocer el orden de
las cosas
para, descubriendo las causas, prever los efeaos, con lo que
se adquiere
la sagacidad propia de la prudencia.
- La
educación para obrM bien y ser mejor; y la formación de
la aptitud para fabricar objetos útiles para· la vida personal y social,
para el logro del mejor bienestar y para mayor aprovechamiento de
nuestras
capacidades de toda clase.
Según el
marxismo, el

hombre viene determinado por el estadio
histórico en el que vive,
que le configura incluso en su modo de
pensar. No

puede
alcanzar verdades, puesto que niega que existan,
ni conocer el orden natural, pues también lq niega; ni formarse con
la
norma de una moral objetiva, puesto que considera la moral a>mo
un prpduao de

las
estructuras dominantes.
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JUAN VAUJ!l' DB GOYTISOW
No le es dado, pues, al hombre, en esa concepción, sino fabricar.
Y en esto se estima que colectivamente la humanidad es capaz incluso
de
alcanzar, a

favor del sentido de la historia, el
éxito: con
el logro
total de la
fabricaci6n de las """'"" estr#cturas, de la nueva sociedad
sin clases, mediante la práctica de la dialéctica que destruirá las
viejas
estructuras de la sociedad actual, condenada por la historia a
desaparecer.
Así, será moral cuanto favorezca este tránsito, cuanto exacerbe
las contradicciones que destruirán la "sociedad burguesa". Lo más
eficaz será
lo más bueno -aunque se realice empleando la violencia
y la destrucción- con tal de que impulse el avance de la revolución.
La educación marxista, por lo tanto, no se orienta a
la formación
personal
para la vida virtuosa, sino a la "conscienzación" del edu­
cando a fin de que promueva e impulse, o por lo menos acepte, el
cambio
de. estructuras. No

se educa para conocer el mundo sino
para
contribuii a cambiarlo. No se trata de alcanzar la beatitud salvífica
en el goce del Ser Supremo, sino de desalienar al hombre de su
supeditación a
El, como falso mito.
Claro que, como ha observado &iacca, si el Ser sin necesidades,
es
decir, Dios,
no fuese sino una creación de la imaginación del hom­
bre que se siente impotente, fruto sólo de su deseó de liberarse de
todas las necesidades, resultaría que la sociedad humana para desalie­
narse

de ese Dios imaginario deberla
liberarse de

todas sus necesida­
des,
y, por lo tanto, de todos los dolores físicos y morales, incluso de
la muerte,
y de todos los males, incluso del propio mal, resultando
así "el hombre nuevo".
Pero este

nuevo ser,
inmortal y sin dolor, ya
no serla un hombre, sino algo así como un superhombre de Niewche
socializado.
Queriendo espacar de
este absurdo, los ideólogos marxistas
necesitan recurrir a
la hipótesis de que, cuando le. sean satisfechas en
la sociedad homogénea todas las necesidades materiales, el hombre
perderá
la conciencia de su insuficiencia de ser mortal; pero --<0mo
también

observó
&iacca-con ello perderla asimismo su condición
de hombre, incluso conforme la definición de
Feuerbach, puesro que
lo

califica
de consdente. Es decir, el hombre, con la sociedad homo­
génea; o bien se haría
"beatísimo inmortal o dios", o quedaría "sin
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¿CATOUCISMO MARXISTA?
conciencia como los otros animales": "en uno u otro wo -<Üos o
beslÚI- cesarla de ser hombre".
3. Prolegómenos: De la intoxicación rousseauniana al moder­
nismo
y al mito del Punto Omega.
¿Cómo
han podido mezclarse, en algunas mentes, estas concep-
ciones
-la
cristiana y la marxista-tan conttsdictorias?
-

Sin duda, hubo una previa preparación del terreno.
- Ha habido una escalonada
menralizsci6n ambiental.
- Y, evidentemente, se ha realizado una pr""!'.r, en común, en
la que se han descartado las diferencias de principios, como desdeña­
bles, anre la perspectiva del
éxito de
aquélla al
alcanzar la
soñada
sociedad sin clases
y feliz, que -re asegura-surgirá, como_ síntesis
final, tras la explosión de la dialéctica revolucionaria.
Es curioso observar que esta última tesis, que alcama la sociedad
homogénea, se afirma
ya sin antítesis; es decir, resulta que paradó:
jicamente

deberá quedar
indemne a la dialéctica que la prodnjo ya
que ésta ,una ve,: logrado ese resultado, cesará de actuar.· Así quedará
.inamovible,

para siempre, un
paraíso sin final ... No importa que
este

feliz y definitivo resultado quede
inexplicado por las leyes del
mismo materialismo histórico que ha de llevar a ella... Entramos;
pues, en la visión mística del marxismo, eri su mito.
Veamos, anre
todo, cómo el terreno habla quedado preparado para
poder abrirse a la siembra marxista. Intoxicaciones anteriores la ha­
bían hecho permeable. Nuestra sociedad ha sido víctima de sucesivas
infecciones que
la han dejado esponjada y con pocas defensas contra
las nuevas toxinas. ¿Cuáles
han sido esas intoxicaciones?
Dos
Jo fueron por inoculación del 11iru.r rousseauniano:
- la pretendida bondad natural del hombre, co"ompido f>or la
maldad de las instituciones; con Jo que se sustituye el dogma del pe­
cado original por el pecado r,ociaJ, y se pone en entredicho la labor
secular de la· iglesia para la conversión personal de los hombres, que
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JUAN VALLET DE GOYTISOW
debe ser suplida por una tarea revolucioruu:ia emprendida para cambiar
las esttuctura.s;
-y la transposici6n de la igualdad esencial de los hombres ex­
tendiéndola en una pretensión indefinida de
igualdad absoluta -des­
mentida a cada paso por la realidad-, cuya proclamación tiende a
romper la
interacci6n, necesaria para que haya verdadera sociedad,
pues
ésra dimana

precisamente de la mutua ayuda, que la propia
diversidad real reclama,
y que quiere romperse por la lucha de cla­
ses para abrir paso a la dialéctica marxista.
Orra intoxicaci6n, más profunda, es más antigua, pues sus ralees
se inician en el 11oluntarismo y el nominaüsmo ockamiari.os, en el
libre examen protestante, en el subjetwismo cartesiano, .y siguen
expandiéndose en el imperativo categórico kantiano, en el. operati­
vismo polltico
hobbesiano y lockiano, en la 110/onté générale de
Rousseau, hasta que se hace árbol frondoso en la ,üaMctica hegeliana,
en la que Dios se confunde con la historia que lo subsume al en­
carruu: la Idea, siendo en cada instante racional lo real y real lo racio­
nal, como fruto de la continua encarnación dialéctica de la idea que
ilumina
las conciencias en la realidad cotidiana.
Con el
modernismo --condenado por San Pío X en la E. Pascendi
Dommici gregis-penerraron en la Iglesia esas ideas, con la preten­
sión

de erigir en
guía nuestra a la denominada conciencú, colet:tiva,
que se pretende considerar como determinante, en cada momento his­
tórico, del verdadero significado actual de todo lo
anterior, incluso
de

lo revelado.
La opini6n pública queda de ese modo convertida en
oráculo de

la
voluntad divina,
aunque no sea Dios quien la inspire,
sino que la conformen
--o, tal vez, deformen, es decir, malconfor;
roen-los medios de comuniación de masas o mass medid.
Y, en fin, esa mezcla literaria de teologúi-ficci6n y de f-aciencia,
en que consiste la obra de TeHhard de Chardin, ha adornado esa co,,_
ciencia universal
del modernismo con un ropaje pseudo-científico, y
ha ofrecido un nimbo psudo-teológico al materialismo histórico y a la
evoluci6n por éste
preconizada. En

efecto,
para Teilhard:
· -"el

universo, desde ahora, no es
ya un orden, sino un proceso";
- ese proceso· afecta. al cristianismo, que, a su juicio, -requiere
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,CATOLICISMO MARXISTA?
una reforma "mucho más profunda que la· del siglo XVI": "no es
una simple cuestión de instituciones
y de costumbres, sino de fe".
- el sentido moral se identifica con el "sentido cósmico"; es
bueno "todo lo que segrega una fuerza ascensional de conciencia";
"limitar la fuerza (a menos que sea para obtener mayor fuerza aún)
he ahl el pecado".
- los procesos totalitarios de socialización son procesos de cre­
cimiento de la "cosmogénesis".
- la fe m,eva de Tei!hard se despliega º'hacia adelante", en la
moosfera, hacia "un Cristo Omega de la Ewlución"; y trata de re­
pensar

Dios en términos de
O>smogénesis: "Un

Dios que no se
adora ni
se alcanza, sino por el acabamiento de un Universo que él
llena de lw: y de amor ( e irreversible desde dentro)".
Garaudy, en su
libro Mar:cisme d" XXe Siecle, deduce del pen­
samiento de
Teilhard de Ch.udin, "que

al ir hacia Dios no exige
wlverse de

espaldas al mundo, sino, al
contrario, que
cada
uno par­
ticipe plenamente en su transformación y en su construcción, con la
mayor y
más apasionada entrega. En tal perspectiva Dios no es ya
"" ser, ni siquiera la totalidad del ser, pMq,,. """ totaUdad tal no
existe
y pMq,,. el ser está entertimente abierto sobre el devenir, por
NfJM ... ".
4. La vuelta a la "caverna" del inmanentismo hiotoricista.
Una vez situados en esa mentalidad no hay, pues, por que perder
el

tiempo buscando el orden creado
y querido por Dio,, sino que se
trata de que nosotros lo fabriquemos conforme la conciencia del
mundo que nos dicte
cada moment0 histórico.
Pero • . . ¿qué guía tenernOS, para esa tarea, si el hombre no es
capaz de captar
lo que trasciende a su momento cultural?
Como agudamente ha ol>,ervado Leo Sttaus, "mientras para los
antiguos filosofar significaba salir de la caverna'º, pretender que
"toda
actividad filosófica corresponde a un m,,m/o lnstórico, a una cultura
a una civilización", equivale a wlver a encerrarse en "lo que Platón
llamaba la caverna" •
• 953
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JUAN V ALLET DB GOYTISOLO
Bien es verdad, que en este caso -como vamos a ver- se ttata
de la caverna que
¡ nosotros

mismos ayudamos a
construir para en­
cerrarnos

en ella!
Aristóteles, al

principio de su
Metafísica, nos

da una muestta de
cómo los

griegos
trataban de

salir de la "caverna", al exponer estas
reflexiones: "Que el orden y la belleza que ofrecen
las cosas o que
en ellas se producen
rengan por

causa la tierra o algún otro elemento
de esta especie no es verosímil... Atribuir
estos efectos al azar o a
una causa fortuita
es muy poco razonable". Por ello, recordó que
cuando
Anaxágoras

"proclam6
que
es una Inteligencia la causa de la
armonía y
la regularidad que brilla por doquier en la naturaleza, en
los seres animados e inanimados, pareció el ónico sobtio entre las
extravagantes embtiagueces o las divagaciones de sus antecesores".
La intuición del orden de la naturaleza llevó a la convicción de
que era la obra de un Ordenador,
es decir, de que existía un Dios
que regía ese orden. Pero este orden, o
por Jo menos su inreligibilidad para nosotros,
fue negada por el nominalismo.
Más tarde, Lutero rechazó la posibi­
lidad de que nuestta
razón -tatada, a

su juicio,
por el pecado ori­
ginal- pudiese alcanzar ese conocimiento, sin perjuicio de su capa­
cidad para
las cosas cotidianas de la vida. Capacidad empírica que
Francis Bacon y
la escuela
de Pavía, de la que
formó parte
Galileo,
mostraron palpablemente.
Así, cuando el hombre trató de aplicar esas nuevas concepciones a
su
organización social,
se produjo una paradoja que
Leo Straus ob­
serva

al estudiar a Hobbes.
Segón ésre, la razón es

imporente para
conocer el universo,
pero es omniporenre para efectuar libternente
sus construcciones y para avanzar por los
caminos del
progreso
ilimi­
tado, construidos por él mismo, para la conquista de la naturale>a.
Esta

postura ha venido conduciendo al hombre en la orientación
de sus
creencias, hacia

una concepci6n contrapuesta, de la que había
sido mostrada
por Anaxágoras y Aristóteles. m orden presupone un
Dios ordenador, aun
cuando se

admita que ese orden
es dinámico
y
que
act6a por causas segundas, en las cuales es reconocida nuestra
iniciativa que si opera contra aquel orden producirá el
desorden,,
como

reacción del orden violado. Por eso, es muy lógico que
nuestro
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¿CATOUCISMO MARXISTA?
pensamiento proceda en direcci6n ronttaria si entendemos que el
orden
no existe, sino que somos nosotros mismos sus autores, que lo
vamos realizando a

través de
la historia, emancipándonos como cau­
sas
segundas de la causa primera, después de descubrir nuestra voca­
ci6n

terrestre, y de haber aislado
la historia profana de ese Dios de
en lo alto, para considerar
· que

el hombre es protagonista, piloto
y
director del acontecer histórico.
5. La encnroijada del historicismo, ¿un eterno retomo?
De ahí, que para Hegel, lo absoluto o Dios deviene en la His­
toria:
Dios se hace, está mmanente, en el mundo: los entes finitos
son momentos del movimiento
daléctiro de
lo Absoluto (
panteismo
dinámico), y la filosofía como ciencia de lo Absoluto, en su deter­
minación en cada uno de los momentos particulares se identifica
con
la propia historia del mundo. Como nos ha explicado Sciacca, Hegel
ha resuelto el modelo del mundo, o
las esencias pensadas eternamente
por

Dios pero disolviéndolo en un sistema dialéctico que es
en""
migo

de "lo que
está" -y en este aspecto anticomervador-, pero
que, si bien no conserva el ser, en cambio se conserva a sí propio, como
dialectismo --y en este aspecto es comervad01' y reaccionario-. Un
"Dios que se hace"
y "que se identifica con la Historia" -prosigue
Sciacca- "deja de ser Dios". Pero, como
para Hegel, todo cuanto se realiza en la Historia en
tanto real es racional, así resulta que su razón, es -como se había
dicho de la "Unidad indiferenciada" de Schelling- la "noche negra
donde todas las vacas son negras". Todo se hunde en la
Razón que

se
desarrolla en la Historia, en la cual siempre quien prevalece tiene
la razón, está en la verdad; con lo cual quedan "justificadas" cual­
quier iniquidad
y cualquier mataoza: "Hegel -dice Sciacca- con­
firma
a Maquiavelo".
Toda

la historia es así
"sagrada", es

el "tribunal del mundo",
y
su fin u objetivo es el despliegue total de la idea y el retorno a la
idea, en su final, que para Hegel coincide ron la constitucióo del
Estado prusiano que extendería el predominio del pueblo
alemmi en
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JUAN V ALLE1' DE GOYTISOLO
el mundo. De igual modo, para Marx coincide con la instauración
de

la
sociedad homogénea

en la
cual, por no ser ya necesarios, desa­
parecerán
el Estado
y el Derecho. Pero esos finales serían la negación
del

movimiento que, en
estas teorías, es el progreso. Ahora bien,
de no tener dicho final caeríamos en lo indefinido, o sea en el "in­ finito malo", puesto que nunca alcanzaríamos la
meta. Y, entre un
infinito cerrado,
y por eso mismo conttadietorio con su dinámica, y
un infinito siempre abierto, pero "malo" porque nunca llega a la
meta, no

queda otra posibilidad
-a no ser que salgamos de la inrna­
nencia y nos
somemmos al

orden de un Dios trascendente, de en lo
Alto-sino

la concepción de la historia como un círculo en perió­
dico
retorno. Tal como lo había visto Níerszsche, negando así que la
historia sea un progreso infalible hacia una meta de plenitud, y
mostrando el nihilismo de toda concepción historicista por su ca­
rencia de valores
y de fiabilidad. El camino del llamado mundo mo­
defflo nos ha conducido, por lo tanto, al borde del abismo de la nada.
¿Tiene
razón, pues, el académico francés Maurice Druon que, en
la frialdad de su agnosticismo, ha afirmado que la Iglesia con su
"apertura al mundo" se ha equivocado de siglo, al caer en el papana­
tismo cientifista del siglo pasado, poniendo
su confianza en algo que
ya no creen los hombres de ciencia?
¡Claro está;· que no es la Iglesia de siempre la que ha caldo en esa
visión anacrónica y desechada, sino sólo el sector que paradójica­
mente se autodenomina
progresista, desgraciadamente
ruidoso
y en
el que no faltan numerosos miembros de la
jerarquía!
6. El "Reino de Dios" y el mito ·del triunfo final en la "Hia­
toria".
Después de haber examinado cómo, en el mundo moderno, se ha
desarrollado el

total escepticismo
acerca de la existencia de todo orden
trascendente, cómo se
han multiplicado los esfuerzos, siempre bal­
díos, para colocar al hombre en el centro de su construcción inma­
nente, a través de la historia, y cómo se han preparado las mentes
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¿CATOUCISMO MARXlST Al
para que se adhieran a cualquier construcción de este tipo, debemos
volver a
formular la pregunta que anres hemos dejado planteada:
¿Cómo, en algunas mentes, han podido mezclarse la fe cristiana
con

la concepción marxista?
Es curioso notar que esta colusión ha comenzado por la vía de
la
prosecución del mito -roto
por Nietzsche- del triunfo final, en
la Historia, ya sea de la Idea, con. Hegel, o de la instauración defini­
tiva de la
sociedad sin clases, con Marx.
Se produce entonces, en ciertos ámbitos del cristianismo, una
transposición de las bienavenruranzas que, negando su propia esencia
se afirma que deben realizarse aquí en este mundo. Por ello, es más
compadecido el
bienaventurado que

el pecador, y preocupa
más el
fururo de aquéllos en este mundo que el de éstos en el otro.
Y, junto a esta contraposición, vemos desarrollarse una fe beatí­
fica en el fururo material del hombre, aquí en este mundo,
pot la
transformación de las estructuras sociales, "gracia" por la
cual lle­
gará a
· producirse,

aquí abajo, la
"liberación" del

hombre de todas
las opresiones y desvenruras. Liberación que preocupa más que la
salvación
eterna de las almas. Así se trata de sacudir el cristianismo del
calificativo
de
alienad01' que el marxismo aplica a toda religión que
debilite el
interés del

hombre por las
cosas. de este mundo.
El camino de esa liberación nos es señalado orientándolo hacia el
socialismo, puesto que el triunfo
de la sociedad comunista es iden­
tificado, por
esos cristianos, con el ".Reino de Dios" en la tierra,
que

consistirá en la nueva
sociedad ideal del fururo feliz, basada en
la igualdad,
la justicia,· la fraternidad y la solidaridad. Tal como se
aseguta que

pretende
realizatla el marxismo, se afirma que
del mismo
modo debe hacerlo
él cristianismo auténtico, pues su construcción
en
esta tierra -se

insiste- debe constituir el cometido principal de
los cristianos. Para llegar a esta
convicción, se descartan los textos del

Evan­
gelio que parecen indicar que el Reino de
Dios sólo

llegará con la
segunda venida del Hijo del hombre,
después del

fracaso de los
hom­
bres, pues:
-"...
por efecto de los excesos de
iniquidad, la caridad de los
más se enfriará" (San Matea XXIV, 12).
957
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALI.ET DE GOYTISOLO
Tanto que se pregunta si:
-" ... el Hijo del hombre cuando vuelva ¿hallará por ventura
la
fe sobre la tierra" (San Lucas XVIII, 8).
Y San Pablo glosa:
-"Nadie
os engañe en
· manera alguna, porque primero debe
venir la
apostasía y hacerse manifiesto el hombre de iniquidad, el
hijo
de perdición,

el adversario, el que se
ensalza sobre todo lo que se
llama Dios o sagrado, hasta sentarse él mismo en el templo de Dios'"
(Tesalonicenses
II, 3, 4 y 5).
Y, en concreto:
-" ... lo que toca a aquel día y aquella hora, nadie lo sabe ni los
ángeles en el cielo ni el Hijo, sino el Padre·' (San Marcos XIII, 32).
Pero
sí se nos ha dicho que
la ciudad donde reinen "la verdad y
la vida, la santidad y la gracia, la justicia, el amor y la paz" -según
la liturgia del día de Cristo Rey~ no será obra dd hombre, sino
que:
- " ...

desciende del Cielo, del lado de Dios, ataviada
corno una
esposa que se engalana para el Esposo" (Apocalipsis, XXI, 2).
7. La escalonada marxistimción de la teología.
Pero, esos textoS nada dicen a quienes están obsesionados en
identificar
la sociedad socialista con el Reino de Dios.
El
desarrollo, por

esa
vía, de la marxistización de la nueva teolo­
gía se

ha
realizado esatlonadamente -romo nos

ha sido
mostrado
por

Miguel
Poradowski en

su
importante estudio "La escalonada mar­
xistización

de
la teología· - a través de la siguiente graduación:
a) Se inicia con un nuevo "saduceísmo", que no niega dogma
de fe alguno ni ninguna práctica de
la religión cristiana, pero pone
exclusivamente el acento en
los asuntos

de este mundo, silenciando lo
realtivo a
la salvación eterna. De ahí se pasa a negar la vida eterna
después de la muerte, aun sin negar a Dios creador y sefior del uni­
verso
y del hombre, al que ciertamente se debe amar y servir, pero
trabajando
en los asuntos de este mundo.
b) Sigue la identificación del Reino de Dios en la tierra, de la
Fundaci\363n Speiro

·¿CATOUCISMO MARXISTA?
"Nueva Jerusalén", con la sociedad comunista -como biw el teólogo
protestante Karl Battll y ha desarrollado el también protestante Jur­
gen
Moltmann, en "La Teología de la Esperama"-, por lo cual
será deber de los cristianos colaborar en esa construcción con los
marxistas.
e) El cristianismo horizomal centra en el hombre toda la reli­
gión, que deja de ser vertical, y no se apoya ya en el amor a
Dios.
Deja

de ser teocéntrica, para
expanderse en

lo
horiwntal, en

el amor
al prójimo, olvidándose de Dios, y haciéndose
antr0pocéntrica. Lo
único importante es vivir para los demás, para liberarlos de las "es­
tructuras de

opresión"; y las ceremonias religiosas son
"asambléas del
pueblo",

en las que sólo se acusa el
"pecado social" y se le anima para
que

se libere de
"las estrucruras opresivas" caractetlsticas del régimen
capitalista.
d,) Un paso más adelante consiste en la d,epu,ación del cm#a­
nismo,
para adaptarlo a las exigencias del marxismo, combatiendo
todas sus formas de culto y
las devociones de cualquier tipo, pero
aprovechándose, en cambio, de la pastoral y de la catequesis para la
• concienzación" de las masas.
e) Otro escalón lo constituye el crisnanismo sm mitologla, en el
cual
ya sólo se da valor de puros mitos a los dogmas: la Santísima
Trinidad, la creación, los ángeles, el
pecado original,
el cielo, el in­
fierno, la Anunciación, la Encarnación,, la Redención, la
Resurrección,
en

fin todos los dogmas cristianos.
f) Continúa la escalonada con el cristianismo aleo, en el que
desaparece Dios como un mito
más; Cristo ya no es sino un zelote
un

revolucionario, defensor de
· los

oprimidos, como
Marx y Len.in,
como

Camilo Torres o el
Che Guevara.
g) Por fin, el cmlianismo marxisla ya no es, pues, sino la coro­
nación de todo este proceso. Así queda despejado el camino de la
teologla mar:dsla de ú, libe­
raci6n, y, junto a ella, arrancando de cualquiera de esos últimos es­
calones, se abren los de la teologla de la violencia y de la teologla de
la Revoludón, que -con el P. Cardonnel--,a proclama la muerte. del
Dios dominador de los
mundos, del
Ser supremo • que
está bien
muer-
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DE GOYTISOW
to en Jesucristo", "hijo del liberador profético de los pueblos aplas­
tados" y que "despierta el maquis de los pueblos oprimidos".
Pero, tal vez, lo que aún resulta más demoledor es el continuo
tendido de puentes
y de intentos de síntesis del cristianismo con
cnalquiera de
las posiciones correspondientes a las graduaciones ex­
puestas.
Así, observamos aquellos intentos que hacen caminar para­
lelos la liberación marxista y la cristiana, o que consideran la "libe­
ración social" como "el
génnen y el embrión de la salvación" eter­
na, con lo cnal continuamente se facilitan nuevas fugas hacia el mar­
xismo y se mantienen abiertos todos los puentes y caminos por los
que
estas fugas

se
realizan casi

sin necesidad de
superar solución
de
continuidad
alguna.
Una fe trastrocada se pone al servicio de la realización de unas
estructuras utópicas,

antinaturales,
y, por ende, desastrosas. Se olvida
que
la gracia divina encarna en la naturaleza, pero no, por falta de
objeto, en
las locas ideologías fab,,icadas por nuestras mentes en con­
tra de
la naturale:za creada, redimida del pecado por la gracia y
sobreelevada, pero no destruida ni trastrocada.
8. La "praxia" para cambiar las ha.ses de la sociedad y la
colaboración en · ell,a de cristian°" y marxistas.
Esa matxistización de la · teología no podría haberse consumado
si
la transposición ideológica expuesta no hubiese ido, además, acom­
pañada de una praxis constante que, en
nuesttO campo,
arranca
ya
de otras praxis intoxica.doras, previamente introducidas, que en varios
sectores del catolicismo habían sembrado la infección de las ideas
de
la Revolución francesa.
Tratemos de observar panod.micamente las
más notorias etapas
recorridas, en este siglo, por esa
praxis:
l.º El "sueño de cambiar la, bases tutt,nale, y tf"adicionale, de la
,ocieáad y de prometer una ciudad fut,na edificada ,obre otf"os prin­
cipios", para la emancipaci6n polúica, la emancipaci6n econ6mica y la
emancipaci6n intelectual, realización a la cnal todos los obreros de
rodas las religiones fueron
convocados por

el movimiento denomina-
·
960
Fundaci\363n Speiro

¿CATOUCI$MO MARXISTA?
do Le SiJwn, condenado por San Pío X en su Carta. NoJr• charge
llflostholi,¡UIJ
de 25 agosto 1910.
2.º
"L'affrontem- chrétüm", preconizrujo por Eroroanne Mou­
oier
contra el "moralismo bu,gués" y lo que él denominó ",l desor­
den establBcido", proclamando que era necesasia "la mptu,a del
Orden cristiano con el orden establecido: "No se puede. ser
crisúano
sin ser rebelde".
3.º m intento del progresismo social-religioso, después de la
segunda guerra mundial, de
"p,endre la main tendue" por el Partido
comunista,
preconizada por

el grupo progresista
J eunesse de l'Eglise,
dirigido por el P. Montuclard. Seg6n. estos católicos en ese entendi­
miento la misión del comunismo se circunscribía al
desescombro del
mundo
capitalista, es

decir, a limpiar los obstáculos
para la instaura­
ción

de la "Iglesia auténtica". Pero se
afirmaba que:
"En espera de la futura irradiación del Evangelio, el apóstol debe
resignarse,

aun
con dolor
de
su alma, a llevar el Evangelio dentto de
su
corazón (a

"teoir eo son
coeur l'Evaogile
captif"); es decir,
a no
predicarlo,

a renunciar
hasta la intención misma de convertir y de
buscar el menor resultado apostólirn. iomediato que

podtía confirroar,
en el

ánimo de los
militantes solventes del movimiento obrero, la
objeción demasiado extendida de que la religión sólo· puede existir
eo las conciencias
alienadas".


. . "Haciendo caso omiso del
ateísmo explícito
o implícito de las
masas, el apóstol debe
bajar a

la
arena política, en el
plano sugerido
por la realidad del
proletariado; esto

es, por
las. razones
objetivas
puestas al
día por

esa ciencia de la
sociedad que es el marxismo. De
esta suerte
probará que

la
fe no le impide al creyente .la participa­
ción en la
lucha obrera y, al mismo tiempo, someterá su fe a una
purificación que la
desconectará de todas las posic;iones temporales
que

en el
pasado la mantuvieron aferrada".
Conviene

recordar que
paralelamente, ya
en 1937, Maurice
Thorez
inició
la política de la mano ten,J;da. Al hacerlo no dejó de advertir
con claridad. "El materialismo filosófico de los comunistas ,está lejos
de la fe religiosa
d~ los

católicos". Pero
aceptaba que había en unos y
en ottos un mismo ardor generoso en querer dar satisfa!rión a las
aspiraciones milenarias de
los hombres a una vida mejor, por lo cual
•• 961
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALLET DB GOYTISOLO
instó esa colaboración de los obreros creyentes e, incluso, de los sacer­
dotes, con
cal de

que:
"El sacerdote venga a nosotros para entf'egarse
a un kabajo poU#co común y que se CH'Cunscrihan en conciencia a su
tarea, sin empeñarse comra el progrttm11 del Partido".
Bastantes años después, el Secretario del Pactido Comunista de
Francia, Georges

Macchais, en una entrevista publicada por el perió­
dico católico
La Croix el 19 noviembre 1970, respondía:
- "Nosotros, los comunistas, profesacnos una filosofía
materia­
lista

y dialéccica. No queremos
crear ilusiones
en este punto: entre
el
marxismo y el cristianismo no es posible conciliación teórica al­
guna, ni cabe ninguna convergencia ideológica •.. ".
-
" •..
Sin embacgo, podemos
pecfeaacnente trabajar
juncos en
la conscrucción del

socialismo, a
pesar de nuestras divergencias filo­
sóficas.
La construcción de la sociedad socialista ¡ no presupone la
adhesión

de codos los ciudadanos al matetialismo! Supone algo dis­
tinto:
la. transferencia a la nación

de la propiedad de los grandes
medios de producción, el intercambio y el ejercicio del
poder por
los

trabajadores, por
las masas populares ... ".
Y en 1972, en el libro "Les marxistes
et l'évolution du monde
catbolique", Ancoine
Casanova, comentó:
"Esca tendencia lo
mismo puede
fundamentar un ateísmo
(incons­
ciente)

teológico, que
dac lugar a la expansión de teologías (incons­
cientemente) en macchá con nuevos temas y modos de raronac pró­
ximos
al ateísmo
..• "
"... se nota que surgen cada vez más temas ateos, incluso entre
las conciencias teológicas más inquietas".
Dios pasa de
vertical a hori2oncal:
"Dios

pierde altura, conscientemente capeado y definido, como
ligado a las necesidades
y a las aspiraciones humanas; ya no poseerá
fueca de
ellas ni

el cielo,
n( ttascendencia
sobrenatural ... ".
"La precensi6n de la jeracqula de definir ella sola la Voluntad
divina, de
establecer la Doctrina (

teológica, moral, social) resulta al
mismo tiempo
cada vez más discutida (implícita

o explícitamente), en
favor de

una
visión comunitaria
y
democrática de
la
Iglesia"_-
"Transmutados,

por lo demás, en exigencias teológicas
democrá­
ticas

o en nuevas
lecturas revolucionarias
de los
textos evangélicos":
962
Fundaci\363n Speiro

¿CATOUCISMO MARXISTA?
"... Los temas religiosos o. teológicos son cada vez menos debatidos
en

sus aspectos sobrenaturales. La Revolución francesa, las luchas del
siglo
XIX, la puesta en marcha desde finales del siglo pasado de un
laicismo público, ignorado

en otras
partes de Europa, la antigüedad de
la industrialización y del movimiento hacia el socialismo, han con­
tribuido a racionalizar
y secularizar más que en otros catolicismos
europeos
la ideología religiosa".
"Preocupan correlativamente los temas teológicos que giran en
torno de la encarnación y de la fe
y de la visión de Dios, aprehen­
didos como el sentido de una
práctica histórica
de la
cual la huma­
nidad es
la única responsable".
El camino
está, pues,
abocado a la
. pendiente
del
materialismo
históriéo,
y sus resultados los ha expresado Santiago Carrillo, hace
muy poco, con dos preguntas, con cuyas implfcitas respuestas le
parece obvio que todos los escrúpulos de sus
camaradas más recalci­
trantes quedarán salvados: "Desde que
hacemos esta polftica, ¿cuán­
tos católicos se han hecho comunistas"?
4.º Llegarnos al irunovimiento
"cristianos por el iocialismo",
desarrollado especialmente en América Latina, pero ya muy extendido
entre

nosotros, tanto que muchos de
sus difusores

en
América hispana
eran
sacerdotes y religiosos espalíoles. En

los
días 23

al 30 abril 1972
celebró en Santiago de Chile su
"Primer el1Cllento Latinó· Ameri­
cano",

y
es interesante estar informados

del contenido
def documento
final

de
este eru:uentro, en

el que:
- Se
denuncian las actuales estructuraS económicas, el capitalis­
mo, el
imperialmmo, la
opresión, definiéndose
la "liberación de
Cristo" como
.. ,,.,,, liberación radical de #Oda explot~, de todo
despo¡o, de toda alient,ción",
que debe realizarse de la "única manera
eficaz",
por el método del "andUsis", que se describe en términós mar­
xistas, y mediante """" participación en la lucha q"" opone la clase
explotada
a

los
e"plotadores".
- Se expresa que la unidad de los cristianos no importa ante la
precisión de la unidad del proceso rwoludonario, y no se acepta otra
solución
pan lograr la "liberad6n total" sino la brindada por el so­
cialismo, ni más caminos que la dinámica histórica de la lucha de
clases -ante la cual no admiten neutralidad-, el compromiso revo-
963
Fundaci\363n Speiro

/UAN VALLET DB .GOYTISOLO
lucionario y el análisis de los hechos sociales "análisis científico de
la realidad" análogo al efectuado por el marxismo.
-

Se reclama la praxis revolucionaria
y la formación de la "con­
ciencia" de
los ttabajadores, que requiere la existencia de pattidos y
organizaciones populares.
-Se trata de "desmitificat" todo el wntenido de la doctrina so­
cial católica, a la que se acusa de estat determinada por la que es de­
nominada
"cultuta dominante"; y, en cambio, se pondera que, como
efecto de la praxis en
la colaboración de los cristianos con los co­
munistas, se prodtice en aquellos "la comergencia entre-el carácter
radical de la fe y el de su compromiso poUtico", de modo tal que:
"La pra,d,s rwolucionaria constituye el medio generado, de una nuwa
creadvidad teológica",
que "conduce, en un espíritu de auléntica fe,
a
una nu81/a lectura de la Biblia y de la eradición cristiana, a una
lucha que reemplace
los conceptos y los símbolos fundameneales del
cristianismo, de tal manera que no estorben
a

los
cristianos en su
compromiso revolucionario, sino, al contrario, les ayude a asumú-lo
de un modo creador".
9. Las traru,posiciories de fe a praxis y de praxis a fe de los
Cristianos para el socialismo.
A esta ptetendida nueva lectura ha aludido claramente Paulo VI,
en
su exhortación acerca de

la reconciliación. dentro de la Iglesia
del 8 diciembre 1974, cuando, refiriéndose a quienes en la Iglesia
de nuéstros
días "trflldn de SO&a,fltH'la desde denero", dice que "pro­
vocan
el desconcierto en toda la comunidad .eclesial, ineroduciendo en
ella

el
fruto de las teorías dialécticas a;enas al espmtu de Cristo.
Uúlizando palabras
del Evangelio alteran su significado".
En esa operación, claramente denunciada, 1o ptimero que se traspo­
ne es el objeto de la revelación divina mediante la cual, según la Cons­
titución
dogmática Dei V erbum, "Dios quiere manifestat y comu­
nicarse a sí mismo
y los dectetos eternos de su voluntad relativos a la
salvación de los hombres" (núm.· 5); revelación a la que "es debida la obediencia de
la fe, con la que el hombre se abandona a Dios,
964
Fundaci\363n Speiro

,¡CATOUCISMO MARXISTA?
entera y libremente, prestándole la plena adhesión de la inteligencia
y de la voluntad,
y aceptando voluntariamente lo revelado por ffi"
(núm. 3).
Notemos, oon el P. Bartolomeo Sorge, S. l., que de ahí resulta que
"Dios ha querido
desvelarse El
mismo
y, en la luz trascendente de
su
misterio, ha querido descubrir al

hombre su propio
destino, su
último

fin, indicándole al mismo tiempo
-en la Iglesia- la vía
maestra
de

la salvación. Una salvación
integral -<:0mo explica

la
Sagrada
Escritura-que oonsiste esencialmente

en la
liberación del
pecado

y de la muerte, ya actuada en
Cristu resucitado, pero que
alcan=á la

plenitud definitiva el último día "cuando
m oonsignará
el

Reino a Dios Padre" (l.
Co,. 15, 24)".
¿Cómo puede definirse esa

salvación
integral, esencialmente
del
pecado
y la muerte -tras la reSUttecci6n de la carne, cuando nuesttO
cuerpo

se haga neumático--- por obra de
Cristo Dios, acabada la
historia temporal,
oon esas liberaciones que

el hombre pretende que
sea su obra colectiva "en la historia".
He ahí un salto radical de la fe, que se pone en una obra huma­
na, oon lo que se incide en ott0 error; denunciado en la Constituci6n
pastoral
Gamlium et Spes, el de quienes "pretenden que la libertad
oonsista
en

el
hecho de

que el hombre sea el fin de sí mismo,
únioo
artífice
y

demiurgo de su propia historia" (núm. 20).
El sueño historicista, que
mostrando su

nihilismo fue reducido a
la
nada pot Nietzsche, también en un sueño conttadietocio oon nuestra fe.
Pero los errores siguen en cadena cnando
arrancan de otros erro­
res. Es muy cierto lo que dijo el Apóstol Santiago: "Así como el
cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin
las obras está
muerta". Pero se
trata de las obras que vivifican la fe; las que nuestra
misma fe nos exige que la encarnemos. No las obras que trate de im­
ponernos un historismo inmanentista,
-que --como hemos visro--­
está fuera y oontra la fe, que carece de base científica y que filosó­
ficamente

nos
oonduce a la nada.
En cambio, en el cristianismo marxista, se trata del suefio de una
liberación "prometeica" -pero no cristiana-mostrada para exigir
de los cristianos una p,a,d, que -se afirma- ha de conducir al logro
de esa "liberación"
--'-<,unque realmente
puede asegurarse que no
965
Fundaci\363n Speiro

JUAN .V ALlJlT DB GOYTISOW
podrá ser así, y, hasta ahora efectivamente no lo ha sido-y peta
que, por fio, adaptemos la fe a esa praxis. O. sea, se trata de que
falseamos la fe, haciéndola

inmanente
y temporal. Para lo cual se nos
invita a una
prms adecuada a fin de llevar a cabo esa transposición;
y, desde esa praxis, precisamente, se trata de remoldear toda la fe,
mediante
nuevas lecturas de

la
Sagrada Escritura ¡ inspiradas por esa
praxis!, que, por lo tanto, tiene el primado sobre ella.
Como.ha comentado el P. Sorge, los "cristianos por el socialismo":
"parten de la tesis · científica' de que sólo la praxis revolucionaria
marxista puede asegurar la

liberación total del hombre,
para juzgar
después

la fe cristiana a la luz de esa
praxis y conforme a sus exi­
gencias y peta concluir que la fe es 'verdadera' en la medida en que
resulta
'eficru:', es decir, en

la medida en que sostiene
y promueve la
misma praxis revolucionaria".
No
es, pues, de extrañar que -como también ha mostrado el
, P.

Sorge-: "Leyendo
los escritos o escuchando los discursos de los
Cristianos por el socialismo, produce cierta impresión comprobar que
todo
Jo ponen en discusión: la Iglesia, la Jerarquía, el sacerdocio mi­
nisterial, la exégesis bíblica, los sacramentos, la oración, la obedien­
cia, el celibato, el
sentido del pecado''.
Es natural, puesto que se alejan de cuanto, acerca de la fe, ha en­
señado, enseña
y vive la Iglesia, peta vivir una prms revolucionaria,
teológicamente errónea e
intrínsecamente perversa, en

cuanto mar­
xista, y 'luego' tratan de reinrerpretar la fe a la luz de esa praxis,
El primer error está · en pretender esa contradietoria aproxima­
ción,

como acaba de reiterar,
el 2 de marzo, Paulo VI durante la misa
jubilar: "Con frecuencia resulta desconcertante observar que muchos, que
se dicen seguidores del Evangelio, sean incapaces de deducir del
Evangelio mismo una sociabilidad fundada sobre el amor. Temen
acaso, armados

solamente del Evangelio, ser débiles, abstraídos, ineptos
para la
gran misión de hacer que los hombres sean hermanos; y pien­
san
encontrar principios y fuerzas suplementarias marchando a buscar
su eficacia en escoelas materialistas
y ateas, que sacan de la lucha de
hombres
Contra hombres

su lógica
y su energía".
966
Fundaci\363n Speiro

¿CATOUCISMO MARXISTA?
10. Crítica del "análisis" mamsta y de 1,,., reeml.tados de la
"liberación" pretendida.
Por
lo que se refiere a la realización de esta praxis en España nos
contentaremos

aquí con
transcribir unos párrafos de
las respuestas
dadas por Santiago Carrillo
y publicadas en el reciente libro •• D"1TkMI
l'Bspage":
"... hoy tenemos la Iglesia tal vez más evolucionada de Europa
desde el puoto de vista político y social, y es sio duda uo elemento
muy
imporraote para el porvenir ... " (pág. 166).
"... Cada
vez más hemos desarrollado una política muy audaz
respecto de

los católicos,
partiendo -desde

el punto de vista
táctico­
del hecho de que sus organizaciones eran las únicas legales fuera de las
fascistas; y -desde el puoto de vista estratégico-de nuestra convic­
ción de que
para avanzar hacia la victoria de la democracia y del so­
cialismo,
su colaboración era necesaria" (pág. 167).
"... hay una Iglesia nueva que se aproxima al socialismo, que va
hacia
él" (pág. 189). ·
¿Qué añadiremos
a

esto?
Hemos visto al priocipio
la incomptmJJilidad radical de """"ª
fe, de ,.,,.,tra e,peranza y de la crmdatl que debemo, tener, con todo
cuanto e, bá.rictltn8nte precomz«do por
el """""""°·
También hemos indicado cuan depa.r«do, reudtan cien#ficamente
lo, principio, del hi,torici.rmo, anteriore, al marxi,mo, pero con ku
cua/e,
,e abrieron la.r puerta, a la marximzación de la teologla, que,
en po, del ,ueflo del "Reino de Dio," en
la tierra, ha impulsado la
ll"1rlltda "teologla Je la liberaci6n".
Y, asimismo, hemos visto, el final de11Mtro,o ptll'a la fe al que han
llegado quiene, han colaborado con lo, marxi,ta,, ,,,.,.a,tr«do, preci­
Jamente por
la "praxi," que é,to, precomzan.
Pero, auo quisiéramos saber mostrar que, si la caridad es iosepa­
rable de la verdad Y, del bien, esa loca tentativa atenta contra la más ele­
mental carkl«d polttica, por cuanto pretende "concienzar" en una
trama de errores que, hasta ahora, no han llevado, ni jamás poddn
llevar,

por
su cadctet antinatural, sino a resultados contrarios de los
967
Fundaci\363n Speiro

JUAN VALLET DE GOYTISOLO
preconimdos. Es decir, que el éxito de esa acción revolucionaria sólo
ha conducido y conduce a la opresión del totalitarismo m1ls absoluto
y, con él, a la mayor desesperanza humana.
El análisis marxista nada tiene de científico:
-En cuanto opera jugando con diversas significaciones de unas
mismas

palabras,
a las
cuales se atribuye un sentido peyorativo que
se aplica
y extiende, para informarlo, a un ámbito que es m1ls extenso
o bien es ajeno
de aquél que sirvió de base a la calificación. Así lo
vemos en el empleo de palabras como
explotación, imperialismo, co­
lonialismo, p/1,waUas, cflfJita/,ismo, palabra ésta con la cual, v. gr., se
envuelve todo el derecho de propiedad
priva,da de

los medios de pro­
ducción atribuyéndole
íntegramente todos

los abusos del capitalismo
propiamente
dicho.
-
Porque

sus bases •
científicas" hoy se hallan desmentidas por
los hallazgos m1ls recientes de la ciencia, desde la biología a la física
cuántica, que

muestran que
ha sido la interacción, y no la dialéctica,
la base de la
organización y

desenvolvimiento de
la misma materia:
'"Hoy -ha dicho Erik Kramer-entre la teoría de los qu,mta, que sos­
tiene toda la teoría del edificio científico de la edad atómica, y el
pensamiento de los economistas y filósofos marxistas o tecnócratas, parece que hayan transcurrido siglos. No hablan ya la misma lengua.
No tienen ya
ni una idea común". Y B. Ortoneda, en su reciente libro
'Principios fundamentales del
marxísmo-leninismo", después
de so­
meter a un análisis comparativo unos 15.000 argumentos
o simples
afirmaciones, con
las que el marxismo-leninísmo pretende demostrar
científicamente que la
naturaleza actúa
de acuerdo con
las leyes de
la dialéctica, halla no menos de 400 errores
puramente científicos,
600
dialécticos -respecto de

su misma
teoría i_ntrínsecamente contem­
plada

y otros 200 de simple sentido común.
-Ya que la tesis del
determinismo de las ideas por los hechos eoo­
n6micos, que proclama el materialismo histórico, es desmentido incluso
por el propio hecho de que el maixísmo ha sido un producto de
mentes burguesas; y porque la historia tampoco puede ser explicada
conforme su tesis, ya que inversamente muestra el decisivo influjo
de ideas,
incluso religiosas,

en los hechos económicos. Así el
del judaís-
968
Fundaci\363n Speiro

- --------------
¿CATOUCISMO MARXISTA?
mo, según W erner Sombart; o el del protestantismo, según Marx
Weber, en el capitalismo.
-Porque

el propio sentido
dialéctioo de
la Historia,
propug,­
nado

por el marxismo, es contradietorio por su misma tesis final
puesto que la afirma sin antítesis ya, según antes hemos visto; y
porque, después de transcurridos
casi sesenta años desde la vietoria
de

la Revolución rusa, no sólo no
han desaparecido en la U. R. S. S.
las clases sociales, ni el Estado y el Derecho, sino que aquél se ha
hecho más opresivo y totalitario y éste más ooercitivo.
-Puesto

que la
"liberación" de unas pretendidas
"alienaciones"
ha llevado a nuevas y reales "alienaciones", más opresivas y en ám,.
hitos más extensos de intervención; y porque, pese a que ha sido
abolida en los países
oomunistaS la "apropiación" de las '"plusvalías"
por la "clase capitalista", no se ha restituido su disposición al pro­
letariado, sino a la "nueva· clase" dominante, que realmeilte ha to,.
mado el poder y, ron él, ha asumido la disposición y la distribución
de

todas
las plúsvalías.
No

hace mucho que el semanario
De.rlino -que no creo que nadie
lo califique de lo que hoy se
Jlaina "reaccionario" y que presume de
"abierto" y "progresivo'.'~ publicó una serie de tres artículos de
Salvad01" de Madaridga, que aparecieron los días 10 y 26 de octubre
y 2 de noviembre de 197 4, de los cuales vamos a leer
algunos de los
pátrafos que dedica a la U. R. S. S.:·
"El
pasaporte interior,
la intervención policíaca, la prohibición de
huelgas,
las atadúras que esclavizan al -obrero a su puesto de trabajo,
la inveterada costumbre de considerar la -ley y el reglamento como
armas no de orden, sino de
persecución del
díscolo, rebelde
o" mera­
mente discutidor,
hacen de la· Unión Soviética el régimen más reac­
cionario

del mundo.
Todo esto queda ilustrado y confirmado en el
libro de Solsyenitsin.
"Claro
que
nó es cosa de hacer aquí narración concreta de los
casos que cuenta. Sólo es menester decir que la ingeniosidad, la ima­
ginación, la persistencia y la mera indiferencia para oon el sufri­
miento
ajeno qué estas páginas revelan en el Estado ruso y sus es­
birros causan asombro y estupefacción; y que; si bien -kis rasgos ne­
gativos

·como· el
abandono ·

y
el ·descuido son· quizá los que más
*
Fundaci\363n Speiro

JUAN V ALI.ET DB GOYTISOLO
vienen a hacer la vida insoportable al campesino, los intelectuales· y
las ciases liberales tienen que soportar la guerra despiadada de las
torturas ingeniosamente concebidas y aplicadas pata quebrantar la
resistencia y hundir
la · personalidad.
"Quede, pues, constancia del hecho capital Inútil intentar equi­
librar
este cuadro
abrumador con
tal o cual historia de
torturas en
el
Brasil, en Etiopía o en Vietnam (siempre, claro está, sin decir oste
ni moste sobre
las atrocidades del Vieteong). El caso ruso no tiene
paralelo en el mundo. Se trata de un sistema político explícitamente
fundado

sobre
la: tortura física y moral .. Aún hoy, en el momento en
que
esto. escribo, salen a la luz casos como el de un especilista de
clásicos chinos, judío
~l, que

.por haber solicitado marcharse a
Bra­
sil, recibió· de· madrugada la .visita de la policía y sufrió un infarto
de miocardio; o el de los comunistas checos que,
por haber opinado
como
Dubcek, en 1968, están todavía no sólo· en la cárcel, no sólo
,eri trabajoS fou.ados, sino condenados a no respirar aire fresco nunca,
ni en el recinto donde viven hacinados, ni en el local donde trabajan".
El Estado opresor, pese a la profecía de Marx, se ba hecho más
opresivo, y, en cuanto a
la sociedad .feliz sin ciases, según sigue di­
ciendo Salvador de Madariaga, resulta que ...
"Desde luego no se
trata de una redención del génet0 humano
por
redención
del obrero, obra magna que fue el ensueño de Marx.
Ni en lo material ni, menos aún, en lo moral sale el obret0 eman­
cipado de

la Revolución
rusa; ni, aunque salido hubiera, habría sido
lícita
la opetación (suponiéndola posible) al exorbitante precio mo­
ral

que describe Solsyenitsin. ·
"Tampoco se
trata de crear un sistema de. producción que rebase
en fuerza creadora· de. bienestar
1i>s sistemas occidentales. La Unión
Soviétiéa no

da ni para
alimentár a sus súbditos, ni para suministrarles
un vivir comparable al de los occidentales; ni .. para permitirles co­
nocet mundo, ni. para sostener un buen nivel de salud genetal y
menos de amenidad.
"Tampoco

se trata
deJograr un
régimen de igualdad. La diferen­
cia: entre los
sueldos de

los soldados
rusos y.los de los genetales es
muy
superior
en ·Rusia

a la· usual
· en el promedio de los ejércitos
occidentales;
y .. la distancia que va del nivel de vida de los altos
970
Fundaci\363n Speiro

¿CATOIJCJSM.O M.ARXIST A?
{uru:iooarios .del peµido com,unista nuo (que, e11.geheral, Jo son tam­
bién del listado) al nivel de vida del campesino es muy superior al
promedio de tales
diferencias en los país.es .occidentales.
"Tampoco
se

trata de
lograr un nivel. de
igualdad
ante la
ley;
porque, como

ya
sabíamos; y ahora nos describe &>lsyenitsin con todo
detalle, el
aparato de policía (o sea el
partido en el poder)
.ha divi­
dido

el
país en gentes omnímodas y gentes cuyos derechos . y liber,
tades
se hallan a la merced del primer polizonte a :quien decida en­
tregarlos .el partido.

Que los que
dude,¡ lean este libro, cuyas reve­
laciones son monstruosas, y verán
c6mo la

libertad, la salud, el
hQnor
de las mujeres, la carrera, la vida toda, .en fin, del hombre corriente
está a

la merced de un
aparato policiaco sin

respeto alguno por la
verdad o por
la dignidad humana".
11. La acción aubversiva: ,:j,éu}tánte de esa· colaboración, y sm
frutos amargos.
¡ &te es . el fin de la utopia! Pero de nada sirven los hechos para
quienes creen discernir los signos de los tiempos. Tienen ojos y no
ven. De nada sirven las razones, pues en "ellOS · éstas- no son sino el
fruto de mios sentimientos exacerbados y de una· voluntad dirigida a
un sueño de
imposible realidad,

pero
· que obsesivamente persiguen.
Lo más grave es que la per,ecución del espejismo. cotnienza con la
destrucción de todo cuanto que se
juzga un
estorbo para que
aquél
sea alcanzado. Y

si bien tal objetivo nunca se
logrará, en cambio, esta
destrucción

es muy posible realizarla,
y. se pone en práctica· todo
cuanto se puede para

consumarla.
E.sa es la obra de la subversión, hoy
en curso.
Precisamente Roget Mucchielli en su libro 14 subv«sión nos la
explica:
"&tamos habituados a

que, desde hace siglo y medio, se denun­
cie
'la explotación del hombre por el hombre' tomo la tara origiru,l
del

capitalismo ... ".
"No
obstante, existe
otra explOtación del hombre por el hombre
más sutil y despreciable:
,la explotación · de los ideales y de los valo-
971
Fundaci\363n Speiro

JUAN VALUlT DE GOYTISOLO
res humanos universales, como puro objetivo de la manipulación
de

personas.
"Los más contagiosos acentos de la INDIGNACIÓN PERMANBNTB
son hallados por los agentes subversivos para denunciar, desenmas­
carar y desacreditar, presentándose ellos como defensores de la justi­
cia, de

la
paz y de la libertad y de los derechos sagrados de la per-
s<>na humana ......
Sin embargo:
"
...
la astucia consiste en
pasar en silencio (; .. ) los dramas, in­
justicias y vejaciones de las que resultan culpables los aliados polí­
ticos, y en explotar a · fondo lós mínimos hechos de toda clase que
pueden
servir para alcanzar los

objetivos reales de la subversión".
La astucia principal - irracional

inoculada- consistiría en
mostrar lo
"constituido"' como
la
,mtítesis de la lista de los derechos y valores universales. En esa
antítesis

"prefabricada",
Jo "establecido" que se quiere desacreditar
representará, pues, exclusivamente:
- ... "la voluntad de gnerra";
___, ... "la miseria, el miedo, la angustia, los sufrimientos, la ani·
quilación, la matanza ... ".
- ...
"la opresión,
la tiranía, la
arbitrariedad".
-

. . . • el desprecio
a los derechos sagrados, la explotación del
hombre
por el hombre, los abusos de

poder,
el abuso
de
confianza,
el

secreto privado de los intereses personales, el fraude, la desigual-
dad ... ". - ... "las torturas, el egoísmo, el sadismo, el desprecio
por el
hombre,

la indiferencia
por los valores humanos

... ".
Con esta
posicion se ,logran otras tres

ventajas complementarias:
La
AUTOJUSTIFICACIÓN DE LAS VJOLBNCIAS [subversivas] ACTUA·
LBS O EVENTUALES.
"LA DESMORALIZACIÓN Y EL PÁNICO DEL ADVERSARIO".
"LA ADHESIÓN DE LAS ALMAS CÁNDIDAS" • • • .. de quienes por bri­
llantes

que sean sus
inteligencias y renombre" ... "son inocentes per·
didos

en una
gnerra que

no entienden".
· De

ahí la labor que, consciente o inconscientemente, desarrolla
el cristianismo marxista activo, mediante grupo, de dhociación,
972
Fundaci\363n Speiro

¿CATOUCISMO MARXISTA?
"foyer, de contestalion", según explica el mismo Mucchielli, que cita
como ejemplos, tomados de Francia, los dos siguientes:
- La acci6n crn6lica unwers#aria declaraba en el comunicado
de
Síntesis del

encuentro
naciorurl de
Dijon {15-18 de abril de
1971): "Pensamos
hoy que la universidad y la sociedad no son re­
formables: cualquier lucha y todo intento que no se inserten en un
proceso
global contra

el sistema capitalista
reforzarán la
lógica de
este sistema fundamentalmente alienante". la conclusión es, pu~ una
incitación a sus miembtos para alistarse en la acción directa.
El libro titulado
THBOLOGIB DE LA RBVOLUTION (publicado por
"Editions Universitaires") donde el Padre Joseph Comblin expone,
en el
mismo sentido,

que "el cristianismo es
revoluciollllrio por
na­
curaleza". Santiago Carrillo, en sus respuestas en
D"""'"' fEspagne nos
muestra que ese mismo fenómeno, obsecvado
también en España, no
es puramente casual
y espontáneo. Conviene que releamos:
" ... en
la Iglesia se ha creado un complejo de culpabilidad .. .''.
"...

Esm
ha conducido a los nuevos curas, a los nuevos católicos,
a una reflexión profundizada
acerca del
papel de
la Iglesia en la so­
ciedad de hoy.
Cada vez más hemos llevado una política muy audaz
respecto de los católicos ... ".
¡ He ahí la cacea de la cual muchos se han convettido . en instrn­
mentos manipulados, en juguetes,
ruando no
son cómplices!
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