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Número 137-138

Serie XIV

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Panorama de Portugal. La revolución del 25 de abril. Su significado y perspectivas

PANORAMA DE PORTUGAL
La Revolución del 25 de abñL
Su SIGNIFICADO Y PERSPECTIVAS.
LUIS DE SENA EsTEVES
L Revolwoión equwocada.
La Revolución del 25 de abril de 197 4 en Portugal es ya, en este
preciso momento,
una revolución equivocada. Equivocada, es cierto,
por lo
menos para una de las corrientes que en ella participaron ac­
tivamente,
y cuyos hombres más importantes o están en la cárcel
o en exilio.
El 25 de abril fue una equivocación del General Antonio de
Spínola, de sus fieles capitanes y
a>roaodaotes. Spínola en

Brasil
y
Almeida Bruno en la cárcel de Caxias son el más claro testimonio
de que la libertad de la Revolución de los claveles no era para ellos.
En verdad, sólo después del 25 de abril comenzó para Spínola y sus
compañeros la
dicladtHa. Ahora si, e inesperadamente, serán juzgru:los
por

alta traición.
Después de lo que
pasó, la revolución se ha to1'1lacio más pura,
casi unívoca,
apartado el

equivoco
inicial que

unió a masones,
li­
berales, socialistas y anarquistas en un esfuerzo común para destruit
la

nación que no
sentían como

suya.
Se quedaron en el campo
verdadera y únicamente los comunistas
de Cunbal y
los socialistas de Soares, viejos y fieles amigos, que
Abreviaturas.
C. D. S. Partido Centra Demócrata Social.
P. P. D. Partido Popular DemocráJico,
.,

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LUIS DE SENA BSTEVBS
pru-a ronsolidar la vieja amistad tienen que reñir, a veces ásperamen­
te.
Lo que purifica y robustece su mutuo amor.
Los dos partidos demoliberales -Popular Democrát;co y Centro
Democrático Social-,
que tienen cierta filiación o parentesc0 con
los
pattidos
democráticos y socialistas de la Europa occidental, tu·
vieron

que
seguir en

la cola de los dos primeros. Fueron obligados a
firmat previamente a
las elecciones el pacto con el Movimiento de
las Fuerzas Armadas. Para sobtevivit aceptaron condiciones que los
colocan fuera del juego político de la Europa libre,
y que son, desde
luego,
similares a las existentes en el Este europeo.
Siendo
así, la Revolución del 25 de abril ha colocado ya al país
-cualesquiera que sean los
partidos en

causa- fuera de Europa.
Aunque hubiesen
aceptado el pacto con el M.F. A. con la finalidad
de permitir
la efectiva imp{Jsición al, País de un clima de orden pú­
blico :; respeto por
la ley'", según el C. D. S. (1), o porqUB la fef/O·
luci6n PUBáe cOffer el riesgo de qUBáarse en el camino de retroceder
o de des1/Ídl'se hacia donde no se tj"8fla, según el P. P. D. (1), la
verdad es que estos
partidos aceptaron

la
cond.ici6n impuesta de it
detrás del coche del

vencedor. La
plataforma pre-electoral, impuesta
más que puesta por el M. F. A., fue .en verdad una plataforma SO·
cialista de modelo marxista.
Las elecciones y sus resultados en nada modificaron estas circuns­
tancias, porque el poder existente ~nadie detenta en este momento
el
Poder-no ha cambiado de manos. El poco poder existente per·
tenece al M. F. A., Sindicatos, Comisiones Administrativas de las
Cámaras, que es lo mismo que decir el Partido Comunista Portugués
y sus títetes. En el resto existe la anarquía. Las elecciones no cam­
biaron

los detentatores del poder
ni la anarquía. Solamente afectaron
al

prestigio de los que
mandan, lo que rednnda ya en más anarquía.
No pudiendo ser juzgada
por lo que es, la situación portuguesa
se puede
juzgar claramente por Jo que se pretende que llegue a ser.
En esta perspectiva, el Consejo de Ministtos, reunido inmediatamente
después del

11 de
mano, ,aJ. interpretat las resoluciones del Consejo
Superior de la Revolución, fue perfectamente claro:
determinó que
( 1) «O Século», 16-4-75.
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PANORAMA DB POIITUGAL
se procediese a la rolectivizaci6n de los medios de producción del
país, en el sector bancario, en el secror industrial, en el secror agrí­
rola. La nacionalizaci6n de los . banros, de las industrias fundamenra­
les del
país, de propiedades y empresas agrírolas de más de 500
hectáreas de

secano y de
más de

50 de regadío, de emisoras de radio
y televisión, de los transportes públicos, son sin ninguna
dµda pro­
cedimienros

propios de los
regímenes socialisras marxisras del
Este
europeo, que no tienen similitud alguna
ron cualquier socialismo
de tipo occidental.
La democracia pluralista, a qne se arogieron los partidos demó­
craras, no

es
más que un mito. El pluralismo dentro de un sistema
marxisra es verdaderamente la
cuadratura del
círculo.
Como en la
práctica marxisra lo que imporra es la orienración
roncrera y no
las abstracciones. ideológicas, que sólo interesan en
ranto
adopten aquella orienraci6n, se puede afirmar qne la Revolu­
ción del 25 de abril perdió el equívoco inicial. Hoy está en la línea
fundamental

de la
praxis marxista. Dado que el marxismo ronsiste
en la
práctica de una dialéctica materialisra, y no en las diversas de­
claraciones y actitudes que adoptan sus
poHtiros, será
ronveniente
que no haya
dµdas acerca

de esto: que Portugal está sujero rotalmente
a una
praxis marxista unívoca.
Habrá habido equívoco en quienes dieron su voto a Soares pen­
sando que no se lo daban a un mancisra; habrá habido equívoro en
los partidos
democrátiros que
aceptaron el
pacto ron el M F. A. Son
equívoros muy ronvenientes
para una Revolución que es ya unívoca­
mente marxista.
II. Do• Acritudes.
En toda esra evolución mvieron gran importancia dos actitudes:
una, la que yo llamo la
perversión pragmática de la inteligencia con­
temporánea; otra la actimd mítica

del
centrismo polltico. No son
específicamente
pormguesas, sino

qne pertenecen a la menralidad
rontemporánea europea.

Representan la
sustimción de

la
VERDAD, de
la
NAWRALEZA CREADA, de la LEALTAD y la FIDELIDAD por el prima­
do. absoluto

de la práctica, y por la
esradística sociológica.
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LUIS DE SENA IlSTEVBS
La fl"'1Jersión prag-,nática de /ti inleligencia;
¿Cómo fue posible que el general Antonio de Spínola haya de­
fendido, en su libro "Pottugal y el Futuro", uua tesis que -pocos
meses después negó
completamente en
la
práctica, cuando
entregó la
Guinea
Ponugnesa y Mozambique sin refe,endum, sin ninguna jus­
tificación democrática, sin taZÓn alguna apoyada en la voluntad de
las poblaciones ni
de taza o

de
etnia-a

unos
grupos de gnettilletos,
más que níinoritatios y solamente apoyados en la fuetza atmada?
Afirmó
en su libto
categóticamente que
el abandono puro
y sim­
ple de
Ulttamat significaba

la destrucción de
Ponugal como

nación
libte (2), proponiendo el
referendum pata solucionat la gnetta. Pues
bien,
hizo todo

lo que condenaba
y nada hizo de lo que proponía.
Antonio de Spínola tepresentaba la
eottiente más ptestigiosa de
la
Revolución, peto f101' 11na razón práctica pata continuat en el
podet, no

dudó en
negat los

principios políticos de esa corriente.
Esta es la auténtica historia del 25 de
abtii, la negación constan­
te
y sistetnática de todos los principios que inicialmente se habían
propuesto:
l.º La definición de Portugal como una nación plurirra­
cial
y pluricontinental, a la que competía decidir libtemente su fu­
turo; 2.
0 La instauración de un proceso democrático pata resnlver la
crisis ponuguesa; 3.0 La instauración en Portugal de las libettades y
gatantías propias de la detnoetacia; 4.0 La intervención de las Fuet­
zas
Armadas limitada tetnporalmente hasta

que la nación
ponugnesa
pudiese

decidir mediante sus instituciones
detnocráticas ..
De todas estas afirmaciones iniciales solamente fue cumplida la
refetente a

las
elecciones, que,
por
lo detnás, fueron totalmente des­
virtuadas

en su significado
detnocrático con
la eliminación arbittatia
de un buen
nwnero de

partidos de
detechas. y centro (Partido do
Progresso, Partido Nacionalista
Ponugnés, Partido

Liberal, Movimien­
to Popular
Ponugués, Pattido

Demócrata Cristiano,
Movimiento de
Acción

Portuguesa). Elecciones que
fueton totalmente
controladas
por el
pacto impuesto a los partidos restantes, · y que acabaron, de
hecho, por
set anuladas en sus• resultados, puesto que el Partido Co-
(2) Antonio de Spinola, «Portuga e o futuro», Ecl Arcadia págs, 3 y 5.
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PANORAMA DB PORIUGAL
munista Portugués y el Movimiento Demoaático Portugués, ambos
comunistas
que
perdieron las elecciones, se niegan a dejar los pues;
tos de mando que tienen en todo el país.
No

nos sorprenden
estos hechos. Los esperábamos todos. Lo que
nos preocupa es la
incohetencia, la

mentira,· la aceptaci6n de la
rea­
lidad sin que la conciencia europea y nacional se vuelva contra des,
lealtad
tan evidente. Aunque ésta sea una actitud constante. en la
Ws­
toria contemporánea. Se
han alzado a los altares una cantidad de dioses o mitos -igual­
dad,
libertad, democracia, coexistencia pacifica, autodeterminación de
los
pueblos-,
peto estos

dioses no
han conseguido imponet sus leyes
ni traer la
paz a la tierra. Al contrario, han provocado por sí mismos
una

situación de
catástrofe en la cual puede perdetse la propia hu­
manidad.
m hombre moderno creó dioses a su semejanza y se. adoró a sí
mismo. Por ·eso no puede, ni tampoco quiete, renunciar a. lo que le
pierde
y ahoga.
Desde la Revolución rusa,
hace sesenta año:,, las revoluciones
comunistas han sometido naciones y pueblos enteros -como en el
caso más reciente del Vietnam, del modo más patentemente contrario
a los mitos que creó el mundo moderno-y los gobietnos de esos
países son aceptados a la convivencia internacional, con una despresti­
giante
y más que comprometedora actitud de pasividad. La conciencia
mundial no manifiesta
,Ja más pequeña reacción vital ante los aconte­
cimientos que, como los de la invasión de
Vietnam, amenazan
no sólo
la convivencia internacional sino sus propios fundamentos.
Parece que
el pensamiento humano está sujeto a la ley de la con­
tradicción, parece que puede ya
aceptar al

mismo tiempo los princi­
pios
y la negación de los principios. La lealtad, la fidelidad, apenas
son ya sino recuerdos de viejos
y pasados
tiempos.
Y, sin embargo,
esas dos virtudes constitulan la garantía misma de toda vida social,
puesto que los conceptos de ley, de justiciá y de derecho son incom.0
prensibles sin aquellas virtudes de la voluntad y de la inteligéncia
que exigen el respeto de un criterio constante y transcendente, y la
aceptación de alguna cosa que está más allá de nosotros y se nos im•
pone.
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LUIS DB SENA BSTBVBS
No existe nada inteligible, solamente hay un impulso ciego y loco
hacia la nada. Nosotros, que nada entendemos, que nada comprende­
mos en contra del principio de identidad del ser consigo
mismo, nos
sentimos

aniquilados con esta
generalizada indiferencia
para con la
verdad. La verdad deja de interesar al hombre
común, y lo que

es
a6n
peor:

la verdad solamente interesa para servir la
práctica política.
Lo· que queda de verdad se encuentra esclavizado a la . práctica. Se
imponen los hechos,
las fuerzas, la eficiencia del querer, la revolución,
erigida en sistema contra el ser.
Se ha sustituido el En p,;,,c;p;o .,,. el Verbo de la fe católica, por
-cl En el principio está .la acción, es' decir', Ia· fuerza ciega, instintiva,
irracional de la materia.
Sólo entendiendo

esto, llegaremos a comprender la actual política
portuguesa.
La proclamación solemne del Movimiento de las Fuerzas
Armadas, hecha por el general Spínola a los portugueses, en la ma­
drugada del dfa 25 de abril de 1974, era solamente pragmática, prác­
tica.. No significaba nada. Era radavía la propia fuerza de la Revo­
lución:
fuerza y no idea o concepto, entendámoslo bien. Eso ha per­
mitido que con su sugestión se hayan producido los signientes hechos:
- l.º La toma de posiciones en los centros vitales del País por
representantes del Partido Comunista Portugués.
- 2.
0 Las tomas de posiciones en el mundo orientadas por mo­
vimientos favorables a la estrategia
marxista.
Si bien en el programa del Movimiento de las Fuerzas Armadas
se

propugnaba la democracia, la libertad,
las garantías individnales,
no es posible entender que hubiese habido realmente intención de
realizar tal
programa. Los hechos demuestran lo que afirmo. Intere­
saba
solamente la

sugestión
y la fuerza de esos ideales para la con­
secución de

los fines que se
querían alcanzar. La proclamación de los
principios ha provocado inmediatamente la
liberación de fuerzas ins­
tintivas, de
fuerzas puras,

irracionales, que,
por sí solas, han sembrado
el
desorden, la
anarquía, la rebelión

contra la
razón, contra la obe­
diencia, contra el propio concepto
ético. La ·fuerza instintiva desen,
cadenada
de esta forma, fue utilizada para destruir el orden moral,
político
y racional de la nación portuguesa, desde sus cimientos.
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PANORAMA DE PORTUGAL
EstamOS viviendo la misma definici6n de la práctica marxista, uti­
lizada desde el primer día de la Revolución de abril
Y no se
alegue que decir una cosa y hacer lo rontrario haya siclo
siempre

propio de la política
y que ahora, una vez más tan solo, ha
sucedido ésto. Es cierto que la mentira, la infidelidad, la deslealtad,
empezaron en la
historia con el

hombre, pero
el marxismo rompe el
propio roncepto de verdad y destruye desde la raíz la actitud de leal­
tad y fidelidad. La práctica
marxista, que
define el proceso portugués,
es la
sistemátización de

la perversión en
política, es
la infidelidad sis­
temática al ser, pues es el propio sistema polítiro el que recusa la
verdad en

sí misma.
Es un

maquiavelismo al servicio no de una idea,
ni de una ambición, ni de un imperio, sirio más bien al servicio del
mismo maquiavelismo. Es
un· maquiavelismo
esencial, no como
pro­
ceso, no -como medio, sino'· como fin. ·-En suma, ·es la revolución total,
sistemática y permanente:
El socialismo de
Mario Soares y los movimienros marxistas por­
rugueses,
independientes del
Particlo Comunista Portgués,

en
nada se
distinguen en

la
práctica revolucionaria esencial·

en el aspecto de la
sistemática negación de la verdad. Unicamente procuran independen­
cia y autonomía de· su proce.io pragmátiro. .
Los partidos llamados dernocrátiros, romo el Pdrlido Popular De­
mocrático y el Centro Democrático Soci,i/,, aunque no mari:istllS, se
dejan
todavía sujetar

por el
proceso de

la práctica
marxista impuesto
al

país. No pudiendo lograr
""" orientación independiente,

han acep­
tado el juego según el propio sistema del adversario. Este fue el
gran error de SpJnola.
La corriente social demócrata, en la que se apoyó el general Splnola
aunque
ron programas polítiros semejantes,

tienen orlgenes distintos.
El P.

P.
D. nació de la misma oposici6n democrática al régimen de
Salazar. El C. D. S. del propio régimen depuesto, en su tendencia Mar­
celista, cuyo lema era "la evolución sin revolución"., esto es la ttan~
sición sin traumas, de un régimen rorporativo a un régimen demócrata.
El
P. P. D. de Sá Carneiro, viene paso á paso negando sus propios
principios,

por razones prácticas, claro.
Siempre ron ministros

en el
Gobierno
provisional, rolaboró ---'- sistemática negación

de los principios democrátiros en la
ronducción
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LUIS DB SENA BSTBVBS
de la política portuguesa. Con el pretexto de no dejar el poder en ,na.
nos de los comunistas, aceptó la liquJdación del Ultramar, la roma
del poder por los comunistas, la institucionalización del M. F. A. y
no sabemos qué más aceptará aún.
El C. D. S. es paradójicamente el único defensor de la misma de­
mocracia
que

depuso al
anterior régimen. Sin fuerza, sin represen­
tación en el Gobierno provisional, se refugió en el mito protector de
la
democracia. Oaro que tiene solamente la protecció!l de un mito
y
nada más. Defensor anteriormente del corporativismo, y, por su­
puesto,

de
un régimen tradicionalista y no democrático, defiende ahora
una democracia ulrrapasada por los hechos y fuera de posibilidad.
Si, en la co¡¡ducción política, se _otorga la importancia decisiva a las
fuerzas y no a las ideas, se debe preguntar si el C. D .. S., corporativlsta
hace
un afio y democrático ahora, no perdió -áeaso precisamente aque­
llo mismo que procura, la fuerza de los vientos. Ni idealmente ni
prácticamente
la
democracia tiene la menor oportunidad.
La pervetsión pragmática

de la inteligencia
afecta hoy de modo
trágico a todo el proceso polltico portugués, en todo el ajedrez ""'
dona!.
La seducción de la práxis sustituye a la fuerza de la verdad,
verdad que

en polftica
se deberla referir al real interés de la nación,
en sus raíces, en su cultura, en su alma colectiva, en sus instituciones,
en
sus órganos

sociales primarios y
secuildarios, en
su
futuro.
De negación en negación, de compromiso en compromiso, y con
el alto fin de salvar una reserva moral e ideal, asistimos a la destrue­
ción

de
todos los valores, ideas, instituciones que a lo largo de los si­
glos

forjaron
la nación lusa. Y mientras la verdad, la ética polftica, la
naturaleza, la lealtad a un ser histórico, que es Portugal, no ejerza
su natural fuerza imperativa en la vida nacional, no podremos esperar
orra cosa que

no sea la
consumación progresiva,
quizá definitiva, del
desastre.
fil. -El Mito .del centrismo.
· Aunque la única posibilidad de salvar la nación sea el urgente
r.egreso .a la verdad, a la ética política, al interés y il los valores nacio-
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PANORAMA DB PORTUGAL
nales, lo que desgraciadamente se plantea como solución es una po­
lítica
democrática de
centro.
Perdida la referencia a la verdad, perdida la noción de la iden­
tidad del
pensamiento con el ser, se

planteó como
norma y

objetivo
de la política el equilibrio entre
e,cttemos.

El
e,ciremismo es conside­
rado
hoy el pecado en política. El centro entendido según un con­
cepto

de la física
.. como
el punto estático en tomo del
cual oscilan
los e,ctremos-es el ideal pragmático de los órdenes políticos que
en Occidente aún
creen poder
imponerse como alternativa de
la re­
volución.
El centro es
media, es

mayoría, pues
la mayoría es identificada ha­
bitualmente con la media. Centro -media-mayoría. La política
se
hace, según esta concepción, ciencia sociológica y estadística. So­
ciología y estadística se
han oonvertido de este modo en criterio de
normativa política.
Todos

los fenómenos
democrátioos se
pueden
expresar con
una
eutva en la que se da la más alta frecuencia de casos en la parte me­
dia,

que van
d=eciendo en
frecuencia a uno y otro
lado. Variando
las condiciones, las frecuencias c;ambian más hacia un lado que hacia
el otro.
Escojamos, por ejemplo; un
test de conocimientos. La frecuencia
cuantitativamente más elevada de la población sujera al test, tiene su
punto
,ilgido en

una va:loraci6n, que podrá
variar más para la derecha
o
más para la izquierda, de acuerdo con la cultura y el aprendizaje a
que
haya estado sujera la
población. Resulta

así
manifiestamente ab­
surdo

poner como criterio de decisión la frecuencia
más elevada. La
valoración por la frecuencia llevarla a admitir que la equivalencia de
las frecuencias minoritarias de quienes no resolvieron 'una sola cues­
tión del test y las de quienes los resolvieron todos.
El centro, la media,
la mayoría adoptadas como criterio político
obtienen, con todo rigor, el mismo
resultado. Se enajenan de los va­
lores

reales, de
la verdad. Se pretende con ese criterio una posición
de equilibrio de fuerzas, que permita el juego posible en política.
En la realidad, según las circunstancias que actiien sobre· la po­
blación, una corriente política de Centro, · puede desplazarse hacia: un
e,cttemo, sin cambio inttínsecó. Así, en Portugal, por la eliminación
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LUIS DE SENA ESTBVES
de varios Partidos ·de derecha y centro, el Centro Democrático Social,
que era un
partido de

centro, se
transformó en partido de
extremo y,
sin ningún. cambio intrínseco, y su ideología
pasó a considerarse como
extremista.
Como tal apenas consiguió un
diez por
ciento de los
votos, menos aún que el Partido Comunista
Portugués.
El

Partido
Socialista, que es un auténtico partido de izquierda,
pasó, también sin cambio intrínseco de ideología, a resultar un partido
de centro y, por eso, obtuvo la mayoría
de los votos en las elecciones.
No cuesta ya creer que
el Partido Comunista Portugués aún llegue
a ser un partido de centro. El electorado tiene siempre tendencia a
votar en los
partidos de

centro, solamente porque son de centro, sin
consideración
por los valores que defienden. La victoria de un partido
de extremo implica la sugestión de la imposibilidad política de
go­
bernar, de la inestabilidad. Por eso el mayor interés de todos los par­
tidos es el de ser escoltados a uno
y otro lado por partidos extremis­
tas.
En un sistema democrático bipartidista, como los que existen en
algunos países occidentales, se verifica el mismo fenómeno: la
ten­
dencia centrista está representada por el hecho de alternarse ambos
partidos en el mando de la política.
En las democracias, por más auténticos que sean sus valores, nin­
gún partido de extremo tiene posibilidades de vencer. Al estar fun­
dada la democracia en criterios sociológicos y estadísticos, se trata de
una imposibilidad práctica y sistemática.
La tendencia centrista se justifica con la noción de equilibrio Ver­
dadera estadísticamente, es mítica como
criterio de
valoración,
y mí­
tica en sus resultados.
En realidad no produce el equilibrio deseado.
Ese equilibrio no tiene la menor referencia al equilibrio político
de la sociedad humana. Es un concepto equivocado de equilibrio.
Importa deshacer ese equívoco,

gravísimo en sus resultados y apli­
caciones.
Si entendernos el equilibrio con referencia a la verdad, a valores
naturales y
sociales, a una realidad independiente de ficciones,
al ser,
fácilmente llegaremos a la conclusión de que el equilibrio centrista
de la
democracia nada tiene que ver con el equilibrio social con la
estabilidad, con la sálud de las sociedades políticas. No hay equilibrio cuantitativo en lo que
respecta a

la verdad, a
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PANORAMA DE PORTUGAL
la naturaleza creada, en Jo que respecta al Ser. La verdad, la naturaleza
creada, el Ser es uno, no es una media entre varias
hipótesis o teorías.
La Verdad, la naturaleza creada, constituyen el único y necesario cri­
terio de la política,
y la politica tiene que aceptar la totalidad de la
Verdad, de la naturaleza, del Ser,
si quiere obtener estabilidad, salud
social,
equiUb,io real. m equilibrio es una consecuencia de la política
referida a la Verdad.
m equilibrio -o armonía- tiene su exacta y propia aplicación
en
Jo que respecta a esta cualidad específica: que una sociedad polí­
tica está constituida por diversos
órganos, poderes y jerarquías que
se deben armonizar entre sí
y todas en su conjunto para la obtención
del bien común. Es la verdad, es la naturaleza creada, es el Ser que
determinan este bien común,
y ellos también exigen la variedad y ar­
monía de diversos
poderes y

jerarquías sociales. Allí está el verdadero
concepto de equilibrio político, que es equilibrio orgánico. En un sistema democrático existen solamente el individuo
y el
Estado, emanación del individuo por medio del sufragio universal. El
Estado proviene de la·
volunt,id individual por medio del voto, y así
solamente se plantean en la vida social todas
las limitaciones, dere­
chos
y deberes. Siendo así, los límites entre los cuales oscilan los re­
gímenes
democráticos son
la anarquía,
o sea, la nimma realización
del

individualismo,
y el soci~lismo en su grado más extremo, en el
cual el Estado torna a su cargo la mayoría de las funciones individua­
les.
ID equilibrio

dentro de esre sisrema estará en un compromiso
entre la libertad individual y las atribuciones del Estado.
Queda fuera de esta concepción la propia realidad orgánica de
la sociedad, por consiguiente, la
. propia

nodón de
. sociedad. Resulta
imposible

de
este modo el concepto esendal de· armonía social, que
es fundamentalmenre el equilibrio entre órganos, entre poderes so­
ciales naturales. Queda fuera de esta
concepción la misma noción del
Poder
y del orden jerárquico, que es algo dado por la naturaleza y
no dado contractualmente. Siendo
la armonía social esencialmenre una
referencia, una relación entre sujetos y objetos del poder, podemos
afirmar que la ideología democrática, por si sola, es ajena al concepto
del equilibrio social. Por más
que lo busque, jamás Jo encontrad,
puesto

que
está fuera del sistema. ·
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LUIS DE SENA ESTEVES
IV. La solución perdida.
El mdicionwsmo cristiano es el único que podría conseguir aquel
equilibrio, dado

el
respero por
la
narurale:,.a creada, manifestado en
la
sociedad polftica por medio de múltiples
6rganos y jerarquías con
poder
propio.
Este
tradicionalismo cristiano

tiene identidad fundamental con
el corporativismo, aunque el corporativismo haya sido también iden­
tificado a
cierms ideologías

rotalirarias de extrema derecha, pero sin
fundamento real.
El
concepro de

corporativismo
es definido por el concepro de so­
ciedad política integrada por organismos, que se relacionan entre sí
y con jerarquías superiores, seg6n la subordinación general al bien
común. Ese bien común ni aplasta ni dispensa la justa subordinación
al interés común, creado y formado por una evolución histórica, en
la que intervienen múltiples factores
y circunstancias: geográficas,
raciales, lingüísticas, guerras, solidaridades_ vividas, ete., etc;
Si el corporativismo se entiende como una ideología de derecha
conviene hacer una importante distinción.
En primer lugar no es una
ideología, puesto

que puede afirmarse que fundamentalmente es rea­
lista e

histórico, fundado en una realidad viva y creadora
al mismo
tiempo. Y se distingue también de
las ideologías en cuanro afirma
una
rotal fidelidad a la
naturalez.a creada:
respeta el
concepro de
Ver­
dad, de Ser, anterior e independiente de la inteligencia humana.
Cuando se afirma, de igual modo, que el corporativismo es una
ideología de derecha, se debe afirmar, sin dejar lugar a dudas, que
el corporativismo se encuentra fuera de un sistema de partidos;
y no
puede, por
tanro, ser

entendido como
si se opusiese a una izquierda
dentro de un sistema democrático. El corporativismo se opone ra­
dicalmente
y en bloque a toda la gama de posiciones partidistas en
un sistema democrático. Como se opone radicalmente,
y de igual for­
ma, a la anarquía
y al socialismo, ideologías atomlstitas de la socie­
dad,
cada una a su manera evidentemente. Si se entiende el corpo­
rativismo como derecha debe entenderse en el sentido de que se opone
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Fundaci\363n Speiro

PANORAMA DB PORTUGAL
radica:lmente y desde fuera a las ideologías anarquislllS, democráticas
y socialista&.
El corporativismo del régimen de Salazru: ha sido identificado con
el concepto de corporativismo de Estado.
Y también con un concepto
raro de corporativismo capitalista. En realidad el corporativismo del
régimen de
Salazar era esencialmente

tradicionalista
y cristiano, aun­
que
no consiguió liberarse de los condicionamientos peculiares euro­
peos en que había nacido, o sea, ni de la influencia del nacional-so­
cialismo
ni de la influencia del capitalismo liberal. A su veo:, el cor­
porativismo

italiano del régimen de Musolini nació de la evolución
de importantes jefes socialistas
-aunque no

del
socialismo como sis­
tema-hacia una concepción tradicionalista y cristiana de la socie­
dad, pero que no consiguieron liberarse totalmente de sus prejuicios
de origen
ni de cierta influencia indirecta de la filosofía hegeliana
proclive
al totalitarismo estatal.
Estas circunstancias europeas apenas influyeron extrínsecamente
en
Salazru:, formado en la más auténtica tradición cristiana y portu·
guesa,

heredero del
legado cultural del

Integralismo Lusitano de
Sar­
dinha.

Sin embargo, no consiguió
liberarse de
las influencias contem­
poráneas, aunque debemos afirmar que,
no obstante todas las defi­
ciencias, su régimen se definía esencialmente según un concepto de
tradicionalismo cristiano. No democrático,
no liberal, tampoco so­
cialista.
La incomprensión total de una Europa demolibera!, la oposición
radical del mundo
marxista, la incomprensión u oposición de la Igle­
sia, agravada
en

los
óltimos tiempos,
la infección e implantación en
la vida nacional de todas estas tendencias, la
fálta de

fe, la falta de
valor, la pasividad
e infidelidad de las élites nacionales más repre­
sentativas, cercenaron el desarrollo del corporativismo
portugués, y,
por

eso, cuando este incompleto corporativismo fue llamado a
su
prueba de vida o de muerte, sucumbió. Hoy parece que no queda nada
de la labor de un exrraordinario estadista, ni del sistema que durante
cuarenta y ocho

años
procuró plasmar uÍ1 Portugal verdaderamente
notable.
Ninguno de

los cuerpos sociales de la nación portuguesa
pa­
rece capaz de resistir la tempestad que de súbito cayó sobre ella. Es
evitlenle la falta de 11/talidad de los cuerpos sociales de la Nacron. Si
1021
Fundaci\363n Speiro

LUIS DE SENA ESTEVES
en el 24 de abril de 197 4 estos órg¡u,os hubiesen tenido plena vita­
lidad, no hubiésemos llegado a la proximidad de una catástrofe. Meditemos acerca de las causas de este tremendo revés del cor­
porativismo del régimen de
Salazar.
Antonio

de 0liveira
Salazar era
un profesor de
Finanzas en
la
Universidad de
O>imbra. Cnando fue llamado al Gobierno, iba solo,
sin que le acompañase el
habitual séquito

de un líder político. Sa­
neada la
catastrófica economia portuguesa,

se encontró rodeado de
un enorme prestigio, que le
permitió emprender

por sí solo la es­
ttocturación de la nación en sus raíces tradicionales, en sus órganos
fundamentales, según

la concepción corporativa heredada de los más
legítimos pensadores portugueses de la tradición cristiana. Durante años seguidos, intentó reconsttoir al país, desttoido en
sus instituciones por más de un siglo de liberalismo.
Es difícil, sino
imposible, conseguir en un período de gobierno personal, por más
largo que sea, la restauración definitiva de la nación.
Las dificultades
heredadas,
las. dificultades

creadas, internas o externas, se oponían
tremendamente a la propia concepción
corporativa. La influencia cre­
ciente de la revolución socialista, como su lucha de clases por medio
de la actuación del Partido
Ommnista, amenazaba y constantemente
impedía la realización de la solidaridad orgánica de la nación. Los
derecho, humano,, entendidos y aplicados según la ideOlogía liberal,
apoyada en este aspecto por la corriente progresista, se aducían contra
el propio sistema político, que afirmaba que
los conflietos

sociales no
deberían arreglarse a partir del concepto
de lucha y oposición, sino
a partir del
concepto de

solidaridad orgánica.
Además, la
cuestión del

régimen implicaba en los últimos años
una amenaza contra la
misma existencia

física de la patria, agravada
con la guerra
ultramarina. Portugal

se convirtió en
objeto de
la codi­
cia de las grandes potencias. El ordenamiento corporativo de la sociedad, según un
concepto
tradicionalista,

exigía la
justa medida y armonía entre la libertad y
la responsabilidad de los diversos órganos sociales de la nación: fa­
milia, tribu ·en tntramar,- empresas, municipios, _corporaciones profe­
sionales y otras.
La Cámara corporativa era, conceptualmente, el órgano repre-
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Fundaci\363n Speiro

PANORAMA DE PORTUGAL
sentativo de la Nación, en sus raíces tradicionales: una especie de
Cortes Gerflis del inicio de la nacionalidad. A esta Cámara corpora­
tiv;t se

sobreponía,
sin embargo,
una
Cámara de Diputados, elegidos
por sufragio universal, inorgánico,
confonne al

modelo liberal. Con
las elecciones para esta Cámara volvía a la superficie el sistema par·
tldista propio

del liberalismo; y, en realidad, siempre
existieron par­
tidos

políticos, de modo
más o menos tolerado, como es el caso del
M. U. D., que apareció en 1945 y fue permitido durante algunos
afias. El

corporativismo, por
razones de
la política europea, no se
pudo purificar ni
legitimar. Salazar tuvo que admitir prácticamente
la
existencia de partidos políticos, si no legalizados por lo menos su­
ficientemente tolerados que permitían la continuación de la ideología
liberal en el mismo seno del corporativismo.
Temerosa por todas estas circunstancias, la Administración es­
tatal -el Estado, en su concepción corriente-fue absorbiendo pro­
gresivamente la justa libertad y responsabilidad de los órganos socia­
les. El régimen corporativo funcionó bajo la gestión estatal, con lo
cual se cercenó gravemente no solo la libertad de los órganos sociales
sino
también, lo
que es aún
más grave, el sentido y el hábito de res­
ponsabilidad. Se cayó así en el mismo vicio fundamental del libera­
lismo que se quería
evitar.
En realidad, Salazar tuvo que limitar, mucho más de lo necesario
en una época normal, las
libeJ:tades y
responsabilidades de los órga­
nos sociales de la nación, por creer que, en una tremenda crisis euro­
pea, se justificaba una autoridad dictatorial aunque templada, en su
sentido más noble
y e:mcto.
La tremenda crisis de la postguerra, en que fueron aplastadas un
sin número de naciones, y puestas las condiciones para la amenazadora
situación política mundial de nuestros días, justificaba por sí sola una
dictadura, en un sentido más
e:mcto. Se planteaba todavía el dilema:
mientras la dictadura
ejerce su necesario poder,
los órganos sociales
lo pierden,
y si los órganos sociales se desacostumbran a usar el poder,
la
dictadura acaba
por no conseguir su finalidad.
La conclusión es
que una
dictadura tiene

que ser
cotta.
Bien

lo habría comprendido
Salazar, pero la crisis europea, lejos
de solucionarse, se agravó
progresivamente hasta nuesttes días
y en
1023
Fundaci\363n Speiro

LUIS DB SBNA BSTBVBS
los . últimos años esta crisis se hiz.o sentir gravemente en la propia
vida nacional, pot
la guerra ultramarina. La única hipótesis estimada
posible era
la de sostener un régimen autoritario con la menor ljmi­
tación posible de las libertades orgánicas -no me refiero a las li­
bertades del individualismo liberal- hasta tanto que
la crisis inter­
nacional y nacional lo permitiera,
y después ir restimyendo gradual­
mente el poder propio a los órganos de la nación. Con
la muerte de Salai:ar subió al poder un jurista y profesor que
ganó sus justos méritos como quizá el más importante corporativista
de
la actualidad política portuguesa, Marcelo Caetano. No obstante,
este
gran corporativista hizo la única cosa que jamás debía haber
hecho: concedió cada
vez mayor

fuerza a la cortiente liberal,
al mismo
tiempo que restringía la
libertad y

responsabilidades de los órganos
primarios y secundarios de la nación, como la familia, las emptesas
y municipios, y a los
organismos corporativos

como gremios, federa­
ciones y otros. El liberalismo sobrepasó al corporativismo, definitiva­
mente, en el mandato de Caetano.
En el día 24 de abril no teníamos ya ni corporativismo, ni órga­
nos sociales, ni régimen
autoritario, ni siquiera

liberalismo.
La nación
estaba inerme ante el poder del Partido
comunista.
El

Partido comunista tomó entonces todo lo que era decisivo en
la Nación:
emptesa5, sindicatos,

municipios, todas
las especies de aso­
ciaciones. Los órganos sociales no estaban
acosmmbrados al
poder, no
lo
poseían, ni siquiera

lo perdieron. El poder pasó del Estado al Par­
tido.
No quiero terminar este anilisis sin dejar de subrayar que cuando
hablo de dictadura en el régimen de
Salai:ar no
emito ningún juicio
despreciativo. Dictadura significa, en este caso, el uso personal del poder político por
Salai:ar, no

absolutamente un autoritatismo inhu­
mano o cruel, como aparece en
todas esas caricamras de la acmalidad.
Era una autoridad personal y fuerte, sin duda, pero subordinada a
un concepto moral, a una ética
transcendente que

era la cristiana.
Siendo un régimen autoritario, que muchos quieren despreciar
con el nombre de dictadura, las libertades y garantías para los ciuda­
danos normales,
para la gran mayoría, casi la totalidad, eran totales.
¿Quién se pudo quejar de
la dicladtwa de Sála>:ar?: unos diez, no más,
1024
Fundaci\363n Speiro

PANORAMA DE PORIUGAL
profesores universitarios, un Obispo, una docena de funcionarios pú­blicos,
pocas centenas de perseguidos políticos, en un período de cua­
renta
años. Seamos honestos: Occidente, que no ha sido todavía capa,,
de

emplear
la palabra dictadura para el actual régimen portugués,
que, no
obstante, tan solo hasta el

mes de diciembre del
afio pasado
ya había apartado 12.000 funcionarios públicos, según informes ofi­
ciales (3),
¿CQmo puede
emplear esa palabra en todo su significado
despreciativo respecto del Régimen de
Salazar?
v_ Conclusión.
Portugal del 25 de abril es un mensaje para el mundo actual y
significa que cuando la sociedad humana se deja pervertir en su in­
teligencia, cuando,
después de
perder
la · verdad, pierde el mismo
sentido de esa
verdad, su

destino es
la aniquilación.
La opinión occidental ironiza respecto de Portugal, · como si el
caso portugués no fuese una tremenda tragedia. No debería olvidar Occidente, que
Portugal ha dado pruebas du­
rante ocho siglos de un
heroísmo casi sobrehumano, ni que Portugal
en

los
últimos diez

años fue
capa,, en Africa de resistir solo
contra
los intereses
y conjuras del mundo capitalista y comunista al mismo
tiempo, en tettitorios· extensísimos.
El significado del CílSO portugués es el de una aniquilación, si no
se produce algo extraordinario. Portugal sucumbió cuando perdió el
sentido de los valores
tranScendentes, el sentido de la verdad cuando
se dejó
pervertir en su inteligencia por la dialéctica materialista.
Occidente

no quiere entender
este mensaje y se aee capa,, de
resistir con su poder económico, con sistemas políticos agnósticos a
la verdad tranScendente. Dios o el absurdo, se plantea en el caso por>
rugués.
El sentido de la verdad, el sentido del Ser se perdieron en la ac­
ción de los que ditigen las realidades sociales.
Los hombres de acción
(.3) Nota oficial de La Comi140_ Interministerial de Rf!c/assificeisaó, pu.
blicado en enero de 1975, en todos los periódicos diarios.
•• 1025
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LUIS DE SENA ESTEVES
se dejan conquistar por el prestigio de la revolución marxism y creeo
que solamente en esta revolución pueden saciar su
sed de resultados,
su ambición de
dominar las realidades políticas.
Es urgente que los hombres de acción sean suficientemente hu­
mildes
para soportar el fracaso de las primeras horas de uoa difícil
reconstrucción social, partiendo de los escombros dejados
por más
de un siglo de liberalismo.
Es necesario creer, es necesario querer, aunque se tenga que mo­
rir para resucitar después. A los hombres de hoy, a los que tienen la
tremenda responsabilidad de conducir la acción política, se pide, sobre
todo,
la fidelidad integral a la verdad, y la lealtad a los hombres. Fi­
delidad a Dios, a
la oaturaleza creada, al pensamiento de Dios patente
en el Ser. Ya en Porrogal se empieza a comprender esta exigencia
funda­
mental. La Iglesia en Portugal empieza a comprender que debe ser
fiel
y dar testimonio de la verdad, olvidada durante más de uoa dé­
cada de progresismo, de escepticismo y -Dios me perdone si pienso
mal-de ateismo. Dios, la fe, la verdad,. se perdieron para los por­
tugueses, pero los porrogueses han comprendido
fioalmente que

Dios,
la fe, la verdad eran su mismo fundamento como nación. Sacerdotes
y · seglares empiezan ahora a estar unidos en la fe de Cristo, ftmda­
mento único de la Paz.
Yo creo que, restaurada la fe, aparecer&n los jefes dispuesros a
conducir a
los hombres con lealtad y según la fidelidad debida a
Dios.
Con fidelidad a Dios y lealtad a los hombres, pronto aparecer/in
en

Porrogal jefes que, con estas esenciales
virtudes, reconducir&n mi
país a

sus ralees
y le llevar&n al necesario cumplimiento de su misión.
Aparentemente muy pocas
y pequeñas, en realidad muchas y fuer­
tes, son las razones de mi esperanza (•).
(*)· Este artículo fue escrito eri_ el mes de .~yo de 1975. ·Corregidas las
pruebas
tipográficas
·en el

mes
de julio, las circunstancias surgidas después que
fue
escritÓ, justificarían algunas corre<:ciones y

muchas nuevas
observaciones.
Pero, a fin de que el artículo no pierda su unidad original, lo dejo como
lo escribí. Los lectores harán por sí mismos las correcciones y observaciones
fáciles de
hacer.
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