Índice de contenidos
Número 137-138
Serie XIV
- Textos Pontificios
- Estudios
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- Actas
- Aniversarios
- Ilustraciones con recortes de periódicos
- Información bibliográfica
Autores
1975
Panorama de Portugal. La revolución del 25 de abril. Su significado y perspectivas
PANORAMA DE PORTUGAL
La Revolución del 25 de abñL
Su SIGNIFICADO Y PERSPECTIVAS.
LUIS DE SENA EsTEVES
L Revolwoión equwocada.
La Revolución del 25 de abril de 197 4 en Portugal es ya, en este
preciso momento,
una revolución equivocada. Equivocada, es cierto,
por lo
menos para una de las corrientes que en ella participaron ac
tivamente,
y cuyos hombres más importantes o están en la cárcel
o en exilio.
El 25 de abril fue una equivocación del General Antonio de
Spínola, de sus fieles capitanes y
a>roaodaotes. Spínola en
Brasil
y
Almeida Bruno en la cárcel de Caxias son el más claro testimonio
de que la libertad de la Revolución de los claveles no era para ellos.
En verdad, sólo después del 25 de abril comenzó para Spínola y sus
compañeros la
dicladtHa. Ahora si, e inesperadamente, serán juzgru:los
por
alta traición.
Después de lo que
pasó, la revolución se ha to1'1lacio más pura,
casi unívoca,
apartado el
equivoco
inicial que
unió a masones,
li
berales, socialistas y anarquistas en un esfuerzo común para destruit
la
nación que no
sentían como
suya.
Se quedaron en el campo
verdadera y únicamente los comunistas
de Cunbal y
los socialistas de Soares, viejos y fieles amigos, que
Abreviaturas.
C. D. S. Partido Centra Demócrata Social.
P. P. D. Partido Popular DemocráJico,
.,
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pru-a ronsolidar la vieja amistad tienen que reñir, a veces ásperamen
te.
Lo que purifica y robustece su mutuo amor.
Los dos partidos demoliberales -Popular Democrát;co y Centro
Democrático Social-,
que tienen cierta filiación o parentesc0 con
los
pattidos
democráticos y socialistas de la Europa occidental, tu·
vieron
que
seguir en
la cola de los dos primeros. Fueron obligados a
firmat previamente a
las elecciones el pacto con el Movimiento de
las Fuerzas Armadas. Para sobtevivit aceptaron condiciones que los
colocan fuera del juego político de la Europa libre,
y que son, desde
luego,
similares a las existentes en el Este europeo.
Siendo
así, la Revolución del 25 de abril ha colocado ya al país
-cualesquiera que sean los
partidos en
causa- fuera de Europa.
Aunque hubiesen
aceptado el pacto con el M.F. A. con la finalidad
de permitir
la efectiva imp{Jsición al, País de un clima de orden pú
blico :; respeto por
la ley'", según el C. D. S. (1), o porqUB la fef/O·
luci6n PUBáe cOffer el riesgo de qUBáarse en el camino de retroceder
o de des1/Ídl'se hacia donde no se tj"8fla, según el P. P. D. (1), la
verdad es que estos
partidos aceptaron
la
cond.ici6n impuesta de it
detrás del coche del
vencedor. La
plataforma pre-electoral, impuesta
más que puesta por el M. F. A., fue .en verdad una plataforma SO·
cialista de modelo marxista.
Las elecciones y sus resultados en nada modificaron estas circuns
tancias, porque el poder existente ~nadie detenta en este momento
el
Poder-no ha cambiado de manos. El poco poder existente per·
tenece al M. F. A., Sindicatos, Comisiones Administrativas de las
Cámaras, que es lo mismo que decir el Partido Comunista Portugués
y sus títetes. En el resto existe la anarquía. Las elecciones no cam
biaron
los detentatores del poder
ni la anarquía. Solamente afectaron
al
prestigio de los que
mandan, lo que rednnda ya en más anarquía.
No pudiendo ser juzgada
por lo que es, la situación portuguesa
se puede
juzgar claramente por Jo que se pretende que llegue a ser.
En esta perspectiva, el Consejo de Ministtos, reunido inmediatamente
después del
11 de
mano, ,aJ. interpretat las resoluciones del Consejo
Superior de la Revolución, fue perfectamente claro:
determinó que
( 1) «O Século», 16-4-75.
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se procediese a la rolectivizaci6n de los medios de producción del
país, en el sector bancario, en el secror industrial, en el secror agrí
rola. La nacionalizaci6n de los . banros, de las industrias fundamenra
les del
país, de propiedades y empresas agrírolas de más de 500
hectáreas de
secano y de
más de
50 de regadío, de emisoras de radio
y televisión, de los transportes públicos, son sin ninguna
dµda pro
cedimienros
propios de los
regímenes socialisras marxisras del
Este
europeo, que no tienen similitud alguna
ron cualquier socialismo
de tipo occidental.
La democracia pluralista, a qne se arogieron los partidos demó
craras, no
es
más que un mito. El pluralismo dentro de un sistema
marxisra es verdaderamente la
cuadratura del
círculo.
Como en la
práctica marxisra lo que imporra es la orienración
roncrera y no
las abstracciones. ideológicas, que sólo interesan en
ranto
adopten aquella orienraci6n, se puede afirmar qne la Revolu
ción del 25 de abril perdió el equívoco inicial. Hoy está en la línea
fundamental
de la
praxis marxista. Dado que el marxismo ronsiste
en la
práctica de una dialéctica materialisra, y no en las diversas de
claraciones y actitudes que adoptan sus
poHtiros, será
ronveniente
que no haya
dµdas acerca
de esto: que Portugal está sujero rotalmente
a una
praxis marxista unívoca.
Habrá habido equívoco en quienes dieron su voto a Soares pen
sando que no se lo daban a un mancisra; habrá habido equívoro en
los partidos
democrátiros que
aceptaron el
pacto ron el M F. A. Son
equívoros muy ronvenientes
para una Revolución que es ya unívoca
mente marxista.
II. Do• Acritudes.
En toda esra evolución mvieron gran importancia dos actitudes:
una, la que yo llamo la
perversión pragmática de la inteligencia con
temporánea; otra la actimd mítica
del
centrismo polltico. No son
específicamente
pormguesas, sino
qne pertenecen a la menralidad
rontemporánea europea.
Representan la
sustimción de
la
VERDAD, de
la
NAWRALEZA CREADA, de la LEALTAD y la FIDELIDAD por el prima
do. absoluto
de la práctica, y por la
esradística sociológica.
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La fl"'1Jersión prag-,nática de /ti inleligencia;
¿Cómo fue posible que el general Antonio de Spínola haya de
fendido, en su libro "Pottugal y el Futuro", uua tesis que -pocos
meses después negó
completamente en
la
práctica, cuando
entregó la
Guinea
Ponugnesa y Mozambique sin refe,endum, sin ninguna jus
tificación democrática, sin taZÓn alguna apoyada en la voluntad de
las poblaciones ni
de taza o
de
etnia-a
unos
grupos de gnettilletos,
más que níinoritatios y solamente apoyados en la fuetza atmada?
Afirmó
en su libto
categóticamente que
el abandono puro
y sim
ple de
Ulttamat significaba
la destrucción de
Ponugal como
nación
libte (2), proponiendo el
referendum pata solucionat la gnetta. Pues
bien,
hizo todo
lo que condenaba
y nada hizo de lo que proponía.
Antonio de Spínola tepresentaba la
eottiente más ptestigiosa de
la
Revolución, peto f101' 11na razón práctica pata continuat en el
podet, no
dudó en
negat los
principios políticos de esa corriente.
Esta es la auténtica historia del 25 de
abtii, la negación constan
te
y sistetnática de todos los principios que inicialmente se habían
propuesto:
l.º La definición de Portugal como una nación plurirra
cial
y pluricontinental, a la que competía decidir libtemente su fu
turo; 2.
0 La instauración de un proceso democrático pata resnlver la
crisis ponuguesa; 3.0 La instauración en Portugal de las libettades y
gatantías propias de la detnoetacia; 4.0 La intervención de las Fuet
zas
Armadas limitada tetnporalmente hasta
que la nación
ponugnesa
pudiese
decidir mediante sus instituciones
detnocráticas ..
De todas estas afirmaciones iniciales solamente fue cumplida la
refetente a
las
elecciones, que,
por
lo detnás, fueron totalmente des
virtuadas
en su significado
detnocrático con
la eliminación arbittatia
de un buen
nwnero de
partidos de
detechas. y centro (Partido do
Progresso, Partido Nacionalista
Ponugnés, Partido
Liberal, Movimien
to Popular
Ponugués, Pattido
Demócrata Cristiano,
Movimiento de
Acción
Portuguesa). Elecciones que
fueton totalmente
controladas
por el
pacto impuesto a los partidos restantes, · y que acabaron, de
hecho, por
set anuladas en sus• resultados, puesto que el Partido Co-
(2) Antonio de Spinola, «Portuga e o futuro», Ecl Arcadia págs, 3 y 5.
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munista Portugués y el Movimiento Demoaático Portugués, ambos
comunistas
que
perdieron las elecciones, se niegan a dejar los pues;
tos de mando que tienen en todo el país.
No
nos sorprenden
estos hechos. Los esperábamos todos. Lo que
nos preocupa es la
incohetencia, la
mentira,· la aceptaci6n de la
rea
lidad sin que la conciencia europea y nacional se vuelva contra des,
lealtad
tan evidente. Aunque ésta sea una actitud constante. en la
Ws
toria contemporánea. Se
han alzado a los altares una cantidad de dioses o mitos -igual
dad,
libertad, democracia, coexistencia pacifica, autodeterminación de
los
pueblos-,
peto estos
dioses no
han conseguido imponet sus leyes
ni traer la
paz a la tierra. Al contrario, han provocado por sí mismos
una
situación de
catástrofe en la cual puede perdetse la propia hu
manidad.
m hombre moderno creó dioses a su semejanza y se. adoró a sí
mismo. Por ·eso no puede, ni tampoco quiete, renunciar a. lo que le
pierde
y ahoga.
Desde la Revolución rusa,
hace sesenta año:,, las revoluciones
comunistas han sometido naciones y pueblos enteros -como en el
caso más reciente del Vietnam, del modo más patentemente contrario
a los mitos que creó el mundo moderno-y los gobietnos de esos
países son aceptados a la convivencia internacional, con una despresti
giante
y más que comprometedora actitud de pasividad. La conciencia
mundial no manifiesta
,Ja más pequeña reacción vital ante los aconte
cimientos que, como los de la invasión de
Vietnam, amenazan
no sólo
la convivencia internacional sino sus propios fundamentos.
Parece que
el pensamiento humano está sujeto a la ley de la con
tradicción, parece que puede ya
aceptar al
mismo tiempo los princi
pios
y la negación de los principios. La lealtad, la fidelidad, apenas
son ya sino recuerdos de viejos
y pasados
tiempos.
Y, sin embargo,
esas dos virtudes constitulan la garantía misma de toda vida social,
puesto que los conceptos de ley, de justiciá y de derecho son incom.0
prensibles sin aquellas virtudes de la voluntad y de la inteligéncia
que exigen el respeto de un criterio constante y transcendente, y la
aceptación de alguna cosa que está más allá de nosotros y se nos im•
pone.
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No existe nada inteligible, solamente hay un impulso ciego y loco
hacia la nada. Nosotros, que nada entendemos, que nada comprende
mos en contra del principio de identidad del ser consigo
mismo, nos
sentimos
aniquilados con esta
generalizada indiferencia
para con la
verdad. La verdad deja de interesar al hombre
común, y lo que
es
a6n
peor:
la verdad solamente interesa para servir la
práctica política.
Lo· que queda de verdad se encuentra esclavizado a la . práctica. Se
imponen los hechos,
las fuerzas, la eficiencia del querer, la revolución,
erigida en sistema contra el ser.
Se ha sustituido el En p,;,,c;p;o .,,. el Verbo de la fe católica, por
-cl En el principio está .la acción, es' decir', Ia· fuerza ciega, instintiva,
irracional de la materia.
Sólo entendiendo
esto, llegaremos a comprender la actual política
portuguesa.
La proclamación solemne del Movimiento de las Fuerzas
Armadas, hecha por el general Spínola a los portugueses, en la ma
drugada del dfa 25 de abril de 1974, era solamente pragmática, prác
tica.. No significaba nada. Era radavía la propia fuerza de la Revo
lución:
fuerza y no idea o concepto, entendámoslo bien. Eso ha per
mitido que con su sugestión se hayan producido los signientes hechos:
- l.º La toma de posiciones en los centros vitales del País por
representantes del Partido Comunista Portugués.
- 2.
0 Las tomas de posiciones en el mundo orientadas por mo
vimientos favorables a la estrategia
marxista.
Si bien en el programa del Movimiento de las Fuerzas Armadas
se
propugnaba la democracia, la libertad,
las garantías individnales,
no es posible entender que hubiese habido realmente intención de
realizar tal
programa. Los hechos demuestran lo que afirmo. Intere
saba
solamente la
sugestión
y la fuerza de esos ideales para la con
secución de
los fines que se
querían alcanzar. La proclamación de los
principios ha provocado inmediatamente la
liberación de fuerzas ins
tintivas, de
fuerzas puras,
irracionales, que,
por sí solas, han sembrado
el
desorden, la
anarquía, la rebelión
contra la
razón, contra la obe
diencia, contra el propio concepto
ético. La ·fuerza instintiva desen,
cadenada
de esta forma, fue utilizada para destruir el orden moral,
político
y racional de la nación portuguesa, desde sus cimientos.
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PANORAMA DE PORTUGAL
EstamOS viviendo la misma definici6n de la práctica marxista, uti
lizada desde el primer día de la Revolución de abril
Y no se
alegue que decir una cosa y hacer lo rontrario haya siclo
siempre
propio de la política
y que ahora, una vez más tan solo, ha
sucedido ésto. Es cierto que la mentira, la infidelidad, la deslealtad,
empezaron en la
historia con el
hombre, pero
el marxismo rompe el
propio roncepto de verdad y destruye desde la raíz la actitud de leal
tad y fidelidad. La práctica
marxista, que
define el proceso portugués,
es la
sistemátización de
la perversión en
política, es
la infidelidad sis
temática al ser, pues es el propio sistema polítiro el que recusa la
verdad en
sí misma.
Es un
maquiavelismo al servicio no de una idea,
ni de una ambición, ni de un imperio, sirio más bien al servicio del
mismo maquiavelismo. Es
un· maquiavelismo
esencial, no como
pro
ceso, no -como medio, sino'· como fin. ·-En suma, ·es la revolución total,
sistemática y permanente:
El socialismo de
Mario Soares y los movimienros marxistas por
rugueses,
independientes del
Particlo Comunista Portgués,
en
nada se
distinguen en
la
práctica revolucionaria esencial·
en el aspecto de la
sistemática negación de la verdad. Unicamente procuran independen
cia y autonomía de· su proce.io pragmátiro. .
Los partidos llamados dernocrátiros, romo el Pdrlido Popular De
mocrático y el Centro Democrático Soci,i/,, aunque no mari:istllS, se
dejan
todavía sujetar
por el
proceso de
la práctica
marxista impuesto
al
país. No pudiendo lograr
""" orientación independiente,
han acep
tado el juego según el propio sistema del adversario. Este fue el
gran error de SpJnola.
La corriente social demócrata, en la que se apoyó el general Splnola
aunque
ron programas polítiros semejantes,
tienen orlgenes distintos.
El P.
P.
D. nació de la misma oposici6n democrática al régimen de
Salazar. El C. D. S. del propio régimen depuesto, en su tendencia Mar
celista, cuyo lema era "la evolución sin revolución"., esto es la ttan~
sición sin traumas, de un régimen rorporativo a un régimen demócrata.
El
P. P. D. de Sá Carneiro, viene paso á paso negando sus propios
principios,
por razones prácticas, claro.
Siempre ron ministros
en el
Gobierno
provisional, rolaboró ---'-
sistemática negación
de los principios democrátiros en la
ronducción
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de la política portuguesa. Con el pretexto de no dejar el poder en ,na.
nos de los comunistas, aceptó la liquJdación del Ultramar, la roma
del poder por los comunistas, la institucionalización del M. F. A. y
no sabemos qué más aceptará aún.
El C. D. S. es paradójicamente el único defensor de la misma de
mocracia
que
depuso al
anterior régimen. Sin fuerza, sin represen
tación en el Gobierno provisional, se refugió en el mito protector de
la
democracia. Oaro que tiene solamente la protecció!l de un mito
y
nada más. Defensor anteriormente del corporativismo, y, por su
puesto,
de
un régimen tradicionalista y no democrático, defiende ahora
una democracia ulrrapasada por los hechos y fuera de posibilidad.
Si, en la co¡¡ducción política, se _otorga la importancia decisiva a las
fuerzas y no a las ideas, se debe preguntar si el C. D .. S., corporativlsta
hace
un afio y democrático ahora, no perdió -áeaso precisamente aque
llo mismo que procura, la fuerza de los vientos. Ni idealmente ni
prácticamente
la
democracia tiene la menor oportunidad.
La pervetsión pragmática
de la inteligencia
afecta hoy de modo
trágico a todo el proceso polltico portugués, en todo el ajedrez ""'
dona!.
La seducción de la práxis sustituye a la fuerza de la verdad,
verdad que
en polftica
se deberla referir al real interés de la nación,
en sus raíces, en su cultura, en su alma colectiva, en sus instituciones,
en
sus órganos
sociales primarios y
secuildarios, en
su
futuro.
De negación en negación, de compromiso en compromiso, y con
el alto fin de salvar una reserva moral e ideal, asistimos a la destrue
ción
de
todos los valores, ideas, instituciones que a lo largo de los si
glos
forjaron
la nación lusa. Y mientras la verdad, la ética polftica, la
naturaleza, la lealtad a un ser histórico, que es Portugal, no ejerza
su natural fuerza imperativa en la vida nacional, no podremos esperar
orra cosa que
no sea la
consumación progresiva,
quizá definitiva, del
desastre.
fil. -El Mito .del centrismo.
· Aunque la única posibilidad de salvar la nación sea el urgente
r.egreso .a la verdad, a la ética política, al interés y il los valores nacio-
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PANORAMA DB PORTUGAL
nales, lo que desgraciadamente se plantea como solución es una po
lítica
democrática de
centro.
Perdida la referencia a la verdad, perdida la noción de la iden
tidad del
pensamiento con el ser, se
planteó como
norma y
objetivo
de la política el equilibrio entre
e,cttemos.
El
e,ciremismo es conside
rado
hoy el pecado en política. El centro entendido según un con
cepto
de la física
.. como
el punto estático en tomo del
cual oscilan
los e,ctremos-es el ideal pragmático de los órdenes políticos que
en Occidente aún
creen poder
imponerse como alternativa de
la re
volución.
El centro es
media, es
mayoría, pues
la mayoría es identificada ha
bitualmente con la media. Centro -media-mayoría. La política
se
hace, según esta concepción, ciencia sociológica y estadística. So
ciología y estadística se
han oonvertido de este modo en criterio de
normativa política.
Todos
los fenómenos
democrátioos se
pueden
expresar con
una
eutva en la que se da la más alta frecuencia de casos en la parte me
dia,
que van
d=eciendo en
frecuencia a uno y otro
lado. Variando
las condiciones, las frecuencias c;ambian más hacia un lado que hacia
el otro.
Escojamos, por ejemplo; un
test de conocimientos. La frecuencia
cuantitativamente más elevada de la población sujera al test, tiene su
punto
,ilgido en
una va:loraci6n, que podrá
variar más para la derecha
o
más para la izquierda, de acuerdo con la cultura y el aprendizaje a
que
haya estado sujera la
población. Resulta
así
manifiestamente ab
surdo
poner como criterio de decisión la frecuencia
más elevada. La
valoración por la frecuencia llevarla a admitir que la equivalencia de
las frecuencias minoritarias de quienes no resolvieron 'una sola cues
tión del test y las de quienes los resolvieron todos.
El centro, la media,
la mayoría adoptadas como criterio político
obtienen, con todo rigor, el mismo
resultado. Se enajenan de los va
lores
reales, de
la verdad. Se pretende con ese criterio una posición
de equilibrio de fuerzas, que permita el juego posible en política.
En la realidad, según las circunstancias que actiien sobre· la po
blación, una corriente política de Centro, · puede desplazarse hacia: un
e,cttemo, sin cambio inttínsecó. Así, en Portugal, por la eliminación
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LUIS DE SENA ESTBVES
de varios Partidos ·de derecha y centro, el Centro Democrático Social,
que era un
partido de
centro, se
transformó en partido de
extremo y,
sin ningún. cambio intrínseco, y su ideología
pasó a considerarse como
extremista.
Como tal apenas consiguió un
diez por
ciento de los
votos, menos aún que el Partido Comunista
Portugués.
El
Partido
Socialista, que es un auténtico partido de izquierda,
pasó, también sin cambio intrínseco de ideología, a resultar un partido
de centro y, por eso, obtuvo la mayoría
de los votos en las elecciones.
No cuesta ya creer que
el Partido Comunista Portugués aún llegue
a ser un partido de centro. El electorado tiene siempre tendencia a
votar en los
partidos de
centro, solamente porque son de centro, sin
consideración
por los valores que defienden. La victoria de un partido
de extremo implica la sugestión de la imposibilidad política de
go
bernar, de la inestabilidad. Por eso el mayor interés de todos los par
tidos es el de ser escoltados a uno
y otro lado por partidos extremis
tas.
En un sistema democrático bipartidista, como los que existen en
algunos países occidentales, se verifica el mismo fenómeno: la
ten
dencia centrista está representada por el hecho de alternarse ambos
partidos en el mando de la política.
En las democracias, por más auténticos que sean sus valores, nin
gún partido de extremo tiene posibilidades de vencer. Al estar fun
dada la democracia en criterios sociológicos y estadísticos, se trata de
una imposibilidad práctica y sistemática.
La tendencia centrista se justifica con la noción de equilibrio Ver
dadera estadísticamente, es mítica como
criterio de
valoración,
y mí
tica en sus resultados.
En realidad no produce el equilibrio deseado.
Ese equilibrio no tiene la menor referencia al equilibrio político
de la sociedad humana. Es un concepto equivocado de equilibrio.
Importa deshacer ese equívoco,
gravísimo en sus resultados y apli
caciones.
Si entendernos el equilibrio con referencia a la verdad, a valores
naturales y
sociales, a una realidad independiente de ficciones,
al ser,
fácilmente llegaremos a la conclusión de que el equilibrio centrista
de la
democracia nada tiene que ver con el equilibrio social con la
estabilidad, con la sálud de las sociedades políticas. No hay equilibrio cuantitativo en lo que
respecta a
la verdad, a
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PANORAMA DE PORTUGAL
la naturaleza creada, en Jo que respecta al Ser. La verdad, la naturaleza
creada, el Ser es uno, no es una media entre varias
hipótesis o teorías.
La Verdad, la naturaleza creada, constituyen el único y necesario cri
terio de la política,
y la politica tiene que aceptar la totalidad de la
Verdad, de la naturaleza, del Ser,
si quiere obtener estabilidad, salud
social,
equiUb,io real. m equilibrio es una consecuencia de la política
referida a la Verdad.
m equilibrio -o armonía- tiene su exacta y propia aplicación
en
Jo que respecta a esta cualidad específica: que una sociedad polí
tica está constituida por diversos
órganos, poderes y jerarquías que
se deben armonizar entre sí
y todas en su conjunto para la obtención
del bien común. Es la verdad, es la naturaleza creada, es el Ser que
determinan este bien común,
y ellos también exigen la variedad y ar
monía de diversos
poderes y
jerarquías sociales. Allí está el verdadero
concepto de equilibrio político, que es equilibrio orgánico. En un sistema democrático existen solamente el individuo
y el
Estado, emanación del individuo por medio del sufragio universal. El
Estado proviene de la·
volunt,id individual por medio del voto, y así
solamente se plantean en la vida social todas
las limitaciones, dere
chos
y deberes. Siendo así, los límites entre los cuales oscilan los re
gímenes
democráticos son
la anarquía,
o sea, la nimma realización
del
individualismo,
y el soci~lismo en su grado más extremo, en el
cual el Estado torna a su cargo la mayoría de las funciones individua
les.
ID equilibrio
dentro de esre sisrema estará en un compromiso
entre la libertad individual y las atribuciones del Estado.
Queda fuera de esta concepción la propia realidad orgánica de
la sociedad, por consiguiente, la
. propia
nodón de
. sociedad. Resulta
imposible
de
este modo el concepto esendal de· armonía social, que
es fundamentalmenre el equilibrio entre órganos, entre poderes so
ciales naturales. Queda fuera de esta
concepción la misma noción del
Poder
y del orden jerárquico, que es algo dado por la naturaleza y
no dado contractualmente. Siendo
la armonía social esencialmenre una
referencia, una relación entre sujetos y objetos del poder, podemos
afirmar que la ideología democrática, por si sola, es ajena al concepto
del equilibrio social. Por más
que lo busque, jamás Jo encontrad,
puesto
que
está fuera del sistema. ·
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IV. La solución perdida.
El mdicionwsmo cristiano es el único que podría conseguir aquel
equilibrio, dado
el
respero por
la
narurale:,.a creada, manifestado en
la
sociedad polftica por medio de múltiples
6rganos y jerarquías con
poder
propio.
Este
tradicionalismo cristiano
tiene identidad fundamental con
el corporativismo, aunque el corporativismo haya sido también iden
tificado a
cierms ideologías
rotalirarias de extrema derecha, pero sin
fundamento real.
El
concepro de
corporativismo
es definido por el concepro de so
ciedad política integrada por organismos, que se relacionan entre sí
y con jerarquías superiores, seg6n la subordinación general al bien
común. Ese bien común ni aplasta ni dispensa la justa subordinación
al interés común, creado y formado por una evolución histórica, en
la que intervienen múltiples factores
y circunstancias: geográficas,
raciales, lingüísticas, guerras, solidaridades_ vividas, ete., etc;
Si el corporativismo se entiende como una ideología de derecha
conviene hacer una importante distinción.
En primer lugar no es una
ideología, puesto
que puede afirmarse que fundamentalmente es rea
lista e
histórico, fundado en una realidad viva y creadora
al mismo
tiempo. Y se distingue también de
las ideologías en cuanro afirma
una
rotal fidelidad a la
naturalez.a creada:
respeta el
concepro de
Ver
dad, de Ser, anterior e independiente de la inteligencia humana.
Cuando se afirma, de igual modo, que el corporativismo es una
ideología de derecha, se debe afirmar, sin dejar lugar a dudas, que
el corporativismo se encuentra fuera de un sistema de partidos;
y no
puede, por
tanro, ser
entendido como
si se opusiese a una izquierda
dentro de un sistema democrático. El corporativismo se opone ra
dicalmente
y en bloque a toda la gama de posiciones partidistas en
un sistema democrático. Como se opone radicalmente,
y de igual for
ma, a la anarquía
y al socialismo, ideologías atomlstitas de la socie
dad,
cada una a su manera evidentemente. Si se entiende el corpo
rativismo como derecha debe entenderse en el sentido de que se opone
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PANORAMA DB PORTUGAL
radica:lmente y desde fuera a las ideologías anarquislllS, democráticas
y socialista&.
El corporativismo del régimen de Salazru: ha sido identificado con
el concepto de corporativismo de Estado.
Y también con un concepto
raro de corporativismo capitalista. En realidad el corporativismo del
régimen de
Salazar era esencialmente
tradicionalista
y cristiano, aun
que
no consiguió liberarse de los condicionamientos peculiares euro
peos en que había nacido, o sea, ni de la influencia del nacional-so
cialismo
ni de la influencia del capitalismo liberal. A su veo:, el cor
porativismo
italiano del régimen de Musolini nació de la evolución
de importantes jefes socialistas
-aunque no
del
socialismo como sis
tema-hacia una concepción tradicionalista y cristiana de la socie
dad, pero que no consiguieron liberarse totalmente de sus prejuicios
de origen
ni de cierta influencia indirecta de la filosofía hegeliana
proclive
al totalitarismo estatal.
Estas circunstancias europeas apenas influyeron extrínsecamente
en
Salazru:, formado en la más auténtica tradición cristiana y portu·
guesa,
heredero del
legado cultural del
Integralismo Lusitano de
Sar
dinha.
Sin embargo, no consiguió
liberarse de
las influencias contem
poráneas, aunque debemos afirmar que,
no obstante todas las defi
ciencias, su régimen se definía esencialmente según un concepto de
tradicionalismo cristiano. No democrático,
no liberal, tampoco so
cialista.
La incomprensión total de una Europa demolibera!, la oposición
radical del mundo
marxista, la incomprensión u oposición de la Igle
sia, agravada
en
los
óltimos tiempos,
la infección e implantación en
la vida nacional de todas estas tendencias, la
fálta de
fe, la falta de
valor, la pasividad
e infidelidad de las élites nacionales más repre
sentativas, cercenaron el desarrollo del corporativismo
portugués, y,
por
eso, cuando este incompleto corporativismo fue llamado a
su
prueba de vida o de muerte, sucumbió. Hoy parece que no queda nada
de la labor de un exrraordinario estadista, ni del sistema que durante
cuarenta y ocho
años
procuró plasmar uÍ1 Portugal verdaderamente
notable.
Ninguno de
los cuerpos sociales de la nación portuguesa
pa
rece capaz de resistir la tempestad que de súbito cayó sobre ella. Es
evitlenle la falta de 11/talidad de los cuerpos sociales de la Nacron. Si
1021
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA ESTEVES
en el 24 de abril de 197 4 estos órg¡u,os hubiesen tenido plena vita
lidad, no hubiésemos llegado a la proximidad de una catástrofe. Meditemos acerca de las causas de este tremendo revés del cor
porativismo del régimen de
Salazar.
Antonio
de 0liveira
Salazar era
un profesor de
Finanzas en
la
Universidad de
O>imbra. Cnando fue llamado al Gobierno, iba solo,
sin que le acompañase el
habitual séquito
de un líder político. Sa
neada la
catastrófica economia portuguesa,
se encontró rodeado de
un enorme prestigio, que le
permitió emprender
por sí solo la es
ttocturación de la nación en sus raíces tradicionales, en sus órganos
fundamentales, según
la concepción corporativa heredada de los más
legítimos pensadores portugueses de la tradición cristiana. Durante años seguidos, intentó reconsttoir al país, desttoido en
sus instituciones por más de un siglo de liberalismo.
Es difícil, sino
imposible, conseguir en un período de gobierno personal, por más
largo que sea, la restauración definitiva de la nación.
Las dificultades
heredadas,
las. dificultades
creadas, internas o externas, se oponían
tremendamente a la propia concepción
corporativa. La influencia cre
ciente de la revolución socialista, como su lucha de clases por medio
de la actuación del Partido
Ommnista, amenazaba y constantemente
impedía la realización de la solidaridad orgánica de la nación. Los
derecho, humano,, entendidos y aplicados según la ideOlogía liberal,
apoyada en este aspecto por la corriente progresista, se aducían contra
el propio sistema político, que afirmaba que
los conflietos
sociales no
deberían arreglarse a partir del concepto
de lucha y oposición, sino
a partir del
concepto de
solidaridad orgánica.
Además, la
cuestión del
régimen implicaba en los últimos años
una amenaza contra la
misma existencia
física de la patria, agravada
con la guerra
ultramarina. Portugal
se convirtió en
objeto de
la codi
cia de las grandes potencias. El ordenamiento corporativo de la sociedad, según un
concepto
tradicionalista,
exigía la
justa medida y armonía entre la libertad y
la responsabilidad de los diversos órganos sociales de la nación: fa
milia, tribu ·en tntramar,- empresas, municipios, _corporaciones profe
sionales y otras.
La Cámara corporativa era, conceptualmente, el órgano repre-
1022
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DE PORTUGAL
sentativo de la Nación, en sus raíces tradicionales: una especie de
Cortes Gerflis del inicio de la nacionalidad. A esta Cámara corpora
tiv;t se
sobreponía,
sin embargo,
una
Cámara de Diputados, elegidos
por sufragio universal, inorgánico,
confonne al
modelo liberal. Con
las elecciones para esta Cámara volvía a la superficie el sistema par·
tldista propio
del liberalismo; y, en realidad, siempre
existieron par
tidos
políticos, de modo
más o menos tolerado, como es el caso del
M. U. D., que apareció en 1945 y fue permitido durante algunos
afias. El
corporativismo, por
razones de
la política europea, no se
pudo purificar ni
legitimar. Salazar tuvo que admitir prácticamente
la
existencia de partidos políticos, si no legalizados por lo menos su
ficientemente tolerados que permitían la continuación de la ideología
liberal en el mismo seno del corporativismo.
Temerosa por todas estas circunstancias, la Administración es
tatal -el Estado, en su concepción corriente-fue absorbiendo pro
gresivamente la justa libertad y responsabilidad de los órganos socia
les. El régimen corporativo funcionó bajo la gestión estatal, con lo
cual se cercenó gravemente no solo la libertad de los órganos sociales
sino
también, lo
que es aún
más grave, el sentido y el hábito de res
ponsabilidad. Se cayó así en el mismo vicio fundamental del libera
lismo que se quería
evitar.
En realidad, Salazar tuvo que limitar, mucho más de lo necesario
en una época normal, las
libeJ:tades y
responsabilidades de los órga
nos sociales de la nación, por creer que, en una tremenda crisis euro
pea, se justificaba una autoridad dictatorial aunque templada, en su
sentido más noble
y e:mcto.
La tremenda crisis de la postguerra, en que fueron aplastadas un
sin número de naciones, y puestas las condiciones para la amenazadora
situación política mundial de nuestros días, justificaba por sí sola una
dictadura, en un sentido más
e:mcto. Se planteaba todavía el dilema:
mientras la dictadura
ejerce su necesario poder,
los órganos sociales
lo pierden,
y si los órganos sociales se desacostumbran a usar el poder,
la
dictadura acaba
por no conseguir su finalidad.
La conclusión es
que una
dictadura tiene
que ser
cotta.
Bien
lo habría comprendido
Salazar, pero la crisis europea, lejos
de solucionarse, se agravó
progresivamente hasta nuesttes días
y en
1023
Fundaci\363n Speiro
LUIS DB SBNA BSTBVBS
los . últimos años esta crisis se hiz.o sentir gravemente en la propia
vida nacional, pot
la guerra ultramarina. La única hipótesis estimada
posible era
la de sostener un régimen autoritario con la menor ljmi
tación posible de las libertades orgánicas -no me refiero a las li
bertades del individualismo liberal- hasta tanto que
la crisis inter
nacional y nacional lo permitiera,
y después ir restimyendo gradual
mente el poder propio a los órganos de la nación. Con
la muerte de Salai:ar subió al poder un jurista y profesor que
ganó sus justos méritos como quizá el más importante corporativista
de
la actualidad política portuguesa, Marcelo Caetano. No obstante,
este
gran corporativista hizo la única cosa que jamás debía haber
hecho: concedió cada
vez mayor
fuerza a la cortiente liberal,
al mismo
tiempo que restringía la
libertad y
responsabilidades de los órganos
primarios y secundarios de la nación, como la familia, las emptesas
y municipios, y a los
organismos corporativos
como gremios, federa
ciones y otros. El liberalismo sobrepasó al corporativismo, definitiva
mente, en el mandato de Caetano.
En el día 24 de abril no teníamos ya ni corporativismo, ni órga
nos sociales, ni régimen
autoritario, ni siquiera
liberalismo.
La nación
estaba inerme ante el poder del Partido
comunista.
El
Partido comunista tomó entonces todo lo que era decisivo en
la Nación:
emptesa5, sindicatos,
municipios, todas
las especies de aso
ciaciones. Los órganos sociales no estaban
acosmmbrados al
poder, no
lo
poseían, ni siquiera
lo perdieron. El poder pasó del Estado al Par
tido.
No quiero terminar este anilisis sin dejar de subrayar que cuando
hablo de dictadura en el régimen de
Salai:ar no
emito ningún juicio
despreciativo. Dictadura significa, en este caso, el uso personal del poder político por
Salai:ar, no
absolutamente un autoritatismo inhu
mano o cruel, como aparece en
todas esas caricamras de la acmalidad.
Era una autoridad personal y fuerte, sin duda, pero subordinada a
un concepto moral, a una ética
transcendente que
era la cristiana.
Siendo un régimen autoritario, que muchos quieren despreciar
con el nombre de dictadura, las libertades y garantías para los ciuda
danos normales,
para la gran mayoría, casi la totalidad, eran totales.
¿Quién se pudo quejar de
la dicladtwa de Sála>:ar?: unos diez, no más,
1024
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DE PORIUGAL
profesores universitarios, un Obispo, una docena de funcionarios públicos,
pocas centenas de perseguidos políticos, en un período de cua
renta
años. Seamos honestos: Occidente, que no ha sido todavía capa,,
de
emplear
la palabra dictadura para el actual régimen portugués,
que, no
obstante, tan solo hasta el
mes de diciembre del
afio pasado
ya había apartado 12.000 funcionarios públicos, según informes ofi
ciales (3),
¿CQmo puede
emplear esa palabra en todo su significado
despreciativo respecto del Régimen de
Salazar?
v_ Conclusión.
Portugal del 25 de abril es un mensaje para el mundo actual y
significa que cuando la sociedad humana se deja pervertir en su in
teligencia, cuando,
después de
perder
la · verdad, pierde el mismo
sentido de esa
verdad, su
destino es
la aniquilación.
La opinión occidental ironiza respecto de Portugal, · como si el
caso portugués no fuese una tremenda tragedia. No debería olvidar Occidente, que
Portugal ha dado pruebas du
rante ocho siglos de un
heroísmo casi sobrehumano, ni que Portugal
en
los
últimos diez
años fue
capa,, en Africa de resistir solo
contra
los intereses
y conjuras del mundo capitalista y comunista al mismo
tiempo, en tettitorios· extensísimos.
El significado del CílSO portugués es el de una aniquilación, si no
se produce algo extraordinario. Portugal sucumbió cuando perdió el
sentido de los valores
tranScendentes, el sentido de la verdad cuando
se dejó
pervertir en su inteligencia por la dialéctica materialista.
Occidente
no quiere entender
este mensaje y se aee capa,, de
resistir con su poder económico, con sistemas políticos agnósticos a
la verdad tranScendente. Dios o el absurdo, se plantea en el caso por>
rugués.
El sentido de la verdad, el sentido del Ser se perdieron en la ac
ción de los que ditigen las realidades sociales.
Los hombres de acción
(.3) Nota oficial de La Comi140_ Interministerial de Rf!c/assificeisaó, pu.
blicado en enero de 1975, en todos los periódicos diarios.
•• 1025
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA ESTEVES
se dejan conquistar por el prestigio de la revolución marxism y creeo
que solamente en esta revolución pueden saciar su
sed de resultados,
su ambición de
dominar las realidades políticas.
Es urgente que los hombres de acción sean suficientemente hu
mildes
para soportar el fracaso de las primeras horas de uoa difícil
reconstrucción social, partiendo de los escombros dejados
por más
de un siglo de liberalismo.
Es necesario creer, es necesario querer, aunque se tenga que mo
rir para resucitar después. A los hombres de hoy, a los que tienen la
tremenda responsabilidad de conducir la acción política, se pide, sobre
todo,
la fidelidad integral a la verdad, y la lealtad a los hombres. Fi
delidad a Dios, a
la oaturaleza creada, al pensamiento de Dios patente
en el Ser. Ya en Porrogal se empieza a comprender esta exigencia
funda
mental. La Iglesia en Portugal empieza a comprender que debe ser
fiel
y dar testimonio de la verdad, olvidada durante más de uoa dé
cada de progresismo, de escepticismo y -Dios me perdone si pienso
mal-de ateismo. Dios, la fe, la verdad,. se perdieron para los por
tugueses, pero los porrogueses han comprendido
fioalmente que
Dios,
la fe, la verdad eran su mismo fundamento como nación. Sacerdotes
y · seglares empiezan ahora a estar unidos en la fe de Cristo, ftmda
mento único de la Paz.
Yo creo que, restaurada la fe, aparecer&n los jefes dispuesros a
conducir a
los hombres con lealtad y según la fidelidad debida a
Dios.
Con fidelidad a Dios y lealtad a los hombres, pronto aparecer/in
en
Porrogal jefes que, con estas esenciales
virtudes, reconducir&n mi
país a
sus ralees
y le llevar&n al necesario cumplimiento de su misión.
Aparentemente muy pocas
y pequeñas, en realidad muchas y fuer
tes, son las razones de mi esperanza (•).
(*)· Este artículo fue escrito eri_ el mes de .~yo de 1975. ·Corregidas las
pruebas
tipográficas
·en el
mes
de julio, las circunstancias surgidas después que
fue
escritÓ, justificarían algunas corre<:ciones y
muchas nuevas
observaciones.
Pero, a fin de que el artículo no pierda su unidad original, lo dejo como
lo escribí. Los lectores harán por sí mismos las correcciones y observaciones
fáciles de
hacer.
1026
Fundaci\363n Speiro
La Revolución del 25 de abñL
Su SIGNIFICADO Y PERSPECTIVAS.
LUIS DE SENA EsTEVES
L Revolwoión equwocada.
La Revolución del 25 de abril de 197 4 en Portugal es ya, en este
preciso momento,
una revolución equivocada. Equivocada, es cierto,
por lo
menos para una de las corrientes que en ella participaron ac
tivamente,
y cuyos hombres más importantes o están en la cárcel
o en exilio.
El 25 de abril fue una equivocación del General Antonio de
Spínola, de sus fieles capitanes y
a>roaodaotes. Spínola en
Brasil
y
Almeida Bruno en la cárcel de Caxias son el más claro testimonio
de que la libertad de la Revolución de los claveles no era para ellos.
En verdad, sólo después del 25 de abril comenzó para Spínola y sus
compañeros la
dicladtHa. Ahora si, e inesperadamente, serán juzgru:los
por
alta traición.
Después de lo que
pasó, la revolución se ha to1'1lacio más pura,
casi unívoca,
apartado el
equivoco
inicial que
unió a masones,
li
berales, socialistas y anarquistas en un esfuerzo común para destruit
la
nación que no
sentían como
suya.
Se quedaron en el campo
verdadera y únicamente los comunistas
de Cunbal y
los socialistas de Soares, viejos y fieles amigos, que
Abreviaturas.
C. D. S. Partido Centra Demócrata Social.
P. P. D. Partido Popular DemocráJico,
.,
•
1009
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA BSTEVBS
pru-a ronsolidar la vieja amistad tienen que reñir, a veces ásperamen
te.
Lo que purifica y robustece su mutuo amor.
Los dos partidos demoliberales -Popular Democrát;co y Centro
Democrático Social-,
que tienen cierta filiación o parentesc0 con
los
pattidos
democráticos y socialistas de la Europa occidental, tu·
vieron
que
seguir en
la cola de los dos primeros. Fueron obligados a
firmat previamente a
las elecciones el pacto con el Movimiento de
las Fuerzas Armadas. Para sobtevivit aceptaron condiciones que los
colocan fuera del juego político de la Europa libre,
y que son, desde
luego,
similares a las existentes en el Este europeo.
Siendo
así, la Revolución del 25 de abril ha colocado ya al país
-cualesquiera que sean los
partidos en
causa- fuera de Europa.
Aunque hubiesen
aceptado el pacto con el M.F. A. con la finalidad
de permitir
la efectiva imp{Jsición al, País de un clima de orden pú
blico :; respeto por
la ley'", según el C. D. S. (1), o porqUB la fef/O·
luci6n PUBáe cOffer el riesgo de qUBáarse en el camino de retroceder
o de des1/Ídl'se hacia donde no se tj"8fla, según el P. P. D. (1), la
verdad es que estos
partidos aceptaron
la
cond.ici6n impuesta de it
detrás del coche del
vencedor. La
plataforma pre-electoral, impuesta
más que puesta por el M. F. A., fue .en verdad una plataforma SO·
cialista de modelo marxista.
Las elecciones y sus resultados en nada modificaron estas circuns
tancias, porque el poder existente ~nadie detenta en este momento
el
Poder-no ha cambiado de manos. El poco poder existente per·
tenece al M. F. A., Sindicatos, Comisiones Administrativas de las
Cámaras, que es lo mismo que decir el Partido Comunista Portugués
y sus títetes. En el resto existe la anarquía. Las elecciones no cam
biaron
los detentatores del poder
ni la anarquía. Solamente afectaron
al
prestigio de los que
mandan, lo que rednnda ya en más anarquía.
No pudiendo ser juzgada
por lo que es, la situación portuguesa
se puede
juzgar claramente por Jo que se pretende que llegue a ser.
En esta perspectiva, el Consejo de Ministtos, reunido inmediatamente
después del
11 de
mano, ,aJ. interpretat las resoluciones del Consejo
Superior de la Revolución, fue perfectamente claro:
determinó que
( 1) «O Século», 16-4-75.
1010
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DB POIITUGAL
se procediese a la rolectivizaci6n de los medios de producción del
país, en el sector bancario, en el secror industrial, en el secror agrí
rola. La nacionalizaci6n de los . banros, de las industrias fundamenra
les del
país, de propiedades y empresas agrírolas de más de 500
hectáreas de
secano y de
más de
50 de regadío, de emisoras de radio
y televisión, de los transportes públicos, son sin ninguna
dµda pro
cedimienros
propios de los
regímenes socialisras marxisras del
Este
europeo, que no tienen similitud alguna
ron cualquier socialismo
de tipo occidental.
La democracia pluralista, a qne se arogieron los partidos demó
craras, no
es
más que un mito. El pluralismo dentro de un sistema
marxisra es verdaderamente la
cuadratura del
círculo.
Como en la
práctica marxisra lo que imporra es la orienración
roncrera y no
las abstracciones. ideológicas, que sólo interesan en
ranto
adopten aquella orienraci6n, se puede afirmar qne la Revolu
ción del 25 de abril perdió el equívoco inicial. Hoy está en la línea
fundamental
de la
praxis marxista. Dado que el marxismo ronsiste
en la
práctica de una dialéctica materialisra, y no en las diversas de
claraciones y actitudes que adoptan sus
poHtiros, será
ronveniente
que no haya
dµdas acerca
de esto: que Portugal está sujero rotalmente
a una
praxis marxista unívoca.
Habrá habido equívoco en quienes dieron su voto a Soares pen
sando que no se lo daban a un mancisra; habrá habido equívoro en
los partidos
democrátiros que
aceptaron el
pacto ron el M F. A. Son
equívoros muy ronvenientes
para una Revolución que es ya unívoca
mente marxista.
II. Do• Acritudes.
En toda esra evolución mvieron gran importancia dos actitudes:
una, la que yo llamo la
perversión pragmática de la inteligencia con
temporánea; otra la actimd mítica
del
centrismo polltico. No son
específicamente
pormguesas, sino
qne pertenecen a la menralidad
rontemporánea europea.
Representan la
sustimción de
la
VERDAD, de
la
NAWRALEZA CREADA, de la LEALTAD y la FIDELIDAD por el prima
do. absoluto
de la práctica, y por la
esradística sociológica.
1011
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA IlSTEVBS
La fl"'1Jersión prag-,nática de /ti inleligencia;
¿Cómo fue posible que el general Antonio de Spínola haya de
fendido, en su libro "Pottugal y el Futuro", uua tesis que -pocos
meses después negó
completamente en
la
práctica, cuando
entregó la
Guinea
Ponugnesa y Mozambique sin refe,endum, sin ninguna jus
tificación democrática, sin taZÓn alguna apoyada en la voluntad de
las poblaciones ni
de taza o
de
etnia-a
unos
grupos de gnettilletos,
más que níinoritatios y solamente apoyados en la fuetza atmada?
Afirmó
en su libto
categóticamente que
el abandono puro
y sim
ple de
Ulttamat significaba
la destrucción de
Ponugal como
nación
libte (2), proponiendo el
referendum pata solucionat la gnetta. Pues
bien,
hizo todo
lo que condenaba
y nada hizo de lo que proponía.
Antonio de Spínola tepresentaba la
eottiente más ptestigiosa de
la
Revolución, peto f101' 11na razón práctica pata continuat en el
podet, no
dudó en
negat los
principios políticos de esa corriente.
Esta es la auténtica historia del 25 de
abtii, la negación constan
te
y sistetnática de todos los principios que inicialmente se habían
propuesto:
l.º La definición de Portugal como una nación plurirra
cial
y pluricontinental, a la que competía decidir libtemente su fu
turo; 2.
0 La instauración de un proceso democrático pata resnlver la
crisis ponuguesa; 3.0 La instauración en Portugal de las libettades y
gatantías propias de la detnoetacia; 4.0 La intervención de las Fuet
zas
Armadas limitada tetnporalmente hasta
que la nación
ponugnesa
pudiese
decidir mediante sus instituciones
detnocráticas ..
De todas estas afirmaciones iniciales solamente fue cumplida la
refetente a
las
elecciones, que,
por
lo detnás, fueron totalmente des
virtuadas
en su significado
detnocrático con
la eliminación arbittatia
de un buen
nwnero de
partidos de
detechas. y centro (Partido do
Progresso, Partido Nacionalista
Ponugnés, Partido
Liberal, Movimien
to Popular
Ponugués, Pattido
Demócrata Cristiano,
Movimiento de
Acción
Portuguesa). Elecciones que
fueton totalmente
controladas
por el
pacto impuesto a los partidos restantes, · y que acabaron, de
hecho, por
set anuladas en sus• resultados, puesto que el Partido Co-
(2) Antonio de Spinola, «Portuga e o futuro», Ecl Arcadia págs, 3 y 5.
1012
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DB PORIUGAL
munista Portugués y el Movimiento Demoaático Portugués, ambos
comunistas
que
perdieron las elecciones, se niegan a dejar los pues;
tos de mando que tienen en todo el país.
No
nos sorprenden
estos hechos. Los esperábamos todos. Lo que
nos preocupa es la
incohetencia, la
mentira,· la aceptaci6n de la
rea
lidad sin que la conciencia europea y nacional se vuelva contra des,
lealtad
tan evidente. Aunque ésta sea una actitud constante. en la
Ws
toria contemporánea. Se
han alzado a los altares una cantidad de dioses o mitos -igual
dad,
libertad, democracia, coexistencia pacifica, autodeterminación de
los
pueblos-,
peto estos
dioses no
han conseguido imponet sus leyes
ni traer la
paz a la tierra. Al contrario, han provocado por sí mismos
una
situación de
catástrofe en la cual puede perdetse la propia hu
manidad.
m hombre moderno creó dioses a su semejanza y se. adoró a sí
mismo. Por ·eso no puede, ni tampoco quiete, renunciar a. lo que le
pierde
y ahoga.
Desde la Revolución rusa,
hace sesenta año:,, las revoluciones
comunistas han sometido naciones y pueblos enteros -como en el
caso más reciente del Vietnam, del modo más patentemente contrario
a los mitos que creó el mundo moderno-y los gobietnos de esos
países son aceptados a la convivencia internacional, con una despresti
giante
y más que comprometedora actitud de pasividad. La conciencia
mundial no manifiesta
,Ja más pequeña reacción vital ante los aconte
cimientos que, como los de la invasión de
Vietnam, amenazan
no sólo
la convivencia internacional sino sus propios fundamentos.
Parece que
el pensamiento humano está sujeto a la ley de la con
tradicción, parece que puede ya
aceptar al
mismo tiempo los princi
pios
y la negación de los principios. La lealtad, la fidelidad, apenas
son ya sino recuerdos de viejos
y pasados
tiempos.
Y, sin embargo,
esas dos virtudes constitulan la garantía misma de toda vida social,
puesto que los conceptos de ley, de justiciá y de derecho son incom.0
prensibles sin aquellas virtudes de la voluntad y de la inteligéncia
que exigen el respeto de un criterio constante y transcendente, y la
aceptación de alguna cosa que está más allá de nosotros y se nos im•
pone.
1013
Fundaci\363n Speiro
LUIS DB SENA BSTBVBS
No existe nada inteligible, solamente hay un impulso ciego y loco
hacia la nada. Nosotros, que nada entendemos, que nada comprende
mos en contra del principio de identidad del ser consigo
mismo, nos
sentimos
aniquilados con esta
generalizada indiferencia
para con la
verdad. La verdad deja de interesar al hombre
común, y lo que
es
a6n
peor:
la verdad solamente interesa para servir la
práctica política.
Lo· que queda de verdad se encuentra esclavizado a la . práctica. Se
imponen los hechos,
las fuerzas, la eficiencia del querer, la revolución,
erigida en sistema contra el ser.
Se ha sustituido el En p,;,,c;p;o .,,. el Verbo de la fe católica, por
-cl En el principio está .la acción, es' decir', Ia· fuerza ciega, instintiva,
irracional de la materia.
Sólo entendiendo
esto, llegaremos a comprender la actual política
portuguesa.
La proclamación solemne del Movimiento de las Fuerzas
Armadas, hecha por el general Spínola a los portugueses, en la ma
drugada del dfa 25 de abril de 1974, era solamente pragmática, prác
tica.. No significaba nada. Era radavía la propia fuerza de la Revo
lución:
fuerza y no idea o concepto, entendámoslo bien. Eso ha per
mitido que con su sugestión se hayan producido los signientes hechos:
- l.º La toma de posiciones en los centros vitales del País por
representantes del Partido Comunista Portugués.
- 2.
0 Las tomas de posiciones en el mundo orientadas por mo
vimientos favorables a la estrategia
marxista.
Si bien en el programa del Movimiento de las Fuerzas Armadas
se
propugnaba la democracia, la libertad,
las garantías individnales,
no es posible entender que hubiese habido realmente intención de
realizar tal
programa. Los hechos demuestran lo que afirmo. Intere
saba
solamente la
sugestión
y la fuerza de esos ideales para la con
secución de
los fines que se
querían alcanzar. La proclamación de los
principios ha provocado inmediatamente la
liberación de fuerzas ins
tintivas, de
fuerzas puras,
irracionales, que,
por sí solas, han sembrado
el
desorden, la
anarquía, la rebelión
contra la
razón, contra la obe
diencia, contra el propio concepto
ético. La ·fuerza instintiva desen,
cadenada
de esta forma, fue utilizada para destruir el orden moral,
político
y racional de la nación portuguesa, desde sus cimientos.
1014
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DE PORTUGAL
EstamOS viviendo la misma definici6n de la práctica marxista, uti
lizada desde el primer día de la Revolución de abril
Y no se
alegue que decir una cosa y hacer lo rontrario haya siclo
siempre
propio de la política
y que ahora, una vez más tan solo, ha
sucedido ésto. Es cierto que la mentira, la infidelidad, la deslealtad,
empezaron en la
historia con el
hombre, pero
el marxismo rompe el
propio roncepto de verdad y destruye desde la raíz la actitud de leal
tad y fidelidad. La práctica
marxista, que
define el proceso portugués,
es la
sistemátización de
la perversión en
política, es
la infidelidad sis
temática al ser, pues es el propio sistema polítiro el que recusa la
verdad en
sí misma.
Es un
maquiavelismo al servicio no de una idea,
ni de una ambición, ni de un imperio, sirio más bien al servicio del
mismo maquiavelismo. Es
un· maquiavelismo
esencial, no como
pro
ceso, no -como medio, sino'· como fin. ·-En suma, ·es la revolución total,
sistemática y permanente:
El socialismo de
Mario Soares y los movimienros marxistas por
rugueses,
independientes del
Particlo Comunista Portgués,
en
nada se
distinguen en
la
práctica revolucionaria esencial·
en el aspecto de la
sistemática negación de la verdad. Unicamente procuran independen
cia y autonomía de· su proce.io pragmátiro. .
Los partidos llamados dernocrátiros, romo el Pdrlido Popular De
mocrático y el Centro Democrático Soci,i/,, aunque no mari:istllS, se
dejan
todavía sujetar
por el
proceso de
la práctica
marxista impuesto
al
país. No pudiendo lograr
""" orientación independiente,
han acep
tado el juego según el propio sistema del adversario. Este fue el
gran error de SpJnola.
La corriente social demócrata, en la que se apoyó el general Splnola
aunque
ron programas polítiros semejantes,
tienen orlgenes distintos.
El P.
P.
D. nació de la misma oposici6n democrática al régimen de
Salazar. El C. D. S. del propio régimen depuesto, en su tendencia Mar
celista, cuyo lema era "la evolución sin revolución"., esto es la ttan~
sición sin traumas, de un régimen rorporativo a un régimen demócrata.
El
P. P. D. de Sá Carneiro, viene paso á paso negando sus propios
principios,
por razones prácticas, claro.
Siempre ron ministros
en el
Gobierno
provisional, rolaboró ---'-
de los principios democrátiros en la
ronducción
1015
Fundaci\363n Speiro
LUIS DB SENA BSTBVBS
de la política portuguesa. Con el pretexto de no dejar el poder en ,na.
nos de los comunistas, aceptó la liquJdación del Ultramar, la roma
del poder por los comunistas, la institucionalización del M. F. A. y
no sabemos qué más aceptará aún.
El C. D. S. es paradójicamente el único defensor de la misma de
mocracia
que
depuso al
anterior régimen. Sin fuerza, sin represen
tación en el Gobierno provisional, se refugió en el mito protector de
la
democracia. Oaro que tiene solamente la protecció!l de un mito
y
nada más. Defensor anteriormente del corporativismo, y, por su
puesto,
de
un régimen tradicionalista y no democrático, defiende ahora
una democracia ulrrapasada por los hechos y fuera de posibilidad.
Si, en la co¡¡ducción política, se _otorga la importancia decisiva a las
fuerzas y no a las ideas, se debe preguntar si el C. D .. S., corporativlsta
hace
un afio y democrático ahora, no perdió -áeaso precisamente aque
llo mismo que procura, la fuerza de los vientos. Ni idealmente ni
prácticamente
la
democracia tiene la menor oportunidad.
La pervetsión pragmática
de la inteligencia
afecta hoy de modo
trágico a todo el proceso polltico portugués, en todo el ajedrez ""'
dona!.
La seducción de la práxis sustituye a la fuerza de la verdad,
verdad que
en polftica
se deberla referir al real interés de la nación,
en sus raíces, en su cultura, en su alma colectiva, en sus instituciones,
en
sus órganos
sociales primarios y
secuildarios, en
su
futuro.
De negación en negación, de compromiso en compromiso, y con
el alto fin de salvar una reserva moral e ideal, asistimos a la destrue
ción
de
todos los valores, ideas, instituciones que a lo largo de los si
glos
forjaron
la nación lusa. Y mientras la verdad, la ética polftica, la
naturaleza, la lealtad a un ser histórico, que es Portugal, no ejerza
su natural fuerza imperativa en la vida nacional, no podremos esperar
orra cosa que
no sea la
consumación progresiva,
quizá definitiva, del
desastre.
fil. -El Mito .del centrismo.
· Aunque la única posibilidad de salvar la nación sea el urgente
r.egreso .a la verdad, a la ética política, al interés y il los valores nacio-
1016
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DB PORTUGAL
nales, lo que desgraciadamente se plantea como solución es una po
lítica
democrática de
centro.
Perdida la referencia a la verdad, perdida la noción de la iden
tidad del
pensamiento con el ser, se
planteó como
norma y
objetivo
de la política el equilibrio entre
e,cttemos.
El
e,ciremismo es conside
rado
hoy el pecado en política. El centro entendido según un con
cepto
de la física
.. como
el punto estático en tomo del
cual oscilan
los e,ctremos-es el ideal pragmático de los órdenes políticos que
en Occidente aún
creen poder
imponerse como alternativa de
la re
volución.
El centro es
media, es
mayoría, pues
la mayoría es identificada ha
bitualmente con la media. Centro -media-mayoría. La política
se
hace, según esta concepción, ciencia sociológica y estadística. So
ciología y estadística se
han oonvertido de este modo en criterio de
normativa política.
Todos
los fenómenos
democrátioos se
pueden
expresar con
una
eutva en la que se da la más alta frecuencia de casos en la parte me
dia,
que van
d=eciendo en
frecuencia a uno y otro
lado. Variando
las condiciones, las frecuencias c;ambian más hacia un lado que hacia
el otro.
Escojamos, por ejemplo; un
test de conocimientos. La frecuencia
cuantitativamente más elevada de la población sujera al test, tiene su
punto
,ilgido en
una va:loraci6n, que podrá
variar más para la derecha
o
más para la izquierda, de acuerdo con la cultura y el aprendizaje a
que
haya estado sujera la
población. Resulta
así
manifiestamente ab
surdo
poner como criterio de decisión la frecuencia
más elevada. La
valoración por la frecuencia llevarla a admitir que la equivalencia de
las frecuencias minoritarias de quienes no resolvieron 'una sola cues
tión del test y las de quienes los resolvieron todos.
El centro, la media,
la mayoría adoptadas como criterio político
obtienen, con todo rigor, el mismo
resultado. Se enajenan de los va
lores
reales, de
la verdad. Se pretende con ese criterio una posición
de equilibrio de fuerzas, que permita el juego posible en política.
En la realidad, según las circunstancias que actiien sobre· la po
blación, una corriente política de Centro, · puede desplazarse hacia: un
e,cttemo, sin cambio inttínsecó. Así, en Portugal, por la eliminación
• 1017
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA ESTBVES
de varios Partidos ·de derecha y centro, el Centro Democrático Social,
que era un
partido de
centro, se
transformó en partido de
extremo y,
sin ningún. cambio intrínseco, y su ideología
pasó a considerarse como
extremista.
Como tal apenas consiguió un
diez por
ciento de los
votos, menos aún que el Partido Comunista
Portugués.
El
Partido
Socialista, que es un auténtico partido de izquierda,
pasó, también sin cambio intrínseco de ideología, a resultar un partido
de centro y, por eso, obtuvo la mayoría
de los votos en las elecciones.
No cuesta ya creer que
el Partido Comunista Portugués aún llegue
a ser un partido de centro. El electorado tiene siempre tendencia a
votar en los
partidos de
centro, solamente porque son de centro, sin
consideración
por los valores que defienden. La victoria de un partido
de extremo implica la sugestión de la imposibilidad política de
go
bernar, de la inestabilidad. Por eso el mayor interés de todos los par
tidos es el de ser escoltados a uno
y otro lado por partidos extremis
tas.
En un sistema democrático bipartidista, como los que existen en
algunos países occidentales, se verifica el mismo fenómeno: la
ten
dencia centrista está representada por el hecho de alternarse ambos
partidos en el mando de la política.
En las democracias, por más auténticos que sean sus valores, nin
gún partido de extremo tiene posibilidades de vencer. Al estar fun
dada la democracia en criterios sociológicos y estadísticos, se trata de
una imposibilidad práctica y sistemática.
La tendencia centrista se justifica con la noción de equilibrio Ver
dadera estadísticamente, es mítica como
criterio de
valoración,
y mí
tica en sus resultados.
En realidad no produce el equilibrio deseado.
Ese equilibrio no tiene la menor referencia al equilibrio político
de la sociedad humana. Es un concepto equivocado de equilibrio.
Importa deshacer ese equívoco,
gravísimo en sus resultados y apli
caciones.
Si entendernos el equilibrio con referencia a la verdad, a valores
naturales y
sociales, a una realidad independiente de ficciones,
al ser,
fácilmente llegaremos a la conclusión de que el equilibrio centrista
de la
democracia nada tiene que ver con el equilibrio social con la
estabilidad, con la sálud de las sociedades políticas. No hay equilibrio cuantitativo en lo que
respecta a
la verdad, a
1018
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DE PORTUGAL
la naturaleza creada, en Jo que respecta al Ser. La verdad, la naturaleza
creada, el Ser es uno, no es una media entre varias
hipótesis o teorías.
La Verdad, la naturaleza creada, constituyen el único y necesario cri
terio de la política,
y la politica tiene que aceptar la totalidad de la
Verdad, de la naturaleza, del Ser,
si quiere obtener estabilidad, salud
social,
equiUb,io real. m equilibrio es una consecuencia de la política
referida a la Verdad.
m equilibrio -o armonía- tiene su exacta y propia aplicación
en
Jo que respecta a esta cualidad específica: que una sociedad polí
tica está constituida por diversos
órganos, poderes y jerarquías que
se deben armonizar entre sí
y todas en su conjunto para la obtención
del bien común. Es la verdad, es la naturaleza creada, es el Ser que
determinan este bien común,
y ellos también exigen la variedad y ar
monía de diversos
poderes y
jerarquías sociales. Allí está el verdadero
concepto de equilibrio político, que es equilibrio orgánico. En un sistema democrático existen solamente el individuo
y el
Estado, emanación del individuo por medio del sufragio universal. El
Estado proviene de la·
volunt,id individual por medio del voto, y así
solamente se plantean en la vida social todas
las limitaciones, dere
chos
y deberes. Siendo así, los límites entre los cuales oscilan los re
gímenes
democráticos son
la anarquía,
o sea, la nimma realización
del
individualismo,
y el soci~lismo en su grado más extremo, en el
cual el Estado torna a su cargo la mayoría de las funciones individua
les.
ID equilibrio
dentro de esre sisrema estará en un compromiso
entre la libertad individual y las atribuciones del Estado.
Queda fuera de esta concepción la propia realidad orgánica de
la sociedad, por consiguiente, la
. propia
nodón de
. sociedad. Resulta
imposible
de
este modo el concepto esendal de· armonía social, que
es fundamentalmenre el equilibrio entre órganos, entre poderes so
ciales naturales. Queda fuera de esta
concepción la misma noción del
Poder
y del orden jerárquico, que es algo dado por la naturaleza y
no dado contractualmente. Siendo
la armonía social esencialmenre una
referencia, una relación entre sujetos y objetos del poder, podemos
afirmar que la ideología democrática, por si sola, es ajena al concepto
del equilibrio social. Por más
que lo busque, jamás Jo encontrad,
puesto
que
está fuera del sistema. ·
1019
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA ESTEVES
IV. La solución perdida.
El mdicionwsmo cristiano es el único que podría conseguir aquel
equilibrio, dado
el
respero por
la
narurale:,.a creada, manifestado en
la
sociedad polftica por medio de múltiples
6rganos y jerarquías con
poder
propio.
Este
tradicionalismo cristiano
tiene identidad fundamental con
el corporativismo, aunque el corporativismo haya sido también iden
tificado a
cierms ideologías
rotalirarias de extrema derecha, pero sin
fundamento real.
El
concepro de
corporativismo
es definido por el concepro de so
ciedad política integrada por organismos, que se relacionan entre sí
y con jerarquías superiores, seg6n la subordinación general al bien
común. Ese bien común ni aplasta ni dispensa la justa subordinación
al interés común, creado y formado por una evolución histórica, en
la que intervienen múltiples factores
y circunstancias: geográficas,
raciales, lingüísticas, guerras, solidaridades_ vividas, ete., etc;
Si el corporativismo se entiende como una ideología de derecha
conviene hacer una importante distinción.
En primer lugar no es una
ideología, puesto
que puede afirmarse que fundamentalmente es rea
lista e
histórico, fundado en una realidad viva y creadora
al mismo
tiempo. Y se distingue también de
las ideologías en cuanro afirma
una
rotal fidelidad a la
naturalez.a creada:
respeta el
concepro de
Ver
dad, de Ser, anterior e independiente de la inteligencia humana.
Cuando se afirma, de igual modo, que el corporativismo es una
ideología de derecha, se debe afirmar, sin dejar lugar a dudas, que
el corporativismo se encuentra fuera de un sistema de partidos;
y no
puede, por
tanro, ser
entendido como
si se opusiese a una izquierda
dentro de un sistema democrático. El corporativismo se opone ra
dicalmente
y en bloque a toda la gama de posiciones partidistas en
un sistema democrático. Como se opone radicalmente,
y de igual for
ma, a la anarquía
y al socialismo, ideologías atomlstitas de la socie
dad,
cada una a su manera evidentemente. Si se entiende el corpo
rativismo como derecha debe entenderse en el sentido de que se opone
1020
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DB PORTUGAL
radica:lmente y desde fuera a las ideologías anarquislllS, democráticas
y socialista&.
El corporativismo del régimen de Salazru: ha sido identificado con
el concepto de corporativismo de Estado.
Y también con un concepto
raro de corporativismo capitalista. En realidad el corporativismo del
régimen de
Salazar era esencialmente
tradicionalista
y cristiano, aun
que
no consiguió liberarse de los condicionamientos peculiares euro
peos en que había nacido, o sea, ni de la influencia del nacional-so
cialismo
ni de la influencia del capitalismo liberal. A su veo:, el cor
porativismo
italiano del régimen de Musolini nació de la evolución
de importantes jefes socialistas
-aunque no
del
socialismo como sis
tema-hacia una concepción tradicionalista y cristiana de la socie
dad, pero que no consiguieron liberarse totalmente de sus prejuicios
de origen
ni de cierta influencia indirecta de la filosofía hegeliana
proclive
al totalitarismo estatal.
Estas circunstancias europeas apenas influyeron extrínsecamente
en
Salazru:, formado en la más auténtica tradición cristiana y portu·
guesa,
heredero del
legado cultural del
Integralismo Lusitano de
Sar
dinha.
Sin embargo, no consiguió
liberarse de
las influencias contem
poráneas, aunque debemos afirmar que,
no obstante todas las defi
ciencias, su régimen se definía esencialmente según un concepto de
tradicionalismo cristiano. No democrático,
no liberal, tampoco so
cialista.
La incomprensión total de una Europa demolibera!, la oposición
radical del mundo
marxista, la incomprensión u oposición de la Igle
sia, agravada
en
los
óltimos tiempos,
la infección e implantación en
la vida nacional de todas estas tendencias, la
fálta de
fe, la falta de
valor, la pasividad
e infidelidad de las élites nacionales más repre
sentativas, cercenaron el desarrollo del corporativismo
portugués, y,
por
eso, cuando este incompleto corporativismo fue llamado a
su
prueba de vida o de muerte, sucumbió. Hoy parece que no queda nada
de la labor de un exrraordinario estadista, ni del sistema que durante
cuarenta y ocho
años
procuró plasmar uÍ1 Portugal verdaderamente
notable.
Ninguno de
los cuerpos sociales de la nación portuguesa
pa
rece capaz de resistir la tempestad que de súbito cayó sobre ella. Es
evitlenle la falta de 11/talidad de los cuerpos sociales de la Nacron. Si
1021
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA ESTEVES
en el 24 de abril de 197 4 estos órg¡u,os hubiesen tenido plena vita
lidad, no hubiésemos llegado a la proximidad de una catástrofe. Meditemos acerca de las causas de este tremendo revés del cor
porativismo del régimen de
Salazar.
Antonio
de 0liveira
Salazar era
un profesor de
Finanzas en
la
Universidad de
O>imbra. Cnando fue llamado al Gobierno, iba solo,
sin que le acompañase el
habitual séquito
de un líder político. Sa
neada la
catastrófica economia portuguesa,
se encontró rodeado de
un enorme prestigio, que le
permitió emprender
por sí solo la es
ttocturación de la nación en sus raíces tradicionales, en sus órganos
fundamentales, según
la concepción corporativa heredada de los más
legítimos pensadores portugueses de la tradición cristiana. Durante años seguidos, intentó reconsttoir al país, desttoido en
sus instituciones por más de un siglo de liberalismo.
Es difícil, sino
imposible, conseguir en un período de gobierno personal, por más
largo que sea, la restauración definitiva de la nación.
Las dificultades
heredadas,
las. dificultades
creadas, internas o externas, se oponían
tremendamente a la propia concepción
corporativa. La influencia cre
ciente de la revolución socialista, como su lucha de clases por medio
de la actuación del Partido
Ommnista, amenazaba y constantemente
impedía la realización de la solidaridad orgánica de la nación. Los
derecho, humano,, entendidos y aplicados según la ideOlogía liberal,
apoyada en este aspecto por la corriente progresista, se aducían contra
el propio sistema político, que afirmaba que
los conflietos
sociales no
deberían arreglarse a partir del concepto
de lucha y oposición, sino
a partir del
concepto de
solidaridad orgánica.
Además, la
cuestión del
régimen implicaba en los últimos años
una amenaza contra la
misma existencia
física de la patria, agravada
con la guerra
ultramarina. Portugal
se convirtió en
objeto de
la codi
cia de las grandes potencias. El ordenamiento corporativo de la sociedad, según un
concepto
tradicionalista,
exigía la
justa medida y armonía entre la libertad y
la responsabilidad de los diversos órganos sociales de la nación: fa
milia, tribu ·en tntramar,- empresas, municipios, _corporaciones profe
sionales y otras.
La Cámara corporativa era, conceptualmente, el órgano repre-
1022
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DE PORTUGAL
sentativo de la Nación, en sus raíces tradicionales: una especie de
Cortes Gerflis del inicio de la nacionalidad. A esta Cámara corpora
tiv;t se
sobreponía,
sin embargo,
una
Cámara de Diputados, elegidos
por sufragio universal, inorgánico,
confonne al
modelo liberal. Con
las elecciones para esta Cámara volvía a la superficie el sistema par·
tldista propio
del liberalismo; y, en realidad, siempre
existieron par
tidos
políticos, de modo
más o menos tolerado, como es el caso del
M. U. D., que apareció en 1945 y fue permitido durante algunos
afias. El
corporativismo, por
razones de
la política europea, no se
pudo purificar ni
legitimar. Salazar tuvo que admitir prácticamente
la
existencia de partidos políticos, si no legalizados por lo menos su
ficientemente tolerados que permitían la continuación de la ideología
liberal en el mismo seno del corporativismo.
Temerosa por todas estas circunstancias, la Administración es
tatal -el Estado, en su concepción corriente-fue absorbiendo pro
gresivamente la justa libertad y responsabilidad de los órganos socia
les. El régimen corporativo funcionó bajo la gestión estatal, con lo
cual se cercenó gravemente no solo la libertad de los órganos sociales
sino
también, lo
que es aún
más grave, el sentido y el hábito de res
ponsabilidad. Se cayó así en el mismo vicio fundamental del libera
lismo que se quería
evitar.
En realidad, Salazar tuvo que limitar, mucho más de lo necesario
en una época normal, las
libeJ:tades y
responsabilidades de los órga
nos sociales de la nación, por creer que, en una tremenda crisis euro
pea, se justificaba una autoridad dictatorial aunque templada, en su
sentido más noble
y e:mcto.
La tremenda crisis de la postguerra, en que fueron aplastadas un
sin número de naciones, y puestas las condiciones para la amenazadora
situación política mundial de nuestros días, justificaba por sí sola una
dictadura, en un sentido más
e:mcto. Se planteaba todavía el dilema:
mientras la dictadura
ejerce su necesario poder,
los órganos sociales
lo pierden,
y si los órganos sociales se desacostumbran a usar el poder,
la
dictadura acaba
por no conseguir su finalidad.
La conclusión es
que una
dictadura tiene
que ser
cotta.
Bien
lo habría comprendido
Salazar, pero la crisis europea, lejos
de solucionarse, se agravó
progresivamente hasta nuesttes días
y en
1023
Fundaci\363n Speiro
LUIS DB SBNA BSTBVBS
los . últimos años esta crisis se hiz.o sentir gravemente en la propia
vida nacional, pot
la guerra ultramarina. La única hipótesis estimada
posible era
la de sostener un régimen autoritario con la menor ljmi
tación posible de las libertades orgánicas -no me refiero a las li
bertades del individualismo liberal- hasta tanto que
la crisis inter
nacional y nacional lo permitiera,
y después ir restimyendo gradual
mente el poder propio a los órganos de la nación. Con
la muerte de Salai:ar subió al poder un jurista y profesor que
ganó sus justos méritos como quizá el más importante corporativista
de
la actualidad política portuguesa, Marcelo Caetano. No obstante,
este
gran corporativista hizo la única cosa que jamás debía haber
hecho: concedió cada
vez mayor
fuerza a la cortiente liberal,
al mismo
tiempo que restringía la
libertad y
responsabilidades de los órganos
primarios y secundarios de la nación, como la familia, las emptesas
y municipios, y a los
organismos corporativos
como gremios, federa
ciones y otros. El liberalismo sobrepasó al corporativismo, definitiva
mente, en el mandato de Caetano.
En el día 24 de abril no teníamos ya ni corporativismo, ni órga
nos sociales, ni régimen
autoritario, ni siquiera
liberalismo.
La nación
estaba inerme ante el poder del Partido
comunista.
El
Partido comunista tomó entonces todo lo que era decisivo en
la Nación:
emptesa5, sindicatos,
municipios, todas
las especies de aso
ciaciones. Los órganos sociales no estaban
acosmmbrados al
poder, no
lo
poseían, ni siquiera
lo perdieron. El poder pasó del Estado al Par
tido.
No quiero terminar este anilisis sin dejar de subrayar que cuando
hablo de dictadura en el régimen de
Salai:ar no
emito ningún juicio
despreciativo. Dictadura significa, en este caso, el uso personal del poder político por
Salai:ar, no
absolutamente un autoritatismo inhu
mano o cruel, como aparece en
todas esas caricamras de la acmalidad.
Era una autoridad personal y fuerte, sin duda, pero subordinada a
un concepto moral, a una ética
transcendente que
era la cristiana.
Siendo un régimen autoritario, que muchos quieren despreciar
con el nombre de dictadura, las libertades y garantías para los ciuda
danos normales,
para la gran mayoría, casi la totalidad, eran totales.
¿Quién se pudo quejar de
la dicladtwa de Sála>:ar?: unos diez, no más,
1024
Fundaci\363n Speiro
PANORAMA DE PORIUGAL
profesores universitarios, un Obispo, una docena de funcionarios públicos,
pocas centenas de perseguidos políticos, en un período de cua
renta
años. Seamos honestos: Occidente, que no ha sido todavía capa,,
de
emplear
la palabra dictadura para el actual régimen portugués,
que, no
obstante, tan solo hasta el
mes de diciembre del
afio pasado
ya había apartado 12.000 funcionarios públicos, según informes ofi
ciales (3),
¿CQmo puede
emplear esa palabra en todo su significado
despreciativo respecto del Régimen de
Salazar?
v_ Conclusión.
Portugal del 25 de abril es un mensaje para el mundo actual y
significa que cuando la sociedad humana se deja pervertir en su in
teligencia, cuando,
después de
perder
la · verdad, pierde el mismo
sentido de esa
verdad, su
destino es
la aniquilación.
La opinión occidental ironiza respecto de Portugal, · como si el
caso portugués no fuese una tremenda tragedia. No debería olvidar Occidente, que
Portugal ha dado pruebas du
rante ocho siglos de un
heroísmo casi sobrehumano, ni que Portugal
en
los
últimos diez
años fue
capa,, en Africa de resistir solo
contra
los intereses
y conjuras del mundo capitalista y comunista al mismo
tiempo, en tettitorios· extensísimos.
El significado del CílSO portugués es el de una aniquilación, si no
se produce algo extraordinario. Portugal sucumbió cuando perdió el
sentido de los valores
tranScendentes, el sentido de la verdad cuando
se dejó
pervertir en su inteligencia por la dialéctica materialista.
Occidente
no quiere entender
este mensaje y se aee capa,, de
resistir con su poder económico, con sistemas políticos agnósticos a
la verdad tranScendente. Dios o el absurdo, se plantea en el caso por>
rugués.
El sentido de la verdad, el sentido del Ser se perdieron en la ac
ción de los que ditigen las realidades sociales.
Los hombres de acción
(.3) Nota oficial de La Comi140_ Interministerial de Rf!c/assificeisaó, pu.
blicado en enero de 1975, en todos los periódicos diarios.
•• 1025
Fundaci\363n Speiro
LUIS DE SENA ESTEVES
se dejan conquistar por el prestigio de la revolución marxism y creeo
que solamente en esta revolución pueden saciar su
sed de resultados,
su ambición de
dominar las realidades políticas.
Es urgente que los hombres de acción sean suficientemente hu
mildes
para soportar el fracaso de las primeras horas de uoa difícil
reconstrucción social, partiendo de los escombros dejados
por más
de un siglo de liberalismo.
Es necesario creer, es necesario querer, aunque se tenga que mo
rir para resucitar después. A los hombres de hoy, a los que tienen la
tremenda responsabilidad de conducir la acción política, se pide, sobre
todo,
la fidelidad integral a la verdad, y la lealtad a los hombres. Fi
delidad a Dios, a
la oaturaleza creada, al pensamiento de Dios patente
en el Ser. Ya en Porrogal se empieza a comprender esta exigencia
funda
mental. La Iglesia en Portugal empieza a comprender que debe ser
fiel
y dar testimonio de la verdad, olvidada durante más de uoa dé
cada de progresismo, de escepticismo y -Dios me perdone si pienso
mal-de ateismo. Dios, la fe, la verdad,. se perdieron para los por
tugueses, pero los porrogueses han comprendido
fioalmente que
Dios,
la fe, la verdad eran su mismo fundamento como nación. Sacerdotes
y · seglares empiezan ahora a estar unidos en la fe de Cristo, ftmda
mento único de la Paz.
Yo creo que, restaurada la fe, aparecer&n los jefes dispuesros a
conducir a
los hombres con lealtad y según la fidelidad debida a
Dios.
Con fidelidad a Dios y lealtad a los hombres, pronto aparecer/in
en
Porrogal jefes que, con estas esenciales
virtudes, reconducir&n mi
país a
sus ralees
y le llevar&n al necesario cumplimiento de su misión.
Aparentemente muy pocas
y pequeñas, en realidad muchas y fuer
tes, son las razones de mi esperanza (•).
(*)· Este artículo fue escrito eri_ el mes de .~yo de 1975. ·Corregidas las
pruebas
tipográficas
·en el
mes
de julio, las circunstancias surgidas después que
fue
escritÓ, justificarían algunas corre<:ciones y
muchas nuevas
observaciones.
Pero, a fin de que el artículo no pierda su unidad original, lo dejo como
lo escribí. Los lectores harán por sí mismos las correcciones y observaciones
fáciles de
hacer.
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