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Número 137-138

Serie XIV

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Críticas científicas a la dogmática marxista

,
CRITICAS CIENTIFICAS
A LA DOGMATICA MARXISTA
POI
Juuo GA~
l. INTRODUCCIÓN,
El marxismo aparece en el mundo actual, no sólo como una con­
cepción política y una opción ideológica, sino también como una
visión del mundo, una
filosofía totalitaria que pretende ser definiti­
va
e indiscutible. De hecho, en grandes extensiones de
la superficie

terrestre su
carácter indiscutible se va imponiendo por
la acción de los poderes
públicos
utilizando todo género de coac-ciones, incluyendo el terror
y el descrédito, la mofa y la deshonra para sus detractores o sus crí­
ticos. Desgraciadamente no se nota por el momento que esta
marea
invasora

tenga
aspecro de . entrar

en una
fase de
reflujo; por esto
parece urgente que. en los lugares donde no impera esta coacción o
terror ideológico,

se multipliquen
lo más posible estudios críticos
sobre el
marxismo, estudios . que permitirán forjar
armas
para el
combate de
. las ideas, ahora más importante que nunca. Por esro
hemos visro
con

satisfacción
!a aparición de varias publicaciones (1)
( 1) Ares· ·somoza (P). Marxismo Ortodoxo. Bdil01ial Huemul. -Buenos
Aires 1966, 210 págs.
-Ares-Somoza (P.) Materialismo _di~éctico ·y Ciencia. E11de.ba, Buenos
Aires, 1969, 220 págs. .
-Wetter (G. A.) y Leonhard (W.). «La ideología soviética». Herder.
Barcelona, traducida del alemán. 1973, 673 págs.
-Ortoneda (B.) «Principios flindamenta.les ·del· marxismo-leninismo».
México, Madrid 1974, 740 págs.
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Fundaci\363n Speiro

.
JUUO GARRIDO
críticas sobre los aspectos científicos del marxismo que queremos
comentar aquí,

haciendo especial mención de los argumentos que se
pueden oponer a la dogmática
marxista. Porque

el
marxismo es
ante
todo una actitud dogmática, hace uso
dó factores sentimentales, de
razonamientos más o menos científicos, -de referencias a situaciones
sociales o políticas, pero en el fondo su finalidad ·es imponer un de­
terminado

modo de pensar, de
actuar y
de sentir tomando como
base
unos principios fijos que constituyen sus dogmas. No puede ser de
otro modo, pues toda actitud que aspira a tener cierto fundamento
filosófico sólo puede
adoptar dos

posiciones diferentes: el
escepti­
cismo
que renuncia a conocer la verdad en ning6n dominio y por
lo
tanto debe

suspender sus juicios indefinidamente
y el dogmatismo
que admite que podemos conocer la verdad por lo menos en algunos
casos. Si se abandona la primera posición que desemboca lógicamen­
te en contradiccioties, se cae necesariamente en una posición dogmá­
tica y se plantea en seguida la cuestión siguiente: ¿por qué medio
podemos llegar a conocer la verdad?; si es por la experiencia,
caemos
en
el empi,-ismo, si por la razón en el racionalismo. Otra cuestión
que se plantea se refiere a1 _ objeto de nuestro conocimieil.to, a las
cosas que nos son asequibles. El ideaUrmo -admite que la ·mente hu­
mana
sólo puede conocer sus propias
ideas mientras
que el
realismo
sostiene que podemos conocer ciertas verdades referentes a · lo qúe
existe fuera ele nOSOttos. El

marxismo está de acuerdo con este planteo
epistemológico aunque incluye dentro del idealismo
ciertas doctri­
nas

que en realidad no
perte:1ecen a
esta posición filosófica. Adopta
una posición realista-empirista de acuerdo con el sentido común y
con el

método normal empleado por los hombres de ciencia. En este
aspecto la

filosofía marxista
coincide con la filosofía

de Aristóteles
y Santo
Tomás, o

sea con la
philosophia peremms. Esta coincidencia
no
es uno de los factores menos
importantes de

su éxito entre los
hombres de ciencia actuales que en su ignorancia de la filosofía,
to­
man como descubrimientos del -pensamiento marxista, principios y
tesis clásicas conocidos desde hace muchos siglos.
~ Ourana Fernández (J. M.). «El fin del materialismo filosófico y ateo».
Bosch, S. A. Barcelona, 1974, 252 págs.
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Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA ~S1'.A.
Toda dogmática tiene una base filosófica y expresa un conjunto
de verdades de
base sobre las cuales se edjfic;a,1a bra dogmática viene del verbo aoxoo que significaba para los an­
tiguos una decisión de la autoridad' que
névaba cbilsigci uriá obliga­
ción. Así se. utill>ó frecuentemente entre los filósofos anteriores a
Cristo
para exp,esar los axiomas de la filosofía teórica dados por el
fundador de la
Escuela y que tenían carácter obligatorio para . sus
afiliados y segnidores. Más adelante se ha reservado la palabra .dogma
para designar las verdades de la Revelación que sirven ,de base a la
fe cristiana; por esto entre los no creyentes· y los agnósticos la pala­
bra dogmática tiene un carácter peyorativo ·y hasta alguttoJ ¡conside­
ran
los

dogmas como opuestos al
espíri!:ll científico
sin
, tener en
cuenta que -en el momento que no queremos-caer en un. esceptk:ismo
total no hay más remedio que admitir ciertos dogmas básicos.
Los dogmas de la Iglesia tienen siempre una nota de au.toridad
puesto

que su origen es la Revelación
y no opiniones personales o
conceptos fluidos o variables. En cambio las posiciones dogmáticas
basadas en fuentes humanas tienen siempre un carácter .más o menos
subjetivo
y provisional pues su autor o grupo de autores enuncian
como
básicos algunos principios
y nada, se opone a que más adelante
otras autores, más inteligentes o mejor informad,os, modifiquen estos
principios y por lo tanto las conclusiones que de ellos se deducen.
Resulta pues que la dogmática marxista posee, por su
naturaleza
puramente humana} un carácter no definitivo y en esto consiste su
primera debilidad. Las coacciones, a que se somete a aquellos que se
permiten criticar los dogmas marxistas, podrán retar~r su ~ucidad,
pero en todo aquello que no coincida con la naturaleza humana ( es
decir con la
phüo,opbia peremnfr) la dogmática marxista está pre­
destinada a la
muerte como

lo están todos los sistemas filosóficos ex­
clusivistas
y definitivos que se basan únicamente en una visión hu­
mana y parcial de la realidad. El estudio de
la dogmática marxista
nos demuestra que su visión del mundo está
fuertemente atacada por
este

vicio de
parcialidad.
•• 977
Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRIDO .
2. LA DOGM'.ÁTICA MARXISTA.
Z:1. Caracteres fundamentales.
La dogmática marxista forma un conjunto coherente en el cual
destacan una setie de

proposiciones
fundamentales indiscutibles
sobre
las cuales se
edifica todo el sistema. Los "doctores.. del marxismo de­
ducen
·de estos

principios una conclusiones
"ortodoxas .. de

un modo
lógico y
también quieren

imponer
a los
investigadores
ciertas opinio­
nes
pata· que sus resultados estén de acuerdo con su sistema. El caso
más conocido es el de LYSBNKO que obligó durante algún tiempo a
admitir a los científicos soviéticos determinadas tesis genéticas. Este
caso contribuyó a sembrar cierta desconfianza entre muchos científi­
oos filomarxistas pero desgraciadat11ente estos · episodios se olvidan
rápidamente (2).
Veamos ahora las. afirmaciones principales de esta dogmática.
2.2. E:JOposioión sucinta de los dogmas básicos.
Los dogmas marxistas se refieren a cuatro temas: la realidad, el
origen
de la realidad, las leyes de la
naturaleza y

el
comportamiento
hUlllllílo.
2..2.1. La renlida,I..
Dos son los dogmas marxistas fundamentales referentes al mundo
(2) Algunos autores han querdio ver una analogía entre el caso LySenko
y

el de
Galileo~ La diferencia

entre los dos casos es evidente. En
el· caso de
Galileo

la Inquisición condenó
· algunas
·
tésis que consideraba mal
fundamen­
tada.s y demasiado exclusivistas; en cambio en ·e1 caso de Lysenko la inquisi­
ciól). soviética co_ndenaba. a tod9s aquellos que no admitieran las conclusiones
de este biólogo. · S0bre el caso de Galileo, tan utilizado para atacar la in­
transigencia de la Iglesia, se puede consultar la obra objetiva de G. Fudong,
Galileo Galilei y la lnquiskión Romtma (Club de Lectores, Buenos Aires,
1964). En el se encontrarán aspectos
poco conocidos
de este proceso que
permiten rectificar

no pocas afirmaciones de algunos historiadores.
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Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIBNTIPICAS A LA DOGMA'FICA MARXISTA
que nos rodea; son la base .eje dos. de sus caracterfstlcas: el materia­
lismo y el ateísmo.
Dogma
1
(D. 1)
.-La materia es una categoria filosófica que
,irve para designar
la ,ímca realidtttl ohjem,4.
~ta que la materia es lo primario y Jo que origina todo lo
que
existe en el mundo.
Dogma 2 (D. 2) .-Dios M exisle,
Esta tesis es deducible de la anterior, pero sobre ella hacen espe­
cial hincapié los
marxisms para recalcar la autosuficiencia de la ma­
teria
y para indicar qui, en el origen y desarrollo de la realidad no
interviene ningún otro elemento
que los
inherentes
a las ~dades
de

la materia.
2.2.2. Origen de la · realidad.
La experienda enseña que la realidad es compleja y variable. De
acuerdo con los dos dogmas
anteriores, el

origen de
la realidad está
en
la materia; resulta pui,s que hay que admitir los dos dogmas si­
guientes:
Dogma 3 (D. 3)
.-La materia #ene ciertas CIIIIÜdades de las
cuales las principales son:
-Es eterna, increada e indestructible.
-Es autosuficieme.
-Es el origen de lo que llamamos conciencia o espl,ritu.
La consecuencia priucipa! de. este dogma es que la materia care­
ce

de
causa, es
su propia
causa y todo· Jo real se debe · explica, por
ttansformaciones de la materia. La segunda . consecuencia se refiere
al comportamiento del hombre pues éste es independiente de toda
categoría superior y su actuaci6tt s6Jo está limitada por las posibili­
dades de
la materia que le constiwye .y. por la qt¡e le rodea.
Además,
· la experiencia-enseña que hay continuos cambios en la
realidad y esta constatación se expresa. por el. dogma siguiente:
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Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRJDO.
, Dogma 4 (l>, 4) :~En la re"'-idad no eiiJte fllltia estable y de­
fmitivo; todo está sujeto "
cambio y evoluci6n.
En pru:ticular la vida en sus múltiples formas está producida es­
pontánt,amente
como col!Sécuencia de las propiedades de la materia,
Pero a
pesru: de postular que lo único que existe es la materia,
paza explicar estoS cambios y ésta evolución hay que admitir que
existen
cienas leyes
que pueden
reducirse a
tres
fundru:nentales que
constituyen tres nuevos dogmas.
2.2.3. Leyes que gobier!wn, el desarroll.o de la realidad.
Dogma 5 (D. 5) .-La ley de la lucha de los contrarios admite
que
en los se,es y sucesos de la re"'-idad · existen siempre ,pares de
tendencias opuestas y contradictorias que están en lucha. La realidad
es

el
resultado de la dialéctica o conflicto existente entre los contra­
l'ios.
Esta ley vale, no sólo para explicar el desarrollo de la natura­
leza, sino también la génesis de nuestros conocimientos y el desru:rollo
de

la
hjstoria. Todo evoluciona y

cambia por la existencia de
la con­
tradicción.
Dogma 6 (D. 6) .~La ley de la transición de la cantidad a la ca­
lidad. Explica la transformación de una cosa en otra esencialmente
distinta. El tránsito de una calidad a otra se ,produce ,por saltos cua­
'Utativos
o dialécticos que son la soluci6n de las contradicciones, tal
como

admite el dogma
D. S. La consecuencia de esta ley es que las
formas de la
naturaleza, incluido el hombre, se explican por medio de
diversos saltos dialécticos.
Dogma
7 (D. 7) .-La ley de la negaci6n explica la dwección
gene,al
del desarrollo del mundo mat81'ial. Toda negaci6n dialéctica o
contradicción es constructiva y SH'1/e de ,premisa para una negación
subsigtliente.
Resulta que el desarrollo de la realidad se realiza por
medio de triadas dialécticas que producen el
desru:rollo progresivo
de
la
naturaleza. Los objetos y !os fenómenos llevan en sí rontradiccio­
nes
y al desarrollarse éstas se crean las condiciones de su propia des­
rrucci6n paza pasar a· otra calidad nueva superior.
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CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
Dogma 8 (D. 8) .-Lo importante 110 es mterp,etar y co110cer el
mundo, sino el transfomiarlo. Es la famosa tesis XI de FEUEIUIACH
que consagra la primacía de la p,axi, sobre la g1101is. Comp lo único
que
eociste es el mundo material, la praxis debe dirigirse a actividades
de
carácter utilitario.

De aquí se
deduce. el
culto al trabajo
y a la
técnica y la utilización de la ciencia únicamente como base para ac­
tuar en el mundo de un modo eficaz.
Dogma 9
(D. 9) .-Es bueno. todo aquello que sirve para que mm,.
fen en las mentes
y en la vida de los hombres y los pueblos lo, 8 dog­
mas arJteriores. Es malo y perverso todo fo que dificulta o ,e opone
a e1te triunfo. Este dogma de au:ácrer ético es consecuencia de. los
dogmas D. 2 y D. 8.
2.3. Comentarios sobre estos 9. dogmas.
Presentan estos nueve dogmas una cierta trabazón lógica que se
manifiesta por
sus interdependencias. Su carácter de tesis de · base
permite
el desarrollo de numerosas
conseclienci~ que
los adeptos
pueden desarrollar en disquisiciones,
libros y exposiciones doctrina­
les que pretenden ser científicas.
La bibliografía marxista es · consi­
derable, pues este sistema cuenta con poderosos medios de propa­
garula. Indicamos a continuación algunas de las obras fundamentales
que se pueden
encontrar fácilmente y que recogen la doctrina oficial
del marxismo-leninismo
y llevan, a manera de' "imprimatnr"", el vistó­
bueno

de los doctores del Instituto de
Filosofía de la Acad;,,,,¡a de
Ciencias
de la URSS.
ARJIPTSEV (F. 1".), TA materia como categoría füos6fi&a (Edito­
rial Grijalbo, México) 1%2 (272 págs.).·
PoLI'IZER (G.) y GoAS (M. L) Principios elementales de. filosofla
(Ediciones Hemisferio, Buenos Aires) 1961 (164 :págs.).
KONSTANTINOV (F. V.), Los fu~oi dé la, filosoflt, .marxista, 2·.'
981
Fundaci\363n Speiro

JULIO .GARRIDO
edición española (Editorial Grijalbo. México) 1962. En esta obra han
colaborado diversos especialistas (651 págs.),
Kuus1NEV

(O. V.) y
ortos, Manual, de marxi,mo-leniniJmo (editorial
Grijalbo,
México) 2.•·

edición española,
1962 (685 págs).
En la obra ya citada de B. ÜRTONEDA se puede encontrar gran
número de referencias a obras de origen marxista (más de 500 refo­
rencias) que perrriitirán al

que
quiera obtener una

documentación
más completa conocer estos problemas con carácter prácticamente
exhaustivo. Hay

que reconocer, sin embargo,
que el
estudio del
mar­
xismo~leninismo podrá quizá interesar a los erudiroS e historiadores
de la filosofía (y de la patología intelectual), pero si no fuera por la
influencia que ejerce en el mundo actual,
no creemos
que habría mu­
cho aficionados a la lectnra de estas obras, pesadas y monocordes,
que giran alrededor de
los nuevos

dogmas enunciados con persistente
monotoriía y sin ningún espíritu crítico.
Veamos ahora brevemente las relaciones y la trabazón que existe
entre los nueve dogmas enunciados. Creemos que sólo los
D. 1 (ma­
terialismo)
y los D. 8 (primada de la praxis) son realmente inde­
pendientes.
En efecto se

puede admitir el D. 2
(ateísmo) y considerar
que además
de fa materia existen otras cosas, p. ej. la conciencia, el
espíritu, las leyes,
ete... Las cualidades de la materia expresadas en
el dogma
D. 3 son consecuencia de los dogmas-O. 1 y D. 2. Pero
las afirmaciones de los dogmas
D. 5, D .. 6 y D. 7 no son absoluta­
mente dependientes de D.
1 y D. 2; son deducibles de ellos, pero de
ningún modo· con carácter . de necesidad lógica. Existen muchos sis­
temas ate0s y materialistas que no admiten las leyes postuladas por
D. 5, D. 6 y D. 7. El dogma. D. 4 (panevolución) es una simple
.constatación experimental generalizada de un modo abusivo, su ca­ rácter de universalidad viene impuesto por D. 2.
El dogma D. 9 es
una consecuencia (aunque discutible) de los
D. 2 y D. 8.
En los ·seguidores del marxismo. los diferentes dogmas adquieren
según los casos especial relieve o
importancia subjetiva
según el
campo de interés o la formación personal. El análisis de esta impor­
tancia subjetiva .de los diferentes·

dogmas.
permite plantear

el
inte­
tesanté
problema de la tipología de los marxistas y sobre todo de la
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CRITICAS CIBNTIPICAS A LA DOGMATICA-MARXISTA
tipología de los filo.marxistas, que se dejan influir o seducir por
alguna, o algunas, de las afirmaciones dogmáticas del marxismo que
les
aparecen como
atraetivas o
evidentes.
Merece -pues la pena que
nos detengamos a
examinar ahora el origen de la atracción que ejerce
el marxismo sobre nuestros
-contemporáneos.
3. LA ATRACCIÓN DE LOS DOGMAS MARXISTAS,
3.1. Origen. del filomar:x:ismo.
Un factor de filomarxismo que hay que consi_derar primero_ es de
orden no filosófico
ni ciendfico, sino simplemente de origen inte­
resado.

Aquellos que
esperan o
temen el
triunfo. del
marxismo en su
patria, se esfuerzan en
adoptar posiciones cómodas que les permitan
subsistir

o medrar en
la futura situación. Manifiestan condescendencia
(real
o fingida) o
simpada frente
a los dogmas
marxistas admitiendo
que

"poseen una
parte de la verdad". Sea o no por motivos de pru­
dencia,

cobardía o interés, el hecho es que
la atracción que .experi­
mentan
muchos

de nuestros contemporáneos puede
tener tres
orígenes
diferentes: es de
natumleza sentimemal, o hedo,.;sta _ o intelectual.
Veamos por separado estas tres categorías.
3.2. _ Füomar:x:ismo de origen. sen1,imental.
No es raro que la simpatía hacia el _marxismo y el comunismo
tengan fundamentalmente raíces sentimentales. Cuando estas existen,
el interesado suele encontrar con facilidad razones y justificaciones
para adoptar una ideología que ya ha aceptado en su corazón.
Varios son
los sentimientos que pueden inclinar a nuestros con­
temporáneos a
acercatse primero con

simpatía, luego con afición a
la
ideología marxista; podemos enw:nerar: sentimentos de admiración
y de
esperanza, de odio y de animadversión.
La admiración hacia• el que triunfa es un sentimiento muy común;
disfrazado de realismo o de ad,apración, IJeva en pos de sí a todo
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JUUO GARRIDO
ejército o ideología victoriosa. No es de exttafiar que el marxismo,
que por ahora sigue una marcha ascendente, ejerza una poderosa
atracción sobre los
amantes del éxito. No sólo

estos son los que ex­
perimentan sentimientos de admiración sino también, y muy espe­ cialmente, los jóvenes que admiran en el marxismo su
firmem doc­
trinal, su carácter definitivo e intransigente, en una palabra su acti­
tud dogmática totalitaria que contrasta con otras ideologías en
boga
más o menos basadas ·en el liberalismo, llenas de matices y de apa­
rentes
y reales claudicaciones que no agradao a los espíritus dinámicos.
Toda ideología clara
y de carácter definitivo es capaz de levantar
entusiasmos sobre todo coando lleva consigo una carga emocional ju­
gando con dos sentimientos fáciles de despertar el odio y
la espe­
ranza.
El odio al pasado, el odio a la tradición son fikiles de suscitar
entre· los jóvenes
irreflexivos; se

transforman estos sentimientos
con facilldad en odio a
la Iglesia y finalmente en odio a Dios, des­
embocando

fácilmente en el
ateísmo militante y de él a la acepta­
ción de
la totalidad de los dogmas marxisras. Si estos sentimientos
de odio se adornan

con el perfume de
la esperanza en nn mundo
mejor,
más justo y más amable, se llega fácilmente a aceptar los dog­
mas
D. 4 y D. 8 y de estos se pasa fikilmente al D. 9 negador de
toda ética cristiana y natural.
Los
sentimientos de
esperanza qne suscita el
marxismo se
fnnda­
mentan en los principios hedonistas coando no se espera
nada des­
pués de
la vida terrena y se niega la existencia dé recompensas y
sanciones de parte de una justicia trascendente. Resultan asl otro
gtupo de sentimientos de
base hedonista que sirven para desarrollar
el filomarxismo.
3.3. Fil,omarxismo · de origen ~
La inclinación natural del hombre para huít del dolor y buscar «l
placer coando no está
templada por una idea de sumisión a una
auroridad transcendente de

orden
superior, lleva · fácilmente · al

hedo­
niSmo. Si

el
hedonismo se cómbioa · con .Ja esperanza futÚrolcSgica ad-
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CRITICAS CIENTIPICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
quiere un atractivo singular. Llevan estos sentimientos a la acepta­
ción

del dogma de
la panevolución (D. 4) y fácilmente a un entu­
siasmo por
la acción (D. 8). Después se pasa fácilmente al ateísmo
(D. 2) y por poco ·que se tengan preocupsciones intelectuales se
aceptan los
restanteS dogmas.
Cuando

el hedonismo se tiñe de filantropía
desemboca con fre­
cuencia en
la utopía. Resulta as{ un tipo de filomarxista esencial­
mente
débil, pues sus seguidores, cuando observan
la diferencia exis­
tente entre la
realidad y

lo que habían imaginado con su nptiroismo
irreflexivo, se convierten frecuentemente en enemigos del
marxismo.
Entre

los horobtes de ciencia no es
raro encontrar
hedonistas­
filántropos-ingenuos, tanto
más cuanto que saben muy bien que en la
sociedad matx.ista tendrán una situación de privilegio. Pot razones dr
prudencia

son muy excepcionales los cienrlficos que se atreven a
ana­
lizar

o discutir los dogmas del
marxismo y procutan edificar su
filomarxismo sobte

motivos intelectuales; de estos nos ocuparnos
ahora.
3.4. FilomarxilRno de origen. intelectual,
Segón estadísticas que parece han sido realizadas en la Rusia so­
viética, el 61
% de los estudianteS son ateos y su ateísmo ha sido
desatrollado principalmente por el estudio de argumentos presen­
tados en
la exposición de materias científicas, tales como la astrono­
mía, la biología, la química y la física. Resultaría entonces que los
argumentos más
eficaces para aceptar el dogma D. 2 serían de orden
intelectual. Dado

el prestigio que tienen en el inundo
moderno la
ciencia y los científicos, no parece inveroslmil esta afirmación y esto
nos incita a
estudiar los argumentos pro-marxistas basados en los
conocimientos científicos.
Hay que tener en cuenta que los argumentos intelectuales pro­
marxistas se desarrollan más fácilmente entre aquellas personas que
carecen de formación
filosófica, pero poseen una cierta cultura cien­
tífica. En efeao, las ciencias positivas admiten como axio.Dla cienos
aspectos de los dogmas D. 1 y D. 3, es decir la explicación de la

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JUUO GARRIDO
realidad por medio de causas segundas que dependen de las cualida­
des

de la
materia, ya que el desarrollo del mundo material es el ob­
jeto de la investigación de las ciencias naturales. De estos dos dogmas
se pasa fácilmente al dogma panevolucionista (D. 4) y más adelante
(por poco que se dejen influir por la propaganda marxista) a las
leyes expresadas por los dogmas D. 5, D. 6 y D. 7. El carácter di­
námico que

es propio de los investigadores científicos lleva el dogma
D. 8
y posteriormente se puede caer. en los D. 2 y D. 9, si no de un
modo absoluto
y definitivo, por lo menos adoptandolos como solu­
ciones muy probables. Los
argumentos intelectuales de carácter científico

son
quizá los
más importantes pata la defensa y propagación de los dogmas mar­
xistas;

de algunos de ellos nos
ocnpatnos a
continuación.
Reducimos nuestro análisis
ónieatnente a

tres
punros: la
materia
y sus cnalidades, el origen de la vida y la evolución biológica.
4. U MATERIA Y SUS ATRIBUTOS,
4.1. AtTibutos de lo materia y atributos. dwilws.
Siendo el marxismo un sistema dogmático materialista, es natu­
ra:! que para él resulte de primordial importancia el estudio y el
enunciado de
los atriburos de la materia, pnes como es "lo único
existente", de ella han de deducirse
tOdo lo que ha existido, lo que
existe
y lo que existirá. Nada puede haber existido, nada existe y nada
existirá fue.ta de la materia'.
Si se quiere guardar cierta coherencia · docttinal al aceptar este
dogma,
es necesario asignar a la materia muchos de los atriburos
que

los teólogos asignan a Dios,
Los
marxistas afirman

que el materialismo dialéctico no es un
materialismo
vulgar, sino

un materialismo dinámico siempre insa­
tisfecho
y generador de acción; no es igual al materialismo ordinario
que se encierra en un
determinismo mecanicista .. Según es marxismo
dialéctico
la materia origina el espíritu; pero al admitir la filiación
material del espíritu y de
las variaciones del mundó de acuerdo con
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CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
las tres leyes de la dialéctica, resulta que estas leyes (que no son
materia)
están por
encima de la materia, pues ésta obedece a aquéllas
y aquí resulta una de las
. contradicciones

del sistema. Es ilusorio el
afirmar que las leyes y el espíritu son únicamente reflejos o productos
de la materia, pues lo que se hace es encontrar en ella lo que ya se
había introducido previamente.
El hecho es que siendo para los
marxistas la

materia la
única rea-
lidad

existente se le deben asignar los atributos siguientes:
-Ilimitaci6n

e
infinitud.
-
Autoexistencia.
-Perpetuidad

y
eternidad.
-'-
Omnipresencia.
- Ominisciencia.
-Omnipotencia.
Estos atributos son
análogos a los que la teología admite como
propios
de Dios
y esto es natural pues si se qniere ver en la materia
la causa de todo, no hay
más remedio que atribuirle las cualidades
de la causa primera. No es posible, sin
embargo, asignar

a la materia
todas
las cualidades de Dios y por esto el marxismo siempre resul­
tará menos rico en posibilidades de explicación, pues al tener que
prescindir de
algunas de

las cualidades de la Causa primera habrá
todo un conjunto de realidades
(las que dependen de estas cualidades)
que
jamás podrá explicar. El marxismo será siempre un sistema in­
ferior a la dogmática
ortodoxa cristiana
en su capacidad explicativa.
Las cualidades divinas que
es imposible atribuir a la materia son
en particular: la inmutabilidad, la
perfección. la bienaventunum1 y
la
libertad. La inmutabilidad va en contra del dogma D. 4; la per­
fección está en contra de las leyes dialécticas; la
bienaventuranza y
la
libertad son propias de un ser personal
y no pueden de ningún modo
encajar en la dogmática marxista.
En algunos aspectos no se aleja demasiado la dogmática marxista
de

la
parte de la tealogía dogmática

que
trata de
los atributos de
Dios en relaci6n con el modo de existencia divina.
Llegan algunas
veces
estas analogías

a adquirir un carácter algo cómico, pero su es­
tudio tiene el interés de hacernos ver que cuando se quiere prescindir
987
Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRIDO
de Dios oo hay más remedio que volverlo a encontrar con otro nom­
bre y en forma
imperfecn,. o

caricaturesca.
Veamos ahora por
separado cada uno de estos atributos.
4.2. Ilim.i:,,,,ión, e m.fimdad de la materia.
Todos los filósofos marxistas admiten y explican que la materia
es infinita e ilimitada.
En el libro de B. ORTONBDA se citan un nú­
mero impresionante de referencias en este sentido (3).
La infinitud de la materia es como la cualidad general que en­
cierra a todas
las demás; como todo lo infinito escapa a la medida, la
materia no está limitada. Si se analizan estas afirmaciones desde el
punto de vista de
las ciencias naturales es necesatio amp!iat la noción
de materia, pues es un hecho
experimental que
en el universo
oo sólo
existen los

átomos y
pattículas que
constituyen su substrato material,
sino otros elementos como la energía, los campos gravitatorios y
magnéticos, etc. Si se quiere se puede englobat todo en un concepto
ampliado de materia y esto es lo que hacen los autores
marxistas, pero
entonces resulta que todos estos componentes ejercen entre sí inter­
acciones sometidas a leyes y estas
oo serían
uno de los componentes
de la materia o serían
exteriores a ella; en el segundo caso existiría
algo diferente de la materia; en el primer caso, la materia tendtfa algo
oo material

en su
composición . _. se

llega a un
callejón sin
salida.
Por otra
patte la

materia
"no puede tener la infinitud absoluta,
es deci, contener de

hecho
(en acto) todas las pe,fecciones posibles.
Si no las tiene actualizadas, puede perfeccionarse al actualizarse y al
se, capaz de perfeccionarse no posee la infinitud absoluta (4).
4.3. Autoexistenc/.a y rmtosufkiencia de la materia_
Estos dos atributos de la materia son indispensables para todo
materialismo filosófico, pero si se
profundizan sus consecuencias se
llega a no
pocas dificultades.
(3) op. cit., págs. 548-9.
(

4) Ortoneda.
Op. cit., pág. 550.
988
Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
La autoexistencia obliga a presentar la materia como "lo que
era,
lo que es y lo que será". La autosuficiencia obliga a considerarla
como la única autora de la sustancia de todos los seres
y de todas sus
perfecciones y como dadora de vida.
La autoexistencia no puede probarse por argumentos científicos y
filos6ficamente es consecuencia necesaria del ateísmo, Pero la auto­
existencia va

unida a la eternidad y si logramos demostrar la no eter­
nidad de la materia quedaría automáticamente anulado el atributo de
autoexistencia, debería

su
existencia a algo superior a ella.
La autosuficiencia puede ser rebatida con el mismo argumento ya
indicado
más arriba al criticar la infinitud absoluta. Si todas las va­
riaciones de los seres
están regidas

por leyes o
normas no

materiales,
la materia no se basta a sí misma para crear la variedad de seres com­
plejos que se encuentran en la naturaleza. Si no estuviese regida por
leyes no habría ninguna regularidad en el mundo,
la ciencia sería
imposible y s6Io
existiría el

caos.
Además la autosuficiencia de

la materia nos lleva a negar el libre
arbitrio pues si el hombre es simplemente un producto necesario de
la materia
y la mente humana un producto de su constitución mate­
rial, todo lo que imagina, fabrica o concibe el espíritu humano serla
producto necesario de la materia. Se llega a la paradoja de considerar
a la Victoria de
Samotracia o
los aviones a reacción como sub-pro­
ductos de las actividades necesarias de la materia.
4.4. Perpetuidad y eternidad de la materia.
Si la materia es una categoría absoluta, autosuficiente y exclusi­
vista no puede tener ni principio ni fin, será eterna
y perpetua. Aquí
se presenta una dificultad, pues estando la materia sujeta a perpetuo
cambio no se le puede atribuir la inmortalidad y eternidad que se
atribuye a Dios. Dios es eterno. porque está por encima del tiempo
y en El no hay
nada que cambia.
Las nociones de perpetuidad, inmortalidad y eternidad las hemos
formado nosotrOS a
partir de nuestro concepto de tiempo y para
989
Fundaci\363n Speiro

JUUO GARRIDO
nosotros se refieren a una· duración muy · larga, más larga que todo
lo que se puede imaginar. Expresar
el concepto de algo que no tiene
ni principio ni fin s6lo se puede hacer con referencia y en oposici6n
a
las criaturas que son variables y caducas. Peto la materia es variable
por esencia y no puede ser independiente del tiempo y su atributo de eternidad no puede definirse en oposici6n a sí misma.
La eternidad
s6lo perteoece a Dios, es decir a una categoría superior a la materia.
La ciencia moderna no sólo no derouestta la eternidad de la ma­
teria sino que especula sobre su
origen !' intenta asignar una edad
al universo. Los científicos modeinos admiten que la materia tiene
una edad de 5 X 10" a 5 X 10'º afíos. Una crítica de este probleroa
detallada
y fácilmente asequible al lector no especialista se puede
encontrar en la obra ya citada de
J. M. CluRANA FllllN.ÁNDEZ (5). En
este libro se presentan numerosas y pertinentes críticas a la mayoría
de los dogmas del marxismo. Alguoos te6logos han hecho
notar que

el tieropo es una categoría
que s6lo tiene existencia
si hay algo variable que sirva de referencia.
De

modo que no podría existir antes de la creaci6n del universo y
por lo tanto no teodría sentido hablar de un momeoto en el cual
fue creada la materia; sería entonces posible decir que la materia ha
existido siempre, es decir, desde
que existe el universo; dejando a un
lado lo que tiene
esta afirmación de perogrullada, lo que habría que
discutir es si
siempre es sinónimo de eternidad.
SANTO TOMAS dice que el hecho que el mundo haya tenido un
cotnieozo es creíble, peto que no es deroosttable por argumentos
filos6ficos (6). Siguiendo esta sugestión., alguoos cat6!icos han sos­
tenido que desde un punto de vista especulativo se puede aceptar la
teoría de la eternidad de la creación y llegan a decir que esta posi­
ción no es contraria al dogma cat6lico (7). Pero la idea de creación
(5) Op, cit.
(

6) Summa Theolog.
!, 46, 2.
(7) Ver por ej. Sertillan.ges (A. O.). L'idée de creation et ses retentis·
sements

en philosophie
(Aubier, Paris 1945). Una crítica de estas posiciones
se puede
encontrar en

la
«Sactae Theologiae Swnma, Tomo
II de
J. Dalmau
y J. F. Sagues (EAC, Madrid 1952) págs, 514 y 515. Ver también Dentzinser,
págs. 392, 501 y 706.
990
Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
eterna es contradictoria, pues aear quiere decir traer a la existencia
un ser que
hasta el momentO de su aeación no existía. La teoría de
la
aeación eterna destruye la

noción misma de aeación
y los que la
mantienen mejor
harían de ru, hablar de aeación; si est0 hacen se
colocan fuera de la ort0doxia
aistiruiá
La

teoría de la aeación
eterna es
contraria a
la naturaleza real del
mundo material, pues
tOdo lo

que existe en
él tiene comienzo y tiene
fin.
La dificultad que algunos han planteado consiste en decir que si
no existe la aeación no existe el tiempo y
ru, tiene sentido decir que
el mundo

fue aeado en un
momento determinado. Pero esta objeción
es puramente antropomórfica pues el hecho de que no exista ningún
sistema de referencia que nos permita marcar
el tiempo ru, implica
que este
tJD exista. Si Dios es intemporal y est& por encima del
tiempo no por est0 el tiempo es sólo una medida de la sucesión del
mundo material y puede existir en la vida de la Santísima Trinidad independiente de la existencia
del universo

aeado.
Adem&s,. según
muchos
teólogos, en particular los griegos (8), los ángeles fueron
aeados
antes que
el mundo.
corporal, con lo
cual el tiempo existiría
antes que el mundo material
y tendría un sentido claro el decir que la
materia
fue aeada en ,,,, momento determinado. Hay aquí amplio
tema de discusión filosófica
y teológica (9); lo menos que se puede
decir es que los marxistas hacen
pruebe, de

ligereza
y de obcecación
anticientlfica al decretar de un modo definitivo
y dogmático una
solución inapelable.
· ·
4.5. Omnipresencia, omnisciendo y olJlllipatencüi de lo materia.
Si se admite que lo dnico que existe es la materia ( en su sentido
amplio incluyendo radiaciones,
energía, campos, etc.) es. evidente que
goza de omnipresencia, pues por definición fuera .de ella no existe
nada. No es igualmente evidente la
omnipotencia, que

plantea nume-
(8) Ver Santo Tomás. «Summa Theolog. !, págs. 61 y 63.
(9) Ver por eje. la obra de D. Nys «La notion de temps». Cours de
philosophie. Vol. VII, 3.! edición. Louvain 192,.
991
Fundaci\363n Speiro

/UUO GARJIJDO
rosos problemas. En efecto, si todo lo que existe es producto de la ma­
teria,
todas nuestras deducciones científicas también lo son y, por
lo tanto, en la materia está contenida en potencia toda la sabiduría
pasada, presente y futura. Pero el conocimiento no es algo material y
serla un

producto de
la materia, pero un produeto muy siogular pues
serla capaz de actuar sobre ella, es decir, serla una categoría supe­
rior a ella.
La omnipotencia de la materia plantea también un sinnúmero de
cuestiones; si
está limitada
por leyes, las leyes
están pot
encima de
ella; si no
está limitada

por leyes
poseerla la cualidad de la libertad,
unida por lo tanto a
la voluntad; entonces se podría hablar de verda­
dera omnipotencia,
pero se trataría de
un
ser personal,
de Dios.
El marxismo explica
la omnipotencia de la materia como pro­
dueto de la lucha de los contrarios (dogma D. 5). En el libro de
B.
ÜRTONEDA, tantas veces citado, se encuentran los teXtos de los
filósofos marxistas

que
explican que
la materia es automotriz y que
su movimiento iotemo se produce
por la lucha de los contrarios (10).
Esta interpretación es simplista en alto
grado. Es
evidente que
la
lucha de los contrarios puede producir movimientos, pero sólo deter­
mioados movimientos

pueden
explicatse de
un modo
tan sencillo.
En la mayoría de los casos. el automovimiento, cuando existe, es pro­
ducido por
la. conjunción
de
. un
número muy
grande de
factores,
leyes y circunstancias no reducibles a una simple "lucha". Las ex­
plicaciones
marxistas de

los fenómenos de
la física, de la química y
de
la biología por su esquema simplista resultan artificiosos cuando
no infantiles (11). Por ejemplo,
explicat las
radiaciones electromagné­
ticas como el resultado de la lucha entre la luz y las tinieblas. La
estructura del átomo como

el resultado de
la lucha entre la electrici­
dad positiva y la negativa. Las
propiedades corpusculares

y ondula­
torias de
la luz como dos contrarios dúdéctico_s. La asociación y la
disociación atómica serla la base de la qulmica, asl como de anta­
gonismos metales
versus no metales .. . etc. .. •
(10) Op. di., pág. S09.
(11) Op. ril., pá1!5. 363 a ~,6.
992
Fundaci\363n Speiro

CRJTICAS CIBNTIPICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
4.6. El p,mteismo como puerta de entrada del _..,ialísmo.
Acabamos de ver cómo los dogmas del marxismo obligan a asig­
nar a
la materia unos atributos propios de la divinidad. Resultan evi­
dentes las relaciones entre esta doetrina y el panteísmo; para éste lo
divino está contenido en el mundo, Dios es el
alma del mundo. En el
fondo, de lo que se trata es de
ptescindit de la acción temporal de
Dios. Esta acción estaría toda ella contenida en el mundo como algo
propio de su constitución. Algunos autores han ,enunciado ideas ve­
cinas a éstas, queriendo conservar la terminología cristiana y hasta to­
mista (12). Pero si se destruye
la dualidad irreductible de Dios y el
mundo como dos realidades esencialmente distintas, se puede fácil­
mente desviar los
ramnamientos a zonas que

hagan aceptable el
pan­
teismo;

de éste se puede
pasar al

materialismo, y como la forma
más
elaborada y en boga es el marxismo-leninismo, con facilidad se cae
en él o por lo menos en un
filomar:xismo.
Para estudiar otro aspecto

de este materialismo monoísta veremos
ahora
las principales consecuencias científicas de los dogmas marxis­
tas en el campo de la biología.
5. Ei, ORIGEN DE LA VIDA Y LA EVOLUCIÓN SEGÚN LA DOGMÁTICA
MARXISTA.
5.1. Los dogmas 11IDl'xiistas y la biowgf.a.
La biología es seguramente la ciencia más utilizada en la apolo­
gética
marxista. Pero
es en los fenómenos vitales donde surgen a los
ojos de cualquier
observador imparcial, sea

científico o
profano, las
mayores

dificultades
para admitir los dogmas marxistas, en particulat
la autosuficiencia de la materia. La trama complicada y perfectísima
de
los fenómenos físico-químicos que se desarrollan en los seres vivos,
(12) Ver por ej. el libro de Sertillanges ya citado.
., 993
Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRIDO
la aparición de cualidades difícilmente reducibles a fenómenos físicos
rales como la memoria, la sensibilidad y la inteligencia,
han sido
considerados como prueba fehaciente de que la vida no es sólo un
epifenómeno de la materia. Un análisis precipitado y una generalización superficial pueden
llevar a muchos a la conclusión que
del mismo

modo que muchos de
los procesos biológicos
han sido explicados por interacciones de leyes
físico-químicas,
todos los problemas que plantea la biología serán
dilucidados en un fururo
mis o menos lejano a partir de las propie­
dades de la materia. Aquí existe un malentendido, pues no es lo mismo en analizar los
fenómenos
materiales de los seres vivos, que son explicados cada vez
con más precisión físico-químicamente, que querer resolver los pro­
blemas de los orígenes y de las causas en particular de las actividades
superiores de los animales y del hombre
úní,ctWIUJ1'te por causas ma­
teriales.
m marxismo como consecuencia de su fe en la autosuficiencia de
la materia (dogmas
D. 3 y D. 4) no tiene mis remedio que intentar
explicar
todó por las leyes de la físico-química combinadas con sus
leyes dialécticas, edificando así una filosofía biológica que considera
definitiva en sus ideas fundamentales.
En la obra de B. ORTONEDA
se pueden encontrar los argumentos marxistas sobre herencia y adap­
tación (13), excitación e inhibición (14), asimilación y desasimilación (15), vida
y muerte (16), considerados como pares de contrarios que
actúan según la

primera ley
d.ialéctica.
La segunda ley dialéctica es la base de la evolución biológica que
se considera como un hecho científico irrebatible y se quiere explicar
por medio de una serie de cambios graduales que hacen que los
organismos vayan adquiriendo paulatinamente niveles superiores de
organización.
994
La tercera ley dialéctica se aplica a los procesos biológicos como
(13) Op, ,;,., págs, 363.
(14)
Op. dJ,, pág. 371.
(15) op. ,;,., pág. 377.
( 16)
Op, dt,, pág. 384.
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CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
el paso de un estado cualitativo a otro. Así se explica que una semilla
germina, brota y luego desaparece; en su lugar aparece la planta: la
planta es la negación de la
semilla, pero en seguida aparecen nuevas
semillas
y comienza la muerte de la planta; las nuevas semillas nie­
gan la planta, son la negación de la negación (17).
Los dos puntos más importantes del pensamiento marxista en la
biología se refieren al origen de la vida
y a la teOtía de la evolución
o
transformismo. A pesat de ser ambos consecuencia lógica de los
dogmas fundamentales que
hemos llamado D. 3 y D. 4, constituyen
dos verdaderos dogmas nuevos que se pueden enunciar del modo
siguiente:
- La vida es el producto de la evolución dialéctica de la mate­
ria y es un simple resultado de sus propiedades y del juego
del
azar.
- Las especies animales y vegetales se originan unas a partir
de otras por cansas naturales y e,riste una filiación continua
entre
las formas primitivas de la vida, hasta los animales su·
periores incluido el hombre.
Examinemos ahora cada una de estas proposiciones.
5.2.. El origen de la vida y la autosuficiencia de 1a materia.
Dejemos de lado el ramnamiento de algunos materialistas· que
han dicho que 1oda la maleria está 'IIW", pues la 11ida no es tma p,-o­
piedad
tlñadida a malmr,, .Jino qt1e p,-ofli,ne del hecho qUtJ algu11tU
de sm p,-opiedades ss desarrollan par#cularments
(18).
Los materialistas (y también algunos biólogos que no lo son)
consideran. que

el origen de la vida debe
buscatse en
la complejidad
creciente de ciertas moléculas orgánicas que

se
han desarrollado como
resultado de

procesos
naturales complejos y han llegado a constituir
estructuras prebiológicas

que
han derivado a formas biológicas por
(17) Oh. (18) Guy6n (R.). ((Essai d'une biologie matérialiste». Paris (A. Costes)
1926, pág. 146.
99)
Fundaci\363n Speiro

/UUO GARRIDO
un proceso de selección. En la génesis de la vida intervendrían al
azar, acciones químicus, faaores físicos, tadiaclones, energías •••

resul­
taría un

fenómeno complejo que la
ciencia se
ocupa de dilucidar.
Cuando se
logmn reproducir

en condiciones muy especiales algunas
moléculas
parecidas a las fundamentales de los setes vivos, los mate­
rialistas

cantan victoria y repiten que
es sólo cuestión de

tiempo el
que se llegue a explicar el origen de la vida.
Sin embargo, los estudios científicos modernos no sólo no con­
firman estas
esperamas sino

que a medida que progresamos en nues­
tros conocimientos

sobre la constitución
y funcionamiento de los se­
res vivos, aun de los
más sencillos,

el problema del origen de la vida
va apareciendo
cada vez más difícil. Esto por dos causas diferentes.
Por un lado
las manifestaciones vitales,· aun las más sencillas, apare­
cen en un
substrato material

de
una enorme

complejidad
y como
fenómenos que se
desarrollan en

unas
estructuras finísimas, mucho
más

delicadas y ajustadas que el
más complejo mecanismo ideado por
el hombre. Ya
ha entrado en el dominio de la anécdota la idea de
HABCKEL de una ja]ea protoplásmica, no estructurada, que poseería
las características fundamentales de la vida. El
Batybius haeckeli sólo
existió

en la imaginación de evolucionistas simplistas junto con
las
experiencias de biogénesis reducidas a experiencias de química re­
creativa.
La segunda razón que hace que se aleje cada vez más la solución
del problema

del origen de la vida es
que se ha progresado mucho
en
el conocimiento de las leyes del enlace químico y de las inter­
acciones de los átomos con
las radiaciones y con las diversas formas
de la energía. No se puede
fácilmente invocar

nuevas y misteriosas
leyes que gobernarían la
base material · de la vida de un modo dife­
rente a como actuan en los compuestos y reacciones físico-químicas ya
bien conocidas. La materia que constituye los setes vivos está sujeta
a leyes conocidas. La biología moderna
se lama cada vez más en
btazos
de la
bioquímica y

explica con exactitud los fenómenos ma­
teriales que en
ella oeutren sin necesidad de hacer uso de leyes dis­
tintas de las que rigen la materia no viviente. Pero lo que la
bioquí-
996
Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIBNTIPICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
mica no nos permite explicat es el . origen de las estrueturas bioló­
gicas
por medio de las leyes que rigen el mundo atómico.
Ya hace más de
50 afios, a pesar que en aquella época la exis­
tencia de una biología molecular no se vislumbraba,
GUYE hizo
notar

que era posible demostrar la vanidad de las
hip6tesis materia­
listas

sobre el origen de la vida solamente teniendo en cuenta la
teoría de la probabilidad (19). La probabilidad de formación de las
moléculas disimétricas

que constimyen los seres vivos resulta prác­
ticamente nula.
En este sentido también abundan otros autores pos­
teriores (20) y (21).
Los
esmdios recientes
sobre biología molecular no sólo
han con­
firmado estas

afirmaciones sino que han permitido precisarlas
y dar­
les un
car6.cter practicamente definitivo. En particular, la obra de
G.
SALBT (22) esmdia con

detalle el problema de la biogénesis desde
un punto de vista
matem6.tico y

llega a la conclusión que es impo­
sible salir del dilema siguiente:
- o la aparición de
la vida es fruto del ar.ar.
- o escapa a las leyes ciertas y seguras de la físico-química.
Pero si se
hace intervenir

el
azar hay
que tener en cuenta que
éste
escl también sujeto a leyes conocidas y se puede demostrar la
imposibilidad que se hayan constituido las esttuctutas complejas mo­
leculares
organizadas a

todos los niveles por un sencillo juego de la
casualidad.
Si el origen de
la vida escapa a las leyes de la físico-química,
resulta que sobre las leyes físico-químicas
existirían otras
leyes su­
periores de
car6.cter biológico. La vida no sería el producto de la
autosuficiencia de la materia siho el resultado de una causa superior
a las leyes de la materia, capaz de hacer aparecer esttucmras compli-
(19) Guye (Ch. E.). «L'évolution physico~chimique». Paris 1922.
(20)
Lecomte de Noüy. «L"homme devant la sdence». Paris 1939, págs.
137 y 138.
(21) Rouviere (H.). «Vie et finalité». Paris 1947, págs, 44-48.
(22) Salet (G.). «Azar y certeza». Traducción española de J. Garrido.
Madrid (Alharubra) 1975.
997
Fundaci\363n Speiro

JUUO .(;4R1UDO
cadas de probabilidad infinitamente pequeña. Se desemboca en una
forma de creacionismo.
5.3. El tramformismo y su crítica científica.
El transformismo o evolución biológica es actualmente admitido
sin discusión por la mayoría de los hombres de
ciencia. Los
libros de
rexco, los

escritos de los
vulgarizadores y
los publicistas consideran la
evolución como uno de los principios fundamentales de la biología.
Para muchos de nuestros conten;iporáneos, aun no marxistas o anti­
marxistas, la evolución adquiere carácter de dogma. Se presenta la
evolución como la única explicación posible
capaz de
resolver el
problema de la variedad de especies existentes en el mundo animal
y . vegeral. Se presentan como argumentos ciertos casos de microevolu­
ción (variaciones en el interior de una especie o. de un género) para
enunciar una macroevolución o transformismo que admire la descen­
dencia de todos los seres vivos por filiación continua desde formas
primitivas
hasta el

hombre.
A pesar de esta aparente unanimidad, el
nwnero de

dificultades
para explicar la evolución no sólo no disminuye sino que aumenta a
medida

que se profundiza en las ciencias
genéticas y
biología mole­
cular. La evolución resulta sólo una hipótesis simplista sin base fác­
tica

y no pocos autores no dudan en calificarla de "ilusión", "mito"
o "superstición" y hasta de
"religión" (23).
(23) Dewar (D.). «The transformist illusion» (Dehoff Publications).
Tenesee 19n.
-Bertrand-Serret (R.). «La superstition transfortniste (Bordas) París 1952.
-Vialleton (L). «L'origine des étres vivant». «L'illusion transformiste».
Paris (Pion) 1929.
-Janse (J. C.). «Tiranía del evolucionismo» (ACELR) Barcelona 1973.
-Meinville (J.) . «Teilhard de Chardin o la religión de la evolución».
(Theoria) Buenos
Aires, 1965.
-Portillo (M. del) «Teilhard de Chardin». Un autor discutido. Ma­
drid 1973.
La bibliografía científica antievolucionista es mucho más copiosa de lo que
998
Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
El libro de G. SALBT, ya citado, es una de las más recientes apor­
taciones críticas

a la noción
misma de transformismo. Demuestra la
imposibilidad de que la selección natural
haya podido actuar. positi­
vamente
para producir

un cambio progresivo en las
estructuras ana­
tómicas de

los diferentes grupos
wológicos. Esta
conclusión ya
había
sido vislumbrada por los participantes al Symposium celebrado por
el "Instituto
Wistar de Anatomía y Biología" en 1966 (24). Sin
embargo, no

se atrevieron estos biólogos a enunciar claramente
todas
las conclusiones lógicas de sus investigaciones, pero en realidad con­
ducen a
negar la

posibilidad
de cualquier forma

de transformismo;
pero esto se explica porque
rara vez

se encuentren hombres de cien­
cia decididos a nadar contra la corriente.
La conclusión de SALET en su obra se puede expresar por una
frase breve,
pero lapidaria: "No h,r¡ más remedio que admili,- que la
Inteligencúi
es anterior a la vida". Se puede objetar que esta con­
clusión es de
carácter filosófico

y no científico, pero hay que tener
en cuenta que en el problema de la evolución siempre se
encuentran
más o menos entrelazadas consideraciones científicas con ideas, pre­
juicios
y principios filosóficos. De estos nos ocupamos a continuación.
5.4. Bases filosóficas del. tran,sfonnisnw.
La crítica científica objetiva del transformismo demuestra que
no sólo
existen numerosas
dificultades en las explicaciones propues­
tas, sino que las teorías propuestas, sean darvinistas, neódarvinistas o
de otro tipo, carecen de fundamento suficiente. Algunos autores, y
entre ellos G. SALET, no dudan en afirmar su imposibilidad. ¿Por qué,
se cree. Existe en Estados Unidos una asociadón dedicada al estudio y crítica
de las teorías evolucionistas. La «Création Research Sodety» que edita una
revista trimestral que contiene numerosos artículos científicos y abundante
bibliografía antitransformista.
(24) Mathematica.1 Challenges to the Neo-Darwinian Interpretation of
Evolution. The WiJtar lnstitute Symposium Monograph núm. 5. Philadelphia
Wistar Institute press, 1967.
999
Fundaci\363n Speiro

JUUO GARRIDO
nos pregunaunos, tantos hombres de ciencia la admiten con la fe
del
carbonero? Simplemente,
nos
parece, porque consideran que nn
puede
existir otta soluci6n racional Es decir, por un presupuesto de
orden episremol6gico y, en el fondo,
filosófico.
La influencia de los prejuicios filos6ficos en la teoría de la evo­
lución ya ha sido seiíalada por diversos autores; el zoólogo alemán
Osear KUHN sostiene que la raz6n principal aleguda por los evolu­
cionistas es de orden
filosófico y

nn científico (25).
En el mismo sen­
tido abundan numerosos artículos escritos
por biólogos y filósofos
y publicados en
la revisra francesa "La Pemée C11tholiq11e" entte
1946 y 1973.
Recientemente se ha efectuado un estudio muy documentado sobre
este aspecto de la teoría de la evolución; se ttara de una tesis doc­
toral
presentada en

1965 ante
la Universidad de Oxford (26). En
este estudio el autor demuestta que los problemas referentes a los
orígenes de los seres vivos son de
carácter especulativo y están cen­
ttados en el fondo en discusiones
filosóficas o más bien
en pre­
juicios
filosóficos que

provienen de
la visión del mundo aceptada por
los
hombres de ciencia.
La
teoría de

la
evolución tiene

como
base fundamental
una vi­
sión naturalisra

y cientisra del mundo. Y
hay que
tener en cuenra
que esra
posición nn

es la
única posible,
ni la
más lógica para todos
los pensadores, ni aun, añadimos nosottos, la
más ftuctffera

desde
el punto de visra estticramente científico. El estudio de la realidad no
tiene nada que
ganat con la adopción de posiciones apriorísticas de
car!cter absoluto.
Volviendo

ahora
al marxismo, no hay más remedio que reconocer
que
esd condenado

por su
dogmática a
adoprar las tesis naturalistas
y dentistas,
pero también

están condenados a seguir esras tesis todos
aquellos que, sin ser
marxisras, rehusan

la posibilidad del misterio en
el problema de los orígenes y prefieren aceprar como indiscutibles
(2') Kuhn (O.). Die Deszendenztheorie. Bamberg. Meisenbach 1974.
(26) Ho Wing Meng. «Methodological issues in evolutionary-theory
with special reference to Da.rwiniam and Lama:rckism». Osfford 1965 (Ms.
D. Phi!. d. 3591, Oxford Uniwrsity press).
1000
Fundaci\363n Speiro

CHJTICAS CIBNTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
hipótesis simplistas muy inseguras a considerar objetivamente la
realidad.
6. MARxlsMO Y CJENTIFISMO. CIENCIA E INTELIGENCU.
6.1. Realidad y racionalidad.
Para muchos hombres. de ciencia la naturaleza es un sistema ce­
rrado, exclusivo,
necesariamente racional y cognoscible. Nada extra­
ño a ella puede introducirse en su explicación, es en definitiva lo
único real. No existirían diversos planos en
la realidad, unos abiertos
al conocimiento humano, otros lejos de su alcance, pero sin embargo
susceptibles de ser delimitados,
profundizados. e

intuidos. Esta actitud
admite
que por el solo hecho de existir, todas las cosas se encuentran
situadas
en

el campo del
conocimienro del

hombre; todo es asequible
a su inteligencia por derecho y esencia; el misterio, Cllando existe, es
sólo provisional y el resultado de un conocimiento imperfecto; los
misterios serán tanto más numerosos cuanto mayor sea la ignorancia
y desaparecen a medida que 1a ciencia progresa. Estas posiciones mo­
nistas
y racionalistas tienen dos expresiones íntimamente relaciona­
das:

el naturalismo
y el determinismo.
Uno de los teóricos del
naturalismo T.
H.
HUXLBY declara como
argumenro principal

que no existe ninguna
razón a priori para cortar
la realidad del universo en dos, una parte natural y otra sobrenatural.
Es cierto, pero tampoco existe ninguna razón a priori para admitir
que sea un bloque único. No
hay ninguna razón para admitir que el
verbo
e:ds#r sea sinónimo de • estar situado por esencia al alcance
del hombre en su totalidad". El naturalismo se reduce a una simple afirmación de principio,
es como dice
ToNQUEDEC (27),. "un decreto arbitrario del mdividt,o
q11e se ffloierra .,, su
circulo familiar decidiemlo que fuera de JI no
existe nada. Su raíz puede
ser únicamente. una· pereza mental, una
falta de iniciatwa y de audacia int~lectua/. Pued/ ¡er tambwn; hay
(27) Tortquedet (Í. de) 'Illti-odtiction l;.l'étud'e dti" ·f.ne!Veilleux, et du
mirade. Paris (Beauchesne) ·1923, pág. 55.
* 1001
Fundaci\363n Speiro

JUUO GARRIDO
que dechlo, una ci-erta soberbia inconsciente, un amor terco a la
autonomía que no permite ,econocer algo distinto de lo que está
situado en su p,opio
dominio y es mane¡able por su voluntad.
El determinismo se basa en la idea de que existen conexiones ne­
cesarias e invariables entre todOs los fenómenos y acontecimientos
que ocurren en el mundo. Es gracias á esta idea que se ha podido
desarrollar la ciencia, pero el punto que hay que discutir no es el de
la existencia de conexiones necesarias e invariables entre los fen6-
meno_s, esto lo saben hasta_ los hombres más pdmitivós, sino la va­
lidez universal y permanente de este principio.
_La primera

forma de la afirmación de la universalidad del deter­
minismo es la afirmación de la necesidad como ley esencial
_ del

ser,
es deéir, un determinismo inetRiísico, como el d~ SPINOZA que ad­
mite que toda realidad finita es la expresión necesaria· de una sus­
tancia también necesaria.
Es la posición de todos los sistemas panlo­
gísticos que

proclaman el axioma de la identidad de Jo racional y lo
real
"W as vernüftig ist, das ist wwklig and was wirklig ist das ist
vernüftig"
(lo, que es racional es real y Jo que es real es racional)
decía HEGEL.
Otra forma del determinismo es el determinismo inductivo que
invoca
los resultados_ de la ciencia que demuestra que los
· fenómenos
obedecen

a leyes fijas; pero el punto débil de esta posición es, ade­
más de su carácter apriorístico universal, la falta de distinción entre
los fenómenos reproducibles y los eventos o acontecimientos siem­
pre diferentes. En los primeros, por
definición, las mismas causas producen los
mismos efecros con carácter necesario y previsible. En los aconteci­
mientos o eventos, no se puede conocer con completa seguridad la
evolución completa posterior, pues nunca se conocen la
mtalidad de
las

circunstancias, de las influencias y de la interacción de éstas. Las leyes
científicas se refieren a

los fenómenos en que se
han
aislado por abstracción ciertas influencias y así se deducen leyes ele­
mentales que relacionan circunstancias aisladas. Pero 11?5 éfectos de
estas leyes pueden ser eliminados o-modificados por la aparición de
facmres imprevistos

que conduzcan a un resultado por caminos que
1002
Fundaci\363n Speiro

CRJTICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MAJl,XISTA
parecían imposibles o altamente improbables. Cuando la probabili­
dad es muy pequeña, allí interviene Dios, han dicho algunos teó­
logos.
Admitir que son posibles acontecimien¡os y fenómenos que desa­
fían toda explicación racional y que son debidos a causas sobren¡¡tu­
rales, no es una actitud anticientífica, sino una actitud más amplia
que
no niega
las leyes de la naturaleza sino que admite la posibili­
dad que se puedan presentar excepcionales conjunciones de causas
segundas, coordinadas por la causa primera
y conduzcan a resultados
extraordinarios

no reducibles a la
au«>suficiencia de la materia_
Si

existen influencias
sobren¡¡turaJes sobre la natutaleza,

dice
TONQUBDEC, se trata de· hechos cientificamente inexplicables delante
de
los cuales el hombre de ciencia se queda at6nilo •

. .
entonces lo
único que podrá hacer es guarda, un silencio confuso o deferente.
Habrá topado con un límite, no pr01lisional,
como se encuentran to­
dos

los
dúls, sitw inconmovible 'Y no tendrá miís. remedio que con­
fesar: "No sé, no sabré nunca •. .'; esta perspectiva es capaz de áes­
concertar a muchos
.•. puede ofender cierto orgullo ci8ntlfico ••• para
aceptarla httry que adoptar
previ verdad bfljo todas sus formas
(28)

y esta docilidad es
el verdadero
espíritu científico.
6.2. Ciendsmo y ci.encia.
El cientismo puro nunca ha hido un sistema filosófico domi­
naote. Ha degenerado en
el positivismo, en el pragmatismo . o. en el
radonalismo, pero ha existido durante más de siglo y medio como
ingrediente fundamental de muchas actitudes filosóficas. Actualmen­
te
el cientismo. es un sentimiento difuso muy popular como actitud
mental entre los hombres de ciencia y entre aquellos, cada
vez más
numerosos,

que están influidos por una mentalidad científica.
El cientismo se
basa eo las dos proposiciones siguientes:
1)

No existe nada que no sea cognoscible,
nada esencialmente
(2s) op. cit., pág. 75.
100~
Fundaci\363n Speiro

JUUO GARRIDO
misterioso, nada que escape a nuestra ruón; es por lo tanto un
racionaUsmo que desemboca en un naturalismo.
2) Lo que hace comprensibles nuestros peosamientos es su
desarrollo lógico

y los acontecimientos del
· mundo
deben
ser iguales
a la concatenación de nuestros
pensamientos. No

existe
nada que no
esté determinado, que

no
sea función de los elementos que entran
en

juego: es el
aetemut/4smo.
De estas dos premisas, el cientismo deduce que el hombre es
sólo' una parte

de la
naturaleza y
de
allí se pasa fácilmente a la ne­
gación de libre
arbitrio y

de las categorías morales.
No rodos los dentistas admiten la totalidad de estas consecuen­
cias, pero se
encuentran éstas

como
substra_to de
muchas acritudes
teóricas y

prácticas y no son ajenas a la elaboración de los dogmas
marxistas.
Hay que distinguir entre cientismo y ciencia del mismo modo
que hay que distinguir entre empirismo y experiencia o entre racio­ nalismo y razón. No
todos. los

que
utillian la razón son,
a Dios
gra­
cias, racionalistas, ni todos los que hacen experiencias, empiristas; no
hay razón
tampoco para que los científicos caigan en el cientismo
pues

su inteligencia debe saber sobreponerse a la deformación pro­
fesional.
El verdadero hombre de ciencia no debe adoptar. un cientismo in­
genuo y

menos un cientismo apriorístico. No
emitirá ronclusiones
generales
prescindiendo

de la prudencia y reconocerá que la
práctica
de

la ciencia
enseña antes
que
nada la modestia. Cuando se lance a
estudios de síntesis deberá
especificar claramente que

su
construcción
intelectual

sólo constituye un andamiaje
provisional que

puede tener
su utilidad,
pero que puede ser reemplazado más adelante. S61o que­
darán corno válidos los
hechos bien comprobados, las leyes estable­
cidas sobre
estos hechos y las deducciones lógicas basadas sobre ellas
como intentos de explicación. La historia de la ciencia
ensefia ·

que a
medida que
se·profundiza en el conocimiento surgen nuevos miste­
rios sobre todo
en lo referente alos orlgenes y. las causas.
La ciencia no es de ningún modo superior a la inteligencia y ésta
1004
Fundaci\363n Speiro

CRJTICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
es capa,: de delimitar y localiza.e los misterios y analizar las limita­
ciones de
las ciencias tanto experimentales como deductivas.
los positivistas y los dentistas han sostenido que el admitir la
existencia del misterio
y de intervenciones sobrenaturales en el mun­
do material era una actitud anticientífica
y una rémora para el des­
arrollo del conocimiento, Nada más lejos de la realidad; en
efecto,
los que admiten la existencia de una causa primera en el origen y el
gobierno del mundo, no
están de

ningún modo en condiciones de
inferioridad científica frente a los que la niegan. Por el contrario, el
análisis de
las causas segundas y de la trama causal de los aconteci­
mientos puede llevarse a cabo
más objetivamente cuando se admite
la posibilidad de una acción sobrenatural El científico creyente apor­
ta al estudio de la realidad una curiosidad
más aguda, un interés ma­
yor para saber si Dios ha actuado o no. En el fondo un espíritu
más
crítico que aquel que por no admitir más que causas conocidas
puede dejarse llevar a
conclusi~nes precipitadas.
La ciencia

estudia
las causas segundas, el remontar de éstas a la
causa primera es lo propio de la inteligenéia.
La inteligencia es su­
perior a

la ciencia
y el cientismo que admite que el único medio
de
oonoce.r es

el método científica no hace sino mutilar las posibili­
dades de comprensión.
6.3.
Base científica y filosófroa del marxi!smo.
El marxismo no es propiamente un cientismo, pero se haba en
gran parte en
él. No se pueden funclamentar los dogmas y leyes mar­
xistas en consideraciones científicas, pues son afirmiciones apriorís­
ticas decretadas por ciertos "filósofos" que querrían ajustar la rea­
lidad a sus ideas, mientras que el cientismo se basa en el hecho de
que se puede
conocer las leyes de la naturaleza a partir de observa­
ciones
y experiencias. Resultaría aquí . otra paradoja y es que los
doctores oficiales

del
marxismo que tanto critican el "idealismo" no
harían otra

cosa que
sostener· una

forma de idealismo, pues su sis­
tema da primacía a las ideas (dogmas marxistas) sobre
la realidad.
Las contradicciones entre la doctrína marxista y la realidad son
100~
Fundaci\363n Speiro

¡uuo GARRJDO
innumerables; lo mismo en historia que en economía o sociología;
sus leyes y dogmas, las predicciones hechas a partir de éstas, hao
resultado un fracaso. P!'t<> eo el aspecto científico el fracaso no ha
sido meoor y si alguien tuviese duda puede oonsulrar la citada obra de
B.
ORTONEDA donde se analizan ileraJladaroeote las tres leyes mar­
xistas fundameorales y se demuestra su ineficacia y falsedad en los
más diversos campos de la ciencia. Parece que a causa de los errores
y fracasos que está experimentando la dogmática marxista no son
pocos los oomunistas que vuelven su mirada hacia otras teorías y no
serla raro que surgieseo pronto cismas
filos6fioos en

su seno.
La dogmática marxista está condenada a muerte desde el punto
de vista científico. Queda el aspecto
filosófioo y el aspecto pasional y mientras estos
permanezcan persistirá la

ideología marxista en sus
aspectos más
graves que son la negación de Dios y los dogmas referentes al oom­
portamiento hum.ano.
Estos dos aspectos están íntimamente relacionados eotre sí, pues
si el hombre es independiente y debe a sí mismo su existencia, sus
actividades no
esraráo sometidas

a
reglas morales
de origen
trans­
cendente y la finalidad de su vida será eseocialmente práctica o téc­
nica; todo lo que trascienda esta praxis utilitaria será considerado
oomo forma alienada de lá praxis.
La primacía de la p,axi, en el marxismo no es el fondo más que
la negación de la sabiduría, la
wphui, oon el fin dé negar a Dios y
considerarlo oomo un reflejo ilusorio. Como dice J. A. CASAUBÓN
(29), e,ta praxi, no, ;1ummt, ,obre el sentido de exaltación del tra­
baio en
M"'"· Sentido tan mal mterpretlldo por lo, católicos P,om"1"­
xistas
.

. .
pues el traba¡o P"'ª M"1"x es la autocreadón del hombre
P"'ª demostr"1" en y por la práctica la inexistencui de Dio, y la asei­
dlld del Cosmos-hombre en co"elación dialéctica".
Resulta que el conocimiento, la gnosis, sólo tieoe para el mar­
xismo valor oomo base de la
p,a«i, y carece de importancia propia,
de
este su

desprecio absoluto a
la oontemplación.
Es eo el fondo una
(29) Casaub6n (J. A.). «El marxismo a la luz del libro A de Aristóteles.
Estud. Teolog. y Filosof. Buenos Aires (1965 VII, núms. 1-3, págs. 7 Y 33.
1006
Fundaci\363n Speiro

CRITICAS CIENTIFICAS A LA DOGMATICA MARXISTA
aaitud anticientífica, pues la base de la ciencia es el deseo de cono­
cer
y sólo subsidiariamente la utilización en la práctica de los oo­
nocimientos.
Para el científico, el homo sapiem es anterior y superior al homo
faber, mientras que para el marxismo aquél está supeditado a éste.
&ta actitud

marxista puede interpretarse oomo una verdadera
caricatura de un
aspecto de

la teología
oriental ortodoxa
que opone
la
gnosi.r a la praxis de Z,. vida cristiana; esta no es sino la oración,
la

contemplación
y la caridad (30). La gnosis cristiana es sólo un
medio
para la praxis, pero aquí la. praxis se refiere a actividades
dirigidas a

algo que transciende todo conocimiento, puesto que se
trata de la unión con Dios la
Oeroa«; de los Padres griegos. La
gnosis como valor supremo lleva al gnosticismo
y puede alejamos de
la verdadera vida cristiana (31).
La praxis marxista oonttariamente a la praxis cristiana se desarro­
lla a un nivel inferior de la gnosis intelectual y por esto hace impo­
sible toda oontemplación sapiencial llegando a la supresión material
de los grupos sociales donde es posible el ocio libre
y fructífero in­
dispensable
para toda vida intelectual profunda.
El
marxismo, dice también
CAsAUBÓN (32), nace de una rebeU6n
p,ometeica
contra Dios; por ello su metafhica será una negación de
Z,. metafísica, su ética una negación de Z,. ética y su poU#ca una ne­
gaci6n
de Z,. polltica" y añadiremos nosottos, su ciencia una negación
de la ciencia pues prescinde del valor absoluto de la sabiduría
y su­
pedita el

conocimiento a unos
dogmas· apriorístioos estériles y sin
ningún carácter científioo.
El comunismo es donde el punto de vista religioso, oomo decía
San
Pío X, intrínsecamente perverso,

desde el punto de vista étioo,
intrínsecamente amoral,
pero también se puede decir que desde el
punto de
vista racional es intrínsecamente antidentífioo.
(30) Losky (V.) «Théologia mystique de l'Eglise d'orieot». París (Au­
bier) 1944.
(31) Puech (H. Ch.). Oú est le probleme du gnosticisme? Ret1. Uni11.
Bruxeells (1934), núms. 2 et 3.
(32) r.,,,, dt., pág. 23.
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