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Número 175-176

Serie XVIII

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Sobre el materialismo histórico

SOBRE EL MATERIALISMO HISTORICO
POR
GONZALO FERNÁNDEZ DE LA MORA
Académico de número de la ,Real de Ciencias Morales
y
Políticas
SUMARIO: l. LAs TESIS EN PRESENCIA: a) Espiritualismo; b) Ma~
terialismo; e) Logicismo hist6rico; d) Aplicación a la Economía.-
11. LA PRUEBA: a) Primada dinámica,· b) Suponer; e) Prever,· d)
Transformar,· e) Desear; f) Vivir; g) Preceptuar; h) Acontecer; i)
Resumen.-lll. COROLARIOS: a) Logicismo histórico y metafísica;
b) Determinismo; e) Derecho,· d) Economía,· e) Praxis política.­
IV. CONCLUSIONES.
Fundaci\363n Speiro

AgradecemoJ a Gonzalo Fernárul-~ de la Mora, en todo cuanto significa
y en lo que vale, su HAabora,tión en Verbo con este artkulo SoBRE EL MA­
TERIALISMO HISTÓRICO, que tenemos el gusto de publifar a contin11ación, no
sólo por la categoría de su firma, sino tambUn por el indudable Valor Je su
texto.
El
autor se
coloca en el
terreno de «un séílor importante de la inteli­
gencia actuai». Asl, indfra claramente al principio del artíc11lo que, sin des­
ligarse de

la
mett.t/ísira ,-y sin que ello «pre;uzgue su veracidad»--resulta
«escasamente ejfraz» «el diálogo con un .rer:101' importante de la intelfgencia
actual». Y al recapítular que el materialismo histórko «es racionalmente in­
wstenible», advierte: «Asi hemos tratado de evidendarlo no
desde premhas
metttfísicas e.rpiritualistas, lo que supondria una petición de principio, sino
desde la experiencia po1iti11a; y no sólo en el nivel limitado de los episodios
hist6f'icos
sino en el radical de
la vida h11mana».
Consideramos m11y útil publicar
esa refutaci6n del materialismo histórico
hecha

desde el
mreno ¡Je la expet'iencia f!Ositiva, aun cuando Verbo no re­
n'uncia al empleo de las razones de la meta/frica tomista.
Salvamos, pM ello, las reservas que guardamos:
-
con

la
denominaci6n logicismo histórico, logicismo q11e aJ parecer de­
riva
etimol6gicamente de
lógica y no de logos;
-,¡;on la expresión de que «el hombre no es sino que se hace», expre­
sión

en la
cual nosotros suprimiríamos el «no es» y sustituiríamos el verbo
hacerse por el verbo desarrollarse;
-con la aceptaci6n, sin dmia metafórica, de que «cada vida. comience
desde
cero», que no s6/o
no compartimos en el a!pecto genético sino tampoco
en

el del pensamiento
que siempre
se
alimenta en cierta medida de sáberes
heredados;
-co,z el criterio de que la inteligencia trea las normas morales y ;urí­
dicas,
que nosotros matizaríamos diciendo que las b111ca y halla más o menos
perfectamente.
El
talento 'de Gonzalo Fernández de

la Mora
ve muy claramente q11e el
hombre

«en
vez de sentirse determinado por los h~hos», «intenta compren­
der/os», bu1cando
sus camas y previendo su.r consecuencias, y acomete «11n
proce10 generalizador
y supositivo», en el que, como reconoce, «puede er1tt:r»;
así como
también le puede ocurrir, al hombre, en el caso de que logre «al­
tera,· la dirección y el ritmo de muchos procesos».
Esas posibilidades de erra,, que lúddamente él advierte, muestran la
existencia
de
otro orden --dinámico, Jin duda, y en el que, .evidentemente, el
hombre incide como causa segunda---,· pero que es un orden objetivo y que
en .r11 plenitud no está sino en f,arlti a nuestro alcance. Este es, para Santo
Tomás, el
orden de la causa primera y, para Vico, el orden ideal y eterno
trazado por la Providencia para el curso de la 'historia. En ese orden, a la
corta o a larga, en cuanto no

logren
adecuársele -tal vez por menospreciar
dato,,
elementos

o
valores, ¡11zgados tan minúsculos como un grano de mos­
tdZa---, naufragan los sueños más geniales de nuestra imaginación, y se de­
rrumban, como colosos

con pies
de barro, o
se descomponen como cdlrne po­
drida, o convierten en torres de Babel las con1trucciones humanas meja, lo­
gradas por las más potentes voluntades' individuales o colectivas, cualquiera
que
sea su poder .1 la per/"ección de /tt; técnica utilizada d su servicio.
Agradecemos
al ilustre e1crila, y académico- su generasa colabMación y
le felicitamos por su brillante refuJación del materialismo histórico en ese
terreno de la experiencia positiva, palenque que estimamos muy impa,t'ante
aunque
no decis-ivo.-N. de R.
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Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERIALISMO HISTORICO
POR
GoNZAI.o FERNANDEZ DE LA MORA
I
La historia es el movun1ento resultante de las l!Cciones hu­
manas. Y la :filosofía· de 4a hlstoria pretende descubrir las leyes que
rigen
el sentido y el ritm0 de ese cambio. Como wdo desprla7.a­
miento es el efecto de una fuerza, uno de los problemas primarios
de la disciplina es localizar el factor desencadenante o, expreSlldo
al modo
físico, el momento de la fuerza determinante de la di­
rección
y

de
la velocidad de la historia. Hay dos grandes doctrinas
en pugna, la que atribuye a! espíritu la confüguraci6n de !a •histo­
ria, y la que se la atribuye a la materia.
a) La te,is espiritualista puede formularse desde una metafísi­
ca dualism, como es el caso de fos providencialismos, ya sean el estoi­
co, el agustiniano, el tomista, etc, o desde una on~logía monista, por
ejemplo, el idealismo hegeliano. Tanto en una como en otra hipó­
i;esis, las soluoiones varían según los sistemas; pero coinciden en
otorgar la hegemonía sobre la historia· a un ptincipio espiritual e
incorruptible. La fundamental diferencia ~e en que las inter·
pretaoiones dua:listas
introdu,:,en un
ente menos noble
y pasivo ~la
materia-, sobre el cual se ejercita la transformadora acción del
espíritu.
En el
fondo de casi rodas las filosofías espiritualistas apa­
rece
Dios -ya el del teísmo, ya el del panteísmo-como causa
(providencia)

o como sujeto (teofanía) de
la historia.
Las filosofías espiritualistas de

la
historia conllevan respuestas
sobre
Dios, el espíritu, la materia . prima, cuestiones radkalmente
controvervidas
y de difícil abordaje por la metodologfa del posi-
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GONZALO FERNANDEZ DE LA MORA
tivismo cientlfico. El espiritualismo histórico no puede desligarse
de una
metafísica en
su sentido
erimol6giro, es
decir,
ttansernpí­
rico

y, sin que ello
prejuzgue su
veracidad,
tesulra, por Jo tanto,
escasamente eficaz pru:a el diálogo con. un sector importante de fa
inteligencia actuál. Ese es el inconveniente dialéctico de fa tesis
del primado del espíritu.
b) El punto de vista inverso és el ma&eritúlsmo hist6rioo, for­
mulado por Marx en los siguientes términos famosos: "En la pro­
ducción social de su vida, los hombres entran en unas relaciones
determinadas,

necesarias e independientes de su voluntad, que son
las relaciones de producción, las cuirles corresponden a un deter­
minado nivel

de desarrollo de sus
fuerzas produccivas materiales. La
totalidad

de estas
relaciones de producción constituye
la
esrructura
económica

de la
·sociedad, la base reál sobre

la
cual se am una su­
perestructura jurídica

y política
y a la cual · corresponden unas de­
terminadas formas sociales de conciencia. El· :modo de producción
de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política
y espiritual en generál. No es la conciencia de los hombres la que de­
termina su ser, sino que, por el contrario, es su ser sociaJ el que
determina su conciencia". Luego, Engels lo desarrolló ·en esta sen­
tencia: "La forma de ,producción de fa vida material condiciona
el proceso de
fa vida social, política y espiritual en generál; todas
las relaciones sociales y políticas, todos los sistemas religiosos y
jurídicos, todas las concepciones teóricas, que surgen en la historia,
solamente pueden

ser comprendidas cuando se
romprenden las
con­
diciones materiales de la
v>ida en la época rorrespondiente, y cuan­
do aquéllas son deducidas en estas condiciones materiales". Los
exégetas y, sobre todo, los escolásticos del marxismo, han manipu­
lado y concordado tan forzadamente estos textos, que se impone un
retorno a las
fuentes. Las fuerzas productivns ("Produktivkriifte")
son · el trabajo humano y los medios de producción, y según su
grado
de desarrollo crean
ciertas relaciones

de producción
{"Produk­
tionsverhalmisse")
o

lo que según
Marx es lo mimno, reladones
de

propiedad
("Eigentumsv'eriliíltnisse"). Estas relaciones de pro­
piedad
constituyen la

estructura
sociirf ("Struktur der

Gesellschaft")
Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERIALISMO HISTORJCO
que determina la superesttuctw:a ("Ueberbau") jurídica, social, po­
lítica.
y espiritual. La historia no '1a configura, pues, el pensamiento
humano,
sino que

éste
y aquélla vienen detemtlnados por el tipo
de relaciones de

propiedad.
La clave del paso del capitalismo bur­
gués
al socialismo proletario no sería la genialidad de Marx, sino
la

colectivización de la propiedad como
necesaria consecuencia ju­
rídica de la moderna
estructura de las fuerzas productivas mate­
riales. Ellas son el imparable motor de la historia.
Es el primado
de
la economía.
e) El logicismo histórico, que aquí se propugna, pone entre
paréntesis
'1as cuestiones metaflsicas, y es compatible tanto con el
dualismo romo con el mOnifilllO, ya sea materialista ya e5_i,iritualista.
Esto es así porque, entre otras irazones, el análisis se ciñe exclusi­
vamente o! área de lo anpírico. En tal contexto, el pensamiento no
se contempla como u.na· función de la materia o del espíritu, sino
como una realidad experimentada. Y, según el logicismo histórico,
el pensamiento, aunque muy influido y condicionado por todo el
individuo y su circunstancia, es el más dinámico factor transfor­
mador

del mundo
y, por lo tanto, el motor principal de la historia.
Es el primado del pensamiento.
d) La interpretación materialista de la historia estudia con
especial detenimiento el paso más próximo, que es el que se produce
entre
lo económico y lo jurídico, entre la producción material y
los códigos. Ello induce a desarrollar fas tres tesis comparada y
paralelamente.
l. Para el espiritualismo histórico el derecho es una ordena­
ción racional fundada en ,Ja ley divina, y es el derecho quien con­
diciona
la economía, lo cual significa el primado del espíritu.
2. Para el materialismo -histórico, la evolución de las fuerzas
productivas exige el cambio, ya pacifico, ya revolucionario del de­
recho, de modo que las normas vienen a ser reflejo de la estructura
material, -

con
lo que se afirma. -el primado c;le la economía.
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GONZALO FERNANDEZ DE LA MORA
3. Para el logicismo histórico hay un mutuo influjo entre lo
económico
y lo jurídico; pero, en ese proceso de mter=iones, los
cambios
de sentido
y de rittn0 obedecen a un decisivo momento
impulsor, que

es
el del derecho, el cual antes de ser ley es deseo y
proyecto1 o sea, producto mental. El momento impulsor es lógic;o,
lo cual equivale al primado del pensamiento.
II
a) Cuando se afirma la primacía del pensamiento sobre los he­
chos, no se trata de una priorid"'1 cronoló¡jca. Por el contrario, el
logicismo lustóriro admitiría la hipótesis de que no hay ideas inna­
tas, de que la mente nace como un papel en blanco, de que
todos
los conceptos tienen su origen en sensaciones externas o internas,
y
de que la ciencia se hace«ex datis". la prioridad cronológica esta­
ría
a favor de los hechos, no del pensamiento.
Tampoco se . trata de una precedencia g61Jé#ca en el sentido de
que la idea engendra
al muodo, como afirman ciertos idealismos.
Por

el contrario,
el logicismo 'histórico es compatible con la propo­
sición de que todas las ideas y, eo definitiva, la concepción del uni­
verso, es algo adquirido y en cierto modo elaborado por su ,individuo
titular.
la prioridad genética estaría más a favor del existeote hu­
mano que del pensamiento.
Lo que se afirma es la primacía dinámica del pensamiento. Entre
el pensamieoro
y la circunstancia hay una interrelación de doble
sentido: el muodo condiciona las
ideas y éstas, a su vez, infiluyen
sobre el muodo.

Esre flujo
y r!;flujo constituyen el movimiento con­
tinuo
de la historia, que no se manifiesta cíclico, sino
progredienre.
La experiencia histórica, a despecho de ciertos menos
amplios y duraderos, registra un grado crecieore de raciona­
lll'alCión
en

la
vida humarui, que se expresa, sobre todo, en los acu­
mulativos avances

de
la ciencia o conoci.mimto del mundo y, con­
secuentemente, en los de la técnica o dominio de la naturaleza. En
este
dinamismo progrediente hay dos determinantes: las ideas y las
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SOBRE EL MATERJAUSMO HISTORJCO
circunstancias; pi,ro el decisivo ,lOll las primoo,s. A esto se reduce
el primado dinámico

del
pensamiento.
2.

No se
trata de una hipótesis, sino de un heoho confirmado
por numerosas
experiend.M rnáicale,, entre 1'"' que consideraremos
la

suposición,
la previsión, la ttansformación, el deseo, la vida, la
normatividad y la historia. En todos estos ámbitos se comprueba
que el hombre,
"1 ejercer su excepcional facultad de proyectar arbi­
trariamente, se anticipa, trasciende y determina los hechos, tanto
más cuanto más representativos son del sentido ---creciente racio­
nalización-y del ritmo -aceleración resultante-de la historia.
Comprobada la primacía del pensamiento sobre los hechos en gene­
ral, quedaría rechazada, por elevación, la primacía del hecho eco­
nómioo o materialismo histórica.
b) Ser y ,uponer. Cuando el hombre se encuentra ante un fe­
nómeno cualquiera
y rebasa el nivel de las reacciones instintivas,
lo

primero que siente es curiosidad.
· Y
como las
expl.i=iones lógicas
tienden

a
set causales, surge el
porqué.
En el comienw mismo de
la actividad -racional, el hombre, en v~z de sentirse determinado _por
los hechos, va más allá de ellos, intenta comprenderlos por lo que
está ausente, que son sus causas, y ¡x>r lo que no ha llegado aún,
que son
sus consecuencias. Y para iluminar ambos campos, el de
antes y el de después,. elabora Ui'ipótesis explicativas, es decir, gene­
taliza e imagina, Jo cual implica el abandono de los hechos, aun­
que, de vez en cuando, haya que
retornat a io fáctico pata hacer
reajustes y

comprobaciones. El hombre, es un
animal genetalizante,
que

transforma
las realidades individuales que le rodean en· ideas
universales, que no expresan algo que tenga existencia concreta en
el mundo. El hombre es, además, un animru hipotetizante, o sea, que
ante
Ios hechos
no sólo
actúa con reflejos condicionados, sino que
se lanza a inventar presunciones, a COIOOH"· ima.ginativos supuestos
delante y detrás de los hedhos mismos. Y aunque, en este proceso
genetaltizador y supositivo pueda errat, gracias a él hace la ciencia,
que es el
más n,oble y efio,z producto de la especie. Desde el umbral
mismo de la actividad
racional, las ideas trascienden " lo dado y· son
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GONZALO FERNANDEZ DE LA MO.RA
el momento más fecundo y decisivo del dinamismo histórico, lo
que
prueba el
primado del

pensamiento
sobre los hechos.
e) Ser y prever. Un segundo ni~ de tra=dencia humana de
los
hechos es la
previsión científica. La observación de los fenóme­
noo pectnite focmular leyes inductivas y,

en función de
ellas, calcu­
lat acontecimientoo aún no producidos. Es el caso de todas las pre­
visiones

fisicoquímicas desde
una reacción atótnica hasta un paso
estelar. Escas previsiones pueden set necesarias, es decit, referidas
a Un planteamiento real ya dado, en cuyo caso el pensamiento tras­
ciende a los hedhos en cuanto que los conoce antes de que se pro­
duzcan,
pero

no en
el sentido de que los determine. Por ejemplo,
un eclipse. Otro tipo de
previsiones es el contingente, en el cual los
sujetos reales del futuro acontecimiento no vienen dados, sino qué
son puestos. Por ejemplo, el proyecto de un satélite artificial. Bn esre
caso el pensamiento
trasciende los

hechos en
cuanto que

los crea.
No es sólo una anticipación en el tiempo, sino en la existencia
misma. Es el supuesto ru:quetípico del primado del pensamiento so­
bre lo factual. Bn esta forma de superación conceptual de los hechos
se apoya el paso siguiente, que es el de la transfomación del '3'undo.
d) Ser y transformar. Toda la realidad física cambia y se trans­
forma. El hombre, como partícula del universo, está inmerso en ese
devenir

general. Pero, además, puede
alterar la dirección y

el
ritmo
de muchos procesos, y es capaz de hacerlo de un modo muy .pecu­
liar. Su originalidad más experimenatble consiste ,en que actúa para
alcanzar los fines que se ha ,propuesto, y en que puede calcular con
cierta
exactitud los

medios más
adecuados y crearlos. & la técnica,
que

le permite transformar al mundo e irlo
adaptando a

sus necesi­
dades.
El hombre, al fubricar artefactos, trasciende lo factual en
cuanto interrumpe

procesos
naturales, desencadena ocros, y produ­
ce

realidades nuevas.
Y los protagonistas de este primado sobre los
hechos
son

las
ideas que son las únicas capaces

de
planificar la
apli­
cación de los conocimientos
previos sobre el. comporratniento de
lo
real. No mandan los hedhos, ·si no que éstos son producidos. El

Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERIALISMO HISTORlCO
específico modo humano de traDSformar la circunstaneia, confirma
el

primado del pensamiento.
e) Ser y desear. La técnica se apoya en la ciencia; pero la téc­
nica existe porque el hombre supera la realidad no simplemente
ttausformándola, sino anhelando lo inexisrente. Ya Epicuro distin­
guió entte los
deseos naturales y

necesarios,
romo el
alimento; los
naturales y no necesarios, como ei amor; y los que no son ni natu­
rales ni necesarios, como la gloria. Su austeridad le llevó a condenar,
sobre todo, los últimos; pero son esos deseos no necesarios los que
más rorundaroente ponen de manifiesto la trascendencia, del pensa­
miento. No puede desearse nada más que lo que se tiene en la mente,
y en ella cabe alojar no sólo lo no poseído, sino tarobién lo inexis­
tente.

Esta última especie de
deseo ,ttasciende lo factual de

modo
definitivo,
y desencadena el comport!amiento recnológico más trans·
formador del mundo. Hay técnicas que nos condicionan, pero que
previamente
han sido el fruto de un inventor. El hombre es un ser
que, contradiciendo la recomendación epicúrea y estoica, no cesa
de inventarse deseos, lo que equivale a superarse en una constante
trascendencia de la circunstancia. La humana capacidad de imaginar
y de apetecer es
infirrita, lo
que pone de
mani:fresto la
supremacía
del
pensamiento robre lo real conocido,

que
es finito. Y este deseo
de

lo
,todavía ineristente se apoya siempre en el pensamiento, y se
sirve de él para

fabricar lo apetecido. El pensamiento es
el factor
decisivo en este proceso, que -es uno de tos más sobresalientes de_
la historia.
f) Ser y vwir. Los fenómenos volitivos, considerados desde la
perspectiva del

individuo, cobran una
dimensión global y teleoló­
gica,

en la que se corrobora el
primado del pensamiento.

El
,,hombre
no

es,
sino que

se
hace, hasta el punto de que su realidad sólo se
clausura
y remata con la muerte. Al vivir, el hombre ej,ecuta la
más

egregia de sus fabricaciones, la de
consttUi,se a
sí mismo.
Y
esta operación la lleva a término proponiéndose acciones posibles y
optando entte ellas. La vida· propiamente humana es creación de
hechos a
partir de proyecros, o sea, a partir de pensamientos que no
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GONZALO FERNANDEZ DE LA MORA
sólo no reflejan la realidad, sino que son imágenes de hechos inens­
tentes
e -incluso de realización problemática. la vida humana es un
permanente primado del pensamiento sobre la cirrunstancia.
g) Ser y preceptuar. Cuando el hombre considera la consmu:ción
de

su
propill vida

en
relación con las empresas vitales de los demás,
tiende a trascender
los hedhos no sólo programando su

propia bio­
grafía, sino
predeterminando las de los demás para garantimrse un
ámbito de autorreolización pacífica.

Y entonces
elabora normas de
carácter genetal. Ya no se trata, como en las disciplinas empíricas
y positivas
de desenttañar las leyes que

rigen los
cambios en la na­
rurruleza, sino

de
dictar preceptos, físicamente cransgredibles, pero
que
imperativamente han de condicionar los hechos futuros de los
miembros de una
comunidad. La
ética
y el derecho, productos del
inteleotO, sin

limites
inalcanzables que

orientan
las conductas indi­
viduales,
las colectivas y, en ú,ltimo término, la historia. En su di­
mensión utópica está su ejemplaridad
y su permanencia; y la utopía
es lo
más extrafactual que existe. Promulgando preceptos, la mente
crea polos de gravitación
para las conductas, y condiciona la his­
toria. la inteligencia· supeta lo existente y, en gran medida, detet­
mina las existencias futuras cuando dicta normas morales y jurídicas,
lo cnal cocrobora el primado del pensamieno sobre los hechos.
h) Set y acomecer. El hombre, por muchas barreras psiroló­
gicas y tecnológicas que ponga entre él y su entorno, es sujeto pasivo
de innumecables acontecimientos

físicos,
como el clima o las ra­
diaciones; y biológicas, como las carencias o las infecciones. Además,
los hombres son también sujetos pasivo. - ciarioo-de

acontecimientos protagonizados por
ottos, frecuente­
mente por

!os genios
y las minorías. Un sólo hombre con una moral,
un hallazgo
científiro o
una
decisión política producen una muta­
ción histórica; y no 1'01"1°" tales individuos sean hijos de su tiecnpo,
cómo
Jo decnuestra · el hedho de que muy úecuentemente los efectos
de su mensaje sean

retardados y aun
¡,énnanentes. El ejecnplo su­
premo
·es Cristo. Y

si existen la
glotlificación y el magnicidio es a
<'.a.Usa de la convicción u.niversai de que cierttis hombres oclientan el
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Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERJAllSMO HISTORJCO
curso de ia bistoria. Que los béroes, como todo ente de un universo
oorrelacionado,
estén oondicionados por
su
circunstancia oo des­
miente
que
ellQS sean el impulso decisivo de ciertas inflexiones de la
humanidad,
como cada uoo lo es de su propia biografía. Y todos
los
grandes oonduaores __.,¡ profeta, el científico, el filóoofo, el ar­
tista, el estadlsta-operan con ideas y valoces, o sea, oon product00
mentales. Cada uoo hacemos ,nuestra vida y, entre todos, acaudillados
por
los grandes

hombres,
hacemos la historia que, por ser obra de
personales arbitrios, no es lineal y mecánica, sino zigzagueante,_ con­
tradwtoria, plural y episódicamente recurrente. También el aconte­
cer de la
humanidad acusa el prima.do del

pensamiento.
i) El logir:ismo histórico, que aquí se propugna, pone entre
acometerse o

desde metafísicas espiritualistas o desde la historio­
grafía. Unos apelan ra. absolutos com.o Dios, y otros a concreciones
que, como las Cruzadas, resultan inexplicables por la eoooomía.
También
se

ha utilizado el
argumenro "ad

hominern", o
sea, las
oontradicciones teóricas y prácticas del marxismo. Lo que aquí se
ha intentado es algo distinto, es ir a la raíz impersonal, pero sin
abandonar el campo de la experiencia. Según Marx, las relaciones
materiales de producción son
hechos exteriores

al
hombte que de­
terminan
su oonciencia. Si

se prueba que
el pensamiento, lo

más
interno del hombre,
determina hedhos de cualquier contenido, se
habrá demostrado que también
determina hechos eoon6mioos.
Recapitulemos. Tan pronro como el hombre se entrega a medi­
tar un fenómeno, se pregunta por sus causas y ,:por sus efectos;
pero ni las unlas ni los otros son algo dado, sino algo puesto por
la mente. Jll pensamienro va, desde que la · curiosidad lo pone en
marcha, más

allá de los hechos. Para
encontrar las causas y
los
efec­
ros formula hipótesis,
que

tampoco están dadas en
la realidad,
si­
oo que

son puestas
pot la im.aginaci6n. Bl pensamiento continóa
yendo más allá

de los
hechos. Cuando una hipótesis es confirmada
con generalidad, estamos

ante una
ley científica, que permite cal­
cular hechos venideros y buscar Cuando
el pensamiento prevé
el futuro y cuando se traza obje­
tivos,
va más

allá de los hechos,
y deterrriina aquello que se ha
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GONZALO FERNANDEZ DE LA MORA
pro¡,uesto realizar. Para alcanzar sus metas consuu¡ye artefactos téc­
nicos.
ClWl chos, y cuando los crea introduce hechos nuevos que transforman
el

mundo
dado. Al sentirse capaz de superar :las circunstancias na­
turales, el hombre

se
lanz.a a desear fo inexistente e incluso. lo utó­
pico; en ambos casos el pensamienro va

más allá de los
hechos. El
deseo más
radial es

el
proyecro que cada cual se forja de su propia
vida
y de cada uno de sus acros. Cuando el pensamiento proyecta
comportamientos,

no sólo va más allá de
fos hechos,
sino que de­
termina los que se van a producir. Puesto en relación con sus con­
ciudadanos,
el hombre elabora las

coordenadas morales
y jurídicas
que
han de delimitar las conductas de todos. Cuando el peosa·
miento

preceptúa
coactivamente conductas futuras, en
gran medida
las predetermina. Y cuando aquellos que
ejercen el liderazgo mo­
ra1, científico, estético o político actúan decisivamente, están ron~
figurando el destino colectivo; entonces, el pensamiento no sólo
determina 'las biografías,

sino
la historia.
Si el pensamiento

está
más allá de los hechos e,:rernos, los tras·
ciende y los determina, ¿cómo va a estar absolutamente condi­
cionado por ellos?
Los hechos e,:ternos y dados no son otra cosa
que
el punto

de
parcida de

constantes innovaciones
causadas por
la mente. El primado del pensamiento sobre los hechos externos
es una experiencia radical

en todos los niveles
y ámbitos de la oc.­
tividad racionad. Este

fenómeno es connatural a un ser cuyo com­
portamiento está

mucho
más indiferenciado

que el de cualquier
otro animal.

Porque
el hombre puede olvidar, equivocarse y ser
absurdo, puede progresar, es decir transformar las circunstancias,
y determinar la aparición de hechos nuevos en función de los ob­
jetivos que

se inventa. La
corulidón humana,
se caracteriza por el
primado del

pensamiento
sdbr-e los hechos externos. Es una situa­
ción superior a la de todo lo mundanal; pero es dramática porque
exige que cada vida comience desde cero, se haga con riesgos irre­
versibles, y se desarrolle y concluya 'imprevisiblemente. Lo más dé­
bhl
del

materialismo histórico no
es que

sea constantemente des­
mentido por la historia, es que está en contrad:icci6n con cuanto
sabemos de la condición humana.
562
Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATBRJALISMO HlSTORJCO
III
En torno a este análisis procede hacer algunas consideraciones
de
carácter epistemológico, jurídico
y político.
a) La teoría del logicismo histórico, ¿con qué tipo de meta-
física es compatible? Desde luego, se puede integrar
dentro de
un dlkllismo ontológico, en cuyo caso, el pensamiento sería una
función psíquica de naturalem espi.rituatl. El primado del pensa­
miento sería la expresión humana de'! primado del espíritu. Y la
aparición del hombre se explicaría o por el creacionismo, o ·como
un salto esencial en fa evolución cósmica.
Pero la teoría, ¿sería compatible con el monismo metafísico?
La respuesta es también afirmativa. Tanto en el caso del monismo
materialista como en el del idealista,
el pensamiento habría de ser
explicado como un estadio superior de la única rearlidad, caracteri­
zado por la conciencia y la razón, y que, precisamente por eso, re­
sulta el más progrediente de todos, ya que la imaginación, la abs­
tracción
y el cálculo mennrl le permiten ser más eficiente y más
veloz que otras especies de realidad en
la empresa de perfeccionar
al

hornbre
y de adaprar la circunstancia a sus deseos. En esta supe­
rioridad impulsora consiste
el primado dinámico del pensamiento.
Dentro de

un esquema monista,
l• evolución
sería
la forma que
reviste
el cambio, y la evolución sería la obra del azar hasta la
aparición del hombre. A
partir de

ese momentn,
el "logos" se
constituye en el supremo laboratorio de
la naturaleza y en el cen­
tro
de proyección y decisión de la
histnria. La

peculiaridad de la
actividad inteligente ( construir modelos que permiten simular men­
talmente los procesos
físicos externos)

explica que
el hombre haya
sido el gran protagonista de
la aceleración de la histnria. La razón
puede lograr, en horas, lo que en la azarosa
naturalem habría reque­
rido miles de

años. Y a medida que
la humanidad va capitalizando
la ciencia, aumenta la p.rcxlucrividad de la razón y se apresura el
ritmo del progreso.
l63
Fundaci\363n Speiro

GONZAW PERNANDBZ DE LA MORA
b)
El logicismo histórico, ¿es inseparable del indeterminismo?
Es obvio que la teoría se arriarla perfectamente con la libertad. Si
se admite un relativo
autocontrol de la actividad intelectual, se ro­
bustece
el primado del pensamiento, porque el dinamismo de un ele­
mento libre

es muy superior al de los
elementos determinados me­
cánicamente, lo que explicaría la mayor creatividad del hombre
frente a una relativa pasividad de su entorno. Pero, ¿es compatible el logicismo histórico con el determinismo?
lo es en la misma medida en que lo es el materialismo histórico. En
nuestro caso,
el pensamiento ocuparía un lugar análogo al de las
relaciones de producción; y no hay razón lógica alguna para que no
pueda

producirse
tal sustitución de factores. La historia, en vez de
estar determinada por las relaciones de producción que, a su vez,
vienen determinadas por
l05 factores

de producción material, estaría
df:terminada por el pensamiento que, a su vez, viene determinado
por el hombre y su circunstancia. El materialismo histórico es una
apoteosis de las fuerzas de producción, un paneconomicismo. El Jo­
gicismo histórico no dejaría de ser un humanismo aunque se redu~
jera la humanidad al azar050 juego de los códigos genéticos. Incluso
en tal hipótesis, el decisivo factor impulsivo del proceso histórico
seguiría siendo el ·hombre.
e) Regir es siempre concebir y realizar un proyecto de. convi­
vencia. Ejercer la
autoridad sobre

otros supone siempre una idea de
cómo
!han de

comportarse los gobernados. Si
el príncipe es egofsta
y

tiránico, no tendrá la misma idea de la política que si es pater­
nalista y filantrópico; pero, en cualquier caso, poseerá un proyecto
de acruación social. Cuando ese proyecto cristaliza en usos y le­
yes sutge el Derecho. Las normas jurídicas no definen _lo que es,
sino lo que debe ser. Se elaboran desde los hechos y para los hechos;
pce
un
producro de los hechos,
sino de la voluntad indivi­
dual o colectiva de encauzar los comportamientos
y, por lo tanto,
de condicionar los hechos fututos y de ttansformar
la realidad social.
Existe el delito, porque los hechos contravienen las leyes; hay pre­
ceptos inaplicados cuando el Derecho no está en contacto con la
reaiidad; y, fina'lmente, hay normas inaplicables porque el Derecho
Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERIALISMO HISTORJCO
puede situarse más allá de los históricamente factibles. En el proce­
so de
la juridicidad es evidente el primado del pensamiento sobre
lo
factual.
d) La relación Economfa-Derecho es la inversa de la que su­
pone el materialismo histórico. Que el Derecho suele tener unos
contenidos económicos concretos es evidente. Los derechos subje­
tivos implican intereses. Los precios, el equilibrio de fas oontta •
prestaciones, las tasas, las multas, las indemnizaciones, y los con­
flictos

de intereses en general, demuestran que
la práctica jurídica
está impregnada de economicidad. Pero, ¿se demuestra así que el
Derecho es simple reflejo de las relaciones de producción? No.
Todo
ordenamiento jurídico

es concebible sin
contenidos eco­
nómicos
concretos. Un código sigue

siendo
Derecho en una planeta
desierto;
y también en una sooiedad de bienes ilimitados, que ex­
cluyese la economicidad. Por otto lado, incluso en una Jauja sin si­
tuaciones económicas sería necesatio un cierto ordenamiento jurí­
dico. Si el Derecho tiene una existencia independiente de la Eco­
nomía, ¿cómo va a estar determinado _por ella?
En
cambio, no hay relaciones económi~ pensables sin un::!
norma. Acontece exactamente lo contrario de lo que propugna el
materialismo histótico. Tómese un ejemplo primario, que, además,
es el arquetípico del marxismo: la propiedad. Pues bien, nadie
puede
decir "esto es mío" sin que antes se
!haya elaborado el con.
cepto

jurídico de propiedad. En
las narraciones de la mítica Edad
de Oro no había coacción ni, consiguientemente Derecho, y preci­
samente por eso, como escribía Cervantes, "no existían 1as palabras
tuyo y mío".
Que

la propiedad de los medios de producción
sea privada o sea
pública

dependerá de normas
jurídicas previas. No es
la estructura
económica la

que
determina la legalidad, sino que es la promulga­
ción del
Derecho la

que condiciona
las relaciones de propiedad. Se
deja de ser dueño de algo a causa de
una cesión, de una reivindi­
cación,

de
una expropiación o de una nacionalización, es decir, a
causa de un
hedh9 jurídico,
que
es el
determinante de
la siruación
económica.
Las revoluciones son sustancialmente una mutación brus-
Fundaci\363n Speiro

GONZALO FBRNANDBZ DE LA MORA
ca del ordenamiento legal. Hasta ahora, todas las sociedades mar­
xistas
se han implantado después de una forzada conquista del po­
der legislativo por · una minoría pensante. Ninguna abolición de la
propiedad privada de

los
medios de producción ha surgido de la
espontánea dialéotka de los fucrores materiales.
Toda
relación económica interindividual ·se funda en una previa
norma jurídica; así, la compta-venta, el salatio, el impuesto, la mo­
neda, el cml:ito, etc. Lo jurídico, es la condición lógica de Jo eco­
nómico, y por eso ejerce una hegemonía rotunda.
El análisis categorial refuta las consecuencias jurídicas del ma­
terialismo histórico tanto,

por
Jo menos, . como la experiencia so­
ciológica.
Nadie
ha demostrado que la propiedad individual fuera
anterior

a la colectiva, como supone el
marxismo. Nadie ha expli­
cado por qué la legitimación jurídica de la propiedad privada de
los
medios de
producción se da. en economías tribales
primitivas, en
la
"polis" griega,

en
la "civitas" medieval, en el Estado moderno
y en el Estado industrial, es decir, con infraestructuras económicas
variadas y aun contrapuestas. Es empíricamente insostenible la tesis
de que
la Economía determina al Derecho.
Porque es una experiencia radical que el pensamiento prima
sobre
los
~. el Deredho prima sobre la Economía. Es una de­
ducción. Pero desde cualquier
perspectlva inductiVll se confirma,
como

acabamos de
comprobar, la tesis derivada del logicismo his­
tórico: no hay relaciones económicas posibles sin previas normas
jurídicas. Lo subsidiario es la economicidad.
e) La praxis política de todas las épocas y Jugares confirma el
1ogicismo
histórico: fo que siempre intentan las .minorías estricta~
mente

políticas no es
condicionar al poder modificando las estruc­
turas económicas, sino obrenerlo para, desde él, realizar sus ideas
sobre las diferentes dimensiones de la vida
social, incluida la econó­
mica. Pero el máximo ejemplo contemporáneo de aplicación integral
del primado del
pensamiento es
el de los
partidos marxistas que
con

su
comportamiento refutan el materialismo histórico que dicen
sustentar. Ta,Jes partidos superan en avidez de poder a los más am­
biciosos.
No se
limitan, como
lógicamente debieran, a
transformar
566
Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERJAUSMO HISTORJCO
las relaciones de producción, mientras . esperan el fatal advenimiento
de la sociedad
romunista, sino
que superan a todos sus adversarios
en el activismo
puramente político.

Su objetivo inmediato no es
planificar la producción; es convertir sus ideas en ley coercitiva.
El segundo gran objetivo de los partidos marxistas es el control
de los centros intelectuales ( escuelas, universidades,
seminarios, ate·
neos,

academias,
etc.) y de los medios de comunicación (libros, pren­
sa, radio, televisión, etc.), es decir, del pensamiento y de sus cana­
les de difusión masiva. Salvo la Iglesia anterior al 11 Concilio Va­
ticano, ninguna otra institución había mostrado un interés mayor
que los partidos comunistas por el dominio de la inteligencia. Y ésta
es una de las notas esenciales de la más reciente renovación táctica
del marxismo, el llamado eurocomunismo. Se debe a Grarnsci la in­
terpretación del partido como
intelectual colectivo
o concilio pen­
sante,
y la estrategia de lograr el poder no por la vía revolucionaria,
sino por la del consenso de
una sociedad
a
la que se adoctrina siste·
máticam.en.'te, o lo que es lo mismo, se le lava el cerebro con los mé­
todos más refinados.
Si el primado del pensamiento fuese el supremo postulado teó·
rico del .marxismo-leninismo, la consecuencia obligaría a los par­
tidos comunistas a actuar como lo están haciendo. Lo contradictorio
es que el materialismo histórico, que especulativamente preconi­
zan, les impelería a relegar la superestructura ideológica, que con­
sideran un simple reflejo subordinado,
y a actuar sobre su supuesta
causa determinante, que es la infraestructura eronómica. Pero 1a
rea1idad se impone, y aplican el 1ogicismo histórico ron más energía
que nadie.
Y cuando el marxismo alcanza la soberanía, como en la Europa
del Este, su pteoeupación prioritaria y obsesiva es la dictadura ideo­
lógica,

la
estatizaci6n de

la inteligencia,
y la inquisición de la con­
ciencia
política. El primado del
pensamiento no sólo se utiliza para
la

conquista, sino también
para el IIll!ntenimiento del poder.
Y la táctica se extiende a
la diplomacia, puesto que donde prin­
cipalmente se manifiesta el imperialismo
ruso es
en
la agresión
ideológica a las sociedades occidentales. Las acciones soviéticas allende
Fundaci\363n Speiro

GONZAW FERNANDEZ DE LA MORA
fronteras no se centran sobre el capitalismo privado, ni sobre los
trabajadores manuales,
sino sobre la minoría intelectual.
La
praxis

de los
partidos marxisras, tanto

en el interior como
en el exterior, es una
ené,giGa y diáfana refutación del materialismo
histórico, y el más espectacular ejemplo
aaual de

aplicación a la
política del primado del pensamiento. En cambio, los partidos conservadores,
democristianos, liberales
y, sobre todo, los centristas, que teóricamente reohazan el materia­
lismo histórico, suelen caracterizarse por su menosprecio de la dia­
léctica y aun de la doctrina y por su dedicación prioritaria a la de­
fensa de cie,cas estructuras económicas. Es la
paradoja inversa.
Ac­
túan
como si creyeran en el primado

de la economía. Pero como
tal postulado

es ilusorio, los
partidos no marxistas, además
de ser
inconsecuentes, son socia1mente menos eficaces que sus adversarios.
Esta paradoja de la mayoría ·de los movimientos políticos no mar­
xistas se manifiesta aún más aberrante si se roina conciencia de
que tienen sus antecedentes magiStrales en los tradicionalismos de
todas las
épocas y en los doetrinarismos de los siglos XVIII y XIX,
es decir, en actitudes que prodaroaban la prioridad de lo ideológico
sobre lo

meramente
faotu~l.
La praxis política

de nuestro tiempo revela, en ambos campos,
heterodoxias tácitas e inversión de los
métodos. El ancimarxismo
afüma,
pero a.penas aplica,

el
primado del pensamiento; y el mar­
xismo lo niega, pero lo aplica de modo implacable.
Las consecuen­
cias pragmáticas de la primera incongruencia son absolutamente es­
tériles,
y las de la segunda claramente fecundas. En los dos contra­
puestos casos, la experiencia
sociológica ratifica
la veracidad del lo­
gicismo histórico.
IV
Es el momento de las conclusrones.
Las decisiones humanas dependen, en gran medida, de los hechos
externos.

Entre estos
hechos destacan los económicos, es decir, los
que brotan
del desequilibrio existente entre
unas necesidades
mate-
568
Fundaci\363n Speiro

SOBRE EL MATERJAUSMO HISTORJCO
riales que cualitativa y cuantitativamente suelen ser superiores a
las disponibilidades. Consecuentemente, las biografías individuales
y,
sobte todo,

la historia,
tienen un

muy
importante componente
económico.

Algunos, tardíamente
colocados a
la
defensiva, han
que­
rido reducir a estos obvios juicios
la interpretación materialista de la
historia; pero, en tal supuesto, la teoría. sería un lugar común que
nadie niega
y que se remontaría no a Marx, sino a los lejanos orí­
genes de la historiología.
El materialismo histórico en sentido riguroso es la afirmación
del primado de

la
economía sobre

la conciencia,
tesis que metódi­
camente aún defienden algunos manistas ortodoxos, pero que es
raciona1mentJe insostenible., Lo cierto es exactamente lo contrario,
o sea, el logicismo histórico. Así hemos tratado de evidenciarlo no
desde premisas metafísicas espiritualistas, lo que supondría una pe·
tición
de pcincipio, sino desde la experiencia positiva; y no s6lo en
el nivel limitado de los episodios históricos, sino en el radical de
la vida humana.
Todos los
análisis desembocan en

la conclusión de que, a partir
de la aparición del hombre,
el pensamiento es el factor dinámica­
mente decisivo en
el proceso

de
la racionalización y de la aceleración
de la historia.
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