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Número 175-176

Serie XVIII

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El socialismo (Continuación)

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
EL SOCIALISMO (continuación)
IV. REsULTADOS DEL SOCIALISMO EN LA U.R.S.S. Y PAÍSES SATÉLITES
El economista soviético Ó:ennadij Ozerov, recién exilado a Italia, pu­
blicó en la revista PROSPBTTIVB NEL MONDO, un articulo que reprodujo
IL TEMPO el dfa 13 de octubre de 1976, con el título "U.R.S.S., UN srs-­
TEMA QUE NON FUNCIONA", del que traducimos algunos pá"afo~.
«Me piden que diga algo-acecca de la situación económica
de
la U.R.S.S. ... , y quiero prevenir, ante todo, que es extre­
madamente difícil efectuar un discurso económico

sobre
la eeo­
nonúa de mi país. ••i, por una razón muy sencilla: todos los entes
y todos los lllititutos operan con datos totalmente inventados
o
:ajustados según las exigencias políticas del

momento ...
>... ¿ Cómo: puede hacerse comprender que entre nosotros la
realidad ha sido completamente: abolida, que vivimos en UDa
perenne mentira a uso y consumo de nuestros dirigente&? Si
nuestro país no fuese tan inmensamente rico y nuestro pueblo
tan terriblemente paciente. haría tiempo que el Estado soviético
habría simple y miserablemente quebradó ...
>Tomemos, por

ejemplo,
·Ia famosa cuestión de la desocu­
pación, caballo de batalla de la propaganda soviética, y caballo
que rinde
mucho, porque por ella nne&tros operarios creen aún,
en
parte, que el régimen soviético tiene esta "Ventaja sobre el
régimen capitalista: no lliey'" paro.
>Pero, ¿cuál es la consecuencia? Por lo regular, siempre hay
cuatro o cinco personas que desarrollan una labor :destinada a
una sola persona, lo que repercute en la remuneración, que para
muchísimas categorías
es parejamente más baja que los sub­
sidios

para
los parados en tos países-económicamente desarro•
llados.>
Refiriéndose a la iniciativa privadll, hace observar:
-t ••• Es interesante que, cerrada la puerta, haiya metido la cabeza
por la ventana, aunque se finja ignorarlo. Un ejército de al-
699
Fundaci\363n Speiro

hañiles, electricistas, fontaneros, mecamcos, etc., trabaja por su
cuenta en las horaa libres, de noche, en los días no laborables,
y esta labor, pagada directamente por los clientes según las nor­
mas del mercado iQ.mediatamente autoereado, se desarrolla

bien
y rápidamente.»
En cuanto a la agricultura:
«Más del 98 '% de las tierras agrícolas de labor corresponde
a los sovchos y a los kolcJ,:oz, es ·decir, al Estado; y alrededor
del 2.9 ·% co-rrespon~e ~ los, llamados ''poderes personales",_ mi­
núsculas ,parcelas . de ti-err_as asignadas a los ciudadanos koleho­
~s,_ a quienes cÓrre8pO,Ilden SuS productos. Tienen el derecho
a
cultiyarlas únieamen~e después de

haber
tr~bajado el
número
de horas prescrito en las tierras del kolchoz.
»Y, así, el 30% del suministro ·del país de productos agríco­
las proviene preci~ente de estas "factorías en miniatura".»
'Ltl carestfa de artfculos de · primera necesidad también es subrayada.
Y llega.. a esta conclusión:
reflexionado largamente y he llegado a la conclusión
de
-que este nuestro sistema, en el cual d. bienestar no se basa
en el dinero sino ·en '.la cesión inco~dicional de la propia persona
a un mecanismo, político ideológi.oo en el cual nadie cree-ya.
ee infinitamepte más imqoral y vicioso que el ~idental. Y, por
añadidura, no funciona.
» ... Es el, sistema lo que no fu:nd,ona, el socialismo no resuelve
realmeilte los problemas: proclama: triunfalmente la solución teó­
rica y sitúa los ,problemas sucesivos sobre el papel y -89lo cubre
el papel>
J. C. 1.6¡,ez,-Lozano, en ABC del 24 de mayo de 1978, con el título
LA HORA RECONSTITUYBNTB, ha hecho notar:
700
«No es nada desdi~ñahl-e eJ. hecho de que de los países socia­
listas ~o-.no& llegue ningana_ invención, ningún genio, y si nos
llega e& porque ese genio ha tenido CJ1le buscar itil. exilio. En
la lista de fos premios Nobel, los once primeros países son ca­
pitalistas: en esa relacl4n B:nngría: 11;~ce en duodécimo lugar
y 'Checoslovaquia en déci~osexto, mientras la enorme y totali­
taria Rusia, sumamente rézagada, no surge hasta el lugar décimo­
octm>, detrás de &paila.
Fundaci\363n Speiro

>Económicamente -el sistema no permite escapar a las cd­
sis ni siquiera a los países totali.tarioi:r--en los Estados del
C.O.~E.0.0.N. el

P
.N.B, en los afios 51-.15 a J966.¡j9, descendió
de

un 10,7 a un 7,2
por 100.

La
estadística la recoge el econo­
mista soviético P. I. Bagri, y aparecie en una publicación de
Editorial Dunka, en· Kiev (Ucrania). En la mi~a U.R.S.S. existe
el paro, que se mimetiza con el calificativo de mtDIO de obra
in.empleada. Hasta tal extremo que Kossyguin creó hace años
el
llamado .. Comité del Estado para la utilización de la mano
de obra
inempleada". La frase trabajadores disponibles oculta
en Mo.eeú lo que aquí llamamos paro, y en el Asia central al­
canza en las provincias soviéticas el 10-20 por 100 de la mano
de obra joven. No resulta ·extraño que las monedas de esos países,
sometidos al dogal totalitario marxista, en el mercado negro
se coticen muy -por debajo de su valor: el lev búlgaro vale tres
veces menos que en eu cambió oficial; el forint húngaro y la
corona checa, cuatro veces menos; el rublo ruso y el marco
alemán oriental, cinco veces; el lev rumano seis veces menos,
y el zloty polaco, ¡treinta y cinco veces menos! Y algo sob~
cogedor: Yugoslavia, el único país autogestiona,rio, pese a las
grandes ayudas que recibe de Occidente para que no caiga en
la férula moscovita,_ con un millón ·de obreros emigrados a los
países
capitalistas

europeos,
es quien presenta el récord en paro
en
el mundo con un 14, por 100, mientras, que eµ. Estados Unidos
-pese a sus dificultades--la tasa -es del 8 por 100.>
Por otra parte, recuerda unas palabras del economista soviético Varga.
en su -libro, editado por la editorial Bernard ·Grassi!t (París, 1970), LE
TESTAMBNT DE VARGA.
«El Estado centralizado, gobernad.o por el partido y lu buro­
cracia,
se apropia
la plusvalía
creada por el tr_ahajo
de
lo,s obre­
ros

y
la utiliza
para
cubrir sus neceE1ida~ es decir, esencial­
mente para el desarrollo 'de la, economía nacional-socializada,
pero también para acrecentar . los privilegios materiales de la
arietocracia del partido

y
la burocracia ... Es decir, de 1-a "nueva
clase",
como afinnó el
yugoslavo .Ojilas.»
Luis Moure Mariño, en su articulo _ de tercera plana de ABC del 4
de
mayo de-1979 _DICTADURA BUROCRÁTICA, comentando el libro de los
estudiantes
polacos Karol Modzelewski y Jacek Kuron, escribe:
«·En torno ai esclavizante · control burocrático imperante en
los países del :Este, acabo de· leer un lihro --SocialismQ o bu.
701
Fundaci\363n Speiro

roc:racia----, del que. son autores los. estudiantes polacos Karol
Modr:elewski y Jaeek Kuron, ambos expulsados del

partido por
su labor
critica. Los autores fueron defenestrados por

sostener
que «el, Es Üstas", no es un. ES/4tlo obrero, rii siquiera degenerado, .sino que
con.sti'tWye un. instrum.~ en manos de una -clase: la burocra­
cia: pdUtka central;». Es la h~ocracia política central la propie­
taria de los medi~s d'e producción, por lo que el sistema, «cons­
tituye un nuevo modelo de explatacilm de la clase obrera>. La
clase -0:hrera es la principal creadora de la renta; pero la buro­
cracia ipolítica -central controla y dispone de los medios de pro­
ducción. Por
su part~ los campes.inos también son expoliados
por

la
burocracia central,-que les arrebata el 75 por 100 de sus
cosechas.
Los obreros no

tienen
más recurso
que
vende~ su fuerza
de trabajo al único comprador: la burocracia política central,
que les paga el salario minimo para la subsistencia. Por eso, los
dos
.so.cialistas polacos proponen como- meta el exterminio de la
nueva aristocraeia burocrática. «La revolución ~
-dicen-afect,a al movimiento .,.evolucionario mundial. No es
un asunto exclu,ivamente polaco: afecta a todos lo, poi,.. bu,o­
cnltiéoo industri,J/,kl1do,: Ch...,.¡<>vaquÜ,, República Democráti­
ca Al-Hrtn@'Ía y ta Unión Soviética.»
,He aquí por donde la que había de ser "dictadura del pro­
letariado" se 1m. convertido en la ldietadura de lar burocracia del
partido único BObre el proletariado~ Y esto se sabe muy bien
en Europa.>
La inflacl6n y la elevación de precios no han sido evitados en los
países comunistas pese a la socialización de su economía.
Alfonso Barra, en su cr6nica desde Londres, LA INFLACIÓN INVADE LOS
PAfsEs DEL BLOQUE SOciALISTA. Los PAÍSEs-DEL COMBCÓN SUFREN ELEVA­
CIÓN DE PRECIOS y ESCASEZ DE ARTfcm.OS DE PRIMERA NECESIDAD, publica­
da en ABC del 14 de enero de 1975, ya' lo advertía:
702
«No hay que cargar la ploma con tinta dhina para describir
los sinsabores de lai democracias, asediada& por lo's problemas
externos, por m 1imitaei6n doméstica y por un mundo de con­
tradicciones muy düieil de superar. Pero la tinta para presentar
al mundo
marxista no es rosácea precisamente.
,Las autoridadeé
húngaras han -elevado un 110 por 100 el pre­
cio del earhuranl'e y de _las primeras materias. --Esos dirigentes
no

.siguen la
doctrina de l31lS correligionarios británicos y piden
más tr;abajo y menos consumo para honrar ·a Marx y Lenin.
Fundaci\363n Speiro

Rusia aigu.e siendo el gran foco de primeras materias dentro
del C.O.M.E.C.O.N, el mercado común socialilfta. Los precios
son
fijados cada cinco afios, y ahora llega e-1 momento. de revi­
sarlos
para

el
próximo quinquenio. F.s el agua del embalse en
vísperas de abrir las compuertas.»
y

los
salarios, un 16 por 100 solamente. En Hungría, los produc­
tos
del
campo experimentaron alzas .superiores al 16 por 100. La
reacción de las autoridades fue prometer una lluvia reconfortan•
te, a precios muy amistoaos, de refrigerado~ ventiladores y
máquinas de lavar. Desgraciadamente se imp1180 la sequía total.
»En Rusia sigue vigente la pena de muerte contra los estra­
poolistas. Actualmente los
preeios

de los productos agrarios son
más bajos que los costes. No está 1'6jos de dar la salida a los
precios, y

mientras
tanto los especialistas del mercado negro
acumulan sus rublos.
>En Polonia los recién casados tienen que amuehlar sus nidos
de amor a
base de ilusiones, que suelen ser baratas. Faltan

los
muebles
esenciales para aquella ooyuntnra sentimental.

Los pla­
nificadores
polacos dicen que en los ocho años venideros las
parejas tendrán que fortalecer la columna v-ertebral con la pro­
ducción de tarima de abeto. También en la Unión Soviética hay
escasez de mueble1t

y
según los
maliciosos
aburguesados, será
remediadai
con

madera
prensada, a
base de
las instancias de
los compradores frustrados.
>En Rusia no hay tomillos suficientes para loa muebles, ni
toallas
ni
el papel que la civilización inventó para loa cuartos
de aseo. Escasean los cubiertos, los cacharros de cocina:, las ca­
misas de caballero para campo y playa. Las bicicletas, los autos
y los vestidos para las rusas de silueta rococó.»
Y en ese ambiente:
«Todor Zhivkov, jefe del comunismo búlgaro, ha dicho: "He~
mos de liquidar los e&fuerzoa aburguesados de ciertos grupo~
que exigen más y que se llevan más de lo que aportan al país".
Después de salva de saludo, ha n,dondeado así sn advertencia:
"Los bienes no

caen del
cielo. En
la talega de
Santa Claus sólo
encontramos los regalos que noaotros mÍ8tnOB metemos en ella.">
Es evidente que en esa coyuntura suban los salarios. El tema fue con­
templado
tamblln en ABC el 8 de enero de 1977, en su cr6nica desde
703
Fundaci\363n Speiro

Moscú por Ramón .Pedrós, con el título REAroSTB GENERAL DE PRECIOS EN
LA UNIÓN .SoVIÉTICA. SUBEN LOS SALARIOS, QUE PARA DENI'RO DB TRES AÑOS
ALCANZARÁN UNA ·MEDIA DE 15.000 PESETAS. Según esa Cróizica:
económico.
_Se acabó el año, se hizo balan.ce ,estatal, se reajus­
tan precioa y salarios, porque aquí no suele decirse que las cosas
s~ o bajen, sino que ~se cambian" los precios, y así van to­
mando ew,rpo las mediilao adoptado& en el XXV Congreso del
I\C.U.S., que fue cuando se trazaron las líneas general'CS dentro
del programa de m&jora del niv-el de vida del pueblo soviético.>
cR1,cientemente se iba anunciBJdo que, como preveía el X Plan,
se subirán
a partir de est-e año los salarios para

llegar a 1980,
al térmiD<> del quinquenio, a la media de 170 rublos al mes
(unas 15.000 pesetas). En Moscú un par de zapato& de cuero
vale 5.400, un abrigo de invieirno_ puede ir de 8.000 a 18.000 pe­
setas,
o sea, basllante más que un sueldo mensual; un kilo de
pan vale 4-2 pesetas, un kilo de azúcar sa:le a 89 pesetas, y, si e.s
cierto
que el transporte público ee uno de los servicio& más
baratos del mundo (el trolebús, euatro pesetas, y e1 Metro, cinco),
un automóvil, tipo utilitario, de la marea ccJignli", algo así como
la Seat española, cuesta 540.000 pesetas.>
Pero en esos paises las huelgas no existen. _Con el título MÁS QUE
INGENIOSO, en su columna "MERIDIANO BcoNÓMico", ya desaparecida a
pesar de su indudable interés,
Diego Jalón, en ABC del 14 de junio de
1976, lo coment6:
704
«Lie pregunta a Giovanni Agnelli, en el .coloquio de remate
a su
conferencia en Madrid, sobre

los modos o maneras de evitar
Las huelgas. El

presidente de
la Fiat contesta rápido: "Sólo con
los
métodos- de la Europa del Este."
»¿Por qué no menearlo un poquito? ¿Por qué no repasar
los tópicos par, al modo unam.unesco, librarnos de su malefi­
cio? La Europa del Este. ·es la Europa en poder del ·eom-onismo;
la Europa de organización política y organización económica
com;unista. Así, el sentido m.ás auténtico de la reapuesta del
grande
y

genial
empresario italiano puede formularse, sin trai•
ción alguna a su pensamiento, de esa otra manera: solamente
se evita ia huelga con los métodos comunistas.>
Fundaci\363n Speiro

«La huelga -reivindicativa de elewciones salariale&y condi­
ciones de
trabajo mejores, etc.-tiene lógicai, frente a loa em­
presarios privados. Pero cuando el empresario único, en todos
los
sectores, -es el Estado, cualquier huelga queda vacía de· con­
tenido laboral,
y únicamente significa rebelión palítica.»
«La respuesta de Agnelli -bien conocedor de la Europa del
Este-no es, insisto, un chiste. Salvo que lo fuera de ese gé­
rrero que se llama ''humor negro".>
Resulta aqui oportuno el dístico que J. C. López Lozano coloc6 en­
cabezando su

citado artículo
LA HORA RECONSTITUYENTE:
«No -existe hoy un régimen político a 1a vez socialista y de­
mocrátieo.
Todos

los regímenes
socialistas son dictaduras.
»Maurice Duverger,
en Letre Ouverte aux Socüilistes.>
Como, él mismo, dice en su artfculo:
«Cuando el Estado detenta a la vez lo esencial del poder
económico
y la totalidad del poder poilítico-, la libertad está en
tran<~e de muerte. Cuando

no es
eada ciudadano,
produetor o
eonaumidor, quien puede decir lo que es bueno y lo que es
malo, cuando ha de hacerlo exclusivamente un aerópago de bu­
rócratas y de políticos omniscientes, a buen seguro, la libertad
ha
muerto. La multiplicación de empresas privadas y Ubres en
sus
movimientos, la competencia entre ellas sobre

un
mercado
social, son
los mejores garantes de la libertad de

los ciudadanos.
"En nuestro país

(Rusia), el hombre, el
pueblo, habiendo
con­
fiado una
vez para todas sus derechos al Estado, no tiene que
decidir lo que es benéfico para el ciudadano y lo que no lo es .. ,
como
ha
escrito en Le Fígaro Andrei Sini-avski.
V. ¿PuEDB HUMANIZARSE EL SOCIALISMO MAllXISTA'/
Ast se ha pretendido y se pretende. El tema ha sido tratado por Faus­
tino Gutiérrez Alviz, en tercera plana. de ABC del 21 de abril de 1978,
con el titulo
UNA DEMOCRACIA HUMANISTA.
« ... los inbmtos actuales de humanizarlo, presentando el mar­
xismo
como un método (Garaudy), que trata de hacer compa­
tible un mundo socializado_ con el reconocimiento de un cierto
número de valores humanos.
705
Fundaci\363n Speiro

>Frente a la reelidad de la Europa socialista totalitaria hemos
de poner en duda las afirmaciones democráticas de los partidos
que se califican· de marxistas y se autodefinen como democrá­
ticos. Cierto que prometen y hablan de una nueva libertad, a
la
que dicen. se llegaf'á tras destruir el despotismo de la indigen­
cia y las trabas ddl. sistema económico vigente.
>Pero
allí donde el marxismo impera. la promesa de una
mayor !liberta·d no se ha logrado, ni en el orden de lo político
ni en la iesfera de lo eeon6mico.
>Tai bandera ciertamente
ha

llevado
al socialismo a muchos
liberales
y

a
muchos otros hombres inspirados de sanos criterios
humanistas. Muchos inteleetuales pensaron que el socialismo po­
día conducir a la libertad. Para los que así creyeron les resultó
incancebilile
el comprobar m etTOT al verificar que el materia­
lismo marxista liberador bar conducido a iJo opuesto de la libertad.
>Es lil gran tragedia que espera a

los que quieran comprobar
en carne propia cómo d camino de la libertad que ee promete
por todos los geguidores de las tesis de C. Marx, en sus diversas
matizaciones, conduce, de hecho, por la vía de la esclavitud. El
completo
colapso de

la
creencia en que son asequibles la liber­
tad
y la igualdad· a través del :mancismo, lleva a recorrer el ca­
mino hacia. una sociedad negativa,

totalitaria,
de sometimiento
y

desigualdad,
escribi6 P. Dlincker.>
Eulogio Ramírez, en EL PENSAMIENTO NAVARRO del 3 I de
diciembre de 1976, bajo el interrogativo dtulo ¿EL SOCIALISMO ES LIBER­
TAD?, también tocó la cuestión enunciada.
706
«No importa que sea notorio e:l hecho de qu& allí donde
mandan en exclusiva los socialistas, los periodistas son privados
de los libertades más elementales. Lá liliertad -en los perio­
distas,
como en todo&- tiene eso: que ee suicida, como observan
tanto d. Proudbon decepcionado ·en sus Cm,,fesíones ... , como el
proreaor do Instituciones, J. Ellul, en Trahison, de rOccúJ,enz.
:tiEn
ninguna parte han conseguido "el socialismo en la li­
bertad loa socialistas". Da
fe de ello, p. ej., ·ol profC10r marxista
Roger Garaudy (expulsado del Partido Comunista Francés) en
su obra
Kari Man" pág. 300: "La lucha conducida por Lenin y
por
el partido bolchevique contra el revisionismo y 1'1. oporto.­
nÍ'smo hizo posible la revolución socialista de octubre. Y la ex•
perieneia histórica más comtante · ha mostrado que cuando se
abandonaba 'el
manismo, los socialista& en el poder no podían
instaurar el socialismo: de Inglaterra a Australia. de Nueva Ze-
Fundaci\363n Speiro

landa a Alemania y a Escandina~ -el socialismo no marxista
se
ha revelado como una variante de la gerencia de los intereses
fundamentales de1 capitalismo."
>Sucede, pues, que el 80cialismo no marxista, "el socialismo
en
la libertad", "el revisioni&mo.", "el oportunismo"

de los
W. Brandt, los B. Kreisk.y, los Olof Palme, ere., ni corrigen 1-as
injusticias estructurales del capitalismo ni aportan los bienes
paradisíacos
del so'cialismo. Es lo miemo que les ha sucedido
a

los
soeudistas espaftoles cu.ando han aceedido al poder.>
« ... si lo que pretende: ·el socialismo-es, sobre todo, 18! justicia
&0eild, será forzoso que le quite la libertad a todos aqnellos que
los socialistas crean que están cometiendo injusticias_ Pero, en­
tonces, no se podrá consegni.r el socialimio en la libertad, sino
el ,ocialiamo sin libertad, dictado, imperado, &, claro que la
j118tieia soeiail y la justicia a secas no se producen nunca en el
mundo
por generación espontánea y como resultado del libre
juego de
las lihertadea individua:les. Precisamente porque el ea­
pitalimw espontáneo
o salvaje no ha conseguido la jUBt:ici:a ea­
J)Oniáneamente es por· lo que ha sobrevenido en el mundo el
socialismo-, como intento para corregir 'Y superar el capitalismo.
Pero
los

socialismos
realizados huta ahora, lejos de haber con­
seguido la j:ustieia en la libertad, lo que han logrado ea una
mayor
injusticia, después de hllfflr mprimi~·o toda ~ de li­
hertadea, no sólo-la de empresa económica y de mercado, sino
las
de informacionea, eirculaci~ ·asociación y reunión. Y no
por
""sualidad: quien haya leido El Esta,J,, y la Revolución,
de Lenin, que fue no más que .socialista --el comunismo sólo
ha sido prometido para 1980 por Kruschef-, sabrá que en la
estrategia soeiailista a la por ellos llamada "dictadura de ]a bur­
guesía"
o demoeraci-a parlamentaria, le 51leede la "dictadura del
proletariado", qne, según ~ ha de ser mucho más rigurosa
que

la
otra. Lo encontraba aaí también e1 es. comunitta Albert
Camm en polémica con W. D. Ormesson: no ha sido posible
hallar el punto medio entre justicia y libertad, ue1 socialismo
en la libertad" es sólo un señuelo, para embaucar al pueblo y
que pique.>
Este tipo de social.ismo ea el que propugnan los socialistas españoles,
que usaron afirmativamente como slogan electoral "El socialismo u li­
bertad". Eulogio R.amírez, en el mismo articulo, tambiln lo comentó:
707
Fundaci\363n Speiro

< .•• ~ ~ pr-ocl.ama el .socialismo en la ..J.ibertad es que
se da por averiguado que en el mundo no existe sociail.ismo que
se haya conseguido y que !!-uhei:ste merced· a

la
libertad. Lo

cual,
en hlll8D& lógica y en buena sociología (en buena filosofía ra­
cional y en buena ciencia empírica); autoriza a pensar que el
tal socialismo en 'la libertad es una mera utopía.»-
Pero, como pregunt6 Gonzalo Femández de la Mora, en su artículo
EL PROGRAMA SOCIALISTA, en ABC del 29 de diciembre de 1976:
~ ¿ Qué harían los socialistm:s e.spafiolee si llegaran al poder?
Una parte de la respueeta se encuentra en el volumen que, bajo
el tín,lo Programas económicos en /,a al ·acaba de publicano, y en. el eual definen 8118 posi:ciones-dos for-­
maciones comunistas -d. PCE, o .Partido Comunista de Espafia
!Carrillo), y el PTE, o Partido del Trabajo de E&pafia-, dos
socialistas -el PSOE, o Partido Soeialiña Obrero Eapaiiol, y
el PSP, o

Partido
Socialista-Popular (T!iemo)-y dos socialde­
mócratas --ID,
o Izquierda Democrática (Ruiz-Giménez), y

el
FSD,
o Fedenlción SÓcialdemócrata.-. Los documentos corres­
pondientes
a estas dos últimas sig1as son · poco programáticos;
pero, en cambio, son IJaatante explícitos los restantes.»
Despuls de reseliar los puntos básicos de los documentos publicados
en el indicado volumen, concluye
Gonzalo Férnández de la Mora:
cLa más S11Stantiva revelación de este documento e& una in­
sólita homogeneidad entre el programa comunista y el socialista.
Nuestro ·socialismo -88 está pareciendo poco a los socialismos
anticomunistas de A:1.-emania Occident.a:I, de Á.118tria, de Inglaterra
o
de los países nórdieoe. En cambio, se asemeja demasiad<» al
"socialismo" del Este. Muchos de los objetivos do! PSOE se
articuladan bien en el contexto, pot ejei:qplo, del Berlín orfon­
t>al; pero_ serian impensables en el occidental.>
Diego
Jalón, en su columna del 30 de diciembre de 1976, en ABC,
con el título DICTADUllA ESTATAL, lo coment6:
708
«Gonzalo Fernández ele la Mora ee ha tomado el ,trabajo, nada
inoportuno-t de resumir de un libro, para un artículo· en ABC,
el programa económico en cuyas líneas generales coinciden las
f-ormaciones comunistas y soclmistaa, con algún otro acompa­
ñamiento, que se mueven en la pluralidad económica del país.
>El resumen se ~tra -en ocho -puntos: abolición de la
Fundaci\363n Speiro

propiedad, nacionalizaciones del crédito, de il:a industria. y de
la sanidad, sooialización del suelo, estatalización de la enseñanza,
calectivización del campo y autogestión empresari-al.
>Están,, pues, en lo de siempre. En las formulacioD.eB prime­
ras. Eo la aburrida repetición de lo ya ensayado y fracasado
en todos parres ...
« Y segri:imoa, naturaimente, .asistiendo a una implacable im­
pugnación de la libertad en todos sus. aspectos, porque sin li­
bertad económial no hay lib_ertad política. Cmdqnier naciona­
lización, esllatalización, socialización o colectivización se tradu­
oon inmediata e inevitahl'tmlente en negaciones plenas de la
libertad: de la libertad de poseer y la libertad de decidir, de
la libertad de aer y la libertad de eatar, de la libertad de tra­
bajar y la libertad de emprender ...
>Nos okecen una dictadura estatal -o de grupos filiales del
Estado-, que propietaria de todo, de las fuente& de energía y
de los antihiótieo&, del dinero y de los lih«-os ,de wxto, del Slleio
y el cielo, se encar~á de ordenar nuestra vida a mayor gloria
de 1a. sociedad. Porque nosotros. abandonados a la imbecilidad
congénita que se nos cafoula,. a la imprevisión gue ae nos atri­
buye, a la maldad que se no& pre.supone, nosotros no aabriamo.s
ni ser feli~ ni Ber responsables, ni ser dignos. En cambio,
"nacion:alizados", "estatal.izados"
o "co1'ectivizados" ... , todo será
coser ry cantar. ¡Como aaHda de una dictad~ no está: nada mal
el invento!
»Sutiles escritores,, muy sociales, profundos o que ofrecen
grande sensación de profundidad enturbiando la pro~ prosi­
guen, aun después; de lo llovido, el elogio_ del prestigio del so­
ci·alismo. Como ea ·algwm de sm a·cepciones se relaciona el pres­
tigio con 1a magi~ supongo que será por razones mágicas. Porque
si buscan fundamentos en la experiencia --y no excluyo de ésta
muchas y muy exactas consOO.staciones teóricas--no· se me ail­
canza de dónde pueden obtener semejante convencimiento.
>Para mí, aunque fne.re:e hasta el límite mi ~apa,cidad de
comprensión, sigue siendo asombrosa !la duda cuando se trata
de elegir entt:e mi servidumbre a la máquina estatal Y la Hher­
t.ad humana,
a la que tengo derecho.>
VI. LA POLfnCA SOCIALISTA EN LOS PAÍSES DEL OCCIDENTE EUR_OPEO
Al hablar de esa poUtica socialista, no nos referimos solamente a la
llevada a término por los partidos sodalistas cuando alcanzan el poder,
709
Fundaci\363n Speiro

sino también a las de los socialdem6cratas, de ioJi nacionalsocialismos y
fascismo. e, incluso, a la pOlítica iniciada· durante el pasado régimen es­
pañol, que huj, prosiguen, corregida y aumentada con todos sus incon­
venientes, pero sin ninguna de
sus múltiples ventajas, quienes actualmente
détentan el poder político.
Diego Jalón, en su "MERIDIANO ECONÓMICO", de ABC del 30 de marzo
de 1976, formul6 como título la pregunta ¿SoclALlsMo UBERAL?, a la
que avanzó -esta réspuesta:
« ... por infinitas maniobras políticas, de6de pragmatismos de
realidad se fabrican mezclas generadoras d6 una "nueva econo­
mía", en la cual el socialismo parece absorber grande& dosis de
libertad y el liberalismo tolera no menor-es dosis de planifica­
ción y nácionaJizaciol'l.e6.
»Pero, ¿no ocurrirá,. como han estudiado, explican y afirman
grandes teóricos, que a e&ta mezcla se deben,, 'precisamente-, la
inilaoión y los otros cien deeaiustes tan evidente111 y acerba­
mente criticados que padecen las economías nacionales hoy?»
¿Por qué es así?
Pierre de Calan, economista francés, autor de LE.s JOURS QUI VIENNENT
y CHERE INFLATION, lo erplica bajo el títúlo NATIONALISBR: ANTI-PROGRÉS.
710
« ... -desde el punto de vista económico, la razón demuestra,
y la experiencia enseña, que una nacionalización entraiia fatal.
mente con.secuencia& costosa& para la eo-muriidad.
»Los hombres no se discuten. De modo muy general, los di­
rigentes de empresas nacionalizadas ·no son inferiores ni en com­
petend111, ni en entrega, ni en los -cuidados de· una buena gerencia,
a loe jeres de empresas privad... Es el mismo hecho de la
naeionaHzación lo que segrega cierta cantidad de debilidades o
de
daños económieos.>
¿Por qui? •..•
«El Estado es i>atrón mal dotado para resistir las reivindi­
caciones· sociales abusivas. Jurídi-camente,
a menudo, se halla
vinculado por la-s reglametaci.ones privilegiada& consentidH al
personal. PoUticamenl!e se halla sometido a presiones que no
sufren los negocios privados. No es por mera cawalidad qne
las empresas nacionales ejercen frecuente,mente un papel de enw
tremamiento en
,Jas abas de salarios infiacioni'Stas. Implicado
Fundaci\363n Speiro

en sus propioe conflictos, el Estado patrono resulta - impotente
para -conservar su papel de árhitr:o en los que afectan al sector privado. Cuanto más se extienden las nacionalizaciones, tanto menos, en materia social, ti-ene verdaderos recursos políticos. Aunque sometidas ·a presiones sociales más rudas, en cambio, las
empresas nacionales su&-en construcciones económicas menos pe­sadas. El Estado accionista no, se inmuta apenas de -no alcanzar ningún dividendo, y las empreeae nacionalizadas -saben que tie­nen asegurada su sobrevivencia, sea cual fuere el resultado-de su gestión. Cierto: número de nacionalizaciones, ¿ acaso no han
tenido
ia úniicia finalidad de asegurar el mantenimiento de ac­
tividades condenada& normahnente
a desaparecer? Entrar en el
sector nacionalizado es entrar
en

la
inmortafülad. Sea la que
fuere, la calidad de los hombres ---y repito que la de los res­
ponsables
de !las empresas públicas- no está en discusión-----, la seguridad absoluta conlleva fatalmente un

menor rigor,
al mismo tiempo que a una mayor rigidez de estructÍlnts: y ,de efectivos. Incluso para aquellas 'elllpr:esas nacionaliza~ que en principio están sometidas

a la
coneur:ren-eia, ésta está siempre más o me­nos falseada, a su favOI", por lo menos en los malos pasos.
»Pero hay algo más gt'ave: la gestión de una empresa e&-11atal se halla inevitablemente sometida a diversas conBideracio­
nes de carácter no económico, "---sean políticas, en el sentido
noble de
!la palabra, o

bien
mediocremente electorales-que la apesantan y adulte:ran. Fre~temente, por otra parte, se jus­
tifican bs nacionalimcionea por la necesidad -de dar lugar a tales consideraciones. Políticamente puede discutirse este punto
de vista.
Pero, ¿có"w.o pretiender, seguidamente, que las empre­sas nacio-nalizadas sean. regidas, desde el punto de vista econó­
mico, como lu empresas privadas?»
Aún hay otro inconveniente más:
«... pueato que d. Estado accionista no les sum1m1rtra los fondos propios que necesitan, porque la mediocridad de sus re­sultados no les permiten a:leanzatr los recursos de

autofinaneia­
ción necesarios, las empre8ll8 nacio.rudizadas- son griandes come­
doras

de
capitales de empréstitos. Así, pues, por presiones de
su política
salarial, por la rigidez de sus estructuras, por las
distoraio_nes que sufre su
gestión,· por la importancia de sus cargas financieras, las empresas estatales son empresas más

caras,
eon precios de reposición más elevados (en igualdad de todas
711
Fundaci\363n Speiro

las cosa-e., incluido el valor de sus homhi-es) que sus homólogas
del sector privado. Por ello, la eficacia y la competitividad del
sistema económico, en
su conjunto, no puede dejar de sufrirlo.
EL sector nacionalizado constituye Wl& zona, de menor ,resisten•
cia a las presiones inflaeioniBtas. La experiencia muestra una
evidente ~ón entre, __ la gravedad del mal inflacionario, que
cada país safre, y .]-. parte de la actividad nacional qne, directa
o indirectamente, ll6lllllfll el Estado.>
e.El ejemplo
de Gran Bretafi.a e Italia, sobre lu que pesa
un vasto sector nacionalizado, ¿no es acaso evidente?»
Pero no se trata s6lo de esto. Como Javier M. de Bedoya, expresiv~
mente

con el
título SUENAN LAS TRES CAMPANAS DE LA DECADENCIA, ha es­
crito en
INFORMACIONES del 21 de abril de 1977:
712
«Lo& partidos socialistas tienden a cerriarse por 511. dogmática
estatifica.dora en un igu:alitarismo proletarizante que no otorga
al pueMo otras funciones que a.sentir y trabaj811.", en claro con­
traste con lo ofrecido eo. el período de oposición al régimen
delibreemp,,,,,a.
:sd.a realidad es que los trabajad.ore&, "eompromoti.do1ll'' con
el espíritu. de esa luoha contra lo que elloa llaman "explota­
ción", no quieren delegar los an.tiguos ·poderes del empresario
en un,a nueva autoridad., por izquierdista que ésta sea; es decir,
no
qDi-eren empresario estatal ni dirección de la empresa atri­
buida a los líderes ~es; pretenden ser ello e mismos quie­
nes eonaerven los poderes decisorios de la empresa, dejando a
los sindicatos en su tarea de organizar ias resistencias generales
:&-ente a los .poderes de un Estado qu,e no dan por desaparecido,
en su idea borrosa de !J.a nueva sociedad que desean.
« Yo no sé si est:o:y apuntando adecuadamente a-la dramática
oontrailicción que va -a desp-rM la nueva época europea (que
ya está desgarrando a los países del Este) y que tiene su causa,
de un lado, en el coueeipto man:i.eta de la igualdad absoluta que
se ha de dar en cada persona paria ejercitar por igual el trabajo
int-eleetaal y manua!l, Bi -fm de no caer en, alienación, y, del otro
lado, en las soluciones eixtrema-damente jerarquizadas que im­
pone esa misma ideo:1.,gía marx:istB desde el Fstado. La batalla
eontra la eficacia productiva del .sistema capitalista se ha 11-evado
-en nombre de esta deseaQ igualdad, O'CUl.t!ando la rontradieción
con [os imperativos de un Fmtado-empresario. Donde hay pro-
Fundaci\363n Speiro

ducción para los demá& (no sólo para el consumo propio) tiene
que haber diferencias y i;epa:rto de tareas desiguales,. y con esas
diferencias surgen fas escalas de

autoridad y
dinero, poniendo
a:l descubierto qne el poder y d 6l1her biológicamente no son
dosificables individuailmente
en

términos
equivalentes. Al pre,.
tender

otro
orden, habrá que no producir para los demás, con
objeto de Berlo todo en nuestra propia y pequeña tarea produc­
tiva, o habrá que
creer que el poder del Estado es capaz de
hB'cernos iguales en la utilización

de
nuestras manos
y
.de nues­
tras mentes. Pero, en este caso, ¿ serán iguales a nosotros quienes
usen así el poder del :Estado para convertimos a todos en igual­
mente ignorantes, igualmente sabios e igualmente diestros? ¿No
es, acaso, irracional e6liB eupuel!IB dinámica de la igualdad tan
racionalista?
»Si la vida fuese a la medida de ~o que concibe nue&tra ra­
zón, no serí-amos er-eado~ sino creadores. Muchos suelen em­
peñarse en ser CQD.testatarios frente a nuestra naturaleza, no pu­
diendo
ser felic~ como el W erther de Goethe., más que imagi­
nando .. un mundo nuevamente estructurado"• como· si el disfrutar
espontáneamente del privilegio del existir (que a todos nos es
dado) fuese una embriaguez condenable, tal

y como
afirman
quienes hacen de la conaciencia ocítica el soporte único de au
actitud
vital.
»Precisamente, la •decadeocla" suele (X'odncirse en los pue­
blos a través de tres sones muy ~eramente perceptibles: el de
1a aceptación de la utopía mediante un racionalismo que se
esfuerza
en adecuarla a la realidad; el de una politizaci.ón de
1a vida S01Cia:1, que termina racional, pero excesivamente plani­
fircada, . y el de nna idealización del fnnclonario público comQ
prototipo del hombre que no soda, o inventa, no Bmeega y se
dedica todo el
día

a
organizar el trabajo de tos demás.>
«Por eso, sin tratar de desanimar a tantos neófitos como
tiene ah.0011 el &ocialismo, intmtto solamente que no se olvide
que una sociedad libre y amorosamente vivida, al margen de
teorías y OTganigramas,, necesita, para que todas ws autonomías
•eao posibles, de una personalización intensa del sentido de la
_,,..¡,¡¡!dad cíviea y prol\,sional, de una valoración de los
buenos propóeitoe morales de ada uno y de un.a sa.cralizaci6n
de la intimidad, esa área doncle ceda ser humano se ensaya en
negar oon varia fortuna los dietados de la "especie-especie" para
-ir
eseribimdo su historia ineanjeable en ejerci~io de unos de-
71.~
Fundaci\363n Speiro

rechos individualles muy ánteriores a los del Estado, muy ante­
riores a ese pobre reconocimi"'ento plasmado en el tratado de
Helsinki, tan reciente y tan inmmplido-.>
J. C. López Lozano, en su referido artículo LA HORA RBCONSTITUYBNTE,
después· de observar que no es sospechoso el nombre de Maurice Duver­
ger, del que como dístico cita la frase que antes hemos transcrito, añade:
«Pero si nos remontamos más en el tiempo y en la misma
Franci~ si llegamos nada menos qne a 1890, -encontraremos la
frase terminante de otro personaje aún menos eospeclh060: Jean
Jaurés: "Le oourage pou:r fentrepreneur dest '/;esprit d'entre,.
pri,se et le refus t1s recourir al rErat'. Por el oontrario, Lenin,
en 1917, adVertfa: "La sociedad toda entera será una sola fá­
brica y .un sollo e inmenso despacho". ¿Más el.aro?, el a,gua. La
cosa es Mtteilla: los raros países que perviven democrátl,camente
hoy en. el mundo iodos son capital.istas. Esto -parece que se olvida
en muchos .sectores partt'\listas españoles en esta hora constitu­
yente, que debía ser más· reconstituyente y tónica de lo que es.>
Y remacha que,
« ... preguntado uno de los: líderes de la omnipotente central
obrerista germana D.aill. eob.-., cmíl ora el problema más ur­
gemo
pan los asal..-mdos. de la República Federal, reepondi6:
»-La
~ de lo, márgen,,& de beneficio de las
empresas, a fin de asegumr zm "reprise" de las inversiones ...
>Así responden 1Dll08 sindicalistas no marxistas y no 81ljetos
• la diSCl"pl.ina total de .nn partido, oa d,,ci,, no politi,,adoe, no
proletarizados. Coin-ciden. con lllf!I empresas: hay que producir
más bienes a menos coste y eon menor esfuerzo.>
Gonzalo Femández de la Mora, en su attfculo LIBRE EMPRESA o TE­
RROR, publicado en ABC del 24 de mriyo de 1978, alude a cierta tercera
vfa
hoy propugnada.
714
tercera
vía marxislla" ~ están eoneentmndo su fuego sobre la libre
empresa: penalización del ahorro, desestímnlo -de la

inversión
y de la . productividad, -.angmamionto de los benelicioe, de­
sahucio de la autofinanciaci.6n y desmoralizaclón y descrédito
del 'eID:p:resarfo,. Y· haista prometen · -nberad.6n"; p«c, no olvide­
mos que allí donde la imptantación del modelo -·econ&mico SO·
Fundaci\363n Speiro

cialista ha suprimido la libre empresa, se ha instaurado el terror.
Esta 1mstitución de la libertad por la opresión no es un acci­
dente ocasional o enfermeda,d infflntil del marxismo: es un
efecto
ineluctable que responde a

una
ley de la mecánica co­
munitaria y, por eso, la historia conrtemporánea no registra una
sOOa excepción.
»Una sociedad industrial necesita ahorro, inversión y em­
pr~ y o son particulares o son públicos,. Donde se su.prime
la

iniciativa
privada., ese espacio lo ocupa el Estado. Las con­
secuencias políticas de tal rellevo son inmensas: incremento de
la opresión y pérdida ele la libertad.
»En una economía -de merea:do, J.a mayor parte dd aho1To
está constituido por las rentas que los individuos deciden no
consumir.
Es un -acto libérrimo que ejecutan con plena autono­
mÍ'a: pueden gastar o

capitalizar, Al
contrario, en 1ID!lt economía
soci~ 1a casi totalidad del ahorro-es estatal y viene coaeti­
vamenrte detraída de los salarios. A cada uno se le priva im­
perativamente de aquella fracción del producto de su trabajo
que el Gobierno determina. El ciudadano ea-rece de libertad
para ahornr o eon:sumi,r, son los burócratas los que mono,po­
lizan
J,a libertad de imponer autoritariamente el ahorro a los
demás. Este es un primer nivel de alienación: capitalizar por
orden mini81:erial.
»En una econom.út de mercado, la mayoc parte de la inver­
sión es privada-, Los ahorradores eligen libremente la colocación
de su capital en

función
de su vocación y de Lee espectativas
de beneficio, que
suelen ser mayores-en aquellos seictores sobre
los que más presiona la demanda. De donde resW-ta que tam­
hién los consumidores influyen libremente en el destino de los
capitales,
puesto que los orientan hacia la producción de los
bienes
más deseados. La inversión es, en sum~ el resultado· del
ejercicio de dos libertades ,complementarias: la del ahorrador
y la
del collSUlWdor. Inversamente,

en una economía socialista
el único titular de la libertad de invertir es la burocracia estatal.
Es
ella quien decide el volumen y el destino de las inversiones.
El
consumidor ha

de
resignarse a

adquirir no lo que
desea, sino
lo

que
loe funcionarios han decidido fabricar.

Y,
habitualmente.
las preferencias· inversoras del Estado se dirigen hacia aquellos
sectores qne permiten aumentar no el nivel de .vida de los ciu­
dadan"9
sino

el poder
político de los gobernantes en el interior
y

en
el exterior. De ahí la carr~a policíaca y armamentística, de
laa naciones socialistas, .donde siempre

habrá menos
mantequilla
Fundaci\363n Speiro

que cafíones. El miembro de una sociedad marxista financia
inversiones

de
las que no

se
benefi~ y tiene que limitar r;u
consumo 81 catálogo del arbil!rismo oficial. Es un segando uivel
de aUenaeión.
»En una economía ·de mercado, rodio el mundo tiene la po·
-eibillidadi de ser -empresario-, es decir, de icorrer el riesgo_ de las
,pérdidas c0;n la esperanza de los benef"Jcios para, en definitiva,
Cl"ear p~os de· trabe.jo y renta nacional. Esta: es una de las
visa más directas

y
trans¡mrentes · de

autorrealización personal y
de ejercicio de la Hbertad. Dentro-de este esquema, el asala­
riado puede elegir patrón, nego:ci.ar las eondieiones lahorailes,
sindi~ declanrse en huelga, traaladar su residencia, y recu­
nir, en easo· de conflicto, a- tribunales independientes. :En suma,
libre iniciativa para el empre,ario y ·para ei amdadado. En cam­
b.io, según el modello socialista, sólo el buróerata puede ser em­
presario, y todos los asalariados dependen de un patrón único
que es el Estado, con el cual no pueden ni enfrentarse ni ne­
goci-ar. Ni siquiera· pueden cambiar de empleo. Y la única ins­
tancia de apelación es ~ Estado, que actúa como juez y parte.
Ese patrón es el más poderoso de }09 imaginables, porque es
di empresario de todas las empresas, ·el único dador de trabajo
y, odemás, el detentador de todos 1 .. poderes polltieos; es el
supermonopolio soeioeconómfoo. Es d. Estado quien decide cuán·
to
ha de abonar al trabajador, y qné pluEWa:Iía retendri para la
bnromtcla del partido y para inversiones públieas. Ante este
patrón omnipotente, ol trabajador, o se somete, o se condena.
F.s un tercer niveJl de aUenacióu.
»En el caso de los traba)jadores intelectuales, la alienación no
es sólo física y econó.mfoa, es

también
mental ...
>El modelo económico socialista ofrece a los ·resentidos la
eliminación
de los empresarios que han triunfado. F.eta es im
promesa; pero la cumple al precio de un nuevo palrón defini­
tivamente ~ de salarios más ·bajos y, sobre todo, de la
alienación socioeconóm:ica y de la pérdida de la libertad. Pacto
tan
dnramenre leonino como trágicamente fánstieo.>
Digamos, en un inciso, que Diego Jalón, en su "MERIDIANO EcoN6-
MICO", de ABC de 17 de febrero de 1977, con el titulo NACIONALIZACIO·
NES, dice de lsta,1:
716
« .... Tienen siempre que hacerse 11r la fuerza, con la fuerza coac­
tiva gu.bemamental, ·porque quienes depositaron vollnntariamente
Fundaci\363n Speiro

sus ahorros en empresas privadas no quieren transferirlos a
empresas
púbUcas.>
Y pregunta y contesta:
«¿Quién quiere, entonces, ias nacionalizaciones? Aventuro
una respue&taa: las desean y las promueven fos burócratas y los
tocnócra-tas -del organigrama gobeTnamen de los partidos---porque ,así pueden ser ellos, o jugar a aerlo,
empresarios. Es dee:ir, algo que jamás alcanzarían a ser -con
'lucro, influe:ncla y categoría-sin

el bizarro
cuento de
las na­
cionalizaciones.>
Pero el mal de los socialismos occidentales no se centra hoy especial­
mente en
las nacionalizaciones. Dados

los
malos resultados
de muchas
de las efectuadas, ni el partido laborista inglés, ni el socialismo
alemán,
insisten

apenas en ellas. Tampoco los partidos socialdemócratas. Ni
las
han efectuado de mddo principal en su política socializante los regímenes
autoritarios. El mal se centra en la
socializaci6n del
consumo. El mal
social se orienta
hoy en

la
polftica fiscal y de cargas sociales, de una
parte, y con las prestaciones sociales que el Estado efectúa por la vta de la seguridad social
y de la igualdad de oportunidades, en la forma y
medida
en que se efectúan.
Algunas de
sus
consecuencias
las hemos
visto
referidas

por
Salieron, con rej-erencia a Francia, en un anterior epígrafe
de estas
Ilustraciones dedicadas al socialismo. Lo cierto es que hoy se
Invierte la vieia fábula de

la
cigarra y la

hormiga.
Asf lo
ha expuesto
plásticamente en

el diario
LINEA, de Murcia, Mario Socia en su artículo
precisamente

titulado
LA CIGARRA Y LA HORMIGA, que reproducimos fnte­
gramente a

continuación:
«Si La Fontaine hubiera vivido en nueatroa d,í,as y tenido la
ocurrencia de escribir fábulas, probablemente no habría ensaJ.
zado a la hormi~ denigrando a su cantarina antagonista. Y no
fo
habría hecho porque si en su tiempo constituiai un mérito
d ahorro, en el presente eonstituye una estupidez o, por lo
menos, de mil nmnera& pretenden haeémoa'lo creer así. Entonces,
ya sea por 1-a firmeza de 1as instituciones po;Jticas, ya por la so­
lidez de la moneda. ya por ser relativa,mente escaeoe o ea.ros
los bienes ñmgib'les, resultaba

buen
negocio acopiar unos cuan­
tos montones
de ánreas libras y atesorarlas o invertirlas en tie­
rras, valores del Estado o acciones d'e compañías comerciales.
Proceder
de esta guisa demostraba, por lo tanto, mia sensatez
717
Fundaci\363n Speiro

718 de
la que
carecía el derrochador, por mucho que se burlase
Moliere do los ·previsores, caricaturizándolos en su Harpagón.
»Hoy, la inflación, los impuestos,, las expoliaciones realizadas
con cualquier pretexto, se encargan de desalentar incluso al
ahorrado,r más animoso. Y más que eetos hechos es el conven­
,cimiento gen:erall de hallarse el Estado . en la obligación de pro·
veer t1 las necesidades de sus súbditos, lo que, induce a vivir
al dí°' confiando en que la burocracia se encargará del alimento,
el albergue y la ropa, igual que da Dios do -comer a las aves
del cielo y viste a-los lirios del campo. Por añadidura, pe,rtene;.
cen las hormigas a una especie desacreditada por hogar contra
ciertas corrientes del mundo actual: son. conservadoras. Y no
ea de extrañar tal actitud, teniendo no sólo en cuenta que quien
guarda dinero supone que éste seguirá valiendo lo mismo du­
rante largo tiempo, y que tal constancia cabe mantener!l:a, úni­
camente por medio de la é6tabiHdad so~ sino que ei duefio
de hacienda propia es independiente, no precisa de tutela· ni
beneficio alguno, confía principalmente en su emleno para
salir de
cualquier atolladero y,

una
vez en
tierra firme, defiende
con
uñas y dientes !lo que ha conseguido. Pero esa independen­
cia, como advertimos, se halle en entredicho por los ideólogos
·e ideologuillos· totalitarios, que no la admiten ili en .. política ni
en economía..
».Por el contrario, ya no es la cigarra únicamerite el despre­
ocupado de antafio, que pasa el calor del verano ee&teando y
cantando sin pel1S8T en el invierno; ahora d. despreocnpa:do tiene
una providencia que subsana 11u desidia; su imprevisión, su
ligereza, ·amén de que oye ·continnoe, elogios por su desarraigo,
poc seguir dócilmente ·a toda elase de demagogia,

por
abdicar
de su personalidad en manos

de un
partido, de

un
sindicato, de
un jefe' ,omnipotente y· omniscient-e. A eamhio de poco trabajo,
o -de trabajc, de escasa calidad, ·obtiene mwilio. Además, se le
evita la funeéta necesidad de -pensar y se· le aparta de--los des­
peñaderos donde suele caerse la v~luntad autónoma: se halla
sometido a
tutela perpetua; ministerios, comisiones, peritos de
varia índolle determinan cómo ha de vivir, cuándo descan&a!l'á,
qué·
vivienda precisa, ·cuáles ideas debe· aprender; su libertad
se
re8'tringe sin cesar; decae su capacidad creadora; el -orgullo
de
sentirse poseedor de

algo, de no
confiar en su ingenio

y en
BU empuj~ es para él un sentimiento exótico, en cuyo lug&l'
ha deea·rrollado la habilidad de llenar formularios pera, solicitar
de su Gobierno 1o que éste con mano próvida le ofrezca. Así
Fundaci\363n Speiro

están satisfechos sus apetitos y no interrnmpe su canto el allegre
hemíptero.
»Pero la versión, nueva de nuestro cuentecillo no es, entera
de
color de roBB.
»Tiende l'III cigarra, fiel a su índole original, a gastar cada
vez más y a laborar siempre menos. Semejante inclinación puede
ser causa de amenos
relatos; sin embargo, es funesta en econo­
mía,

ya que la
producción regular

y constante de toda
clase de
hie-nes,

indluidos
los fungibles, se cimenta en esa P'3rte de dinero,
de fuerza, de recursos técnicos o de mercancías que se detraigan
del consumo.
»¿ Cómo terminará, pues, el apólogo moderno de la cigarra
y la hormiga? Quizá persuadiéndose a la primera a gasl'all" menos,
a alargar la jornada de trabajo, a prever y atesorar; y tail sería
la mejor solución. Quizá asumiendo la nodriza estatal 1a fun­
ción
de la hormigai: cortando drásticamente lo que no sea cu­
brirse las carnes y llenar la andorga, rebajando los sueldos,
devaluando de tiompo en tiempo la moned'a, imponiendo diver­
sas formas
de esclavitud, tail como lo haeen los regímenes co­
lectivistas. Y ésta, hay que eoniemrlo, es la consecuencia lógfoa,
aunque
no la más razonable, de la idea que concibe a_ la buro­
·cracia
como

repleta
ubre-donde se amamanta un puebl0: dí-seolo,
sensual y ocioso.>
Un ejemplo de c6mo hay se castiga a la hormiga y de cuáles son los
resultados

de esa actitud, lo vemos
expuesto en

el
articulo de Luis Moure­
Mariño: CONFESIONES DE UNA PESETA, publicado en ABC del 14 de sep­
tiembre

de
1978, del

que
recortamoa:
«La
peseta está 'RSDSta,da, empavorecida, afec,tada ·por un mie­
do cerval; enormes bandada& de pesetas han :levantado el vuelo
hacia
lar banca extranjera; cientos de millones se han refugiado
·en las C'aij,as fuertes; muchas se han convertido en joyas o en
lingotes de oro, ·y rara es la que ~ atreve ·a asomar la oreja y
elegir el
camino de la inversión ... ¡:Así ·está la Bolsa, hundida
por falta de peseta que la reanimen!
>¿Por qué raa:ón la peseta se halla poseída por eil pánico?
En temas de dinero no queda más -remedio que ser realistas. Lo
más acertado será que, cara a e~ preguntemos a la peseta
por qué huye y tiembla con el miedo:
»----No me dejan vivir
tranquila -me explicó la peseta en
entrevista reciente-.
719
Fundaci\363n Speiro

720
::i.-En premio a ser una peseta depositada -embalsada y que,
por tanto, no incido en la d61D8nda inflacionista.--se me ha
castigado, además, con un impuesto del quince por ci6llto sobre
loe intereses. 1 Un impuesto po-r ahorrar! Sin embargo, como
d ,ahorro y el sentido de la previsión son algo instintivo, éra­
mos miles de millones las pesetas que habíamos acampado en
las cuentas de depósito, hasta que a:l sefior Fernández Ordófiez
se le ocurrió tirar de la manta y dejar al desnudo el secreto
bancario ... ¡No nos quedó más remedio que huir!»
«-Pero _la función del dinero no es huir, sino invertirse en
obras, en bienes O· en empresas.
»-Gran verdad dices, pero los empresari09 que, al inver­
tjrnos ya asumen el riesgo de perdernos, necesitan un mínimo
de seguridad. Hace . !a!lta seguridad y perspectiva de lucro para
que nosotras salgamos 11 la calle. Si falta la seguri-tktd -si no
hay
esa importantísima C01ffl; que se llama: '~orden público"-.
si

la
empresa se halla atosigada. de impuestos, amenazada de
huelgas e , intervenciones sindical'8S, ¿ quién será el guapo que
se atreva 'B lanzarnos -a la -aventura que es siempre un negocio?
Mira, mucliacho -me dijo la peseta del cuento antes de des­
pedirnoe---, si se te ocurre eiserihir algo eobre la conversación
que hemos mantenido, no te olvides de decir unas cuantas ver­
dades, grandes eomo puños: Dí, ante todo, que el mal más
grave que padooemo_s la& pesetas no es la infia·ción, sino eil ,miedo
que nos aqueja: miedo a los nuevos impuestos,.·& las· inspecciones
fiscales,
aJ. atraco que nos acooha-, ai ila hudga y a la falta de
seguridad. El sefior Ordóñez cree que para recaudar más pe­
setas tiene que amnentar los impuestos y lanzar a· la calle mi­
riadas de inspectores. ¡ F.stá equivocado! Si nosotrae recobráse­
mos la tranquilidad perdida, nos invertiríamos .en nuevos ne­
gocio~ en fin~ en sociedades. La. Hacienda contaría con mu­
chas más fuentes impositivas y _ila sociedad ,con mayor riqueza
sin necesidad de 'SCOTl'alar a las pesetas. Ahora, 1egún dicen los
periódicos, andais

muy preocupados con- el
problema del
paro.
Y lo grave
es qne ese problema no podréis resolverlo con cargo
al presnpueeto, pagando la holganza de millares de españo[es.
Devolved la paz a lu penegnidas peeetas, dejad a los empre­
sarios
que nos inviertan guardándoos de meter ilas narices en
sus ngocios y

ya
veréis qué pronto creamos las pesetas 1os pues­
tos de trabajo que a'hora os faltan.>
Fundaci\363n Speiro

Pero hay adn otras amenazas de esa política socializante. Ante ellas
ha dado la alerta, en
ABC del 4 de octubre de 1977, Diego Jalón, en uno
de sus
''MERIDIANO", titulado LA MAYOR AMENAZA. A su juicio:
&
«La mayor, más grave y profunda amenaza que ahora se
cierne sobre el sistema económico de iniciativa privada, sobre
la 1lihre empresa;. sobre la llamada economía de mercado ... »
« ... la ~aion del ,secJor público económico.
« ... El sector ·de la efD1presa privada, en cualquiera de sus di-
mBDSiones,, afronta

una
¡ crisis abrumadora; crisis que, en su
parte más cuantio.sa, viene determinada por costes crecientes y
disponibilidades decrecielllteS de erédito, de eapitai, de finan­
ciación. Por este costado, agon,izan las empresas privada&, ,Al
mismo tiem~ en medio de las mismas dificultades, todavía
queda
algo más, o

un poco
más de crédito, de recursos, para las
empresas públicas.
Y

el resultado
n0: parece ofrecer dUida; bien
puede
ocurrir -es -decir, ocurrirá pan mal del pais-que en
la
misma etapa histórica en la que se arruinen las empresas pri­
vadas, registrarán una fase de expansión las empresas públicas.
»El proceso merecerá muchos calilicativos, pero me limito
-a uno: extraordinario, -en eil sentido de "anómalo", con fondos
públicos
obtenidos de todos
los contribuyentes, entre

los que
figm;an en renglón distinguido, ilas empresas privadas, habremos
hecho
una

economía
con aplastante influencia y

peso
dal sector
público. Al !fin~ no creo que quede -nada sa,lvahle del sector
privado.
» ... ¿Se va a reservar, acaso, eso tan bonito de la economía de
mercado,
con su
dura competencia, w transpareneia d:e cristal,
sus líneas de crédito no ,privilegiadas, sus impuestos a punto y
sus cotizaciones de

la Seguridad
Social agravadas, solamente
para las pequeñas empresas privada.e que viven proporcionando
fabricados auxiliares a 186 grandes empresas
,públicas? ¿ Sólo
para
aquéllas, sometidass además, cuando de cobrar se trata, a
la insegura liquidez
de 1:as _grandes empresas públicas, quedará
reducida la [ihertad económica a la iibert:8Jd para elegir el día
de su suspensión de pagos o de su quiebra?»
En definitlva, EL MAYOR PELIGRO, como titula su artículo de tercera
plana de
ABC del 9 de mayo de 1978) Mariano Navarro Rubio -rectifi­
cando

tácitamente la
polttica que

como ministro habfa respaldado y
la
721
Fundaci\363n Speiro

que habia defendido en su discurso de ingreso en la Real Academia de
Ciencias Morales
y Poli tic as- es la "macromania del Estado". Lo erM
plica así:
722
«Resulta ciertamente peligrosa la mauomaní'& del Estado,
su gran coste presupo.estario, su parasitismo difícilmente reme­
diable. su ineficacia ostensible, su abusiva euplantación do fon.
ciones

genuinamente
sociales... Pero lo más preocupante de
todas sus graves secuelas -es la corrupción que genera-, aunque
de esto, apenas si se habla.
»Se ttata de una corrupción sui generiB -específica. Thihon
y Lovinfosse, en SU ilibro La solución s~ plantea claramente
este problema. Una presión excesiva del Estado -dnspectoree,
control·adores,
etc.-, a bt 'corta o a la lar~ no hace más que
provocar reaccione& desmoralizadoras. El intervencionismo choca
con la.
naturaleza y ésta acaba por vengarse. Igual que un niño
.maltratado se
convierte en un hipócrita, una s0:eiedad sojuzgada
busca el fraude en revanC'ba . automática. Su última e inevitable
consecuencia
acaba si61ldo la dee,composición de los funcionarios,
desbordados por las sucesivae o'leadas del ambiente, penetrado&,
también, ·de 1m clare> -sentimiento-de malversación vital. A me­
dida que la estatalización av~ la corropción, en las más
diversas formas, ae extiendo como una gangrena.
Parece ser que ya nos percatamos mucho, ahora, de eslie
gran peligro: la

Administración
Oarter acaba de emprender una
reforma administrativa

para reducir·
la mastodóntica, relajad~
inmoral
y poco efectiva administración de servicios civile& -co­
pio
sus
,pal-abras----. LO$ parlamentarios- italianos de ia Democra­
cia

Cristiana
han acordado, por unanimi:da-d, no consentir, en lo
suce&ivo, iJ.a ampliación del área pública sin apreciar antes, de
modo
convincent~ el grado de efieaci-a de 18:8 empresas estata•
lizadas... El grupo francés de nuevos filósofos -Gny Lardreau,
en coneretor-ha reconocido sentenciosamente: "S6lo cuando
se comprende, por fin, quie el Esrado es tan pellgroso como los
mon,,polto. prioo,do,, se llega a en,ende,- perfectmn,enie que los
partúros de /zqujerda rw pueden hacer nad,;.
»Yo no sé a qué espera la dereeha, en 8'l1 más amplio espee-­
tro~ para dar su batalla, a fondo, al sociali81Do. Durante los afíos
de la postguerra hemos

estado
pre&enciando una

serio
de fenó­
menos políticos que debieran servirnos de buena lección: los
· países ·de'l mundo· so.vi.ético no han podido alcanzar, ni remota­
menl~ las cotas de desarrollo conseguidas por el mundo occiden­
tal. Los 6Ut"OCO-munistas :se han visto obligados a cambiar de
Fundaci\363n Speiro

táetica para no caer en las misma& criticas que se hacían a sus
congéneres rusos. El sa:cialismo europeo se ha hecho asequible
para

su pueblo
archivando oiportunamente casi-todos sus planes
eatatalizadores. ¿ Qué hacen nue&tros político·s de derecha y de
centro? "Así se le ponían las carambolas 'ai Fernando VII."
»La postura estatali&ta ,tiene mucho de falso. Aquí está el
talón de Aquilles del socialismo. No se puede confiar demasiado
en
el Estado. Ea bueno, magnifico incluso, mientras permanece
en
sos ·propios 'Y. justos límites, que nadie le ,discute -justicia,
defensa,
representación extenór, hacienda básica-, fomeOJto de la
economía-. Una gloria de la civilización, como

decía
Ortega.
Pero
es

también nefasto
cuando se extralimita y

desquicia:
el
mayor peligro.>
Tal vez 8ea Italia uno de los paises donde los efectos de esa política,
entre socialistas
y socialdem6cratas, resultan más preocupantes. El perio­
dista italiano
lndro Montanelli, en su artículo ITALIA,. MANIATADA, publi­
cado en ABC del 5 de marzo de 1978, lo destaca.
«... los clrarilatanes italianos, dando un pa·so al frente con
sus
teorías que
querrían garantiza,r la eficacia y

los altos salarios
americanos o alemanes (alemanes o.eeidenrta:Ies, obviamente) y,
al
mismo tiempo, ·consagrar la inmovilidad de ila mano de obra,
la típrohihición de

incentivos a
fos Obreros competentes y
de
despedir a los
saboteadores, la

negativa a
to.da selección de
.personal
por parte de los empresarios. He aquí a es-tos nuevos
charlatanes
defendiendo los pasivos crónicos e institucionaliza­
dos en las ém.presa.s y en los -servicios-público&., mientras, a
priori, cantan sus preferencias · ¡por todo lo que sea estatal en
relación
con lo priva,do. Como si ignoraran (todavía hoy) que
en los ,países del Este se está: realizando. un esfuerzo inútil, pero
giganteBCo, para restablecer las, leyes del beneficio y para res­
taurar los mecanismos de
la iniciativa individ11&1l. Ha querido
el azar que cuando los inventores de la economía a la 'italiana
(es decir,
el P.C.I. y los sindicatos,, eon el apoyo de muchos
socialistas y

algunos
democristianos) han ·comenzado a apUear
.sns tesis,, el "milagro" de los años sesenta se ha ido transfor­
mando en un desastre.»
Siguen esperándose "milagros econ6micos", y asf:
« ... los inventores insisten. Estamos en esta marejada, pro­
claman, porque el proyecto Im quedado a medio camino; per-
723
Fundaci\363n Speiro

sigámos-lo con más vigor y tendremos el ne,o,milagro. Como la
moda ·resulta: útil a muchos para&irtarios con sus poltronas de
subgohittno, estas -declamaciones obtienen aplaUiOS entusiastas
de masas dispuestas junto al féretro de una "sana'" economía.
»Nadie --6i fuese interropdQ.- podría hoy decir si 1.a eco­
nomfa iuµ.iana es
capitalista o dírigista o asistencial, o simple­
mente veleidosa y resquebrajada como en el Chile de Allende.
La buena voluntad reaidual de algunos empresarios aislados
(movidos por sm egoísmos y po:r su deseo de ganancia que
son los muelles inevit:ahles y hmnanos de la actividad econó,.
miCIII) asegura todavía una hase sorprendentemente sólida a una
estructura productiva que encuentra en los eolosoa de la indus­
tria pública --en la que más cmdamente se ha ejercido la in­
fluencia de los nuevos curanderos- sus insaciables devoradores
de dinero ,público. Pero 'los descubridores de fo& "admirables"
deatinoe progresistas encontrarían el
modo

de
eofocv iríclwo
estas linfas vitales si se ,les· dejase actuar libremente.>
Y no dejan de hacerse "promesas imposibles". pues:
«... los demagogos italian0$ han querido hacer creer que
sería realizable la_ escuela ahiertar ·a todos con ias promociones
aseguradas, con el asamblearismo permanent~ ·con t,.. revolución
servil, con

las
intimidaciones a los profe&O!l"~ con ias licencia­
turas a centenares ·ele iuillares, y que, al mismo tiempo, los
estudiantes "consagrados"
por estas fábricas de pedazos de papel
podrían,, una vez salidos, ,aspirar razonablemente a ser "cuellos
blancos"

por
toda la vida. ·Este suefio de mrtll Italia en la cual
bastase arrancar el aprobado poütieo- en los exámenes univer­
sitarios
para poder después ser
médico o
aho-gado o
ingeniero
en plena
,regla, este su&ño, presentado y avalado. por personajes
incautos y cínico~ naturalmente, ha fracasa,do. Y hoy se asiste
al drama de

una
desocupación intelectual de dimensiones ea­
tastróficais. Frente a esta -realidad, fos utopistas no quieren re­
conocer
que se impone: una decisión, y si :se les habla de nu­
men.is CUIU$US retroceden horrorizados-, porque el numerus cl,au,.
sus no es progresista.>
El último ejemplo, ¡por ahora/, es el de Portugal. Vale la per,a fijamos
en
1él. Lo ha destacado el NEW YORK 'I!IMES, en la crónica de su co­
rrespcmsal en ·la Pentnsula Ibérica, James

Markham, de la que José
María
Carrascal se ha hecho eco en ABC del 24 de enero de 1979, en su cr6-
724
Fundaci\363n Speiro

nica desde la ciudad de los rascacielos, titulada SocIALISMo IBÉRICO: CRISIS
EN
PORTUGAL,
ALZA EN EsPA&A, al que corresponden los recortes que
siguen:
« ... cinco años de "socialización" han traído tal desencanto
en Portugal ... >
« ... Es el resultado de un fracaso ·espectacular en el campo eco­
nómico, que no ha resuelto d problema del campesino ni del!
obrero por más nacionalizaciones que se han hecho de fincas
y de industriaa, y que ha hecho que los ingresos reales de la
mayoría de los Portugueses sean hoy inferiores · a los de antes
de 1!174.
»Portugal ha aprendido11 Por el camino más duro, que la na­
cionalización no
es produ~va. Qae la libre empresa funciona y
produce
infinitamente mejor, y -de ahí quE, se oigan cosas eqmo
"la colectivización ha sido derrotada en PQ-rtugal por e'l Partido
Sociali&ta", en labios de un líder de este partido como Fran­
cisco-Sousa, o "en nombre del 90cialismo es necesari-o que la
Constitución portu.gueea deje de ser socialista.'"
Mlgo nada fá~ pues se necesitan los dos tercios del Par­
lamento
para -eliminar ese artículo segundo que ahora pesa como
el plomo sobre el pa,ís al eetableeer que "el objetivo de la Re­
pública portuguesa es asegurar la transición hacia · el socialismo.>
VII. EL SOCIALISMO BN INGLA.TEIUtA
El socialismo inglés babia tenido unas caracteristicqs especiales de
orientaci6n sindical.isla. Sin embargo, no faltan las
críticas, ·basadas
en
los resulta,#os a que se está llegando por el camino seguido.
Alfonso Barra,
en su cr6nica desde Londres publ.icada en ABC del 21 de Junio de 1977,
según expresa $U título, alude a la CRISPACIÓN LABORAL EN GRAN BRE­
TiltA. ES'rÁ EN JUEGO LA LIBERTAD DEL TRABAJADOR FRENTE A. LOS SIND[­
CATOS. De este artículo recortamos los párrafos siguientes:
«El conflicto en el laboratorio fotográfico. Grnnwick, en la
periferi'Br de Londres, empieza d. mes de agosto último·. La direc­
ción despide a un obrero y un sector de la plantilla acude al
sindicato del ramo, Apex, para organizar la

protesta,
sega.ida
de

una
huelga. Ni ese; censo laboral ~ecía a la mencionada
OT"ganización obrerista ,ni la empresa la reeonocía.
>Un sector comiderable
de los em.p:1-eados invocaría su de-
725
Fundaci\363n Speiro

recho · a ·seguir 1rabajando sin miliarse a ningún sindicato. Lo
que está en juego ahora con ese conflicto, el más largo y eneo­
nado de ia aetoalidad, es el derecho IJµunano a trabajar sin
someterse al imperio de organizaciones que, según fa: ley, son
de carácter vol1D1tario.>
No faltan las preriunes:
«Los choques má& serios empiezan la, semana última. Los
piquetes quieren impedir la entrada de los empleados que siguen
sin :aifiliarse al sindicato. Hoy, la policía tiene concentrados a
nn millar de agentes, y en los últimos encuentros practicó unas
200 detenciones. Hay numerosos heridos-y iesionados.
:,,El chispazo contestatario ha inflamado la imaginación de
las organizacione& izquierdistas. Crece el espíritu militante en
todo el país y cada día los guardias vigilan lu formaciones de
los piquetes pon qne se ajmten a io dispueoto por la ley. Algo
así como los pasos que da el árbitro pa:ra medir la distancia
entre el bailón ·y la barrera protectora del equipo castigado con
un tiro d1recto.
»El músculo y la epiglotis son protagonistas ·en e&OS choques.
Conetitnyén un espectáculo bronco, sérvido puntua:lmertte todos
l" días a las cámaras de la televisión. Los micrófonos recogen
todas
[as jo,yas del léxico co-nteBtatario y los vecinos de esa pri.
mera línea del confiieto sufren las ·consecuencias de lai violencia.
>En otros paí:ses, un pl'Oblema semejante serviría para des­
envainar
la faca y 98iC8l' la metrailleta. En Ing]'alterta, sólo se
emplea
el músculo, pero ecl ritual de la intimidación siembra
la ansied&d y la incertidumbre Ítor el futuro dél puesto de
traba¡jo.>
Destaca también la crónica alguno de los chocantes resultados pro­
ducidos:
726
«El declive de la clase media británica ha sido acelerado
y los ingresos en las profesiones '.liberales quedan mermados
hasta di punto que un obrero no especializado gana más que un
profesor
,de enseiianza superior en muehas circunstancias. En
la último década la baja de emolumentos ha sido de un 20 por
100 relativo, frente a un aumento real del 13 por 100 entre la no
siempre
sufrida clase Proletaria.· Las lamentables excepciones,
con casos de -aur.éntica necesidad, eirven para die-imu.lar que otros
muchos viven mu.y bien si.u responsabilidades.>
Fundaci\363n Speiro

Cor,secuentemente:
catos para entrar en fuego. Médicos, enfema·eras, catedráticos,
profe.sor~ denti8ta8, ,periodistas, funcionarios,. hacen la eom­
petencie a los albaíiiles, mineros, estibadores, para conseguir
arrancar
el mayor bocado al cuerpo de la economía nacional.
>Las demandas excesivas de la clase obrera provoean la in­
flación, y si a ésta se &uman las exig¡encia& de sectores de la
clase med~ el resultado es la supe-rinflación. En la empreS'a
Grunwiek se quiere imponer una proletarización químicamente
pura que prov~ como la noche sigue Id día, la catástrofe eco­
nómica. No hay mayor enemigo de la civilización que una in­
flación rampante que destruye por completo a la clase media
y
sus valoree. Queda así la puerta abierta al materialismo del
brazo de la corrupció~ engendrada por el proceso inflacionista.»
Concretamente, respecto de la politica laborista, otra cr6nica desde
Londres del mismo
AHonso B81Ta, publicada el 10 de septiembre de 1977,
con el
titulo DESERTA Dm. LABORISMO _UNO DE .SUS PRINCIPALES TEÓRICOS,
y que lleva el subtítulo El socialismo, vacíO de ideología, queda a merced
del marxismo, nos refiere:
uno de los intelectuales británicos que más han influido en las
clases políticas,, antiguo director del semanario The Statesman,
que fue la Biblia de la izquieI"tD en los años treinta. Su acusa­
ción: el auge de las corrientes corporativa~ en la línea de Mus­
soUni
y de la Roma imperial, -dentro del socialismo inglés.
»Este adiós al Partido ,Laborista es exponente de la desilusión
de los socialistas
puros. Se
pregunta Johnson qué
se entiende
-ahora Por socialismo, desde que sir William Harcourt, el aiio
1893, en un discurso fiscal, afirmaba: ~·Acctual,mente todos somos
socialistas.'"
»Entiende el disidente que ni Callaghan ni Foot son -capaces
de definir el t1ocialismo. ,E} control sobre los medios de pro­
ducción, distribución y eamhio se da en la Rusia stalinista y
en Estados de factura capitalista. "En Africa -agrega--hay fór-_
mulas socialistas

que no
se disdnguen de

la pura
barbarie."»
El dilema, libertad o igualdad, no resulta soluble:
c:Trotsky afirmaba que la_ clase obrera había sufrido una
atrofia de individualismo. El británico Aneuron Beyan jamás
727
Fundaci\363n Speiro

vio al aoeialismo como instrumento de la· lucha de elues. "El.
puehlo no goza de la igualdad de talento y de carácter, pero
cada individuo ti'ene una personalidad y el fin de una sociedad
socialista es pennítir que la desarrolle y 1a encuentre."
>Afirma Johnson que· el proceso político no ha de perseguir
la igwrldad y d. colectivismo, sino la libertad del individuo. La
esencia de la civilización es "tolerancia con espíritu creador".>
Respecto del sindicalismo, destaca:
«Los mandarines sindicales han logrado imponer la afiliación
forzosa,. y esta conquista es el alfilerazo final que hace vibrar
al socialista Johnsoo.
>"La sindicación obligatoria -dice-es -el hierro de Caín
que Ileva
el Partido Laborista en lai frente."
>Los grandes temas nacit:males son discutidos a

puerta
ce­
rrada entre el Gobierno, los Sindicatos y, a v~ los empre­
sarios.-A espaldas del ·Parlamento. Y con el arrinconamiento del
individuo se anula el
espíritu creador.>
Su último epígrafe lo titula BARBARIE.
«Concluye: "Una de las lecciones cristalinas de la Historia
es que la transacción con la violencia es leta.1. Una vez que se
tolera un grado de violencia no es posible establecer una fron­
tera defensiva ,para impedir la caída hacia la barbarie."
:,,Desde · Hobbes y Locke se entendía en 'Inglaterra que la
política e& el snstitu:to de la violencia. ~ hombre de la violen­
cia --dice Johnson-encuentra •asilo actualmente dentro del
laborismo." El ei>itáfio es ésbe! "La corrupción y el cinismo
prevalecen
ya

sobre los
viejos ideales sociálistas."· Se dirí~ con
Cromw~
qne

en lugar de
estar el socialismo en

la
escena
política

para
remedi·a:r los problemas, ee ha transformado en el
problema
por excelencia. Según Johnson, abre de esa manera
el camino de Auschwitz y Gulag.>
EL PRÍNCIPE FELIPE DENUNCIA LA TIRANÍA BUROCRÁTICA, es el título, y
LA TUTELA ADMINISTRATIVA ACABARÁ CON LAS LIBERTADES INDIVIDUALES
AUTES DEL AÑO 2000, el subtítulo, de la crónica también _desde Londres
del mismo
Alfonso Barra, publicada en ABC del 30 de octubre de 1977,
del que recortamos:
728
Fundaci\363n Speiro

«Decir verdades a contrqpe)o de las-ideas en boga suele
provocar
el ruido ehill6n de los puñalea mi ser desmw&inados.
Este concierto es el que rubrican las declaraciones del príncipe
Felipe, de una hora

de duración, a radio_ Clyde-, una
emisora
focal ingl-e&a.
El esposo de la Reina denuncia el desmadre de
la
burocracia en la sociedad moderna, antesala

de
una vida
sin
libertades individuales allá por el aiio 2000.>
Entre las amenazas observadas por el Príncipe Felipe, señala bre­
vemente:
«El "mercado negro .. florecerá mientras decae la actividad
mercantil
y financiera. Los

bienes de
consumo adquirirán
una
calidad estándar y
desaparecerán los

de
calidad superior.
»El sueño de una seguridad social, que recoge al ciudadano
en la cama de la parturienta
para depositarle en

el
féretro, se
puede mad.ograr por el precio de la organización, El sistema
bordeará loa limita de la quiebra.
>Las actividades deportivas y culturales van a ser favorecidas
por el Estado como vehículo para desarrollar el prestigio nacio­
nal, sin tener en cuenta loe intereees de los "gladiadore1" y
juglare,,.
>El contenido del -sobre de la paga carecerá de importancia
porque lo fundamental
serán las prestaciones

sociales.
..La es­
clavitud
-precisa el príncipe Felipe-es un sistema de trabajo
dirigido y de beneficios ·admbrlstrados por las autoridades.>
. . . .
«En cuanto la ley deje de proteger los derechos del individuo,
la libertad estará perdida.
:>¿Fantasía o visión bien fundada que CQntempla al individuo
como unas

siglas y -
cifns embuchadas en

las
máquinas compu­
tadoras del Estado? Para lord Hallsham -ideólogo· -conserva­
dor-

esta
.soeiedaid británica va camino de la dictadura electiva,
de la mano de la tiriµúa

que impone
la mayoría. El príncipe
Folipe ve, además,
el riesgo máximo: la pérdida do. la libertad
del

hombre
_pan aplicar su talento. como. mejor le plllzca.>
Y advierte Alfonso Barra:
«Decía Solzhenit&yn -una
cita mal viata por el progresismo-­
que el tema de nuestro tiempo-no es salvar a Rusia del totali­
tarismo marxista. Lo urgente es impedir ~ el llaimdo mundo
libre sufra
la misma suerte que Rusia Onvell oteó -loe peligros
denunciados

ahora por el
príncipe Felipe.>
729
Fundaci\363n Speiro

Luis .·Moure Marifio, en DICTADURA BUllOCllÁTICA. en .ABc del 4 de
mayo de
1979, basándose en el folleto "EL SOCIALISMO Y BL NUEVO DES­
POTISMO~', de R. H. S. Crossman, ·explica:
«Todo socialismo implica intervención

y planificación eco­
nómica. Y para OOntrolar la economía hacen falta millares de
burócratas.
Despué~ como' la máqUill'8! soeialiata-no funciona
-porque falta el estímulo individual, por aquello que dicen en
mi tierra de que "vaca de muchos, bien ordeñad.a y mal alimen­
tod«' -, como la máquina se traba y no rinde, surge la descon­
fianza respecto dé-los vigilantes,. a los cuales se nombra otros
vigilantes, y aaí se genera la plétora burocrálíica, cual cadena
de vigilantes que, a su vez, vigilan a otros vigilantes.
»Este sino del socialismo. de general burocracia, ha sido ex­
puesto con cruda franque2a po'r uno de los más destacados in­
telectuales. del laborismo ·británico 1--R. H. S. Crossman, en un
folleto titulado Er, SOCIALISMO y EL NUEVO DESPOTISM~, donde
nos confiesa que "el sodalismo implantado por los socialisrtas al
asumir el Poder permitió descubnr que implicaba el, estableci­
miento de enormes organi.smos bUTo-crátieos; una burocrad-a cea­
trali,,,,J,, que comtituye una grave amenaza para l,J democracid'.
No se trata solamente de que con el socialismo disminuya la
producción; no se trata únicamente de que desde arriba resulte
imposible planificar 1'88 'necesidades del mercado --Oefecto que,
según M~ hace al SOOialimno inviable---, sino de que -y esto
lo eeerihe Hayek en su soberano libro. Los fundamentos de la
lÍbertad-, "ei, soeút/ismo implica la implantación de un orden
jenl,qulco arbitrario, ca,i infranqueable pam a,¡caÍder de un
escalón -a otro, por lo qtte oon su plétora burocrática, en lugar
de la ma:,or libertad pNRnetida, origina ul'I nuevo despotismo:
el ~ de la buroorad,I' ..
Comentando {!l libro d,e Patdc~ Hútbe1: LA l)BCADENCIA Y I,A CAÓ>A DE
LA CLASE MEDIA, en ABC del 14 de. noviembre de 1976, en su. habitual
crónica
desde Londres, también Alfonso Barra, con el mismo titulo y
con

el
subtftulo ES'rn PROCBSO HA DEBILITADO BL PROCESO NACIONAL DE
CREACIÓN DE RIQUEZA, refiere:
730
«Cada día, como los pulverizadores Íle la -époea del N-ouvea.u
Art, la Adm.inistra-ción ·laborista lanza alguna fumigación contra
la
clase media. Ahora ·'es el alza, entro el 15 y el 30 Por 100-~ de
loe penosos impuestos ·in.Ullicipalee, que ·abonan princÍpalmente
Fundaci\363n Speiro

ioa propietarios de sus viviendas. Y el al.n insoportable de lo5
honorarios escolare9, de los medios de transporte y de los ser­
vicios
públicos en ,general.
>Lo dijo Leo.in: "Con el capitalismo tenemos un Estado, en
ia propia acepción de este término,

que
es una máquina para
que una clase ali.mine a otra." Al parecer, esa tarea está ahora
en desarrollo, pero a

contracorriente. No es el
burgués el
de­
vorador
del proletario.>
Consecuentemente:
«Tan agudo es el problema que pocos días pasan sin algún
análisis serio. Hoy es el libro La deoJdencia :r la mida de la
clase media, por Patrick Huther, periodiota do! Sunday TeJegraph.»
«"No hay espíritu de defensa en la clase media británica.
Muere con la serenidad del arist6crata francés en la guillotina:
abrumada

por los
impuestos ·y VI1ipendiada", ·dice el autor del
libro.>
Ello repercute en la mayor fuerza de los grupos sindicales:
«La con88Cuencia inmediata es el poder absoluto que van
conquistando los grupos sindicales de presión.-No hay fuerzas
para contrarrestarlo, y eon ta decadencia de la clue media se
debilita también el proceso na-cional de creación de riqueza,
»¿Qué :factores impulsan esa marcha hacia la extinción? La
ieeeneia de ia clase media es el · culto al individualismo, y no
suele estar dispuesta a emprender acciones colectivas.»
«Hay o.tro elemento letal: '1a infiación.
Un

elevado
índice de
inflación y

la
clase media son fuerzas enfrentadas. No hay ele­
mento más corrosivo de aquellos grupos sociales que varios dos
de encarecimiento de ia vida a rienda suelta. F.ste proceso dis­
tingue ahora a la sociedad británica y ,a otraL
>En Inglaterra, un tercio de la cla-se media apoya eon su
voto

al
socialismo. No hay ejemplo parecido de altrJJ,ismo y de
espíritu. de autodestrucci6n. El Partido Laborista, servidor de
la lucha de clases, con una política didada por los sectores en­
cuadrados en los

Sindicatos.., ya no puede
ser .puerto
y
refugio.»
«¿Qué semblante presentaré
el

Reino Unido
y 8118 inatitu-
731
Fundaci\363n Speiro

ciones. cuando · 1a lucha de clases-concluya por :Falta de adver­
sario?
Mr. Huther viene a-decir.que no ·es preciso un derroche
de imaginación para vúilumhra-rlo entre los Celajes· de un socia­
lismo
menolítico.>
Las nacionalizaciones y la seguridad social tampoco escapan a las
criticas.
LA MAYORÍA DB LOS BRITÁNICOS SE OPONEN A LAS NUEVAS NACIONALIZA­
CIONES, es el título de otra crónica desde Londres publicada en ABC del
22 de octubre de 1978, de la que tomamos el recorte siguiente:·
«El 7_6 por 100 de los electores entiende que nuevas naciona­
lizaciones no

sirven al
interés d6 Inglaterra, Un 67 por 100 re­
pite
que la propiedad pública de industrias y de sectores eco­
nómicos
no
ha constituido nunca un éxito.
>La ampliación sistemática del sector público, sueño gozoso
de cualquier equipo socialista, ha s~puesto en Inglaterra demos­
trar, por contraste, el fraeaeo casi general de las empresas na­
cionalizadas frente a los aciertos crecientes de las que sigo.en
en
el sector privado.

Todo
esto con las excepciones que

confir.
man la
tendencia general
>COSTES.-En 1955, el gasto público en el Reino Unido re­
presenniha o!. 40 por 100 del producto nacional bruto. En 1975
suponía el 6Q por 100, respaldado por un déficit presupuestario
de 22.000 millones de dólareo.>
EL CONTIUBUYENI'B BRITÁNICO, DESCONTENTO CON SU SEGURIDAD SOCIAL,
es el título que ABC del 24 'del mismo mes y año pone a la crónica de
Alfonso Barra desde Londres. En ella leemos:
732
«El contenido del informe correspondiente al último ejercicio
del
Segµro de Enfermedad precisa que por cada -ciudadano bri­
tánico,
inujer u honibr~ niño o persona que ha rebasado ya el
""cabo de la buena esperanza"¡, la Segmidad Social desembolsa
400 libras cada alío,· es decir, · 60.000 p..-~ El total de eee pre­
supuestO:
asciende

a 6.927
millones de libras,, más de la mitad
del nuevo preenpueato de gaotos del &lado eopafiol.
>Admite Mr. David
Ennals, ministro del ramo, que no ha
po·dido
8ér eliminada la -diferencia de ealidad entre los servicios
asistenciales para ias clases medias y· los qUe reciben sectores
sociales menos favorecidos

·
por la fortuna.>
«El
informe deétaca ·algunos aspectos de la Seguridad Social:
Fundaci\363n Speiro

>l. Aumento rampante d,e recetas hasta alcanzar los 300
.m.ll.1:onea anuales, que cuestan 83.000 iµillones .de pesetás.
>2. Descontento generalizado
en

los
centros de-maternidad.
>3. Reducción inquietante del número de enfermeras que
aspiran a -algún paesto en servicios del .. Seguro.
>4.
De cada cinco niñoSi, euatró no están vacunados contra
la
tos ferina.
>5. Empeoramiento de las relaciones entre médicos y otras'
eoea1as de la pJaoolla.
>6. Las autoridadet han incoado 26.000 demandas por frau­
de al Seguro. El ~taje de las condenas es el 98 por 100.»
VIIl. LA SOCIALDEMOCRACIA SOÉCA
En las ILUSTRACIONES CON RECORTES DB PERIÓDICOS que publicamos
en
VERBO 169-170, recortamos unas respuestas- de Tage Lindrom que
mostraban el "nuevo totalitarismo". ya denunciado años atrás por
Roland
Huntford (cfr. VERBO, núm. 150, págs. 1479 y sigs,). Por eso, no insis­
tiremos
en

ese
tema y nos

limitaremos principalmente
a referirnos
a las
vtas de

saUda que se aventuran o
propugnan.
En

el número 519 de noviembre de 1976,
INFORMACION COMER­
CIAL ESP Af del que transcribimos completo el terto de dos de sus epígrafes.
Uno, titulado COLECTMZAR LA ECO~:
«La cogestión y la colectivización son dos temas polémicos
que
cada
vez con
más
insistencia han si.do debatidos en el Riksdag
(Parlamento). Su impulBOr e$ -obviamente. la W, que viene in­
.sistiendo desde hace tiempo en la derogación del artíeulo 32
del
Convenio

de Saltsjohaden. Con ello
se. ~onseguiría que

no
fuese sólo el empresario eil que tomaee las decisiones respecto
a
la producción. El
empresario tendría que negociar sus decisio­
nes con el sindicato, es decir, con los representantes de los tra­
bajadores,; que para ello habrían de tener entonces perfecto
acceso a los doeumentos de la empresa.
>Ademáa
de esta ponencia,
se
traza en
la
W otro proyecto
a má& largo_
plazo, que ee puede denominar como "la_· co'leetivi­
zaclón ·sin trauma·s". El plan es obra del econoJJµsta sindical
Rude-Jf M.eidner, quien apina que, según td proyeeto9 los medios
de producción. pasarían a los trabajadores tras un proceso que
iniciándose en

1980
se vería cuhninado. al cabo de· veinte años.
Fundaci\363n Speiro

734
»El proyecto, que-lleva el nombre de Lont,agarfonder (Fondo
de asalariados), plantea que toda _,_ destine parte de loo
beneficios, entre un
15 y ·un 20 por 100, á ese fondo colectivo
de los asalariad0t. El Fondo-no se repartiría, sino que se iría
transformando en aeci.ones-
de 'la empresa, siendo el eoleetivo de
los
trabajadores su propietario. Un representante· sindieal de
,los tnba¡j1adores representaría a éstos en il.'81 junta ·directiva de
la
empreea.
>Una empresa de beneficios eatahles habría traspasado todas
sus acciones al fondo de asalariados· en unos veinte años.
>Meidner
afiad.e que la entructura de la empresa se man­
tendría
invariable, ya que el dinero destinado a 6808 fondos
no saldria ® ella. (Incluso esl0$ fondos de asalariados no ha­
brían
de ser grabados fiscalmente.) Si fa· -norma se aplicase a
empresas de máo de SO trabajadores, el 75 por 100 de loo Ir•·
bajadores del país llegarían 'ª tomar parte en la colectivización
de SU& empre&a&
>El informe descui~ o mejor, deja poco explícito, algunos
pw,too
importan'"", que , han servido de ha .. a 1111, detractores,
en--especial ia SAF, para atacarlo duramente. Fistoí, .brevemente
expuestos, son:
>l. ¿Cómo se organiZ'ltl'án y Dlilllejarán· los "Fondos de los
asalariadO't'' ?
>2. ¿ Qué sistema se seguiría para repre&enta-r a los traba­
jadores una vez logrado el control to:tal?
>3. Si los sindicatos representaeen allí -a los trabajadores,
¿no se darla

un
enfrentamiento entre éstos y el sindicato?
>4. ¿No
'8ÍlpÓDdría esta colectivización una concentración de
po.der en mános de los dirigentes sindicales?
>5-. ¿ Cómo podría conseguirse capital para empresas arries­
gadae, que son muchas veces las qne obtienen maiyores bene­
ficios?
>6. ¿No se producirla un estrangulamiento en las invtt­
sioo.ee?
>La ·crítica ·principal--que se le hace a Meidner·-súele ser ht
de ·que el poder seguida concentrado en unas pocas manos. En
este caso pasaría a las de lo.& -dirigentes . sindicales. .A&í, el obrero
individud no· se beneficiaría ni económica ni socialmente (F&Il­
din), ya que no percibirla dividendos,· ni en realidad controlaría
la-:.Obviamen~ -la polarización de la SAF y la LO . respecto
a estos ~ectos, es clara. y, curioeamente, la SD no ·ee ha de-
Fundaci\363n Speiro

finido al respecto, a pesar de. que la interrelación LO y SD es
prácticamente
to.tal. (El partido SD tione su apoyo fundamental
en

que todo
miembro de la LO su.ele aer mimnhro de él.)
>Y, finalmente, iq,arte de estos dos proyectos de la LO, se
ha criticad.o reiteradamente las medidas que se han ido tomando
para incrementar
la participación del estado en

la industria
ma­
mtfacturera.
Las criticas se referían a la ampliación de b11 planta
de acero estatal, NJA, en Lulea. Y también a la utilizaeión de
los Fondoa para Pensiones en la compra de accionea igualitarias
en
grandes industrias, tales como Volvo. Los críticos apuntaban
que esto último era una, auténtica .. nacionalización" por la
"puerta de atrás". Que estas inversiones no se haieían para aa·
carie una rentabilidad necesaria a

los
Fondo, de Pensionea,, sino
como

un
nuevo tipo .de control de esas empresas. poJ.'. parte del
gobierno.>
Otro, titulado EL CAMBIO POLfnco:
«Suecia sigue siendo d. símbolo de la prosperidad y de la
justicia
social. Los suecos no

parecen estar decepcionados por
su
Estado-Providencia.
La seguridad de empleo, la economía ex­
pansiva, la _posibilidad de estu9ios para cualquier obrero, la
gratuidad de las prestaciones médicas, ete.., son ventajas nada
despreciables que el ciudadano sueco ha conseguido tra9 cuarenta
y cuatro aiios de SD, ¿ qué es lo que ha producido el cambio?
¿Por qué este giro?
>No es fácil dar una respuesi., y menos una wla. razón. Par.
rece ser que _el ciudadano medio se ha sensibilizado contra su
gobierno SD por. varias
.

razones:
-La tiranía fiscal. Para ·'.atender el Estado-Benefactor mejor del
mun,do, el sueco. tiene '.la mayor ·presión fiscal conocida.
-Una burocracl:a -pesada y .en expansión. El fisc:o no es más
que

un
aspecto de la máquina. Una gran máquina tentacttlar
y omniprdeeJlte, que afecta a toda a·ctividad ciudadana.
_. La creciente socialización de la economía, que ha terminado
por crear miedo. Proyectos inquietantes, como la desaparición
del derecho.
de herencia, la discusión pública 110bre la

mu­
nicipalización de

los
S11e'los. (El sueco medio teme por la
suerte de .,, stuga, casa dd bosque.)
_. El plan Meidner, que la SAF califica de "pura y simple con•
fiscaciónff.
-La controversia -'SObre las centrales nucleares para un ciu•
Fundaci\363n Speiro

dadano semihilizado por loa problemas ecológicos. Más sen­
sible a la calidad de la vida que a los avances induatriale&.
~ Por últin:ío, podrill apuntarse un deseó de cambio en el
ciudadano &neeo, motivado por la incertidumbre de un pre­
visible giro de la SD hacia postoras más radicales, combi­
nado con una cierta atracción por la novedad.
>Lo:s nuevós gobernante&· electo~ la coali~ión burgu~ de­
claran, por ahora, que lo que intentanD eerá romper, puo a
paso, la enorme concentración de poder que se ha creado estos
fil.timos decenio&¡. para que loe ciudadanos puedan inD.uir de una
manera
directá en las decisiones que :les afectan. El llogan quizá
sea "la descentralización".>
A su vez, PERSPECTIVES, del 8 de junio de 1978, ha publicado un
comentario de
J. _Kryn, titulado LIBERALISMO y SOCIALISMO, UN MISMO
COMBATE, del que a coritinuación reproducimos. traducidos, l~ párrafos
más salientes.
«Entre un liberalismo al que se asesina, se denigra y se
moteja,
sin que acabe de mórir, y UD socialismo que no acaba
de

lograr
UD rostro humano, bajo máscaras de flores, no se
puede permanecer
indiferente ante las exploraciones de quienes,
deplorando la "alternativa maniquéán del todo o na.da, pretenden
inventar, generosamente, según W. ROpk~ un gran l'.Dedio utó­
pico, una tercera vi~ un dritte weg, &obre todo cuando estas
investigaciones son proseguidas
en mi. pals ~ en tiempos, !'le
presentó como un_ modelo· de virtudes económicas.
«Esta es la razón de que, las ideas del economista m~o, señor
Gunnar Adler-Kar'lsson hayan U-amado nuestra atención~ por un
~mento. F.ste antiguo ayudante dol sefior Günnar Midlar, Pre­
mio Nobel

de
1974, parece que cree po.eible la coexistencia (ya
veremos ,el porqué no

se puede
tratar de una unión) de

las
ventajas económicas y morales de uno y

otro
modelo de socie-­
.dad., y publicó, para hacer: compa-rtir sus ilusiones, una pequeña
. obra

con un título modesto:
Pen.samienios en rel.ación eon el
pleno empleo, en la que, en realidad, p sociedad.>
«Una investigación semántica avanzada sobre el ,concepto tra­
bajo, condujo al sefior Adler-Karleson a

un
·descubrimiento cho­
eante: Se trata de que el trabajo no constituye .una noción
univoca, eino -una noción compleja. Según los casos, es un placer,
Fundaci\363n Speiro

una ocupación o una neceeidad. Esto le conduce a obaervar que
cada uno intenta descargar su faena sobre el veeino (cree poder
a_firmar, un poco suma·riamente, que, colectivamente, se produce
la
descarga sobre los trabajadores inmigrad:oe); cree que, des­
graciadamente, cada uno dehe
aceptar ol ,cumplimiento de un
trabaj0: mínimo necesario para asegurar sus necesidades mate­
riales básicas y, en fin, que todos desearían trabajar exclusiva­
mente
por 911. placer.>
aproximación original podrí-a conducir a los nwos
mimados (y tan envidiados) de Suecia hacia un decisivo y
nuevo progreso humano: una sociedad económica "a la ca·rta".
A cada uno según sus necesidades., es decir, según la elección
que cada uno baga, libremente, en el menú del consumo. En
-consecuencia, ya sólo habría que trabajar en función de su
apetito de consumidor: varios coches por familia o. de ocasión,
televisión o no, confort en
el hogar o servicios comunales, m.:t­
tarse trahaj•endo o disfrutar de'! tiempo a su gusto, según pre­
tendan.>
cDesgraciadam no podría coll81UDU'S8 toda en el ocio, porque, a pesar de todo,
se impondría el '8!88gurar las necesidades del Estado y, en con­
secuenci'81, ttabajar, por

lo
menOJ; a
un nivel mínimo, para
este
Molock. ¡Qué faena! Háhria que consagrar, ald~ cierto nú­
mero
de hora& para su propio mínimo vital ¡Qué neeesidad!
Sin embargo, según que se hubiese elegido un nivel de vida
de la mitad o
del t.ercio d·eI actual

(naturalmente, en
Suecia),
la duración del trabajo podría quedar reducida a diecisiete o
doce
años, en vez de treinta y nueve como
ahora. ¡Qué placer?
¿ Quién no 8USCl'ibiría loa reducción del tiempo de trabajo, sietn­
pre
que se conservasen las mismas ventajas pecuniarias? PMo
eso
es._. justamente, lo que no nos propone el señor A. K. Siu
preguntar en qué se convertiría entonces la riqueza de fos países
ricos, con el trabajo y el consumo reducidos, se puede pre­
guntar qué

harían
los -ciudadanos liberados con stte ocios y sus
esparcimientos.
¿ De qué bienes se rodearían, con qué dinero
los
,compraría? Porque el bienestar cuesta. En Francia, Gran
Bretaña o Italia, no todo el mundo se Htisface -con el disfrute
de est:all' en

el barrio de
Notre Dame, en la Plaza de Trafft'lgar
o en
la

Plaza
Navona..
>:Este nuevo paso, inestimable en la libertad individual, im-
737
Fundaci\363n Speiro

plicaria una· modificación del aparato económico. Como hombre
imaginativo, el eeñor A. K. tiene' la visión· en dos sectores: uno,
el de b necesidad; el o:trt>, el de lo superfluo. El primer sector
estaría exclusivamente al servicio de las al servicio de las ne­
cesiclada, del poder, púhlico y de las ne básiea de loa individuos. Los medios de producción de este
sector serían propiedad del Estado. Para defenderse de las ten­
taciones mercantiles capitalistas, para aegura-r eu moralidad y
su pureza, este sector debería quedar "estanco." para

la corro­
siva moneda.

Los
ciudadanos sólo podrían

adquirir los
l)l'oduc­
tos
de órigen estatal por medio-de una carta de compra, no
tr.annnisible y

no
neable por otras personas (el señor

A. K.
piensa eo todo).»
e-Pero como

el
señor A.
K. es
socialdemócrata, y en ningún
caso eol~ti.vista,
no

suprime el
sector liberal. Se autorizará toda
forma de empresa, pero. _solamente para la satisfacción de lOI!
aficionados
a lo superfluo y en 1-oe esparcimientos. Si existieran
ciu.d·ad&D.08 que deseen disfrutar de lujos, serian libres de crear­
se
ten.tas acceso~· oeupán.dose en empleoe provisionales, pero
solamente en el sectoJ' de lo superfluo. No se puede dejar de
elogiar a un
economista qne se distingue de los otros por su
imaginací~ y que sabe, en el papel, construir un modelo eco­
nómico
con dos
sectores:
uno·, eetllltal, para eapíritus libres, y un
seetor · libre, para · consumidores alienados.
>.Advirtamos, sin
embargo,

que el
señor A. K. reconoce, con
prudencia, que 8118: proyecciones tienen un aspecto utópico. Uto­
pía por utopía,
en el género frugal, preferiríamos "la leyenda
del
buen salvaje".>
En definitiva:
738
«Se trata de una cuestión de 1a m.imlai naturaleza de las
que planteaban la publicación de las proposiciones intercam­
biadas
en Francia entre el presidei¡te de la República y el seiíor
J. Mo~ eon ocasión de la crisis ministerial de 1952. Proposi­
ciones
caritativas, mejor aún, generosas, pero desprovistas de
todo comentario de . aplicación práctica:
J. Moch: Y es preciso llegar al pan gratuito.
V. Auriol: Todo esto eet.á muy bien y puede lograrse
en un régimen socialista.
Fundaci\363n Speiro

>A este objetivo del pan gratuito cualquier alma generosa
10 habrla adherido en periodo de dieta. Pero eete no era el
caso en 1952. Hubiera sido deseable que sus promotores hicie­
ren comentarios. Las memorias del señor Vincent Auriol auto­
rizaban

a
todos a preguntarse «>bre el contenido de la gratuidad.
¿Seria
el pm gratuito para todos? Sm duda alguna. Pero, de.­
pué&, podria
preguntaree: ¿Adónde alca..,aria la gratuidad? ¿ Y
para quién? ¿ Qué contenido ~ este quanmm caritativo? El
pan •.• , la carne ... ¿acaso _toda la alimentación? ¿Por qué, con
el desarrollo económico, detenerse en un camino tan bueno?
El alojamiento,
los fluidos Ül8eparables de la vida urbana (agua,
electricidad, el C®he (con cilindrada ~ente según la familia),
las -diversiones, el yate. ¿Por qué no?
>El sueño e& generoso: un bocado de pan que desemboca, en
un yate. En un régimen_ socialista como el de .pleno empleo ca­
pitalista. Y. la serpiente se 1n;nerde la. cola.>
En fin, para concluir, recortam.os de ABC del 28 de mayo de 1978 la
reseña BALANCE DE VEINTICINCO AÑOS DE EXPERIENCIA SUECA. LA MEDICINA
SOClALIZADA HA TERMINADO CON LA RELACIÓN ~DICO-BNFERMO. HA AUMBN­
TADO
EL PARO PROFESIONAL,

HA HECHO
DISMINUIR m. RENDJMIBNTO LABORAL
Y HA BUROCRATIZADO

LA
ASISTENCIA.
los distintos países, y así como las ventajas de la socialización
médica son aireadas por
los Gohieirnos que

la
han implantado,
sus inconvenientes son menos oo-no:eidos.
Con

el fin de
contras­
,tar los ,pros y contras ,del avanzado grado de socialización mé­
dica implantado . en Suecia durante loe cuarenta años de Gobier­
no aoeialista, se celebró hace ,dos añO:B en ChiClalgo una reunión
organizada
por el Centro de· la Administración de la Salud de
dicha Universidad. Los -inoonvenientes del sistema, para el que
según sus promotores

no
existía otra alternativa, fueron consi­
derados por ésto$ como '"un canto nostálgico" a la antigua me­
dicina tradiciooal, y están-publicados

por
el doctor G. BiOrck
en

la revista
americana A.nnals of lnter'nd Medicin~ 86:813,
1977.
>En esencia, el Gobierno. sueco consiguió convertir a mé­
. dicos

y
enferme-roe en funcioiDBrios, aboliendo la competitividad
del ''libre mercado", que no encajaba en el esquema socialista
de

un servicio público._ El
resultado -ha sido la disminución de
rendimiento
·y del interés -pr~fesionai y científico por parte de
Fundaci\363n Speiro

los médico.s y en una excesiva burocratización exigida por la
exagerada regulación de prácticamente todu las actividades me­
dicas. Se ha perdido el derecho por porte del enfermo de elegir
a
su médico y· Ia intimidad de la relación entre ambos. Ha des­
aparecido el concectto hipocrático de la medicina, mantenido
durante siglos sobre

laa
h .... de liberted intelectual, integridad
persoDllll y respeto: ·por él individuo, valores no apreciados por
muchos médicos jóvenes· que-·tratan de encontrar una salida
para los -problemas del mUlldo actual. intégrándose en el "colec­
tivo" como médicos obreros.>
En el periodo transcum"do:
«Aumentó cuatro vec~ el número de estudiantes y de e.
cuel.. de medicina, con lo qne se llegó al paro mhli,,o, y fue
preciso crear múltiples comisiones para progtamar el número
de especialistas y

proporcionar
puestos de trabajo, burocracia
innecesaria anteriormente
cuando

todo
esto 2re autorreguhtba. Al
perderse la

cohesión entre
los médicos, el Eetado Pudo imponer
Su criterio.
, >Deshizo la relacióÍl privada médico-enfermo aboliendo la
posibilidad de elecci6n del médico, :las habitaciones privadas
en los
hospitales y
la ayuda
estatal a los enfermos que

no con­
sultasen con los médica$ de 'la Seguridad Social, a los que se
impidió ejercer libremente su profesión, aunque no otras acti­
vidades, fuera de

sus
horas· de · trabajo asalariado. El resultado
fue düminución del trabajo y aumento exagerado · de las lista,
de espera de las consultas con derivación de muchos enfermos
hacia
los servici01! de urgencia, que se vieron sohreeargados.»
A juicio de BiQ['Ck, son de -destacar varios pasos dados, que enumera,
y de los que entresacamos los que creemos más sal.ientes:
740
«Prohibir la actividad profesiona'l fuera -de la jornada la­
boral; no se limita al trabajo de

los
curanderos, pero sí que
los

médicos
ejerzan bojo ese nombre.>
»Aumentar

el número de
médicos excesivamente para reducir
sus ingresos y nivel de vida.>
«Centralizar la fonnaclón de postgraduados y abolir la libre
elección
de especialidad.»
«Introducir
la
dirección política de universidades,· escuelas
de medicina
y organizaciones de ayuda a la investigación.>
Fundaci\363n Speiro

«Abolir los diferentes niveles y grados en los estudios, para
restar importancia a los méritoe profesionales en la selección
para puestos futuros de trabajo,>
«Socializar y regularizar la pí-oducción y distribución de los
medicamentos.»
«Almacenar toda la información sobre los en'fermos en una
compullado.ra . .general-naeiona.L
>De esta forma, se ha ido eon&iguiendo terminar con una
profesión libre, para ihacerla semejante a la de los países del
este
de
Europa.>
Patrón; el .Estado~ es el subtitulo con que cOncluye el articulo.
«En la vieja medicina, ·el enfermo era el cliente y el patrono
del médico. &,. la medicina socialista el patrón es el Estado,
que impone las condiciones de trabajo no limitándose al horario,.
aalarios y -tratamiento fonnacológieo, sino que también invade
el territorio de 'la rei..,ión médico-enfermo. La integridad del
médico

adscrito
.a este sistema dependerá de &us posibilidades
para ejercer su profesión fuera de él si encuentra inaceptables·
las
condiciones .de trabajo y la estrategia socialista tiende a
cerrar esta po&ihilidad en Suecia. Es muy posible que lo con­
siga, ya que los médicos actuales no han conocido el ejercicio
liberal

del
arte médico.»
¿Ocurre esto tan sólo en Suecia? ..•
741
Fundaci\363n Speiro