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Número 209-210

Serie XXI

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El universo comunista de hoy

EL UNIVERSO COMUNISTA HOY
POR
ANGEL MAEsTRO MARTÍNEZ
CAPÍTULO l
Perspectivas.
El mundo comunista, lejos de haber llegado a un estado tal
de
la situación que haga prever su decadencia, por el contrario
se nos presenta como un conjunto en expansión, sometido a un
proceso de crecimiento implícito a su propia dioámica, y es que
en el momento que renunciase a ese
expandirse continuo,

de­
jaría de

lado su característica principal e intrínseca al sistema.
En el momento en que se diese por satisfecho al contemplar el
balance de su gigantesco
crecinúento, habría

comenzado de forma
irreversible su prooeso de decadencia. No podemos juzgar al mun­ do comunista con las medidas habituales al estudiar otros impe­
rios que en el mundo existieron, si no que de forma distinta hay
que juzgarlo indisolublemente unido a su propia doctrina,
gé­
nesis

y motor del mismo, sin la cual, sin
la comprensión de la
misma, nunca podtemos darnos ni tan siquiera una. idea aproxi­
mada de lo que es y significa, la que para nosotros no ofrece
d~da, la más poderosa, tanto en ambiciones como en medios,
doctrina revolucionaria en la historia de la humanidad. Gran parte, o
más aún
fundamental parte de los errores de
los enemigos del marxismo-leninismo, parten de la equivocada comprensión de principio de lo que es
y supone el materialis­
mo histórico
y dialéctico; errores que, por partir ya desde la
base impiden
la correcta comprensión del mismo, y explican la
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continuada serie de derrotas que desde 1917 vienen experimen­tando las fuerzas adversas al marxismo-leninismo, y lo que es
más trágico, la perseverencia en el error de forma continuada
que imposibilita la lógica comprensión primera del problema plan­
teado, sin la
cual, como verdadera piedra angular del sistema,
hace que los resultados de la batalla entre el universo
comunista.
y

los adbersarios se
vaya inclinando
de forma continuada e in­
flexible a favor de los primeros. El error al juzgar el universo comuoista con
la mentalidad
válida para

la mirada retrospectiva sobre Roma, el gran imperio
español, el colonialismo británico, etc., hace que se parta de
unas premisas falseadas que ineludiblemente llevan al sofisma, sofisma que trae trágicas
consecuencias para

la humanidad toda,
pues no nos encontramos ante una teoría más o .,menos discuti­
ble, o frente a una forma de vida con la que podamos estar en desacuerdo, si no frente a una concepción global de la sociedad,
de
la vida misma en su totalidad de aspectos, y frente a la cual
solamente la ignorancia más crasa puede mostrar su indiferencia.
El uoiverso comunista -y al hablar del mismo en este es­
tudio nos concentramos sólo en lo que representa la parte más
sustancial del mismo, y con mucho, la de mayor importancia
para cualquier actuación y decisión, nos referimos, por tanto, a
la política soviética-está condicionado por su propia dialéctica
a un mecanismo de crecimiento
y expansi6n continua que a di­
ferencia de otros sistemas políticos que en el mundo han sido, evita esa sensación de reflexión sobre su propia obra, y que con
cierta prudencia arrojaron miradas también reflexivas sobre el
desmesurado crecimiento de un sistema, al punto de amenazar
su estabilidad. El mundo soviético, como impulsor indudable
y
fiel del marxismo-leninismo, está intrínsecamente ligado de la forma más estrecha que podamos imaginarnos al desarrollo, ge­
nerado hasta el vértigo, de
la profundidad y amplitud del pro­
ceso revolucionario
y expansivo del mismo en todos los procesos
sociales, y es
que el
dinamismo
y la agresividad de las fuerzas
ideológicas del comunismo no tienen comparación posible con la
fuerza de los partidos políticos democráticos, ni ahora ni en el
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
pasado; se trata de una concepción total y universalista de la so­
ciedad, de la consecución del dominio y control de la misma
-sin importar los medios por crueles y dolorosos que sean­
frente a la concepción estrecha y mezquina de los sistemas
de­
mocráticos occidentales, consecuencia de los cuales sería preci­
samente el uruverso comunista, en un proceso lógico y evidente
por mucho que los ciegos políticamente, o los utópicos necios al uso hoy en día no quieran verlo.
El militante
comunista, si

es tal, y no simplemente partidario
por una postura temporal sobre la que luego hablaremos, y sobre
todo el «Apparatchik» soviético hacen suyas estas palabras:
«sólo el Partido Comunista si es en realidad la vanguardia de la
clase revolucionaria, si comprende en su seno a los mejores repre­
sentantes de dicha clase, si se compone de comunistas plenamente conscientes y fieles, instruidos y templados por la experiencia
de una tesonera lucha revolucionaria, si este partido ha sabido vincularse indisolublemente con toda la vida de
su clase, y, a
través de ella, con toda la masa de explotados e inculcar a esta clase y a estas masas una plena confianza; sólo este partido es
capaz de dirigir al proletariado en la lucha
más despiadada,

de­
finida y final contra todas las fuerzas del capitalismo» ( 1 ). El
comurusta no

engaña, solamente lo hace con el estúpido
que quiere dejarse engañar, con el necio que cree en que res­
petará el sistema democrático --cuando si así lo hiciese come­
tería una innegable traición a la esencia misma del marxismo-le­
ninismo--; por el contrario, resulta de un esclarecimiento casi
total su estudio, y no las lecturas superficiales de su doctrina.
En las obras de Lenin asoma clarísimamente el objetivo final
que aguarda a la
humarudad toda,

en el momento en que el
triunfo fuese ya una realidad, y esto viene siendo un hecho cierto
desde 1917, sin que a pesar de los hombres y de las circuns­
tancia que le impulsaron al sistema hayan variado los objetivos
finales de transformación de la
humarudad.
(!) Vladimir Ilich, Lenin, «Las tesis para el II Congreso de la In­
ternacional Comunista».
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CAPÍTULO 11
Perspectivas actuales. La desaparición de Suslov-.
La muerte de Mijail Suslov ha sido presentada en los medios
de: información occidentales, salvo raras excepciones, como la
desaparición del principal ideólogo en el marxismo-leninismo, lo cual es a todas luces inexacto, ya que Mijail Andreievich Suslov
no ha realizado ninguna aportación característica a la ideología
de los países comunistas, puesto que su papel ha sido el de fiel
ortodoxo del sistema,
el de cancerbero inflexible frente a lo que
pudiese suponer un
mínimo de
desviacionismo o alterase la con­
tinuidad de unos esquemas fijados de forma unidireccional en
el logro de los fines, a los que la jerarquía soviética se dirige
mediante pasos sucesivos de una forma casi inexorable. Suslov ha sido un caso arquetípico del hombre caracterís­
tico del aparato del partido, y es que
sin considerat esa premisa
básica nunca podremos analizat el componente humano de los
miembros de la jeratquía más poderosa del mundo. No pode­
mos juzgat a los hombres de la «nomenklatura» con las mismas
medidas que lo hacemos al analizar a sus colegas occidentales,
preocupados siempre estos últimos con aspectos anecdóticos
--o
coyunturales como en terminología al uso se diría- pendientes
de medidas

que se aplicarán o no según las fluctuaciones de la
opinión pública,
· o

de las relaciones en un momento dado con
la oposición, sin considerar si las prhnitivas intenciones de cual­
quier plan sirven o no a un objetivo concreto y determinado.
El fin es casi siempre secundatio, lo que importa no es lo fun­
damental, sino precisamente lo accesorio. Por el contrario, el
universo comunista tiene un fin determinado, mientras que el
mundo democrático parece que hace lo fundamental no de la
sustancia
y del seno de las cosas, sino de su accidentalidad.
Pues bien, Suslov representó la antítesis del político demo­
crático
y es la dedicación plena al triunfo de un sistema, inter­
pretando para ello, tal como antes dedamos, el papel del guar-
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
dián de la ortodoxia de dicho sistema. Para Suslov el control
del Partido

Comunista sobre
la sociedad de la Unión Soviética,
como
guía de la misma en la lucha final por la implantación en
los pueblos del mundo de las ideas de la revolución, constituía
un mesianismo de forma más que evidente, casi axiomática.
La consecución, aunque sea a muy largo plazo, de una
so­
ciedad comunista bajo la dirección del partido de Lenin consti­
tuye un verdadero dogma en
la mente de los dirigentes de la
«nomenklatura», y para la realización de dicho objetivo no im­
porta, antes al contrario, la adaptabilidad y flexibilidad a las
diferentes circunstancias del momento; todo esfuerzo, toda
in­
tencionalidad

va encaminada a esa lucha final por el objetivo
claro
y determinado. En ella Suslov ha desempeñado un papel
nítido
y de importancia vital, tal ha sido el de velar por esa or­
todoxia, el permitir
la flexibilidad, pero no el pactismo por el
pactismo -tal cual los partidos democráticos occidentales,
y en
España con

un ejemplo, que si no fuese por lo trágico, sería ya
histriónico-, la flexibilidad
y la adaptación para los fines, pero
evitando los desviacionismos que puedan afectar a la ortodoxia,
y es que Suslov -mente fría, calculadora e ideal para esos ob­
jetivos-- dedicó esa frialdad
y nitidez a que la expansión revo­
lucionaria internacional fuese dirigida
y controlada por el par­
tido comunista de la Unión Soviética.
Los comentaristas españoles, incluidos los pretendidamente
«expertos» en política internacional, de forma casi unánime, han
titulado sus crónicas: «Murió el ideólogo del Kremlin»,
«Falle­
ció el principal ideólogo comunista», etc., con titulares tan pa­
recidos que son, una vez más, ilustrativos del papanatismo
y la
necedad, de esa seudocultura periodística, y es que basta fijarse
no sólo ya en este caso, sino en otros cualesquiera para ver los
titulares estereotipados al analizar cualquier suceso, bien sea un·
descarrilamiento, una alusión a cualquier conflicto internacional,
un crimen, un escándalo en la política local. .. , lo que sea.
Ine­
vitablemente,

lejos de la noble visión
y del buen hacer del ver­
dadero periodista, sale a relucir el hacedor de tópicos que nos
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hablará indefectiblemente de «la larga noche del 23 de febrero», del «largo camino hacia la libertad», de «la noche de los cu­
chillos largos», de «las linotipias del miedo», y ya muy pocos
tópicos más, pues su imaginación no es precisamente calentu­
rienta, si no más bien de una gelidad quasi polar.
En el caso Suslov, con muy pocas excepciones, ha privado
una vez más la superficialidad sobre no ya la profundidad, si no
tan siquiera el rigor y la documentación, y su verdadero papel
ha sido soslayado, salvo excepciones de ciertos marxistas res­ ponsables como Fernando Claudín, que dijo: «Existe una leyenda
que atribuye a Mijail Suslov la condición de haber sido el prin­
cipal teórico del Kremlin. Esto, en realidad, es un mito. Es di­
fícil encontrar alguna idea original, ni siquiera una formulación
nueva de las teorías marxistas», «era un -guardián de la orto­
doxia sin ninguna brillantez ni originalidad», o la del profesor de Historia de las Ideas de la Facultad de Ciencias Políticas,
Juan Trías Vejarano, que dice respecto a Suslov: «Entró en el partido, cuando se estaba operando la identificación de Estado
y partido, de dictadura del proletariado y dictadura del PCUS,
y de forma creciente se hacía de la salvaguardia de la URSS la
principal garantía de la preservación y avance del movimiento
revolucionario mundial en un contexto de aislamiento interna­cional. Suslov fue, ante todo, un hombre de partido y, por ello,
menos solicitado por las exigencias de acomodación y eficacia
de un gestor del área gubernamental». «Suslov ha desempeñado
el papel de
guardián de

la ortodoxia sobre la base de los postu­
lados afirmados

desde los inicios de la era de Stalin».
No hay duda en que la muerte de Suslov ocasionará cambios
en la estructura del poder soviético, de hecho ya los ha origina­
do con el ascenso al segundo puesto de la jerarquía de Yuri V.
ºAndropov, jefe del KGB y miembro del Politburó, nombrado también Secretario del Comité Central del Partido Comunista de
la
Un.ión Soviética.

Andropov, de sesenta y ocho años -una vez
más vemos la gerontocracia soviética- cubrió así la vacante oca­
sicnada con el fallecimiento de Suslov, ascendiendo al puesto
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
número dos de la Unión Soviética, ya que es de los pocos elegi­
dos, en los que se da una condición casi clave para el poder en
la URSS, y es la de pertenecer a
la vez al Politburó y al Secre­
tariado del Partido (2). El reforzamiento de
la presencia de An­
dropov pese a
la línea dada en llamar pragmática del Partido
Comunista, y su ascenso desde máximo jefe de la policía más
poderosa del mundo hacia este puesto, no pensamos que vaya a
significar un

cambio notable en el futuro de la política sovié­
tica, ya que
la misma, tal como hemos repetido en numerosas
ocasiones, está por encima de las diferencias existentes entre las personas, está
al servicio de unos fines y de unos objetivos de­
terminados.
No nos perderemos en anécdotas, casi siempre pobre futu­
rología, sobre la lucha por el poder en la URSS, ni que a pesar
de su importancia Suslov ha sido decisivo en
la eliminación fí­
sica de uno de los segundos del KGB, Semioni Tzvigun, y su
posterior sucesión por el general Georgi Tsinev, sino que hay que hacer hincapié en la importancia susloviana como elemento
o pieza clave en
la estructura del Partido Comunista en la URSS,
al analizar una experiencia valiosísima
. en
el camino de
la re­
volución.
(2) Yuri V. Andropov, con 68 años, resulta, paradójicamente, joven
dentro de los promedios de edad de los componentes del Politburó.
Brez­
nev con 76 años, Cheroenko 70, Kunaev · 70, Gorbachev 51 -es dema­
siado joven dentro de esta lista-, Crishin 67, Gromyko 72, Kirilenko 75,
Pelshe 83, Ro.manov 50, Cherbitsky 64, Tijonov 77, Ustinov 74. Varias
veces
hemos comentado el error de vaticinar con las normas
al uso, las
posibilidades de quién será el próximo dirigente soviético. Dejemos las
especulaciones sobre la sucesión si será Andropov, ahora número dos, o
el má~ joven Gorbachev, o los tantas veces especulados Chemenko y Gris­
hin. Lo cierto es que no se esperaba el nombramiento de Andropov, y
nadie, ni los más conocidos especialistas podían suponer el nombramiento
para jefe del KGB, del hasta hace
poco casi
total desconocido Vitali Fe­
dorchuk, «chekista»

profesional y, con
64 años
de edad.
En las crisis so­
viéticas sigue siendo válido aquel calificativo de
juzgar a

la URSS como
«un enigma envuelto en un
misteri9».
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CAPÍTULO 111
El expansionismo.
El universo comunista lleva, en sí, a modo de transnns1on
genética, un factor imperativo, dominante y característico del
sistema, y es el de su continua y necesaria expansión. Desde el
triunfo de la revolución, en 1917, el expansionismo fue una
constante, aunque

saldada con fracasos al principio: las revolu­
ciones rojas en Baviera
y en Hungría, las luchas con Polonia y,
posteriormente, el fracaso, a fines de los años 20, de la Revolu­
ción en China ... , hechos que motivatían los pretextos ideoló­ gicos para la primera gran pugna relacionada con el expansionis­
mo comunista, si la de reforzar la Unión Soviética como base
de la revolución universal, o sea, la del socialismo en un solo
país o aquella que suponía que la Unión Soviética debería estar
al servicio de la Internacional, la revolución permanente trots­
kista (3

).
Recientemente hemos tenido ocasión de ver que una desta­
cada autoridad en la materia ( 4) ha confirmado algo que hemos sostenido en varias ocasiones,
y es el que la URSS tiene de so­
viético sólo el nombre, desde nada menos que 1921, cuando los
sublevados de Kronstadt que se alzan al grito de ¡ Vivan los
Soviets!, ¡Ahajo los Bolcheviques! son aplastados, siendo
tam­
bién un hecho la pérdida del primitivo internacionalismo de los
fundadores de la Tercera Internacional que consideraban que el triunfo en Rusia era, sí, un hecho afortunado, pero sólo un paso
hacia la

revolución mundial,
y, por consiguiente, era la Repú­
blica Soviética la que debería estar al servicio de la Internacio­ nal
y no ésta al de aquélla, motivando, por consiguiente, la
fundación de la Cuarta Internacional.
(3) Angel Maestro, Socialismo en un solo pafs o revolución perma­
nente.

La
polémiéa Stalin-TrotSKy.
(4) Víctor Alba, Historia del estalinismo.
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
Pues bien, sea el internacionalismo trotskista, a veces utó­
pico, o el asentamiento de
la realidad de la URSS staliniana
como

plataforma para
fortalecer el
comunismo y aspirar luego
a desorrollar sus conquistas
-lo que

ha demostrado tener unas
bases más sólidas que el utopismo trotskista-, el expansionís­
mo es una característica vital del sistema, y es que cuando el
comunismo se hiciese conservador de sus conquistas, mirase ha­
cia atrás con placidez recreándose en las mismas, en sus logros
y en sus realizaciones el marxismo-leninismo habría perdido esa
piedra angular,
y más aún, cerebro de su desarrollo.
El marxismo-leninismo es,
per se, una necesidad imperiosa
de crecimiento, e
iría contra natura del mismo el pretender que
descansase, que consolidase su fuerza y su posición hegemónica
en tan grande parte del globo. Esa posición hegemónica no se con­
tenta sólo con haberse apodetado de una extensión territorial sin
precedentes en la historia, ya que no
es sólo

territorial, sino
que se ha apoderado de la sociedad civil que compone esas na­
ciones .con un dominio que no sólo es el físico, ya que
trata
de
imponer

la conformidad mental de los dominados,
al prin­
cipio por la fuerza, pero más tarde, con la aceptación fatalista
de que resulta imposible oponerse
al movimiento de la historia,
de la cual el materialismo histórico y el marxismo-leninismo
resultan ser los únicos
y correctos intérpretes en el porvenir
futuro de la humanidad (5).
La
expansión creciente y sin pausas del universo comunista,
impulsado por ese formidable motor que para sus fines consti­ tuye
la· Unión

Soviética, hace que todo esté destinado a la con-
(5) Manuel Foyaca de la Concha, -muy probablemente el ínvestiga­
dot que más conoce sobré Lenin y_ su obra, en España, y destacada auto­
ridad

en
el tema-comenta en su documentadísima biografía leninista
en varios tomos,
y aún sin concluir, que una pregunta que hacía Mi­
jailovski molestaba especialmente a Lenin y era: « ¿CU.al será el curso de
la historia más allá de la última fase del proceso descrito por Marx?».
Lenin no debfa encontrar respuesta válida a ese último estado de la hu­
manidad, y optó por evasiVa·s «distrayendo al lector con la forma de
argüir de Mijailovski».
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
secución de un fin: la aceptación del marxismo-leninismo por
la humanidad toda,
y ello presentado no como un acto capricho­
so de barbarie o de fuerza, sino tal
'cual antes apuntábamos,
consecuencia lógica
y correcta interpretación del porvenir his­
tórico. Para conseguir esa soluci6n, a escala mundial, se ha de
recurrir, muchas veces, a pactos y componendas con los elemen­
tos exteriores, sin olvidar nunca que el pacto, para un marxista­
leninista, es una solución táctica o una dificultad pasajera, nunca
debe constituir un acto de honor y fe entre ambas partes. Desde
1917 los ejemplos son innumerables (6).
Se ha acusado a los dirigentes de la URSS de haber trasgre­
dido los acuerdos solemnemente firmados en Helsinki, llenos de
rimbombantes a la vez que utópicas declaraciones en favor del
desarme, de la libertad de información, de la paz
y del derecho
de libre circulación entre los pueblos, palabras, sí, destinadas a los ilusos
y sostenedores de ese gran mal de nuestro tiempo
-y que

naturalmente colabora a la expansión del leninismo
haciendo en parte posible su triunfo-, nos referimos a la uto­
pía, pero algunos tratadistas soviéticos escriben de forma clara e inequívoca
y exponen totudarnente el que «la Unión Soviética,
al firmar convenios de este tipo, no acepta las acciones que per­
judiquen al socialismo. Los planes de los círculos reaccionarios
a este respecto no tienen nada que ver con el documento
fir­
mado en Helsinki».
El pacifismo, por consiguente, tampoco es interpretado por
los leninistas en el estilo de esas masas amorfas y de proceso
unidereccional que vemos manifestarse en los países llamados
democráticos; el pacifismo utilizado por Moscú, es hoy en día
una
de las armas más formidables en la lucha por la consecu­
ción de la conquista de la sociedad occidental (7).
(6) Angel Maestro, «La táctica en la teoría y en la praxis marxista­
lenista», en
Verbo, núms. 175 y 176.
(7) La obra de Arnauld de Borchgrave y de Roberto Moss, El pin·
cho --conocida en otras naciones como El iceberg-, es sumamente grá­
fica. en el tema de la manipulación de los movimientos progresistas. Un
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
Los textos de los panegiristas soviéticos son tan claros y
precisos que casi sobra toda pormenorización de los mismos,
«a diferencia de los pacifistas y otros adversarios liberaloides
de la guerra, los marxistas·leninistas no se limitan a soñar con
la paz, sino que luchan eficazmente por la paz, organizando a
las masas proletarias para la lucha contra
la política de rapiña
del imperialismo, o el derrocamiento del dominio de los explo­ tadores promotores de la guerra de conquista, por la instaura­
ción del poder de la clase obrera, de los trabajadores, adversarios
de las guerras por principio» (8). Y, así, desde 1917, el comu­
nista ha hablado,
y esto es lo asombroso, siempre de una forma
clara al anunciar sus proyectos de conquista y transformación
de la sociedad, no oculta sus fines, los pregona a quien quiere
oírlos; claro que d opositor característico de las democracias
liberales no oye lo que no quiere oír, y sólo adapta sus esque­
mas vitales a aquello que le es grato, o sea, que para
él, a di­
ferencia de un procedimiento lógico elemental, las cosas no son
como son, sino como quisiera que fuesen. «. . . la distensión en
modo alguno anula y puede anular o modificar las leyes de la
lucha de clases. Nadie puede esperar que en las condiciones de
distensión, los comunistas se resignen con la explotación capi­
talista o que los monopolistas se hagan partidarios de la revolu­
ción. Al mismo tiempo, la estricta observancia del principio de
injerencia en los asuntos de otros Estados y el respeto de su
independencia y soberanía es una de las condiciones indispensa­
bles de la distensión» (9).
Resulta absurdo
y revelador del más elemental desconoci­
miento del marxismo-leninismo, pretender que el comunista so­
viético, en lo que respecta a las relaciones.internacionales, se va
trabajo tan importante y actualizado, ha pasado en Espafia -desconozco
si
será por manipulación o por la ignorancia al
uso-casi en un total
silencio.
(8) V. Korionov, «En aras del hombre. Acerca del foro de los comu­
nistas soviéticos».
(9) L. Breznev, XXV Congreso dél Partido Comunista de la Unión
Soviética.
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a comportar como si fuese representante de un estado burgués­demócrático, sólo la ignorancia más supina puede justificar tal
toma de postura; a veces
la traición, sí,. la colaboración con el
enemigo, pero la mayoría de las veces, la inmensa mayoría de
las mismas,

no es la traición, sino la ignorancia,
el desconoci­
miento, el error más abismal (10). Se pretende que el comunista
haga en su nación lo que le parezca, pero que no se interfiera,
que no intervenga en los asuntos internos de otras naciones:
¡Asombroso!, sólo un desconocimiento asnal del leninismo puede
pretender algo que va
contra natura, contra la esencia misma
del sistema. El comunista que alcanza el poder de forma primordial trata
de afianzar
el sistema marxista-leninista en su ámbito nacional,
pero posee, a la vez, como característica básica, un internacio­ nalismo profundo, que si no es tan utópico como
el troskismo,
sí constituye algo básico de
la doctrina: «Los comunistas que
están en
el poder construyen el socialismo y el comunismo en
sus países
· respectivos,

y ven en ello·
su. obligación
primordial.
Pero son,
al mismo tiempo, internacionalistas por convicción,
no pueden ser, nunca serán diferentes ante los destinos de la
construcción socialista en otros países, ante la causa común de la
revolucionario de nuestro planeta. Los comunistas que luchan
por derrocar a las clases dominantes en los países capitalistas
lo hacen en sus respectivos países y ven en ello su deber pri­
mordial. Pero, como son internacionalistas, no pueden ser indi­
ferentes ante los destinos del movimiento revolucionario en otros
paf ses»

( 11).
(10) Citemos, aunque muy brevemente, el error cometido por los
presidentes de los Estados Unidos, Rooselveet
y Carter. El primero cuando
confiaba en la buena
fe de Stalin al haber cedido a todas sus peticiones
y pensando
Cfue, por tanto, se sentiría·-obligado a· corresponder; eran los
tiempos en la que la prensa capitilista y yanqui, hablaba del «buen
do
Joe». Y Carter, cuando al ver la fuvaSi6n soviética de Afganistán, des~
pués

de haber cedido en las conversaciones
Salt, y en tanto otros temas
dice: «¡Breznev me ha engañado!».
(11) V. Koríonov,
op. cit.
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
Otra de las facetas más destacadas del expansionismo es el
hecho de la comprensión del poder cultural; el poder cultural es
una de las características básicas, de los profundos cimientos en
que se apoya
. el

expansionismo y, para su realización, Antonio
Gramsci sentaría una verdadera obra maestra: «Gramsci com­
prende como nadie en el campo revolucionario esta necesidad y vive con la obsesión de que los intelectuales han de hacer po­
sible, no la toma violenta del poder por sí sola, sino el consen­
timiento de la sociedad civil con el que
será posible

la hege­
monía de clase. En sus interesantísimos comentarios sobre Ma­
quiavelo, se pone de manifiesto que el motor histórico, el sujeto
de la historia pasa a ser desempeñado por los intelectuales ligados
al proletariado. El intelectual encontrará su guía para la acción
en el correcto desarrollo y aplicación de la subversión contra el
estado y la sociedad actual» ( 12).
Frente a la teoría de Montesquieu, de la división de pode­
res en tres, el
Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, aceptado
hoy en
día como algo inmutable por mentes que se dicen pro­
gresistas, pero que parecen no darse cuenta de la inevitable mu­
tabilidad de las formas, se alza la tesis soviética de que los po­
deres reales

hoy en día siguen siendo tres, pero distintos: el Cul­
tural, el Económico y el Político. Sobre ello, el intelectual y
escritor español, Carlos
Arceán, ha

publicado un trabajo suma­
mente interesante
titulado: La batalla por el poder cultural, en
el que con forma y contenido plenamente acertado expone cómo
esos poderes son los decisivos en
la sociedad civil de nuestro
tiempo, y que coincide con las tesis gramscianas de conquista
de la sociedad civil.
No puede combatirse al enemigo sin saber cuáles son sus
armas y sus posibilidades, y enfrentar a la realidad de hoy tras­
nochadas teorías políticas propias del siglo
XVIII, no puede con­
ducir más que indefectiblemente al fracaso. «La gran novedad
de las nuevas tesis soviéticas es que quien controle el poder
(12) Angel Maestro, «Gramsci. La revoluci6n actualizada», en Verbo,
números 201 y 202.
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cultural, acabará por controlar a largo plazo los otros dos po­
deres fundamentales. Las conquistas de la televisión, la radio y
la prensa, se convierten, por tanto, en prioritarias. Cuando el
poder se alcanza de golpe, el control de los medios informativos
es inmediato. Cuando actúa en el interior del sistema democrá­
tico, el camino más rentable es la infiltración y
la consigna de
que es necesario ser cauto y crearle «poco a poco»
mala con­
ciencia a los posibles adversarios. Hay que vencer al indeciso
en su propio interior, hacer que se sienta en falta y
partir del
supuesto

de que si el enemigo defiende el modelo de Estado
vigente en la tradición occidental, lo hace por motivos de con­
veniencia personal y no por espíritu de justicia. Cuando
la in­
filtración es ya lo suficientemente poderosa, se aconseja actuar
a cara relativamente descubierta. La fruta está entonces madura
y es posible conquistar los dos poderes restantes. Los partidos
afines son útiles en la fase inmediatamente anterior a la con­
quista, pero se convierten tras la misma en los más peligrosos
y en los que hay que amordazar de manera más drástica» ( 14 ). Creo que hemos visto de forma casi indubitable de que el
expansionismo, o sea, la lucha con el sistema adverso es una
característica primaria y fundamental del universo comunista, y que esto no obedece a un simple problema de personalidad
-pensaban algunos que ya ni siquiera se acordaban de Trotsky, que muerto Stalin la Unión Soviética sería menos agresiva y
de­
jaría

de
crear problemas,
consecuencia, de esa dinámica expan­
sionista-, no, no es problema de dirigentes, sino del sustrato
mismo de
la teoría política. Resulta asombrosa la ingenuidad
de ciertos analistas occidentales cuando Stalin acuerda disolver
la Komintern, y revistas con fama de serias, con mentalidad
muy típica
del liberalismo dogmático, tal
The Round Table,
pensaban que la URSS había renunciado a su expansionismo. La disolución de la Komintern fue sólo un gesto simbólico, tanto
más fácil a realizar por Stalin cuanto que en los países en que
(13) Carlos Areán, «La batalla por el poder cultural>. Trabajo pu­
blicado
en el diario
Y A, de Madrid.
1122
Fundaci\363n Speiro

EL UNNERSO COMUNISTA DE HOY
el comunismo está autorizado, la firme dirección de las acciones
locales estaba trazada
sin necesidad que la Komintern lo hiciese.
No puede haber una definitiva coexistencia entre los siste­
mas comunistas
y capitalistas, el antagonismo es intrínseco al
universo comunista, y a pesar de ese escepticismo con que aún
se quiere acoger esta tesis sobre la inviabilidad de ambos siste­
mas por mentes no infiltradas, sino llenas de un socialismo
fa­
biano, o de un utopismo completo, resulta que una vez más las
palabras de los dirigentes son reveladoras,
y nada menos que
Lenin respecto a la salida de la sociedad burguesa, dice «de la
que sólo puede haber una salida, la
cual emana necesariamente
de la esencia misma del régimen burgués: precisamente
la lucha
de clases del proletariado contra la burguesía». El expansionismo comunista después de la organización del
Estado bolchevique cambió el programa primitivo de revolución
mundial, desde una táctica lineal que en cierto modo se exten­
día uniformemente al mundo entero, hasta un programa con­
creto de expansión: la política
de la mancha de aceite, a nuestro
juicio más acertada
y eficaz que el primero.
El sistema dado al mundo a finales del siglo
XVIII con la
Revolución Francesa, o como dirían los tratadistas soviéticos,
la revolución democrático-burguesa francesa, lleva en sí de for­
ma axiomática el ser trascendido por la revolución socialista.
CAPÍTULO IV
Flexibilidad y adaptabilidad.
Flexibilidad y adaptabilidad: dos de las características bá­
sicas en la expansión del universo comunista. A diferencia de
los regímenes nazis o fascistas, los marxistas-leninistas habían sabido tener desde el principio, antes incluso de 1917, una flexi­
bilidad en cuestiones de procedimiento, que sin alterar sus esen­
cias básicas les han permitido acoplarse a las circunstancias
di­
fíciles y conseguir sobrepasar situaciones verdaderamente graves
1123
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
que habían puesto en peligro su misma existencia. La rigidez
inmutable, y la
tozudez de
los grupos
nazis y
fascistas -sal­
vando naturalmente una causa de primera magnitud, como fue
la derrota en la segunda gran guerra-, hacen que hoy en
día
carezcan de posibilidades, mientras el comunista demuestra una
habilidad incomparablemente mayor en su táctica -llegando tam­
bién a extremos muy difíciles, como el caso del eurocomunísmo, sobre el que incidiremos más
adelante-, flexibilidad

que les
permite plegarse a situaciones adversas, contando, naturalmente, con una de las mayores ventajas a su favor, que es la de enfren­
tarse con los utópicos, factor que de por sí ya puede inclinar
en gran parte el triunfo del lado marxista-leninista. No habla­
remos aquí de la utopía y sus consecuencias, tema sobre el que
Juan Vallet de Goytisolo ha escrito tan brillantes páginas.
Los marxistas-lenínístas ha dado un ejemplo continuo de esa
flexibilidad y adaptabilidad de las que antes hablamos; han re­
chazado el mimetismo ciego de querer copiar a escala
particular
las

condiciones de la revolución de 1917. Lenín, en su obra
El
izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo, dijo de forma
explícita que los comunistas debían «saber aplicar los principios generales y fundamentales del comunismo a las peculiaridades de
las relaciones entre las clases y los partidos, a las peculiaridades del desarrollo objetivo hacia el comunismo, propias de cada país,
y que es necesario saber estudiar, descubrir y adivinar», « ... aun­
que la escuela preparatoria que conduce el movimiento obrero,
a la victoria sobre la burguesía sea en todas partes idénticas en
el fondo, su desarrollo se efectúa en cada país de un modo ori­
ginal».
Los comunistas han dado pruebas de esa flexibilidad al acep­
tar, por un lado, las experiencias aprendidas en
la lucha revolu­
cionaria mundial, y las particularidades ofrecidas por
algunos par·
tidos marxistas-leninístas junto con evitar la tentación de caer en
el error de estimar demasiado los particularismos de una na­
ción o

grupo de naciones, ya que el subjetivizar en exceso esas
particulatidades puede conducir a casos como
el de los euroco­
munistas. Ellos han procurado algo muy difícil, y que para mi
1124
Fundaci\363n Speiro

EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
op1ruon es una de sus principales conquistas -sin olvidar de
nuevo la estupidez congénita de los adversarios utópicos-, y es
armonizar esas teorías,
lejos del

dogmatismo marxista, con la
flexibilidad leninista, produciendo una fuerza dificilísima de ven­
= con los medios puestos hasta ahora en práctica.
Por un lado el utopismo suicida, por otro un terror ciego,
pero sin uso, de la inteligencia. El terror por el terror, sin una
aplicación inteligente de unos objetivos está siempre destinado al fracaso,
el creer que con la mera fuerza bruta se puede hacer
retroceder a unas ideas, es propio de ignorantes o de desequi­
librados,
Lenin supo adoptar esa flexibilidad cuando le era útil,
sin caer en dogmatismos de fuerzas ciegas, sino comprendiendo que las fuerzas que se movían estaban compuestas por hombres,
y aquí adquiere todo su valor esa frase de Marx, caracterizada
entre las menos dogmáticas de las suyas, y más acorde con el
futuro leninismo: «La historia no es como una persona que
utiliza a los hombres para lograr sus fines. La historia no es
otra cosa que las acciones de los hombres en persecución de
sus fines».
Precisamente en conocer esa flexibilidad y adaptabilidad pue­
de estar la clave para comprender los movimientos y las inten­
ciones del movimiento comunista en cualquier situación: ver que
la flexibilidad significa tan sólo una retirada temporal de la
lucha hacia
el objetivo, temporal mientras las circunstancias lo
exijan, pero nunca definitiva.
«La coexistencia pacífica es la base de la emulación pacífica
entre el socialismo y
el capitalismo en el ámbito internacional,
y una forma específica de la lucha de clases entre ellos» (14 ).
Flexibilidad, si, pero sin olvidar nunca el fin último. En
ocasión del

conflicto planteado ya a nivel mundial, con la repre­
sión del movimiento «Solidaridad», se ha producido abiertamen­
te
la polémica, no ya con fines tácticos -como incluso muchos
de los que nos interesamos por estos temas supusimos en un
(14) El programa y los estatutos de partido comunista de la Unión
Soviética.
1125
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
pdncipio----, •ino que desbordando sus primitivos cauces ha arra­
sado muchos de los conceptos básicos e inamovibles del mar­
xismo-leninismo. La adaptabilidad fue demasiado lejos,
y al no
poder volver a la ortodoxia primitiva, fue causa de escisión
y de
cisma, tal como vemos en el partido comunista italiano
y tam­
bién en el español. En ocasiones anteriores he dicho que si Lenin
viviese hoy en día habría sido aún eurocomunista, por lo que su­
pone de suma habilidad en la adaptación a unas circunstancias,
pero ha surgido un error no previsto -la intervención humana
que hace que los movimientos históricos no estén programados
para uso de robots,
y sí con las debilidades propias del ser hu­
mano-,
y es el haber fallado el concepto «sagrado» para un ver­
dadero comunista de la disciplina
de partido.
Pravda ha mantenido una controversia seguida a nivel mun­
dial con sumo interés por todos los estudiosos del tema del co­
munismo en el mundo, controversia con el órgano del partido
comunista italiano
L'Unitá, polémica sobre el caso polaco, y que
ha puesto de relieve y11 prácticamente la diferencia que separa a
ambas concepciones del comunismo. El órgano soviético ha re­
machado una vez más la cuestión indicando cómo no puede nun­ ca en
un sistema

socialista existir libertad de acción para los que
pisoteando la legitimidad soviética «con ayuda del exterior» in­ tentan
minar el sistema socialista. Pravda dice, de forma que
no admite discusión, respecto a la libertad para los opositores al
sistema: «en efecto, estos individuos no tienen esa libertad de
los países del socialismo real porque ello no significaría reforzar,
sino socavar las bases del nuevo sistema socialista». La herejía
se ha producido cuando el partido comunista italiano ha acatado
claramente conceptos considerados por encima de toda discusión
en una sociedad socialista, Entre ellos, al constituirse «Solidari­
dad», criticar la postura de las autoridades soviéticas de incluir
y subrayar la afirmación de la función dirigente del partido co­
munista en el sindicato, El escepticismo respecto a que las crisis surgidas en el seno de la sociedad socialista no siempre son con­
secuencia de los amaños
y de los complots de las «fuerzas con­
trarrevolucionarias internas que se aprovechan de algunos erro-
1126
Fundaci\363n Speiro

EL UNNERSO COMUNISTA DE HOY
res». El comentar que en las crisis surgidas en los países socia­
listas hay

temas profundos que ponen en entredicho al propio
modelo soviético. Para ello se apoyan incluso en textos de To­
gliatti criticando a Stalin -naturalmente después del XX Con­ greso del PC de la URSS, ya que antes hay abundantes
textos en los que

los elogios al fallecido dictador eran enormes y
desme­
surados--
y

también en textos de Togliatti en 1964, en los que
sugiere la posibilidad de discusiones abiertas en los países socia­
listas; también se permite criticar
no s6lo

ya
la intervención en
Polonia, sino también
la de Afganistán, pretextando que da ar­
gumentos a las
fuerzas del
imperialismo o reaccionarias para po­
der pisotear en otro lugar estos mismos valores: «quien no está
con nosotros está contra nosotros». «Semejante postura ya en
el pasado hizo mucho daño a la causa del socialismo y a la hu­
manidad» (15).
Flexibilidad y adaptabilidad, sí, uno de los logros más posi­
tivos en
la lucha que los comunistas sostienen por hacer una rea­
lidad a escala mundial el triunfo de
la revoluci6n. Pero siempre,
no lo olvidemos, dentro de
la fidelidad al dogma marxista-leni­
nista, motor del universo
comunista, y
no olvidemos que ese
motor sigue siendo la Unión Soviética.
El eurocomunismo, tema sobre d que se ha escrito y comen~
tado hasta la saciedad, ha puesto de relieve el peligro de una
táctica cuando muchos de los actores no tenían una conciencia
decidida de lo que supone ser un verdadero comunista, con la entrega total a los conceptos expresados por el partido más bien
elidamos por

el aparato del partido. El
eurocomuuismo puede representar en el universo comunista una escisión de algunos
sectores de mayor envergadura que la sufrida entre los 1944 y
1947, años de otra «herejía» en
la Europa de entonces, la de
los armonizadores entre democracia y comunismo
..
El

eurocomunismo, planteado en un principio como proyec­
ci6n de la imagen del partido en el exterior, dio paso a otra
corriente latente en el Partido Comunista, y era la de los que
(15) Respuesta de L Vnitá a Pravda.
1127
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
de verdad creían en ella, de los que superaban el concepto de
mera táctica
ha'bil y apropiada para las circunstancias, para pen­
sar sinceramente que esas ideas democratizad.oras serían aplica­
das de verdad a la vida misma del partido.
Ha sido el querer borrar el leninismo, por lo menos su con­
cepto de dogma, reduciéndolo a una experiencia útil en cierto
momento
y situación; evidenciando una falta de conocimiento
real de lo que es el universo comunista, falta de conocimiento
real no sólo en militantes más o menos utópicos con poca
pre­
paración, sino incluso entre profesores universitarios pretendi­
damente especializados en el marxismo-leninismo, pero especia­lizados en mera erudición,
y en discusiones bizantinas de los
hechos
y acontecimientos del partido, pero que no han llegado
jamás a comprender la verdadera sustancia interna del marxis­
mo-leninismo, su

pretensión de guía insustituible en la lucha
revolucionada y de no comprender que, respecto al. marxismo,
desfasado en tantos aspectos, el leninismo supuso una «autore­
novación continua de la teoría revolucionaria como consecuencia
de la práctica revolucionaria»,
y si en esta renovación figuraba
el eurocomunismo, bien acogido fuese esto como táctica pero
nada más, nunca como sustrato y esencia del sistema que es lo
que ha llevado a error a tantos comunistas de nuevo cuño y que
ahora, al igual que los utópicos de otro signo, se lamentan una
vez más con el ¡no es eso!, ¡no es eso!
El internacionalismo proletario -no hay que equivocarse, y
no nos engañemos, la Unión Soviética es quien lo define hoy
por su fuerza
y por sus medios para ello, proporciona la única
versión aceptada del internacionalismo de acuerdo con unos fines
y con una guía para la acción marcada por el Partido Comunista
de la URSS-, no debe ser considerado como uno de
los-aspectos
secundados

del marxismo-leninismo. En ningún modo, es uno de
los principios fundamentales
y básicos de la doctrina marxista­
lerJnista.
1128
Fundaci\363n Speiro

EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
CAPÍTULO V
Situación española.
Desde una perspectiva internacional, el marxismo español que
cuenta en nuestra nación con una antigüedad ya respetable, no
ha dado

a luz figuras del pensamiento, primero marxista y luego
marxista-leninista. En nuestra Patria, dentro del PSOE primero,
no surgieron, ni de cerca, unos Berstein, Kautski, Plejanov, etc.,
y después en el seno del PCE tampoco surgieron no ya gigan­
tes como Gramsci, sioo tan siquiera figuras de un tipo medio
presentables como ideólogos en el conjunto ioternacional del
universo comunista; los problemas del PCE, como tantos pro­
blemas de España, no tienen apenas valor y proyección fuera de nuestras fronteras, dado el clima de postración y desesperan­
za que atraviesa hoy nuestra nación -al que tan eficazmente
han contribuido no sólo los marxistas-lenioistas · en el cumpli­
miento de su papel, aunque mucho más eficazmente los demo­
cráticos utópicos-; por tanto, las perspectivas de
aparición de
escuelas

del pensamiento con luz propia no parece demasiado
posible, aunque hay que reconocer en el mundo comunista es­ pañol de hoy la existencia de
teóricos con

cierta altura y do­
minio del tema; figuras que, sin embargo, tienen poca trascen­
dencia práctica en las decisiones políticas, estando éstas en manos
de hombres más pragmáticos que teóricos.
Pensamos que es necesario en este breve panorama del uni­
verso comunista dedicar una parte al análisis, lo más objetivo
posible, de la situación del comunismo español -repetimos que
no por su importancia a nivel universal ni teórica ni práctica­
mente--, aunque

sea tan sólo por el hecho de ser
el que más
nos afecta de cerca.
El partido comunista se encuentra atravesando una situación
crítica, algo tan evidente que nadie puede negarlo; pero cu:íles
son

las causas de dicha crisis
y las circunstancias que han llevado
a
la misma --con los consiguientes riesgos de escisión inherentes
1129
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
a esas situaciones- resulta de comprensión algo más difícil, y sólo de un correcto análisis de ellas puede deducirse el porqué
de esa situación que afecta a los comunistas españoles, y sobre
la cual no puede especularse con la misma frivolidad e
ignoran­
cia

con la que se especula al hablar de la otra crisis de moda,
la de UCD.
Por eso, al enjuiciar la crisis comunista se corre un riesgo
evidente, tal como hemos visto en numerosos columnistas de la
prensa diaria, y es el enfocarla con la misma superficialidad, sin
tratar de enjuiciarla con un mínimo de rigor analítico y com­
prenderla dentro de las características peculiares de los partidos comunistas; claro que para ello
habría que

haber leído más,
haberse instruido,
y no limitarse a ese periodismo de cotillería
habitual y porteril de tantos y tantas, aunque esto lamentable­
mente sea la tónica general. El PCE atravesó una crisis clara, que ha sido
-aunque esto
parezca

absurdo por la situación actual- de crecimiento, y de
pasar
.de la clandestinidad

a la legalidad. En la época en que
podría ejercerse

la represión contra los comunistas, y muy es­
pecialmente en los últimos años del anterior régimen, donde se habían aflojado innegablemente los mecanismos represivos, y ser comunista no significaba evidentemente los peligros del años
40 ó 50, donde sí que era hasta mortal el peligro de ser descu­
bierto, si no que, al contrario, a finales de los 60 y principios de los 70, el ser comunista o el declararse afín o comprensivo
era vista

incluso de buen tono por sectores amplios de la bur­
guesía liberal
y aparentemente progresista que, alegremente, de
forma frívola, juzgaba así un movimiento de alcance universal
y trascedente como es el comunista.
En cumplimiento. de un planteamiento irreprochablemente
ortodoxo; los dirigentes del PCE vieron una oportunidad
muy
aprovechable

de ensanchar su partido con nuevos militantes
y
sin renunciar a nada de lo esencialmente básico.
Lenin en sus cartas sobre «Táctica», en la titulada Acerca
de los compromisos, publicada el 19 de septiembre de 1917,
trata de hacer llegar a los miembros del partido el error de creer
1130
Fundaci\363n Speiro

EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
que los bolcheviques eran un partido que nunca se prestaba a
compromisos con nadie, insistiendo en que el partido no debe
proclamar de

antemano como imposible
la renuncia a cualquier
compromiso,
si no que a través de éstos y en la medida que
son inevitables debe procurar el cumplimiento de su misión re­
volucionaria, de su obra de preparación de la revolución y de
educación de las masas para el triunfo revolucionario. Ya en 1920, y en los debates :internos sostenidos en respues­
ta a las preguntas del comunista :inglés Landsbury, se conside­
.raba por

Lenin que un comunista puede concertar compromisos
o acuerdos con los capitalistas, todo depende de qué acuerdo y
en qué

condiciones deben firmarse los acuerdos cuando son ab­
solutamente necesarios, radicando aqui las diferencias de forma
de acción con los izquierdistas, a los que siempre han fustigado
los comunistas, por utópicos, como los revolucionarios de la
Comuna de París, que tenían como frase «Ningún compromiso»,
criticando este argumento por estéril y vano ya por Engels en 1873. El compromiso, los pactos siempre son útiles para el co­
munismo cuando gracias a
él pueden

robustecer, fortalecer y
desarrollar inmediatamente su actividad revolucionaria.
El equipo dirigido por Carrillo pudo optar entre un partido
limitado a un crecimiento ciertamente vegetativo, pero de ducti­ lidad a ultranza, o entre un crecimiento casi espectacular, pero con
la entrada no ya de esos :intelectuales a los que voces en
tiempos bien autorizadas como la Pasionaria, calificaron de «ca­bezas de chorlito», o también de «picos de oro», sino un aluvión
de demócratas pseudorrevolucionarios, o de ·un .revolucionarismo
más bien aparente o superficial, de contestatarios críticos contra
el antiguo régimen, unidos más por un antifranquismo; sabían
lo que querían, la destrucción del antiguo régimen, pero confu,
didos

con los democrátas-utópicos y no por una fidelidad y con­
vicción a ultranza con lo que supone el marxismo-leninismo. El nuevo aluvión de militantes tenía dentro de sí un germen
que les incapacitaba para aceptar lo que, aunque parezca para­
dójico, en un partido materialista denominaremos mística del
comunismo, privaba en ellos su sentimiento contestarlo, e in-
1131
Fundaci\363n Speiro

ANGEL MAESTRO MARTINEZ
fantilmente revolucionario, que la aceptación de la disciplina del
partido, el considerar que el miembro del partido no es sólo
-a_ diferencia de otros grupos políticos-un cotizan te, sino
un individuo que se identifica y dedica su tiempo y energías a
la consecución de las consignas e instrucciones. Esto por un lado,
por el de mera actitud pseudopasiva; por otro, el de militante imbuido o más bien atiborrado de consignas democráticas, útiles
para un partido burgués pero no para un partido revoluciona­
rio, y que no llega a superar en su mente esa actitud de demo­
cracia burguesa, formal, y a la que todo debe estar subordinado.
También en ciertos sectores del partido podemos señalar la
presencia, especialmente en ciertos altos cuadros, de una «élite»,
a la que sin ambages de ningún tipo calificaríamos de «staff»
tecnocrático, con desviacionismos innegabl~s, pero mucho más
propensos a la identificación con un «manager» evolucionista y
progresista que con un miembro del partido comunista.
La no comprensión del verdadero papel del partido,
y el ver
sólo en él el instrumento eficaz
y útil para el antifranquismo,
movió a esos nuevos «comunistas» a confundir los medios con
los fines, y pensar que lo que era necesario para ampliar los
elementos en lucha contra
el antiguo régimen podría aplicarse
en condiciones subjetivas totalmente diferentes a la dirección
del partido en unas condiciones distintas.
Aclarada esa ortodoxia, es evidente que el «nuevo comunis­
ta» de aluvión, responde mucho más a esos pre-revolucionario~
de la Rusia del siglo XIX, como Zaicbnevski, un Necbaev o un
Tkacbev, revolucionarios en la medida que pensaban suplantar el sistema zarista
--en este

caso, el régimen del
18 de
juilo-,
pero con un idealismo, desde luego en Zaicbnevski
y Tkachev,
teñido de un socialismo utópico, pero sin
la comprensión de una
sociedad totalmente nueva, a la que sólo se puede llegar, desde
una óptica marxista-leninista, con unos planteamientos que son
los que impone el rigor
y la aplicación en ese rigor de la doc­
trina «ortodoxa» del marxismo-leninismo.
Es indudable que estas crisis afectan siempre, al menos en
principio, negativamente a los partidos, pues traen aparejadas el
1132
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EL UNIVERSO COMUNISTA DE HOY
descenso de militancia, la pérdida de algunos elementos valio­
sos, etc., peto el PCE, en su línea actual, es muy posible que
permanezca como un todo, aunque disminuido en efectivos e
influencia, al igual que Lenin al producirse la escisión menche­vique -y con esto no quieto justificar un historicismo a ultran­
za, si no una más fácil comprensión de la realidad-,
mientras
que

esos grupúsculos separados están destinados por su propias
e inevitables contradicciones internas, en un amasijo insoldable
de democracia burguesa partitocrática y comunismo, a disolvetse en un futuro próximo, o a caet en
un grupúsculo

de nula in­
fluencia para
la acción. La dirección del PCE durante tantos
años, tambien sería p6sible que hiciese su autocrítica, pues desató
la acción de unas fuerzas que de comunistas
tenían sólo

el nom­
bre, peto que no conocían
ni el ABC de lo que es la militancia
y la
acción_ dentro

de un partido marxista-leninista.
CAPÍTULO VI
Breve reflexión.
Todo en el univetso comunista debe ir encaminado al triun­
fo de una idea básica, el dominio de la revolución: la prensa
que en el Occidente libetal y democrático se considera por en­
cima del bien
y del mal, atribuyéndose con justicia la denomina­
ción de «cuarto poder» -más bien hoy en día es uno de los
componentes del poder cultural,
y uno de los poderes básicos
por tanto-, en el universo comunista tiene como principal mi­
sión no la de informar, sino sobre todo la de medio y factor
propagandístico. Recientemente en un editorial, y como prueba fehaciente de
lo que exponemos,
Pravda ha afirmado que «el petiodista so­
viético ha de tener
un espíritu
internacionalista
y antiimperia­
hsta, de

acuerdo fiel a
la consigna_ leninista de que el periodista
no es un informador, sino un propagandista».
Todo én el universo comunista va enca1llinado a 1a acción,
a la expansión de ese sistema, y todos los esfuerzos necesarios
1133
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ANGEL MAESTRO MARTINEZ
serán empleados para no permitir desviaciones o que las nacio­
nes pertenecientes a dicho universo puedan escoger su propio ca­
mino fuera del mismo y, una vez más, vemos esa claridad con
que sus dirigentes
lo exponen, tal cuando en marzo de 1982, al
producirse la visita a Moscú para la rendición de cuentas, por
parte del comunista polaco Jeruzelski, le respondió Breznev:
«na­
die

piense que el socialismo no se defenderá. Se defenderá. Y con
toda resolución. Tras el complejo día de hoy ya se vislumbra el
mañana mejor. Nosotros hemos ayudado a la Polonia socialista todo lo que hemos podido. Y continuaremos ayudándola. No son
simples palabras». Desde luego que no son simples palabras;
la
ayuda traducida en una expresa orden, en un mandato imperati­
vo de pertenencia al sistema, de no tolerar jamás su desviación
del camino del socialismo. Hemos visto que, a diferencia de la creencia de los democrá­
ticos-utópicos,
la comunidad socialista no es ningún continente
politico asilado; por el contrario, precisamente, dotado por su idea básica de una necesidad
de interacción

congénita al sistema,
haciendo realidad aquella frase de Marx de que «cada paso de
movimiento real vale más que una docena de programas».
El universo comunista, ·por su propia dinámica interna y por
su naturaleza estructural no puede parar,
y volviendo la vista atrás
recrearse en la contemplación de sus conquistas, y en el hecho
de que centenares de millones de
.seres humanos

pertenezcan ya
al sistema marxista-leninista. No, no puede pararse, pues enton­
ces
caería en la contradicci6n consigo mismo, chocaría con esa
particularfsima concepción del movimiento revolucionario mun­
dial,
unida íntimamente a la fortaleza y expansión sin pausa del
bloque socialista. El comunismo no descansará hasta que
la hu­
manidad

toda sea sujeto de transformación al nuevo sistema, hasta
que
el nuevo mesianismo leninista haya «redimido» al género hu­
mano, y· los
cambios de dirigentes,
de· figuras
más o menos
im­
portes

representarán la aceleración, mayor o menor, en
la conse­
cución de los objetivos, pero dentro siempre de una constante
que será la continuidad en búsqueda de unos fines últimos y
de­
flnidos.
1134
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EL UNNERSO COMUNISTA DE HOY
POST SCRIPTUM
A mediados del mes de noviembre de 1982 nos llega la no­
ticia de la muerte del líder supremo soviético, de Le6nidas Ilich
Breznev. Podría parecer que ello alteraba, si no substancialmente, sí en parte,
el contenido del trabajo precedente escrito en agosto
del mismo año. Nuestra opinión es que no incide apenas nada
sobre la filosofía del mismo. El fallecimiento del máximo jerarca
puede suponer unas ciertas variantes en
la aplicación de los pro­
cedimientos, pero sin alterar en lo fundamental
la constante de
un sistema; sistema que varía en lo accesorio con
la lógica im­
pronta de toda obra humana, pero que no se desvía en la con­ secución de un fin último.
En la época post-stalinista parecen haber desaparecido las
personas de características singulares, y haber sido
sustituidas por

hombres no demasiado brillantes que puedan arrojar una
luz cegadora sobre sus «iguales». Los «primus ínter pares» no
deben poseer luz propia en grado excesivo, precisamente en esa
opacidad puede estar su suerte,
el hecho de la elevación a la
máxima jerarquía del poder.
El expansionismo soviético, piedra fundamental del sistema,
tal como hemos tratado de demostrar, no se verá alterado por
el ascenso de Yuri Andropov - vaticinábamos, su ascenso al puesto número 1, aunque natural­
mente podríamos haber errado totalmente, no ha sido éste el caso, pero no nos felicitemos, por una vez el análisis del poder
en la sociedad jerárquica ha producido, a nuestro juicio, un re­
sultado previsto, pero el estudio de dicha sociedad es una con­
jetura a menudo inexacta, ya que también
se trata

de una socie­
dad de hombres y no de robots-, éste, Andropov, es una inte­
ligencia de valía probada, no sólo al frente del Comité para
la Seguridad del Estado, durante quince años, sino el creador de la intoxicación, de la desinformación a escala planetaria cuyos re­
sultados están a la vista; pero con independencia de los hom­
bres -igual si falleciese Andropov y le sustituyesen otras estre­
llas ascendentes, como Ponomariov, Zagladin,
Rizjov o

Aliev-,
el sistema posee unas constantes inamovibles en sus objetivos, mudable en lo accesorio y táctico, mas no en su último fin.
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