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Número 267-268

Serie XXVII

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La genealogía de la Revolución en Juan Donoso Cortés

LA GENEALOGIA DE LA REVOLUCION
EN JUAN DONOSO CORTES
POll
CRISTIAN GARAY VERA
En su más elaborado escrito ( 1 ), Juau Donoso Cortés comen­
taba al Cardenal Fornari que: «El árbol del error parece haber
llegado hoy a su madurez providencial; plautado por
la primera
generación de audaces heresiarcas, regado después por otras y
otras generaciones,
se vistió de hojas en tiempos de nuestros
abuelos, de flores en tiempos de nuestros padres, y hoy está,
de­
lante de nosotros y al alcauce de nuestra mauo, cargado de fru­
tos. Sus frutos deben ser malditos con una maldición especial,
como lo fueron en los tiempos antiguos las flores con
. que se
perfumó, las hojas que le cubrieron, el tronco que las sustuvo
y los hombres que lo plautaron» (2).
Esta descripción, al margen de la bella descripción del pá­
rrafo, revela en Donoso Cortés
la conciencia de una ver¡ladera
genealogía
de la· Revolución, con amplios autecedentes teológi­
cos, morales, sociales y políticos. Ellos, en medio de su ampli­
tud proporcionau una adecuada perspectiva del
. diagnóstico. mo­
ral del
célel,re extremeño acerca del avauce de los «filósofos» en
el mundo
y, por consiguiente, del retroceso de las fuerzas de la
Iglesia. Este proceso encarnaba para Donoso Cortés una clave
teológica
del más hondó significado y que se enlaza directamente
con sus previsiones acerca del «imperio de
la demagogia» ( 3)
(1) La «Carta al cardenal Fornari», antecedente insustituible del Sy­
llabus y de Quanta cura de Su Santidad Pío IX.
(2) «Carta al cardenal Fomari», pág. 614; JuAN DoNoso CollTÉS en
Obras completas,
II, edición de la BAC, 1946, Madrid.·
(3) Este es el imperio aludido por el insigne escritor cuondo se re·
fiere a sus previsiones apocalípticas dd futuro de Europa.
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CRISTIAN GARAY VERA
entendido como la culminación despótica de la negación de las
verdades
de la Iglesia en el mundo.
Ciertamente que esta genealogía de
la revolución se contra­
pone frontalmente con
la imagen del liberalismo decimonónico
y del proceso conducido por· éste en favor --'según lo proclama­
de las libertades públicas. Más bien esta genealogía conduda ha­
cia los totalitarismos · ideológicos que ya se habían expresado en
1789, durante la Revolución francesa, y que proclamaban su v0-
luntad hegemónica a mediados del siglo XIX.
En el origen, la soberbia.
En su Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socia­
lismo, Donoso Cortés asevera que todo lo existente puede redu­
cirse a un problema teológico, porque
la teología, ciencia de
Dios, es también ciencia
de lo creado ( 4 ). En consecuencia, no es
. extraño que la conciencia del orden sobrenatural sea el primer
fundamento del sistema natural y báse del principio de auto­
ridad.
En su Carta al cardenal Fornari afirmó gálanamente: «¿Sa­
béis
lo que es la revolución? Es el último término adonde ha
llegado el orgullo» (5). Para Donoso Cortés este término de
«orgullo» tiene el más amplio significado moral y social: impli­
ca, tanto el orgullo de. la rebelión burguesa contra los nobles ( o
el de los proletarios contra los burgueses), como la infinita re­
belión . de la cteatura contra su Creador. En el orgullo radica el
non serviam de la Escritura y la revuelta de los sentidos contra
el recto orden de las cosas.
Sin cejar en esta afirmación, Donoso Cortés hizo una
in­
ter>pretación muy amplia de los efectos de la rebelión satánica
sóbte la naturaleza caída de los humanos. De allí proviene el ca­
rácter pesimista que tantas veces se le ha reprochado a su antro.
(4) «La teología, por lo mismo que es la ciencia de Dios, es el océano
que contiene y abarca todas las cosas», Ensayo sobre el ... , 11, pág. 347.
(5) Carta al cardenal Fornari, II, pág. 824.
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GENEALOGIA DE LA REVOWCION EN DONOSO CORTES
pología, cteseoso de eliminar toda sombra del buen salvaje, de
la bondad natural predicada por Rousseau, por la Revolución,
aunque por ello extremó las tintas.
Con ánimo bastante polémico, Donoso Cortés sostuvo que el
ambiente de rebelión
tenla su precedente y su inspiraci6n en la
revuelta de los ángeles contra Dios.
« Yo no había comprendido
nunca la
rebeldía gigantesca de Luzbel -afirma-_hasta que he
visto con mis propios ojos el orgullo insensato de Proudhon».
«En cuanto al
dogma de la perversión ingénita de la naturaleza
humana y de su inclinación hacia
el mal, ¿quién la pondrá hoy
en duda si pone los ojos en las falanges socialistas?» (6).
Esto
significa que, en el orden natural, la inteligencia queda
oscurecida y extraviada por consecuencia de la rebelión, y que
solo
la influencia benéttca de la Iglesia podrá restaurar en su ple­
nitud, a través de la Gracia, idea que
se encuentra en sus pri­
meras
afirmaciones acerca de las relaciones entre el catolicismo,
el liberalismo y el socialismo.
La negación del orden sobrenatural, a primera vista una cues­
tión meramente teológica, supone consecuencias en el plano
na­
tural, puesto que toda cuesti6n teológica ----<1! decir de Donoso
Cortés-supone una consecuencia en el plano natural. Esta afir­
mación
es extraordinariamente fecunda a la hora de precisar cuá­
les son esas consecuencias, porque si en el orgullo radica la causa
de las revoluciones, habrá que convenir en su naturaleza espiri­
tual, en su
_condición de agravio, de pecado, contra el espíritu. que
conduce a
la vanidad del antrop~trismo, del liberalismo y, fi­
nalmente, del socialismo, O, como ·afirmaba nuestro escritor: «para
aquellas sociedades que abandonan
él culto austero de la ver­
dad por la
idolatría del ingenio no hay esperanza alguna. En pos
de los sofismas vienen las revolnciones, y en pos de los sofismas
los
verdugos» (7).
( 6) Discurso -sobre lá Dictadura, 1849, II.
(7) Ensayo sobre el Catolicismo, el liberalismo 'Y el Socialismo, II;
pág. 349.
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CRISTIAN GARAY VERA
La_ unidad de la Revolución.
Marcando sus diferencias .con los ideólogos liberales, Donoso
Cortés establece una secuencia revolucionaria afincada en
el des­
conocimiento del orden sobrenatural. Esa es la idea que mueve
su descripción de la vasta cadena de errores
al cardenal Fornari
y este
es el aporte decisivo de Donoso Cortés a la contempla­
ción del panorama político del siglo XIX (8).
Porque Donoso.Cortés
_establece que, pese a sus diferencias,
el socialismo y el liberalismo constituyen dos momentos revolu­
cionarios, dos momentos de la destrucción del orden católico,
y
dos productos o conclusiones de la «ciudad filosófica» opuestas
frontalmente a
las verdades de la Iglesia católica.
En cierto modo, estos dos sistemas ideológicos constituyen
para el autor herejías secularizadas, antiteológicas, profanas, que
por medio de la demagogia intentan constituirse en un sucedá­
neo de las promesas de salvación eterna propagadas por la reli­
gión de Cristo.
Esta idea Se repite incesantemente _ en los escritos de Dono­
so_ Cortés y son el fundamente de sus temores de una Era de
oscuridad mundial, en que bajo formulaciones ideológicas
se ma­
nifestaría la potencia terrena del dueño de la mentira y amo de
la soberbia. El calificativo de «demoniaco» que tantas veces
re­
pite para el carácter de ese dominio futuro, así lo prueba.
Por ello proclamará -que la repóblica «no es una institución
arbitraria o accidental» sino la «unidad maravillosa de las pre­
misas de 1789 y de allí la «unidad maravillosa
.de la revolución
en todas sus transformaciones sucesivas, y la necesidad de negar­
le con una negación absoluta o de aceptarla en todas sus varias
manifestaciones» (9).
Esta unidad sustancial refleja, ante todo, su voluntad de
des-
(8) La influencia de Donoso Cortés gravitó decisivamente respecto a
L1 visi6n de la Iglesia en el siglo XIX, cuando fue más notoria la oi;,osi­
ci6n entre el liberalismo y el catolicismo.
(9) Carta al cardenal Fornari, II, pág. 679.
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GENEAWGIA DE LA REVOLUCION EN DONOSO CORTES
truir y erosionar todos los fundamentos del orden social, par­
tiendo de los morales y concluyendo con los económicos. Pero
Donoso Cortés tenía que explicar de algún modo la contraposi­
ción violenta
de su siglo entre liberales y socialistas; debía de­
mostrar cómo, pese a esas sangrientas discr_epancias, se demos­
traba a un buen observador sus raíces comunes. Y eso lo hizo
demostrando que las sucesivas rebeliones de ricos, burgueses y
proletarios eran
la expresión de una cascada de soberbia que iba
desde los
más altos a los más bajos.
De allí su ácida crítica a los señores burgueses y a los
no­
bles. De allí su reproche amargo y continuo a la conducta de las
clases dirigentes y a· su ausencia de caridad
para con las demás
y consigo mismos, y sus observaciones
--agudas-del carácter
clasista de la oposición entre liberales y socialistas, entre ricos
y pobres.
«La revolución
'"--Oice en ,su carta a María Cristina-ha sido
hecha, en
definitiva, por los ricos y para los ricos, contra los re-·
yes y contra los pobres ... Me contentaré solo. con observar que,
por medio del censo electoral, han relegado a
los pobres a ! limbos sociales ... » ( 10 ).
Se refiere aquí, obviamente, a esa primera etapa revolucio­
naria que, enfatizando la libertad, encubre la amplia gama de in­
tereses de la burguesía y de la fronda aristocrática . que dominó
lá primera fase de la Revolución francesa y que se afirmó en el
siglo XIX mediante el liberalismo moderado, estableciendo el su­
fragio censitario al modo de Guizot en Francia.
Es ese
el motivo que atribuye Donoso Cortés al liberalismo
cuando dice
afumar el dominio de la razón sobre el de la reli­
gión y el de
los sentimientos de la multitud. Es que un gobierno
liberal
-razona Donoso Cortés-tendrá siempre por dogma que
«el
mal social siempre sale de las manos de los filósofos y de las
clases medias para caer en las manos de los reyes o para pasar
a las clases populare» (
11 ).
En su D,scurso sobre la Dictadura, Donoso Cortés enuncía
(10) Carta a Maria Cristina, II, pág. 599.
(11) Ensayo sobre el catolicismo ... , II, pág. 445.
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CRISTIAN GARAY VERA ,
una secuencia que sin perder de vist~ un elemento comprensivo
de interpretación social coloca el énfasis en el orgullo y la de­
magogia. Cuatro son las fases que Donoso Cortés advierte en
toda revolución,
y uno solo el motivo inmediato: el afán de po­
der, de emulación y de spberbia.
La primera de
esas etapas Donoso Cortés la sintetiza como:
« Y seréis a la manera de dioses», desde Adán ( «el primer re­
belde») a Proudhon ( «el último impío»), y que se resume en el
deseo de desbancar la dignidad
de Dios y reempla>:arla poro la
omnipotencia del individuo,
fórmula que a su juicio alimenta
todas las revoluciones
posteriores. La segunda etapa es la de «y
sereis como los reyes», y resume las aspiraciones de los nobles
fase original de la revolución. La tercera, y «sereis como los
no­
bles», concita a los ricos burgueses contra los nobles, las «clases
medias» contra
«las nobiliarias». La cuarta y última correspon­
de a la rebelión de los pobres contra los propietarios, las
«re­
voluciones socialistas» contra las clases· medias, impulsadas por
«y seréis como los ricos» (12).
La tipología de la revolución establecida por Donoso Cortés
es lo suficientemente expresiva y flexible como para permitir tras­
pasar una
nóción moral y teológica como la de la soberanía con­
tra Dios al plano natural de la soberbia .contra los poderosos,
teniendo a
la vez el mérito de proyectar una secuencia lógica que
establece momentos mutuamente excluyentes en su simultan~
dad, pero a la vez mutuamente necesarios.
De ese modo, cada etapa de la revolución, por contradictorio
que pareciera, supone que unas con otras
se fundamentan cro­
nológica e ideológicamente hasta ser un todo. Sin el protestan­
tismo no
se hubieralevantado la noción teológica de la libre opi­
nión liberal 'y, sin ésta, jamás la aspiración democrática del so­
cialismo hubiera tenido todo el sentido ideológico que tuvo con
posterioridad, como tampoco su anhelo de concluir con toda
huella de lo sacral,
si careciera de ese rasgo de violencia tan pe­
culiar a la revolución.
(12) Discurso sobre la Dictadura, II, pág. 193.
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GENEALOGIA DE LA REVOLUCION EN DONOSO CORTES -
Las observaciones de Donoso Cortés respecto de la revolu­
ción tienen por objeto destacar una unidad sustancial sobre el
antropocentrismo
y los derechos del hombre, llevados según unos
en consonancia con la libertad y según otros en favor de un bien­
estar tan genérico como mediocre en
el _socialismo.
Es que ninguna de las premisas liberales ha sido -a juicio
de Donoso
Cortés-olvidada por el socialismo, el que solo las
ha llevado a su entera conclusión. Donde el libetalismo procla­
mó la libertad de los burgueses, el socialismo quiso cautelar la
libertad de los pobres
y desposeídos. Donde el liberalismo le­
vantó la premisa de la separación entre la Iglesia y el Estado,
del laicismo
como programa político, el socialismo lo proclamó
como deber social mediante el ateísmo.
A juicio de nuestro autor, ninguna de esas ideas
ha dejado de
procrear -otras tantas más extremas y violentas, y ninguna de
ellas ha dejado de levantar una clara solidaridad cuando los fun­
damentos lejanos o próximos de sus ideas han sido atacados por
la doctrina contrarrevolucionaria.
Como
ejemplo de esta actitud,
se puede citar que cada una
de las «conquistas» de la revolución ha sido considerada por
la
escuela siguiente como un espacio ganado a la tradición. Un
paso irrenunciable aunque insuficiente para las nuevas ideas que
luchan por instaurar
su dominio. Esta dialéctica histórka e ideo­
lógica es para Donoso Cortés la evidencia más irrefutable de un
movimiento universal revolucionario, que deja en un segundo o
tercer plano la expresión contingente,
la lucha por -el poder y los
apetitos mutuamente de,;atados.
De ese modo el socialismo viene a ser d compendio del li­
beralismo, del -socialismo económico, moral y social, que demues­
tra
las posibilidades escondidas en la embestida de la burguesía
contra
la nobleza, restringida por necesidad táctica al plano ju­
rídico, político y religioso. Para Donoso Cortés es evidente que
el socialismo es el
más consecuente e integral de los liberalismos,
porque se alimenta de la «filosofía»
y de sus mismas premisas
materialistas.
Una de las expresiones más categóricas de esta percepción se
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CRISTIAN GARAY VERA
encuentra en el Discurso sobre Europa de 1850. Allí se ocupa
del socialismo
y de lo que se considera el modo errado de com­
batirlo. Ese modo al que se alude no es otro que el de conside­
rarle como un-reto económico, restringiendo !Severamente sus di­
mensiones morales e ideológicas.
A los numerosos
concúrrentes que acudieron a escuchar su
discurso Donoso Cortés espetó: «Se ha dicho que traer aquf esas
cuestiones era
el medio de vencer el socialismo. ¡Ah!, señores, el
medio de vencer
el socialismo. Pues, ¿qué es el socialismo sino
una secta económica? El socialismo es hijo de la economía
po­
lítica, como el viborezno es hijo de la víbora, que, nacido ape­
nas, devora a su propia madre. Entrad en esas cuestiones econó­
micas, ponedlas en primer término, y
yo os anuncio que antes de
dos
afios · tendréis todas las cuestiones socialistas en el Parlamen­
to
y en las calles» ( U).
El factor puramente económico le parecía, pues, insuficiente
para establecer las bases de una diferenciación política de pro­
porciones, porque, en definitiva,
si había algo en común al li­
beralismo y al socialismo, era su común raíz económica, enten­
dida como. la expresión amplia del materialismo reinante.
También ocupa un lugar importante en su evaluación de la
revolución la convicción de que por solidez y permanencia serán
los socialistas quienes vencerán a los liberales. Porque Donoso
Cortés está convencido
. que es imposible gobernar sin que la
autoridad se funde o en el rey y en su prestigio o en el pueblo
por medio del sufragio, sin mencionar siquiera aquella legitima­
ción por las armas que tanto interesó a Donoso Cortés, quien
también creía en la decadencia de las monarquías y en el adve­
nimiento de un grave desorden, solamente controlable por
me­
didas extraordinarias.
En el Ensayo, nuestro personaje afirma solemnemente la de­
cadencia del liberalismo, porque «nada sabe de la naturaleza del
mal
ni del bien; apenas tiene noticia de Dios y no tiene noticia
ninguna del hombre» (14). Donoso Cortés funda esta ignorancia
(13) Discurso sobre Europa, 11, pág. 303.
(14) Ensayo sobre ... , II, pág. 446.
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GENEAWGIA DE LA REVOLUCION EN DONOSO CORTES
en la libertad a diario proclamada por los liberales: juzga que
su escepticismo
es tan suicida . como Ingenuo, y que abrirá las
puertas para que,
dejándose de creer en lo que ·era conveniente
y
digno para la vida humana (la religión), se abrari las puertas
a
otras creencias, cuando esa actitud de escepticismo haya dado
todos sus frutos envenenados.
A esas razones añade una de orden pu que
las escuelas liberales en cuanto escépticas son ·antiteológicas,
pero las sociálistas, ·en cuanto ateas son satánicas. Su convicción
del
imperio de la ,lemagogia como un imperio socia!Jsta brutal­
mente anticristiano
es principalísiina dentro de sus observacio­
nes políticas.
El imperio anticristiano, la fase final,
Las observaciones c¡ue Donoso Cortés dedica a la demagó­
gia .fio son en absé;luto adjetivas al tem to,
.nuestro autor afuma que el procés(f antes menclónádo de una
decaclénciá moral produce y perpétúa una décade:ocia material y
socil!l.rEsta últitt1a
etapa .:._señalada expresamenté en•suDiscurso
sobre -Europa--es la que menciona como predispuésta . a un do,
minió. d=agógico, fundado en el desprecio de Dios •
.
Pór todo ello Donoso Cortés recalcó c¡ue ·Europa vivía una
éra
decadénte • que fotzosatt1ente conducirla a la constitución de
hn nuevo é;rdén, en '.eJ qtie,todo lo establecido·se dertumbaría.
Gran• Bretaña .ante Rusia; anuiicia
en el· antes• citado discurso,
!1t> pÓdtla recurrir· para nada. ni a su Imperio• IIÍ ·a su flota ante
la potencia anímica y espiritual de un nuevo compendio "e he-
.. rejías que darían _por el suelo .con el liberalismo,.
Este nuevo
imperio demagógico, al que alude Donoso Cor­
tés
·en stls premoniciones no es otro que el socialista, el que se
fun& paralelamente en el desprecio de lá ttadición y el endiosa­
Íniéri.to. del hombre. Liberales y socialistas ~ce en El ensa­
yo,-¡-con~ienen «en que·. el .mal nos viene del pasado: los libe,
rales afuman que el bien puede realizarse ya en los tiempos pre-
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CRIITIAN GARAY VERA
setltes, y los socialistas que la edad de oro no puede conrenzar
sino en los tiempos venideros» ( 15 ).
Pero ciertamente hay un rasgo que los caracteriza con lll11-
yor vigor aún: en el endiosamiento del homhre, la pretensión in°
sensata de dotar al hombre de todos los atributos y a la vez en­
tregar esos mismos atributos a un Estado omnipotente, que los
devora todos...
La ideología de los «derechos del hombre» ope­
ra, pues, a ojos de nuestro escritor, como
la expresión intelec­
tual del despotismo, protegida por sus oontinuas alabanzas a las
libertades y · al · hombre, Una ideología :......señala-que al tiempo
de proclamar la abolición de la pena de inuerte, facilita para el
futuro los mayores
crímenes.
Bote
cuadro, ciertamente no muy optimista, fue cargando sus
tintas en el curso del tiempo. Cuando Donoso Cortés esperaba
de Pío
IX reformas fundamentales en la relación entre la Igle­
sia y la sociedad, se atrevió a escribir que: «Ninguna de las ideas
fundamentales y constitutivas de la civilización . moderna tiene
un
origen filosófico; todas proceden de la religión cristiana. El
mundo,
sin embargo; arrojado fuera de las vías de la verdad, ha
rendido adoración y culto al plagio de la filosofía. Pío IX trae
el encargo . de derrocar al ídolo y de demostrar su engalío a las
gentes» (16).
Tales esperanzas se vieron, empero, defraudadas por el 'cur­
so
de los acontecimientos que arrojaron en 1848 -por obra de
los revolqcionarios-al Romano Pontífice de la ciudad papal. A
partir de entonces
su juicio respecto de la inevitabilidad del mal
y aun del apoyo divino que recibir!:> (como instrumento expia­
torio), no cesaría (17). Casi hasta podría decirse que existía·algo
(15) Ensayo sobre el catolicismo ... , II, pág. 458.
(16)
Las reformas de. Pio IX, JI, págs. 82-83.
(17) Este aspecto lo ha destacado MARIO GóNGORA DEL CAMPO en
su ensayo «Tradicionalismo y romanticismo»-en su libro Civilizaci6n de
fltasas y otros ensayos, Editorial Vivaria, Santiago, 1987. También F~DERICO
SuÁREZ en su ensayo «D~noso Cortés y su dign6stico sobre Europa~, pá­
ginas 264-265; publicado en Raz6n Española,. núm. 23, roayerjunio de 1987,
Madrid.
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GENEALOGIA DE LA REVOLUCION EN DONOSO CORTES
de resignac;ión en · sus últimos escritos, si resÍ8Ilación evocara un
concepto cristiano respecto del porvenir.
En ese pequeño artículo referido a las reformas de Pío· IX,
Donoso Cortés dejaba entrever que el mayor despotismo se en­
contraba en.el humanismQ: «dondequiera que (el hombre) obe­
dece al hombre, hay servidumbre» (18). Esta idea llegatía a su
máxima perfección con la tesis de las represiones, la religiosa y
la politica, y la aplicaría llena de · pavor a su pesimista visión del
futuro.
Esta visión se desató a partir
de los sucesos de 1848 antes
mencionados. Allí recordó que
en su origen la democracia (inspi­
rada por k libertad y la «filosofía») se alzaba contra el orden
natural, blandiendo la demagogia.
«La demagogia no es un ,mal, es el. n¡al: por excelencia; . no
es un. error, es d erior absoluto; ·no -es un -crimen ,cualquiera,
es el ctimen en . su acepción nIBS terrífica y más lata. Enemiga
foreconciliable. del género humano» ( 19 ). Para esplicar esta a~e­
veración basta remitirse a un párrafo anterior , del mismo ·es<:rÍ­
to: «La demagogia es una negación absoluta; la negación del go­
bierno .en' el orden político; la negación de la . familia en el or­
den doméstico,
la negación de la propiedad en el orden econó,
mico, la negación de Dios en el orden religioso, la negación del
bien en el orden
m:oral» ( 20 ).
No es extraño que sus dos nIBs claras alusiones al cuadro de
desolación futuro pertenezcan al mismo lapso de tiempo. En no­
viembre de 1849, cuando pronuncia su célebre Discurso sobre
Ar, Dictadura, y el 30 de enero de 1850, fecha de su Discurso
sobre Europa
(.21).
(18) Las reformas de Plo IX, II, pág. 86.
(19)
Los sucesos de Roma, II, pág. 184.
(20) Los sucesos de Roma, II, pág. 184.
(21) En .el prime.ro se pregullta si ya no se está en «aquellos pavo~
sos días· apocálípticos en que un gran imperio anticristiano Se --~tenderá»,
11, pág. 186. En el segundo anuncia -que. «El mundo, señores, camina con
pasos repidfsimos a la
constiru.ción -de un despotismo, el más gigantesco
y
asolador de que hay memoria en' los hombres», II; pá~. 197. En el ter-
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CRISTIAN .GARAY VERA
Es preciso destacar que a. los elementos de orden moral, Dd·
noso Cortés agrega en el último de los. discursos. mencionados un
e:! la sociedad. Denuncia que .el colectivismo acapará . con todos los
resortes morales de ella porque extinguirá propiedad y por ende
el patriotismo, porque hombres desarraigados no podrán encori·
irar ningún signo material de su vinculación con otros hombres,
Siendo fácil
pasto· para los apetitos de un Estado omnipotente:
La civilización filosófica. contra la civilización católica.
Donoso Cortés atribuye a la Revolución una formulación teó•
rica depurada: el filosofismo. De hecho,. toda su concepción rei­
vindica el papel de
las verdades de la Iglesia católka·que, :m<>s
diante sus enseñanzas,han formado ---a su juicio-todo el ba­
gaje cultural y valórico del: Occidente cristiano .. Occidente cris;
tiano, en verdad, ·.hondamente amagado por los extravíos de la
Ilustración y luego del hberalismo y finalmente del socialismo;
que
en su marcha' erosionó todos los· conceptos de, autoridad)
partiendo ·de lo religioso· y tettriinando· por la polítiéa.
Este análisis sobrenaturalizado coloca a Donosg Cortés· en
una perspectiva finalista y teológica de la política y de la socie.l
dad contraria a las formulaciones liberales. Porque, en.definiti­
va,
lo que denuncia como la revoluci6n .. no es otra cosa· que el,
movimiento contra el orden creado por Dios, el orden natural,
Por cierto que su voluntad de defender dicho. orden le
hizo sobrepasar
los marcos del mero legitimismo, lo qm; le llevó
a
una comprensión enteramente nueva de las exigencias futuras
de
la política. Fue el propugnador de la dictadura de. Narváez y
vio .con claridad l.as disyuntivas. entre .la revolución socialist~ y
la de Napoleón III en Francia,· eligiendo•· resueltamente esta úl­
tima.
Ésa preferencia estaba, empero, dentro de los límites y ne-
cero identifica . como , instrumento de ese despotismo a · Rusia, que ~inteti-i
zará todos los errores ·;conocidos, vid. II, pág. 311.
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GENEALOGIA DE LA REVOWCION EN DONOSO CORTES
cesidades de una época que· juzgaba ignominiosa y c¡ue le hacía
ver -<:orno él lo manifestó tajantemente-'-entre males de di:
~rsa magnitud. SL Car! Schmitt; en Ititerpretaci6n · Eur<>pea de
Ponoso Cortés y en Bstudios pollticos pretendió identificar la
dictadura con.
la óptima formulación político,moral de . Donoso
Cortés; tal intento no parece adecuado a una comprensión exacta
de las alternativas· que. percibía: el escritor a . corto plazo, en un
escenario de crisis generalizada ( 22),
La disolución de las monar-quíe:s y su progresiva incapacidad
para reestablecer
el ' orden, es solo · una · manif~stación, ----<1 sus
ojos-de la progresiva disolución de la verdad, y con ello de la
autoridad. A partir
ele •entonces se•'q,nfigmaría una amenaza de
indudable
•pro'yectjón para la ¡:iérsistenci:ll de'la ·Civilización· Gá­
lólica que, al'fin y•al cabo, se corresponde iv las exigencias lógi­
cas de
la naturaleza humana. ·
·' Ahora bien, Donoso Cortés' rompió los lazos umbilicales del
tradicionalismo' político con. las
monarquías consagradas, ·por. lo
qtlle suponía un imperativo de la época,, .que le. alejó' sustantiv~
mente de aquel otro tradicionalismo. e$plÍÍÍol (el de' los· carlistas)
e incluso del
legitimismoi francés de la· época.
·Por,otro lado, esteantagonismo•entre laiCiudad Filosóficá y
la. Ciudad Gatólicá, actl:rcá su análisis al de ,modemm estudiosos
de la ideología. Para ellos, la Ilustración, el Humanismo·y.•;..,¡ En,
ciclopedismo están en la base de las corrientes ideológicas actua­
les. Lo que Donoso
Cortés denominó el «filosofismo» no corres­
ponde ciertamente a la existencia de una percepción filosófica o
a
la: necesidad de un contenido filos6fico o doctrinario. Corres­
ponde a
!a' denuncia, de un cuerpo dO!;'trinario reñido con la tra.-
(22y _ «No ell vano 'Donoso la oompára ·oa dictadura)' ·a esa palabra
terrible que es revolución ... »: Para Donoso la anarquía era la peor forma
de la injusticia,
puesto· que sieÍldo; la -Revo1uci6n, la-anarquía a la ·vez
qúe ·la: disolución de ·tocLi· filcisofÍá-y ejercicío de· Iil autoridad, ·era: prefC::
rible la injusticia particu1ar de,'loif ~biern'Os a ··1a :injusticia general-de la
falta de _aquéllbs», El' TradiciOnalisfito-' y los orígenes ·de fa guerra civil es­
pafio'la (1927~1937), 'CR.lsTIAN GARÁY' VER.A, pag, '125, Ediéionés I-:iernán-'
dez Blanco, Santí,Ígo, 1987.
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CRJSTIAN GARAY VERA .
dición católica, hostil al realismo aristotélko -tomista y ger.
minalmente republicano y democrático--.
Formulaciones atacadas en nombre del realismo o
del prag·
marismo,
ya sea en el plano metafísico como en el práctico,
snponen formulaciones
teóricas ·inconvenientes. para la naturaleza
humana. Su carácter aparece·denunciado en los hechos como 'ut6·
pico y arbitrario, como un sustituto de la religi6n y como una
promesa integral de salvaci6n
ierrena: un verdadero sacramen·
to (23).
En la Carta al cardenal FornarfDonoso Cortés desarrolla una
vasta
secuencia de esos errores naturales que . liga · con una ex·
tensa gama de herejías. y opiniones prohibidas' por el magisterio
de la Iglesia católica. Este análisis se corresponde al qué· con
otra
perspectiva realiza Eric Voegelin. en nombre' de la degrada·
ción del realismo filosófico o metafísico por el gnosticismo.
La escisión del realismo y del idealismo en la filosofía, en la
historia de Occidente, pueden considerarse como .la versión inte­
lectual de las tesis donosianas, estrechamente vinculada a la crf.
tic~ de las ideologías ( 24 ).
Ambas perspectivas, en suma, redefinen los términos del aná0
lisis .del fenómeno del «totalitarismo», desde una base ·eminente·
mente religiosa, perspectiva que parece haber sido recuperada en
estos últimos años.
(23) «La ideología, como fenómeno intelectual y moral ¡,ostcristiano,
comprende entre .sus rasgos esenciales una secularización de la esperam.a,
Es una promesa de una vida fuiura, cuyo contenido se define por el con­
traste de· las miserias presentes», El hombre, animal politico~ JuAN ANTO­
NIO: W1now, pág. 185, Academia Superior de CiendaS Pedagógi~s. San­
tiago, 1984,
(24) Vid., la cuarta parte, denominada «Los sistemas ideol6gicos•, en
El
hombre, animal polltico, de JuAN .Amomo Wrnow, págs. 171 y sigs.;
eaps. IV, V y VI dedicados al gnosticismo, en Nueva ciencia · de la poli·
tica, de ERIC VoEGELIII, págs. 168 y sigs., Rialp, Madrid, 1968, y eapítu·
los III, IV y V, en El renacer de las ideologias, de CAru.os IGNACIO MAs­
SINI, págs. 53-80 y págs. 115-121, Editorial Idearium, Mendoza, 1984. ·
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