Índice de contenidos
Número 273-274
Serie XXVIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Hacia una nueva modernidad cristiana
-
La Revolución y las señales del Reino de Dios
-
Del Estado de Derecho al Estado moral: Juan Pablo II en Estrasburgo
-
Husserl y su comprensión de la crisis
-
Estudios sobre la Revolución francesa (I)
-
La unidad católica en España
-
La «libertad» reprobada por Pío IX
-
Función del escritor
-
El liberalismo y la Iglesia española. Historia de una persecución: Antecedentes: VI. Dramatis personae (I)
-
Inconsistencias de una bioética racional. Sobre el libro Bioética, de Marciano Vidal
-
- Actas
- Información bibliográfica
- Crónicas
Autores
1989
Inconsistencias de una bioética racional. Sobre el libro Bioética, de Marciano Vidal
INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACION:Ü ,
SOBRE EL LIBRO "BIOETICA" DE MARCIANO Vifi'AL
POR
JOSÉ MIGUEL SERRANO Ruxz.CALDERÓN
La aparición de la bioética como disciplina desgajada · de la
moral, en sentido estricto, favorece la publicación de una s!'rie
de obras, primeros eslabones de una cadena de reflexión que, en
España, comienza a ser fecunda, aunque en 'otros países esta dis
ciplina
se encuentre en una situación más desarrollada, debido
probablemente al más temprano desenvolvimiento de alguno de
los factores que han dado lugar al surgimiento de
la bio\'tica.
Como suele suceder con ·las nuevas niaterias, y, a 'veces, cQn las
que no son tan nuevas, una de las cuestiones fundamentales · que
debe resolver el estudioso es la de la definici6n de la disciplina
y, ligado a esto, la de delimitar sus contenidos, los temas qüe
deben abordarse v el enfoque de los mismos. La resoluci6n de
las cuestiones arriba enunciadas debe mantener una coherencia
con la definición de bioética propuesta, pues, en· caso con;trario,
nos podemos encontrar con un cajón d,¡ sastre donde se· incfoyari
con más o menos rigor una diversidad de temas de moda o qüe
interesen .especialmente al autor. . · , ,
Por dio, con buen criterio, Marciano Vida! busca una' d~fi:
nición generalmente aceptable de bioética v la encuentra en la
Encyclopedía of Bioethics, donde se da la siguiente defin,iclón
de nuestra disciplina, que «puede ser definida como el. estudio
sistemático de la. conducta humana en el área de las ciencli¡s de
la vida y del cuidado de la salud, en cuanto dicha conducta es
examinada a la luz
de los valores y de los principios morales,. (1):
De dicha definici6n se deriva que el método de la . bioética debe
ser interdisciplinar, lo que se corresponde, además, con la plura
lidad de materias de donde
proceden los estudiosos que trabajan
estos
tema.s. Aunque la definición es muy amplia, parece · cl~ro
(1) Esta definición se encuentra en la página 16 del libro que comen~
t:amos: Bioética~ Estudios de bioética racional. Tecnos, Madrid, 1989.· ~tá
tomada de W. T. RE1cH: Encyclopedia of Bioethics, Nueva· ·York,".1978,
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que pretende, como no puede ser menos, limitar los contenidos
que estrictamente pueden considerarse como bioéticos, limitación
que, sin incurrir en exageraciones «puristas», debe considerarse
deseable. Por todo esto, resulta chocante que Marciano Vida!
incluya en
sus estudios de bioética racional un capítulo dedicado
al
fanatismo y la violencia (2), inclusión que, por otra parte, no
justifica. Las razones por las que este tema puede ser incluido
en unos estudios de bioética nos pueden servir
¡Jara reconducir
a la misma a todos los temas morales, lo que acabaría reduciendo
a la bioética al estudio de los temas en que trabajan los que se
denominan bioéticos, cosa que no me parece aceptable. Da la
imoresión de que Marciano Vida! quería publicar una reflexión,
por
otra parte meritoria, sobre el fanatismo,y ha aprovechado la
ocasión de la edición de este volumen para incluirlo, lo que pu
diera ser legítimo
si se hubiera añadido algún tipo de iustifi
cación. Mayor dificultad ofrece
el discernimiento de la oportunidad
de
la inclusión del capítulo XVII del libro al que nos venimos
refiriendo, pues
si en principio su título «manipulaciones éticas
en el concepto de
mujer» parece poco relacionado con el tema
que tratamos, las razones de dichas manipulaciones éticas
se en
cuentran, a juicio del autor, en un incorrecto análisis de los datos
biológicos, en muchos
casos erróneos. pues proceden de épocas
pasadas fuertemente influídas por errores
cient!ficos de raíz
aristotélica, Por otro lado, como gran oarte de los temas que
se tratan en bioética,
están relacionados con la transmisión de la
vida, no cabe duda de que los prejuicios sobre la mujer influyen
necesariamente
en nuestra disciplina. Se echaría en falta, junto
a la crítica de las concepciones erróneas sobre la mujer un
desa
rrollo del modelo correcto según la visión del autor, que ·se da
por supuesto, sin especificarlo.
Tradicionalmente la
bioética se ha venido constituyendo a
partir de
las aportaciones de dos fuentes fundamentales, como
son la moral religiosa y la deontología profesional médica; ahora
bien, Marciano Vida! considera que la
consolidación de la bioética
como'. ciencia autónoma requiere la emancipación respecto a las
dos fuentes anteriormente
citadas, buscando, por el contrario,
una fundamentación puramente racional. Sinceramente, creo que
esta opción en un autor católico parece implicar una aceptación
del presupuesto de que la moral religiosa católica no tiene una
base racional, lo que, desde mi punto de
vista, no es aceptable.
(2} Exactamente el capítulo XVIII, titulado «l'
que abarca deade las p,lginas 185 a la 195 del libro comentado.
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INCONSISTENCIAS DB UNA BIOBTICA RACIONAL
Pero si la moral católica no,ofrece una base racional a la bioética,
¿ en dónde encuentra Marciano Vidal esta fundamentación? Po
dríamos oensar que lo hace en algún sistema moral concreto,
pero
específicamente nos dice que la bioética debe huir de fundamen·
tarse
en algún paradigma moral concreto y que, por el contrario,
debe fundamentarse
en la ética civil. Así, nos dice que «la bio
ética ha de ser planteada dentro de una racionalidad ética de
marcada por los parámetro¡• de la democratización, del diálogo
pluralista,
y de la convergencia integradora. «Dichas condiciones
solo serían cumplidas por el paradigma de la «ética
civil» (3 ).
La referencia a la ética civil ha sido muy utilizada en la bio
ética contemporánea, sobre todo en la
legislación sobre estas ma
terias. Entre nosotrqs, junto a las referencias del conocido «in
forme
Palacios» (
4
), podemos encontrarla en. obras como la
de Martín Mateo «Bioética y Derecho» (5), y, en buena medida,
fundamenta gran parte de las posiciones contemporáneas.
En
autores como el citado, la «ética civil» tiene un marcado matiz
positivista fuertemente ligado, a su vez, a los principios. que in
forman
el ordenamieno constitucional, cosa Que no ocurre en
Marciano Vidal.
La justificación de dichos principios es pura
mente positiva, basada exclusivamente
en su ,formalización me
diante el procedimiento democrático. En una postura extremista,
fruto
de un excesivo administrativismo, el autor de «Bioética y
Derecho» llega a negar la misma .posibilidad
&, crítica , a los
principios
oue informan los textos constitucionales. Pero sería
injusto
criticar la posición de Marciano Vidal ante la bioética
basándonos en opiniones ajenas sobre la ética civil. aunque, desde
(3) MARCIANO VIDAL: op. cit., pág. 20.
(4)
El capítulo V del infonne al que nos teferimos define' la ética
civil en los siguientes términos: «Esta ética vendrá fundamentalmente dada
por
d .conjunto de los principios que se deducen de la Constitución, por
la que, como ciudadanos y como parlamentarios, los miembros de esta· co
misión especial 'hemos de guiarnos en nuestras reflexiones y argumenta-
ciones sobre la fecundación asistida». · en RAMÓN MARTÍN MATEO: Bioética y Derecho, Arle!, Barcelona,
1987: Martín Mateo dedica el capítulo primero de so obra a demos,trar la
imposibilidad de conseguir en nuestra sociedad pluralista. una ética común
en
los aspectos biológicos, por lo que se inclina a concluir que los princi
pios morales socialmente trascendentes son los -que la Constitución reconoce
como tales. Como ya señalé en el comentario publicado ,obre este libro
en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia,, la sacralización de
los valores encarnados en la
Constitución elaborada mediante método de
mocrático, cuando esto se hai:e con independencia· de cuáles sean estos
valores, puede tener efectos perniciosos en el futuro (sobre todo si cam
bian estos valores, véase. a estos efectos lo ocurrido con el positivismo y
el ideal iluminista). ·
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luego, resulta esclarecedor ver el uso que del citado concepto .han
hecho algunos teóricos significativos.
De todas formas, creo que
sería conveniente
analizar la . descripción que encontramos en· la
«Bioética racional» sobre. este punto.
La
~ominación «ética civil» es equívoca para Marciano
Vida!,
quiep cree que debería traducitse por «laica», «racional»
o «humana».
A este respecto, creo que es dudoso encontrar en
nuestras sociedades uosturas éticas mínimamente extendidas que
pretendan ser «irracionales» o «inhumanas»;
por otro lado, la
exclusivización de estas denominaciones respecto a la «ética .civil»
parece privar
de .esos caracteres a posturas . éticas que, desde. luego,
pretenden incluirlos
.. Otra .cosa diríamos ·de la denominación de
«laica»,
pero no entendiendo dicho término en su sentido ecle
sial, sino como postura ideológica tendente. a reducir la religión
al ámbito privado, negándole trascendencia social.
En este sen
tido se.
utiliza el término laico en algunos países . católicos :para
dividir a la. sociedad entre cristianos y laicos. La definición de
ética civil
que da Vida! en el libro que comentamos la describe
como «el
m(nimo moral wmún de una sociedad pluralista y
seqilar» ((j}, En la mioma se da la convergencia de las distintas
opciones. morales
de la sociedad, o casi podríamos decit de .nues
tras sociedades desarrolladas contemporáneas. Esta ética
civil se
apoya en la . racionalidad. Hasta aquí la descripción de la. moral
civil
que hace Vidal podría parecernos casi sociológica, . J:l'Íerida
casi a los valores de hecho predominantes en una sociedad. dada,
· pero
el autor parece superar este escollo cuando nos dice , que la
aceptación
de dichos mínimos no debe producirse «mediante un
superficial consenso
de pareceres ni a través de pactos sociales
interesados» (7), sino
Que se identifica por el grado de ·madt,Ua·
ción ética de la sociedad. La bioética civil no puede fundamentar
se en visiones totalizan.tes en cuanto las cosmovisiones in:cJuyen
aspectos opcionales y, por lo tanto, «dependientes de decisiones
que escapan al control de la racionalidad única y universab:nente
admitida». Por otra parte, la ética civil no puede fundamentarse
en las opciones partidistas, pues éstas
expresan el pluralismo
mientras que la ética civil es la superación convergente ·dcl · luis
mo.
En. cuanto a los. contenidos de. la ética civil, se deriv
deducidas·
de ·la racionalidad humana. Las aportaciones a la ética
civil .orocederfan de la «sensibilidad moral de
la Humanidad»,
la reflexión
étfca que procede de las grandes corrientes del' pen-
( 6)-MARCIANO VIJ)A\:. Bioética, Barcelona, pág. 21.
(7) MARCIANO VmAL: op. cit., pág. 21.
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INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACIONAL
samiento, las religiones con sabiduria moral y las aportaciones
de personajes históricos cualificados.
La valoración que merece la ética civil debe ser critica, ya que
no siempre contiene la auténtica verdad moral,
y dinámica en
cuanto se
debe hacer avanzar el nivel moral de la Humanidad.
Por
eso, Marciano Vida! admite que en cada época diversos va,
lores morales· pueden estar oscurecidos; respecto a la nuestra,
el código moral que da contenido a la ética civil es la Declaración
Universal de los Derechos
Humanos, «que constituye el conte
nido nuclear de la moral civil universal» (8).
Creo que la posición de Marciano Vida! es criticable desde
diversos puntos de vista, pero probablemente la objeción primera
que podtíamos plantearle es
la de esterilizar el esfuerzo cristiano
en aras de un consenso, loable, pero muchas
veces imposible de
obtener. Marciano Vida! sitúa la ética cristiana a la misma altura
que la aportación ·budista, lo que, desde
el punto de vista me
ramente sociológico, en nuestras sociedades es más, que discu
tible; pero lo que es más
gl)ave, y ya hemos apuntado antes, es
que parece participar en la posición
secularista que relega la re
ligión al ámbito puramente privado, y, además, pareoe discutir
la racionalidad, de un buen número de sus oosicionamientos
mo
rales. La postura de no imponer las propias opiniones a los demás
parece
muy respetable, si no resultara que la ética civil supone
un posición tan
parcial como cualquier otra. En efecto, ·una vez
que, sobre todo en temas como el que nos ataíie, se ha concluido
que
'la posible neutralidad moral de -la legislación es un contra
sentido, por
muy plural que sea la sociedad donde esta preten
sión se establezca, hemos pasado a definir una ética oue pretende
ser aparentemente neutral respecto a opciones éticas que parecen
ser legítimas, pero esta
ética civil responde a fundamentaciones
concretas de
raíces ideológicas muy claras, y está lejos de cons
tituir esa especie de aluvión de buenas aportaciones que Vida]
cree descubrir. Y
como la opción ética dominante en nuestras
sociedades secularistas tiene su oropia lógica interna. los oscure
cimientos
de algunos valores que el profesor de la Universidad
Pontificia de Comillas cree observar no son sino consecuencias
de los fundamentales postulados axiológicos que se incluyen en
las ideologías que pretenden
el dominio en dichas sociedades.
De esta, forma, aceptar la ideología dominante supone también
ten~t .que acepta!' los oscurecimientos, y a_tacar los bscurecim.ien~
tos supone tener que denunciar la fundamentación última de los
' '
(8) MARCIANO VmAL: op. cit., pág. 23.
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mismos. Da la sensación de que Marciano Vida! ha pretendido
un acercamiento a la fundamentación última de las opciones mo
rales en nuestra época relativista, que es el consenso social, y
que, p0r otra parte, ciertas consecuencias de dicha opción no le
convencen, por
lo que se .ha refetido a esta teoría del retroceso
que venimos refiriendo sin que aclare con precisión respecto
·a
qué canon racional se retrocede. Por eso, la crítica de Marciano
Vida! no se refiere a la argumentación del consenso, sino a al
gunas. de sus consecuencias_ y éstas se atacan desde convencimien
tos que casi podríamos denominar privados desde la censura que
parece guiar la posición de Vida!. Esta consiste en no dar conse
cuencia «pública»
a una opción personal que, sin embargo, parece
llenar la vida del autor.
y esto en virtud de una posible irracio
nalidad de dicha opción. ·.
Otro aspecto en el que conviene detenerse, y que puede ser
un efecto no buscado, es la aparente poca valoración que la apor
tación cristiana merece en
la obra comentada. Quizás esta escasa
valoración
proceda de la división que antes mencionábamos o
· del
intento de acercarse a una argumentación más neutral, pero es
observable cuando se pone, porlo menos aparentemente, al mismo
nivel qne otras religiones, o al de los sistemas doctrinales morales
de diverso origen, o incluso al de la aportación de figuras histó
ricas especialmente relevantes. Esta circunstancia
se combina con
un buen número
de. críticas a las posiciones del Magisterio de la
Iglesia, en los puntos. en que el autor discrepa del mismo, lo que
da una visión un tanto deformada
de la citada aportación. Y no
es triunfalismo, ni falta de modestia, ni actitud parcial, afirmar
que el ctisianismo incluye la fundamentación
más coherente de
la dignidad humana, y que el esfuerzo realizado en los
casi dos
mil años transcurridos desde
la venida de Nuestro Señor en la de
fensa de la persona humana por parte de la Iglesia ha sido el
mayor observable en la historia, aunque siga siendo indigno res
pecto al mensaje recibido. Y este esfuerzo se observa en la con
dena del aborto y de la exposición de niños, y en la defensa de
la igualdad básica de los hombres ante Dios, y en la protección
de los
más de'biles, y en la .valoración de la vida (10). Y es pre-
(9) Esto no significa, por sllpuesto, que el -libro no incluya recono
cimientos Joables . de ese Magisterio; por otro lado, el libre;, realiza apor
taciones reseñables a
alguno de-los temas de debate social sobre el supuesto
derecho a procrear o
cuando afirma, en la página 90, que «Unicamente el
matrimonio ·garantiza la coherencia ética de la procreaci6n».
(10)· Así, Enzo Nardi señala c6mo ya en el siglo tercero de nuestra
era el cristianismo contrapone al concepto de aborto intencionado como
lesión
de los derechos del padre ·y de la madre, 1a consideración del aborto
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INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACIONAL
cisamente en el momento en que durante nuestro siglo el prooeso
de descristianización parece acelerarse cuando el oscurecimiento
de los valores
a los que me he referido parece cristalizar, ·
Conviene, en· este sentido, señalar cómo la expresión «con
ciencia ética de la humanidad» podría ser equívoca si la conside
ramos, en analogía con una conciencia personal. capaz de un pro,
ceso de formación que pudiera ser irreversible. Esta actitud de
raíz progresista debe rechazarse en cuanto en cada momento nos
encontraremos con una pluralidad de conciencias personales, las
cuales pueden optar, por diversas razones, por posiciones
contra
rias a los mínimos éticos que se consideraban definitivamente al
canzables. No hay garantía de no retroceso, y a la experiencia
histórica nos remitimos. Cuando razones políticas o económicas,
o sencillamente derivadas del progreso técnico, lo han exigido,
diversos grupos humanos han justificado agresiones contra la
vida humana, los derechos de los más débiles,
genocidios apenas
imaginables por su
extensión unos años antes. Y la misma tec·
nologla
que ha permitido mejorar la calidad de vida pone en
nuestras manos
· medios de destrucción inimaginables, sin otór·
garnos, por otra parte, ningún sistema infalible de control sobre
nosotros mismos (
11 ). Por eso, el abandono de las fundamenta
ciones
axiológicas, que han permitido generalizar la conciencia
de que determinadas actitudes o acciones son contrarias a la
moral, pueden provocar, y de hecho así parece apuntarlo nuestra
experiencia más reciente, efectos terribles sobre nuestras so
ciedades.
Nuestra actitud crítica hacia la opción manifestada por la
ética civil. no supone en modo alguno ignorar las implicaciones
fundamentales sobre la legislación en la sociedad contemporánea,
y así,
si lo que se nos quiere decir es que la legislación sobre ma
terias que atañen a la moral o a las costumbres debe hacerse
sobre opciones mayoritarias y, aún más,
es tanto más aceptada y
tiene mayor eficacia cuanto mayor consenso social hay sobre los
criterios fundamentales, eso es algo sabido hace bastante tiempo.
Pero también hay que decir que es muy difícil definir una ética
civil
que no sea la opción moral mayoritaria, y que este conjunto
de opiniones es un resultado que muchas veces no es deseable;
como homicidio. ENZo NARDI: Procurato Aborto nel mondo greco-romano,
Milán, 1971, .págs. 472 y sigs. ,
(11) En este sentido, la velocidad de cambio impide una adaptación
de las tradiciones que, ha juicio de algunos autores contemporáneos como
los incluidos en la corriente de la etología, constituye . una segunda: natu~
raleza humana. KONRAD LoRENZ: Decadencia de lo humano, Plaza ·y Janés-,
Barcelona, 1985, pág. 122.
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]OSE MIGUEL SERRANO RUIZ-CALDERON
por eso no es razonable que, en aras de la neutralidad, un sector
de la sociedad ceda en su empeño de convicción, si está conven
cido de que sustenta la opción moral correcta. Porque frente a
lo que
se nos dice, el acuerdo en el ·mínimo no es más neutral
que
otro tipo de acuerdo ( 12), en cuanto la primera opción,
mu~has veces consiste en una posición moral basada en una cos
movisión.
Y
· a los resultados nos remitimos cuando observamos que
la legislación
contemporánea en materia bioética parece dirigirse
hacia un camino bien distinto del respeto a la integridad de la
persona. Porque, pese a que Vida! considera como propia del
fanatismo
la consideración de que en la historia se observa un
enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, tendrá que
conceder que por
lo menos se puede señalar una tensión entre lo
que· se considera justo y lo que es conveniente, y que esta con·
veniencia muchas
veces se traduce en el sacrificio de los débiles.
Y
lo. que es más grave. hay una constante tendencia a presentar
como correcto · moralmente lo conveniente· para un sector sufi.
cientemente fuerte, y aquí
o. por otro motivo. '
La obra de Marciano Vida! dedica un amplio número de ca0
pítulos a tratar casi todos los temas que podemos considerar clá
sicos en la bioética; sería muy prolijo entrar en ~ar todos
ellos, por lo que nos remitimos a
la lectura del libro, me detendré,
sin embargo, en algunos aspectos que considero especialmente
relevantes ( 13).
El profesor· de Teología Moral de la Universidad Pontificia
de Comillas dedica el capítulo cuarto de su obra a El aborto:
Sociologia, Etica y Derecho. Su conclusión es que el aborto es
inmoral, a la vez que insiste en que el jnicio moral debe implicar
un proyecto de solución. Ahora bien, nuestro autor deslinda
el
problema de la inmoralidad · del aborto del de su penalización o
despenalización, llegando a afirmar que «Creemos que no
se puede
(12) Así, y refiriéndose a las argumentaciones que buscan el consenso
de lo que es una persona en el mfnimo común denominador, nos dice Boyle
qué la definición más estrecha no es un paso hacia la neutralidad. JosEPH
M. BoYLE: «Tbat the fetus should be considered a legal persoo», en The
American Journal of Jurisprudence, 1979, vol. 29, pág. 63. ·
(13}. Entre otros, toca los siguientes temas: Estatus del embrión, el
aborto, eutanasia,-exigencias éticas del ·morir humano; d derecho a protrear,
inseminaci6n artificial y fecundaci6n «in vitto», experimentaci6n humana en
medicina, manipulaci6n genética, trasplarites de órganos, programación ce
rebral del hombre, derechos del· enfermo, la denominada «razón eugené-
sica» y huelga de hambre. ·
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INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACIONAL
considerar la práctica del aborto como · el contenido· de un de
recho individual
· indiscriminado. Tampoco juzgamos coherente
la postura simplemente pro abortista. Pero nos atrevemos
. a
opinar que no toda liberalizaci6n jurídica es contraria frontal
mente a la ética» (14). Y más adelante
añade, eh la misma pá
gina 61, que «Lo más importante es no condenar el aborto, sino
elevar el nivel moral de la humanidad, a fin de que la realidad
del aborto no tenga por qué tener cabida en nuestro mundo».
De las afirmaciones anteriormente descritas deducimos que
Vida! no piensa que la penalizaci6n sea un remedio para el
mal
del aborto, mientras que, por .. otra parte piensa que si se eleva
eso tan inconcreto que
él denomina «nivel ético de la humani
dad», no hará falta penalizarlo, porque nadie tomará la decisi6n
individual de realizar un aborto. Respecto a lo primero debemos
señalar que las liberalizaciones moderadas de la interrupci6n
vo
luntatia del embarazo son consideradas como un .paso dentro del
movimiento abortista hacia
la liberalizaci6n completa, y la ex
periencia nos dice mucho de este proceso, por otro lado, la des·
penalizaci6n del aborto en algunos supuestos crea «lobbies» abor
tistas de los beneficiados económicos del aborto, o bien presenta
el escándalo de una sociedad que emplea parte de los nunca su
ficientes fondos dedicados a la sanidad para financiar una activi
dad que se considera inmoral. Conviene por otra parte tener en
cuenta que el ordenamiento cumple muchas veces una funci6n
educativa en cuanto señala cuáles son las conductas lícitas e
¡¡¡.
citas, función que es tanto más importante cuanto más plura
lista es la sociedad donde
se produce, a estos efectos. parece que
el naso de una le~islación que pena el aborto a otra liberalizadora
sería incongruente con la política de erradicación de esta práctica
que Marciano Vidal defiende (15). En cuanto a
la segunda afir·
maci6n, debo manifestar mi escepticismo, pues, para empezar,
es precisamente en nuestra época de «elevado nivel moral»
cuando se ha generalizado la defensa de
la licitud de la práctica
de la intertupci6n voluntaria del embarazo; por otro lado, creo
que por muy alto que
sea el citado nivel eso no será 6bice para
que una mujer decida interrumpir voluntariamente el embarazo,
y un sanitario o curandero decida beneficiarse de ello. En todo
esto creo que Vidal parte
de una antropología iluminista más
(14) MARCIANO VmAL: op. cit., pág. 61.
(15) Para una .ampliación de estos argumetitos, véase JosE MIGUEL SE·
RRANO: «Aspectos. jurídicos y morales de la despenalización del aborto en
los supuestos de previsibles anormalidades del feto». Revista General de.
Legislaci6n y ]ttrisprudencia, Madtid, febrero de 1984.
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que discutible. En definitiva, nos encontramos ante un libro des
concertante en donde, por ejemplo, no se incluye ningún texto
del Magisterio de la Iglesia en su amplio apéndice documen
tal ( 16 ), ni se hace mención alguna a la Universidad de donde
Marciano
Vida! es profesor.
( 16) Por el contrario, se _recogen textos de . tan variado origen como
los siguientes: Juramento hipocrático, normas directivas para médicos con
respecto a la tortura, recomendaciones de la Comisión Warnock, recomen
daciones de la Comisión Palacios, recomendaciones del Consejo de Europa
y, finalmente, la Ley sobre Técnicas de reproducción asistida.
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La aparición de la bioética como disciplina desgajada · de la
moral, en sentido estricto, favorece la publicación de una s!'rie
de obras, primeros eslabones de una cadena de reflexión que, en
España, comienza a ser fecunda, aunque en 'otros países esta dis
ciplina
se encuentre en una situación más desarrollada, debido
probablemente al más temprano desenvolvimiento de alguno de
los factores que han dado lugar al surgimiento de
la bio\'tica.
Como suele suceder con ·las nuevas niaterias, y, a 'veces, cQn las
que no son tan nuevas, una de las cuestiones fundamentales · que
debe resolver el estudioso es la de la definici6n de la disciplina
y, ligado a esto, la de delimitar sus contenidos, los temas qüe
deben abordarse v el enfoque de los mismos. La resoluci6n de
las cuestiones arriba enunciadas debe mantener una coherencia
con la definición de bioética propuesta, pues, en· caso con;trario,
nos podemos encontrar con un cajón d,¡ sastre donde se· incfoyari
con más o menos rigor una diversidad de temas de moda o qüe
interesen .especialmente al autor. . · , ,
Por dio, con buen criterio, Marciano Vida! busca una' d~fi:
nición generalmente aceptable de bioética v la encuentra en la
Encyclopedía of Bioethics, donde se da la siguiente defin,iclón
de nuestra disciplina, que «puede ser definida como el. estudio
sistemático de la. conducta humana en el área de las ciencli¡s de
la vida y del cuidado de la salud, en cuanto dicha conducta es
examinada a la luz
de los valores y de los principios morales,. (1):
De dicha definici6n se deriva que el método de la . bioética debe
ser interdisciplinar, lo que se corresponde, además, con la plura
lidad de materias de donde
proceden los estudiosos que trabajan
estos
tema.s. Aunque la definición es muy amplia, parece · cl~ro
(1) Esta definición se encuentra en la página 16 del libro que comen~
t:amos: Bioética~ Estudios de bioética racional. Tecnos, Madrid, 1989.· ~tá
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581
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que pretende, como no puede ser menos, limitar los contenidos
que estrictamente pueden considerarse como bioéticos, limitación
que, sin incurrir en exageraciones «puristas», debe considerarse
deseable. Por todo esto, resulta chocante que Marciano Vida!
incluya en
sus estudios de bioética racional un capítulo dedicado
al
fanatismo y la violencia (2), inclusión que, por otra parte, no
justifica. Las razones por las que este tema puede ser incluido
en unos estudios de bioética nos pueden servir
¡Jara reconducir
a la misma a todos los temas morales, lo que acabaría reduciendo
a la bioética al estudio de los temas en que trabajan los que se
denominan bioéticos, cosa que no me parece aceptable. Da la
imoresión de que Marciano Vida! quería publicar una reflexión,
por
otra parte meritoria, sobre el fanatismo,y ha aprovechado la
ocasión de la edición de este volumen para incluirlo, lo que pu
diera ser legítimo
si se hubiera añadido algún tipo de iustifi
cación. Mayor dificultad ofrece
el discernimiento de la oportunidad
de
la inclusión del capítulo XVII del libro al que nos venimos
refiriendo, pues
si en principio su título «manipulaciones éticas
en el concepto de
mujer» parece poco relacionado con el tema
que tratamos, las razones de dichas manipulaciones éticas
se en
cuentran, a juicio del autor, en un incorrecto análisis de los datos
biológicos, en muchos
casos erróneos. pues proceden de épocas
pasadas fuertemente influídas por errores
cient!ficos de raíz
aristotélica, Por otro lado, como gran oarte de los temas que
se tratan en bioética,
están relacionados con la transmisión de la
vida, no cabe duda de que los prejuicios sobre la mujer influyen
necesariamente
en nuestra disciplina. Se echaría en falta, junto
a la crítica de las concepciones erróneas sobre la mujer un
desa
rrollo del modelo correcto según la visión del autor, que ·se da
por supuesto, sin especificarlo.
Tradicionalmente la
bioética se ha venido constituyendo a
partir de
las aportaciones de dos fuentes fundamentales, como
son la moral religiosa y la deontología profesional médica; ahora
bien, Marciano Vida! considera que la
consolidación de la bioética
como'. ciencia autónoma requiere la emancipación respecto a las
dos fuentes anteriormente
citadas, buscando, por el contrario,
una fundamentación puramente racional. Sinceramente, creo que
esta opción en un autor católico parece implicar una aceptación
del presupuesto de que la moral religiosa católica no tiene una
base racional, lo que, desde mi punto de
vista, no es aceptable.
(2} Exactamente el capítulo XVIII, titulado «l'
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Fundaci\363n Speiro
INCONSISTENCIAS DB UNA BIOBTICA RACIONAL
Pero si la moral católica no,ofrece una base racional a la bioética,
¿ en dónde encuentra Marciano Vidal esta fundamentación? Po
dríamos oensar que lo hace en algún sistema moral concreto,
pero
específicamente nos dice que la bioética debe huir de fundamen·
tarse
en algún paradigma moral concreto y que, por el contrario,
debe fundamentarse
en la ética civil. Así, nos dice que «la bio
ética ha de ser planteada dentro de una racionalidad ética de
marcada por los parámetro¡• de la democratización, del diálogo
pluralista,
y de la convergencia integradora. «Dichas condiciones
solo serían cumplidas por el paradigma de la «ética
civil» (3 ).
La referencia a la ética civil ha sido muy utilizada en la bio
ética contemporánea, sobre todo en la
legislación sobre estas ma
terias. Entre nosotrqs, junto a las referencias del conocido «in
forme
Palacios» (
4
), podemos encontrarla en. obras como la
de Martín Mateo «Bioética y Derecho» (5), y, en buena medida,
fundamenta gran parte de las posiciones contemporáneas.
En
autores como el citado, la «ética civil» tiene un marcado matiz
positivista fuertemente ligado, a su vez, a los principios. que in
forman
el ordenamieno constitucional, cosa Que no ocurre en
Marciano Vidal.
La justificación de dichos principios es pura
mente positiva, basada exclusivamente
en su ,formalización me
diante el procedimiento democrático. En una postura extremista,
fruto
de un excesivo administrativismo, el autor de «Bioética y
Derecho» llega a negar la misma .posibilidad
&, crítica , a los
principios
oue informan los textos constitucionales. Pero sería
injusto
criticar la posición de Marciano Vidal ante la bioética
basándonos en opiniones ajenas sobre la ética civil. aunque, desde
(3) MARCIANO VIDAL: op. cit., pág. 20.
(4)
El capítulo V del infonne al que nos teferimos define' la ética
civil en los siguientes términos: «Esta ética vendrá fundamentalmente dada
por
d .conjunto de los principios que se deducen de la Constitución, por
la que, como ciudadanos y como parlamentarios, los miembros de esta· co
misión especial 'hemos de guiarnos en nuestras reflexiones y argumenta-
ciones sobre la fecundación asistida». · en RAMÓN MARTÍN MATEO: Bioética y Derecho, Arle!, Barcelona,
1987: Martín Mateo dedica el capítulo primero de so obra a demos,trar la
imposibilidad de conseguir en nuestra sociedad pluralista. una ética común
en
los aspectos biológicos, por lo que se inclina a concluir que los princi
pios morales socialmente trascendentes son los -que la Constitución reconoce
como tales. Como ya señalé en el comentario publicado ,obre este libro
en la Revista General de Legislación y Jurisprudencia,, la sacralización de
los valores encarnados en la
Constitución elaborada mediante método de
mocrático, cuando esto se hai:e con independencia· de cuáles sean estos
valores, puede tener efectos perniciosos en el futuro (sobre todo si cam
bian estos valores, véase. a estos efectos lo ocurrido con el positivismo y
el ideal iluminista). ·
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Fundaci\363n Speiro
JOSB MIGUEL SERRANO RUIZ-CALDERON
luego, resulta esclarecedor ver el uso que del citado concepto .han
hecho algunos teóricos significativos.
De todas formas, creo que
sería conveniente
analizar la . descripción que encontramos en· la
«Bioética racional» sobre. este punto.
La
~ominación «ética civil» es equívoca para Marciano
Vida!,
quiep cree que debería traducitse por «laica», «racional»
o «humana».
A este respecto, creo que es dudoso encontrar en
nuestras sociedades uosturas éticas mínimamente extendidas que
pretendan ser «irracionales» o «inhumanas»;
por otro lado, la
exclusivización de estas denominaciones respecto a la «ética .civil»
parece privar
de .esos caracteres a posturas . éticas que, desde. luego,
pretenden incluirlos
.. Otra .cosa diríamos ·de la denominación de
«laica»,
pero no entendiendo dicho término en su sentido ecle
sial, sino como postura ideológica tendente. a reducir la religión
al ámbito privado, negándole trascendencia social.
En este sen
tido se.
utiliza el término laico en algunos países . católicos :para
dividir a la. sociedad entre cristianos y laicos. La definición de
ética civil
que da Vida! en el libro que comentamos la describe
como «el
m(nimo moral wmún de una sociedad pluralista y
seqilar» ((j}, En la mioma se da la convergencia de las distintas
opciones. morales
de la sociedad, o casi podríamos decit de .nues
tras sociedades desarrolladas contemporáneas. Esta ética
civil se
apoya en la . racionalidad. Hasta aquí la descripción de la. moral
civil
que hace Vidal podría parecernos casi sociológica, . J:l'Íerida
casi a los valores de hecho predominantes en una sociedad. dada,
· pero
el autor parece superar este escollo cuando nos dice , que la
aceptación
de dichos mínimos no debe producirse «mediante un
superficial consenso
de pareceres ni a través de pactos sociales
interesados» (7), sino
Que se identifica por el grado de ·madt,Ua·
ción ética de la sociedad. La bioética civil no puede fundamentar
se en visiones totalizan.tes en cuanto las cosmovisiones in:cJuyen
aspectos opcionales y, por lo tanto, «dependientes de decisiones
que escapan al control de la racionalidad única y universab:nente
admitida». Por otra parte, la ética civil no puede fundamentarse
en las opciones partidistas, pues éstas
expresan el pluralismo
mientras que la ética civil es la superación convergente ·dcl · luis
mo.
En. cuanto a los. contenidos de. la ética civil, se deriv
deducidas·
de ·la racionalidad humana. Las aportaciones a la ética
civil .orocederfan de la «sensibilidad moral de
la Humanidad»,
la reflexión
étfca que procede de las grandes corrientes del' pen-
( 6)-MARCIANO VIJ)A\:. Bioética, Barcelona, pág. 21.
(7) MARCIANO VmAL: op. cit., pág. 21.
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INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACIONAL
samiento, las religiones con sabiduria moral y las aportaciones
de personajes históricos cualificados.
La valoración que merece la ética civil debe ser critica, ya que
no siempre contiene la auténtica verdad moral,
y dinámica en
cuanto se
debe hacer avanzar el nivel moral de la Humanidad.
Por
eso, Marciano Vida! admite que en cada época diversos va,
lores morales· pueden estar oscurecidos; respecto a la nuestra,
el código moral que da contenido a la ética civil es la Declaración
Universal de los Derechos
Humanos, «que constituye el conte
nido nuclear de la moral civil universal» (8).
Creo que la posición de Marciano Vida! es criticable desde
diversos puntos de vista, pero probablemente la objeción primera
que podtíamos plantearle es
la de esterilizar el esfuerzo cristiano
en aras de un consenso, loable, pero muchas
veces imposible de
obtener. Marciano Vida! sitúa la ética cristiana a la misma altura
que la aportación ·budista, lo que, desde
el punto de vista me
ramente sociológico, en nuestras sociedades es más, que discu
tible; pero lo que es más
gl)ave, y ya hemos apuntado antes, es
que parece participar en la posición
secularista que relega la re
ligión al ámbito puramente privado, y, además, pareoe discutir
la racionalidad, de un buen número de sus oosicionamientos
mo
rales. La postura de no imponer las propias opiniones a los demás
parece
muy respetable, si no resultara que la ética civil supone
un posición tan
parcial como cualquier otra. En efecto, ·una vez
que, sobre todo en temas como el que nos ataíie, se ha concluido
que
'la posible neutralidad moral de -la legislación es un contra
sentido, por
muy plural que sea la sociedad donde esta preten
sión se establezca, hemos pasado a definir una ética oue pretende
ser aparentemente neutral respecto a opciones éticas que parecen
ser legítimas, pero esta
ética civil responde a fundamentaciones
concretas de
raíces ideológicas muy claras, y está lejos de cons
tituir esa especie de aluvión de buenas aportaciones que Vida]
cree descubrir. Y
como la opción ética dominante en nuestras
sociedades secularistas tiene su oropia lógica interna. los oscure
cimientos
de algunos valores que el profesor de la Universidad
Pontificia de Comillas cree observar no son sino consecuencias
de los fundamentales postulados axiológicos que se incluyen en
las ideologías que pretenden
el dominio en dichas sociedades.
De esta, forma, aceptar la ideología dominante supone también
ten~t .que acepta!' los oscurecimientos, y a_tacar los bscurecim.ien~
tos supone tener que denunciar la fundamentación última de los
' '
(8) MARCIANO VmAL: op. cit., pág. 23.
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JOSB MIGUEL SERRANO RUIZ.CALDERON
mismos. Da la sensación de que Marciano Vida! ha pretendido
un acercamiento a la fundamentación última de las opciones mo
rales en nuestra época relativista, que es el consenso social, y
que, p0r otra parte, ciertas consecuencias de dicha opción no le
convencen, por
lo que se .ha refetido a esta teoría del retroceso
que venimos refiriendo sin que aclare con precisión respecto
·a
qué canon racional se retrocede. Por eso, la crítica de Marciano
Vida! no se refiere a la argumentación del consenso, sino a al
gunas. de sus consecuencias_ y éstas se atacan desde convencimien
tos que casi podríamos denominar privados desde la censura que
parece guiar la posición de Vida!. Esta consiste en no dar conse
cuencia «pública»
a una opción personal que, sin embargo, parece
llenar la vida del autor.
y esto en virtud de una posible irracio
nalidad de dicha opción. ·.
Otro aspecto en el que conviene detenerse, y que puede ser
un efecto no buscado, es la aparente poca valoración que la apor
tación cristiana merece en
la obra comentada. Quizás esta escasa
valoración
proceda de la división que antes mencionábamos o
· del
intento de acercarse a una argumentación más neutral, pero es
observable cuando se pone, porlo menos aparentemente, al mismo
nivel qne otras religiones, o al de los sistemas doctrinales morales
de diverso origen, o incluso al de la aportación de figuras histó
ricas especialmente relevantes. Esta circunstancia
se combina con
un buen número
de. críticas a las posiciones del Magisterio de la
Iglesia, en los puntos. en que el autor discrepa del mismo, lo que
da una visión un tanto deformada
de la citada aportación. Y no
es triunfalismo, ni falta de modestia, ni actitud parcial, afirmar
que el ctisianismo incluye la fundamentación
más coherente de
la dignidad humana, y que el esfuerzo realizado en los
casi dos
mil años transcurridos desde
la venida de Nuestro Señor en la de
fensa de la persona humana por parte de la Iglesia ha sido el
mayor observable en la historia, aunque siga siendo indigno res
pecto al mensaje recibido. Y este esfuerzo se observa en la con
dena del aborto y de la exposición de niños, y en la defensa de
la igualdad básica de los hombres ante Dios, y en la protección
de los
más de'biles, y en la .valoración de la vida (10). Y es pre-
(9) Esto no significa, por sllpuesto, que el -libro no incluya recono
cimientos Joables . de ese Magisterio; por otro lado, el libre;, realiza apor
taciones reseñables a
alguno de-los temas de debate social sobre el supuesto
derecho a procrear o
cuando afirma, en la página 90, que «Unicamente el
matrimonio ·garantiza la coherencia ética de la procreaci6n».
(10)· Así, Enzo Nardi señala c6mo ya en el siglo tercero de nuestra
era el cristianismo contrapone al concepto de aborto intencionado como
lesión
de los derechos del padre ·y de la madre, 1a consideración del aborto
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INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACIONAL
cisamente en el momento en que durante nuestro siglo el prooeso
de descristianización parece acelerarse cuando el oscurecimiento
de los valores
a los que me he referido parece cristalizar, ·
Conviene, en· este sentido, señalar cómo la expresión «con
ciencia ética de la humanidad» podría ser equívoca si la conside
ramos, en analogía con una conciencia personal. capaz de un pro,
ceso de formación que pudiera ser irreversible. Esta actitud de
raíz progresista debe rechazarse en cuanto en cada momento nos
encontraremos con una pluralidad de conciencias personales, las
cuales pueden optar, por diversas razones, por posiciones
contra
rias a los mínimos éticos que se consideraban definitivamente al
canzables. No hay garantía de no retroceso, y a la experiencia
histórica nos remitimos. Cuando razones políticas o económicas,
o sencillamente derivadas del progreso técnico, lo han exigido,
diversos grupos humanos han justificado agresiones contra la
vida humana, los derechos de los más débiles,
genocidios apenas
imaginables por su
extensión unos años antes. Y la misma tec·
nologla
que ha permitido mejorar la calidad de vida pone en
nuestras manos
· medios de destrucción inimaginables, sin otór·
garnos, por otra parte, ningún sistema infalible de control sobre
nosotros mismos (
11 ). Por eso, el abandono de las fundamenta
ciones
axiológicas, que han permitido generalizar la conciencia
de que determinadas actitudes o acciones son contrarias a la
moral, pueden provocar, y de hecho así parece apuntarlo nuestra
experiencia más reciente, efectos terribles sobre nuestras so
ciedades.
Nuestra actitud crítica hacia la opción manifestada por la
ética civil. no supone en modo alguno ignorar las implicaciones
fundamentales sobre la legislación en la sociedad contemporánea,
y así,
si lo que se nos quiere decir es que la legislación sobre ma
terias que atañen a la moral o a las costumbres debe hacerse
sobre opciones mayoritarias y, aún más,
es tanto más aceptada y
tiene mayor eficacia cuanto mayor consenso social hay sobre los
criterios fundamentales, eso es algo sabido hace bastante tiempo.
Pero también hay que decir que es muy difícil definir una ética
civil
que no sea la opción moral mayoritaria, y que este conjunto
de opiniones es un resultado que muchas veces no es deseable;
como homicidio. ENZo NARDI: Procurato Aborto nel mondo greco-romano,
Milán, 1971, .págs. 472 y sigs. ,
(11) En este sentido, la velocidad de cambio impide una adaptación
de las tradiciones que, ha juicio de algunos autores contemporáneos como
los incluidos en la corriente de la etología, constituye . una segunda: natu~
raleza humana. KONRAD LoRENZ: Decadencia de lo humano, Plaza ·y Janés-,
Barcelona, 1985, pág. 122.
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por eso no es razonable que, en aras de la neutralidad, un sector
de la sociedad ceda en su empeño de convicción, si está conven
cido de que sustenta la opción moral correcta. Porque frente a
lo que
se nos dice, el acuerdo en el ·mínimo no es más neutral
que
otro tipo de acuerdo ( 12), en cuanto la primera opción,
mu~has veces consiste en una posición moral basada en una cos
movisión.
Y
· a los resultados nos remitimos cuando observamos que
la legislación
contemporánea en materia bioética parece dirigirse
hacia un camino bien distinto del respeto a la integridad de la
persona. Porque, pese a que Vida! considera como propia del
fanatismo
la consideración de que en la historia se observa un
enfrentamiento entre las fuerzas del bien y del mal, tendrá que
conceder que por
lo menos se puede señalar una tensión entre lo
que· se considera justo y lo que es conveniente, y que esta con·
veniencia muchas
veces se traduce en el sacrificio de los débiles.
Y
lo. que es más grave. hay una constante tendencia a presentar
como correcto · moralmente lo conveniente· para un sector sufi.
cientemente fuerte, y aquí
La obra de Marciano Vida! dedica un amplio número de ca0
pítulos a tratar casi todos los temas que podemos considerar clá
sicos en la bioética; sería muy prolijo entrar en ~ar todos
ellos, por lo que nos remitimos a
la lectura del libro, me detendré,
sin embargo, en algunos aspectos que considero especialmente
relevantes ( 13).
El profesor· de Teología Moral de la Universidad Pontificia
de Comillas dedica el capítulo cuarto de su obra a El aborto:
Sociologia, Etica y Derecho. Su conclusión es que el aborto es
inmoral, a la vez que insiste en que el jnicio moral debe implicar
un proyecto de solución. Ahora bien, nuestro autor deslinda
el
problema de la inmoralidad · del aborto del de su penalización o
despenalización, llegando a afirmar que «Creemos que no
se puede
(12) Así, y refiriéndose a las argumentaciones que buscan el consenso
de lo que es una persona en el mfnimo común denominador, nos dice Boyle
qué la definición más estrecha no es un paso hacia la neutralidad. JosEPH
M. BoYLE: «Tbat the fetus should be considered a legal persoo», en The
American Journal of Jurisprudence, 1979, vol. 29, pág. 63. ·
(13}. Entre otros, toca los siguientes temas: Estatus del embrión, el
aborto, eutanasia,-exigencias éticas del ·morir humano; d derecho a protrear,
inseminaci6n artificial y fecundaci6n «in vitto», experimentaci6n humana en
medicina, manipulaci6n genética, trasplarites de órganos, programación ce
rebral del hombre, derechos del· enfermo, la denominada «razón eugené-
sica» y huelga de hambre. ·
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INCONSISTENCIAS DE UNA BIOETICA RACIONAL
considerar la práctica del aborto como · el contenido· de un de
recho individual
· indiscriminado. Tampoco juzgamos coherente
la postura simplemente pro abortista. Pero nos atrevemos
. a
opinar que no toda liberalizaci6n jurídica es contraria frontal
mente a la ética» (14). Y más adelante
añade, eh la misma pá
gina 61, que «Lo más importante es no condenar el aborto, sino
elevar el nivel moral de la humanidad, a fin de que la realidad
del aborto no tenga por qué tener cabida en nuestro mundo».
De las afirmaciones anteriormente descritas deducimos que
Vida! no piensa que la penalizaci6n sea un remedio para el
mal
del aborto, mientras que, por .. otra parte piensa que si se eleva
eso tan inconcreto que
él denomina «nivel ético de la humani
dad», no hará falta penalizarlo, porque nadie tomará la decisi6n
individual de realizar un aborto. Respecto a lo primero debemos
señalar que las liberalizaciones moderadas de la interrupci6n
vo
luntatia del embarazo son consideradas como un .paso dentro del
movimiento abortista hacia
la liberalizaci6n completa, y la ex
periencia nos dice mucho de este proceso, por otro lado, la des·
penalizaci6n del aborto en algunos supuestos crea «lobbies» abor
tistas de los beneficiados económicos del aborto, o bien presenta
el escándalo de una sociedad que emplea parte de los nunca su
ficientes fondos dedicados a la sanidad para financiar una activi
dad que se considera inmoral. Conviene por otra parte tener en
cuenta que el ordenamiento cumple muchas veces una funci6n
educativa en cuanto señala cuáles son las conductas lícitas e
¡¡¡.
citas, función que es tanto más importante cuanto más plura
lista es la sociedad donde
se produce, a estos efectos. parece que
el naso de una le~islación que pena el aborto a otra liberalizadora
sería incongruente con la política de erradicación de esta práctica
que Marciano Vidal defiende (15). En cuanto a
la segunda afir·
maci6n, debo manifestar mi escepticismo, pues, para empezar,
es precisamente en nuestra época de «elevado nivel moral»
cuando se ha generalizado la defensa de
la licitud de la práctica
de la intertupci6n voluntaria del embarazo; por otro lado, creo
que por muy alto que
sea el citado nivel eso no será 6bice para
que una mujer decida interrumpir voluntariamente el embarazo,
y un sanitario o curandero decida beneficiarse de ello. En todo
esto creo que Vidal parte
de una antropología iluminista más
(14) MARCIANO VmAL: op. cit., pág. 61.
(15) Para una .ampliación de estos argumetitos, véase JosE MIGUEL SE·
RRANO: «Aspectos. jurídicos y morales de la despenalización del aborto en
los supuestos de previsibles anormalidades del feto». Revista General de.
Legislaci6n y ]ttrisprudencia, Madtid, febrero de 1984.
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]OSE MIGUEL SERRANO RUIZ.CALDERON
que discutible. En definitiva, nos encontramos ante un libro des
concertante en donde, por ejemplo, no se incluye ningún texto
del Magisterio de la Iglesia en su amplio apéndice documen
tal ( 16 ), ni se hace mención alguna a la Universidad de donde
Marciano
Vida! es profesor.
( 16) Por el contrario, se _recogen textos de . tan variado origen como
los siguientes: Juramento hipocrático, normas directivas para médicos con
respecto a la tortura, recomendaciones de la Comisión Warnock, recomen
daciones de la Comisión Palacios, recomendaciones del Consejo de Europa
y, finalmente, la Ley sobre Técnicas de reproducción asistida.
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