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Número 273-274

Serie XXVIII

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Cuestiones de teología moral

CUESTIONES DE TEOLOGIA MORAL
Crítica a un sistema moral farisaico
Con el título de «Persona, solidaridad y desarrollo» se han
celebrado, del 21 al 23 de noviembre, unas jornadas sobre cues­
tiones
de teología moral Más de un centenar de sacerdotes de la
diócesis de Madrid han acudido a este ciclo de conferencias, or­
ganizado por el Cabildo de Canónigos de la Catedral, el Centro
de Cultura Teológica y el Ateneo de Teología, que se ha desarro­
llado
en el Salón de Actos de la Caja de Ahorros de Madrid.
En palabras de Carlos Escartín, teólogo y director técnico de
estas jotnadas, «lo que se pretende es hacer resaltar el valor de
los principios morales en la actuación del cristiano ante los gran­
des temas de implicación social, conjugando la universalidad de
la ley moral y la libertad personal, fa actividad pastoral del Ma­
gisterio
y la imprescindible iriadtlrez del cristiano».
Rafael Alvira, catedrático de historia de la filosofía de la
Universidad de Navarra, abrió la primera jornada haciendo una
disección ideológica al tipo de sociedad actual. Desdeñando el in­
dividualismo como principio
básico de creación social, afirmó,
entre otras cosas, que «la sociedad se construye desde la familia,
no desde el individuo», y, por tanto, sobte principios de relación,
entrega y donación, más en consonancia con la doctrina y moral
católica que el individualismo.
Moral y desarrollo económico
. En la segunda jornada se centró el tema sobre las implicacio­
nes
· morales del desarrollo económico y la solidaridad como vir­
tud cristiana, tomando como punto de partida y desarrollo la en­
cíclica
de Juan Pablo II Sollicitudo rei socia/is: Intervinieron el
catedrático de Teoría Económica
de la Universidad de Barcelona,
Antonio Argandoña, y Aurelio
Fernández, de la Facultad de Teo­
logía del Norte de España.
El profesor Argandoña expuso en su disertación los nuevos
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principios económicos que, a su juicio, hay que tener en cuenta
si se pretende hacer valer el análisis que el Papa hace ante la di­
fícil situación económica y humana de gran parte de la humani­
dad. Aseguró que el Papa, en su encíclica, «no elabora un me­
morandum acerca de la situación de los países del Tercer Mundo.
No le interesa
el análisis de cifras y estadísticas. No discute con
los economistas. Simplemente insiste: "a
la abundancia de bienes
y servicios disponibles en algunas partes del mundo, sobre todo
en el norte desarrollado,
corresponde en el sur un inadmisible
retraso"».
Más adelante afitmó la importancia que Juan Pablo II con­
cede al individuo concreto, diciendo que «ante el hombre que
sufre no caben argumentos macroeconómicos. Un solo hombre
con hambre, enfermo, analfabeto
o marginado basta para poner
en duda todos los sistemas económicos». «Para el auténtico de­
sarrollo, aseguró, una dimensión exclusivamente económica no
puede ser correcta. El desarrollo ha de referirse a toda la persona
humana, reconociendo
la amplia variedad de sus dimensiones y
motivaciones, y
la subordinación de los bienes y su disponibilidad
al "ser" del hombre
y a su verdadera vocación».
Teólogos de un sistema moral farisaico
En la sesión de clausura intervinieron monseñor Paul J.
Cordes, Vicepresidente del Pontificio Consejo para los laicos», y
monseñor Kurt Krenn, obispo auxiliar de Viena.
«La pastoral debe ir dirigida, sobre todo, a que
se advierta el
hecho de que los cristianos deben volver a ocuparse de la realidad
innegable de que su bautismo les obliga a una respuesta total»,
afitmó monseñor Cordes en su intervención, titulada
«El Bau­
tismo y la imprescindible madurez del cristiano». «El presupuesto
de
la mayoría de edad, concluyó, no puede, pues, consistir en
ninguna adopción de los criterios
mundanos,-en una. ceguera és­
pirirual paoa todo lo que dice debilitamiento o desafío contra la
fe». Anteriormente intervino monseñor Kurt Krenn para hablar
sobre «La competencia del Magisterio Eclesiástico en temas de
moral». Entre otras
cosas afirmó: «No cabe duda de que el Ma­
gisterio de la Iglesia es auténticamente competente no sólo en la
fe,. sino también en juzgar y enseñár de manera objetiva y abso­
lutamente válida sobre la moral». Partiendo de un presupuesto
de crítica desde dentro y desde fuera, en el que a la Iglesia se
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le cuestionan muchas faltas y errores del pasado y de la actuali­
dad, el obispo
auxJliar de Viena aseguró que «el mal básico de
la moral autónoma existente es el voluntarismo, con el que se
elige un sistema
y es practicado como sistema moval. Tales sis­
temas no prohíben ya absoluta e incondicionalmente, por ejem­
plo, el matar inocentes, el abort!', el divorcio, la mentira o el
robo. De repente, se hace pensable que en un sistema, por ejem­
plo,
se consienta el matar inocentes. No sólo por eso se llega hoy
a un tal sistema
moral farisaico, que propone la protección de la
vida, incluso de átboles y animales,
y que, simultáneamente,
consiente y justifica
la muerte de millones de niños no nacidos».
Frente a esta confusión moral que describe el prelado aus­
triaco en su intervención, su conclusión es clara: «ningún teólogo
experto
y honrado podrá mantener que Ia Iglesia se haya colocado
a
sí misma en entredicho alguna vez en su competencia de en­
señar respecto a la moral. Tanto con
la enseñanza como con la
praxis ejercida,
demuestra la Iglesia que las preguntas de moral
quedan bajo el juicio y la enseñan2a del Mllgisterio».
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