Índice de contenidos
Número 273-274
Serie XXVIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Hacia una nueva modernidad cristiana
-
La Revolución y las señales del Reino de Dios
-
Del Estado de Derecho al Estado moral: Juan Pablo II en Estrasburgo
-
Husserl y su comprensión de la crisis
-
Estudios sobre la Revolución francesa (I)
-
La unidad católica en España
-
La «libertad» reprobada por Pío IX
-
Función del escritor
-
El liberalismo y la Iglesia española. Historia de una persecución: Antecedentes: VI. Dramatis personae (I)
-
Inconsistencias de una bioética racional. Sobre el libro Bioética, de Marciano Vidal
-
- Actas
- Información bibliográfica
- Crónicas
Autores
1989
Alberto Falcionelli: Capitalismo y marxismo
lNFORMACION BIBLIOGRAFICA
Alberto Falcionelli: CAPITALISMO Y MARXISMO(*)
La critica a los sistemas marxistas r~sulta bastante habitual
desde diferentes
perspectivas en Occidente. Pero la critica al ca
pitalismo y al liberalismo --excepto en los países denominados
socialistas-no es algo tan habitual en las naciones occidentales.
No a aspectos concretos del sistema, sino a la descalificación
glo
bal del mismo, considerando como un fraude a la humanidad
el conjunto de las ideas inspiradoras de
la revolución francesa.
Resulta este ensayo sumamente enjundioso
y. un apretado
esfuerzo de condensación, en
un número limitado de páginas,
de los sofismas, tanto del
capitalismo como del marxismo. El
hecho que se observa en todo el libro, y verdadero sustrato del
mismo, es algo que al observador imparcial, al estudioso des
provisto de prejuicios, se le presenta de forma axiomática: el
marxismo
es la consecuencia inevitable y lógica del liberalismo ..
En ese desarrollo y en esa fase de transformación, como podía
ser la de
la larva y el insecto, radica· también la debilidad del
sistema liberal frente
al que «teóricamente». es su enemigo.
Falcionelli analiza cómo
ningún teórico del lado liberal ha
sentido
la necesidad de oponer al cuerpo de doctrina socialista
una tesis dedicada científicamente a la defensa histórica del ca·
pitalismo.
·
El estudio de todo ello conduce a unas observaciones y
a
unas comprobaciones, que no por ser desagradables dejan de ser
reales, y que veremos confirmadas en la realidad cotidiana de
cada día. Puesto que poseían la
maquinaria que forja las armas
para la defensa de
la nación,. la alienación liberal ha identificado
el sistema
capitalista con la idea de patria. Por ello mismo, «el
ejército que utiliza estas armas ha sido puesto por el poder
po
lítico, controlado por el capital, al servicio de las empresas finan
cieras planeadas por el capital.
De modo que el ejército, que en
(*) Editorial «Nuevo Orden». Librerla Huemul, Buenos Aires, 98
páginas.
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
su esencia es el espejo de las virtudes de una raza y de toda una
nación sin distinción de clases o
de fortuna, se ha transformado
a menudo en lo que se
ha dado en llamar el perro guardián de
las cajas fuertes del capitalismo».
El liberal utópico, producto de
las ideas enciclopedistas, de la
Revolución francesa,
y que posteriormente llega a su plenitud en
el siglo
XIX, es, por sistema, dogmático, y aun sin mostrarse en
tregado a los excesos de
un jacobinismo, és tan enemigo de esa
libertad que teóricamente dice defender, como ellos.
Los exalta
dos apologistas de las cortes
de Cádiz, los ilustMdos defensores
de esa «libertad» en tantos parlamentos
y naciones del siglo xrx
y luego en nuestro siglo, niegan 'ese derecho a esa hipotética Ji,
bertad a los adversarios no marxistas del sistema capitalista.
Los defensores
de los valores espirituales hah sido considerados,
como bien
dice el autor, enemigos de la humanidad y de la li-
bertad. · · /
Esta alienación totJU de la sociedad la vemos no solo en la
España actual, mimética hasta la locura, de todas las lacras
y las
modas de la
s~edad occidental, sino en todas las naciones y
sistemas partitocráticos. Se vive la .exaltación del parlamentaris
mo como panacea. Pero
la exaltación es una consecµencia lógica
del
mito de la libertad y de la apología del pensamiento burgués,
citado en este. caso concreto por Proudhon, y recogido por
Pal:
cionelli: «EL burgués, según el estud¡o que de él hemos hecho,
se inclina al parlamentarismo; es receloso, desconfiado; busca las
garantías
al mismo tiempo que se presta a las transacciones, a
la.s componendas y a los acomodos. Le repugnan lo~ partidos' ex
tremos, no jura por nadie ni por nada, se adapta a las cosas y a
los hombres mientras
convengan a su interés, infalible y despia
dado criterio que le
lleva de continuo a censurar y juzgar los
actos del poder sin distinción del amigo o del enemigo».
La
crítica que hace el autor
al marxismo incide siempre -
forma acertada-en que éste es el corolario lógico de la sociedad
liberal.
Mientras cada uno de los sistemas políticos de antaño se; .. pre
sentaba como una tentativa de
organización tendente a confir
mar en el hombre la conciencia de su vida personal, vemos clara
mente que, en la edad contemporánea, esta conciencia ha desapa
recido
y que todos los lázos que unían al hombre con el mundo
se han aflojado, antes de romperse, en
el rápido proceso de la
«civilización industrial». El capitalismo, «Janus Bifrons» del
mundo· actual,
ya. no permite al hombre tomar la medida de sí
mismo.
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Fundaci\363n Speiro
INFORMACION .BIBLIOGRAFICA
El conocimiento del universo comunista es inmenso en Fal
cionelli, y así lo demuestran sus numerosas obras publicadas
sobre
el mismo, y solamente esto permitiría reseñarla como uno
de los grandes «sovietólogos» mundiales. Asimismo,
sus cono
cimientos de la historia de Rusia, y de destrucción de las teorías
basadas en la interpretación exclusivamente en la escuela parcial
y partidista de Miliukov,
ya han sido analizadas en otras obras.
Pero Falcionelli va
mucho más lejos. Estudia el totalitarismo
democrático, que, desprovisto de su hojarasca, resulta tan alie·
nante como el totalitarismo bolchevique.
Los hombres se han
repartido en dos clases: verdugos y vencidos, igualmente inter
cambiables.
B1 mundo de temores, al desaparecer las creencias
espirituales,
es un hecho. Los mitos eróticos, al ocupar en el
alma del hombre moderno el lugar dejado vacío por la desapari
ción de las antiguas creencias, han completado su embrutecimien·
to. Dice Falcionelli: «Liberalismo y colectivismo coinciden en
los proyectos de la revolución tecnocrática ... ».
«En esta suprema baw.lla ningún poder trascendente puede
ya imponer su tregua, puesto que el mundo se ha descristianizado
lentamente al fuego del progreso y
,le.la razón. Al mismo tiempo,
y segón un proceso acelerado, paralelo al de la transformación
de
la sociedad, hemos asistido al empobrecimiento de las selec
ciones sociales, a la quiebra y a la muerte de las ,aristocracias, las
de la sangre y
las dd espíritu». .
El capitalismo y el marxismo constituyen muy probablemen
te una de las ruptums fundamental.es de
la historia. A pesar de
sus exégetas, la superioridad del liberalismo con respecto al mar
xismo es también brusca y esencialmente inferior, con respecto
a
algo que no es ninguno de los dos sistemas. Por una dinámica
que parece imparable
es mucho más probable que el liberalismo
se colectivice que el que se liberalice el marxismo. Lo que asoma
continuamente en esta sustanciosa obra de Falcionelli es la ne
cesidad de encontrar la verdadera liber11ad del hombre, aherro
jado por estos dos sistemas, uno colectivista y totalitario y el
otro utópico, y también con innegables dosis de totalitarismo.
Falcionelli es concluyente: «A este mundo, el intelectual,
el fi.
lósofo, el ,artista, el ·pensador, tienen el deber imprescindible de
rehusar su adhesión».
ANGEL MAESTRO
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Alberto Falcionelli: CAPITALISMO Y MARXISMO(*)
La critica a los sistemas marxistas r~sulta bastante habitual
desde diferentes
perspectivas en Occidente. Pero la critica al ca
pitalismo y al liberalismo --excepto en los países denominados
socialistas-no es algo tan habitual en las naciones occidentales.
No a aspectos concretos del sistema, sino a la descalificación
glo
bal del mismo, considerando como un fraude a la humanidad
el conjunto de las ideas inspiradoras de
la revolución francesa.
Resulta este ensayo sumamente enjundioso
y. un apretado
esfuerzo de condensación, en
un número limitado de páginas,
de los sofismas, tanto del
capitalismo como del marxismo. El
hecho que se observa en todo el libro, y verdadero sustrato del
mismo, es algo que al observador imparcial, al estudioso des
provisto de prejuicios, se le presenta de forma axiomática: el
marxismo
es la consecuencia inevitable y lógica del liberalismo ..
En ese desarrollo y en esa fase de transformación, como podía
ser la de
la larva y el insecto, radica· también la debilidad del
sistema liberal frente
al que «teóricamente». es su enemigo.
Falcionelli analiza cómo
ningún teórico del lado liberal ha
sentido
la necesidad de oponer al cuerpo de doctrina socialista
una tesis dedicada científicamente a la defensa histórica del ca·
pitalismo.
·
El estudio de todo ello conduce a unas observaciones y
a
unas comprobaciones, que no por ser desagradables dejan de ser
reales, y que veremos confirmadas en la realidad cotidiana de
cada día. Puesto que poseían la
maquinaria que forja las armas
para la defensa de
la nación,. la alienación liberal ha identificado
el sistema
capitalista con la idea de patria. Por ello mismo, «el
ejército que utiliza estas armas ha sido puesto por el poder
po
lítico, controlado por el capital, al servicio de las empresas finan
cieras planeadas por el capital.
De modo que el ejército, que en
(*) Editorial «Nuevo Orden». Librerla Huemul, Buenos Aires, 98
páginas.
591
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION BIBLIOGRAFICA
su esencia es el espejo de las virtudes de una raza y de toda una
nación sin distinción de clases o
de fortuna, se ha transformado
a menudo en lo que se
ha dado en llamar el perro guardián de
las cajas fuertes del capitalismo».
El liberal utópico, producto de
las ideas enciclopedistas, de la
Revolución francesa,
y que posteriormente llega a su plenitud en
el siglo
XIX, es, por sistema, dogmático, y aun sin mostrarse en
tregado a los excesos de
un jacobinismo, és tan enemigo de esa
libertad que teóricamente dice defender, como ellos.
Los exalta
dos apologistas de las cortes
de Cádiz, los ilustMdos defensores
de esa «libertad» en tantos parlamentos
y naciones del siglo xrx
y luego en nuestro siglo, niegan 'ese derecho a esa hipotética Ji,
bertad a los adversarios no marxistas del sistema capitalista.
Los defensores
de los valores espirituales hah sido considerados,
como bien
dice el autor, enemigos de la humanidad y de la li-
bertad. · · /
Esta alienación totJU de la sociedad la vemos no solo en la
España actual, mimética hasta la locura, de todas las lacras
y las
modas de la
s~edad occidental, sino en todas las naciones y
sistemas partitocráticos. Se vive la .exaltación del parlamentaris
mo como panacea. Pero
la exaltación es una consecµencia lógica
del
mito de la libertad y de la apología del pensamiento burgués,
citado en este. caso concreto por Proudhon, y recogido por
Pal:
cionelli: «EL burgués, según el estud¡o que de él hemos hecho,
se inclina al parlamentarismo; es receloso, desconfiado; busca las
garantías
al mismo tiempo que se presta a las transacciones, a
la.s componendas y a los acomodos. Le repugnan lo~ partidos' ex
tremos, no jura por nadie ni por nada, se adapta a las cosas y a
los hombres mientras
convengan a su interés, infalible y despia
dado criterio que le
lleva de continuo a censurar y juzgar los
actos del poder sin distinción del amigo o del enemigo».
La
crítica que hace el autor
al marxismo incide siempre -
liberal.
Mientras cada uno de los sistemas políticos de antaño se; .. pre
sentaba como una tentativa de
organización tendente a confir
mar en el hombre la conciencia de su vida personal, vemos clara
mente que, en la edad contemporánea, esta conciencia ha desapa
recido
y que todos los lázos que unían al hombre con el mundo
se han aflojado, antes de romperse, en
el rápido proceso de la
«civilización industrial». El capitalismo, «Janus Bifrons» del
mundo· actual,
ya. no permite al hombre tomar la medida de sí
mismo.
592
Fundaci\363n Speiro
INFORMACION .BIBLIOGRAFICA
El conocimiento del universo comunista es inmenso en Fal
cionelli, y así lo demuestran sus numerosas obras publicadas
sobre
el mismo, y solamente esto permitiría reseñarla como uno
de los grandes «sovietólogos» mundiales. Asimismo,
sus cono
cimientos de la historia de Rusia, y de destrucción de las teorías
basadas en la interpretación exclusivamente en la escuela parcial
y partidista de Miliukov,
ya han sido analizadas en otras obras.
Pero Falcionelli va
mucho más lejos. Estudia el totalitarismo
democrático, que, desprovisto de su hojarasca, resulta tan alie·
nante como el totalitarismo bolchevique.
Los hombres se han
repartido en dos clases: verdugos y vencidos, igualmente inter
cambiables.
B1 mundo de temores, al desaparecer las creencias
espirituales,
es un hecho. Los mitos eróticos, al ocupar en el
alma del hombre moderno el lugar dejado vacío por la desapari
ción de las antiguas creencias, han completado su embrutecimien·
to. Dice Falcionelli: «Liberalismo y colectivismo coinciden en
los proyectos de la revolución tecnocrática ... ».
«En esta suprema baw.lla ningún poder trascendente puede
ya imponer su tregua, puesto que el mundo se ha descristianizado
lentamente al fuego del progreso y
,le.la razón. Al mismo tiempo,
y segón un proceso acelerado, paralelo al de la transformación
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la sociedad, hemos asistido al empobrecimiento de las selec
ciones sociales, a la quiebra y a la muerte de las ,aristocracias, las
de la sangre y
las dd espíritu». .
El capitalismo y el marxismo constituyen muy probablemen
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la historia. A pesar de
sus exégetas, la superioridad del liberalismo con respecto al mar
xismo es también brusca y esencialmente inferior, con respecto
a
algo que no es ninguno de los dos sistemas. Por una dinámica
que parece imparable
es mucho más probable que el liberalismo
se colectivice que el que se liberalice el marxismo. Lo que asoma
continuamente en esta sustanciosa obra de Falcionelli es la ne
cesidad de encontrar la verdadera liber11ad del hombre, aherro
jado por estos dos sistemas, uno colectivista y totalitario y el
otro utópico, y también con innegables dosis de totalitarismo.
Falcionelli es concluyente: «A este mundo, el intelectual,
el fi.
lósofo, el ,artista, el ·pensador, tienen el deber imprescindible de
rehusar su adhesión».
ANGEL MAESTRO
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