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Número 347-348

Serie XXXV

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La concepción trascendente de la providencia en el pensamiento de Giambattista Vico

LA CONCEPCIÓN TRASCENDENTE
DE LA PROVIDENCIA
EN EL PENSAMIENTO
DE GIAMBATTISTA VICO
POR
ENRICO P ASCUCO (*)
La filosofía del pensador napolitano Giambattista Vico(1688-
1774), tras una lectura serena de su obra, se revela claramente como
la de
un autor católico. Aquélla nos pone frente a un cristiano que'
está firmemente convencido de la existencia de una voluntad divi­
na trascendente, que dirige con sabiduría y constancia el curso de
la historia del hombre.
Esta forma
de concebir la realidad humana se pone de manifies­
to en la ,mayor parte de.las grandes ideas y teorías aportadas por
Vico, pero, sin duda, es su noción de Providencia la que mejor
revela al lector la orientación filosófica de aquél.
Vico es
un pensador polifacético; en sus obras (1) se interesa
por la Filosofía, la Historia, la Filología, la Retórica (2), el Dere-
(*) Doctor en Derecho. Profesor titular de la ·Universidad Alfonso X el
Sabio (Madrid).
(1) Cabe citar las siguientes: De nostri temporis studiorum r4tione (1709); De
antiquissima italorum sapientia ex linguae latinae originibus eruenda {eser. en 1710);
De uno universi iuris principio et fine un.o (1720); De constantia iurisprudentis (1721),
estas dos últimas fueron reunidas po:r el propio Vico juntamente con unas notas
y disertaciones y una Sinossi di diritto universa/e, que les antepuso, bajo el título
único de Diritto universa/e; La vita de Giambattista Vico scritta da se medesimo (Ve­
necia, 1728);
y Principios de Ciencia Nueva, que tuvo tres ediciones (1725, 1730
y 1744, siendo esta última póstuma).
(2) Vico fue Catedrático de Retórica en Nápoles; tuvo que conformarse
con esta modesta Cátedra, siendo una de las grandes frustraciones de su vida el
no ganar la Cátedra de Derecho Romano. Por otra parte, en su Cátedra de Retó­
rica le sucedió uno de sus hijos.
Verbo, núm. 347-348 (1996), 777-782 777
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cho, etc., si bien es én la Ciencia Nueva donde termina de dar forma
a
sus concepciones filosóficas. Y es, precisamente, este último el
libro que mejor explica la posición y la acción que desempeña la
Providencia en la especulación viquiana.
La Ciencia Nueva es la obra ambiciosa de un filósofo maduro,
que pretende aproximarse a la realidad ofreciendo una solución global
capaz de afrontar tódas las inquietudes humanas. A través de este
escrito, el napolitano formula, sobre todo,
una teoría sobre la histo­
ria humana;
una teoría que es perfectamente conciliable con la or­
todoxia católica, cualquiera que sea el aspecto que se examine de
ella: el libre albedrío, la heterogénesis de los fines, el progreso, la reli­
gión, la hiitoria ideal eterna, los corsi e ricorsi, o el Derecho.
Para Vico la historia del
hombre responde, en última instancia,
a los designios de una sabiduría divina, que la ha ordenado de tal
forma que en ella se puedan cometer errores: el hombre tiene libre
albedrío y colabora en la ejecución del plan divino, pero, precisa­
mente sobre la base de esa libertad, cabe la posibilidad de que
se
cometan errores, dando lugar a retrocesos en la historia humana
(ricorsi). En cualquier caso, los pasos del hombre en su historia es­
tán guiados por la presencia constante de la-Providencia, pues, como
dice Vico, «el hombre tiene libre albedrío, aunque débil, para ha­
cer de
las pasiones virtudes; pero que es ayudado por Dios de forma
natural mediante la. divina Providencia y de forma sobrenatural
con la gracia divina» (3).
Esta reflexión de Vico sobre el libre albedrío del hombre nos
sitúa frente a un aspecto importante de la Providencia de que. se
habla en la Ciencia Nueva: en ella se hace referencia a una Providen­
cia natural,
que se plantea separadamente de la Providencia sobre­
natural o Gracia divina.
En efecto, es éste un aspecto del pensa­
miento viquiano que ha sido analizado y aclarado por la exégesis
católica del napolitano, para disipar cualquier duda acerca de la
ortodoxia de la significación que éste atribuye a su noción de Pro­
videncia.
(3) G.B. Vico, Ciencia Nueva, Ed. Orbis, S.A. (a cargo de J.M. Bermudo),
Barcelona, 1985 (paf. 136, pág. 105).
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Vico distingue entre Providencia natural y Provi~encia sobre­
natural, y la razón de esta diferenciación radica, principalmente,
en
el hecho de que aquél, en su obra más importante, manifiesta de
forma expresa su intención de estudiar la historia de las naciones
gentiles y no la de los hebreos o pueblo elegido; y dado que la
ayuda de Dios a los pueblos de las naciones gentiles
se verifica a
través de la Providencia (la Providencia natural), ésta será la que
estudie la
Ciencia Nueva. Por ello, la obra será considerada por Vico,
entre otras razones, como una teología civil razonada de la Providen­
cia divina. En cambio, el napolitano expresamente excluye de su
estudio la historia del pueblo elegido que, por el contrario, es ayu­
dado
por Dios sobrenaturalmente, es decir, a través de la Gracia
divina o Providencia sobrenatural.
Por consiguiente,
se habla de Providencia sobrenatural cuando
el ser
humano es situado en una dimensión en la que los aconteci­
mientos que se suceden a su alrededor, o los fines a los que se llega
superan o desbordan sus potencialidades físicas o naturales. Diver­
samente por Providencia natural se entiende la ordenación divina
de los acontecimientos del
hombre, pero dentro del exclusivo ám­
bito de sus potencialidades físicas o naturales; es decir, respetando
la
estructura y naturaleza del hombre. Por tanto, ésta última, ya
sea
determinista o ya sea libre, no excluye la ordenación divina ni
la presencia
continua de Dios en los acontecimientos humanos.
La de Vico, como ya hemos tenido oportunidad de comentar, es
la Providencia natural; no obstante, esto no significa
que el filósofo
napolitano ignorara o negara
la existencia de la Providencia sobre­
natural. El reconoció la coexistencia de la Gracia y de la Providen­
cia natural, y lo que es más importante, el hecho de su coordina­
ción
y armonización en la historia y en la vida social. Ello es así,
porque, como señala Luigi Bellofiore,
Vico está a favor del integrismo
cristiano; reconoce que la naturaleza se eleva, sana y salva, en la sobrena­
turaleza, lo cual se manifiesta, según Vico, en la ordenación de la huma­
nidad a la excelente instauración del Cristianismo (4).
(4) Luigi Bellofiore, La dottrina della Provvidenza in G.B. Vico, CEDAM, 1ª
edición, Padua,
1962.
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Aclarada la diferencia, presente en la mente del pensador napo­
litano, entre Providencia natural y Providencia sobrenatural o Gra­
cia divina, aparece como resultado que la base del sistema que aquél
construyó en la
Ciencia Nueva.-es la denominada Providencia natu­
ral. El siguiente paso,
por tanto, es el de explicar cómo actúa esa
Providencia natural,
poniendo de manifiesto que ello no contradi­
ce para nada los dogmas del Cristianismo católico.
Esa intervención de la Providencia natural se produce por vías
naturales
y causas- segundas; de manera que el ser humano adquiri...:
ría, según Vico, .la dignidad de causa; Respecto a las vías naturales,
significa
que la acción ·providericial se ejerce a través de la naturale­
za
de las cosas; la presencia de la Providencia, pof consiguiente, no
se manifiesta de forma violenta o brusca, sino de un modo natural
y, a la vez, bondadoso. El propio ·vico confirma este planteamiento
al escribir lo siguiente: «la providencia divina, teniendo
por mi­
nistro su.om·nipotencia, debe explicar sus mandatos por vías tan
fáciles cuales son las costumbres naturales» (5 ). Por lo tanto, el
carácter natural de la acción providencial significa que se verifica
por medio de las .capacidades y potencialidades de la naturaleza
humana. Además, esa naturalidad de la acción de la Providencia
Vico la describe con
la expresión rebus ipsis dictantibus; este último
es, sin duda, uno de los conceptos básicos de la-Ciencia Nueva, que
ponen de manifiesto el que ésta sea una obra que pretende hacer
filosofía de la historia; de ahí que circunscriba su ámbito de estu­
dio a las acciones humanas, a través de las cuales se revela la presen­
cia divina,
y no a los milagros· o a otros acontecimientos extraordi­
narios,
que la convertirían en una especie de teología aplicada a la
historia .
. Por otro lado, la naturalidad de las intervenciones de la Provi­
dencia, en lo
que atañe al hombre, hace que éste se convierta en una
causa segunda de la voluntad divina; de ahí la posibilidad de co­
nectar el discurso anterior con el tema de las.causas segundas. Estas
implican que la Providencia obre por medio de las vías humanas
(5) G.B. Vico, Op. cit., (paf. 343, pág. 147).
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sin forzar mínimamente la voluntad del hombre. En otras palabras,
obrar por causas segundas significa, en el caso de los hombres que
son criaturas inteligentes y libres, que Dios les concede la dignidad
de causas. Conviene, en cualquier caso, aclarar que la doctrina de
las causas segundas en el pensamiento cristiano no supuso ninguna
novedad en los tiempos de Vico. De hecho, como .explica Ramón
Almazán Hernández, el propio «Santo Tomás admite también 'in­
termediarios'
-causas segundas-en la ejecución de la Providen­
cia, es decir, en el gobierno». (6). Además, el
que Dios actúe por
medio de intermediarios humanos no significa que pierda nada de
su omnipotencia, sino, más bien, es una manifestación de la bon­
dad divina, así como del amor que Dios siente por los hombres.
También es preciso aclarar que el que la Providencia viquiana
sea la Providencia natural,
que obra por vías naturales haciendo de
las voluntades humanas causas de su intervención, no significa que,
en última instancia, estemos ante una Providencia inmanente; al
menos, no lo
es la que Vico expone. En realidad, hay que distin­
guir, en el mismo orden natural, una actitud doble de la Providen­
cia viquiana:
esto es, la de la inmanencia y la de la trascendencia.
Como dice Carlo Cantone,
en cuanto inmanente aquélla Je diferencia de
/aJ mismaJ coJaJ estructuradas y finali7.tidaJ; en cuanto trascendente, de
aquéllas Je diferencia, pero no se separa: eJ más, JU presencia es invocada
por ellaJ (¡presencia metafísica.'), como estructurante y finalizante y como
verdadera razón de ser de la estructuración y finalización mismas (7).
Esto significa que la Providencia es trascendente en su origen, esto
es, en Dios, e
inmanente en su término, es decir, en el mundo.
A la luz de
este planteamiento, se puede decir que la noción
viquiana de la Providencia adquiere
una significación importantí­
sima en el sistema que Vico establece en la Ciencia Nueva. Esto se
traduce en que aquélla acaba por ser, sobre todo, el plan eterno de
todas las cosas; es el orden, el plan racional de la realidad, que
(6) Ramón Almazán Hernández, «Provid~ncia» en Gran Enciclopedia Rialp,
Ediciones Rialp, S.A., Madrid, 1984 (pág. 317).
(7) Cado Cantone, 11 concetto filosofico di diritto in G.B. Vico, Soc. Edit.
Siciliana, Mazatta, 1952 (pág. 65).
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también es realidad humana; y es un plan racional que también
implica la
inmatlencia y la trascendencia. En definitiva, la verda­
dera significación de la Providencia viquiana está en el sentido de
la trascendencia divina, en perfecta armonía· con ~a más auténtica y
profunda ortodoxia, pero, al mismo tiempo, como afirma Bello­
fiore,
es exquisitamente moderna, sobre todo po, el acento puesto en la
intimidad de Dios hacia el hombre, que es, además, el mensaje fundamen­
tal
del Cristianismo y la síntesis resumida de los principios evangélicos, es
decir, del amor divino y de la divina paternidad; de la interioridad y
dignidad
de la persona humana (8).
Este es, por tanto, el significado de la noción de Providencia en
la obra cumbre del pensador napolitano.
Un significado que sólo se
puede entender en el contexto de una filosofía católica, pues fuera
de él lo único que
se consigue es deformar (o manipular) el pensa­
miento de Vico: la Providencia viquiana no
es el germen de la astucia
de la razón de Hegel (1770-1831) (9), no es una especie de ley de
autoconservación de la especie humana (10), ni una metáfora irónica de
un filósofo ateo (11), ni el último principio para la mediación entre el
tiempo y la idea (12). No es nada de esto último por muy ambigua
que sea la expresión escrita de Vico
y por muchas que hayan sido y
sean las lucuQ·raciones de los intérpretes inmanentistas de aquél.
(8) Luigi Bellofiore, Op. cit., (pág. 163).
(9) Planteamiento éste que, en su día, defendió Benedetto Croce; ver La
filosofía di Giambattista Vico, Gius. Laterza & Figli, 6ª edición, Bari, 1962.
(10) Conclusión a la que llega uno de los más afamados intérpretes marxis­
tas de Vico,
Nicola Badaloni; ver Introdttzione a G.B. Vico, Feltrinelli-Edit., Mi­
lán, 1961.
(11) Según la Qriginalísima interpretación marxista de Sandra Rudnick
Lufc; ver «A genetic incerpretation of divine Providence in Vico's New Scien­
ce»,Journal of the history of philosophy, Vol. XX, 1982, pág. 151-169.
(12) Interpretación de A. Robert Caponigri; ver Tempo e Idea. La teoria
della storia in G.B. Vico, Casa Edic. Prof. Riccardo Patron, Bolonia, 1969.
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