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Número 353-354

Serie XXXVI

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La profunda visión de la historia de Francisco Canals Vidal

CRÓNICAS
LA PROFUNDA VISION DE LA HISTORIA
DE FRANCISCO CANALS VIDAL
POR
JUAN BMS. VALLET DE GoITISOLO
Son muchos afios
-cercanos ya de los cuarenta-que me
unen con entrafiable amistad al Profesor FRANCISCO CANALS
VIDAL. Son tantos cuantos han transcurrido de constante cola­
boración entre Sebo/a Cordis lesu y Speiro. Colaboración leal, con
una asombrosa coincidencia de pensamiento, de perspectiva y
fines, A ella
se suma, desde hace pocos afios, la que existe, hoy,
entre
Se hola y la Fundación Francisco Ellas de Tejada.
El profesor CANALS VIDAL, es doctor en teología, en filosofía
y en derecho. Pero, además, sus saberes se extienden universalmen­
te. Si se leen sus obras, se observa enseguida que es un polígrafo.
Esto
no es de extrafiar, pues tanto la teología y la filosofía, como
también
el derecho, abarcan la vida entera del hombre, al que
acompafian a través de toda su vida personal, individual y genéri­
camente, a lo largo de toda
la historia de la humanidad, desde sus
mismos orígenes hasta escrutar
el más allá. Por eso, CANALS no ha
podido dejar de extender su perspectiva teológica y filosófica a la
historia, estudiarla y reflexionar al contemplarla profundamente
con su visión mental iluminada
por sus saberes teológicos y de
filosóficos. Pero, también,
lo hace a través de su sentido común,
inseparable de la verdadera filosofía realista, según nos ensefiaron
prácticamente
ÁRISTÓTELES y SANTO ToMAs DE AQUINO.
Cuando preparaba estas palabras tenía entre mis manos su libro
La tradición catalana en el siglo XVIII. Ante el absolutismo y la ilustra­
ción. Hacía muy poco que había leído el magistral prólogo escrito
por él para la edición crítica que la Fundación Ellas de Tejada pre­
para de las
Memorias históricas de FRANCISCO DE CASTELLVI. Poco
antes, para preparar esta colaboración, había tenido a mi vista su
prólogo al libro de JOSÉ MARfA ÁLSINA ROCA, El tradicionalismo
filosófico en España. Su génesis en la generación romdntica catalana;
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así como la colección completa de la revista Verbo, para repasar sus
artículos y conferencias en ella publicados, y la recopilación de
artí­
culos suyos, la mayoría aparecidos en Cristiandad, que fueron
agrupados
por Ediciones Acervo en el volumen titulado Política
española: pasado y futuro, formando un libro de extraordinario
interés
no sólo en la fecha de su publicación, sino también hoy;
pues, tanto-su temática como sus reflexiones, se mantienen vivas
y actuales. De aquella colección y de esta recopilación he repasado
especialmente aquellos trabajos que tratan
de temas históricos.
CANALS VIDAL domina de modo muy especial la historia de
los siglos
XVIII, XIX y principios de este siglo XX, en los cuales
vivieron
las principales personalidades por él estudiadas y tuvieron
actualidad los temas acera
de los cuales ha emitido juicios.
Conviene resaltar, entre estos temas: la rivalidad entre
elEstudi
General de Barcelona y el Col-legi de Cordel/es; la Guerra de sucesión
vista con su transfondo en el tablero político europeo de entonces,
con todas las vicisitudes de alianzas y contraalianzas, que final­
mente
dejaron a Barcelona abandonada a su suerte dutante su asedio
por el ejército aliado que comandaba el DUQUE DE BERWICK; la
pintura del ambiente religioso que durante su transcurso se respi­
raba en la Ciudad; el Decreto de Nueva Planta, y la rivalidad
posterior entre
botijlers y vigatam. Cambiando de página, son de
sumo interés: sus relatos acerca del jansenismo y el galicanismo;
la descripción del ambiente intelectual de la Universidad de Cerve­
ra; el relato de la fundación
de las Escuelas Pías y su espíritu; el
de la
Guerra Gran, de su contexto y del tratado de Viena; su visión
del romanticismo, del absolutismo, del liberalismo, del carlismo
y del catalanismo, que ha confrontado repetidamente con la autén­
tica tradición catalana.
A la par que trata estos temas, va haciendo desfilar los persona­
jes, que son objeto e
su análisis serio y riguroso. En el siglo XVIII:
FRANCISCO DE CASTELLVI, el gran romanista JOSEP FINESTRES y
su significación negativa para el derecho catalán, fray JUAN TOMÁS
DE BOIXADORS, el obispo dominicano CLIMENT, el arzobispo
AilMAÑA, el regalista FÉLIX AMAT, etc. En el siglo XIX, entre otros,
el doctor
VICENTE Pou, el filósofo de Vic JAIME BALMES, el mi-
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nistro CALOMARDE, DONOSO CORTES, ANTONIO CANOVAS DEL
CASTILLO. Y, en el entrecruce del siglo pasado con éste actual el
gran obispo de Vic,JOSEP TORRAS Y BAGES, con su enorme perso­
nalidad. Son muchas las reflexiones que suscitan
las consideraciones
históricas desgranadas
por CANALS VrnAL a lo largo de su fructífera
obra escrita. Pero pienso que es mejor centrarme solo en aquello
que -creo yo--mejor refleja su pensamiento filosófico proyectado
a la historia.
Nada descubro al recordar la plenitud de su tomismo; pero,
aquí, viene como anillo al dedo insistir en que el realismo integral
de la filosofía tomista exige, como una necesidad, que penetremos
profundamente
en la visión de la historia del hombre, y en que,
al mismo tiempo, nos facilita
una más profunda y lúcida inteli­
gencia del sentido que contiene
el discurrir de la misma.
En su quaestio 103 de la pars prima de la Summa theologiae, titu­
lada
De gubernatione rerum, el SANTO DE AQUINO, realiza un lúcido
contraste del orden general de las cosas, en su estática y en su
dinámica, trazado por Dios en su obra creadora, con la pluralidad
de los órdenes paniculares conforme los cuales, a causa del libre
arbitrio del hombre y de su naturaleza herida por el pecado original,
discurre la historia de los pueblos. Es
un tema que, en el primer
tercio del siglo XVIII, el genial napolitano GIAMBATTISTA VICO,
retomaría para explicar los corsi'y ricorsi de la historia de todos los
pueblos y el decurso de las civilizaciones, que se hallan previa­
mente trazados condicionalmente en la «historia ideal y eterna»,
diseñada por la Divina providencia, atendiendo a cuál sea la
conducta
de los hombres y de los pueblos, que los llevará a su
crecimiento y apogeo, o bien a su decadencia y ocaso; e incluso; a
sus renacimientos.
El nominalismo, había negado no sólo la cognoscibilidad sino
también la existencia de
todo orden en las cosas. Según él, los
universales son meros nombres -nomina-; negando la existencia
de causas formales y finales, sólo admitía las causas materiales y
eficientes singulares. Pero, incluso la causalidad de éstas la había
dejado en duda
ÜCKHAM, y, siglos después, DAVID HUME conside-
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raría que son sólo meras apariencias que nuestra mente traza en
imagen al observar que, en ciertos casos, a un hecho le sucede
repetidamente otro siempre igual, pero que carecemos de toda
prueba de la realidad de esa causalidad.
Con esa mentalidad, ¿a qué queda reducida la sociedad huma­
na? y ¿qué sentido puede tener la historia? De aquélla predominará
una visión individualista y voluntarista, y de ahí la dialéctica entre
la voluntad soberana encarnada en
el Estado y las voluntades indivi­
duales de los súbditos
y, en suma, de los más fuertes. Socialismo
y liberalismo, sin escrúpulos, quedan más fuertes frente a frente.
A su vez, la historia
es reducida a una dialéctica de intereses y de
pasiones.
La tradición de los pueblos es desechada, como algo carente
de sentido que debe ser superado por
una revolución o por una
evolución ideológicamente programada. La existencia social es
explicada acudiendo a las ficciones del contrato social y de la volun­
tad general que, a veces, ahoga todo lo que
es minoritario, y, en
otras ocasiones,
es amordazada por el poder absoluto de Levia­
than ... ¡O éste, o Demos!
El pueblo ya no puede ser comprendido como resultado de
una tradición viva, y es sustituido sea por la masa de votantes en
plebiscitos teledirigidos o bien por aquellos grupos que tratan de
encasillar ideológicamente las oligarquías de los partidos políticos,
en lucha con los otros grupos de presión que ostentan
el dominio
de los medios de comunicación.
CANALS VIDAL, como filósofo realista, extiende también su
mirada de historiador a todas las cosas, divinas y humanas; al Ser
creador y a los seres
por El creados, a lo que es permanente
-aliquid itabile, decía SANTO ToMAs-y a lo que cambia
-aliquid ad motus pertinens, decía el mismo Doctor común-;
contempla ser y devenir, esencia y existencia, potencia y acto. Sólo
así
se pueden comprender los pueblos, en su respectiva tradición,
con su cultura, arraigada en la tierra de los mayores. Así
se entien­
den las naciones como algo más que una masa humana asentada
en
un territorio a la que el Estado da forma; y se observan con
claridad los desarreglos a los cuales
les conducen los ismos, por
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considerar las naciones como absolutos excluyentes, y al pretender
conseguirlo ya sea mediante una revolución o bien conduciéndolas
lentamente hacia otro estatismo, en el que caen inevitablemente,
sobreponiéndose sobre su entramado social que desatraigan, y,
así, se deshace su propia cultura. Luego, ya no cabe sino el plagio
y la improvisación, en
un constante hacer y deshacer.
El
31 de octubre de 1976, en una de las Reuniones de amigos
de la Ciudad católica,
le escuché a CANALS hablar de Países, naciones
y Estados en nuestro proceso histórico y, al respecto, «las trampas del
lenguaje político vigente con sus rigideces y equivocidades». Nos
mostró la
fulsedad del denominado principio de las nacionalidades,
que reclama
un Estado para cada nación, ésta configurada por el
idealismo romántico y aquél basado en la pretendida «soberanía
del pueblo» o en
el «derecho de los pueblos a disponer de sí
mismos». Expresiones a las que, el mismo CANALS, opone que, en
el sentido propugnado por aquél principio: «Nadie tiene derecho
a disponer de si mismo. Ni los esposos, ni los padres, ni los hijos,
ni los pueblos».
Pero, hoy, ¡incluso aquellas mujeres que
se dicen liberadas,
proclaman su pretendido derecho a disponer del fruto que tienen
en sus entrafi.as, afirmando que son duefi.as de su vientre! Indivi­
dualismo radical, nacido de un nominalismo que sólo reconoce
cosas singulares e individuos aislados, que sólo como masa de
votantes permite comprender el conjunto de los súbditos; que no
alcanza a percibir sus normas esenciales, necesarias para preservar
una verdadera comunidad social, ni puede entender la tradición
de cada pueblo, ni las virtudes que ayudan a formarlo, basadas en
la
fe religiosa, y que son imprescindibles para mantenerlo religado.
No se admite otro modo de dotar de un orden a esa masa
sino la creación de un Estado, Leviathan o Demos. El universal
vivo es sustituido por una totalidad mecánicamente estructura­
da, tecnocráticamente planificada. El pueblo es reducido a masa,
que
se desborda fácilmente, o bien, pata que no se desborde, es
encapsulado en moldes prefabricados tecnocráticamente.
Los conceptos abstractos y las palabras que los expresan son
absolutos y excluyentes desprecian
las particularidades y singulari-
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dades. En cambio, los universales, desechados por ella, son flexibles
en su ámbito respectivo y comprenden todas sus peculiaridades.
CANALS nos lo recuerda, incesantemente, cada vez que reflexio­
na y nos hace reflexionar acerca de
un tema, de un periodo histórico,
de un episodio, de un personaje histórico.
Su realismo filosófico y sus conocimientos históricos se com­
plementan.
Le permiten comprender y sentir viva la tradición his­
t6rica de cada ente social, desde la familia hasta la catolicidad, des­
de la cultura campesina y ciudadana hasta la civilización cristiana.
Así todo se observa religado, todo se complementa, en contra de
la
visión y los proyectos que dialectizan, que disocian en masa
amorfa manipulable
-por una propaganda y por la ensefianza de
una historia falsificada-, que a los pueblos les haga creerse algo
que no son o que
sólo son en parte. Así, o se muestra una Catalu­
fia mutilada de sus dimensiones católica e hispana o se predica una
Espafia unirarista, uniformada por
un Estado burocrático. En cam­
bio,
CANALS sabe ver cuáles son las raíces profundas del pueblo
catalán, vivificadas
por una concepción cristiana del mundo y de
la vida. Y nos muestra lócidamente
c6mo la concepci6n tradicional
del propio ser de Catalufia se contrapone a la idea propugnada
por la filosofía romántica del idealismo alemán, creadora de un
nacionalismo insano, de cuyo peligro para Catalufia había alertado
TORRAS Y BAGES hace cien afios.
Termino, insistiendo en que teología, filosofía, historia y pen­
samiento político resultan perfectamente coherentes en
el pensa­
miento, en las explicaciones y en las ensefianzas del
DOCTOR
CANALS VIDAL. ¡Muchas gracias! a él, por ellas, y a todos los pre­
sentes
por haberme escuchado tan pacientemente.
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