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Número 435-436

Serie XLIII

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Los noventa años de Alberto Wagner de Reyna

LOS NOVENTA AÑOS
DE ALBERTO WAGNER DE REYNA
POR
MIGUEL AYuso (')
Desde que hace alrededor de un decenio tuve la dicha de
conocerlo en ~adrid; cada vez que mis pasos ·me conducen a
Paris -y motivos académicos o conspiratorios, cuando no
entrambos, hacen que ocurra unas buenas · cuatro o cinco vece~
al año-le giro la correspondiente visita de cumplido, que a la
par lo es ex tolo carde,_ en su luminoso, sencillo r elegante apar-:­
tamento del seizteme. Visita que concluye con frecuencia en una
cena_ en que su encantadora e iriquieta mujer,. Victoria, suele ofre­
cerme ostras y
foie. Al igual que cuando las reuniones familiares
le atraen a la
exquisita casa madrileña de su hija Rosa, que le
transporta a uno a su Lima natal, me apresuro a saludarlo y a
beber un jerez -en su com:pañía. Sotl., pues, muchas -las ocasiones
en que me he lucrado de su conversación inteligente y culta, de ·
sus juicios siempre bondadosos, de su ejemplar desenvolverse
por la vida como discípulo de Cristo e hijo fiel de su Iglesia. Y es
que un haz de cualidades varias, todas extraordinarias, se ayun­
tan en su personalidad s~ñera.
Lo primero que me llamó la atención fue el diplomático de
verdad, en absoluto impostado, sino sincero, directo, cordial. Por
e) El pasado 7 de junio el escritor peruano Alberto Wagner de Reyna, qlle
ha honrado a Verbo en una oca.si6n con una colaboración, cumplía noventa años.
Adelántándose unos días, el profes"ár Miguel Ayuso le felicitaba·desde las páginas
de ABC, de Madrid,. el 24-de mayo (N. de la R.).
Verbo, núm. 435-436 (2005), 379-382. 379
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MIGUEL AYUSO
ah! enlazaba su afición a las gentes y las tierras, pero también a
los
antepasados y

a sus dichos:
el. trato de notables -muchos
amigos comunes, con el regocijo verdadero de descubrir las
amistades entrelazadas--, lo mucho y bien recorrido --"-<¡Ue dis­
tingue al viajero, ay, del turista
que ha invadido este tiempo-y
la raza de cronista e historiador despuntan en sus·_ ojos, eh su ade­
mán y en su parla. También en su óbra, y son varios los libros
que de ah! arraigan, a comenzar por el excelente Las relaciones
diplomáticas entre Perú y
Chile durante el conflicto con España
(Lima, 1963), sin hacer de menos a la Historia diplomática del
Perú: 1900'1945(!.ima, 1965).
Hombre de verdadera cultura,· pues, como perteneciente a
una generación -iba a escribir. a una estirpe, pues en esto las
más de las veces se confunden ambas, y eri lo que nos ocupa_
tanto hay de una como de otra-menos indigente que las de
nuestros días, la vastedad de sus horizontes en modo alguno
ha embotado la hondura de su calado, y no puede· extrañar a
quien le conozca que su mayor fama venga unida a la de haber
difundido en nuestra lengua hispana la oi:>ra de su maestro .
Heidegger,
con quien estudió en el Friburgo de Brisgovia de
mediaélos del decenio de los treinta: piénsese en su precoz
Lá ontología fundamental de Heidegger (Buenos Aires, 1939);
pero sin que haya nunca desfallecido en la tensión teorética,
como exhiben El concepto de verdad en Aristóteles (Mendoza,
1951-1960),
Analogía y evocación (Madrid, 1976) y -Iitor­
na.re al segno'-Ensayos sobre Heidegger (Lima, 2000). Un
Heidegger, eso si, en el que las clausuras de su. torso filosófico
se. resuelven en la tradición de la fi!osofia cristiana que cultiva
el peruano.
Porque Wagner de Reyna es un pensador auténtico, que
-como siempre acaece con los tales--dobla el cabo dé las
tormentas en viaje haéia la teología. Más aún, nuclearmente
un pensador cristiano, sin esa luz que baja de lo alto y perini0
te contemplar la .realidad en todos sus pliegues (gratta non
tollit naturam sed perftcit eam, dijo para siempre el santo de
Aquino),
se corre el riesgo de difuminar el neto signo intelec-
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LOS NOVENTA ANOS DE ALBERTO WAGNER DE REYNA
tual que preside sus afanes. Lo expresa sin respeto humano en
La pocafe (Lima, 1993), donde agavilla -die