Índice de contenidos
Número 435-436
Serie XLIII
- Textos Pontificios
-
Estudios
-
Ley injusta y conciencia cristiana
-
Los noventa años de Alberto Wagner de Reyna
-
Bases para un enfoque iberoamericano del mundo actual
-
Las comunidades y sociedades humanas
-
El domingo, último bastión de la Cristiandad
-
Cambio climático, calentamiento global, efecto invernadero. Exageración-error-impostura
-
El problema del constitucionalismo después del estado moderno
-
Autarquía, soberanía y fuentes del derecho
-
- Crónicas
-
Información bibliográfica
-
Pío Moa: Los mitos de la guerra civil
-
Enrique Moradiellos: Los mitos de la guerra civil
-
Pío Moa: Los crímenes de la guerra civil y otras polémicas
-
Pedro Miguel Lamet: Como lámpara encendida
-
Guillermo Herrero Maté: Liberalismo y milicia nacional en Pamplona durante el siglo XIX
-
Amadeo de Fuenmayor: La inspiración cristiana de las leyes (Para una pedagogía del inconformismo ambiental)
-
Pío Moa: Contra la mentira. Guerra civil, izquierda, nacionalistas y jacobinos
-
Autores
2005
Bases para un enfoque iberoamericano del mundo actual
BASES PARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO
DEL MUNDO ACTUAL
POR
ALBERTO WAGNER DE RkYNA (•)
A) Situación mundial
L El mundo -por lo menos en .la parte significativa de él
está actualmente globalizado: forma una unidad en la cual los
diferentes componentes
. -geográficos, políticos, sociales -se
miden por un. denominador comiín que es la Economía. Está en
vigencia un "paneconomismo" q4e, por sob!e entendido, ya no
se suele comentar ni menos censurar. La g~obalización es. econó-'
mica, e imperativa ·para todos.
II. El panecoriomismo ha llegado a su fase más extrema: el
pancrematis1no1. es· decir, a lá. reducción de todo a su valor
monetario. _Todo se "cotiza"
eri dinero, todo (trábajo, honor, rela:
tiones humanas, vida, muerte ... ) es mercadet,ía_"y como tal tiene
su precio en nwnerario, Las_ comparaciones entre datos cualita
tivos se realizan
por la reducción . de las calidades a una escala
cuantitativa correspondiente a valores monetarios oficialmente
confirmados.
(*) A confirmación del homeriaje · anterior, debido a· la pluma ·de -Miguel
Ayuso,
damos a la ~tampa con singulaf placer e.stas ªBases para un enfoque ibe
roamericano del mundo actual" de don Albertq Wagner de Reyna, borrador reda:_C
tado paffi ser dÍscutido y ampliadó, pero donde se encuentian las claves y preo
cupaciones constantes del pensamientÓ del maestro peruano, frrrilado en PaflS en
febrero del presente año (N. de la R.).
Verbo, núm. 435-436 (2005), 383-394. 383
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Fundaci\363n Speiro
ALBERTO WAGNER DE REYNA
III. Esta "monetización" universal corresponde a la matema
tización del pensar contemporáneo, matematización
que es pro
pi~
de la tecnificación de la vida y de la ciencia, que definen la
actualidad histórica de hoy, como .consecuencia
de· la evolución
de Occidente. en los últimos cinco siglos. ·
N. La globalización del mundo descansa sobre presupuestos
de
. Ja "culJ.iira occidental". que se· han impuesto por diversos
medios
-bélicos, intelectuales, económicos (algunos laudables,
otr.os censurables)-desde Europa al orbe entero.
V. Paralelamente se advierte en Occidente -el promotor y
principal responsable de
la globalización-un alejamiento de las
bases de su propia esencia,· una desviación del propio modo de
ser. Occidente es el producto histórico de la confluencia de lo
¡udío, lo helénico y lo romano, bajo la acción determinante del .
Cristianismo, en que la sfntesis de sus componentes cobra su cabal
realización.
Considérese · esté hecho como derivado de un factor
sobrenatural. o
como. una. manifestación humana, es evidente que
define la entidad e identidad
del Occidente. Sfntoma evidente de
esté alejamiento, que se ha calificado de "traición", y contra la cual
no
han faltado protestas, es que en el proyecto .de Constitución
Europea no se méncione ni' _a Dios ni al CriStianis~o.
VI. · Esta desviación ~o, si se prefiere, evoluci6fr-.de. Occi
dente se expresa
en una láicalización de la sociedad (desde fines
del siglo
xvm), por una búsqueda de bienestar y autosatisfacción
gracias a factores ínmanentes a la
naturaleza humana. A ellos se
suman (a veces. como determinantes y otras como concomitan'
tes) ciertos. modos de espiritualidad ajenos al Cristianismo (budis.
mo, Islam, culturas indígenas o exóticas, mística" ec'ologista ... ), o
la elevación a uná quasi-religiosidád de diversas posiciones de
conciencia
-enfáticamente humanas-. en los últimos siglos
(libertad, democracia, derechos humanos,
humanismo ateo ... ).
La desviación del modo de ·ser de Occidente constituye el mate
rialismo actualmente imperante, que caracteriza nuestra civili
zación de abundancia y desperdicio, de permisividad y espec-
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BASES PARA /IN ENFOQUE IBEROAMERICANO DeL Ml!NDQ ACTUAL
táculo, y que en ella histórié.amente sé expresa. Progreso y "desa
rrollo" -conceptos clave de ella-se entienden fundamental~
mente
como fenómenos económicos o que suponen base pro
motora
con función económica.
VIL Al lado del materialismo que corroe a Occidente,. se pre
senta,
espeáalmente para Europa, un fenómeno más, que recuer
da y revive acontecimientos históricos.
Es el avance del Islam, ya·
sea. agresivamente (atentados terroristas) ya sea subrepticiamente
como infiltración
en la sociedad europea (inmigración ~masiva y
a veces
incontrolada-, integración. proselitismo, pero también
afirmación de su diferencia y conSiguiente reclamación de dere
chos). Geográfica ilustración
de la importancia mundial del Islam
es la banda multiétnica que éste constituye, y que atraviesa el
globo desde el
Pacifico al Atlántico, desde Indonesia -con la
intermitencia de la
India'-'- h.asta Nigeria, a través de Asia y África.
VIII. Su penetraclón·en· Europa es una parte ~senda!-de
la
"reconquista" y dominación programada por el Islamismo (el
Islam beligerante),
uno de cuyos episodios espectaculares fue el
ataque a
Nueva York y Washington en septiembre de 200 l. Este
crimen monsti:u~so lleva1 sin embargo, a_ una pregu_rita esénciali
¿En qué se basa el. odio que el atentado pone de manifiesto? No
puede ser sólo en la perversidad del hechor, pues ha de tener por
lo menos_una causa ocasional. ¿No·será, precisamente, la desna
turalización de la cultura occidental que provoca y despierta vie
jas pulsiones?
¿El materialismo globalizador que ofende a la reli
giosidad de
una cultura oriental? ¿O es sólo el empuje de ésta que
lleva al asesinato colectivo? De todos modos, el crimen sugiere
un exame_n de cónciencia de Occide'nte.
IX. Dentro del ámbito occidental materialista se advierten,
sin embargo, ciertas reacciones. Por
lo. pronto un fundamentalis
mo cristiano (protestante), que acaba de ganar las elecciones .en
los EE.UU. Paradoja o lógica consecuencia, ello se produce en un
ámbito en que el paneconomismo -modo de vidá y orientación
política:-alcanza su más alta realización.
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ALBERTO WAGNER DE REYNA
X. De otro lado, advertimos que, precisamente a base de los
postulados
en que se apoya la. laicalización, se elabore una doce
trina -'-de "espiritualidad" inmanente---a la que ya se ha aludido.
Trata ella de corregir los excesos
--egoístas--de la propia posi
ción intelectual o ideológica: el humanitarismo, altruismo liberal
sin trascendencia; centr~do en la eficacia, No es de extrañar que
en esta manifestación se junten y ·convivan ios eiemE!htos encon
trados que dan lugar al c/¡arity busfuess. Es éste un factor inelu
dible
de la vida internacional contemporánea, a ratos infestado de
inconfesadas intenciones políticas, ideológicas o comerciales.
XI. Por fin, no olvidemos la admonitoria voz ele la Iglesia
católica, en permanente protesta contra el panecohomismo (su
"opción
por los pobres"), el desorden moral y el menosprecio de
la vida en aras de _la comodidad personal (aborto, anticoncep
ción ... ) y
en general en defensa de la ética y tradición cristianas.
Tal posición la coloca, para algunos, fuera
de la modernidad
-otro nombre de la desviación cultural de Occidente---. Otros,
empero, re'conocen en esta protesta la afirmación del auténtico
espiritu de Occidente.
XII. En este contexto cabe señalar que la Religión católica
-según datos oficiales de 2003--cuenta coi::11.089 millones de
fieles en el_ mundo, ·de los cuales casi el 50% en el éontinente
americano (más de la
mita_d de ellos en lberoamérica), 25% en
fü¡ropa y 10% en Asia. Pe.ro también hay que decir que la prác
tica religiosa ha decaído, en los últimos tiempos, en Europa, y
que, en cambio, ·en África está eO: aumento. Todos. estos datos
han de ser tenidos en cuenta para una apreciación cabal d_el
mundo de hoy.
B) Las fuerzas de este mundo ·
XJII. Dentro de una visión simplificadora se puede decir que
son cinco las fuerzas '-Constituidas por magnitud de población,
poder económico, voluntad de mando, dominio de tecnología,
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BASES PARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO DEL MUNDO-ACTUAL
armamento, etc.-que actúan en el mundo de hoy: (a) EE.UU.
de América (potencia actualmente dominante),
(b) Europa (agru
pándose en la UE), (c) Rusia, (d) China, y (e) la . comunidad
arabo-musulmana. Dignos de con_si_deración en ·este contexto son
también el Japón -que tuvo gran empuje a fines del siglo pasa
do-y la India --01ya importancia se prevee .para el presente---.
Cada
una de estas fuerzas es un centro de graveda¡i para · sus
vecinos geográficos. Vacíos
de fuerza son Iberoamériéa, Australia
(y su región) y
el África (en cuanto no integra de comunidad
musulmana).
XIV. Hasta la desaparición de la URSS, la situación mundial
era de fácil comprensión: la guerra Jifa. De un lado la Alianza del
Atlántico (EE.UU. y sus aliados), del otro,
la URSS y los suyos. Al
margen, pero con inclinación hacia el campo "progresista", los
No alineados, correspondientes al "Tercer Mundo", o países "en
vías de desarrollo". Esta tripartición no era solamente política sino
con proyecciones e_conómicas e ideológicas. Iberoam~rica estaba
de hecho en el tercer grupo, con simpatías ~por lo general,
hacia el segundo, aunque tratando de no romper puentes con el
primer grupo.-El "Tercer 1nunc;J.o", por su carácter -1nayqritario,
tenía_ políticamente cierto peso en los Organismos intemaciona-·
les, que no correspondía a la realidad "en el terreno".
XV. Esta situación ha desaparecido con el fin de la "guerra
fría", entre EE.UU. y la URSS por la disolución de ésta. Se han
producido entonces los siguientes fenómenos: distanciamiento
entre EE.UU. y Europa, pérdida. de
poder de Rusia, surgimiento
de China como -gran potencia mundial, guerra no convencional
entre EE.UU. y el Islam. En esta nueva composición juega la
comunidad arabo-musulmana un doble papel: solidaridad con
EE.UU. y complicidad con los terroristas correligionarios. En ella
participa Europa tratando
d.e no comprometerse.
XVI. La tendencia "izquierdista" -por llamarla así-subsis
te, sin e1nbargo, como.una conjunción de ideologías qlle se mani
fiestan sobre todo políticamente en diversas formas. Allí. se jun-
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ALBERTO WAGNER DE REYNA
~n elementos neoinandstas, · ecologistas, tercermundistas, antica
pitalistas, antiimpériaHstas, antiliberales, etc., tanto en el plano
intelectual como de agitación social.
XVII. Es esta tendencia componente importante del anti
mundialismo
.. o altermundista (y. en escala continental: euroes
. céptico) al cual se unen corrientes pacifistas, nacionalistas y aun
cristianas o de otras religiosidades (Porto Alegre). Frente a ella
hallamos, como
expresión ·supuestamente progresista de la "auto
traición" de Occidente, el
Vasto panorama de los medios de
co~unicaci,ón "polítiCamente ·correctos"; que dominan el globo y
garantizan su globalidad, . simultaneidad y fluidez económicas
(Davcfs). Ambos frentes son "simétricos", rivales y explicables por
, las vicisitudes del Occidente. ·
XVIII. Cabe la pregunta: ¿Cuál es la. posición -el "lugar"
de Iberoamérica en este cuadro? Por lo pronto; y negativamen
te, hay que decir que,
con el África negra, sigue· careciendo
(pese al esfuerzo .de
algunos de sus líderes) de verdadera gravi
tación (política, económica, en materia de comunicacióll de ma
sas, científica, etc.)· mundial.-Su si~icación universal radica en ·
otro campo.
C) Iberoamérica
XIX. Iberoamérica, ·Latinoamérica o América al Sur de Río
Grande -no vale la pena ahora discutir sobre nombres-'--, per~
tenece a Occidente, no sólo por la geograffa -pues queda al
Oeste del Occidente mismo, sino
por su historia. Es ella -con
insignificantes excepciones--:-la proyección ·al otro lado del
Atlántico de España y Portugal, como los
EE.UU. (y Canadá), lo .
son de Gran Bretaña (y Francia). Esta proyección (conquista, asi-·
milación cultural, evangelización) se lleva a cabo con
caracteris
ticas que los historiadores retrospectivamente discuten. Tenemos
3.Sí tanto una "leyenda negra", como una "leyenda rosada"; el
hecho, sin embargo, es que el Occidente .'..e.el Cristianismo-- se
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BASESPARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO DEL MUNDO ACTUAL
implanta desde el siglo XVI en esas tierras, y como cultura recibe
el aporte de las .civilizaciones y sensibilidad indigenas.
XX. Se puede hablar, como resultado de este encuentró, de
una "cultura criolla
(o mestiza)" o simplemente considerar que la
cultura del Viejo Mundo asumió diversos rasgos de lo indígena y
que de este modo se constituye un "matiz" de ella en el Nuevo
Mundo. También aqui caben diversas "lecturas" de una realidad;
pero es indiscutible que Iberoamérica -,-espiritual y material
mente, histórica y
vitalmente--'-'--es una parte de Occidente con
determinadas caracteristicas -,-específicas, que no niegan lo ge
nérico de
Iberia-derivadas de la raza, sensibilidad y ambiente
físico del continente trasatlántico.
XXI. Las discusiones sobre indigenismo, hispanismo, latini
dad, neocolonialismO, desarrollo, etc., ·confirman la ·pertenencia
de Iberoamérica a .Occidente, pero a la vez su marginalidad en
él. Se puede decir que el subcontinente se halla en una tensión
entre Occidente. y Tercer Mundo (para retomar
una tenninologia
en boga hace algunos decenios).
XXII. En este Occidente marginal que es Iberoamérica, como
suele acontecer con otras marginalidades, se conserva
en su pu
reza, en su espontaneidad original, su tradición cultural, en este
caso el espíritu de Occidente. Gracias al aporte indígena (que no
lo niega sino más bien !opone de relieve), gracias a la cercanía
a la naturaleza -lo étnico y telúricO'--sobrevive, con mayor
intensidad que
en sus centros de gravedad, la auténtica esencia
de Occidente.
Se puede decir que -,-entre los dos océanos-ha
servido de "arca" Iberoamérica ·-como la de Noe en el diluvio
para salvar esa esencia. Pese al mestizaje y otras singularidades
de su cultura,
en Iberoamérica ha funcionado en forma más su
perficial la "autotraición" que hemos señalado.
Si bien recubierta
por el mismo paneconomismo que otras regiones del globo, éste
le es accesorio y accidental: tras manifestaciones
que parecen
emparejar
a. Iberoamérica con el resto de Occidente, persisten
vivc1s en.lo sustancial las esencias matrices de éste.
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·ALBERTO WAGNER DE REYNA
XXIII. Es Iberoaméricá la comarca mundial más occidental
de Occidente y también su componente más joven. La más sé
parada de Oriente y la que le hace frente por encima de la
inmensidad del Océano Pacífico. Con 15 siglos menos que el
"núcleo" de Occidente (la Europa cristiana) tiene aún la inge
nuidad de la adol.escencia, lo que es un tesoro pero también
uha desventaja.
XXIV . ., Turísticamente aparecen como curiosidad pintoresca;
sociológicamente, como
atraso; psicológicamente·, cümo abulia,
esa "real gana" dominante; ese desprendimiento repentino de lo
crematístico, esa religiosidad
(que suena a mentalidad primitiva
cristiana), esos anacronismos rqmánticos, esa violencia pbr razo
nes . que no la requieren pero que está ausente . allí donde el
"mundo moderno" la aprecia. Estas y otras manifestaciones que
se antojan exóticas, atestigUan la supervivencia de la pristina ma
nera de ser occidental en Iberoamérica.
XXV Quizá explique la historia esta situación. Descubri
miento y conquista
se realizan en el Renacimiento, pero en Indias
sobrevive el espíritu de
la Edad Media. Durante la colonización ·
ibérica, el reflejo del Siglo de las Luces, debido a la distancia geo
gráfica
es débil; la independencia si bien se lleva a cabo bajo fa
estrella de la Revolución francesa y de Napoleón, es\á inicial
mente influidá por las .tradiciones de los viejos Fueros, que reco
nocen la devolución · de la soberanía al pueblo cuando falta el
monarca (en este caso los reyes legítimos peninsulares). Lo
"godo", Como lo "lusb", sobreviven en América, con su modo de
Cristianismo anteriores a la Reforma protestante.
XXVI. Esto, desde luego, no significa que .el ámbito ibero
americano
no es\é invadido por la modernidad paneconómica
imperante asf como por ·sectas cristianas, de. origen ~anjero,
nacidás y crecidas (¡oh paradoja!) al amparo .de ella. Con gene
rosidad bien estudiada -y desde luego bien venida-traen pro
sélitos que se "convierten" y resultan a su vez agentes involunta
rios de la "autotraición" de Occidente.
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BASES PARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO DEL MUNDO ACTUAL
XXVIl. En síntesis: no se trata de pintar un cuadro 11bucólico"
de la autenticidad occidental de Iberoamérica. Hay que recono
cer sus muchos defectos, pero urge afirmar que -pese a todos
los puntos negativos que puedan aducirse~ su mentalidad actual
se halla más cerca
de la espiritualidad primigenia, esencial y tra
dicional de Occidente, hoy puesta
en tela de juicio por quienes,
por .responsabilidad histórica, debieran ser suS guardianes y de
fensores. No quieren estos juicios
.ignorar las saludables y a veces
heroicas reacciones en el Occidente metropolitano contra el pan
ecopomismo (industrialización tecnológica, despersonificación y
mercantilismo, nivelación y --dialécticamente-acele_rada sepa
ración de niveles, etc.) sino póner en evidencia la marcha de la
historia,
una marcha que -según algunos-llevará a cataclismos
ecológicos, atómicos, sociales.: ·
D) Mirando al futuro
XXVIII. Ante esta realidad global, ¿cuál puede ser la posición
de · Ibero américa?
¿Ha de contentarse con una pasividad defensi
va para pre~rvar su identidad?· O m.5,s bi~n: para ser consecuen
te consigo misma, ¿qué acción le incumbe emprender .a fin de
lograr
una restauración de Occidente y su espiritu en toda su ple
nitud? Es esta una decisión de trascendencia ~stórica, que com
promete su esencia misma.
XXIX. El Occidente, movido por la fuerza de su Cristiandad
~e le es iruna1.1-ente-, es fu.Ildamentalmente -dinámico, .em
prendedor, deseoso de comunicar su mensaje y su vida a toda la
humanidad. No es otro el sentido profundo
de la "expansión" .
(cultural, politica, económica} en su origen y finalidad. Es evan
gelización, co:i;no integración espiritual del orbe enteró, en cum
plimiento del mandato de Cristo a sus discípulos.
XXX. En este sentido se ha movido. la acción de Occidente
en la historia; en ese mismo ha de seguir si no quiere ttiicionar
se. Y
a Iberoamérica· le
incutnbe, ahora, en el momento actual
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ALBERTO WAGNER DE REYNA
(en que desfallece la conciencia y el empuje de .Occidente en su
tradicional centro
de gravedad), asumir la responsabilidad de ser
el actor, el protagonisía,
de esta marcha ecuménica hacia lo Alto
que Constituye su esencia.
XXXI. Detrás de la evolución histórica (de ·acontecimientos,
fuerzas y fines humanos) se halla -invisible a los ojos de quie
nes
no quieren .ver'-'-un trazado, una dinámica transcen.dente de
la cual sólo
puede dar razón la Providencia. Y el Occidente ha
sido fiel a este designio hastá
que comenzó a distanciarse de su
sustancia histórica y espiritual, hasta caer
en la "autotraición" que
lo ha colocado en la encrucijada actual. Y, pese a quien pese,
solo Iberoamérica
puede, hoy, lograr su restauración.
XXXII. ¿Cómo puede ser esto? No sería. ella una tarea que va
más allá de las fuerzas
de un subcontinente marginal' ¿Se encuen-·
tra éste en condiciones de hacerlo? ¿Sería su función aceptada por
quienes desde antiguo lo desdeñan? ¡,Hasta qué punto tiene Ibero
américa conciencia __ ·de sí misma como para asumir tal responsa
bilidad? ¿No es todo esto uná utopía? ¿O un deseo piadoso? ¿Un
fantasear de filósofo desocupado?
XXXIII .. Estas y otras preguntas semejantes no cárecen de
fundamento: Veamos, por ello, más de cerca el problema: La his
. torta nos enseña que ideas o iniciativas que al comienzo p'areáan
poco realistas o inadecuadas a la realidad se desarrollaron des
puéS y tuvj.eron ii1cidértcias detenninarites en los aconteciinien
tós. Las circunstancias, a veces, se tJreséntah de tal manera q\le
soluciones qu~ antes no paréáan factibles re.sultán, al final, efi
caces. Y que,
po~ demás, no había otra salida.
'XXXIV. ¿Quién puede señalar a Occidente el camino para
volver a su cauce? Por cierto que no aquellos que,lo desviaron·.
de
él. ¿Los no0occidentales? Inimaginable. Solo puede hacerlo el
propio Occidente desde
su "último reducto" que queda fiel a si
mismo: Ibernamérica. ¿Pero cómo? Implicaría ello separar a Occi
dente. de las "conquistas" logradas desde el siglo
XVIII y que nos
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BASES PARA UN ENFOQUE l8EROAMERICANO DEL MUNDO ACTUAL
han llevado a la situación actual, "conquistas" que hoy le son
consustanciales. Hay que hacer aquí distinciones.
XXXV. Un buen número de estas "conquistas" son laicalizacio- ·
nes de ideas
aistianas: frátemidad, persona J¡umana y sús derecbos
(el nombre es a semejanza de Dios, como tal merece el respeto y
garantía de su condición), libertad (libre arbitrio), etc. O
si no lega
do de Grecia y
Roma: democracia, acceso a la justicia, etc. Urge de-.
volver a todos estos conceptos, para
·SU actuación en la práctica con
temporánea, su
pnstino sentido espiritual o jundico. No se trata de
instaurar
un Estado teocrático, sino de devolver su "densidad" men
tal a los objetos de nuestra intelección relacionados con la política.
XXXVI. El verdadero problema se presenta con el paneco
nomismo,
al ci¡al estamos todos "integrados" y que. crea injusti
cias y desigualdades trágicas entre seres humanos y pueblos,
de
suerte que una minona disfruta de bonanza y que un gran sector
de la población del globo sufre de miseria física y moraL
XXXVII. Aquí se hace necesaria una heroica "operación qui
rúrgica" en la conciencia colectiva, una "revolución restaw-adüra"
axiológica: devolver a la pobreza su carácter de "valor". Pobreza
co1no "suficiencia" 1naterial y 1iloderación1 se entiende. Dar prio
ridad al espíritu frente a la materia, al espíritu de pobreza, que
nos enseña
el Evangelio.
XXXVIII. Repensar las bases cristianas de nuestra dvilización,
localizar las desviaciones -sus causas y sus efectos-, imaginar
estrategias de reforma y reconquista del auténtico sentido de
Occidente, así como los métodos para ponerlas en práctica ...
todo ello es una inmensa
-pero altamente gratifkante-labor
intelectual (morahnente imperativa)
que se presenta a los pensa
dores, educadores
y políticos de Iberoamérica en este comienzo
de siglo.
Es un desafio al cual no podemos sustraernos: la voca
ción universal del occidentalismo qu_e encarnamos y de nuestra
especificidad de nuestra juvenb.Id en él nos impulsa a la genero
sidad y a la afinnación del mensaje
recibido de Cristo.
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ALBERTO WAGNER-DE REYNA.
XXXIX.. La recuperación de Occidente desde Jberoamérica
solo podrá1 sin einbargo, ·realizarse si ésta tiene conciencia de su_
catolicidad que le es históricamente consustancial. Contra ella
conspiran
no sólo el ''espíritu del siglo", es decir, el panecono
mismo ambiente, · sino también la acción proselitista de sectas
-cristianas o paganas-y "religiones" naturalistas, algUnas de las
cuales con· pretensiones mesiánicas.
XL. Desde luego que una acción de esta clase no ha de lle
varse a cabo por violencia -una guerra como la declarada por
el Islam a Occidente--', lo que seria contradictorio con el fin per
seguido, sino
por caminos que son propios del Occidente: la
reflexión, la concienciación, el ejemplo, la propuesta de solucio"
nes e ideales.. No excluye .ello la· firmeza o la innovación en
cuanto a argumentos y medios; por el contrario abre la puerta a
la fantasía -'-Y a la emoción--en un terreno de la cual la elimi
nó el materialismo triunfante.
XLI. Sólo falta poner mahos a la obra. Juntar operarios deci
didos a triunfar. Conseguir los medios materiales necesarios a la
acci.ón. Prever la resonancia y difusión del mensaje. Sólo eso, que
es poco1 para quienes tienen fe en Dios _y esperan Su bén_dición.
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L El mundo -por lo menos en .la parte significativa de él
está actualmente globalizado: forma una unidad en la cual los
diferentes componentes
. -geográficos, políticos, sociales -se
miden por un. denominador comiín que es la Economía. Está en
vigencia un "paneconomismo" q4e, por sob!e entendido, ya no
se suele comentar ni menos censurar. La g~obalización es. econó-'
mica, e imperativa ·para todos.
II. El panecoriomismo ha llegado a su fase más extrema: el
pancrematis1no1. es· decir, a lá. reducción de todo a su valor
monetario. _Todo se "cotiza"
eri dinero, todo (trábajo, honor, rela:
tiones humanas, vida, muerte ... ) es mercadet,ía_"y como tal tiene
su precio en nwnerario, Las_ comparaciones entre datos cualita
tivos se realizan
por la reducción . de las calidades a una escala
cuantitativa correspondiente a valores monetarios oficialmente
confirmados.
(*) A confirmación del homeriaje · anterior, debido a· la pluma ·de -Miguel
Ayuso,
damos a la ~tampa con singulaf placer e.stas ªBases para un enfoque ibe
roamericano del mundo actual" de don Albertq Wagner de Reyna, borrador reda:_C
tado paffi ser dÍscutido y ampliadó, pero donde se encuentian las claves y preo
cupaciones constantes del pensamientÓ del maestro peruano, frrrilado en PaflS en
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III. Esta "monetización" universal corresponde a la matema
tización del pensar contemporáneo, matematización
que es pro
pi~
de la tecnificación de la vida y de la ciencia, que definen la
actualidad histórica de hoy, como .consecuencia
de· la evolución
de Occidente. en los últimos cinco siglos. ·
N. La globalización del mundo descansa sobre presupuestos
de
. Ja "culJ.iira occidental". que se· han impuesto por diversos
medios
-bélicos, intelectuales, económicos (algunos laudables,
otr.os censurables)-desde Europa al orbe entero.
V. Paralelamente se advierte en Occidente -el promotor y
principal responsable de
la globalización-un alejamiento de las
bases de su propia esencia,· una desviación del propio modo de
ser. Occidente es el producto histórico de la confluencia de lo
¡udío, lo helénico y lo romano, bajo la acción determinante del .
Cristianismo, en que la sfntesis de sus componentes cobra su cabal
realización.
Considérese · esté hecho como derivado de un factor
sobrenatural. o
como. una. manifestación humana, es evidente que
define la entidad e identidad
del Occidente. Sfntoma evidente de
esté alejamiento, que se ha calificado de "traición", y contra la cual
no
han faltado protestas, es que en el proyecto .de Constitución
Europea no se méncione ni' _a Dios ni al CriStianis~o.
VI. · Esta desviación ~o, si se prefiere, evoluci6fr-.de. Occi
dente se expresa
en una láicalización de la sociedad (desde fines
del siglo
xvm), por una búsqueda de bienestar y autosatisfacción
gracias a factores ínmanentes a la
naturaleza humana. A ellos se
suman (a veces. como determinantes y otras como concomitan'
tes) ciertos. modos de espiritualidad ajenos al Cristianismo (budis.
mo, Islam, culturas indígenas o exóticas, mística" ec'ologista ... ), o
la elevación a uná quasi-religiosidád de diversas posiciones de
conciencia
-enfáticamente humanas-. en los últimos siglos
(libertad, democracia, derechos humanos,
humanismo ateo ... ).
La desviación del modo de ·ser de Occidente constituye el mate
rialismo actualmente imperante, que caracteriza nuestra civili
zación de abundancia y desperdicio, de permisividad y espec-
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Fundaci\363n Speiro
BASES PARA /IN ENFOQUE IBEROAMERICANO DeL Ml!NDQ ACTUAL
táculo, y que en ella histórié.amente sé expresa. Progreso y "desa
rrollo" -conceptos clave de ella-se entienden fundamental~
mente
como fenómenos económicos o que suponen base pro
motora
con función económica.
VIL Al lado del materialismo que corroe a Occidente,. se pre
senta,
espeáalmente para Europa, un fenómeno más, que recuer
da y revive acontecimientos históricos.
Es el avance del Islam, ya·
sea. agresivamente (atentados terroristas) ya sea subrepticiamente
como infiltración
en la sociedad europea (inmigración ~masiva y
a veces
incontrolada-, integración. proselitismo, pero también
afirmación de su diferencia y conSiguiente reclamación de dere
chos). Geográfica ilustración
de la importancia mundial del Islam
es la banda multiétnica que éste constituye, y que atraviesa el
globo desde el
Pacifico al Atlántico, desde Indonesia -con la
intermitencia de la
India'-'- h.asta Nigeria, a través de Asia y África.
VIII. Su penetraclón·en· Europa es una parte ~senda!-de
la
"reconquista" y dominación programada por el Islamismo (el
Islam beligerante),
uno de cuyos episodios espectaculares fue el
ataque a
Nueva York y Washington en septiembre de 200 l. Este
crimen monsti:u~so lleva1 sin embargo, a_ una pregu_rita esénciali
¿En qué se basa el. odio que el atentado pone de manifiesto? No
puede ser sólo en la perversidad del hechor, pues ha de tener por
lo menos_una causa ocasional. ¿No·será, precisamente, la desna
turalización de la cultura occidental que provoca y despierta vie
jas pulsiones?
¿El materialismo globalizador que ofende a la reli
giosidad de
una cultura oriental? ¿O es sólo el empuje de ésta que
lleva al asesinato colectivo? De todos modos, el crimen sugiere
un exame_n de cónciencia de Occide'nte.
IX. Dentro del ámbito occidental materialista se advierten,
sin embargo, ciertas reacciones. Por
lo. pronto un fundamentalis
mo cristiano (protestante), que acaba de ganar las elecciones .en
los EE.UU. Paradoja o lógica consecuencia, ello se produce en un
ámbito en que el paneconomismo -modo de vidá y orientación
política:-alcanza su más alta realización.
385
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ALBERTO WAGNER DE REYNA
X. De otro lado, advertimos que, precisamente a base de los
postulados
en que se apoya la. laicalización, se elabore una doce
trina -'-de "espiritualidad" inmanente---a la que ya se ha aludido.
Trata ella de corregir los excesos
--egoístas--de la propia posi
ción intelectual o ideológica: el humanitarismo, altruismo liberal
sin trascendencia; centr~do en la eficacia, No es de extrañar que
en esta manifestación se junten y ·convivan ios eiemE!htos encon
trados que dan lugar al c/¡arity busfuess. Es éste un factor inelu
dible
de la vida internacional contemporánea, a ratos infestado de
inconfesadas intenciones políticas, ideológicas o comerciales.
XI. Por fin, no olvidemos la admonitoria voz ele la Iglesia
católica, en permanente protesta contra el panecohomismo (su
"opción
por los pobres"), el desorden moral y el menosprecio de
la vida en aras de _la comodidad personal (aborto, anticoncep
ción ... ) y
en general en defensa de la ética y tradición cristianas.
Tal posición la coloca, para algunos, fuera
de la modernidad
-otro nombre de la desviación cultural de Occidente---. Otros,
empero, re'conocen en esta protesta la afirmación del auténtico
espiritu de Occidente.
XII. En este contexto cabe señalar que la Religión católica
-según datos oficiales de 2003--cuenta coi::11.089 millones de
fieles en el_ mundo, ·de los cuales casi el 50% en el éontinente
americano (más de la
mita_d de ellos en lberoamérica), 25% en
fü¡ropa y 10% en Asia. Pe.ro también hay que decir que la prác
tica religiosa ha decaído, en los últimos tiempos, en Europa, y
que, en cambio, ·en África está eO: aumento. Todos. estos datos
han de ser tenidos en cuenta para una apreciación cabal d_el
mundo de hoy.
B) Las fuerzas de este mundo ·
XJII. Dentro de una visión simplificadora se puede decir que
son cinco las fuerzas '-Constituidas por magnitud de población,
poder económico, voluntad de mando, dominio de tecnología,
386
Fundaci\363n Speiro
BASES PARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO DEL MUNDO-ACTUAL
armamento, etc.-que actúan en el mundo de hoy: (a) EE.UU.
de América (potencia actualmente dominante),
(b) Europa (agru
pándose en la UE), (c) Rusia, (d) China, y (e) la . comunidad
arabo-musulmana. Dignos de con_si_deración en ·este contexto son
también el Japón -que tuvo gran empuje a fines del siglo pasa
do-y la India --01ya importancia se prevee .para el presente---.
Cada
una de estas fuerzas es un centro de graveda¡i para · sus
vecinos geográficos. Vacíos
de fuerza son Iberoamériéa, Australia
(y su región) y
el África (en cuanto no integra de comunidad
musulmana).
XIV. Hasta la desaparición de la URSS, la situación mundial
era de fácil comprensión: la guerra Jifa. De un lado la Alianza del
Atlántico (EE.UU. y sus aliados), del otro,
la URSS y los suyos. Al
margen, pero con inclinación hacia el campo "progresista", los
No alineados, correspondientes al "Tercer Mundo", o países "en
vías de desarrollo". Esta tripartición no era solamente política sino
con proyecciones e_conómicas e ideológicas. Iberoam~rica estaba
de hecho en el tercer grupo, con simpatías ~por lo general,
hacia el segundo, aunque tratando de no romper puentes con el
primer grupo.-El "Tercer 1nunc;J.o", por su carácter -1nayqritario,
tenía_ políticamente cierto peso en los Organismos intemaciona-·
les, que no correspondía a la realidad "en el terreno".
XV. Esta situación ha desaparecido con el fin de la "guerra
fría", entre EE.UU. y la URSS por la disolución de ésta. Se han
producido entonces los siguientes fenómenos: distanciamiento
entre EE.UU. y Europa, pérdida. de
poder de Rusia, surgimiento
de China como -gran potencia mundial, guerra no convencional
entre EE.UU. y el Islam. En esta nueva composición juega la
comunidad arabo-musulmana un doble papel: solidaridad con
EE.UU. y complicidad con los terroristas correligionarios. En ella
participa Europa tratando
d.e no comprometerse.
XVI. La tendencia "izquierdista" -por llamarla así-subsis
te, sin e1nbargo, como.una conjunción de ideologías qlle se mani
fiestan sobre todo políticamente en diversas formas. Allí. se jun-
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ALBERTO WAGNER DE REYNA
~n elementos neoinandstas, · ecologistas, tercermundistas, antica
pitalistas, antiimpériaHstas, antiliberales, etc., tanto en el plano
intelectual como de agitación social.
XVII. Es esta tendencia componente importante del anti
mundialismo
.. o altermundista (y. en escala continental: euroes
. céptico) al cual se unen corrientes pacifistas, nacionalistas y aun
cristianas o de otras religiosidades (Porto Alegre). Frente a ella
hallamos, como
expresión ·supuestamente progresista de la "auto
traición" de Occidente, el
Vasto panorama de los medios de
co~unicaci,ón "polítiCamente ·correctos"; que dominan el globo y
garantizan su globalidad, . simultaneidad y fluidez económicas
(Davcfs). Ambos frentes son "simétricos", rivales y explicables por
, las vicisitudes del Occidente. ·
XVIII. Cabe la pregunta: ¿Cuál es la. posición -el "lugar"
de Iberoamérica en este cuadro? Por lo pronto; y negativamen
te, hay que decir que,
con el África negra, sigue· careciendo
(pese al esfuerzo .de
algunos de sus líderes) de verdadera gravi
tación (política, económica, en materia de comunicacióll de ma
sas, científica, etc.)· mundial.-Su si~icación universal radica en ·
otro campo.
C) Iberoamérica
XIX. Iberoamérica, ·Latinoamérica o América al Sur de Río
Grande -no vale la pena ahora discutir sobre nombres-'--, per~
tenece a Occidente, no sólo por la geograffa -pues queda al
Oeste del Occidente mismo, sino
por su historia. Es ella -con
insignificantes excepciones--:-la proyección ·al otro lado del
Atlántico de España y Portugal, como los
EE.UU. (y Canadá), lo .
son de Gran Bretaña (y Francia). Esta proyección (conquista, asi-·
milación cultural, evangelización) se lleva a cabo con
caracteris
ticas que los historiadores retrospectivamente discuten. Tenemos
3.Sí tanto una "leyenda negra", como una "leyenda rosada"; el
hecho, sin embargo, es que el Occidente .'..e.el Cristianismo-- se
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BASESPARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO DEL MUNDO ACTUAL
implanta desde el siglo XVI en esas tierras, y como cultura recibe
el aporte de las .civilizaciones y sensibilidad indigenas.
XX. Se puede hablar, como resultado de este encuentró, de
una "cultura criolla
(o mestiza)" o simplemente considerar que la
cultura del Viejo Mundo asumió diversos rasgos de lo indígena y
que de este modo se constituye un "matiz" de ella en el Nuevo
Mundo. También aqui caben diversas "lecturas" de una realidad;
pero es indiscutible que Iberoamérica -,-espiritual y material
mente, histórica y
vitalmente--'-'--es una parte de Occidente con
determinadas caracteristicas -,-específicas, que no niegan lo ge
nérico de
Iberia-derivadas de la raza, sensibilidad y ambiente
físico del continente trasatlántico.
XXI. Las discusiones sobre indigenismo, hispanismo, latini
dad, neocolonialismO, desarrollo, etc., ·confirman la ·pertenencia
de Iberoamérica a .Occidente, pero a la vez su marginalidad en
él. Se puede decir que el subcontinente se halla en una tensión
entre Occidente. y Tercer Mundo (para retomar
una tenninologia
en boga hace algunos decenios).
XXII. En este Occidente marginal que es Iberoamérica, como
suele acontecer con otras marginalidades, se conserva
en su pu
reza, en su espontaneidad original, su tradición cultural, en este
caso el espíritu de Occidente. Gracias al aporte indígena (que no
lo niega sino más bien !opone de relieve), gracias a la cercanía
a la naturaleza -lo étnico y telúricO'--sobrevive, con mayor
intensidad que
en sus centros de gravedad, la auténtica esencia
de Occidente.
Se puede decir que -,-entre los dos océanos-ha
servido de "arca" Iberoamérica ·-como la de Noe en el diluvio
para salvar esa esencia. Pese al mestizaje y otras singularidades
de su cultura,
en Iberoamérica ha funcionado en forma más su
perficial la "autotraición" que hemos señalado.
Si bien recubierta
por el mismo paneconomismo que otras regiones del globo, éste
le es accesorio y accidental: tras manifestaciones
que parecen
emparejar
a. Iberoamérica con el resto de Occidente, persisten
vivc1s en.lo sustancial las esencias matrices de éste.
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Fundaci\363n Speiro
·ALBERTO WAGNER DE REYNA
XXIII. Es Iberoaméricá la comarca mundial más occidental
de Occidente y también su componente más joven. La más sé
parada de Oriente y la que le hace frente por encima de la
inmensidad del Océano Pacífico. Con 15 siglos menos que el
"núcleo" de Occidente (la Europa cristiana) tiene aún la inge
nuidad de la adol.escencia, lo que es un tesoro pero también
uha desventaja.
XXIV . ., Turísticamente aparecen como curiosidad pintoresca;
sociológicamente, como
atraso; psicológicamente·, cümo abulia,
esa "real gana" dominante; ese desprendimiento repentino de lo
crematístico, esa religiosidad
(que suena a mentalidad primitiva
cristiana), esos anacronismos rqmánticos, esa violencia pbr razo
nes . que no la requieren pero que está ausente . allí donde el
"mundo moderno" la aprecia. Estas y otras manifestaciones que
se antojan exóticas, atestigUan la supervivencia de la pristina ma
nera de ser occidental en Iberoamérica.
XXV Quizá explique la historia esta situación. Descubri
miento y conquista
se realizan en el Renacimiento, pero en Indias
sobrevive el espíritu de
la Edad Media. Durante la colonización ·
ibérica, el reflejo del Siglo de las Luces, debido a la distancia geo
gráfica
es débil; la independencia si bien se lleva a cabo bajo fa
estrella de la Revolución francesa y de Napoleón, es\á inicial
mente influidá por las .tradiciones de los viejos Fueros, que reco
nocen la devolución · de la soberanía al pueblo cuando falta el
monarca (en este caso los reyes legítimos peninsulares). Lo
"godo", Como lo "lusb", sobreviven en América, con su modo de
Cristianismo anteriores a la Reforma protestante.
XXVI. Esto, desde luego, no significa que .el ámbito ibero
americano
no es\é invadido por la modernidad paneconómica
imperante asf como por ·sectas cristianas, de. origen ~anjero,
nacidás y crecidas (¡oh paradoja!) al amparo .de ella. Con gene
rosidad bien estudiada -y desde luego bien venida-traen pro
sélitos que se "convierten" y resultan a su vez agentes involunta
rios de la "autotraición" de Occidente.
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Fundaci\363n Speiro
BASES PARA UN ENFOQUE IBEROAMERICANO DEL MUNDO ACTUAL
XXVIl. En síntesis: no se trata de pintar un cuadro 11bucólico"
de la autenticidad occidental de Iberoamérica. Hay que recono
cer sus muchos defectos, pero urge afirmar que -pese a todos
los puntos negativos que puedan aducirse~ su mentalidad actual
se halla más cerca
de la espiritualidad primigenia, esencial y tra
dicional de Occidente, hoy puesta
en tela de juicio por quienes,
por .responsabilidad histórica, debieran ser suS guardianes y de
fensores. No quieren estos juicios
.ignorar las saludables y a veces
heroicas reacciones en el Occidente metropolitano contra el pan
ecopomismo (industrialización tecnológica, despersonificación y
mercantilismo, nivelación y --dialécticamente-acele_rada sepa
ración de niveles, etc.) sino póner en evidencia la marcha de la
historia,
una marcha que -según algunos-llevará a cataclismos
ecológicos, atómicos, sociales.: ·
D) Mirando al futuro
XXVIII. Ante esta realidad global, ¿cuál puede ser la posición
de · Ibero américa?
¿Ha de contentarse con una pasividad defensi
va para pre~rvar su identidad?· O m.5,s bi~n: para ser consecuen
te consigo misma, ¿qué acción le incumbe emprender .a fin de
lograr
una restauración de Occidente y su espiritu en toda su ple
nitud? Es esta una decisión de trascendencia ~stórica, que com
promete su esencia misma.
XXIX. El Occidente, movido por la fuerza de su Cristiandad
~e le es iruna1.1-ente-, es fu.Ildamentalmente -dinámico, .em
prendedor, deseoso de comunicar su mensaje y su vida a toda la
humanidad. No es otro el sentido profundo
de la "expansión" .
(cultural, politica, económica} en su origen y finalidad. Es evan
gelización, co:i;no integración espiritual del orbe enteró, en cum
plimiento del mandato de Cristo a sus discípulos.
XXX. En este sentido se ha movido. la acción de Occidente
en la historia; en ese mismo ha de seguir si no quiere ttiicionar
se. Y
a Iberoamérica· le
incutnbe, ahora, en el momento actual
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Fundaci\363n Speiro
ALBERTO WAGNER DE REYNA
(en que desfallece la conciencia y el empuje de .Occidente en su
tradicional centro
de gravedad), asumir la responsabilidad de ser
el actor, el protagonisía,
de esta marcha ecuménica hacia lo Alto
que Constituye su esencia.
XXXI. Detrás de la evolución histórica (de ·acontecimientos,
fuerzas y fines humanos) se halla -invisible a los ojos de quie
nes
no quieren .ver'-'-un trazado, una dinámica transcen.dente de
la cual sólo
puede dar razón la Providencia. Y el Occidente ha
sido fiel a este designio hastá
que comenzó a distanciarse de su
sustancia histórica y espiritual, hasta caer
en la "autotraición" que
lo ha colocado en la encrucijada actual. Y, pese a quien pese,
solo Iberoamérica
puede, hoy, lograr su restauración.
XXXII. ¿Cómo puede ser esto? No sería. ella una tarea que va
más allá de las fuerzas
de un subcontinente marginal' ¿Se encuen-·
tra éste en condiciones de hacerlo? ¿Sería su función aceptada por
quienes desde antiguo lo desdeñan? ¡,Hasta qué punto tiene Ibero
américa conciencia __ ·de sí misma como para asumir tal responsa
bilidad? ¿No es todo esto uná utopía? ¿O un deseo piadoso? ¿Un
fantasear de filósofo desocupado?
XXXIII .. Estas y otras preguntas semejantes no cárecen de
fundamento: Veamos, por ello, más de cerca el problema: La his
. torta nos enseña que ideas o iniciativas que al comienzo p'areáan
poco realistas o inadecuadas a la realidad se desarrollaron des
puéS y tuvj.eron ii1cidértcias detenninarites en los aconteciinien
tós. Las circunstancias, a veces, se tJreséntah de tal manera q\le
soluciones qu~ antes no paréáan factibles re.sultán, al final, efi
caces. Y que,
po~ demás, no había otra salida.
'XXXIV. ¿Quién puede señalar a Occidente el camino para
volver a su cauce? Por cierto que no aquellos que,lo desviaron·.
de
él. ¿Los no0occidentales? Inimaginable. Solo puede hacerlo el
propio Occidente desde
su "último reducto" que queda fiel a si
mismo: Ibernamérica. ¿Pero cómo? Implicaría ello separar a Occi
dente. de las "conquistas" logradas desde el siglo
XVIII y que nos
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BASES PARA UN ENFOQUE l8EROAMERICANO DEL MUNDO ACTUAL
han llevado a la situación actual, "conquistas" que hoy le son
consustanciales. Hay que hacer aquí distinciones.
XXXV. Un buen número de estas "conquistas" son laicalizacio- ·
nes de ideas
aistianas: frátemidad, persona J¡umana y sús derecbos
(el nombre es a semejanza de Dios, como tal merece el respeto y
garantía de su condición), libertad (libre arbitrio), etc. O
si no lega
do de Grecia y
Roma: democracia, acceso a la justicia, etc. Urge de-.
volver a todos estos conceptos, para
·SU actuación en la práctica con
temporánea, su
pnstino sentido espiritual o jundico. No se trata de
instaurar
un Estado teocrático, sino de devolver su "densidad" men
tal a los objetos de nuestra intelección relacionados con la política.
XXXVI. El verdadero problema se presenta con el paneco
nomismo,
al ci¡al estamos todos "integrados" y que. crea injusti
cias y desigualdades trágicas entre seres humanos y pueblos,
de
suerte que una minona disfruta de bonanza y que un gran sector
de la población del globo sufre de miseria física y moraL
XXXVII. Aquí se hace necesaria una heroica "operación qui
rúrgica" en la conciencia colectiva, una "revolución restaw-adüra"
axiológica: devolver a la pobreza su carácter de "valor". Pobreza
co1no "suficiencia" 1naterial y 1iloderación1 se entiende. Dar prio
ridad al espíritu frente a la materia, al espíritu de pobreza, que
nos enseña
el Evangelio.
XXXVIII. Repensar las bases cristianas de nuestra dvilización,
localizar las desviaciones -sus causas y sus efectos-, imaginar
estrategias de reforma y reconquista del auténtico sentido de
Occidente, así como los métodos para ponerlas en práctica ...
todo ello es una inmensa
-pero altamente gratifkante-labor
intelectual (morahnente imperativa)
que se presenta a los pensa
dores, educadores
y políticos de Iberoamérica en este comienzo
de siglo.
Es un desafio al cual no podemos sustraernos: la voca
ción universal del occidentalismo qu_e encarnamos y de nuestra
especificidad de nuestra juvenb.Id en él nos impulsa a la genero
sidad y a la afinnación del mensaje
recibido de Cristo.
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ALBERTO WAGNER-DE REYNA.
XXXIX.. La recuperación de Occidente desde Jberoamérica
solo podrá1 sin einbargo, ·realizarse si ésta tiene conciencia de su_
catolicidad que le es históricamente consustancial. Contra ella
conspiran
no sólo el ''espíritu del siglo", es decir, el panecono
mismo ambiente, · sino también la acción proselitista de sectas
-cristianas o paganas-y "religiones" naturalistas, algUnas de las
cuales con· pretensiones mesiánicas.
XL. Desde luego que una acción de esta clase no ha de lle
varse a cabo por violencia -una guerra como la declarada por
el Islam a Occidente--', lo que seria contradictorio con el fin per
seguido, sino
por caminos que son propios del Occidente: la
reflexión, la concienciación, el ejemplo, la propuesta de solucio"
nes e ideales.. No excluye .ello la· firmeza o la innovación en
cuanto a argumentos y medios; por el contrario abre la puerta a
la fantasía -'-Y a la emoción--en un terreno de la cual la elimi
nó el materialismo triunfante.
XLI. Sólo falta poner mahos a la obra. Juntar operarios deci
didos a triunfar. Conseguir los medios materiales necesarios a la
acci.ón. Prever la resonancia y difusión del mensaje. Sólo eso, que
es poco1 para quienes tienen fe en Dios _y esperan Su bén_dición.
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