Índice de contenidos

Número 463-464

Serie XLVI

Volver
  • Índice

Razón y transcendencia en el pensamiento de Sciacca

RAZÓN Y TRASCENDENCIA EN ELPENSAMIENTO DE SCCIACA
POR
PIERPAOLOOTTONELLO(*)
La amplia y coherente actividad historiográfica que Sciacca des -
pliega fundamentalmente desde los primeros años treinta hasta el
final de los cuarenta, o sea hacia el final de sus cuarenta años, pues
había nacido en 1908, se concentra sobre todo en el “idealismo ” de
Platón –es de 1935 el volumen de su Estudio sobr e la filosofía anti -
gua, en el ámbito de su primera enseñanza universitaria en ese
mismo año en Nápoles–; después sobre la “idea del ser ”, que fun-
damenta el sistema de Rosmini, en 1938, año en el que se convier-
te en catedrático en la U niversidad de Pavía, tanto en la Metafísica
de P latón como en La Filosofía mor al de A. Rosmini, no solo asu-
miendo así dos etapas fundamentales de un “ espiritualismo” enten-
dido de un modo amplio, en cuanto que teóricamente estaba toda-
vía enfocado sobr e Pascal y Agustín (1) a quienes dedica respectiv a-
mente dos conocidos volúmenes en 1944 y 1949. En el centro de este período en 1939, en concomitancia con el
inicio de la II Guerra M undial, Sciacca se presenta en el ar tículo
programático Necesidad de una conciencia metafísica que publica
primeramente en “Logos ”, que dirige junto con el maestro Aliotta,
y en la “Rivista R osminiana”, iniciando su colaboración en ella,
germen de desarr ollos muy importantes. Tal ar tículo contiene la
clav e teórica que le abre la continuidad de la atención historiográ -
Verbo,núm. 463-464 (2008), 189-201. 189
____________
(*) En el centenario del nacimiento de quien fue nuestr o ilustre colaborador
M ichele Federico Sciacca, publicamos el presente ar tículo de su discípulo el profesor
Pier P aolo Otonello, catedrático de la U niversidad de Génova. (N. de la R.).
(1) Véanse mis artículos Sciacca e Agostino ,“La Ciudad de Dios ”, 2005, págs. 793-
804 y Rosmini e A gostino,“Revista R osminiana ”, 2005, págs. 397-407.
EN ELCENTENARIO DELNACIMIENTO DEM. F. SCIACCA
Fundaci\363n Speiro

de su propia calidad de incompleta” (4), es una sistemática criba de
las principales posiciones específicas formuladas en el período cru-
cial entr e los años inmediatamente siguientes a la primera guerra
mundial y los siguientes a la segunda: por tanto desde Bergson al
neoidealismo italiano y anglo-americano, de Gilson a B londel, de
B arth a Scheler , de Chestov a Jaspers, de Mar cel a Sartre, de la “ filo-
sofía del Espíritu ” al “espiritualismo ” italiano.
La casi totalidad de tales autor es articula, en subtancia, el méto -
do de la inmanencia, confirmando que “hablar de trascendencia
(...), para las tr es cuartas partes del pensamiento moderno y con-
temporáneo, es blasfemar contra la verdad e insultar al «libre pen-
samiento» y a la «autonomía de la filosofía» (5); por tanto, juzgan-
do “ superado ” en particular el problema de la trascendencia –como
J aspers– en realidad como “inmanencia enmascarada ” (6) “supera-
ción ” que reúne posiciones por otro lado tan alejadas como las ide-
alistas, positivistas, vitalistas y praxistas. En realidad, se trata de un koinéderivada de la radicalización
del proceso de descristianización y , consiguientemente, a la vez, de
la desorientación general y de la deshumanización globalizada de
los avances científicos y tecnológicos, que Sciacca ponía lú\
cidamen -
te en claro desde la intr oducción de su obra, fechada en 1943. Al
mismo tiempo, la robusta y nunca abandonada constructividad del
pensamiento de Sciacca, (7) bien lejano de la super ficialidad de
todo pesimismo así como de todo optimismo infundado, o sea a-
metafísico, se dirige a demostrar que, en fin, la filosofía moderna y
contemporánea que “ se ha empeñado en conquistar la mas intran -
sigente inmanencia, ha visto brotar de ella la trascendencia ”, o sea,
una vez constatada la propia imposibilidad de dar al hombr e el
equivalente de la fe, de modo implícito ha postulado “la necesidad
de la religión y de la trascendencia ” y esto no ya por cualquier moti-
v ación contingente o histórica, sino más bien, concluy e Sciacca, por
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L PE N S A M I E N TO D E SC IA CC A
191
fica, integrándola hasta su omniexclusividad: en cuanto al pensa-
miento italiano la sintetiza en los dos v olúmenes de Il Secolo XX
(1942), y en La Filosofia italiana nell ’ età del Risorgimiento (1948),
y , en cuanto al pensamiento mundial, en Il problema di Dio e della
r eligione nella filosofia attuale (1944) así como en sus dos v olúme-
nes de La filosofia, oggi(1945) (2).
La travesía crítica de Platón, Agustín y R osmini madura en
Sciacca en aquella actual “ crisis del idealismo”, puesta a punto en el
artículo del mismo título en 1934 y en 1938 y resuelta con un clar\
o
distanciamiento teórico de Gentile, aunque dejando intacta su pr o-
funda estima por él (3). Y realiza las pr emisas de la amplia formu-
lación de su “ filosofía de la integridad ”, iniciada en su aspecto fun-
dacional por L’ interiorità oggetiva (1952), obra que sintetiza por
entero su anterior recorrido y que de algún modo estaba anunciada
en Filosofía e metafisica (1950).
I l problema di Dio e della r eligione nella filosofía attuale puede
considerarse una especie de síntesis previa de todo el panorama de
La Filosofia, oggi, enfocada sobre ese problema específico y , en el
fondo, basada en una apologética substancialmente pascaliana.
Efectiv amente, Sciacca como todo filósofo auténticamente tal, r ea-
liza amplias investigaciones historiográficas como asunción crítica
de posiciones mediante las cuales integra la articulación de sus mis -
mas teorías. Esta obra, que se concluy e con la determinación fun-
damental de la conexión necesaria entre apologética y filosofía\
, más
allá de cualquier me zcla impropia, reconociendo como tarea de la
primera “hacerse intrínseca a las exigencias de la filosofía de\
ducidas
P IE R PA O LO OT T O N E L L O
190
____________
(2) Para las numer osas ediciones y traduciones de las obras de Sciacca, cfr . los dos
volúmenes a mi cargo de Bibliografia degli scritti di e su M.F. Sciacca dal 1931 al 1965,
Flor encia, Olschki, 1966, a partir de 1996 puestos al día en el semestral internacional
“S tudi Sciacchiani”, Géno va, dirigido por mi.
Acer ca de Sciacca, véase en particular: F . PETRINI, Filosofia dell’ integr alità,
Roma, Paoline, 1961; A. CATURELLI, M. F . Sciacca. La metafisisica della integralità,a
cargo de P . P. Ottonello, M ilán, Ares, 2008; M. A. RASCHINI, La dialettica dell’inte -
gralità, Venecia, M arsili 2000, v olumen 4 de sus “Scritti ”; M.F . Sciacca e la filosofia oggi,
Actas del Congreso I nternacional dirigido por M. A. Raschini, Roma 5-8 de abril de
1955, a cargo de P .P. Ottonello, F lorencia, Olschki, 1966, 2 volumenes.
(3) Cfr . mi Sciacca e Gentile, “Aquinas”, 2005, págs. 621-634, así como el
Carteggio Sciacca-Gentile, a mi cargo, Florencia, Olschki, 2005. ____________
(4) M.F . SCIACCA, Il problema de Dio e della r eligiones nella filosofia attuale,
Milán, M arzoati, 1964 volumen 21 de las Obras completas, pág. 376.
(5) Ibidem, pág. 354.
(6) Ibidem, pág. 84.
(7) R eenvio a mi Sciacca, la rinascita dell ’Occidente,Venecia, Marsilio, 1995, y
Sciacca, l’anticonformismo costruttiv o,Venecia, Marsilio, 2000.
Fundaci\363n Speiro

de su propia calidad de incompleta” (4), es una sistemática criba de
las principales posiciones específicas formuladas en el período cru-
cial entr e los años inmediatamente siguientes a la primera guerra
mundial y los siguientes a la segunda: por tanto desde Bergson al
neoidealismo italiano y anglo-americano, de Gilson a B londel, de
B arth a Scheler , de Chestov a Jaspers, de Mar cel a Sartre, de la “ filo-
sofía del Espíritu ” al “espiritualismo ” italiano.
La casi totalidad de tales autor es articula, en subtancia, el méto -
do de la inmanencia, confirmando que “hablar de trascendencia
(...), para las tr es cuartas partes del pensamiento moderno y con-
temporáneo, es blasfemar contra la verdad e insultar al «libre pen-
samiento» y a la «autonomía de la filosofía» (5); por tanto, juzgan-
do “ superado ” en particular el problema de la trascendencia –como
J aspers– en realidad como “inmanencia enmascarada ” (6) “supera-
ción ” que reúne posiciones por otro lado tan alejadas como las ide-
alistas, positivistas, vitalistas y praxistas. En realidad, se trata de un koinéderivada de la radicalización
del proceso de descristianización y , consiguientemente, a la vez, de
la desorientación general y de la deshumanización globalizada de
los avances científicos y tecnológicos, que Sciacca ponía lú\
cidamen -
te en claro desde la intr oducción de su obra, fechada en 1943. Al
mismo tiempo, la robusta y nunca abandonada constructividad del
pensamiento de Sciacca, (7) bien lejano de la super ficialidad de
todo pesimismo así como de todo optimismo infundado, o sea a-
metafísico, se dirige a demostrar que, en fin, la filosofía moderna y
contemporánea que “ se ha empeñado en conquistar la mas intran -
sigente inmanencia, ha visto brotar de ella la trascendencia ”, o sea,
una vez constatada la propia imposibilidad de dar al hombr e el
equivalente de la fe, de modo implícito ha postulado “la necesidad
de la religión y de la trascendencia ” y esto no ya por cualquier moti-
v ación contingente o histórica, sino más bien, concluy e Sciacca, por
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L PE N S A M I E N TO D E SC IA CC A
191
fica, integrándola hasta su omniexclusividad: en cuanto al pensa-
miento italiano la sintetiza en los dos v olúmenes de Il Secolo XX
(1942), y en La Filosofia italiana nell ’ età del Risorgimiento (1948),
y , en cuanto al pensamiento mundial, en Il problema di Dio e della
r eligione nella filosofia attuale (1944) así como en sus dos v olúme-
nes de La filosofia, oggi(1945) (2).
La travesía crítica de Platón, Agustín y R osmini madura en
Sciacca en aquella actual “ crisis del idealismo”, puesta a punto en el
artículo del mismo título en 1934 y en 1938 y resuelta con un clar\
o
distanciamiento teórico de Gentile, aunque dejando intacta su pr o-
funda estima por él (3). Y realiza las pr emisas de la amplia formu-
lación de su “ filosofía de la integridad ”, iniciada en su aspecto fun-
dacional por L’ interiorità oggetiva (1952), obra que sintetiza por
entero su anterior recorrido y que de algún modo estaba anunciada
en Filosofía e metafisica (1950).
I l problema di Dio e della r eligione nella filosofía attuale puede
considerarse una especie de síntesis previa de todo el panorama de
La Filosofia, oggi, enfocada sobre ese problema específico y , en el
fondo, basada en una apologética substancialmente pascaliana.
Efectiv amente, Sciacca como todo filósofo auténticamente tal, r ea-
liza amplias investigaciones historiográficas como asunción crítica
de posiciones mediante las cuales integra la articulación de sus mis -
mas teorías. Esta obra, que se concluy e con la determinación fun-
damental de la conexión necesaria entre apologética y filosofía\
, más
allá de cualquier me zcla impropia, reconociendo como tarea de la
primera “hacerse intrínseca a las exigencias de la filosofía de\
ducidas
P IE R PA O LO OT T O N E L L O
190
____________
(2) Para las numer osas ediciones y traduciones de las obras de Sciacca, cfr . los dos
volúmenes a mi cargo de Bibliografia degli scritti di e su M.F. Sciacca dal 1931 al 1965,
Flor encia, Olschki, 1966, a partir de 1996 puestos al día en el semestral internacional
“S tudi Sciacchiani”, Géno va, dirigido por mi.
Acer ca de Sciacca, véase en particular: F . PETRINI, Filosofia dell’ integr alità,
Roma, Paoline, 1961; A. CATURELLI, M. F . Sciacca. La metafisisica della integralità,a
cargo de P . P. Ottonello, M ilán, Ares, 2008; M. A. RASCHINI, La dialettica dell’inte -
gralità, Venecia, M arsili 2000, v olumen 4 de sus “Scritti ”; M.F . Sciacca e la filosofia oggi,
Actas del Congreso I nternacional dirigido por M. A. Raschini, Roma 5-8 de abril de
1955, a cargo de P .P. Ottonello, F lorencia, Olschki, 1966, 2 volumenes.
(3) Cfr . mi Sciacca e Gentile, “Aquinas”, 2005, págs. 621-634, así como el
Carteggio Sciacca-Gentile, a mi cargo, Florencia, Olschki, 2005. ____________
(4) M.F . SCIACCA, Il problema de Dio e della r eligiones nella filosofia attuale,
Milán, M arzoati, 1964 volumen 21 de las Obras completas, pág. 376.
(5) Ibidem, pág. 354.
(6) Ibidem, pág. 84.
(7) R eenvio a mi Sciacca, la rinascita dell ’Occidente,Venecia, Marsilio, 1995, y
Sciacca, l’anticonformismo costruttiv o,Venecia, Marsilio, 2000.
Fundaci\363n Speiro

soria solución inmanente para hacerlos revivir en la verdad del ide-
alismo trascendente, hecho más rico, maduro y crítico por la expe-
riencia especulativa que v a desde el cogitode Descartes a las posicio -
nes mas recientes de la filosofía contemporánea. S e trata, en resu-
men, de insertar el idealismo tradicional de inspiración platónico-
agustiniana en lo vivo de la problemática de la especulación moder\
-
na no para adaptarla a ella (...) sino como elemento r esolutivo de su
disolución, capaz de satisfacer sus exigencias críticas: “la «metafísi-
ca de la v erdad», pr opia del Idealismo objetivo, resuelv e en sí las dos
metafísicas opuestas «del ser» y «del pensamiento», conser vando al
pensamiento y al ser toda su validez y positividad”; de modo que “\
el
tratado más teórico y crítico impone en su racionalidad auténtica y
concreta, la insuprimible v erdad de la metafísica y de la trascenden -
cia ”, el “ fundamento de una metafísica teísta, única verdadera y , por
ello, la única auténticamente racional y crítica ” (13).
S u recorrido a través del pensamiento pr ecristiano ha conduci-
do a Sciacca, agustinianamente, hacia una conv ersión intelectual al
cristianismo: después el paso a través de la modernidad le conduce,
rosminianamente, a formular una metafísica de la integridad de la
persona, que ciertamente no tiene finalidad, aunque tal v ez si tenga
resultados apologéticos. Las muchas dimensiones y el dinamismo
constitutivo de la persona están fundamentados y ar ticulados a la
ve z por el sumo principio del orden: el or den del ser y, por tanto,
de los entes conduce al espíritu encarnado que es la persona a bus-
car sin descanso el ar duo equilibrio entre los excesos pascalianos del
“exclur e la raison ” y del “non admettre que la raison ”. Aquí la refe-
rencia a P ascal integra la posición agustiniana, cuya interpretación
confirma Sciacca en el último escor zo de su actividad, sintetizándo-
la en unos términos según los cuales “la razón no es la realización
de sí misma: alcanza su objetivo supr emo (...) por encima de ella,
gracias a un don de Dios ” (14). Efectivamente, el “ desequilibrio
ontológico ” que la constituye consiste, en r esumen, en su finitud
consciente de sí y , por tanto, consciente de su propia dependencia
ontológica del S er absoluto, a través de la intuición del ser que la ha
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
193
la razón fundamental de que el “ pensamiento mismo plantea la
trascendencia ” (8). De aquí a la posibilidad –que históricamente es
necesidad– de “ recristianizar incluso a los pueblos que se dicen
católicos ”, sobre la base de articuladas y argumentadas considera-
ciones del “hecho ” de que ninguna visión de la vida puede envane-
cerse de la absoluta integridad que tiene la cristiano-católica ” (9). Es
efectivamente la integridad de la persona –nota que Sciacca asume
para designar la clave de su pensamiento– allí donde se asume como\
tal, la que impone intrínsecamenteel vuelco total e íntegro de todo
“ método de la inmanencia ”: la “insuficiencia” ontológica del hom-
bre –como razón, inteligencia y voluntad– atestiguada por su “\
aspi-
ración infinita ” que es su raíz, exige como necesaria la trascenden -
cia de D ios; por tanto, se trata, concluye Sciacca, de r econocer la
insuficiencia “ de la filosofía como tal para resolver en el estado
actual y siempre r eal del hombre los pr oblemas de los que no puede
huir ”, asumiendo la misma filosofía “ como un recurso dialéctico de
la fe ” y por tanto realizándola como “el mas riguroso proceso de la
razón ” que, en cuanto tal, “pone rumbo a D ios” (10). P or tanto, ya
no desde la inmanencia a la trascendencia, sino más bien “ desde la
trascendencia a la Trascendencia” (11).
“Ya no desde la inmanencia a la trascendencia”, vuelve a decir en
Filosofía e metafísica”, –obra redactada entre 1946 y 1949– para des-
plegar inmediatamente la línea de su propio idealismo objetivo como
“fundamento racional de la metafísica y de la trascendencia” (12) y,
por tanto, de su conexión necesaria, en una página autobiográfica
tambien determinante: donde “de la trascendencia a la
Trascendencia ” se precisa en términos “ de la presencia en nosotros
de algo que nos orienta y nos adelanta hacia la Trascendencia en sí:
desde Dios tal como está pr esente en nuestra mente, a D ios en sí en
su R ealidad absoluta y en su Ministerio impenetrable; por ello es
necesario “ rescatar los problemas, exigencias y principios de la ilu -
P IE R PAO LO OT T O N E L L O
192
____________
(8) Il problema di Dio ..., citado, págs. 359 y 361.
(9) Ibidem, pág. 356 y 358.
(10) Ibidem, pág. 366.
(11) Ibidem, pág. 378.
(12) Filosofia e metafisica , Milán, Marzorati, 1962, volúmenes 13-14 de las Obras
completas, vol. I, pág. 15. ____________
(13) Ibidem, pág. 14-16.
(14) En la introducción filosófica al De Trinitate,Roma, Città N uova, 1973, pág.
XCIV.
Fundaci\363n Speiro

soria solución inmanente para hacerlos revivir en la verdad del ide-
alismo trascendente, hecho más rico, maduro y crítico por la expe-
riencia especulativa que v a desde el cogitode Descartes a las posicio -
nes mas recientes de la filosofía contemporánea. S e trata, en resu-
men, de insertar el idealismo tradicional de inspiración platónico-
agustiniana en lo vivo de la problemática de la especulación moder\
-
na no para adaptarla a ella (...) sino como elemento r esolutivo de su
disolución, capaz de satisfacer sus exigencias críticas: “la «metafísi-
ca de la v erdad», pr opia del Idealismo objetivo, resuelv e en sí las dos
metafísicas opuestas «del ser» y «del pensamiento», conser vando al
pensamiento y al ser toda su validez y positividad”; de modo que “\
el
tratado más teórico y crítico impone en su racionalidad auténtica y
concreta, la insuprimible v erdad de la metafísica y de la trascenden -
cia ”, el “ fundamento de una metafísica teísta, única verdadera y , por
ello, la única auténticamente racional y crítica ” (13).
S u recorrido a través del pensamiento pr ecristiano ha conduci-
do a Sciacca, agustinianamente, hacia una conv ersión intelectual al
cristianismo: después el paso a través de la modernidad le conduce,
rosminianamente, a formular una metafísica de la integridad de la
persona, que ciertamente no tiene finalidad, aunque tal v ez si tenga
resultados apologéticos. Las muchas dimensiones y el dinamismo
constitutivo de la persona están fundamentados y ar ticulados a la
ve z por el sumo principio del orden: el or den del ser y, por tanto,
de los entes conduce al espíritu encarnado que es la persona a bus-
car sin descanso el ar duo equilibrio entre los excesos pascalianos del
“exclur e la raison ” y del “non admettre que la raison ”. Aquí la refe-
rencia a P ascal integra la posición agustiniana, cuya interpretación
confirma Sciacca en el último escor zo de su actividad, sintetizándo-
la en unos términos según los cuales “la razón no es la realización
de sí misma: alcanza su objetivo supr emo (...) por encima de ella,
gracias a un don de Dios ” (14). Efectivamente, el “ desequilibrio
ontológico ” que la constituye consiste, en r esumen, en su finitud
consciente de sí y , por tanto, consciente de su propia dependencia
ontológica del S er absoluto, a través de la intuición del ser que la ha
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
193
la razón fundamental de que el “ pensamiento mismo plantea la
trascendencia ” (8). De aquí a la posibilidad –que históricamente es
necesidad– de “ recristianizar incluso a los pueblos que se dicen
católicos ”, sobre la base de articuladas y argumentadas considera-
ciones del “hecho ” de que ninguna visión de la vida puede envane-
cerse de la absoluta integridad que tiene la cristiano-católica ” (9). Es
efectivamente la integridad de la persona –nota que Sciacca asume
para designar la clave de su pensamiento– allí donde se asume como\
tal, la que impone intrínsecamenteel vuelco total e íntegro de todo
“ método de la inmanencia ”: la “insuficiencia” ontológica del hom-
bre –como razón, inteligencia y voluntad– atestiguada por su “\
aspi-
ración infinita ” que es su raíz, exige como necesaria la trascenden -
cia de D ios; por tanto, se trata, concluye Sciacca, de r econocer la
insuficiencia “ de la filosofía como tal para resolver en el estado
actual y siempre r eal del hombre los pr oblemas de los que no puede
huir ”, asumiendo la misma filosofía “ como un recurso dialéctico de
la fe ” y por tanto realizándola como “el mas riguroso proceso de la
razón ” que, en cuanto tal, “pone rumbo a D ios” (10). P or tanto, ya
no desde la inmanencia a la trascendencia, sino más bien “ desde la
trascendencia a la Trascendencia” (11).
“Ya no desde la inmanencia a la trascendencia”, vuelve a decir en
Filosofía e metafísica”, –obra redactada entre 1946 y 1949– para des-
plegar inmediatamente la línea de su propio idealismo objetivo como
“fundamento racional de la metafísica y de la trascendencia” (12) y,
por tanto, de su conexión necesaria, en una página autobiográfica
tambien determinante: donde “de la trascendencia a la
Trascendencia ” se precisa en términos “ de la presencia en nosotros
de algo que nos orienta y nos adelanta hacia la Trascendencia en sí:
desde Dios tal como está pr esente en nuestra mente, a D ios en sí en
su R ealidad absoluta y en su Ministerio impenetrable; por ello es
necesario “ rescatar los problemas, exigencias y principios de la ilu -
P IE R PAO LO OT T O N E L L O
192
____________
(8) Il problema di Dio ..., citado, págs. 359 y 361.
(9) Ibidem, pág. 356 y 358.
(10) Ibidem, pág. 366.
(11) Ibidem, pág. 378.
(12) Filosofia e metafisica , Milán, Marzorati, 1962, volúmenes 13-14 de las Obras
completas, vol. I, pág. 15. ____________
(13) Ibidem, pág. 14-16.
(14) En la introducción filosófica al De Trinitate,Roma, Città N uova, 1973, pág.
XCIV.
Fundaci\363n Speiro

trascendencia”: “es ciencia de mi que busco la Verdad o el Ser abso-
luto”, es “ presencia en mí mismo ” que “supone la “ presencia”
mediata analógica en mi S er”.
D e aquí dos conclusiones fundamentales: la filosofía solo exis-
te como metafísica y “la ver dad de la metafísica es la trascendencia ”;
y el cumplimiento, tanto histórico como teórico, de la metafísica
reside en la integración de la cosmología constitutiva de la metafi-
sica clásica con la centralidad de la cr eación como constitutiva de la
“ metafísica de la experiencia interior ”: estructuración teórica funda-
mental cuya validez puede ser discutida o negada solo “ por un acto
no racional y , por tanto, no científico, no crítico y , en definitiva, no
filosófico ” (17).
E l centro de la lucha teórica de Sciacca se concentra así en argu-
mentar la conexión fundamental y fundadora entr e razón e inteli-
gencia, que es también principio de la plena asunción de la integri-
dad de la persona. Tal conexión viene sintetizada en términos según
los cuales “ el juicio con el que la razón reconoce la v erdad de los
principios, no funda la validez de los mismos principios, sino que
es el acto con el que la razón se constituy e como capaz de juicios
v erdaderos acerca del fundamento de su verdad fundadora ”, por lo
que “ es otro el problema de la v erdad; otro el problema del conocimien -
to r acional”, y, por lo tanto el mismo problema de la trascendencia
antes de ser problema de la r azón” (...) es pr oblema de la inteligencia,
en cuanto que los principios “son conocidos dir ectamente por la inte -
ligencia y son aplicados por la r azón”(18). De donde evidentemente
inteligencia es intuición del ser como idea, es presencia de la verdad
objetiv a en la mente que, en el acto en que se constituye como inte -
ligencia, comporta la trascendencia con respecto a la mente de la
v erdad objetiva del ser .Y si la intuición ontológica es el fundamen -
to de la racionalidad y su ejercicio, por ello mismo, la hace necesa -
ria por la propia ar ticulación de los elementos constitutivos de la
intuición primaria, así como por el significado de su capacidad fu\
n -
dadora y , por tanto, de la indefinida serie de relaciones entr e los ele-
mentos de la intuición y los elementos de la razón que constituyen
la misma filosofía.
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
195
constituido inteligente, o sea a través de la idealidad del ser en sí:
infinito. La intuición ontológica primera es el fundamento y la co\
n-
dición de las inagotables elaboraciones racionales, que par ten de la
unitotalidad ontológica, distinguiendo entre la unicidad y tríada
del ser como inserción recípr oca que integra el ser ideal, el ser real
y el ser moral. La elaboración que Rosmini entreteje y realiza en la
Teosofia (15) constituye así el pr esupuesto teórico directo de la
construcción de la “ filosofía de la integridad”.
E l fr uto teórico más relevante y fecundo de la criba tan amplia-
como capilar que Sciacca ha realizado, tan acabada y completa, de
la filosofía moderna y contemporánea queda por tanto constituido
por el convencimiento de la necesidad de perseguir y de conseguir
un arduo equilibrio entre una dev aluación y una superevaluación de
la razón: para ello el único criterio solo puede ser la relación de dife -
r encia e integr ación entre razón e inteligencia. Toda su pr oducción
historiógrafica antecedente induce a Sciacca a multiplicar en
Filosofía e Metafísica, su crítica a las dos formas opuestas y equiva-
lentes de devaluación de la razón –raíz de fenomenologismos, psi -
cologismos, existencialismos– y de intelectualismo abstractizante
–raíz de metodologismos, pr oblematicismos, logicismos y cientifis-
mos–, presentando la ar ticulación teórica de las relaciones razón-
inteligencia, para inmediatamente integrarla en L’ interiorità ogget -
tiva. Sciacca había sintetizado sus términos, en forma pr edominan-
temente programática, en el artículo con el que en 1946 había ini -
ciado su propio “Giornale di M etafísica” que repr oduce en Filosofía
e metafísica: “Quien filosofa realmente –había dicho en aquel–
empeña no solo su razón sino a todo sí mismo” (16). Donde queda
transpar entemente implícita la conexión esencial entre filosofía y
metafísica y entre metafísica y trascendencia que constituye la ins-
piración y la coherencia de toda la obra de Sciacca. Conexión que,
por tanto, se figura como su núcleo y es la base de las argumenta -
ciones fundamentales según las cuales la investigación racional que
es la Filosofía, es intrínsecamente “la aper tura al Ser, v ocación a la
P IE R PA O LO OT T O N E L L O
194
____________
(15) Véase de edición a cargo de M. A. Raschini y P . P. Ottonello, Roma, Città
N uova, vols. 12-17, de la Edición Nacional Crítica.
(16) Filosofia e metafisica, citada, volumen I, pág. 29. ____________
(17) Ibidem, págs. 43, 85, 100, 122.
(18) Ibidem, volumen II, págs.116-119.
Fundaci\363n Speiro

trascendencia”: “es ciencia de mi que busco la Verdad o el Ser abso-
luto”, es “ presencia en mí mismo ” que “supone la “ presencia”
mediata analógica en mi S er”.
D e aquí dos conclusiones fundamentales: la filosofía solo exis-
te como metafísica y “la ver dad de la metafísica es la trascendencia ”;
y el cumplimiento, tanto histórico como teórico, de la metafísica
reside en la integración de la cosmología constitutiva de la metafi-
sica clásica con la centralidad de la cr eación como constitutiva de la
“ metafísica de la experiencia interior ”: estructuración teórica funda-
mental cuya validez puede ser discutida o negada solo “ por un acto
no racional y , por tanto, no científico, no crítico y , en definitiva, no
filosófico ” (17).
E l centro de la lucha teórica de Sciacca se concentra así en argu-
mentar la conexión fundamental y fundadora entr e razón e inteli-
gencia, que es también principio de la plena asunción de la integri-
dad de la persona. Tal conexión viene sintetizada en términos según
los cuales “ el juicio con el que la razón reconoce la v erdad de los
principios, no funda la validez de los mismos principios, sino que
es el acto con el que la razón se constituy e como capaz de juicios
v erdaderos acerca del fundamento de su verdad fundadora ”, por lo
que “ es otro el problema de la v erdad; otro el problema del conocimien -
to r acional”, y, por lo tanto el mismo problema de la trascendencia
antes de ser problema de la r azón” (...) es pr oblema de la inteligencia,
en cuanto que los principios “son conocidos dir ectamente por la inte -
ligencia y son aplicados por la r azón”(18). De donde evidentemente
inteligencia es intuición del ser como idea, es presencia de la verdad
objetiv a en la mente que, en el acto en que se constituye como inte -
ligencia, comporta la trascendencia con respecto a la mente de la
v erdad objetiva del ser .Y si la intuición ontológica es el fundamen -
to de la racionalidad y su ejercicio, por ello mismo, la hace necesa -
ria por la propia ar ticulación de los elementos constitutivos de la
intuición primaria, así como por el significado de su capacidad fu\
n -
dadora y , por tanto, de la indefinida serie de relaciones entr e los ele-
mentos de la intuición y los elementos de la razón que constituyen
la misma filosofía.
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
195
constituido inteligente, o sea a través de la idealidad del ser en sí:
infinito. La intuición ontológica primera es el fundamento y la co\
n-
dición de las inagotables elaboraciones racionales, que par ten de la
unitotalidad ontológica, distinguiendo entre la unicidad y tríada
del ser como inserción recípr oca que integra el ser ideal, el ser real
y el ser moral. La elaboración que Rosmini entreteje y realiza en la
Teosofia (15) constituye así el pr esupuesto teórico directo de la
construcción de la “ filosofía de la integridad”.
E l fr uto teórico más relevante y fecundo de la criba tan amplia-
como capilar que Sciacca ha realizado, tan acabada y completa, de
la filosofía moderna y contemporánea queda por tanto constituido
por el convencimiento de la necesidad de perseguir y de conseguir
un arduo equilibrio entre una dev aluación y una superevaluación de
la razón: para ello el único criterio solo puede ser la relación de dife -
r encia e integr ación entre razón e inteligencia. Toda su pr oducción
historiógrafica antecedente induce a Sciacca a multiplicar en
Filosofía e Metafísica, su crítica a las dos formas opuestas y equiva-
lentes de devaluación de la razón –raíz de fenomenologismos, psi -
cologismos, existencialismos– y de intelectualismo abstractizante
–raíz de metodologismos, pr oblematicismos, logicismos y cientifis-
mos–, presentando la ar ticulación teórica de las relaciones razón-
inteligencia, para inmediatamente integrarla en L’ interiorità ogget -
tiva. Sciacca había sintetizado sus términos, en forma pr edominan-
temente programática, en el artículo con el que en 1946 había ini -
ciado su propio “Giornale di M etafísica” que repr oduce en Filosofía
e metafísica: “Quien filosofa realmente –había dicho en aquel–
empeña no solo su razón sino a todo sí mismo” (16). Donde queda
transpar entemente implícita la conexión esencial entre filosofía y
metafísica y entre metafísica y trascendencia que constituye la ins-
piración y la coherencia de toda la obra de Sciacca. Conexión que,
por tanto, se figura como su núcleo y es la base de las argumenta -
ciones fundamentales según las cuales la investigación racional que
es la Filosofía, es intrínsecamente “la aper tura al Ser, v ocación a la
P IE R PA O LO OT T O N E L L O
194
____________
(15) Véase de edición a cargo de M. A. Raschini y P . P. Ottonello, Roma, Città
N uova, vols. 12-17, de la Edición Nacional Crítica.
(16) Filosofia e metafisica, citada, volumen I, pág. 29. ____________
(17) Ibidem, págs. 43, 85, 100, 122.
(18) Ibidem, volumen II, págs.116-119.
Fundaci\363n Speiro

La autoconciencia es el problema cardinal de L’interiorità ogget -
tiva. El trazado de sus elementos objetivos conducido orgánicamen -
te, a la vez, en el plano teórico y en el plano histórico se sintetiza
según una duplicidad de direcciones. La dirección moderna, subs -
tancialmente racionalista, sigue una dinámica inmanentista; la ver-
dad, de la que es por tadora la autoconciencia, es inmanente a su
tejido racional; veritas filia temporis desde Descartes a Hegel genera
el inmanetismo historicista que desde H egel a hoy consuma dramá -
ticamente su intrínseca autodisolución: reducida la metafísica a
lógica, ésta se r educe nominalísticamente a logicismo, así como la
ciencia a cientifismo, la filosofía a psicosociologismo, la teoría a
praxismo. La otra dirección es la de la autoconciencia platónico-agustinia-
na, integrada principalmente por Tomás, Vico y Rosmini: para
Sciacca es la única capaz de fundamentar y articular la filosofía como
metafísica y la metafísica como creacionista: fundamentando así en
su unitotalidad la riqueza de los componentes de la persona y de la
n a t u r a l eza , de la solidaridad constitutiva de la persona que existe por
sí misma y de la multiplicidad de las sociedades que aquellas com-
ponen y, por tanto, de toda la historia, que existe solo en cuanto his-
toria de las personas (22). Sin embargo, Sciacca no acepta conectar orgánicamente, como
hace Rosmini en la Te o s o f í a , ontología, antropología y cosmología,
limitándose a considerar la naturaleza como lo que es común a la
n a t u r a l eza humana y, a la vez, como aquello respecto a lo que la per-
sona es trascendencia (23): su filosofía de la integridad es esencial-
mente filosofía de la integridad de la persona que, por tanto, no
plantea en sí, por ejemplo, el problema de la materia, del espacio, de
la energía o de las dinámicas físicas y biológicas, en cuanto que los
i n c l u y e en el de la corporeidad del “espíritu encarnado” que es la per-
sona. El objetivo esencial de la obra es efectivamente la fundamen-
tación metafísica de la persona, o sea el reconocimiento de la P e r s o n a
absoluta como el principio y el fin absoluto de toda la realidad como
c reada, constituida por entero rosminianamente, no como algo dis-
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
197
Por lo tanto, capacidad fundadora de la inteligencia e imposi-
bilidad de prescindir de la razón y límitede la razón, de la cual solo
la inteligencia ontológica determina el orden,así como sus recorri-
dos. De ello se sigue que el orden del proceso racional viene seña-
lado por la misma dinámica de la naturaleza íntegra de la persona:
“ de la existencia de los espíritus finitos y contingentes a la existen -
cia del Espíritu infinito y necesario ”. Si la razón no reconoce su
mismo límite constitutivo y se convierte en “ toda la verdad”, se
hace con ello “ enemiga de si misma ” y se priva de “la inteligencia de
sí misma”. La conclusión mas re l e vante es, por tanto, que “la diná-
mica del espíritu es un proceso de transcendencia”: la trascendencia
de Dios “no solo es una v e rdad racional, sino de t o d oel hombre, ve r-
dad íntegra del hombre íntegro” por lo que “no basta razonar según
la lógica; es necesario existir, pensar, razonar según la v e r d a d” (19).
Tal orden y conexión de problemas y de determinaciones que
constelan en particular buena parte del segundo volumen de
Filosofia e metafísica (20), llegan a su formulación mas sintética y
realización sistemática en L’ interiorità oggettiva ,obra que el mismo
Sciacca ha pensado y considerado siempre como fundamento de su
“filosofía de la integridad” y que, también por ello, la ha situado
como primer volumen en las tres fases de la ordenación de su obra
completa (21). L’interiorità oggettiva m a rca la madurez teórica de su
“idealismo objetivo”, y estructura una metafísica de la experiencia
interior que incluye enteramente los diversos movimientos y posi-
ciones formulados en el curso de un veintenio y los integra desple-
gando precisamente una metafísica de la integridad, articulada en los
c u a r enta volúmenes que siguieron al primero en poco mas de sus
s u c e s i v os veinte años de actividad. De tales obras consideraré, en
p a r t i c u l a r , a modo de br e ve ejemplo, L’ u o m o , questo “ s q u i l i b r a t o ”d e
1 9 5 6 .
P IE R PA O LO OT T O N E L L O
196
____________
(19) Ibidem, págs. 125. 131, 132, 134, 190, 223, 228.
(20) En la citada segunda y definitiva edición.
(21) La primera fase fue iniciada en 1952 en el editor Bocca, con la traducción
francesa de la obra L’interiorità oggettiva, que fue continuada hasta 1956 con el volu-
men VI, Atto e esser e.La segunda, iniciada en 1957 en el editor Marzorati, se concluyo
en 1974 con el volumen 39, L’estetismo Kierk e g a a rd - Pi ra n d e l l o .El volumen 40 Pro s p e t t i v a
sulla metafisica de San Tommasso,inicia la ter cera fase interr umpida por la muerte. ____________
(22) Véase L ’interiorità oggettiv a,Milán, Mar zorati. 1967, volumen 1 de las Obras
Completas, pag. 117. (23) Véase Ibidem pag. 41.
Fundaci\363n Speiro

La autoconciencia es el problema cardinal de L’interiorità ogget -
tiva. El trazado de sus elementos objetivos conducido orgánicamen -
te, a la vez, en el plano teórico y en el plano histórico se sintetiza
según una duplicidad de direcciones. La dirección moderna, subs -
tancialmente racionalista, sigue una dinámica inmanentista; la ver-
dad, de la que es por tadora la autoconciencia, es inmanente a su
tejido racional; veritas filia temporis desde Descartes a Hegel genera
el inmanetismo historicista que desde H egel a hoy consuma dramá -
ticamente su intrínseca autodisolución: reducida la metafísica a
lógica, ésta se r educe nominalísticamente a logicismo, así como la
ciencia a cientifismo, la filosofía a psicosociologismo, la teoría a
praxismo. La otra dirección es la de la autoconciencia platónico-agustinia-
na, integrada principalmente por Tomás, Vico y Rosmini: para
Sciacca es la única capaz de fundamentar y articular la filosofía como
metafísica y la metafísica como creacionista: fundamentando así en
su unitotalidad la riqueza de los componentes de la persona y de la
n a t u r a l eza , de la solidaridad constitutiva de la persona que existe por
sí misma y de la multiplicidad de las sociedades que aquellas com-
ponen y, por tanto, de toda la historia, que existe solo en cuanto his-
toria de las personas (22). Sin embargo, Sciacca no acepta conectar orgánicamente, como
hace Rosmini en la Te o s o f í a , ontología, antropología y cosmología,
limitándose a considerar la naturaleza como lo que es común a la
n a t u r a l eza humana y, a la vez, como aquello respecto a lo que la per-
sona es trascendencia (23): su filosofía de la integridad es esencial-
mente filosofía de la integridad de la persona que, por tanto, no
plantea en sí, por ejemplo, el problema de la materia, del espacio, de
la energía o de las dinámicas físicas y biológicas, en cuanto que los
i n c l u y e en el de la corporeidad del “espíritu encarnado” que es la per-
sona. El objetivo esencial de la obra es efectivamente la fundamen-
tación metafísica de la persona, o sea el reconocimiento de la P e r s o n a
absoluta como el principio y el fin absoluto de toda la realidad como
c reada, constituida por entero rosminianamente, no como algo dis-
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
197
Por lo tanto, capacidad fundadora de la inteligencia e imposi-
bilidad de prescindir de la razón y límitede la razón, de la cual solo
la inteligencia ontológica determina el orden,así como sus recorri-
dos. De ello se sigue que el orden del proceso racional viene seña-
lado por la misma dinámica de la naturaleza íntegra de la persona:
“ de la existencia de los espíritus finitos y contingentes a la existen -
cia del Espíritu infinito y necesario ”. Si la razón no reconoce su
mismo límite constitutivo y se convierte en “ toda la verdad”, se
hace con ello “ enemiga de si misma ” y se priva de “la inteligencia de
sí misma”. La conclusión mas re l e vante es, por tanto, que “la diná-
mica del espíritu es un proceso de transcendencia”: la trascendencia
de Dios “no solo es una v e rdad racional, sino de t o d oel hombre, ve r-
dad íntegra del hombre íntegro” por lo que “no basta razonar según
la lógica; es necesario existir, pensar, razonar según la v e r d a d” (19).
Tal orden y conexión de problemas y de determinaciones que
constelan en particular buena parte del segundo volumen de
Filosofia e metafísica (20), llegan a su formulación mas sintética y
realización sistemática en L’ interiorità oggettiva ,obra que el mismo
Sciacca ha pensado y considerado siempre como fundamento de su
“filosofía de la integridad” y que, también por ello, la ha situado
como primer volumen en las tres fases de la ordenación de su obra
completa (21). L’interiorità oggettiva m a rca la madurez teórica de su
“idealismo objetivo”, y estructura una metafísica de la experiencia
interior que incluye enteramente los diversos movimientos y posi-
ciones formulados en el curso de un veintenio y los integra desple-
gando precisamente una metafísica de la integridad, articulada en los
c u a r enta volúmenes que siguieron al primero en poco mas de sus
s u c e s i v os veinte años de actividad. De tales obras consideraré, en
p a r t i c u l a r , a modo de br e ve ejemplo, L’ u o m o , questo “ s q u i l i b r a t o ”d e
1 9 5 6 .
P IE R PA O LO OT T O N E L L O
196
____________
(19) Ibidem, págs. 125. 131, 132, 134, 190, 223, 228.
(20) En la citada segunda y definitiva edición.
(21) La primera fase fue iniciada en 1952 en el editor Bocca, con la traducción
francesa de la obra L’interiorità oggettiva, que fue continuada hasta 1956 con el volu-
men VI, Atto e esser e.La segunda, iniciada en 1957 en el editor Marzorati, se concluyo
en 1974 con el volumen 39, L’estetismo Kierk e g a a rd - Pi ra n d e l l o .El volumen 40 Pro s p e t t i v a
sulla metafisica de San Tommasso,inicia la ter cera fase interr umpida por la muerte. ____________
(22) Véase L ’interiorità oggettiv a,Milán, Mar zorati. 1967, volumen 1 de las Obras
Completas, pag. 117. (23) Véase Ibidem pag. 41.
Fundaci\363n Speiro

mo kantiano–; así como, por otro lado, otorga pleno sentido a la
dinámica de transcendencia que constituye ontológicamente la per-
s o n a .Ef e c t i vamente, L’ u o m o , questo “ s q u i l i b r a t o ”es la obra que des-
a r rolla teóricamente esta v e rtiente de la metafísica, centrándola sobre
la constitución “n a t u r almente tr a n s - n a t u ra l”de la naturaleza huma-
na en cuanto su finitud es presencia de lo infinito y su vocación y su
fin es el Ser infinito (25). Este “desequilibrio ontológico” que com-
p o rta la integridad de la persona, unidad de sentimiento, de razón,
de inteligencia y voluntad y su esencial dinamismo de trascendencia
en el que hay “una doble trascendencia del ser objetivo, con re s p e c-
to al existente finito (...) y a su tendencia a salir fuera de la subjeti-
vidad (...) que es la tendencia de la razón o del conocer; y trascen-
dencia del existente pensante en la luz infinita de v e rdad o trascen-
dencia de la interioridad objetiva con respecto a todo conocimiento
y su tendencia a ir más allá de todo lo finito (...) es la tendencia de
la inteligencia hecha para emigrar dentro de sí (...) en busca de aquel
Ser espiritual absoluto, del cual advierte que, sin embargo, debe
haber recibido la existencia” (26).
Por ello, la razón es intra-trascendencia,no es metafísica, en
cuanto es esencialmente cosmológica; pues la inteligencia “ es tras-
cendencia ”, es “teística ”, en cuanto que gracias a ella el ser finito se
sujeta, superándose, en el infinito del S er (27). por lo tanto, con-
cluye Sciacca, “la presencia del y o en sí mismo es ya trascendencia
(...) inmanencia de su ser a la luz del ser pr esente, pero trascenden-
te en todo acto cognitivo y por ello vuelto hacia el Ser . El Ser del
que participa el sujeto, le supera: la participación que es la inma-
nencia de su ser en sí, es simultáneamente trascendencia del ser c\
on
respecto a él (28). La interioridad como trascendencia constitutiva y dinámica del
trascender es la subsistencia de la propia condición de criatura y de
la pr opia vocación eterna. P or ello, en el momento en que, gracias
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
199
tinto que las personas y las relaciones entre personas. Por tanto, la
a rticulación teórica de L’interiorità oggettiva se apoya en la autocon-
ciencia como ontológica y teísta; “diálogo en acto del sujeto con la
ve r dad que lo ilumina”, es “ c o n vencimiento de la trascendencia de la
ve r d a d ”, que es el máximo de su objetividad; como metafísica de su
experiencia interior es “investigación sobre la esencia del pensamien-
to y del ser”, por lo tanto, de la inteligencia y de la razón, de la sen-
sibilidad y de la voluntad que constituyen la íntegra unitotalidad de
la persona. Es el dinamismo intrínseco de la integridad de la perso-
na quie exige la Trascendencia: como la Persona que la fundamenta
c reá ndola, y que constituye el fin de la historia personal y, por lo
tanto, el mismo fin de la historia que no existe, salvo ilusoriamente,
si no es transhistórico. Y ya que la libertad es constitutiva del dinamismo ontológico de
la persona, la atención antropológica debe dirigirse –como efectiva-
mente ocurre especialmente en L’ u o m o, questo “ s q u i l i b r a t o ”y en L a
l i b e r tà e il tempo (1965)– hacia las innumerables posibilidades de lle-
var a cabo reduciones de la integridad. Todas las formas de inmanen-
tismo y racionalismo surgen efectivamente de reduciones de la per-
sona a cada uno de sus componentes, no ex c l u s i vos ni primarios,
aunque esenciales, en su mayoría alimentadas por alguna forma de
“la malicia de la razón” (24), que tiene su base en el desconocimien-
to o en el inadecuado reconocimiento de su ser fundado en la intui-
ción ontológica. De aquí la pléyade de racionalismos y cientifismos,
así como de praxismos, irracionalismos y nihilismos: “ a u s e n c i a” de
metafísica –o, lo que es peor, considerarla como un pseudopr o b l e m a
y, en todo caso, suponer que está “ s u p e r a d a” o que debe se “ s u p e r a-
d a ”– lo que comporta necesariamente un viaje autodisolvente, tanto
de la filosofía como de todas las ciencias, y finalmente de la persona
y de la sociedad, que se empantanan en las supersticiones y en las
idolatrías, más o menos fugazmente captadas en lo inmediato. Qu e
la interioridad objetiva, como tal, sea Transcendencia, señala pues de
forma radical la pseudotranscendencia de las relaciones de finito a
finito –que en no pocos movimientos del existencialismo no tradu-
cen otra cosa que la veleidad de “ s u p e r a c i o n e s” del transcendentalis-
P IE R PAO LO OT T O N E L L O
198
____________
(24) Ibidem, pág. 58. ____________
(25) L ’uomo, questo “ squilibrato”,Milán, Marzorati, 1973, v olumen 4 de las Obras
Completas, págs. 108, 117, 53. (26) Ibidem, pág. 130.
(27) Ibidem, pág. 126-127.
(28) Ibidem, pág. 124.
Fundaci\363n Speiro

mo kantiano–; así como, por otro lado, otorga pleno sentido a la
dinámica de transcendencia que constituye ontológicamente la per-
s o n a .Ef e c t i vamente, L’ u o m o , questo “ s q u i l i b r a t o ”es la obra que des-
a r rolla teóricamente esta v e rtiente de la metafísica, centrándola sobre
la constitución “n a t u r almente tr a n s - n a t u ra l”de la naturaleza huma-
na en cuanto su finitud es presencia de lo infinito y su vocación y su
fin es el Ser infinito (25). Este “desequilibrio ontológico” que com-
p o rta la integridad de la persona, unidad de sentimiento, de razón,
de inteligencia y voluntad y su esencial dinamismo de trascendencia
en el que hay “una doble trascendencia del ser objetivo, con re s p e c-
to al existente finito (...) y a su tendencia a salir fuera de la subjeti-
vidad (...) que es la tendencia de la razón o del conocer; y trascen-
dencia del existente pensante en la luz infinita de v e rdad o trascen-
dencia de la interioridad objetiva con respecto a todo conocimiento
y su tendencia a ir más allá de todo lo finito (...) es la tendencia de
la inteligencia hecha para emigrar dentro de sí (...) en busca de aquel
Ser espiritual absoluto, del cual advierte que, sin embargo, debe
haber recibido la existencia” (26).
Por ello, la razón es intra-trascendencia,no es metafísica, en
cuanto es esencialmente cosmológica; pues la inteligencia “ es tras-
cendencia ”, es “teística ”, en cuanto que gracias a ella el ser finito se
sujeta, superándose, en el infinito del S er (27). por lo tanto, con-
cluye Sciacca, “la presencia del y o en sí mismo es ya trascendencia
(...) inmanencia de su ser a la luz del ser pr esente, pero trascenden-
te en todo acto cognitivo y por ello vuelto hacia el Ser . El Ser del
que participa el sujeto, le supera: la participación que es la inma-
nencia de su ser en sí, es simultáneamente trascendencia del ser c\
on
respecto a él (28). La interioridad como trascendencia constitutiva y dinámica del
trascender es la subsistencia de la propia condición de criatura y de
la pr opia vocación eterna. P or ello, en el momento en que, gracias
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
199
tinto que las personas y las relaciones entre personas. Por tanto, la
a rticulación teórica de L’interiorità oggettiva se apoya en la autocon-
ciencia como ontológica y teísta; “diálogo en acto del sujeto con la
ve r dad que lo ilumina”, es “ c o n vencimiento de la trascendencia de la
ve r d a d ”, que es el máximo de su objetividad; como metafísica de su
experiencia interior es “investigación sobre la esencia del pensamien-
to y del ser”, por lo tanto, de la inteligencia y de la razón, de la sen-
sibilidad y de la voluntad que constituyen la íntegra unitotalidad de
la persona. Es el dinamismo intrínseco de la integridad de la perso-
na quie exige la Trascendencia: como la Persona que la fundamenta
c reá ndola, y que constituye el fin de la historia personal y, por lo
tanto, el mismo fin de la historia que no existe, salvo ilusoriamente,
si no es transhistórico. Y ya que la libertad es constitutiva del dinamismo ontológico de
la persona, la atención antropológica debe dirigirse –como efectiva-
mente ocurre especialmente en L’ u o m o, questo “ s q u i l i b r a t o ”y en L a
l i b e r tà e il tempo (1965)– hacia las innumerables posibilidades de lle-
var a cabo reduciones de la integridad. Todas las formas de inmanen-
tismo y racionalismo surgen efectivamente de reduciones de la per-
sona a cada uno de sus componentes, no ex c l u s i vos ni primarios,
aunque esenciales, en su mayoría alimentadas por alguna forma de
“la malicia de la razón” (24), que tiene su base en el desconocimien-
to o en el inadecuado reconocimiento de su ser fundado en la intui-
ción ontológica. De aquí la pléyade de racionalismos y cientifismos,
así como de praxismos, irracionalismos y nihilismos: “ a u s e n c i a” de
metafísica –o, lo que es peor, considerarla como un pseudopr o b l e m a
y, en todo caso, suponer que está “ s u p e r a d a” o que debe se “ s u p e r a-
d a ”– lo que comporta necesariamente un viaje autodisolvente, tanto
de la filosofía como de todas las ciencias, y finalmente de la persona
y de la sociedad, que se empantanan en las supersticiones y en las
idolatrías, más o menos fugazmente captadas en lo inmediato. Qu e
la interioridad objetiva, como tal, sea Transcendencia, señala pues de
forma radical la pseudotranscendencia de las relaciones de finito a
finito –que en no pocos movimientos del existencialismo no tradu-
cen otra cosa que la veleidad de “ s u p e r a c i o n e s” del transcendentalis-
P IE R PAO LO OT T O N E L L O
198
____________
(24) Ibidem, pág. 58. ____________
(25) L ’uomo, questo “ squilibrato”,Milán, Marzorati, 1973, v olumen 4 de las Obras
Completas, págs. 108, 117, 53. (26) Ibidem, pág. 130.
(27) Ibidem, pág. 126-127.
(28) Ibidem, pág. 124.
Fundaci\363n Speiro

de y alto que sea es realizable completamente en el orden de la natu-
raleza y de la historia. P or ello, la muerte es a la ve z mortificación
de las ilusiones de autosuficiencia y señal de la r ealización transhis-
tórica de toda existencia personal (33). Tesis cardinal de la sucesiva
y fundamental obra La libertà e il tempo (1965).
Los racionalismos que niegan o disuelven el propio fundamen -
to de la razón en la inteligencia metafísica y que, por tanto, pie\
r den
todo sentido de trascendencia, en el último Sciacca son situados
dentr o de la “ estupidez ” como culminación del “ oscurecimiento de
la inteligencia ” raíz de las degeneraciones de los caminos racionales
y , por tanto, de la degeneración de Occidente en “ occidentalismo”.
S u profundo y amplio diagnóstico –extraor dinariamente actual y,
puede decirse, cada vez mas– se realiza confirmando cómo “ después
de H egel y Nietzsche toda forma de inmanentismo o de historicis -
mo (...) es r epetir lo “agotado”, pero está agotada la metafísica no
cr eacionista, no lametafísica ” (34). Donde, a la ve z, queda sinteti -
zada la actualidad per enne y de hoy del pensamiento de Rosmini.
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
201
a la libertad, se puede poner en marcha tal dinámica, o bien se
puede reducirla, ofuscando la condición de criatura, hasta los deli -
rios de autosuficiencia a los que la persona puede trepar , Sciacca
extiende la vigilancia hasta “ el riesgo de perder nuestra dependen -
cia del S er, o sea no cierto metafísicamente, sino mas bien v acian-
do la autoconciencia y haciendo “ correr a la razón separada de la
inteligencia ” (29). Esta es la vía de la “ deshonestidad fundamental”
y del drama principal de huir de uno mismo que disgrega a cual -
quier persona y a cualquier forma de sociedad, pequeña o planeta -
ria, lanzándolas en el atray ente recorrido de las búsquedas –ho y
todas sedicentemente “ científicas”– separadas de la integridad de las
personas y , por lo tanto super ficialmente a-metafísicas, espejismos
necesariamente esterilizantes hasta la autodestrucción global: cada
vez más lejanas del Cristianismo que ha revelado al hombre todo el
hombre (30). Los multiples caminos en tales direcciones, que Sciacca no
duda en denominar “ muerte espiritual” porque priv an a la persona
de la “ caridad fundamental” que es su conciencia de criatura (31),
en Morte e immor talità(1959) están finalmente situadas en su ori-
gen histórico mas pleno y con r eferencia a sus formas mas tipica-
mente conteporáneas, en H egel, “teólogo ” del inmanetismo, que
construye la inmensa y tremenda ilusión de divinizar al hombre y
humanizar a Dios perdiendo a ambos; por “liberar” al hombr e del
T rascendente, lo ha “liberado del S er”, y, por tanto, ha “liberado ” la
historia de su intrínseco fin trashistórico, poniendo ya en ejecuc\
ión
un nihilismo postcristiano. P ero –es la tesis principal y concluyen -
te de la obra, aún en clav e rosminiana– “ no es inmortal el alma
racional sino el espíritu que es parte intuida fundamentalmente del
ser ” (32). Es la inteligencia metafísica que se contempla como tras -
cendencia con respecto al tiempo al que mide sin ser medida: lo
mide en el entendimiento de que los valores en cuanto tales tras-
cienden a toda acción y que ningún fin de la persona por muy gran -
P IE R PAO LO OT T O N E L L O
200
____________
(29) Ibidem, págs. 135-136.
(30) Véase Ibidem, págs. 136-137 y 180.
(31) Ibidem, pág. 135.
(32) M orte e inmor talitá Milán, M arzorati, 1968, v olumen 9 de las Obras
Completas, pág. 135. ____________
(33) Ibidem, págs. 206, 227, 234.
(34) Véase de Sciacca L’oscuramento dell ’inteligenza, Milán, Marzorati, 1970, v olu-
men 32 de las Obras Completas, pág. 59 y sigs. y Ontologia triadica e trinitaria,Milán,
Marzorati, 1972, volumen 36 de las Obras Completas, pág. 53.
Fundaci\363n Speiro

de y alto que sea es realizable completamente en el orden de la natu-
raleza y de la historia. P or ello, la muerte es a la ve z mortificación
de las ilusiones de autosuficiencia y señal de la r ealización transhis-
tórica de toda existencia personal (33). Tesis cardinal de la sucesiva
y fundamental obra La libertà e il tempo (1965).
Los racionalismos que niegan o disuelven el propio fundamen -
to de la razón en la inteligencia metafísica y que, por tanto, pie\
r den
todo sentido de trascendencia, en el último Sciacca son situados
dentr o de la “ estupidez ” como culminación del “ oscurecimiento de
la inteligencia ” raíz de las degeneraciones de los caminos racionales
y , por tanto, de la degeneración de Occidente en “ occidentalismo”.
S u profundo y amplio diagnóstico –extraor dinariamente actual y,
puede decirse, cada vez mas– se realiza confirmando cómo “ después
de H egel y Nietzsche toda forma de inmanentismo o de historicis -
mo (...) es r epetir lo “agotado”, pero está agotada la metafísica no
cr eacionista, no lametafísica ” (34). Donde, a la ve z, queda sinteti -
zada la actualidad per enne y de hoy del pensamiento de Rosmini.
R A Z Ó N Y T R A S CE N DE N CI A E N E L P E N S A M I E N TO D E SC IA CC A
201
a la libertad, se puede poner en marcha tal dinámica, o bien se
puede reducirla, ofuscando la condición de criatura, hasta los deli -
rios de autosuficiencia a los que la persona puede trepar , Sciacca
extiende la vigilancia hasta “ el riesgo de perder nuestra dependen -
cia del S er, o sea no cierto metafísicamente, sino mas bien v acian-
do la autoconciencia y haciendo “ correr a la razón separada de la
inteligencia ” (29). Esta es la vía de la “ deshonestidad fundamental”
y del drama principal de huir de uno mismo que disgrega a cual -
quier persona y a cualquier forma de sociedad, pequeña o planeta -
ria, lanzándolas en el atray ente recorrido de las búsquedas –ho y
todas sedicentemente “ científicas”– separadas de la integridad de las
personas y , por lo tanto super ficialmente a-metafísicas, espejismos
necesariamente esterilizantes hasta la autodestrucción global: cada
vez más lejanas del Cristianismo que ha revelado al hombre todo el
hombre (30). Los multiples caminos en tales direcciones, que Sciacca no
duda en denominar “ muerte espiritual” porque priv an a la persona
de la “ caridad fundamental” que es su conciencia de criatura (31),
en Morte e immor talità(1959) están finalmente situadas en su ori-
gen histórico mas pleno y con r eferencia a sus formas mas tipica-
mente conteporáneas, en H egel, “teólogo ” del inmanetismo, que
construye la inmensa y tremenda ilusión de divinizar al hombre y
humanizar a Dios perdiendo a ambos; por “liberar” al hombr e del
T rascendente, lo ha “liberado del S er”, y, por tanto, ha “liberado ” la
historia de su intrínseco fin trashistórico, poniendo ya en ejecuc\
ión
un nihilismo postcristiano. P ero –es la tesis principal y concluyen -
te de la obra, aún en clav e rosminiana– “ no es inmortal el alma
racional sino el espíritu que es parte intuida fundamentalmente del
ser ” (32). Es la inteligencia metafísica que se contempla como tras -
cendencia con respecto al tiempo al que mide sin ser medida: lo
mide en el entendimiento de que los valores en cuanto tales tras-
cienden a toda acción y que ningún fin de la persona por muy gran -
P IE R PAO LO OT T O N E L L O
200
____________
(29) Ibidem, págs. 135-136.
(30) Véase Ibidem, págs. 136-137 y 180.
(31) Ibidem, pág. 135.
(32) M orte e inmor talitá Milán, M arzorati, 1968, v olumen 9 de las Obras
Completas, pág. 135. ____________
(33) Ibidem, págs. 206, 227, 234.
(34) Véase de Sciacca L’oscuramento dell ’inteligenza, Milán, Marzorati, 1970, v olu-
men 32 de las Obras Completas, pág. 59 y sigs. y Ontologia triadica e trinitaria,Milán,
Marzorati, 1972, volumen 36 de las Obras Completas, pág. 53.
Fundaci\363n Speiro