Índice de contenidos
Número 113
Serie XII
- Textos Pontificios
- Actas
- Estudios
- Información bibliográfica
-
Ilustraciones con recortes de periódicos
-
I. Fraternidad sin paternidad y sin resultados
-
II. Violencia buena y violencia mala
-
III. El silencio ante la violencia ejercida contra nuestros hermanos de la Iglesia del silencio o del tercer mundo
-
IV. La enseñanza y la propaganda inoculadora del ateísmo en la URSS
-
V. ¿Por qué no es posible la libertad en el socialismo?
-
VI. La desigualdad en el comunismo entre quienes mandan y quienes obedecen
-
VII. La colectivización en el llamado mundo libre
-
VIII. El total olvido del principio de subsidiariedad en la liquidación del carácter liberal de la profesión médica
-
IX. La burocratización de la cultura según las directrices de la UNESCO
-
Autores
1973
Homilía en la XI Reunión de Amigos de la Ciudad Católica
HOMILIA en la misa del sábado 9-Xll-1972 del doctor
JAIME BRUFAU l'R.ATS, Pbro. Catedrático de Filosofía
del Derecho de
la Universidad de Barcelona,
El cristiano ha de sentirse siempre en manos de Dios; con
confianza plena
y con auténtica sumisión y humildad. El co
rrer
de la historia se halla
en manos
de
la Providencia
divina;
es Dios
quien dirige
todas las cosas. Por ser
cristianos hemos
de
esforzarnos en ser d'ócileJ instrumentos
en
.rus manos. El
valor de nuestra vida pende de nuestra vinculación a El: <<.Sin
Mí, nada. ·podéis hacer»; verdad evangélica que muestra su
otra
vertiente en las palabras de S. Pablo: «Todo lo puedo en
Aquel que me
conforta.»
Lanzados a una empresa
que quiere ser, en su sentido más
radical, servicio de Dios, es preciso que reavivemos constante
mente nuestra fe y ·que sea e/ta luz que alumbre nuestro andar
por el mundo. Porque, en la historia de la propia
vida, lo
que
vale realmente, auténticamente, es lo
que hayamos
hecho por
El y en la medida
en que
por El lo hayamos hecho. El éxito
humano, el
brillo de
nuestras
pal-abras o
de nuestras acciones
se gtín lo que en
len
guaje evan gético se llama mu'ndo-, no
tienen
valor
auténtico. Por
el contrario
1 la desilusión y el cansancio
no pueden roer
al a/,ma mientras ésta se asiente en Dios. Ani
mosamente hemos de
seguÑ' nuestra
andadura;
aunque sangren
nuestros
pies, no hemos de
cejar en
el empeño de servicio.
Tengamos,
pues, aquella confianza que brota de una
fe
viva
y que viene animada, como hijos fieles de la Iglesia, por
una entrega
al servicio de Dios y de los hombres, entrega fru
to de la caridad
y que hace soberanamente fecunda nuestra
existencia.
Fundaci\363n Speiro
JAIME BRUFAU l'R.ATS, Pbro. Catedrático de Filosofía
del Derecho de
la Universidad de Barcelona,
El cristiano ha de sentirse siempre en manos de Dios; con
confianza plena
y con auténtica sumisión y humildad. El co
rrer
de la historia se halla
en manos
de
la Providencia
divina;
es Dios
quien dirige
todas las cosas. Por ser
cristianos hemos
de
esforzarnos en ser d'ócileJ instrumentos
en
.rus manos. El
valor de nuestra vida pende de nuestra vinculación a El: <<.Sin
Mí, nada. ·podéis hacer»; verdad evangélica que muestra su
otra
vertiente en las palabras de S. Pablo: «Todo lo puedo en
Aquel que me
conforta.»
Lanzados a una empresa
que quiere ser, en su sentido más
radical, servicio de Dios, es preciso que reavivemos constante
mente nuestra fe y ·que sea e/ta luz que alumbre nuestro andar
por el mundo. Porque, en la historia de la propia
vida, lo
que
vale realmente, auténticamente, es lo
que hayamos
hecho por
El y en la medida
en que
por El lo hayamos hecho. El éxito
humano, el
brillo de
nuestras
pal-abras o
de nuestras acciones
se gtín lo que en
len
guaje evan gético se llama mu'ndo-, no
tienen
valor
auténtico. Por
el contrario
1 la desilusión y el cansancio
no pueden roer
al a/,ma mientras ésta se asiente en Dios. Ani
mosamente hemos de
seguÑ' nuestra
andadura;
aunque sangren
nuestros
pies, no hemos de
cejar en
el empeño de servicio.
Tengamos,
pues, aquella confianza que brota de una
fe
viva
y que viene animada, como hijos fieles de la Iglesia, por
una entrega
al servicio de Dios y de los hombres, entrega fru
to de la caridad
y que hace soberanamente fecunda nuestra
existencia.
Fundaci\363n Speiro