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Número 113

Serie XII

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I. Fraternidad sin paternidad y sin resultados

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
l. FRATERNIDAD SIN PATERNIDAD Y SUS RESULTADOS: IGUALDAD DE LO DES­
IGUAL,
INCLUSIVE
DEL BIEN
Y DEL MAL.
El ilustre romanista profesor Alvaro D'Ors ha publicado en el PEN­
SAMIENTO NAVARRO, el martes 13 ck diciembre ck 1972, un arliculo
titulado "SE.X.o, GENERACIÓN, FAMILIA", en el cu.al pone el dedo en la llaga
de

muchos
males actuales. Sin paternidad no hay verdadera fraternidad.
Sin nuestro primer esl.abón, Dios Creador y Padre, no hay l}OSibilidad
de norma trascendente. El orden natural se disipa en una indiferenciación
indiscriminada, en un igualitarismo horizontal y caótico. En esto se halla
la raíz del desconcierto y de las a!trocidades que en. los !JUCesivos recortes
iremos analizando aquí. Pero, comencemos extractando del articulo de
fYO..s:
29l
«La fuerza del pensamiento revolucionario :democrático, y del
lenguaje que

ha sabido crear y poner en
circulación, es tal, que
los católicos no parecen
capaces de sustraerse a

su
do-minio; y,
sin

embargo, eso es precisamente lo que habría que intentar:
discriminar muy radicalmente las aparentes coitrcidencias en­
tre la defensa de la dignidad de los hijos de Dios y los tópicos
de
la revolución -democrática. Si

no se hace así, y
se aceptan los
mismos «carrilee» trazados por la revoluciM4 los católicos no
harán más que colaborar inconscientemente
co-n aquella
revolu­
ción,
Es muy difícil salir de unos «carrile.s» ideológicos que con•
ducen
tan fácilmente a las últimas consecuencias: lo que hay
que hacer
es no entrar en tales «carriles».
»El núcleo
de

todo pensamiento revolucionario
está en la
negación de la filiación divina y afirmación de la autonomía ab­
soluta del hombre, De ahí iJ.a afirmación a ultranza de la fra.
ternidad humana, y negación, aunque sea por .silencio, de la pa­
ternidad de Dios, siendo así que la :fraternidad se funda pre­
cisamente

en aquella filiación divina,
Conl!a esta
raíz del pen­
samiento revolucionario, de fraternidad sin paternidad,
dehería­
mo,s afirmar la paternidad divina

como fundamento de la fra­
ternidad humana.».
Fundaci\363n Speiro

«.En el campo del pensami-en_to social, .aquel principio revoilu­
cionario

reforza'do por el
tópfoo del «patem.alismo» imponía
la
tensión entre generaciones. Este planteamiento es en sí mismo
revolucionario. Supone que 1a unión
entre los

hombres no es la
que
se encauza

por la
filiación (filiación natural familiar,
filia­
ción de los grupos
religiosos católicos,

filiación
de escuelas doc­
trinales,

etc.), sino la que existe por la pura contemporaneidad.
~,a es l,a hase descle Je qu~ 1~ r~olución opera . ~ontra la tra­
dición. El natural empuje
de los. hijos. que aporta siempre
algo
nuevo, se asimila dentro de
la tradición
como
. algo
natu­
ral y fecundo, sin

romper
la continuidad, formando una cadena
cuyo
primer eslabón está en Dios Creador
y Padre «de lu ge­
neraciones».·
En la dialéctica revolucionari~ ·en cambio, los hijos
desvinculados de sus padres forman
nna «ola»· común que

ani­
quila a
las anteriores

y hace
imposible. toda
·continuidad.
»Contra
esta dialéctica revolutionaria

·
del cort{!
horizontal de
las
generaciones; debemos afirmar la continuidad vital de las
trardiciones, empezando por

la misma tradición
· de
la.
Iglesia.»
«
...

La misma
aceptaei~~ de ~a «Filosofía
de los valores». que
más o menos conscientemente
sigtien _muchos cl!tólico.s al hablar
de
«valores», colaboran a

la penetraci6n de
las ideas
revolucio­
narias, ya que
fos «valores» son estimaciones accidentales,

va­
riables como las de la «bolsa- de
valoresl> y

eliminan
todb. per­
manencia

de
«bienes» y

«virtudes». El
ordo borwrum, orden
permanente

de bienes y
virttldes, del

texto latino de la
M~er et
magis~ f:ue dado como «jerarquía de valores»; pero-con esta
traducción
se cae en· el relativismo y
accidentalismo propio
de
·la filosofía

de
los valores,, que

viene a ·ser ·una suplantación de
la teología moral católica.
»Es consecuente

que la negación
de la paternidad -carica­
turizada como
«paternalis-mo»--implique
una disolución de
la
familia' y eon ello una profunda crisis de la diferencia - de :se­
xos.

La familia está instituida por Dios, sobre la hase
del ma­
trimonio,

precisamente como
cauce de·
la
tradición; como moldo
legítimo

para la procreación, que hace posible la continuidad
de la
especie, y

para la e·dueación de los hijos, que hace
posi­
ble

la continuidad moral y cultural de
las distintas estirpes hu­
manas. Frente -a esta concepción; se trata de imponer una idea
en el
fon'do he·donística

del _._matrimonio, como
pura forma
de
convivencia y

de compafierismo, en el
qn.e la procreación no es
ya un fin
esencial, sino

que lo es
la recípro_ca satisfacción psi­
cológica. Con esto se atenta, no sólo al mismo matrimonio
Oi·
~93
Fundaci\363n Speiro

mitación de la natalidad y divorcio) sino aún más profunda­
mente, a la
relación de los sexos. La diferencia de sexos fue
creada
directamente -por Dios con vistas a la pracreación y la
complementariedad en una tarea común, y
esta complementa­
riedad natural df'I los

cuerpos, que forman una sola carne en
virtud del sacramento del matrimonio, resulta así el fundamen­
to
d~ todo

el orden social»
. . . . . . . . . . . . .
«El último resultado de la revolución que afirma como norma
absoluta la
iguB"ldad de
to·dos
!OH seres, y es-pecialmente la igual­
dad de

los
sexos, es

la
indiferencia de
los
sexos, que se mani­
fiesta,

no
'&Ólo en la indiserimina-ción entre uniones legítimas y
uniones
ilegitimas,. sino también en
la imlistriminación entre
union~ heterosexuales

y uniones homosexuales. En este senti­
do,
puede decirse

que el
homosex1,1alismo es el

último
resultado
de

la
democracia; en
efecto,
esta rebelión
humana contra la di­
ferenc.ia de sexos ~reada por

Dios es como
el último
fin de la
revolución democrática.
Desgraciadamente, el pensamiento ca­
tólico, al dejarse «encarrilar» por los planteamientos revolucio­
narios
(«lueha de clasets», «focha de generaciones», «lucha de
sexos»), se deja

llevar insensiblemente hacia este último resul­
tado ide la

revolución
democrática.>
H. VIOLENCIA BUENA Y VIOLENCIA MALA.
La primera consecuencia de entender la fraternidad sin contemplar la
paternidad de que vamos a ocuparno,s aquí, dada su actualidad, consiste
en condener por igual toda violencia sin distinción alguna. En VERBO 99
publicamos el articulo de André Roche, "FUERZA Y VIOLENCIA", y en
VERBO 107-108, en estas llustraciones, recogimos los pám,fos principa,­
les de un artículo de Manuel de Santaicruz, titulado "VIOLENCIA BUENA Y
VIOLENCIA MALA'", en los cuales se trate. este tema, pero éste no ha perdido
octualidad
ante la reiteración con qu2 se sigue condentmilo indiscrimina,..
damenie
toda la vi.olencia. Por eso recogemos aqui nuevos textos acerca
del mismo. Uno de ello~ de Francisco José Fernández de -la Qgoña, "LA
VIOLENCIA", apm-eddc en EL ALCAZAR de 23 de enero de 1973, del
que recortamos:
294
«Es preciso, pues, afirmar el carácter instrumental de la vio­
lencia,
que, por
tanto, será buena o
mala según vaya encami­
nada
al bien o al mal. Solamente el escéptico, el que no cree
en na,da, puede adoptar la

aséptica postura de condenar toda
violencia. Para quien no existe bien ni mal, verdad o error,
Fundaci\363n Speiro