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Número 141-142

Serie XV

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La revolución portuguesa. Nuevas aportaciones para la comprensión de su proceso trascendente

LA REVOLUCION PORTUGUESA
NUEVAS APORTACIONES PARA LA COMPRENSIÓN DE SU PROCESO
TRASCENDENTE.
POJl
LUIS DE SENA EsTBVES,
Es corriente oír hablar de Portugal y de su rara evolución, in­
tentando explicarlo

todo por una
desgana, una falta de virilidad,
una profunda corrupción de
la sociedad portuguesa actual. Sin em­
bargo, tal explicación puede ser refutada fácilmente con este ar­
gumento:

¿cómo es posible hablar de
desgana, de falta de virilidad,
de profunda corrupción en un país que, fueran cuales
· fueran los
juicios morales sobre la cuestión, resistió durante diez largos y di­
fíciles años en tres frentes militares africanos, en territorios exten­
sísimos, sin la ayuda de ninguna potencia, y contra ejércitos de gue­
rrilleros, apoyados, éstos s~ por las grandes potencias, U. S. A. y
U. R. S. S.? El valor moral, el coraje, el dinamismo,
la agilidad ma­
niobrera, la capacidad de
esfuerzo del

pueblo portugués fueron
de­
mostrados en. la

óltima década, sin que puedan
negársele. Es
cosa
evidente.
Lo. que sí puede preguntarse es: ¿cómo fue posible que
en un año el país cambiase ranto que hoy nos ofrezca una imagen
perfectamente al revés? Se puede
acusar de

todo al pueblo
portugués. Se
le puede acu­
sar de tener una evolución rarísima; pero, en lo que respecta a co­
raje y valor, ningún país de Occidente ha estado a su altura en los
óltimos 15 años, hasta el 25 de abril El colapso militiar de Goa fue.
ampliamente

compensado por
la colosal resistencia de trece años
de guerra en Africa.
Este es uno de los hechos indiscutibles de la cuestión portuguesa.
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Fundaci\363n Speiro

LA REVOLUCION PORTUGUESA
f!nroiJ!ado el pueblo port11gués, más que ningún Qtro, en .el último
año, sin embargo, se puede gloriar, también . más que ningún otro,
de

su colosal
esfuer:ro en

los largos
años que

han
precedido esa fecha.
Lo que aho,;a está pasando es algo verdadewnente t,;ascenden­
tal,
que

sólo a
OOSI'. de consideraciones . trascendentes puede compren­
derse: me refiero a la
misma esencia
del fenómeno comunista
-o
sea. al materialisroo dialéctico-. Podemos decir algo que esta men­
talidad
actual. no ha comprendido aún: la cap,¡cidad de negación de
los
valores
.humanos. por
el
marxismo es tan cplosal que ha podido,
una
vea: en

plena
libertad para ello, desttuit 'COmpletaroente, en: me­
nos de un año, no sólo la imagen sino el profundo valor de un pue­
blo
entero. Paradójicamente -y eso e,¡plica p¡,r qué razón el comu'
nisroo
aparentemente

no ha obtenido un
éxito tan grande en OttOS
países de Occidente, como Inglat= PllÍses nórdicos, Francia, etc.­
podemos decir, que el éxito colosal del comunismo en mi país tiene
su causa en los
mismos valores que.·~ el orgullo y el honor de
Port11gal.
Unicamente

quienes hayan vivido en
Portugal en los últimos
15

años el
trágico drama de una Iglesia Católica que, en. nombte
de la fe de
Cris\O y de .la suprema autoridad de su Magisterio, puso
en
tela de juicio la legitimidad del régimen y la legitimidad de la
expansión ultramarina

de
Port11gal, están

en condiciones de
· com­
prender cómo el 25 de abril sólo fue posible por la caución que le
confirió el aval de la Iglesia Católica en toda la
escala de su je­
rarquía y la casi totalidad de los curas.
El 25 de abril registra, quizá, el engaño más grave que ha su­
frido la Iglesia Católica en
la Historia Moderna. Port11gal fue en­
gañado,
dada su fe católica, por confiar en el criterio de la Iglesia
en cuestiones que no son de la
competencia de
ésta.
No
temo hacer esta afirmación, porque es verdadera. Y para
que no parezca una afirmación herética (cosa que me preocupa a

más que
a aquellos a
quien· respecta) voy a precisar lo más po­
sible: En Portogal se esgrimió la fe Católica como arma para exigir
el

cambio de
régimen y el fin de la resistencia en Africa. Mils. toda­
vía, la resistencia de las fuerzas· portuguesas fue presentada como
algo
pecaminoso.
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Fundaci\363n Speiro

LUIS DE SENA ESTEVES
Creo que no es necesario fundamentar esta afümación ron hechos,
pues éstos son demasiado conocidos por
todos. Creo,
también, que
no habrá ningún miembro
_de la

jerarquía
portuguesa capaz de rec­
tificar públicamente Jo· que afirmo. Si por los frutos se conoce el
árbol, según el
. Evangelio, y si miramos la gigantesca catástrofe de
la llamada
desro!ooización portuguesa,

desde el
pacífiro Timor
de
hace dos

años hasta
el inimaginable· holOcausrtÍ de

hombres en
An­
gola -de esas "personas humanas" de que tanto se nos habla en
los documentos del
Magisterio-, sólo
podemos
roncluir que,
en
nombre de la Iglesia, Portugal
ha sido engañado aprovechando su
fe en Cristo:
El· Magisterio ha

sido utilizado
para rontribuir a una
indescriptible catástrofe
humana, que

hoy es un hecho incontes­
table.
· Portugal ha

caldo
y, para hacerle caer, se han aprovechado de
su
fe y su obediencia. Por eso decía yo que la catástrofe de Portu·
gal
tiene

sus
raíces en

los
típiros valores
que Je
caracterizan romo
pueblo.
Y

me atrevo
'a afirmar esto

que
sinceramente pienso:
si los
paí·
ses

de Europa antes mencionados
tuvieran la misma ronfianm en
la

Jerarquía que
Portugal tenla, ciermmente el
comunismo habría
triunfado también en ellos; algo terrible, pero que me
parece iocues-­
tionable.
El
· marxismo invadió Portugal por nn boquete abierto gtacias a
su
misma
fe Católica. Aquí está la trascendencia del proceso por­
tugués

de que hablaba
al principio. Y sólo quien romprenda esto
pndrá comprender lo que está pasando. Portugal es, en este momento,
el
perfecto ejemplo de· una inversión total producida en el alma
cat61ica de un pueblo, inversión Jogtada mediante quienes deberían
velar por su
misma fe.
Tragedia sio igual -tragedia esencialmente trascendente y por
eso inromprendida por
el materialismo (annque no sea romunista)
de toda Europa-, pero que tiene
también en sí misma el

germen de
sal\i'ación.
Por . grande que sea mi desesperado pesimismo, por grande que
sea mi
desesperación ante

una Iglesia que, sio duda
inconsciente­
mente,

ha traicionado a mi país,
ai abusar

de la autoridad que le
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Fundaci\363n Speiro

LA REVOWCION POIU'UGUESA
fue dada por Cristo, es mayor aún· mi optimismo cristiano, mayor
que
mi pesimismo de hombre traicionado.
Así
romo
fuimos traicionados porque se abusó de nuestra fe,
así también
nos veremos

salvos gracias a
la misma fe que ha sido
utilizada pata

perdernos. ¡Que no se malentienda esta afitmación! ¡No
fue evidentemente la fe la que nos perdió; sino el juego equívoco
ron esa

fe! Un equívoco avalado por
la Jerarquía.
Casi

nos atrevemos a
decir que

la justicia divina no habría
permic
tido este engalío, causado esencialmente por la parte más represen­
tativa
de la Iglesia, si su divina Providencia · no tuviese prevista la
reparación del engalío producido, en gran parte, por la misma Igle­
sia. Si
por un eqnívoco en la fe se ha perdido Portugal, también por
una auténtica fe se salvará de una ruina total.
¿No es éste, por fodertiás, el drama propio del ínundo?, ¿no es
éste el sentido trascendente del
· Mensaje
de Fátima? Estamos en
el
centro del drama religioso de hoy. Mucho más que de un pavoroso
drama polítlro, hay que hablar de un drama de trascendencia pa­
tentizada romo jamás se vio en la hlstoria humana.
La inversión del alma colectiva -de un país.
Frecuentemente

oímos
decir que Pórtugal murió,
o que está en
peligro de
desaparecer. Esto dicen las apariencias.

Pero, todavía,

pensamos

un
poro, podemos observar que

lo que puede
pasar es algo
diferente: el alma portuguesa se transforma en este ·momento, o
tiende a transformarse en su rontraria. Estamos ante el negativo de su imagen real.
Característicamente católica, el
alma · portuguesa se está ronvit­
tiendo
en marxista, por lo menos según su expresifln · oficial.
Por
una ra>:6n de método, suponemos que, de algún modo, con­
tinúa el alma porntguesa en los estados de Africi recién independt­
zados,

aunque
bajó una nueva fotma. Esta

hipótesis de trabajo,
pro­
visional,

tiene un
fundamelltó real: · Así
romo
eri lós últlínoo qui­
nientos alíos el alma portuguesa ronsiguió realizar una: unidad po­
lítica en sentido =plio en las regiones tropicales bajo el signo del
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Fundaci\363n Speiro

LUIS DE SEN,1 ESTEVES
cristianismo, por medio de la lengua, del mestizaje, de Ji,s costum­
bres, de nuevas formas artísticas, de un sentimienro común de en­
tendimienro
-de aquello que Gilberro Freire llamó el luso-tropica­
lismo-,
así en esta hora

que vivimos se está generando una nueva
unidad política de rodos esos Estados, pero ya bajo el signo del
materialismo dialéctico, con los mismos medios de lengua y de
raza,
característicamente portugueses. La

Unidad marxista de
los nuevos.
Estados de lengua portuguesa es hoy
un hecho,

que se comprueba
por el apoyo
politico y

también por el apoyo en hombres armados,
dado
por ellos

al M. P. L.
A. coincidiendo con la declaración de in­
dependencia de Angola. De Jo que fue el Portugal de Salazar,
,uno y

católico, se
ha pa­
sado ya, por
Jo menos, a una real Comunidad de Estados que cons­
tituyen una
gran mancha marxista en el mundo. Dios se ve expulsado
de rodo cuanro fue el
Portugal de
hace
años, sin exceptuarse el PQr­
tugal
actual.

El
ateísmo marxista

es un hecho terriblemente real en
el Portugal de hoy, y la
p,axn marxista alcanza una extensión qué
no
podría imaginarse
en· un · país
que
todavía practica la religión
católica en tan
gran porcentaje.
Portugal no
es ideológicamente . un
país
marxista, pero practica
ya la praxis marxista a un nivel .• muy apreciable. ¿No ha afirmado,
acaso, muy recientemente el Obispo de OportO que aquello que debe
dividir a los portugueses no es
Marx sino Lenin? Y en el último
"Encuentro Misionero··, realizado en
Oporro, y
en el que participó
Gonzales Rufa, ¿no

se
ha. llegado a conclusiones de compromiso con
el marxismo? Y ¿no aceptó
todo el episcopado portugués, con la
equiescencia de Roma, un acuerdo sobre el divorcio civil del ma­
trimonio católico, como gesto de buena voluntad
hacia un gobierno
representado por los marxistas -Mario Soares
y Salgado Zenha­
que intervinieron, personalmente en la cuestión? Y la lucha dialéc­
tica de· clases, ¿no está ya establecida? Y la libertad de enseñanza
de

la
Iglesia, ¿no ha sido comprometida la Constitución, con los vo­
tos uriidos de socialistas y comunistas? ¡Y no hablemos de aquello
que
todos conocen pot los periódicos,, que ejemplifica un proceso
revolucionario marxista de
los. más clásicos!
Muy poco puede Occidente contra el sistemático arelsmo mar-
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Fundaci\363n Speiro

LA REVOLUCION PORTUGUESA
xista que se instala, como una verdadera unidad, en todo lo que fue
Portugal. Y
eso por dos razones: 1.•, porque Occidente vive ya UD
ateísmo práctico; 2.', porque Occidente apoya en Portugal una ar
,:riente marxista, pensando que al apoyar una con:iente marxista, no
alineada con Moscú (o que así lo parece) se definde del comunis­
mo. Me refiero tanto al grupo de los nueve capitaneados por Melo
Antuoes como al socialismo de Soares.
Occidente cree que puede oponerse al diablo por medio de su
primo, si es que no son t:od.os hermanos.
Si el odio sistemático se impone en Portugal, romo parece, en­
tonces quedará cerrado
el círculo
infornal del anti-Cristo sobre nues­
tro país.
Occidente se da cuenta ahora
d.e lo ·que está pasando. Se ve casi
cercado por el comunismo.
En UD año el cerro se cerró sobre el con­
tinente africano y avanza su puntá diabólica hacia la Península;
Occidente

intentará ahora lo que
. antes no supo hacer: defenderse.
Ya se defiende América del Norte en
Angola con modernísimas
armas. El resultado setá que el marxisíno cerrará los lazos entre los
antiguos
territorios portugueses.
La Unidad portuguesa se hace día
a día más fuerte bajo el signo marxista, y no estaremos lejos de ver
negros, blancos y
mestizos de

los antiguos
ten:itorios portugueses
unidos bajo la bandera de la hoz y el martillo para defender las
conquistas del comunismo. Si Portugal cayese en manos de Cunhal,
volveríamos
a ver los navíos partiendo de nuevo
ron tropas hacia
"Ultramar", para defender a los "pueblos hetmanos"' rontta el im­
perialismo.
Cuando

se sabe lo
poro· que éuenta la independencia nacional
para

el romunismo,
será mejor que no se ronsidere tan .de prisa que
los de la antigua Africa Portuguesa son ya unos Estados indepen­
dientes. Su independencia real estará
. subordinada naturalmente · a
los

intereses de defensa del romunismo en
esas regiones
y a los in­
tereses de su expansión. Me objetarán mis
lect0res que casi rofifundo Portugal comunis­
ta ron el

suefío perdido de
la .Unidad tntramarina Portuguesa.
No

hago más que el examen de los hechos.
Lo que pasa es que
Portugal, en este momento, se nos ofrece en sn total inversión: en
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LUIS DE SENA ESTEVES
negativo, en una únagen atea y dialéctica. Y esta imagen tiene uni­
dad, tiene ya una organización sistemática, tiene ya una fe en la in­
versión satánica del

anti-Cristo. Es un Portugal
satánica.mente inver­
tido,
pero coherente, y que suma así la. fuerza de la coherencia del
mismo diablo: de la negación de la Verdad, de la
negación de
Dios,
de la negación
de la Creación.
¿Es que existe otro Portugal
en este
momento? ¿Acaso el Por­
tugal de un Spínola,
románticamente destrozado por

el
ideal del
con­
trato social

de Rousseau, por el
ideai de
una
democracia qne,
al pro­
meter la
paz y el bienestu a todo un pueblo, sólo sabe producir su
contrario: una anarquía incurable, no es el resultado de la acción
de los comunistas? ¿Será el Portugal que entregó, bajo la
mirada
soberana de la O. N .. U., Guinea y Mozambique a partidos comunis­
tas y

que ahora para no
entregar Aogola al M. P. L A. parece querer
provocar una guerra
generalizada en

el Continente Africano? ¿Será
el Portugal que lucha en Angola al
lado de los que en 1961 come­
tieron
un· pavoroso

genocidio, y al lado de aquellos que
empiezan a
practicar de

modo
generalizado el racismo de
negros
contra blancos
y de. tribns contra · tribus?
Seamos veraces al
analizar los
hechos: la única cosa que resta
del
Portug,d que

fue es su
imagen totalmente
invertida. Lo que
resta de

Portugal es el
Portugal marxista, el Portugal del

"non ser­
viam" de

Lucifer,
contra Dios y contra Cristo. Lo que resta de Por­
tugal es su
negación total.
Y al ver, con el coraz6n destrozado, este negativo, pensamos,
tal vez

por una pasión desesperada, en aquello que fuimos,
en qne
aún

podremos volver a contemplar. la imagen
real.
La solución trascendente ...
Me parece claro que Portugal se puede salvar por la fe en sus
magníficas dimensiones de pueblo.
Eso depende de una cosa que
parece
imposible en
este momento: que el comunismo libere el alma
cautiva del país y pueda retornar· a ou magnífica· e,cptesión cristia­
na, aquella qne le dieran sus mayores. El alma portuguesa está cau-
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LA REVOLUCION POIIT'UGUESA
tiva, en Europa y en Mica y Asia. Si la unidad de Portugal parece
que

se hace posible bajo el signo
del ateísmo dialéctico, también
podrá

serlo bajo el signo de Cristo.
Bien
sabemos que · esto presupondría que el comunismo fuerá
definitivamente vencido en tan vastas regiones. Si creemos en
el
mensaje de Fátima, sabemos que el problema de la nación portuguesa
está ligado al problema
del comunismo, y que quizá la victoria sobre
la bestia roja esté ligada a la respuesta que Portugal logre dar al
llamamientO de
la Virgen.
Comencé
estas páginas con una dura crítica a la Iglesia jerár­
quica, pero no quiero que nadie piense que no
siento amor por Ella
o que no creo en Ella. Lo que pido a la Iglesia es que trate de res'­
taurar todo lo que ha destruido de mi país; no le pido más que esto:
que
restaure en mi país, empezando
por mí, toda la grandeza de la
fe de nuestros mayores, que fueron capaces, hace muchos siglos
y
a pesat de sus muchos errores y faltas, de realizar esa magnífica
obta
de

amor cristiano que fueron nuestras Misericordias, que con
todos sus pecados fueron capaces de llevar a
San Francisco Javier
hasta
las puertas

de
la China, capaces, pese a todas sus malas pasio­
nes, de hacer
Goa con ese genio político, militar y humano que fue
Afonso de Alburquerque, lucero de Cristiandad y de
Occidente en·
el

mundo de los descubrimientos. Si
la Iglesia fuera capaz de devolvernos .la fe que perdimos, de
darnos
el arrepentimiento
de. vida

que
la Virgen nos pidi6, Portu­
gal vivirá.
Perdimos a

Dios,
y por eso, nos perdimos. Si lo recobta­
mos

nos ganaremos.
¡Qué pobres somos! Por lo menos Israel tuvo sus profetas que
lo avisaban antes del castigo. A nosotros
la Iglesia no nos avisa
como hicieron los profetas. ¡ Si lo
hiciera, nos

salvaría!
Nosotros no
necesitamOS que Ja Iglesia nos hable de polltica:
mala o buena, somos nosotros los que debemos
hacerla, no Ella. Esta
será nuestra responsabilidad. A ella le pedimos que nos hable de
Dios
y nos comunique sus gracias.
¡Cuántas cosas, Dios mío, habría que cambiar! ¡Cuáo descreí­
dos
y pervertidos estamos! ¿Por culpa de quién ... ? ¡Cuánta respon­
sabilidad!
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LUIS DE SENA ESTEVES
La verdad es que hoy el. camino político de Portugal es el ca­
mino hacia el comunismo: ¡Evidente, claro, indiscutible! ¿Lo duda
ahora alguien? Y la única solución frente al
romunismo es
I)ios.
Pero que nadie dude de que
si, en un momento dado, cuanu¡ ahora
es
comunismo, materialismo, ateísmo práctiro, _ fuera cambiado por
una contrapartida, de vida cristiana en plenitud, entonces todo esto
que
parece roto
en Portugal se
recompondría o renacería de
nuevo.
Creo que muy
pocas veces en el curso de la historia fue tan evi­
dente que una solución política tenga que
pasar, primero, por una
solución de conversión a Dios, a un Dios trascendente.
¿Difícil, impensable, imposible?. Lo que queráis, pero es ¡la
única solución!

Y, lo que es imposible
para los hombres ¡ no lo es
para Dios!
'
Badajoz, 16 de noviembre de 1975.
CULTURA Y REVOLUCION:
( Acuu del Cor&grefO de Lauaanne 19@.J
LOS ITINERARIOS CULTURALES DE LA REVOLUCION,
por Louis Daujarques.
LAS TRES REVOLUCIONES, por Mercel Clément.
LOS VALORES PERMANENTES DE LA CULTURA, por
Gustave T hibon .
. NUESTRO COMBATE CULTURAL, por ¡ean Ormet.
80 páginas; 67 pesetas.
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