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Número 141-142

Serie XV

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Manuel Molina: El progresismo religioso: orígenes, desarrollo y crítica

INFORMACION BIBLIOGRAFICA
P. Manuel Malina: EL PROGRESISMO RELIGIOSO:
ORIGENES, DESARROLW Y CRITICA (*)
Nos hallamos en presencia de un libro actual, hermoso, serio.
Es grave el tema y el autor siente sobre si la responsabilidad, cien­
tífica
y apostólica, de hablar, como antes ha sentido responsabilidad
en callar. No escribitá con frivolidad y ligereza, sino que buscatá en todo
momento la seguridad católica de su doctrina en
las fuentes del ma­
gisterio de
la Iglesia.
Escrito ya su libro, experimenta -nos dice él
mismo-una de
las grandes alegtías de
su vida,

cuando leyó
la comunicación de Pa­
blo
VI -5-1-1971-al Episcopado mundial, en la que veía confir­
mados los puntos principales de
la tesis por él sostenida: el error
ha progresado de
ral suerte que incluso se ha infiltrado en algunas
jeratquías;

no puede
ser bueno el árbol que está dando frutos malos;
no
son los seudo-teólogos, ni siquiera los teólogos, los encatgados de
decirnos lo que debemos creer.
Es el magisterio eclesiástico.
Podemos decit que el P. Manuel Molina es casi un converso del
modernismo-progresismo.
Estas ideas, nacidas en Centro-Eut0pa, lle­
garon
a México en las maletas del belga Lernercier
y del austtíaco­
americano !van Illich, prendieron en nuestto autor e hicieron de él
un discípulo
tan aventajado que pronto mereció que Je proclama­
ran "profeta o vendedor de ideas" pt0gresistaS. Su testimonio, pues,
arranca de sus propias vivencias: uve y cuéntales a todos lo que
en ti ha hecho el Señor y cómo ha tenido misericordia de ti",
Me., 5,19.
Conoce el autor· las artes arteras. del pwgresismo religioso. Obli­
gado a
actnar el
modernismo-progresismo en
la clandestinidad prác­
ticamente desde la proclamación de la PtiScendi hasta la muerte de
Pío
XII, "es un maestto
peritlsimo en

el
camuflaje de ideas y en el
arte de decir lo que no dice
y de no decir lo que dice". Es ese len­
guaje ambiguo, oomún a todos
los progtesistaS de todas las latitu­
des, a que nos tienen tan acostumbrados, que
la misma ambigüedad
es acaso el indicio más elocuente
para ponernos en guardia ante sus
(*) Ed. traducción, México, 1975. 244 págs.
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palabras y escriws. A este decir y no decir se une otra táctica, ya
denunciada por
San Pío X en la Pa.rcendi: "Táctica a la verdad la
más odiosa, en no exponer jamás sus doctrinas de un modo. metó­
dico
y en su conjunto, sino por fragmentos y esparcidos". Como es
narural, el progresismo se
ha preocupado en rodas partes de acapa­
rar la prensa,

los centros
y secretariados de pastoral, con el flirtea
de algunas jerarquías. Además del conocimiento de estas tácticas,
tres hechos influyen
sobre el
P.
Malina para sospechar del progre­
sismo: el desconocimiento
y desprecio de éste a la Virgen María; el
despego o desprecio del
Papa y la alian2a en todo el mundo con el
filo-marxismo, como el autor pudo comprobar en México a partir
de
las revueltas de octubre del 68. La luz definitiva le vino del es­
tudio serio de los documentos del
Magisterio eclesiástico,
en
. espe­
cial de la encíclica Pa.rcendi. Todo ello le impulsó a poner por es­
aito su testimonio sobre el Progresismo Religioso, para ayudar a
los que buscan la verdad sobre este punto y aún no ven claro.
El libro, que apareció en 1971 con una tirada de 25.000 ejem­
plares,
llevaba por título "Los árboles del Paraíso": el Arbol de la
ciencia del bien y del mal, símbolo de la soberbia humana, y el
Arbol de
la Vida, símbolo de la obediencia a Dios. Represenran el
bien
y el mal, la verdad y el error en eterna lucha a través de la
historia_
El
Arbol de la ciencia del bien
y del mal sigue hoy entre nos­
otros lozano, prepotente, cambiente,
falaz; tiene un nombre, unas
raíces,
unos fruws, cuya exposición forman el núcleo de este libro,
que

hoy, 1975, en su segunda edición ha querido titularse sin me­
táforas "El

Progresismo Religioso: orígenes, desarrollo y
aítica'·.
Por fuerza en un libro que no llega a las 250 breves páginas, los
diversos temas no pueden tener un amplio desarrollo. Un manual
-o avance de manual- no hace pocó con indicar el camino y sus
hiws más

importantes. Hacerlo
valiéndose constantemente del do­
cumento adecuado y
sobre todo

incitando al
lecwr y

abriéodole
las
ganas de más detenidos estudios, es un gran mérito que es de jus­
ticia apuntar a nuestro autor.
Brevemente va pasando la triste historia: el incipiente moder­
nismo denunciado por
Pío X,

veinte
años antes de su condenación
en
la Pa.rcendi, siendo .obispo de Mantuá; el· Americanismo o Acti­
vismo, coodenado por León XIII; la Pa.rcendi, que "algunos compa­
raron
a la jornada del 3 de junio de 345, cuando los 300 Padres de
Nicea
condenaron
al obispo Arrio, que negaba la divinidad de Cris­
to'"; la colosal encíclica Human, Genem de Pío XII contra la Teo­
logía Nueva,
que renovaba

los errores modernistas; el
paso de la
nueva nomenclatura de · Modernismo a Progresismo durante el Con­
cilio Vaticano II y
la intentona de dividir al catolicismo en dos gru-
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pos y enfrentarlos: progresistas y tradicionalistas. Como .es obvio, también aparecen los hombres más
característicos del
progresismo,
entre ellos y en
lugar destacado Teilhard de Chardin, cuya

nebulosa
teología-ficción
luq,a por una

religión.distinta a la del Evangelio
y
cuyos partidarios figuran en vanguardia de las filas progresistas ...
Nombres,
fechas, documentos, actitudes,

tácticas, grupos, revistas de
Europa
y América que luchan en pro o en contra del progresismo
desfilan
rápidamente por estas páginas.

En
España "frente al peligro
progresista están en
guardia otgaoisroos. como La Ciudad Ctltólica,
el Servicio de Informaciones de Madrid, la editorial Ckmdad y Q!:tas
muchas

revistas locales,
pero las glorias son Ecclesia y Verbo de
Madrid".
El

P. Manuel Molioa hemos dicho que trabaja
con seriedad y
desconfía de si mismo, para autorizar sus palabras <:Oll las seguras
del magisterio. Va a
entrar en, la parte más difícil de su libro, el es­
tudio de la
naturaleza, causas y frutos del progresismo y no se sol­
tará de la mano de
la Jerarquía. Con palabras tomadas. casi al pie de
la letra
-y sin casi al pie del sentido- de Pablo VI en 12 de julio
de 1968, nos da una idea
del progresismo:
"~) El

conjunto de muchas ideas
raras y complicadas.
b) Con nombres nuevos y extraños, _entre otras cosas: seculari­
zación,

desmitificación, desacralización, oposición global, ateísmo ...
e) Con. fundamentos en escuelas filosóficas que rechazan en
cierto
modo a Dios ... como el Kantismo
y Hegelianismo, padres del
agnosticismo, inmamentismo 'Y evolucionismo.
d) En unión con los movimientos. sociales y políticos que re-
cha7a.0. a Dios ... , marxismo. ·
e) Fruto: como ti:emenda oleada, ahogan la fe de muchos hom­
bres de nuestrO tiempo."
Cuando Sao Pío
X llamaba

al modernismo "conjunro de todos
los errores, de .todas las herejías" parecía no decir nada, por la in­
determinación de
la frase. Cuando el P. Molina llama, con Pablo VI,
al modernismo-progresismo "conjunto de ideas
raras y complicadas,
de nombres nuevos y extraños" parece .decir menos todavía; sin em­
bargo, en esos apartados ha puesto los jalones fundamentales de su
libro.
Como es natural, él irá explicando en los sucesivos capítulos
el rico
y difícil contenido de palabras tan amplias.
Como este tratado se dirige al pueblo, no habrá
más remedio
que
explicar las cosas con

la
milx.inía claridad. Pensamos que

en estas
máterias bajo la palabra pueblo cabernos muchos, toda una clase
:nedia

intelectual, que es la que de hecho· va a
leer el

libro. Si
para
todos

los lectores la
claridad está

asegurada con creces,
acaso fuera
conveniente
gastar unas cuantas páginas

más
en atención a . esta S<>'
gunda clase de lectores, para· exponer con cierto· rigor la filosofía
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Kantiana y Hegeliana por una parte, y por -etra una síntesis de la
Pascendi, tantas veces y tan bien citada por el auror, y no porque
estos
lectores no

_ puedan
acudir ellos-mismos

a las
fuen~, sino
porque
creetnoS que

la mayoría
no lo hará.
La estruetura que el P. Molina da a sus capítulos es transparente
y

uniforme, como conviene a un
texro, manual
o compendio sobte
el
progresistno. Se

abten con palabras de la Sagrada
Escrituta a
modo
de lema;
expone y define los concepros y muestra las enseñanzas de
la
Iglesia; al pasat deja constancia de divetsos etrores en que in­
curren los advetsatios, hace
una síntesis

muy
práctica del
capítulo y
añade un
manojo de textOs del pensamienro actual, romados de

nom­
bres tan relevantes como Julio Meinvielle, von Hildebrand, von Bal­ thasat, Catd Danielou, de Lubac •.• Hablando de
las raíces del progresismo éste es su modo de ha­
cet: "El progresismo ideológico se funda en el llamado
agnosticis­
mo,

palabra que muy
poco expresa a nuestro pueblo, peta que dicho
en palabras comprensibles, es la teoría que afirma que sólo se pue­
de
conocer lo

que de
alguna manera
se ve y se palpa
por los senti­
dos, y como Dios, la
fe y lo espiritual no entran · dentt0 del orden
de
las cosas visibles, luego no las podemos cooocet.
El
agnosticismo, en sí,
no niega
a Dios,
s6lo afirma
la imposi­
bilidad de conocetlo por la revelación,
natural o sobrenatural, pero
es

la puerta del ateísmo o negación de Dios". San Pablo condena el Agnosticismo en su
. carta

a los
romanos
1,20:

"Porque desde la creación del mundo, lo invisible de Dios,
su
eterno podet y su divinidad, son conocidos mediante las creatu­
ras. De manera que son inexcu,sables!'. -
Hace a continuación el P. Molina más considetaciones jugosísi­
mas y
añade: "Lo que se pregunta es esro: ¿En nombre de quién
o de qué los progresistas presentan un Dios difetente del que nos
ha sido revelado?". Y
romando -los progresistas--la

terminología católica le cam­
bian el significado y Dios
ya no es Dios. La Trinidad ya no es la
Trinidad; Jesús ya no es
Jesús; la resutrección ya
no es la
resutrec­
ción,

el pecado ya
no es

pecado, y todo
para andar la mitad del ca­
mino y podet enconttatse con los agnósticos,
ateos y marxistas y
llegar
a una componenda o compromiso en la
cual un ateo acepte
algo que _se parece a Cristo. Un atooralista acepta una conducta que
se
llatoa la

moral moderna.
¡ Es una suptesiónrotal de lo sobrenatural en la religión! Escu­
chemos al Magistetio Eclesiástico condenat el etror del Agnosticis-
mo por S. Pío X:
. .
"Agnosticismo éste que no es sino el as~ negativo de la doc.:.
trina de los modernistas: el positivo está constituido por la llatoa-
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da inmanencia vital •.. ". Y transcribe el P. Medina todo el núme­
ro 5 de
la Paseen<#, para que hable la Iglesia.
Suprimida
la transcendencia, no queda rnás que la inmanencia
para explicar la religión,. la fe, la revelación, es decir, sólo queda el
hombre. "El
inmanentismo conduce
al
rnás rabioso subjetivismo y
anula de un golpe toda la Historia de la Salvación, conteni.da en la
Biblia y
la misma revelación".
"El Dios de los
progtesistas no
es el Dios de
Abraham, Isaac
y
Jacob; es un Dios subjetivo, que lo
crea la experiencia siogulat de
cada
criatura. ¡ Es la legitimación del Panteón! ".
Ya se ve que en
razón de
esta segunda raíz del
progtesismo Dios
no

es el creador sino
la creatura del hombre; Dios, la religión, las
religiones con todas sus forJDllS .son manifestaciones del hombre •..
Pero quien puede crear, puede aniquilar
y con mayor facilidad trans­
formar.
A eso lleva
la tercera raíz del progtesismo: el evolucionismo. Nos
dice el autor que
la lucha progtesista es en este frente rabiosamen­
te delirante. Ellos
hablarán de
progteso, de una más alta inteligen­
cia, de los adelantos de la razón humana, de la evolución del pen­
samiento de la humanidad, de los signos de los tiempos, pero su meta
es
la trituración total
de los
conceptos. "Los progresistas afirman que
las verdades religiosas pueden llegar a tener un sentido distioto del
que hasta
ahora han tehido en la Iglesia ... "El Vaticano ya había
dicho: Crezca, pues, y progrese mucho e iocesanternente la inteli­
gencia, ciencia y sabiduría ... ,
al compás de .las edades y de los si­
glos; pero sólo en su género, esto es, en el mismo dogma, en el mismo
sentido y en la misma sentencia•.
Hay que desmitificar, dice el buen progtesista. No hay que dejar
halo de sacralidad sobre
ninguoa cabeza.

Y hay que hacerlo pronto,
porque. si la Iglesia no evoluciona según
las indicaciones progresis­
tas, está en
peligto de

muerte (!) o de disolución. Lo dicen ellos, los
progtesistas, que
lo saben muy bien; y lo van a hacer ellos, los pro­
gresistas que lo
están haciendo
muy bien por medio de sus profetas,
de sus carismáticos, llenos de dinamismo, aunque sea --que es-con­
tra la Iglesia jerárquica, estática y reaccionaria, a la que hay que es­
timular o "contestar".
De propósito hemos querido exponer eo muy apretada síntesis
el pensamiento del autor acerca de las raíces del modernismo, reolo­
gía nueva y progtesismo. Cualquiera se percata
de su poder corro­
sivo. Pero ello
no basta para dar una idea justa de este libro; hay que
leerle para apreciar las muchas cuestiones qne ilumina,
las coosecuen­
cias

que va sacando, los conceptos qne
matiza, las
citas brillantes y
oportunas, el

comentario seguro de los pasajes bíblicos, la historia
de ayer y de hoy, los datos sobre hechos y personas, grupos y mo-
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vimientos y, aunque sea rápido, el desfile de los máximos. figuran-
tes del tablado progresista. Hay que leer el libro. .
Pero

el libro,
diríamos, empieza
ahora, con la exposición de los
""frutos"" del

progresismo. Salen ahora a escena aquellas ideas "mu­
chas, graves y complicadas, con nombres nuevos y extraños: secula­
rización,
desmitización,
desaaalización, oposición

global ..
."' de
que
hablaba Pablo VI en 12 de julio del 68. Todos
esros "ismos"

los ha elaborado
a .su manera el auror y los
ha concretado en diez:
los diez fruros del progresismo. Helos aqui:
antropocentrismo, desacrafüación, secularismo, horizontalismo, rela­
tivismo,
hisroricismo, irenismo, filomarxismo, clericalismo

político
y profetismo. No hace, sin embargo, cuestión personal el P.
Molina ni'. del nú­
mero
ni del orden de los mismos; resultaría pueril, nos dice. Si da el
número de diez es porque este número en el Apocalipsio -el Padre
Molina se muestra en rodo moment0 gran conocedor de la Biblia.,...
es

el símbolo del poder mundano.
En la imposibilidad. de seguir al autOr a través de .la juogla pro­
gresista,
nos vamos a
limitar a

dar unos,
pocos, botones de muestra
de

su buen
· hacer.
Dar

una definición atinada de
cada uno de estOs "ismos", exige
claridad

de
pensamientO y no es pequeña la labor desarrollada para
llevar a buen fin esta tarea. Mostrar cómo las definiciones se cum·
plen en la vida del progresismo es añadir .a la aridez de
la definición
vida
y movimienro. El auror llena estOs propósiros.
"E1
antropocentrismo ~os dic..,.. es la tendencia orientada ha­
cia el hombre, como su principal objetivo de interés, en sustitución
de Dios como objeto del
máximo interés

de
la humanidad". F.sta
definición está romada de Pablo VI, que el autor explica e ilustra de
varios
modos hasta
llegar a esta conclusión
tremenda: "El
mayor cri­
men de
los progresistaS ha

sido
introducir en
los medios religiosos
la falsa alternativa entre: . O Dios o el hombre'".
Otra tremenda acusación va a
lanzar a prop6sit0 del desacralismo
con

un ejemplo de la Biblia. Antíoco IV
Epifanes intentó
desacra­
lizar el santuario, el pueblo
y las leyes. "Eo aquel intentO de desacra­
lizaci6n en tiempos
macabeos; el

clero de su
tiempn, como
nos re­
fiere la Biblia, fue el primero que apostató
y el mayor culpable de
la
desacralizaci6n, con grandes parecidos a
la hora . actual. Oigamos
la Palabra de Dios •.. ",
y cita 11, Macabeos, 4,13.
Ciertas manifestaciones que se dan ártte nuestros· ojo_s ·no nacen
por casualidad ni espontaneidad. La supresión · o desprecio de imá­
genes, a.tltos en· honor a la Virgen o de los -Santos, peregrinaciones;
novelas, rosarios, escapularios, festividades; la aversión a "tod.O lo que
tiene una -expresión religiosa exterior como liturgia, templo, cateque-
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sis, estudio, encuentran su tierra nuuicia en este proceso desacrali­
zador, que es: "la supresión, disminución o despreóo, de todo lo que
tiene
categorfa religiosa,

en beneficio de lo no religioso,
como pue­
de

ser lo ético o_ lo puramente. social".
"La inmensa multitud dd
pueblo

cristiano y la inmensa mayoría de los sacerdotes
están vieo·
do_ cómo -hay bastantes clérigos que

son asesinos de la fe", afirma
el autor con
d Cardenal Danidou.
<;erramos
aq11í la exposición .de esta parte del ibro, exposición
inSl}.ficiente sin duda como resumen y,· a -Io que creemos, suficiente
para una recensiónc
Todavía añade el P. Molina

tres
corros capítulos
antes de cerrar
el libro. En el primero, "La
gran alternativa", resume el libro y por_
ello pódrJa parecer reiterativo; pero es que le gula el afán de cla­
ridad y no pierde de vista el destino popular de su trabajo. También
aquí llega a conclusiones nítidas: el progresismo
tiende a
moldear
radicalmente el cristianismo; su cristianismo, según
ellos, es el ver·
dadero y el propio de la edad adulta del hombre; el progresismo va
a
la zaga de escritores protestantes; no quieren un Dios personal;
despojan el
Evangelio de
todo elemento "mitológico", incluso a
Cristo; para ellos el cristianismo es apertura incondicional a los de­
más y la moral, no ,;ometida a principios religiosos ni a norma algu­
na
universal y objetiva, exonerada además de todo sentimiento de
culpabilidad,
se regirá por una vaga idea de amor a merced de las
circunstancias, .de fa simacióri ...
El contraste, la alternativa, es la fe de siempre. Para qne sus lec­
tores tengan un asidero seguro y actual, inserta, como bandera, la
carta magna. de la fe recibida de los Apóstoles, el Credo del Pueblo
de Dios, de Pablo VI, acontecimiento
doettinal de
excepcional
im~
portancia
(Danielou).

En la
maraña de
opiniones que desorientan
al pueblo de Dios, ahí está la Roca, el Papa, cuyas doctrinas los pro­
gresistas asfixian con su silencio,
désobeden o
impugnan según
las diversas ocasiones en que -se encuentran.
En la adhesión al Papa insistirá en el último capítulo, donde su­
giere
para un trabajó práctico: 1) la formación de un "Manual de
Estudios", donde el fiel tenga a mroo la
doctrina católica

frente a
los errores progresistas; 2) jomadas de estudio sobre la fe católica,
y 3)
·énfasis católico

en el amor a
María y

adhesión al Papa,
dos
amores que el· hereje siempre odió. . . .
Hemos

leído este libro con mucho
interés y
provecho. Creernos
que_ muchos

tienen necesidad
de_ libros
como éste;
de_ ahí que le
deSeemos una

gran difusión en
ciertos medios,

también sacerdotales,
y nos alegra la idea y animamos al autor a convertir en realidad el
auspiciado
Mamial de Estudios. .
LUCAS G.• BoRR!lGUERO.
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