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Número 148-149

Serie XV

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El liberalismo ideológico y sus consecuencias políticas y sociales

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PERIODICOS
EL LIBiERALISMO IDEOLOGICO Y SUS CONSECUENClAS
POLITICAS Y SOCIALES
A) SECUENCIAS POLÍTICAS.
l. LmBRAIJSMO Y DEMOCRAOA.
¿Todos los liberalismos son democráticos? ¿Todas /& demca-acias son
liberales
o, mejor dicho, "liberalistas"?
Te= a la vista sendos arlículos de dos cated,áticos de fllooofla.
que responden neiJativamente a ambas preguntas g que precisan las ~
ceptos de liberalismo y de ~
Uno de ellos es de Rafuel Gembrn; y ha s«1o publicado cOn el título LA
ACTUAL Al'OfEOSIS DEL Lll!ERALISMO, en LA VOZ DE ASTURIAS g de
él recortamosJ en primer-lugar:
«Hablamos tantas veces de ''liherali&mo democrático" o de
"democracia liberal" que llegamos-a ver en nombre: y califica•
tivo algo así como una redundancia. Sin embargo,. aunqne libe­
ralismo y democracia se hayan dado unidos en el terreno de
los hechos en virtud de cierta afiniidad y comecuencia que
guardan en el de las ideas, no pne·de dudarse de que son cosas
diferentes y separables. "Democracia" responde a la pregunta
"¿co.ál -es el origen del-poder?"., y afirma que éste se halla en
el pueblo, en la Voluntad General o mayoría empírica. "Libera­
lismo". en cambio,
si se toma en au sentido restringidO, responde
a la cuestión "¿cuáles son loe límites del poder?", y responde,
por boca de Rousseau., que esos límites deben aer "los mínimos
indispensables para la convivencia", puesto que rel hombre es
natural.mente
bueno

y debe
dejarse obrar sin trabas a esa recta
naturaleza.
>Este es elJ. liberalismo ro-U880niano, pero ha habido, históri­
camente, otros.>
1243
Fundaci\363n Speiro

Y .. líneas antes, advierte:---
«El liberalismo es, &in duda, algo profundamente real y bajo
cuya
i:nspimc:ión se ha formado la mentalidad de genera.clone&
enteras.
Cuando oímos descalificar como "juicioa subjetivos"
cualquier
afirmación categórica, sobre todo si es de carácter me­
tafísico O religi-oso o laboral; cuando vemos sustituidas las con·
vicciones por "opiniones", y

la
verdad o la falsedad de los jui­
cios
se interpretan como "pósici.on.es" "de dereclia" o "de iz.
quierda"; cuando se
erigen coIJ;LO únicas virtudes .sociales la
"tolerancia" y la "comprensión" y como únicos vicios "el ex­
tremismo" o "la violencia (venga de donde viniere) ... " se in­
tuye una mentalidad o un am'biente !teñido de libera:1.ismo.»
El otro articulo es del catedrático de la Universidad de N ava:rra Jesús
Carda López, que hace años .. siéndolo de la Universidad de Murcia, nos
honró en nuestra "IV Reunión de amigos de la Ciudad Católica" con una
espléndida ponencia titulada .fu PROGRESISMO, apHCecida en VERBO 32, pá­
ginas 113 y sigs,
·El artículo-que ahora leemos se titula LIBERALISMO y DEMoCRACIA... y
apHCedó en EL PENSAMIENTO NAVARRO del 26 de mago de 1976.
Del mismo recortamos:
«La democracia, según la concepción clásica, -e& una forma
de gobierno roeto, que ya fue considerada por Aristóteles. El
la llamó "timocracia" (en su Etica) y "politeia" (en 811 Política),
ya que e,l nombre Id.e "democracia" lo reservó para lo que hoy
llamamos-"demagogia". Se_ trataba, para Ariid:óteles y otros mu­
chos pensadores clásicos, de un gobierno- bueno en el que de
algúJO. modo toma parte ·el pueblo, la multitud, -en plan de igual­
dad. .Al Estafgiri~ le parece peor que otras formas rectas de
gobierno, como la "monarquía" y la "aristocracia", pero de suyo
e'8 un buen gobierno. Además, nada se opone a que en un de­
terminado
régimen se aúnen esas tres formas puras de buen
gobierno: monarquía, aristocracia y doinocracia. Este -es el de­
eideratu.m, por ejemplo~ de Santo Tomás de Aquino.»
El criterio para juzgar la bondad de un sistema consiste en su adecua,.,
ción para el logro del BIEN COMLIN.
1244
«Ese bien común, por lo demás, tiene una realidad y valor
enteramente objetivos, y que, por lo mismo; no está sometido
Fundaci\363n Speiro

a la voluble opinión de las· masas. O dicho de otra manera, la
democl"acia es un huen gobierno en tanto que -se respeta la jt»
ticia y, por coll6igoiente, los derechos naturales del hombre. La
voluntad del pueblo eó tiene eu cuenta ,en el gobierno demo•
erático respecto a los mil :aswttoe que son de. suyo indiferentes
o indeterminados; pero esa voluntad no puede trastrocar ios va­
lores objetivos de fa juaticia, ni las exigencias del derecho na•
tural. Si se trastnrecan e808 valoree o se niegan eB88 exi.gencia:e,
ya no estamos en la · democraci.a, sino -en la demagogia, :forma
degenerada y funeeta del gobierno del pueblo Po• el pueblo.
:>Pues hi:en, el liberalismo tiene su origen en la pretensión
de la absoluta autonomía del hombre, ,el cual no sólo no esta­
ría sometido a la autoridad ele DiOB, mtJ.o tampoco a una moral
o derecho objetivo& La ÍO'l"llla de gobierno que de esta concep­
ción resulta e1J la dol otnnímodo poder de la mayoria, siquiera
la

voluntad
de la ·mayoría conculque los valores más sagrados.
»-El liberalismo
en sentido propio 'ha sido condenado una y
mil voces por el Magisterio de la Iglesia, siendo especialmen~
notable

a
este re.speeto la encíclica ''L:ihert:as" de León XIII. Pero
también e1 propio Pablo VI ha puesto en entredicho la ideolo~
gia

liberal
en su encíclica "Octogesima: adveni-ens". Por ejemplo:
~'tampoco apoya
el cristiano la ideología liberal, que cree-eixal­
t.ar la libertad individual irustrayéndola -a tod:a limitación" (n. 26);
"se olvida fácilmente que en su raíz misma el liberalismo filo,
aófieo es una afirmación -errónea de la autonomía del individuo"
(n. 35) ..• >
En efecto:
«... el liheralism:o, que no admite trabas, puede negar esos
valores, y, si la mayoría así lo qaiere, puede establecerse. en
un
régimen
liber~ la legalización del aborto, de la eutanasia, o
de
eua:lquier otft forma de privar de la vida a un ser humano
inoeenite.»
Il. LA ESENCIA DEL LIBERAUSMO IDEOLÓGICO.
T amblén nos la explica Ralla"1 Gemhra, en ot,o luminoso articulo:
LIBERALISMO, FE Y liTOPIA, publicado también en LA VOZ DE ASTU­
J¡IAS.
«El liberalismo se apoya en tree dogmas fundamentales: la
bondad· natural del hombre, el poder sin ümirtes de la raz6n
1245
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para conocerlo todo, sin re&iduo, y para organizar exhaustiva~
mente
la vida de los h:wna.n-Oi, y la idea .de progreso, ee decir,
la

de
que el movimiento de la razón (y del hombre) liberad06
de toda eomtricción superior se encamina hacia la edüicación
del
paraíso_ sobre la. tierra, fin único del eñuerzo humano.
>El cristiamso;lo (como to_~ otra religión) requiere una fe
porque nadie ha visto a Dios_ en e.ate mundo, a:l menos por vía
natural; como también es

objeto
,de creencia el do,gma del pe-­
cado original. Pero tampoco-ha visto nunca nadie el supuesto
término
del Progreso: la omnisciencia de la Razón o el Bienes­
llar Universal y la Paz Perpetua a que (supuestamente) conduce
el
orden político
liberal. Más aún: ai Dios será para eil creyente
objeto
real de una visión heail:ífica en otra vida, el término del
Progreso e&, por principio-, inalcanzab1e. EL mismo liberal (o el
racionalista)
lo afirman sólo como un término teórico de coi.
tante
aproximación., no como una realidad alcanzable. Y menos
fácil que ·el pecado original parece demostrable la inocencia ra­
dkal del hombre.
>Se trata, por lo->t.an!to, no de sepultar la fe o · de liberar a
la razón humana de 188 1ataduras de la creencia, sino de 8lJ.&-.
titnir una f'e POT' otra: la fe en Dios por la fe en eil Hombre.­
De

aquí
que la fe liberal _posea iguales o superiores fanatismos
a la religión más exigente, y que, constituido en "ortodoxia pú­
blica"
adquiera un carácter aún más excluyente y celoso que­
cualquier universo religioso.
»Pero,
además,
el
liberalismo puro, sobre voluntatj81:a e im­
perativo,-es utópico; o -más exac,tamente-constituye un im­
poEfible Mstórieo.
Toda mentalidad humana se

apoya en. un en­
tramado de certezas, valores y adhesiones, sin los cuales, no
sólo ·su progreso, is.in.o en mínima pervivencia e intencionalidad
se hacen imposibles.
»Lo mi&m:o -acontece· en el ·orden polítieo-soeial, sostenido­
necesariamente
por Jeyes y costumbres que entrrañan nocionett
ambientales sobre
!la verdad y el bien. La pretendida sociedad'
"abierta"
o "neutra" del I-ihenili81llo prolonga su vida precaria·
mente alimentándose secretamente de las creencias y conviccio­
nes valorales que permanecen en -su serm desde la so~i'edad an­
cestral. Conmmidas
ésta.!J, 811 .destino es fatalmente el caos men,,..
tal,
la subversión y la ",cooteetaclón" nniverales, Y, a:1. fin, la­
pura represión exterior, éomo es patente en )08 paÍ8e18 de ma­
yor penetración europeista.
o h"heral>
El 1/beral/smo así expuesto niega todc orden, -al y divino, que
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obligue al hcmbr:e frente a Dios, que le haga nwralmente responsable y
qu.e sea determinante de unas normas
de derecho :naturail que deben ser
respetadas
por todas las leyes humanas. Este vacío lo llenaron los autores
modernos en los siglos XVII u XVIII ccm el CONTRATO SOCIAL, siendo
los modelos de Locke JI Rousseau los que más han influido en las cons-­
tiluciones liberales a partir de la norleamericana. Refi,iéndoBe a estos
do3 autores,, advierte Rafael· Gembra. en el primero de sus dos artículos
citados,, que:
« ... uno y otro -Loeke y Rouseeau- son liberales; es decir,
no inventan el liberalismo, sino que beben en fuentes de un
liberalismo más amplio y profundo, que es prvieamente el que
nos interesa. :Este: liberaliBmo, cuyos: orígenes, eo-n más remotos,
afirma también la neutralidad dril orden 11ocial. y político, Sil
desligamiento respecto de una -instancia trascendente al hombre
y a la eociedad miBmas, su estructura meramente cívica, "laíca..
Frente a la sociedad medieval cristiana -oomunidad en una fe
religiOM-, el liberalismo soetien:e la sociedad como mera coexi&­
lencia de grupos y de individuos en la que teorías y ereeneias
religiosas
son

asunto
sofamente privado, Es decir, que pata el
liberali&mo, hombre· y so·cieicJad humana: son ·realidades autóno­
mas
o técnicamente regulables, exenta&, por e.upuesto, de toda
mala
inclinación original

y
ajenlll!II a cualquier esfera superior
e
inmutable de verdades. valores o deberes. De aquí que el li­
beralismo sea, correlativa y negativamente, una tesis de orden
polltico-religioso, y

en
este sentido Sardá y SaiJ.vany tituló un
lihro El liberalismo es pecado,.>
Valle! de ~lo, en l• sección FIRMAS EN ABC del 24 de abril
de 19761 en este mismo contexto explicó, en su artículo SIGNIFICADO DE
LAS .PALABRAS "LIBERAL" y "LIBERALISMO"~ que el liberaUsmo se cei-acteriza:
« ... por estimar -según precisó la encíclica Libertas JN'aest.an­
tissimum-que "la-voluntad puede separarse d'e la obediencia de­
bida a Dios o de lJ.a obediencia debida a loe que participan de
la autoridad divina". Como León XIlI expuso, puede presentar
gr,an diversidad de formas y grados, de los cuales los dos gra~
dos mú elevado. son:
»V' El que rechaza por completo la ffll)ftma autoridad de
Dios, tanto en la vida pública como en la privada, tanto en el
orden
natural como en el revelado.
»2.11 El que, aun reeonoeiend'o "la necesidad de someteNe
a Dios creador y señor del mundo y go-bernado-t-provi&nte de
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la Naturaleza" (orden natural), en ca.mhio rechaza "las normas
del dogma y de moral que superando ,la Naturaleza son comu­
nicadas
por el mimio Di-os" (orden revelado).
»Estimando-, pues, como oegac:ión
ya sea del

orden revelado
o biien del natural fosiito por Dioe en su obra crea-dora~ ¿ se
comprende que Sardá y Salvany afirmara, ya desde el título
de .su obra, que "El liberalismo es. pecado"?
»Filosóficamente,

el
quid del liberalismo radica .en la nega­
ción de:l orden wmiral o de su inteligibilidad y, consecuente­
mente, presupone un idealismo subjetivi.Bta que con Kant im­
puso el giro copernicano en virtud del cual nuestras ideas, en
lug..-de ad.....-.e •I orden de las CM a su guisa. Fiehte fue más allá: haciendo del "yo" una voluntad
que
criea el mundo del sentido y del ,entendimiento, ~mo su&­
tirtutivo
de una-realidia:d que de otra manera estimó qu;e resultaría
ininteligible
y qm,, por ello, remodela dotándola de más y más
inmligi:hilidad; constituyendo así,

como
resultado del acuerdo
entre los pro duetos de J.ae voluntades individnailes: la Una Eterna
Voluntad
Infinita que crea -el mundo en nuestras mentes y por
nuestras mentes,
Ya no es el conocimiento del mundo, sino acción de la vo­
lunta-d
de ad'eeua,rlo a nuestras ideas lo que se pretende.>
III. EL LIBBRALISMO EN LAS DEMOCRACIAS LIBERALES O, MEJOR DICHO,
"LIBERAIJSTAS''
)llaill Luis Gaille¡,., en tercera plana de ABC del 2 de junio de 1976,
comienza su articu~ LA SALVAClÓN DE [A DEMOCRACIA; con estos tres pá­
rrt,Jos:
1248
«No puede negar"" que todo el muudo habla de la demo­
cracia. Cuando algo o alguien tiene fama ltDivenal debería ex­
plicana un -éxito también uni'V'enal o la gloria que resiste al
tiempo.
Pero
la democracia no ha triunfado en toda la tierra:
ensayada
en

poco
más de

veinte
países, sólo en ocho o diez
funciona
con regularidad; ni ha tenido que resistir la prueba
de luo siglos.
»suele
concederse
a la
demoer,acia -el prestigió de. lo antiguo;
pero la oligarquia ateniense y la república romana

fueron
nada
igualitarias, como cualquier" poder senatorial; eran democracias
entre
pares o "amplias aristocracias", como laa, llama Vegas' La­
tapie. En- realidad, 1a primera democracia verdadera es reciente:
la norteamericana.
Fundaci\363n Speiro

»Cuand-0, en 1840, Francia loo a Tocqueville no se extraña
de que hable "De: la democracia en América", en · vez de la
suya, porque no había
en Fr,ancia un .desarrollo democrático
completo, a pesar de la Revolución; tampoco-lo había en In­
glaterra, con su sociedad jerárquica._ La demooracia es moderna.
En la inmensa. sinfonía ioacabada de la Humanidad suena du­
rante unas breve& notas pasajeras, Eso sí: brillantes y a trom·
pela.>
Recordemos que nuestro amigo Eugelllio Vegas Lat:apie, en el libro
ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE LA DBMO<;RACIA que recoge su discurso
de ingreso en la Re& Academia-de Cíenrias Moral.es y Políticas, sigue
el criterio vigorosamente sostenido por Oiar1es Marun-as,. y_ con -él afirm.a
que la verdadera significación actual de la democracia la refiere exdu,,
sivamente a la democracia de sufragio universal,. liberal u de partido.s
políticos; g que cualquiec otra significación que se le a4-ibuya, aunque
sea añadiéndole adjetivoo, _ sólo sirve par_a CFear confusión g aguda a
mantener el prestigio de una concepción que es la causante_ del -principal,
mal político
que hoy viene padeciendo el llamado mundo accidental.
Cierto
es

que
la democracia c:rislialoia pretende zafarse _del liiberaJismo.
y que Juan XXlll en PaicemJ io 1lerriB la situó dentro de la armonía de1
orden de la naturaleza creada por Dios., y precisó su ac:eptBbllid.ad como
medio de elección de los gobernantes y su inedmisibílidad «>mo medio de
determinación del derecho y del deber. Pero, como Vailet de Goy-1o
hizo notar, en la conferencia que -pt'CJfl'ttl1dó en la. INSTITUCIÓN CRUZADA
DE SANTA MARIA el 4 de enero de 1971, referida en VER.BO 91-92, pági­
nas 199 y sigs. y recogida en ALGO SOBRE TEMAS DE HOY (Madrid, Spoiro
1972, págs. 35 y siga.).
«... incluso -en su postura minimalista. de aceptación, la prác­
tica democráti-ea Ileiw insensiblemente a muehoa. a ~nder la
aplicación de la ley de la mayoría para la cretermimtción die lo
verdadero y de lo justo, y con ello al escepticismo acerca de
la verdad objetiva, a 1w aceptación die cualquier ley éremocráti­
calll'eQte aprobada, a una inclinación igualitaria que -como
subrayó Tocqueville----no tiene límites y

prepara
1'8.8 mentes
pan deslizamientos suoesi-roa hacia posicio~es más radicales..»
Observemos que aun los cristiano-demócratas que no van cayendo
en esa pe.ndiente aceptan., por lo menos, para poder seguk el juego de­
mocrático, la competición en elecciones y en parlamentos con quienes in­
ciden en el liberalismo ideológico de cualquier tipo, y asi se da la para,.,
doja

de
que, integrartdo · en Italia la democracia cristiana la mayOt'ía de la
19 1249
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coalición centro.sinistta, mayoritEIZ'ia. a su vez, en el Parlamento, fue vo­
tada
la ley del divorcio, y en Frarrcia y Alemania los democristianos han
visto aprobadas
leyes admitierrdo el aborto en los respectivos parlamen,­
tos
por d juego democrático del que participan y al que se someten.
¡Ay!, es que, a fin de que la dem,x,acia pudiese funcionar car,ecllr
mente, se ne.cesitarian sinle qua non dos requisitos, hoy inalcanzables: la
inexistencia real de. liberalismo ideológico y un miplio bienestar general.
V allet de Goy,lis<:do lo recordaba en una entrevista que le publicó La Voz
de G..lidaJ del 9 de julio de 1975, de la que en VERBO 145-146, en la
pág. 824, puede leerse reproducido un párrafo en el cual -refiriéndc,e
a la República, pero en términos que son aplicables también a · las ,no,,
narquías con régimen de sufragl.o universal, es decir, a toda democra­
cia-, responde que ésta:
c ... requioce ciudadanos esclarecidos, COBto.mhres sanas, há­
bitos moral.es y bienestar social, en general herencia de algo
anterior, que
va gastándose lentam:ente y que sólo p116de flo­
recer en muy pequefios período& áureos de la historia, que no
suelen dumr demasiado en d. 8ientido amplio de la duración
histórica.>
Vlclor D'Oro. en ABC del 6 de mayo de 1976, en su articulo AL
BNCUENTR.0 CON 1A VERDAD, advertla que:
1250
« ... los regímenes políticos de corte genérico- democrático­
liberal,
y específico pluripartitocrático--inonopoHstico, no funcio­
naron
jamás bien en el Sur y en el Este de Europa; funcionaron
-cui hasta hoy-exitosamente en el Oeste y en el Norte de
Europa; medi.anameot"9 en las grandes "naciones" del Centro
del Continente. Porque, de vez en cuando, tuvieron allí sus
graves crisis.>
. . . . . .
«Pero, ni en Rusia, ni· en Europa centrooriental, ni en Tur­
quía, ·m en Italia ----{¡eietá por ver lo que el pueblo más inteli­
gente del mundo hubiese dado de sí con un régimen político
idóneo!)-,
ni
en España, ni en Porto.gal lograron tales regí­
menes e&tabilidad; ni consiguieron el debido desarrollo na'Cio­
naL (FuerOn la tragedia de nuestra América Latina; el instru­
mento ·de la explotación de tantos y tantos países.)
»Tal tipo de democracia iliberal, ha1sada en el constante m­
fragio universal,
en

la
validez exclusiva de decisiones JD8!Yori­
tariaa, oon la AiJamblea deliberante Nacional y el Ejecutivo en
monopolio de los partidos, jugando sobre v:irtuosismos dema-
Fundaci\363n Speiro

gogicos, originada en Ro1188ea11 y en la Enciclopedia, dumhra­
cla en Francia po,r los Clubs de la Revolución, mold1'ada por el
genio político del pueblo inglés, no dio jamó& buen resultado,
repetimos, en ias nacioneo
del

Sur
y del Este de Europa.
»No se trata, pues, de un fenómeno español (E&paña, como
cualquier nación, es más o menos "diferente" de las otras.)
>Las diet:a:duras se
hicieron en ta:les pa.Í8e6 inevitables; pre­
cisamente por la inviabilidad de ese tipo de regímenes políticOtJ.
En España, en Italia, .en Grecia, el ·.,Puebío" -es fuerte~ integra
individuos con vigo,rOSla personaliOOd. Pero, la "Sociedad" es
en ellas anémica e inenne; le vida política, 'Si.n ''marcos" ni
80-Slones social e& propende al caos- anárquico. (No a:l orden
anárquico,.) Inexorablemente. Y, entonces, para "salffl la pa·
tria" surge siempre, éomo alternativa, un Estado muy fuerte,
genieralmente diotatorial. Y la Sociedad, la pobrecilla, signe, em­
paredada,
casi ufi.xiada, entre un Estado fuerte y un Pueblo
vigoroS'O, 8in poderse desarrollar.»
Y aquí_ nos viene como anilla al dedo lo que Juan LUlis Calleja sz'gue
explicamk;
en su artículo LA SALVACIÓN DE LA DEMOCRACIA:
«Cumpliéndose el aVÍ80 de Monte.s,quíeu, la demoClllcia sólo
tuvo éxiito donde coincidió con "las manuíaeturae, el comercio,
las finanzas, las riquems
y hast? el lujo". O sea, que a la de­
mocracia le valió mú llegar a tiempo en UIOOS siti08 que ama­
necer temprano en otros. Pero había otra cosa _muy imporbmte
donde ella gozó de buena sailud: había sociedades con firmí­
simae l"eeel"Va8 mondes de proeedencia religiosa. No sé si n-os
hemos fijado
baslante ffl que el sentido d<>l ilehor y la manga
estrecha
hicieron un papel callado y decisivo en el éxito y la
imagen
de las democ.racias que fwicionaron.
»Cuando la democracia ·prendió en 1IIlOIB cua-nrtos países, pro­
testantes o católicos, el eristianismo inspiraba aún

la
vida y los
modos europeos.>
Y un análisis de las. circunstancias en que fue impl.antada err Estados
Unidos e Inglaterra, la conduce a formullk estas observaciones:
«En ellos el dinero ahundanl'e pagaba la democracia y la
moral exigente impedía

el
uso desordenado de:l voto. Lincoln era
un as.ceta
y juriseonsultó. No eoneebia la democracia sin la no­
ción
clásica del Derecho y lo. brújula religiosa. No digamos
Gladstone,
muy liberal pero con deemelcnamicntos de profeta
1251
Fundaci\363n Speiro

bíblico. Las leyes de &UIS dos países eran carriles tleil.didos y
atornillados por espíritus que no toleran frivolidades.»
«, .. OOD aquella rigidez de costumbr'es haciendo guardia en
la coD1Ciencia de la& mayorías anglonjonas, la patria, ila familia,
el sentido común y el orden natural de ,las oosas no tenían nada
que l'emer de ·SU& decisiones.>
«Visto
el éxito de ln~aterra y de los Estados Unidos, los
pontíñ.cee del pensamiento laurearon

a su
.&iatema político con
los atributos de la sahi:d"Uria y los del vencedor olímpico. Cre­
yeron qu.e se debía a la democracia lo qw, é&ta ·heredó, en esos
países, de _la historia anterior, de la acometividad de sus hom­
bres y

de
BU sentido de,l deber sellado por la moral bíblica.»
Sin embargo> observa:
1252
«.Imaginemos que, COll un ttuoo de prestidigitador, la His­
toria empezase en nuestro tiempo, en la guerra del Vietnam,
en el desplome del imperio b_ritánieo y en las injurias que In­
glaterra aguanta a cualquier jefecillo ·afrieano, ¿ Creen 11&tedes
que el sistema político de los dos países ganarle el mismo res~
peto admirativo? A mi juicio hoy son muchos más que en vida
de Osear Wilde ,Joa que tomarían en serio su Célebre sentencia
d.>,dooosa:
»"Los Estados Unidos ·son el ·único país. que ha pasado de
la barbarie a la decadencia sin pasar por la civilizad.ón." Y eso
que es el adalid opulento de las democracias. No estamos ha­
bl11Dde de Italia. que debe hosbl la cami'8.
»La democraci.'81
sin dinero supone la quiebra socia,! .segura;
como eabe -el ma·rx!ÍISlllo que, por eso, la desea como etapa pre­
via a su turno. Pero !la democrmda sin moral es la descompo­
sición. Porque usted puede dejar al pueblo que ·decida sobre lo
divino y lo humano cuando entiende de lo humano y profesa
una escala de vllilores justa, De-ahí que un método eficaz pan
corromper la civilización sea alterar esa escala dejv a los hombres que voten con o~ suhverti:da. Y eso-es lo
que ha:óen 8118 enemigo& eon una campaña ya descarad.a-y cola­
boraciones unas veces ciegas, otras conscientes y siempre con
resultados a m·das les alturas.
»Lo estamos viewfu: en paíees de muy ilW!tre linaje jurídico
hay ya derecho, por ejemplo, a matar una vi.da en el vientre de
Fundaci\363n Speiro

su madre. Sin embargo, ¿no sigue siendo un crimen aunque el
recuento
de votos pronuncie fo contra·riob
Y concluye:
« ... del debilitamiento de fas democracias: tiene gran culpa el
uso enioqueciido
del

voto, privado de
la orientación moral y 001
Benrtido
del deber en muclúsimos casos. Iba a decir que por eso
se ha ensanchado tanto la manga de las democracias. Pero no es
eso. Es que ya no llevan ni mangas.
»La campaña contra. el orden de los valores ha prendido en
Occideme e infectado el a!lma de España. Nuestras facultades de­
cisorias tienen ya corroídas sns directrices cristianas.
Por eso,
cuando nos anuncian la democracia con precisiones de calenda­
rio, importa -saber qué puede sá1:wrr las democracias. Está claro:
sólo una salud de ·hierro en lo ··ooonómico y Wla salud de hierro
en el espíritu. La antiquísima receta de-Juvenal.>
No_ es en vano que A. ·M. Campog, ,en FIRMAS EN ABC del 28 de
abril ck 1976, advierte que ahora y aqufr
«No hay más que leer los periódico&:, entrar en las librerías,
visitar exposiciones, oír el murmullo idoológico de loe grupos
políticois que· se organizan, pam. percihk que eetamos en una
especie de primavera nov'ecentista. ¿ Será verdml que vamos a
descubrir d. venturoso siglo XIX a sólo dos décadas d;el XXI?
Nos emboba el fulgor democrático de U. S. A., sin advertir que
entre Ail'exis de Toeqneville y el "Murder, Ine. ", que acaba de
denunciar el &oal Turk118 (un F..slla.d'o criminlol dentro· -de otro
Estado), se abre paso· una tendencia cesarista que, -quiéralo o
no Amaury de Riencóurt, podría ser la que paradójicamente sal­
vara las ilibrels inetitueiones no:rteamericanas, tan anticuadas-como
el federalismo en que romántiaunente sobreviven.»
BI pesimismo respecto del firtaJ ck la democ,ada moderna la había
expuesto ya nada metlOB que A. Cánov"" del! Ca"1lillo, en el segundo de
sus discursos en el Ate.neo de Madrid pronunciado el 25 de noviembre de
1871 y recogido en el Tomo I de sus PROBLEMAS CONTEMPORÁNEOS ( piv
ginas 55 g sigs.)' y allí ckjó senlado que:
«... el tal dogma de la igualdad no os dogma, sino sofisma
y error· notorio» . . . «ten-go a la igualdad· por-anti.humana, irria­
ciomil y ahourda, y la deoigualdad por derecho mtaral.>
1253
Fundaci\363n Speiro

Y, con este p,esupuesto, advierle f pág. 94); que:
« ... sufragio universal, y el eommxi&mo o IOcialismo, signi­
fican
pan. mí una misma cosa eon distintos nombres.»
Aun aumdo eatlma '.( págs. 96 g sigs,) que:
« .•. la nativa indiacipfill41 del gran núm.~ y otras tales o
semejanteis causas, retarden o retardarán más o meoos que la
identidad del sufragio universal y deil coD'lllDismo se artable"M:a
en los hechos; pero como esto e& inevitable, al fin vendrá. El
sufragio universal será siempre una farsa, un engaño a las
muchedumbres, llevada a caiho por la malicia o la violencia de
los menos, de los privilegia¡dos de la herencia o el capital, con
el n~ de cllliBID8 direct:ora1, o será, en estado lihr€ y obran­
do -con plena independencia y oon:ciencia, comunismo total e
irresistible. Eacój~ pues, entre ia falsificación permanente del
sufragio universal o su supt'N.ón, si no se quiere tener que
elegir entre su exilStencia y la desaparición de la propifl'dad y
el capital, por lo menos del heredado o transmisible ... »
Es decir, se trata de escoger, desde este punto de vista,
,..... _ entre la tiranía del único capitalist~ que además. set"á gobernante
y juez único a t'l'avé3 de sus funcionarios: el Bstado totalitario que se
titula comututa ,.-1
-o biett la farsa y el engallo de prometer lo que más votos pueda
~nar~ y hacer, en lo posible, lo que menos dañe al bien común
de cuanto ha sido p,ometido.
¿Ocurre tal vez, ya, algo de esto en los PROGRAMAS POÚTICOS que se
publican acá? Con este titulo lo comenta Mair!o Soria en el diario COR­
DOBA del 4 de mayo de 1976.
1254
«... Cierto que alguna 1860Cl:8.CJ.on ha esbozado una especie
de plan general, pero éete más ee eompone_.de declaraciones dog·
máticas que de medidas concretas respecto de los problemas
ecoiiómicos
y social-e&,.>
«... brilla por su ausencia, como hemos dioo.o, la que deter­
mine
lo que propugna

cada
bandería sin eufemismos ni cir­
cuoloquio-&, de forma eistemátiea., reepecto de puntos tales como
las regiones, la propi'edad privada de los medios de produe,,
ción.
la reforma agraria. los impuestos, el ejército, la alianza
Fundaci\363n Speiro

norteamericana y toda. la mucbedumbre de aspectos que tiene
la politica mterior y exterior eopaliola.»
Será, acaso, la última r&án de esto:
«. .. que no quieren· ciertas colectividad~ -difundir sus pro­
yectos antes de tiempo, no vaya a ser que el país alegre y con­
filado
descub-m la verdadera faz de quienes suponi1lll amables
y civilizados compatrio• estudistu comprenai.vos, enemigos de
cualquier utopía sangrienta: monsttum horrendum, informe,
ingens.»
Pero en Italia también: sucede al.go muy parecido, según explica Gio­
varuni Agnelli, contestando a José Luis Carrasciooa, en ABC del 12 de
iunio de 1976:
«En cualquier caso, el kxit.o el-eetora-1 lo asegura ·también un
programa, señor Agnelli. ¿ Cómo es d. prograniq económico del
P. C. l.?
»-No es un programa eomun.ietla,, sino socialdemócrata. Es
un programa moderado. Seria difíeiJ., por ejemplo, distinguirlo
del programa de la D .. G. (a no ser porque hace más: hincapié
en
la justicia fiscal). Ca&i todos los partidos: ---il'Onrie Agnelli­
vienen
a

decir lo
mismo; lo que no dicen es cómo hacerlo.>
IV. CoNTRAPOSICIONES PRÁCTICAS ENTRE LO "LIBERAL" Y LO "DEM:OCRÁ.­
TICO",
Hemos visto que el fermento liberal corroe las democracias y que,
una vez; corroídas, algunos de sus dirigentes tr:atan de sdvarlas mediante
la
insinceridad e incluso el engañ.o. ¿Puede, entonces, hablarse aún de
democracia o, precisamente, se trata de al.go inherente-a la "democracia
moderada"?
Por otra parte, ¿puede llamarse "liberal" un régimen en que las mayo,.
rías freletivas generalmente) mtponen · su voluntad a las mi.norias? y
¿pueden llamarse democráticos unos regímenes en los cual.es las opciones
que se ofrecen como posibles no sólo no agotan, sino que delimitan ex-­
traoroinariamente
lo susceptible de ser querido g, _tal vez, incluso excluyen
lo más conveniente y deseable para el bien común?
La determina.dón del contenido asignado a la palabra "liberal", que
luego nos ocuparemos de esclarecer, es decisiva al. respecto. Aquí sólo
recogeremos.
algunas evidentes contradicciones conceptuales que se pro­
ducen en la prácfica.
• 1255
Fundaci\363n Speiro

Juan Luis Galleja, en un arttculo--titulado LA VENTAJA DE LA DEMO­
CRAOA, publicado en tercera plana ele ABC, del 15 ele ¡ulio ele 1976, co­
mienza repasando los fundamentos de la "herramienta" democrática:
1256
< ... Los principales son una hip6tesis, un hecho, una preten,.
eión
y

un
simulacro. Es · la hipótesis que la legitimicla:d dim.anat
del pueblo soberano; -el hecho, que las ideas plurales existen,, ..
aunque ignoremos cuántas; la pretensión, que

la democracia
re,,..
presenta. el pluralismo; y el simulacro, que el voto de la mayoríai
es la voluntad general. »Que la
legitimidad viene
del pueblo
es teoría que no está.
clara

ni
para su inventor. El propio Rousseau dice, por ejemplo,.
que "el gran prob'.ooma de la politica, que yo corparo al de la.
cuadratura del cir-c.ulo, es-encontrar una forma de gobierno qrre­
ponga

la Ley por
encima de los hombres". Y en otra ocasión de-.
clara: "La Ley es una inspiración celeste".
»Pero
dejemos esto y 'la pirueta de la mayoría transformada
en voluntad general, porque no son las ideas más frecuentes de­
l-os españoles que han ab-ierto la puerta a IM partidos. Lo que-­
ellos repiten sin parar es que el pluralismo existe y "que Dff'
empeñaríamos en una ceguera absurda si nos negásemos a verlo".>·
«... En cambio, nosotros no vemos en ninguna de las demo­
cracias que ·quedan· en el mundo que el pluralismo -esté reprei­
sentado en ellas-. Lo·s Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Suecia,.
Italia, etc., son pueblos dividido~ en tres bloques: un par de­
ellos que votan a uno de los dos grandes partidos y otro que no,
vota a nadie. ¿ Qué pluralismo ee éste? ¿Sólo conciben dos idea.s­
esos países?
»Claro que no. Para entender lo que les sucede basta escuchar
1os amistosos eonsejos que en esta materia nos regalan lo'SI dem&:-­
cratas extranjeiros, sobre todo anglosajones..
»--Tengan ustedes
talento

práctico. No
se dispersen en mlP-­
chos partidos. Formen dos, sólo dos, y aplíquense al juego del
Poder altemo.
»Es decir,

"renuncien al pluralismo, conformándose con el
dualismo

o no
funciOnará su democracia". Este consejo se Rpl'O­
xima al punto de vista de espafioles devotos de la democraciaJ
que,

por cierto, incurren
en igual contradicción: tachan polítieog:.
ya aparecidos, no

porque no
se.11,n partidos independientes y ml'­
ceros, sino porque "la mayoría de ellos no pueden tener fuerza".»,
«De
modo
que el pluralismo
existe; pero,
en la práctica
de---
Fundaci\363n Speiro

mocrática, se queda a la luna de Valencia y sólo sirve para las
controversias de café.
»Esa es una de las paradojas menos advertida& de la democra·
cia:
reclama el derecho al plurali'511lo y prescinde de él; asegura
que el pluralismo ha de nutrir la política y ni siquiera acierta
a representarlo. Po:rque, una de doa: o admitimos el absurdo de
que
ingleses, yanquis, suecos,

alemanes o italianos sólo
son capa·
ces
de tener un par de idea&, o reconocemos que los dos partidos
a
que
ee reduce la variedad en las democracias no representan el
pluralismo de esos pueblos.»-
La expUcadón de ese hecho tsmbién n-os es recordada por el autor
«La elección por mayoría obliga a organizar partidos enormes
que

engullen las
ideas individuales

como el
"bulldozer" aplana
la tierra arrastrando flores y semillas. Esas moles multitudinarias
inutilizan el pensamiento privado de ios hombres que no tienen
más remedio _que agrupa~ para ganar, bajo denominadores co­
munes· muy netos, aceptados por
inatinto de conservación más
que por íntimo discurso. Saben_ que las ideas propias sólo cons­
titayen partido$ pequefios sin esperanza y desembocan ,por nece­
sidad
en
las ·

aguas
amorfas de los dos colosos protagonistas,
diluyéndose
en . ellas.
»El matiz y la ca:Iidad ideológicos se sacrifican en la boca ra­
jada

de las
urnas, que sólo entienden de cantidades, pata salvar
lo esencial: la· propiedad, la libre empresa, la revolución, lo que
sea. Y es que el sistema de repre-8entación plural se, convierte en
sistema de enfretltaminto entre · dos · bloques que montan alter­
nativas dramáticas. Y, en vez de votar lo que se· piensa, se vota
muchas veees ,contra lo que se teme: un inglés iiheral, contra d.
laborismo, a los conservadores; un italiano monárquico, a la de­
mocracia cristiana, contra
el ,comunismo.>
En USA se /u, ele optar entre ,k,s parl«los que poco se diferencian
entre si
... No existe otra -pooibilülad viable.
De la democracia en México se ocupa el articulo LA LIBERTAD COMO
FICCIÓN, que leemos en LA NACION. ele San José de Costa I/ica, del
19

de
¡ulio de

1976, del
escritor /mexicano Ocitarvio Paiz, conocido izquier~
dista, que expone en él, sln embages:
«En las -verdaderas democracias la vitalidad es sinónimo d'e
diversidad ideológica y de ,pluralidad de opiniones y partidos.
La
crisis de
nuestro
sistema -político es tal]_ que ninguno de los
1257
Fundaci\363n Speiro

partidos independientes presentó candidatos en la elección presi­
dencial
de este afio. El panorama es aún más -desolador si se
piensa en la situación de los dos ·poderes que, según nuestra
constitución, están encargados de preservar la democracia en Mé­
xico:
el· Poder Legislativo y el Judicial. El primero, formado
por una
abrumadora mayoría de miembros del partido ofic~ no
es un órgano de discusión y deliberación sino de aprobación me­
cánica
de las iniciativas presidencialés.
»La misión de nuestros senadores y diputados es aplaudir y
elogiar al presidente en turno ... , la fUD.ción del Poder Judicial
es todavía más triste: no es aino un apéndice del Ejecutivo ... »
E illsiste:
«Los mexicanos no tenemos vida política real, pero tenemos
una ficticia: cada
tres y

seis años
celebramos eleécione.s. En

ellas
participan partidos y grupos fantasmas que no tienen más fun­
ción que probar, con su irrealidad, la realidad aplastante y om·
ni potente
del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Tam­
bién tenemos una Cámara de_ Senadores y otra de Diputados, una
Suprema Corte
de Justicia y una federación de estados sobe­
ranos.
»Nuestra ficticia vida política sería incompleta si no tuvié­
ramos una libertad
de prensa· ficticia.
»Teóricamente nuestros periódicos pueden decir lo que quie­
ren:
prácticamente dicen lo que pu.caen. Y lo que pueden es lo
que quiere el gobierno. O lo que quieren los. grandes intereses
que dominan al país, de las corporaciones privadas a las podero­
sas
burocracias oh:reras y

políticas. Aunque
no hay qn6 exagerar
ia inilnencia de los organismos privados y-gremiales, en México
el verdadero poder es político y se concentra en el Estado.»
Vemos, pues, que en las dem0ctadas es posible que las ideas "libera,..
les" propias de un grupo que e¡erce el poder se impongan. a las de todos
les demás, e impongan así el libre desenvolvimiento de la libertad en el
país.
Pero; además de las democracias en; las cuales un gmpo impone su
pt'Dpio esquema liberal. a todos los demás, existen también liberalismos
que no se presentan como democráticos, según vamos a ver a continua­
ción.
1258
Fundaci\363n Speiro

V. Los LIBERAIJSMOS NO DEMOCRÁTICOS.
Volvamos, para comrxenderlos mf:;or, al segundo de los dos citados
artículos
de RameJ. Gambrai: EL LIBERALISMO, PE: Y UTOPÍA; pata leer esto~
párrafos:
«El liberalismo suele ir unido a la democracia (individualista
o inorgánica) como a tesis complementaria. Porque si el libe­
raloismo niega todo orden de creencias y normas permanentes
o válidas por


mismas, habrá d·e h118C8.r en algo

el fundamento
del poder y la orieDll:ación en que éste se ejerz-a; y ese algo
parece que sólo podrá hallarse en la Voluntad General, o volun­
tad de fos más, expresada en el sufragio.
»Sin embargo, esta segunda tesis no parece que sea in:dis­
pensahle paia
formar parte de pleno derecho en las Organiza­
ciones Mundiales,
ni_ que constituya elemento eeencial de esa
"ortodoxia pública" contemporánea. Gmn parte de l0s Estados
miembros de las Naciones Umdas, por más que se titulen re­
dundan'femeinte "'democracias populares", no recmren a la lla­
mada
Voluntad
Genera:I nmnérkamem:e consultada. para estable­
cer 8118 minorías -rectoras ni la tendencia de su gestión. Se go­
biernan por una tecnocracia de Partido Unii.co, diriamoe auto­
evolutivo

o
co-Optati.Vo. Pero -esto sí-concuerdan con los
países
occidentalies en negar toda dependencia del hombre en
la regulación de an vida oolecti.va respecto de cnalquiifl" orden
superior de verdades, o de wloree: el hombre es soberano de
·sí, y su autonomía racional y volitiva le cond'uce · necesariamen­
to por cauces de progreso y de hienestar. Esta 1!eais "liberal"
pareee- conoeer en nuestros días su apoteosis.>
Y ya en el primero de sus dos arli_culos citados: LA ACTUAL APOTEOSIS
DEL LIBERALISMO, nos advierte de qÚe, {;lldemá.s del liberalismo roussoniano,
ha habúro otros:
« ... N el de Loeke y los -empiristas inw].teaes del siglo xvu
que llegan a la misma conclusión, pero basándose en -que cualw
quier inte~ón de la autoridad que no sea meramente ne,..
gativa o mínima habría de apoyarse en "ídeae"9 y éstas, que i,o-n
forjadas por las mentes :individuales-a partir de datos selll6IO­
ciailes, no deben :Sel' impuestas socialmente ... >
1259
Fundaci\363n Speiro

Y explica,
«O.rteg& y Gaese4 que qmza no sea demócrata y hasta haya
influido poderosamente en grupos ant:id~ocrátieos, totalitarios,
es, sin embargo, un liberal pur-o; emopeizante por ende, y pro­
blematizador sobre lo que España representa, por tanto. Su
obra tiene fa virtud de provocar en SUB diversos lCCto,r'es espa­
ñoles los senrfimientos más vivos y enrontrados. En su edad
moza proDUllció una oonferencia en Bilbao -en la Sociedad li­
beral "El Sino" -bajo ·e1 titullo "La pedagogía social como
programa politieo ".»
En dicha cemferen.cia, Ortega y Gasset ,.......sigue escribiendo Gambra,.........
afirmaba que,
1260
«Espafia, campo inmenso de negaciones mutuas, lugar común
de todos los apasionamientos individuales,, ee salvará cuan.do "en
las clases direatoras, dentro de ve:int-e años, haya un buen-nú­
mJero de españoles acilivos en ell trabajo de su ciencia. Ellos,
aunque tengan opinio"18S distintas, coincidirán siempre que se
trate de ir reeoilviendo fos. grande& problemas culturales".
»-quehaoor redentor no ea para Ortega y G..... froto
de una Vobmtaid General demoel'ática, siino más bien obra de
minories o efecto de un "despoti.Bmo ilustrado", precursor de
la modfflla tecnocracia· de gropo o élite.. Pa!l'a lograrlo es in­
díspen..ble, ,e,gún él, la difusión de la· "-itura", de una cul­
tura socializai~ "laica" (de "la.os", pueblo), igualitaria, esto es,
sin distinción de cl.ai,els s,ocides, ni die confesiones religiolt88. Es
cierto que,, en su opinión, la ·religión posee ciertos valores so­
cialiZ'8Jdores, pero ¡cuántas veooe no ha perturba.do la paz de
la tierra! Ao.em~ cnanto iLa relil§i.ón-pueda dar eooidmenre, lo
da 'la cultura más enérgicamente. Pero lo que _claramente es
antisocial son _las igleaia.s pal"ffuulares, eall8ll8 de diviaión y apa•
Bionamient08. La F.epaña futura ----oouduye d conferenci.ante-----­
ha de ser una gran sociedad iaial, una escuda de hmnanidad.
Esta es la tradición que noll' propone Europa. Y a&f, el proMe­
ma que es España eneontrllr'á en Europa· su eÓlución: regenera­
ción ·es inséparable de europeización.
:i>Todos estos eoniéeptos no aparecen ya chros: "Cultora lai­
ca" es ta acti:rud estricbmmnte liberal que se opone - a la fe y
al trai,eendentiamo de la aetito.d re1}iigiosa ante la vida. "Europa"'
es el orden conviven~ neutro, de grupos reHgiosamente hetero·
Fundaci\363n Speiro

géneos o rirn,1,igioeos, que sustituyó a la unidad comunitaria de
la Cristiandad. ":Em-opeizam.os", en ful, si.gn,ifica rendimos pa.
cífica, voluntariamenre, deapaée de dos _ siglos y medio, a cuanto
ha enciendido la iJ.ucha civiil. y el espíritu religi.090 en 1-os úlcimos
tiempos. Con otras ~ ren:unci.v . il nuestra fe, !liquidar
nuestra
cultura

e
incorporarnos al medio, poHticamente laico,
de la Europa moderna.>
.Sin embargo, reflexiona Gaa:ohria:
« ... Como dice Menéndez Y Pelayo, "un pueblo viejo no puo­
de renunciar a su. cultura sin 'edingair la parte más noble de
.su v.ida y caer en una segunda infancia, muy próxima a la im,.
becilidad BeDil~'. A 'ftoai veint!e años de aquella con.fereneis a936)
los españoles luchaban nuevamente por su fe y contra la anar­
quía moral
y poUtd.ca en que les había SlIQlll(io la laicizaci.ón
-o "liberalizaci.ón" de su Estado, la indefensión púbücai de cuan­
tos motivos lies llevaron hi:stóricamente a convivir, a rezillf' jun­
tos y a Cr'ear una gran Historia. Thmpoco los eaarenta. años
posteriores de trabajo y elevación notable del "nivel de vida"
han hecho olvidar a los españoles la pioble-mática profunda de
.su pasado.
»Nuevamente hOly vuelven a 800.ar cantos de sirena para la
edif1icación de una coexi.stenci·a "'liberall" y 111 definitiva incor­
poración
a "Europa". El riesgo es-ahora mucho más grave porque
-se ha visto precedido de una :inverosímil penetración "liberal"
1'l1 el seno de la propia Iglesia Católica, defensora última -1)<)r
-su misión y m ·origen---, del orden inmutable de cuanto ha de
ser creído y respetado. Una tendencia h.ori-zo,ntalista o munda­
na, humanista. desacralizadora, eivo3.utiva y "eonvergentist.a"' o
ecnmenista ha penetrado los sectores más visibles de la Iglesia
post-conciliar,. dejando en provisional en:tredi.'cho
a cuantos no
-se han preguntado con Nato . y con el liberalismo: ¿qué es l.a
verdad?". Particularmenre a España y a los pueblos hispánicos,
11sentados todavía
en 1llllB: "'ortodoxia públi'ea" de raíz religioso•
-eatólica.
»Porque eODCehir la religión como un "problemático-" pere­
-grinar del hombre, sin dogmas-, jerarquía ni inmutab1'es refe­
rencias, hacia un indeterminado progreso espiritual en el que
todas bs religiones confluyan, es aún más absunlo que preten­
der edificar la vida de un hombre o la legislación de un pue­
blo sin nociones válidas de la verdad y dd bien»
1261
Fundaci\363n Speiro

Los tecnócratas · constituuen. ·el modelo actual· del liberalismo no ~
mocrático. Preeisanu,nte en EL HERALDO de México, de 29 de ¡airo
de 1976, José J. Clastellaooo, ,,,. su. artículo ToTALITARlSMO Y CIENCIA.
Los TECNÓCRATAS, HiJOS DEL RELATMSMO, comentando-la conferencia pro­
nunciado por Juan Valle! de Goy,ti,,olo dos días antes en el Instituto Cul­
tural. Hispano-Mexicano, destacaba -estas observaciones:
«Se trata,, a fin de cuen~ de una quiebra filosófica, ,en la
que
-el hombre ya nó se interesa. por conocer el orden del Uni­
verso, sino que t.rata de colSStrUir su propio orden, por 1o que
equipara comprender con dominar y todo ello en función de sa·
tisfacer sus necesid'ades y Caprichos.
»Lo más peligroso, quizá, es que este actuar pragmático, re­
l&tivista -siempre, nunca llega · a la meta, pues despreocupado por
encontrar la

verdad de los fenómenos sólo tiene miras para el
futuro inmediato; sus recetas son,. en consecuencia, soluciones
parciales
·que enderezan estruCturas aquí,
por ahora,
sin impor­
tar si al thismo tiempo derriban otras_ que habrá qUe componer
manaña.
>La hermanadad de la tecnocracia con los sistemas totalita­
rios resu'lta de una lógica- cónsecuencia: se tiene una solución
a un problema dado;. 1-o lógico y
necesario es aplicar esa solu­
ción para resolver el pl'oblema. Esto e~ se trata de realizar un
plan y ejecutarlo. Los tecnócratas ll·pare~ -entonoos, como exper­
tos
en e1 ,diseñ.O de planes.
»Ahora
bien, ¿ seria lógico-que elaborado el p'lan redentor
· quflldara .M arbitrio de la -libertad individual su ejecución?. po·r
,supuesto que no. Sólo la · eentraliZación de los mando~ la acción
imperativa de los planes y la obediencia ciega harán posible el
logro de· fas metas -previamente.· sefíala:du;
Tanto como el liberalismo denwcrá.tic:o son de temer el liberalismo
;.deoiógico elitista
de las oligarquías dominan.tes, sea ·en los regimenes
autoritarios tanto -comó en lo.s partidos dominantes de las democracias
formales y, aún más, -el liberalismo ideológico de quienes nos quieren
impone, utopías como la del paraíso comunista o del ¡punto ~-
Notemos que el llilerall&nio elittsta ha c0nducú10 siempre, y sigue
oondudleooo, a ~ que dividen el pafrs en dos ,......., una oligarquia ,politice., ·burocrática ó tecnoct-áticá; que encama mo­
nopolí.i.camente el li'beralismo pBM cuanto ,su ·propia razón y su voluntad
dlcle;
,_ y una masa que es alimentada intelectualmente por ellos, y que es
sometida a las directtices "racionales" que ellos dictan. De un modo tal,
1262
Fundaci\363n Speiro

explica Mario Soria, en su. articulo ANrnoroLOGiA Y LIBERTAD ,-.....,que en
esta parte, aunque no del todo, nos -parece certerc,,....., que fue publicado
en UNliDAD ele San Seoo,lllát] c!cl 10 ,ck marzo ck 1976,. como en los
países en los cuales se impone esa bipartición resulta que:
« ... habiendo pasado en ellos ta posibilidad de regirse por
sí llll9lil08 del individuo al Estado, de cuándo deben descansar
loe ciudia:danos y cuándo trabajar, 8i tieuen que contraer ma­
trimonio, si pueden viajar y a dónde, qué espeetáeulos les es
lícito ver, si han de poseer máe bienes que los meramente f-on­
Ples,
-si les corresponde educar a sus hijos, si vivirán solos o
en
comunidad, qué clase de ropa están obligados a vestirse,
cuándo pueden usar CO&métieos las · mujeres y mil ottas dispo­
siciones sobre todas las cireunstaneiias más comunes de la vi,da,
disposiciones que como una red envuelven al súbdito hasta qui­
tarle prácticamente toda esp(m-taneidaci
»Quizás en ciertos -casos este avasallamiento, que en nuestro
siglo
se ha hecho tJan frecuente; tenga por causa una g:ran am­
bición: la de asegurar el sOOorío aheoiuto de un hombre o de
UJUt oligarquía; pero inclmive cuando falta esa ambición y la
substituye un motivo filantrópico cualquiera, siempre se vislum­
bre· una idea soterrada: la creencia en la radical incapacidad del
hombre para antogobem.arse º• por lo D16DOS, para hacerlo bien
y justamente . ··"
Si bien resulta que de hecho:
«Existe, pues, en-el hombre una especie de pecado original,
sea teol6gi-eo, económico,
políti-eo, coltaral o de cualquier otra
índole.>
Pero se estima que ese pecado ...
«. .. &6ilo comprende a los súbditos de la burocn.eia teori­
zadora; pero, en todo caso, crear o adminiatrar' riqueza indepen­
clienteniente de la voluntad del FAtado; pen1JBr o trabajar sin
la aquieseeoeia del mismo; intervenir en polítiea sin pertenecer
a la clase gobernante; -transitar, vesti-ne, rezar, a'!JOOiarse., formar
familia, divertirse sin qn8 previamente lo haya auto:rtiza:do el
poder público, todo estO conduce de modo· indefectible al mal,
porque es absolutamente seguro que el empresario privado no
será más que 1D1 explotador, y será hereje el filósofo.»
1263
Fundaci\363n Speiro

Por tanto:
original. están exento& los miembros de la administración pú.­
blica; que &ólo ellos tienen la suficiente penetración,, la genero­
sidad,
la pureza de intenciones y sentimientos, el patriotismo,
la momlidad requerido&
para pensar y actuar con cordura; que
ellos, en suma, son loe únicos irremictamente "mi juris" y que
a los demás miembros de la sociedad t1ólo se les reconoce la
aptitud de obedecer cuanto hubiera decidido el Olimpo de las
co-..cliuela&.>
E.sto explica, dogmá~icamente, como un precepto de la actual. religión
/al.cista, la si,,,.azór, imperante, que ha ,ido subrayada por V a11et de
Goytttoolo, en IDEOLOGÍA; PRAXlS y MITO DE IA TECNOCRACIA /J.:~ ed., Ma­
drid, Bel. Montecor.vo, 1975, págs. 106 g sigs.):
Así:
«La racionalidad del Estado, ia través de la emttifi.cación de
la
razón, no
significa en r:oo,do alguno e;l ~nnfo de la razón
sobre la sinruón, sino el imperio de la razón de unos pocos,
situados on
la cumbre, sObre la razón de todos los demás, aun­
que estos se contenten con desenvolverla catJa uno en su sitio,
y aquéllos quieran abarcarlo todo e imponerlo a todos>
«Ocurre

que
no se permite participar con iniciativa y res­
ponsabilidad: en muchas materias en la esfe'ra de la. propia com­
petencia, porque Be estima que la razón de quieóes ocupan la
cumbre asome la racionalidad' de todo. Pero ... >
en IIJ}j rz-egiones en que _ impera un liberalismo democrático ...
1264
« ... (con tal .de que los depositarios de esa "racionalidad"
hayan e-ido elegidos, se estima que todo -incluidas 18 libertad
y

la ·
democracia- queda salvado! Así la "participación" preco­
nizada se reduce a escoger o, mejor dicho, a votar para que por
mayoría se decida ---olvidando qué -las razones se pesan pero
no
ese euentaO--quiénes serán los que con · su razón debieran
evitarnos inclueo nuestro eefuerzo de pensar, como dice Too­
que'VilJe.»
Fundaci\363n Speiro

VI. EL LIBERALISMO IDEOLÓGIBO Y LAS LIBERTADES,
Hemos visto que el liberalismo ideológico se libera del orden de la
Revelación
y del orden de la naturaleza, ya sea porque -pretende que-no
existe o bien porque lo estima totalmente ininteligible. Ahora bien. la
falta de criterios ob¡etivos que se producen, en consecuencia, dado el ide~
lismo y el voluntarismo que se originan, requiere para no caer en la anar~
quía, un convenio que arbitre un mQdus vivendi entre las ideologías dis-­
pares y los intereses divergentes que permita la c0nvivencia y la paz.
Este
es el origen mental de los miticos contratos sociales ideados a partir
del siglo XVII.
Sin embargo, la. idea del pacto ;PQ]itico es más antigua, pero con dis­
tinto significado, según explicó V aillet de Goytisolo, ert FIRMAS EN ABC
del 26 de febrero de 1976, en su articulo: DEL PACTO rot.inco DE F. EIX!­
MENIS AL CONTRATO SOCIAL DE J. J. RoussF.Au:
«
Un "menoret" gerundense, es decir un franciscano, Fran­
cesch Eiximenis,.
siendo

obispo de Valencia,
escribi"ó, en
1385 y
1386,
en esa ciudad y en lengua catalana, su obra "Dotze del
Creetiá' en 11-a que expuso dé qué manera los hombre~ primero
sólo reunidO-s
en familias o casa&,. se constituyeron en comuni­
dades politfoas. "«Itera» -dice- antes de que las comunidades
existieran estaban los hombres separados

por
.case:il', .... "y cómo
entonces
estando así los hombree: separados se propmñ.eron con~
ti-tuir comunidades para m. mejor -estar (per millor estament
llur)",

realizaron un pacto politico·entre
ellos y con el soberano.»
berano.»
Las diferencias entre este pacto polttico y los icl.eadOs pOr los 'fl?.O­
detoos, son explicadas también en el at"tlculo:
1.0 En cuanta al contenido del pacto:
••
«... pan "los autores modernos el pacto es inmanente, smti­
tuye
y precuye al eetado de naturaleza, creando· el único derecho
vigente, basado en el convenio sin fundámento natural alguno,
En cambio, en el concepto eiximen.iano, por encima del con­
veníio y

de
la decisión de loe jefes de ilae comunidades, se ha.­
llan Dios, la ley natural y el bien común»
1265
Fundaci\363n Speiro

2P R.espec:to de los sujetos del podo,
«... éste ea contraido por todos los individuos, según los
modernos pact:istas. Es una ficción, es un mito. En cambio, Eixi­
menis ®-ntemplaba la Historia. Teníá a la vista cómo, después
de b destrucción del mUlldo antiguo, se fueron constituyendo
los pueblos en el medievo-, en especial el suyo. Cómo, partiendo
de las primeras células, las familias, llegaron a integrarse las
sociedades politieas,
»Víeens Vivea
lo

ha
explicado: "En el pacto originario ima­
ginado por Eiximenis, como contrapartida de la -realidad histó­
rica dffl. país durante su época, no fueron los individuos quienes
se juntaron para constituir 118. cosa pública y -convenirse: con el
Principe; fueron 'los hogares, ilas ·casas'"; así "no comideró la
comunidad como una agregación de individuos naturahnente in­
genuos, sino como un conjuntó de casas, .primitivamente· sepa,­
radas, que se habían juntado 'per millor estament llur' ".»
3.0 Por el carácter-absti-acto o concreto de su contenido:
< ... contrato social de los autores ·modernos ha originado los
denominados derechos del homhte, formulados de un modo
ahistórico y abstracto, como lo es el mismo contrato -social y
los individuos en los que núticam.ente se apoYll,. En cambio, el
paetiemo eiximeoiano, como nos dice Vicens_ Vive&, "no es abs­
tracto" sino cortado en la propia madera de la realidad social
en la que vivía". Por eso arraigó en ella; y, por ende, en las
cartas
de población y en las constituciones del país "podía
leerse la aplricaeión legal de sus conceptos".»
4.0 Por su extensión y vinculación al mismo:
1266
«En su contenido respectivo aún notamos mayor contraposi­
ción
-entre ios pad:os hohbesiano y rO'll818e8uniano, de una parte,
y el eiximeniano, de otm. Recordemos que Hobbes, en el ca­
pítulo XVIIl, 4 de su "Leviathan", afirma que ''haga lo que
haga el soberano en sus a-ctos y juicios institnidos no puede
cometer injusticia reepeeto de: slis súhd:itos": pues, "convenida
la institución de una República", resulta que "ca:dm pañi,cular es
autor· de lo que hace el soberano"~ Y, por ello, "aunqtie los de­
tentádoree del poder sohenno pueden cometer iniquidades", esa
iniquidad "no es· lo misino que · 1a injusticia· en el propio sen-
Fundaci\363n Speiro

ti.do de la palabra", pues "es imposible cometer injusticia con­
.sigo mi1m10".
»Vemo.s aquí un
fruto del positivismo instaurado por el con­
trato social moderno y que rechazaba Eiximeni&. Pero debemos
ohsetvar algo más en esto. se trata de la "alienation total-e de
chaque associé, avec touts ,se& droiits · a la communaté" que, se­
gún -explica Rousseau, se produce "dándose -cada uno por en­
tero,
tal ooail se halla dotado actuailmente, con :todas sus fuer­
zas, de 1-u que fonnán parte con&iguí.entem-ente · todos los bienes
poseídos".
»En cambio, Eiximenis entendió el pacto de otro modo. Si
1u casas se unieron fue para su mejor vivir y mayor bienestar.
P.or -ello, "no se privaron de libertad, puesto que en. la libertad
consiste
una de' las principales excelencia& que reúnen los hom­
bres
francos". En consecuencia: "Nunca las comunidad.ea dieron
a nadie potestad absoluta sobre sí mismas, ei.no con ciertos
pactos o leyes." O sea, la creación de Leviathan -ya fu.era en~
carnado
en
un
solo hombre
o en la
mayoría de la masa-, no
era
posible con el pacto medieval, porque en su virtud, además
del acatamiento del orden nalaral y divino, debían res-petarse
todos los pactos
y leyes qne cons&.g"8han las libertad.es concre­
tas
que n·o se renuneiaban ni enajenaban. Libertades que, ha su­
brayado
el profesor Elías de Tejada, no eran ahstracms. ni
ahistórica&, si.no concretas, adOCU8.das Bl1 país y al tiempo.
»Torras y Bages ha comentado las radica1es diferencias que,
oo-nsecu:ememente,
ofrecen en sus resultados una

y otra
concep­
ción:

el pacto
e«plicado pO'l' Eiximenis fue "genttador de la
verdadera
libertad poilíti:ea del medievo", mientras el contrato
social de Ro1Ul'Seau es "principio del despoti.emo ilu.etrado del
Estado moderno".>
5.0 Por sus consecuencias:
«El pacto de Eiximenis supone unas libertades sociales espe­
cíficas, con propias responsabilidades de cada cual en su respec­
tivo ámbito de competencia. El de Hobbee se trad'uee hoy en
una
dictadura tecnocrátiea sobre una masa, teóricamente

de
"protegidos", qne ha abdicado stts libertades. El de RoU88eau
también aiiena toda libertad concreta en aras de una libertad
abstracta,
que con el voto se eje:rce fu.era de- la esfera en que
propiamente ,se es competente y resporumbl~ y . se divide el país
en electores-administrados, y en elegid0&-adm.iiñstradorea, Así lo
supo

ver con
claridad, hace erud un siglo~ e-1 gnlÍl 'Joaquín Costa
1267
Fundaci\363n Speiro

1268
al comentfl' que "el doctrinarismo francés que impera deepó­
tieamente en nuestma escuelas y ante todos nueatros partidos
políticos": "d.amica los miembros del Estado
'en dos grupoS", se­
parados uno del otro por un verdadero abismo: de UD lado, la
autoridad, el gobierno, los depositarios del poder, el país legal;
do otro, los súbditos., ell país elector, la masa: caótica, euya mi­
sión se cifra entera en obedecer a a:qne:llos a quienes -ha :cons­
tituido en órganos suyo~ despojándose de su soberanía. El país
elector es el "servum pee118", sin personalidad propia, que recibe
credo y cons-igna de lo alto, que obedece &in derecho en ningún
cueo a mandar; el país legal se compone d·e loe, que mandan sin
deber obedecer, la masa de ma~trados, gobernantes y funcio­
narios, en cuyas monos -ise concentra ,todo el poder de la sociedad,
a la cual-nada le queda 1)"81 que hacer una vez que ha provisto
dichas
magiirtraturas, que ha nombrado los titulares que han de
desempeiiarlas".
>Y,
hablando
de
los ilibe.1.mes apafioles de su época, aún
añadía
Costa:
"Piell&llll _ que el pueblo es ya rey y soberano, por­
que han puesto en SU& manos la papeleta electoral; no lo
creáis; mientras: no se l"econozca además al individuo y a la
familia la libertad civil. y al conjunto de individuos y -de fauñ­
Has el derecho complem.mib!rio de esa libertad, el derecho de
estatuir en forma de oomnnhres, aquella soberanía es un sarca&­
mo, representa eil derecho de darse periódicamente. un amo que
:le dicte ley, que le imponga su voluntad; la -papeleta electoral
es el harapo de púrpura y el cetro de caña con que se disfrazó
a Cri~o de-rey eÚ. el pretorio de Pilatos".
»Así ae
produce-la paradoj-a que ya Toequ.eville había intuido
en
611 obra Dr la denwcro,ci,a en América: "Los pueblos demo­
cráticos que han introducido !la [iberta.d en la esfera política, al
mi.&mo tiempo que han acrecentado el despo·ti&mo en-· la esfera
administrativa~ han sido oonducidos a singularidades bien ex­
trañas. Cuando se trata de manejar los pequeños negocios donde
el
simple buen sentido puede bastar, se estima que los ciudada­
nos son incapaces: si se trata de gobernar el Estado se: confían
a estos ciudadanos inmensas prerrogativas; se les hace alterna­
tivamente los juguetes del soberano y sus am.08' más que reyes
y menos que hombres". Pero es "difíei1 ,concebir cómo hom­
bres que han renunciado enteramente el hábito de dirigirse a
sí mismos podrán -ooneegnir elegir bien a quienes deben eond'U­
cirlles;
y

no
puede haeérsenos creer que un gobierno 'liberal,
enérgico y prudente, pueda jamás surgir de los MJ.:fragios-de
un pueblo de 10l"Vidoree".
Fundaci\363n Speiro

»¡Soberano, teóricamente, en lo, que no entendemos; y prác­
ticamente, en perpetua menor edad en lo que constituye nues­
tra respectiva esfera!>
Precisamente,. en un párrafo de la colwnna MBRmlANo MUNDIAL de
ABC del 25 de abra de 1976, que con el título TURISMO, DEMOCRACIA Y
MANDARINES, firma J-J,w,,ilby:es, éste nos ofrece un ejemplo de ID que
Joaquín Costa afirmaba del pueblo y de sus mandatarios en el sistema del
Uberslismo democrático,
> Vistos los datos del Galup noruego, no cabe . esquivar la
diferenciación, tan clara como urgente, entre lo que piensan y
quieren ]as mayorías de Europa y aquello que deciden y hacen
una
sensilile mayoria de 811& mandatarios, a niivel político y a
nivel sindical. La pabn:aria refracción de su mandato en que
tales representantes incurren, les conriert~ de mandatarios, en
mandarines-. Su proceder -al la hora de medirle la ley democrá­
tica--se homologa menos con los imperativos de la voluntad
de sus mayorías, que con la interipretación ---subjetiva, arbitraria
y
capriehoM- de 8118 decálogos idoológi.oos.»
De esa misma distinción entre las libe.rtacles ·social.es concretas y la
libertad abstracta proclamada por el liberalismo, dimana. el fundamento
de la conkapOSición,, que también. existe, en un régimen político "liberal"
de Ubertades del pueblo y los dimanantes del "liberalismo" úJeo/ógko.
Asi lo ha hecho notar, en la misma sección de ABC, Vallet de Goytlscxlo
en su .articulo publicado el 12 de mayo de 1976: EL RÉGIMEN POÚT1co
"IJBERAL" DE UBERTADBS DEL PUEBLO Y EL DEL "LIBERALISMO" IDEOLÓGICO.
«El primer sistema parte. del reconocimiento de un orden
naturail y divino y determina, en el ámbito soeiai unas esferas
de libertad civil de la pereona.i de lu frunilia.13', de los gremios,
de
los municipios, etc., con sus correlativas libertades políticas,
y origina, a este ,respecto·, la 1-egí,tiroa autonomía de cada esfera
en un -sistema de suhsidiariedad. y

un régimen
pacti,eta inst:itu­
ciomdizado en
las Cortes.
»El
segundo,

parte
de que cada individuo es naturalmente
Ubre
y

de que
su· libertad 8llhJetiva no está ·&0metida a moldes
objetivos
.trascendentes~ por lo cual el hombre es el COU8tnlc·
tor del mundo. Pero así el individuo termina ~r quedar total­
mente sujeto al Estado, que· representándoles a todos, subsume
em función constructora y así se convierte-en el nuevo de­
miurgo.
1269
Fundaci\363n Speiro

1270
»Coil;lvieno precisar algunas de estas diBpares caracteristi.cas.
>El principio de su/nidiariedad ha oido dofinido y proclama,­
do modernamente pOl." Pío XI, en Quadragesimo amw, y reite­
rado por Juan XXIII en Mawr et Ma.gistra, como aquel "gra­
vísimo principio üwnovible
e inmntab'le" en virtud del cual,
aai COIQO "no se puede encomendar a la eomunidiµt impidiendo
a los individuos que efectúen lo que con su propio esfuerzo e
industria pueden realizar", as,i "tampoco e& justo, y constituye
un grave perjuicio la perturbación del recto orden IIOCÍal, im­
pedir que las comunidades menores o inferiores realicen lo que
ellas mi811188 puedan hacer y encomendánelo a una sociedad
mayor y más elevada, pues cualquier acción s,ocla4 según la
propia fuerza de su naturaleza, debe ayudar a los miembros del
cuerpo soci~ pero no destrmrlos ni ahsorherfos" ~
»A e&te principio obedece el re&peto a W! libertad civiz: que
reconoce al individuo y a la familia su pro.pía autonomía en
orden a &us bienes y

a
su previsión, incluso en ord'en suceso­
rio; y el respeto a la 1ibertad polltica de cada cuerpo en. su
participación a la tarea común para ia oonseeución de un mayor
11,ien.
»La propia esfera, determinada así objetivamente, es intocable
por las comunidades mayores ry, en definid~ por el Estado.
Y esa participación común vino a ser regale.da por el sistema
pactÚtlJ.>
«Parti.ondo de la existencia de un orden jurídico traS(:en­
dente,
que dfmía leerse en la -realidad, el derecho no era un
producto del :Estado. No se imponía Mticinie lmperii~ sino impe­
rium mliom8. Su hallazgo cortespondía a los juriepmdentel!I, y _la
misión del poder era respetarlo y hacerlo, respetar. Así, el De­
recho
romano,

el canónico
y las costmnhres constituían el fondo
jurídico
en el cual,, para su preeis-ión, se engarzaban dichas
leyes paccionadas.
»En eamhio, el 1ihera:l.ismo ideoló~co, tras liberar al indi.M
viduo de so. sumisión a un orden natural y divino, le despojó
de las
barreras naturales que protegian su ámbito civil, pues
1ll considerarlo

sin
vínculos sociales naturales le

dejó aislado
frente a un &ta.do omnlpoterite.
>La pretensi6n ·de .que participe en la cumbre de la sobe­
ranía eligiendo a los gobernantes, le

somete a
éstos una vez los
ha elegido, incluso en el ámbito que antes era de su competen-
Fundaci\363n Speiro

cia personal o de la comunitaria de su propio cuerpo social. Al
liberarse de su sumi-eión a verdade& objetivas queda obligado a
soportar las consecuencias políticas. y sociales de ia ideología
dominante, votada

por
la mayoría. Así, el gohernan~ puede in­
vadir
lo que
ante& era.

la
esfera del

individuo,
destruh-y su­
plantar los cuerpos sociales en ios-que éste s-e halla integrado
y manipularlo mecánicamente en un sieteD;l.8. so-cialista o tecno­
crático hasta reducirlo a átomp de una masa o

multitud amorfa
4e los administrados,
movidos por la propaganda.. Eeta "libertad",
a

la
que paradójicamente noe ha llevado el liberaliBmO ideo­
lógico,
consistente finalmente

en que
r~ibamoa del E:stado la
ración de bienestar que éste nos otorgue.
De ahí todavía podemos advedir que existe otra distinción en el em,­
¡pleo de la palabra "Uberal", de la q,re también nos habla Vallet de Goy,
tisolo, en su primeramente citado .atticuÜJ de ABC, SrGNJFICADO DE LAS PA-­
UBRAS "LIBERAL" Y "LJBERALISMo", del que ahora transcribimos e3tos
l]Í6l'Bfos:

«No hace mucho concluí.amo& un estudio, aún inédito, en
torno
de un jurista gerundense. de la· primera mitad del siglo xv,
Tomás Mieres, caiificado por

algún
historiador moderno como
jurista liberal. Al finalizar nu.eatro análisis pudimos concluir
que
ciertamelltel Mienes fu.e liherail en el BeDtido de defen&or de
1las justas lbertades, tanto individuales, así en el eas-o de los re-­
mensa&,_. como de loe órganos &ociales deJl país. Decimos- de las
ju#as Ubertades Para advertir que nunca lo fue de 9118 abusos
y corruptelBB que fmitigó severa.mente.
»Pero
no fue libel"al en el sentido más moderno de aceptar
toda cla&e de

opiniones.
Muy al contrario, siempre. trató de
distinguir la

verdad y error,
"iusritia est veriratis", pues, para
él, el der~ho no es un-productn de la voluntad, sino que la
"bona rahó" debía hallado alli donde está ínsito, en el orden
de la niaturaleza y dimanante por juicio prudenoial de la pu~
blú,am, utilitatem. Tal como dos siglos antes habían . mostrado
Santo Tomás de

Aquino y San
Raytilundo de Pefiafort.
>Evidentemente
hoy la esencia del liberallismo consiste

en
rechazar la lógica de

los dos valores -verdad y
error---y
acep­
tar· la de tres -te&ia, antítesis y síntesis-; y en eBe sentido
Mi.eres
no

fue
Iiherai pues no

buscó
solueionee de compromiso,
sino
de justicia, tomando como criterios básicos pa-ra hallarlas
el derecho divino y el natural.
:>E igualmente Miere& fue antillibeml si la es-encia del libo-
1271
Fundaci\363n Speiro

ralismo radica en no admitir la 6UIW-Slon de nuestra& opuuonea.­
suhjetiva& a criterioJ trascendente& y permanentes, y, en caro­
. bio, en eatilnar como solución de compromiao el recurso a la
opinión expresada de modo maiyoritario, elevada a ley por lo&
parlamentos euando .se trata de una cue&tión juridica; y en.
consiiderarla
inapelable cuando representa la voluntad de la
llltlción, del príncipe_ o del pueblo. Con ello se circ:onscribe el
concepto de· derecho al positivamente impuesto por tal volun­
tad.

Para
Mi.eres-, por el contrario, la verdad y la justicia sa­
basan, en u.no& criterios objetivos y trascendentes, superiores a.
la voluntad del príncipe, de las Cortes en pleno e incluso a
la

de todo el pueblo·;
y así negaba la categoria de derecho a
las normas positiva& que resultaban irracionales, es decir, que­
fuesen eontmrias al derecho divino y al natural»
Si el régimen es democrático, el liberal.ismo ideológico da lugar a que::
«... en el forcejeo de las ideas de eada cual y de la vol~
tad de cada uno por imponer la suya, no cabe, en los cánonee­
del liheraliemo, otro recuts:o que

la voluntad de
_la mayoría.
»Aei, en lu~ del orden de la naturaleza, lo que delimita
nne&tra libertad es la voluntad mayoritariamente aceptada,
»Las ,libertades políticas clásicas
o tradiciorutles defendían.
la persome. y los cuerpo& sociales de las intromisiones del poder
soberano
en su orden privativo·.
»El liheralismo·, que libera &J. individuo de· todo orden traea­
cendente
y que concede a sus opiniones, por · aberrantes que­
sean,
igual valor que las mejor fundadas, en cambio le somete­
totahnente, 1a él y a los cuerpos sociales, al poder soberano de
la mayoría. Sin máe salvedad que los denominados: derechos del:
hombre, que
-tan

pronto
se invocan en

favor de los
oprimidos
como

de los
terroristas, según soplen

los vientos de la opinión
pública.
». V emoe, pues,. dos concepto& contra.pu.estos de la libertad
políti-ca10 califimda como liberal, y que son esencialmente ¡..
eompatililes entre · sí.>
ES Is contraposición que media entre la Revolución -SUt'gida del
Iluminismo !I la Enciclopedia y estallada a fines del siglo XVIII en Fran,.
cia, que · sigue operante de manera más o menos · silenciosa según los mo­
mentos-y la Contrarevolución -que ·"no es un'a revolución en con­
trario sino lo cOTl'tr8t'io de la. Revolución", como lúcidamente dijo De­
Maistre__.. Ciertamente el orden natural de las cosas separa Revolud6m.
1272
Fundaci\363n Speiro

que trata de trastocarlo todo, .y Contrarrevolución que procura mantener
o restaurar, en su caso.,,, el tejido social Así lo ha sabido ,percibir el fa,,
maso coronel
Chal1!ealu.--Jouvert, según él mismo ha explicado en una en-,
trevista que LECTUR.E ET TR.ADITION, núm. 59, de merzo-sbrü, ha
publicado g_ en la cual explica "le chemtnement qui.m'a concú,ut au cotnl,e(
contrarévolutionnaire":
Pero:
«El punto de partida de e.sa trayectoria es muy claro para
mi~ Gira en torno de e&ta cuestión "el fin que justificaría los
medios", que me ha permitido .tomar conciencia de cuál es la
línea de .separación de dos ideologías contrapuestas, que se si­
túa
en el reconocimiento o, -por el contrario, ·en el rechazo de
un determinado orden, en el cual las leyes físicas, morales,
sociaies,
me perecen "naturales". De abí a pasar al orden na­
tural y luego al orden natural y cristiano, ino había si.no un
paso ... !>
«... mis ideas no acabaron de clarificarse sino cuando ca­
yeron en mis manos UDa recopilación de textos de Ousse4 inti­
tulado Para una doctrina ctUólica de la acción política y social.
Allí deecubrí los principio& de una acci.On sana y eficaz. Al
mismo tiempo comprobé la verdad· de las bases que ya pre­
sentía que exis_tían, Después, aún me han sido precisos dos afi.os
y la ayuda que me prestó otro libro magistral de Ousset: Pour
qu'll regn,e; para llegar al núcleo del problema. Encontré en­
tonces la explicación
de eslla Revoluoi6n: antagonismo funda­
mental, contra toda idea cristiana, y así llegué a conocer lo que
es la Contrarrevolución.>
Esta disttnción y las que antes hemos ú:lo desgranando explican la lu..,
cidez de la opinión_. que leemos en, las columnas de PoLITIQuE del himen~
sual MONDE ET VIE, núm. 259, del 16 de abril de 1976, donde recoge
el planteamiento
de la FAUSSE ALTERNATIVE acfual, en Francia, entre:
«mayoría gubernamental o Unión de Izquierdas.>
Y observa que, ahora:
«De golpe el juego no aprovecha sino - a la i_zquierda, pues
los descontentos no votan ya POR alguien,. sino -CONTRA o se
1273
Fundaci\363n Speiro

abstienen o se inclinan a la izquierda. puesto que no tienen
otro
medio de manife1tar su disconformidad.>
Por-eso alguien ha sug_erido en Francia la creación de un nuevo PAR-­
TJDO
NACIONAL. Pero el c;c,lumnista estima que existen razones:
« ... para dar la razón a los numerosos leetorea que. para
preparar

el
relevo de mañana, preconizan,, ante todo, la mul­
tiplicación de Comités de Acción, locales o regionales., autóno­
mos, pero actuando en simbiosis y siempre sobre las mismas
·bases ensenciales: el interés dell país, y, por tanto, la conserva­
ción de sus tradiciones, de su eultu~ de sus libertades, todo lo
cual va de la mano con la jmticia social, pues el mundo no
to.vo
que esperar al socialismo avanzado para comenzar a pensar.»
Y> entre tanto, en La Coruña~ con ocasión-de conmemorarse en un
acto académico en la Sala Capitular del Palacio Municipal, el XC ani-­
versario de su nac:tmiento, según leimos en ABC del 25 de ¡unio de
1976, en la crónica enviada por A. Padin desde dicha ciudad, Salvador
de~:
«Al referirse a ~ dijo: "Me pa!"ece que los españo­
les
somos, a veces, demasiado modeeto& y siempre queremos co­
piar todo lo europeo-; pór ,ejemplo, el parlamentarismo, cuando
tenemos una institu~ión,, como es el Municipio, que es superior
al parlamentarismo
europeo. A este Municipio hay que darle toda
la libertad
política posible con la

colaboración
de todos".»
B) CONSECUENCIAS SOCIALES,
l. EL LIBERALISMO Y LA MORAL SOCIAL.
Bl liberalismo, consecuentemente con sus falsas premi.sas, rompe tam-­
bién,
en materia moral, cort el orden oristiano y con el orden natural. So-­
cialmente ha dado así. lugar a la llamada
SOCIEDAD PERMISIVA. ¿En qué
consiste ésta? El Profeso, José O,Jalldis Rmrlra. en una entrevista pu,
blicsda en PALABRA, núm. 128, de abril de 1976, titulada PERMISIVIDAD
Y

SOCIEDAD CRISTIANA,
explica, en tNimer lugar, ettá:les son los rasgos mA.s
característicos de la sociedad permisiva.
1274
«A mi juicio, la sociedad permisiva se caracteriza esencial­
mente

por una
actitud de rechazo de cualquier posible condi-
Fundaci\363n Speiro

cionamiento de iJ.a& conductas humanas, en virtud de impera,tivos
ético-morales derivados,
de la existencia de lUl orden divino, na­
tural o
positivo. La aociedad permisiva presupone, -por

tanto,
una concepción de, la existencia que e& inadmisible para el
cristiano, porque se funda en iLa pretenaión de la absoluta auto­
nomía del hombre, de un hombre erigido .en instancia única y
árbitro-supremo de su propio destino. En nuestros países de
Occidente, la vida social ha seguido informada, durante mucho
tiempo,
por criterios morales y hábito& de convivencia hereda­
dos de los siglos de cristiandad. Los propios principios básicos
del orden
moral, establecidos-por Dios . Creador y que puede
reconocer toda conciencia humana, seguían observándose por
personas que J:ua:bían abandonado la práctica religiosa e inspi­
raba igualmente la legislación de Estados que ya no eran. abier­
tamente confe&iosales, sino inclUBO 8CCW8rizados y :laicos. Ho:y
parece como si estuviera agotándose en

su
dimensión social el
impulso de

la inercia
heredada del ayer cristiano.-Por eso surge
la sociedad permie-iva, como fórmula en que cristaliza la exis-.
tencia en común de una humanidad integrada por hombres au­
tónomos, que -rechaza toda norma de moralidad fundada en la
vigencia de la Ley de Dios y d8800nocen la propia Autoridad
divina.>
Respecto de las mdl!IS y objetivos que el "permisi.vismo" moral pre­
tende alcanzar en la vida social, "según la serie de temas que aparecen
en ciertos programas políticos actuales, contesta:
« ... Estos programas parecen defflnados a· :la realización de
un proyecto de vida social, a la medida de un estado de apos­
tasía colectiva:
contemplan

unas
existencias humanas sin dimen­
sión trascendente

y regulan
l'll vida en sociedad de unos hom·
bres
sin más aspiraciones, ni horizontes que la consecución en
la tierra de unos niveles óptimos de segurida~ bienestar y fe­
licidad. Concretamente, entre
lo& objetivos principal-es del "per­
mieivismo" figuran
hoy

la
introducci6n del divorcio

en el
or~
denamiento
jurídico, el control -de la natalidad, la legalización
y la
"liberalización" del aborto y

de
las relaciones homosexua­
les, la justificación de la eutanasia, luz verde pam la pornogra­
fía, una
"emancipación" de la

mujer que lleva
consigo fa pér­
dida del pudor y hasta de
m natural feminidad, la disolución
de [a familia, etc. Todas estas metas se presentan, naturalmente,
como brillantes conquistas de la libertad humana y, ¡ay del
osado
que
en la ·
vida pública tenga la audacia de coiltradeeir-
Fundaci\363n Speiro

loa! Se le clavará in-mediaba-mente en la picota, con un baldón
infamante de
retrógrado, mogigato o incluso "preconeiliar", que
no

es
dicterio .de
.menor cuantía.
El "pcrmisivimlo" moral pre­
tende,· pues, un progreso ·que avance en un sentido diametral­
mente opuesto a la Ley de Dios y a La Moral de_ Jesucristo.
Los resultados pueden

ya
tocarse:· un

envilecimiento
sin pre­
cedentes de la condición del hombre y un crecimiento, hasta
niveles increíbles, de la infeliCidad, la soledad y la angustia en
la vida do la humanidad.:>
<~ causas dé fondo -rechazo de la autoridad de Dios, di­
fusión de un humani&mo sin dimensión trascendente y de una
concepción acristiana de la vida- han &ido ye señaladas antes.
Por
to que hace a 10& fae-tores más J.)l'Óximos -es decir, a los
agentes instrumentales que han hecho posible una difueión tan
rápida del permisivismo moral-es -evidente que la palma co­
rre:aponde ·a los medios de comunicación social. Nunca como
ahora,

en toda
la historia del género· humano, habían existido
unos
instrumentos con
tal
capacidad de inilujo s-o-bre el

con­
junto
de la sociedad. La prensa y el cine, la radio - y la televi­
sión eatán configurando decisivamente una humanidad que por
vez
primera sabe leer y acude ta las salas de espectáculos, que
pasa horas delante del televisor y escacha el transistor hasta
en el tiempo del trabajo. El impacto que estos medios de co­
municación causan en el hombre actUJal es enorme. En cuanto
a fas técnica& de convencimiento, a fos "argumentos" en favor
de las
tesis permisivas, me

limitaré a
señalar solamente dos, que
creo han sido de partieular eficacia: el ejemplo de los "famosos"
y el poder juetificante de la Sociología.
»Los
"notables" del Bajo Imperio, por decadentes que fue­
ran, tenían un radio muy reducido de proyección social. Ahora,
· en

cambio,
los "famosos" y

las
"famosas", con sus ejemplos y
con
· sus opiniones sobre todo lo divino y lo humano, incitan al
mimeiisino y hasta ee erigen en nonna de moralidad para la
torha de su admiradores.>
N tituralmente, no deja de ·aludir: a los argumentos que se autocalifican
de soc/Dlóglcos:
1276
«El impacto de - la Sociología ee, sobre todo, apaciguador y
justificante." Apacignad·or, porque

sugiere que aquello
que mu-
Fundaci\363n Speiro

chos hacen queda, por. esa sola razón, convalidado social y hasta
moralmente •. Antes .se decía que "mal de muchos, consuelo de
hohoa"; ahora, .en cambioJ parece pensar.se que mall hecho por
mue:hos deja por eso de ser ya mal. La eficacia justificante de
la Sociología es conS6Cllencia de lOi anterior: lo que ha sido
convalidado
por el uso social tiene. "derecho a exigir una sanción
legal.
Este es, más o menos, el razonamiento que hemos oído
repetir mil veces en estos, añow: ,pu.esto que se dan tantos. miles
de abortos, el aborto no

puede
seguir siendo delito; puesto que
hay

tantos
matrimoni'os infelices y desavenido&, se impone re­
conocer el divorcio en la ley. El argumento. sociológico impre­
siona mucho al hombre medio y contribuye a 11u vez a implan­
tar en la vida real el dato que se pretenda reflejar.»
JI. EL LIBERAIJSMO Y LA PAMlµA.
Hablando del matrimonio, la verdadera sociología, además de anot«
los hechos, debería profundhar en sus causas y en sus consecuencias. Asi,
~al vez, los sociólogos llegarán· a_. darse cuenta de que existe un orden
,natural del que dimana el derechc natural, Y, también, se clarificarla el
poTqué de la INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO, tal coma la explican en
ABC
del

18
ele mago ele 1976, Luis Rl,sgo Menguez g Camiro Paiblo de
.Riiesgo, en su colaboración .Lo QUE Dms HA UNIDO:
«Con la indisolubilidad nos pasa un poco como con el latín ... >
< ••• "Es cosa de la Iglesia" -pienean alguno&-. Lo cual es
verdad -"lo que Dios ha· unido no lo separe el hombre"-,
pero sólo parte de la verdad ... >
« ... tanto para el creyente como para el incrédulo, sí tiene
valor el
derecho natural;
derecho
nato.rul que, por

el bien de
los
hijos y

la estabilidad de
la familia, exige la indisolubilidad
del matrimonio.
»Bien de los hí.jos. He aquí un argumento irrefutable. El
matrimonio
no
es sólo cosa de los cónyuges. Tmnbién los hijos
cuentan. Porque

ellos
son los
grandes perjudicados por el
di­
vorcio. Y del mismo modo que precisan el amor matemai para
-su adecuado desarrollo, precisan también -para

su armónica
-evolución efectiva,

moral, intelectual e incluso física en oca-
sione&-que

no
se rompa
el
círculo de amor padre~madre-hijo.
Es sabido qne la delineuerÍ.cia juvenil se nutre-principalmente
1277
Fundaci\363n Speiro

de muehacho& que proceden de hogares desechos por el divor­
cio.
Y11 aunque no se llegue a la delincuencia, ios educadores,,.
los médicos
y los -psicólogos nos podrían hablar de jóvenes que:
arrastran
en 811 alma -y no pocas veces en m cuerpo--el dolor,..
1a tristeza y la angustia que tiene s-u origen en un hogar des­
truido por el divorcio y por las nuevas relacionel!!I amorosas da
este
o aquel progenitor.
Es verdad que también en la separación pueden darse situa-­
ciones difícil.es. Pero hay · una diferencia s-us-taneial. En la: s-e-­
paración los hijos son ·objeto de mayores atenciones por parte­
de los ·padres, se los disputan, tratan de ganánelos, se esfuerzan.
por mantener vivo ese amór paterno-filial que en alguna forma,
lee compensa de su fracaso conyugal. Pero en el divorcio conc
matrimonio subsiguiente los hijos del anterior son prácticamen­
te abandonados por ese padre o esa madre que han encontrado­
un

nuevo centro de
interés y una Jamilia a la que prodigar sw
afecto y atenciones. Esos hijos se sentirán extraños, cuando me,..
nos, en un hogar que ya no es enteramente el suyo,
;¡Bien de los hijos! ¡Cuán pocas veces se le saca a relucir
ai hablar del divorcio, como si éste fuera un aBtlllto que sólo a.
los padres -co-mpeteb
La estabilidad de la familia es fundamental.
«... pensará alguno, ei no hay hijos, o si se trata de caso•
extremos
en que un -c_ón.yuge inocente -o engañado tendría: que­
sacrificarse de por vida, bien podría admitirse el divorcio. Y,..
sin embargo, aun en esos casos el derecho natural continúa exi­
giendo la indisolubilidad. Porque una vez concedida la posihi•··
iida:d
de

divorcio
ae produce esa presión

social,
la& estadísticu·,
lo confirman, que hace que, lentamente, pero de modo incoo•
tenible, se vayan ampliando las caneas de divorcio y que, en la-.
práctica, lo que podría haber sidó admitido como lícito para­
"casos extremos"
desborde los eaucea prefijados y alcance zonas,
que

nunca debieron
haber sido alcanzadas., desuniéndose fami­
lias
(JUe jamás debieron

haber sido
desunidas, con el dafio con-­
siguiente para ellas y par& todo el conjunto social.>
Y, concluyen recordando:
1278
«Augusto Colll.te, positivista, que con · Hegel y Loisy postuia~
por razones sociales

el
matrimonio indisolubll¾ escribe: "Nin,..
guna intimidad Puede ser profunda sin concentración y perpi>-­
iuidad, pues

la sola
id~a · de cambio constituye una provocación,,
Fundaci\363n Speiro

al mismo." Y León XIII: "Una vez concedido el divorcio, nin­
gún freno podrá mantenerlo dentro de los límites que se había
creído
poderle fijar".>
En otra colaboración en ABC del JO de julio de 1976, los mismos
LuiB Riesg<> .Miague,; y Cannen Pal,Jo de &iesgo, inaistiendo en el tema
So&RB LA INDISOLUBILIDAD DEL MATRIMONIO, con este titulo,. recibieron
varias objeciones aducidas al respecto,
«No se puede condenar al eónyu-ge inocente a que sea infeliz
durante toda
su vida.
Quienes
así razonan
no tienen en cuenta
que aun
conicedi-endo que el divorcio llegase a abrir la& puertas
de
la

felicidad a
algún cónyuge inocent~ sin embar.go sería· causa
de infelicidad para muchos otros, también inncen~ dado que
admitida
su posibilidad se desemboca -basta mirar la historia.­
en una mayor y mayor frecuencia. ¿ Cuántos nifios, de los 280.000
que entre 1946 y 1948 .quedaron con los padres divorciados ·en la
República
Federal Alemana,
hubieran visto
salvado SU hogar de
no

estar legalizado el
divorcio? Y de los 32.755 matrimonios di­
vorciados
entre 1960 y 1965
en ei condlido de Dallas d~l Estado
de Texas

-¡frente a un
total de 61.899 matrimonios contraí·
dos!-,
¿cuántos

hubieran llegado a buen puerto de no haber
encontrado la fácil salida del
divorcio para tal o

cual dificultad?
Esos niños y esas pm-ejas, víctimas inocentes del divorcio, suman.
un número inmensamente superior al de la& víctimas inocentes
de la isdisolubilidad. Pol'qU& la indisolubilidad -¡ qué duda
cabe!-también

tiene
en& victimas. Como las ti-ene la justicia y
las tiene el amor patrio: díganlo, si no, la es.posa y los hijos del
criminal ajUBticiado que ~ culpa suya-se ven condenados a
una
vida de
estrecheces y sufrimiento&; o los padre& del soldado
muerto en
e1 frente-, que -rin culpa suya- se ven abocados a
una
V"ejez solitaria.
Pero a nadie se
le ocurre pedir que no se haga
justicia o que no se defienda a la patria para evitar el sufrimien­
to de
tales personas
inocentes. Y
es que por encima del bien
particular
-está el bien común, Bien común que --en el -caso que
nos ocupa-exige, por

los derechos
de los hijos y la estabilidad
de !u familia, la indisolubilidad absoluta.
»Bien
que
no
se generalice, pero para

determinados casos
ex­
tremos :SÍ deberíamos adnlitirfo. ¿Para qué casos extremos? ¿Para
el adulterio? ¿Para la enfermedad mental incurable? Si se admi­
te

por adulterio, ¿por
qué no también por homicidio o por otros
delitos

infamantes
que provocan la pérdida del amor del cónyuge
inocente? Si
se admite
por
enfermedad mental incurable, ¿por
1279
Fundaci\363n Speiro

qué no también por otras enfermedades repugnantes, causadas
por

un proceder vicioso? Como:
se ve, la primera ,:Ji,ficid,ta,il es­
triba en, ponerse de acuerdo sobre cuáles. son esos casos extre­
mos. Pero hay más: cualquier causa de divorcio que se establez­
ca es una provocación a cometerla o a simularla. Recientemente
se han descubierto· en Francia agencias especializadas en "provo­
car" adulterios suministrando hombres o mujeres especialmente
atractivos que sirvieran de cebo a las esposas o es~ de los
cónyuges que pretendían divorciarse, facilitando a éstos "pruebas"
en

que apoyar su
derecho al divorcio.>
Notemos que liberalismo y marxismo coí.m:iden totalmente, en lo que
se refiere a la disolución de la familia,. por lo menos cuando se treta de
países "" comunistas. La lihe,lad sin limite. trascennentales ,( religiosoo)
y objetivas ( naturales) del liberalismo, es planteada como irll,eración por
el _marxismo. La diferencUl radica únicamente en que miemcas en el li.­
be,all,,mo predomina la rebelión del individuo contra todas las represio­
nes --religiosas, moi-al.es, sociales,........,, en el marxismo se persigue la di­
solución social para que cororompa la sociedad que se resiste a sometér­
sele.
A este comentario le viene como anillo al dedo una puntualización·,
que leemos en una carta al director de ABC, firmada. 'J'Ot' Juan Fomés,
en el número de este diario del 25 de agosto de 1976, y que c//ce:
1280
CUÁ08 recientes de D. Felipe González en Gijón y en El Escorial.
El secretario general del P. S. O. E. afirma que el "man:ismo no
es un dogma ni una rel,igión. Es una metodología para construir
conscientemente

una
sociedad socialista".
»Todos sabemos que el marxismo no es una metodologí~ sino
un cuerpo doctrinal, una ideología monolítie~ atea y materialis­
ta, sin la menor fisura. Puede ser oportuno recordar, a título
de ejemplo, lo que
dice Marx
sobre
la familia: "La liberación
de la mujer tiene como primera condición la participación de
todo el sexo femenino en la - industria púhlic~ y esta condición
exige_ la supresión de la familia individual como unidad econó­
mica de la sociedad".
»En d marxismo no ·hay lugar para la familia, El marxismo
suefia
con el día

en
que , quedará abolida, para, que no quede
ningún-grupo social entre el im:fividuo y

la
colectividll.d »
Fundaci\363n Speiro

111. LA MORAL PERMISIVA Y LA EDUCACIÓN SEXUAL. ,
¿Existen límites en esa moral permisiva?, ¿cuáles son?,. o bien, ¿no los
hay,
ni cabenl
Parece
que no. Si leemos, por, ejemplo, las referencias que nos llegan
de las JORNADAS DE LA DONA, que leemoe en ABC dd 3 de junio de 1976,
en la sección Bar,ceioaa al día,· que fkma José Tañn Iglesias, quien,, entre
~os comentarios, nos dice:
-i:A la salida de un acto celebrado ayer a mediodía coincidí
con un rl.ustre escritor eartalán, liberal e, incluso~ con ciertos
ribetes republicanos
agnóstico~ pero r68petnoso con
las opinio­
nes
ajenas, quien me comentó el lamentable espectáculo que días
pasados

ofreció
el Paraninfo de nuestra Unliversidad, con mo­
tivo de
unas llama.das ]ornoilas de la dona, a las que 118.istieron
vario& centenares de mujm;ee, que protagonizaron uno de los
más bistes y vergonzosos actos celebrados en estos·-últimos meses,
donde

en
el transcurso de apasionadas discusiones .se llegó a las
manos y ~ insulto personal. En definitiva, algo bochornoso, don­
de se pronunciaron soeces discursos y se presentaron ponencias
increíbles.
Y con cierta tristeza, el escritor on cuestión pregun­
taba hasta dónde podría llegar la irresponsabilidad colectiva.
Desgraciadamente tenía razón y,. lo peor es que ahora, tras su
celebración,
ha comenzado una campaña de· reivindicación de
todo cuanto allí ire-dijo, afirmando. por ejemplo, un destacado
profesor usivers-itario
mancistla,. que "todo ello tiene una po­
tencialidad renovadora contra las estructuras y los hábitos men­
tale& creadoe por la sociedad capitalista".
»Por lo visto,
y siempre siguiendo las notas informativas que
en
su día se publicaron., en el decurso

de
las 8ffÍones se abogó
por
la desaparición· total de la familia para irer sustituida por
uniones librel!I y pluralistas que no fuel!lell necesariamente esta­
bles ni monogámicas. En e&te caso, loe hijos estarían a cargo
del Estado.
¿Lo ha leído hien? Pues esto se dijo públicamente
y, es m~ cuando

alguien intentó rebatir
loe- argumentos y de­
fender a la familia y el papel tradicional de la muje'I' en su
seno, se mscitó una

airada
oposición entre la& asistentes, vién­
dose obligada a abandonar la sal-a quien a-si intentaba hablar,
entre
abucheos y denuesto, lndignos de la natnrale'.!18 femenina.»-
Más detalles nos los narra Allaoso &klells Gmlna, en LA VAN­
GUARDIA ESPA:NOLA de Bm-celorta del 25 de julio de 1976, ba¡o
,, 1281
Fundaci\363n Speiro

el titulo Dos BPISODlOS. Ü>NTRANATURA y CONI'RA LOS DERECHOS HUMA­
NOS, quien nos refiere, asi, el primero:
1282
«Los bisofíos "demócratas" -no hablo de los auténtic~ jó­
venes o veteranos, que ejercen y no pree-umen-a diario nos de·
paran
sorpresas, que
serian
deliciosas si no fueran bromas ma~
cabras capaces
de compromet-er la futura convivencia nacional.
:>Un día

fueron las
quo ya célebres "Jomades Catalane& de

la
Dona",
con ms notas

y
contranotas de organizadores y "colecti·
vos"
y

con
los estridentes abucheos y

las
conclusiones demagó·
gicaa. Un espectáculo que a 106 usiversitarios. nos averguenza, ya
que se :les concedió nada menO'S que el Paraninfo del "Alma
Matar" para gritar, impedir la palabra -democráticamente, claro
está-a

los que no
piensan como ellas y ofrecer una

imagen de
la
mujer catalana

y
española, que
no
responde-a
la realidad.
Afortunadamente-! »Entre
los

diez
puntos aprobad05,i
llama la atención la "revi­
sión de

la cédula
familiar" con la denuncia de '.la "actuail familia
patriar'cal (¿lo es?) y autoritaria como célula base del Estado".
Uno
no
sale de so esto.por al comprobar que las -"Jornades" se
enfrentan

contra
la Declaración Universal de los Derechos Huma­
nos
que
en su artículo 16 dice textualmente: ''La familia es el
-elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a
la protección de la sociedad y del Estado". Cosas veredes ...
>Se-pide -¿o se exige?-el "derecho a la libre disposición
del·propio cuerpo". De manera que la i;trotea-ta por la "cosifica­
ción
de la mujer" viene aquí a reducirse a la· substitución de la
ílt.ujer-objeto,
juguete pasivo de placer, por UD. protagonismo,
una liberación . . . del instinto erótico fe.menino. Porque, al de­
cir de Teresa Pamies, cuando una dlica proclamaba que "el ·sexo
ti~e
que estar al servicio del amor" se ·

la hizo
callar por las
"partidarias del organismo con él homb~ con la mujer o con lo
que sea": la "dolce vita" ... marxista -una herejía en la URSS-­
y
la liberación de "entre visillos" a la agresividad machista de
unas viragos adolescentes, de lo más primitiVo o ... decadente.
¡Menudo progreso! ¡Ah!, y· lo más intrigante para los médicos:
"anticonceptivos
par& hombres" l será que exigen se· -invente una
"píldora"
·para anic¡riilar los ·espermatozoides? Una minihomba
atómica para
la· esterilización
del varón ... , con
la posibilidad
de
qué falle, como el Ogino~ pero con hijos suhnórnudes por abe­
rraciones cromosómicas. El delirio, en suma, con todos los t6-
picos de la "marginación" y'fa "discriminación" disparando con·
tra
el «mito de 18 virginidad» y

el
«mito de
'la
matemid'ad». El
Fundaci\363n Speiro

deaenfreno y la histe_ria contranatural y la aspiración a una mujer
hormonal glandular, a una COJ}Cepc:i.ón gona~ peró no genesíaca
de la feminidad, una disociación absurda do la naturaleza, real­
mente manioom.ial ... Simplemente un burdo "consumismo" sexual
de otro signo.>
¿Repercute también la llamada BDUCAOÓN SEXUAL., en la petmisiviliclad
moral
que

hoy
va penetrando en la sociedad?
El tema de

la
educación sexw,/ ha apa,eckJo en tercera plana de ABC,
el 19 de mago de 1976, con el tituló INPORMAOÓN OBSESIVA v EDUCACIÓN
SEXUAL,
explicado por el catedrático de Pedagogía Vii.dor Gatcia. Ho:z.
« ... si toda educación tiene s-u pwito de apoyo en una en­
señanza,
la enseñanza no es nunca una educación completa. Ne­
cesita ser
completada por el eMuerzo personal, por la lucha.
Esto
e& especialmente cierto . en lo relativo a la llamada educa­
ción 50Xwtl. La ordenación de 1a -eexualidad no se· realiza sin
esfuerzo,
sin un esfuerz0:. que a veces tiene que ser heroico.
Esto vale principalmente para la juventud, en la eual la fuerza
de la,s . tendencias sexuales -Y ta poca madurez de la penonalid'ad
del joven exigen una lucha más rigorosa. Por otra parte,, la
juventud
es también la época más adecuada para entender la
V'ida como lncha, para despreciar la comodidad.. Fortalecer en
la juventud la conciencia
de que una vida humana sólo se rea·
liza
a través de

la
lueha es poner uno dé los fundamento, más
firmes
para la educación en el aspecto sexual Loe jóvenes tam­
bién pueden vivir la alegría de sentir&e fuertes,
>Por lo que se refiere a la ensefianza, o información como
ahora suele deeiree, parece que hemos ido a bandazos. Desde
el miedo a hablar
de cuestiones relativas a la sexualidad se ha
pasado a la creencia de que una información, cuanto más mi­
nuciosa mejor, lleva aparejada en sí la solución de los proble­
ma:, sexuales. Desde una obsesión por no decir nada se ha
pasado a una
obsesión por

informar, a una información
obse­
siva.
»Hay también en esta aetitud un falso concepto do lo

que
es la
enseñanza, una mi.ta de crite·rio para saber distinguir los
diferentes sentidoe
que tiene de acuerdo con las diferentes ne­
cesidades y pomilidadeo humana,.
»El hombre necesita. de úna ensefianza para 88ber utilizar
sus capacidades mentales
y

volitivas. Pero
m capacidad de

rea­
lizar actos biológicos
se va

desarrollando
espontáneamente den·
1283
Fundaci\363n Speiro

tro del proceso de su · madurez física. Así, nadie necesita apren­
der a re&pirar, a

mirar, a comer,
a andar,
porque
son actos
instintivos
que el -ser humano va realizando poco a poco a me­
dida que
desarrolla su organismo.

El lector asentirá
fácilmente
a mi afirmación de que para realizar actos sexuales no es ne­
cesaria ninguna enseñanza especial. La enseñanza se

necesita pre­
cisamente pana hacerse cargo de la trascendencia, social, moral,
religiosa, de la sexualidad.»
Y volvemos otra vez al orden de la naturaleza:
«... Aquí, como en tantos otros terrenos, "la naturalidad" es
el mejor de 'los criteri9'&.
»Pero
·

hay que
enten®l' bien la natumlidad. La naturalidad
es lo

que
es conforme

a
la naturaleza, de donde podemos infe­
rir que
habrá tantas

naturalidades cuantas
naturalezas existan.
Una
cosa es lo

natural, por ejemplo,
respecto del perro y otra
cosa ee-lo natural respecto ~el hombre. Porque 'la naturaleza
. perruna no es la naturaleza humana. Esto vale tanto como· decir
que si 1a sexualiti.d es un elemento de la naturaleza-humana
no hay por
qu6 coniñderarla como

un tabú; y,
simultáneamente,
si el -pudor es algo-propio de la naturaleza humana, no h'8.y
por qué deetroirle.>
Hay que contemplai-al hombre, en la totalidad de Su ser y de su des-­
arrollo, bajé:, todos sus aspectos.
\
«Enmarcada en el amor y en la educación total del hombre
la educación
de la sexualidad adquiere su carácter ético,

es ver­
daderamente educación porque, vale la pena
repetir'lo, la

llama­
da educación
aem.al o es educación ética o no es IBl educación.
»En nuestros días hay una verdadera epidemia de programas
de educación 8eXUal sobro la baae de ilustraciones y enseñanzas
que van desde la Botánica hasta la Patología y que se presentan
como

la
solución "científica" de

unos
tremendos problemas
para
los
cuales haata ahora ha-eetado ciega la Hunuu:l!idad. Pero no
sé de nadie qtte se haya tomado ia molestia de comprobar "eien­
tíficameni:e"
si con tales programas los problemas sexuales han
desaparecido o

por los menos ·
han disminuido. Si los estudian­
tes: 'qu~ han seguido esos programas -se han vito libres de difi­
culbldes sexuales,>
Fundaci\363n Speiro

Faltan, a este respecto, informaciones con pleno crédito dentífico; se­
gún concluye el profesor Gat'cía Hoz, pero añ.ade:
« ... Tengo inclwt0 razones, apoyadas en investigaciones sobre
hechos aemejantes, que vienen a confirmar, deede la experien­
cia, el efecto negativo de una · información insistente. Me-· refie­
ro a
algunas investigaciones que se han hecho-en el campo de
las
drogas, tan' ligado a .vece& al de la Sexualidad. Vale la pena
traer
a cuento los trabajos realizados· en América por R. H.
Blum y
los de

R. S.
Wiener en Inglaterra, en los que se pone
de
manifiesto que lo's programas escolares de información de­
tallada, en la que también influye la demasiiada publicidad, cons­
tituyen

un incentivo
que desa;ta la curiosidad y la tendencia a
realizar loe actos que deben prevenirse. Más eficaz que la pura
información
resulta la educación entendida como desarrollo de
valores humanos, religiosos, morales,, en los que se haga refe­
rencia-a los problemas concretos de la juventud. ¿ Será aventu­
rado
suponer que

otro
·tanto ocuri-e con

los llamados programas
de educación sexual?
Sospecho que será muy difícil mostrar
evidencia científica contra

la
teiSis de qne la insi&teD.ci.a inopor­
tuna
y exclusiva en la información convierte, de hecho, la lla­
mada educación sexual en incitación sexual.:t
1285
Fundaci\363n Speiro