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Número 179-180

Serie XVIII

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El matrimonio es indisoluble

EL MATRIMONIO ES INDISOLUBLE
La proclamación de la indisoluhiHdad del matrimonio es parte
de
la palabra de
Dioo.
«sobre todo ,,s import"'1te la indisolubilidad del matrimonio cris­
"ti"'1o; ,¡unque sea untJ párte
dificil

de nuestro mensaje,
la debemos
"prod""'"' fielmente como párte de la pdabra de

Dios
y parte del
·'misterio de

fe.»
JUAN PABLO 11: Mensaje a los obispos de
la XII región pastoral de Estados Unidos pre­
sentes en Roma para la visita "ad Limina
Apostolorwn" el 21 de septiembre de 1978;
L'Osservatore Romano, edición semanal en
lengua espaiíola, año X, núm. 41 (510), do­
mingo 8 de octubre de 1978.
La indisolubilidad esencial del matrimonio y su significado
sobrenatural.
«N11e,tro Señor fes11cristo mismo insistió SQbre la indisolubilidad
"esencial del, mdtrimonio.
»No permita su Iglesia que ofusquen sus enseñanzas soibre esta
'1materia.
»La
Iglesia seria desleal a su Maestro si no insistiera como El
"lo bizo1 en que quien se divorcia Je s11 esposo o esposa unidos en
,, matrimonio y se casa con otro, comete adulterio-( cf. Me 1 O, 11-12}.
»La tlnÍón indisoluble entre trNl1'Ído y mujer es un misterio gr"'1-
,, de " signo sacr"111entdJ que se refiere a Cristo y s11 Iglesia. Mante-
11niendo
la nitidez de este signo manife.sttJJf'emas mejor el amor que
''aquél significa, o sea, el amor sohrenattlt'al que une a. Cristo con
"su
Iglesia y une entre-sí al Salvador con aquellos a quienes éste
"salvtJ.»
JUAN PABLO Il: Alocución a un grupo de
obispos de Canadá presentes en Roma para la
visita ""ad Limina Apostolorum" los días 13,
14, 15, 16 y 17 de noviembre de 1978; L'Os­
servato·re Roniano, edición semanal en lengua
española, año X, núm. 52 (521), domingo 24
de diciembre de 1978.
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Fundaci\363n Speiro

El matrimonio es indisoluble desde el- "principio", es decir,
desde
la creación del hombre y
la mujer.
«Jesucristo se refirió dos veces al< ,, sación con fo,s fdl'ise"s, que le presentaban la cuestión
sobre la in­
"diwlubi/id,u/ del matrimonio. La conversación se desarrolló del
"modo .tiguiente:
»"Se
le acercaron unos fdtúeo, con prQpósito de

tentarle, y le
"preguntaron: ¿Es lfrit" repudiar a la mujer por cualquier causa?
"El respondi6: ¿No habéis leído que al principio él Creador los hizo
"varón y hembra? Y dijo: Por eso dejará el hombre al padre y a la
"madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. De
"manera que ya no son' dos, sino una sola

cdd'ne.
Pár tanto, 'lo que
"Dkls unió no lo separe
el hombre. ElJo,s le

replicaron: Entonces,
"¿cómo es que Moisés

ordenó
dar libe/o, de divorcio al repudiar? Di­
,, joles E~: Por la dureza de vuestro· corazón o-s permitió

Moisés re­
"pudiar a 1111estras mujeres, pero al principio no fue así"" (Mt 19, 3
"y sigs.; cfr. Me 10, 2 y sigs.).
»Cristo no acepta la discusión al. nivel en que sus interloct1tores
"tratan
de introducirla, en cierto sentido no aprueba /,a dimensión que
"ello, han intentada dar
al pr"blema. Evita enzarzarse en /"-' cuntro­
nversias jurídicocd.Sulsíica,s;
y, en cambiQ, se remite dos veces al prin­
,, cipio. Pr«ediendo así, hace clara referencia. a las palabras co"es­
"pondientes
del libM det. Génesis, que también sus interlocutores
"sáblan de memuri".
De esas palt:tbras de la revelación m"-t antigua,
"Cristo· saca la conclusión y se cierr.1 la conversación.
«"Principio" significa, pues, aquello de que habla el libro del
"Génesis. Por lo tanto, Cristo cita al Génesis 1, 27, en fo'rma resu­
"mida: «Al principio el Creador fos hizu varón y hembra>>, mientra,
"que
el pasaje original cO'mpleto dice a,í textualmente: «Creó Dio, al
"hombre a i_magen suya, a imagen de Dios lo creó1 y los creó varón y 11 hembret>>. A continuación el Maestro se remit'e al Génesis 2, 24: < "eso,
dejará el hombre ~ stt padre y a su madre,' y se unirá a sti mujer,­
·11 y vendrán a ser !o'S dos una sola carn_e>>. Citando estas fralabras casi
"«in extenso», por

completo·,
Cristo· les da un significado normativo
"todavía
más explícito ( dado, que podría ser hipotético que en

el
libro
"del
Génesis. sonaran como afir'f!'Mciones- de hecho: «dejará ... se uni­
"rá
... vendrán a ser una .rol"' carne'!>), El significado normativo es
"admisible en cuanto que Cristo no

se
limita sólo
a
la cita misma,
"sino que añade: «De manera que
ya

no son dos, sino
una Iola carne.
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Fundaci\363n Speiro

11P "separe» es determinante .. A la luz d,e esta palabra de

Cristo, el
"Génesis 2, 24 enuncia el principio de la unidad e indisolubilidad
,,
del matrimonio como
el contenido mismo de
la Palabra de Dios, 11 expresada en la revelación más antigua.»
«Al /legar a este punto se podría sostener que el problema está
"cmclwido, que las palabras de Jesús confirman la ley eterna for­
"-mulada e instituida por Dios

desde
el «principio», como la crea-
1' ción del hombre. Incluso p·odría parecer que el Maestro, al con­
"firmar estlJ ley primof'flial
del Creador, no hace más que establecer
,, exclusivamente su propio Jentído normativo, remitiéndose a la auto­
"ridad mismlJ
del primer Legislador. Sin embargo, esa

expresión sig­
"nifict11iv<1: «desde el principiO'>>, repetida dos veces, induce dara­
"mente a
los inter/()·cutores a reflexionar sobre e! modo en que Dio:r
,, ha plasmado·
al hombre en el misterio de la creación, como «varón
"y hembrc1>>, para entender correctamente. el sentido normativo de las
"palabras
del Génesis. Y esto es /,in válido para los interl()Cutores de
n hoy como lo fue para lo-s de en.tonces. Por lo tdnto, en el estudio
"presente, considerando todo esto,

debemos
meternos precisamente
"en la actitud de lo,s interl JuAN PABLO 11: Catequesis en la audiencia
general del miércoles
5 de septiembre de 1979;
L'Osservatore Romano, edición semanal en len­
gua española, año XI, núm. 36 (558), domin­
go 9 de septiembre de 1979.
El matrimonio, umón fiel e indisoluble para responder gene­
rosamente al don de la patenúdad.
< "por el bautismo
.se convierten en· miembros de

Cristo
y tienen el
,, deber de manifestar en su vida las-actitudes de Cristo-reciben
,, la certeza de la ayuda que nece.ritt1n ftllf'a 'fUe su amor crezca en-una
"uni6n
fiel

e indisoluble y
puedan responder generosamente al don
"de la paternidad.»
JUAN P~LO 11: Homilía durante la Misa
celebrada
Cl1 el Capital Mali de Washington
del
7. de octubre; L'Osservatore Romano, edi­
ción semanal en lengua espafiola, año XI, nú­
mero 44 (566), domingo 4 de noviembre de
1979.·
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Fundaci\363n Speiro

Unidad e indisolubilidad del matrimonio, que tiene un des­
tino no sólo terreno, s.ino ieterno.
< "de vida
y de amor, instit11ida por el Creador para la continuación 11 del género h11mtJno, y que tiene un destino no sólo· terreno, sino
"también eterno (cfr. Gaudium et spes, 48}. Esforzaos, por ello,
"en defender su unidad e indisolubilidad.»
JUAN PABLO 11: Alocución con motivo "ad
Lim.ina Apostolorum" de un grupo de obispos
de Argentina y Colombia del 28 de octubre
de 1979; L'Osservatore Romano, edición se­
manal en lengua española, año XI, núm. 44
(566), domingo 4 de noviembre de 1979.
El matrimonio oriistiano ea tan indil!oluhle OOJIIO el amor de
Dios por su pndMo y el da Cristo por su Iglesia.
«Con
la claridad de lcJS Evt111geli"s, la comptMión de Pastores 1
"la caridad de Cristo, os habéis enfrentado con la c11estión de la in­
" disolubilidad del matrimonio, afirmando justamente: "la aliánza
"entre un hombre y 1111r,; mu¡er, Nnidos en matrimonio cristiano, es
"tan indisol11ble e irrevocable como el amor de Dios por su pueblo
"y el am'or de Crist" por su Iglesid'.»
JUAN PABLO II: Alocución a los obispos de
los Estados Unidos del 5 de octubre de 1979;
L'Osservatare Romano, edición semanal en len­
gua española, afio XI, núm. 43 (565), domingo
28 de octubre de 1979.
La referencia al "principio" del capítulo 19 de San Maleo com­
prende
al homke, en perspectiva teológica, en toda su his­
toria, tanto en estado de inocencia como en el del pecado.
«Cuando Cristo se refiere al «principio», lleva a sus interlocu-
JJ tóres a super di", en cierto modo, el límite que, en el libro del Gé­
" ne.sis, hay entre el esttk:/Q de inocencit1 Miginal y el e.rttldo pecami­
"noto que co,mienza con UI caídtJ original.
»Sin embargo, las palabras de Cristo, que se refieren al «prin-
11 dpio», nos permiten encontrar en el hombre una continuidad esen-
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Fundaci\363n Speiro

11ciail y un vínculo entre e.rto.r dos diversos estados o dimensiones del
"ser humano. El eslddo de pecado forma patte del

«hombre
histó­
nrico», tanto
del que se habla en Mateo 19,

esto
es, del interlo,utor
"de Cristo entonces, como también de cualquier otro interlocutor
"potencial
o actual de todos los tiempos de
la historia
y, por lo
"tanto, naturalm.-nte, también del hombre de hr,y, Pero ese estado
11 -el estado «histórico-» precisamente- en cada uno de los hombres,
"sin
excepción alguna, hunde las ralees en su propia «prehistoria»
"teológica, que
es el estado de la inocencia original.»
< ºferirse o remitirse (y Cristo efectivamente a él se remite) al e.ria­
" do de Ínr)C(mcia original (

en
cierto sentido «¡,rehistórictS>>) y fun­
,, damental. El brotar, pues,
del estado pecaminoso·, como dimensión
"de
la existencia humana, está, desde lot co,mfenzos, en reidl:ión

con
"esta infX'encia real del hombre como

estado
original y fundamental,
"como dimensión del ser cread(> «a imagen de Dios». Y as/ sucede
"no s6/o ¡,ara
el primer hombre, varón 1 mujer, como dramatis per­
"sonae y protagcmista de lar vicisitudes descritas en et texto, yahvista
"de
los ca¡,itulos 2 y 3

del
Génesis, sino también ¡,ara todo el re­
" corrido histórico de

la
existenci" humana. El

hombre histórico está,
"pues, por

así decirlo, arraigado en
su prehistoria
teológica revelada;
"y por esto ctkla punto de su estado pecaminoso histórico se explica
"(tanto par" el alma mmo ¡,ara el cuerpo} con

referencia
a la ino­
"cencia original,
Se

puede
decir que e,ta referencia es «coheredad»
"del pecado,
y precisamente del pecado original. Si este pecado sig­
" nifica, en cada ho1mbre histórico, un estado de grada perdida1 en­
"tonces comporta también una referencia a esa gracia, que era pre­
" cisdmente la gracia de la inocencia Of'igínal.»
JUAN PABLO II: Catequesis en la audiencia
general del miércoles 26 de septiembre de 1979;
L'Osservatare Romano, edición semanal
en lengua española, año XI, núm. 39 (561),
domingo 30

de septiembre de 1979.
La familia, iglesia doméstica, está fundada en el matrimonio,
que une 'las vidas de los esposos "hasta la muerte".
«Digo a todos lo, esposos y padres, jóvenes y mayores: Daos las
"manos
como hidsteis el dla de vuestra boda, al recibir gozosamente
"el sacramento del matrimonr"o. Imagint101 que vuestro Obispo os
111S
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npíde hoy otra' vez el con.smt1m1enf(J, 1-que vo,sotro.s pt' 11 to de v11e.stro matrimonio,
»¿Sabéis por qué os lo recuerdo? Porque de la observancia de
"estos compromisos depende la «iglesia doméstica:;>, la calidad y san­
"tidad de la familia, la educación de 11ffestros hijos. Todo esto Cristo
"os
lo ha confiado, queridos e.rpO'sO's, el día en que, mediante el mi­
"nisterio del sacerdote, unió para siempre vuestra.r vida.s, en el mo­
" mento en que pronunciasteis las pal-,/,ras que 110 debéis olvidar ja­
"más: «harta la muerte>>, Si las recordáis, si lar observáis, mis que­
"ridos hermanos
y hermanas, también sois apóstoles de Cri.rto y con­
"tribuís " la übra de la salvación ( cfr. Lumen gentium, 35, 41; Gau­
"dium
et spes, 52).
JuAN PABLO Il: Visita a la Diócesis de Ro­ma; L'Osservato,re Romano, edición semanal en lengua española, año X, nútn. 50 (519), do­
mingo
10 de diciembre de 1978.
La e>'angelización del futuro depende en gran parte de la
"iglesia· doméstica'' que _es· 1a familia cristiana, objeto de
amenazas,
-como aon
el divorcio,
el aborto y las prácticas
anticonceptivas.
«Haced todos los esfuerzos para que haya una pastoral familiar.
"Atended a campü tan prioritario con la certeza de que la evangeli­
"zación en
el futuro depende en gran parte de la «Iglesia doméstica».
"Er la escuela del amor, del conocimiento de Dios, del respeto a le,
"vida,
a
la
dignidad del hombre. Es esta pastoral tanto más impor­
"tante cuanto la familia es

objeto de
tantas amenazas. Pensad en lat
"campJñas favüYables al divorcio,
al uso de prácticas antico,zcepcio­
" na!es, al aborto, r¡ue destruyen la sociedad.»
1116
JuAN PABLO 11: Alocución en la apertura de las sesiones de la Ill Conferencia General
del Episcopado Latinoamericano en el semina­rio palafoxiano de Puebla de los Angeles; L'Osservatore Romano, edici6n ~emanal en lengua española, año XI, nútn. 5 (527), do-
- mingo 4 de febrero de 1979.
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La misma posibilidad del divorcio en la esfera de la legisla­
ción

civil
difioulta la estabilidad y permanencia del ma­
trimonio.
«Verdad es que l" estabilidad y la santidad del matrimonio han
"sido
amenazadas por nuevas ideas y por las aspirttciones de dlgunos.
"El divorcio, sean cuales fueren /,as .razones por las que es introdu­
" cido,
es inevitablemente cada vez más fácil de conseguir, y. gradual­
"mente. tiende a ser &eptado co,mo algo normal. de la vida. La misma
"posibilidad
del divorcio en la esfera de la legisla.ión civil dificulta
"la estabilidad y permanencia del matrimonio·. Ojalá continúe siem­
"pre Irlanda dt111do· testimonio ·ttnte el mundo moderno de ftt t'f'adi­
" ciondl empeño por la santidad e indisolubifiddd del vínculo matri­
"monial, Ojdlá los irlandeses mantengan siempre el matrimonio a
"través de un compromiso persond! y de una positiva acción social
"y legal.»

»Vuestro prime, deber y vuestro mayor privilegio como pttllres
n es el de transmitir a vuestros hijo.r la fe que vosotros recibisteis de
"vuestro1 padres. El ho-gar deberí4 ser la primera escuela de religión,
,, así ccmzo la primera esctteta de oración. La gran hrfluencia espiri­
"tual de Irlanda en la historia del mundo se deb/6 en gran parte a la
nreligión de los hogares de Irlanda, porq11e aquí es donde comienza
"la evangelización, aquí es donde se nutren las vocaciones. Dirijo,
"por tanto, un llamamiento a los padres irlandeses p·ara que conli­
"núen
fomentanda vocaciones al sacerdodo y a la vida religiosa en
"sus hogares, entre sus hijos

e
hijas. A

lo
largo de muchas genera­
,, ciones, el mayor deseo de todo padre irlandés era el de tener un
"hijo-sacerdote o una hija consagrtJda a Dios. Que crmtinúe siendo
"éste
vuestro

deseo
y vueslra plegaria. Que aumenten las oportuni­
,, Jades para los muchachos y muchachas de que nunca aminore en
"ellos

la
estima por
el privilegio
de tener un hi¡o o una hiia elegidos
"por Cristo, y llamados por El a de/ar todo y a seguirle.»
JUAN PABLO II: Homilía en la Misa para el
Pueblo de Dios del 1 de octubre de 1979; L'Os­
servatore Romano, edici6n semanal en lengua
española, año XI, núm. 41 (563), domingo 14
de octubre de 1979.
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Fundaci\363n Speiro

El miedo a uo com¡m,miso permanente puede cambiar el amor
mutuo entre marido y mujer en ,dos amores de sí mismo
que tenninan en la separación.
«El gran ¡,etigro para la vida de familia, en una sociedad cuyos
"ídulos
son
el
placer, las comndidades y l" independencia, está en el 11 hecho, de q11e lo'S hombre.r cierran el ·corazón y .re 1111el11en egoistar.
'' el miedo a un compromiso permanente puede cambiar el amor m11-
JJt110 entre marido y mujer en dos amores de si mismos, dos d:/nores
"que existen el 11no al lado del otro, hasta q11e terminan en la sepa­
,, rdción.»
".
«Cuando la instituci6n del matrimonio esté abandonade, al egois­
"mo
o reducida a tln amerdo temporal y condicional q11e se puede
,,,escindir fácilmente, nosotros reaccionaremos eefirmando· la indiso/11-
" bilidad del vínculo matrimonial.»
1118
JUAN PABLO 11: Homilía duraote la Misa
celebrada eo el Capital MaU de Washiogtoo
del 7 de octnbre; L'Osservat.ore Romano, edi­
ción semanal en lengua española, año XI, nú­
mero 44 (566), domingo 4 de noviembre de
1979.
Fundaci\363n Speiro