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Número 179-180

Serie XVIII

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Humanismo y derechos humanos

ILUSTRACIONES CON RECORTES DE PfilUODICOS
HUMANISMO Y llERECHOS HUMANOS
l. Los DIVERSOS CONCEPTOS DEL HUMANISMO
El profesor Angel González Alvarez, en la 'DuBUNA PÚBUCA de
ABC del 15 de julio de 1978, con el título "Dos CONCEPTOS DEL HU­
MANISMO", explica:
«La Historia llama humanismo al movimiento cultural euro­
peo de los siglos xv

y
xv1, caracterizado por el esfuerzo de res­
tauración de la razón en sus propias fuerzas y el intento de re­
novar el conocimiento de los filósofQs griegos respecto al doble
tema de la N'alturaleza y del hombre. Humanismo y renacimiento
eran les notas deiinitorias. de, la nueva época. Podemos sinteti­
mrl.as en

una
sola: el renacimiento del humanismo griego.»
La palabra "hUmanismo" tiene huy prestigio. Es uno de los sustan­
tivos que conllevan su adjetivo implícito, que califica su contenido como
bueno

e, inversamente, de
mála · o

pésima, incluso, a la actitud de quien
lo niegue o vulnere.
Sigamoa leyendo el artfculo enunciado:
«Es difícil encontrar hoy una doctrina que no haga profeaión
de

humanismo. Un afán soteriológico domina la antropología
contemporánea. Desde Marx a
Sartre las preocupaciones

huma­
nísticas ocupan el primer plano. El existencialismo~ ,en la pluma
de
este último filósofo, es un humanismo que al mismo tiempo
se def.int, como el intento

de
extraer todas las consecuencias de
una

posición
'8Jtea coherente. Estiman otros que el humanismo
puede ser inclusive teocéntrico.
Es la tesis de Maritain. El debate
que

divide a nuestros
cont-emporáneos -nos dice--y

que
obliga
a

todos
al ejercicio de un acto de elección, está situado entre
dos concepciones del humanismo.»
Una es teocéntrica y la otra antropocéntrica, que González Alvarez
detecta en el propio renacimiento.
1350
Fundaci\363n Speiro

«Debe advertirfJe que históricamente considerado el renaci­
miento
se diee de dos maneras. Hay un renacimiento europeo
con
participación españd.l.a, y

existe
también un renacimiento
típicamente espafiol.
A

diferencia
del europeo, el renacimiento
español tiene

un profundo
sentid'o cristiano. Frente a
la crítica,
casi siempre negativa, de los humanistas europeos, los pensado­
res espafioles reafirman

la
tradición medievail. Frente

a la
rebe­
lión _protestante, se inicia. en España la reforma ca,t&lica que cul­
minará
en el

Concilio de
Trento. Y

los
problemas del

humanismo
vienen planteados
por las consecuencias del descubrimient,o del
Nuevo

Mundo.
La defensa de los derechos del hombre como
inherentes
a ia dignidad de Ja persona, constituye el momunen­
ta'l
cuerpo

de doctrina del humanismo español
del siglo xv1.
»Tan acusadas diferencias históricas tenían que reflejarse en
dos concepciones
sistemáticas deil. humanismo.

El
re·nacimiento
europeo -elaboró una-doctrina que hace del hombre centro

del
ser, así como
orig-en de -toda preocupación y meta de

todo cui­
dado.
Es el antropocentrismo· triunfante en el 'teatto cultural de
Occidente.
La pura renovación del humani9mo clásico no daba
más de sí. La antigüedad ignoró el humanismo s11800ptihle de
-calificación
universal y

social
Distinguía entre

griegos y bárba­
ros y en el interior de la propia
sociedad dividía

a los
hombres
en esclavos y libres.
»La idea de un hnmanism.o universal. es clara .aportación del
cristianismo. San Pablo· fue el primero en advertirlo. No hay
judí0; ni
griego; no
hay siervo ni =libre; no hay varón ni hembra.
Fue esta doctrina la
que alumbró

en la mente de
Fnmcsico de
Vitoria la idea de orbe como comunidad universal de los hom•
hres en cuanto
portadores de la

misma naturaleza,
procedentes
de idéntico origen y llamados -aJ. mismo destino.»
En la visi6n teocéntrica, ciertamente ·el hombre es situado en el cos­
mos
ocupando un lugar preferente, _por su capacidad de contemplarlo e
incluso de infundirle su espíritu, pero no pierde su sumisión a Dios y
al orden universal y dinámico por El estalecido. Gonz.ález Alvarez pro­
sigue y concluye su citado artículo explicándolo magistralmente.
«Reconozco de buen grado que-puede existir un uso legítimo
de la palabra
"humanismo" para signHicar un concepto preeiS'O.
Sería

aquel que
comeD1Use viendo
en
el hombre un espíritu in­
corporado y,
como tal, inserto en el mundo, vinculado a la co­
munidad
de los hombres

y
abierto a los horizontes divinos.

A
todo ello alude la palabra "hombre" en las diferentes lenguas.
1351
Fundaci\363n Speiro

Hombre se decía ·en griego "anthropos" y en latín "horno"'. No
se conoce "el sentido original del término griego. Fue entendido
pronto como
"el que mira hacia lo alto". El vocablo latino
"'homo" tiene

el
mismo origen que "'humus", tierra. Es como
si un soplo divino animase al ''llumus" que, procedente de la
tierra,
en dla arraig¡a y de e1la vive. La voz alemana Men¡SIC]i
signüica mente o ser pensante.
»Como ser racional, el hombre· se destaca deil. universo y es
ca-paz de contiemplarlo. De 1'a contemplación resulta el conoci­
miento, por
lo que el hombre se hace lo conocido, ensancha
su realidad hasta
los

confin·es
del mundo y, trasciendiéndolo, se
abre a la progresiva asimilación de

Dios. Es la vía del conocer
que se completa con la ·praxis productiva en

los dominios de
las
artes y de la cultura y se consuma con la praxis moral en
la
conqui&ta del bien. Si e&ID! se llama humanismo adviértase que
se trata de un antropocentrismo relativo en perféctar compatibili­
dad con un absoluto teocentrismo. Todo se ordena al hombre y
el hombre se ordena a Dios. Así entendido, el humanismo es
Promoción
y desarrollo de la humanidad en el hombre. No
algo ya hecho y acabado, sino más bien tarea · que surge de las
profundas intenciones de

la
nanmdeza inmatura que

pide
aca­
bamiento
y

plenitud.
>El desarrollo del ser personal en

que
consiste el
humanismo
tiene,
en pl'imer lugar, sentido -cÓ8mico. El

hombre
necesita del
munclo para oonfigurarse y realizarse, como el mundo_ necesita
del hombre
para

alcanzar
sentid~ Por
vía
de .contemplación
obtiene
el hombre diel mundo oonocimiento, es decir, ciencia
y
sabiduría.
El "'horno sapiens" se convierte, merced al conoci­
miento que aplica, en "hoDlo ·faher"'. La condición de operario
le
alecta muy profundamente. Debe cumplir su

misión de
traw.­
formar el mundo infundiéndole su espíritu. Esta obra de pro­
ducción

y
creación cultu:rail no

.puede
representar una oosi.fica­
eión
del hombre. Es más bien una espiritualización activa de
las
eosas. Y

de
iesbÍ manet'ar, más {lue perderse en los horizontes
materiales, el hombre
se enriquece., porque se actualizan sus
capacidades

y
fructifican sus talentos.
»El perfeccionamiento
humano tiene también

un claro sentido
comunitario. El hombre
~ inserta en el cosmos sodaJ en que
8U vida se proyecta. La persona humana es comunicación O CO·
munión. Sólo en la entrega a los otros en una comunidad amo­
rosa

y
servicial desarrolla y promueve su propia l},unmnidad. La
sociedad humana es una comunidad cuya unión se realiza en
el espíritu con -el máximo respeto a la singularidad de los ín-
Fundaci\363n Speiro

div.iduoe personales y, en consecuencia, sin ahsorbetilos ni di­
luirlos en wm totalidad. Correrá este peligro -el socialismo que
edifica en total

olvido
del espíritu. La unidad

que
él espíritu
introduce .se basa en la .recíproca apertura de los hombres, que
es entrega y a,cogida, ofrecimiento y recepción.
»Sin
·embargo, no podemos poner la meta del perfecciona­
miento humano en el desarrollo so,cial. El humanismo social,
aunque
trascienda todo -particularismo y se haga universal, no
es precisamente el horizonte del hombi-e. El humanismo absoluto
es un :humanismo degradado. Debe ser también trascendido en
la búsqueda de logros más periectos. La plenitud de la soáedad
es sóio la meta de los esfuerzos humanos sobre la tierra y en el
tiempo. Pero d hombre es también 'Un ser hacia el absoluto
con aspiración de eternidad. Sólo como realidad de "horno
orans", en eonversación y comunión con Dios, puede el espí­
ritu incorporado encontrar la. plenitud del desa.rrollo que le es
propioi.>
En la versión antropocéntrica del humanismo se observan, a su vez,
dos concepciones contrapuestas:

una, individualista;
y, la ·otra, radical­
mente
comunitaria, en la que se
inserta el

denominado
~humanismo
marxista".
También

éste nos· ha sido mostrado luminosamente por el
mismo profesor Angel González Alvarez, en la TRIBUNA PÚBLICA de
ABC del día 9 de mayo de 1978,-con el título "'HUMANISMO Y UTOPÍA".
Según advierte el Catedrático de Metajfsica de la Universidad Complu­
tense, no podemos olvidar que
<... desde el mismo punto de partida el humanismo de la
'.libertad está empapad0; de un sentido comunitario que en modo
alguno .podemos 'olvidar ... >
¿C6mo ese sentidcJ,,' se exacerba en Marx y, completamente laicaizado,
se hace absoluto? Veamos el fundamento
de esa radicalización explica­
do en el mismo
artículo:
«Marx auhela la libertad total dei1 hombre, es deic-ir,. la li­
bertad de todos fos hombreB y de w.ento en cada uno de ellos
hay. Porque resulta que el homh~ según expresión de Marx,
es

un
"'zóon pol,itik.ón" en e'l sentido más literal, ya que no sólo
es un animal socml, sino un

animal obligado a
singularizarse
en la soeiedad.
>Tómese buena nota de la \Tltima frase-. Para Marx, la &O·
ciedad es la condición imprescindible de la singu'I.Brización del
Fundaci\363n Speiro

hombre. La individualidad humana. se funda y se sostiene en la
socialidad, en la convivencia sochd. Por eso afirma co:n toda
energÍa que el individuo es el ser social Todas las manifesta­
ciones vital,es del individuo son expresión de la vida social que
corriesponde a la especie.
»Desde esta situación conviene volver a Althusser. Aduce
este
texto como prueba, de que M111'X profesa siempre una filo­
sofía
del hombre: ser radical ee tomar las cosais desde su raíz;
ahora bien, la raíz del hombre es el hombre mismo. Y añade
por su euenta:
"Pero el hombre sólo es, entonces, libertad y
razón, porqUJe primero ,es g.emeinwesen, 'ser comunitario'; un
ser que

no se
realiza teóricamente (cienefa), ni

prácticamente
(política), sino dentro de las relaciones humanas universaks,
talllto
con

los
hombres oomo con

sus
ohj.etos" (la
naturaleza
ex­
terior "humanizada" por el trabajo). Aquí, una vez más, la
esenci11 del hombre

funda la
ciencia y

la
política~
»Nada más claro. El hombre nac~ viv~ se desarrolla y muere
en

el seno de
dos comunidades:

la
comunidad con

la naturaleza
exterior y la comunidad con la especie humana. Lo había dicho
también
Marx:

la sociedad es la unidad
esencial que ha llegado
a s-u p~pfo cumplimilento: unidadi del hombre con la naturaleza,
el naturalismo perfecto del hombre y el perfecto humanismo de
la
nanµ-aleza. Lo

cual
significa que si la
libertad y la razón
se fundan

en
el ca,rácter comunitario del hombre será preciso
preguntar de nuevo

a
Marx dónde buscamos el fundamento de
semejante comunidad.>
El propio González Alvarez,. en la misma sección de ABC del día 16
de
mayo de 1978, ,con_ el título de "HUMANISMO MARXISTA Y ESCATOLOGÍA.",
recoge, consecuent~mente, una pregunta reiteradamente planteada:
«¿Habrá que ver en la futura sociedad que soñó Marx un
mesianismo secularizado.? ... »
Ciertamente:
«La doctrina de Marx. eo-ntieoo una promem mes1an1ca que
no resulta
difícil-cpmprobar. En la sociedad comunista se pro­
duce
la humana
libe-ración de
.toda esclavitud,
La misión libera­
dora
corresponde al proleitari'ado- que da satisfacción a su vo­
cación mesiánica
medi~te la revolución que

implanta
.el comu­
nismo,

Lograda esta
sociedad perfecta en la·

que · tiene cabal
eumpHmiento la esencia human'a, entramos en el reino de la
libertad, la

igualdad
y la paz.»
Fundaci\363n Speiro

Pero González Alvarez añade:
« .•. me apresuro a advertir que no en-cuentro real mesianis-,
mo
en
la
obra de Marx porque tampoco hay escatología que
'Pueda ser mundanizada, El reino de Dio·s no es de este mundo,
ni el hombre ma-rxista tra.Bciende lo terrenal. Todo parecido con
la
~ealidad. en este orden de cuestiones últimas entre marxismo
y cristÍ'aoismo ea mera coincidencia en las palabras o parodia
Dladmi.si.Me.
»En la futura sociedad comunista brilla la paz. V eneidos los
explotadores
y victoriosos fos proletarios, la guerra ha tenniuado
para siempre. No

queda
lugar-para lar lucha de clases, porque
ya no existen clases. Tampoco hay guerra entre las naciones,
porque los obrero&
no tienen nación. Ya se han

unido todos
los
proffltarios

de to.dos los
países._ Han caído todas las

murallas de
separación entre los ·hombres. La revolución violenta ha cesado
y
la paz ha sido definitivamente establee-ida, El ciclo de la pre­
historia ha coneluido, Amaneció el primer día lwninoso de la
Historia y se inaugura la evolución siempre tranquila de ia
Humanidad . ¡¡¡oboo la tierra. Su protagonista; es el ·hombre mar­
xista, el nuevo individuo que se define como ser 80cia!l, el ani­
mal político en el pro-fun:do sentido de tomar precisamente de
la
sociedad -su propia singularización.
»La paz que los individuos disfrutan emana, de la sociedad
comunista.
Sucede lo mismo con la igualdad, el segundo de los
atributos marxistas
dio la esencia humana. De la comunidad con
la
Natura1-em e~ior, enteramente e"Onocida y dominada, obti:e­
nen los hombres un conjunto de biell'es distribuidos por igual.
Cada

uno
recibe aquello de que tiene necesidad'. Añádase a la
igtt'a:J.dad económica la igualación social y

política.
Desapareci­
das las clases sociales no

hay
Jugar para
la diferenciación
die los
homhre18. No existen domina(fores ni ·dominados. Todos lM hom­
bres han
sido liberados ,de la servidumbre. Los individuos ad­
quieren plena

ciudadanía.
Y.a no
quedan
súbdi_tos bajo
la auto­
ridad
de un Estado cuya misión también ha conoluido. De la
misma manera desaparecen ]as discriminaciones religiosas. La
sociedad comunista: prescinde· -en absoluto de Dios.
»Tail vez se piense qu¡e hay desigualdades esencialmente re­
beldes
a

la desaparición,
co_mo las derivadas de la imprescindi­
ble necesidad de la división del :trabajo en· una rociedad desano­
llada.

No hay-
tal. En la nneva comunidad no cabe la distinción
de1 trabajo en manual, e intelectu.M. La educación habrá prepa­
rado

a todos los
individuos para fas pro-fesiones que les plarican.
135S
Fundaci\363n Speiro

Los hombres disfrutarán eon el ejercicio cotidiano de las· áctivi­
dadea más variadas sin neeesidaid de tlel' exc,lusivamente caza­
dores o pescadores o ¡pastor.es, como sucede actualmente a

mu­
chos de ello~ destinados de por vida al mismo oficio, como si
fueran condenad08 a trabajos forzad'os.
»En la sociedad comnni-stai el hombre desarrollará sus apti­
ttldes: en las :mmae que guste y Se sentirá- libre para cazar en
ciertas
horas de la mañana~ pescar en 0;tras, apacentar el ganado
por la tat1de y esicrihir un artículo por la noche, eritieand'o las
actividades realiz,ada's durante el día. Ha comenzado el reinado
de la liheTtad, atributo .fundamental y verdadero constitutivo
forma:l de la eomunidad de los hombres-. TO:das las cadenas han
sido rotas .. Los fantaSD,'.l'as de-las alienaciones han sido disipados
y
los poderes-dominadores del hombre han

sido, también
·por
el

hombre,
eliminados. Sófo permanecen los lazas de la buena
voluntad que nos vincula en comunión. Con ello ha surgido la
sociedad eomunista que Engels se encargó de definir -como el,
su/,to de la Humnnidad, jt/.el, reino de -w necesidad al, reino de
la liber U libe-rtad es patrimonio de la comunidad humana. Sólo
en su vinc:ulación a la BO·dedad adquiere el hombre el espíritu
de indepéndenci'a, -de iniciativa propis, y de libertad. En la so­
ciedad se singolariz~ los individuos y se constituyen como tales.
Como el agua para el pez, , la comunidad es el medio natural
para la vida del hombre. Ea precisamente 'tlr este estado de vin­
culación entre -el hombre y la sociedad a lo que Marx llamará
"sociedad ,oomuniata" o "comunidad red". Y no se cansa de
repetir: "Sólo en la comunidad eo-n ot:roe, cada in-dividuo tiene
[os medios para desarroUar en todos fos npec:tos sus capacidades;
sólo -en la oomuni.dad será posible· 1a-1libertad personal En :los
sucedáneos de comun.ida.d existentes bSSta ahora, 1111 libertad
exisb."la 'rolo para los individuos de la clase dominante, mien­
tras que para [os de

la
cl11t16 domJinada era una nuewi cadena.
En ila comunidad rea-1, en cambio, todos los individuos alcanzan
eu libertad.>
Hechas estar precisiones, el Catedrático de Metafísica de la Com­
plUtense vuelve

a formular otra pregunta:
1356
«¿Tiene algún pa·reciido con la con,figuración paulina del
hombre
cristiano? Ha,y también en

la
cristianda-d paz, igualdad
y libertad. Pero, ¿responden las palabras á. idénticos conceptos?
San Pablo contempb1r á la HUD11lnidad dividida por desigual.da-
Fundaci\363n Speiro

Asl:
des más profundas y más numerosas que las señaladas por Marx.
Registra,_ en

primer
término. la gran separación de judíos y
· gentil-es. Tiell'e _esta división un -significado religioso. Aunque
distribuía
a

toda
fa Humanidad en dos tipos antropológicos rea­
Hzados con anterioridad a la veni.da de Cristo, San Pahlo gusta
·protagon-Wllr en el pueblo griego. a fa gentilidad entera.»
«En la conciencia cristiana perviven fundid$ iel princ:Lp10
do la libertad que animó al hombre griego y el princip,io de iJ.a
dependencia de lo divino aportado por Israel. Cristo fundió
libertad y servidumbre oon la fiiJ.falidad que nos, vincula a Di0:s
y

nos
hermana en comunión, El hombre cristiano ha sido hecho
be:rmano
de Cristo, hijo del Pa:dre en e:l amor del Espíritu. En
él está el hombre de l'a paz en :la reconeiHaeión, de iLa igualdad
de todos los hen:nan0,s y de la libertad de fos hijos de· Dios..
»Poco parecido tiene esto con las expresiones de Marx, si-em­
pr-e pegadas
a J,a

iru:nanen-cia.»
Clarifica.da la distinci6n, e incluso. la inconipatibilidad, veamos c6mo
se
funde ese humanismo antropocéntrico y comunitario ·de
Marx en
una
utopfa concreta,

en la cual hoy
CREEN tantísimos seres humanos. Tam­
bién lo expone lúcidamente
Gonzá.Iez Alvarez, en -su antes citado ar­
ticulo "HUMANISMO Y UTOPÍA", al que volvemos. Ante todo, el autor
nos advierte:
«Las pretensiones humanistas del joven Marx, reconocidas
por toOO'S los
intérpret¡es, lej0;e de haeer crisis en 1845 se pro­
longan sin .solución de continuidad y tienen su mejor manifes­
tación
en 1os escritos de madurez.>
Y lo erplica asl:
«Suced.ie, mnpero, que, -en fiU defensa de la libertad y la
-igualdad en el ,desarrollo del género humano, dimngue Marx
tres m0,mentos que conviene precisar.
»El primer momento de l,a concepción marxista die 1-a vida
es, en efecto, el humaniBmo -de la razón y de ia libertad. Es
claro qu~ en este .ee:n,tido, Marx no puede prescindir· de la at­
mósfera intelectual de su tiempo ni del legado histórico de la
llustracióIL Declara, pues, que 1-a libertad es la esencia del hom­
bre. El Jmmanisro.-- marxista adopta le misión esencial de re-
B57
Fundaci\363n Speiro

cuperar al hombre enajenado sacándole del ámbito. de la ne­
cesidad para llevarlo al reino de ta libertad. El humani'smo de
la. libertad y del desarrollo racional del hombre pan el · Rubicón
de 1845 segón pide eil '~enifiesto comunista", que hU5Ca una
sociedad donde el libre desarrollo de cada uno sea condición
del libre -desarrollo de todos.
»La segunda singladura tiene idéntico recorrido y contempla
las

pr:eocupaciones
humanistas -de liberación del hombre desde
el seno de la so.ciedad de el.ases de su tiempo. Sólo una de ell11-s
dispone.
de cuantos requisitos son imprescindibles para acometer
con
éxito la
empresa. El hun:r.M.ismo tiene
que
pasar por el do­
loroso
tran-ce de la die.ta.dura del proletariado para que la esen,.
cia

humana inicie
1,a vía de su completa liberación y destruya
las
9lbllgrantles discriminaci.o.nes entre los condenados a mal vivir
de sus manos y los que se regalan con el producto del trabajo
ajeno. La defen:sa ·de la [ihertad 001 obrero para que pueda
disponer de sí mismo concluida la jornada limitada die trabajo
es· wia reafirmación dd humanismo, que busca el ·retorno coti­
diano
al hombre libre con la promoción y desan-ollo que le
otorgue humanidad.
Hasta: en El CtlpÍtal, puede descubrirse la
dl-a.m intención de contribuir al advenimiento de la libe~tad
humana.>
El tercer momento es aquél en que se funde el humanismo con la
utopia:
1358 «La
respuesta
marxista no puede ser más .sencilla ni tampoco
más co,mprometida. Se contiene en la sexta tesis a,obre Feuerhach
y ,está expresa1da en estos términos: la esencia humana no es
una abstracción que mo~ en el individuo. En sn realidad es el
conjunto de las reilacionres soC'ra1es. Se refiere la contestación de
Marx
a
una absliracció~ que se. desprecia, y a una realidad po­
sitivamente valorada. La esencia humana no está en los indivi­
duO'S singulares de 1os cuales pudiera Ser abstraida. Tampoco
desciende de los altos
cielos de "la fantasia para incardinarse en
fos
diferentes individuos. Es ··necesario afirmar que se encuentra
realizada
en el 8ICI' coileetivo de la especie.
»Respuesta -comprometida, ciertamente, po,rque obligará al
hUIDani.smo socia'lista a remontarse el impalpable mundo de la
especie,
donde toda

veleidad
tiene su asiento. Tan eomprome­
mla
debió parecer a Althusser que la

motejó .de in,comprensihle.
Si
Ja expresión de Marx se tc,ma al pie de [a letra, como una
definición
adeeuada, "no -quiere· decir nada". Pero Gregorio R.
Fundaci\363n Speiro

Yu11re nos advierte del cambio de sujeto oper,ado por Ahhuaser
en la proposición ,de M.arx haciéndole decir que -"ell hombre"
no abstracto es el "-conjunto de

relaciones
sociales", expresión
que,
en efecto, carece en . absoluto de sentido.
»Sin embargo, es tan sencilla la r,espuesta que Marx jamás
po.díit ofrecernos otra. Está en ila Ünea de su conoopción del
hombre como ser genérico que tampoco pudo abandonar ente­
ramente.

Mientras
el animal está constrefíido a reproducir la
curva vita:'.! que

la
naturaleza prescribió para

la
especie, el hom­
bre supera
todas las es-pedes. Gracias

a la razón
9e .-convierte
en mi ser que se mueve libremente en el á.nµ>ito d·el género.
Una
tendencia irresistible del idealismo, con preoodentes racio­
nalistas
en

Espino, de la que
Marx no
supo
desprendeir~ coloca
los valores más sublimes en lo universal y los niega al singular.
El
Sel' genérioo deberá poseer la esencia humana en comunidad
con
10'8 .demás hombres. Y, en-cerrando en su co,ntenido todo y
sólo lo humano,
tendrá realización en lu. sociedad comunista
cuando, humaniza:da la naturaleza, se alcance la plenitud del
desarrollo natural

en
la Humanidad.
»He ahí lo que _ E. Bloch ha llamado utopía concreta. Esta
última
pw.abra tiene ·aquí doble
significación bien
exacta. La
califieaición de concreta aparta, primeramente,. a la utopía de'l
lugar die 1o fantástico, lo teórico y lo abstracto. La lleva, en
segundo término, al territorio de la posihilid.ad histórica y le
ofrece
el ámbito del ti'6Illpo para su factibilidad en un futuro
i.mprevisib1'e. Siempre
en marcha hacia la so,ciedaid comunistat
en
la que habrá de eon&umarae la realización de1 hombre social
,en· igualdad y lihe11:ad eon todos fos hOmbres.
»Es el ideal que mantiene a millones de seres humanos que
no
han conocido far esperall¡Za cristiana como anhelo de plenitud
perao.nal en ia vida eterna. Un stl&titutivo éscatoiógieo del reino
de
los cielos·

en
la glo,ria, de este mundo, como habrá ocasión
de examinar.>
IL Los DERECHOS HUMANOS
Es evidente que el concepto que se tenga del humanismo, teocén­
trico o_
antropacéntn"co, individualista
o comunitario, incide en el con­
cepto de los derechos humanos.
q_ue se

mantiene
y se pretende que sea
respetado.
De ahí, la
"BABEL DE LOS· DERECHOS'', titulo de un articulo de José
1359
Fundaci\363n Speiro

Zafra Valverde, ·publicado en ABC del 30 de junio de 1977, de la que él
mismo nos habla:
«Esa exaltación generalizada de los derechos humanos tiene
una sospechosa, reeánrara.
Si fa observamos atentamente descu­
brimos
que sirve de artificio para-disimular una gravísima de­
. cadencia de la fe en WID. ley mora1 o_hjetiva.
»A primera vista, la fraseología omnipresente de los derechos
describe el gran campo · de en-cu entro entre todas las posturas
ideo[ógiea~
el

denominador común
a las
más
dispares concep­
ciones étioo--eoeiales. Y ese plano de coincidencia ofrecería la
promesa· de

una
paz gienerai que estuviese por llegar

a
1a tierra.
»PeFo hay
motivos bastantes -

para
mo,dera,r el

optimismo
sobre tan

agradable
perspectiva. Más exactamente, existen sufi­
ci'6lltes razones
para temer que quienes siguen todavía creyendo
en
una naturaleza
huma-na espi,ritual, con voeaeión de eternidad.,
estén Cl'ey'endo, atnídO'S
por el señuelo de los derechos recono­
ci1Ios
a escala nnirersirl, en

una
tnmpa terrible de la que les
costMá mucho esfuerzo salir cuando descubran toda la verdad
t~ ,por un [engnaje convencioD'al.»
El profesor Zafra Valverde, al ahondar en ese hecho, penetra en
las causas

de la diversidad conceptual que lo origina.
1360
«Importa sobre~nera puntualizar, aunque pueda parece!r una
nimiedad. académica, ila natura-1.ma intrínseca de ·tales derechos
en

cuanto
son considerados c~mo datos previos a to·da ley hu­
mana que los proclame y los! proteja. Usando mny pocas pala­
bras diriamos qoo ISOD puntos de vista subjetivos con que se
enuncian dictámenes ol>j,etivoa acera. de lo que se considera
materialmente justo. Mi derecho a tal o cual cosa e8, en esie
plano metalegal, una idea que -se podrllll ex.presar .igualmente eli­
de.nido "eso es justo en mi favor". Entendidos exclusivamente
así los repeti'dos derechos es posible un consenso universail sobre
UD campo más o menos extenso de-ell'O.s haciendo abstracción d:e
las últimas raíces fiiosóficas de los con-espondientes dictámene'S
acerca ,de
lo justo.
»:Pero en
la realidad es :&·ecuen't'e hablar de ellos como si
fuesen entidades· inmateriales delimitables y., más exaetaménte,
fuerzas intmbumanas que,
emanando de cada personalli'dad con
sentido
de

exigencia,
confieren a todo individuo un poder irre,.
nuooiahle sobre el contorno sociail. Cuando la famosa "Declara-
Fundaci\363n Speiro

ción" francesa de 1789 hablaba de derechos "naturale~ inalie­
D"aMes y ea-grados del hombre", denotaba ese modo de pensaT.>
Y ahi radica la ecuaci6n que media al poner en relación un huma­
nismo teocéntrico
y los humanismos antropocéntricos con las diversas
concepciones de los derechas humanos. Continuando
la lectura del
mismo
artfculo, lo vemos claramente explicado.
«Dejando aparre los casos de ingenuidad o ligereza menta.l,
quienes mantienen semejante concepción aceptan o se exponen
a aeeptar una iniquifflSDtle consecuencia. Se trata d-e fo siguiente :
que ese universo de los docec-hos, en cuanto conjunlo de mis­
teriosos

imperativos
radica.dos últimamente en el ser empírico
de
cada hombre,

se identifica con: "el
Derecho" natural; e& el
único
D-erecbo natural existente. No consiste ya este Derecho
natural en algo que el hombre encuentra ante sí y que se im­
pone, -sino en la supuesta suma de potencialidades espirituales
de afinnación y exigencia frente a los demás que su propio
ser le ofrece.>
« Y así, al sobrevenir la reducción del Derecho natural a los
derechos humanos rigurosamente inmanen,~ nos

encontramos
con que aquél no es
yai fa ley- moral objetiva, participación de
la ley eterna divina, en cuanto r,eíiere sus mandatos al obrar
justo
de
cada hombre en sus

relaciones
con los demás, Haciendo
juego
con la Moral autónoma, ley del hombre para sí mismo,
el Derecho natural es entendido ahora como ley _que nace en
cada hombre para

proyectarse
sobre los
demás; ley que
se des­
compone

en un
haz de -rayos que son fos ttder-echos del hombre".
»Por lo mismo, estos derechos han abandon11ido su condición
de
reflejos de

los
deberes morales de justicia, que son lo ver­
daderamente
sustantivo

para una concepción
transcendemalista.»
«Aparememen~. los derechos naturales,
se

habrían
transmu­
tado· en verdaderas entidades con existencia propia,
en auténti­
C8iS fuerzas con capacidad de irradiación haeia el contorno ·socia,l
de cada persona. Pero esto no es más que una iln&ión, como
podremos
ver.
M ese modo de pensal" que he intentado interpretar se ha
llegado por efecto, principalmente, del racionalismo diecioches­
co y de }a expansión e implantación subsiguiente de las doctrinas
políticas
UheraJ.es. Oomo resultado del proceso, la
fe en Dios
-fuente última de la Moral y, por tan,to, de los derechos como
H61
Fundaci\363n Speiro

imágenes en negativo de fos deberes morales de justicia-queda
roomplanda por fa fe del hombre en su propio ·ser emancipado,
autosuficiente, centro d·e toda-a las cosas, El hombre se hace
ídolo de sí mismo al absofotizar el va1or de sus potencialidades
innatas y se afirma
ante los d~ con su equipaje .de dereehos,
como
individuo soberano,- soberano entre soberanos.
»Con
ta:D grave transmutación eonceptual se han sentado las
premisas

para
el definitivo
enfrentamiento
entre dos concepcio­
nes
del hombre

y
·de la
vida
totalmente antitética&. Baj,o la su­
perficie de un cierto aeaierdo én torno a divocsos derechos del
hombre se está preparando e1 elStallido máximo de una crisis
de

valores.
Lo que en -re3'lidad estamos presenciando ya es un
estado de confusión que, wn razón, puede llamarse la Babel
de los derechos dd. hombre ... ::.
Rota O perdida la perspectiva de un orden natural, objetivo, aunque
dinátnü:o,
y
pese a
la incidencia en

él
del· hombre
como causa segunda,
la
preocupaci6n por

los denominados derechos
humanos surgió
en el
siglo XVI
y se desarrolló en el XVlll, para impedir que el pasitivismo
condujera

a la tiranía de
1Leviatán. Y es esa falta de referencia a orden
objetivo alguno lo que
erplica la confusión

babélica a que nos
han
conducido. Juan Vallet de Goytisolo, en VERBO 119-120, _de noviembre­
diciembre
de 1973
·(págs. 923

y
sigs.), en

su estudio
"LA NUEVA CONCEP~
CIÓN
DB

LA VIDA SOCIAL
BN LOS

PACTISTAS DEL SIGLO XVII: HOBBES Y
LocKB", resumió con r.eferencia a los derechos humanos la perspectiva
del
p'rofesor ·de Historia

de la Filosofía Jurídica de la
Sorbona de Paris,
Michel Villey, quien ha señalado como pasivo de la concepción de los
derechos imperante
desde su o1"igen moderno,

que:
1362
«-No están fundados en la realidad, sino en uua abstracta
"naturaleza del hombre" y en 'Dllgunos axiomas racionales con­
cernientes a é.sta.
>--Son ilusorios, precisamente por no estar adaptados a la
real:idad: "En el momento en que la constituyente proclamaba
estos derechos,
bajo las ventanas de la Asamblea de los diputa­
dos 18e pa5eaban sobre picas las cabezas de los allí mismo eje­
cutados sin forma alguna de proceso". Así~ con su proclama­
ció~ se "su·sci-tan va,gas reivindicaciones sin 9alU-da", que "no
pueden
-ser satisfechas".
).Son una ~a, en cuanto se proclaman universales, y
siempre se ntili,:an en provecho de minorías: de la bw-gnesía,
los

del
afio 1789.; ·deil proletariado, hoy; de los judíos, en per-
Fundaci\363n Speiro

JUICIO de l.os-árabes, o viceversa,; de la clase obrera, en perJW.Clo
de los verdaderos pobres no sindicados; de [as mujeres, de !los
hijos naturales,,
de los negros, pero nunca a fuvor de todos,
sino en realidad en contra de otros.»
Hoy, incluso, a favor de las embarazadas, en contra del hijo que
llevan en sus
entrañas; a favor de los terroristas y, consecuentemente,
de hecho en contra
de sus futuras víctimas; a favor de quienes alteran
el orden público
y en contra de las fuerzas encargadas de mantenerlo,
etcbera.
Con

fundamento se habla de
DERECHOS HUMANOS y MANIQUEÍSMO,
como se titula un artículo de Francisco Belda publicado ·en ABC del
13 de mayo de 1978, de donde recortamos:
«Haee veintitrés a-ños Raymond Aron escribió: "Af tratar
de Clij)licar la actitud de los inteliectu:ale1s-, despiadados para
con
las debilidades de tlas democracias, indulgentes para con
los mayores
crímenes, a

condición
de que se los cometa en nom­
bre de las doctrinas oorreetas. me encontré, ante todo, con las
palabnis sagradas: izquiet'da, revolución, pro'letariado".
»Esta posición de los intelectuales de izquierda no sólo no
ha cambiado eon el transcurso del tiempo, sino que, por el con·
,trario,
,se ha agudizado notablemente, hasta el .punto de que
nna de las actitudes política& que los can~ 1e& un mani­
queismo que mantienen contra viento y marea, ignoran(lo las
evidencias,
incluso [as más próximas y verificables. Naturalmente,
hay
e,roepeiones ... >
Lo cierto es que de un modo general:
«De esoB; intelectua[es fa:nátic~ cerrados, unidimen.sion:lllles,
no
se puede esperar 01:lra cosa. Lo grave es que rooa posición está.
empezan·do
a

ser imitada por
otros de los que,
por
su ·ideología,
podría esperarse
una actitud difierente. Se.

está
imponiendn una
especie de

terrorismo
ideológico, verdadera trampa en la que
caen gentes que die ninguna manera están de aeuerdo con lo
que, a
ese respecto, está !8Ucedien-do en

Cuba, pero que no se
al!revm a hacer la menot" critica

a
ese régimen
por el temor a
ser tachados de reaccionarios. El caso más evidente, aunque desde
luego

no
e1 único, es la actitud de FEMpe González: hizo un
viajie a

Cuba y
otro a -Chile. A este último país para interesarse
por la suerte de unos pre8os -po=líti-cos; a Cuba, para invitair a,
Fidel Ca:stro -al Congreso de su partido. Una de sus estancias en
H63
Fundaci\363n Speiro

Venezuela estuvo marcada por un incidente muy significativo:
los venezolanos todavía recuerdan su confus,ión cuando el hijo
de
Huberto Matoa (uno de los héroes de la revolución cubana,
preso desde hace año& por manifestar su desacuerdo con Castro)
le pidió que interciediera por su padre y, sobre tod1>, su airado,
· aunque
nada airoso, rechazo a esa petición

que lo ponía en
evidencia.
»Ese peligroso chantaje ideológico debe ser denunciado y
combatido ... »
El objeto del resto de estas "Ilustraciones" consiste precisamente en
mostrar: este maniqueísmo. Pero

antes
v'amos a presentar

dos recortes
más, que

muestran la
fal,so perspectiva
con que
hoy en
nuestro mundo,
llamado occidental, suelen contemplarse,
tal vez por una mayoria, los
derechos
humanos.
L'EXPR\ESS publicó en su número del 19 al. 25 de junio· de 197 8
ei texto
en francés del

Discurso de
Solzhenitsjrn pronunciado-en la U ni­
versidad de
Harvard (

el texto
español, directamente
traducido
del ruso,
puede

consultarse en
VERBO 168, págs. 999 y sigs.). En "el mundo
occidental"
el principal eco del
discurso fue

una
sensaci molestia.
A ella aludió .Jean-Fran~ois Revel, con el título "SoLZBENITSYN PRovo­
CATEUR" en el mismo semanario L'EXPRESS del 26 de junio al 2 de
julio de 1978.
Audiendo, en él, a la escalada del "Estado-pensador-pla­
nificador-teólogo-artista",
comenta Revel:
«Esta expansión la poreibe Solzhenitsyn con una agudeza de
visión
única; y,
sobre todo, percibe que nosotros no la perci­
himoe en nuestras d-emocraeias. Más que un filósofo de-la his­
toria, Solzhenitsyn es un vidente de fo concreto, tanto como
narrador que como observador po a e91le cargante, cuando observa que nuesllra intransigencia en
materia de derechos humanos se manifiesta sobre todo

con
res­
pooto
a loe países débiles a fos que nadie apoya o de los mo­
vimienÍos con:denados (rel partido na¡zi de Chieago, por ejemplo,
al
cUll!l J.a. televisión francesa recientemente ha consagrado un
amplio reportaje, como J8i de él -dependiera el porvenir de
todos? ¿ Cómo no hacerle· el vacío, si habla de Belgraido~la­
V ocgüenza, esta
conferencia

donde
loe diplomáticos

occidentales
renunciando a exigir a la Unión ·Soviética la apHcación de los
acuerdos de He1sinki, han aban'donMo al cuidado del poder to­
talitario en los campos de concentración y .eit las clínicas psi­
quiátricas a los ciudadaQ.os ·soviéticos que, cometiendo el error
de
creer en

la
firina · de estos acuerdos por las democracias,
Fundaci\363n Speiro

hitn desvelado itnprudentement-e &tl esperanza de beneficiarse
de ellos?
->¿ Y, cómo no empujar de buena gana a Solzhenitsyn por el
precipicio que él oh&erva, cuando comete la indecencia de sub­
rayar nuestras manif.estaciones masivas
de

haee
diez años
contra
1os bombardeos de Vietnam del Norte, con: intentos de asaltos
de Embajadas y quemas de banderas americanas, en contrute
con nuestra actitud ante e1 genocidio y la deshumanización que
destruyen hoy treinta millones

de
seres en los tre:{ .países de la
antigua Indochina, que no nos arrancan sino unas ctuinta:S bal­
bucientes y cons-tcriladas evasivas, o presuntas lamentaciones con­
fidenciales?
>En estos día~ en que el mismo o<'!cidente estima que la ver­
dadera
agresión, la

que pone el
"enten-dimiento" en peligro, no
es la

extensión continua de
1a presencia. militar soviética en
Africa o en todos los mar"*l del globo, SÚlo la ptdabra de
Zhigniew Brzezinski o del presidente Senghor e presencia; en estos días en que el Primer ministro británico, el
Mariscal Tito y el mismo Secretario de Estado Cyrus Vanee,
conjugad. sus esiuerzos pmra prodamar qué la

paz no se halla
amenazada por el imperialismo miH.tár soviético, sino por el
discurso sobre-este imperiali~mó. ¿ Cómo no dar de lado al
osforzado de Harvard? Nosotros ltlismos le vem:os a través de
los ojos del Krem1in y, para nosotto.s como para la Unión
Soviética,
el deseo de
sohr-evivencia de las-democracias es, en
sí mismo, una provocación.»
El otro recorte, señala el confusionismo mental reinante en materia
de los derechos humanos. Nuestro
amigo Jesús Valdés y Menéndez~
Valdés, en la TRIBUNA PÚBLICA de ABC del 26 de abril de 1978, con
el titulo "'PLANI'EAMIENTOS SOFÍSTICOS'' J observa:
«Hay confusionismo, cosa grave-. En primer lugar, no se dis­
tihgue debidamente entre las decisiones de la autoridad cuali­
ficada -política, institucional~ de los poderes públicos y la
común o privada que en su ebso puede corre-spondet al súbdito.
Pero, sobre ;todo, todas las d·iscttsiones pareéén girar alrededor
de

un eje sofístico:
"¿impugna usted 1-a pena
de
mUerté; la
guerra, y luego es
abortista.?'", o "¿está uin:ed

contra el aborto
y luego defiende la posible licitud de la pe~ de muerte-, o la
guerra justa?".
»Es preciso romper ·e-808 circuitos viciosos, p1anteat las eoSSB
de una manera raclolltál y rigilro8á.nlente Fistemátiea.
Fundaci\363n Speiro

>A No conviene, no .parece elemental, distinguir, en· -cuanto al
sujeto agente, si su objetivo especial y directo eS la shpresión
de _una .vida humana concreta, o si .solamente, eventualmente, la
uriesg,w; y, en cuanto al ,s-gjeto paciente, si éste es culj,able de
al~ atenta_do contra -!a convivencia, o si · es alguien que "no
se ha

meti_do en
-nada", un inocente: concebido -'-más o menos
oportuna, pero
.siempre voluntariamente~ al men08 (¡ en el di­
choso y ~ mitificado, o mixtificado;. -caso de lar violación!)
por
uno de los generantes--y no nacido, anciano "gagá"', incura­
ble, oligofrénico, mµtiiado absoluto, etc.? Hablando éon toda
crudeza: ¿si el uno constituye un peligro -potencial o actual­
y el otro un ser que sufre, t!alinhién más o menos (y · no cabe
desconocer las posibilidades de valor· hwnano del sufrimiento) ;
un ser más o menos útil o inútil, en definitiva, un problema
social, un obstáculo, un estorbo para la existencia placentera
de
1os demás?
»Sobre
la hase de estas elementales consideraciones, que no
parece lícito
desconocer, discútase. Continúe.se, 'Ira -ya secular po~
'lémica
sobre estos temas,· a la luz -de fas nuevas investigaciones
científicas, como, por

ejemplo, ese
ae-erto de los biólogos, de
que -en di concebido, .a partir de la fase inicial del cigoto, hay
no ya predsamente vida humana, una partici-paeión en 1a vida
humana
----como 1a que

hay en la
-pierna o el· brazo

de
cualquier
enjeto--, sino una vida humana propia y concr~ codificada,
planifieadamente distinta de la dd organismo portador, gestante,
que la alberga.>
fil. LA APLICACIÓN CONCRETA -VIGENTE DE LOS DERECHOS HUMANOS .A LOS·
OJOS

DE
LAS DEMOCRACIAS OCCIDENTALES
a) La guerra española y la revolución rusa
La comparaci6n la efectuó Alexander Solzhenitsyi¡ ante Televisi6n
Española en

el programa
ºDirectisimo" del

sábado 20 de marzo de
1976. De su texto, publicado en EL PENSAMIENTO NAVARRO del
día siguiente, recortamos dos párrafos referentes a la enunciada com­
paraci6n:
1366
«He oído -:eontinuó el escritor-que vuestros emigrados
políticos
decían que la guerra civil. espafiola ha costado medio
millói::t de seres. No sé rsi esta cifra es exacta o no; pero vamos
a $11poner que sea exactlai. Tengo que decir entonces que en
Fundaci\363n Speiro

nuestra guerra civil también murieron doa O tres millones de
persones. Pero vuestra guerra-civil y la nuestlra terminaron de
distinto modo. En vuestro país venció un concepto de vida
cristiano,_ y debido a que quedan terminar 1-a guerra y cumr fas
heridas, todo termina ahí. Sin embargo, eri nuestro paí:s vendó
la ideología comunista, por lo que el final de fa guerra civil
supuso no el final de to-do lo que había ocurrido, sino el co­
mienzo
de lo que empezaba: comenzó la guerra del régimen
estaMecido
contra el pueblo.
»En Occidente, hace doce años, -dijo seguidamente el señor
Soilzhenitsyn-- se
publicaron unos datos estadísticos de un inves­
tigador ruso, profesor -de estadístico, Kur.dano, sobre fa cifra de
persones
que murieron en
nuesllro país
como consecuencia
de
la guerra interna, contri& el

pueblo.
Este profesor ha podido
calcular de un modo directo, que a ·partir de 1917 hasta 1959,
solo como consecuencia de la guerra interna del régimen contra
el pueMo, es decir, por il.a eliminación del puehio médiante el
hombre,
mediante la colectivización, en
los campos de trabajo,
en

las cárceles o por
simple.s fusilamientos, en

nuestro país
muriero.n 66 millones de seras humanos, incluidas las· víctimas
de iJ.a Revolución.»
b) Chile, Argentina, Uruguay y Brasil. y la actual campaña contra
ellos "pro derechos humanos"
También aludió a este tema en otras declaraciones anteriores el mismo
Solzhenitsyn, dando lugar a una nota complementaria de la Embajada
de Chile en Madrid, que public6 ABC del 12 de marzo de 1976, de
donde reproducimos:
«Se escucha hoy hablar de Clu:1o mucho más que del muro
de Berlín. Si Chile no existiera habría que inv.entarlo para los
comunistas. ¿Por
qué

no se aprovechó
ol desafío
de Chile cuando
ofreció liberar sus
· prisioneros poHticos si también

lo hacían
Rusia y

Cuba?
Los de Clúle eran
prisioneros que
combatieron
con las armas

en
'1a mano; en cambio, los de la U.R.S.S. son
solamente hombres
que pensaban, que leían el Evangellio. Desde
entonces, Chile hra ,liberado tal

vez
la mitad o las tres enartas
partes
de
ellos, dando.

muestras
de, buena voluntad. En cambio
Ru's:ia, nada.
:i,¿Y Fide-1 Castro? El agresor

de
Aniolla fue a Chil.e en 1971
y
allí hah1ó, no como invitado, sino como amo, después de haber
Fundaci\363n Speiro

sido recibido ·en triunfo~ Al h&bl-a,r en Chile dijo que 1at revo­
lución sólo podía

hacerse
eón las armas. Eso es lo que no logró
en
Chile, pero sí en Angala. Sobre Chile no me pronuncio
porque no conozco los detalles, pero cuando la Prensa, al refe­
rirse
a -eu situación, se equivoca, no es capaz de reconoeel." sus
erroces.>
Pero la campaña pro deret;hos humanos dirigida contra Chile, Ar­
gentina,
Uruguay o Brasil. alternativa
o con;untamente,
ti eñe mayor
miga.
-Jean Madiran, en su editorial de ITINERAIRES 225, de ;ulio­
agosto
1978, "CoNTRA L'AMERIQUE LATINE: LA HAINE ET LE MENSONGE",
lo ha comentado:
«No, Rugues Kéraly, enviado especialJ. de la revista ltinerai­
res a Chile, no .había partido con el designio principal de des­
calificar al organismo denominado Amnesty ln:ternatwnal, que
-cuenta y. hace contar qn.e en Santiago (como -en Río, co-mo en
Buenos Aires) se encareel.iar,· se tortura, se hace desaparecer a
.inocentes por ci:mtenas o · por m'i[es por el solo motivo ,de alguna
divergencia de opiillión con, el poder; Hugu.es Kérall,-y había par­
tido al encuentro del pueblo ohilmo, y ha encontrado, éil lo
ha dicho como lo ha visto, ,.un puebllo go¡zoso y orgulloso de
su deStino nacional, consciente de vivir una experiencia histó­
riea decisiva pwra el porvenir de todo el continente.
»Pero, haciendo camino en busca de los pretendidos desapa.
recidos, Kéral'y, sin embargo, encontró once. ¿No es mucho?
Atención, eon once sobre once, proporción: 100 %, Y once que
él no había escogido: -Había tomado lJ.a última lista, para ha­
cerse mm idea, la lista más reciente en el momento de su
partida, los últimos once arrestados en un sofo día, y desa:pa,,
recül,os después de su arresto, 1según las informaciones de Am,,
nesty.
>1Eran · once contra-Vet'dades, once sobre once, un récord. Lo
habéis leído en el número precedente ... >
Madiran-profundiza en esas mentiras y en las "insolentes calumnias"
del
P. Congar respecto de. Argentina> con· [fJS cuales éste y Amnesty
actúan de ''compañeros de viaje" de los comunistas.
1368
«La -finaUdad de esa mentira es la de hacer creer -a[ univer­
so
que el comunismo no es lo peor, y, para eso, condicionan las
mentes

a
fin de que vean lo peoo-fu.era del comunismo. En ese
sentido fufJ en d que dijo Solzhenitsyn: "Si Chüe no existiera
Fundaci\363n Speiro

baria fal,ta inventarlo'". A lo que respondemos: ""Pero, preciso:,.
mente.
ellos l-0 han in.ventado". El Chile de la propaganda de­
mocrática internacional no existe. Ha

sido
inventado por el
odio y la mentira.»
Prosigue, más adelante:
«La mentira moral del P. Congar y de Amnesty ha reper­
cutido al
niveíl. de la. -prensa democrática internacional bajo las
especies de UD'8I campaña "contra la re.presión". ¿La represión,
de qué? CoDl5tantemente se deja sobreentendido e insinuado, e
incluso se afirma, que se trata de la repr-esión de IJ.as justas li­
bertades, la represión de opiniones legítimas, la represión de
inocentes. , Se habla de la crueldad de la represión, para mover
lu conciencias; se silencia la ~rueldad de_ aquellos a quienes
se -dirige 1a represión, gu~eros, terroristas asesinos, tortura•
dores. No se ataoo. realmente los excesos de IJ.a represión, rsino
su existencia. Esa campaña internacional se dirije a descalificar
toda ·especie de represión en cuanto ésta se ejerza contra .los
crímenes de nngre de loe comunistas y de sus alilaidos:.
»Entre las víctimas d·e esa represión, hay también, sin duda,
gentes
que no son asesinos

ni
terroristas, ni guerrilleros, sino
miembros
de sus redes logísticas, entre los cuales ,se encuentran
indudabilemente allgunos inocentes, civ:i:les .. o eclesiásticos, que
son utilizados como
enlaces, carteros,
-portadores de
baJ.ijas, u
quienes se esconde Ja :sangre derrama-da y se_ les hace creer que
sirven a 1-a ca1188 de fos pobres, de los desgraciados, de los opri­
midos. Inocentes, pero culpables de irresponsabilidad o de n&
~edad, con l]¡a circ:un&tancia atenuante de sn .ceguera ... >
Y, concluye el editorial:
«Los puehilos del Brasil, de la Argentina, de Chile, han sido
librados
a los demonios del mundo moderno por quienes estaban
llamados
a ,protejerles: por 8US poderes poilítioos y por sus
podel"es religiosos. Sus jefes ·militares no siempre tienen una
completa c-omjtetencia política o religiosa; por ellos,, por lo
menos, no
han traicionJado. Se baten por la fe y por la patria.
Han
guardad.o el honor. Dios ·1es com~eda:, además, la gracia de
la ciencia y la
prú.deneia política.>
1369
Fundaci\363n Speiro

e) Vietnam, Laos, Camboya, Africa ...
en
AMANECER de Zaragoza, que se refiere al Vietnam '"pacificado".
1370
«En Saigón, un decreto del Gobierno ha determinado la
eetat:talización de todos los estahllecimientos comerciales media­
nos y

pequeños que
Sllhsistían desde la

caída de la ciudad en
manos de los -comunistas. Con ello termina una etapa colectivi­
zadora que en el Vietnam ha seguido el mismo camino que en
cualquier otro país donde se bao adueiiado los marxistas del
Poder: primero son confiscadas las industrias grandes, ila.tifnn­
dios, supermercados; consorcios comerciales industriales o de
servicios. El pretexto para expropiarlos -es siempre el mismo:
constituyen empresas monoipolísticas,,
con

todos
los defectos de
los monopolios en cuanto se refiere a precios y eficacia de pro­
ducción;
el 00ipital que llos mantiene es extranjero, estando al
servicio del "imperialismo", y, ,por ende, sruJ fines contrarian los
intereses de la industria y el comercio nacionales. Respecto de
los fondos más grandes, al principio ,se limita a ellos la reforma
agraria, tomando como estandarte el! popullar lema, de entregar
[a tierra a quien 'la trahaja y prometiendo, en todo caso, no al­
terar la producción agrícola ni -destah831:ecer a las ciudades. Todo
ello sirve para tranquilizar, al menos por un tiempo, a los pro­
pietarios rurales menores, a los cuales incluso se ludaga llamán­
dolos motor burgués y nacional de ilia revolución.
»Después,
como aho-ra en Saigón, llega la hora de la verdad.
Y la verdad significa la colectivización de to-dos lo.s negocios
y
la transformación
corr~ativa de
los
propietlairios en
trabaja­
dores del
Estado, patrón

infinitamente
más duro que

cualquiera
de
esos amos que a los demagogos les gusta mostrar

como sím­
bolo
de ~lotación capitaU.sta, y con~ el clllal no cabe ni la
más mínima protesta, pue~ por definici~ es idéntico al pueblo,
siendo absurdo que
se rebele y proteste el pueblo contra sí
mismo.
»Naturalmente que la socialización tiene su reverso político.
E, igualmente, -de poco sirven las promesas primeras, cuando
todavía
no conso'1idado el
régimen, tenía éste que andar con
tiento
para evitar oposiciones inneeesar.ias. Entonces prometía,
junto con la
restringida libertad económica, cierta libertad po­
Utica también; garant~zaha algunos derechos, repudita:ba los
métodos
más
feroces de represión, atriba:yéndolos a otras cir-
Fundaci\363n Speiro

cunstancias; empleaba sin tregua •la palabra democmcia y la
liberación del pueblo era, junto con aquel ténnino, cuanto más
jaleaba.>
Y coetdneamente ocurre, como narra Alfonso Barra en el título de
su crónica de
ABC del 4 de diciembre de 1977, que NINGÚN PAÍS QUIERE
ACOGER

A LOS REFUGIADOS VIETNAMITAS.
· & GOBffiRNO AUSTRALI.ANO OR­
DENA
REPELER A

LAS EMBARCACIONES DE LOS REFUGIADOS,
Leamos los pdrrafos que relatan esa trágica singladura. Son escalo­
friantes:
«No hay estadísticas, porque las grandes oficinas de la ONU,
sin olvidar

a
Amnistía Internacional,

no
se dedican

a esas
ba­
gatelu. Fuentes de países próximos establecen que loe fugitivos
mueren por
miles, de hambre, de sed, ahogados, trinCJaidos por
los tiburones, víctimas de 1las enfermedades contraídas a bordo.
Los
piratas se encargan

también de rematar a
fos que caen

en
sn poder.
»Ocurre este

éxodo
dramátfoo cuando
el mundo se
hiaJla muy
atareado
en descubrir y denunciar los excesos de las autoridades
chilenas, argentinas o sudafricanas, ·pasando antes por Rhodesia.
No hay tiempos para la ~población en lanchas~•, que, sobre
todo, escapan

de
sus pueblos

y aldeas
pan cambiar el paraíso
de Ho~Chi-ming por los peligros de un viaje hacia lo des­
conocido.
A
\Malasia llegaron

5.000
refugiad~ y Thailtandia, país
pobre
y amenazado, acogería a otros
tantos. L:os

huidos pusieron proa
a Singapur, donde a punta de metralleta les
IBIVisan que

no
po­
drán desembarcar. La con,sipia es que regresen a sus bases _ de
partida. Algunos botes vietnamitas alcanzan Filipinas, donde
las autoridades dan muestras de la caridad cristiana que dejaron
establecida
nuestros misioneros.
»La "pax kissingerencia" en el !JUreste asiático sigue empu­
jando
hacia · la
muerte en alta mar a grupos enloquecidos. Es, la
misma

fuerza que
mueve a

los
~emanes haeiiai las fronteras,
aw:rque se dejen fa piel y la vida en loe campos de mi~ en
las alambradas . eléctricas, entre los incisivos de los perros de
guarda y

ante las
metralletas·· de los centine'las del

muro
berlinés.>
El ABANDONO extremece:
«En aquellas armadas de lancha&, . traineras, balsas y embar­
caciones _de pesca D'avegan los exiliados durante seID1a111as, amon~
U71
Fundaci\363n Speiro

tonados. y bajo 1la intemperie, sin víveres y sin agua para todos.
Así viajan
niñoa y madr~ ancianos. y jóvenes, ~ busca de un
futuro humano y digno, Das potencias occidentales que tan de&­
acertadamente contribuyeron a la ~agedia de Vietnam para dejar
luego. abandonados a decenas de

miles de
amigos vietnamitas,
no
tienen ahora tiempo, dinero, lágrimas ni valor para ~yudar
a l_as víctimas que llaman a sus puertas.»
Anstralia,
con

7,5 millones
de ki'lómetros cuadrad06 --Espa­
ña medio ~ón-y 13 millones de habitantes, baluarte de los
vll'lores. culturales de1 Occidente, cierra sus tientas a los vietna­
mitas huid0&. La raza necesita sll8 mirilos, sin duda. El Partido
Comunista organiza ahora -"movimientoe de masa-s" para que las
autoridades

nieguen
asilJ.o a los -forasteros indeseables,
La TRAGEDIA de los fugitivos y la vergüenza de repelerlos forman
un brutal contrapunto:
« Y aquí el ap1ce del humanismo, simbolizado por las de­
claraciones
de Mr_. Ma'lcollm Fraser, jefe eonservad-0r del Go­
bierno 1australiano: .Los exiliados vietnamitas embarcados ~hora,
rumho
a

ese
Continente; no
recibirán permiso
de entmda. La
escuadl"a australiana tiene órde-ne.s d~ "repeler" a los intrusos.
Naturalmente
esa política .cargada de hllIIUUllSmo y caridad tiene
su explicación: Australia está en periodo eilectoral '! no conviene
abrir [a mano de ta tolerancia en las cir-cunstancias ;presentes.:.
Y echemos una mirada al continente africano, leyendo el artículo
de
Mario Soria, en el diario CORDOBA del 30 de mayo de 1978:
·~OrR.o :fRUTO COMUNISTA", del que recortamos.
H72
«~ sin duda, lo ocurrido en la ciudad katangueña de Kol­
wezi. Los
saqueos, asesinato!¾ peniecuciones, torturtas, destrozo~
son

característicos:
lo miemo ha .sucedido (para n·o citar más
que
hechos recientes) en, Timor, Angola, Mozambique, Afganis­
tán,

Camboya,
valle- decir, allí donde el marxismo 86 ha hec:ho
con el poder público. No. han varilaido los métodos desd·e .J917,
por mucho que. en -las conferencias internaciona-les,- en., los

par·
lamentos, en los congresos de
los partidos

de esta
ideología,
más , o

menos
dependientes de Moscú, -

se
.proclame -

la
-liberta~
se ofrezca la cooperación a otros grupos políticos, se renuncie
a
ciertos .términos,. se imaginen denom.inlaciones _nuevas (odres
nuevos para.-e-1
vino viejo;,-"se agüe 1a ideología,

hasta sean
de-
Fundaci\363n Speiro

nunciad113 ciertas arbitrariedades. El árbol da siempre fos mis­
mos frutos, en Africa, en América, en Europa.
»Pero ninguna de tale& atrocidades se comete sin su cuenta
Y razón. Concretamente, en lo que _90 -refiere a· Ketanga, por lo
que han
revelado los

periódicos
ingleses, que
el
adiestramiento
de IJ.as ,bandas

de
asesinos corrió

a cargo de
esos peones
utilí­
simoe de Rusia, que son fas tropas cnhanras (aunque

un
desca­
labro de :las mismas pudiera dar al trute con Fidel Castro). Las
armas las prOl)orcionó la Allemania oriental y también ella pla­
neó

las
operaciones .. Probablemente sabían los inductores
de la
tragedia que intervendrían
las potencias occidentales par,a, pro­
teger a
sus súbditos y

repatriarlos. Había,
pues, que·

asesinar
sin piedad
,para que, . poseidas de terror pánico, huyeran todas
iras per80'll8s opuestas en aquella riquísima región a la política
expansionista rusa y

no
se atrevieran
a volver : ..
»
d) El muro de la vergüenza y la "trata de blancos"
De vez en cuando, aparecen publicó ABC del 8 de enero de 1977, encabezando la crónica desde Bonn
de
Pablo Magaz: "UN 10VEN MATRIMONIO, PRIMEROS FUGADOS DEL AÑO
DE
ALEMANIA ORIENTAL. PERMANECIERON DURANTE DOCE HORAS PERDIDOS
EN LAS AGUAS DEL
BALTICO, EN
UN
PEQUEÑO BOTE DB GOMA..,.
El relato impresiona ... , aunque el final sea feliz. El cronista pre­
gunta:
«¿Qué hizo a este hombre joven exponer las vidas de su
esposa y de su hija para huir de la· República Democrática Me­
mana
en

las
condiciones antes descritla6? Los

Lehmann
habían
naddo en la sociedad comU!ll:Íata. Ninguno de ellos había pisado
una sola
vez el mundo occidenta'l ... »
Y el "muro de la vergüenza" permanece y los vopos continuan dis­
parando
contra quienes

tratan de
cruzarlo. ABC del 15 de agosto de
1978
titula "EL 'MuRo DE LA VERGÜENZA' CUMPLE DIECISIETE A:Ñ'OS" ·una
reseña, de la que reproducimos los
párrtijos que

siguen:
«DeÑe que se levantó el "muro de la vergüenzá' el 13 de
agosto del año 1%1, por [o menos 173 personas murieron
·en cl
intento de fu~ de -Ia República Democrática Alemana.
Myer se -cumplió , el XVll-anivérsario de· la construcción del
muro
fronterizo entre la Rep-úbliica Federal· y

la RepúbHca
De-
1373
Fundaci\363n Speiro

mocrauca Qlemana. En estos diecisiete afíos se han registrado
en la zona occidental 175.300 refugiados procedentes de [a re·
gión oriental.
»-En 1977, sólo 4.033 germano-orientales pudierO'll pasar a la
República Federal, con lo que ,por primera vez disminuyó e:l
número anual de exiliados, establlecido entre· 5,.000 y 6.000, -según
datos de la organización .berlinesa 13 de Agosto, pan eyuda a
los refugiados de Alemania orientat
»-En
los primeros seis meses

de
este año ----según recuerda
Efe-han conseguido huir de la R. D. A. l. 780 alemanes orien­
tal ea, de los cuales sólo 180 son de los llamados "rompe barre­
ras .. , nombre que se da a los que -consiguen alcanzar la zona
occidental atravesando las peligtosas alambradas o oamuflándose
en

las vías de
tránsito entre Berlín

Este y
Berilín Oeste.
»-En los

primeros
@eis meses del afio pasado fueron 327 los
"rompe berreras"~ ya

que las
al'DJ818 automáticas en la
zona
fronteriza
ahora -dificultan aún más la fuga.
»-La mayoría de los refugiados de la R.· D. A. llegan a Ale­
mania federal a

través de terceros
países da! bloque

comunista.
Desde 19'61, un total de 218.053 personas pudieron salir rf.egal­
mente de la R. D. A. e instalarse en Alemania fedenil.
»En el primer semestre de este afio, 3.764- alemanes demo­
cráticos consiguieron salir
·]ega¡'[mente de la zona

oriental, siendo
en
su mayor parte pensionistas o enfermos.
>En las prisiones 'Y en los campos de trabajos forzados de la
R. D. A.
98 hallan actualmente entre- 5.000 y 6.000 presos polí­
ticos, según datos
de la organización 13 -de Agosto. Alrededor
del
60

por 100 de- ellos
fueron condenados por intentar
huir
de la Alemania comunisb:11.
»Aunqne Alemania
federa1 compra anualmente la libertad
de 1.000 a 1.300 presos políticos, el número de ellos no ha
disminuido en los últimos afios.»
Sf,
a veces la Ubertad puede comprarse. Este es otro tema que, desde
este punto de vista de
los derechos humanos, a algunos parece que les
preocupa menos que el
derecho de retenci6n de

los clubs de fútbol.
Vintila Horia, can el' titulo "TRATA DB BLANCOS", publicado en EL
ALCAZAR del 19 de agosto de 1978, denuncia esos hechos, que se
comentan s6los.
1374
«Cuando Occidente. era cristiano pulsaba haciJa, adelante a
través de
sus
santos, Los horrores de
la
vida cotidiana -la mi­
seria, las
eniennedade.s, las guerras, las injusticias--encontraban
Fundaci\363n Speiro

soluciones en aa medida en que irlguien, una persona como San
Francisco
de Asís, o Juana de Arco, o Bartollomé de las Casas,
interveruain en el drama de la Hi,storia y hacían respétar a reyes
y
pa[etos la ley fundamental del cristianismo, o sea, la dignifi­
cación
ool hombre por el hombre. Era eíl hombre de la Iglesia
quien paraba
e!l desorden y el abuso, con, a veces, el precio de
su
vida. Tanto San
Frarncisco como Rraiimundo Lulio
emprendían
el viaje hacia Túnez o el Asia Menor, se plantaban en una plaza
y empezaban a predicar la verdad. Si" no perecieron, iBiplastados
por

las multitudes o
despedazados por la Policía, es de suponer
que el mismo Espíritu Santo estuvo siempre con ellos.
Pienso, por cootraste, en

aquellas
vidas ej'emplares, en

re­
lación con una
de las más sucias aventuras ,del mundo contem­
poráneo. Me refiero a
la trata de blancos desde Orient/e hacia
Occidente, desde la opresión hacia la libertad, Sentido único
y permanente de un camino
mHenario. Hay
oficinas en
algunos
países
occidentales

donde uno puede
deposítar cinco
o diez
mil
dólares y comprar a su hijo, a sus -padres, o a su mejor amigo,
sacándoles, si hace falt~ ,hasta de la cárcel. Las divisas capita­
listas constitayffll el

botín
más preciado de_ Las ecónomías BOcia~
listas. Comprar seres· humanos, en pleno ei0l.o xx, en fas mismas
barbas de la Conferencia de lielsinki o de Belgrad-0 y ,de la
Carta
de la,s Naciones

Unidas y de otras
tantas leyes que pro­
híben

terminantemente
ell eom.ercio .de esclavos, es una de las
bromas más siniestras

de
l pienso en
la
Historia, es decir, en tiempos falltos de todos estos aparatos le­
gales e
ineficaees, recordando
a los mercedarios,
ord·en fmidada
por

San Pedro Nolasco,
cuyo fin
era el de
libertar a los cris,
ti.anos

caídos en manos
de los moros.»
No se nota reacci6n ante tamaños hechos:
«... recibir dinero a cambio de un señor y transformar esto
en un negocio, no impresiona a
na.die. El ,caneiller Helmnth
Schmidt pagó la cantidad

de 4.00.000.000.000 de marcos a cambio
de
120.000 alemanes de Polonia, y máB tarde 750.000,000.000 de
marcos a cambio
de 11.000 111inanos .de origen a.'lemán, 20.000
mareos
un
iarlemán de Polonia y
27 .000 uno
de Rumania. Pero,
por encima, o

por debajo de
estos negocios de F.stado a Estado,
existen
pequefi.os negocios

de individuo a Estado. Y
es así eomo
sociedades

importadoras con
sede en Londres, cuyos-,duefi.os y
nombres circulan libremente entre los interesados, trafican con
la misma mercancía. Haice algunos años, recuerdo, hicimos en
1375
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París una colecta ~on el fin de rescatar de fa cárcel a un filósofo
rumano. Conseguimos depositar en un Banco la cantidad de
10-000 dóla~es, pero no se llegó . a ni:pgún resultado, porque el
precio
pareció de repente d~siado pequeñ.o a cambio de
una persona :tan altamente _peligrosa, como podía ser un pensador,
Pero el tráfico siguió adelante,
y sigue, _con personas menos
importante&.l>
Vintila Horia .comenta:
«Fidel Castt"o deja salir también a sus intelectuales.>
«Fue

una
buena solució~ porque, .de este modo, ha desa­
parecido la_ disensión
;y eualquier posibilidad de resistencia in­
terior. La carne de cafión que Cuba utiliza en Africa no es de
origen _intelectual.
»Lo mismq sucede
con

los países del Este
europeo .. La tran­
quilidad de aquellos Gobiernos reside no sólo en is fuerza de
La Policía, sino en es-ta perman_en.te _posibilidad de vacío que
supone
la trata de los blancoa, Los mejores se van, la paz de
los
cementeri~ aa pax cubana, para llamarla de alguna forma,
se extiende soheran:a sobre territorios y almas .Es una técnica
de la caída en la
que vale -la -pena meditar, ·Wl suicidio espec­
tacular y rediticio, por lo menos aparentemente, ligado íntima­
mente a la :p9lítica del
mañ.a,u, _ mismo y de la lejama temporal,
invisible a la que están obl~gados fos Gobiernos vincu1ados al
materialismo
dialéctico. La doctrina misma, situada fuera de la
actualldad Por la ley determinista que está en su bafe, sin con­
tacto ninguno

con la
realidad de
nuestro
tiempo, condena
a
F.stados e individuos, gohernant~ y

gobernados a esta miseria,
en cuyo marco la trata
de blances-no es más que un síntoma.>
e) El Ll'bano
El 8 de Junio de 1978, Maurice Duvenger, en LE-MONDE, bajo el
tftulo ''L'AGONIE", escribía.·
1376
«ns¡-los ·cristianos del mundo entero sostuvieran· .a sus co­
rreUgiónarfos del Líhari.o c-omo

los judíos del mundo entero
sostienen a

los snyos
en Israel,
la matanza d·e
Befrut acabaría
y
nosotros volvériaritos a

ser- independientes".·
Esta frase
de un
exilado· en París resume. liai ilusión dé sus· compatriotas metidos
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en el engranaje infernal que los machaca~ Lo& cristianos del
mundo entero no -sostienen a sus correligionarios
del Líbano.
>Los dirigentes políticos

de Occidente no
se preocuparon
más que fos cristianos del mw1do entero ante la nueva tragedia
libanesa. Pronunciarán, prohabllemente, buenas palabras, como
en 1956 ante la tragedia de Budapest, como en 1968 ante la
tragedia de Praga,
Pero permanecerán pasivos

como
entonces.»
También en LE MONDE, el 12 de julio de 1978, Andrée Chedid
escribe con el título de
"AssEZ!":
«Miradlos -incluso vosotros, hoy, sinos-------mirad estos nin os
aterrorizados que podrían ser vuestros bijos;
ea.tas mujeres, esos
hombres, esOB viejos que se extremecen en medio de la!S minas~
que podrían ser las de vuestras propias casas; ved esas melan­
cólicas sonrisas intentando darse valor,

con
dignida~ frente a
los
obuses de la destrucción. No los desprecieis, estos rostros
amenazados son -o serán, según los vaivenes-también, y
siempre, 1los nuestros, los vuestros.»
La pregunta es acuciante: ¿desde qué perspectiva se miran los dere­
chos humanos? Ya no solamente falla el concepto de humanismo del qué se parte.
Es la
pasi6n partidista lo que ciega. Son el mesianismo y la· utopía las
que

no dejan ver
sino espefismos y que rw permiten observar la rea­
lidad. Los
derechos humanos ¡ sólo se contemplan baio la lente defor­
mante y coloreada de la dialéctica
marxista, de
la reforma de estruc­
turas preconizada por los socialistas
y · por la opci6n témporalista del
progresismo
cristiano! Lo demás
pasa desapercibido
o es despreciado.
1377
Fundaci\363n Speiro