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Número 179-180

Serie XVIII

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Puebla y la revolución marxista en América Latina

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERICA LATINA
POR
MIGUEL PORADOWSKl
En el presente ensayo de carácter exclusivamente informativo so­
bre la Tercera (1) Omferencia Episcopal Latinoamérica en Puebla
(México) (del 27
de enero al 13 de febrero de 1979), nos proponemos,
ante todo, contestar a la pregunta:
¿cuál es la actitud
de Puebla
fre¡¡_te
a

la
invasión de América Latina
por
el marxismo?
El

porqué de esta
preguntn es

muy sencillo, pues
el problema
principal de
América Latina

de hoy
día es

el avance de la revolu­
ción
marxista.
Cuando

por primera vez se
phintea el

asunto de la revolución
marxista-comunista en. el año 1847 (2), se insiste en el carácter
mundial de esta revolucción, es decir, que ·se trata de una revolución
esencialmente univenal, sosteniendo su dimensión tanto horizon­
tai (la extensión a todos los países) como también vertical (su ex­
tensión a todas 1as culturas). Setenta años más tia:rde, este principio
de la universalidad de la revolución marxista es nuevamente plan­
teado por Lenin, inmediatamente después de 1" toro,. del poder por
los bolcheviques en Rusia,
y es presentado bajo el nombre de la
(*') El análisis teológico lo hacemos en una serie de art,írulos aparte,
de los.-cuales ya aparecieron en Verbo: «La mariologfa marxista de Leo.nardo
Boff», en el núm. 177, y «Karl Rahner y ... el maoísmo», núm. 178.
(1) La primera tuvo lugar en Río de Janeiro en_ 1955 y la segunda en
Medellín en 1968.
(2) En el pequeño folleto de Federico Engels: Der Komm11nistische
Ka1echism11s,
1847. El título «catecismo» es muy elocuente. Los marxistas
del final del siglo XIX lo cambiaron po:r Das Gr,mdsaetze des Kommunismas.
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MIGUEL PORADOWSKI
doctrina del Weltoktober (3). Para Lenin, no se trata solamente de
un
planteamiento doctrinal --según el cual el éxito o el fracaso de
1a revolución marxista en Rusia depende de su extensión a todo el
mundo-, sino también de un planteamiento práctico, pues, inme­
diatamente; se pasa a
la acción, a extenderla, de heaho, a todos los
países, sirviéndose primeramente del aparato diplomático de la Unión
Soviética e incluyendo a este propósito los correspondientes fondos
en el presupuesto del Estado ( 4)
y, después, organizando una red
mundi,1 de

las
secciones del

partido único comunista (5 ), como
tam­
bién por la. invasión directa de los países vecinos por las fuerzas
armadas soviéticas ( 6).
Es evidente que
Amética Latina no

está excluida de este plan
de conquista de todo el mundo por
el imperialismo comunista. Al
contrario, después de haber dominado
y sojuzgado a muchos países
europeos, asiáticos y afrioanos, el imperialismo comunista se extiende
hoy día especialmente a América Latina, de manera que se puede
(3) La doctrina marxista-leninista del Weltoktober, presentada en esta
ocasión, es básicamente horizontal,

es decir, se refiere a la absoluta necesidad
de
la extensión de la Revolud6n bolchevique de octubre de 1917, realizada
en Rusia, a todo el mundo, pero su carácter universal, en el sentido de la
dimensión también vertkal (a todas las culturas) está bien subrayado por
la otra doctrina que la acompaña. a saber: por la doctrina de la «reVOlución
permanente», tanto en su presentación leninista como trotzkista. Véase al
~: M. Poradowski: «La teoría de la "revolución permanente"», en
Bstudio.r sobre el comunismo, núm. 1 (1953).
(4) Véase E. A. Walsh, S. J.: Imperio total, S. A. Editorial Bel!, Bue­
nos Aires, 1957, pág. 72.
(
5) La doctrina de Len.in sobre el «partido único» considera al partido
comunista. como «WllO», no solamente respecto al régimen monopartidista en
la Unión
Soviética (donde no se
admite la exi.s.tencia de otros partidos po­
lítiicos), sino también respecto a todo el mundo, es decir, la existencia de un
solo partido comunista mundial, dirigido desde Mosc6. Véase Lenin: La
tesis de abril, 1917. Huelga decir que esta doctrina sobre el partido único
ha recibido un serio golpe por la aparición del trottkismo, titoismo y·
maoísmo.
( 6)
Como ha ocurrido con los países bálticos y con Polonia en 1920
y en 1945.
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PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERJCA LATINA
y se debe hablar de la segunda conquista de la América Latina,
estia vez

por
el marxismo (como la primera fue por el cristianismo).
El "satánico azote" (7) de la
octual revolución marxista-comu­
nista tiene dos raíces: una, en el pensamiento de Karl Marx, formulado
en relación con la cuestión judía (8), y la otra en el movimieoto
comunista de
la primera mitad del siglo XIX, vinculado con la cues­
tión obrera,
cu.ando ambos movimientos revolucionarios se unen
con la misma finalidad, es decir, la destrucción de la sociedad exis­
tente. Marx sale de su aislamiento y se une con los comunistas (9)
para explotar cínicamente la dinámica social del movimiento obre­
ro. Los
marxistas de toda. los tiempos van
a seguir aplicando este
"método" de Marx, buscando
,atentamente en

cada
sociedad alguna
dinámica para explotarla en favor de
la revolución (10).
El
avance de la revolución marxistia-comunista en América La­
tina tropieza con una gran dificulrad: la presencia de la religión
cristiana:. Cuando fracasaron los esfuerzos de los comunistas para
destruida, aprendiendo la lección, se dieron cuenta que sería mejor
servitse de

ella.
Así empieza la infiltración marxista dentro de la
Iglesia
y el afán de adaptar la religión cristiana a las exigencias de
la revolución marxista-leninista, haciendo un enorme esfuerzo para
cambiar la religión cristiana e instrumentalizarla. El espantoso pro­
ceso de a marxistizadón del cristianismo en América La.tina hace, en
los últimos afíos, un extraordinario progreso, siendo amparado por
( 7) Es el nombre dado a la revoluci6n marxista-comunista por el Papa
Pío XI en la
endclica Divini Redemptoris, 1937.
(8) Karl Ma.rx: Zur Judenfrage, 1843/4.
(9) Las doctrinas y los movimientos comunistas modernos, vinco.lados
con

la
cuestión obrera, aparecen en la primera mitad del siglo XIX, antes-del
nacimiento de Marx, y no tienen, en general, carácter ateo y materialista,
haciéndose tales por su unión con el marxismo.
(10) Como lo
hacen en algunos países explotando la cuestión racial,
o
los conflictos entre las generaciones, o entre
las religiones, etc. Más to­
davía,

recordemos que
según el

rabino
Moises Hess, el maestro
de
Karl Marx
y

de F.
Engels, la principal dinámica de la revolución (marxista) es siempre
la lucha de razas, es decir, de la raza judía contra las otras razas.. Véase al
respecto, Moises Hess: Rome and Jer11salem, Philosophical Library, New
York.
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MIGUEL PORADOWSKI
muchos sacerdotes marxistas e incluso por algunos obispos. Este pro­
ceso se

disfraza
bajo los
nombres de los distintos nuevos métodos
pastorales y de
gran variedad de movimientos sacerdotales, vincula­
dos con los partidos
marxistas.
De esta manera, la satánica revolución marxista--comunista avan­
za rápidamente en América Latina, sin despertar la atención de la
opinión
pública, principalmente
gracias al apoyo recibido por parre
del clero
marxista y

por
la vinculación
de una
parte de la Iglesia,
infiltrada por el proceso revolucionario (11).
También otros males y problemas en el continente latinoameri­
aino, ,en la mayoría de los casos, son los efectos de este avance de
la revolución marxista, sea como agravación por el marxismo de los
problemas reales, sea corno creación artificial de muchas dificultades,
sea por la
intranquilidrul (las
guerrillas, el
terrorismo, la
subversión,
las huelgas, etc.), que provoca la huida del capital e impide las
inver:siones
extra.o.jeras, sin 1-as cuales el desarrollo económico y so­
cial no puede alcanzar el necesario nivel
y amplitud. En otras pala­
bras, el avia'Oce de la revoluci6n marxista es el primero y el más im­
portante problema del continenti~ latinoamericano. Y si -es así, nos
interesa saber: ¿cuál es, frente al problema más vital de América
Latina, la actitud de Puebla?
El
término "Puebla"
se refiere a
dos realidades
distintas, a saber
:
en primer lugar a un acontecimiento de gran importancia en la his~
roria: del continente latinoamerioa.no y, especialmente, en la vida de
la Iglesia en América Latina, es decir, la Tercera Conferencia Epis­
copal de
América Latina y, en segundo lugar, el término "Puebla"
se
refiere a un documento elaborado por
esta Conferencia
y apro­
bado por

la
Santa Sede,

el
cnal contiene las orientaciones pastorales
¡,a,,a la

Iglesia latinoamericana.
( 11) Al respecto son muy ilustrativas las declaraciones hechas a la
prensa por el jesuita marxista Femando Cardenal ( el hermano del otro je·
suita marxista Ernesto Cardenal,

actual
ministro
de Cultura (
?) en el go·
bierno «sandinista» de Nicaragua) a la. agencia France Pre.rs y reproducidas
por

el
diario O Estado de Sáo Paulo (28 de·juiio de

.1979),
segúnl las
cuales
el triunfo de la revolución (marxista} en Nicaragua¡ y la derrota del gobierno
anticomunista de Anastasio Somoza se debe, ante todo,
al apoyo que esta
revolución ha recibido de
parte de la Iglesia, previamente bien infiltrada.
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PUEBLA Y LA RBVOWCION MARXISTA EN AMERJCA LATINA
L PUEBLA COMO ACONTECIMlENTO
l. CElJAM
Después de la segunda guerra mundial, todavía durante el pon­
tificado del Papa Pío Xll,
la Sanoa Sede empieza en la Iglesia un
proceso de desceuttalización, pues a lo largo de muchos siglos, debido
a varios factores históricos, el poder en la Iglesia tuvo h. tendencia
a conceuttarse eu Roma, eu las manos del Papa. Pero durante las dos
últimas guerras mundiales, cuando
'.la convulsionada vida de los pue­
blos y
países, en

varias parres del mundo,
imposibilitaba los
con­
tactos
directos de los

obispos con la Santa Sede, se ha hecho evideu­
te
la necesidad de una descentralización del poder eclesiástico. Así,
después de la segunda guerra mudial, el Papa
Pío XII
invita a los
Episcopados nacionales a asumir mayor responsabilidad por
el estado
de la Iglesia en sus respectivos países. En el continente latinoame­
ricano este proceso de descentralización se manifiesta oambien en la
creación de un
organismo eclesiástico
continental llamado CELAM:
el Consejo Episcopal Latinoamericano,
y de esta manera los obispos
latinoamericanos asumen mayor responsabilidad por su labor
pas­
toral. Una de las instituciones fundadas al respecto es la "Conferen­
cia General" del Episcopado latinoamerioano, convocada de vez en cuando
por la

Santa Sede,
para tratar todos los problemas pastorales
en América Latina. La primera Conferencia Geueral
tuvo lugar en
Río
de Janeiro
t(füasil) en

1955; la segunda en
Medellín (Colom­
bia)

en 1968
y la tercera en Puebla de ios Angeles (México) en
1979.
2. Medellín
Si 1a primera Conferencia General del Episcopado Latinoameri­
cano, en Río de
Janeiro, ~e desarrolló

eu un ambiente de completa
normalidad
y tranquilidad, permitiendo al CELAM organizarse e
institucionalizarse, ya la segunda Confereucia General, en
Medellín,
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celebrada pocos años después del Concilio Vaticano II, provocó un
profundo maiestar en la

Iglesia
latinoamericana, pues
con
ocasión de
esta

reunión se manifestaron en
1a Iglesia del continente latinoame­
ricano

muy
variadas corrientes. Se las puede reducir a dos princi­
pales:
1a tradicional y la progresista-marxista. La tradiciorurl, a pesar
de estar algo debilitada por las reformas postconciliares, seguía muy
fuerte en
la mayoría de ios episcopados rutcionales, pero la progre­
sista-marxista consiguió una importante influencia en las oficinas,
imtituciones y dirección del CELAM, y gracias a eso, a pesar de ser
·minorita.ria, alcanzó a imponex sus puntos de vista en 1a reunión
de Medellín. El documento elaborado en esta ocasión, teniendo fuer­
tes
y evidentes ·huellas de las influencias progresista-marxistas (12),
~ aminoradas por· la Santa Sede antes de su "'probación, no en­
contró aceptación en ninguna
parte, pues
los
tradicionalistas lo
repudiaban debido a las mencionadas influencias progresistas-mar­
xistas,
mientras

que los
del otro bando estaban descontentos

por no
alcanzar un carácter completamente progresista-marxista. De esta
manera
el Documento de

Medellín
cayo casi
en
el olvido hasta el
año 1976, cuando empezó la preparación de la reunión de Puel:,Ia.
Recordado

por
las autoridades del CELAM, tenla que servir como
"el punto de partida" de las deliberaciones preparatorias de la Con­
ferencia de Puebla. Pero Medellín, como acontecimiento en la vida
de
la Iglesia latinoamericana, había tenido gran importancia, pues
con
ocasión de

este evento se manifestó el
malestar eristente en

la
Iglesia
y especialmente el hecho evidente de que progresismo lleva
al

marxismo. También casi
inmediatamente después
de
esa segqnda
Conferencia general aparecieron

en la Iglesia
latinoamericana varios
movimientos

marxistas,
y todos ellos reclaman sus derechos dentro
de la
Iglesia, invocando

el
Documento de
Medellín. A continuación
recordamos
algunos, pues

ellos
tenían una influencia directa en

la
preparación de Puebla.
( 12) La influencia marxista en Medellín se debe, ante todo, a la pre­
sencia de los teólogos ( ?) marxistas Gustavo Gu.tiérrez y Joseph Comblin,
como
consejeros de algunos obispos participantes.
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PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERJCA LATINA
3. Los cristianos por el socialismo
Disfrazados bajo este nombre, que pata muchos parece muy· ino­
cente, ractuan los marxistas infiltrados en la Iglesia pam comprome­
terla con

el proceso de
la revolución marxista0leninista. A pesar de
que se
e,criende aisi a todos los países latinoamericanos (y, acro,,l­
mente, también a los europeos y a Canadá), su centro principal
estaba
en la Facultad de Teología de la Pontificia Universidad Ca­
tólica de

Santiago (Chile) y en el
Centro Belarmino, de la misma
ciudad,

de los padres
jesuitas chilenos. Abusan

del
nombre "cris­
tianos",
pues, en realidad,

son
cristianos s61o en el sentido dado a
esta palabra por F. Engels, cuando éste insiste en que el "verdadero"
cristianismo,
eil de los primeros siglos, fue solamente un movimiento
social-político
semejante al
actual movimiento marxista-comunis­
ta (13). Durante su Congreso, celebrado en Santiago de Chiie en el
año 1972, los "cristianos por el socialismo" hicieroo suyas las opi­
niones de Engels, por lo cwl "a confesión de parte. relevo de prue­
bas". Tampoco abogan por el "socialismo", pues todos ellos se pro­
nuncian en favor de '.la revolución marxista-leninista, como consta
de los escritos publicados por ellos mismos (14). Esta posición fran­
camente mani:ista-leninista provocó una censura por parte del Epis­
copado
Chileno (15). Sin emba:go, a pesar de eso siguen teniendo
bastante in:fluencia dentto de la Iglesia en 0.ile y fuera de Chile,
Jo que les permitió tener un papel destacado en la reunión de Pue­
hla, pues muchos de ellos no solamente tomaroo parte en la pre­
paración de

ella, sino que también se hicieron
presentes en

Puebla
durante la Conferencia, asesorando a algunos obispos.
(13) F. Engels, en la Introducción (de 6 de mano de 18915) al trabajo
de K. Marx: La l11cha de r:la.tej en Francia de 1848 a 1850.
(14) Cristiano/ por el Socialismo, Primer Encuentro Latinoamericano.
Texto de la edición internacional, Santiago, 1972, p,lgs. 258-259.
(15) «Fe cristiana. y actuación política», en Do-cumentüs del Episcü·
pado. Chile, 1970-1973, Santiago, 1974.
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4. Laei teologías marxistas latinoamericanas de la liberación
Estas ''.teologias" salierou a la luz casi inmediatamente después
de
Medellín (16) y sus autores reclaman ser "medellin.istas". Siendo
estas "teologías" profundamente marxistas, no

solamente
por to­
mar el

pensamiento
marxista como

base
"filosófica", sino

también
por
,educir toda la problemática de la liberación del hombre a la
"liberación"
de los
pueblos latinoamericanos del

régiruen
socml­
económico-político actual por la revolución .llWXista y por la insta­
lación, en su
lug,ir, de una sociedad "socialista" (léase comunista),
están
divulgadas principalmente por los "cristianos por el socia­
lismo" como

una
motivación religiosa

de
la praxis ,evolucionaría
ma:rxista.
La

presencia
de estas "teologías" es palpable oasi en todos
los "aportes a Puebla", es decir, en las publicaciones, en su mayo­
ría marxistas, que aparecieron en relación con

Puebla,
y también
en los ",,portes" oficiales, es decir, en las publicaciones de las
Conferencias Episcopales nacionales.
5. Los "tercennundi-stas1 '
A pesar de que cl "Tercermundismo" con sus raíces está en los
movimien~os católicos izquierdistas europeos

de
an~ de la segunda
guerra niundial, su 1aparición en Argentina coincide con Medellín
y
sé extiende a los

países vecinos. Al
comienzo tiene carácter casi
exclusivamente progresista, con la finalidad de "adaptar a la Igle­
sia al mú.ndo", en vez de "intentar convertir y salvar al mundo den­
tro de la Iglesia" (17). "El tercermundlsmo configura una Iglesia
pa,alela que intenta instrumentar todo lo cristiano al servicio de
una

revolución social de inspiración marxista" (18).
(16) Véase M. Poradowski: «Las teologfas latinoamericanas de la libe­
ración», e"n Verbo (Madrid), núm. 169-170 (noviembre.diciembre 1978).
(17) ·Carlos A. Sacheri: La Igles;a clanáestina, Buenos Aires, 1970, pá­
gina 8.
(18) Ibldem.
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PUEBLA Y LA RBVOLUCION MARXISTA EN AMERICA LATINA
Est-a corriente progresista se manifestó rápidamente como rruu:­
xlsta-leninista y comprometida totaimente al lado de la revolución
marxista. El tercermundismo contó en sus filas con centenares de
sacerdotes-marxistas, muchos de ellos actuando incluso como terro­
ristres.
Lo característiro de este movimiento es que se constituye den­
tro de la Iglesia como una Iglesia paral~ es decir, irrespetuosa
de 1' jerarquía eclesiástica oficial; por eso, Carlos Alberto Sach.eri
la llamó la
"Iglesia

clandestina". Este
nombre aún
le viene muy bien
actual.miente, pues

durante
el gobierno militar argentino, de hecho,
actúa
clandestinamente.
6. Riohamha
CtoMlógicamente aparece en seguida la "reunión de Riobam­
ba
{agosto 1976).

De creer a
sus organizadores, esta ,eunión de 17
obispos -----arompa.ña.dos de sacerdotes, monjas y laicos, en total 55
personas, ,parece que todas de tendencias progresisto-marxisas-, fue
convocada con
la finalidad de intercambiar las "experiencias pasto­
rales"
(19). Sin
embargo, ronsra que ,allá se debatían también los
remas políticos y, entre ellos, el 11sul:Jro de cómo derrrbat, por la
huelga

general, algunos
gobiernos latinoamericanos ... El
ponente de
este tema fue-el conocido, por sus ocupaciones revolucionarias, sa -
cerdote
belga Joseph
Comblin. El gobierno ecuatoriano inrerrum­
pió esta reunión, expulsando a los extranjeros participantes. en
ella
(20).
La reunión de Riobamba es.taba estrictamente vinculada con la
preparación de la Conferencia de Puebh. El organizador de esta
reunión, monseñor Leónidas Proaño,
obispo de
Riobamba, la define
romo "un

encuentro fraternal
dé obispos, sacerdores y laioos de
(19) Monseñor Leónidas Proaño: «Aclaraciones sobre el encuentro de
obispos en Riobamba», en la revista marxistoide Pastortd Popular, núm. 146,
octub1tt1-noviembre 1976, Bogotá, Colombia;
(20)
Para mayores detalles sobre la reunión en Riobarnba véase el in­
forme publicado por
1a revista argentina Roma, núm. 46.
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MIGUEL PQRADOWSKI
diferentes países de América, para un intercambio de ,experiencias
pastorales'' (21).

Además subraya que
se trata de la oegunda re­
unión
de
estle tipo.
7. La <;arta pastoral del episcopado de Colombia
La intensa y profunda penettaci6', del marxismo en la Iglesia
provocó. una

fuerte
y valienite reacción de parte del Episcopado
colombiano.
En una c.::ta pastoral, titulada Identidad · oristúma en la
acción por la
juJ:tida, publicada el 12 de noviembre de 1976, los
obispos
colombianos constatan, con

dolor
y gran preocupación, que
la necesaria acción de los cristiaoos por la justicia está, cada vez más,
instrumenta:li,ada por la revolución marxista. Defendiendo el de­
recho y el deber de los católicos de lucba.t por la justicia social, al
mismo tiempo también defienden
esta lucha
de
las nefastas influen­
cias marxistas y, anne todo, de los esfuerzos de algunos grupos ca­
tólicos
(?), odentificados con el marxismo, pot canalizar la acción
cri'stiana_ en_ ;favor de la revolución marxista. Esta carta pastoral es
de una extraordinaria importancia, pues constatando el doloroso y
escandaloso hecho de la infiltración marxista en la Iglesia ( con gran
cantidad de datos concretos), al mismo ,tiempo orienta sabiamente
a
fos fieles respecto al

deber
de cada cristiano de luc:ha:r por la jus­
ticia

,social. Su
publicación en

el periodo de
la preparación de la
Con>fereocia de

Puebla constituye un valioso aporte
doctrinario y
pastoral no solomente para la Iglesia

en Colombia, sino
en toda
América Latina, pues lo que se d~unoia en Colombia ocurre tam­
bién en todo el continente fotinoarµericano.
Empieza por comprobar que "en los últimos años 1a radicaliza­
ción
ha llegado

al extremo de
pretender lograr, como

fórmula
sal­
vadora, una síntesis entre qistianismo y marxismo". Denuncia al
grupo de sacerdotes marxistas SAL (Sacerdotes para América La­
tina), d cua1 "casi desde sus comienzos adoptó ... un propósito an­
tijerárquico y revolucionario". Estos sacé (21) En el articulo mencionado en la nota ,(19).
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PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERICA LATINA
entusiasmo y ficlelidad las tesis de los "Cristianos por el Socialismo",
poco
después del

nacimiento de
este movimiento
en
Chile en 1972.
De
esta mru¡era Ir.in dado el úitimo pa:so, al menos hasta ahora,
a
la toma de posición más eirtrema y totlllizante: la adopción del
marxismo". Esta actitud marxista es compartida también por "nn
número indeterminado de religiosas que, consciente o ingenuamen,
te

vienen siendo
instrumentalizadas por esta mentalidad". '"Estamos
frente

a una
grave escalada en cl intle'rior mismo de la IglesJa'". "Es
una acción concertada

en el plano internacional". "Nos
hallamos
ante

nn verdadero
embate contra

los
pilares mismos de la fe cató­
lica. Ya no se puede hablar de derivación sino de sustitución; no
de horizontes nuevos, sino de un supuesto nuevo cristianismo conce­
bido caprichosa y subjetivamente, con presciencia de la auténtica tra­
dición
y del Magisterio de la Iglesia". "De una
concepción radi­
calmenre antropocéntrica derivan todas 5US consecuencias ... La fe •. -
deja de ser la respuesta integral del !hombre al Dios que le habla,
para convertirse en la praxis revolucionaria''. "... el Ev-angelio es
no
solamente político, sino revolucionario y subversivo."' "Decla­
ran ...

, sin ambages ni recato su opción definitiva
por el socialismo
marxista". "Prerenden
descubrir

a nn Cristo político, revolucionario
y subversivo como 6nica posible interpretación de la petsona y de
la obra

de Jesús".
"Se proponen ... cambiar la visión de la Iglesia,
redefinirla y así
convertirla en instrumento apto
de revolución. Se
fabrican, por tanto, otra Iglesia, distinta de la que ronocernos, cuya
opción puramente temporal la lleva a compro.meter-se con d. socia~
lismo marxista." Todo eso para "transformar, según di desde dentro. Lo que ,equivale a decir que se quedan en una insti­
tución
que

no aman
pa,a destruirla ron más facilidad y eficacia'".
"...
llegan a

tal inversión
de mores qne las huelgas se hacen en
los templos
y las misas se dicen en las oilles."
""La instrumenta!izadón de la liturgia es, acaso, el mayor de fos
abusos

que cometen.
La Eucaristía dejó de ser para ellos el Sacrificio
y el Banquete del Sefiot, para trocarse en medio de "concientiza­
ción"., en instrumento de lucha revolucionaria, en ocasión de a,ren­
gas políticas. De ahí que nada les impida burlar todas las normas
de
la celebración y
elaborar a
su antojo oraciones, fórmulas y
cán-
ll l9
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MIGUEL PORADOWSKI
ticos, que destruyeu el sentido sagrado de la litw:gia y la convienen
en acto de

protesta e invitación a
la revuelta. Esta Eucaristía

así pro­
fanada, ya no edifica a la comunklad de los hermanos, sino azuza
el mitin de los camaradas.··
El

Episcopado de Colombia merece la
gratitud de todos los cre­
yeutes

por denunciat
pú!,licamente el proceso de la revolución mat­
xista dentro de la Iglesia latinoamericana.
8. La reunión de los obispos izquierdistas en Bogotá
Desgraciadatnente un grupo de los obispos latin0atnericanos se
ha hecho sordo a las denuncias del Episcopado colombiano, y un
año más tarde se reúne para respaldar 1a acción marxista dentro y
fuer.a de la Iglesia, a.reptando la iniciativa del marxisroide Movimien­
to Internacional de Roo:>nciliación (ron sede en Viena, Austria)
para un encueutro de los obispos latin0atnericanos, en Bogotá, Co­
lombia, entre el 28 de noviembre y el 3 de diciembre de 1977.
Hay que
recordat que

el tenorismo de
los Tupamaros eu Uru­
guay,
de los Montoneros en
Argentina, de

los
Mirisras en Chile, etc.,
estrictamente vinculados con 1os "Cristianos por el Socialismo", .con
el grupo católiro (?) maoista CALAMA y otros, basados sobre la
"teología de la liberación", la '"teología de fa revolución .. y 1a "teo­
logía de la violencia"~ ha pJ-ovocado un repudio unánime entre los
pueMos de América Latina y las condenaciones de la Santa Sede.
Continuar colaborando con la revolución marxista por este camino
de la violencia se hacía, para el clero marxista, cada día más difícil
y, ante todo, contraproduceru:e. También la liquidación de las gue­
rrillas en Argentina por
el gobierno

militar
prácticamene imposi­
bilitó
1a continuación por la "vía violenta". La existencia de !os go­
biernos militares anticomunistas en Paraguay, Brasil, Chile, Argen­
tina
y Uruguay, en América del sur, y de wrlos gobiernos autorita­
rios anticomunistas en América central, obHgó -a los marxistas a
buscar algún

otro
camino distinto

de
1a. ·"vía violenr.a.", al menos
como una
alternativa. Además,

un nuevo
clima. político en la Europa
del "eurocomunismo.. y de la nueva moda ele dat plieferencia a la
1160
Fundaci\363n Speiro

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERICA LATINA
social-democracia (marxista), hacían la "vía violenta" algo anticua­
da e inoportuna. Frente a esta situación se toma una nueva actitud,
se escoge la "vía no-violenta".
Eoo explica, al menos ,en parte, por qué un grupo de obispos
conocidos

por
su posición izquierdizante, casi el

mismo
que antes
se rennió en Riobamba, ahora se renn,e en Bogotá, bajo la p,,esiden­
cia

del
cardenal Aloisio Lorscheid«, wrzobispo de Fortaleza (Brasil),
y, en ese tiempo, Presidente del CELAM (quien, sin embargo, no
firmó el Documemo
Finai de esta

rennión),
para delib«ar sobre ...
el "proy,ecro de consulta", hecho por CELAM y que tenía que ser­
vir
de preparación a la
Teroera Conf«encia Gen«al del Episcopado
latinoamericano

en
Puebla. P«o, en

realidad, no
se deliberaba sobre
el

mencionado
"proyecto de consulta", sino

solamente sobre
el tema
de :la "violencia" y "no..vidlencia", como consta en la documenta­
ción publicada por los organizadores (22).
Por
parte del mencionado

Movimiento Internacional de Recon­
ciliación hablaron Jean
Gossy René Macalre. El prinrero ha dado
a
los obispos asistentes nna

clase
magistral sobre la

no-violencia;
el
otro habló largamente sobre «lucha · de clases, cristianismo y no­
violencia». A base de estas conferencias y otras exposiciones se re­
dactó un «docnmento final», firmado por todos los obispos asis­
tentes ( menos
el Cardenal Lorscheider), como una contribución a
la
preparaci6n del
«docnmento de
trabajo» de
la Conferencia en
Puebla (23). De esta manera la
«vía no-violenta»

hacia el socialis­
mo
(marxista) llegó

a ser tomada en cuenta en los debates en
Puebla.
Tanto Riobamba (1976), como Bogotá (1977) constituyen dos
etapas de la
preparación del

clero de tendencia
progresista-marxista
a

la Conferencia en Puebla.
(22) Encuentro de Obispos de América Latina: La no-violencia evan­
gélica: fuerza
de liberad6n, Barcelona, 1978.
(23) Según el Cardenal Lorscbeider, op. cit., pág. 12.
1161
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
9. CALAMA
Es peligroso identificar la revolución en marcha en América
Latina

con la extensión del imperialismo
soviético, pues esta

revo­
lución está fomentada también por otros imperialismos. Un ejemplo
ilustrativo lo constituye
el movimiento marxista-maoísta CALAMA.
Ya hemos escrito sobre este movimiento en otra ocasión (24). También ampliamente informa sobre
.él el libro de Alfredo Gar­
land (25). Aquí hay que mencionar a CALAMA para que tengamos
una visión más completa de
la infiltración marxista en la Iglesia
en
. vísperas

de la reunión de
Puel>la.
Este movimiento, como el mencionado anteriormente de los
«Cristianos por el Socialismo», salió de la Facultad de Teología de
la Pontificia Universidad Católica de Santiago (Chile).
Se llama
CALAMA, pues sus actividades
empezaron. en

esta localidad del
norte de Chile. Organizado
por un grupo de .sacerdotes marxistas­
maoístas, en su mayoría belgas, constituye una versión maoista_ de
los «Cristianos pór el Socialismo» ( subordinados a Moscú) ; en este
caso, en realidad, se trata de los «Cristianos por el Comunismo»
maOísta. ,
En

Chile este
movimiento actuó poco tiempo, pues los aconteci­
mientos poltíicos (la toma del gobierno por
las Fuerzas Armadas el
11 de septiembre de 1973) obligaron a los dirigentes del gmpo
CALAMA
a
abandonar el
país y
a trasladarse a Perú.
Lo importante es tener presente ,que la Iglesia está infiltrada si­
multáneamente por distintas corrientes marxistas, pero que todas
ellas prácticálnente hacen el mismo trabajo: vinculan a la Iglesia
con la revolución marxista
y adaptao la fe cristiana a las exigencias
del pensamiento marxista.
Lo más peligroso de todos estos movi­
mientos es que
por medio de la motivación religiosa comprometen
a los cristianos con el proceso d~ destrucción del cr~tianismo.
(24) «Karl Rahnér·y.;. el ffiaoísmo», en Verbo (Madrid), núm. 178.
(25) Alfredo

Garland: Como
lobos rapaces, Lima, 1978.
1162
Fundaci\363n Speiro

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERJCA LATINA
10. El trihalismo
En varios países latinoamericanos, especialmente en Brasil, Pa­
raguay y Bolivia, en los últimos
d.os años el marxismo actúa en la
Iglesia disfrazado de
tribalismo. Se trata de la resurrección artifi­
cial de las antiguas culturas paganas indígenas.
Lo grave es que se
incorporan estas creencias paganas a la fe cristiana, reemplazando el
culto de la Santísima Trinidad con el culto de los dioses paganos,
bajo el pretexto de que estas creencias paganas no son otra cosa
que los restos de la Revelación primitiva; en realidad, se trata de
una consciente paganización de la fe cristiana, lo cual se busca en
relación con la revolución_ marxista, pues donde no .se pued_e fornen~
rar la lucha de clases se pretende ""'1npi=la por la lucha de cul­
turas y religiones, para poder llegar a la lucha de razas (las
ra2as
indígenas

contra la raza blanca).
11. La Iglesia del Pueblo
A pesar de que la «Iglesia del Pueblo» actúa bajo distintos nom,
bres,
ya
desde hace ocho a
diez años,
es
~olamente con
ocasión de
la Conferencia en Puebla que su presencia
;., la

Iglesia latinoame­
ricana se ha hecho
más evidente.

Gran cantidad de folletos,
lanzados
como·

«aportes
a· Puebla»,
la propagaban,
ro vísperas de Puebla, en
toda América
Latina. Los más conocidos sacerd~es y ex-sacerdotes
marxistas.

se
haáan presentes en

los templos mejicanos, predicando
esta nueva versión
marxista del cristianismo. La «Iglesia del Pueblo»
repudia a
la Iglesia tradicional por ser institucionalizada, jerárquica
y dogmática, considerándola un «áburguesamiento» del cristianismo.
A la Iglesia que viene desde arriba, del Cielo, de parte de Dios, por
Revelación y Encarnaéión del

Verbo, opone una Iglesia que sale del
pueblo, que es
creación libre

del pueblo (por
«puéblo» se
entiende,
siguiendo al marxismo, solo el estrato
más bajo de la sociedad, es
decir, las masas _ina4tas,. an~fabetas y _de precaria situación econó­
mica). Es el mismo pueblo el que deberla formular su propio «credo»,
1163
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL POIUDOWSKI
proponer los ritos y ,ceremonias religiosas y escoger sus dirigentes.
Esta
vez incluso

se acordaron
}05 marxistas de la existencia del Espí­
ritu Santo, sosteniendo que El actúa por intermedio del pueblo.
La muy oportuna publicación por el episcopado mexicano de
un
excelente informe sobre la «Iglesia del Pueblo», escrito por el padre
Boaventura

Kloppenburg,
OFM, Rector del Instituto Pastoral del
CELAM
(26), frenó esta acción subversiva marxista en México, des­
arrollada en vísperas de Puebla y de la llegada del
Papa.
12. La .preparación oficial de la Conferencia de Puebla
La preparación oficial de la Tercera Conferencia Episcopal La­
tinoamericana
estuvo
a cargo del CELAM. Las principales etapas
fueron las
siguientes: el

lanzamiento de un «proyecto de consulta»
para ser estudiado por los episcopados nacionales; la elaboración del «documento de consulta»
para el estudio y debates por las Iglesias
latinoamericanas ;
los «aportes»
oficiales ( de las Conferencias Epis­
copales nacionales) y no oficiales ( de las personas
particulares, or­
ganizaciones

e instituciones) ;
en base a estos «aportes» el CELAM
preparó

el «Documento de
Trabajo» para
la Conferencia de Puebla.
Sólo el estudio de la totalidad de este inmenso material publi­
cado permite formarse una
opinión general sobre el

estado de
la
religión católica en América Latina en vísperas de la reunión de
Puebla, como
también de las distintas corrientes de pensamiento,
de las inquietudes
y preocupaciones. La impresión general es muy
deprimente, pues en estos documentos predominan las tendencias
secularizantes, desacralizantes-, progresistas, modernistas, protestanti­
zantes y mar.xistoides. Es en, estas circunstancias en las que se pre­
paraba la reunión de Puebla para mediados del año 1978, poster­
gada varias veces, primero por la enfermedad del Papa Paulo
VI,
después por su muerte, después por la muerte de su sucesor Juan
(26) Boaventura Kloppen!:,urg: Informe sobre la lgleiia Popular, Edi~ clones de la CEM, México, 1978.
1164
Fundaci\363n Speiro

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERICA LATINA
Paulo I, y, finalmente, fijada para el final del mes de enero y las
primeras semanas

de febrero de 1979.
Durante
los últimos meses que precedieron a la reunión de
Puebla, el clero marxista desarrolló nna intensa
propoganda, para
presionar a la cercana reunión, creando para este fin el movimiento
llarnado «Cristianos por el cambio». Tampoco faltaban las ame­
nazas y presiones de carácter terrorista, especialmente contra los que,
dentro del CELAM, resistían a estas presiones progresisto-marxistas.
El ambiente era tenso
y los marxistas se sentían muy seguros de su
victoria.
13. La reunión en Puebla
La reunión en Puebla estaba precedida por la visita pastoral del
Papa a
México. El
extraordinario entusiasmo en la
recepción del
Papa

por el pueblo de México
y la demostración de fidelidad a la fe,
a la Iglesia
y al Papa, como también las frecuentes, oportnnas, claros
y orientadores disamos y predicaciones del Papa, crearon una at­
mósfera de

especial unión de todos con el sucesor de
San Pedro y
representante de Cristo en la tierra, en la cual era
imp06ible e
in­
concebible organizar
cualquier manifestación

contra la «Iglesia ins­
titucionalizada>> o convocar una «Puebla paralela», en el caso de
no poder presionar ·suficientemente a
la reunión oficial.
Es sabido que en vísperas de la reunión de Puebla varias co­
rrientes marxistas
y promarxistas ( especialmente las mencionadas
arriba)
se preparaban para estar presentes allí, «tomarse> los tem­
plos
y presionar a los reunidos en la Conferencia (27). Todo eso
tuvo que ser abandonado debido al extraordinario éxito del Papa.
La nueva táctica de los marxistas rennidos en la ciudad· de Puebla
consistió en
el aprovechamiento del
éxito de
la visita del Papa, ha-
(27) Uno de e,tos grupos se reunió previamente en Costa Rica (en las
oficinas del arzobispado) para preparar su actividad durante la Conferencia
en Puebla, como consta de las confidencias que hace Frei Betto, en su libro
Diario Je Pwbla, Ed. Civiliz~á'.o brasileira., Río de Janeiro, 1979.
1165
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
ciéndosele pasar por los más auténticos intérpretes de los discursos
papales. Declarándose solidarios con el Papa y con el «pueblo», los
marxistas infiltrados en la Iglesia, ya durante
los debates de

los
obispos reunidos en Puebla, empiezan a
acaparar al

Papa
y la re­
unión
y, al mismo tiempo, se esfuerzan para influir en la redacción
del «Documento
Finab>. Lograron

mucho, pero no todo. Lograron
introducir dentro del recinto
de la reunión cerrada a algunos de sus
«teólogos», como «consejeros» de algunos obispos. Lograron tam­
bién· que en sus reuniones marxistas, celebradas en distintos· lugares
de la ciudad de Puebla de los Angeles, se hicieran presentes algunos
obispos participantes en la Conferencia. Pero, ante todo, lograron
introducir en el «Documento
Finab> no pocas de

sus opiniones.
EL Pmmu. COMO DOCUMENTO
El discurso inaugural del Papa fue un verdadero «terremoto» .que
destruyó y anuló no
.solamente el
plan progresista-marxista, previa­
mente preparado, sino también el mismo
«Documento. de

Trabajo»,
que .quedó casi completamente abandonado; de
ahí la primera sor­
presa, qne el
«Documento Final» ( el

cual, después de ser aprobado
por la Santa Sede, se transformó en el «Documento de Puebla») muy poco
tenía de

común con
el «Documento

de Trabajo». Como
todos
·1os participantes

en
la reunión de. Puebla se declararon solida­
rios con
la. doctrina

expuesta por el Papa Juan Pablo II en su dis­
curso inaugural

(la gran mayoría sincermente, mientras que la mino­
ría
progresistoamarxista por

razones de táctica), hubo que rehacer
completamente el
. documento

previamente preparado.
Pero la segunda sorpresa es todavía más gr~de, pues a pesar de
qµ~ S(;' declara:, en el mismo «Documento Final», la adhesión a .la
doctrina expuesta en el discurso dei Papa, el ·tenor general del «Do­
cumento Final»· está muy lejos de esta doctrina de Juan Pablo II,
pues en él falta por completo lo que es lo
más típicamente

católico,
a
saber, la

referencia a
.la vida sobrenatural.

Por esta
razón el
«Do­
cumento de Puebla» tiene carácter típicamente protestante, es decir, laico, desacralizado
y secularizado, pues nq hay en .él ni una sola
1166
Fundaci\363n Speiro

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMER/CA LATINA
palabra sobre el carácter sobrenatural de la religión cristiana. Tam­
poco se habla de la «gracia», en el seotido de realidad
sobrenatural
(pues
se menciona esta palabra, pero en otros sentidos). ¿Acaso se
trata de una concesión «ecuménica>> frente a los protestantes? Es un
hecho innegable que cualquier pastor protestante puede firmar este
documento sin ninguna reserva, salvo las referencias a la autoridad
papal.
Como católicos

tenemos derecho a exigir que un documento
de
la Iglesia Católica tenga un evidente y claro carácter católico, y
no lo puede tener si
calla el carácter sol>renatural de la espiritualidad
cristiana..
Taml>ién sorprende -desde el punto de vista teológico-----que se
use la
aml,igua expresión «las fuerzas del mal»,
en
vez de
llamar las
cosas por su
namore, es

decir, usando la terminología del Evangelio:
el demonio,
el dial>lo, o Satanás, pues «las fuerzas del mal» puede
significar sólo las debilidades
"humanas.
No

menos sorprendente es que no se use en el documento el
lenguaje teológico de la Iglesia Católica, sino
.un lenguaje

«pastoral»,
estando actualmente el lenguaje «pastoral» tan desvalorizado y des­
preciado por

el uso
y abuso que. se hace ele él. Ad.;,,ás, este len.­
guaje

pastoral se confunde en el documento con el lenguaje laico
de una empresa cualquiera, al usar términos como «animadores», .«co·
ordinadores», «relacio.nadores», «promovedores», etc., como en las
empresas comerciales, teatrales o deportivas.
Sorprenden las graves
aml,igüedades dogmáticas,
como, por
ejem­
plo,

« ... el Padre resucita a su Hijo de entre los muertos. Lo
exalta
gloriosamente a su derecha. Lo colma de la fuerza vivificante de su
Espíritu. Lo establece como Cabeza de . su Cuerpo que es .la Iglesia>>
(párr.

195).
En cada una de estas fr'!SeS hay aml>igüedades ,pero la
última frase ya es pura fantasía, pues Dios Padre no tiene «cuerpo»,
ni siquiera «místico»; la Iglesia es el Cuerpo Místico de .Cristo, es
decir, de Dios-Hijo y no de Dios-Padre, al menos según la teologia
católica. Frecuentemente se repiten frases como «Cristo derrama
su
Espíritu» o «Dios nos da su Espíritu»; son expresiones ambiguas,
que se prestan
a malentendidos y

opacan el dogroa de la
Sant!sirna
Trinidad.

Dado
d hecho de que actualmente hay una campaña den-
1167
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
tro de la I¡¡lesia rontra el dogma de la Santísima Trinidad (28), de­
beríamos estar muy alerta al
respecto. Sin embargo, el documento ela­
borado en Puebla está lleno de
ambigüedades como,
p. ej.,
«El Es­
píritu de Jesús Resucitado habita en su Iglesia» (1294). ¿De qué «espíritu» se trata?
Pues si se trata del espíritu de Jesús, ¿por qué
se usa mayúscula?,
y si se trata del Espíritu Santo esta frase no tiene
sentido teológico. Son expresiones usadas por las sectas protestantes,
pero no por
el Magisterio de la Iglesia. Sería mucho más claro decir:
«El Espíritu
Santo habita

en la
Iglesia de

Jesús Resucitado».
En la p«rte moral del documento sorprende que con frecuencia
se identifiquen las diferencias de situación económica con la injus­
ticia, pues en la vida de todos los pueblos y en todos los tiempos
se dan diferencias económicas que no tienen nada que ver con la
injusticia.
Pero lo más importante es que este documento hace caso omiso
del

problema más
grave de
América Latina
y de la Iglesia: la in­
vasión marxista y sus consecu.encias. ¿Sería por la ceguera de los
participantes, que ven las moscas pero no el elefante? O sería por la táctica del
avectruz, quien
al ver un peligro grave esconde su ca­
beza en la arena? Hemos visto, al empezar este artículo, que la ex­
tensión del W eltoi,tober a América Latina y al interior de la Iglesia
es el problema principal de este continente. ¿Cómo se
explica en­
tonces

que
los obispos-pastores

reunidos en Puebla no se ocupen del
mayor peligro que
amenaza a

la
gre'j confiada por Dios al cuidado
de ellos? No se dice
ni una sola palabra sobre el gravísimo peligro
de la revolución marxista-comunista que se extiende al continente
latinoamericano y tan profundamente penetra incluso dentro de la
Iglesia, mientras que se
anatematiza la

doctrina de la seguridad na­
cional, cuando todos
saben que

esta doctrina se formuló en América
Latina
principalmente en

relación con el peligro del imperialismo
comunista.
1ls muy significativo que los pastores reunidos en Puebla
no vean a los principales «lobos rapaces» que devoran a las ovejas
de sus
rebaños. No toman medidas ni frente a la revolución marxis-
(29) Véase, al res~, Julio Garrido: «La triple ofensiva antitrinita­
ria», en Rom4, núm. 57.
1168
Fundaci\363n Speiro

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERICA LATINA
ta, que con tanta rapidez conquista h9y día el continente latino­
americano, ni frente a la ideología marxista, que penetra profun­
damente dentro de la Iglesia. Algunas débiles referencias al «análisis
marxista>> no puden reemplazar un enfrentamiento serio y valiente
con el avance de la revolución marxista, que tenemos derecho a exigir
de nuestroo pastores. Sabemos que hubo valientes voces de algunos
prelados, pero no encontraron
eco en
el documento elaborado.
La influencia marxista en la reunión de Puebla ha conseguido que
el documento tome una falsa posición
frente a

los «regímenes de
fuerza>>, pues es sabido que el terro,rismo y la violencia no son las
consecuencias y respuestas a los «regímenes de fuerza», sino al revés.
Basta recordar el caso de las actuales «democracias». En Italia, go­
bernada desde más de treinta y cinco años por la democracia cris­
tiana,
existe un

espantoso terrorismo y bandolerismo politico.
Más
todavía, es sabido que el mismo régimen fascista de Mussolini apa­
reció como reacción contra el terrorismo y el caos, provocados por
la revolución marxista después de la primera guerra mundial. El
caso de España es no menos ,elocuente: la guerra civil y el «régimen
de fuerza» de Franco, como consecuencia de ella, también vienen
como reacciones contra
el terrorismo de la época «democrática». El
fin del gobierno de Franco, después de su muerte, no es el fin del
terrorismo, sino al contrario, la España «democrática.>> de hoy día
está de nuevo
minada por el terrorismo. El caso chileno es muy ilus­
trativo
aJ respecto: el mayor auge del terrorismo lo tuvo Chile du­
rante
el gobierno «democrático» de la democracia cristiana; se llegó
hasta el asesinato del vice-presidente de la República, Edmundo Pé­
rez Zujovich.

Casi todos los «regímenes de
fuerza» en
América
La­
tina -salvo pequeñas excepciones, como lo es el caso de Cuba de
Fidel Castro- vienen como reacciones contra el desorden, la vio­
lencia
y el terrorismo, florecientes. en los periodos de los incapaces
gobiernos «democráticos». Más todavía, vienen como nec,esidad que
se impone por sí misma, siendo la única manera de defenderse con­
tra la agresión de la revolución marxista, manejada por los imperia­
lismos soviético, chino o trotzkista, es decir, como defensa contra
el W eltoktüber.
1169
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
No se puede permitir que con el Documento de Puebla ocurra
lo

mismo que ha ocurrido con el Documento de Medellín, es decir,
que esté acaparado por los marxistas infiltrados en la Iglesia.
Recordamos al respecto que -valiéndose de las justificadas
críticas
hechas al

Documento de Medellln-
las distintas
corrientes
marxistas
y marxistoides, existentes en el seno de la Iglesia latino­
americana, acapararon este documento, declarándose los únicos se­
guidores de sus enseñanzas (29). Y ahora el caso se repite, pues
inmediatamente después de terminada la Conferencia de Puebla,
y
aún antes de que el documento elaborado por ella fuera aprobado
por la Santa Sede,
apareáeron muchísimas

publicaciones de los mar­
xistas en las
cuales se

adhiere a Puebla
y se lo interpreta tendencio­
samente, considerando el mismo
evento como
un
gran éxito
de la
iz­
quierda. Especialmeote lo hacen los marxistas infiltrados en la Igle­
sia,

que actúan disfrazados bajo el nombre de «Cristianos por el
Soáalismo» y de «Iglesia Popular ( «Iglesia del Pueblo»). Como
antes se servían del Documento de
Medellín para
vincular a la Igle­
sia con
la revolución marxista, ahora hacen lo mismo sirviéndose del
Documento de Puebla,
e incluso de la autoridad del Papa, decorando
su propaganda marxista con sus retratos
y con trozos de sus discur­
sos.
Lo esencial del documento : «el compromiso con Cristo, con la
Iglesia
y con el hombre» (tomado del discurso inaugural) ya lo están
interpretando en favor de la revolución marxista, pues escriben :
¿ El
compromiso con Cristo? Sí, pero con el Cristo liberador del régi­
men opresor
y explotador eocistente en América Latina, con el Cristo
revolucionario, pues esta liberación sólo se consigue por
la revolu­
ción marxista.

¿El compromiso con la Iglesia?
Sí, pero con la «Igle­
sia del Pueblo»
y no con la Iglesia aburguesada, institucionalizada,
dogmatizada, jerárquica. ¿El compromiso con el hombre? Si, desde
luego, pero
no con el hombre--burgués, sino

con el hombre-proletario,
con el
«pobre», con

el explotado y oprimido por el patrón,
etc.
Por muchos defo::tos que tenga el Documento de Puebla, al ser
aprobado por el Papa debería ser acatado y respetado por todos los
(29) Véase B. Kloppenburg, op. dt., pág. 68.
1170
Fundaci\363n Speiro

PUEBLA Y LA REVOLUCION MARXISTA EN AMERJCA LATINA
católicos. Pero no nos olvidemos que todo lo «nuevo» que aparece
en
la
vida de
la Iglesia siempre debe ser interpretado a la
luz de
la
Tradición. El principio
Nova et Velera (30) tiene que ser respetado
también en relación con
el documento de Puebla. Lo Vetera, lo tra­
dicional, la enseñanza de siempre de la Iglesia tiene que ser com­
pletada en América Latina por lo
Nova, por el Documento de Puebla,
según la máxima de San Anselmo:
V f!tera novis augere et perfir:ere.
(30) Véase M. Poradowski: «Nova et Vetera. El Pontificado de Juan
Pablo II», en V:erbo, núm. 171·172.
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