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Número 179-180

Serie XVIII

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La dialéctica en el eurocomunismo

LA DIALEJGI'ICA EN EL EUROCOMUNIBMO
POR
J. A. G. DE CoRTÁZAR Y SAGARMÍNAGA
Introducción
El tema del Eurocomunismo es hoy por hoy el más importante,
a la vez
que en boga, de la dialéctica marxista actual y, como es
natural, también
lQ es

de los enemigos de este artilugio sutil
y pe­
ligroso, como una espoleta retardada, que el marxismo levanta, por
ahora, ante nuestro momento histórico. El problema ha despertado
pasion~ de

toda
clase y abundante literatura.
Especialmente en Italia,
libros y revistas han
consagrado por

doquier millares de páginas a
la candente cuestión
y, hoy por hoy, es el país más prolífico en su
aportación al mismo. España le sigue en segundo término, mientras
que Francia, con una postura más reciente, figu tres principales países latinos
en su
dedicación editorial. En Italia
figuran libros como el de
Enzo Bettiza, Il Comunismo E,m,¡,eo, que,
a

pesar de su titulo
generalizador, y
como lo dice
en su
subtítulo,
se especializa ea realidad en
el problema del Eurocomunismo: «Una
verífica crítica de l'ipotesis eurocomunista>>.
Con un estilo más periodístico, porque . se trata de declaraciones
de líderes
políticos italianos
de diversas tendencias, se ha publicado
también
por Francesco Pa!Iadino, Se il P. C. I. va al Goiverno·. Por
cierto,
la
portada del

libro es graciosa: se contempla una fortaleza
presidida por
la bandera de la democracia cristiana y a la puerta de
la
cual se encuentra un caballo como el de Troya que forma con la
cola la Cruz
y el martillo. Enrico Berlinguer, secretario del Partido
comuoista italiano, ha
publicado L' alternaJiva C om11nista, que ha
sido traducido al castellano con un
prologo de
Manuel
Azcárate,
miembro

del Comité Central del Partido Comunista español. Por
1247
Fundaci\363n Speiro

J. A. G. DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
su parte, Bernardo Valli, en Gli Euwcomunisti, recoge las declara­
ciones de Jean Ellestein, del Partido Comunista francés; de Paolo
Spriano, historiador del Partido Comunista italiano, y Santiago
Ca­
rrillo secretario del Partido Comunista español. En ellas se resumen
las principales ideas de Berlinguer, Marchais, Thorez, Togliatti,
Rocher, Aragón, Améndola, es decir, de los principales
lideres del
pensomiento marxista

de los últimos tiempos, muchos de ellos ins­
piradores del
llamado, Eurocomunismo. Gesarini Sforza

y Enrico Nas­
si, con su L'eurocomunismo1 examinan diversos puntos del fenó­
meno y hasta realizan un ensayo biográfico de Berlinguer.
Dentro de los
aurores italianos ·hay que
destacar, por su mag­
nífico estudio de Antonio
Gramsci -padre para muchos del Euro­
comnnismo, al que .se adelantó más de cuarenta años-el trabajo
de Flavio
Capucci: Antonio Gramsci. Cuadernos de fa cáf'cd. Im­
portantísima contribución al
estudio del

Eurocomunismo desde un
punto
de vista católico es la del profesor Del Noce, Catedrático de
la Universidad de
Roma, en
el que tanto se han inspirado Angel
García y

Paloma Sánchez.
El Francia
--
he dicho ha sido
más flojo el trata­
miento del
tema, como

no
sean las

críticas de Althusser dentro de
la ortodoxia soviética- uno de
los trabajos más

importantes
y que
más nos interesan a nosotros, es el De11Ulin l'Espagne, con una im­
portante participación de Carrillo. Este ha publicado también en
España su
Euroc0'1n1'nismo y Estado, del que también nos ocupare­
mos. La

vertiente española frente al Eurocomunismo está constituida
por los magulficos trabajos de Petit,
en Cristidndad; por El Euro­
comunismo,
de Angel Garda, y Eurocomunismo, de Paloma Sánchez
Gómez. En Estados
Unidos hay

que
recoger con

especial atención el
trabajo de Car!
Boggs sobre El marxifmo de Gramsri, de buena in­
formación
y pobre interpretación.
En España un grupo de escritores
llamados Lanegi,
Ardanza,
Haramburu,
Garmend!a y Elorza, han presentado, con el título de
Eurocomunismo y Euskadi, una obra verdaderamente destacable por
su
pobreza
mental, al

borde del alcantarillado periodístico.
1248
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUROCOMUNISMO
Ideas generales
Nada mejor
para iniciar este

trabajo, desde
el punto de vista
de las
ideas válidas,

que mencionar las palabras de Petit en su ar­
tículo «Eurocomunismo», publicado en la prestigiosa revista cata­
lana
Crhtitmdad. A mi modo de ver, la capacidad de síntesis de
Petit
le hace digna de figurar al
frente de mi charla ante ustedes.
Petit define acertadamente al eurocomunismo como < siva social -.son sus propias palabras--terriblemente destructora».
Para añadir después : «Nueva versión de un comnnismo que primero
se declara no estalinia.no, después no leninista, pero siempre se define
como marxista». Petit continúa con su ejemplar síntesis:· «Las gentes
se preguntan si el Eurocomunismo es o no el comunismo, sin ha­
berse planteado primero qué es el comunismo. Teoiendo sólo de
éste un conocimiento superficial, basado en las versiones liberales,
fundamentalmente economicistas de la sociedad, concluye que efec­
tivamente ha habido un cambio sustancial en esta política. Pero esta
no es la cuestión esencial: En las famosas
Tesis sobre Fetterbach,
verdadero catecismo del marxismo, no aparece ninguna referencia a
la cuestión
económica o productiva»_
Más adelante, el profesor de Barcelona escribe: «Lo que el mar­
xismo ha venido a revoJucionar, entiéndase a "destruir", no es la
actividad económica de la sociedad, sino a toda la sociedad». Acer­
tadamente resume esta
labor como una destrucción «de todas las re­
laciones humanas, la familia, la educación, la autoridad de cualquier
clase que sea, las relaciones económicas, las comunidades municipa­
les, nacionales o internacionales
y, en general, toda expresión de la
ley natural que la religión define como ley eterna puesta por Dios
en el corazón de todo hombre». No olvida el citado autor de tan
espléndidas
palabras, «que

todo eso para el marxismo son estruc­
turas opresoras
incompatibles con

la dignidad de nna
humanidad
consciente».
Consecuencia de todo esto es que el Eurocomunismo -'Seguimos
nuevamente

al pie de
la letra al profesor de Barcelona- es nna
realidad irrenunciable
para el porvenir del
comunismo. Pero no es
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J. A. G. DE CORTA.ZAR Y SA.GA.RMINA.GA.
-y esto lo quiero subrayar por mi parte--ningún revisionismo, ni
ninguna modificación, sino
la. esencia misma del comunismo, lá.
única que es conforme con sus iniciales y constantes fines. El co­
munismo que en tiempos de Lenin operaba sobre todo en las cen­
trales obreras, está ahora presente en
toda la realidad humana y su
presencia es hoy posible de un modo especial merced a un fenómeno del
que se

habla
ahora mocho menos que hace unos años: el pro­
gresismo nacido al amparo de las clases socialmente burguesas».
Más adelante, con brillantez y claridad ejemplares, Petit sostiene:
«Para cumplir esta subversión de todos los valores,
por vía dialéc­
tica, el Eurocomunisrno requiere desviar la armonía natural propia
de la relación humana. Es preciso,
pues, presentar estas relaciones
como conflictivas
y opresoras... El esquema propio del comunismo
-lo
aclara

Petit- no
ha cambiado en lo más mínimo, simplemente
se
ha extendido a todas las esferas». Estas esferas -resumo yo-­
son, por ejemplo, la rebelión de la juventud, los movimientos ile­
gítimos de la liberación de
la mujer,
las
«lochas» de
los trabajado­
res, elcontrol de la
información, todas las

llamadas por
el comunis­
mo estrnctura opresora. El profesor de la Universidad de Barcelona termina su
articulo con estas palabras : «El Eurocomunismo es llevar
la lucha
y el odio a todas las manifestaciones de la convivencia hu­
mana»; Y un poco antes
recuerda: «Que
si los políticos demócratas
creen
que el

Eurocomunismo puede ser ya aceptado como un partido
con
el que se puede dialogar y al que cabe admitir en el juego par­
lamentario
porque
· dicen

que
han renunciado a la violencia, a la
dictadura
del proletariado
y a la lucha de clases, es que están ciegos».
El nombre
El nombre de Eurocomunismo no ha sido acuñado por los comu­
nistas. Esto lo reconoce
el mismo Carrillo, que en su libro E11roco­
m11nismo
y Estado, pone la palabra Eurocomunismo entre comillas.
La palabra fue inventada por un periodista del
GiomtJ!e N 110110, de
Milán, dirigido
por Indro Montanelli, que asegura que el creador
del famoso titulo
es. un
redactor de su diario apellidado Barbieri .
.1250
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EURQCOMUNISMO
Pero el éxito fue rápido. En la famosa concentración .de los partidos
comunistas francés e italiano en Pantin,
en. los alrededores de.
París,
se utilizó con frecuencia, aunque los lideres siguieran escribiéndolo
entre comillas. La cuestión se planteó
principalmente entre

dos nom­
bres :
·. Neocomunismo y Eurocomunismo. Al fin se decidieron, con
cierto temor, a aceptarlo. provisionalmente con el nombre de Euro­
comunismo. Lo curioso es que Segre, el jefe de la Sección Interna­
cional del Partido Comunista italiano, le empleó desde el principio
sin el entrecomillado, aunque en· sUS relaciones con el comunismo
soviético no la utilizaba. Rarn6n Tarnames ha escrito que el término
Eurocomunismo tendrá un valor parecido a
las famosas
expresiones
de Churchill y Lippman sobre el
."Telón de

acero». Aquí
se nos
puede

permitir una pregunta: ¿Servirá el término
acuñado por
Bar­
bieri para
la europeización del sovietismo, o más bien para la so­
vietización de Europa? Siguiendo
a: Bettiza podríamos decir que estas
sutiles distinciones o parecidas ya fueron
formuladas por Kautsky
hace

ya medio siglo con su distinción
entre «Partido

Revolucionario»
y «Partido que hace la revolución».
Antonio G:ramsci
Aunque en general los eurocomllnistas· hablan. escasamente --con­
cretarnente Berlinguer en sólo una ocasión en su obra I} alternativa
Comunista, menciona a Grarnsci-hay que partir de la hase de que
éste
ha sido el inspirador, con más de cuarenta años do anticipación,
del
Eurocomunismo
actnal. No faltan quienes creen que Berlinguer
con su
Campromiso Histórico•, es el verdadero padre del colosal pe­
ligro que
amenaza la

civilización. La
crítica está
abierta: Así, el
católico Del
Noce, profesor

de la
Universidad de
Rnma, da a Grarns­
ci un
puesto pteponderante

en la idea
· eurocomunista.
Chiaramonti,
en
cambio, cree

que no tiene ninguna
originalidod, y
afirma que es
sólo un epígono del eclesticismo
. marxista. Bettiza

sostiene que el
«elemento esencial entre el mensaje revolucionario de
Gramsci es la
subordinación de la doctrina leninista de la conquista del Estado a
la gradual contaminación
ideológica .de la sociedad».
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J. A. G. DE CORTAZAR Y SAGARMTNAGA
Siguiendo a un discípulo ferviente de Gramsci, Car! Boggs, en
su libro
El Marxismo de GrtJmSr:i, podemos sintetizar la postura
política de Gramsci en los siguientes puntos:
I. Gramsci fue un marxista creativo, captó el aspecto polltico ac­
tivo -frente al mecanicismo económico de Bujarin o Marx­
de la teoría marxista.
2. Estaba convencido de que la revolución marxista no proven­
dría mecánicamente del derrumbe de la economía capitalista,
sino que debería
ser ganado por medio de la actividad humaoa.
3. No hay posibilidad de que el marxismo se desarrollara en un
esquema
lineal basado, aote todo, en tesis ecooómicas.
4. La obra de Gramsci es dinámica y basada en un análisis his­
tórico, y en esto -agregamos por nuestra cuenta- es la única
que se pattce a la de Lenin.
5. El fundamento principal de su sistema es el concepto de praxis, pero
reelaborado con nuev06 ingredientes,

sobre todo de ca­
rácter polltico. Para Gramsci -escribe Boggs-
la unidad de
la teoría
y de la práctica del pensamiento y de la acción, del
sujeto y el objeto, no
fue solamente
una pregunta orientadora
teórica, sino el propio centro de su vida
personal y

política.
6. El papel de
la lucha ideológica en el proceso revolucionario
se
refleja en la
hegemonía ideológica,

lo que constitnye la cons­
trucción
más original de su obra. Esta hegemonía tiene por fin
crear una contrahegemonía de
la sociedad actual, o lo que
llama
Gramsci una

nueva cultura integrada. Por eso,
la revo­
lución debe ser entendida como un proceso organizado, no
como un suceso, en lo que lo fundamental es la transforma­
ción

de la conciencia.
7.
Es necesario un cambio total que abarque tod06 los aspectos
de la
sociedad, todas las dimensiones de la existencia humaoa.
Boggs
añade: «Los
marxistas
anterio Gramsci, aunque no
el mismo Marx, hablan concentrado su atención sobre un único
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LA DIALE supuesto ---especialmente económico--, mientras Gramsci in­
trodujo la noción de "conjuntos de relaciones", que incorporaba
a lo económico,
pero que

también incluía a la politica, la
cul­
tura, las relaciones sociales, la ideología, etc.».
8. Gramsci presenta una visión de transformación revolucionaria
popular y organizada a la vez, con lo que se enfrenta con el
marxismo clásico, incluso leninista, partidario de unas mino­
rías decididas capaces de cambiar la organización politica y
social de un pueblo o de todos los pueblos según la concep­
ción de Trotsky.
Sigamoo especialmente
a Boggs en esta línea
que tanto se puede aplicar al fenómeno eurocomunista español :
«Esto -dice-

implica el conjunto de un partido
de masas en
la realidad social cotidiana
y unido a una red más vasta de
estructuras populares (por ejemplo, comisiones fabriles
y So­
viets), en vez de un partido de vanguardia centralizado cons­
truido con el destructivo propósito de alzarse con el poder del
Estado».
9. La creación sión rápida, concreta y adelantada del Eurocomrinismo.
10. Carácter abierto del marxismo de Gramsci. No cerrado a una
clase, sino abierto a todos, a toda la sociedad y a todas sus es­
tructuras e instituciones para no .. aislar a los marxistas de las
masas ni para separrlo por medio de abismos. Como acertada­
mente afirma
Boggs, «el empuje fundamental del pensamiento
político
de Gramsci es el
amplio plan general de una teoría
marxista de la revolución cultural para las sociedades especial­
mente avanzadas>>.
Hablando sobre Gramsci, Augusto del Noce aclara:
«Para Marx,

"Sociedad Civil" designa el conjunto de relaciones
económicas, y se identifica prácticamente con lo que generalmente
llama la "Estructura". Para Gramsci, al contrario,
se puede
hablar
de una autonomía y de un primad.o de lo que en lenguaje marxista
se llama "superestructura": la "Sociedad Civil" designa el conjunto
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J. A. G. DE CORTAZAR Y SÁGARMINAGA
de relaciones culturales. Las .consecuencias políticas de ésto son enor­
mes. Si para Lenin, todavía fiel a la concepción marxista de la "Sociedad Civil",
el primer objetivo sigue siendo la conquista del
Estado.
para Gramsci, en cambio, es el de la "Sociedad Civil", enten­
dida en
un sentido
propia.mente
liberal y
cultural. El Estado
wú,ará
cayendo

al final después
de que
la disolución de la antigua
concep­
ción

del mundo
(la. transcendente, la católica) haya tenido lugar en
la
"Sociedad Civil" por obra de los intelectuales, que tienen que
llevar lás masas a viVir la nrieva concepción inmaÍl.entista, mundana,
laica.» Y yo agrego, «y atea».
Paloma

Sánchez, en su
Eurocomunismo, sintetiza magníficamente
el ideario del pensador italiano, a
mi modo de ver con más claridad
y justicia que Boggs, el fervoroso discípulo de Gra.msci, al que hasta
ahora hemos hecho referencia: «Lo que llevó a Lenin al éxito en la
revolución de Octubre no es apropiado para los países de cultura
latina, empapada de cristianismo, enraizado
· en

las costumbres,
la
moral y el folklore, en la entrafia misma del pueblo. De nada ser­
viría una revolución civil o militar que se aduefiara del poder, si
la
mentalidad de la sociedad no hubiera cambiado, secularizándose hasta
llegar al
ateísmo». En un cuadro muy claro, Paloma Sánchez escribe
sobre
Gra.msci y

el eurocomunismo:
Sentido su¡mjicial o de tipa­
riencia.: comunisnio de rostro humano. No lucha contra. la religión.
Rechazo del totalitarismo. Aceptación del capitalismo democrático.
Sentido profundo: realidad: e:trategia gramsciana o gramscianismo.
Objetivo: implantación del comunismo absoluto.
Continúa

después Paloma Sánchez: Conqnista de
la. cultura. Den­
tro de ·esta lucha, escribe Paloma Sánchez : N 0·
1 a la revolución viow
lenta. SI, a la manipulación de las ideas hasta cambiar la mentalidad
cristiana en materialista y atea.
SíJ a la infjltración_-en la Iglesia; cátedra, periodismo, literatura,
arte, editoriales y sindicatos.
En otro lugar, la profesora española nos dice que Gramsci hace
una distinción capital
que Marx no había hecho ni

Lenin
llegó a
comprender por las
caracterlsticas de

su país.
«Gra.msci distingue
en.tre "sociedad

civil"
y "sociedad politica": antes de tomar el poder
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Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUROCOMUNISMO
es necesario conquistar la cultora. Una vez realizado ésto nada im­
pedirá la implantación del comunismo.» Como vemos recoge, desde
un punto de vista diferente, la partidista
síntesis de
Boggs.
Bettiza, en Il Comunism'o europeo, recuerda cómo Gramsci en
su juventud habla de algo parecido al · «compromiso histórico» : «El
catolicismo -dice Gramsci-entra sin concurrencia con el socia­
lismo, se revuelve a las masas como el socialismo y será derrotado y
definitivamente expulsado · de la historia del socialismo». Y más
adelante recuerda las palabras de Lichtheim: «En la celda · de las
prisiones en
las que estaba detenido, Gramsci elaboró una doctrina
más totalitaria
que la de sus rarceleros». Bettiza se pregunta: ¿La
doctrina de Gramsci fue pluralista o totalitaria? Para responder: «La
verdad
más tremenda de su pensarnient9 es la de un tremendo to­
talitarismo,
La obra de Capucci
Libro esencial para conocer a Gramsci es la obra de Flavio Ca­
pucci. Siguiendo a este autor daremos unas pequeñas notas biográ­
ficas sobre -el escritor comunista italiano. Na.ció en 1891 y muere en
1937, después de haber pasado casi nueve años en las cárceles ita­
lianas. Estudia Letras,
se afilia al Partido Socialista y pasa después al
Comunista, donde con Togliátti, Tasca y-Terracini, funda L' ordine
Nuova, que poco después se traRsforma. en diario. Su principal ins­
pirador (lo recuerda Capucci), junto
con Marx es el historicismo de
Croce; su adversario el, enfoque mecanicista: del materialismo mar­
Jcista.
De 1922 a 1923 vivé en Rusia. En 1928 os condenado en su
patria a veinte años ele
reclusión, y de la cárcel pasa a una clínica,
donde muere el
27 de abril de 1937.
Su obra es fundamentalmente fragmentaria, a excepción de El
mat«idlisma hist6ric() y la fik,,offa de Benedetto Crace. Pero el
más importante de· sus libros, constituido por notas sueltas, son sus
Cuadernois. de la cárcel. En· todas· su .obras se puede ver como su
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Fundaci\363n Speiro

f, A, G. DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
fundamental tesis es el inmanentismo más brutal. Capucci escribe: «El
marxismo ,epresenta para Gramsci el culmen de la moderna filo­
sof ía de la. inmanencia, el vértice de su máxima coherencia».
El marxismo radicaliza la inmanencia, no sólo neg'!'ldo a Dios,
sino extrayendo de
esa negaci~ la

valencia definitiva:
«La elimina­
ción de cualquier residuo de transcendencia». Más adelante, Capuc­
ci continua:
«De este modo la inmanencia absoluta lleva al teorema
central identidad de

teoría
y praxis». Capucci
sigue

más adelante:
«La identidad de teoría y praxis funda la nove­
dad

filosófica
fensa
y la garantía daderamente revolucionaria. De esto se interprete el
marxismo rompiendo esa

unidad
y dando relieve en el
ámbito político al aspecto científico o al moral o al lógico inmediato, es para Gramsci antirrevolu.cionario».
Capucci escribe después : «La originalidad al marxismo se encuentra en la expresión de la relación entre :Es­
tructura y Superestructura. Para Lenin, dado el primado de la Es­
tructura,
el comunismo llega al poder mediante la conquista del
Estado; a esta
acción seguirá el abatimiento de las Superestructuras
burguesas
y su sustitución por el pensamiento marxista. Para· Grams­
ci,

el pals que se distingue por la existencia de una clase media
fuerte y culturalmente compacta
y por un avanzado nivel de desa­
rrollo, la revolución sólo triunfará si primero se conquista la
so­
ciedad civil y, como consecuencia, el Estado. Hace falta, por tanto,
sustituir la cultura vigente con una nueva
cultura, integralmente
marxista, y hacer que se extienda hasta dar origen a un nuevo sen­
tido común: una forma de razonar, una concepción marxista del
mundo. Será el mismo pueblo, democráticamente, el
que una vez
convertido

llevará a
loo comunistas al poder.
Siguiendo los principios de Capucci creemos que aunque
parezcan
diferentes

las posturas del marxismo tradicional
y el gramscismo,
desde

un punto de vista práctico,
actual, aunque por distintoo cami­
nos, se llega a la misma solución. Sólo es cuestión de táctica. Si en
el marxismo histórico hay dos direcciones para la conquista del Es­
tado: la teoría y la praxis, es evidente que al
actuar la teoría sobre
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Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUROCOMUNISMO
la práctica será en cuanto a las circunstancias naturales históricas, la
praxis, la que modificará a la teoría,
alzándOBe asi por encima de
marbetes filosóficos como única realidad la praxis. En las tesis de
Gramsci hay una identidad entre teoria y
praxis, o mejor dicho, una
absorción,
por ser

idéntica la teoría y
la praxis.
La

consecuencia, en definitiva, es la misma conquista del Estado
para la teoría ttadiciooal que se hará basando en la
praxis la modi­
ficación

de la teoria. Y en la postura de
Gramsci, coo
su concepto
de identidad
entre teoria

y praxis, sólo ésta teodrá los poderes
de­
cisorios ante las circunstancias históricas. Por ello, aplicando a nuestro
caso concreto del .Eurocomunismo una de las partes que integran esa
identidad de la praxis puede proclamar alegremente las concepciones
eurocomunistas, sabiendo que en el caso de que las circunstancias
históricas al ser roodificadas darán la primada a la praxis que no
estará obligada a aceptar las
poéticas y
sibilinas ideas creadas por
la
parte teórica

del binomio. Y asi, el pluralismo, la democracia, el
respeto a
la religión y otras manifestaciones del espíritu, podrán ser
barridas, y de hecho lo serán,
por el feroz inmanentismo de las ideas
gramscianas y de su radical ateísmo, Es la historia, viene a decir
Gramsci con su concepción del historicismo materialista, llevada a
su máximo extremo, la que determinará los nuevOB puntos de la
teoria, y asi se podrán modificar radicalmente todas las promesas
eurocomunistas de pluralismo, de democratización, de liberalismo,
etcétera. En definitiva, y antes de terminar con la postura de Flavio
Ca­
pucci, añadiremos que según éste la diferencia fundamental entre lo
que llama Eurocomunismo y el marxismo-leninismo consistiria -él
muy inteligentemente
habla siempre

en condicional- en el carácter
democrático
y pluralista -como se proclama- del comunismo ele­
mental,

cuya llegada al poder tendria lugar a
través del
voto popu­
lar, es decir, mediante la sustitución del
concepto de

revolución por
el de consenso. «La gestión del poder
-escribe Capucci,

simpre en
condicional-
implicarla el

respeto de las instituciones democráticas,
en cuyo terreno habria prosperado e incluso habria sido legitimado».
Como muy bien repite una y otra
vez los verbos en forma condi­
cional} esto sería absolutamente necesario. Con el Eurocomunismo
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Fundaci\363n Speiro

J. A. G. DE CORT AZAR Y SAGARMINAGA
«la dictadura del proletariado se convierte en unidad nacional,. o in­
cluso en pacificación nacional». He aquí los antecedentes de la «mano
tendida>>, y ahora en Italia de el «compromiso histórico». Capucci
termina
este duro ataque

al Eurocomunismo con una frase que me
permito subrayar; «El encuentro de los comunistas con los católicos
es para .el eurocomunismo el . rasgo más impottante de su identidad,
es decir, su identificación como vía nacional al comunismo.
Angel García y Gramsci
Angel García, después de haber realizado un estudio profundo
sobre
Gramsci en
su
obra El Euroromunismo', destaca, sobre todo, la
total y totalitaria aversión de Gramsci a toda religión transcendente.
Es --- Gramsci va
mucho más lejos

que los otros,
aunque parezca a

muchos
más sensato.

Pero quitándole
la máscara, se advierte que su ateísmo
es más total y -estremecedor. En otros ha podido ser una táctica,
en Gramsci el
ateísmo es
absolntarnente
radical. Y es. que para lo­
grar
la impregnación marxista de la sociedad es necesario eliminar
toda

idea de Dios, todo trascendentalismo en el círculo
infernal del
más absoluto

inmanentismo. Por
eso, aunque
parezca
el pensamiento
de
Gr,msci un

comunismo
dulcificado, es

mucho
más alevóro. ·

Con
toda razón ha podido
decir muybien

Paloma
Sánchez que el euro­
comunismo

a la sombra de
Gramsci no es un

ataque
frontal a
la
Iglesia, pero sí intenta cambiar una visión trascendente por otra
inmanente, terrenal, que no pien5a en el ·más allá. su· medio consiste
en reducir los problemas religÍ.osos a problemas sociales, a sustituir
la piedad por.
la polltica,

a desmontar teóricamente
el cristianismo,
dan
elementos de interés sensibles, que faciliten
e)
paso a

crear no en el
_más allá,

sino en el
más acá.

No hay que
hacer mártires, sino enfrentar a los djversos elementos dentro de
la Iglesia destruyendo sus dogµ,as.
1258
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN· EL EUROCOMUNISMO
El eurocomunismo propiamente dicho
El 3 de junio de 1976, como dice Valli en su obra Gli Com11-
nisti, es el día de la creación oficial del eurocomunismo. La reunión
--como ya hemos dicho anteriormente- se celebra en París, en el
suburbio de Pantin. Sus principales líderes son Marcha.is y Berlin­
guer. Después se unirá oficialmente.Carrillo.
Como dice
Valli,
estrn
«partidos» -segun afirman.-respetan

la libertad de pensamiento
y de expresión, de prensa, de rennióti y de asociaciones, la libre cir­
cnlación de

las personas en el interior y en el exterior, la
inviolabilic
dad

de la vida privada, la pluralidad de los partidos políticos, el
derecho a
la asistencia y a la actividad de los partidos de oposición,
la posibilidad de la alternancia democrática de la mayoría y de
la
minoría, la independencia de la justicia, el· funcionamiento demo­
crático del Estado, etc.». Poco después, en la llamada «Cumbre
Co­
munista

de Madrid», en
marzo de
1977, en
la que estuvieron pre­
sentes Marchais, Berlinguer y Carrillo,
sé afirmó oficialmente: «En
la construcci6n de una nueva sociedad, los comunistas e"Spañoles,
franceses

e italianos, están resueltos a actuar
en el
pluralismo de las
fuerzas políticas y sociales, con respeto, garantía y desarrollo de to­
das
las libertades individuales
y colectivas; libertad de pensamiento
y de expresión, de libre circnlación de las personas en el interior
del país y en el extranjero; libertad sindical, independencia de los
sindicatos, derecho de huelga, inviolabilidad de
la vida privada, res­
peto al sufragio universal, y posibilidad de alternancia democrática,
libertades religiosas, libertad de cultora, libertad de
expresión de
las diferentes ·corrientes y opiniones · filos6fiCas, culturales y artís·
ticas». En una palabra, aclaro yo, gramcismo sin Gramsci.
La alternativa comlin.ista de Ber,U.nguer
El traw.tjo de Berlingner no es más que el informe al Comité
Central y a ·la comisión
central de
control del Partido
Comunista
italiano-
el ·10 de diciembre de· 1974. Pot éllo no hay que exigirle
1259
Fundaci\363n Speiro

J, A. G, DE COR.TAZAR. Y SAGAR.J,,1INAGA
un tono científico y, para nosotros --dentro del carácter de este
trabajo---, tiene escasa virtualidad. Por otra parte, no olvidemos que
ya
han transcurrido más de cuatro años del mi•mo, y que con pos­
terioridad, en 1976 y 1977, se proclama por los partidos comunistas
francés, español e
italiano la
doctrina oficial del Eurocomunismo.
En la
fecha en

que está redactado el citado informe no
babia tenido
lugar
la concentración eurocomunista occidental y «l' alternativa co­
munista» tiene un carácter casi exclusivamente italiano. Más interesante
es el prólogo del

libro, redactado por Manuel
Azcárate, miembro

del Comité Central del Partido Comunista es­
pañol, ya que éste aplica muchas
de las

afirmaciones de Berlinguer
al Eurocomunismo actnal y le da forma acusadamente
más moderna.
Así, al tratar del término Eurocomunismo le llama «corriente nueva
de pensamiento
marxista, de acción política,

que tiene como norte
realizar en las sociedades contemporáneas una
transformación socia­
lista

por vías democráticas; es decir,
robre la

base del
consenso, del
sufragio

universal, del respeto de todas
las libertades privadas y
públicas, de la participación de las masas como factor decisivo del
devenir histórico». Más adelante, Azcárate
hace hincapié

en
«uno de
los aspectos
fundamentales del texto de
Berlinguen> para «perfilar

una respuesta
a la crisis capitalista, a través de la cual las
miisás trabajadoras, lás
fuerzas· del
trabajo y de la cultura vayan estableciendo una hegemo­
nla en

.la vida política y
rociab>. Es curioso, subrayamos nosotros,
comprobar

cómo este concepto de la hegemonía, acuñado
por Grams­
ci, no es destaca-do ni por Berlinguer ni por Azcárate en su relación
al
pensador italiano.
Más adelante escribe
Azcárate: «Con
la visión de una vía de­
mocrática
al socialismo,

en la
cnal el arma para acabar con el do­
minio que actualmente ejerce una minoría de oligarcas sobre la
so­
ciedad, consiste en la voluntad de millones y millones de hombres
y mujeres en el consenso
ampliamente mayoritario para transforma­
ción de ti¡x> socialista, la hegemonía, la capacidad de convencer en
el campo político y en el campo cultural, se convierte en la condi­
ción misma de todo proyecto encaminado al triunfo del socialismo». Unas páginas después habla
Azcárate de

«la revolución cultural»
1260
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUR.OCOMUNISMO
de Berlinguer. «Las sociedades contemporáneas plantean una serie
de problemas nuevos a las fuerzas revolucionarias: la liberación de
la mujer, el papel de la juventud, el nuevo papel de la ciencia y de
la cultura ... ». Lo asombroso es que se pueda hablar de todo esto sin
mencionar a Gramsci.
Las ideas de Carrillo
En dos ocasiones fundamentales, en Demam l'Espagne y Euroco­
mrmismo
y Estad", Carrillo ha e,r;puesto sus teorías. Por un lado,
habla en 1976 de no abandonar
las ideas
revolucionarias del mar­
xismo, la noción de lucha de clases, el materialismo histórico y el
materialismo dialéctico. Para él la concepción de un proceso revo­
lucionario mundial que acabe con el imperialismo, proceso com­
prendido no corno la derrota de tal o cual país, sino la de
un sis­
tema social que cada vez es más nocivo para todos los países, incluso
para aquellos a los que la historia permitió utilizar ese instrumento
para
darse a

un nivel de vida superior y
un papel hegemónico sobre
los
demás, es

un tema
esencial de

las ideas de Carrillo. «Y esa vic­
toria sobre un sistema injusto tiene que tenerlo cada pueblo con su
lucha propia ...
;No estamos volviendo a la. social democracia! En
primer lugar porque no descartamos de ninguna manera la posibi­
lidad

de
llegar al
poder revolucionariamente si las clases
dominantes
cierran

los caminos democráticos y se produce una coyuntura
en que
esa vía sea posible».
En Demdin !' Esp"grt' escribe Carrillo: «A prop(,oito de la cofa­
boración

con )os católicos, algunos camaradas, al parecer sectarios,
nos preguntaron si iba a cambiar nuestra ideología. Les contesté con
una pregunta que os parecerá simplista: desde que hemos empezado
esta política ¿cuántos camaradas conocéis que se
hayan vuelto

cre­
yentes? En cambio, ¿cuántos católicos se han vuelto comunistas?»
En ese mismo libro se puede leer:
< democracia puede ser una transición pacífica, o sea, que podrá ha­
cerse sin guerra, lo
cual no significará que no haya luchas. Tampoco
excluyo la posibilidad de que el
paso de la dictadura a la demo-
1261
Fundaci\363n Speiro

J. A. G. DB CORTAZAR Y SAGARMINAGA
cracia sea un resultado de un movimiento del pueblo y d_el ejército,
como ha

ocurrido en la Historia. Esto
significa que
no hemos
ex­
cluido la hip6tesio de la violencia si la convergencia que nosotros
desearnos

no llega a
reunir las fuerzas necesarias
para r!'lllizar el
cambio». Una s!ntesis del libro
más característico del secretario del Par­
tido Comunista español
-Eurocamtmismu y Estado-nos da su
propia portada posterior: «¿Qué es el eurocomunismo?.
¿lis un hábil
disfraz, una maniobra táctica para la conquista del poder o, por el
contrario, u.na traición · a los prin9pios revolucionarios, un retroceso
a, 1as posiciones socialdemócratas? En ·este ensayo, que· está llamadc
a alcanzar honda

repercusión, Santiago Carrillo define al Eurocomu­
nismo como una. concepción estratégica autónoma, en trance de ela­
boración, nacida. de una experiencia propia y de una realidad con­
creta,

que constituye el único modelo revolucionario posible en los
países capitalistas desarrollados. Rasgos característicos del Euroco­
munismo son, según Santiago Carrillo, el pluripartidismo, la vida
parlamentaria y, muy especialmente, la consideración de que
las Ji.
bertades democráticas y los derechos humanos re¡;,:-esentan un logro
histórico irreounciable del progreso humano». A causa de esto, dice
más adelante Carrillo: «Ciertos correligionarios y muchos adversa­
rios
_nos han ata.cado de oportunismo, de

abandono del
internado'
nalismo en favor del "nacionalismo!', _de· "antisovietismo"_, de -deser­
ción de la "posición de clases'' y, en una palabra, de algo que tiene
u.na connotación tan confusa como "terroristan: -"Revisionismo".»
Más adelante se escribe: «En cambio, nuestros adversarios po­
líticos o incluso ciertos aliados, _nos. atacan o emiten reservas desde
otro ángulo; diceo o sugieren que puede tratarse de una simple
"maniobra coyuntural", en unos casos para
fa.cilitar el

entendimiento
de otras
fuerzas democráticas. y salir del ghetto de la clandestinidad,
eo otros
para lograr mejores resultados electorales, en último fin
para
abrir los canrinos más
fácilmente
hacia el gobierno y,
una
vez
eo

él, cuando nos sintamos fuertes, "dar el golpe y quitamos
el an­
tifaz".»
«Para las vías que nos proponemos -la conquista de un socia­
lismo que
mantenga y enri<¡uezca dándoles lldemás nueva dimensión
1262
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUR.OCOMUNISMO
econoIDica y social, las libertades democráticas políticas y !ns dere­
chns

humanos, que son nn logro histórico irrennnciable del progreso
hnmano-, para

la realización de
este ideal -escribe Carrill<>­
no

basta con que
noo desembaracemos de

alguuas fórmulas
acuñadas
por

nuestros teóricos
-<:orno la

de dictadura del
proletariad<>-,. ni
que afirmemos nuestro respeto por d juego democrático. Hace falta
un
análisis racional

de
la sociedad c•pitalista desarrollada de hoy
y su contexto mundial; de la consecuencia del progreso de los me­
dios de producción
y las nuevas estructuras sociales que ha promo­
vido.
Se impone, particularmente, el estudio del Estado actual y,
sobre todo, de las posibilidades de transformarlo por una vía de­
mocrática, e,

igualmente, la profundización crítica de las
idea.s del
mwrxism.o.
Claro que todo esto trae consigo un. cambio de postura de la
práctica marxista.
«En la· historia del movimiento obrero -,,firma
Carrill<>-hubo polémicas célebres -Engels y Dühring, Kautski y
Bernstein, Lenin y Kautski»-, y es que, como dice más adelante,
«las revoluciones proletarias se revisan a. -sí mismas y los revolucio­
narios también».
Al llegar a esta altura -reconociendo. lo lógico de su argumento,
dentro de sus posiciones
marxistas--yo
me pregunto: ¿Qué clase
de revisiones fueron éstas? Sólo parciales; sobre temas concretos,
casi geográficos o, en todo
caso, económicos, de W1 país. Ahora
mismo Carrillo quiere revisar la táctica del Partido Comunista es­
pañol con su Eurocomnnismo. Pero fijémonos en sus palabras:
«Las
fuerzas conservadoras españ.olas serían más · felices si frente a ellas
hubiera un partido comnnista dogmático, sectario, aferrado a posi­
ciones. superadas, que continuara imaginando la revolución española
como un simple calco de otras revoluciones anteriores, porque un
partido así (fijémonos en ese inciso) sería sumamente vulnerable».
Carrillo habla
después de
los
afaratos ideológicos
del Estado
y
de su utilización.; se enfrenta benévolamente c.on la Iglesia, a la que
ve en urta profunda crisis, pese a los esfuerzos de los teólogos pro­
gresistas,
encabezados por
Teilhard. Con respecto al Ejército
lo, trata
de halagar
desde sus

conocidas bases; a la familia
la ve en trance
aún lejano de ruptura con el
sistema social.

Sobre
la justicia dice
1263
Fundaci\363n Speiro

J. A. G. DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
que se ha iniciado ya la crisis; para terminar, sostiene «que la revo­
lución socialista ya no es exclusivamente necesaria al proletario, sino
a Ja inmensa mayoría de la población». Comprendiendo la absoluta
inanidad

de los argumentos
expuestos por
Carrillo desde los campos
filosóficos e históricos de un marxismo opresor de las conciencias
y de la personalidad, hay que reconocer que desde su punto de vista
no deja de poseer un discreto encanto
para la
burguesía bobalicona,
cuna de todos los progresismos, que son algo
completamente dife­
rentes

del verdadero progreso espiritual.
Otras criticas
Aparte de las que se han ido mencionando -y muchas veces re­
pitiendo---,
marginalmente, en la exposición del
tema -las de
Petit, Capucci, Del Noce, Paloma Sánchez y Angel Garcla-, hemos
de tener en cuenta preferente de
la crítica de Bettiza -ya mencionado
antes como expositor- que no puede ser
más clara ante este con­
junto de ideologías
eurocomwtlstas. Dice

que los
eurocomwtlstas
cargan
principalmente

el acento de su propaganda en el concepto
de un pluralismo muy vago.
Se habla mucho de pluripartidismo. No
hay -escribe Bettiza-
ningún documento
comunista occidental que
designe con suficiente limpieza analítica la diferencia entre plura­
lismo y pluripartidismo. Como hay algunos grupos en Polonia y
Alemania Oriental no reconocidos como comunistas, aunque lo sean
pero sin llevar el nombre, esto puede convencer a los extranjeros
de la existencia de un pluralismo que sirva solamente de fachada a
la
real «dictadura del· proletariado», que es decir la del verdadero
aparato comunista.
En los
partidos eurocomunistas se habla de
la
existencia de pluralismo, pero, como escribe Bettiza, sería mucho
más simple hablar de «sistema de libertad», «sistema pluralístico»
o «respeto a
la alternancia democrática del poder».
Por otra parte, y desde
otras posturas en la crítica del Euroco­
munismo,

es interesante
recordar la opinión de Mande!, filósofo y
economista del Partido Comunista belga sobre el Eurocomunismo.
«Esta vuelta (la del Eurocomunismo) -dice- es
literaria, porque
1264
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUROCOMUNISMO
de hecho ya se produjo en el VII Congreso Internacional Comunis­
ta

en 1935, con la política del Frente Popular,
reafir=do pot Sta­
lin

en 1945,
y más tarde por los partidos comunistas francés e ita­
liano.

La teorización de
esta práctica
no hace
más que confirmar la
inrvolución de estos partidos. Para mí esto va a suponer consecuen­
cias graves en las luchas obreras en la Europa occidentab>. Y oiga­
mos ahora esto con atención, que recogemos del magnifico trabajo
de Angel García sobre el Eurocomunismo. Mande! escribe: «La esen­
cia de la dictadura del
proletariado indica que

es imposible cam­
biar de régimen social dejando intacto el aparato de Estado de
la
vieja clase dominante».
Por último, corno
síntesis válida
sobre el eurocomunismo, reco­
jamos las ideas fundamentales de un articitlo sin firma de Crisli'111-
dad, de Barcelona: «El Eurocomunismo intenta tres sistellllls para
asegurar su triunfo: Desarrollando una poli tic a ante los lideres no
comunistas con
el objeto de desarmarles espiritualmente; demostran­
do
la posibilidad de una libertad politica, social y hasta de actividad
privada ante el posible triunfo de las ideas eurocomunistas
y pro­
pagando el comunismo difuso con la introducción del progresismo,
de la
contestación, de

la agresión social de un comunismo posible.
Síntesis
El Eurocomunismo no es un nuevo marxismo; es el mismo mar­
xismo de siempre: Pío XI definió y resumió genialmente la mis=
esencia del marxismo: su materialismo dialéctico y su materialismo
histórico. Para el marxismo, segón el ,gran pontífice, sólo existe una
realidad : la
lllllteria que
evoluciona
y que tiende a un perpetuo con­
flicto de fuerzas. Y en esta
doctrina, asevera
el Papa, no hay lugar
para
Dios, ni diferencia entre espíritu y materia ( recuerdo a este
propósito la oscura postura de Teilhard, desafortunado profeta del
progresismo), entre

cuerpo y
allllll, no hay, en una palabra, vida
segura.
Como advierte muy bien Ousset todo el marxismo va contra la
noción de Ser y, en su consecuencia, de lo que es Verdad. El propio
1265
Fundaci\363n Speiro

rA. G. DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
Ousset, en su magnífico libro Marxismo-Leninisrno, recuerda las
palabras de Daujat: ·«Resulta que en el marxismo la filosofía no
existe sin
la acción, que ella se confunde can la acción misma, puesto
que sólo afirma lo que
la acción le obliga a afirmar, de suerte que
no
hay filosofia sin acción marxista, que la acción revolucionaria es
de la misma. esencia, porque la misión de la filosofía es realizar la
más
eficaz acción material. Para
un comunista consciente de su
marxismó el comunismo no es una verdad,
y es por esto ¡xx lo que
puede contradecirse constantemente sin
conversión ni hipocresía, en
vimid de

su
marxismo mismo,

conservándose
perfectamente comu­
nista.
El marxismo es una acción.»
Ya· admitamos la diferencia entré teoría y práctica, ya admitamos
como · Gramsci que la teoría y la práctica son idénticas, que son la
misma cosa, la consecuencia respecto de los cambios estructurales o
tácticos del marxismo serán siempre los mismos. Si la teoría influye
en la praxis pero la praxis es la que en virtud de su contexto mate­
rialista dialéctico e histórico modifica la teoría, o si teoría y praxis
son

-
la misma cosa, la consecuencia será idéntica: en culquier momento
se
· puede

afirmar
lo que se negó
antes o se puede negar lo que
antes se afirmó. Por tanto, las promesas
democrati.zadoras y plura­
listas del Eurocomuoismo pueden ser perfectamente modificadas según
las estructuras sobre la
praxis con

la que se opera
y cambiadas ra­
dicalmente de destino o de dirección. Y pueden dar paso al verda­
dero marxismo de brutal tiranía. ¿Qué valor tienen las declaraciones
eurocomuriistas de pluralismo, de- democratización, de libertades, si
por las circunstancias del momento histórico o el cambio de estruc­
turas sociales, pueden ser absolutamente modificadas?
La praxis re­
vOfocioriaria -sea al margen de la teoría o sea la misma teoría­
dirá en cada momento su última, palabra.
Si
segnimos a
Gramsci sobre la impregnación del marxismo en
la sociedad a través de la cultura nos podemos preguntar: ¿Será éste
un fenómeno rápido? Yo no lo-creo así. El marxismo exigirá siem­
pre la ini:nediata marxistiza.ción de la sociedad con su inmanentismo
feroz, con
la desaparición de los valores del espíritu, y esto con. au­
dacia y rapidez. Si esto no se lograra, se jugaría la otra carta: la de
la revofüci6n ·sin-entrañas.·
1266
Fundaci\363n Speiro

LA DIALECTICA EN EL EUR.OCOMUNISMO
Y es que el Eurocomunismo, como el marxismo, del que no es
más que una manifestación, son esencialmente lógic06 : saben dónde
van, cuál es su objetivo, y disponen para él de varias vías. En cual·
quier

momento pueden hacer
la elección de la vía que deseen aunque
sea a base de sacrificar violentamente a todas las demás. Lo curioso
es que con esto engañan a los que están deseando engañarse. Pero de
sobra saben que por un camino
o por. otro intentarán desde

la
mo·
dificación
de

las Estructuras (tipo
Lenin, o
sea,
revolucionaxiarnente)
o

de las Superestructuras (tipo
Graxnsci) el
asalto al poder.
Con este
aparato ideológico y práctico, con esta táctica, han encendido un
caxtucho de dinamita en la civilización occidental. No hay verdad
ni mentira según ellos. Hay evolución, hay historicismo, hay mate­
rialismo dialéctico que todo lo impregna, que todo lo interpreta,
para desembocar en la
más desesperanzada y triste vida espiritual,
porque ésta, para ellos, no existe.
Los eurocomunistas, como los
marxistas en
general
~aunque sea
repetir ideas anteriores--, soo lógicos hasta la médula de los hues05.
Como

no existe la verdad,
existe sólo

el movimiento dialéctico, lo
que hace, lo conveniente, sin sujección a ninguna
ley. No se les
puede acusar de traición. En su propio _programa, con sus afirma~
ciones

que en cada momento pueden tener direcciones diferentes
y
aún contrapuestas, está la razón universal de su ideario. Es el siste­
ma del cambio, del evolucionismo exagerado. De que lo que hoy es
verdad mañana puede ser mentira, y que, por ejemplo, la no lucha
de clases, la no dictadura del proletariado, la no falta de libertad que
hoy proclaman, pueden ser un día exigidas en sentido contrario
basadas en razones de una ley histórica diferente.
No olvidemos, por último, unas estremecedoras palabras de
Gluchsmann ( aunque nos separen un
mundo de
ideas y
sentimient05
de

él), uno de los < el nombre), en su obra
Los maestros penscldores, en la que afirma
que el
marxismo, sea

cual sea su nombre, desemboca en el Gulag.
Pero llega a más. Esta existencia del Gulag se inicia con Stalin, pero
asciende a Lenin, a Marx, a Hegel, a Fichte y a la propia Revolu·
ción francesa. Concretamente acusa a Marx (y, claro está, a sus dis­
cípulo¡¡) y a los demás pensadores alemanes (Fichte, Hegel y Nietz.
1267
Fundaci\363n Speiro

J. A. G. DE CORTAZAR Y SAGARMINAGA
che) de haber trazado determinados caminos intelectuales: cnlto a la
revolución total
y final, el estado terrorista por el bien de la colec­
tividad;
la Ciencia (social) que permite e de
elhs. «Estos
caminos
-escribe----no
desembocao directamente en
el Guhg, pero conducen a la no resistencia al Gulag». Y esta no
resisteocia al Gulag, en definitiva esencia propia del Eurocomuoismo, es
la situación con la que aquí y ahora los españoles nos vemos las
caras.
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