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Número 181-182

Serie XIX

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Sísifo sube al Calvario, visto por Sciacca

EN EL 5.0 ANIVERSARIO: DEL PROF. M. F. SCIACCA
SISIF0 SUBE AL CALVARIO, VISTO POR SCIACGA
POll
JUAN V ALLE'r DE GoYTISOLO
Cuando aparezca este número 181-182 de VERBO, se bab<á
cumplido el quinto aniversario del fallecimiento de nuestro maes­
tro y muy querido amigo el Profesor Michele Federico Sciacca. Al
dar la noticia de su muerte, en VERBO 133-134, concluíamos afi<­
~ando que sus eoseñanza.s seguían vivas para nosotros. Y continúa
siendo. así. Podrá h~ber disminuido el número de veces en que su
nombre aparece de modo ex,preso en nuestras citas, pero la pene­
tración de su pensamiento en nosotros, su siembra de ideas, creemos
que sigue enriqueciéndonos y haciendo fructificar nuestros traba­
jos. Incluso en ciertos ternas que él nunca profundiro, también sus
enseñanzas nos han ayudado para alcanza< una más amplia ,pers­
pectiva y una más nítida vi&ión.
Mejor que nadie, él nos enseñó que la realidad de los seres y
de las cosas no basta examinarla pot la inducción y los juicios
prudenciales, sino que también es preciso contemplarla desde Jo
alto iluminándola con la luz que Dios ha puesto en nuestra
razón.
La doble vía del conocimiento, que hace siglos el Aquin~tense nos
mostró, se enriquece recíprocamente de ese modo, en una interac­
ción fecunda; nuestra sindé nuestros juicios prudenciales de lo inducido.
Semum ntJtu.rale y
bona . rtltic -Jeny ntJtu.ral y bona rah6, en expresión de los juris­
tas cat>clanes clásicos aplicada al hallazgo de 1o jus1X>-son inter­
dependientes: la visión de la cosa.
en sí misma se

completa con
el
conocimiento de las consecuencias que de ellas se derivan, y
aquéllas en sí mismas dotan· de sentido a éstas.
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JUAN V ALLET DE GOYTISOU>
En grado más elevado,. el ser, los, acoos y las obras, en ""1ación
al Ser
absoluto y a su orden, adquieren una perspectiva y un sen­
tido, que se pierde con
las visiones

incompletas que
oscurecen
nuestra ini;digencia
y nos hacen caer en la eswl& --ilwe&ilita­
de las visiones incompletas que pretenden ser totaJ.es, la principal
de
:las cuales se encierra en el laicismo.
Personalmente

me
considero el último disdpuJo del profesor
Sciacca, es

decir: llegué a
él en su última etapa cuando releía,
repensaba y revivía a Santo Tomás de Aquino. Por eso, en mi re­
cuerdo,
recogido en

los
quaderni della "cattedra Rosmmi", núme­
ro 8, aparecidos en
1976, expnesé que

agradeda
al maestro la cla­
ridad con la

cual, en
el último cnrso que enseñó en Stressa y al
que tuve el
privilegio de

asistir, nos
ayudó a penetrar en el pen­
samiento de

Santo Tomás de Aquino, mostrándonos lo que el
Aqui­
natense reeloboró, no

solo de Aristóteles sino también de Platón,
y háciéndonos ver cómo, además del camino de la inducción,
por el que se asciende desde los efectos hasta las causas, Santo To­
más
enseñó que a veces se podían alcanzar los primeros principios,
las ideas,

captándolas de
,esa realidad que perciben nuestros sen­
tidos,
pero más

allá de
Jo que

éstos
,perciben, por una faatltad de
que está dotado nuestro inteleoro, que no tiene innatas -esas ideas
- titud propía nuestra las obtiene
directamente de

la
realidad que
percibimos.

Esa
facultad, que sin duda con la e,operiencia se desa­
rrolla y educa, tanto en nuestra razón teórica romo en nuestra ra­
zón práctica, la poseía en grado sumo ,nuestro llorado, querido e
inolvidable maestro.
Para re<:ordale, en ese quinro aniverSIC1'io suyo, nos ha resultado
evocador
el título de

una de sus
obr¡is, SÍSIFO SUBE AL CALVARIO, tí­
tulo f,mtástico, según lo calificó Sciacca en su prefacio, bajo el que
recogió varios ensayos escritos en un laj,so de nueve años, pero
que, a -su juicio, denen "una cierta unidad en lo que a. intuición e
inspiración se refiere".
Asornbta Jo actuales que nos resultan hoy los grandes mitos
griegos de Prometoo, Sísifo, !caro, Tántalo. ¿A

qué olvidada
ex,pe­
riencia

histórica o a
qué · genial

intuición obedecieron?
O bien,
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SISIPO SUBE AL CALVARIO, VISTO POR SCIACCA
simplemente, ¿captaron a nivel personal lo que hoy comprobamos a
escala
social y a nivel de civilización?
Sísifo,

en el
libro de Sciacca, es mencionado pocas veces: en
el título de la obra, en los de cada una de sus parres y cinco .veces
más,
pero está implícito en toda ella, personificando. al. hombre mo­
derno en el esfuerzo de su razonar.
SÍSIFO APUESTA POR sí MISMO, se titula su primera parte. Los .en­
sayos
en ella recogidos -nos explica Sciacca en el prefacio-, "a
través del examen crfoico de

algunos momentos
esenciales .del pen­
samiento
contemporaneo,

pretenden demostrar
que cuando el

esfuer­
.zo del hombre ·se tiene a sí mismo como fin, y -confía ú.riicamente
a sus solas fuerzas ( es el caso del hombre como fin supremo del
hombre),
se vuelve
en
contra del mismo hombre y lo aplasta, o,
mejor
dicho, lo vela,

precisamente porque
és,e, al

apoyarlo todo
so­
bre
sí mismo y sobre el mundo, traiciona su vocación fundamental,
pierde
la luz

de lo infinito y
se em,peqmlñece, diría Dostoyeski, po­
niéndose al nivel de la tierra".
Así nos muestra en el segundo de sus ensayos, romo, bajo .las
banderas del liberalismo y el marxismo, con una visión inmanentista,
se ha producido

una
lucha de egoísmos, en
la que
ricos y pobres, "se
enfrentan en una
luoha sin cuartel, lucha religics,i, dado que el pa­
raíso es la tierra y la libertad la satisfacción de las necesidades yde­
seos, teológica, de esa tremenda ter,/,og/a, cuyo Dios maldim se llama
Dinero. Sísifo ~puesta por sí mismo y en el esfuerzo de subir la
montaña, vuelve a caer pesadamente sobre sí mismo".
Se olvida, en esa focha, lo principal: "El verdadero malesra,r de
.la sociedad no

reside en que
existan ricos y pobres, sino en que nadie
se
sienta

pobre de espíritu para
ron el mundo

y rico en
el mismo
-espíritu. La gran cuestión del hombre no es social ni económica;
es otra muy distinm: la de si Dios existe o si Dios no existe. Asi
pues,
que Sísifo continuo

llevando
peñascos a fuerza de brazos, pero
.que suba

al Calvario y apueste por Dios. Si Dios no
existe, le desa­
parece

al
hombre su

más alta dignidad: no ie queda más que ser
imagen de sus deseos,
cosa etttre las cosas que quiere· poseer todo
-cuanto quiera".
Es inútil pretensión la de colocar a Dios ai final de 1a evolución
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JUAN V ALLET DE GOYTISOLO
meramente l:wmaoa ~ decir en adelante, en el !Punto Omega, co­
mo diría Teilhard de Chardin-, pues, como precisa &iacca, "se
trata de un Dios que no es Dios, sino que es, en e1l fondo, el mismo
proceso

del pensamiento y de
la realidad en el límite de su desarro­
llo, o
un Dios como concepto límite de ese desarrollo. Un Dios vir­
rual, pura intención proyectada en el futuro, es un Dios imposible,
una emergencia, como el
Dios de Ale,rander; una emergencia incom­
premible,
añadimos nosotros".
:&e sería un pseudo~Dios que nos· dejaría en el iamanentismo
de nuestra propia evolución de la que sería el m;abamiemo de la obra
de la humanidad. Esfuerzo inútil, pues, como el propio &iacca dice
páginas antes, cuando se acepta el prejuicio inmanentista, "-se ha
admitido todo"; antes o después, caerán los "superiores valores mora­
les y humanísticos" que el hombre autoproclame, pues tal "huma­ nismo", "vendrá
a ser tiranía de máquinas y de sociedad mecanizada,
violenta
política,

dictadura, guerra de
exterminio; es la fatiga de Sí­
sifo que apuesta por sí mismo. Para vencer- al marxismo, es preciso
que
Síslfo suba

al Calvario.
Ei marxismo se combare de raíz: recha­
zando el íurnanentismo". Este es
el palenque decisivo, al que aludió
una nota de nuestra redacción en VERBO 175-176 (pág. 552).
La segunda ¡,ante de su libro la tituia &iacca SÍSIFO APUESTA POR
DIOS. Los ensayos en ella recogulos, explica en el prelado, "se pro­
ponen demostrar que el esfuerzo humano, cuando se dirige a Dios
y converge en El por medio de mil caminos y de tantos recursos, es
elevación del hombre en
la verticalidad del pensamiento, cuyo fin es
el
Absoluto
salvífioo".
En

el último párrafo del
prefacio, Sciacca explica: «Estas

son,
en
la actualidad, dos "caras" de nuestro tiempo: la cara ele! tiempo
que
trata de encontrarse en

sí mismo, con lo
qu~ .se pierde y se agota,
y la cara del tiempo que aspira a verificarse en la eternidad, la cual
~o trasciende y, sin embargo, le está presente y 1~ vivifica como
tiempo interior .de fa conciencia, como ritmo de la libertad espiritual
en busca de su
liberación suprema. Bl último, ensayo, exposición de
un
aspecto de mi pensamiento personal, pretende ser, de acuerdo con
la dialéctica de la implicación, un intento de rea:lizar una síntesis
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SISIFO SUBE AL CALVARIO, VISTO POR SCIACCA
superior, dirigida a "existenciali:zar" la existencia, a filo de que no
se
disipe en su fragilidad ni se anule en la pura temporalidad>.
Pero para ello, el hombre herido por el pecado original, noce­
sita de la gracia de la Redención. Necesita de Cristo, y en El t:ie,re
el camino, la verdad y la vida. Si le sigue, romo concluye la segunda
parte y el libro: "Sísifo ha subido al Monte Calvario; su fatiga, con
la ayuda de El, ha sido útil".
El libro de Sciacca, del que no tratamOs de haoer la recensión,
pero

que sí nos sirve
para evocarle expresivamenre, fue editado por
Luis
Mirad.e S. A., en Barcelona, impreso en Andorra por la Edi­
torial Casal i Vall en noviembre de 1964. Hoy se halla .totalmente
agotado.
Por

ello, creemos muy
con\'eniente y útil reproducir, en esta
conmemoración, uno de sus capítulos más signimcativos, y así · 10
hacemos
a oontinuación con el capítu'lo II, Ju;cw or/.ticq de la teo­
ría marxista de la libert«I como liberaci6n de la neoesidad. Con ello
la presencia viva klel maestro 'la extenderemos ante los ojos de los
nuevos [ecrores de VERBO, mientras que nosotros la revivimos y
gozamos de su recuerdo, con gratitud incaoceloble.
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