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Número 181-182

Serie XIX

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Juicio crítico sobre la teoría marxista de la libertad como liberación de la necesidad

JUICIO CRITICO SOBRE. LA. 'l'EORIA MARXISTA.
DE LA. LIBERTAD COMO LIBERA.CION
DE

LA
NECF.SIDAD
,OR
MlcHBLB FBDBBICO SclACCA ( t)
Entre otras muchas maneras, •la libertad humana ha sido definida
negativamente como ausencia de violencia y de constreñimiento. In·
cluso el ambiente, · social o físico, con. sus sjtuaciones desfavorables
u

hostiles, es
una forma de violencia y de constria:ión. En este caso,
según Marx, el hombre habtá realú:ado plenamente s11 libertad cuan­
do se halle :Jlberado de la hostilidad de las fuerzas físicas, co,nocién­
dolas (lo que es tanto como dominarlas), y de las CQllstricciones eco­
nómicas, eliminables a través de utla orgaruzaci6n racional de la so­
ciedad. Los dos momentos del proceso de liberación se hallan en
estrecha
conexión; se trata de conocer la naturaleza para dominarla
al servicio del hombte, para que, a través del trabajo, sea cada vez
más
productiva

y
pueda proporcionar bienes econ6micos para la sa­
tisfacción de las necesidades "materiales" 'del

hombre en un orden
social, cuya perfecta organización se realiza' con la actuaeión de la
ecuación perfecta (dinámica en cuanto sigue el progreso histórico)
entre
la "cantidad" de los bienes producidos y la "cantidad" de las
necesidades por satisfacer. El día en que ral orden se reafu:e, el hom­
bre será el señor de la naturaleza y de sí mismo; cada hom­
bre será el señor de su libertad porque ésta níJ se verá limirada por
una necesidad insatisfecha
{no "enajenada") y todos en general serán
libtes, gozando
de

libertad con
respec::to a · la

necesidad, y
hermanos
en la solidaridad del trabajo para ,la conservación de la libertad
solidaria.

Otras
necesidades no

materiales,
aun admitiendo que

sur­
gieran
~parece que

no,
,porque la moral y la religión son para el
17
Fundaci\363n Speiro

MICHELE FEDERICO SCIACCA
marxismo superestructuras propias de determinadJIS estructuras eco­
nómico-sociaJes y, por .consiguiente, de ,formación histórica), serían
llllA eflorescencia de aquel orden social y, por consiguiente, tam­
bién tendrían raíces económicas, por Jo que quedarían satisfecllas
con

las necesidades
materiales.
Desde el principio, esta -doettina se presta a una crítica interna.
La ecuación cantidad de necesidades-cantidad de bienes producidos
no es
realizable, ya que la cantidad, precisamente por ser cantidad,
no tiene límite, es indefinida, · siempre se puede aumentar; un
aumento cuantitatiVOi de. bienes obliga., .por. ·fuert.a, a un aumen­
ro de necesidades que, a su vez, provoca un nuevo aiumento de
bienes,
ry así sucesivamenTe. Por consiguiente, siempre habrá ne­
cesikla gotable proceso

de
liberación y no: la liberación efectiva; es decir,
nunca tendrá

lugar
la Iibettad, , que es identificada por el marxismo
con la libernción de la netesidad.
A la necesidad mareriai Je corresponde, precisamente por serlo,
la expectación de un "placer". El apetito, por ejemplo, aumenta
la atracción liedonística: el placer de satisfacerlo y el gusto de comer.
Cuanto más
se rebela la libértad y se opone fa voluntad a la satis­
facción
de la necesidad, tanto más nos acosa :r nos apremia diclia
necesidad, aumentando cada vez más la atracción del placer virtuO!l.
La
llbertad

es
oprimida por la necesidad, es esclavizada por ella; en
cambio,
si la

necesidad es
satisfecha, se libra de ella y se siente libre.
Por consiguiente,
Hbertad y necesidad satisfedlia van a la par, o
mejor didho,
la libertad no es más que la necesidad satisfeclia y el
placer que

de
ello resulta. El hombre que 'ha satisfecho sus necesi­
dades materiales
se siente ligero, eufórico, liberado. Biológicamente,
se hallan en relación constante
la libertad y la necesidad -satisfeclia.
La necesidad es !o opuesto a la libertad, pero la oposición es dialéc­
tica:
la nacesidad hace brotar el deseo de liberarse de ella y, una vez
satisfeclia, se actúa la libertad, que,

solicitada por otras necesidades
o por
sí misma • nacida de nuevo (bien sea por el placer · que pro­
porciona o

en virtud de
la misma namra!lem), vuelve a plantear su
ulterior liberación en
la satisfaoción. Yo no -me siento prisionero de
la necesidad si, no teniendo. hambre, no tengo qué comer; la mon-
Fundaci\363n Speiro

LA TEORJA MARXISTA DE LA LIBERACIÓN DE LA NECESIDAD
ja es libre en su celda si oo siente la necesidad de salir. Pero si
tengo
hambre y no tengo qué romer, y la monja tiene ganas de pa­
sear y no puede salir, entonqes, a causa de dos necesidades diversas,
oos sentimoo oprimidos: nuestra libertad es 1imitada, impedida, es­
clavizada. En pocas palabras, cuando hay necesidad no hay libertad;
cuando hay libertad la necesidad está satisfecha o, mejor dicho, la
libertad es, negativamente, la cesación de la necesidad y, positiva­
mente, el
placer que de ello se obtiene. De este modo, la libertad
viene a ser un pará:gra:fo de la biología animal y del hombre en
cuanto
vida biológica. Poco importa que
el hombre tenga la razón
que J.os demás animales no tienen, bien · porque para el marxismo
también la razón (el espfriru en general) es un producto de la evo­
lución de
la materia (1), bien porque la razón es uno de tantos
medios de que disponen los hombres para advertir necesidades que
los
otros anima:les no sienten y para producir bienes adecuados para
satisfacerlas. Por esto, también los llamados bienes espirituales, al
igual
que
el mismo espíritu, tienen raíces materiaks y nacen o de
ne<¡esidades 1insatisfedbas y de la necesidad de satisfacerlas o de ne­
cesidades
apagadas. Pero,

en
rigor de
verdad,
no esramos busawdo
aquí

una
liberrad que sea el resultado de un equilibrio fisiológico
y biológico, es decir una no-libertad, sino la libertad que, por serlo,
00 es en modo· alguno wi resultado, ,es decir un derivado O Ja re•
saltante
de

un conjunto
de situaciones o

de
condiciones; aquélla la
estudiaríamos mejor a ttavés de la observación de un hormiguero
o de
una colmena, tipos caracrerístiros, según dicen los entendidos,
de organización perfecta
y, -¿por qué no decirlo?-, "racional",
(1) Si la ra:z6n es un -producto del dinamismo y de la evolución bioló­
gica, se sigue que: a) la razón no es propia. de 1a naturaleta humana. en
cuanto tal: ha nacido en una fase . evolutiva del animal llamado _hombre,
sigue las vicisitudes y las ada~ion~ de su evolución biol6gica y podrá
transformarse o desaparecer en una fase futura; b) es una manífesttd6ri
biológica

como las demás· y, por
COnsiguiente~ no élifiére cualitatiVam.ente

ellas;· ·e) si la, razón es un producto evolutivo, lo es también la libertad,
como cualquier· otra actividad espiritual;· -JJ por consiguiente, la. libertad,
metafísicamente, es el. resultado de la_ evolución· de la u:iateria, y psi coló~
gicam.
ente es el resultado de la evoluci6Íi social. Lo · que equivale a decir
que la libertad no eriste. , -, ·
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Fundaci\363n Speiro

MICHELE FEDERJCO SCIACCA
si la razón se reduce a instrumento técnico, a mecanismo de pro,
ducción y de

distribución
CUljlltitativa de
bienes
económicos, de
acuerdo

con
la cantidad
correspondiente de
necesidades materiales;
es

decir, a un
cálculo que
fos
otros con
el solo instinto y guiados por

sus necesidades.
Al llegar a este punto, la teoría marxista de la libertad tiene
necesidad
(precisamente una gran "necesidad") de ser un poco
más inteligente, que es twl!Q COlllO decir un poco más "humana";
tiene

necesidad de
justificar mudias de sus afirmaciones y sobre todo
su inicial metafísica materialista, postulada con dogmatismo que

co­
rre parejo con su tosquedad y puerilidad; y mientras
no se

haya
"liberado" de tales "necesidades" (para

cuya satisfacción no
hay
más
alimento

que el del
discurso crítico y racionalmente justificado),
se verá "oprimida" por ellas y, por tanto, se hallará "enajenada".
El pastor leopardiano se pregunta por qué el
rebaño que
yace
sobre la hierba, a la sombra, reposa cont!ento mientras que él, en
cambio, cuando hace como
el rebaño, no logra despejar la mente
de "un fastidio";

"un
aguijón" "•le mete"" y, precisamente entonces
que

no tiene
necesidades materiales y que no desea nada ni tiene
"por
qué llorar"', "no

logra
hállar paz ni sosiego"'. La respuesta no
es
diiícil: ¡,ruque el pastor

es un
hombre y no una oveja ni ningún
otro animaJ que cobre paz y contento en la comida, en la bebida
o en el
sueño. Y, como hombre, no sólo tiene necesidades mate­
riales,
y nó sólo desea bienes materiales para satisface,,las; también
(y sobre todo) tiene necesidades espirituales y exige bienes de la
misma
naturaleza; · además, los valores espirituales

no son epifenó­
menos de
una estructura econ6mim o social, basta el punto de que
no
nacen, no desaparecen ní se transforman con ella. No es snfi­
ciente

la.
ciberaci6n de la necesidad

económica, pues ni es ni da
libertad espiritual; es -
y da libertad económica, que puede ser una
condición para la actuación de la libertad espiritual. Si la libera­
ción de
la necesidad (

o de
cualquier otro limite) nos
hiciera
auto­
máticamente Íibres,
no hábrla libertad; si la voluntad, alejada la
necesidad,
quedara_ ilibre, ,su , libertad _ serla · la libertad de la piedra
que,
quitando el

sostén que
le impedía caer,

cae "libremente".
La
libertad no es el producto mecánico de una condición· favorable o
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Fundaci\363n Speiro

LA TEORJA MARXISTA DE LA LIBERACION DE LA NECESIDAD
de todas ellas a la vez, como si fuera el efecto nwesario de su con­
dición
o
de sus condiciones, que en tal caso serían "causa" y, por
lo tanto, no ya "condición". La libertad deriva de sí ¡misma y es
ella
!a que transforma los límites, en condición de su ejercicio. Si
una condición fuera la causa de !a 'libertad, ésta sería su efecto ne­
cesario

y, por esto mismo, no libre o
el, resultado determinado y
mecánico

de
una combinación

de
condiciones. Las condiciones pue­
den favorecer u obstaculizar la l!ibertad, no producirla; o la liber­
tad
es antes

que ellas, o no
lo será después como resultado de ellas.
Pongamos por ejemplo una sala de conferencias, con aire acondi­
cionado en invierno y en verano, dotada de cómodos sillones, abier­
ta a
la hora más oportuna para escuchar y para hablar; supongamos
también
que en ella se encuentran el aud tes en
las mejores condiciones físicas. ¿Son suficientes todas estaS
oondiciones

favorables
para que quien hable diga cosas interesantes
y bien di que
oye y saque provec!ho
de lo
que se dire? :Del mismo .modo,
todas las· oondiciones favorables que puedan· imaginarse servirán pa­
ra facilitar el ejercido de la libertad, pero no para hacer libre a
un solo hombre. Quien tiene hambre y quien oo siente esta necesi­
dad (ni ninguna otra necesidad =terial) tienen la misllila libertad,
es decir
el

mismo rpoder de querer libremente,
aunque. en condicio­
nes distintaS. Ahora bien, la diversidad de las condiciones podrá
ser un 11.m.ite, pero no !la causa por la que es producida o negada la
libertad. Puede ser espiritualmente libre el indigente; aunque se
halle privado de libertad económica y oprimido por las más ele­
mentales necesidades, como puede ser esclavo del mal, del

aburri­
miento o
del sufrimiento, quien

no carece de
nada y tiene Jo necesa­
rio

y Jo superfluo,
es decir, quien se llalla liberado de la necesidad.
Haller depender la libertad de '1a sola satisfacción de las necesidades
materiales es dar por supuesto que no hay libertad y que el hom,­
bre no es un ser libre; no es fundar la libertad, es partir de una po-
. sición

que por sí
misma la elimina. . La libertad no es el resultado
de una sensación agtadable, 1li el efecto de un deseo satisfecho. El
hombre no sólo tiene estas necesidades; también experimenta me­
lancolla, abutrimient0, triteza,
dolores

físicos
y III!Orales, sentimieo-
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Fundaci\363n Speiro

MICHELE FEDERJCO .SCIACCA
to de. vado, .de la nada, desesperación, muerte. F.s indudaqle que
el hambre y la miseria agudizan y hasta engendnu> estados. de áni­
mo angustiosos y desesperados, pero no ,e,¡ s6lo la necesidad material
la que los engendra; satisfecha dicha nece,¡idad, la me;J.ancolía, el
aburrimiento, -la tristeza, el vado y la desesperación siguen acome­
tiendo al hombre y precisamente por otros motivos. El remordi­
miento por el mal hecho se podrá olvidar cuaodo el bambie retuer­
ce
el estómago y la sed quema la garganta, pero, satisfechq el ham­
bre y apagado el .ardor, vuelve el .. remordimiento y la libertad lo
snfre y sufriéndolo se libera y se actúa. Pero ésta es obra del espí­
ritu, porque sólo_ en el ,espíritu y, como espiritwil, la libertad tiene
un
sentido
humano, el sentido que le es propio.
Marx tuvo presente la clase que él llamaba proletaria, afligida
por
el

egoísmo de
la clase burguesa y por miles de necesidades ma­
teriales, iocluso elementales, e hizo bien en denunciar la explota­
ción y reivindicar para los_. desheredados condiciones "humanas"
de vida. Pero el marxismo no sólo es esto, es mucho más que esto:
es
una concepción del hombre, de -la sociedad y de la historia que
ofende a la misma !111maoidad que pre•ende transformar y mejorar;
sobre
todo,

ofende
al· pobre,

en el
momento en que

se
imagina darle
la libertad y la felicidad. Si, para el marxismo, al proletario le es
snficiente
para sentirse libre ry feliz con sidades

materiales, con
gozar de cuanro l:iay que gomr en el mundo
en buena armonía con
sus ..:,:nejantes,

de modo que
todos tengan
su
participación en

el
goce, demuestra,

por
otra parte, del proletario
(y del hombre en general) un concepto inferior .. La humanidad pro­
funda
del. hombre, su

espiritualidad, es
despreciada y
,envilecida. El
santo dolor de
la libertad empeñada en la focha entre el hlen y el
mal,

sufriendo
por no ser nunca plenamente libre, ese dolor de
la libertad que sabe sufrir, llorar y aceptar, que sabe ser buena y
hermosa, es ofendido precisamente porque se cree que se le puede
apaciguar con un pedazo

de
-pan y con una diversión cualquiera.
Este razonamiento parte de una premisa arbitraria que lleva
implícita una metafísica elemental, iomedlata, empírica: el hombre
es un animal como todos

los otros;
el llamado espíritu no es más
que un
producto de fa evwución, lo mismo que el cuerpo, sujetos
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Fundaci\363n Speiro

LA TEORJA MARXISTA DE LA UBERACION. DE· LA NECESIDAD
ambos a ottas tra,nsformaciQnes; por <;011Siguiente, el hombre sólo
es
materia orgánica

que
evoluciona his$icamente y, evolucionando,
se organiza y articula, de dist:inros modo&. Por lo tanto, el bombre
no

tiene
más que necesidades materiales y la organización social
se
halla determinada por ellas ( en un proceso dialéctico, en virtud
del cuad el ambiente es producido o modifi=lo por el hombre, y el
hombre, a su vez, se halla influido o determinado por el ambiente)
y, por consiguiente, por U1lJl sola estructura, la económica, puesto
que las necesidades .materiales se satisfacen con los bienes materia­
les. 1ll hombre, estimulado por la necesidad, es un $11jet0 de pro­
ducción

y de
consumo: produce para consumir, lo que equivale a
decir que e,! hombre es un sujeto destinado a gozar; trabaja para
procurarse los bienes que satisfacen sus oecesidades materiales, cuya
satisfacción le
procura el goce "pet.ecido. . Si logra satisfacer todoo
sus deseos materia:Jes (y en este caso hay que incluir la visita a un
museo
de arte, a la cual proporciona un goce también material), es feliz y· es libre.
Incluso puestos en el a,ro en que las necesidades del· hombre
fueran todas ellas materiales, la teoría marxista· de la libertad no se­
ria verdadera.
Una sociedad en la que cada individuo tubaja y tiene
la
cantidad de bienes

correspondientes
a sus n«esklades, de
tal
modo que logra satisfacerlas todas, no · es una sociedad de seres li­
bres, en la que los individuo,; componen e,! reino de la libertad, si­
no U1lJl sociedad en la que no hay libertad, en la que los individuos
que
la componen no son seres a cuya naturaleza le pertenezca la
libertad; es el mismo caso de une sociedad animal, que, otgaoizada
económicamente,
no comporta la presencia de la libettad, precisa­
menee porque a la naturaleza de los viwentes que la componen no
lé es inherente la libertad. En el caso que estamOS considerando, la
libertad de cada uno y de todos seria la resultante de U1lJl organi·
zación, de un "plano" racional y racionalmellte realizado, aunque
sea verdad que tal plano es debido a la actividad hu.mana. En otroS
términos, un grupo de técnicos de la producción y del consumo, al
hacer un cáilculo por el que se establece la suma de necesidades
vitales de [os individuoo, y se le asigna a cada uno un número de
horas de trabajo según sus· capacid..des, de modo que el "tánto"
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MlCHELE FEDBRJCO. SCIACCA
global de trabajo dé el "tanto" global de ptodua:ión suficiente
pata satisfacer el "ta.nro global." de necesidades, una v,e,; que ba lle­
vado a cabo este plan según- una disciplina reguladora de todo el
ciclo productivo, Jo Iba .lhedto todo, no necesita máo; ésta es la lli­
bettad, todos son libres. De este · modo, !la llibertad no es una con­
quista que el indi\'iduo !hace por su cuenta y r.iesgo, aun en deter­
minadas situaciones que no pueden desconocetse, es decir, una ini~
ciativa, una potencia Jnrerior y espiritual, sino sólo el resultado
mecánico de una organización d de

producir, lo
mismo que un especifico farmacéutico, a ttavés
de una combinación bien calcu:lada de ingra!ientes económicos.
Sin embargo, al llegar a este punto, nos damos cuenta de que
el
discurso sobre ia libertad está aún por comenzar, porque hasta
el momento presente se 1m habládo de cosas distintas: de economía
y de libertad económica. El rnancisino respondería a nuestra ob­
servación: "La !libertad económica es toda ila libertad, y se reafua
precisamente
a ttavés de ja organización del trabajo,· de la produc­
ción y del consumo". Nada tendrfumos que obj= en el caso de
que,
primeramente, nos hubiera: demostrado que el hombte es un
animal entre tantos, que el espí,ritu es un subpooducoo de !la mate­
ría y que vivir como !hombres l!Mo significa satisfacción de las
necesidades materiales, cubiertas !las cuales, el hombre no tiene otras
ni tiene OtraS aspiraciones. Verdadi,t,,roente, si se parre del presu,
puesoo de que di hombre es un ptodUCtO die la evolución narural,
de
que

su
origen reside ,en un grado de esta evolución, de que él
vive ,p<1t0 míllltenerse materialmente en la vida, de que no es capaz
de
otros gores fuera de los que las cosas y su -bajo pueden pro­
curarle y de que roda otra necesidad nace de su condición social,
por
[o que, reafuada la sociedad perfecta, cesa la "enajenación"·,
bastando,
·por consiguiente, que tenga los medios económicos pata
satisfacer estas necesidades suyas a fin de que se sienta satisfecho
y contento de

vivir, no
!hay duda
de que la
iibertad económica es
toda la libertad que el hombre puede tener. Bfectivamente, pero
es ,toda la libertad porque se ha presupuesto que el hombre· sólo
tiene necesidades económicas, es decir, porque se le ha "imagina­
do" de una cierta manera; porque se le ha negado .en el punto de par-
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LA TEORJA MARXISTA DE LA UBERACION DE LA NECBSlDAD
tida, negándole precisamente la libertad espiritual; p<>n¡ue se ha hecho
de él un animal idéntico a los otros, cuya difetencia específica ya no
es la razón, habida cuenta,

de que
también ésta es facultad materia,!
y medio para producir· y procurarse bienes econ6micos para sus
necesidades materiales.

Sería mejor decir que
la J.ibertad no es de
la
competencia del

hombre,
como decimos que tampoco lo es de
las abejas o de las hormigas.
Según

la teoría
¡tl]!ll.008ta, es libre el hombre que puede dispo­
ner de \os medios económicos para satisfacer fas propias necesidades.
Imaginémonos
por un momento este tipo de hombre. Aquí lo te­
nemos:
tien~ apetito y con qué satisfacerlo; tiene sed y con qué
apaciguarla; tiene

sueño
y un iechQ pata dotmit; tiene el deseo de
asistit a una competición deportiva y dispone del dinero para saca,
la entrada; quiete visitar una ciudad y coge el tren, e«:. Un hombre
así, que trabaja y ,produce todo cuanto es suficiente para satisfacer
todas sus necesidades y acaso más basta ,éJ punto de poder ayudar
a otra a hacer otro mnto, vendría a ser .,,1 tipo del hombre libre, el
hombre
liberado de ia necesidad. Pero, ¿quién reconoce, en este
tipo

de hombre libre,
e1 ,rostro de la libertad? Hasta puede habet
realizado la plena
libertad económica, y ser i~re un misera­
ble, un desgraciado o un désventurado, un pobre esóavo dé sus ne­
necesidades satisfedbas. Además

de
esto, y dejando a un lado el he­
cho de que el hombre tiene otras necesidades y nuooa puede libe­
rarse de todas ellas, desde el momento en que siempre le falta algo,
tal libertad económica es una de las libertades, no es la libertad,
y sólo tiene sentido si existe [a libertad espiritual y se '1alla en re­
lación con ella. En efecto, por sí sdla no es libertad, porque:
1) No tiene sentido la libertad sino en relación con. el pro­
blema
del bien
y del mal, es decir, si no es libettad moral, la única
por la que la voluntad es vdluntad buena o voluntad mala, según
que
quieta o no quiera de
acuerdo con la notma. En la libertad
económica
ni siquiera

se
plantea este problema, se suprime como
supetestructuta
de una determinada estructura social· (la burguesa).
En

cambio,
se plantea otra: el de la producción y disttibuci6tr¼
los bienes económicos con vistas a satisfacer las necesidades vita-
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Fundaci\363n Speiro

MICHBLE FBDBRJCO SCIACCA ·
les dtll hombre, problema de la vida animal y no de la vida !llora!,
del vivir
y

no
del sentido del

vivir.
O, mejor dicho, también. del
sentido y del fin del vivir, pero en, el que el sentido del vivir es
el mismo vivir, y el fin producir ios medios para vivir y satisfucet
las necesidades de la vi~ orgánica, que, ·satisfechas, haa,n que !.a
misma vida sea g<>zada y; en cuanto gozada, fdiz. La ley económi­
ca es la única 1ey moral y el bien y el mal sólo son el bien y
el mal económi<:06, y la virtud suprema, a la que se han de reducir
todas las demás, es la justicia social, ·enterulida romo fin en sí
misma, es decir como el máximo de los bienes, romo el bien. Don­
de
hay petfecta justicia social, b"f pettecta sociedad virtuosa y es
petfecto cada uno de sus componentes, es decir j "virtuoso" con
perfecta virtud "económíca"! La moral es la misma economía so­
cialista, sus leyes son las de esta economía, las acciones "buenas"
son ias "económicamente" productivas. Pero nna libettad que no
tiene
sentido mota! y cuyo sentido mota! es absorbido, suprimido
y negado por el sentido económico, no es libertad. Cuando se ha­
bla de ella, se 'habla de otra. cosa, no de la iibert:ad-Por sí sola no es
la libertad, porque;
2) La libertad económíca, tal y como se realiza según el sis­
tema marxista, no es la acroadón de -tla iniciativa del individuo,
sino. el resultado de un "plan", el cual se puede actuar precisamen­
te privando de

la
iniciativa al individuo, encuadrando su trabajo
en un
engranaje, del que él es un diente que debe funcionar se­
gún las exigencias del mecanismo. A esto . se objeta diciendo que
es un sacrificio temporal con el fin de
que !la humat:llidad realice,
en
la perfecta sociedad socialista, la perfecta libertad. Lo daremos
por bueno, peto aun cuando se realfaara tal libertad perfecta, no
setía obra de !la libre actividad de los individuos, sino la resultante
histórica de un proceso, es decir, algo que no es del :hombre sino
que le viene dado desde el exterior. El individuo necesita inttodu­
cirse en

el plan, y
una. véz.integtado en él,

se sigue
la libertad; algo
asl
como

sucede cuando, al·
introducir una mooeda en !la máquina
que:expende billeres de entrada a una estación, se pone en· marcha
el
mecanismo,
. funciona

y
nos da, confeccion,ado, el ped'IZO de papel,
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LA TEORJA MARXISTA DE LA UBEMCION DE LA NECES!DAD
por medio del cual SJ>y "libre" de entrar, pero teniendo en cuenta
que tal
'libertad me la. ha. fabricado la máquina, sin tenerme a mí en
cuenta., hasta el . punto

de que
siempre está allí pata fabricar bille­
tes !J?Ot medio de los cuales se obtiene la libertad de lk¡¡ar a 'los
andenes, acaso para dar un paseo (2), .Ahora bien, una libertad ,ecc;,­
nómica

que
es ila resultante de un plan que funciona como una má­
quina y del que 'los hombres vlienen a ser romo las ruedas, los lu­
bricantes o los
dientes, ni siquiera una libertad ~ca, preci­
samente
porque no es

obra de
la libertad del llombte. Y es que J,
libertad econ6m!ica, pata que sea esta lib=d partiarlat, presupone
la libertad sin adjetivos, puesta la cual, es posible, entre Jas otras
libertades,
incluso la economía. Pero si se . niega la libertad, ¿qué
l10ertad porrlicular i,e podrá realizar? Sólo la que es realizada desde
un plan, es

decir,
una hbertad que se ~e da

al
hombre desde el ex­
re.tior, Jo mismo que la máquina de hl estación le entrega el billete
de andén.
Pero el marxista pooe la objeción de que, sin el "plao", no
es
posible disciplinar el egoísmo de los individuos, liberar al hom­
bre d.el egoísmo individwd. ,A través de la. disciplina de la organi­
zaci6n justamente racional y del preciso funcionamliento técnico,
aquél · se educa; .la escuela del trabajo de IIOdos para el bienestar de
la
colectividad forma

una
coru;iencia sooia!I, la cual impide que los
egoísmos individna!es

o de
una clase .se sacien .con daño de otros
individuos y de otra clase. Indudablemente, hay en estas afirmacio­
nes. un
sentido

de
humanidlld y, digámoslo también, de altruismo,
pero el a[truismo social aún no es e1 moral; es un altruismo útil,
que
es cosa distinta del bien ~ Es. cierto. que la disciplina de
los
egoísmos desenfrenados

es
un bien social y tiene una moralidad
(2) Es verdad que la máquina no funcionaría si yo no introdujera una
moneda y .no hiciera girar 1a manivela; del mismo modo, el «plan» no-se
realizaría sin la colaboración de los individuos. 'Pero esto no modifica· nada
de cuanto estamos idilciendo, ya que no es libre el acto de insertarse en él
por ser dialécticamente (e hl$tóricamente) determinado y porque la venlll­
dera libertad está, no en los individuos-, sino en la sociedad de que forman:
parte y precisamente reside en ella. como . tesultant:e de esta-organización
social.
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Fundaci\363n Speiro

.MICHELE FEDERJCO SCUCCA
intrlnseca, pero tal disciplina sólo tiene sentido IDOral de cata a la
realización de una

condición
espitituá!l, que ya no es solamente al­
truismo social. También es verdad que el marxismo le asigna al
proletario un

cometido hasta "heroico",
digámoslo así,
ya que, da­
da su concepción
dialéctica, le

hace batirse frente
al capitalismo
en

una
lucha que

pretende
destruir al mismo capitalismo y al prole­
tariado, precisamente porque
en fa "sociedad homogénea" ya no
habrá
c:Iases y,

por
lo tanto, ni siquiera la proletaria, que existe
como antítesis dialéctica de la capitalista; ,pero, precisamente, la so­
ciedad

homogénea
es la actuación de !la economicidad total del hom­
bre

y,
pot consiguiente, de su no-mo! otros términos, no se libera el hombre del egoísmo educándolo para
satisfacer el propio, de modo que con ello :no ;mpida que los otros
satisfagan ,el suyo, y además les ayude a satisfacerlo. Ti! educación
podrá todo
lo más
llegar a este .resultado:
a fuerza de
frenar el pro­
pio egoísmo de modo que coexistan los de los otros, se llega a
adquirir
~¡ hábito de ser egoístas de manera que incluso los otros
lo puedan ser, ·es decir, a ser "altruistás" hacia el egoísmo ajeno,
para que los otros lo sean para con el nuestro. Pero esto no es edu­
car
al hombre para que
se li'bere del egoísmo, sino instruirle para
que sepa é6mo ser egoísta en una ~edad en que todos lo saben
ser. Por esto,
digámosdo una vez· más,

la libertad
económica no
es
por sí sola
una libertad, porque:
3) para serlo nece.ita, ,en :primer lugar, que los hombres sean
libres precisamente respecto de

la libertad económica, entendida
como plena actuación de !la Hbertad. En otros términos, si la liber­
tad económica significa satisfacción de las necesidades inmvidua!es
(lo que equivale a decir que no existen para el hombre otros bienes
fuera· de los subjetivos o subjetivamente queridos) y, por consi­
guiente, del egoísmo ( querer los bienes subjetivamente es querer­
los para la ,¡,roplia felicidad individua1 y, en nuestro caso, tal felici­
dad es de orden material) y es indenrificada con la libertad tout­
court, ella misma, liberando al hombre de la necesidad, Jo encierra
en
el egoísmo satisfecho, lo

reduce a
allgo solamente

"terrestre".
Ahora bien,
para ser libre y realizar una solidaridad humana, el
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Fundaci\363n Speiro

LA TEORJA MARXISTA DE LA LIBERACION DE LA NECESIDAD
hombre, si de alguna cosa debe libetarse, es precisamente de la i.ibei:­
tad económica
así

concebida, ya
que en tal caso didba libertad no
es

una condición del
ejercicio de . la llbettad, precisamente

porque
es su
negación, su máJcirno impedimento en cuanto sobrevaloración
d vocación
fundamental de lograr. el

máximo
goce terreno; y todo
esto en
razón de

que todo se reduce a esta
vida, no existiendo nada
fuera de ella. Un hombre convencido (y éste es el tipo de hombre
mmista) de

que sólo de
su corul.ición sociai depende la realización
o

el fracaso de
su libertad, y que e1 bienestar eoonómiro es el prin­
cipio primero de su
perfección de
hombre, aun
ruando goza,• del
mejor y más regulado bienestar, habría realizado, precisamente en­
tonces,
su
petfecta esclavitud y se •habría negado íntegramente a sí
mismo romo = ~ibre. m dominio de las cosas a través del trabajo
viene a ser en
tal caso el dominio :,bsoluto de las cosas sobre el
hombre;
la satisfacción de las necesidades naturales es la capitn­
lación del
espíritu ante

los instintos
el.ementales de

la
naturaleza y
la entrega incondicional de la libertad a · 1os estlrnulos del aierpo
y al placer de satisface,,los. Para que la 1ibertad económica sea una
condición
del ejercicio

de
la libettad espiritual, es necesario que el
hombre
posea ante todo un estado de libertad que fu haga duefio
(y por fo tanto libre) de sus necesidades, de modo que la satisfac­
ción de
éstas no sea un acto económico, sino espiritnai (3). Sólo
(3) Téngase presente el pasaje evangélico de la mú!tiplicaci6n de los
panes
y de los peces (Mat., XIV, 13-21). La turba que "sigue a Jesús hasta
la tarde no siente otra necesidad que la de seguirlo :Y escucharlo. De sus
necesidades se arn:erdan los discípulos { «el lugar es desierto y la hora está
avanzada»)~ Jesús multiplica los · cinco panes y if.os dos peces 1 da de comer
a los cinco
mil. El pasaje es en extremo· significativo: no es la necesidad cor·
p6rea la que «deja en suspenso» la actividad del espíritu -iimponiéndose a
él,
sino que
-es el

mismo
espíritu ·(los discípulos) ·el -q_ue, paSada la ·hora,
decide satisfacerla:
la iniciativa de satisfacer el cuerpo ·es suya y no del
mistn()" cuerpo, La turba acepta para estar en· romli&iones de seguir aún a
Jesús y de escuchado, como para que -el espíritu continúe teniendo su ·ali~
mento espiritual. Libertad, antes de comer, en el< acto· de e.omer y después
de haber comido. ·
Por otra parte, sin embargo, no -~ escapar que la ·observación de los
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MICHELIJ' FEDERICO SCIACCA
cuando el hombre está profundamente convencido de que los bie­
nes
materiales son instrumentales y de que su libertad humana no
se realiza satisfaciéndolos, sino que sólo se ve facilitada cuando sé
apacigua la oecesidad, no solamente por el placer que ello propor­
ciona

sino pata continuar
haciendo sagrada entrega

de
la propia
vida
y para que también ,el cuerpo sea el colaborador del espíritu,
sólo entonces, digo, los bienes económicos son condici9t1 del ejer­
cicio de
la libertad; además, dejan de ser "materiales", aunqu,, sean
"materiales"
los actos con que se producen y se llevan a cabo. En
estos actos eiciste el espíritu, son actos del espíritu. Sin embargo, en
tal caso, la condición económica no realiza
la. libertl!d, no hace que
el hombre sea libre; ya Jo era antes. Y a¡ando no lo es y es esclavo
de la. tierra, ninguna riqueza podrá ibacerlo libre por un solo instan­
te; más aún, su l>ienestar Je despertará egoísmos y deseos siempre
nuevos,
y él se anegará en el torpe bienestar que, si bien Jo libera
del malestar físico, le

arrebata
el bien espiritual En una perfecta
sociedad económica, el hombre no sería libre de las necesidades
materiales,
sino

de
la libertad en cuanto tal, de ser hombre. A este
nivel, el
bienestar es

letal. O
se es !libre en el cumplimiento de la
ley moral y en la rec1'itud de la vo'luntad o, en el mundo, nada
pndrá 1hacer libre 'a. un solo hombre, ni siquiera aunque tuviese todo
el mundo
metido en
un puño o bajo el pie. No
faltando la libertl!d
del

espíritu, bien venida sea
también Ia condición económica para
favorecer su ejercicio, para liberar al hombre del hambre y garanti­
zarle el· derecho

a
la vida, · como también pata preservarlo de todo
disclpulOs ( «la hora esiá · ávanzada» ), hombres de catite, viene á significar
que también el cuerpo tiene Sus exigencias que han de· ser satisfechas. Por
consiguiente, también es reC'onoé:ida por · parte de quien · eséuchaba y seguía
a Cristo Iii imperiosidad de· la neéesidád vitai .y la precis.tón de satisfacerla.
Pero quien multiplica
·el -

pan
y los peces es el Amor, Y también esto es sig'­
nificativo:
en Una soéiedad de pobres, gobernada poi el amor de cada uno­
had.a: todos y de todos hada cáda" uno, no hay "hambrientos: en ella se da
a los pobres
para ·vivir del dOn de

los
"pobies; en una sociedad· de ricos,
gobernada por el egoísmo y por las fauces del cuerpo, siemPre hay álguno
qué
,eh el 'juego dC los·· egbísDlos ·pierde'lá partida.
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LA TEORIA MARXISTA DE LA UBERACION DE LA NECESIDAD
cuanto hay de degradante, de ,inhumano, de percw:bador y de tor­
cido
en la miseria.
• • •
Para Marx, siguiendo 'la línea hegeliana, no habría historia sin
libertad, principio

del
deveoir a. través de la traosformación y de la
superación; sin embargo, cl ilombre 'no, ha sido libre en et curso de
la, historia, sino que se ha '"isto "enajenado". Será libre cuando
haya una sociedad homogénea (sin ciases sociales): . libertad rotal,
proyectada 'hacia el futuro. Sólo entonces los deseos "del hombre"
habrán, llegado a ser deseos "humanos", los cuales podrán ser sa­
tisfechos por completo. Estas afirmaciones significan· que la libertad
se

define con
rehu:ión a ios deseos y reside en el poder que tiene
el hombre· de satisfacerlos, es · decir, en la producción y en la ¡»­
sesión de los medios adecuados; es libre una sociedad en la que
hay pe.rfecm coincidencia enrre 'las determinaciones que levantan
deseos, y las que proporcionan los medios para satis.facerlns.
Hagamos una observación. Si los deseOS humanos pueden ser
satis.fechas en sn totalidad por el hombre, son todos ellos inmanen­
tes, ninguno de ·ellos apunta un milímetro más allá del horizonte
terrestte
(

en
efecto, para Marx, la actuación de '1a libertad toral es
posible
a través de la total "apropiación" del mundo , por parte· del
hombre, de la "humanización" o transformación de la naturaleza,
comecido que sólo la industria social es capaz de realizar).; si la
satisfacción

sólo es
posible en una estructura social homogénea, la
libertad
no caracteriza al hombre, sino

a
esra estructura, a una

de­
terminada situación; es la. resultante de allgunas determinaciones,
aunque haya sido el hombre el que las haya producido en co'labora­
ción

con
el ambiente. Así las cosas, hi libertad es determinada pot
ciertos deseos (determinados a su vez por el desarrollo 'histórico,
ya que el hombre, ·según Marx, no tiene una esencia ontdlógica,
sino qne' es Jo que él se hace), que· son satis.fechas en una determi­
nada situación socia1. Con

esto
se [e niega

al
hombre una \"CZ más
la libertad, a) porque rio se le reconoce una libertad esencial; b)
porque· es una resulranlte y no se "comprende cómo de his determi-
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MICHELE FEDERICO SCIACCA
naciones pu«le "resultar" la. libortad, si no existe al comienzo de
toda dererm.inación; e) porque 1a libertad que Q!f30Cet"iza. una si­
tuación social no
tiene ningún

significado
personal en la sociedad
homogénea:
es

un dato.
Del fondo de
estas objeciones surgen interrogantes perentorias:
¿es e1 hombre únicamente un complejo de deseos terrenos?, ¿es un
producto de
a.. historia, es decir, se reduce a su configuración his­
tórica? ¿se

reducen su
comerido y m fin óltimo a
la "apropiación"
del
mundo a rravés de la industria social?, ¿es sólo un ser social y
su liberrad esencial se identifica con su esencia social?, ¿es que su
libertad sólo
está empefiada en el cometido temporal de la solida­
ridad humana para e1 logro de la sociedad homogénea, sin que ella
sea ante todo
y sobre todo orden interior de la cpnc:iencia? Lo que
importa, como
dice Nietzsche, no

es
saber de qtlé soy libre (y en el
caso del
marxismo de la necesidad de la ,necesidad), sino par,i qtlé
y par,i quién say 1,ib,,e. ¿Podemos d únicamente esencia[ y el destino úitimo y únicamente supremo del
hombre son
satisfacer sus format
y apropiarse el mundo para someterlo a sus necesidades o,
en
cambio,
residirán en liberado a la altura de la libertad del espí­
ritu?
¿Significá•'humanizar di mundo transformarlo pata que satis­
faga
los
deseos del hombre o adquirir conciencia
de
éil én el mismo
momento en que
adquiere autoconciencia, y darle un significado en
el mismo momento en que descubre
el profundo significado de sí
mismo, de su vida y de su muerte?
La concepción marxista es inmanentista y es una de las expre­
siónes
más roherentes del inmanentismo moderno: refutarla como
errónea es refutar el error colosa'.l que entraña

el inmanentismo, Una
vez que el fin d·el hombre se sitúa en la tierra, el regnum hami-ms,
es fatal la consecuencia de identificar el concepto, de "humanismo"
con

el
de "cooquista del mundo", y e1 fin del hombre y de la hu­
manidad ron tal conquista, El movimiento de ideas que va del
Renacimieoto a la Revdlución francesa es la ca,crera de la burguesía
por
Ia conquista del mundo; 1a secuela inmediata es la carrera del
proletariado hada la misma conquista: cl presupuesto metafísioo
oomún
es el inmaneotismo. Desde este punto de vista, capitalismo
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LA TEORJA MARXISTA DE LA UBERACION DE LA NECESIDAD
y · marxismo se hallan en . el mismo plano, como 'lo están la clase
burguesa
y la clase proletaria. Primeramente la burguesía, nutrida
de
liberalismo laicista,
se vio impulsáda a
adorar
la Historia, la
Ciencia y la Libertad como si
fueran Dios

y a vivir
y a pensar
como

si Dios no existiera. También
para ella su reino era (y es) de
este mundo
y su libertad la de podet satisfacer todas las necesidades.
Situada
sobre

este plano "económico",
su sed de gána.ncias caía en
el
desenfreno hasta el punto de oprimir a las· clases trabajadoras.
Luego

el proletariado se
despertó y no dijo

nada nuevo: no hizo
más que

recoger
fa misma palabra del capitalismo: "también tengo
yo derecho a satisfacer mis necesidades, a oo enajenar mi libertad",
y
también
él cayó en 1a · adoración del Progreso social, del Partido,
de la
futura sociedad

homogénea.
·UbetaJismo y marxismo snn "mun
danos", porque ambos
son inmanentistas. La diferencia reside en
estO: primeramente era s61o una clase privilegiada

la
que, perju­
dicando

a la "masa",
trataba de conquistar el

mundo, de "apropiár­
selo"
para ~ de libertad económica; excelente báse para per­
mitirse el "lujo" de Otras libertades.; hoy es la masa la que tiende
al mismo fin a través de la
~liaünación de fa burguesía con objeto
de crear
1a sociedad homogénea, la únicamente 1ibre. Libertad libe­
ral
y
1ibertad marxista soñ equivaléitres, · pon¡ue · son ramas del mis­
mo; tronco, el inmanentism.o, cuyas raíces son tan superficiales -que
no penetran más allá de la "corteza" terrestre.· Antes de Marx ya
eia marxista 'la. burguesía y, después de Marx, es burgués el prole­
tariado. Una
vez establecido

que todo el bien
del hombre
viene
dado
por su bienestar · económico, el úniro que puede satisfacer sus
deseos humanos, ,-quién puede negarle a un hombre el derecho de
ser feHz y libre, es

decir hombre?
De este
mndo, la lucha entre el
rico
y el pobre, entre el libre y el esclavo, robre la base ddl inma­
nentismo,

se ha
desencadenado como lucha

de egoísmos, de acapa­
ramiento
del mayor

bienestar o, por lo menos,
de pn mínimo vital
para todos, sin que tenga, de permanecer ~! .fundamento inmanen­
tista,

nada noble, humano
ni moral. Los valores que hay que defen­
der, y a Ios que apelan los 1itiganlleS, se ~esuelven en hipocresía.
Bajo
la m&scara existe el posibilidad

de seguir saciándose
hasta llegar a la tumba, y de ser
• 33
Fundaci\363n Speiro

MtCHELE .FEDERICO $CIACCA
posit,Ie incluso después, o del hambrienro que no sólo desea extin­
guir
la necesidad del hambre, sino todos ios deseos que la miseria
agiganta y e,mspera. Unos y otros se enfrentan en una IUGba sin
cuartel, iucba '.'religiosa"', dado que el paraíso es 'la tierra y la liber­
tad la satisfacción de las necesidadat y deseos, "teológica",. de esa
tremenda
"teología",

cuyo
Dios maldito
se
llama Dinero. Sísifo
apuesta por sí mismo y, en el esfuerzo de subir la montaña, vuelve
a caer, pesadamente, ~bre:. sí mismo.
La cuestión socil\l como cuestión puramente económica y solu­
ble sólo econ6micamente, no

tiene ningún sentido
moral y ni si­
quiera

humano, porque
,:,1 hombre

deja de ser hombre si
reduce el
ptoblema de su vida al del bier,estar, es decir, al del egoísmo o bien
"administrado". El verdadero ma1estar de Ja sociedad no reside en
que
existan ricos y pobres, sino en que nadie. se sienta pobre de
espíritu
para con el mundo y rico en el mismo espíritu. La gran
cuestión
del hombre oo es

social ni
económjca ni política; es otra
muy distinta; la .de si Dios_ existe o si Dios no existe. Así, pues, que
Sísifo continúe llevando adelante peñascos a fuerza de brazos, pero
qoe suba al Calvario y apueste por Dios. Si Dios no existe, le des­
aparece al 'hombre su más alta dignidad: no [e. queda más que ser
imagen de. sus deseos, cosa entre las cosas y cosa que quiere poseer
todo cuanto pueda. Pata sana:r la sociedad no basta con distribuir
equitativamente los· bienes, sino
ensefial:. a usarlos; consiguiente­
mente,
o
la curación es moral, como restauración del imperio del
espíritu,.

o
cwtlquier curación económica vendrá a ser un remooio
peor que
la enfermedad .. En este último caso el hombre crece cor­
porailmen:te
y se empequeñece espiritualmente. Hay que ''""' de los
bienes
matetiales en la . medida necesaria : para conservar la vi<\a,
a fin de que el hombre se perfeccione espiritualmente, es decir,
para que
diJfrute de los bienes espirituales. Se ttata de restaurat
la jerarquía de los. valores; así, los hombres han de ser amados
más que las cosas, más: que cualquier cosa y, por esro, el ansia de
ganar no debe llevar hasta ~ violación de los derechos ajenos y
a
la explotación inhumana; el fin de la vida tetrena no es la riqueza
y ni siquiera el bienestar social, sino la actuación integral de la
·ley moral, de la que 1a riqueza o el bienestar deben ser únicamente
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LA TEORIA M..iRXlST A DE LA UBERA.ClON PE LA NECESIDAD
el in&trumento, y de la que 195 m,xlios necesarios para conservu
la

vida son
solamente la condición; se trata de trabajar no pru:a la
vida cómoda o para conseguir la sociedad homogénea, sino para
lograr ·la .vida virtuosa; no pa:ra ganar riquezas, que, si son fin de

mismas, constituyen

la
extre,¡¡a miseria, sino pru:a conquistar la
peifección. lll bien económico es "bueno" -y, como ral, no "mate·
rjal"-si es "instrumento de virtud"-, si no es obstáculo sino con­
dición del ejercicio de la libertad. En tiempos .P"sados, la sociedad
liberal

no
supo educar

al burgués
y al capitalista; en la actualidad,
la sociedad marxista no sabe educar. a un solo hombre porque no
lo
educa pata

que sea libre frente al mundo,
la única condición
que
!o hace verdaderamente señor
de . él; sólo cuando. no tiene sed
de posesión, se sirve de él sin hacerse · su siervo. ~ no .es posible
retornar
. ail espíritu sin. reconocer J.os .. valores m~ísicos, . sin un
renovado y poderoso lanzami~to del

hombre ·hacia
el ser. Y

no
. es
que
haya de

tomar de
fuera y en préstamos el trampolín: el espi·
ritu humano, en virmd de su mismo dinamismo interior, se ve lan­
zado al Ser, porque el trampolín lo tiene dentt0 y no fuera, lo tiene
en la
presencia interior del mismo Ser. Sin este lazamiento, el homo
oeconomicu.r,
el ordi1klry busines, mMO del capitalismo burgués vale
tanto

como
el proletario y como el hombre de la sociedad homo­
génea

o viceversa, ya que uno y
otro persiguen
la satisfacción de
sus
deseos, aunque el uno condu:,.ca al aislamiento social y el otro
a

la socialidad.
Ambos admiten únicamente los valores llamados
positivos,
que a fin de
cuentas son empíricos, y excluyen, mofán­
dose

de
ella, toda finalidad metafísica. Las oo,;as los aplastan y el
mundo optime su libertad.
Una
libertad económica
en la que
se resuelva
toda la libertad
del hombre, es el no sentido de
la libertad. El problema de la liber­
tad económica como el de la libertad política (y todo otro proble­
ma,

no
se resuelve aisladamente, sino

en el problema global e in­
tegral de hombre, que es problema metafísico y no económico, ni
político, ni de ninguna otra clase. La solución de un problema se
ha de ver en el complejo problema del hombre, y todos ellos en
la unidad concreta del espíritu. Perder
este punto
de vista es
dar
una

solución unllateral
y abstracta de un problema aislado y abs-
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MlCHELE FEDERICO SC!ACCA
ttacto, es decir,_ es dar una solución equivocada a una exigencia
justa. Este es e'l error del -marxismo y su l.&nit.e, como '1o es del
liberalismo. Denunciar el error es criticarlo de manera construc­
tiva, ya que permite recuperar la e,dgencia que ha dado ocasión
a
,la doctrina. Marxismo y liberalismo son dos soluciones erróneas,
opuestas y equivalentes al mismo tiempo. La libertad económica
es
mundana

como la libertad política, dos libertades que pretenden
poner rodas las libertades
dd hombre

en
la satisfacción inmanen­
te de necesidades mundanas e inmanenties. Por esto, la democracia
de la libertad económica y la democracia de la libertad política son
dos fornas de una misma e idéntica concepción mundana o inma­
nente del

hombre
y del mundo humano; la "religión" de la libertad
marxista vale tanto como la "religión" de la libertad liberal: tierra,
tierra y nada más que tierra, al principio y al final; y, por lo
tanto, fango, fango
y sieinpre fango, desde la cuna a la tumba.
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