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Número 183-184

Serie XIX

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Civilización y cultura

crvILIZAICIQN Y CULTUIIA
POll
MlGUBL PoRADOWSKI
Jlxisoe una verdadera desorientación respecro del uso de las pa­
labras "civilizaqión • y "cultura". A. pesar de que varias veces, en
diferentes países, durante los congresos científiros se han hedho
tentativas para definir estrictamente estas palabras, no _solamente
la gente que carece de formación universitaria, SÜlo también los
cientlficos, siguen usando las palabras "civilización" y "cultura"
de

una
manera rompletamente arbitraria. Además, ocum, · muy a
menudo,
que
los autores

se
sirven de escas palabras de una manera
inronsecuente.
La práctica, al respecto, que existe en varios países se puede
reducir
a tres posiciones:
t.• El uso de las palabras "civilización" y "oolrura" como si­
nónimos. Eso ocurre anre todo en los países de habla francesa y
algunas veces en el . idioma inglés.
2.' La tendencia a usar una sola palabra, o· "civilización" o
"cultura".
La primera tendencia, es decir el uso exclusivo de la pa­
labra "civilización" la enconrramos en los países de babia francesa
e in~ pero sin exageración. La segunda tendencia existe en el
idioma alemán. los escriroi¡es alemanes prefieren la palabra • cul­
rnra". sr usan la pa1ai,,,; ''civilización" lo hacen en sentido pe·
yorativo.
3.' La dara distinción entre civilización y culru.ra y el uso
consecuente de
ambas pa1abras. Esta práaica es la -más universál.
Existe
en todos los

países
y en casi todos los idiomas de los pueblos
«civilizados», con la sola
excepción de

Alemania
y algunos países
influidos por los escritores alemanes. Pero ante todo, es caracrerls­
tico

de los idiomas
italiano y castellano, como también de los idio-
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Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
mas eslavos {pero haf que reamlar que no existe ninguna regla
sin excepción).
Las palabras «civilización», «civilizar» provienen del latín r:i­
vis,
ciudadano. En las lenguas modernas, estos términos se emplean
desde hace
poco. Parece que, primeramente, los pusieron en uso los
franceses
y del idioma francés estos términos han pasado a otras
lenguas modernas. La palabra francesa civilisdlion figura en el dic­
cionario de la
Academia solamente desde 1935, pero era emplea­
da desde antes, alrededor de la mitad
del siglo XVIII; la encon­
tramos en los escritos de Turgot (en PensMs et Fragments). En
cambio, el verbo «civilizar» ( chliliser) es empleado por los fran'
ceses
ya

en
el siglo xv, para designar la acción de adquirir buenas
maneras y

el
arte de conducirse en sociedad. En el Diccionario
Universal
· (Dictionnitire Utriversel) del año· 1960 leemos: Poli se
dil fig,,rémem . en mor"'-e et signi/16 ~~-.. Cwiüser, poli, les
moeurs; remire civil, et social ... JI n'ya r/e,n de pl11S ¡,rc,¡,re" civilisér
et polir ,m jeune homme que k, ()!)t111erslllion des llames (1):
En el mismo sentido -usa esra palabra Vdltaire cuando escribe:
La France a été longtt'1J'lfls barbare, et "11jo,urd'hui q11elelle com­
mrmce a se cwilher,
il 'Y a encore des ge11.r att,,chés " r ancienne
barbarie («Dialogues») (21). Un sentido más amplio da a esta pala­
bra Diderot: Instruir 11ne ndlron e' esf la civiliser.
Para los escritores del siglo XVIIl, el término «civilización» sig­
nificaba, o bien el .idesl. de la vida sociall, o bien el conjunto de lo
conquistado por la humanidad en el mundo, dependiendo la cir­
cunstancia de que fuera usada por un fil6sofo o por un historiador.
Para los hombres de entonoes, existía una sola civilliación, pero
en doble sentido, o como el ideal_ de la vida social hacia el cual
debe dirigirse fa humanidad, o como w, logro alcanzado por la
(1) Disraehl tiene al respecto una. opinión muy _parecida: « ... he (Co­
ningsby) had pasee ming women. It is an acquain~ce which when habitual exercises a great
influence over the tone of the mind, even if it does not produce any more
vfolent effects. ·1t. refines the taste, quiQ{.ens the perception, and gi_ves, as
it were, a gra.ce and flexibility to the ·'intellect». C pág. 214.
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CIVILIZACION Y CULTURA
humanidad en su vida social. La antítesis de la civilización así in­
terpretada era la barbarie.
En este tiempo nace también la tendencia para identificar la
civilliJación con e'l progreso. Tai vez es Condotellt quien en el
ensayo "Esqunse d',m tableas historique des prog,es de /'esprit
htlmtlin", por primera vez identifica la civilización con el progrfSO.
Unos quieren ver

en
la civilización la expresión del progreso
ciemlfioo, intelecual; otros la ven en el progtfSO técnico, en el do­
minio del hombre sobre la naturaleza '( combate este concepto de
la
civilización
Chateaubriand ruando dice: «Te ne me ldisse pas
éblouir P"' des bdleaux a vapeur et des chemins de fer, tout cela
,i est pas de k, cMlizaUon"); otros hablan del progreso mora1; 'J
por fin, otros la ven en el progreso social.
De esta identificación de civilización con progreso, nace el con­
cepto de la civilización, es decir, que existe una sola civilización,
en

la cual deben
participar todos

y en la cual algunos quisieran ver
la misma finalidad de la humanidad. Expresa esta idea Victor Hugo:
«1A civiNsation nous iftdt a tous le mime esprit, le méme but, le
mdme avenir»; De Bonald dice: ,«La cnJi/Jsdlirm est la perfection de
la
loi et des moeurn>; y Benjamín Constan!: «LA 'c/v}!Jsation est
dans la destinée de I' es¡,ece humrline ... »
Hay autores que pretenden identificar este concepto de una ci­
vilización ideal con la civilización europea, concebida romo un 'he­
cho histórico. And<é LaJande, en el V 0&abti.aire technique et mli­
q11e de ¡,. ¡,hilosophie (III, 21) dice: «La civilisdlion est l'en,em­
b/e des caracteres communs aux civiUsations jt,gées /es plus hautes,
e' est-a-dire practiquement ce/le de /'Europe et des pa,ys qui l'on
adoptée
dam ses traits essentie/s". De lo mismo habla Monod: "L'his­
toire nous montre /.a civi/isation s' étend,mt peu a peu a tous les P"JS
et a tous les peuples» (en «Histoire de la méthode dans les Sciences»,
I, 355). Pero uno de los más destacados representantes de la cul­
tura francesa contemporánea, Georges Duhamel, tiene dudas al res­
pecto: «Je me garderai bien -dioe él-de chanter ici /'é/oge du
génie occidental. roil
la seu/e, ni méme la meilleM• ... " , "Au chevet
de
la civi/isati.on", pág. 34.
Tenemos aquí el concepto filosófiro de civilización. Desde este
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punto de vista, la dvilización es un idea:l de la vida social, un ordeq.
universad
que podría facilitar a todos una v;ida 'felli: y petfecta. &te
ideal

lo conciben
los filósofos

de una
manera muy diferente. De un
modo .lo concibe un cató!ioo a,mo Jacques Maritain, de otro modo,
un
illberal oomo Benedetto Croce, de otro modo un marxista como
el.mismo Mi=
El desarrollo de las ciencias históricas, y ante todo · etnológicas,
ha p,;rmitido perfeccionar el sentido de la palabra "civilización". Se
ha oomprendido que la civi,Jizadón no es una sola, sino que existen
varias, pues, desde e[ punto de vista filosófico, pueden existir muchos
id~ de la vida en comunidad, y desde el punto de vista etnOc
lógico e histórico se ha constatado ,el hecho .de ~stir varias civili­
zaciones, como
U1l conjuntó de Jo alcanzádo por· la . vida social de
distintos pueblos. Toynbee, en
iA dvilización puesltJ a prueba, es­
cribe:
"4 civilización no es Ul1" sola: hay pluralidad de civilizacio­
nes". Para él, la civi,Jización ,es una entidad liistórica.
Tal
véz ha sidC:. Ballanohe quien, en el año 1619, usó por wz
primera la palabra "civilización" en ,el sentido etnológioo, y éste
dio la base al concepto i,ociológico de la civilización.
Vamos
a ver civilización al concepto de cultura. ,
Sabido es que el pensamiento alemán opone voluntariamente cul­
tura a civilización. 4 dacionalización, la organización, la uniforma­
ción, el proceso, las ~cas que ronducen al bienestar y a ,la pro­
ducción útil surgirían de la civilización, ron la sequedad espiritual.
que

les es inseparable.
Corresponderla más
bien
a la cultura un satrollo intelecrual, ,estético y mor~! en comunión con la naturaleza
y los valores suprarracionales 'o irracionales.
Spengler
llega a
-la conclusión de que las ci.-i,Jizaciones no sOn
otra cosa_ que ·degradaciones de las culturas. En La decdlJencia de
Occidente (Ed. Madrid, I, 54, 55) escribe: «La civilización es el
estado
extremo y más artificial a que puede Jleg¡,.r una especie supe­
rior
de

hombres.
Es un . término finad... Es una finalidad irrevocable,
a

que se llega siempre de
·lllll""", con necesidad íntima .. , 4 civfü- ·
zación
pura,

como
proceso histórico, consiste en una disolución gra­
dual de las formas ya ,muertas que se tornaron inorgánicas".
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ClVIUZACION Y CULTURA
El ,escritor ruso Nicolai Berdiareff dedica el último y lllJlgisttal
Cápímlo
de

su
fi!oSO en el que hace ver que la civilización es la negación y muerte de
la cultura. Escribe así: "La civilización· es fa muerte del esp/ritu
de euitura... La euitura proviene del <:Ulto, se desarwlla a partir
del cu:lto religioso... Cada euitura (aun la cultllfa materialista) es
una. cultura del espíritu, .. En la dvilli:ación domina, sip . restricciones,
el econoroismo; la civilización es técnica por su naturaleza. La civi­
lización impexsonaliza... El principio de personilidad sólo aparece
en las culturas... La civilización es fumitista. La euitura procura
siempre

contemplar
la etetnidad... 1li capitalismo industrial ·de la
civ-ilización negó el espíritu de erernidad, negó lo sagrado. El siste­
ma

industrial-capitalista de
la civilización destrozó los fundamentos
espirituales de
la economía, preparando así su propia decadencia"
(Der .rinn des GeschiGbte, 1929, págs. 286 y sigs.).
En su estudio sobte la cosmovisión de Dostoiewsky ( Die W i!ltan­
sch4Nag Drutolewskis, 1925, pág. 158) Berdiaeffdice: «Yp no, me
limito a vincular el ,espíritu con la cultura; yo los identifico, por
cuanto
la euitura es por naturaleza espiritual, al paso que la civili­
zación puede
ser la única que niegue la espiritualidad".
Jacques Maritain es de opinión contraria, Para é1 "civiliser t'esl .
spirituaUser,,. En A,; el Sco/a.rlique (1927, pág. 129) escribe: «To­
dos nuestros valores dependen de la
naturaleza de nuestro Dios.
Ahora bien, Dios es espíritu. Progresar -lo que significa para toda
natutlllleza, tender a su Principio-,.-, significa . para toda naturaleza.
pasar de lo sensible a ,lo raciooa:l, y de esto a lo espiritual y de lo
menos espiritual
a lo más espiritual!; civilizar es espiritualizar".
Masitain,
colocándose

en el punto de
S"ista del humanismo integral,
estima que,

en algunos
¡:asos, se pueden emplear estos dos términos,
civilización
y euiltura, como sinónimos. "Decimos que Jo. cultura o
la
civilización -escribe en Humanisme integral (1936, páginas
104
y sigs. )- es el desenvolvimiento de la vida propiamente hu­
mana, concerniente no sólo al
desarrollo material necesario y su­
ficiente para permitirnos

llevar
una vida ,:teet:a aquí abajo, sino
también,
y ante rodo el desarrollo moral, el desarrollo de las activi·
dades
especulativas y de Jo.s actividad.es prácticas (artísticas y étni-
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ldlGUBL PORADOWSKt
oas), que me,:ece ser llamado propiamente un desarrollo humano".
"El

orden
de !la cultura o .de la civilización aparece, pues, .omo el
orden de las cosas. del tiempo, como el orden temporai". Pero hay
casos, según. Maritain, en que DO se pueden emplear estas palabras
como sinónimos. Su obra Religi01J e# culture trata solamente de
las relaciones entre J¡a religión y la cultura. Por el contrario, en el
ensayo Le cré¡,11sc11le de 14. r:tvilisation no dice ni una palabra . so­
bre la culma.
Los n,ás destacados pensadores. dminguen claramente estos dos
términos: Paul Valery, Julien Benda, Poi%at, René Grousset, Gonza­
gue de Reynold, . Sa!lvador de :Madariaga Miguel de Unamuno, Ber­
trand Russel, Ak!ons Hwdey, T. S. Eliot, Oiristopher Dawson, Karl
Manheim, Frideric Wllhelm Foerster, para no mencionar a otros.
Veremos más adelante cómo se presenta ·el problema para los so­
ciólogos.
¿Cómo se podrían ordenar estos dos conceptos?
Me permito proponer la siguiente distinción entre civili%ación
y orltura (2).
Comenc= por la cultura.
La palabta "cultura" viene del latín "colere" cultivar. Por lo
tanto, este término expresa la acción· misma de cultiwr, (2) «Si la noción de civilización es de reciente recha, la palabra cul­
tura. es muy antigua ----tan antigua como las relaciones entre el hombre y
la.· tierra. m labrador de. un suelo fértil, _ pero inculto y lleno de zarzas,
lo

convierte
en tierra

limpia,
desembarazada de cuanto le imp@Ía mani­
festar su fecundidad, por lo menos en
cuanto es

útil
al hombre, y este
último rasgo es sugestivo. De
1a misma manera el hombre cultiva el trigo,
el lino, la vid y el olivo, es decir que les ayuda a desarrollarse segÜn su
propia
naturaleza,
apreciada. en ~ción de
su
utilidad humana.
Cuando,

en el
plano espiritual
cultiva.
el hombre las artes y las ciencias,
hace también salir de un elemento inicial lo que se .encontraba incluido en
él.
Cada ciencia procede, según su método propio, de un hecho, de una
experiencia. o de un principio. Pero cultivar la ciencia no es, en el fondQ.
para el h0ll1bre, más que una manera.· de cu!ltivar su inteligencia. Es ésta
una

buena tierra,
ca.paz de producir todas las cosechas espirituales; hay en
- ella una
ferti1idad propia

pero es preciso
someterla. a
un
trabajo que le
permita dar fruto» (Delos, La sodologie de la nalion).
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CIVIUZACION Y CULTURA
bién el acro. de remlectar Jo que gracias al cultivo creció, por ende
la recolección de los frutos y flos:lmente los mismos resultados del
cultivo. Empleamos

esta expresión,
ante todo, pai-a designar al hom­
bre cultivando :la tierra, es decir, en re:lación con "1 trabajo del
suelo. De aquí que lhal,lemos de cultura agrícola. En el campo, en
el jardín, observamos mejor el trabajo del hombre, nos damos cuen­
ta de lo que es el cultivo, culrut¡t. Notamos sus resultados: fru10s.
Gmcias a 11a tarea, a los esfueraos y penuria del cultivo mejora la
calidad del trigo o de las flores: cada vez recolectamos mejores y
más perfectas cosechas.
No obstante, el !hombre no trabaja salamente la tierra. Su "cam­
po"
de trabajo ·es todo lo relacionado con su Vlida. Todo lo que lo
rodea,
lo que ¡,u,ede ser motivo de preocupación, de cuidado, de
cultivo,
todo lo perfeccionable por medio del trabajo del hombre y
sus semejantes. Además, lo más importante es que, en rigor, el
campo de trabajo del hombre es el hombre mismo.
El bombte es un ser compUJeSto de cuerpo y alma y, :Precisamen­
te gracias
a

esta
ú1tima, fuente de la facultad de pensar y desear,
del ra20Dllr y de la voluntad, el hombre aba.tea con su pensamiento
el
mundo entero y tiende a dominarlo, subyugarlo y dirigirlo según
y conforme a su voluntad.
Gracias a

su
facultad de razonar, el hombre posee cierta visión
del

porvenir.
Es duefio de la facultad de adelantarse con el pensa·
miento hacia un futuro a menudo muy lojano. Por lo mismo el
hombre emprende tareas y realiza esfiueraos tanto para satisfacer la
realidad actual como umbién en previsión de lo vislumbrado en el
porvenir. El pensar en el mafiana, en los tiempos que vendrán, sig­
nifica para el hombre un
aliciente para emprender actividades desde
hoy. Además, se dedica a trabajos cuyos resultados

aún
ignora, pues
ellos
pueden aparecer

recién en un
futuro lejano. Sín embargo, por
lo mismo que el hombre posee el don de anticiparse a los aconteci­
mientos, presiente taml,ién los futu se desanima,
pues, por la carencia de frutos inmediatos, le satisface
la convicción de que 'los resultados vendrán,. aunque la espeta larga,
tan larga que ,no 1e fuere permitido vivir lo

suficiente para
apre­
ciarlos.
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MIGUEL PORADOWSKI
¡ Y cómo difereQ.da eslO .al hom),re del animal! El. animal no
«piensa» en el futuro y .sí frecuentemente, a semejanza del hombre,
e,;nprende tal'faS calc¡uladas para el porveniJ:, realiza . eSIO s61o por
instinto,

obligado.
por la naturaleza.
Experimentando
es comcH>prende el hombre. Cwmdo le corres­
ponde ejecutar algo que ya había hooho en otra ocasión, aprovecha
las experiencias pasadas, Procede del mismo modo,

habiéndose
con­
vencido anteriormente ·de
que el modo ele tr.abajar ha sido adecua­
do
mediante resultados satisfactorios. No· conforme

con los resul­
tados del

trabajo anterior,
el hombr,e ensaya nuevos métodos.
Sirviéndose de fa experiencia, el hombre perfecciona continua­
mente sus labores y métodos de ejecución, por lo que obtiene siem­
pre
mejo,es frutos. Así, la cultura es el trabajo del hombre cons,
ciente del fin que persigue; es el cultivo emprendido para obtener
los
mejorés frutos deseables del trabajo.
El

trabajo del hombre
es a,eador, pues tiende a realiZllr cierta
idea,
pensanuento o proyecto; de aquí que el fruto del
trabajo del
hombre es la reali=ión de su idea. Por lo mismo, la· cultura no es
s6lo el "~tivo", no sólo el trabajo del hombre, sino también es el
resultado de este «cultivo»,
es el fruto, es la cosecha. El conglome­
rado de los resultados de este trabajo
a,eador .del hombre, de este
«cultivo»
(r,,/ere), reunidos, acuJI!ulados, recolectados (recolere) ha­
ce la cultura. Pot ende, la cultura es también el resultado del trabajo
del
hombre.
El

hombre
siente diferentes. necesidades,

ellas le obligan a
pen­
sar y actuar de modo que pueda satisfacerlas. De aquí que por la índo­
le de estas necesidades, por su cantidad y diversidad medimos el grado
de
la cultura del hombre en perticular. El que tiene mayot .número
de necesidades, má,s diversas y ticas oo marices, más elevadas y sufi.
les, el que a,ea más medios para satisfacerlas, tanto mayor y más
elevada culrura posee. El hombre primitivo experimenta muy. pocas
necesidades; por tanto, su cultura es primitiva. ·
&tas
necesidades .on actuales cuando surgen en el momento
presente y son satisfe dades futuras, algunas ~es muy alejadas de nosotros. Y precisa-
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CIVIUZACION Y CULTURA
mente la conciencia de estas futuras neoesidades y el modo de reac­
cionar,

a
raíz de

ellas, dan la medida de
la cultura del hombre. Quien
no tiene
una visión adecuada de las necesidades futuraS, de las que
aparecerán algún día en el porveuir,
quien no

concibe las medidas
que tomará
desde hoy,

es
. un

hombre de baja cultura.
El hombre es
ruma y cuerpo, de aquí que las necesidades que
experimenta son diversas
y complejas. Así, por ejemplo, hasta las.
necesidades materiales, que experimenta a ca]lSa de su oonstitnción
corpórea,

aplacar el hambre, preservar el cuerpo del
frío o del calor,
como

también
las necesidades relacionadas con la tendencia de pro·
porcionar los placeres que
el cuerpo Solicita, llamados sensuales,
que
el alimento no sólo sea consistente, sino además sea sabroso;
que las prendas de vestir, fuera de
abrigadoras, sean
agradables
y
cómodas, etc., todo esto encierra en si raíces psíquicas.
Más diversas
y más ricas aún son las necesidades que experimenta
el hombre en su calidad de ser dotado de alma &ta cantidad in­
contable
se podría dividir en ciertos grupos. Y así, por ejemplo, las
pr ta, un anhelo extraño por . poder percibir un rayo de luz espiritual,
pasión por

descubrir
los misterios de la vida, el
deseo persistente
de conocer el mundo que le rodea, de este mundo exterior como de
aquel interior que es él mismo. Trabajos de conocimiento, las pe­
mmas y esfuerzos para buscar, descubri<, conquistar y alcanzar la
verdad
para investigarla forman la cultura del saber, de la ciencia.
Tiende el hombre hacia el Bien, lo busca
en. todas

partes, desea
poseerlo, deleitarse

con
él. 'El bien que halla regocija al hombre,
pero no le basta:
desea mejorar el· mundo, anhela un perfecciona­
miento del mundo
y de si mismo. Esta tendencia hacia el Bien,
hasta la perfección de todo y de todos, nos da una riquísima cul­
tura, relacionada con la ética.
Se lanza el hombre 1!llmbién hacia la Belleza, siente nostalgia
por

ella, la busca en todas partes
y en todo, se alegra y se deleita
con
ella donde

la ,encuentre, aunque Jo hallado
no fuera más

que
una ligera huella de lo bello, su recuerdo, su reflejo. El
hQmbre sien­
te tal necesidad y deseo de belleza, que no le satisface lo bello en­
contrado en
el mundo, sino tiende a multiplicu-lo, difundirlo e Jn.
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MIGUEL PORADOWSKI
mortalizarlo. De aqui que el hombre no escatime esfuetZOS para em­
bellooer a1 mundo y a si mismo.
El
conju!lto de

estos
esfuer= creadores, el volumen de ias con­
quistas
del trabajo del

hombre, en
su búsqueda de la Verdad, del
Bien
y de lo Bello, ttabajo no de un solo indivriduo, tampoco de
una
generación, sino

de
toda cadena

de
gen todas estas
. tedencias,

deseos e ideales realizados, forman la cultura.
El hombre
tiene la posibilidad de transmitir a las generaciones
venideras
rodas sus conquistas.

Por medio de
la tradición, es decir,
por el hecho de transmitir lo cultivado por él, de generación en
generación.,
conserva
las
conquist!IS culturales
como herencia del tra­
bajo de las generaciones pasadas, las conserva, no obstante las en­
riquece
oon
su propio trabajo y así aumentadas, mejoradas y her­
moseadas
las trasmite a las generaciones venideras.
El
hombre no
oomiema un tr&bajo de
nuevo,
desde el
principio,
sino que
edlfica, o más bien sigue edificando, prosiguiendo los
trabajos de sus predecesores. Cada nueva
gener&ción inicia
el trabajo
donde lo han dejado
las pasadas gener&ciones; de aqui un progreso
oontinuo, de aquí
una marcha ioinrerrumpida hacia

una más elevada
y más perfecta culltura,. hacia la perfección y la :Felicidad
Además

de
eata cultura objetiva, caudai del trabajo creador del
hombre,
ttnemos wnbién la cultura subjeciva. Pues el hombre,

en
su marcha

hacia
la Verdad,
el Bien
y lo Bello, puede perfeccionar,
gracias a los
esfuerzos de su, trabajo cr le rodea
exteriormenre, sino wnbién el

mundo
interior, su
mundo
interior, es decir, perfeccionarse " sí mismo.
Continuos e incansables
trabajos sobre

mismo, por le! desa­
rrollo y el florecimie!lto de su personalidad, belleza y perfección
de

su cuerpo
y alma, cuidado, «cultivo» de sí mismo -esto es la
cultura subjetiva-. Un desarollo armónico, amplio y completo de
su personalidad, de sus «fisis y psyque», deseo de alcanzar cada vez
más alto grado de perfección y agilidad física y psíquica, éstos son
trabajos culturales.
La cultura

objetiva viene a ser, pues, el «cultivo»,
"colere" del alma, "cerebro", voluntad y "corazón", el cultivo de
su
carácter, trabajo sobre sí mismo, perfeccionarse, hacerse vir­
tuoso, ági~ habilidoso y perfecto. Medimos el grado de cultura del
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CIVIUZACION Y CUI:rUIU
hombre por el grado de desarrollo de su personalidad (y· no por el
arre de saber conducirse y· poseer buenas mooeras).
No es cottec1Xl diferenciar la cultura mate piritual. El hombre, a pesar de estar constituido de cuerpo y alma;
forman
iln todo; todo lo que hace, cada trabajo suyo, que es precisa·
mente

humano, tiene que tener algo de su psiquis.
Las actividades del
hombre

son diversas: unas tienen
más y otras menos raíces psíquicas.
Las escu:lruras de Eidias poseen más de estas raícles que, por ejem'
plo,. los acueductos roma.nos, pero unos y otros, · como resultados
del
trabajo del hombre, osren;an la marca del llllma !humana, pen­
samiento e ideas. lls rosa aparte, que puede producirse también · el
fenómeno de una materialización de h cultum, o su espirituali2'a0
ción, según cuáles sean las raíces dominantes.
Así, pues, la
cultura, siendo

el resultado de
la espiritualidad
del
hombre, no

se puede desligar de la vida humana. Por lo
misllll>,
cada !hombre la ¡,osee, aunque en grados diferentes
Ahora bien,

¿qué
es la civilización?
El ·término "civilización" ,proviene del latín "·CHJi,J", es decir,
ciudadano. Por ende, tin hombre civilizado no es el que anda
solo,
aislado de los demás, solitario como un animal en su cueva,
sino el que vive con otros hombtes, formando parte ,li, la sociedad.
El hombre es un ser sociable:
«Polilikon dztm"I>, como lo defi­
nía Aristóocles. Esto · sigolfica que el hl>mbte siente t:alés rtecesi'
dades que -sólo pueden ser satisfechas por medio de una vida en
sociedad. Basta citar el hecho de que el hombre viene al mundo
como un niño incapaz por complero para una vida indepeodiente.
Este niño,
para poder vivir 'Y desarrollatSe, necwta del cuidado
de
los
padtes y no sólo en los primeros años de su eicisteacia (lo que
ocurre también
entre animales), sino que los necesita por un períódo
largo

de varios años. Por el solo hecho de crecer el hombre,
aún
no

se independiza por completo. Todo lo
contratio; con

los años,
con el . desarrollo, aparecen cada
vez mayores y más numerosas ne­
oosidades, imprescindibles
para

él, que no es
capaz · de satisfacet
solo,

pues la
completa satisfacción adecuada puede sobrevenir so­
lamente a través de una -.ida .en aimunidad, en sociedád, en la
compañía de otros hombres. Y cuanto más · culro es el hombre,
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MIGUEL PORADOWSKI
es decir, mientras mayores y más diversas necesidades siente, tanto
más alta y rica· debe ser la sociedad de la que forma parte. La
convivencia del· 'hombre con sus semejanres es una nesesidad, el
hombre debe formar parte de la soc:iedlld.
La sociedad se rompo,ne de una enorme cantidad de hombres,
de los
que cada

uno desea, ante todo, satisfacer sus propias necesi­
dádes. No

nos
extrañemos, pues, de que los intereses de los hom­
bres
se crucen, surjan colisiones, difenencias, anitagoni91DOS. La can­
tidad de

bienes
del mundo es limitada, mientras que las necesidades
y los apetios humanos son casi ilimitados: Por io tanto, la nece­
si intereses es la fuente de la implantación de ,normas, conceptos
y principios rectores de la conviffncia. De otro modo, surgida el
caÓs y la· auroexrermioación. Y cuanto más dwetencia p1eja sea la vlida en común, tanto más airo ,es ~ -tipo y los prin­
cipios
en los que se apoya son más numerosos: diferentes y r.iros.
En la sociedad deben existir· 1os que mandan y los que obedecen.
Los "intereses del individuo tienen que ser normalizados, ordenados
y asegurados. Los de la colectividad -también. 'Debe ex:istir un cier­
to·
orden.
· El conjunio de . todas estas normas, las que dirigen, · regulao y
ordenan los. asuntos sociales. mils importantes, es decir, asuntos de
!la vida de roda !la comunidad y asuntos de determinados hombres,
miembros de esta comunidad, significan el derecho. Por otro mdo,
las normas que a:! ordenar las relaciones sociailes se airven · de san­
ciones interiores, que
alCa112an el fondo del a:lma, la conciencia del
hombre, significan la moral y las costumbres. Finalmente, las normas
que regulao y ordenan las relaciones de menor importancia en la
vida
colectiva y que, sin embargo, son· indispensables, constimyen
el hábim.
La coordinación de todas estas relaciones, el éoojunto de estas
normas: legales,
costumbristas y habituailes, el ~ general de
la
vida en común, la tot:al.idad de los principios e idees, sobré los
que se edifica la vida colec.iva, todo esto coru:uire . para formar · 1a
civifu:ación.
Las ideas y los principios en los · que se apoyan la vida del
290
Fundaci\363n Speiro

CIVIUZACION Y CULTURA
hombre y de la comunidad pueden ser diferentes, y de aquí que
pu Lils
más importantes y principa:le.s nonnas que regulan y di­
rigen la vida roiecl1ii.va, como tambi& determinan los detedim
y
deberes del
hombre en la
colectividad, son
normas
legales. Por
esto,-ante todo, es en la ley en donde· se cristaliza la civiliza­
ción;

a
través de 1a ley se expresa el tipo de clviiización.
Entre 1os diversos dominios de la ley, la que mejor y con más
precisión expresa el tipo de civilización es la que, ante todo y direc­
tamente, concierne
· a
la vida en común en la sociedad y determina
la posición del hombre en ella, es decir el derecho constitucional.
Y
no
ha de ser fo=te escrito. Puede figurar en lo que llama­
mos constitución, o puede ser sólo un de en
la ronciencia de los mienlbros de determiada sociedad (como
ocurrió hasta finales del siglo
xvm en la mayor parte de las -na­
ciones europeas).
Cada sociedad humana es una sociedad• civilizada, tiene su pro­
pia civilización, p-pooee ciertos principios básioos e ideas, so­
bre los que se apoya, y, además, instituciones a través de las cuales
se e,op.tesa. Taks principios básicos é ideas pueden· estat basta
cierto punto ocultas, pueden no figurar por escrito, ni en convenio
de
pa:Iabra, pero
deben existir, pues, sin eso,
· 1a
comunidad desa­
parerería. Aparecen civilizaciones primitivas, bajas, ruando los prin­
cipios en los que se "!P"Yª esm vida socia1 son pobres; sin embargo,
siempre exisren. El bárbaro es también un hombre civilizado, sólo
que de otm manera que 1m que Jo oonsideran bárbaro
En el mismo sentido eruieodemos la civilización objetiva como
un conjunto de iot,mss, nonnias, principios, ideas e instituciones,
creadas por la sociedad a base de estos principios.
La civlfü:ación no surge innrediatamenre, no es una obra del
hombre-individuo, ni de una generación.
Es obra de la historia,
pues significa el resuitado de

la vida en
común en

el
cutso de los
siglos, en

el
espacio de mntenares y miles de áños. A causa de
esm larga

convivencia, a
base de ciertos p11Íncipios estables y dura­
deros,
apoyados

en
determinados -_id~es, en

un
ambiénte ciado, se
desarrollan diversas totmas de esta convivencia, es décir, institucio-
·291
Fundaci\363n Speiro

MJG!;HL POMDOWSKI
nes, (por ejemplo, instituciones de· la propiedad privada, matti­
monio monogámico, etc.), cuyos conjuotos dan la civilización.
Así como diferenciamos 'lo. cultlita objetiva de la subjetiva, en
forma similar, al lado

de la civilización objetiva
existe la
civili­
zación subjetiv"'
Si · 1a civilización objetiva es exteriorizada, rrist>llizada, "D. las
formas de convlvenci¡¡,, e idStituciones, expresada la idea de la vi­
da en comunidad, la subjetiw es la educación deil hombre en tal
idea; por lo que este hombre se. hace .«CÍ1.liSc>, ciudlidano. Pues
no todo hombre_ es ciudadano. Ciudadano (no en el sentido formai
y legail, por cierro) se considera sólo el hombre qU10 toma cons­
cientemente parte activa
en 'la vida social, quien forma esa vida
y la modela según la idea directriz de dererminada civilización,
quien•

no
·saiamente · posee la plena concieoclia de sus deberes para
con la sociedad y de sus ckrechos en ella, sino también el sentido
de la responsabilidad de que se cumplan estos deberes y se disfruten
estos der,ecllos. Pot ende, ciudadano, es dedir, ·hornbre .civilizado,
"civis'', es sólo el hombre que teniendo conciencia de sus deberes
y-'derechos, conscientemente toma parte en la vida social. El que no,
es i¡n objero con el que la sociedact' hace ·y dieshace. Sl.endo ciuda­
dano; se convierte en sujeto de las leyes, de las cuales no se le pue­
de' privar. sin atentar contra· la civilización (p. ej., encarcelado pres­
cindiendo del veredicto rondenarorio, venderlo como si esto es contrario a los priocipios de dicha civilización). Y pre­
~ por la índole de ,estos 'deredhos y ·deberes, que afronta
el ihombre en su· civllización por el grado y, amplitud en que apa­
recen,
conocemos los tipos de civilización. En toda civilización,
pues; la ·

posición del hombre frente a
la comunidad
es diferente.
As!, la civilización es el resultado de
la convivencia

del hombre con
Ottos; es una ma.ni:resq¡dón de la sociabiliclad: del hombre. ·
¿Cuál es, pues, la relación entre 'la civilización y la arltura?
La culmra es el resu:ltado de la espirituaHdad del hombre. Cada
hombre posee cierta cultura, pero por su vida .en Ja sociedad ella
.., hace superior ,: ·más rio,, pues el ·hombre roma parte en la con­
quista de las gmeraciones. Se podría suponer que si el hombre se
encoottara solo en una isla al,o,ndonada, romo el provetbial Robinson
Fundaci\363n Speiro

CIVIUZACION Y CULTURA
Crusoe, en tal caso, a pesar de que se vería obligado a vivir alejado
de
los demás, podría, sin emba:rgo, po.,,,er ooa rulmra y tal vez
bastante
alta, pero

no tendría civilizaci6n.
La civilizaci6n, pues, es
el resultado de la ronvivencia del ~bre ron sus semejantes, de
su
sociabilidad, a causa de que es un ser sociable. La civllizaci6n,
romo resultado
de la vida del hombre en sociedad, está ligada a
la
vida social;

por tanto, sólo el hombre que toma
parte en

ella
puede ser un
hombre civilizado. Si el hombre que vwe en la so­
ledad posee alguna civilización, es gnicias a haber vivido anrerior­
menre en romunidad.
La

cultura surge de
las necesidades
del hombre,
y, precisamente,
una de
eilao es la necesidad de vivir en común. En su afán de · sa­
tisfacerla, el hombre crea dilferenres inSltiruciones y formas de ron­
vivencia, las que dan por resultDdo la civilización. La vida · del
hombre en romunidad dentro

de
cierta civilizaci6n le

proporciona
la oportunidad de un desarrollo cu1tural más amplio. La uni6n,
pues,

enrre
la rultura y la civilizaci6n es esencia:!, profunda e inse­
parable. Se cruzan entre ellas y se compenetran mutuamente.
Quizás !los matices que aparecen en el empleo corrienre de las
dos palabras son ya de algún interés. No se menre una y Otra pailabra. Todos nos sentimos satisfechos de que
se nos
tenga por cultos, pero nos sentiríamos tratados ron menor de­
licadeza si se DOS felicitara por ser civilizados. Ocurne eso, sin duda,
porque el primer eplreto tiene relaci6n ron nuestra persona, mien­
tras que cl segundo nos iguala solamenre a nuesttQ medio. De la
misma manera se concibe fácilmente la yuxtaposición de dos rul­
turas, fu de la inglesa y la francesa, por ejemplo, en una misma
ciudad canadiense, pero es evidente que la ciudad entera pertenece a
la misma civilización europea.. Por d contrario, si se consideran
menos las perronas que los estados de la sociedad, la diferencia
parece devanooerse, y es difícil de emplear un término por el orro.
Es diflcH haib!ar de la civilizaci6n de los Incas sin hablar de la
cultura incásica.
Según Delos, toda cultura es cultura del espíritu. Adquirida p0:r
la práctica de las ciencias, es vida interior, riqueza de ronocimien­
tos, disciplina y !formación del espíritu. El ñombre cultivado se une,
293
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
pues, a las instituciones y a las obras ck la civllización por tazón
de sus ~elaciones con la vida espintual, y por eso muchas ck ellas
tienen poco valor a su modo de ver. No se siente enriquecido o.i
por su te!léfono ni por su auto, sino por el conocimiento de las
leyes científicas que ~esideu su fabricación. La civilización, por el
oontra.-io, no existe todavía sino en muto la idea no se ha exrendido
al exterior para tomar allí cuerpo, asumir una existencia social y
entrar en la duración histórica. E,, 'la caridad y la filantropía con­
vertidas

en
hospital, es el deseo de ciencia, convertido en universi­
dad,

biblioteca, laboratorio;
es la fe religiosa que se expresa en rito,
edificios del culto; es el ideal moral que .se convierte en usos, roer
cias,
civilidades, reglas jm!dicas, y así con lo demás. Cultura y
civilización deben igualmente su existencia al espíritu. Pero la una
es personal y la otra
institucional.
Un sociólogo e historiador polaco, Félix Koneczny, define la
civilización como
el método de la vida en sociedad. Si la civiliza­
ción es un método
de la vida social, el mismo método puede
ser aplicado a la
vida de ·las diferentes
sociedades. Eso
explica­
ría

la difusión de
algunas . civilizaciones.

Según
el mismo método,
pueden
vivír varias naciones, pero. cada cual puede desarrollar su
propia
cultura. Según
la civilización occidental, viven varias nacio­
nes eutQpeas, pero cada cual tiene su propia cultura. lln el ambien­
te de la misma civilización, pueden florecer cu!lturas muy diferentes.
I!l ejemplo europeo es bien conocido. En los maocos de la misma
civifüación occidental existen tan variadas y tan diferentes arltn1'88
oomo, por ejemplo, la francesa, española, ingl""", italiana, eoc. Ade­
más, en el mismo país encontramos algunas veces una d_jferencia­
ción cultural.
muy

rica. Quien. conoce
a Italia, sabe-bien qué variedad
de culturas
existe en este país: as!, la cult;ura de Venecia es dife­
rente de
la cultura de Perugia, fa cultura de Firenr.e, de la de Fe­
!1rll.ra, ellC ..
De aquí que pueda existir -intercambio culturnl, pero no puede
haber·
nunca interélmbio de civilizaciones. La civllización es el mé­
todo, el estilo ck ,la vida social; no se pueden mezclar los métodos
o.i fos estilos. la me= de dos· estilos conduce a la destrucción de
294
Fundaci\363n Speiro

CIVIUZACION Y CULTURA
ambos. Una nación puede vivir solamente según un método de
vida sooial.
De aquí también que la civilización no conoce fronteras. El
mismo método, la misma ma= de vivir puede ser implantada en
cada país. Teóricamente, según ifa maneta de vivir europea pueden
las sociedades ,en M,:ica, América, AustrllJ,ia, · China,
etc. Prácticamente, el problema se presenta de una maneta dife­
rente, ,pues
a cada sociedad no. creado
y perfeccionado en otro ambiente .
.Este
es uno
de los probllemas • más interesarum para los soció­
logos. Stodard explica c6mo una civilización, creada y perfeccionada
por una sociedad, es insoportable para otra; hay formas, l¡Otmas,
idea que para unas sociedades son convenientes, pero
para las ottas nocivas, pues constituyen para cllas un peso inso­
portable. Stodard llama a este fenómeno sociológico T he burdem
of civilization
(tal

es el título de su libro).
Civilización y cwrura constituyen, desde hace bastante tiempo,
un
objetivo de los estudios sociológicos, como los dos fenómenos de
la
vida social. La sociología de la cultura constituye una rama de
la Socialogla bien desarrollada en todos los púses. En Alemania,
famosa
es 1a escuela creada por Alfred Weber, de la Unive,sidad
de Heidelberg, llamada KultM,ozwlo¡je. El estudio de Alfred We­
ber,
publicado bajo el título de
Idem zur Staats und K,tltur,ozio­
logie (1927),

es considerado por muchos sociólogos como una
obra
clásica. Bien conocida es la escuela de Londres, creada por
Malinawski y Taylor. Hoy día en cada país hay un centro de estu­
dios de

este tipo.
La sociología de :la civilización es una ciencia más joven. Hasta
ahora,

la Sociología
se ba interesado poco por la civilización como
tai; sin embargo, desde sus albores, estudia ]a civilización en sus
fragmentos.

Quien investiga, con
el método sociológiro y desde el
punto de vista sociológito, instituciones tales como el matrimonio,
la familia, el club deportivo, el partido político, etx:., o bien, fe­
nómenos sociales como la migración del campo a la ciudad, el pro­
blema de la despoblación del campo en algunos países,
emigracio­
nes

de
trabajadores (en
busca de salarios), permanentes o perió-
295
Fundaci\363n Speiro

MIGUEL PORADOWSKI
dicas, etc., en realidad se ocupa de fragmentos de la civilización de
determinada sociedad.
Pero tellDbi&. 1a civilización romo tal es, po< C1!Cel.encia, un
objeto de las investigaciones sociológicas, pues es ll1lll exteriorización

la vida social, es di resultado de la vida en sociedad, su forma
duradera y petrificada, cristailiza ciones.
Las sociedades se concretizan en las civH.izaciones. No hay so­
ciedad sin civilización, fuera de ella, porque la civilización es pre­
cisa,oonte
di método, el modo y resultado & la vida social, es su
síntesis
histórica.

Por esta
rnzón la civilización, o mejor, las civili­
zaciones, constituyen no solamente el objetivo de estudios etnoló­
gicos, históricos o filosóficos, sino, ante todo, sociológicos.
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