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Número 183-184

Serie XIX

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El Líbano y el drama del petróleo

POR LA PAZ EN EL LIBANO
POR LA
PAZ EN
EL PROXIMO ORIENTE
EL LIBANO Y EL DRA.i"\IA DEL P:Erl'ROLEO
POB.
PmllE DE LMsus SAINT GÉNIBs
P.residente del Comité de Ayuda a los Cristianos del LJ.Dano
En el Líbano, los peligros aumentan
La ocupación por un ejército sirio que se ha convertido en una
fuer:za de conquista y de destrucción, los temibles campos atrinche­
rados instalados en su suelo por 500.000 palestinos que allí se en­
cuentran, amenazan siempre a las infelices familias cristianas ron­
minándoles a escoger entre la esclavitud, el exilio o la muerte.
Pero
además, el Llbooo se ha convertido en uno de los elemen­
tos esenciales del drama ptetrolffeto internacional, drama que se
desarrolla en el Próximo Oriente y del que depende la suerte de
Occidente. Desde
los acontecimientos. de lnin han sido provocadas en las
naciones pt6ximas a los ¡,o,,os de petróleo serias perturbaciones, por
medio de grupos a menudo incontrolados pero que buscan crear
una agitación pterrevolucionaria.
Se
han atacado sucesivamente a Siria (50 oficial.~dumnos ase­
sinados), luego a Afganistán, luego a Irak y a Turquía y han llega­
do a tener la audacia, en Arabia Saudita, de hader ocupar la Mez­
quita de la Meca por poderosos comandos que
s61o fueron expul­
sados
después de tres semanas
de sangrientos combates

.
• • •
¿Quién ha provocado estos disturbios?
Seguramente no
son las potencias .occidentales; tienen necesidad
esencial

del
petróleo oriental.
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Fundaci\363n Speiro

PIERRE DE LASSUS SAINT GSNIBS
¿Quizás las luchas interiores o cierto renacimioo.t es
una
razón suficiente,
pues
los··g¡,biernoo ·m1>•1rlrna.nes del P.tóximo
Oriente

saben
que toda revolución local limita

o
paraliza los snmi­
nistros de petroleo que son su riqueza y su fuerza; saben también que
los
disturbios
violentos y prolongados traen frecuentemente

inge­
rencias
exteriores, y es sabido que 1as masas musulmanas son extre­
madamente hostiles a

las
iaflt1encias extranjeras, sobre todo si son
de origen americano o so_viétim.
Un país, uno sók/, la URSS, obtendría un inmen.so beneficio de
una
paraJización petrolífera del Próximo Ori vasión dei Afganistán, brutal y premeditada, por fuerzas rusas ex­
tr~damente importantes,
hace

todavía más probable
esta ambición
soviética.
El

Afganistán está · sólo a
algunos · centenares de kll6metros del
estrecho de

Ormuz
y el Irfa, qúe lo separa de los pozos de Irak y de
Arabia Saudita no pue"de a~lihnerite oponer· una resistericia seria.
LilS potencias occidentales tienen que tomar las medidas apropiadas
para hacer frente a esta situación grave del Próximo Oriente .
• • •
Pero una región amenazada debe de ser protegida en todos sus
frentes peligrosos.
Y es en el Noroeste, en el borde de los campos
petrolíferos del Irak, que Siria, por su presencia en el Líbano, puede
contribuir a apretar· gra-.emente el cerco · soviético de los pozos del
Próximo Ori'ente.
Siria

está
actualmente en la órbita de la URSS, de la cnal recibe
armas,
instructores y aylida técnica, ayudaS que- han sido inctemen-
tada5 recielltemente. · · ·
Siria conoce además graves difirultades internas, que han obligado
ai Presidente Assad a retira, dd Líbano tt0¡,as de ocupación para re­
forzar

el orden
en Damasco. Pero ¿puede hacerlo por esta sola razón
sin perder prestigio? Otra solución, n:¡ucho más tentadora se presen­
ta ante él: aumentar súbitamente la

presi6n de su ejército de
1>cupa­
ción para llegar

a una anexión
por lo menos de una parte del Líbano.
Es'
pues de· temer que, empujado por la URSS, busque así refÓrzar
su autoridad por
el prestigio

que
alcanzaría al
realizar esta
ptimera
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EL LIBANO Y EL DRAMA DEL PEtROLEO
etapa de. la constitución de la Gran Siria p.cOJlletida desde hace tiem.
po y que los Sunnitas no han podido crear.
En las circunstancias actuales, la anexión deL Llba,,o, unida a la
p.cesencja de

los Palestinos armados y una
cietta atmósfera

del Gran
Islam ( una de cuyas manifestaciones es el envio al Sur del Líbano
de
algunos centenares de voluntarios iranios), crearía

un peligro
tan
grande
para

Israel que un conflicto sirio-israelí sería inevitable. Los
soviétiQJs tendrían

entonces la
ocasión de in¡ervenir, pues Moscú ha
hecho
saber que no toleraría un ataque sobre
Damasco .
. Esto indica hasta qué punto puede llegar a ser de una gravedad
excepcional la situación
~ del. Líbano.
Bajo el pretexto de defender Siria contra una agresión de Israel,
sostenido por
los Estados Unidos -J.os soviéticos podrían intervenir
ditectamente en Irak. Serían entonces tentad<;>s de tomar al paso el
control de

los pozos
iraquís--, o quizá mismo destruidos si fuese
necesario en una lucha de
es!" importancia.
Solamente Je quedaría a la URSS extender su dominio sohte
los
pozos del Golfo. A par¡i,r de posiciones tan favotables, ya adqui­
ridas, est0 sería

un juego, dada
la superioridad

de sus fuerzas armadas.
Así sería
ganada por los soviéticos la guerra del petróleo que
les
convertiría en los dueños de Occidente
y colocarla bajo la do­
minación de

la URSS las naciones del
Ptóximo Oriente
convertidas
en repúbicas soviéticas.
• • •
¿Cómo evitar que el Líbano constituya el punto de partida de
cfiles desastres?
Parece

indispensable
reunir· la

mesa redonda que se pide hace
mucho tiempo para
decidir la ttans'formación en el Líbano de la
fuerza de disuasión (la
actual FDA) -que está formada abusiva­
mente por elementós

sirios casi
exclUSivamente musulmanes, -por

una
fuerZa imparcial- que represente fas dos-·pattes, cristiana y musul­
mana, ·que se han Opuesto.
Los violentos combates que han asolado el Líbano desde hace
dos años estaban a cargo de este ejército sirio alauita~mU:sulmán, ejér­
cito extranjero, de un país extranjero y vecino, ruyos intereses terri-
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PIERRE DE LASSUS SAINT GENIP.S
toriales, económicos y polítlms son enteramente opuestos a los del
Líbano, mientras que las fuerzas cristianas se oponen a las matanzas
de sus hermanos, representaban por el contrario la más auténtica
identidad
libanesa, instaladas en el país anres que el Islam y defen­
diendo únicamente los

intereses
libaneses.
Es inicuo no haberles dado ninguna participación en la fuerza
de seguridad controlando . su país mienttas que, también las fuerzas
palestinas
encuadradas por oficioles sirios, como ocurre con la Saika,
forman

parte de las FDA.
El ejército sirio,
que ha abusado tan gravemente de su misión, po­
dría ser reemplazado progresivamente y r,tpidameo,,. por una verda­
dera fuerza de disuasión mitad musulmana, mitad cristiana, que dis­
pusiese de

medios poderosos
par" po-fm " tuda m,eva tematwa
var su

identidad.
• • •
Ahora que los musulmanes y los cristianos, tanto unos como otros,
no pueden
admitir que los pozos de petrólro pasen bajo control so­
viético, deben sin demora crear
la mesa redonda deseada hace tiempo.
En ella estarían representantes de países musulmanes y cristianos
amigos, que no tuviesen intereses particn1ares en el Líbano y 1Je11dría
corno

finalidad
constituir en

este
país una fuerza de seguridad nor­
mal, bi-partita, en espera

de organizar un ejército
libanés sólido.
Si aún los
mismos musulmanes reclaman esta

solución es porque
es no
solamenre conforme

a
la justicia y a la razón, sino también
neces"'*1 para conseN1ar la paz, sería posible al ejército sirio, bajo la
presión de poderosas ta20nes de interés general, matcliarse del Líbano
sin dar la impresión de traicionar la causa del Gran Islam.
En el· momento en el que precisamente se puede decidir una
nueva renovación de la Fuerza de
Diswisión Ar:abe, se

podría, en
la
mesa redonda proyectada, harer que se instalase rápidamente una fuer­
za de seguridad normal, indispensable para la paz de un Llbaoo inde­
pendiente,

en
espera de

una solución
general de la cuestión palestina
y de los problemas del Próximo Oriente.
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